cómo investigar desastres naturales

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Conferencia de la Dtra. Sheri Fink, de ProPublica, durante el VI Encuentro de Periodismo de investigación.

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VI Encuentro de Periodismo de Investigación Consejo de Redacción

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SHERI FINK

Me parece muy interesante hablarles del periodismo en situaciones de desastre

porque, probablemente, la mayoría de ustedes tienen más experiencia en escenarios

de crisis de la que yo he tenido; así que me siento muy humilde al hablarles de este

tema. La historia que voy a compartirles nació de una idea ambiciosa, de algo que

quería ampliar y llevar más allá de la noticia del día a día, y que, por supuesto, tuvo

problemas de tiempo y de dinero para su realización.

En julio del 2006 empecé a trabajar en una historia que giraba en torno al

Huracán Katrina, hablo de la situación de uno de los hospitales que estaba rodeado

por el agua y que no tenía electricidad. Sin duda, una circunstancia extraña para los

estadounidenses, quienes no están acostumbrados a ver el funcionamiento de un

hospital en esas condiciones. Claramente, estas personas se encontraban bajo una

situación de pánico y se pensaba que muchos pacientes iban a morir, no solo debido a

las condiciones climáticas y al caos que atravesaba el hospital, sino a la idea de que

por la desesperación los médicos habían ocasionado la muerte de algunos pacientes.

Yo tenía mucha curiosidad sobre este caso, pues soy doctora y periodista. A

esto se sumó que para ese momento ya había escrito el libro War Hospital: A True

Story of Surgery and Survival, y jamás había oído historias como las que se estaban

discutiendo sobre el Memorial Medical Center. Por supuesto, yo quería saber si todo

esto era cierto o si eran simples fantasías y para ello partí, justamente, de la pregunta

que nos motiva a todos en el periodismo de investigación: ¿qué ocurrió realmente?

Adicional a esto quería saber si había o no una historia más amplia e implicaciones

mayores en cada uno de los sucesos.

El famoso “entre la vida y la muerte” es un dilema que siempre existe en los

hospitales, pero se vuelve más grave cuando hablamos de una situación de desastre.

Mi filosofía al respecto es que el desastre a veces nos puede decir cosas de nosotros

mismos que, quizás, conocemos pero que requieren de un verdadero desastre para

salir a la luz.

Cuando empecé a trabajar tenía cierto nivel de entusiasmo, pero había una

pregunta logística sobre cómo hacer la investigación y, a su vez, ciertos retos. Uno

de ellos era que algunos de los doctores y enfermeras que estaban en el centro de

estas acusaciones habían sido arrestados y, obviamente, tenían abogados que no

estaban interesados en hablar con los medios. También había un archivo de

investigación que estaba construyendo el estado de Louisiana, y hubo una fuerte

lucha sobre si este se iba a revelar a los medios. Cabe señalar que en la actualidad,

casi 8 años después del desastre, este archivo de 50.000 páginas continua oculto al

público. Asimismo, fue un gran reto la realización de todas las entrevistas con los

profesionales de la medicina y la recolección de documentos, porque era información

que no estaba disponible.

En ese momento yo era periodista independiente y, como algunos de ustedes

saben, en esa posición no se cuenta con mucho apoyo, y cuando uno quiere hacer una

historia grande e importante y está solo y sin recursos es realmente muy difícil. De

hecho, cuando se es parte de una organización puede serlo incluso más, porque debes

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producir algo todos los días y es muy complicado convencer al editor de que te deje

trabajar en algo que puede tomarte mucho tiempo.

Lo cierto es que le lancé la historia a varios editores en diferentes revistas.

Tuve personas que me alentaron, como otras que no lo hicieron. Algunos estaban

interesados en la historia, pero no estaban dispuestos a invertir en ella hasta que no

estuviese terminada. Creo que fue, en parte, porque yo no era una escritora muy

reconocida y porque era un trabajo que requería de muchísimos recursos, entonces

no se veía como una inversión por parte de cualquier periódico o revista. En ese

momento, por lo menos en Estados Unidos, había una crisis de financiamiento para

el periodismo y gracias al modelo que llegó con la Internet ya no era posible

conseguir recursos a través de la venta de publicidad, que era un método muy

utilizado por los periódicos de mi país. De hecho, muchos diarios norteamericanos

cerraron y miles de periodistas perdieron sus trabajos.

