comentario sobre los criteros hermenéuticos

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  • 7/26/2019 Comentario sobre los criteros hermenuticos

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    La Iglesia, signo de salvacin en CristoTitulacin Mster Universitario en Teologa

    Profesor Pablo Miambres Barbero

    Curso 2015-2016 Cuatrimestre segundo ECTS: 6=125 horas

    PRESENTACIN DE PRCTICAS Calificaciones del texto

    Alumno/a HERNNDEZ HERNNDEZ, WALDEMAR CLARIDADEXPOSITIVA2o%

    COHERENCIATEXTUAL 20%

    COMPRENSINDE IDEAS 30%

    VALORACINCRTICA 30%

    Calific.De la

    prcticaTexto Tarea 6: Concilio Vaticano II Gaudium et spes

    Fecha 1/06/2016

    Resumen del texto

    La Constitucin Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II trata el tema de la relacin Iglesia con el mundo

    actual. Y empieza su Proemio afirmando que la Iglesia comparte los gozos y las esperanzas, las tristezas y

    las angustias de los hombres de nuestro tiempo, a la vez que se siente ntima y realmente solidaria del gnero

    humano y de su historia. Es la primera vez que un Concilio Ecumnico se dirige no slo a los hijos de la

    Iglesia catlica y a cuantos invocan a Cristo, sino a todos los hombres. El Concilio ofrece al gnero humano

    la sincera colaboracin de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que responda a la vocacin del

    hombre.

    Despus del Proemio, la Constitucin trata sobre la situacin del hombre en el mundo de hoy. Seala que es

    deber de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma

    que pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes del hombre y de la sociedad.

    La turbacin actual de los espritus y la transformacin de las condiciones de vida estn vinculadas a una

    revolucin global ms amplia. La humanidad pasa de una concepcin ms bien esttica de la realidad a otra

    ms dinmica y evolutiva, de donde surgen nuevos problemas. Debido a los cambios que experimentan las

    comunidades locales tradicionales, a los nuevos y mejores medios de comunicacin social y a la emigracin,

    las relaciones humanas se multiplican sin cesar sin que promueva el adecuado proceso de maduracin de la

    persona y las relaciones autnticamente personales. Las nuevas condiciones ejercen influjo tambin sobre la

    vida religiosa que la purifican de un concepto mgico del mundo y de residuos supersticiosos y exige cada

    vez ms una adhesin verdaderamente personal y operante a la fe, muchedumbres cada vez ms numerosas

    se alejan prcticamente de la religin.

    Un cambio tan acelerado engendra o aumenta contradicciones y desequilibrios. El desequilibrio entre la

    inteligencia prctica moderna y una forma de conocimiento terico, entre el afn por la eficacia prctica y

    las exigencias de la conciencia moral, entre las condiciones de la vida colectiva y a las exigencias de un

    pensamiento personal, entre la especializacin profesional y la visin general de las cosas. Aparecen

    discrepancias en la familia, tambin raciales y sociales de todo gnero, entre los pases ricos, los menos ricos

    y los pobres, entre las instituciones internacionales, alimentando la mutua desconfianza y la hostilidad, los

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    conflictos y las desgracias, de los que el hombre es, a la vez, causa y vctima. Pero tambin se afianza la

    conviccin de que el gnero humano puede y debe no slo perfeccionar su dominio sobre las cosas creadas,

    sino que le corresponde adems establecer un orden poltico, econmico y social que est ms al servicio del

    hombre y permita a cada uno y a cada grupo afirmar y cultivar su propia dignidad.

    Pero hay una aspiracin ms profunda y ms universal que es la sed de una vida plena y de una vida libre,

    digna del hombre. El mundo moderno aparece a la vez poderoso y dbil, capaz de lo mejor y de los peor.

    Ante la actual evolucin del mundo, son cada da ms numerosos los que se plantean o los que acometen con

    nueva penetracin las cuestiones ms fundamentales. Cree la Iglesia que Cristo da al hombre su luz y su

    fuerza, y que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Seor y Maestro.

