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Nº 131 Estudios venezolanos de comunicación CENTRO GUMILLA Perspectiva Crítica y Alternativa Integrantes de la Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura comunica VISIT AS Educación en medios de comunicación en Venezuela 6 Gustavo Hernández Díaz De la práctica comunicativa a la educomunicación para la ciudadanía: El periplo venezolano de Mario Kaplún 18 Jesús María Aguirre Recepción y TV en Venezuela: Itinerario de una línea investigativa 28 Marcelino Bisbal MIRADAS Aproximación a las revistas de comunicación en Iberoamérica 40 Daniel E. Jones Una revisión de la opinión pública: La encuesta Venevote 48 Said Dahdah Libertad de expresión y democracia: relación indisoluble 56 Andrés Cañizález ENCUENTROS 30 años de paradigmas y políticas culturales El “nosotros” de una híbrida modernidad 66 Carlos Delgado-Flores Las voces múltiples de José Ignacio Cabrujas 74 Carlos Colina Comunicación Organizacional: del Lobby a la Ciudadanía Corporativa 82 Agrivalca R. Canelón S. HACERES Periodismo venezolano: De un esplendor supuesto al raquitismo 92 Ewald Scharfenberg Nuevos periodistas para medios no tan nuevos 98 Luis Ernesto Blanco Javier Darío Restrepo: el periodismo tiene la responsabilidad de proyectar el futuro 102 Luis Carlos Díaz ción

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Nº 131Estudios venezolanos de comunicación

CENTRO GUMILLAPerspectiva Crítica y AlternativaIntegrantes de la Red Iberoamericana de Revistas de Comunicación y Cultura

comunica

VISITAS

Educación en medios de comunicación en Venezuela 6Gustavo Hernández Díaz

De la práctica comunicativa a la educomunicación para la ciudadanía:El periplo venezolano de Mario Kaplún 18Jesús María Aguirre

Recepción y TV en Venezuela: Itinerario de una línea investigativa 28Marcelino Bisbal

MIRADAS

Aproximación a las revistas de comunicación en Iberoamérica 40Daniel E. Jones

Una revisión de la opinión pública: La encuesta Venevote 48Said Dahdah

Libertad de expresión y democracia: relación indisoluble 56Andrés Cañizález

ENCUENTROS

30 años de paradigmas y políticas culturalesEl “nosotros” de una híbrida modernidad 66Carlos Delgado-Flores

Las voces múltiples de José Ignacio Cabrujas 74Carlos Colina

Comunicación Organizacional:del Lobby a la Ciudadanía Corporativa 82Agrivalca R. Canelón S.

HACERES

Periodismo venezolano: De un esplendor supuesto al raquitismo 92Ewald Scharfenberg

Nuevos periodistas para medios no tan nuevos 98Luis Ernesto Blanco

Javier Darío Restrepo: el periodismo tiene la responsabilidad de proyectar el futuro 102Luis Carlos Díaz

ción

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comunicación2

Digámoslo sin timideces: nadie creía, al menos mu-chos lo expresaron en su momento, y la experien-cia del país de entonces ante este tipo de publica-ciones lo decía, que Comunicación llegara a treintaaños de vida. Digámoslo sin timideces: ¡pero lle-

gamos!. Y es grato, de verdad que sorpresivamente “gustoso”(como suelen decir los brasileños), arribar a treinta años. Edadésta que indica la “mayoría de edad”, pero con la necesidad y cre-encia de que todavía nos queda mucho por ver y de seguro, poraprender. De lo contrario, estaríamos fuera de juego, pero toda-vía seguimos y queremos seguir jugando.

Cuando nuestra publicación veía la luz, por la voluntad polí-tica y el empeño intelectual de un pequeño grupo que habíamosdecidido que la revista, que para ser más precisos parecía más unboletín (de hecho así lo llamamos por un buen tiempo), fuera una“comunicación sobre comunicación, de comunicadores y paracomunicadores” y a renglón seguido expresábamos como partidade nacimiento que “La intención que nos mueve y nos moverá enfuturos análisis es exclusivamente constructiva y primordial-mente creadora, sin olvidar por ello que frecuentemente una crí-tica severa y radical es, en este y en otros campos, necesaria con-dición de posibilidad de lo que, no existiendo, debería llegar aexistir”. A pesar de las nuevas escenas y del nuevo paisaje, esaproclamación de fe de vida sigue estando presente, pero segura-mente matizada por el viento de los tiempos y por los nuevos sig-nos. La experiencia enseña y en sus enseñanzas nos vamos aco-plando, sin renunciar a lo fundamental de nuestro nacimiento, perocon la mirada puesta en la necesaria evolución y los cambios yrecambios, en los órdenes y desordenes, que da la travesía detreinta años.

Avanzaba el año 1975 y la comunicación, si bien no estabaen el centro del debate como hoy, ya se asomaba como fuente nosólo de poder económico, sino de poder en todos los demás ór-denes de vida. En esos primeros años, que van desde el naci-miento de la revista hasta los inicios de la década de los ochenta,el pensamiento de la teoría crítica, por intermedio de las vocesde Adorno, Horkheimer y Marcuse fundamentalmente, era lallave para desentrañar el estatuto social de los medios de comu-nicación y la clave para entender lo ideológico de los mensajesproducidos y difundidos en gran escala por lo que ellos designa-ron con el concepto de industria cultural. Frankfurt sirvió paraponer en evidencia la dimensión estructural de los media y su in-serción en el capitalismo.

Comunicación, nuestra revista, puso sus páginas para divul-gar investigaciones en esa trayectoria de trabajo y de reflexión.Desde allí se empezaron a desprender perspectivas de pensa-

Presen PLURALISMO, DIFERENCIAS

Y COINCIDENCIAS

Bienaventurado el que lee, y más bienaventurado el que no se

estremece ante la cimitarrade la economía, que veda

el acceso al dudoso paraíso de los libros y revistas, en estos años de ira,

de monstruos que ascienden desde la mar, de blasfemias que descienden para cercenar el tartamudeo, y de dragones a quienes seres

caritativos filman y graban el día enteropara que nadie se llame

a pánico y se les considere criaturasmecánicas y no anticipos

del feroz exterminio.

Carlos Monsiváis

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3comunica ción

miento que hacían de la comunicación el ingrediente requeridopara una mejor condición de democracia y de modernización-desarrollo de los países de la región. Todos los debates sobre laspolíticas de comunicación, el papel de los estados en esa pro-puesta, el rol de los comunicadores y de los planificadores… seconvirtieron en iniciativas, estudios, referencias y análisis a lascuales Comunicación se adhirió de manera militante y hasta defervorosa utopía. La creencia en la necesaria democratización delas comunicaciones, que implica también democratizar el accesoy la participación en los medios, fue nuestro norte y lo siguesiendo a pesar de las derrotas de aquel entonces.

Ante los fracasos, y luego las renuncias, de aquellos plantea-mientos, no por lo que implicaban conceptualmente, sino por unfracaso de la política y de los “compromisos” de los estados, em-pezamos a mirar hacia la gente de manera más íntima, a ver cómose comunicaban fuera de los canales oficializados y nos des-prendimos hacia otra perspectiva que estaba allí, pero que no ha-bíamos visto desde la academia, y fue la inspiración de la lla-mada comunicación alternativa al margen de cualquier forma depoder. La revista fue la primera que en este nuestro contexto em-pezó a indagar en esa dimensión-ruta, e inició las primeras ten-tativas de teorización sobre esa “nueva” comunicación que se es-taba gestando. Empezamos a descubrir como esa “otra comuni-cación” era más horizontal, que en ocasiones ponía en aprieto alo formal e institucionalizado, que se movía bajo otros paráme-tros estéticos y que trataba de hacer realidad el acceso y la par-ticipación en el medio. Aunque no abandonamos temáticas queestaban presentes con peso y determinación específica. Nos re-ferimos a la cuestión transnacional vista desde la informaciónque nos llegaba y también el tema de la tecnología (cuestión tec-nológica) que aún no había alcanzado el actual proceso de con-vergencia entre telecomunicación, informática y los llamados“media tradicionales”. Así, esta publicación, que ahora sí es todauna revista, estuvo como testigo en esos momentos haciéndoseeco de todos los debates y respetando la pluralidad, las diferen-cias y marcando las coincidencias. No podía ser de manera dife-rente, porque los que hoy conformamos el equipo de redaccióny los que estuvieron por esos días lo asumimos y lo asumieronasí. Es más, alguien del equipo llegó a decir en un momento quelo que caracteriza la convivencia dentro de la revista, medida re-ligiosamente todas las semanas hasta que cada número sale a lacalle, es la militancia en la pluralidad, en la diferencia y en lascoincidencias. Algo así como un credo.

Esos años de los inicios, del crecimiento y del aprender aandar, nos sirvieron para ir entendiendo que la comunicación seimplica con la socialidad del sujeto, que comunicación y cultura

tienen mucho que ver aunque algunos digan que todo es comu-nicación. Nos enseñaron también que Frankfurt había asumidoun relativismo cultural que nos ocultó algunas cosas, junto conlas que nos ayudó a desentrañar. Desde los ochenta empezamos,así lo plasman las páginas de Comunicación, a entrar en conni-vencia con otros autores, con otros planteamientos y con otrassensibilidades. Fueron una especie de relevos en el trabajo inte-lectual que como dice la chilena Nelly Richard fue “una mezclade azares y necesidades que terminó haciendo productivas variasreferencias benjaminianas, pasando por las ‘combinaciones, laspermutaciones, las utilizaciones’ de conceptos cuya pertinenciay validez ‘no son nunca interiores, sino que dependen de las co-nexiones con tal o cual exterior’”.

Así nos fuimos sorprendiendo nosotros mismos en las temá-ticas tratadas en la revista. Temáticas que empezaron a abordardesde la comunicación las prácticas y los discursos no sólo desdelos medios, sino desde fuera de ellos, pero con ellos como ele-mentos de cultura que son. Eso nos obligó, nos sigue obligandocon más fuerza y como reto, a asomarnos a otras disciplinas en laque apenas somos unos iniciados o simplemente unos ignorantes.Hoy, estamos convencidos que las ciencias sociales, desde eseasomarse, se fueron enriqueciendo con los desafíos que les pre-sentaba la comunicación al ver a los medios no sólo como mera“razón instrumental”, sino como parte constitutiva del tejido so-cial: mundo de relaciones, vivencias, imaginarios, política, cono-cimiento. De ahí que aquella carta de presentación del primer añode la revista (“una comunicación sobre comunicación, de comu-nicadores y para comunicadores”) fuera desbordada por la reali-dad misma y por el entronque que en estos momentos tiene la co-municación con los demás ámbitos de la vida.

De tal modo que hemos arribado a treinta años. Digámoslosin timideces: ¡lo logramos!. A todos mis compañeros de antesy de ahora, amigos todos, del equipo de la revista, aún a pesar denuestras diferencias, está la complicidad tejida a través deltiempo. A ustedes quiero recordarles aquel espléndido poema deSerrat acerca de la vida y la utopía que han implicado llegar hastaacá con Comunicación: ¡Ay! Utopía,/ cabalgadura/ que nosvuelve gigantes en miniatura/ ¡Ay! Utopía,/ dulce como el pannuestro/ de cada día… !Ay! Utopía,/ cómo te quiero/ porque lesalborotas el gallinero./ ¡Ay! Utopía,/ que alumbras los candiles/del nuevo día.

Porque Comunicación sigue siendo una utopía a seguir cons-truyendo desde la pluralidad, las diferencias y las coincidencias.

tación

■ Marcelino Bisbal

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Visitas

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comunicación6 Visitas

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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El recorrido académico dela Educación para los mediosde comunicación contiene en símismo distintas experienciasde recepción, mediación, análisiscrítico, pedagogía, producciónde contenidos, entre otras. Son ámbitos que exigen estudiosinterdisciplinarios paracomprenderlos en toda sucomplejidad. Para el autor,la riqueza de esta disciplina seve mermada por la falta dememoria histórica que recojalas bases de lo ya construidoy perfile las dianas que apunta.En este artículo confluyen losautores y las propuestas del estudio educomunicacional venezolano para continuar con el debate y la comprensiónhumana-comunicativa.

Educaciónen medios de comunicación en Venezuela

■ Gustavo Hernández Díaz

A Francisco TremontiI. Conceptos de una pedagogía

En el Simposio Internacional sobre laEducación en medios de comunicación,que organizó la UNESCO en París, en1979 y en el que participaron represen-tantes de 19 países, se definió laEducación en medios de comunicacióncomo: Todas las formas de estudiar,aprender y enseñar a todos los niveles(...) y en toda circunstancia, (1) la histo-ria, la creación, la utilización y laEducación en medios de comunicacióncomo artes prácticas y técnicas, (2) asícomo el lugar que ocupan los medios decomunicación en la sociedad, (3) su re-percusión social, las consecuencias de lacomunicación mediatizada, la participa-ción, la modificación que producen en elmodo de percibir, el papel del trabajo delcreador y el acceso a los medios de co-municación.¹

Un aspecto importante que nos ofrecela UNESCO sobre la enseñanza de losmedios de comunicación es el desarrollode conocimientos, de habilidades y deactitudes que fomentan el crecimiento dela conciencia crítica en torno a los me-dios electrónicos e impresos.

Uno de los más prestigiosos institutosde educación para los medios de Londres,el British Film Institute, señala que estapráctica educativa tiene por objetivo lacomprensión crítica de los medios y ade-más: Trata de producir consumidoresmás competentes que puedan compren-

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comunicación8

der y apreciar el contenido de los mediosy los procesos implicados en su produc-ción y recepción. También pretende pro-ducir usuarios de los medios más activosy críticos, que exijan, y tal vez contribu-yan a ello, una gama más amplia para losmedios.²

La Guía de recursos de alfabetizaciónaudiovisual, documento elaborado por elMinisterio de Educación de Canadá, en1989, considera que este tipo de ense-ñanza implica un proceso orientado a lacomprensión y uso reflexivo de los me-dios masivos para: (...) ayudar a los alum-nos a desarrollar un conocimiento y com-prensión crítica de la naturaleza de losmedios, de las técnicas que utilizan y dela incidencia de dichas técnicas. Es decir,la educación pretende fomentar el que losalumnos comprendan cómo funcionan losmedios, cómo producen significados,cómo se organizan y cómo construyen larealidad y también el que sepan aprove-char todo ello (...)³.

La Educación en medios es: Dialécticapor entenderse que el conocimiento espe-rado debe ser el resultado de una con-frontación de experiencias de producciónde sentido o de experiencias de recep-ción. Es, en consecuencia, constructivistaporque en la educación para la comuni-cación nada se impone, al contrario, loque aprende es el fruto del manejo de con-ceptos y datos elaborados por todos losparticipantes del procesos de análisis dela comunicación. Es finalmente operativaporque el lector o el receptor es sobretodo un sujeto productor de cultura, pro-ductor de comunicación. Lo que le inte-resa al proceso pedagógico es que la per-sona se descubre en su condición comu-nicadora.⁴

Personalmente considero, y así lo hemanifestado en otros trabajos, que laEducación en medios se refiere a todasaquellas propuestas educativas y comuni-cacionales que tienen por finalidad capa-citar a los educandos en métodos que con-templen la interpretación activa y críticade los tradicionales medios de comunica-ción (televisión, cine, radio y prensa), asícomo de todos aquellos medios de entre-tenimiento y de información que han sur-gido de los avances tecnológicos (video-juegos, CD multimedia, Internet, videoscaseros, etc), incluyendo a las tecnologíasy los sistemas de comunicación que aúnestán por inventarse. El análisis construc-tivo de los medios no se ciñe a la estruc-tura del mensaje, sino que se comple-menta con el haz de significaciones pro-ducidas por las instituciones sociales

como la familia, la escuela, las comuni-dades religiosas, las asociaciones de pa-dres, las asociaciones de televidentes ylos grupos de amigos que forman parte denuestro entorno cotidiano.

En diferentes países la enseñanza delos medios ha adoptado múltiples termi-nologías, entre las que destacan:Educación en medios de comunicación,Educación para los Medios, Educacióncrítica de los medios, Educación para larecepción-crítica, Educación para la co-municación, Pedagogía de la imagen,Educación para la alfabetización audio-visual, Estudios de medios, Educaciónpara fomentar el uso creativo de la tele-visión, entre otras.

Cabe señalar que en este trabajo utili-zaré indistintamente estas terminologíasporque, en primer lugar, nuestro objeto deestudio son los medios masivos y las me-diaciones culturales y psicosociales.Segundo, porque dichas acepciones hansido reconocidas por la comunidad cien-tífica internacional en el campo de la edu-cación y la comunicación. Y tercero, por-que las mismas usualmente se han emple-ado en la literatura internacional sobrepedagogía de los medios.

II. Se solicitan historiadores…

Con más de treinta años de tradición, lahistoria de la Educación en medios de co-municación está aún por relatarse. Unadisciplina sin memoria, está condenada adesaparecer. Los signos evidentes de sumuerte anunciada serían: vulnerabilidadante las modas teóricas, ausencia de pro-blemas socialmente pertinentes, carenciade estrategias integradoras que establez-can espacios de discusión entre la educa-ción y la comunicación, reduccionismoconceptual, reproducción ciega de proto-colos de investigación para obtener resul-tados estandarizados, sequía de ideas no-vedosas en lo teórico y/o metodológico,sólo por nombrar algunos.

Es harto difícil reconstruir una historiade la Educación en medios en Venezueladebido a que existe muy poco registro do-cumental y/o bibliográfico sobre el tema.Sin embargo, es una asignatura pendienteque no se puede seguir postergando si as-piramos a que esta disciplina educativaocupe un lugar esencial en el debate delas ciencias sociales.

La mayoría de las experiencias de laenseñanza en medios que se han desarro-llado en el país se han orientado particu-larmente a los ambientes no formales deeducación (comunidades de base, escue-las de padres, centros religiosos, etc).Estas son algunas de las experiencias: loscursos del Centro al Servicio de la AcciónPopular (CESAP), dirigidos por MarioKaplún; los talleres del Centro Jesús Ma-ría Pellín, coordinados por José MartínezTerrero y Jesús María Aguirre; las prácti-cas de Mejor TV y del Centro Guarura,organizadas por Josefina Capdevielle deMora y Maurice Brunner, respectiva-mente. Cabe destacar los manuales elabo-rados por Josefa Vicente para la Asocia-ción Venezolana de Educación Católica,por Alirio Aguilera para la Escuela dePadres y por el Instituto de las Hijas deMaría Auxiliadora para la FamiliaSalesiana.

Existen propuestas alentadoras y re-cientes en la educación superior a nivel depostgrado, las cuales se ubican en laMaestría en Comunicación y DesarrolloSocial de la Universidad Católica AndrésBello y en el Instituto de Investigacionesde la Comunicación de la UniversidadCentral de Venezuela.

Estas son las modestas pistas que lesdejo a los historiadores, a los investiga-dores, o a los que crean en la pertinenciasociocultural y democrática de la Edu-cación en medios de comunicación.

El análisis constructivo delos medios no se ciñe a la

estructura del mensaje, sino quese complementa con el haz

de significaciones producidaspor las instituciones socialescomo la familia, la escuela,las comunidades religiosas,las asociaciones de padres,

las asociaciones de televidentes ylos grupos de amigos que

forman parte de nuestro entornocotidiano

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III. ¿Dónde está el Magisterio?

Aun cuando la Educación en medios decomunicación ha tenido un desarrollo im-portante a nivel internacional, en el casode Venezuela, el Magisterio necesita deuna propuesta teórico-metodológica parafomentar el uso consciente de los medioscon la finalidad de formar a docentes entorno a esta modalidad educativa.

La Ley Orgánica de Educación no con-templa en sus artículos la preparación dedocentes en este campo de la enseñanza.Una de las políticas educativas imposter-gables que debería desarrollar el Magis-terio, en una sociedad penetrada por la in-dustria de contenidos audiovisuales, ra-dica en integrar la Educación en mediosen el currículum escolar.

Estas son algunas de las maneras deincorporar el tema de los medios en la es-cuela: a) como una disciplina autónomaque forma parte del currículum; b) en lasasignaturas Castellano y Literatura, For-mación Familiar y Ciudadana, HistoriaUniversal, Historia del Arte, EducaciónArtística, y Psicología; c) como eje trans-versal en las dimensiones lenguaje (co-municación, producción y comprensión),desarrollo del pensamiento (lógico yafectivo), valores (libertad, solidaridad,convivencia, honestidad, y respeto por lavida), trabajo (calidad y productividad,labores y ocupaciones); y d) en cursos es-pecializados, de carácter extraescolar.

Valoramos el loable esfuerzo del Mi-nisterio de Educación de Venezuela porconsiderar el tema de los medios de comu-nicación en la asignatura Castellano yLiteratura. Sin embargo, dicha temática nose ha abordado con el rigor teórico y meto-dológico que se merece. Se circunscribe ex-clusivamente a los anuncios publicitariostelevisivos. Se dejan al margen otros as-pectos centrales de este medio como, porejemplo, las características de los génerostelevisivos (telenovelas, informativos, di-bujos animados, seriales policiales, entreotros), la historia de la televisión y el len-guaje audiovisual, así como la relación queestablecen tanto los docentes como los edu-candos con el medio televisivo.

IV. La crítica no suele criticarse

El momento estelar de la enseñanza delos medios, en nuestro país, comienza enla década de los 70. Se rastrean varios en-foques teóricos. Desde el campo de laeducación se nota la presencia emblemá-tica del pensamiento de Paulo Freire, y

desde la disciplina comunicacional obser-vamos los aportes significativos de laSemiología y de la Escuela de Frankfurt.Por ejemplo, Eco, Barthes, Todorov yMetz, así como Adorno, Horkheimer,Marcuse, Fromm y Habermas han sidoautores de cabecera para los estudiosos dela imagen, de la economía de las comuni-caciones y de la influencia psicosocial delos medios. La pedagogía de los mediosse justificó en aquella década porquedesde la educación y la comunicación,ambas disciplinas por separado, cuestio-naban fervientemente, sobre todo, el fun-cionalismo y el conductismo norteameri-cano de Lasswell, Skinner y Howland.

Sin embargo, desconocemos algún es-tudio que se atreviera a ponderar las for-talezas y debilidades de la Educación enmedios. Se pensaba que la metodologíacrítica-marxista de la imagen era la másindicada para determinar la falsa concien-cia, la ideología dominante, los conteni-dos implícitos de los mensajes, la manonegra del imperialismo yanqui. Sin em-bargo, esta metodología anclada en elmensaje fomentaba una instrucción ba-sada en el dogma y en el adoctrinamientode conciencias. Visión simplista de lascomunicaciones masivas, donde el tema

de los efectos de los medios se imponíasobre la opinión genuina de la audiencia.

Desde la teoría del conocimiento, laeducación y la comunicación ni siquierallegaron al punto de examinar sus anoma-lías, sus certezas estereotipadas, sus cli-chés panfletarios en torno a los medios ya las mediaciones sociales. Curioso yhasta gracioso que una gran mayoría delos críticos de las industrias culturales in-currieran en un silencio parecido al enfo-que funcionalista. Optaron por un dis-curso apocalíptico, estandarizado y es-candalosamente determinista.

En aquella década, la Educación enmedios no se planteó una revisión críticade sus fundamentos teóricos y metodoló-gicos, así como de sus prácticas y siste-mas de evaluación. No hubo un debateexplícito, profundo y permanente sobre eltema. Es a mediados de la década de los90 cuando el campo de la pedagogía delos medios comienza a replantearse, aconfrontarse, gracias a los aportes teóri-cos de Mario Kaplún, pionero de la ense-ñanza de los medios en América Latina.

Este investigador nos legó un semillerode ideas, entre las que destacan la miradainterdisciplinaria de las ciencias sociales,la edificación de un paradigma Educomu-nicacional centrado tanto en el docentecomo en el educando. Su modelo peda-gógico abraza los principios del construc-tivismo, del interaccionismo simbólico,de la psicología social y de la sociologíadel conocimiento.

Aunque parezca osado, me permito afir-mar lo siguiente: si Kaplún no hubiese pen-sado sobre la necesidad de un paradigmaEducomunicacional, hoy ni siquiera habla-ríamos de Educación en medios de comu-nicación, ni en ninguna otra propuesta pa-recida. Estoy seguro de que la enseñanza delos medios se hubiera pulverizado contraalgún arrecife. Lo digo de otro modo, unapráctica científica sin un faro paradigmá-tico o multiparadigmático corre el graveriesgo de desdibujarse con el tiempo. Muybien lo expresaba Gaston Bachelard, aquien le chocaba el hecho de que los do-centes no pensaran sobre la psicología delerror, sobre la ignorancia y la irreflexión, afin de analizar los flancos débiles del cono-cimiento y de sus respectivas disciplinas.

V. Construyendo laEducomunicación

Le ha llegado la hora al paradigma de laEducomunicación. Toda práctica educa-tiva orientada a estudiar los medios y las

comunica ción

Se pensaba que la metodologíacrítica-marxista de la imagen

era la más indicada paradeterminar la falsa conciencia,

la ideología dominante,los contenidos implícitos delos mensajes, la mano negra

del imperialismo yanqui. Sin embargo, esta metodología

anclada en el mensaje fomentabauna instrucción basada

en el dogma y en eladoctrinamiento de conciencias

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mediaciones emocionales, cognitivas, vi-deotecnológicas, familiares, escolares,contextuales y organizacionales serácapaz de formar a una persona más ad-vertida, selectiva y ponderada ante su rea-lidad sociocomunicacional. La personaserá creativa porque su pensamiento noestá cavando en el mismo hoyo o asu-miendo los mismos patrones de compor-tamiento. Esta persona será creativa por-que ha aprendido a examinar sus emocio-nes, está en capacidad de elaborar ideasalternativas ante aquellos mensajes y me-diaciones indeseables, está en condicio-nes de reconocerse como audiencia de losmedios, ha aprendido a distanciarse de larepresentación y de los estereotipos queelaboran los medios y la propia sociedad.

A un paradigma concebido de esta ma-nera le será muy difícil sucumbir ante lanormalidad, la estabilidad y el confor-mismo, rasgos significativos de la ciencianormal. Cientificismo normal por cuantono plantea rupturas teóricas a fin de gene-rar saberes novedosos. Visto esto, lo quehe manifestado, hasta ahora, es una ideamuy general de este paradigma. Creo ne-cesario definir, sintéticamente, cada unade sus instancias más vitales.

El paradigma Educomuniacional no esuna camisa de fuerza teórico-metodoló-gica, no se pretende escuchar a sí misma,no prescribe normas. Se centra en la coti-dianidad del docente y del educando, delanimador y del participante. Desde la te-oría de las ideas, este paradigma colocaespecial énfasis en los siguientes aspec-tos: en la naturaleza del conocimiento, enel concepto de lo que es verdad y no en laverdad dogmática, en los errores del saber,en el amor como valor supremo, y en elaprender a pensar. Lo que es verdad seentendería como la coincidencia entre loque se piensa y se siente respecto de larealidad objetiva y subjetiva; mientras queel amor traducido como respeto, solidari-dad, cooperación, tolerancia, disidencia,concordancia, problematización, es el ejetransversal supremo de la vida. ¿Cómopodemos avizorar un genuino desarrollodel pensamiento, del lenguaje y de los va-lores si el egoísmo, la imposición de cri-terios y la ausencia de humildad se impo-nen en la escuela y la familia? No es cues-tión de “curricología”, es una visión hu-manista de la cotidianidad.

El paradigma Educomunicacional estáconformado por familias de teorías que setienen que revisar y replantearse, cadacierto tiempo, en el ámbito de la ense-ñanza de los medios. Estas teorías, grossomodo, provienen del constructivismo edu-

cativo y psicosocial de Ausubel, Piaget,Bruner, Vygotski y Fromm, del psicoaná-lisis de Freud y de Jung, de la teoría fal-sacionista de Popper, del aprendizaje sig-nificativo de Novak y Gowin, del apren-dizaje emocional de Goleman, de la se-miología audiovisual de Casetti, Di Chio,Herreros, Metz, Barthes, Eco, del pensa-miento lateral de De Bono, de la pedago-gía crítica de Freire y del interaccionismosimbólico de Blumer.

Desde el punto de vista metodológico,dicho paradigma es ecléctico, esto es, sesirve de las encuestas y de métodos cua-litativos como las historias de vida, losgrupos focales, la observación partici-pante, las entrevistas profundas, con elobjeto de diseñar estrategias pedagógicasen medios de comunicación.

VI. Si está bien, hay que mejorarlo

Algunos de los problemas acuciantes quese formula el paradigma Educomunica-cional son a saber: la influencia de lasSociedad del Conocimiento y de laInformación en la escuela, en la familia yen los espacios de intercambio social.Personalmente prefiero hablar de la “so-

ciedad del padecimiento” en Venezuela,porque ¿cómo define esa Sociedad Virtualel conocimiento y la información? ¿Noestaremos ante la presencia de una red dedatos fragmentados y dispersos?

Otros problemas: la moda teórica quenos viene desde Europa, consistente ennegar el valor de la escuela como una delas principales entidades socializadoras;los escasos trabajos sobre audiencias quesirvan de insumos para el diseño de pla-nes y programas de estudio en pedagogíade los medios en la escuela y en otros es-pacios de comunicación; la necesidad deformar profesores en el campo de la edu-comunicación; el establecimiento de va-sos comunicantes entre el campo educa-tivo y comunicacional; la ausencia de unacrítica permanente en el mismo seno delparadigma Educomunicacional; la inexis-tencia de una historia de la Educación enmedios en Venezuela; y la falta de un sis-tema que evalúe la enseñanza de los me-dios. Es necesario repensar la escuela, elrecreo escolar, la familia y el sosiego.Reivindico el sosiego ante la velocidadque quieren imponer los embelesados porla sociedad en red.

Pedagogía de las Mediaciones: apuntesDefinitivamente, hay que decirlo,

desde hacía mucho tiempo la educaciónen medios se merecía su estatus paradig-mático dentro de las ciencias sociales. Enla línea de investigación Educación,Comunicación y Medios, que coordino enel ININCO desde la década de los no-venta, mi centro de interés ha sido elcampo teórico y metodológico de la ense-ñanza de los medios y de las mediaciones.

Guillermo Orozco me ha proporcio-nado la idea de una Pedagogía de las me-diaciones que consiste en comprender lainteracción que establece la familia, la es-cuela, los grupos de amigos y el Estadocon los medios masivos tradicionales ycon las tecnologías de punta. Comprenderla interacción de manera integral nos per-mite elaborar estrategias pedagógicaspara aprender a confrontarnos como sereshumanos a través de los medios. En otrostérminos, uno de los retos de mi propuestapedagógica radica en fortalecer la capaci-dad de discernir entre los contenidos delos medios, incluyendo las tecnologías(videojuegos, Internet, experiencias vir-tuales) y los valores propios de la personao de un grupo específico.

Joan Ferrés me ha ayudado a retomarla teoría profunda de Freud, sobre todolas nociones: ello, super yo, y yo, incons-

comunicación10

Esta persona será creativa porqueha aprendido a examinar susemociones, está en capacidad

de elaborar ideas alternativas anteaquellos mensajes y mediacionesindeseables, está en condiciones de reconocerse como audiencia

de los medios, ha aprendido a distanciarse de la representacióny de los estereotipos que elaboranlos medios y la propia sociedad

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ciente, preconsciente y consciente, pro-yección e identificación y catarsis, muyútiles para estudiar las mediaciones emo-cionales y cognitivas.

Las tesis de Edward De Bono sobre elPensamiento lateral y los Seis sombrerospara pensar también se han convertido enlos pilares centrales de mi modelo de en-señanza. De igual forma, Joseph Novakme han suministrado ideas para diseñarun modelo didáctico que he denominado:Secuencia de aprendizaje para aprendera pensar las mediaciones sociales. Y fi-nalmente Edgar Morin y Fernando Sava-ter me han proporcionado reflexiones muyimportantes para fundamentar, desde elpunto de vista epistemológico, la Pedago-gía de las mediaciones.

Aprender a pensar las mediacionesSintéticamente paso ahora a explicar

la secuencia de aprendizaje para aprendera pensar las mediaciones, basándome enla teoría de Edward De Bono. La secuen-cia comprende seis momentos cognitivosque no tienen que seguir un orden jerár-quico. Prefiero utilizar colores para pen-sar y no la imagen de los sombreros de DeBono, porque desde el punto de vista di-dáctico, los colores atraen la atención deniños y adolescentes, y presumo tambiénque la de los adultos. De cualquier ma-nera, la Pedagogía de las mediaciones sus-cribe los fundamentos centrales de la teo-ría de De Bono. Vayamos a la secuenciade aprendizaje. La primera secuencia esde color rojo porque expresamos las emo-ciones sobre nuestra interacción con losmedios y el resto de las mediaciones. Lasegunda secuencia es de color blanco, ne-cesitamos información, documentaciónpara opinar y construir conceptos. El mé-todo de Novak es muy útil para aprendera desarrollar mapas conceptuales. La ter-cera secuencia es de color azul, aquí nospreguntamos sobre lo que pensamos y siestamos pensando correctamente. Moriny Savater refieren varios aspectos a tomaren cuenta cuando examinamos nuestrosconocimientos, estos son a saber: las ce-gueras intelectuales, los errores de larazón y la ilusión de la ciencia normal. Lacuarta y quinta secuencia son de colorverde y amarillo, respectivamente. Ade-más de expresar nuestras emociones, in-formarnos, conceptualizar, problematizar,estamos en condiciones de producir co-nocimiento, de elaborar proyectos audio-visuales, de crear otros argumentos (colorverde) y de ponderar las fortalezas y de-bilidades de nuestras ideas (color amari-

llo). Y finalmente, la sexta secuencia esde color negro. No se asusten. El colornegro “no es el coco” que viene a buscar-nos para comernos, no es un tribunal in-quisidor.

Sostengo la tesis de que no se puedetener un pensamiento crítico sin haber ex-perimentado los diferentes tipos de pen-samientos que han sido descritos me-diante colores. Imagínense un pensa-miento de color negro (crítico) combi-nado con el color rojo (emocional). Estetipo de conducta caracteriza a los dogmá-ticos, a los caudillos fundamentalistas y alos dictadores. Pensar en y con colores esuna estrategia didáctica que consideromuy atractiva cuando se trabaja con niños.Los colores reflejan nuestra personalidad.Con el color azul, desarrollamos un pen-samiento que nos permite evaluar los va-lores, los estereotipos y las representacio-nes sociales de nuestra vida cotidiana.

VII. Llueve sobre mojado…

El Artículo Nº 69 de la Ley Orgánica parala Protección del Niño y del Adolescenteseñala que: El Estado debe garantizar atodos los niños y adolescentes educación

dirigida a prepararlos para recibir, bus-car, utilizar y seleccionar apropiada-mente la información adecuada para sudesarrollo(...)Parágrafo Primero: Laeducación crítica para los medios de co-municación debe ser incorporada a losplanes y programas de educación y a lasasignaturas obligatorias(...)ParágrafoSegundo: El Estado, con la activa parti-cipación de la sociedad, debe garantizara todos los niños, adolescentes y sus fa-milias programas sobre educación críticapara los medios de comunicación.

El Artículo Nº12 de la Ley de Respon-sabilidad Social en Radio y Televisión in-dica que los usuarios tienen el derechode: Participar en el proceso de formula-ción, ejecución y evaluación de políticaspúblicas destinadas a la educación parala percepción crítica de los servicios deradio y televisión, que lleva a cabo laComisión Nacional de Telecomunicacio-nes, de cuerdo con la ley.

Cuando leemos entre líneas estos artí-culos, constatamos, de inmediato, que elEstado ha postergado la tarea de incorpo-rar en los planes y programas de estudiola educación o percepción crítica de losmedios. Cabe señalar algunas objecionesa este enfoque pedagógico, sin pretenderagotar el tema. Este tipo de lectura de me-dios ha sido superada por las modernasteorías constructivistas provenientes de lapsicología educativa. En otros términos,la educación crítica que propone el Estado(¿o el gobierno?) suscribe el enfoque efec-tológico y mediocentrista de la pedagogíay de la comunicación. Es efectológicoporque comparte la metáfora de la agujahipodérmica, en el entendido de que unafuente de emisión radioeléctrica nos in-yecta de contenidos simbólicos para querespondamos automáticamente a sus exi-gencias ideológicas y comerciales. Y esmediocentrista porque estudia exclusiva-mente los medios y sus contenidos, sosla-yando a las mediaciones socioculturales.