Afortunadamente, y en medio de todo, pude publicar la investigación1. Contó

con 13.000 palabras y fue copublicada por The New York Times Magazine y, más

adelante, por ProPublica2, que para ese momento era aún desconocida. Eso fue

realmente lo que me salvó y, por este motivo, siempre les digo a los periodistas que

si uno tiene pasión para escribir una historia hay que buscar los recursos, así en

ocasiones sean difíciles de encontrar.

Lo que hallé durante el proceso de investigación fue que el personal médico le

había inyectado intencionalmente a los pacientes sustancias para inducir la muerte.

Algunas de las personas involucradas me hablaron, otras no, pero pude establecer

que, como mínimo, 18 pacientes murieron después de hacer sido inyectados con

morfina y otras sustancias. Esa discusión abrió el debate sobre el cuidado médico en

casos de desastre, esto es, cómo se asignan los recursos cuando son escasos, el

funcionamiento del triaje y, obviamente, lo relacionado con la eutanasia y el

asesinato deliberado de un paciente cuando esta clase de procedimientos no son

legales en mi país o en países como Colombia.

Ahora bien, creo que uno de los aspectos importantes de hacer un trabajo

durante una situación de desastre es forjarlo de manera independiente y tener algún

tipo de control sobre lo que uno está publicando. Adicional a esto es fundamental

tener en cuenta el poder que tenemos como periodistas, tanto para hacer las cosas

bien, como para dañar a las personas sin quererlo. Hablo, por ejemplo, del poder de

hacer el bien aun cuando no veamos un impacto directo de nuestro trabajo sobre el

mundo. A este respecto, recuerdo que hace un par de años estaba haciendo un

reportaje sobre el desastre nuclear y el tsunami en Japón, y mientras hablaba por

teléfono con alguien de este país descubrí que no solo había leído mi libro sobre los

hospitales en Bosnia, sino que además se sentía inspirado por él.

Por supuesto, también podemos tener un impacto negativo. Por ejemplo,

cuando decidimos que hay personas responsables de determinados hechos y al

señalarlas provocamos incomodidades. De igual manera, cuando escribimos a cerca

1 “Deadly Choices at Memorial”.

2 ProPublica: organización estadounidense sin ánimo de lucro que produce investigaciones sobre

temas de interés público, gracias a las donaciones que recibe.

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de personas cuyas vidas han sido afectadas por el desastre sin detenernos a pensar

que leer o hablar sobre sus propias experiencias puede resultarles muy traumático.

Claro, hace algún tiempo la literatura psicológica decía que si uno había pasado por

un trauma tenía que hablar de él y desde nuestra posición periodística pensábamos

que quizás estábamos ayudando a las personas en su proceso; sin embargo, ahora

parece que no siempre es beneficioso para la gente hablar de su propia experiencia.

Eso es algo que tenemos que tener en cuenta y no necesariamente debemos

cambiar lo que hacemos, pero sí debemos tener mucho respeto por el hecho de que

las personas que hablan con nosotros, en algunos casos, realmente están haciendo un

esfuerzo. Obviamente, es su decisión y derecho el compartirnos su historia, pero

siempre debemos tener mucho respeto, sobre todo, en periodismo de situaciones de

crisis o desastres.

A lo que voy con todo esto es que nunca sabemos de qué manera nuestro

trabajo puede tener un impacto sobre otras personas, pues si bien en la era del

Internet recibimos mucha más retroalimentación sobre lo que hacemos, no es fácil

juzgar el efecto que nuestros escritos tienen sobre los demás. Esto algo que se me

hace cada vez más evidente, porque es impredecible saber quién va a sentirse muy

gratificado por lo que tú escribes y quién no.

PREGUNTAS DEL PÚBLICO

PARTICIPANTE Sheri, ¿podrías darnos más detalles sobre la historia del hospital en Louisiana?