    Todo lo dicho sobre la dignidad de la persona, sobre la comunidad humana, sobre el sentido profundo de la

    actividad del hombre, constituye el fundamento de la relacin entre la Iglesia y el mundo, y la base para el

    mutuo dilogo. La Iglesia avanza juntamente con toda la humanidad, y su razn de ser es actuar como

    fermento y como alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios.

    La misin propia de la Iglesia es de orden religioso, y de esta misin religiosa derivan funciones, luces y

    energas que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana segn la ley divina. La misin

    de la Iglesia debe crear obras al servicio de todos, particularmente de los necesitados. Competen a los laicos

    propiamente, aunque no exclusivamente, las tareas y el dinamismo seculares. Gustosos colaboren con

    quienes buscan idnticos fines. A la conciencia bien formada del seglar toca lograr que la ley divina quede

    grabada en la ciudad terrena. Los laicos, que desempean parte activa en toda la vida de la Iglesia, no

    solamente estn obligados a cristianizar el mundo, sino que adems su vocacin se extiende a ser testigos de

    Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana. La Iglesia, por disponer de una estructura social

    visible, se enriquece con la evolucin de la vida social para conocer con mayor profundidad esta misma

    constitucin, para expresarla de forma ms perfecta y para adaptarla con mayor acierto a nuestros tiempos.

    Valoracin crtica

    La llamada Constitucin Pastoral, con su subttulo explicativo, sobre la iglesia en el mundo de nuestro

    tiempo, constituye una novedad bajo diversos puntos de vista. Es el primer texto de un Concilio cuyos

    destinatarios no son slo los creyentes en Cristo, sino que se dirige y quiere llegar a todas las gentes. GS 2

    sita a la Iglesia en el corazn de la historia humana. Sus races ms profundas hay que situarlas e la

    dimensin histrica de la revelacin. Esta historicidad de la fe cristiana es una idea-clave de la alocucin

    Gaudet mater Ecclesiay ha dejado impresa una huella profunda e imborrable en la Constitucin Pastoral. La

    solidaridad de la Iglesia con la humanidad ha quedado expresada en el Proemio de la Constitucin en dos

    conceptos, el de dilogo y el de cooperacin. El Concilio proclama su voluntad de entrar en un dilogo

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    sincero con la humanidad acerca de la dignidad humana, la comunidad humana y la actividad humana. Es la

    mayor prueba que la Iglesia da de solidaridad, respeto y amor hacia la familia humana.

    Toda situacin que desafe la catolicidad de la Iglesia es una llamada a la misin, la cual tiene como objetivo

    de purificar y elevar todo lo bueno que hay en el corazn y en la inteligencia de los hombres o en las

    culturas de los pueblos.Evangellii nuntiandi,de Pablo VI, equipara los trminos misin y evangelizacin. El

    primer momento evangelizador es el testimonio, y el segundo es el anuncio del Seor Jess. Es un mensaje

    que afecta a toda la vida y es un mensaje de liberacin. La encclica tambin recuerda la profunda unidad

    entre Jesucristo y el Espritu Santo y la identidad de Jess con el Reino de Dios. La actividad misionera se

    realiza hoy a travs de un intercambio mundial entre las diversas Iglesias locales. La Iglesia ha de encarnarse

    en la cultura y en las costumbres de los diferentes pueblos y no ser exportacin de la cultura occidental. La

    Iglesia no est ligada a ninguna forma particular de cultura humana y a ningn sistema poltico, econmico o

    social, y as, de esta manera, por su universalidad es lazo de paz y de reconciliacin entre los hombres, los

    pueblos y las culturas.