Por supuesto que el paradigma Educo-municacional refuta este tipo de lectura.De acuerdo con este paradigma, vivimosen una sociedad de medios, pero tambiénde audiencias. Es desde las audienciasdonde cobra genuino significado los men-sajes masivos. De allí que insista en ha-blar, desde ahora, de una Pedagogía de lasmediaciones, donde la institución mediá-tica y la industria de contenidos formanparte del conjunto de influencias cultura-les y psicosociales que intervienen ennuestra consciencia. Curiosamente, ennuestra vida cotidiana, nos hemos topadocon personas que utilizan como excusa un

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Vivimos en una sociedad de medios, pero también

de audiencias. Es desde lasaudiencias donde cobra genuinosignificado los mensajes masivos.

De allí que insista en hablar, desdeahora, de una Pedagogía de las

mediaciones, donde la instituciónmediática y la industria de

contenidos forman parte delconjunto de influencias culturales

y psicosociales que intervienen en nuestra consciencia

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programa de televisión que no han vistocon el propósito de entablar conversación.Es imprescindible comprender pedagógi-camente por qué sucede este fenómeno.Obviamente, no estamos subestimando lapresencia avasallante de la televisión y delos medios masivos, en general.

Cabe advertir que la enseñanza de losmedios no pretende satanizar los mensa-jes masivos ni mucho menos dogmatizarlas conciencias contra las industrias decontenidos. La metódica de esta pedago-gía es esencialmente democrática. Seaceptan los disensos y los consensos, sediscuten y se aportan soluciones desde larealidad del ciudadano y no desde la pers-pectiva dominante de una política educa-tiva gubernamental que atiende, por lo ge-neral, a los intereses del caudillo de turno.

VIII. El valor de educar en medios

Los modelos pedagógicos de MarioKaplún y de Guillermo Orozco, han ins-pirado a un sinnúmero de experiencias eneducación para los medios a nivel inter-nacional. Estas son las líneas maestras ge-nerales de los enfoques metodológicos deestos autores:

Según Kaplún⁵, la Educación en mediosde comunicación es contextual, audiovi-sual, participativa, analítica, divulgativa,concientizadora y metacognitiva.

Es contextual porque esta modalidadeducativa toma en consideración las va-riables sociales, económicas, culturales,políticas e históricas de los educandos. Esimportante que seamos capaces de anali-zar nuestras reacciones espontáneas quesurgen cuando comentamos los progra-mas de televisión. Así pues, hay que pro-curar que los estudiantes se examinen entanto consumidores de este medio. Es im-portante que se pregunten por qué prefie-ren un programa y no otro y por qué lo-gran éxito y audiencia. Este conocimientosólo puede lograrse a partir de la autoob-servación, en la que el educando llegue adetectar y a examinar sus procesos psico-lógicos de identificación y de proyeccióncon los mensajes. El contacto vivencialcon la televisión supone entonces el trán-sito de una lectura ingenua, abierta, des-prejuiciada y espontánea, a una lecturaracional, reflexiva, consciente, sistemati-zada e intelectual. Ambos tipos de lecturason complementarios. El docente nopodrá involucrarse con el imaginario sim-bólico de los educandos en tanto no seacapaz de reconocer y valorar lo que ellossienten sobre la vida, la cultura y los seres

que lo rodean. De esta forma, el paso deuna lectura espontánea a otra de carácterracional no sólo trata de develar los sig-nificados ideológicos subyacentes en losmensajes, sino también los recursos téc-nicos y persuasivos de que se vale la tele-visión para lograr que los mensajes pene-tren eficazmente en la audiencia infantil yjuvenil.

Es audiovisual porque este método re-quiere de la tecnología audiovisual (tele-visor, equipos de reproducción audiovi-sual, cintas de video, etc), que permita aleducador y a los educandos estudiar dete-nidamente los componentes ideológicosimplícitos en los mensajes. Se trata de unare-visión de los programas televisivos, locual posibilita repetir o tener una segundavisión de algunos momentos clave de lahistoria, de algunos detalles de los diálo-gos, de las escalas de planos o de las an-gulaciones de cámara que son importan-tes para entender el argumento. Ver porsegunda vez un programa televisivo tienela ventaja de despojar a este medio de supoder de fascinación, ya que cuando re-trocedemos, detenemos o repetimos unasecuencia de imágenes, estamos adqui-riendo el distanciamiento necesario quenos permite estar atentos y advertidos anteel encantamiento de la trama. De esta ma-nera es que se logra desarrollar una acti-tud creativa y reflexiva.

Es inductiva y participativa. La criti-cidad es un proceso personal. Es para todala vida y, por lo tanto, no se agota en uncurso de Educación en medios. Los edu-candos deben descubrir por sí mismos loscontenidos connotados de los mensajestelevisivos. Ellos son los que en primertérmino tienen que interpretar y elaborarsus propias preguntas. ¿Por qué un men-saje se presenta con efectos especiales?¿Por qué se transmiten ciertas informa-ciones y por que se omiten otras? ¿Porqué se musicaliza un noticiero? La con-tribución del docente radica en estimularla curiosidad, alentar la problematizacióny fomentar la discusión de los programasque más les atraen a los educandos.Podemos decir que el docente intervienecomo moderador, pero de ninguna ma-nera impone juicios o criterios adelanta-dos, ya que acabaría con la expresión librey espontánea de los educandos. Una vezque los docentes y educandos hayan dis-cernido sobre algún tema en particular yque, además, sientan que han agotado eltema, aunque sea provisionalmente, el do-cente interviene para analizar y definir al-gunos términos. “Precisamente la condi-ción que pone Freire para legitimar la in-tervención informadora del docente, esque ella responda a previa problematiza-ción del grupo y no se adelante a ella.”⁶En tal sentido, los aportes y orientacionesconceptuales y metodológicas del docenteno aparecen como ajenos o impuestos,sino que son percibidos como orientacio-nes necesarias para guiar el debate. Unaeducación grupal y participativa seráaquella que apuesta a la internalización ya la cogestión del conocimiento, a la ca-pacidad de los educandos para socializarel saber y replantearlo a la luz de los gran-des problemas sociales.

Apoyada en instrumentos de análisis.Los programas de lectura crítica de la te-levisión incorporan aportes teórico-meto-dológicos de distintas disciplinas de lasciencias sociales. Así, de la teoría de lacomunicación toma el proceso de codifi-cación y decodificación de mensajes ensus distintos niveles de significación(...)dela psicología, fenómenos tales como laidentificación, la proyección, la motiva-ción, la frustración social y la formaciónde estereotipos; y de la semiótica, ele-mentos para la lectura e interpretaciónde signos, símbolos, representaciones ymitos.⁷ Es preciso que los cursos de lec-tura crítica de la televisión cuenten coninstrumentos de análisis que permitan alos educandos estudiar posteriormente losdistintos géneros televisivos. La mayoría

¿Por qué un mensaje se presentacon efectos especiales? ¿Por qué setransmiten ciertas informaciones

y por que se omiten otras?¿Por qué se musicaliza unnoticiero? La contribución

del docente radica en estimularla curiosidad, alentar

la problematización y fomentarla discusión de los programas que

más les atraen a los educandos

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de los manuales en educación televisivautilizan la semiótica para analizar el con-tenido implícito y oculto de los mensajes.Por lo general, utilizan la semiótica deldiscurso audiovisual de Roland Barthes,Umberto Eco, Christian Metz, JulianGreimas, Lorenzo Vilches, sólo por citaralgunos.

Es eminentemente divulgativa: El edu-cador debe evitar la terminología críptica oindescifrable en la Educación en televisión.Tendrá que explicar los conceptos de talforma que el educando los entienda y, a suvez, los pueda aplicar en el análisis de losmensajes. Ser científico no significa nece-sariamente caer en el cientificismo ni en elerror y la tentación de la erudición. La lec-tura crítica es un esfuerzo de divulgaciónpopular, un instrumento para una educa-ción liberadora; puede y debe ser accesi-ble a personas que procedan de las clasessubalternas y que lleguen al curso sin co-nocimientos previos.⁸

Es concientizadora: Educar es ayudara que el educando, como ser social, seacapaz de concientizar su real situacióndentro del mundo y de la sociedad en laque se haya inserto. Educar es ayudar aque el educando se convierta en un emi-sor-receptor libre, consciente y compro-metido con los intereses materiales y sim-bólicos de su propia clase social. De modoque: Instaurar la actitud crítica comocomponente raigal, implica asumir el ca-rácter político de tal educación. Encuanto induce poner bajo sospecha losmensajes conformistas difundidos por losmedios hegemónicos y las propuestas devida que éstos impulsan, ella está contri-buyendo –o al menos intentan contribuir-a formar ciudadanos independientes ycuestionadores, refractarios a consignasy pensamientos fabricados en serie.⁹

Incentiva la metacognición: Los par-ticipantes en los cursos de lectura críticatienen que aprender a analizar sus com-portamientos, prejuicios y preferenciasque se plantean cuando interactúan conlos medios masivos de comunicación.Anota Kaplún que: Uno de los aportesmás sustanciales que puede hacer la EPM(Educación para los medios), amén depromover usuarios selectivos y exigentes,es el de formarlos para racionalizar y ad-ministrar su consumo, para tomar distan-cia ante la combinación de seducción einercia que opera en el síndrome de la te-leadicción¹⁰. De modo que uno de los al-cances más estimables de la lectura crí-tica es el hecho de que además de apren-der a descodificar los contenidos ideoló-gicos de los medios, podemos utilizar di-

chos contenidos como pretexto temáticopara analizar de manera crítica y creativaotros aspectos de nuestra realidad socio-cultural.

El otro modelo pedagógico que ha in-fluido en el pensamiento latinoamericanosobre la enseñanza de los medios es el deGuillermo Orozco¹¹. Para este investiga-dor mexicano es necesario estudiar laVisualidad electrónica de la televisiónpara fomentar un uso consciente delmedio. Esta visualidad se conecta concuatro dimensiones a saber: técnica, lin-güística, institucional y mediática. La tec-nicidad televisiva refleja todos aquellosmecanismos técnicos que hacen posiblela simultaneidad de los acontecimientos,la verosimilitud de la imagen, la produc-ción de efectos especiales, la versatilidadde las escalas de plano y de los encuadres,la edición fragmentada de imágenes y so-nidos. La dimensión lingüística se refiereal lenguaje audiovisual inherente a estemedio que lo diferencia del lenguaje es-crito y hablado. La televisión heredó delcine su materia prima o su sustancia deexpresión: imagen, ruido, música, dis-curso oral y menciones escritas. Sobreeste aspecto señala Orozco que: La di-mensión lingüística se refiere a ese nuevo

lenguaje de esta visualidad electrónicaque requiere ser aprendida. Hay un có-digo que no es la secuencia lógica dellenguaje escrito, sino que es una secuen-cia de yuxtaposición que combina lo au-ditivo y lo visual en movimiento, y queademás le da una dinámica diferente quenos interpela como sujetos de manera dis-tinta a como lo hace el texto escrito o eldiscurso oral.¹²

En esta dirección, la televisión com-bina y articula varios lenguajes para poderexpresarse. Y de esta combinación se ori-gina de manera natural la otra dimensiónque Orozco ha denominado mediática te-levisiva, la cual engloba los formatos ylos géneros televisivos conocidos portodos. Éstos son modelos narrativos queseleccionan y delimitan los rasgos mássignificativos del mundo real. En líneasgenerales, cuando hablamos de género te-levisivo nos estamos refiriendo a su va-riedad temática. Así pues los más comu-nes de la pantalla chica son: policial, wes-tern, ciencia ficción, telenovela, dibujosanimados, humorístico, espectáculo, noti-ciero, deportivo, etc.

La dimensión institucional de la tele-visión nos recuerda que la televisión ade-más de ser un aparato electrodoméstico,es una empresa: con una ideología y conuna inserción sociopolítica particular enuna ciudad o en un país específico¹³; quela programación televisiva es un macro-discurso heterogéneo en virtud de quecombina un conjunto de géneros televisi-vos (seriales, deportes, informativos) ysegmentos de continuidad (publicidad,propaganda, promociones); que la pro-ducción de contenidos de la televisiónpresenta una estructura isomórfica entodos los países del mundo, con el objetode asegurar la inversión publicitaria a es-cala nacional e internacional; que losanuncios publicitarios conforman la ma-triz del discurso dominante, toda vez quese repiten periódicamente en diferentesfranjas horarias de la programación tele-visiva, que en definitiva, la publicidad re-presenta el fragmento rey de las televiso-ras, debido a que los anuncios fraccionanlos programas para ofertar bienes y servi-cios, atendiendo a los criterios exclusiva-mente económicos de las transnacionales;que la meta es garantizar la máxima ren-tabilidad y beneficio a los anunciantes,los medios y la publicidad. Y esto no esnada condenable, siempre y cuando el ne-gocio de la televisión también le dé ca-bida a los espacios culturales, científicosy educativos que tanto reclama nuestrasociedad.

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La dimensión lingüística se refiere al lenguaje audiovisual

inherente a este medio que lo diferencia del lenguaje escrito

y hablado. La televisión heredó del cine su materia prima

o su sustancia de expresión:imagen, ruido, música, discurso

oral y menciones escritas

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Todas estas dimensiones que acaba-mos de estudiar conforman lo que Orozcoha denominado visualidad electrónica dela televisión. Esta visualidad se expresapor lo general en la gran mayoría de losmanuales orientados a la Educación en te-levisión. Al educador le corresponderáentonces dar cuenta, en forma muy gene-ral, de estas cuatro dimensiones de la te-levisión, para que el educando sea quientome la iniciativa de cuál de estas dimen-siones le interesa abordar de manera prio-ritaria.

IX. Modelos teóricos de laEducación en medios

Así como existen teorías de la educacióny de la comunicación, hoy en día, perci-bimos el desarrollo gradual de una peda-gogía de los medios en el ámbito interna-cional. En este sentido, citemos algunosautores que han trabajado de manera sis-temática y permanente en torno a esta dis-ciplina.

A) Mario Kaplún nos proporciona lasclaves teóricas indispensables para com-prender que: 1. La Educación en medios radica en ca-

pacitar a los educandos para el análisisde los mensajes difundidos a través deeste medio, tanto en su contenido comoen su forma.

2. Es imprescindible conocer la relaciónque establece el educando con los me-dios para de esta manera diseñar estra-tegias pedagógicas que sean cónsonascon su contexto sociocultural.

3. En imprescindible la reflexión inter-disciplinaria entre el campo acadé-mico de la educación y de la comuni-cación, para de esta manera evitar quela pedagogía de los medios se conviertaen una práctica meramente instrumen-tal y reproductiva del conocimiento.

4. Las modernas teorías constructivistasdel aprendizaje de Jean Piaget, JeromeBruner, Lev Vygotski, centran su aten-ción en la comprensión de cómoaprende el educando, desde su propiaexperiencia personal y desde sus pro-pios saberes y, por ende, descarta la re-petición ciega de los contenidos que seimparten en clases.

5. Es necesario incentivar el diálogo y laproblematización del conocimientocon miras a rechazar, de manera feha-ciente, toda visión restringida y deter-minista de la realidad que obstaculicela libertad de pensamiento.

B) El modelo pedagógico de GuillermoOrozco nos permite considerar:

1. Las mediaciones cognitivas, situacio-nales, familiares y escolares a fin decomprender la interacción que esta-blece el educando con la televisión.

2. La investigación acción participativaen la enseñanza de los medios, cuyosaspectos centrales son: la contextuali-zación del saber, la participación y lasocialización, la subjetividad y el con-senso.

3. La visualidad electrónica de la televi-sión que comprende las siguientes di-mensiones: lingüística, técnica, insti-tucional y mediática. Estas dimensio-nes nos permiten comprender la es-tructura de los manuales sobre peda-gogía de los medios.

C) La Educación en medios de Mar-tínez-de-Toda nos lleva a reflexionarsobre la lectura activa, crítica, alfabeti-zada, creativa, consciente y social de losmedios, con el fin de fomentar el estudiosemiológico de los mensajes, la compren-sión del lenguaje audiovisual de la televi-sión, el examen de las mediaciones socia-les y de los aspectos económicos y jurídi-cos de la industria televisiva, así como laposibilidad de convertirse en emisores demensajes, siguiendo criterios éticos.

D) El concepto de autonomía críticade Len Masterman, nos señala que laEducación en medios de comunicación

consiste precisamente en que el educandosea capaz de aplicar significativamentelos conceptos que ha aprendido en su con-texto sociocultural. En este sentido, la ca-pacidad crítica no concluye en el aula declases, sino que debe ejercitarse, desarro-llarse y ponerse a prueba cuando se inter-actúa con el medio televisivo y cuando secomparten las significaciones que derivande los mensajes masivos con las media-ciones situacionales (grupos de amigos,familia, escuela, etc).

E) Finalmente, la teoría de Joan Ferrésnos proporciona el siguiente elenco detemas centrales: 1. Los mitos que difunde la industria del

espectáculo, tales como el de la liber-tad humana, el de la racionalidad, el dela conciencia, el de la percepción ob-jetiva.

2. Los factores que influyen en la génesisde la percepción: los esquemas menta-les, la cultura mosaico y los condicio-namientos psicológicos.

3. La imperiosa necesidad de que la peda-gogía de los medios establezca puentesentre el cerebro pensante y el cerebroemotivo; entre el hemisferio izquierdo yel derecho, entre el pensamiento lateraly el pensamiento abstracto y entre el aulay la vida cotidiana.

X. Pensar la pedagogíade los medios (Fortalezas)

1. Plantea la necesidad de analizar, desdela perspectiva interdisciplinaria, losaportes teóricos y metodológicos entreel campo académico de la educación yde la comunicación.

2. Considera que el conocimiento que seadquiere en la pedagogía de los me-dios debe socializarse y aplicarse sig-nificativamente en el campo acadé-mico, profesional y en la vida coti-diana.

3. Considera imprescindible sistematizarel conocimiento mediante estrategias deaprendizaje constructivista, las cualespermiten ordenar, visualizar, compren-der los conFceptos y/o teorías que se es-tructuran en nuestro sistema cognitivo.

4. Fomenta la autonomía crítica conmiras a que el educando esté en capa-cidad de valerse por sí mismo crítica-mente. La enseñanza de los mediosdesarrolla la curiosidad científica y laproblematización de la realidad, másallá del aula y con la eventual orienta-ción del educador.

En imprescindible la reflexióninterdisciplinaria entre el campoacadémico de la educación y dela comunicación, para de esta

manera evitar que la pedagogíade los medios se convierta en unapráctica meramente instrumentaly reproductiva del conocimiento

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5. Concientiza al educando sobre la inter-acción que establece con la televisión.Dicha interacción se halla influida, si-multáneamente, por diversos tipos demediaciones, como la lingüística, me-diática, técnica, institucional, emocio-nal, sólo por citar algunos. El desafíode la enseñanza de los medios en la es-cuela es que el educando comprenda lamanera cómo operan sus mediacionesa fin de que se convierta en un ciuda-dano más selectivo, advertido y exi-gente con respecto a los mensajes quedifunden la industria cultural.

Flancos débiles de la pedagogíaInsuficiente reflexión sobre la necesi-

dad de establecer un enfoque interdisci-plinario entre el campo académico de laeducación y el de la comunicación, a finde conocer los fundamentos teóricos, me-todológicos y epistemológicos de ambasdisciplinas.

Carencia de una mirada crítica con res-pecto a los principios de paradigma cons-tructivista del aprendizaje. Si no se exa-minan los supuestos de dicho paradigmase corre el grave riesgo de anclar en loque Thomas Kuhn ha denominado cien-cia normal, esto es, en una disciplina cien-tífica incapaz de cuestionarse a sí mismay de formular otros derroteros teóricos ymetodológicos.

Escaso desarrollo conceptual en laeducación en medios de comunicación.Esto lo hemos podido corroborar cuandorevisamos la extensa bibliografía queexiste sobre el tema que nos ocupa.

El debate continúaEs fundamental construir una historia

de la Educación en medios en Venezuela.Sin memoria esta modalidad educativaserá vulnerable a los efectos de las modasteóricas. Hoy día, prefiero hablar de unaPedagogía de las mediaciones mas no delos medios, porque el estudio de las me-diaciones, desde la perspectiva cuantita-tiva y cualitativa, nos permitirá compren-der los valores, las representaciones so-ciales y los estereotipos que se generandesde la familia, la escuela y los gruposde amigos a partir de la interacción queestablecen con los medios masivos. Ladeclaración de principios del aprendizajeconstructivista, centrado en el alumno,tiene que corroborarse y complementarsecon la realidad.

La Pedagogía de las mediaciones re-quiere, entonces, que sus contenidos pro-cedimentales, actitudinales y conceptua-les se construyan desde la convivencia es-

colar. Es a partir de esa convivencia quepodremos reconocer si el docente estácomprometido con su quehacer educa-tivo. La ausencia de vocación conllevaríaa la aplicación irracional de los postula-dos del constructivismo y del aprendizajecooperativo en la escuela.

El corazón de esta pedagogía es lacomprensión del ser humano desde su en-torno comunicacional y psicosocial. Di-cho en otros términos, la pedagogía quepropongo requiere que los alumnos ten-gan conocimiento de los valores de su es-tructura familiar, de su ambiente residen-cial, de los grupos de amigos, de la es-cuela y de los maestros así como de losmedios masivos. ¿Si no nos conocemos anosotros mismos y entre nosotros mis-mos, realmente seremos capaces deaprender a pensar sobre los modelos devida que nos difunde las representacionesmasivas audiovisuales?

La Pedagogía de las mediaciones re-flexiona sobre la manera en que la per-sona intercambia emociones, sentimien-tos y razonamientos con el ambiente quele rodea y no, exclusivamente, con losmedios y las tecnologías de punta. Porejemplo, la familia y la escuela influyenen la manera de ver la televisión, muchas

veces sin tener un contacto permanentecon el medio. De modo que estas fuentesmediadoras, entre otras, son temas pen-dientes que se requieren investigar en elmarco de esta pedagogía a fin de com-prender el contexto sociocomunicacionalde la audiencia.

■ Dr. Gustavo Hernández Díaz.Director del Instituto deInvestigaciones de la Comunicaciónde la Universidad Central de Venezuela (ININCO-UCV)y miembro del Consejo deRedacción de Comunicación.

Citas

¹ UNESCO (1984), La Educación en materia decomunicación, Paris, UNESCO, p.8.

² José Ignacio Aguaded (2001), La Educación enmedios de comunicación: panorama y perspecti-vas, España, Editorial KR., p.25.

³ Ibíd. p. 26.

⁴ Ismar de Oliveira Soares (1995), Manifiesto de laEducación para la comunicación en los paísesen vías de desarrollo. Ponencia presentada en elIV Congreso Internacional de Pedagogía de laImagen, La Coruña, España, del 4 al 8 de julio de1995, p.10. (Reprografía, negrillas nuestras).

⁵ Mario Kaplún (1986), “Metodología para laLectura Crítica”, en Educación para laComunicación Televisiva (Valerio Fuenzalida F.,comp.), Chile, CENECA.

⁶ Ibíd.. p.169.

⁷ Ibíd., p.170.

⁸ Ibíd., p.171.

⁹ Mario Kaplún (1995), Continuidades y rupturasen las búsquedas de un comunicador-educador,op.cit. p.3

¹⁰ Ibíd. p.8.

¹¹ Guillermo Orozco (2002), Pedagogía de la tele-e-videncia: (Una propuesta mexicana de educa-ción de las audiencias). Cuadernos ININCO Nº1,La Televisión ¿Enemiga o Aliada?, Caracas,Universidad Central de Venezuela.

¹² Ibíd., p.55.

¹³ Ibíd., p.53.

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El corazón de esta pedagogíaes la comprensión del ser humanodesde su entorno comunicacional

y psicosocial. Dicho en otrostérminos, la pedagogía

que propongo requiere que losalumnos tengan conocimientode los valores de su estructura

familiar, de su ambienteresidencial, de los gruposde amigos, de la escuela

y de los maestros así como delos medios masivos

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Educación y comunicaciónJesús María Aguirre. pp. 4-19 En: Comunicación. Vol. 3, No. 13 (Abr. 1977)

Valores transmitidos por la serie pedagógicasopotocientos. Coral Delgado. pp. 20-33En: Comunicación. Vol. 3, No. 13 (Abr. 1977)

Puntos de vista venezolanos sobrecomunicacion-educación.Equipo Comunicación. pp. 55-69En: Comunicación. Vol. 3, No. 13 (Abr. 1977)

Radio y educación / Ignacio Ibañez.pp. 107-122. En: Comunicación.Vol. 3, No. 13 (Abr. 1977)

¿Por qué no progresa la teleducación en América Latina? Manuel Benavides. pp. 70-83En: Comunicación. Vol. 3, No. 13 (Abr. 1977)

Una pedagogía alternativa de la comunicaciónpara el bienestar del hombre.Ana Rosa Hernández. pp. 74-80En: Comunicación. Vol. 10, No. 48 (Dic. 1984)

El video como medio de comunicacióny sus potencialidades didácticasRomán Gubern. pp. 70-75. En: Comunicación.Vol. 11, No. 49/50 (Abr. 1985)

Latinoamérica: algunas experiencias de educación para la TV / Josefa Vicente; Ana Isabel Martell. pp. 25-50.En: Comunicación. No. 64 (Oct.-Dic. 1988)

Educación audiovisual para la percepción activa / Gustavo Hernández. pp. 51-61En: Comunicación. No. 64 (Oct.-Dic. 1988)

Educación vía satélite en América Latina:¿y ahora qué? / Delia Crovi Druetta.pp. 52-59. En: Comunicación: estudios venezolanos de comunicación, No. 80 (1992)

El uso del periódico en la educaciónMarta Aguirre. pp. 60-76. En: Comunicación. No.80 (1992)

La radio comercial de Maracaibo y la educación permanente. Iris Prieto.pp. 66-70. En: Comunicación. Vol. 20,No. 86 (Ab.-Jn.1994)

Espacio comunicacional y educaciónAna Rosa Hernández. pp. 71-78 .En: Comunicación. Vol. 20, No. 86 (Abr.-Jun.1994)

La relación educación y comunicación: ideaspara reubicar una reflexión / Marcelino Bisbal.pp. 16-20. En: Comunicación. Vol. 22, No. 95(Jul.-Sep. 1996)

Para abrir el circuito cerrado : Reflexiones sobrela educación y la comunicación audiovisual.Pablo Ramos Rivero. pp. 42-48En: Comunicación. Vol. 22, No. 95 (Jul.-Sep. 1996)

La educación para los medios en VenezuelaGustavo Hernández Díaz. pp. 67-73. En:Comunicación. Vol. 23, No. 100 (Oct.-Dic. 1997)

De cómo los medios se colaron creativamenteen la escuela. Juan Manuel Matos. pp. 16-18.En: Comunicación. Vol. 24, No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

Pensar la educación desde el espacio de la comunicación / Marcelino Bisbal. pp. 22-27. En:Comunicación. Vol. 24, No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

El modelo de cultura, educación y pensamiento.James Bailey. pp. 28-32. En: Comunicación.Vol. 24, No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

Las seis dimensiones en la educación para losmedios. José Martínez de Toda.pp. 33-47. En:Comunicación. Vol. 24, No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

La construcción de una nueva dimensión espacio-temporal en la educación / Delia CroviDruetta. pp. 55-59. En: Comunicación. Vol. 24,No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

Comunicación y educación en Venezuela:relación conflictiva. Gabriel Atayde; AdrianaBenshimol; Daniel Chapela; María EugeniaMayobre. pp. 8-15. En: Comunicación. Vol. 25,No. 108 (Oct.-Dic. 1999)

Las radios educativas: diálogo y conflicto.Carlos Correa. pp. 4-7. En: Comunicación.Vol. 26, No. 109 (Enr.-Mar. 2000)

Comunicación y educación: donde las paralelasse cruzan / Pablo R. Rivero. pp. 60-65.En: Comunicación. Vol. 27, No. 115 (Jul.-Sep. 2001)

Educación y Tecnologías de Información y Comunicación. Nuevas prácticas pedagógicasRaisa Urribarrí. pp. 4-11. En: Comunicación.Vol. 28, No. 118 (Abr.-Jun. 2002)

Mitos y estrategias socializantes de la culturamediática. Gustavo Díaz Hernández.pp. 80-89.En: Comunicación. Vol. 29, No. 124 (Oct.-Dic. 2003)

Alcances y limitaciones de la Educación enmedios de comunicación. Gustavo HernándezDíaz. pp. 64-73. En: Comunicación. Vol. 29,No. 128 (Oct.-Dic. 2004)

Educación para los medios en Comunicación

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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comunicación18 Visitas

■ Jesús María Aguirre

De la práctica comunicativa a la educomunicación para la ciudadanía:

El periplo de Mario Kaplún por Venezuela y su trabajo en el desarrollo de la práctica

comunicacional significaron una sólida columnapara todo el proceso posterior de comunicación

popular. Con un norte rico en esperanzas, laeducación para la organización de las

comunidades, partiendo del trabajo de basepara la generación de mensajes, alumbró la

creación de microcosmos de participacióncomunitaria. Su legado en pro de crear nuevas

dinámicas sociales, con fines estratégicos deprogreso en la ciudadanía, constituye una de

las experiencia más ricas del acervoeducomunicativo latinoamericano.

La experiencia en el exilio

Venezuela fue durante la década de los 70 y 80 un país re-ceptor de refugiados del Cono Sur. El país que, en décadasanteriores, acogiera numerosos inmigrantes europeos, quebuscaban sobrevivir, ahora recibía una nutrida corriente deprofesionales latinoamericanos de alta calificación, muchosde ellos deseosos de ahondar las experiencias democráticasque fueron ahogadas en sus países de origen.

Como se sabe, Mario Kaplún vivió exiliado en Venezueladesde 1978 a 1985. En este país coordinó el área deComunicación del Centro al Servicio de la Acción Popular(CESAP). A partir de este Centro, donde dictaba cursos agrupos de base, fue desarrollando su metodología de capa-citación de comunicadores/educadores populares y pusotambién en marcha los Talleres Latinoamericanos deComunicación popular durante cuatro años ².

Cuando Mario Kaplún llegó a Venezuela, yo me encon-traba trabajando en el Centro de Comunicación Social JesúsMaría Pellín –unidad de reflexión y acción de los jesuitasde Venezuela–, sobre todo conocida por la RevistaComunicación: Estudios Venezolanos, y participaba en laformación de comunicadores populares.

De ahí, pues, que era casi inevitable que nuestros cami-nos se cruzaran, sea por razones prácticas (uso de nuestrosestudios de producción radiofónica) o por razones acadé-micas (colaboración en revistas y encuentros), máximecuando teníamos bastantes afinidades por nuestro compro-miso político, pedagógico y cristiano.

El periplo venezolano deMario Kaplún

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19comunica ción

“…sustentar a la comunicación como componente clave de los procesos educativos democratizadores” (Kaplún 1992: 16)

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Personalmente, sabía de la notable tra-yectoria de Mario Kaplún en el Uruguaypor nuestro amigo común, ya fallecido,Manuel Olivera, con quien había traba-jado en los grandes proyectos radiofóni-cos de SERPAL, entre ellos Jurado 13³,además de otras producciones. Precisa-mente nuestro Centro era una de las su-cursales de distribución de dichos progra-mas y aplicaba la metodología del casete-foro, que en Venezuela se rebautizaría conel sobrenombre de “Foruco”, ya que elmétodo, se decía, “nos forma, nos une ynos comunica”⁴.

Era natural, por tanto, que en las opor-tunidades en que teníamos que reflexionaro publicar algún artículo sobre los temasdel compromiso cristiano con la libera-ción, la relación entre el intelectual y elpueblo, o las metodologías de participa-ción y comunicación contáramos con él.

Una aclaración metodológica

En los escritos anteriores a los años 90 envano hallaremos en Kaplún el términociudadanía tal como ocurre en otros auto-res más jóvenes, dedicados también a lacomunicación popular, como Rosa MaríaAlfaro⁵ o José Ignacio López Vigil⁶.

En los años 90, arguyendo un cambiode paradigmas, se opera un desplaza-miento lingüístico de lo popular a lo ciu-dadano que se evidencia en el pensa-miento comunicacional latinoamericano.Así Rosa María Alfaro nos habla de “unacomunicación ciudadana para otra socie-dad justa y solidaria” (Alfaro 2004: 17) yJosé Ignacio López Vigil en “Ciudadanaradio” recurrirá al nuevo lenguaje sobre laciudadanía e incluso recurrirá a laEnciclopedia Británica para definir el tér-mino como “la relación entre un indivi-duo y estado del que es miembro, definidapor la ley de ese estado, con los corres-pondientes derechos y obligaciones”(López Vigil 2004: 20).

Hago esta observación para no caer enla trampa de hacer decir a Kaplún lo queno dijo a cuenta de acoplar mis reflexio-nes al título de “Educomídia, apoyo a laciudadanía”.

En su lenguaje priva el término de “su-jeto popular” y de “pueblo” sin eliminarjamás la connotación de clase y de exclu-sión social. Las razones de esta reservalingüística pueden ser múltiples. Pode-mos, por ejemplo, decir que no era un po-litólogo y que por ello utilizó los términospropios de su disciplina para referirse aleducando, perceptor, lector, alumno, etc.

sin entrar en disquisiciones socio-políti-cas. Pero, a mi juicio habría otra razónmás de fondo y es la de que el términociudadanía, conectado a sociedad civil, ydesarrollado contemporáneamente porT.H. Marshall (1950), resultaba a todasluces insuficiente y muy limitada, sobretodo en una sociedad tan altamente estra-tificada como la latinoamericana y con unimaginario social muy influido por la iz-quierda.

Si nos atenemos a las fuentes biblio-gráficas que nutren su pensamiento en unlibro tan significativo como El comunica-dor popular (Kaplún 1985) encontrare-mos las referencias a los autores latinoa-mericanos que marcaron la época: PauloFreire (1969), Juan Díaz Bordenave(1976), Antonio Pasquali (1979), LuisRamiro Beltrán (1981), y otros menos di-fundidos. No olvidemos, por otra parte,que Kaplún estuvo muy ligado a la teolo-gía de la liberación y, específicamente, algrupo de referencia del teólogo Juan LuisSegundo⁷, cuyos manuales de teología in-cluso llegó a adaptar para la radio. La dis-cusión que mantiene con el teólogo PedroTrigo en la revista SIC en el año 1985 re-fleja un profundo conocedor de la teolo-gía de la liberación, de sus análisis y desus categorías interpretativas.

Por eso prefiero metodológicamenteacercarme al pensamiento utópico deKaplún a partir de su propio campo se-mántico para considerar, en un segundotérmino, las potencialidades de sus estra-tegias educomunicativas para la forma-ción ciudadana. Señalo, por fin, que voy apreferenciar las fuentes venezolanas.

El compromiso con el sujeto popular y la opción existencial

Una primera cuestión sería la de pregun-tarse cómo se situó Kaplún en Venezuela,una vez que se centró en el trabajo pro-ductivo de la División de Comunicacióny Cultura de CESAP.

Me voy a valer de dos textos poco co-nocidos –al menos no los he visto citadosen ninguna bibliohemerografía– paraaclarar su precomprensión del trabajo co-municacional y educativo.

El primero de ellos, bajo la autoríacomún de Mario y Ana Kaplún, se titula:“Testimonio de opción por las clases po-pulares” (Kaplún 1985a) y el segundo,escrito por Mario, “Pueblo ideal, pueblosreales” (Kaplún 1985b).

Después de varios años en Venezuelay ya siendo conocidos en los ambientesde trabajo popular, la revista SIC consi-deró de suma importancia “enriquecer elconjunto de artículos dedicados al papelde las clases medias en un proyecto po-pular, con una entrevista que testimoniaraen concreto cómo se viven, se padecen yse gozan esas opciones”. Esta vez el tes-timonio escogido fue el de los Kaplún.(Kaplún 1985ª: 249).

Al explicar su opción por el trabajo po-pular, tras un rodeo justificatorio para noser vistos ni propuestos como ejemplos denada, y menos descalificar otras opcionestan legítimas, afirman entre ambos:

“Con todo, es cierto que hemos hechouna opción y nos mantenemos fieles a ellaa lo largo de los años. SIC nos preguntapor el cómo y el por qué de esa opción.Diríamos que se pueden reconocer en ellacomo tres fuentes: la política y social, laprofesional-vocacional y la de nuestra fecristiana” (Kaplún 1985a: 249).

