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RESUMEN
Libro Primero: Exposición
La naturaleza del alma es concepción que asimila lo psíquico a una secreción glandular; los
pensamientos no serían sino una secreción cerebral; se trata, en efecto, de una psicología sin
alma. El alma, en esta concepción, no es un ser en si, una entidad que existe por sí misma, sino
una simple emanación de los procesos físicos del sustrato. El que estos procesos tengan la
calidad de conciencia es un hecho que, en resumidas cuentas, hay que aceptar tal como es,
pues, si no fuera así, no se podría hablar de psique; más aún, no se podría hablar de nada, al
faltar hasta el propio lenguaje. La conciencia es, pues, la condición sine qua non de lo psíquico,
es decir, es el alma misma. Por este motivo todas las «psicologías sin alma» modernas son
psicologías de la conciencia, excluyendo todo psiquismo inconsciente.
La convicción moderna de la primacía de lo físico conduce, en último término, a una psicología
sin alma, es decir, a una psicología en la que lo psíquico no podrá ser sino un efecto bioquímico.
No existe, por otra parte, psicología moderna, científica, cuyo sistema explicativo se base
únicamente en el espíritu.
Libro Segundo: Los Complejos
El presente estudio pretende dar una visión de conjunto de la teoría de los complejos, elaborada
a partir de entonces.
Los complejos se relacionados con la enfermedad en medida en que esta se hacía visible, sí;
pero lo que estaba afectado por la enfermedad seguía en las tiniebla.
Por este hecho lo psíquico aparece bajo el aspecto de una perturbación aportada en un
comportamiento probable y previsto por el método empleado.
Es preciso concluir que el complejo es un factor psíquico que posee, desde un punto de vista
energético, una potencialidad que predomina, en algunos momentos, sobre la intención
consciente; sin ello, semejantes irrupciones en el orden de la conciencia no serían posibles.
Es la imagen emocional y vivaz de una situación psíquica detenida, imagen incompatible,
además, con la actitud y la atmósfera conscientes habituales; está dotada de una fuerte
cohesión interior, de una especie de totalidad propia y, en un grado relativamente elevado, de
autonomía: su sumisión a las disposiciones de la conciencia es fugaz y se comporta en
consecuencia en el espacio consciente como un corpus alienum, animado de una vida propia.
La psicología onírica muestra con toda claridad la personificación de los complejos, cuando no
están oprimidos por el ostracismo de la conciencia, del mismo modo que el folklore describe a
los trasgos que arman durante la noche un gran alboroto en la casa. Observamos el mismo
fenómeno en ciertas psicosis en que los complejos «hablan en voz alta» y el enfermo los oye
como a voces que parecen provenir de personalidades extrañas.
Libro Tercero: Los Sueños
El sueño es una creación psíquica que, en contraste con los datos habituales de la conciencia,
se sitúa, por su aspecto, su naturaleza y su sentido, al margen del desarrollo continuo de
los hechos conscientes. No parece que sea, en general, una parte integrante de la vida
consciente del alma; vendría a ser más bien un incidente vivido, casi exterior y que se produce,
al parecer, por azar. Las circunstancias especiales de su génesis motivan su situación de
excepción: el sueño no es fruto, como otros datos de la conciencia, de la continuidad
claramente lógica o puramente emocional de los acontecimientos de la vida; no es sino el
residuo de una curiosa actividad psíquica que se ejerce durante el sueño. Este origen, por
sí solo, aísla ya a los sueños de otros contenidos de la conciencia; su tenor singular, que
contrasta de forma patente con el pensamiento consciente, los aísla aún mucho más .
Un observador atento, sin embargo, constatará sin dificultad que los sueños no se sitúan
totalmente al margen de la continuidad de la conciencia, puesto que en cualquiera de ellos se
pueden encontrar ciertos detalles que proceden de impresiones, de pensamientos, de estados
anímicos o de humores del o de los días anteriores. Así, pues, reinaría una cierta
continuidad, una continuidad hacia atrás, con el pasado. Pero no pasará desapercibido
tampoco que los sueños además, poseen—si se me permite la expresión—una continuidad
hacia adelante, pues algunos ejercen en ocasiones notorios efectos sobre la vida mental
consciente de sujetos a los que nada permite calificar de supersticiosos o de particularmente
anormales. Estas secuelas ocasionales consisten, la mayoría de las veces, en alteraciones
más o menos netas del humor. Es sin duda por esta agregación tan débil con los otros
contenidos de la conciencia por lo que el sueño es de un recuerdo tan fugaz. Numerosos
sueños escapan a la rememoración al despertar; otros no son reproductibles sino con una
fidelidad muy dudosa; y son relativamente muy pocos aquellos de los que se puede afirmar que
se han reproducido con claridad.
Estos saltos caprichosos en la reproducción se explican por la calidad de las asociaciones y
de las representaciones que brotan en el sueño. Los sueños son manifestaciones que,
bien analizadas, corresponden a los complejos. El sueño surge mientras dormimos,
estado que nos sume en una inconsciencia aparente, pero que nos deja, sin embargo, un
resto de actividad psíquica; mientras se duerme se procede al desarrollo de la
imaginación onírica y a su fijación incierta, desde luego, por el recuerdo. Ni siquiera un
cierto razonamiento es ajeno al sueño; en él se hacen a veces reflexiones, se pregunta
uno qué significa, de dónde procede o qué pretende la imagen que se percibe, bastando para
todas estas operaciones, en tal ocasión, los restos de conciencia que subsisten durante el
sueño.
COINCIDENCIAS
La coincidencia más importante estaría dada por la perspectiva que tiene Jung de los complejos
que no permiten la aceptación y la autorrealización de la persona.
Por otro lado del origen de los pensamientos como complejos y en cómo estos pueden influir en
el estado de la persona son básicos para poder mantener un equilibrio en la persona o lo que se
conoce como salud mental.
APORTES
La desinhibición que la persona a los complejos para la trascendencia del ser
Entender los sueños solo como manifestaciones propias del las experiencias pasadas y conocer
que cosas nos motivan