    El horizonte teolgico en el que se contempla a la Iglesia en Gaudium et speses de inspiracin trinitaria: la

    Iglesia procede del amor del Padre, ha sido fundada en el tiempo por el Hijo de Dios hecho hombre, y es

    congregada en el Espritu Santo, y tiene una finalidad salvfica y escatolgica que no se puede lograr

    plenamente sino en el siglo futuro (cf. GS 40). El esquema trinitario, que habla del misterio de la Iglesia en

    s misma, incorpora la perspectiva escatolgica para expresar la caracterstica propia de su modo de estar en

    esta tierra: miembros de la ciudad terrena llamados a formar en la historia del gnero humano la familia de

    los hijos de Dios. En Cristo, la sociedad humana est llamada a renovarse y transformarse en la familia de

    Dios (cf. Ef 2,19). La autonoma entre Iglesia y sociedad no es absoluta sino relativa porque las realidades

    del mundo estn relacionadas con su Creador. Por eso, el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos es

    uno de los errores ms graves de la postmodernidad. Faltar a los deberes temporales, a los deberes para con

    el prjimo, a las obligaciones para con Dios pone en peligro la propia salvacin.

    La Iglesia recibe tambin del mundo actual mltiples ayudas. Se sirve de los conceptos y de la lengua de los

    distintos pueblos y del saber de los filsofos. Las cuestiones especficas de una poca, las ciencias profanas,

    la literatura y el arte tambin pueden contribuir a hacer comprender la fe con mayor transparencia,

    profundidad y adecuacin a los tiempos.

    La ptica pastoral de la Constitucin reclama, como correlato metodolgico, una interpretacin teolgica de

    la historia contempornea a partir de una lectura de los signos de los tiempos. La expresin, que tiene una

    raz evanglica en Mt 16,4, fue utilizada por San Juan XXIII en Humanae salutis y en la encclicaPacem in

    terris. Tambin fue profundizado por Pablo VI como mtodo teolgico y pastoral en Ecclesiam suam. La

    expresin signos de los tiempos viene a significar signos verdaderos de la presencia o de los planes de

    Dios (cf. GS 11). Para comprender bien nuestro presente hemos de partir de la Ilustracin como el proceso

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    ms importante en Occidente y del cual nuestro tiempo es heredero. Con el final de la Primera Guerra

    Mundial en 1918 se produjo un giro decisivo: entra en crisis la fe en el progreso y, con ella, tambin el

    racionalismo moderno. En 1989, con la cada del muro de Berln y la subsiguiente desintegracin de la

    U.R.S.S. se acaba una poca y surge otra, la poca postmoderna, del vaco existencial, de la muerte de las

    ideologas. Con los procesos de tecnificacin, industrializacin y urbanizacin se convierte el mundo en una

    aldea global. Es una trasformacin de la residencia mental y de la conciencia. Con el 11-S el mundo toma

    conciencia del proyecto estadounidense de Imperio Universal como primera potencia. Este proceso

    mundializador, mientras pretende la universalidad, es una realidad excluyente que deja por el camino a todo

    el que se queda rezagado. Quedan como retos pendientes la injusticia social, la pobreza, la desigualdad, la

    paz, el deterioro ecolgico, los derechos humanos, las migraciones, los impresionantes avances cientficos y

    comunicativos. Esta poca se desliza hacia una razn dbil y una fragmentacin de la existencia. Es la poca

    de la dictadura del relativismo, del indiferentismo y del desinters en las masas. El consumismo envuelve al

    sujeto agudizando el individualismo, el narcisismo, el hedonismo, el pansexualismo y la soledad. A esto sesuma una amnesia de Dios, la ateologalidad del hombre y el secularismo o atesmo silencioso y prctico.

    Frente a todo esto la Iglesia subraya que ningn sistema es un fin en s mismo y debe estar al servicio de la

    persona humana, de la solidaridad y del bien comn. La Iglesia propugna la globalizacin de la solidaridad

    donde los dbiles no quedan excluidos. El dinamismo para superar los males de la globalizacin y generar

    una nueva civilizacin se encuentran en la redencin y salvacin de Cristo. Las reuniones continentales de

    obispos ayudan a fomentar la colaboracin y a hacer frente a los desafos pastorales globales. Hoy en da se

    hace necesario volver a la Iglesia de Pentecosts que anuncia el Evangelio en la diversidad de culturas,

    sembrando la cultura de a vida, del amor, la verdadera libertad, y la unidad en la diversidad.