Al explayar las razones político-socia-les, afirman que creen y luchan “por unproyecto histórico liberador y transfor-mador protagonizado por las clases popu-lares” (ibid.) o para decirlo con palabrasdel escritor Carlos Fuentes “por una uto-pía que afirma los valores de la comuni-dad, los valores comunitarios, por encimade los valores del poder”.

Si nos atenemos a las fuentesbibliográficas que nutren

su pensamiento en un librotan significativo como

El comunicador popular(Kaplún 1985) encontraremos

las referencias a los autoreslatinoamericanos que marcaronla época: Paulo Freire (1969),Juan Díaz Bordenave (1976),

Antonio Pasquali (1979),Luis Ramiro Beltrán (1981),

y otros menos difundidos

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Sus preguntas para la evaluación gene-ral serán: “¿En qué medida nuestra laborcontribuye, así sea modestamente, míni-mamente, a largo plazo, a la construcciónde ese proyecto liberador?” o esta otra,“¿Lo que hacemos, le sirve al pueblo paracrecer o avanzar?” (Véanse los Apéndicesfinales sobre los indicadores de evaluaciónde las actividades, ya que reflejan esta pre-ocupación central en torno al pueblo).

Creo que es fundamental destacar losdos énfasis que marcan: el protagonismode las clases populares y el carácter an-tiautoritario de su horizonte pedagógico.

El primero, es un eco de las Confe-rencias de Medellín y Puebla, que convo-can a incentivar la iniciativa popular, y,como casi todas las propuestas eclesiales,se sitúa en un horizonte temporal de granescala, muy diverso de los ciclos del acti-vismo político (1968 y 1979); el segundo,es decir el antiautoritarismo, tiene unasresonancias de la corriente crítica de laEscuela de Frankfurt, específicamente deAdorno, quien analizó los efectos de lasconductas autoritarias, y también deBertold Brecht, dramaturgo y teórico dela radio, experto en las técnicas del dis-tanciamiento crítico⁸.

Además, me atrevería incluso a men-cionar su ascendencia judía, como factorde simpatía hacia el pensamiento antiau-toritario de la Escuela de Frankfurt, peroésta es otra de las claves de su pensa-miento pedagógico, que ameritaría ahon-darse.

Aunque Kaplún no abunda en referen-cias académicas, pues no es dado a citarfuentes teóricas en sus escritos, sus pocasnotas especializadas reflejan un conoce-dor actualizado tanto de los documentoscomunicacionales de las iglesias cristia-nas como del debate comunicacional entreapocalípticos e integrados, y particular-mente, del pensamiento de A. Pasquali, aquien nombra⁹.

Ahora bien, los Kaplún, reconociendocomo necesaria la labor del teórico, delacadémico, del docente, del investigador,del comunicador de los grandes mediosmasivos, quienes pueden hacer aportesimportantes a la transformación social,advierten que: “esos otros lugares estánmucho más atendidos y cubiertos porotros colegas. Nosotros intentamos llenarun espacio mucho más vacío y que senti-mos necesario, más aún, imprescindible:el de la comunicación popular, el de laeducación popular, el del trabajo de base”(Kaplún 1985a: 249).

En este posicionamiento más radicalde su quehacer educomunicativo, más allá

de su vocación profesional, tuvo que ver,sin duda, su condición de neoconversos,tal como expresan ellos en su testimonioa la revista SIC: “Tal vez valga la penaaclarar que nosotros no ‘nacimos’ cristia-nos: nos convertimos ya adultos. Quizáeso hizo más fuerte el compromiso de sercoherentes con esa fe y de encarnarla enuna opción de vida” (Ibid.: 250).

Al referirse al papel que jugó la opcióncristiana en su opción política aclarancómo ésta no fue tomada intelectualmenteen un escritorio, sino que se gestó en elcontacto concreto con la gente popular ycon su realidad, cuando se sumergieronen América Pobre, aun en el infierno in-frahumano de su miseria, al recoger temasy situaciones reales para sus guiones deJurado 13.

De ahí, pues, que el mero análisis delas influencias teóricas en comunicacióno de los préstamos en sus prácticas psico-pedagógicas resulta a todas luces insufi-ciente para comprender no sólo su pensa-miento, sino su perspectiva vital, su lugarde acción, su actitud ante las clases popu-lares y su horizonte de acción educomu-nicativa a largo plazo “al servicio de lasorganizaciones populares; prestándolessu apoyo y nada más”.

No deja de ser sorprendente para míque un Mario, formado teológicamente,en la forja selecta del Centro Pedro Fabro,bajo la dirección de uno de los teólogos con-siderados como más elitista, Juan LuisSegundo, realizara un viraje tan pronunciadoen su trayectoria. Pero, el viaje iniciáticohacia el pueblo, como aduce él, explicaesta profunda conversión existencial.

Personalmente, por algunas insinua-ciones directas o a través de otras perso-nas traspuestas, considero que no estabatan de acuerdo con esos tratados un tantoelitescos, por no decir pedantescos, comoel de La ideología como mensaje y ma-saje, que escribimos conjuntamente conMarcelino Bisbal (Aguirre y Bisbal,1981). Para él estaba claro que ésa no erasu función. Pero, más allá de esta diver-gencia estaba su discordancia con lo quesentía una propuesta vanguardista de in-telectuales orgánicos, llamados a salvar alpueblo, cuando escribimos nuestras“Aproximaciones al análisis de la culturapopular” llamando a una revolución cul-tural como conclusión del libro.

Los Kaplún se sentían vivos cuandotrabajaban con proyección social, regidospor los valores comunitarios, en estrecharelación con los grupos populares. De ahísu desconfianza en las propuestas van-guardistas e ideologías populistas, queidealizaban al pueblo, pero terminabanpor desplazarlo.

El método y las estrategias dialógicas

Para analizar la génesis de sus búsquedasmetodológicas contamos con dos fuentesimportantes: una, la del testimonio antesmencionado (Kaplún 1985a), y otra, la dela descripción de su trabajo en el libroeditado por la UNESCO: A la educaciónpor la comunicación (Kaplún 1992).

En su trayectoria profesional-vocacio-nal los Kaplún marcan tres etapas de su-peración progresiva en sus planteamien-tos, que suponen a su vez cambios en lasestrategias educomunicativas.

Como sabemos los Kaplún comenzarontrabajando en los medios masivos, reali-zando programas de radio y televisión. Enesta primera etapa su preocupación estácentrada en el contenido de esos programas.Como explican ellos mismos les interesaba“que fueran concientizadores, que contri-buyeran al crecimiento de la conciencia po-pular”. Es la fase de experimentación de gé-neros dramáticos como Jurado 13, bus-cando las fórmulas que conjugaran la atrac-

Los Kaplún (...) advierten que:“esos otros lugares están muchomás atendidos y cubiertos por

otros colegas. Nosotros intentamosllenar un espacio mucho más

vacío y que sentimos necesario,más aún, imprescindible:

el de la comunicación popular,el de la educación popular,

el del trabajo de base” “

21comunica ción

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ción de los radiogramas y las técnicas deldistanciamiento crítico.

Pero, constataron que, para lograr queesta comunicación fuera realmente libe-radora, “era preciso que los destinatariospudieran intervenir directamente en ella”.¿Cómo lograr que los destinatarios deja-ran de ser meros oyentes o espectadores?

A partir de esta cuestión se inician enla segunda fase de la comunicación gru-pal, de manera que los grupos tuvieran laoportunidad de discutir y reflexionarsobre el mensaje recibido y decir su pro-pia palabra. El recurso a los debates den-tro de la programación radiofónica o laimplementación de la comunicación entregrupos por el método del casete-foro res-ponden a esta inquietud.

Aun así, sintieron la necesidad de irmás allá, compartiendo con otros comu-nicadores latinoamericanos la inquietudde superar el modelo vertical de la comu-nicación, o con sus palabras “de ese falsomodo de entenderla en el que un emisormonopoliza la palabra y emite mensajes–por liberadores que éstos sean– a recep-tores pasivos” (Kaplún 1985a: 249).

Es la etapa en la que se plantean el ca-mino de la democratización de la comu-nicación, afirmando el “derecho del pue-blo a ser emisor y emitir sus propios men-sajes”. Pero para poner en práctica estateoría había que darle protagonismo almismo pueblo.

Ahí es donde se inicia la tercera etapade su aporte a los sectores populares:

“Como comunicadores, teníamos unaporte que hacer a los sectores populares:ofrecerles instrumentos, capacitar a losgrupos y a las organizaciones de base paraque desarrollaran sus propios medios decomunicación y crecieran como emisoresde mensajes” (Kaplún 1985ª: 249).

A través de su labor en CESAP cons-tatan que cuando los grupos populares co-mienzan a cuestionar el modelo de comu-nicación vertical y autoritario, que imperaen la sociedad e incluso muchas vecesdentro de sus organizaciones, no son sim-plemente los mensajes los que cambian,sino también las mismas relaciones so-ciales.

Comprueban con satisfacción que co-mienzan a crearse nuevas relaciones en ladimensión de igualdad y fraternidad quepostulan. Es decir, que en el horizonteutópico de una nueva sociedad se produceen el aquí y ahora, así sea en pequeña es-cala, una experiencia de vida más hu-mana, donde en lugar de relaciones decompetencia y de poder, comienzan a vi-virse valores de comunidad”.

En este marco los Kaplún se planteancuál debe ser el papel del profesional declase media, o, en lenguaje gramsciano,del “intelectual orgánico”. Frente a cier-tas posiciones idealistas de lo popular,aun sabiéndose mediadores necesariospero transitorios, y a riesgo de ser tilda-dos de pequeño burgueses, afirman sinambages que su papel es necesario, yaque ellos poseen un saber que el pueblonecesita apropiarse.

Apoyándose en la autoridad del propioPaulo Freire, que se vio precisado a reco-nocer que “la información es una instan-cia necesaria del proceso de conoci-miento” y que “conocer no es adivinar”exponen su testimonio:

“Nuestra experiencia nos demuestraque tenemos algo válido que aportar alos sectores populares. Ella desmiente eseenfoque populista, espontaneísta, quesostiene que el pueblo ya lo sabe todo,que ya ha formulado su propio proyecto,etc.” (Kaplún 1985a: 250).

Ahora bien, en esa fase de transmisióny comunicación, que implica la entregade instrumentos que el pueblo necesita,no se trata de convertirse en vanguardias,protagonistas o mentores permanentes delproceso, sino que “lo que debemos haceres aportarle instrumentos, para que él, amedida que crece y avanza, los haga suyosy los maneje autónomamente”.

Desde esta perspectiva de servicio enel que se enseña y aprende a la vez, esfundamental asumir sus propias raíces ysu historia personal. En nada ayuda elnegar y ocultar la propia identidad. Frentea la actitud demagógica de quien pretendeser pueblo o igual al pueblo, hay que re-conocer las diferencias y la distinta con-dición cultural. Es, precisamente, trabajodel intermediario establecer puentes entredos culturas diferentes, que al encontrarsese enriquecen mutuamente.

En este diálogo cultural nos dirán: “nosdefiniríamos quizá como agentes socialesque estamos construyendo puentes: puen-tes entre ciertos conocimientos e instru-mentos que manejamos y la base popular.Y, al mismo tiempo, servimos de puentestambién en el otro sentido: entre los secto-res populares y los estratos intelectuales,profesionales, académicos” (ibid. 250).

Nada extraño que, en su práctica pro-fesional, los Kaplún, por este afán de ins-trumentar su prácticas de comunicaciónpopular, se nutran sin prejuicios no sola-mente de las teorías vigentes –menciona-das anteriormente– sino de otras fuentesmás pragmáticas de comunicación de au-tores foráneos y latinoamericanos, inser-tos en el trabajo popular a lo largo y anchodel continente. La inspiración metódicade Pierre de Zutter, C. Freinet, Paul Boyd,Jean Cloutier, Royal Colle, Frank Gerace,o las sugerencias prácticas de Rosa M.Alfaro, Carlos A. Douhourc, AntonioCabezas, Rosario Amable, José I. LópezVigil están presentes en su obra, siemprecon el afán de mejorar sus prácticas pro-fesionales e instrumentar al pueblo.

Pero, en sentido inverso, también losKaplún recogen del trabajo popularaprendizajes que vuelcan a la docenciaacadémica y a la investigación sistemá-tica, pero esos aportes, como enfatizan,“llegan enriquecidos por una praxis, con-frontados por una praxis, de la que lospuros teóricos carecen”.

Somos testigos de estos aportes quelos Kaplún y, principalmente Mario, deja-ron en el medio intelectual venezolano.Prescindiendo ahora de los trabajos querealizara para la UNESCO en colabora-ción con Jeremiah O´Sullivan¹⁰ o los ma-nuales publicados por CIESPAL, las dosprincipales revistas de comunicación deVenezuela cuentan con varios trabajossignificativos: “La comunicación partici-pativa como praxis y como problema” enla revista ININCO, Nº1, 1980; “Ni im-puesta ni amada: la recepción televisiva ysus tierras incógnitas”, en la Revista CO-MUNICACIÓN: Estudios Venezolanos,

En nada ayuda el negar y ocultarla propia identidad. Frente

a la actitud demagógica de quienpretende ser pueblo o igual alpueblo, hay que reconocer las

diferencias y la distinta condicióncultural. Es, precisamente, trabajo

del intermediario establecerpuentes entre dos culturas

diferentes, que al encontrarse se enriquecen mutuamente

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Nº91, 1995; y “Democratización de la es-critura y poder simbólico” también en laRevista COMUNICACIÓN: EstudiosVenezolanos, Nº100, 1997.

De esta manera se cierra el ciclo de lascontribuciones de Kaplún en Venezuela,pues, dados los cambios políticos opera-dos en el Uruguay, decidirán regresar a supatria de origen.

Veamos a continuación los aportes deKaplún en educomunicación como posi-ble apoyo para la formación ciudadana.

De la comunicación a la educomunicación ciudadana

Ya hemos indicado anteriormente que eltrabajo de educomunicación en las sucesi-vas etapas se inserta en el horizonte de la li-beración del pueblo, de los sujetos popula-res, y me atrevo a decir, de los ciudadanosde segunda categoría, pues sólo así se haceverdadera justicia a las connotaciones conque realizó su trabajo en la base.

Cabe señalar que Kaplún disiente deacercamientos populistas que idealizan alpueblo. En una crítica al teólogo venezo-lano Pedro Trigo¹¹, enfatiza la distanciaque hay entre el pueblo idealizado de al-gunos teólogos de la liberación y los pue-blos reales, pues “tan mal lo aman quie-nes, desde sus castillos de elite, ignoran ydesprecian sus profundos valores comoquienes exaltadamente, lo declaran depo-sitario de todas las virtudes y poseedor detoda la sabiduría” (Kaplún 1985b: 306)

¿Cuál es este pueblo real, a quien sedirige Mario Kaplún cuando escribe yproduce? O dicho de otra manera, ¿en quéinterlocutor piensa imaginariamente y aqué ciudadano común preferencia,cuando se trata de dirigirse a una pobla-ción tan vasta como la designada por elnombre de “pueblo”?.

El entonces director de CESAP, P.Armando Jansens, me comentaba en unaentrevista reciente que Mario le confesóque “cuando él se dirigía a un interlocu-tor popular tenía en su mente a una mujerde barrio”¹². Cuando uno analiza socioló-gicamente los estratos pobres con los in-dicadores relativos a ingresos y educa-ción, se detecta que el grupo mayoritarioes el de las mujeres. Así es como actual-mente se afirma que ‘la pobreza enAmérica Latina tiene rostro de mujer’. Y,a su vez, son muchas de esas mujeres lasque conforman el grueso de los miembrosadherentes a la religiosidad popular y/o alos radiogramas y telenovelas, que nutrenla ficción mediática.

Sea por la larga experiencia vital o seapor una justificación más empíricamentesustentada, Mario Kaplún enfoca su mi-rada a los destinatarios más excluidos dela participación social y, naturalmente,ciudadana.

Hecha esta aclaración sobre los desti-natarios, cabe plantearse desde una ópticaeducativa cuáles son las cualidades y ac-titudes necesarias de los ciudadanos parala salud y estabilidad de las democraciasmodernas, y a partir de ahí valorar losaportes de las estrategias educativas deKaplún para el apoyo de la formación ciu-dadana.

Así, por ejemplo, si partimos del plan-teamiento de Kymlicka sobre la natura-leza de las sociedades multiculturales yde la ciudadanía multicultural, nos en-contraremos con que, además de la justi-cia de las instituciones básicas, es nece-saria la conformación de las siguientescaracterísticas de los sujetos:— El sentimiento de identidad y cómo

considera a otras formas de identidadnacional, regional, étnica o religiosaque potencialmente pueden competircon la suya.

— Su capacidad para tolerar y trabajarcon personas distintas a ellos.

— Su deseo de participar en el procesopolítico para promover el bien públicoy de apoyar a las autoridades políticasresponsables.

— Su capacidad para asumir responsabi-lidad personal en las elecciones queafecten a su salud y a su entorno.

— Su conciencia sobre el sentido de jus-ticia y de compromiso con una distri-bución equitativa de los recursos.

Como señala, la experta en educaciónintercultural, Flor Cabrera Rodríguez, eneste repertorio cabe distinguir dos dimen-siones: a) una política y de justicia aso-ciada a un estatus legal que exige el reco-nocimiento en el ciudadano de unos dere-chos y responsabilidades, y b) otra de na-turaleza psicológica asociada a una iden-tidad que le hace sentirse parte de una co-lectividad con la que se identifica y se re-conoce (Cabrera 2002: 87).

Bajo esta lógica, podemos hablar deque la ciudadanía es una obra en cons-trucción, un concepto y una realidad evo-lutiva y en expansión, un proceso conti-nuo de negociación política acerca dequién puede decir qué en el proceso dedefinir problemas comunes y cómo debenser enfrentados, y, a su vez la sociedadcivil en sus distintas dimensiones comobarrio, como grupo de campesinos, comoasociaciones o colectivos vecinales, comogrupo de trabajo, etc. se convierte en unmarco educativo ideal para el desarrollode la identidad colectiva a diferentes ni-veles y en contextos diversos (Grandi2000: 61).

Entendida así la ciudadanía, nada máscongruente con ella que el imaginario deKaplún cuando afirmaba su opción poruna “utopía que afirma los valores de lacomunidad” en cuanto definición comúnde problemas y la solución mancomunadade los mismos¹³.

En las dos acepciones de comunica-ción que contrapone en su obra El comu-nicador popular plantea el horizonte po-lítico en que se inserta cada tipo de co-municación, una de tipo autoritario y otrade tipo democrático:

Cuando uno analizasociológicamente los estratos

pobres con los indicadoresrelativos a ingresos y educación,

se detecta que el grupomayoritario es el de las mujeres.

Así es como actualmente se afirmaque ‘la pobreza en América Latina

tiene rostro de mujer’

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COMUNICACIÓN DOMINADORA COMUNICACIÓN DEMOCRÁTICA

Monólogo DiálogoPoder ComunidadVertical HorizontalUnidireccional De doble víaMonopolizada ParticipativaConcentrada en minorías Al servicio de las mayorías

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comunicación24

APÉNDICE ICARACTERÍSTICAS DE UN CURSO DE LECTURA CRÍTICA

(Tomado de Para una lectura crítica de la comunicación demasas, Comunicación de Base, Nº2, 1979)

Se trata en síntesis, de capacitar a los participantes para el análi-sis ideológico de aquellos mensajes que como dice Puebla, nosbombardean de continuo y nos impactan a través de los MCS.Veamos ahora qué condiciones ha cumplir un curso de lectura crí-tica para alcanzar este objetivo; a qué requerimientos y caracterís-ticas debe responder:1. Ceñirse a un método pedagógico.2. Ser audiovisual.3. Proporcionar instrumentos y técnicas para el análisis de mensa-

jes.4. Ser sencillo y accesible.5. Ser activo y participativo, funcionar como un taller.

Aunque, en mérito al orden de la exposición, esta última condi-ción figure al final, veremos que es la más importante.

APÉNDICE IIPERFIL DEL NUEVO EDUCADOR-COMUNICADOR

(Tomado de Hacia nuevas estrategias de comunicación en la educación de adultos, UNESCO, 1983)

Lejos de ser más fáciles, puesto que es el público mismo el queparticipa y hace el programa, como equivocadamente suele cre-erse, los nuevos procedimientos de comunicación participatoria nosólo no pueden prescindir del aporte de comunicadores-educado-res, sino que, por el contrario, requieren de ellos un nivel de capa-cidad y formación tanto o más exigente que el demandado por laEAD tradicional.

Suponen:1. Obviamente, como en toda teleducación, el dominio de los re-

cursos pedagógicos y expresivos específicos de cada medio dedifusión: esto es, saber hablar el lenguaje del medio.

2. El conocimiento de métodos dialógicos y participatorios, la ca-pacidad de organizar y formular los mensajes de modo que pro-muevan el diálogo y la participación y estimulen la problemati-zación.

3. Aptitud para diseñar y aplicar métodos que combinen dinámi-camente la comunicación a distancia con la interpersonal y lagrupal.

4. El manejo, no sencillo por cierto, de programaciones flexibles,capaces de adaptarse a los procesos comunicativos y organi-zativos en los que esta comunicación se inserta.

5. La capacidad de prealimentar los mensajes a partir de las ne-cesidades sentidas de la población-meta, lo que implica la per-manente investigación e interpretación del entorno antropoló-gico, social, político y organizativo en que ésta se sitúa.

Trátase, pues, de un nuevo tipo de comunicador social, carac-terizado tanto o más que por la virtud de saber emitir, por la desaber escuchar.

De la toma de conciencia de la imperiosa necesidad de iniciara corto plazo la formación intensiva de profesionales al servicio dela comunicación educativa, depende en decisiva medida el futurode la nueva estrategia comunicacional para la educación no formalde adultos.

APÉNDICE III

PAUTAS PARA LA EVALUACIÓN DE MENSAJES DE COMUNICACIÓN POPULAR

(Tomado de El comunicador popular, Ed. CIESPAL, Quito, 1985)

Concepción educativa1. ¿A qué concepto de educación responde el mensaje? ¿Su én-

fasis está puesto en los contenidos, en el resultado o en el pro-ceso?

2. ¿Estimula el raciocinio y la reflexión? ¿Problematiza?

Concepción comunicativa1. ¿En qué concepción de comunicación se inscribe el mensaje?2. ¿Es unidireccional o busca la participación y el diálogo?3. ¿Es autoritario o participativo?

Punto de partida1. Para producir el mensaje, ¿se ha comenzado hablando o escu-

chando a sus destinatarios? ¿Se ha partido de sus experiencias,sus necesidades y sus aspiraciones? Es decir: ¿se ha hecho unabuena pre-alimentación?

Actitud comunicativa1. ¿Está concebido en función del destinatario, pensando en él,

poniéndose en su lugar? ¿Hay empatía?

Formulación del mensaje1. ¿Aprovecha la variedad de lenguajes que el medio ofrece? ¿Los

utiliza y combina bien?2. ¿Está bien codificado?3. ¿Es abierto, o lo da ya dicho y digerido? ¿Estimula una decodi-

ficación activa por parte de los destinatarios?4. ¿Es congruente? ¿Hay coherencia entre su contenido y su

forma? Sus mensajes secundarios, ¿son coherentes con elmensaje central, lo apoyan? ¿O, por el contrario, se contradicencon él y lo desvirtúan?

5. ¿La selección de los elementos del mensaje es adecuada ( obien se omitieron elementos importantes o se incluyeron ele-mentos no relevantes?

6. ¿Evita y controla razonablemente el ruido?7. ¿Tiene una adecuada estrategia y una metodología de uso? ¿Es

funcional a ellas? Es decir: al formular el mensaje, ¿se ha pre-visto su posterior estrategia de uso y se ha procurado formu-larlo de modo de que responda a la misma?

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Las posibilidades de gestar una nuevaciudadanía en sentido democrático se jue-gan según Kaplún en las relaciones raiga-les de comunicación que se establezcanen el nivel de la base. Toda su estrategiaparticipativa va orientada en esa direccióny, además, hay que añadir a su favor, queparalelamente a su discurso, Kaplún co-municaba sentido de ciudadanía latinoa-mericana, de tolerancia religiosa y deapertura política.

Reconociendo el aporte de la pedago-gía educomunicativa de Kaplún para elapoyo a la ciudadanía, quedan, a mi en-tender, en los textos de Kaplún varias in-cógnitas sin resolverse, aun cuando en lapráctica tuviera sus respuestas personales.

Una de ellas tiene que ver con las me-diaciones políticas de su propuesta, quecontrapone Poder y Comunidad. Estaoposición no deja de tener ciertas conno-taciones anarquistas por cuanto no es con-cebible, ni siquiera en el seno de laComunidad la ausencia de poder y de asi-metría generada, sea por las diferenciasde edad, capacidad, experiencia, etc.

Sin una teoría social y política al res-pecto que distinga el poder como domi-nación del poder como servicio, el tér-mino queda satanizado y la única acciónposible sería no ya la del contrapoder,sino del puro antipoder. Anthony Giddensen su análisis de la relación Obrar y poderaclara que “ser capaz de obrar de otromodo significa ser capaz de intervenir enel mundo, o de abstenerse de esa inter-vención, con la consecuencia de influirsobre un proceso o estado de cosas espe-cíficos” (Giddens 1995: 51).

Obrar políticamente supone, además dedialogar, asignar recursos materiales y deautoridad para influir en otros en aras de laresolución de los problemas comunes bajodeterminadas reglas democráticas.

Nos parece una idealización de la co-municación la suposición de que dadasdeterminadas condiciones comunicativas–recordemos la pragmática universal deHabermas– se neutralizarían todas las asi-metrías internas al grupo o a la dinámicade las relaciones sociales cotidianas entrejefe-subordinados, empresario-trabajado-res, profesor-alumnos, padre de familia-hijos, gobernante-gobernados, gran pe-riódico-lectores, radio y televisión-usua-rios, clase dominante-dominada, grandespotencias-pueblos del tercer mundo.

En segundo lugar, ¿son transferibleslas condiciones igualitarias del diálogo in-terpersonal y/o grupal, propicias para laconvivencia comunitaria, a las otras esca-las de la dinámica social? Sin duda que

Mario Kaplún no era un ingenuo y dehecho se involucró en la firma de docu-mentos de alto calado comunicacional¹⁴,pero en su afán de facilitar la comprensiónde ciertos fenómenos, se vio sometido a laesclavitud de las simplificaciones.

En resumen, la democracia comunica-tiva y la construcción de ciudadanía no esun plan con fecha de caducidad, vincu-lado a un determinado proyecto político,sino una condición que hay que defendery profundizar a largo plazo sin supeditarlas microdinámicas a las soluciones na-cionales o internacionales. Éste es paramí el legado principal de su educomuni-cación y en ello ubico sus virtualidadespara apoyar la ciudadanía, a pesar de al-gunas lagunas.

Kaplún tuvo la osadía de vivir esa uto-pía desde la apuesta de su construcción apartir de los microprocesos de la base,pensando en el largo desierto que habíaque atravesar para saltar de escala, so-ñando en una comunidad liberadora y li-berada.

■ Dr. Jesús María AguirreComunicador Social y director de la Revista Sic del Centro Gumilla.Miembro fundador de Comunicación

Artículo presentado en: IX ColoquioInternacional sobre la escuela Latino-americana de Comunicación - CELA-COM/2005. “Educomídia, apoyo a laciudadanía: el legado utópico de MarioKaplún”

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La democracia comunicativa y la construcción de ciudadanía

no es un plan con fecha decaducidad, vinculado a un

determinado proyecto político,sino una condición que hayque defender y profundizar

a largo plazo sin supeditar lasmicrodinámicas a las soluciones

nacionales o internacionales. Éste es para mí el legado principalde su educomunicación y en ello

ubico sus virtualidades paraapoyar la ciudadanía, a pesar de

algunas lagunas

25comunica ción

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comunicación26

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Citas¹ Mario Kaplún vivió exiliado en Venezuela desde

1978 a 1985. Su hijo Gabriel Kaplún en un es-crito de 1998 describe sus actividades en este pe-riodo (Kaplún, Gabriel, El Viajero, 1998).

² En los cuatro años se formaron más de cien co-municadores/educadores populares de dieciséispaíses de América Latina.

³ Sobre la realización de este programa véase:Kaplún, Mario (1992) A la educación por la co-municación. La práctica de la comunicación edu-cativa, UNESCO-CRESALC, Santiago, Chilepp. 78 ss.

⁴ Véase: Martínez de Toda y Terrero, José (1978)“Los programas de SERPAL en Venezuela.Sondeo de opinión”, Comunicación de Base, Nº3,Centro Pellín-Gumilla, Caracas, pp.43-47.

⁵ Alfaro, Rosa María (2004) “Culturas populares ycomunicación participativa”, en REVISTA CO-MUNICACIÓN, Nº126, 2º trimestre. CentroGumilla, Caracas, pp. 12-20.

⁶ López Vigil, José I. (2004) Ciudadana radio. Elpoder del periodismo de intermediación.Universidad Católica Andrés Bello-Centro deDerechos Humanos, Caracas.

⁷ Véanse los cinco volúmenes: Juan Luis Segundos.j. (1968-1972) Teología abierta para el laicoadulto, Ed. Carlos Lohlé, Buenos Aires-México.En cuatro de ellos participó en la redacción conotros miembros del Centro Pedro Fabro deMontevideo, y en el quinto fue el único colabo-rador.

⁸ Adorno T.W. y otros (1965) La personalidad au-toritaria, Proyección, Buenos Aires; BertoldBrecht 1927-32 (1973) Teoría de la radio, Ed.Península.

⁹ En el libro El comunicador popular Kaplún citaexpresamente Comprender la comunicación deA. Pasquali, obra de fuerte impronta franckfur-tiana, como he demostrado en mi ensayo De lapráctica periodística a la investigación comuni-cacional, Ucab, 1995.

¹⁰ Kaplún-O´Sullivan (1980) Communication andgrass roots development in Latin America:Colombia- Friendship Groups (Grupos deAmistad). Agricultural Communications Docu-mentation Center. UNESCO.

¹¹ Pedro Trigo s.j. es un teólogo de la liberación ve-nezolano, discípulo de Gustavo Gutiérrez, y ac-tualmente miembro del Consejo de Redacción de

la Revista SIC. Autor de una vasta obra teoló-gica, últimamente ha publicado La cultura delbarrio, trabajo que recoge sus veinte años de ex-periencia en la pastoral popular.

¹² Testimonio personal del P. Armando Jansens.Día 22 de abril de 2005.

¹³ En este planteamiento de Kaplún no hay remi-niscencias del debate sociológico en torno al pen-samiento de Tönnies y la diferenciación entreSociedad-Comunidad, sino más bien una apuestapor el entorno primario y local en el que se en-cuentran las personas en su convivencia coti-diana. Ello no significa que Kaplún desconocieralas dinámicas macrosociales, pero en su prácticasocial no puso ahí su acento y optó por el trabajoen las comunidades de base.

¹⁴ Entre otros muchos documentos firmados porKaplún, queremos destacar “La declaración deLima por una nueva comunicación”, Lima, 28 denoviembre de 1990. Véase en: Pasquali Antonio(1991) El orden reina, Monte Avila Editores, p.120.

Mario Kaplún en Comunicación

El entretenimiento como necesidad Mario Kaplún. pp. 20-31.En: Comunicación. No. 77-78 (1992)

Ni impuesta ni amada: la recepción televisiva y sus tierras incógnitasMario Kaplún. pp. 46-55.En: Comunicación. Vol. 21, No. 91(Jul.-Sep.1995)

Democratización de la escritura y podersimbólico / Mario Kaplún. pp. 97-101.En: Comunicación. Vol. 23, No. 100(Oct.-Dic. 1997)

Procesos educativos y canales de comunicación / Mario Kaplún.pp. 11-15. En: Comunicación. Vol. 24,No. 103 (Jul.-Sep. 1998)

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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comunicación28 Visitas

Es necesario revisar las formas de comprensión del proceso de consumo y recepción de la televisión. Los signos de los tiempos hanido señalando nuevas vías, donde las audiencias y los medios transitanun camino que los investigadores intentan seguir para trazar el mapade las mediaciones, de la socialización de los individuos y laconformación de la opinión pública. ¿Cómo ha sido la relación entremedios y perceptores? ¿Por dónde han pasado los puentes que nosconectan simbólicamente y generan nuevas formas de consumocultural? La reflexión pasa por entender los estudios de recepcióntelevisiva y reconocer la riqueza de los contextos y las interaccionesque se establecen a partir de la intimidad de la pantalla.

■ Marcelino Bisbal

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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29

Nuestra televisión cuenta ya con 53años de haberse implantado en elpaís. La primera señal era de ca-

rácter estatal y es Venezuela uno de losprimeros espacios geográficos, dentro dela región y del mundo, con que se abre alos signos de la modernidad de la época através del audiovisual que representaba lapantalla televisiva. La televisión venía aser un signo de progreso y desarrollo, loque han llamado algunos un “nuevo gad-get del desarrollo”. El avance de estemedio tecnológico y comunicacional noha ido parejo con el avance de las inves-tigaciones y las reflexiones sobre él.Durante mucho tiempo el medio sedujo ala gente y la atrapó inmediatamente, pero“asustó” al sector académico y principal-mente al aparato escolar que vio en lapantalla, no así en la del cine, un compe-tidor digno de tomar en cuenta y de “re-ducirlo” lo antes posible. La escuela y losprimeros teóricos de la comunicación y lacultura no entendieron el “reto cultural”que pasa por los medios y particularmentepor la televisión. No comprendieron, y aveces no se comprenden en nuestros días,las mutaciones del saber y del conocerque se están generando y gestando desdelos medios y desde la televisión como el

comunica ción

Recepción y TVen VenezuelaItinerario de una líneainvestigativa

“Ese gusto mío por la televisión yocreo que lo tengo desde chiquitica.Yo me recueldo en Tucupido,cuando venía el circo, y yo veía eldesfile de los altistas; me quedabacomo lela, como atontá, me encan-taba demasiado. No me importabasi el león y el elefante estuvieranmuertos de hambre; ni siquiera si los payasos tuvieran la cara así,como tristes; y las trapecistas y las bailarinas tuvieran las ropasraiditas y zurcidas. A mí siempre me ponían contenta, me ponían a imaginá cosas. Lo que hacían era bien bonito. La gente se reía, se gozaba un puyero. Es lo mismitoque me pasa con mi televisión, esigualito. Bueno, casi... lo malo era que aquel circo siempre se iba.

(...) Televisión hubo más adelante,uno oía los programas pol la radio,las comedias y los conculsos.Después jue que vino la televisión;desde que vino, fue lo primero pamí. Yo digo que una casa, un hogalsin televisión no vale nada, polqueyo mi televisión es lo primero. Enmi casa cuando llego, lo primero,lo enciendo. A mí la televisiónme hace falta, yo no sé, yo sin latelevisión no me hallo, yo todoes con mi televisión ahí prendía.Es que yo soy así.

(...) Uno en la televisión se olvidade todo; de los problemas de lacasa, eso se olvidó aquí. Yo aquísólo comento las cosas de los altistas, las cosas de aquí. Yo coneso me lleno de alegría(...) ¿Quiénhabrá inventao esa maravilla?”

Habitante de un barrio de Caracas

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medio más determinante en el tiempolibre y de ocio de la gente.

Después que se introduce la televisióny las audiencias comienzan a conformarsecomo tales ante la pantalla y sus repre-sentaciones-significaciones, las primerasreflexiones e indagaciones en torno alnuevo “instrumento comunicacional” seorientan hacia cómo el medio y sus men-sajes determinan a los públicos tantodesde una perspectiva mercadológicacomo desde una óptica de dominación eimposición ideológica. El conocer la es-tructura y composición de esos públicos-audiencias, desde planteamientos cuanti-tativistas y funcionalistas, fue el carácterque privó en nuestras primeras investiga-ciones en torno al medio televisión y enrelación con el impacto y efectos del sis-tema massmediático sobre los mismos pú-blicos. Inclusive, en las investigacionesque se definían como críticas y hasta deorientación marxista esa metódica se hizovisible y presente en sus trabajos. En sín-tesis hay que apuntar, tal como nos lo se-ñala Geneviève Jacquinot (1999:30) y ci-tando una obra de Anderson (1983), quese definieron cuatro corrientes investiga-tivas en torno a la televisión. Así:1. Los que siguen la tradición de investi-

gar los efectos manipuladores de losmedios de comunicación (violencia,sexo, racismo…), tienen tendencia aproponer un enfoque normativo. De-nuncian el aspecto ideológico de lasemisiones y preconizan una elecciónmás cuidadosa de los programas.