SHERI FINK

Se trató de un proceso periodístico que duró varios años. De hecho, hasta este año

estoy terminando el libro de la investigación que empecé en el 2007, es decir, que

han pasado casi 6 años desde entonces. Creo que, como en cualquier línea del

periodismo de investigación, se trata de construir sobre lo que uno ya tiene;

inicialmente hablas con una enfermera, la enfermera te sugiere a otras dos personas

más, luego hablas con los pacientes y, además, tratas de recoger cualquier tipo de

documentación.

Una cosa que trabajó a mi favor fue que muchos de los pacientes y sus

familiares entablaron demandas en contra del hospital. Así que aunque la demanda

penal cayó, porque el jurado finalmente prescribió el asunto, las demandas civiles

prosiguieron. Estas demandas, las reposiciones y entrevistas con los abogados, que

eran de carácter público, sumado a lo que pude conseguir a través de los familiares

fueron muy importantes para mi trabajo. En cuanto a los doctores debo decir que

tuve mucha suerte, pues la gente me decía quién estaba más involucrado en ese

asunto y simplemente insistí hasta que finalmente di con dos doctores que fueron

clave para mi investigación. Fui a la casa de uno de ellos, muy a pesar de que no tenía

una invitación para hacerlo y de que él no había querido hablar conmigo. Pues bien,

cuando me abrió la puerta me dijo: “Tienes pelotas, puedes entrar”. Hice la entrevista

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y me contó que había inducido la muerte de varios pacientes. Es realmente muy

extraño tener una suerte de este estilo, hablo de que alguien te deje entrar a su casa y

te cuente su historia, pues bien podría apuntarte con un arma y hacerte daño. Sin

duda, lo que hice fue muy peligroso.

A este respecto, es muy importante ver cuáles son las motivaciones de las

personas, es decir, si estas tienen alguna razón por la cual quieran hablar contigo. En

este caso el doctor que visité sentía que lo que hicieron era lo correcto, porque esas

personas estaban muy enfermas y jamás habrían logrado salir del hospital. No

habrían podido llegar a donde debían, pues tenían que transportarlos hasta el techo

del edificio para que un helicóptero los recogiera, los llevara a otro sitio y de ahí

continuaran el recorrido en autobús. De manera que los médicos pensaron que

algunas personas en estados terminales habrían muerto de todas formas y quisieron

ahorrarles sufrimiento.

PARTICIPANTE ¿Tu conocimiento como médica fue fundamental para tu investigación? SHERI FINK

Esto se puede argumentar desde dos lados. Yo sí creo haber utilizado mi

conocimiento médico en el periodismo o, quizás, esto es algo que me tengo que decir

para no sentirme culpable por no estar atendiendo a los pacientes. En todo caso, es

un conocimiento útil para poder entender rápidamente algo del campo médico y, de

hecho, en ocasiones me da ese punto de entrada, porque un doctor se siente más

cómodo si piensa que está hablando con otro doctor.

Viéndolo del otro lado, podemos decir que hay también mucho valor en un

periodista no experto, es decir, en un periodista que no necesariamente tiene una

capacitación en un tema específico, y que por ello puede ver la situación desde afuera

y con mucho escepticismo. Sin duda, un caso contrario al mío que se me ha inculcado

la capacitación médica y todos sus valores, y quizás por ese sesgo no puedo ver

muchas cosas.

De todos modos, yo diría que la clave para trabajar en algo de larga duración

y que requiere de muchos recursos es tener pasión, porque es lo único que te va a

ayudar a vencer todos los obstáculos.

PARTICIPANTE

¿Cómo podemos empezar a hacer investigaciones científicas en un país como

Colombia, donde hay muy poco al respecto?

SHERI FINK

La clave es ser persistentes. Si tú crees que eso es importante, entonces tienes que

pensar en todos los modos que te van a ayudar a obtener lo que quieres. Algo muy

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útil es volverte experto en el tema que deseas investigar, pues de seguro te ayudará a

convencer al editor o al financiador de que puedes hacer el trabajo.

Para mí es difícil brindar una asesoría específica porque no sé cuáles sean los

retos que ustedes enfrentan en Colombia, pero en general yo diría que hay que seguir

luchando por aquello en lo que se cree. Yo sé que no es fácil construir un nuevo

camino, así que de antemano los felicito por ser valientes en abrirse caminos, pues es

algo que el público quiere ver y, sobre todo, es algo que estamos interesados en

hacer.