2. Los que rechazan la idea masiva de losefectos de tales medios y se interesanpor los motivos personales en la elec-ción de cada programa, adoptando unenfoque más reflexivo, desconfiandode cualquier imperialismo profesoral,y pretenden que cada cual tome con-ciencia de las razones de su elección.

3. Los que toman la televisión como ex-presión de la cultura contemporánea seoponen a todas estas prácticas terapéu-ticas de vacuna preventiva contra losefectos de los medios de comunica-ción, inclinándose por un enfoque crí-tico, más parecido a la tradición críticaliteraria. Preconizan el análisis de losgéneros y características estéticas delas obras televisivas, resaltando el con-texto histórico-social de las produccio-nes y el modo como dichos medios nosrepresentan.

4. Los afines a las teorías semiológicasdel cine y de la televisión hacen hinca-pié en el aprendizaje del lenguaje ytécnicas de expresión audiovisual me-

diante ejercicios de análisis (elecciónde encuadre, iluminación, montaje,metáforas fílmicas, construcciones na-rrativas…) y de producción para des-montar los mecanismos de representa-ción de la realidad.

¿Cómo ha sido en nuestro país? En losprimeros tiempos de la investigación co-municacional en Venezuela, como en elresto de América Latina, el estudio de losefectos (“modelo de efectos”) de la televi-sión copó el campo de estudio y no nosdejó ver e ir más allá. ¿A qué nos estamosrefiriendo? En nuestros primeros trabajossobre el impacto de la televisión predo-minó, en términos metodológicos y de ob-jetivos investigativos, la medición delefecto del discurso/mensaje sobre la au-diencia a partir de la consideración delperceptor como agente pasivo y nada di-námico frente al medio y sus contenidos.No supimos ver desde esos trabajos lo quehoy día es ya una constatación, es decir ladinamicidad de la que está dotada la au-diencia ante el medio y sus discursos/con-tenidos. Tampoco se descubrió la interre-lación que se establece entre los contextos

en donde se recibe la recepción televisivay los contenidos, por supuesto que tam-poco se vieron todos aquellos aspectosque tienen que ver con las encrucijadas ytejido de la vida cotidiana. Aquellas in-vestigaciones, que sirvieron de base paralo que hoy día llamamos estudios de re-cepción televisiva, privilegiaron la expo-sición, en lugar de la interacción, el con-texto y las acciones expresivas de la gente.

La consecuencia de esa trayectoria in-vestigativa por la que tuvimos que atrave-sar acumuló gran cantidad de datos real-mente poco explicativos de la recepcióntelevisiva en cuanto proceso complejo queno es ni unívoco ni tan transparente comonos decían que era. Sin embargo, es re-querido conocer cómo fue esa trayectoriaque parte desde la aparición de la televi-sión y su utilización como instrumento demercadotecnia y fuente de información yentretenimiento. Esos antecedentes se ins-criben en la idea fija y estable de que elmedio se impone de manera omnipotentea través de la seducción y la manipula-ción que implementan de manera inten-cionada y nada deseable en la concienciade los públicos/perceptores. Jesús Martín-Barbero lo expone de la siguiente maneraal decir que:

(…) ya entonces algunos comenzamosa sospechar de aquella imagen del pro-ceso en que no cabían más figuras que lasestratagemas del dominador, en la quetodo transcurría entre unos emisores-do-minantes y unos receptores-dominadossin el menor indicio de seducción ni re-sistencia, y en la que por la estructura delmensaje no atravesaban los conflictos nilas contradicciones y mucho menos lasluchas. Justo por esos años algo se nosmovió en realidad (…) y nos hizo visibleel profundo desencuentro entre método ysituación: todo lo que del modo las gen-tes producen sentido de su vida, del modoen que se comunican y usan los medios,no cabía en el esquema (1999: 9-10).

Es decir, desde esa representación quenos describe resumidamente Barbero, esque parten los primeros análisis e investi-gaciones, con sus aportes y límites, que sellevan a cabo en nuestro país ya bien co-menzada la década de los años setenta.Desde ahí, iniciemos el recorrido para co-nocer cuál ha sido el itinerario investiga-tivo del tema sobre la recepción televi-siva, hasta llegar al presente, en dondepodemos hablar de una investigación máscentrada en la recepción del medio y susmúltiples imbricaciones ya no sólo con elsujeto-perceptor, sino con aquellos espa-cios en donde interactúa ese perceptor con

comunicación30

Es requerido conocer cómo fueesa trayectoria que parte desde

la aparición de la televisión y su utilización como instrumento

de mercadotecnia y fuente deinformación y entretenimiento.Esos antecedentes se inscribenen la idea fija y estable de queel medio se impone de manera

omnipotente a través de laseducción y la manipulaciónque implementan de maneraintencionada y nada deseable

en la conciencia de lospúblicos/perceptores

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el propio aparato de televisión (“sociolo-gía de la pantalla”).

Cuando predominan los estudios de impacto y efectos…los antecedentes

Debemos ubicarnos en los años cincuenta.Será en 1952 cuando en el país se im-plante la televisión (22 de noviembre) enplena dictadura militar y dentro de la es-tructura del Estado. Al poco tiempo, enlos años sucesivos, irán apareciendo lasprimeras plantas de televisión comercial:entre ese 1952 y 1958 tendremos ya unparque de seis estaciones de televisión, delas cuales cinco serán de carácter comer-cial/privado. La seducción y el miedo sehacen presentes casi al mismo momentode la aparición de la televisión comomedio de comunicación. Y será en 1953,en la edición de la revista SIC No. 158,cuando se advierta acerca del peligro queentrañaría este medio para los públicosque se expongan a él de manera regular yen 1957, en un documento oficial delConsejo Venezolano del Niño, se plan-tean los efectos del medio porque las “ra-diaciones de la pantalla dañan la visión”,por “los malos hábitos de los animado-res”, porque “al menor sólo se le acre-cienta la vanidad” y al final saca comoconclusión de todos “esos males” la ne-cesidad de “nacionalizar” al medio. Esteplanteamiento, si se quiere “apocalíptico”frente a la pantalla televisiva irá en au-mento en los años siguientes y constituirála línea investigativa dominante durantemucho tiempo. La idea final que podemosentresacar de esas primeras investigacio-nes y las que continuarán hasta bien en-trada la década de los años setenta nos laofrecen los investigadores LeoncioBarrios y Gladys García (1989) en un tra-bajo que constituye uno de los pocos es-tudios bibliohemerográficos sobre la tele-visión (Familia y televisión en Venezuela.Estudio bibliohemerográfico 1953-1988).Allí se plantea de forma tajante que:

Los artículos de opinión analizados, sibien constituyen un valioso aporte a undebate necesario y han podido servir paradifundir una información importante entreel público, presentan en su mayoría, aná-lisis poco rigurosos, presentados en unlenguaje vehemente, con planteamientosextremos y tocando sólo los aspectos ne-gativos del problema. Por ello, parecieraque más que contribuir a una compren-sión del medio, han producido una visiónsesgada de su función. Algo semejante

aparece en los primeros trabajos de inves-tigación(…) En ellos predominan los aná-lisis con el objetivo de denuncia y, portanto, el énfasis se ubica en mostrar lospeligros de la televisión(…) (1989:8).

Esta evidencia en relación con los tra-bajos más divulgativos y de “llamada deatención” que verdaderas investigacionesal respecto. Pero en referencia directa alos primeros textos verdaderamente in-vestigativos y de reflexión supuestamente“objetiva” se nos dice que:

La mayoría de esos materiales siguenla línea de denuncia del medio a través dela demostración de sus contenidos peli-grosos y sus efectos nocivos. El mayornúmero de esas investigaciones constitu-yen análisis estructurales e ideológicos,producto de estudios de campo que utili-zan encuestas, entrevistas y el análisis decontenido como técnica de recolección dedatos. Estos datos son analizados y sus re-sultados expresados en términos cuantita-tivos (Ibidem.: 8-9)

Y la conclusión final a la que lleganBarrios y García después de revisar todala producción que se publicó sobre el temadurante tres décadas es terminante alapuntar que:

En resumen, lo escrito en Venezuelasobre (…) sobre la televisión evidenciauna preocupación ascendente, determi-

nada por el número de publicacionessobre el tema, desde los años cincuenta alos setenta y una disminución en losochenta. Estos trabajos han arrojado im-portantes conclusiones sobre la materia, apesar del sesgo conceptual. La mayoríade los artículos de opinión, plantean laproblemática de una manera poco mesu-rada que refleja la existencia de prejuiciosy opiniones valorativas sobre el medio.

También en las investigaciones y do-cumentos ha prevalecido una tendencia,que si bien es necesaria, se ha quedadosólo en demostrar lo negativo del medio ysimplistamente han tratado de relacionarlos contenidos de la televisión con artícu-los y conductas que son de compleja for-mación.

Todo lo anterior ha contribuido a unplanteamiento del tema que si bien mues-tra una parte importante de la realidad querequiere atención de todas las partes in-volucradas, exige un replanteo en térmi-nos de una visión más completa del pro-blema. (Ibidem.: 9-10)

Todo lo anterior nos indica la preocu-pación que suscitó la presencia del mediotelevisión en nuestro país y en toda la re-gión (1). Fue una preocupación, enmar-cada dentro del medio, por el tema de losefectos y del impacto. El sentido de esasprimeras investigaciones era de tal carác-ter negativista, siguiendo la línea de pen-samiento de “los de Frankfurt”, que no sesupo ver o no se quiso ver otras vertien-tes de análisis y de pensamiento que po-sibilitan la pantalla y no se comprendió elgrado de adhesión y seducción que ellaofrece. Por otra parte, nos topamos tam-bién con una variedad de trabajos que seubicaron en la otra orilla, es decir, la se-ducción de la televisión servía al espaciodel mercado como instrumento a investi-gar para conocer cómo las audiencias pu-dieran ser “conducidas” dentro del ám-bito de las “mediciones de conducta”hacia fines mercadológicos y de prácticapublicitaria.

No obstante, dentro de esos límites, elmedio televisión sedujo de tal forma a lasaudiencias de la época y a los políticos einvestigadores que si nos proponemos unatarea de fina cirugía podemos y de hechovamos a encontrar algunos pocos trabajosque sirvieron de pioneros en esto que hoyllamamos recepción televisiva. Si bien escierto, en la consideración del tema no seplanteaba lo que Guillermo Orozco en-tiende y define como recepción televisivaal indicarnos que “la recepción televisivaes un ‘proceso mediado’ que antecede yprosigue al mero momento de estar frente

31comunica ción

El sentido de esas primerasinvestigaciones era de tal carácter

negativista, siguiendo la línea de pensamiento de “los de

Frankfurt”, que no se supo vero no se quiso ver otras vertientesde análisis y de pensamiento que

posibilitan la pantalla y no secomprendió el grado de adhesión

y seducción que ella ofrece

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a la pantalla. Un proceso que de ningunamanera es unívoco ni transparente, sinopor el contrario complejo y hasta contra-dictorio. Un proceso que se entreteje conla vida cotidiana y en el cual intervienendistintos agentes e instituciones sociales.Un proceso, finalmente, que se desarrollaen distintos escenarios” (1991:9), en esostrabajos, que consideramos los estudiosfundadores del tema de la recepción desdela academia, vamos a descubrir algunosindicios que intentan alejarse del análisisexclusivo del mensaje (o del texto) paraadentrarse tímidamente en un enfoque“contextualista”. Aunque la considera-ción del contexto de la recepción será unsigno investigativo que se nos muestrehacia finales de los ochenta, la investiga-ción del perceptor en los trabajos del psi-cólogo social Eduardo Santoro (La televi-sión venezolana y la formación de estere-otipos en el niño, 1969) y de la comuni-cadora Marta Colomina (El huésped alie-nante, 1968) nos mostrarán el nivel de in-fluencia de la programación televisiva enla audiencia, pero también nos aportaránindicios para saber con detalle y ciertaprecisión cómo los contenidos del mediotelevisión son usados por la audienciadesde sus respectivas inserciones socia-les. De alguna manera, estos trabajos pio-neros sirvieron de puente o de pasaje parala investigación del perceptor y de allíhacia la investigación de los contextos dela recepción. De la misma manera queestos dos estudios levantaron el interéspor el tema de los perceptores en el ám-bito universitario y desde ópticas y orien-taciones que fueron desde la sociologíageneral, de la psicología social y el mundode la educación-comunicación.

Los resultados de estos dos estudiosnos revelan para la época datos bien con-cretos acerca de la audiencia y los efectosdel medio sobre ella, además de la varia-bilidad de ese impacto de acuerdo al con-texto de inserción del perceptor. El tra-bajo de Eduardo Santoro analizó la for-mación de estereotipos en el niño hacialas distintas clases sociales, grupos étni-cos e ideologías. El propio investigadordecía que: “he seguido básicamente doslíneas: psicología general, donde entranlos aspectos generales y metodológicosque tienen que ver con psicología social,comunicación y actitudes, y psicologíaexperimental, que trabaja con actitudes yestereotipos, fundamentalmente” (2000).Este mismo autor, 30 años después de suestudio pionero en el tiempo, publicó Latelevisión venezolana y la formación deestereotipos en el niño, 30 años después.

Esta segunda parte de la investigación nosdemuestra cómo había venido variando elcontenido programático de la televisión,no sólo en lo formal –producción-, sinotambién en los gustos y preferencias haciaciertos contenidos, al igual que identifica-ciones, demostrando así el grado de pe-netración que ha venido teniendo el medioen la sociedad y los cambios que han su-frido los contextos nacional e internacio-nal. Por ejemplo, nos dice la investiga-ción en su segunda parte, ahora los per-sonajes de televisión son los modelos aseguir y no tanto los patrones de la reali-dad. Sin embargo, se mantienen las líneasfuerza de los resultados de la investiga-ción inicial, es decir la conformación deestereotipos en la audiencia como “cate-gorizaciones especiales que consisten engeneralizaciones simplificadas de una de-terminada realidad” (Santoro, 1977: 97) yel propio autor en ese mismo trabajo, si-guiendo a Campbell (1967) apunta que elcarácter erróneo del estereotipo está dadopor diferentes causas, las cuales han sidoagrupadas en cuatro categorías: absolu-tismo fenomenológico del sujeto (consi-derar que si se percibe así es porque es

real); magnitud de la diferenciación delos grupos (es decir, el grado de diferen-cia real existente entre grupos de sujetos);percepción causal errónea (por ejemplo,énfasis en los aspectos raciales, y no enlos ambientales) y falsa concepción de lacausalidad.

Poniendo distancia en el tiempo,treinta años después, el investigador reco-noce el límite de la investigación que em-prendiera en 1969 al decir que:

Creo que es importante el estudio delos medios, no sólo en términos de la in-fluencia y efectos, sino del uso que le estádando la población actualmente y el pesorelativo que cada medio tiene en la con-formación de la matriz de opinión(Santoro, 2000: 77).

Por su parte, la investigación El hués-ped alienante tiene la particularidad deser un estudio localizado en la ciudad deMaracaibo (Estado Zulia. Se rompe conel centralismo que se venía dando en lasinvestigaciones) y desde allí se aborda latelevisión para tratar de determinar losgrados de preferencia hacia el melodramatelevisivo (telenovela), incluye incluso ala radio y las radionovelas. La investiga-ción trabaja con el método de la encuestaentre amas de casa y niños de distintasclases sociales y tuvo como objetivo de-terminar preferencias, frecuencia en elgusto por el melodrama mediático, razo-nes de ese gusto/preferencia, tiempo de-dicado para ello, tema de los melodramase influencia de patrones en las conversa-ciones y opiniones sobre la programación.Hoy, esta investigación engrosaría el cú-mulo de trabajos que se han venido ha-ciendo sobre el perceptor desde una óp-tica cuantitativa siguiendo los moldes fun-cionalistas, pero en aquel momento(1968) constituyó un texto que aportó lí-neas críticas al análisis y llamó la aten-ción sobre el grado de adhesión que es-taba alcanzando el medio, aparte de mos-trarnos la diferenciación del gusto deacuerdo a los contextos de ubicación delperceptor.

De los efectos hacia unainvestigacion contextualista

Será bien entrada la década de los ochentacuando la preocupación por el tema de larecepción activa se inscriba en el mundoacadémico desde una visión más orien-tada hacia los lugares-espacios de la re-cepción, aunque sin olvidar el tema de losefectos. Los grandes vectores de preocu-pación y a investigar, en relación con la

Los trabajos del psicólogo socialEduardo Santoro (La televisión

venezolana y la formaciónde estereotipos en el niño, 1969)

y de la comunicadora MartaColomina (El huésped alienante,

1968) nos mostrarán el nivelde influencia de la programacióntelevisiva en la audiencia, perotambién nos aportarán indiciospara saber con detalle y cierta

precisión cómo los contenidos delmedio televisión son usados por la

audiencia desde sus respectivasinserciones sociales

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televisión y su recepción, fueron “familiay televisión”, “televisión y educación”con el objetivo de formar audiencias crí-ticas a nivel escolar, también, “televisióny violencia”, “televisión y vida cotidiana”y “televisión y prácticas sociales”.

No sabemos si fue gratuito o razonesdel azar, pero el hecho de la publicaciónen 1987 del libro de Jesús Martín-BarberoDe los medios a los mediaciones dio unvuelco a la investigación comunicacionalen la región y particularmente a los estu-dios de recepción televisiva.

Así, influenciados, sobre todo en unprimer momento, por la obra seminal deMartín-Barbero (1987), los estudios derecepción, a partir de mediados de los 80,descubrieron y celebraron un sujeto-re-ceptor que resignificaba los mensajes me-diáticos, identificando sus negociacionesy resistencias a la lógica de los medios.

Metodológicamente, tales investiga-ciones adoptaron una perspectiva cualita-tiva, optando en general por entrevistas enprofundidad con un pequeño número deentrevistados e incluyendo, a veces, ob-servación participante. Esto creó un am-biente propicio para la concentración delos análisis en los relatos propios de losreceptores (Escosteguy, 2002: 46)

Será el investigador, proveniente delcampo de la psicología, Leoncio Barriosquien inicie un giro en torno a la investi-gación sobre recepción televisiva. Su tra-bajo doctoral en la Universidad deColumbia (1989) Family and Televisionin Venezuela: an Ethnographic Study (pu-blicado en Venezuela en 1992 por el selloMonteAvila Editores Latinoamericana)abrirá las puertas hacia el empleo de la in-vestigación cualitativa utilizando particu-larmente el método etnográfico que le per-mite observar al perceptor en su espaciocotidiano y natural de disfrute de la tele-visión. Como indica el propio Barrios:“(…)el propósito general es contribuir ala comprensión de los usos de la televi-sión por parte de la familia, las formas enque la televisión se inserta en la cotidia-nidad de la familia y los procesos a travésde los cuales la familia re-fuerza, com-plementa, contradice o inhibe el impactode la televisión en sus miembros. El pro-pósito específico es presentar aspectos dela vida de la familia en relación a los usosde la televisión, en el contexto cultural deVenezuela. La idea es analizar los proce-sos de mediación de la televisión por lafamilia, siendo el objetivo final el contri-buir al desarrollo de conceptos y metodo-logías relacionadas con el estudio de pro-cesos educativos en la familia” (1992:14).

La investigación nos ofrece resultados enrelación con la práctica social de ver tele-visión en cuanto a la organización deltiempo, organización del espacio, estilosde exposición, la televisión como recursode poder y estímulos de comunicación yaprendizaje. Para ello, el investigador se“entromete” en la vida de tres familiascomo representativas de la clase mediabaja, particularmente de los llamados ba-rrios populares y de la clase media.Leoncio Barrios demuestra que el sujetosocial es un sujeto activo frente al acto dever televisión y de ninguna manera la con-cepción neomarxista de la época queapuntaba en sentido contrario. Será elmismo investigador la discusión sobre eseaspecto al decir que:

(…) el rol de la audiencia activa(…) seevidencia, al observar a miembros de lafamilia comunicándose con el televisorcomo si fuese otro interlocutor, o me-diando sus mensajes. Este planteamientoasume que una audiencia activa es capazde modificar la influencia directa que latelevisión pudiera tener en la imitación orecepción de prescripción de conductas y,por tanto, facilitar o dificultar procesos deaprendizaje a través de la televisión(Ibidem.: 129)

El mismo analista se adentra en 1996en el tema de la violencia en relación conel medio de la televisión. Nos referimos aEl televidente y la televiolencia en dondese confronta al perceptor, por intermediode una guía de preguntas (entrevistas in-estructuradas), en su propio lugar de resi-dencia. La investigación es también, refi-riéndonos al método, un estudio explora-torio y descriptivo desde una metodologíacualitativa en donde no se sigue de nin-guna manera el esquema de la entrevistadirigida, estandarizada y estructuradabajo la modalidad de preguntas cerradas.Constituye esta investigación el inicio deotra manera de enfocar el tema de la tele-violencia desde la perspectiva situacionaly desde el campo de las mediaciones y nosólo a partir de los “textos” violentos quetransmite la pantalla.

Con respeto a la percepción de la vio-lencia, encontramos una cierta tendencia deopinión relacionada con el lugar de habita-ción del entrevistado: para quienes viven enbarrios o zonas populares la violencia pre-sentada particularmente en programas tes-timoniales es una continuación de la reali-dad, pero para quienes viven en zonas degente con mayores recursos socioeconómi-cos, se trata de ‘una distorsión exagerada ydañina de la realidad’. Como con lo ante-rior, sin ser propósito de este estudio el es-tablecer relaciones entre variables se de-tectaron otras tendencias de exposición enalgunos entrevistados que nos permitenpensar en la posibilidad de que la percep-ción de la violencia televisiva varíe deacuerdo a diversos factores de quien la per-cibe, como las condiciones emocionales,las experiencias personales, las condicio-nes ambientales, las necesidades de apren-dizaje y el nivel social y educativo de la au-diencia (Barrios, 1996: 246).

Este momento del itinerario que ha ve-nido recorriendo la investigación sobrerecepción televisiva en nuestro país, secaracteriza por el rompimiento de “enfo-que determinista” en la consideración deque el acto de ver televisión no es unapráctica eminentemente de relación cau-sal entre la práctica en sí misma y elefecto, sino que en el trayecto hay todo unconjunto de interacciones que tambiénestán jugando, así como la audiencia estáinteractuando. Esta nueva mirada de la re-cepción está tomando en consideración elcontexto, la interacción y los sujetos que:

A pesar (…) del carácter exploratoriodel análisis integral de la recepción tele-visiva, la ventaja más relevan te de estaperspectiva podría ser el uso de mecanis-mos de legitimación como categorías ana-

comunica ción

El investigador se “entromete”en la vida de tres familias como

representativas de la clase mediabaja, particularmente de losllamados barrios populares y de la clase media. Leoncio

Barrios demuestra que el sujetosocial es un sujeto activo frente

al acto de ver televisión y deninguna manera la concepción

neomarxista de la época queapuntaba en sentido contrario

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líticas y en especial, el uso del ámbito designificado como objeto de estudio com-parativo. Esto permite captar la actuación(agency) (…) como de las institucionessociales en su mutua interacción (Orozco,1991: 66).

¿Dónde estamos?

Como hemos visto, hacia el final de la dé-cada de los ochenta y los comienzos delos noventa se acentúa el interés por la in-vestigación y el estudio de los procesosde recepción activa de la televisión. Se vadejando de lado los métodos de investiga-ción cuantitativa en ese campo y nos aden-tramos en los estudios y exploraciones decarácter cualitativo. Es la perspectiva delplanteamiento de otro enfoque, pero a lavez complementario. Desde lo cualitativologramos penetrar y captar otras actitu-des y consideraciones que tienen que vercon los denominados “intersticios de locotidiano”. Es la idea que plantea el in-vestigador venezolano Gustavo Hernán-dez cuando afirma que en estos días la in-vestigación sobre recepción está encami-nada hacia la comprensión de los proce-sos intersubjetivos que se establecenantes, durante y después de la recepcióndel mensaje masivo de televisión.

Este planteamiento lo lleva a la prác-tica investigativa el propio GustavoHernández y en relación con el área de latelevisión y la educación. Este joven in-vestigador del Instituto de Investigaciónde la Comunicación (ININCO-UCV) esquien en nuestro medio más ha trabajadodicha relación y siempre en correspon-dencia con el tema del recepcionismo. Supreocupación mayor ha sido el desarro-llar una teoría de la educación para losmedios, entendida esta según el propio in-vestigador como:

(…) aquellas propuestas conceptualesy conjunto de prácticas y experiencias quetienen como fin adiestrar a los educandosy/o participantes en un método que con-temple la interpretación activa y crítica delos tradicionales medios masivos de difu-sión (Hernández,1998: 66)

La referencia directa para comprendermejor el sentido de la educación para losmedios, teniendo como norte a la televi-sión, nos la plantea Hernández cuandoafirma de manera tajante que:

Es indispensable, entonces, educarpara la competencia televisiva, con el ob-jeto de equipar cognitivamente a los indi-viduos de herramientas conceptuales,para que aprendan a identificar, evaluar y

cuestionar las debilidades y fortalezas delos mensajes televisivos. Dicho de otraforma, educar para la televisión no im-plica satanizar al medio; exige, eso sí, re-forzar en principio, la mediación psíquicaindividual de los niños y adolescentes anteel incuestionable poder semiótico de lasmediaciones massmediáticas y/o tecnoló-gicas ( 2001: 105)

Lo anterior nos conduce a afirmar queesta manera de ver y entender a la televi-sión, presupone una premisa básica queya había formulado el mexicano Gui-llermo Orozco en 1993 y que será la líneaque conduzca en América Latina, y enVenezuela uno de sus continuadores seráGustavo Hernández a través de sus innu-merables trabajos, a las investigacionessobre la producción de sentido en el pro-ceso de recepción televisiva.

(…) El asumir que ver la televisión esmás bien una práctica sociocultural reali-zada cotidianamente y que, por tanto, nocomienza en el momento de encender eltelevisor sino mucho antes, y que tam-poco termina al apagarlo sino mucho des-pués –y aunque ese después se confundede nuevo con el principio-, se concluyeentonces que lo importante no es cuándose inicia o termina el proceso, ni cuántotiempo dura, sino cómo transcurre y se ar-ticula en la vida cotidiana (1993:266)

La relación violencia y televisión hasido un área que en nuestro contexto haservido de tema para variedad de investi-gaciones. Durante mucho tiempo, desdela década de los años sesenta hasta bienadentrados en los noventa, esos trabajosno aportaron datos nuevos sobre el tema,eran investigaciones de carácter estadís-tico que nos arrojaban ciertas evidenciasque no dejaron de ser engañosas, y ade-más muchos de esos trabajos nada nos di-jeron acerca del placer y la seducción queofrece la violencia televisiva más allá delplanteamiento sobre la “relación causalentre mensaje violento y respuesta/acciónviolenta”. En pocas palabras, esas inves-tigaciones partieron del hecho, como pre-misa de arrancada, de que la televisión esun mero instrumento de dominación ypersuasión ya sea política-ideológica ycomercial. Y desde ahí el aparato audio-visual era sobreestimado como mediopara condicionar la conducta u opinión delos perceptores. Serán los trabajos deLeoncio Barrios primero, tal como apun-tamos anteriormente, y ahora una de lasinvestigaciones de Gustavo Hernández(Teleniños y televiolencia, 1998) las quenos aporten algunos elementos nuevos, yello se debe a la inclusión en las investi-gaciones referidas de todo un mapa de in-terrogantes que parten de la idea ya for-mulada por Martín Barbero en su oportu-nidad, en correspondencia con el hechode no seguir pensando qué hacen los me-dios con la audiencia sino qué hacen lasaudiencias con los medios y todo dentrodel contexto sociocultural en el que seinscriban.

Para estos investigadores, que han ve-nido dejando huella dentro de este itine-rario en esta manera de entender al actode ver televisión y de entender qué lugarocupa la televisión en la vida de las au-diencias, la relación con la familia, la es-cuela y la propia televisión, ha dado comoresultado un compendio de reflexionesque han servido para una mejor orienta-ción en la comprensión de los procesos deresignificación que los perceptores dentrode esos espacios producen. En ese sen-tido, los trabajos de Leoncio Barrios yGustavo Hernández se inscriben en laspropuestas y modelos de todo un grupode autores que han hecho de los estudiosde recepción su campo de problematiza-ción y que va desde el marco general delos estudios culturales hasta el campo delas culturas populares y los medios/pro-ductos de las industrias culturales. Así, enel caso de Barrios la influencia es másnorteamericana y europea, y autores como

Los trabajos de Leoncio Barriosy Gustavo Hernández se inscriben

en las propuestas y modelos detodo un grupo de autores que hanhecho de los estudios de recepción

su campo de problematización y que va desde el marco generalde los estudios culturales hasta

el campo de las culturas popularesy los medios/productos de las

industrias culturales

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Stuart Hall, D. Morley, Rogge y Jensen,J. Lull, E. Maccoby, T.S. Robertson,O.Molers y otros son los más referidos.Por su parte, Hernández tiene más cerca-nía con los planteamientos de la “escuelalatinoamericana” y aquellos europeos quemás han incidido en esa perspectiva: JesúsMartín-Barbero, Guillermo Orozco, Mi-chel De Certau, U. Eco, Mario Kaplún,Mariano C. Herreros, Néstor GarcíaCanclini, Juan Ferrés y José IgnacioAguadse entre otros.

La recepción desde el consumocultural

Quien esto escribe, junto con otros inves-tigadores venezolanos (Jesús MaríaAguirre, Pasquale Nicodemo, Elsa Pilato,Francisco Pellegrino y Gustavo Hernán-dez) finalizando los años noventa, em-prendimos una investigación acerca delConsumo cultural del venezolano ² endonde nos propusimos indagar, entre otrosaspectos, la exploración de las pautas di-ferenciadas de consumo cultural de la po-blación, considerando particularmente laexposición a los medios de difusión ma-siva y la interpretación de las nuevas ma-trices, donde se cruzan diversas tradicio-nes culturales, configurando inéditos esti-los de apropiación cultural.

Desde ahí, realizamos algunos análisisde recepción y hábitos de usuarios quenos aportaron las principales líneas de ex-posición a los medios y particularmente ala televisión. Demostramos en ese estu-dio, pionero en el país, lo que nos dijeraCarlos Monsiváis en Aires de Familia(2000) en referencia al consumo culturalde televisión, es decir que en ese consumoque resulta hegemónico se requiere lacomplicidad activa del consumidor, de lasaudiencias embelesadas ante las imáge-nes, de las nuevas generaciones que quie-ren pertenecer al escenario televisivo y detodos los que día a día se someten al ritodel “entretenimiento por todos” (2000:227).

La perspectiva de Michel De Certausobre lo que él denomina “el consumo ac-tivo y creativo” en relación a la cultura demasas y desde los sectores populares, ins-piró en nosotros un estudio de recepcióntelevisiva (2000) para entender cómo latelevisión contribuye a la conformaciónde la vida cotidiana y cómo ésta se con-fabula con el medio para la conforma-ción/producción de sus contenidos. En re-sumen, en esa investigación tratamos devalorar el rol de la televisión en la elabo-

ración de la vida cotidiana entendidacomo interfaz de construcción de las cer-tezas de los sujetos acerca de los eventosque les rodean: la realidad. El estudio par-tió de la consideración del punto encomún que une a la recepción activa de latelevisión y que además es lo que otorgasentido a un análisis como el que lleva-mos a efecto: en la totalidad de patronesde consumo, la esencia de la televisiónconsiste en proveer una relación con lasociedad y con lo sociocultural. Tomamosentonces una muestra de 48 sujetos/per-ceptores de todos los sectores sociales yutilizando la técnica de la entrevista-re-lato descubrimos algunas formas regula-res (llamaremos modelos) de recepción almedio:

Modelo 1: Se consumen con fruiciónciertos programas que se sienten comopropios y que se oponen a otra parte de laprogramación, la cual es rechazada. Deacuerdo a los géneros, hallamos con des-tacable frecuencia consumidores deTelenovelas, Noticieros, programaciónDeportiva y de programas Humorísticos.Aunque no pocos adeptos a las Películasy a los Video-Clips.

Modelo 2: El consumo de televisiónpor la televisión en sí, es decir, por ocu-

par un tiempo ocioso. Y dentro de ésta, elconsumo de programas manteniendo undistanciamiento en términos de atencióne interés. En este renglón podríamos in-cluir aquel consumo basado en el rechazo:burlarse y ridiculizar los personajes, des-arrollos narrativos y recursos retóricos deciertos programas.

Modelo 3: El ver televisión comomodo de conocer la “actualidad”. Aunqueel consumo de Noticieros e Informativostambién puede estar motivado en la con-secución de un valor simbólico y estético,y de ahí su inclusión en el primer modelo,su principal uso se ubica en la obtenciónde datos sobre ciertas y determinadas cir-cunstancias novedosas y en la posibilidadde contar con certezas sobre “lo que va apasar”.

Modelo 4: Descriptivamente muy li-gado al modelo de consumo fruitivo, nosindica que la diferencia entre los especta-dores trasciende el disfrute de los génerosestrictamente televisivos y más bien res-ponde a sus disímiles inscripciones enimaginarios específicos que funcionancomo campos discursivos más o menosindependientes. Contamos en la muestraanalizada: el de lo deportivo, el de lo ju-venil, el de lo femenino, el de lo alterna-tivo o de la contracultura, el de la política.

Una idea final, o para seguir haciendo camino

El itinerario que hemos recorrido nos hademostrado cómo nuestra investigacióntelevisiva en relación con los públicos, aligual que en el resto de América Latina,pasó del “modelo de efectos” hasta llegara los “análisis de recepción”. En el casoparticular de Venezuela el recorrido queha experimentado la investigación de lasaudiencias no ha sido tan rico y variadocomo sí ha resultado en México, Co-lombia o Brasil. Nosotros pasamos de unesquema a otro, pero en el intermedio quesería el espacio en donde se ubicaron otrosmodelos como el de “usos y gratificacio-nes” o el de “estudios culturales” nohemos tenido la riqueza y variedad queuno esperaría.

Sumariamente, en los actuales mo-mentos la tendencia investigativa en estecampo sigue el esquema de la relacióneducación-comunicación, dando especialatención a los niños teleespectadores. Allíse privilegian los métodos relacionales ycontextuales, es decir que el objetivo prin-cipal es conocer el contexto en el cual serecibe el mensaje televisivo y cuáles son

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En los actuales momentosla tendencia investigativa en este

campo sigue el esquema de larelación educación-comunicación,

dando especial atención a losniños teleespectadores.

Allí se privilegian los métodosrelacionales y contextuales,

es decir que el objetivo principales conocer el contexto en el cual

se recibe el mensaje televisivoy cuáles son lo usos

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lo usos. Se ha trabajado poco la investi-gación etnográfica como estrategia meto-dológica, aunque tenemos una investiga-ción pionera como vimos antes.

Las anteriores consideraciones son vá-lidas para la investigación universitaria.En los espacios de las agencias de publi-cidad y pequeñas empresas dedicadas a lamedición de opinión pública, nos encon-tramos con el molde funcionalista, esdecir, investigaciones muy cuantitativas ydescriptivas del universo de las audien-cias y sus resultados tienen un fin muydeterminado y particular: la relación entreel gusto de las audiencias por ciertos ho-rarios y géneros de programación y su uti-lización en el ámbito de la mercadología.Pero allí también ha habido innovación ydesplazamientos metodológicos. Se em-plea la investigación cualitativa con énfa-sis en los estudios etnográficos y las di-námicas de grupo para un mejor conoci-miento y comprensión del potencial con-sumidor. El tema de los públicos, comoincógnita a descubrir y conocer lo másposible de él, es relevante en ese tipo deestudio y con los fines de mercado antesseñalados. La impresión que tenemos esque desde allí se hace mucha investiga-ción en donde se ensayan y se reinterpre-tan esquemas metodológicos en relacióna las variables de la globalización y lamundialización de la cultura y su inci-dencia no tan sólo simbólica, sino econó-mica. En ese sentido, haría falta un diag-nóstico al respecto.

En este itinerario, o en este “mapeo”,seguramente habremos dejado por fueraotros estudios. La intención fue mostrarsolamente aquellos que hemos conside-rado como los “iniciadores” de movi-miento o de tendencia. Lo que nos mues-tra este recorrido es que el ciclo de los es-tudios de recepción no está cerrado eneste contexto nuestro. El mayor desarro-llo se ha mostrado en la televisión abiertao “generalista”, habría que mirar hacia laotra forma de televisión que es la de sus-cripción y ver cómo desde ese otro espa-cio de la recepción las audiencias (en estecaso no son mayoría) está recepcionandolos distintos contenidos. Habría que orien-tar investigaciones hacia los canales te-máticos, nos faltaría trabajar también eltema de la televisión descentralizada(local y regional) y sus audiencias…Igualmente, creemos que un área de inte-rés desde los estudios de recepción esta-ría dada en conocer cómo los públicos seconfrontan frente a “otros medios” quehacen uso de la pantalla televisiva, y nosreferimos a los videojuegos, las computa-

doras, el DVD para ver cine en la casa…Aquí, dentro de nuestro contexto, no te-nemos casi trabajos al respecto y los co-nocidos son meramente descriptivos delhecho de exposición, y con metodologíade orden cuantitativista y ninguna sepasea por la producción diversa de senti-dos desde esa otras mediaciones que im-ponen esos “nuevos medios”.

Lo que sí ha sido evidente en Vene-zuela, y estamos seguros que así se hadado en la región, es que el tema de losestudios de recepción ha actualizado nue-vos debates sobre el mundo de la culturay todas sus implicaciones que tienen quever con el tema de la identidad funda-mentalmente, pero también con el temade la educación y los procesos de apren-dizaje. La investigadora argentina MirtaVarela lo describe muy bien al referir:

En América Latina, la cuestión de larecepción también se presenta como unaforma de actualizar debates sobre las cul-turas populares, que cuentan con una largatradición en la historia intelectual y polí-tica de la región. En sociedades cuya par-ticular modernización llevó a la convi-vencia de culturas tradicionales, moder-nas y posmodernas, los sectores popula-res no pueden sino producir lecturas des-viadas de los productos de la cultura demasas al poner en juego rasgos prove-nientes de las culturas populares tradicio-nales (2002:197)

Finalmente. Las páginas anteriores noshan mostrado tan sólo una mirada de losestudios de recepción en Venezuela du-rante estos treinta años de la revistaComunicación, que es casi como decirque estos estudios tienen treinta años.Quizás otra mirada distinta a la nuestranos muestre otras marcas. Desde nuestramirada, sí vemos que este tipo de investi-gación todavía espera un mayor desarro-llo y preocupación por parte de los estu-diosos de los mediático y su inserción enel mundo de lo cultural. En Venezuela ésteno es un tipo de investigación cerrada.

■ Marcelino BisbalProfesor titular de la UniversidadCentral de Venezuela (UCV)y de la Universidad CatólicaAndrés Bello (UCAB).Miembro fundador del Consejode Redacción de Comunicación.

Notas:

1 Ver al respecto la investigación de Luis RamiroBeltrán y Elizabeth Fox (1980) sobre lo que ellosllamaron, y ese fue el título del libro , laComunicación dominada. Estados Unidos en losmedios de América Latina (Editorial NuevaImagen. México). En esa investigación nos en-contramos un gran esfuerzo de sistematizaciónsobre todo el conjunto de investigaciones que sehicieron en las décadas de los años sesenta y se-tenta principalmente.

2 Consultar la investigación El Consumo culturaldel venezolano. Edita por la Fundación CentroGumilla y el Consejo Nacional de la Cultura(CONAC). Venezuela, 1999.

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En este itinerario, o en este“mapeo”, seguramente habremosdejado por fuera otros estudios.

La intención fue mostrarsolamente aquellos que hemos

considerado como los“iniciadores” de movimiento

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La audiencia en los medios de comunicaciónGustavo Hernández D.pp. 46-53. En: Comunicación. Vol. 27,No. 113 (Ene.-Mar. 2001)

El perceptor en la palestraAgrivalca Canelón; Narsa Silva Villanueva.pp. 54-67. En: Comunicación. Vol. 27,No. 113 (Ene.-Mar. 2001)

Reconocerse como audiencia de la televisiónGustavo Hernández Díaz.pp. 76-89. En: Comunicación. Vol. 29,No. 122 (Abr.-Jun. 2003)

Recepción televisiva en Comunicación

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Miradas

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Las revistas teóricas del campode la comunicación, las in-dustrias culturales y las nue-vas tecnologías digitales soncada vez más numerosas, im-

portantes y especializadas, sobre todo enel ámbito anglosajón. Sin embargo, en elárea latina —tanto europea como ameri-cana—, el papel de estas publicaciones esmenos relevante, aunque algunas de ellastienen una gran tradición y calidad.

Desde la Mass Communication Re-search (en los Estados Unidos), hasta laPublicística (en Alemania), pasando porla Semiótica (en Francia e Italia), losEstudios Culturales (en el Reino Unido) olas Políticas Nacionales de Comunicación(en América Latina), innumerables estu-diosos de instituciones académicas o em-presariales de todo el mundo han publi-cado cientos de miles de artículos en re-vistas especializadas en estos temas, conmás o menos fortuna y con los objetivosmás diversos.

Algunas de estas revistas, como lasnorteamericanas Public Opinion Quar-

comunica ción

Aproximacióna las revistas de comunicaciónen Iberoamérica

En este artículo se presenta unbalance del papel de las revistasteóricas internacionales especializadas en comunicación.Primero se hace un breve repasoa las características más significativas de las publicacionesde los países desarrollados(fundamentalmente anglosajonas), para luegointroducirse con más detalle en lasrevistas del área iberoamericana,es decir, publicadas tantoen la Península ibérica como enAmérica Latina y especialmenteen lenguas española y portuguesa.

■ Daniel E. Jones

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terly, Journalism & Mass CommunicationQuarterly o Journal of Communication,llevan más de medio siglo de vida influ-yendo en los ambientes académicos inter-nacionales, en la propia industria y profe-sión comunicativa y en la toma de deci-siones políticas. En Europa también exis-ten ejemplos ilustres de revistas editadasen distintos países y lenguas, desde dife-rentes aproximaciones ideológicas o teó-ricas y con diversos niveles de incidenciasocial y cultural. Pero en el área iberoa-mericana la situación ha sido algo dife-rente debido a factores diversos que seanalizan en este artículo.

1. Concentración editorial anglosajona

El papel preponderante que ejerce elmundo anglosajón dentro del campo cien-tífico y tecnológico internacional en todaslas áreas del conocimiento se manifiestatambién, como no podía ser menos, en losestudios sobre los fenómenos comunica-tivos y culturales. Además, la hegemoníaanglo-norteamericana —que se comple-menta con países como Canadá yAustralia—, viene acompañada por unaclara prepotencia lingüística. En efecto,cualquier revista científica o académicaque se precie, y que desee ser consideradadentro de los circuitos internacionales,debe ser publicada en lengua inglesa, fe-nómeno perceptible también en los paísesescandinavos, Japón y hasta el TercerMundo¹.

De manera paralela, e íntimamente li-gado con lo anterior, se produce una he-gemonía en los contenidos, en los mode-los, en las teorías y en la selección auto-ral o temática de todo tipo de publicacióncientífica. Por ello, en el caso específicode la comunicación, la cultura y las nue-vas tecnologías digitales, a la primacíaanglo-norteamericana en el propio sis-tema comunicativo de masas —emisores,medios y contenidos, y ahora tambiénInternet— hay que sumar una preponde-rancia histórica en las publicaciones dedi-cadas a analizar y reflexionar sobre estetipo de fenómenos.

Las dos clases de revistas que se ocu-pan habitualmente de las diferentes face-tas de la comunicación social, las indus-trias culturales y las nuevas tecnologíasdigitales —las académicas o científicas ylas profesionales o técnicas— son acapa-radas prácticamente por los países anglo-sajones más importantes, así como porcasi todos los organismos internacionales

—de carácter profesional, empresarial,documental, docente o de investigación—, que utilizan también el inglés.

En efecto, las principales universida-des, asociaciones profesionales e institu-ciones públicas británicas, norteamerica-nas, canadienses y australianas, así comolos organismos internacionales con sedeen estos u otros países, cuentan con im-portantes revistas —en inglés— dedica-das al análisis de los fenómenos comuni-cativos y de las diferentes industrias cul-turales desde toda perspectiva científica:histórica, sociológica, económica, psico-lógica, política, lingüística, antropoló-gica, semiótica o tecnológica.

Esta situación se da sobre todo en losEstados Unidos, donde destacan asocia-ciones profesionales y académicas delarga tradición y gran número de miem-bros (dentro y fuera del país)². En Europa(excepto el Reino Unido) y en AméricaLatina la situación es bastante diferente,ya que suelen ser las universidades (o losinstitutos y centros de investigación ads-critos a ellas) las que editan la parte mássignificativa de las revistas teóricas delramo. Pero cada vez más son editorialescomerciales las que asumen la edición ydistribución de las publicaciones, sobre

todo las editadas en lengua inglesa. Eneste sentido, las editoriales especializadasen ciencias sociales y humanidades sue-len editar revistas que se ocupan de los fe-nómenos comunicativos y culturalesdesde la óptica académica.

En general, las revistas anglosajonas es-pecializadas en el análisis de los fenómenoscomunicativos presentan resultados de in-vestigaciones puntuales y empíricas, perolas latinas —sobre todo las francesas— pre-fieren los estudios de carácter globalizador,con aportaciones teóricas y metodológicas.Aquéllas están orientadas más bien a la ins-trumentalización práctica de los resultados—ya sea con fines comerciales, sociales opolíticos—, en tanto que éstas suelen con-tener propuestas críticas o alternativas yaparecen a veces alejadas de la estricta ac-tualidad.

2. Las revistas en iberoamérica

Después de presentar una panorámicasobre las revistas internacionales de co-municación conviene hacer un repaso alas que se editan en Iberoamérica, es decirel área cultural integrada por los paísesque componen la Península ibérica(España y Portugal) y los de AméricaLatina (básicamente Brasil y los Estadoshispanoamericanos). Esta gran área cul-tural es el resultado de las colonizacionesy mestizajes iniciados en el siglo XV, y,aunque desde el punto de vista de la inte-gración política, económica, cultural ycomunicativa bien podría calificarse de“entelequia”, también puede aceptarseque en la actual era global constituye unespacio cultural y comunicativo diferen-ciado. De todas maneras, esta identidadcompartida no se traduce claramente en elcampo de las revistas teóricas de comuni-cación.

2.1. Las revistas más significativasEn estos momentos, las mejores publi-

caciones teóricas de América Latina sonlas mexicanas Estudios de las CulturasContemporáneas (Universidad de Co-lima), Comunicación y Sociedad (Uni-versidad de Guadalajara), Revista Mexi-cana de Comunicación (FundaciónManuel Buendía) y Etcétera (Análisis,Publicaciones y Ediciones); las colom-bianas Signo y Pensamiento (PontificiaUniversidad de Bogotá) y Escribanía(Universidad de Manizales); las venezo-lanas Comunicación (Centro Gumilla) yAnuario ININCO (Universidad Central deVenezuela); la peruana Diá-logos de la

En el caso específico de lacomunicación, la cultura y las

nuevas tecnologías digitales, a laprimacía anglo-norteamericana

en el propio sistema comunicativode masas —emisores, medios y contenidos, y ahora tambiénInternet— hay que sumar unapreponderancia histórica en las

publicaciones dedicadas a analizary reflexionar sobre este tipo de

fenómenos

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Comunicación (FELAFCS); las brasile-ñas Comunicação & Sociedade (Universi-dade Metodista de São Paulo), Comuni-cação & Política (Centro de EstudosLatino-Americanos), Revista Brasileirade Ciências da Comunicação (INTER-COM) y Revista FAMECOS (PontificiaUniversidad Católica de Rio Grande doSul), y la chilena Cuadernos de Infor-mación (Universidad Católica de Chile).Hay algunas más, pero son demasiado re-cientes para conocer su evolución o bienotras que han perdido calidad en los últi-mos años, como la ecuatoriana Chasqui(CIESPAL).

Por su parte, podrían añadirse las es-pañolas Ámbitos (Universidad de Sevilla),Anàlisi (Universidad Autónoma de Bar-celona), CIC (Universidad Complutensede Madrid), Comunicación y Sociedad(Universidad de Navarra), Comunicar(Grupo Comunicar), Revista LATINA deComunicación Social (Universidad de LaLaguna), Telos (Fundación Telefónica),Trípodos (Universidad Ramon Llull) yZer (Universidad del País Vasco), y lasportuguesas Caleidoscópio (UniversidadeLusófona), Observatório (Observatórioda Comunicação), Revista de Comuni-cação e Linguagens (Universidade Novade Lisboa) y Trajectos (Instituto Superiorde Ciências do Treballo e da Empresa)³.

2.2. Aportaciones de las revistas académicasEn casi medio siglo de existencia de

este tipo de revistas en Iberoamérica, noes fácil decir cuáles son sus aportacionesmás importantes, aunque hay algunas ten-dencias que se observan en la trayectoriade los principales títulos, como por ejem-plo el interés por la cultura popular y porlos medios de comunicación alternativosutilizados como herramientas para el des-arrollo social. También se percibe un in-terés por cuestiones de carácter político,es decir, el papel de los medios en elmarco democrático de América Latina.

En los años setenta y ochenta hubo pre-ocupación por las Políticas Nacionales deComunicación y por el Nuevo OrdenMundial de la Información y la Comuni-cación, sobre todo por el impacto delInforme Mac Bride y los debates periódi-cos en el seno de la UNESCO (las apor-taciones más significativas fueron sinduda las de autores como Luis RamiroBeltrán o Antonio Pasquali).

En los últimos años, sin embargo, lasinvestigaciones teóricas se preocupan poraspectos más pragmáticos, como el augede la comunicación institucional y tam-

bién la implantación de las nuevas tecno-logías digitales. De todas maneras, las te-orías culturalistas y antropológicas de au-tores como Jesús Martín-Barbero y NéstorGarcía Canclini influyen a lo largo yancho de América Latina. Asimismo, seobservan muy pocos estudios de carácterempírico sobre la estructura real de las in-dustrias mediáticas y culturales y su de-pendencia de los grupos de poder autóc-tonos, así como su vinculación con lasgrandes corporaciones transnacionalesdel Norte.

2.3. Las revistas iberoamericanasfrente a las anglosajonasA simple vista, se encuentran diferen-

cias cuantitativas y cualitativas, formalesy de contenido entre las revistas iberoa-mericanas y anglosajonas. En primerlugar, en el mundo anglosajón y, por ex-tensión, en el conjunto de países desarro-llados, existe una gran cantidad de títulos,muchos de ellos con circulación comer-cial (sobre todo los británicos y nortea-mericanos) por las principales universida-des del mundo. Esto les da una proyec-ción enorme, especialmente en el mundodesarrollado. Tienen una gran calidad for-mal y una regularidad muy estricta en su

edición, generalmente trimestral. En cam-bio, las revistas latinoamericanas (aunqueno así las ibéricas) se caracterizan a me-nudo por una gran pobreza material, undiseño descuidado, una irregularidad ensu salida y una mortandad grande, ya quela mayoría desaparece rápidamente. Sonpocas las que llegan a vivir durante añosy tener una proyección exterior.

Entre las revistas del Norte, a menudoaparecen nuevos títulos especializados nosólo en comunicación en general, sino enperspectivas teóricas concretas, como porejemplo la histórica, la económica, la tec-nológica, la lingüística o la psicológica. Obien en aspectos como el sexo, la edad, lasalud, etc. Incluso en medios específicoscomo la prensa, la radio, la televisión, lapublicidad, el cine o las nuevas tecnolo-gías digitales. Cada vez más se produceuna mayor especialización, debido a lacomplejidad creciente de los fenómenosy al avance de las investigaciones.

En cambio, en América Latina (peromenos en la Península ibérica) las revis-tas se encuentran aún en una primera fasemás descriptiva, repetitiva, miscelánea yde tanteo, con textos de carácter genera-lista en los que no aparece realmente unaaportación original (donde el autor de-muestra con las fuentes y la bibliografíaque ha utilizado que está desactualizado),sino más de lo mismo.

En general, por lo menos en los paísesdesarrollados, las revistas académicas(sobre todo las de ciencias físicas y natu-rales) son el primer nivel de difusión(junto con los congresos de su especiali-dad) que tiene un experto para dar a co-nocer los primeros resultados de sus estu-dios (tanto en solitario como en grupo, enuniversidades o en centros de investiga-ción), y luego, porque es un proceso máslento, saldrá el libro, con datos más por-menorizados y las actualizaciones perti-nentes. Pero lo que ocurre en Ibero-américa es que nadie que tenga algo im-portante que decir utiliza como plata-forma este tipo de revistas, que ademástienen escasa proyección académica o so-cial y casi ninguna influencia real.

2.4. Contenidos redundantes y poco originalesSalvo contadas excepciones, las revis-

tas de comunicación son muy repetitivasporque se investiga superficialmente de-bido a la falta de recursos (especialmenteen América Latina), al poco tiempo quese dispone y al escaso interés social por elámbito teórico de la comunicación. Estodesanima mucho a los investigadores, que

comunica ción

En América Latina (pero menosen la Península ibérica)

las revistas se encuentran aún enuna primera fase más descriptiva,

repetitiva, miscelánea y detanteo, con textos de carácter

generalista en los que no aparecerealmente una aportación original

(donde el autor demuestra con las fuentes y la bibliografía que hautilizado que está desactualizado),

sino más de lo mismo

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a menudo abandonan los ámbitos de in-vestigación académica y crean gabinetesde consultoría privados, al servicio de em-presas, partidos políticos u otro tipo deinstituciones como ONG, pero no haceninvestigación teórica ni empírica básicasino aplicada a cuestiones concretas y co-yunturales.

Además, en las universidades en gene-ral no se investiga porque no se dan lasmínimas condiciones y porque los profe-sores están mal pagados y generalmentepluriempleados. En definitiva, lo quesuele aparecer en muchas de las revistaslatinoamericanas son artículos coyuntura-les, que no forman parte de un procesoambicioso o línea de reflexión e investi-gación a largo plazo, sino que son encar-gos o propuestas que sirven para aumen-tar el currículum académico que les per-mitirá ascender en la escala burocrática ylograr mejores condiciones laborales.

Por lo que respecta a los criterios quedeberían primar, destaca sobre todo la ori-ginalidad en el planteamiento del tema, elrigor en la selección de las fuentes y de labibliografía, del marco teórico y de losdatos empíricos que se manejen, la clari-dad expositiva y el interés social del ob-jeto de estudio (para que no se encierre enun puro academicismo estéril, sino quecontribuya al bien común).

2.5. Circulación en la actualidadLas revistas anglosajonas tienen un

nivel altísimo de circulación entre cientosde universidades de los países ricos y nosólo de habla inglesa, sino de las princi-pales lenguas del mundo. Pero no ocurrelo mismo con las revistas iberoamerica-nas, que generalmente no salen de su pro-pio país porque no tienen la capacidadmaterial para hacerlo ni el interés de sucontenido es suficiente para que aparez-can potenciales lectores como mínimo enla propia área cultural. A España, porejemplo, llegan muy pocas revistas deAmérica Latina (sobre todo algunas quecirculan por intercambio con otras espa-ñolas), porque resultan poco atractivasdesde el punto de vista formal y de con-tenidos, son demasiado irregulares y sólose interesan por temas locales o coyuntu-rales, sin hacer aportaciones originalesque sirvan a toda la comunidad de inves-tigadores.

No es justificable que las revistas aca-démicas en español no circulen por todael área cultural iberoamericana (inclu-yendo Brasil y Portugal), debido a queeste idioma es de uso generalizado en casitodos los ambientes académicos. Pero en

Europa, la situación es diferente debido ala fragmentación política y lingüística, yaque cada Estado tiene su propia lengua e,incluso, algunos tienen varias, como ocu-rre en España.

Esta característica influye determinan-temente entre los editores y lectores derevistas académicas, entre ellas las de co-municación. Por ello, generalmente estaspublicaciones sólo circulan en su ámbitolingüístico y no suelen cruzar fronteras,salvo las que se editan en inglés. Por ello,importantes revistas alemanas, francesaso italianas, por ejemplo, no son muy co-nocidas fuera de sus fronteras nacionales.Incluso, en el caso español, después delfranquismo se han recuperado las lenguasregionales como el catalán, el gallego y elvasco, en las cuales se editan revistas (ocomo mínimo algunos artículos) que pa-radójicamente dificultan su circulaciónpor toda España y también por AméricaLatina.

Pero no sólo el nivel de lectura es bajo,sino que este tipo de revistas general-mente no tiene ningún tipo de repercusiónacadémica, política o social. Es decir quesus artículos no son comentados ni cita-dos en otros textos académicos (libros,

informes, tesis, otros artículos científi-cos), sino que tampoco son tenidos encuenta como obras de referencia por partede los estudiantes de las propias faculta-des que las editan, ni sirven para el reci-claje y actualización de los profesionalesde la industria.

Esto no impide que las revistas se siganpublicando y que aparezcan nuevos títu-los permanentemente, porque existe unafuerte presión por parte de las institucio-nes universitarias para que sus docentespubliquen alguna reflexión teórica, perocomo no pueden hacerlo en las principa-les revistas del ramo tienen que crear suspropias plataformas de expresión, quesuelen tener una vida muy corta o, en elmejor de los casos, irregular y lánguida.

2.6. Auge de las revistas digitalesLa implantación de las tecnologías más

avanzadas ha sido mucho más lenta enIberoamérica que en el mundo altamentedesarrollado, hecho que se advierte conclaridad entre los usuarios de ordenado-res (o computadores) y, más aún, entrequienes emplean Internet. Esto tiene re-percusiones muy importantes en todos losniveles de utilización de estas tecnolo-gías, los idiomas empleados, la expansiónde los sitios web —especialmente los por-tales— y, sobre todo, la implantación delcomercio electrónico, donde las diferen-cias entre el primer y el tercer mundosson mucho más acusadas. Además, estasdesigualdades se traducen en la hegemo-nía de unas lenguas (especialmente delinglés y en menor medida del alemán ydel japonés) y la marginación de otras(como el español, el francés, el italiano, elportugués o el ruso), y más aún de otraslenguas minoritarias de cualquier regióndel planeta, excepto las escandinavas (conun alto nivel de renta por parte de sus ha-blantes).

A pesar de estos desequilibrios enor-mes, existe un ámbito muy dinámico enInternet constituido por los diarios digita-les iberoamericanos, es decir, que han co-locado su sitio en la red en los años no-venta, con un crecimiento anual muyacentuado. Sin embargo, las que todavíano se han consolidado en el área iberoa-mericana son las revistas teóricas del ám-bito de la comunicación en soporte digi-tal. Es cierto que en los últimos cinco añosgran parte de éstas tienen una doble ver-sión (en papel y en línea) y el acceso eshasta ahora gratuito, lo que permite unamayor difusión más allá de las bibliotecasespecializadas que las atesoran. Pero nohan tenido demasiado éxito hasta ahora

Es cierto que en los últimos cincoaños gran parte de éstas tienenuna doble versión (en papel yen línea) y el acceso es hasta

ahora gratuito, lo que permite unamayor difusión más allá de

las bibliotecas especializadas quelas atesoran. Pero no han tenidodemasiado éxito hasta ahora lasrevistas digitales que no cuentan

con versión impresa, o bien títulosque tradicionalmente se

imprimían y que ahora sólo seandigitales

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las revistas digitales que no cuentan conversión impresa, o bien títulos que tradi-cionalmente se imprimían y que ahorasólo sean digitales.

Asimismo, se constatan pocos casosde revistas iberoamericanas de nueva cre-ación que sólo se editen en soporte digi-tal (por ejemplo en línea y en CD-ROM,como es el caso de la española Cuadernosde Documentación Multimedia), o bienlas que sólo pueden consultarse en la Red,como Caleidoscopio, GITTCUS y RevistaLATINA de Comunicación Social; las bra-sileñas Pensamento ComunicacionalLatino-Americano, Eptic on Line, ComCiência y e.Pós, y las mexicanas Razón yPalabra y Sala de Prensa, entre las mássignificativas⁴.

El tiempo dirá si estas ediciones seconsolidan (por ejemplo, la Revista LA-TINA de Comunicación Social ha publi-cado ya unos setetenta números hasta juliode 2005). Sin embargo, no parece que elformato digital sea el más adecuado paralos textos teóricos y académicos, general-mente largos y a veces densos. En efecto,el soporte papel resulta todavía más per-tinente (pues de lo contrario hay que im-primir los textos bajados de la red).Además, el rigor en la selección de auto-res y textos en algunas revistas digitalesno ha sido el mismo que se sigue habi-tualmente en las revistas impresas. Porello, tendrá que pasar un tiempo pruden-cial hasta que los lectores se habitúen aencontrar artículos de gran calidad en lasrevistas sólo digitales⁵.

3. Conclusiones

Tanto en el panorama internacional comoespecíficamente en el iberoamericano, lasrevistas científicas especializadas en co-municación, industrias culturales y nue-vas tecnologías digitales no dejan de cre-cer y desarrollarse, aunque es cierto queno por ello se encuentran siempre en suspáginas novedades y aportaciones que su-pongan auténticos avances teóricos o pro-fesionales.

En general, se advierte en las revistas(aunque también en los libros) una ciertaredundancia en los temas, en las perspec-tivas y enfoques, y asimismo en las infor-maciones ofrecidas. Es cierto que algunaspropuestas son novedosas y hasta origi-nales, pero a veces se tiene la sensaciónde que diferentes cuestiones, en particularlas tecnológicas, son tratadas muchasveces sin presentar aportaciones nuevas,pues se limitan a repetir conceptos y datos

abordados con anterioridad en las mismaspublicaciones o en otras similares.

Seguramente resulta difícil que puedaser de otra manera, debido a la enormecantidad de artículos que salen a la luzcada año en este campo académico y pro-fesional, al reducido número de fuentesdisponibles para abastecerse y a que notodas las revistas van dirigidas al mismopúblico, bien por limitaciones idiomáti-cas o territoriales. En éste, como en otrosámbitos académicos y profesionales, laredundancia parece ser una de las carac-terísticas propias de nuestro tiempo, ytodo apunta a que no sólo se mantendráen un futuro próximo sino que aumentaráconsiderablemente.

En el caso de Iberoamérica, la produc-ción hemerográfica especializada en co-municación ha tenido también un creci-miento sostenido en las últimas décadas,tanto por lo que respecta al número de tí-tulos como a la variedad de editores o alas ciudades de origen. Sin embargo, sonlos países desarrollados (especialmentelos anglosajones) los que han logrado con-solidar los proyectos más ambiciosos,tanto académicos como profesionales.

Los análisis sobre los medios de co-municación tradicionales siguen acapa-rando el mayor espacio en las revistas es-

pecializadas anglosajonas, aunque son laindustria audiovisual electrónica (comolas nuevas modalidades de emisión y con-sumo televisivo: cable y satélite digital) ylas tecnologías telemáticas (integración,multimedios, CD-ROM, autopistas de lainformación) las que despiertan cada vezun mayor interés en el panorama interna-cional de esta especialidad.

Lógicamente, para este tipo de revistasinternacionales preocupan sobre todo loscambios producidos en las áreas más des-arrolladas (los países centrales de Europa,América del Norte y Japón), así como,cada vez más, los mercados emergentes:fundamentalmente China y el Sudesteasiático, aunque poco otras regiones comoAmérica Latina o África.

Las perspectivas teóricas de análisismás utilizadas son la sociológica y la po-lítica, y, en menor medida, la económica,la semiótica, la antropológica, la pedagó-gica, la psicológica y la histórica. Pare-ciera que los bienes y servicios audiovi-suales electrónicos interesan más por susimplicaciones tecnológicas y sociopolíti-cas que por otras consideraciones.Asimismo, los análisis de contenido, lasprácticas profesionales y los efectos (ide-ológicos o comerciales) sobre las audien-cias siguen teniendo gran interés para losexpertos que publican en este tipo de re-vistas especializadas.

Pero en los países iberoamericanos lascosas no son exactamente así, ya que con-tinúan los estudios tradicionales de carác-ter fundamentalmente ideológico y cultu-ral. Además, el conjunto de publicacionesperiódicas autóctonas de todo tipo dedi-cadas al análisis de la comunicación y lasindustrias culturales —desde distintasperspectivas formales, teóricas y metodo-lógicas—, editadas en los últimos años,permite hacerse una idea del gran interésdemostrado en esta área cultural por el es-tudio de este fenómeno social contempo-ráneo.

Existen publicaciones de muy diversocarácter, contenido y nivel de especializa-ción. Entre éstas, se pueden encontrardesde revistas de un gran rigor académicoy científico, hasta boletines informativoscon un escaso número de páginas.Algunas de ellas tienen una periodicidadmás o menos regular, mientras que otrassólo publican un primer número o bien laedición es discontinua. De esta manera,puede afirmarse que hay varias revistasque destacan del resto, bien por su alcancey reconocimiento internacional, bien porla categoría de los artículos y de los auto-res seleccionados, bien por el tratamiento

comunica ción

Para este tipo de revistasinternacionales preocupan sobretodo los cambios producidos en

las áreas más desarrolladas(los países centrales de Europa,

América del Norte y Japón),así como, cada vez más,

los mercados emergentes:fundamentalmente China

y el Sudeste asiático, aunquepoco otras regiones comoAmérica Latina o África

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y profundidad de los temas abordados,bien por la continuidad y cuidado de laedición.

Al propio tiempo, existe bastante repe-tición de muchos de los temas tratados enlas diferentes revistas, sin que se adviertamuchas veces un claro avance en las inves-tigaciones. Este hecho sería atribuible a unaescasa documentación previa por parte delos articulistas y a una gran dispersión defuentes y esfuerzos. Las repeticiones nodejan lugar muchas veces a planteamientosnuevos y a temas inéditos, con lo que el aba-nico de asuntos tratados —y el modo de ha-cerlo— se estrecha y no permite analizar afondo los procesos reales de comunicación,con todos los lazos de diferente tipo que en-cierran y las consecuencias que de ello pue-den extraerse.

No obstante, las revistas publicadas enIberoamérica en las últimas décadas hanfavorecido la difusión de la producciónintelectual dedicada al análisis de los fe-nómenos comunicativos, pero no sólo lade los investigadores autóctonos, sinotambién la de los de otras latitudes. Hanpermitido, asimismo, introducir y genera-lizar diferentes corrientes teóricas y me-todológicas novedosas, así como debatescruciales para el futuro del área, aunquetambién han sufrido inexorablemente lascarencias de todo género de las propiassociedades en las que operan. La mayoríade los títulos han tenido una existenciairregular, una presentación austera y unfuturo incierto. En resumen, puede afir-marse que, a pesar de las diferencias entreunas y otras, han contribuido, aunque mo-destamente, a un mejor entendimientoentre los diferentes pueblos y a una mayorcomprensión de los problemas sociales,políticos, económicos y culturales.

■ Daniel E. JonesDoctor en Ciencias de laInformación, profesoren la Facultad de Ciencias dela Comunicación Blanquerna(Universidad Ramon Llull)e investigador en el InCom(Universidad Autónomade Barcelona).

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NOTAS

¹ Es lo que ha pasado recientemente con la revistafrancesa Communications & Strategies, publi-cada por el IDATE en Montpellier: entre 1991 y1999 fue bilingüe francés-inglés y desde 2000sólo utiliza el inglés.

² Es el caso de la Association for Education inJournalism and Mass Communication (AEJMC),la International Communication Association(ICA), la National Communication Association(NCA), la Broadcast Education Association(BEA), la University Film and Video Association(UFVA), la Society for Transnational CulturalStudies (STCS), la American Association forPublic Opinion Research (AAPOR) o la EasternCommunication Association (ECA). Algunas deéstas coeditan sus revistas institucionales con gran-des editoriales universitarias, como la OxfordUniversty Press o la University of Chicago Press.

³ Para ampliar información sobre las revistas ibe-roamericanas pueden consultarse los artículosperiódicos de Jones (1999-2005), además deMotta (1989) y Jones (1996).

⁴ Incluso, se da la paradoja de la revista digitalEtcéter@: Política y Cultura en Línea, deMéxico, originariamente especializada en infor-mación general, que en 2000 pasó a especiali-zarse en comunicación y a editarse también enpapel con un nuevo subtítulo: Etcétera: UnaVentana al Mundo de los Medios.

⁵ Hoy por hoy, están funcionando muy bien en lared no sólo los sitios web y los portales (como elPortal de la Comunicación, de la UniversidadAutónoma de Barcelona, e Infoamérica, de laUniversidad de Málaga), sino también los boleti-nes informativos, con contenidos que se renue-van frecuentemente. Éste es el caso del excelenteJornal Brasileiro de Ciências da Comunicação(São Bernardo do Campo: Universidade Meto-dista de São Paulo), que en julio de 2005 habíallegado ya a los 272 números editados, con am-plia información de las actividades académicassobre comunicación.

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Comunicación

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comunicación48 Miradas

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Después de la cuestión de losefectos de los medios de co-municación en el comporta-miento de las personas, de los

grupos, de las instituciones y de la socie-dad en general, la audiencia y su defini-ción representan otra de las problemáti-cas de interés en la investigación en co-municación política. Ambas incluso seencuentran interrelacionadas. Si bien losestudios en los inicios de la disciplinasólo enfocaban a los emisores, los recep-tores fueron adquiriendo autonomía en elanálisis político comunicacional en formapaulatina. El marco de comprensión delas consecuencias de los mensajes masi-vos combina, en la actualidad, las activi-dades que despliegan tanto los medios decomunicación como el público.

La primera aproximación a la audien-cia en los estudios modernos de comuni-cación política puede encontrarse en lateoría hipodérmica de la propaganda.Conocida igualmente como el modelo dela bala mágica, este esquema sostiene lailimitada capacidad manipuladora de losmedios de comunicación, con base en unaconcepción de la audiencia. Para MauroWolf (1996), la teoría hipodérmica partede la idea del hombre moderno como unindividuo aislado en lo físico y en lo nor-mativo. El hombre de este modelo se pa-

comunica ción

La encuestaVenevote

Una revisión de la opinión pública

El estudio de la opinión públicase ha desarrollado ligada a lapolítica y su ejercicio. Bien seadesde el Estado, o desde la campaña política, la importanciade comprender qué factoresoperan en la percepción de losciudadanos de un país sobre un tema, incide en la valoraciónde esta área de la comunicación.Se hace más significativo en tiempo de participacióny reconceptualización denociones como democracia,república y país. Aquí el autorrevisa los métodos, las particularidades del sistemade audiencias venezolano,y el estudio Venevote, realizadoen la década del 70.

■ Said Dahdah

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rece a un átomo aislado que reacciona alos contenidos presentes en las comuni-caciones de los medios masivos de ma-nera separada. Esta situación es la conse-cuencia, en buena parte, de su pertenen-cia a una sociedad de masas.

Lejos de esta visión, Lazarsfeld y co-laboradores (1962) minimizan los efectosde los medios de comunicación en el com-portamiento, también a partir de una con-cepción de la audiencia. The PeopleChoice es la obra donde se sostiene porvez primera que los votantes, convertidosal final del período electoral en decisorespolíticos, poseen un conjunto de rasgossociales que inciden en el proceso de de-cisión electoral (la edad, la ocupación, lareligión, el status socioeconómico o ellugar de residencia). El paradigma de losefectos limitados estima que el hombrepiensa en lo político tal y como es en losocial, y no como los medios masivos decomunicación le señalan. Las personasdifícilmente llegan a ser condicionadaspor los mensajes difundidos en masa, pueslos tejidos sociales de pertenencia pro-porcionan los filtros que regulan su ac-ceso y asimilación.

Toda teoría comunicativa se construye,de esta manera, sobre una definición de laaudiencia. Sería más apropiado afirmarque, en últimos términos, cualquier modeloteórico constituye una teoría del público. Elpresente artículo representa un homenaje ala revista Comunicación por su trigésimoaniversario. Se ha querido por ello abordarla cuestión de la investigación de opiniónpública en Venezuela con propósitos deciencia política. En este sentido, el primerpunto mostrará los conceptos de audiencia,en particular aquellos que han facilitadotales estudios. El punto dos abordará lacuestión de la encuesta, quizá el instru-mento de medición de opiniones de mayorfama, presentando los alcances que másdestacan. El punto tres se dedicará a la ex-posición de los datos de Venevote de 1973,posiblemente el primer estudio de cienciapolítica en Venezuela y Latinoamérica queaplicó una encuesta con una muestra na-cional. Se pretende precisar con ello, ensuma, las condiciones de comunicación po-lítica vigentes en el momento inaugural dela publicación.