PARTICIPANTE ¿Cómo pudiste financiar tu trabajo siendo independiente?

SHERI FINK

En los Estados Unidos tenemos una buena tradición de organizaciones sin ánimo de

lucro que quieren apoyar muchas causas. La gran mayoría tiende a apoyar causas de

vida o muerte, por ejemplo, darle de comer a los hambrientos o temas importantes en

ese concepto existencial de la vida. Sin embargo, hay organizaciones que quieren

apoyar las artes y el conocimiento, y de hecho creo que ahora hay un esfuerzo por

convencer a la sociedad de que el periodismo es un bien público y que es digno de

apoyo. Gracias a estas creencias conté con el financiamiento de la Kaiser Family

Foundation, que apoya el periodismo médico, y de la Asociación Americana para el

Avance Científico, que apoya el periodismo científico. También hice algunos

esfuerzos a nivel internacional y, finalmente, recibí apoyo a través de ProPública.

Otra cosa que puedo sugerirles es que utilicen una parte de su trabajo para

financiar la otra parte o, por lo menos, para aprovechar y hacer entrevistas y

diferentes clases de búsquedas relacionadas con su proyecto. No se qué tan fácil

pueda ser, yo siempre me he sentido muy afortunada de haber contado con el apoyo

de diferentes organismos, pero estoy convencida de que los recursos están

disponibles y de que debemos buscarlos y encontraros.

PARTICIPANTE

¿Sabes si se hicieron autopsias, es decir, si hay pruebas biológicas sobre lo que investigaste?

SHERI FINK

Sí. De hecho, con un colega de ProPublica, que también estaba haciendo investigación sobre New Orleans, pudimos conseguir muchas copias de las autopsias y de las pruebas de toxicología. Eso fue muy importante porque, aunque había testigos oculares, se necesitaba la prueba de que los pacientes tenían la droga en su cuerpo. También hubo expertos forenses que realizaron estudios en los cuerpos y pude obtener algunos de esos informes. Asimismo, tuve la suerte de encontrarme con alguien que había tomado nota de dónde estaban las personas; primero de los pacientes y luego de los cuerpos. Lo siguiente fue triangular la información y tratar

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de recrear la historia. Por supuesto, a veces es frustrante, porque es difícil encajar las piezas del rompecabezas y darle orden a las entrevistas que les haces a 5 personas sobre el mismo hecho y que tienen 5 versiones diferentes.

PARTICIPANTE

¿Has hecho algo sobre Haití? ¿Sabes algo sobre cómo se ha reconstruido?

SHERI FINK

Bueno, al igual que muchos periodistas me da vergüenza decir que yo estuve allá

únicamente después del terremoto y no he vuelto. Lo que sé es que no se ha

reconstruido, es decir, comparado con la cantidad de dinero que recibieron por

donaciones o con la buena voluntad que todo el mundo tuvo hacia Haití yo creo que

los resultados de la construcción no han sido cumplidos. Indudablemente, si yo no

estuviera trabajando es este libro, estaría investigando todo lo relacionado con la

ineficiencia de la ayuda.

El deseo de hacer el bien y de ser humanitario, como todos sabemos, a veces

no produce los resultados que uno quiere y es un avergüenza. Cuando estuve allí ya

estaba trabajando en mi libro y fui específicamente para ver cómo se tomaban las

decisiones y cómo era el funcionamiento del triaje. Por supuesto, el número de

pacientes era mucho más alto que la capacidad de tratarlos; hablo de hacer

amputaciones, hacer cirugías, ayudar a la gente a recuperarse de un momento tan

crítico, etc. Obviamente, oí historias muy tristes, pero también pienso que fue una

lección real, porque es mucho más fácil elaborar un marco para tomar las decisiones

de si vas a vivir o a morir, que llevar la teoría a la práctica como lo hicieron algunos

profesionales de la medicina durante el Katrina. Claro, tomas medidas con base en la

edad de alguien, en la gravedad de su estado, en si es un niño o un anciano, una

mamá o un papá. Hay muchos factores y, finalmente, son decisiones que uno debe

tomar todos los días en el campo de la medicina, pero, sin duda, en las situaciones de

desastre es completamente diferente.