Los receptores en la comunicación masiva: unas definiciones.

¿Quiénes se aproximan o son alcanzadospor los flujos de comunicación masiva?

Dennis McQuail sostiene que la audien-cia ha sido entendida en lo mínimo comoel conglomerado de personas que se ex-ponen a los distintos canales de comuni-cación: los lectores de distinta índole, losradioescuchas y los televidentes. En susorígenes, ésta era concebida como unaconducta colectiva que se manifestaba enforma institucionalizada. Los receptores,sujetos a normas o valores socialmenteestablecidos, se encontraban altamenteorganizados, ya que su participación enlos actos comunicacionales –de carácteralocutivo y por tanto unidireccionales-era planificada con anticipación. La au-diencia podía, asimismo, localizarse en eltiempo y en el espacio (2000).

La emisión de mensajes se producía,entonces, con públicos definidos y en si-tios y momentos específicos. ParaMcQuail, la audiencia asistía a lugaresque estaban diseñados con criterios de je-rarquía y estatus, las reuniones celebradasen estos escenarios eran públicas y abier-tas, y las personas acudían para el disfruteo el compartir acontecimientos con elgrupo. Los receptores también se halla-ban controlados por una autoridad. Estaaudiencia tradicional estaba constituidapor las personas que asistían a espectácu-

los públicos, como una obra de teatro oun concierto de ópera (2000).

Las concepciones de la audiencia, lasperspectivas utilizadas para su aprecia-ción y la realidad de la misma ha variadoen el tiempo y el espacio. McQuail señalaque la localización de la audiencia se com-plica cada vez más (2000). Éstas puedenconsumir los mismos productos mediáti-cos en diferentes lugares del mundo y, po-siblemente, los miembros de la audienciaexistir en épocas diferentes. Por otra parte,la audiencia se ha diversificado en su com-posición, de forma tal que en la actuali-dad se puede hablar de los públicos. Estapluralidad se sostiene sobre la diferencia-ción de los gustos o aficiones, el niveleducativo, el interés por la política, entreotros criterios. La composición de la au-diencia también se hace más difícil plani-ficar, así como acomodarla a los interesesde las fuentes de comunicación. En suma,la integración de la audiencia es más in-cierta en el presente, y la homogeneidadsocial y cultural de la misma ha ido redu-ciéndose en forma progresiva.

En la aproximación al fenómeno de laaudiencia, la única constante ha sido lanaturaleza dual de ésta, y que se sintetizaen la asignación de un carácter pasivo–cuando se habla de receptores- o en laadjudicación de una esencia activa. SegúnMcQuail, la totalidad de la temática de laaudiencia se relaciona con este dilema:¿es el público un producto de los conteni-dos difundidos por los medios masivos decomunicación? ¿O es la audiencia una co-lectividad con vida social propia y previaa la aparición de estos canales de difu-sión? En el problema de definir a los re-ceptores de la comunicación han prevale-cido dos visiones. Una positiva, que per-cibe al público como causa de la oferta demensajes, debido a que su condición degrupo social compacto que despliegaalgún grado o clase de actividad. La se-gunda es negativa y considera a la au-diencia, en cambio, como una consecuen-cia de la programación de los medios dedifusión. Asimismo, con base en estasapreciaciones, cuatro formas de ver a laaudiencia son identificadas: conglome-rado de espectadores, público o grupo so-cial, masa y mercado (2000).

El estudio de los receptores de la co-municación también plantea otra duali-dad, de mucha utilidad para los propósi-tos de esta exposición. Las definicionesde audiencia se encuentran en general po-larizadas. Ahora bien, esta dualidad esuna de los puntos de división entre la es-cuela norteamericana y la tradición euro-

La audiencia se ha diversificadoen su composición, de forma

tal que en la actualidad se puedehablar de los públicos. Estapluralidad se sostiene sobre

la diferenciación de los gustoso aficiones, el nivel educativo,el interés por la política, entreotros criterios. La composiciónde la audiencia también se hacemás difícil planificar, así como

acomodarla a los intereses de lasfuentes de comunicación

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pea en los estudios comunicacionales.McQuail ha definido al público de dosmaneras: como un conglomerado de indi-viduos y como un grupo social con iden-tidades y valores compartidos (2000). Enla primera concepción, el objeto de aten-ción de las investigaciones es el individuoen su interacción social. Esta noción secircunscribe, entonces, en el área de lapsicología social. La atención se enfocaen la persona, en su comportamiento, enlas opiniones, valores, creencias y actitu-des que mantiene. La audiencia no es másque una expresión de carácter personal.

En esta área ha predominado entoncesuna aproximación metodológica de tipo in-dividualista. El público es visto como elproducto resultante de la sumatoria de lasunidades que le componen. La agrupaciónde las personas se realiza mediante varia-bles sociodemográficas. Este acercamientoindividualista del público ha permitido lainvestigación con base en datos estadísti-cos, específicamente la aplicación de ins-trumentos de medición como la encuesta.Según Converse, en esta perspectiva opera-cional, opinión pública es todo aquello quelas encuestas de opinión intentan medir conun margen de error modesto. Esta noción hasido firmemente establecida por la industriade las encuestas de opinión pública y se fun-damenta en la idea de igualdad que carac-teriza a la democracia: un voto para una per-sona. Entendidos como unidades de análi-sis, todos los individuos tienen el mismopeso o valor.

La segunda concepción de los recepto-res se construye desde una óptica holista.Kurt Back (1988) sostiene que el públicoes el resultado de los intercambios socia-les, de la mutua influencia y de las nor-mas y valores sociales, en esta concep-ción general. Back afirma que la audien-cia como concepto es una función de unaestructura social en particular. HerbertBlumer plantea una definición similar, yaque la entiende como una compleja tota-lidad orgánica, es decir, como una orga-nización social compuesta por grupos fun-cionales, que están estructurados de formajerárquica y que mantienen unos comple-jos patrones de comunicación e interac-ción (Converse, 1987).

El público viene a ser en este punto devista una entidad autónoma. Entramos portanto en el ámbito de la psicología demasas, con el colectivo como figura prin-cipal. El colectivo es visto como una en-tidad abstracta y con existencia propia,una totalidad que es mayor a la suma delas partes que le conforman. El públicocomo colectivo, con una voluntad propia,

trasciende y es superior a lo particular, alos miembros que la componen. SegúnBack (1998), la metáfora que mejor seajusta a esta noción de lo público es la fi-gura del coro en el drama griego y en losmusicales. La opinión pública se entiendecomo una sola voz: la expresión comúnde todos los miembros de una sociedad.Esta expresión homogénea de las opinio-nes sociales o esta completa cohesión dela sociedad en una unidad se representacon la frase vox populi vox Dei.

La encuesta y su utilidad en la investigación de opiniones

Kart Back (1998) sostiene, asimismo, quela concepción de opinión pública y lastécnicas de investigación empleadas sonun reflejo de la sociedad. La noción de locolectivo como agregación o sumatoriade opiniones individuales y la aplicaciónde encuestas, de esta forma, son elemen-tos propios de una sociedad que, como lanorteamericana, se sostiene sobre dos su-puestos: los ciudadanos como consumi-dores o compradores y los ciudadanoscomo electores que votan en secreto.

Las encuestas son, en general, una he-rramienta de investigación para acercar-nos a las opiniones que tienen los indivi-duos sobre un asunto en particular.Conocida también como sondeos o ter-mómetros de opinión, este instrumento,

gracias a un cuestionario elaborado contécnicas de medición, escruta el pensa-miento de las personas en un momentodeterminado. Félix Seijas (1998) estimaque el momento es otro de los elementosclave de toda encuesta. Ello se debe a lavariabilidad de las opiniones, como con-secuencia en parte de la aparición de si-tuaciones novedosas que modifican lasapreciaciones y las inclinaciones de laspersonas. La encuesta, entonces, recogeel estado de opinión existente en un con-texto espacial y temporal específico, porlo que es necesaria su evaluación con fre-cuencia.

En la campaña electoral, plano en elcual se sitúa Seijas para describir esta he-rramienta, la encuesta es indispensablepara alcanzar resultados favorables, esdecir, la victoria de un candidato. Esto de-bido a que los sondeos aportan informa-ción indispensable para diseñar, imple-mentar y controlar las estrategias de loscandidatos, esto es, para la toma de deci-siones. La encuesta electoral constituye,entonces, un recurso de campaña que seemplea para la construcción y transmi-sión de mensajes, en forma tal que se con-formen con las opiniones, las necesidadeso los gustos de los votantes. Este instru-mento representa, en esta apreciación, unmecanismo de retroalimentación entre loscandidatos y el electorado: ello permiteconocer las reacciones ante los mensajesy, en definitiva, reforzar o modificar lasestrategias de campaña (1998).

Los sondeos de opinión también cons-tituyen una valiosa técnica de investiga-ción en ciencia política. Jarol Manheim yRichard Rich (1988) la entienden comoun procedimiento de recolección de datosque permiten formular y contrastar hipó-tesis. Es decir, la finalidad de esta técnicade investigación, que elabora inferenciassobre una población más amplia a partirde entrevistas a un grupo de personas se-leccionadas, es la confección de teoríassobre la opinión pública en particular, yen relación con el funcionamiento de lossistemas políticos en general. Los diseñosde encuestas con propósitos teórico-cien-tíficos son dos, según estos autores. Si seconsidera su finalidad, los sondeos pue-den ser exploratorios, descriptivos o ex-plicativos. En cambio, si se parte de la du-ración, los estudios llegan a ser transver-sales o longitudinales.

Los sondeos pueden ser, según estosautores, de cinco clases (1988). Las en-cuestas de hechos: tienen que ver con laindagación de las características básicas yla historia personal de los entrevistados.

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La opinión pública se entiendecomo una sola voz: la expresióncomún de todos los miembros

de una sociedad. Esta expresiónhomogénea de las opiniones

sociales o esta completa cohesiónde la sociedad en una unidad

se representa con la frase vox populi vox Dei

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Los estudios de percepciones, se refie-ren a las afirmaciones sobre lo que sabeno creen saber los individuos del mundo.Los sondeos de opiniones, buscan laenunciación de las preferencias o creen-cias de la gente sobre determinados even-tos y objetos. Las indagaciones de acti-tudes, vinculadas con las evaluaciones delos eventos, objetos e ideas, y orientacio-nes sobre los mismos. Las entrevistas detipo informes de comportamiento, queabordan las declaraciones que expresan lamanera de actuar.

La investigación de la opinión publica en Venezuela: El estudio Venevote.

3.1. Líneas generales del proyectoVenevote.Los estudios de opinión pública con

base en encuestas y con propósitos deciencia política parecen inaugurarse enVenezuela y Latinoamérica en la décadade los setenta, justo en la época cuandoaparece la revista Comunicación. JohnMartz y Enrique Baloyra ejecutaron en1973 el sondeo conocido como Venevote.Dos textos de obligada referencia surgende este proyecto: Electoral Mobilizationand Public Opinión y Political Attitudesin Venezuela, en 1976 y 1979 respectiva-mente. El primero de ellos fundamentaránuestra exposición.

En general, la investigación de Martz yBaloyra (1976), con antecedentes en lacampaña presidencial de 1968, se proponeconfeccionar una teoría científica de lascampañas electorales, teniendo aVenezuela como caso de estudio. La pro-blemática central consiste en descubrir laestructura básica de este tipo de procesospolíticos, señalando las circunstancias deuna campaña que inciden de manera signi-ficativa en el resultado de las votaciones.Estos autores proponen, por tanto, tres va-riables que explican los cambios en la deci-sión de los votantes, tanto en sus intencio-nes como en las actitudes: el ambiente po-lítico e institucional, la movilización defuerzas y el proceso de implementación uejecutorias de campaña. Todos ellos confi-guran el sistema de campaña.

La eficacia de las campañas electora-les es, entonces, la preocupación princi-pal del estudio Venevote. Los autores afir-man que las condiciones ambientales sonlas de tienen un peso mayor en el resul-tado de las elecciones, en comparacióncon la movilización y la implementación.

Esta variable se compone de los siguien-tes elementos: la distribución de las leal-tades partidistas; la relación entre lealta-des partidistas y líneas de división polí-tica (cleavages); la naturaleza de las cre-encias que maneja la opinión pública; lasactitudes del público hacia objetos comolas elecciones; y la fortaleza electoral decada partido, según los datos de todas lasvotaciones realizadas (1976: xli).

El factor ambiental hace que la en-cuesta de opinión pública se convierta enuna herramienta de investigación impor-tante. El proyecto Venevote consiste endescribir las creencias, los valores y lasactitudes políticas de los venezolanos (elambiente político), pues se sostiene quelas mismas determinan tanto el estilo oimagen de los candidatos, como la efica-cia de las propuestas de comunicación(proceso de implementación). Tal estudiode opinión pública: “intenta vincular elcomportamiento de los protagonistas dela campaña con la evaluación que hace elpúblico masivo sobre los mismos, y vin-cular las consecuencias funcionales de lastácticas y estrategias de campaña con elcomportamiento del público masivo”(1976: xvii; traducción nuestra).

El estudio Venevote fue completado acomienzos de noviembre de 1973 y uti-

lizó una muestra nacional con un tamañode 1521 personas. Venezuela fue elegidacomo caso de estudio, por ser estimadacomo una democracia sólida y ejemplar.Con fines científico políticos, Martz yBaloyra sólo hallaron en Venezuela yLatinoamérica la encuesta de SantiagoAlejandro Bonomo que fue publicada ensu Sociología electoral en Venezuela: Unestudio sobre Caracas (1976: xviii-xxiv).La muestra de dicho estudio de opiniónpública tomaba en cuenta únicamente alas parroquias de la capital. Con propósi-tos de estrategia electoral registran, encambio, las encuestas de Datos que fue-ron aplicadas desde 1969 de manera re-gular y sistemática. Tales sondeos deDatos se aplicaron en siete ciudades prin-cipales del país, con tamaños muestralesde 2500 personas, y fueron contratadospor la compañía Voz y Visión deVenezuela –Vovica- (1976: 315).

3.2. Algunos resultados de la encuesta Venevote.Los hallazgos del estudio de opinión

pública de Martz y Baloyra son de granutilidad para la comprensión del venezo-lano y la cultura política del país. Dos ele-mentos resaltan de manera extraordinariaen este sentido. Primero, un factor quequizá tuvo un peso considerable en el co-lapso de los partidos tradicionales, la cul-tura política del venezolano mostraba enlos setentas un elemento de división, asaber: un 44.6% de ciudadanos que sim-patizaban con los partidos políticos versusun 51.2% de electores que afirmaban obien ser independientes (19.2%) o notener interés en la política (32%). Los ve-nezolanos entonces se separaban no tantopor su identidad partidista o su grupo so-cial de pertenencia, sino por su vincula-ción con la política misma, que era bási-camente una política de partidos (1976:52).

La cultura de la anti-política, esa quedesplazó en las elecciones de 1998 a ADy COPEI, contaba con un apoyo socialnada despreciable. Otro dato de la en-cuesta en cuestión lo revela, aquél queresponde negativo frente a la pregunta desi los partidos políticos juegan un rol muyimportante en Venezuela. El 31% de losencuestados asumió tal posición versusun 69% que respondió en forma positiva(1976: 50). Casi un tercio de los venezo-lanos rechazaban la posición que ocupa-ban tales organizaciones políticas, en uncontexto de predominio partidista. Nodebe de extrañar entonces que el desarro-llo político del país haya conducido hacia

El factor ambiental hace quela encuesta de opinión pública

se convierta en una herramientade investigación importante.

El proyecto Venevote consiste endescribir las creencias, los valores

y las actitudes políticas de losvenezolanos (el ambiente político),

pues se sostiene que las mismasdeterminan tanto el estilo

o imagen de los candidatos, comola eficacia de las propuestas

de comunicación

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una política y una comunicación despar-tidizada y enfocada en las personalidades.

Una acotación debe hacerse sobre esteasunto. Otro de los datos recolectados porel estudio (1976: 51) tiene que ver conque muy pocos venezolanos señalan quela cantidad óptima es ninguno o un par-tido político (2.8% y 6.5%). En cambio,la mayoría afirma que deben existir dospartidos políticos (40.6%), tres organiza-ciones políticas (23.1%) y cuatro o másde ellas (26.9%). Una explicación a talhallazgo, existiendo un grupo contrario alo político, es la siguiente. La descon-fianza hacia lo político y el sistema podíaser de tal magnitud, como se verá másadelante, que era preferible contar condos o más opciones. Si esa era la realidadpolítica, no muy deseada pero realidad alfin, lo mejor entonces era tener un esce-nario que permitiese el cambio de go-bierno.

El segundo hallazgo de importancia esla distinción que hacen los venezolanos alevaluar la democracia como forma de go-bierno y el desempeño de los gobiernosdemocráticos. El 96.4 % de los entrevis-tados estuvieron a favor o muy a favor deafirmaciones como las siguientes: “votares muy importante en política”; “debehaber elecciones para que haya democra-cia”; “los candidatos ganadores se preo-cupan por los problemas de los electo-res”; y “las elecciones obligan al gobiernoa preocuparse por los problemas de lagente” (1976: 47). La democracia importamucho en la cultura política del venezo-lano, posiblemente porque en este sistemade gobierno el venezolano es o debe sertomado en cuenta, aunque deje de votar.Sobre esto último cabe decir que el 48.4%de los electores estimaba en 1973 no se-guir votando, en caso de derogar la normaque obligaba a ello; mientras que el 48.2%se inclinaba por mantener su participa-ción en tales condiciones (1976: 47).

La evaluación de los resultados de losgobiernos democráticos sigue caminos di-ferentes. Las opiniones sobre el régimenpolítico tendían con mayor fuerza hacialo negativo o, en el mejor de los casos,asumían posturas intermedias y neutrales.La mayoría de las opiniones de los vene-zolanos se inclinaban a cuestionar laforma de gastar los recursos del gobiernopor parte del régimen político vigente, elhaber desplazado el servicio a la ciudada-nía por la atención a los intereses espe-ciales, la honestidad de los funcionariosy, en general, el impacto del sistema polí-tico en la vida del país (1976: 48-49). Laopinión sobre los profesionales de la po-

lítica es similar. Martz y Baloyra encon-traron que más de dos tercios de los en-cuestados consideran que los políticos“hablan mucho y hacen nada” y no creenque los políticos “cuidan de los proble-mas de la gente”, “cuidan de los proble-mas del país” o “ayudan a la comunidad”.Estos hallaron, además, que el 81.1% delos venezolanos compartía la idea que “lospolíticos siempre mienten”, mientras queun 56.6% estimaba que “el gobierno seríamejor sin los políticos” (1976: 49).

La apreciación hacia los profesionalesde la política y el rendimiento del sistemapolítico dejaba un espacio al optimismoo, por lo menos, una reserva que no im-pedía otorgar un voto de confianza para elfuturo. Eso es quizá lo que parece des-prenderse de tres variables: en relacióncon lo apropiado de la acción de gobierno,un 25.1% era favorable, un 41.2% teníauna posición neutral o intermedia, y un28% mantenía una opinión desfavorables;sobre los beneficios de las políticas públi-cas, un 8.1% asumía tenía un punto devista favorable, 73.8% era neutral o inter-medio, y un 16.6% era desfavorable a laidea; y al opinar en torno a la capacidadde los funcionarios de gobierno, un sor-prendente 57.9% estaba a favor de la idea,

un 11.4% se ubicaba en una postura neu-tral y un 26.6% rechazaba tal considera-ción (1976: 48).

Unos comentarios finales.

Los hallazgos del estudio Venevote per-miten la identificación de un contexto pro-picio para la efectividad de las campañaselectorales y, en consecuencia, de la co-municación política como esfuerzo per-suasivo. Una mayoría de electores sin le-altades partidistas y no muy conformescon el desempeño del sistema potencia-ban tanto la movilización política como laimplementación de operaciones de cam-paña. Es decir, al haber un grupo signifi-cativo de venezolanos con unas identida-des políticas frágiles, y que podían porello cambiar sus preferencias con muchafacilidad, se abría la oportunidad de ejer-cer una influencia decisiva en los resulta-dos de las elecciones.

Las campañas electorales de los seten-tas, en materia político comunicacional,debieron ser de una gran intensidad. Ellopor la necesidad de convencer a una parteconsiderable de los electores de las bon-dades del sistema y para mantener y soli-dificar las lealtades ya existentes, en unambiente de dudas y de ciertas insatisfac-ciones por los resultados obtenidos. Eneste contexto se entiende la aparición deargumentaciones persuasivas como “ConAD se vive mejor”.

Esto es justamente lo que Martz yBaloyra registraron. Según ellos, en lacampaña electoral de 1973 se apreció,como en ninguna otra de América Latina,una rica actividad de comunicación polí-tica, de relaciones públicas y de empleode los medios masivos. En sus palabras,los electores fueron arropados, durantedos años, por lemas de campaña, comer-ciales, especiales televisivos, caravanasde autos, canciones, cortometrajes, en-cuestas, conferencias de prensas, y mu-chas otras técnicas de promoción. Tantofue así que sólo AD y Copei contaban conlos recursos necesarios para asumir loscostos de la campaña (1976: 254).

La revista Comunicación aparece enuna situación donde lo comunicacional esconsiderado como una herramienta indis-pensable para el éxito político, y en el quesu despliegue casi llegar a ser saturante.Esas condiciones favorables a lo comuni-cacional se han incrementando en el pre-sente, con el derrumbe de las lealtadespolíticas tradicionales y de los aparatospartidistas, así como por la aparición de

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Los hallazgos del estudio Venevote permiten la

identificación de un contextopropicio para la efectividad

de las campañas electorales y, enconsecuencia, de la comunicaciónpolítica como esfuerzo persuasivo.

Una mayoría de electores sin lealtades partidistas y no muy

conformes con el desempeñodel sistema potenciaban tantola movilización política como

la implementación de operacionesde campaña

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identidades incipientes y por ello inesta-bles. No debe causar sorpresa, pues, quenuestra sociedad haya vivido en los últi-mos años masivas movilizaciones decalle, con orientaciones plebiscitarias enel fondo, potenciadas tanto por los me-dios de comunicación, especialmente lostelevisivos, como por un liderazgo caris-mático. Bienvenidos a la videocracia.

■ Said DahdahPolitólogo. Investigador del Instituto de Estudios Políticosde la UCV.

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Líderes, imagen pública y mediosIván Abreu Sojo. pp. 70-78.En: Comunicación. Vol. 24, No. 101(Ene.-Mar. 1998)

Opinión pública: entre el interés académicoy los estudios aplicados. Iván Abreu Sojo.pp. 48-55. En: Comunicación. Vol. 29,No. 128 (Oct.-Dic. 2004)

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Libertad de expresión y democracia: relación indisoluble

La relación entre elfortalecimiento del sistemademocrático y la libertad deexpresión ha sido ampliamenteestudiada por nuestrapublicación. En este caso,se hace hincapié en los tratadossuscritos por nuestro paísy la estructura legislativa que sostiene y potencia las articulaciones actuales entreambas dimensiones de la libertadhumana. La comunicacióny los medios están en medio de un debate de escala social, enel que sus propios beneficiarioscolocan la exigencia de la responsabilidad y el equilibrioinformativo.

■ Andrés Cañizález

La crisis en el sistema demo-crático de Venezuela, con di-versas expresiones a partir de“El Caracazo” de 1989 (in-cluso para algunos analistas

en realidad se remonta al quiebre del mo-delo económico con el “viernes negro”de 1982), y más palpable con el reorde-namiento político-institucional iniciadopor el gobierno de Hugo Chávez en 1999,ha tenido un significativo correlato en elejercicio del derecho a la libertad de ex-presión e información. Como nunca antesen la Venezuela democrática se ha deba-tido tanto en torno a la temática. Sin em-bargo, escasean los trabajos analíticos oreflexivos que pongan el acento en lacomprensión de este derecho y su estre-cha relación con la vigencia de un sis-tema genuinamente democrático. Estetexto apunta en esa dirección.

Entretanto en América Latina, duranteestos años se ha vivido un proceso de-mocratizador. De forma mayoritaria en elCono Sur y Centroamérica se pasó de re-gímenes de fuerza a gobiernos electos de-mocráticamente, a la par que se fortale-cieron sistemas ciudadanos de participa-ción y veeduría. En la medida en que,desde un punto de vista formal, se im-

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plantó la democracia casi en la totalidadde países latinoamericanos, podríamosdecir que corrió un proceso paralelo queabogó por la calidad de ésta. En este con-texto es que ha cobrado fuerza, en la úl-tima década, el debate sobre el derecho ala libertad de expresión e información.

Sin duda, la libertad de expresión e in-formación es un derecho fundamental queha marcado la pauta en los debates sobrederechos humanos y sistemas de gobiernoen los últimos dos siglos. Desde el año1789, en la Declaración del Hombre y delCiudadano se consagró este derecho alestablecer en su Artículo 10º que nadiedebía ser molestado ni perseguido por susopiniones, aunque fueran religiosas, contal de que su manifestación no perturbarael orden público establecido por la ley. Entanto, en su Artículo 11º, también seacordó que la libre comunicación de lospensamientos y de las opiniones era unode los más valiosos derechos del hombre.

Esa primera declaración marcó el ini-cio de lo que en la actualidad sigue siendouna garantía, dentro de los regímenes de-mocráticos. A través del tiempo, este de-recho se fue consolidando de manera talque ha sido materia de discusión y de in-clusión en la mayoría de los tratados in-ternacionales referidos a los derechos hu-manos.

Esta libertad es consagrada en laDeclaración Universal de los DerechosHumanos, del 10 de diciembre de 1948,cuyo Artículo 19º dice: “Todo individuotiene derecho a la libertad de opinión y deexpresión; este derecho incluye el de noser molestado a causa de sus opiniones, elde investigar y recibir informaciones yopiniones, y el de difundirla, sin limita-ción de fronteras por cualquier medio deexpresión”.¹

Por su parte, el Pacto Internacional deDerechos Civiles y Políticos, que entró envigor el 23 de marzo de 1976, estableceen su Artículo 19º inciso 2 que: “Todapersona tiene derecho a la libertad de ex-presión; este derecho comprende la liber-tad de buscar, recibir y difundir informa-ciones e ideas de toda índole, sin consi-deración de fronteras, ya sea oralmente,por escrito o en forma impresa o artística,o por cualquier otro procedimiento de suelección”.²

Del mismo modo, la DeclaraciónAmericana de los Derechos y Deberes delHombre, precursora de la DeclaraciónUniversal y aprobada el 2 de mayo de1948, en su artículo IV establece el:“Derecho a la libertad de investigación,opinión, expresión y difusión. Toda per-

sona tiene derecho a la libertad de inves-tigación, de opinión y de expresión y dedifusión del pensamiento por cualquiermedio”³. Por su parte, la ConvenciónAmericana de noviembre de 1969, másconocida como “Pacto de San José” y conmayor relación con el desarrollo venezo-lano, dispone en su Artículo 13º que:“Toda persona tiene derecho a la libertadde pensamiento y de expresión. Este de-recho comprende la libertad de buscar, re-cibir y difundir informaciones e ideas detoda índole, sin consideración de fronte-ras, ya sea oralmente, por escrito, o enforma impresa o artística, o por cualquierotro procedimiento de su elección”.Inmediatamente y de forma clara esta-blece que “El ejercicio del derecho pre-visto en el inciso precedente no puedeestar sujeto a previa censura sino a res-ponsabilidades ulteriores, que deben estarexpresamente fijadas por la ley y ser ne-cesarias para asegurar: (a) el respeto a losderechos o a la reputación de los demás,o (b) la protección de la seguridad nacio-nal, el orden público o la salud o la moralpúblicas”.

En la Convención se acordó que “no sepuede restringir el derecho de expresiónpor vías o medios indirectos, tales comoel abuso de controles oficiales o particu-

lares de papel para periódicos, de fre-cuencias radioeléctricas, o de enseres yaparatos usados en la difusión de infor-mación o por cualesquiera otros mediosencaminados a impedir la comunicacióny la circulación de las ideas y opiniones”.Finalmente, dejó abierta una sola puertapara controles anteriores a la emisión:“Los espectáculos públicos pueden sersometidos por la ley a censura previa conel exclusivo objeto de regular el acceso aellos para la protección moral de la infan-cia y la adolescencia (...)”. Al mismotiempo, sin prever nuevas dimensionespara una eventual censura previa, sí esta-bleció restricciones, porque la libertad deexpresión e información no es un derechoabsoluto: “Estará prohibida por la ley todapropaganda a favor de la guerra y todaapología del odio nacional, racial o reli-gioso que constituyan incitaciones a laviolencia o cualquier otra acción ilegal si-milar contra cualquier persona o grupo depersonas, por ningún motivo, inclusivelos de raza, color, religión, idioma u ori-gen nacional”.⁴

Como se observa, los contenidos delos instrumentos internacionales ya ex-puestos, coinciden en una definición sobreeste derecho fundamental: La libertad deexpresión, es en definitiva, la libertad quetiene toda persona para buscar, recibir ydifundir informaciones e ideas de toda ín-dole, sin consideración de fronteras, y porcualquier medio.

Ahora bien, cuando la ConvenciónAmericana señala en su Artículo 13º quela libertad de expresión e informacióncomprende el derecho de toda persona abuscar, recibir y difundir informaciones eideas de todo tipo, se pone de manifiestouna doble dimensión de la libertad de ex-presión: “Una Individual, que comprendeel derecho de cada persona de no ser me-noscabada o impedida de manifestar supropio pensamiento; y por otro lado, underecho colectivo a recibir cualquier in-formación y a conocer la expresión delpensamiento ajeno”. Al respecto, el Re-lator Especial para la Libertad de Expre-sión de la Organización de EstadosAmericanos (OEA), señala que “en su di-mensión individual, no se agota en el re-conocimiento teórico a hablar o escribir,sino que comprende además, inseparable-mente, el derecho a utilizar cualquiermedio apropiado para difundir el pensa-miento y hacerlo llegar al mayor numerode destinatarios (…)”. Y en su dimensiónsocial “la libertad de expresión es unmedio para el intercambio de ideas e in-formaciones y para la comunicación ma-

En el caso de Venezuela, aún cuando existen discrepancias

con las recomendaciones de la Relatoría para la Libertad

de Expresión, por el uso del calificativo veraz para la

información, es uno de los marcosconstitucionales que tiene

un desarrollo más extenso delderecho, si se le compara concartas magnas de otros países

latinoamericanos

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siva entre los seres humanos. Así comocomprende el derecho de cada uno a tra-tar de comunicar a los otros sus propiospuntos de vista implica también el dere-cho de todos a conocer opiniones y noti-cias”. Para el ciudadano común tiene tantaimportancia el conocimiento de la opi-nión ajena o de la información de que dis-ponen otros como el derecho a difundir lapropia. Por ello, “Las dos dimensiones yamencionadas deben ser garantizadas si-multáneamente”.⁵

En el caso de Venezuela, aún cuandoexisten discrepancias con las recomenda-ciones de la Relatoría para la Libertad deExpresión, por el uso del calificativo verazpara la información, es uno de los marcosconstitucionales que tiene un desarrollomás extenso del derecho, si se le comparacon cartas magnas de otros países latino-americanos. Señala en su Artículo 57º que“Toda persona tiene derecho a expresarlibremente sus pensamientos, sus ideas uopiniones de viva voz, por escrito o me-diante cualquier otra forma de expresión,y de hacer uso para ello de cualquiermedio de comunicación y difusión, sinque pueda establecerse censura. Quienhaga uso de este derecho asume plena res-ponsabilidad por todo lo expresado. Nose permite el anonimato, ni la propagandade guerra, ni los mensajes discriminato-rios, ni los que promuevan la intoleranciareligiosa (…)”. El artículo 58°, por suparte, define que “La comunicación eslibre y plural, y comporta los deberes yresponsabilidades que indique la ley. Todapersona tiene derecho a la informaciónoportuna, veraz e imparcial, sin censura,de acuerdo con los principios de estaConstitución (…)”. ⁶

De acuerdo con Héctor Faúndez, unode los estudiosos más respetados en ma-teria del sistema interamericano de dere-chos humanos, con la protección de estederecho en los tratados internacionales,se busca proteger todo tipo de expresión,independientemente de su contenido,desde un discurso político, de contenidoreligioso, académico, comercial hasta undiscurso literario o artístico, entre otros.

Esta interpretación concuerda con loseñalado por el Relator de NacionesUnidas para la Libertad de Expresióncuando señala que queda comprendidodentro del ámbito de protección de la li-bertad de expresión “todo tipo de idea, in-formación, opinión, noticia, publicidad,actividad artística, comentario políticocrítico, etc., que pueda ser difundido”.Así como también “esa protección abarcalas opiniones o expresiones indeseables,

las cuales no pueden quedar excluidascomo consecuencia de una interpretaciónrestrictiva de la libertad de expresión”. ⁷

Al respecto, la Corte Interamericanade Derechos Humanos ha señalado que“cuando la Convención proclama que lalibertad de pensamiento y expresión com-prende el derecho de difundir informacio-nes e ideas por cualquier procedimiento,está subrayando que la expresión y difu-sión del pensamiento y de la informaciónson indivisibles”. ⁸

A juicio de Faúndez, lo que interesadestacar en este punto es que, “si bien lalibertad de expresión se suele asociar enciertas formas muy específicas de mani-festar el pensamiento, limitándolo básica-mente a lo que pudiéramos llamar la ex-presión verbal, junto a ella pueden coe-xistir otras formas de expresión como ar-tísticas o simbólicas, y otras en donde elingrediente fundamental es la conductaen cuanto a medio de expresión”.⁹

Expresión para la democracia

Al revisar los tratados y pactos interna-cionales de derechos humanos, queda re-

marcada la importancia del derecho a lalibertad de expresión e información en lademocracia contemporánea. Resulta im-prescindible para el desarrollo, la conso-lidación y el fortalecimiento de un sis-tema democrático, puesto que este dere-cho comprende la libertad de todo indivi-duo a buscar, recibir y difundir informa-ción y opinión, así como también el dere-cho colectivo de participar en forma plenaa través del libre intercambio de ideas einformación.

Sobre el particular, la Corte Inter-americana de Derechos Humanos expresóque “la libertad de expresión es una pie-dra angular en la existencia misma de unasociedad democrática. Es indispensablepara la formación de la opinión pública.Es también conditio sine qua non paraque los partidos políticos, los sindicatos,las sociedades científicas y culturales, yen general quienes deseen influir sobre lacolectividad, puedan desarrollarse plena-mente. Es, en fin, requisito para que la co-munidad, a la hora de ejercer sus opcio-nes, esté suficientemente informada. Porende, es posible afirmar que una sociedadque no está bien informada no es plena-mente libre”. ¹⁰

Por otra parte, el conocido informe dela Comisión MacBride de la UNESCO,Un solo mundo, voces múltiples, señalaque la “libertad de expresión es un ele-mento vital del proceso democráticoesencial, garantizado por la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos y porlos diversos instrumentos internacionalesaprobados para garantizar el respeto delos derechos humanos y de las libertadesfundamentales. De estas garantías se des-prende que el público de todos los paísestiene el derecho inalienable a recibir noti-cias, informaciones e ideas, sin injeren-cias y por encima de fronteras, y que estederecho forma parte integrante del pro-ceso democrático”. ¹¹

Dentro de este mismo escenario, la im-portancia de la libertad de expresión en elmarco de un sistema democrático ha que-dado remarcada en la Carta DemocráticaInteramericana, aprobada por la Asam-blea General de la Organización deEstados Americanos (OEA) el 11 de sep-tiembre de 2001. Se trata de un docu-mento en el cual se establecen las posibi-lidades de actuación del ente hemisféricocuando en un Estado miembro de la orga-nización se presentan signos de alteracióndel sistema democrático. Entre los ele-mentos a evaluar para determinar si estoocurre, se encuentra el análisis sobre elrespeto a la libertad de expresión. En este

comunica ción

Al revisar los tratados y pactosinternacionales de derechoshumanos, queda remarcadala importancia del derechoa la libertad de expresión

e información en la democraciacontemporánea. Resulta

imprescindible para el desarrollo,la consolidación y el

fortalecimiento de un sistemademocrático, puesto que este

derecho comprende la libertad detodo individuo a buscar, recibir ydifundir información y opinión

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sentido, el artículo 4 de la Carta Demo-crática Interamericana señala que “soncomponentes fundamentales del ejerciciode la democracia la transparencia de lasactividades gubernamentales, la probidad,la responsabilidad de los gobiernos en lagestión pública, el respeto por los dere-chos sociales y la libertad de expresión yprensa”.¹²

Dentro de los requisitos para una demo-cracia estable y participativa, indudable-mente la libertad de expresión adquiere unafunción primordial, ya que sin ella es im-posible que se desarrollen los demás ele-mentos para el fortalecimiento democrá-tico. De allí, que en varias oportunidades sehaya considerado la libertad de expresióncomo la libertad fundamental para la exis-tencia de una sociedad democrática.

Para Héctor Faúndez, el propósito de lalibertad de expresión, dentro del procesopolítico, es permitirle al ciudadano com-prender los asuntos de interés público, conel fin de que éste pueda participar eficaz-mente, en el adecuado funcionamiento dela democracia. Mediante la libertad de ex-presión el ciudadano puede emitir juicioscríticos sobre el gobierno, así como tam-bién le permite pronunciarse sobre las po-líticas públicas y participar libremente en laelección de las autoridades.

Una libertad no absoluta

La libertad de expresión e información noes un derecho absoluto, en consecuencia,se encuentra sujeto a diversas restriccio-nes, que en forma explícita o implícita,establecen cuáles son sus contornos y de-terminan hasta dónde se encuentra garan-tizado y protegido. Tales restriccionesdeben ser entendidas, según la CorteInteramericana de Derechos Humanos,como aquellas conductas definidas legal-mente como generadoras de responsabili-dad por el abuso en el ejercicio de este de-recho fundamental.

Son las normas internacionales de de-rechos humanos las que establecen los li-neamientos que deben observarse para es-tablecer estas restricciones.

En este sentido, el Pacto Internacionalde Derechos Civiles y Políticos señala ensu Artículo 19º que “El ejercicio del de-recho previsto en el párrafo 2 de este ar-tículo (libertad de expresión) entraña de-beres y responsabilidades especiales. Porconsiguiente puede estar sujeto a ciertasrestricciones, que deberían, sin embargo,estar expresamente fijadas por la ley y sernecesarias para: (a) Asegurar el respeto

de los derechos o a la reputación de losdemás; (b) La protección de la seguridadnacional, el orden público o la salud o lamoral públicas. En tanto el artículo 20 deforma clara que debe ser prohibida por laley “toda propaganda en favor de la gue-rra”, así como “toda apología del odio na-cional, racial o religiosos que constituyaincitación a la discriminación, la hostili-dad o la violencia”.¹³

De igual manera, la ConvenciónAmericana de los Derechos Humanos ensu Artículo 13º, inciso 2 establece: “Elejercicio del derecho previsto (…) nopuede estar sujeto a previa censura sino aresponsabilidades ulteriores, las quedeben estar expresamente fijadas por laley y ser necesarias para asegurar: (a) Elrespeto a los derechos o a la reputación delos demás, o (b) La protección de la se-guridad nacional, el orden público o lasalud o la moral públicas”. Mientras queen el inciso 5 señala que: “Estará prohi-bida por la ley toda propaganda a favor dela guerra y toda apología del odio nacio-nal, racial o religiosos que constituya in-citaciones a la violencia o cualquier otraacción ilegal similar contra cualquier per-sona o grupo de personas, por ningún mo-tivo, inclusive los de raza, color, religión,idioma u origen nacional”.¹⁴

En el marco de las restricciones pre-vistas, por ley, la Convención America esenfática en rechazar la censura previa.Tradicionalmente se entendió que ésta so-lamente proviene de medidas tomadas por

el poder ejecutivo, sin embargo el sistemainteramericano conoció en los últimosaños varios casos, algunos de ellos enChile, en donde los mecanismos de cen-sura previa surgieron de autoridades judi-ciales. Esto llevó a ampliar la dimensióndel rechazo a este tipo de acciones,cuando provengan de cualquier ente ofuncionario del poder público, con el finde evitar la circulación de ideas u opinio-nes en una sociedad.

Según Cecilia Medina, “para definir lacensura previa, no es relevante examinarde qué órgano proviene la decisión” y siresulta determinante observar “el efectoque la acción tiene sobre el derecho a ex-presarse, si lo impide, de cualquier modo,antes de que se emita, habrá censura pre-via”. ¹⁵

En tal dirección apunta el párrafo 3 delArtículo 13º, de la Convención Americanasobre Derechos Humanos, cuando agregaque “no se puede restringir el derecho deexpresión por vías o medios indirectos,tales como el abuso de controles oficialeso particulares de papel para periódicos,de frecuencias radioeléctricas, o de ense-res y aparatos usados en la difusión de in-formación o por cualquiera otros mediosencaminados a impedir la comunicacióny la circulación de ideas y opiniones”. Deacuerdo con la Corte Interamericana deDerechos Humanos, tales métodos indi-rectos frecuentemente conllevan el uso demecanismos legítimos de manera discri-minatoria o abusiva, para recompensar osancionar a periodistas u otras personaspor sus declaraciones. Recalca que “lacensura previa, interferencia o presión di-recta o indirecta sobre cualquier expre-sión, opinión o información difundida através de cualquier medio de comunica-ción oral, escrito, artístico, visual o elec-trónico, debe estar prohibida por la ley.Las restricciones en la circulación librede ideas y opiniones, como así también laimposición arbitraria de información y lacreación de obstáculos al libre flujo infor-mativo, violan el derecho a la libertad deexpresión”. ¹⁶

De forma crítica, al referirse alArtículo 13 de la Convención Americanaantes descrito, Héctor Faúndez, quien fuedirector de la especialización en derechoshumanos de la Universidad Central deVenezuela, señala que el mismo “tiene uncarácter eminentemente empresarial yestá destinado a proteger una actividadeconómica más que a la libertad de ex-presión”, a su juicio, quienes poseen me-dios de comunicación de masas hacen unuso del derecho que está destinado “a ob-

Recalca que “la censura previa,interferencia o presión directa

o indirecta sobre cualquierexpresión, opinión o informacióndifundida a través de cualquier

medio de comunicación oral,escrito, artístico, visualo electrónico, debe estar

prohibida por la ley

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tener un beneficio económico, más que atransmitir ideas u opiniones, su propósitoprimordial es el lucro y no la discusiónpública”. ¹⁷

Para el autor, sería saludable procurarno solamente la garantía de que el controlestatal no se ejerza sobre los medios decomunicación, sino el libre acceso a losmedios por parte de los comunicadores yde los ciudadanos que recurren a ellospara informarse, entendiendo que talesmedios brindan un “servicio público”.Aún cuando es amplio el debate, y la nor-mativa para garantizar la independenciade los medios frente al Estado, no existeuna norma que asegure la independenciade los comunicadores sociales en su tra-bajo cotidiano frente al propietario delmedio, en cuanto al contenido de la in-formación que éste desee transmitir.

Concluye Faúndez que, “si bien la li-bertad de expresión puede ser el blancoperseguido por el Estado con cualquierade los controles señalados en el párrafo 3del Artículo 13º de la ConvenciónAmericana, ella también puede verse se-riamente afectada como resultado del con-trol que el dueño del medio tiene tantosobre los comunicadores que trabajan asu servicio como sobre el público, o porel control que los anunciantes puedenejercer sobre el propietario del medio.Resultando ésta, una de las amenazas másserias a la libertad de expresión”. ¹⁸

Violencia contra periodistas

Uno de los problemas más graves que en-frenta América Latina son las constantesamenazas, agresiones, persecuciones yasesinatos en los que periodistas en elejercicio de sus funciones resultan vícti-mas. Es por ello, que el ejercicio de dichaprofesión se ha convertido en una de lasmás peligrosas y riesgosa del hemisferio.Para la Comisión Interamericana deDerechos Humanos, el asesinato, las ame-nazas y los hostigamientos a comunica-dores sociales constituyen no sólo unaviolación directa de sus derechos a la viday a la integridad física, sino que tales he-chos atentan contra la libertad de expre-sión e información del conjunto de la so-ciedad, y por tal motivo lanza condenastan enérgicas cuando se producen hechosde esta naturaleza. Venezuela, en los últi-mos tres años, ha sido por tal razón focoen la mirada del sistema internacional dederechos humanos.

Dentro de este contexto, por ser los pe-riodistas o comunicadores sociales acto-

res de primer orden en el ejercicio de lalibertad de expresión e información, cual-quier ataque o agresión a su vida o inte-gridad personal por motivo del ejerciciode su profesión, además, constituye unviolento ataque al conjunto de la socie-dad, pues transmite el mensaje de queexisten temáticas tabúes o que hay pode-res que así lo quieren. Cuando un perio-dista en el ejercicio de sus funciones esagredido, herido o asesinado se tiene unavíctima humana, individual, pero tambiénes una pérdida social, pues el conjunto dela sociedad dejará de contar con unafuente informativa. El principio 9 de laDeclaración de Principios sobre laLibertad de Expresión de la CIDH esta-blece que “el asesinato, secuestro, intimi-dación, amenazas a los comunicadoressociales, así como la destrucción materialde los medios de comunicación, viola losderechos fundamentales de las personas ycoarta severamente la libertad de expre-sión. Es deber de los Estados prevenir einvestigar estos hechos, sancionar a susautores y asegurar a las víctimas una re-paración adecuada”. ¹⁹

La Comisión Interamericana deDerechos Humanos señaló que con taleshechos por un lado, se “busca eliminar aaquellos que realizan investigacionessobre atropellos, abusos, irregularidadeso ilícitos de todo tipo, llevados a cabo yasea por funcionarios públicos, organiza-

ciones o particulares en general, a fin deque sus investigaciones no puedan con-cluirse, alcancen el debate público quemerecen o simplemente como represalia.Por otro lado, busca ser una herramientade intimidación, mediante la cual se envíaun claro mensaje a todas aquellas perso-nas de la sociedad civil que realizan ta-reas de investigación sobre irregularida-des en la gestión pública. Esta prácticabusca que los medios de comunicaciónguarden silencio o se hagan cómplices deaquellas personas o instituciones que rea-lizan actos o hechos abusivos o ilegales.En última instancia, lo que se busca esimpedir a toda costa que la sociedad seainformada de estos acontecimientos” ²⁰

La Relatoría para la Libertad de Expre-sión de la OEA ha manifestado que el ase-sinato de periodistas “es la forma másbrutal de coartar la libertad de expresiónen el continente. Para el Relator, el asesi-nato a periodistas sigue representando elproblema más grave en materia de liber-tad de expresión en las Américas y nosólo refleja la violación del derecho fun-damental a la vida de los mismos en elejercicio de su profesión, sino que ade-más expone al resto de los comunicado-res sociales a una situación de extremavulnerabilidad y riesgo”.²¹

Las agresiones, por otra parte, tambiénejercen un papel intimidatorio sobre lafunción periodística, y por tanto afectanel pleno ejercicio del derecho a la libertadde expresión e información. La impuni-dad, la falta de castigo a los responsablesha sido también un signo característico detales situaciones.

Por su parte, el Estado tiene la respon-sabilidad de proteger tanto a los periodis-tas como a los medios de comunicación.De acuerdo a lo establecido en laConvención Americana y en términos si-milares en otros instrumentos internacio-nales, los Estados, “tienen la obligaciónde investigar efectivamente los hechos entorno a los homicidios y demás hechosviolentos contra periodistas y sancionar aquienes lo perpetran”.²²

Asimismo, la Comisión Interamericanade Derechos Humanos ha sostenido que “larenuncia de un Estado a la investigaciónefectiva y completa del asesinato de un pe-riodista y la falta de sanción penal de los au-tores materiales e intelectuales resulta es-pecialmente grave por el impacto que tienesobre la sociedad. Este tipo de crímenes nosólo tiene un efecto amedrentador sobre losperiodistas, sino también sobre cualquierciudadano, pues genera el miedo de denun-ciar los atropellos, abusos e ilícito de todo

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La Relatoría para la Libertadde Expresión de la OEA

ha manifestado que el asesinatode periodistas “es la forma más

brutal de coartar la libertad de expresión en el continente.Para el Relator, el asesinato

a periodistas sigue representandoel problema más grave en materia

de libertad de expresión en lasAméricas

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tipo. El efecto solamente puede ser evitadomediante la acción decisiva de los Estadosde castigar a todos los autores de estos ase-sinatos. Por esta vía los Estados puedenmandar un mensaje fuerte y directo a la so-ciedad, en el sentido de que no habrá tole-rancia para quienes incurran en violacionestan graves al derecho de la libertad de ex-presión”.²³

A juicio de Luis Huerta, el señala-miento de la Comisión Interamericana deDerechos Humanos apunta a que “la faltade investigación seria, imparcial y efec-tiva y la sanción de los materiales e inte-lectuales de estos crímenes conlleva unaviolación al derecho a informar y expre-sarse pública y libremente, lo cual generaresponsabilidad internacional del Esta-do”.²⁴ La Declaración de Chapultepec dela Sociedad Interamericana de Prensa(SIP), que recoge una serie de principiosen materia de libertad de prensa, estable-

ció que: “El asesinato, el terrorismo, elsecuestro, las presiones, la intimidación,la prisión injusta de los periodistas, la des-trucción materia de los medios de comu-nicación, la violencia de cualquier tipo yla impunidad de los agresores, coartan se-veramente la libertad de expresión y deprensa. Estos actos deben ser investiga-dos con prontitud y sancionados con se-veridad”.²⁵

La preocupación por el tema ha tras-cendido el ámbito exclusivo de la defensade los derechos humanos, llevando in-cluso a que una instancia como la Orga-nización de las Naciones Unidas para laEducación, la Ciencia, y la Cultura(UNESCO), haya expresado su preocupa-ción por el creciente número de periodis-tas asesinados en los últimos años comoconsecuencia del ejercicio de su profesióny la impunidad de estos crímenes. Dichaorganización recomendó: 1) Que los go-

biernos adopten el principio de que noprescriben los crímenes contra las perso-nas cuando son perpetrados para impedirel ejercicio de la libertad de informacióny de expresión o cuando tuvieran comoobjeto la obstrucción de la justicia. 2) Quelos gobiernos perfeccionen las legislacio-nes para posibilitar el procesamiento ycondena de los autores intelectuales de losasesinatos de quienes están ejerciendo elderecho a la libertad de expresión.

Por su parte, la Relatoría Especial delas Naciones Unidas para la Libertad deExpresión también se hecho eco de talpreocupación al señalar que “los gobier-nos deben hacer todo lo posible para in-vestigar los actos o las amenazas de vio-lencia, intimidación o acoso contra el per-sonal o las oficinas de los medios de di-fusión y llevar a los responsables ante lajusticia”.²⁶

El derecho a la comunicación políticaJosé Ignacio Rey. pp. 4-9.En: Comunicación. No. 16 (Nov. 1977)

Expedientes policiales a periodistasPedro José Pérez Vivas. pp. 91-99En: Comunicación. No. 37 (Mar.1982)

El periodismo venezolano en el último mediosiglo. Jesús Sanoja Hernández. pp. 39-46En: Comunicación. No. 37 (Mar.1982)

25 años de censura y democracia en VenezuelaBerta Brito; Marcelino Bisbal. pp. 10-27.En: Comunicación. No. 40 (Ene. 1983)

El poder Judicial y la censura: el caso de Ledezma. Gloria Perdomo. pp. 39-44.En: Comunicación. No. 40 (Ene. 1983)

Manuel ante el poder eclesiástico: confesionesdel cineasta Alfredo J. Anzola.Jesús María Aguirre. pp. 45-52.En: Comunicación. No. 40 (Ene. 1983)

La información como derecho humano fundamental. Jorge Andrés Richards. pp. 18-25En: Comunicación. No. 43 (Oct. 1983)

Sobre libertad de expresión, papel periódico ypolítica de comunicación. Fidel Eduardo Orozco;Aura Torrealba. pp. 75-88. En: Comunicación.No. 58 (Oct. 1987)

Empobrecimiento a través de la comunicación:La lucha continúa. Herbert Schiller. pp. 32-36.En: Comunicación. No. 75 (Jul.-Sep. 1991)

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87 / En: Comunicación. No. 75 (Jul.-Sep. 1991) Constitución: Artículo 66 / Antonio Pasquali.pp. 135-137 / En: Comunicación. No. 80 (1992)

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Medios de Comunicación en la nueva escenainternacional / Boutros Boutros Ghali. pp. 4-5.

En: Comunicación. No. 94 (Abr.-Jun.1996)

Representación de las minorías sociales en los medios / Leoncio Barrios. pp. 48-52.En: Comunicación. No. 94 (Abr.-Jun. 1996)

La agenda noticiosa internacional: Buenos y malos?. Andrés Cañizález. pp. 27-28En: Comunicación. No. 96 (Oct.-Dic. 1996)

El rol de Radio Venceremos en el proceso de democratización de El Salvador (1981-1984):Comunicación, derechos humanos y democraciaEmperatriz Arreaza-Camero. pp. 40-56.En: Comunicación. No. 97 (Ene.-Mar. 1997) /

La era electrónica y el desvalido en información:Amenazas y oportunidades. ChristopherZielinski. pp. 7-9 / En: Comunicación. No. 98(Abr.-Jun. 1997)

Proyecto para la instalación de una red radial defronteras. Gustavo Villamizar Durán. pp. 37-40.En: Comunicación. No. 98 (Abr.-Jun. 1997)

Libertad de expresión y servicio público de radioy televisión. Ángel E. Álvarez. pp. 4-11.En: Comunicación. No. 105 (Ene.-Mar. 1999)

El problema étnico en la red: informe sobre losEE.UU. de Norteamérica. Francisco Tremonti. pp.30-35 / En: Comunicación. No. 114 (Abr.-Jun. 2001) La expansión de Internet en América LatinaScott S. Robinson. pp. 22-27.En: Comunicación. No. 115 (Jul.-Sep. 2001)

Trances y apremios para construir ciudadanía:repensar la política y la comunicación.Rosa María Alfaro Moreno. pp. 28-35.En: Comunicación. No. 115 (Jul.-Sep. 2001)

Acceso, libertad y debate en el derecho a la comunicación. Carlos Correa. pp. 50-61.En: Comunicación. No. 116 (Oct.-Dic. 2001)

La agenda sobre libertad de expresiónMarcelino Bisbal. pp. 54-61. En: Comunicación.No. 117 (Ene.-Mar. 2002) /

Meses de conflictividad en el 2002.Andrés Cañizález. pp. 16-21.En: Comunicación. No. 119 (Abr.-Jun. 2002)

Desenredando los nudos del silencioJavier Barrios; Belkis Urdaneta J. pp. 26-31En: Comunicación.. No. 119 (Jul.-Sep. 2002)

La libertad de informaciónHéctor Faúndez Ledesma. pp. 52-59En: Comunicación. No. 122 (Abr.-Jun. 2003)

* No se incluyeron las referencias de los informes queen materia de libertad de expresión elabora elPrograma Venezolano de Educación y Acción enDerechos Humanos (PROVEA), y los cuales han sidopublicados en Comunicación en la última década,usualmente en el primer número de cada año.

Libertad de Expresión en Comunicación

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■ Andrés Cañizález, Director de Comunicación e investigador del CIC-UCAB.

Notas y referencias

¹ SORUCO, Juan Cristóbal. Derechos humanos,democracia y libertad de expresión. ComisiónAndina de Juristas, Lima, 2002, p 59.

² HUERTA, Luis. Libertad de expresión y accesoa la información pública. Comisión Andina deJuristas, Lima, 2002, p 15.

³ SORUCO, Juan Cristóbal. Derechos humanos,democracia y libertad de expresión. ComisiónAndina de Juristas, Lima, 2002, p 60.

⁴ Convención Americana sobre DerechosHumanos, COFAVIC, Caracas, 2003, p 13.

⁵ Comisión Interamericana de Derechos Humanos.Informe de la Relatoría para la Libertad deExpresión. Capítulo II, CIDH, Washington, 2000.Disponible en Internet en: www.cidh.org

⁶ HUERTA, Luis. Libertad de expresión y accesoa la información pública. Comisión Andina deJuristas, Lima, 2002, p 18.

⁷ Ibid., p. 20.

⁸ Ibid., p. 23.

⁹ FAÚNDEZ, Héctor. La libertad de Expresión.Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas yPolíticas, Nº 78. Universidad Central deVenezuela, Caracas, p. 258.

¹⁰ Comisión Interamericana de Derechos Humanos.Informe de la Relatoría para la Libertad deExpresión. CIDH, Washington, 2000. p.1.

¹¹ SORUCO, Juan Cristóbal. Derechos humanos,democracia y libertad de expresión. ComisiónAndina de Juristas, Lima, 2002, p. 63.

¹² HUERTA, Luis. Libertad de expresión y accesoa la información pública. Comisión Andina deJuristas, Lima, 2002, p 24

¹³ Ibid., p. 45.

¹⁴ Convención Americana sobre DerechosHumanos. COFAVIC, Caracas, 2003, p. 13

¹⁵ MEDINA, Cecilia. “Las restricciones a la liber-tad de expresión” en Sistema Interamericano deDerechos Humanos y Libertad de Expresión enParaguay. Instituto Interamericano de DerechosHumanos, San José, 2002. p. 20

¹⁶ HUERTA, Luis. Libertad de expresión y accesoa la información pública. Comisión Andina deJuristas, Lima, 2002, p 33

¹⁷ FAÚNDEZ, Héctor. “La libertad de Expresión”.Revista de la Facultad de Ciencias jurídicas yPolíticas, Nº 78. Universidad Central deVenezuela, Caracas, p.301

¹⁸ Idem.

¹⁹ Relatoría para la Libertad de Expresión.Interpretación de la Declaración de Principios dela CIDH sobre la libertad de expresión. (PrincipioNº 9). Existe versión en Internet en:www.cidh.org

²⁰ Relatoría para la Libertad de Expresión. Informe2000. Capítulo VI, CIDH, Washington, 2000.

²¹ Idem.

²² Centro por la Justicia y el Derecho Internacional.La Protección de la libertad de expresión y elSistema Interamericano.CEJIL. San José, 2003. p.110.

²³ Ibid., p. 111.

²⁴ HUERTA, Luis. Libertad de expresión y accesoa la información pública. Comisión Andina deJuristas, Lima, 2002, p 86.

²⁵ Centro por la Justicia y el Derecho Internacional. LaProtección de la libertad de expresión y el SistemaInteramericano. CEJIL, San José, 2003. p. 117.

²⁶ CIDH. Informe de la Relatoría Para la Libertadde Expresión. Capítulo VI. Washington, 2000.

comunica ción

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LuisBrito

“Quizá Luis Brito no ha hecho otra cosa que fotografiar

desgarramientos del tránsito humano, lo que sería

la única manera de alcanzar o aproximarnos al cielo,

es decir, la eternidad”.

Juan Carlos Palenzuela

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Encuentros

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comunicación66 Encuentros

“La importancia de la cultura no se refleja sólo en las políticas culturales, hay que considerar asimismo las dimensiones culturales de las políticas públicas. Es decir, el impacto (positivo o negativo) que éstas puedan tenersobre las maneras prácticas de la convivencia y, por lo tanto,sobre las posibilidades de conformar un nosotros”.

Eduardo Lagos

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Las líneas que siguen inten-tan ofrecer una visión de loque han sido los últimos 30años de políticas culturalesen nuestro país, así como la

evolución de los paradigmas que las sus-tentan como aportes dentro de la “plani-ficación del desarrollo nacional”. Una vi-sión que tiene más de balance que de in-ventario, que intenta una genealogía endescargo de cualquier pretensión de his-toriador, pero no por eso deja de revisarel antes y el ahora, en un ejercicio de sín-tesis lo más equilibrado posible, paraejercitar una suerte de acercamiento a laspolíticas culturales al tiempo que se es-boza una interpretación cultural de estaspolíticas: una indagación breve –por ra-zones de espacio- sobre su razón de ser.

Se parte de la idea de Maccioni (2002)de que la política cultural del Estado debeentenderse como macropolítica en tantoque “nueva” manera de pensar lo polí-

comunica ción

En este texto se pasa revista acinco paradigmas que operan en el diseño de políticas culturales en los últimos 30 años:la garantía de derecho, la modernidad, el gusto, laeconomía de la cultura y acasomás recientemente, el capital social; a la vez que coloca en contrapunto la experienciachilena de diseñar instrumentospara recuperar el imaginariocolectivo de un país después de la dictadura

■ Carlos Delgado-Flores

El nosotrosde una híbridamodernidad30 años de paradigmas y políticas culturales

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comunicación68

tico, reparando en las prácticas sociales,que producen lo político como efecto desentido (las cursivas son nuestras). Locual, en la pretensión de este texto, im-plica atender a un mismo tiempo la ges-tión pública de la cultura, pero a la vez alcontenido cultural que la gestión políticadel Estado tiene, en la medida en que ge-nera distinciones en la realidad de los ciu-dadanos.

Paradigma 1. Cultura e identidadcomo derechos naturales

Para el sistema de las democracias libera-les, que se ejercen en los Estados moder-nos de todo el mundo, la cultura suele servista –en los casos en que institucional-mente lo es– como el contenido de la iden-tidad. No en balde la definición que laUNESCO maneja de ella como objeto depolíticas públicas, la describe como “con-junto de rasgos distintivos, espirituales ymateriales, intelectuales y afectivos, quecaracterizan a una sociedad o grupo so-cial. Ello engloba, además de las artes ylas letras, los modos de vida, los derechosfundamentales del ser humano, los siste-mas de valores, las tradiciones y creen-cias”. (UNESCO, 1982)

La identidad, como se sabe, es uno delos ítems consagrados en la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos, ensu condición de derecho natural de pri-mera generación; uno de los conceptosclaves para la estructuración social y, paraalgunas interpretaciones, el modo parti-cular de ejercer la cultura, el ámbito dondese crea y reproduce la intersubjetividad.Para garantizar este derecho, es necesariala sistematización de la identidad en elmarco de otros derechos humanos garan-tizados por el Estado moderno: la educa-ción, el respeto por la especificidad cultu-ral, la garantía de igualdad ante la ley, etc.Y en este contexto, las políticas cultura-les cobran razón de ser e importancia ca-pital: ellas coadyuvarán con el desarrollode la sociedad a la cual vayan dirigidas ysu efectividad podrá ser medida con el re-sultado obtenido: hombres y mujeres consólidas identidades para sí y para con elotro (alteridades)¹.

Cultura e identidad, y es necesario afir-marlo aquí, sobrepasan en mucho la es-pecificidad de las políticas que la gestióncultural pública ha llevado a cabo en elpaís, no sólo en los últimos 30 años, sinodesde el principio del proyecto moderni-zador, iniciado en 1936 a la muerte deJuan Vicente Gómez. Ello no se debe sóloa una cuestión de diseño de las políticas,

sino acaso a la falta de una interpretacióncultural del total de las políticas delEstado, que afinen el diagnóstico para noagotarlo en la confrontación ideológica oen la justificación de su circunstancia yasí poder emplearlo eficazmente en losdiseños sucesivos, cuando nos toque re-construir el país o refundar la República(que ya se va viendo, ni es igual ni da lomismo).

Paradigma 2. Modernidad versusmodernización

Se puede intentar definir las políticas cul-turales venezolanas a la luz de la moder-nización nacional, esto es: el intento in-acabado, ideológico, de gestar una mo-dernidad propia, capaz de inscribirse enel proyecto civilizatorio iluminista, quesustituyó a la formación real de esta mo-dernidad por la carencia de estructuras(institucionales, culturales, económicas,demográficas, etc.) apropiadas para ges-tarla, o por el aislamiento de los núcleossociales de ésta, del conjunto más ampliode la población que aún mantenía (man-tiene) mentalidades de corte premoderno,o la incomprensión de otros núcleos que

la critican sin solución de continuidad(postmodernos).

Según esta idea, las políticas culturalesactuaron en dos órdenes: por una parte seconcentraron en formar la sensibilidad deun conjunto de élites modernas para elpaís, preparándolas para la administra-ción del Estado y la consolidación de suscuotas de poder, y por la otra, desarrolla-ron programas de formación y preserva-ción del patrimonio cultural de alcanceparcial, como complemento al área co-rrespondiente (folkclore, educación artís-tica, etc.) en los programas de la educa-ción formal. Es así como surgen, primero,el Instituto Nacional de Cultura y BellasArtes –INCIBA– y luego el ConsejoNacional de la Cultura –CONAC– y apa-rejados a ellos un conjunto de utopías per-sonales apoyadas por el statu quo de en-tonces, por inscribirse éstas, en el pro-yecto modernizador: la CinematecaNacional de Margot Benacerraf, la Ga-lería de Arte Nacional de Manuel Es-pinoza, el Museo de Arte Contemporáneode Caracas de Sofía Imber, el SistemaNacional de Orquestas Infantiles yJuveniles de Venezuela de José AntonioAbreu, el Instituto Autónomo BibliotecaNacional – Red Nacional de BibliotecasPúblicas Nacionales y Estadales de Vir-ginia Betancourt, la editorial Monte ÁvilaEditores Latinoamericana de SimónAlberto Consalvi, o la Biblioteca Ayacu-cho de José Ramón Medina, entre otrasinstituciones.

La cultura de la modernización levantómuseos, bibliotecas y teatros, descorriótelones y mostró orquestas, compañías dedanza, ópera, adquirió obras de arte de losmás representativos maestros del arte con-temporáneo mundial, puso escuelas y bi-bliotecas en casi todos los municipios delpaís, creó espacios de modernidad paratoda la población (ver cuadro número 1)².Pero al mismo tiempo, y dado que una delas condiciones principales de la moder-nidad es que se trata de un proyecto he-gemónico, excluyente, una parte impor-tante del patrimonio intangible (costum-bres, tradición oral, saber de culturas an-cestrales, etc.) fue desatendida y la posi-bilidad del establecimiento de políticasabiertas a la interculturalidad fue ob-viada³. La cultura de la modernizaciónimpidió conocer y valorar, además, otrasestéticas que se producen en los fenóme-nos de hibridación cultural, restándole alproyecto modernizador la capacidad deinterrelacionarse con la población de pen-samiento premoderno, que fue acce-diendo progresivamente a la modernidad

Las políticas culturales actuaronen dos órdenes: por una parte

se concentraron en formarla sensibilidad de un conjunto

de élites modernas para el país,y por la otra, desarrollaron

programas de formacióny preservación del patrimonio

cultural de alcance parcial,como complemento al área

correspondiente en los programasde la educación formal

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a través de la oralidad secundaria de losproductos culturales de unos medios decomunicación que suscribieron el pro-yecto modernizador, rescribiéndolo ahoracomo estereotipo, acaso movidos por lasurgencias del mercadeo, acaso conscien-tes de la existencia de otra racionalidadallende las ciencias y las artes; estereo-tipo que ahora formaba parte de una esté-tica diferente: una modernidad híbridadonde podían coexistir la vanguardia y elatavismo, lo culto y lo popular, y donde lamayoría de la población se hallaba có-moda, reflejada en su identidad: La esté-tica de la mediación⁴.

Otra omisión grave de la cultura de lamodernización fue descuidar la enseñanzade eso que Elías Pino Iturrieta llama elcatecismo republicano: ¿qué sentido teníadivulgar a los grandes maestros del arte oexhibir a las estéticas de vanguardia, siantes había que enseñar a los ciudadanosa cuidar como suyos los espacios públi-cos donde se mostrarían las obras? Puestales son las fallas en el sistema de valo-res que esta República heredó de su pa-sado colonial y de su siglo de guerras in-testinas, donde las dos consejas maternasnacidas de la prudencia y del matriarcadoimpuesto por la violencia (“mijo, no andeen la calle que en la calle no hay gentebuena” y “mijo, no se meta en políticaque eso no es para la gente decente”) con-tribuyeron en gran medida a la pérdidadel sentido de lo público, al familismoanómico, y a la consolidación del cliente-lismo como lógica política predominante.Fue así como se dio por sentado que habíasuficiente República como para hacerlamoderna y se excluyó de ella a quienes notenían modernidad ilustrada, vocación deprogreso y educación suficiente.

Paradigma 3. ¿Una política del gusto?

Si, según Kant, “el gusto no es más que laconcordancia formal entre una imagina-ción libre y un entendimiento ampliado”,la intervención del Estado en la forma-ción del gusto de los ciudadanos pasa porofrecer opciones, confrontar la imagina-ción a sus límites, que son los del conoci-miento frente a nuevas producciones sim-bólicas, lo cual implica que la oferta debienes culturales tenga siempre una in-tención educativa, sea o no predominante,pero siempre presente. La otra parte delprograma es liberar a la imaginación delas ataduras de lo conocido, conectarlacon la emocionalidad y permitir que lo

sublime (que es la tensión entre la imagi-nación y el entendimiento) haga crecer lasensibilidad de los destinatarios de losbienes culturales, para lo cual, los pro-ductos artísticos apelan a recursos expre-sivos de los órdenes más diversos, perosiempre regidos por la intencionalidad ex-presiva de su autor.

Si las políticas culturales persiguieroneste objetivo, la falla en su cumplimientoes netamente de orden educativo, achaca-bles más a las fallas de la educación pú-blica que a la producción de los artistas oa los dispositivos de presentación y degestión. No hay indicios que determinende forma cierta si la condición del Estadocomo garante del acceso a la cultura yprincipal financista de la producción ar-tística nacional determinó el estableci-miento de una estética particular o el pri-vilegio de determinado discurso sobrealgún valor específico. El enfoque difu-sionista, predominante en la planificaciónde la gestión cultural estableció una rela-ción que devino en clientelar entre la ad-ministración cultural y los artistas por lavía de los subsidios culturales. Faltarásaber si la consolidación de la “Revo-lución Cultural” impone una estética,como el Proyecto de Ley Orgánica deEducación (al momento en que esto se es-cribe aun lo aprueban) prescribe un“nuevo republicano”.

Paradigma 4. Contribución económica de la cultura

Investigaciones recientes, liderizadas por elConvenio Andrés Bello en el nivel iberoa-

mericano, han puesto énfasis en el interéseconómico de la cultura, para determinar laincidencia de la gestión pública y de la ac-ción económica de las industrias culturalesen la producción, comercialización y con-sumo de los bienes culturales.

Hasta ahora, el Estado no ha generadopolíticas públicas trascendentes a este res-pecto, no obstante se conoce de investi-gaciones recientes y de las cuentas deorden del Banco Central de Venezuela queentre 1984 y 2004, el aporte del sectorcultura al Producto Interno Bruto nacio-nal se ubicó en promedio en 3,34%, seña-lándose un descenso considerable (nega-tivo) para los años 2002 y 2003. De esteaporte, el 60% lo representan las indus-trias culturales, y el 40% el sector públicode la cultural con recursos del presupuestofiscal. (ver cuadro número 2)

El crecimiento de las industrias cultu-rales ha respondido a la lógica económicaglobal, evidenciable en los últimos 30años: primero un crecimiento gradual enun mercado nacional protegido con regu-laciones y aranceles; después la integra-ción a los procesos de concentración (ver-tical u horizontal) a los mercados y capi-tales de las grandes empresas y ahora, enel marco del “Socialismo del Siglo XXI”,en riesgo frente al dumping de tener quecompetir con el Estado, el cual incursionaen la producción de bienes culturales in-dustriales con fines propagandísticos.

En cuanto al financiamiento cultural,Guzmán Cárdenas estima que entre 1992y 2002 el Estado ha invertido cerca de497 billones de bolívares para el financia-miento de instituciones, el desarrollo deproyectos artísticos de agrupaciones y

comunica ción

VENEZUELA: PIB TOTAL Y PIB DE LAS ACTIVIDADES RELACIONADAS CON LA CULTURA (Estimado en millones de bolívares y %)

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comunicación70

personalidades creadoras: la promocióncultural. Este monto, considerado históri-camente, representa el 0.20% del presu-puesto nacional. Este financiamiento al-gunas veces ha implicado una gananciapara las industrias culturales (especial-mente por concepto de publicidad). ElEstado, en nombre de la democratizacióndel acceso a los bienes culturales, generócuerpos legales como la Ley de Cine, laLey del Libro o la Ley de Artesanías, in-cumpliendo muchas de sus disposicioneslegales, tales como la compra de librospara la dotación de bibliotecas públicas(no se hace desde 2002), la recaudaciónde un porcentaje de la taquilla cinemato-gráfica privada para el financiamiento delCentro Nacional Autónomo de Cinema-tografía, o la creación del Instituto Na-cional de Artesanías.

El aporte al PIB, no obstante, no es, enopinión de Andrés Roemer (2003) el cri-terio fundamental para legitimar la inver-sión pública en cultura. “La defensa de lainversión en cultura –esgrime– no debejustificarse como razón de sustentabilidadbajo estos argumentos. Existen otras he-rramientas de las ciencias de las políticaspúblicas e instrumentos de mayor eficaciapara el logro de dichos objetivos (v.g. lapolítica fiscal o social). El principal fin dela política cultural es, sin duda, algo máspreocupante: combatir la ignorancia, pro-piciar el desarrollo humano, inducir a lacohesión social, derrocar el racismo, aba-tir la exclusión, defender el derecho a lasdiferencias así como instituir la conviven-cia, preservar nuestro patrimonio, difun-dir y alentar los procesos, bienes y servi-cios culturales; vitalizar la autoestima,tomar conciencia de quiénes somos, lo-grar la plena libertad para vivir lo que as-piramos ser.

Indudablemente, es positivo legitimarla inversión del presupuesto público en li-bros, producción cinematográfica u obrasde arte porque con ello se reduce el des-empleo o se incrementa el ProductoInterno Bruto. Pero convenzamos a lostomadores de decisiones de que aunado adichos objetivos debemos invertir en elarte y la cultura por razones más trascen-dentes; porque la actividad cultural esparte esencial de la vida misma, es un biensocial que hace la vida más interesante,compleja, imaginativa, creativa. Es pues,un fin en sí misma y no requiere justifi-carse por emplear a algunas personas opor el volumen de sus exportaciones (locual sin duda esa relevante) sino por loque logra para que los ciudadanos conoz-can sus tradiciones, disfruten de sus cos-

tumbres con información y conocimiento,desarrollen al máximo sus capacidades dedisfrute sensible, puedan utilizar el len-guaje en forma compleja para debatir susproblemas y tener acceso al pensamientoy al capital intelectual, desarrollen su po-tencial creador y convivan con lo dife-rente”. (115–116)

Paradigma 5. Cultura y CapitalSocial

El tema del capital social refiere al de laidentidad en lo que podría concebirse ya notanto como una sociología, sino más bien,como una antropología del desarrollo.

Lindon J. Robison, Marcelo E. Siles,A. Allan Schmi (2003) consideran que elcapital social “se origina en rasgos comu-nes denominados puntos de coincidencia.Estos rasgos pueden ser adquiridos o he-redados, y creemos que son necesariospara el desarrollo del capital social. Sonejemplos de puntos de coincidencia here-dados el sexo, la edad, la genealogía, lanacionalidad, la lengua materna y las ca-racterísticas físicas, para nombrar unospocos. Como ejemplos de puntos de coin-cidencia adquiridos pueden mencionarsela educación; los objetos adquiridos; lapertenencia a clubes, organizaciones cívi-

cas y equipos deportivos; los pasatiem-pos; los lugares de visita y las opinionespolíticas y económicas”. Estos puntos decoincidencia adquiridos son hechos y pro-cesos culturales de una sociedad o comu-nidad. Por su parte, para BernardoKliksberg “la cultura cruza todas las di-mensiones del capital social de una socie-dad; subyace sobre los componentes bá-sicos considerados como la confianza, elcomportamiento cívico, el grado de aso-ciacionismo”. (2003)

Coincidiendo con Kliksberg, perosiempre dentro de la perspectiva liberal,Fukuyama (2003) señala que “el capitalsocial es una manera utilitaria de mirar lacultura. La cultura tiende a considerarsecomo un fin en sí misma, lo que es inne-gable, o como una forma de expresióncreativa. Pero también desempeña unpapel funcional muy importante en todasociedad, ya que es el medio por el cualgrupos de individuos se comunican y co-operan en una gran variedad de activida-des. Si bien nos resulta difícil juzgar lacultura como un fin en sí mismo, la fun-cionalidad de la cultura en términos eco-nómicos es algo mucho más mensurable.Actualmente, muchos consideran que elcapital social es un componente funda-mental, tanto para el desarrollo econó-mico como para la estabilidad de la de-mocracia liberal”.

Cabe preguntarse si la cultura tendrá lamisma importancia dentro del esquemade la democracia participativa y protagó-nica, no en el papel sino en las relacionesde la comunidad con el Estado. Durston(2003) señala que “si el capital social degrupos privilegiados sirve, por una parte,para excluir a los pobres en forma siste-mática de esos privilegios y, por otra, paradebilitar el capital social colectivo deéstos, es claro que parte de la solución esrevertir esas dinámicas. Pero lo primeroes identificarlas (ver cuadro número 3)para luego proceder a “la reconstitucióndel radio de confianza comunitaria y lareconquista por la mayoría de la institu-cionalidad en asociaciones locales. Unsegundo paso, entonces, es el empodera-miento de la comunidad o de la asocia-ción como actor social en el sistema polí-tico microrregional (territorio municipal),para renegociar las relaciones de recepti-vidad pasiva que caracterizan al cliente-lismo paternalista”. Para este fin, laConstitución establece los ConsejosLocales de Planificación Pública, laContraloría Social y las asambleas de ciu-dadanos, entre otros mecanismos de par-ticipación política; la noción de empode-

Convenzamos a los tomadores de decisiones de que aunado a dichos objetivos debemos

invertir en el arte y la cultura por razones más trascendentes;

porque la actividad cultural es parte esencial de la vida misma,

es un bien social que hace la vida más interesante, compleja,

imaginativa, creativa

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ramiento es expresa en el Plan deDesarrollo Económico y Social de laNación 2001- 2007, pero la gestión cultu-ral pública no tiene mecanismos de parti-cipación articulados, más allá de la co-gestión obrero-patronal: los retrasos en laaprobación de la Ley Orgánica de Cultura,en la conformación del Sistema Nacionalde Cultura, en la descentralización y des-concentración de la gestión cultural ha-blan del sostenimiento de la estructuraclientelar y altamente burocratizada delConsejo Nacional de la Cultura y acasode la poca voluntad política de garantizarel acceso universal, con respeto pleno a lamulticulturalidad.

Chile: el nosotros después de la tragedia

A partir de la premisa de Eduardo Lagos,de considerar la cultura no sólo comotema de las políticas culturales, sino ade-más las dimensiones culturales de las po-líticas públicas, en 2002 el Programa delas Naciones Unidas para el DesarrolloCapítulo Chile presentó como Informe deDesarrollo Humano un exhaustivo estu-dio de la situación cultural chilena, comocontribución a la construcción de un pro-yecto de nación 2001 – 2010, que por múl-tiples razones, no dudamos, resultará pa-radigmático para la investigación socialen la región.

El informe señala que: “la relevanciade la cultura se ve ratificada por la enver-gadura de los cambios. Cambios cultura-les son (en Chile), por ejemplo, la mayorlibertad del individuo, el nuevo protago-nismo de la televisión y las innovacionesde la reforma educacional. Todo ello al-tera no sólo la convivencia social, sino elmodo de vida de cada uno. La cultura im-porta, en resumidas cuentas, porque tratade la experiencia subjetiva de la gente. Suvida cotidiana está atravesada por nuevasvivencias a las cuales tiene que encontrarsentido.” (PNUD Chile, 2002: 16)

Otra noción importante es la del défi-cit cultural. “Chile – reza el informe-muestra un déficit cultural que debilita sudesarrollo humano. El informe señalaciertas tendencias que están mermandolas capacidades de la sociedad chilenapara determinar por sí misma el rumbo ysu forma de convivencia. La debilidad delnosotros llama la atención sobre una tareaurgente del país ¿cómo articular una di-versidad disociada y con frecuencia, atra-vesada por rasgos de privatismo paraconstruir un orden pluralista que genere

comunica ción

Amazonas 6 5 17 320 5 353 1,14 100.324 0,42 284,20 0,38

Anzoátegui 76 9 36 1.311 27 1.459 4,71 1.140.370 4,72 781,61 1,00

Apure 10 6 21 930 10 977 3,15 466.931 1,93 477,92 0,61

Aragua 93 11 38 1.507 29 1.678 5,42 1.481.453 6,13 882,86 1,13

Barinas 15 11 18 1.485 20 1.549 5,00 583.521 2,42 376,70 0,48

Bolívar 84 15 16 1.358 29 1.502 4,85 1.306.651 5,41 869,94 1,11

Carabobo 148 14 41 1.569 30 1.802 5,82 2.094.909 8,67 1.162,54 1,48

Cojedes 10 5 16 556 14 601 1,94 262.154 1,09 436,19 0,56

D.Amacuro 5 1 7 242 2 257 0,83 137.939 0,57 536,72 0,68

Dtto. Capital 443 14 41 1.414 35 1.947 6,29 1.975.787 8,18 1.014,78 1,30

Falcón 17 9 35 1.330 43 1.434 4,63 747.733 3,1 521,43 0,66

Guárico 32 10 18 989 19 1.068 3,45 638.638 2,64 597,97 0,76

Lara 66 10 29 1.927 25 2.057 6,64 1.581.120 6,54 768,65 0,98

Mérida 50 6 37 1.351 24 1.468 4,74 744.985 3,08 507,48 0,64

Miranda 96 17 49 1.920 62 2.144 6,92 2.607.163 10,79 1.216,02 1,55

Monagas 20 11 51 886 16 984 3,18 599.764 2,48 609,51 0,77

N.Esparta 31 7 27 413 10 488 1,57 377.701 1,56 773,97 0,99

Portuguesa 11 10 28 1.210 16 1.275 4,12 830.441 3,44 651,32 0,83

Sucre 18 7 32 1.126 24 1.207 3,90 824.765 3,41 683,31 0,87

Táchira 77 17 37 1.488 26 1.645 5,31 1.031.158 4,27 626,84 0,80

Trujillo 18 4 30 1.103 6 1.161 3,75 587.279 2,43 505,83 0,68

Vargas 16 5 9 274 4 308 0,99 309.134 1,28 1.003,68 1,29

Yaracuy 12 9 21 750 11 803 2,59 518.902 2,15 646,20 0,83

Zulia 86 12 32 2.625 18 2.773 8,96 3.209.626 13,29 1.157,45 1,48

TOTAL 1.440 225 686 28.084 505 30.940 99,90 24.158.448 100 780,81 1,00

*Densidad: 1 red por cada Nº habitantesFuente: CAVEGUIAS, MCT, IABN, MED, CONAC, INE. Cálculos propios de investigación

Cuadro 1. Red Nacional del Conocimiento por Estados (2004)

Esta

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Info

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Habi

tant

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% Dens

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*

IRC

PIB TOTAL PIB de las Actividades PIB de las Actividades relacionadas con la Cultura relacionadas con la

(Millones de Bs.) Cultura (%)

1984 420.072,00 17.757,00 4,201985 420.884,00 17.920,00 4,301986 448.285,00 19.752,00 4,401987 464.341,00 21.630,00 4,701988 491.372,00 23.185,00 4,701989 449.262,00 20.516,00 4,601996 565.506,00 22.953,00 4,101997 601.534,00 25.131,00 4,201998 600.878,00 24.072,00 4,001999 39.554.925,0 1.918.413,00 4,852000 41.013.293,0 1.751.267,00 4,272001 42.405.381,0 1.624.126,00 3,832002 38.650.110,0 966.253,00 - 2,502003 35.667.526,0 1.882.610,00 - 5,112004 41.847.610,0 2.351.836,00 5,62PROMEDIO 712.494,73 3,34Fuente: BCV / Estimaciones propias

Cuadro 2VENEZUELA: PIB TOTAL Y PIB DE LAS ACTIVIDADES RELACIONADAS CON LA CULTURA(ESTIMADO EN MILLONES DE BOLIVARES Y %)

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comunicación72

sentidos de pertenencia y solidaridad? Eldéficit cultural de Chile tiene una historialarga. Quizás pueda rastrearse en el anti-guo temor a las diferencias. En tiemposrecientes, la dictadura reprimió la accióncolectiva, institucionalizó ciertas frag-mentaciones e impuso serias restriccionesa la autodeterminación de la sociedad. Elproceso de transición democrática hahecho un intenso trabajo para devolver alos chilenos el derecho a decidir por símismos hacia dónde quieren ir y los me-dios para

hacerlo. Pero quedan tareas pendien-tes. La principal ya fue señalada: la arti-culación de la diversidad en el proyectopaís. Una diversidad creativa habráechado raíces cuando la democracia, eldebate político y la participación ciuda-dana sean parte de la imagen ideal delNosotros y de la experiencia subjetiva delos chilenos”. (PNUD Chile, 2002: 23)

Y una tercera idea: la imagen de paíscomo consecuencia de la comprensión so-cial de su cultura. “Sin imágenes de país,sin una experiencia práctica pero tambiénsimbólica de ser parte de un Nosotros, esmuy difícil fundar tramas sociales fuer-tes. El capital social, cuya importanciapara el Desarrollo Humano fue tema cen-tral del Informe 2000, no depende sólo dela fortaleza de las organizaciones socia-les, sino de manera especial de la verosi-

militud de un imaginario de Nosotros. Laconstrucción de un imaginario de país esantes que nada una tarea cultural. Culturaes eso, preguntarse y comprender la pro-pia convivencia, las experiencias compar-tidas, las diferencias que dividen, y espe-cialmente darle forma a la aspiración deconvivir gracias a la pluralidad de histo-rias y modos de vida”. (PNUD Chile,2002)

De Chile, las lecciones para el ámbitocultural son numerosas: la bancarrota delstablishment político, la pérdida de la ca-pacidad de diálogo entre sectores de lasociedad mientras una forma totalitariade poder se ejercía como una tragedia,junto con un experimento de ingenieríaeconómica y social. Y ahora, con la de-mocracia, la apuesta por la cultura paraconstruir un nosotros. Es como si el pa-sado chileno nos mostrara un futuro posi-ble que aun podemos evitar, aprendiendode nuestros propios errores y acabandocon la polarización, refundando la casadel nosotros.

■ Carlos Delgado-FloresComunicador social con ampliaexperiencia en la fuente cultural y editorial. Miembro del Consejode Comunicación

Notas¹ Pese a que ambos conceptos, cultura e identidad,

son interdependientes funcionalmente en el diseñode políticas públicas, fuera del contexto de la de-mocracia liberal o de la modernidad, pueden llegara significar cosas muy diferentes; para el totalita-rismo fascista, la cultura era propaganda y la iden-tidad, alienación, sujeción a los dictados de laNomemklatura, empobrecimiento y exclusión

² El conjunto total de las instituciones del proyectomodernizador en el país pueden ser descritas bajoel índice Red Nacional del Conocimiento. La Reddel Conocimiento es el tejido institucional dis-puesto para la producción social del mismo en lascomunidades, según el nivel de elaboración de susinteracciones formales. Para la elaboración preli-minar de este índice, se consideraron: escuelas,puntos de venta de libros, bibliotecas, infocentros,infraestructura cultural (ateneo, casa de cultura, te-atro, auditorio, museo, etc.). Este índice se calculamediante la siguiente fórmula: IRC = % pob / %Rc. En donde:

Pob (%) = la proporción de la población delEstado (en este caso) frente a la población na-cional / Rc (%) = la proporción de la red de co-nocimiento del Estado frente al total nacional. Suresultado, visto en perspectiva nacional establecepese a las limitaciones de la modernización queen 30 años, Venezuela ha desarrollado una den-sidad de 1 red de conocimiento por cada 781 ha-bitantes.

³ En el caso de los pueblos indígenas, es patente elproblema de la interculturalidad en el diseño de po-líticas públicas. Para la concepción jurídica de la in-terculturalidad resulta fácil evaluar la relación conestas otras culturas desde una perspectiva moderna,considerando en nombre del derecho natural, aaquellas comunidades premodernas, como “bue-nos salvajes”, a los cuales hay que incorporar al sis-tema de derechos y deberes del Estado moderno.Así, la Constitución de 1999 hace énfasis en los de-rechos sociales de los pueblos indígenas, pero hastaahora, las políticas que se han generado en la ma-teria no trascienden la llamada educación intercul-tural bilingüe; no se ha desarrollado legislación quetipifique los delitos o establezca causas y procesosen la relación intercultural, y de no producirse opor-tunamente estas creaciones, se corre el riesgo deque la relación intercultural se mantenga en térmi-nos de tutela lo cual es, ante todo, una ofensa paralos pueblos y su autodeterminación. Superar la con-cepción etnográfica de la multiculturalidad dentrode la visión hegemónica de la modernidad implicaproducir un descentramiento de ésta a favor de de-velar la riqueza de la comunicación entre culturasy sus modos de socialización.

⁴ “Las mediaciones son entendidas como ese ‘lugar’desde el cual es posible percibir y comprender lainteracción entre el espacio de la producción y elde la recepción” (Barbero, 1987). Ese espacio eseminentemente intersubjetivo, por cuanto que es eneste nivel donde los procesos del perceptor se rea-lizan, reconstruyendo para sí el contenido y laforma de la comunicación y cuya red conformaríael sensorium benjaminiano, que Barbero caracte-riza como el lugar donde se articulan los cambiosen las condiciones de producción con las transfor-maciones de la cultura; lugar configurado por latecnología, por la masividad y por el cambio de ló-gica de apropiación: de la formación al consumo,y que se constituye en el escenario presente de laconstrucción de sentido. (DELGADO FLORES,2003)

1. Clientelismo autoritario: represivo y/o cleptocráticoReprime con violencia al capital social popular; el saqueo como premio.

2. Clientelismo pasivo: paternalista, tecnocrático, burocrático o partidistaTransforma capital social en receptividad pasiva de productos y crea dependencia.

3. Semiclientelismo: «incubador» y capacitadorFomenta organización autónoma, capacita en capacidades de gestión y propositi-vidad.Protege organización en territorio social, económico y político local y regional(CLPP)

4. Agencia empoderadora y apoyadoraSigue desarrollando el sistema de autogestión de organización ya armada yfuncionando con cierta autonomía.Aumenta el nivel territorial de acción y fortalece actores sociales débiles, generanestrategias, celebran contratos con el Estado y otras agencias externas, gestionanrecursos.

5. Sinergia coproducción Estado - sociedad civilOrganizaciones de base y de segundo nivel determinan y gestionansus propias financieros y contratan personas para coproducir mejorías en la cali-dad de vida de sus integrantes. Los funcionarios públicos y técnicos contratadosrinden cuentas a usuarios organizados (Contraloría Social)

Fuente: John Durston en Capital Social en la reducción de la pobreza: en busca de un nuevo paradigma.CEPAL (2003). Las cursivas y paréntesis son nuestros.

Cuadro 3Tipología de relaciones entre el Estado y el Capital Social Colectivo

CAPITAL SOCIAL

+

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73comunica ción

Referencias bibliográficas

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Un fantasma llamado Política Cultural.Milagros Santana Jiménez.pp. 84-87En: Comunicación. Vol. 24, No. 104 (Oct.-Dic. 1998)

Constituyente y políticas culturalesCarlos Guzmán Cárdenas. pp. 12-25 .En: Comunicación. Vol. 25, No. 105 (Ene.-Mar.1999)

La otra cara del financiamiento culturalAbdel Güerere. pp. 26-29. En: Comunicación.Vol. 25, No. 105 (Ene.-Mar. 1999)

Arte, cultura, valores y resistencia vitalMaría Elena Ramos. pp. 30-37En: Comunicación. Vol. 25, No. 105 (Ene.-Mar. 1999)

La cultura recuperará al país (perdido)Carlos Delgado-Flores. pp. 32-37.En: Comunicación. Vol. 26, No. 110Abr.-Jun. 2000)

Políticas, cultura y comunicación:¿una relación actual y necesaria?Marcelino Bisbal. pp. 10-15En: Comunicación. Vol. 27, No. 116 (Oct.-Dic. 2001)

La cultura como servicio municipal Moraima Guanipa. pp. 24-29.En: Comunicación. Vol. 27, No. 116 (Oct.-Dic. 2001)

El mecenazgo y la cultura: la responsabilidadsocial de las empresas / Carlos GuzmánCárdenas. pp. 42-49. En: Comunicación.Vol. 27, No. 116 (Oct.-Dic. 2001)

Políticas culturales en Comunicación

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comunicación74 Encuentros

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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75comunica ción

Existe una discusión sobre lamanera en que los medios dedifusión masiva y ciertos gé-neros culturales mediatizan lacultura popular. ¿Qué rela-

ción tienen el teatro y la televisión con lopopular? ¿Podría explicarse? ¿Qué papeljuegan en el cambio social? Cuando hablode cambio social no me refiero necesaria-mente al nivel macro, sino también, ysobre todo, al nivel microsocial.

Televisión y teatro son dos medios conuna capacidad de penetración sumamentedispares, sumamente disimiles. El teatronunca ha sido en ninguna parte delmundo ni en ninguna parte de la historia,un arte verdaderamente popular, sobretodo si entendemos por popular lo que elhombre de hoy en día entiende por esapalabra. Uno dice que el teatro españoldel siglo de oro era un teatro popular por-que el concepto de lo popular era un con-cepto reducido. Quien pueda asistir toda-vía a local que existe en España en laCiudad de Almagro, que es un local deteatro que se mantiene desde el sigloXVII, notará que allí caben aproximada-mente unos doscientos cincuenta a tres-cientos espectadores y eso se conside-raba un teatro popular en el siglo XVII,hoy en día eso sería considerado un tea-tro elitesco y un teatro para una íntimaminoría de una población. Lo que pasa esque la palabra popular, a partir del sigloXX y a partir del estallido de los medios

Las voces múltiples de José Ignacio Cabrujas

El Cabrujas de la identidadvenezolana, el Cabrujas del mensaje al adeco oprimido o a la S del MAS... incluso contamos con nuestro propiopaís según Cabrujas: un paísnovelado a través de la televisióno sus crónicas por entrega,y una sociedad ideada, defendiday despedida con una banderaroja en el corazón de las tablasde nuestro teatro para “El díaque me quieras”. Aquí hablaJosé Ignacio Cabrujas desdeun 1981 que se nos hace eterno,certero como un amante quesufre lo que la vida le deparaa su amada. La ausenciade Cabrujas sólo nos hacepreguntar, cada mañana, qué estaría pensando de nuestrohoy. Sin embargo, volvamosla vista un instante para ver dedónde venimos.

■ Carlos Colina

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comunicación76

de comunicación de masas ha adquiridouna dimensión inmensa.

El teatro no es popular, el teatro ha sidosiempre visto por determinadas capas dela población. Quizás la mayor aspiracióndel hombre de teatro contemporáneo seríaampliar esa minoría, hacer de esa minoríala mayor minoría posible, eso deberíaser... La televisión, por el contrario es perse, dirigida por definición a millones ymillones de personas, es algo que justa-mente como es un aparato que está en lacasa de cualquiera, cualquiera.... que lohaya podido adquirir.... desde ese mo-mento le bastará a esa persona con un pe-queño acto voluntario de prenderlo y en-tonces ese aparato se mete en tu casa, estáallí, un video, una imagen, que está allí, avoluntad tuya, a capricho tuyo, a deseotuyo, no así el teatro, al teatro te tienesque disponer a ir, una decisión tuya, per-sonal, voy esta noche al teatro, está llo-viendo ahorita, está lloviendo en este mo-mento, caramba que fastidio, no voy o sivoy, tendría que tener una relativa moti-vación para ir al teatro esta noche, sopor-tar la lluvia, en fin, millones de cosas.Para la televisión no, por supuesto, notiene nada que ver con la lluvia. A la te-levisión le concedo una importancia ab-soluta en cualquier proceso de cambio so-cial, es más, yo pienso que es el instru-mento idóneo, adecuado, para desde elpunto de vista cultural provocar fenóme-nos dentro de una sociedad. Es decir, lavieja aspiración humana de una culturaque englobe a los hombres estaría, y lodigo condicionalmente, estaría en ese apa-rato y en las dimensiones y en las posibi-lidades futuras de ese aparato que son ver-daderamente innegables…

En los Estados Unidos el hombre estecnológicamente capaz de recibir vía sa-télite, sin necesidad de una estación re-transmisora, sin necesidad de una torre ode una pantalla como hay aquí por ejem-plo en Camatagua, sin esa necesidad,cualquier ciudadano norteamericano po-dría, estaría en capacidad técnica demover el dial y sintonizar cualquier partedel mundo, vía satélite, cualquier país delmundo, cualquier acontecimiento delmundo y verlo. Uno fantasea y presientelo que eso podría significar con un cam-bio planetario, un cambio total, una di-mensión distinta del hombre, con respectoa las sociedades, a los demás países, alpropio planeta donde vive.

¿Qué opina de la noción althuserianade aparatos ideológicos de Estado y de suaplicación a los medios radiodifusivos?

Radio y televisión constituyen apara-tos ideológicos de diversas categorías yde diversas orientaciones ideológicas, oson la ideología del Estado, la ideologíadel Gobierno, en Venezuela yo no creomucho en la palabra Estado, una palabra,me parece que Venezuela no la puede usarcon mucha propiedad. En Venezuela nohay un Estado, en Venezuela hay go-bierno. La continuidad administrativa delgobierno es tan precaria en Venezuela queprácticamente liquida la noción deEstado. Entonces, evidentemente las ide-ologías en el mundo que controlan apara-tos de poder, controlan inmediatamente latelevisión y difunden la ideología rei-nante, dominante o predominante o inten-cional de ese Estado, la difunden hacia eltelevidente. Aquellas plantas de televi-sión que están controladas por el Estadoo que pertenece a la empresa privada, tie-nen entonces la ideología de la clase pri-vada, tienen la ideología de la burguesía,defienden esos valores, se adecúan haciavalores, hacia los valores institucionalesde la sociedad, del sistema.

No obstante, ciertos autores comoEnzensberger hablan de fisuras en elpoder de las industrias culturales y de laambivalencia de la intelligentsia de iz-quierda con relación a los mass media...

Una programación de televisión, tardeo temprano tiene que admitir disidenciasdentro de esa ideología, la tiene que ad-mitir, es una estrategia, ¿hasta dónde sepuede llegar?, pues cada vez más, ¿signi-fica eso que hayamos llegado a un todo,al objetivo deseado? No, ni remotamente,todavía lo que escribimos en televisiónresulta tímido, podría aceptar ser critica-ble, pero son pequeñas conquistas que yodiría que el propio trabajador de la televi-sión ha ido adquiriendo a lo largo de añosy años y años de desarrollo, de su propiotrabajo allí. Existen contradicciones den-tro de esos medios, existe la palabra esa,contradicción, que permite entonces,decir cosas que podrán no ser las tradi-cionales o las normales, a las convencio-nales, que usualmente se dicen dentro delsistema de la televisión venezolana. Enotros países esas contradicciones son ma-yores, en la televisión europea existen evi-dentemente mayores fisuras o mayor ca-pacidad expresiva en la televisión de otrastendencias y de otros pensamientos. En elmismo Estados Unidos existe una posibi-lidad mayor de disidencia dentro del sis-tema televisivo, aquí es un proceso quedata de unos seis años hacia atrás y evi-dentemente se han logrado ciertas reivin-dicaciones pero no todas las deseables.

Trabajar en esta industria de la televi-sión, en los términos en que se concibe enVenezuela, con un fuerte sistema de tele-visión privada y con un sistema práctica-mente incapaz de televisión del Estado,conlleva a que... uno no podría conjurar laposibilidad de una absorción por parte deun sistema o de un conformismo.

Casualmente las cosas que yo he hechoy que han tenido un relativo éxito o ungran éxito de sintonía, yo me refiero es-pecíficamente a la sintonía, son justa-mente aquellas que apuntaban a críticasde ese sistema, a procedimientos de esesistema y que eran imágenes no usuales odefinitivamente inéditas dentro de la tele-visión. Las cosas que han resonado escri-tas por mí en el campo de la telenovela,que a mí me parece una importantísimaexposición de lo popular, lo que ha gus-tado, ha sido precisamente lo que no hasido convencional, lo que no ha sidohecho de acuerdo al canon usual de la te-levisión venezolana, cosas como “La Sra.de Cárdenas” o “Natalia”, o “Gómez”,han gustado precisamente porque no separecían en los momentos en que fueronrealizadas a nada de lo realizado anterior-mente, porque asumían cierta actitud di-sidente, no digo revolucionaria, porqueno sería justa la palabra, digo disidente,

Casualmente las cosas que yohe hecho y que han tenido

un relativo éxito o un gran éxitode sintonía, yo me refiero

específicamente a la sintonía,son justamente aquellas queapuntaban a críticas de ese

sistema, a procedimientos de esesistema y que eran imágenes no

usuales o definitivamente inéditasdentro de la televisión

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digo crítica y creo que de allí ha venido eléxito de las cosas que yo he podido reali-zar. El rating no es un fenómeno que im-pulse a la persona que trabaja en la tele-visión al conformismo, no, porque el ra-ting es un reflejo de la opinión mayorita-ria que es algo indispensable, hay muchaspersonas que critican el rating en la tele-visión como que si la televisión fuera con-cebible sin el rating, el rating es indis-pensable para la televisión, no enVenezuela, en cualquier parte del mundo,en los países socialistas es indispensable,porque tú como generador digamos, deuna televisión, si tú eres el responsable deuna televisión, bien del Estado o bien pri-vada, tu primordial interés es saber quiente ve, cuantos te ven, y a que hora te ven.El problema es que el rating en Venezuelaes el dictado de la mayoría, es decir lamayoría impone su criterio, la mayoríaquiere ver algo chabacano, se le da lo cha-bacano, la mayoría quiere ver un cule-brón, se le da el culebrón, es decir que noexiste una interpretación de ese pensa-miento de la mayoría opuesto a lo que unpersona de buena fe piensa que deberíaser sano y lo conveniente para el país. Ysi es así, si le hiciera un programa educa-tivo, supongamos, y no tuviera rating seríaeliminado, cuando el problema no es eli-minarlo, sino el problema es lograr a tra-vés de ese indicador de sintonía… mejo-rarlo, transformarlo y hacer que tenga eserating, hacer que sea del gusto mayorita-rio. La televisión como es comercial enVenezuela, de ahí vienen sus graves pro-blemas, se somete obedientemente a loque la mayoría del país determina, obe-dece a eso, y no hace la menor oposicióna esa mayoría del país. Y se llega a decira veces hasta cínicamente que eso es lodemocrático, yo diría aquello que dijo unavez Henry Ibsen en su gran obra de teatro“Un enemigo del pueblo”. La mayoríanunca tiene la razón. La televisión vene-zolana es un buen ejemplo de eso.

¿Qué relación tiene el género de la te-lenovela con lo popular?

La telenovela es una historia popular,un género que tiene una tradición enAmérica Latina francamente popular.¿Qué entendemos por popular?; las clasesmayoritarias de un lugar, el mayor por-centaje de la población, eso viene a ser lopopular, casi siempre el mayor porcentajede una población corresponde a aquellossectores de menores ingresos, por lo tantode menor acceso a un pensamiento, a unacultura... ¡cuidado! Entendida como unacultura elitesca, como una cultura ele-

vada, sublime. La telenovela es la culturadel pobre, la cultura de quien no tiene ac-ceso a otras manifestaciones del espíritu,del pensamiento. De allí entonces quetiene una importancia social única en elcontinente, importancia que ha sido de-mostrada. Si uno, por ejemplo, sabe quecuando en Estados Unidos ha habido unaintención de evitar la explosión demográ-fica en América Latina, precisamente por-que el Departamento de Estado consideraque una explosión demográfica es fuentede inquietudes sociales, por lo tanto esfuente de una revolución, de una transfor-mación social. Quienes fueron citados porel Departamento de Estado para haceralgo ante esa emergencia de E.E.U.U. fue-ron muchísimos de los autores de teleno-vela del Continente, para que en sus tele-novelas introdujeran la temática del con-trol de la natalidad. Eso hace que cual-quier persona que tenga, por una parte laposibilidad y por otra parte un mínimo desensibilidad ante el asunto, debe intere-sarse por el tema de la telenovela, puestoque allí lo que se dice o lo que se puededecir puede ser tremendamente grave,puede ser tremendamente modificador derealidades en el Continente.

Por encima del buen gusto y del malgusto de la telenovela que son los plante-amientos que nuestra clase intelectual se

hace frente al asunto, que a mi juicio es laparte menos relevante de este asunto, si latelenovela es cursi o no es cursi, eso es lode menos, la cursilería es un valor socialy si hay alguien que dice una cosa es cursi,generalmente quien dice que una cosa escursi es una minoría privilegiada que noparticipa de sentimientos masivos, lossentimientos masivos son cursi, son a lalarga considerados cursi. Entonces, aúnaceptando esa presunta cursilería que po-dría haber allí, cada palabra empleada,cada escena desarrollada podría tener unvalor educativo, un valor social, un valorreflexivo. Temas como la familia, temascomo la responsabilidad paterna, temascomo el machismo, temas como el alco-holismo, catástrofe sociales, podrían sermanejadas dentro de la telenovela deacuerdo a una orientación en la cual de-bería participar muchísimos sectores deeste país. Yo cuando tuve la oportunidadde hacer “La Sra. de Cárdenas” hace yacuatro años, descubrí ¡no! Es decir, yo losabía, era evidente, pero lo sentí en carnepropia, por primera vez, la terrible res-ponsabilidad de una telenovela, es decir,ahí se había planteado, se había jugado,se había colocado una denuncia propia dela clase media hacia el machismo, haciaun marido perturbador de una relación,hacia un marido que tiene unos esquemasque repite incansablemente, porque comoel mismo personaje de la Sra. Cárdenasdecía; esos esquemas se lo habrán ense-ñado los medios de comunicación demasas, eran las cuñas que él veía en tele-visión, la exaltación de tener muchas mu-jeres como paradigma del hombre, queactuaba de esa manera. Entonces allí seprodujo una serie de irrespetos de estepersonaje hacia su esposa, hacia su com-pañera, la Sra. de Cárdenas y se produjola separación.

Si no el papel gramsciano de intelec-tual orgánico; ¿qué rol debe cumplir laélite cultural en las industrias televisi-vas?

En el momento en que yo quise plan-tearme lo que era el objetivo inicial de esatelenovela, que era el examen del matri-monio como una institución viable, comoque el matrimonio podía lograrse y la pa-reja podía tener una estabilidad matrimo-nial, si se actuaba inteligentemente y sicada uno sabía respetar la esfera del otro.En el momento en que Alberto Cárdenastuvo una cierta conciencia de que lo quehabía hecho era incorrecto, se produjo unverdadero fenómeno de protesta, me lle-garon al canal centenares de cartas, con

comunica ción

La Sra. de Cárdenas no podríareconciliarse con su marido,

no debía reconciliarse, era unaprotesta que venía de zonas

marginales, un grupo de vecinasde Los Magallanes de Catia,

mandaron 500 firmas diciéndomeque ellas consideraban que

eso sería el colmo que la Sra.Cárdenas volviera a reunirse con

un hombre de esa naturaleza

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centenares de firmas a veces cada carta,llamadas telefónicas, presiones de todotipo, de toda índole. La Sra. de Cárdenasno podría reconciliarse con su marido, nodebía reconciliarse, era una protesta quevenía de zonas marginales, un grupo devecinas de Los Magallanes de Catia, man-daron 500 firmas diciéndome que ellasconsideraban que eso sería el colmo quela Sra. Cárdenas volviera a reunirse conun hombre de esa naturaleza. Yo aprendíallí una cosa y es que la mujer que vive elproblema del machismo en Venezuela, in-conscientemente desea un castigo paraeso, para su propia humillación. Y que seproyectaba en ese personaje y que queríaque ese personaje hiciera lo que proba-blemente ella no se atrevía a hacer en suvida particular. Y entonces, bueno... hablécon sociólogos, hablé con psicólogos ylogré, creo haber logrado en los últimoscapítulos, una adecuación de ese tema alo que podría ser en opinión de un grupode personas, una necesidad del país, algoque el país podía aprender de esa situa-ción y yo me sentí bien, digamos porquecreí que estaba cumpliendo lo que yopienso que es una tarea del intelectual enel Continente, que es tratar de acercarse aesa inmensa mayoría a la cual el intelec-tual generalmente no accede, no lograacercarse, no puede decir nada.

Yo hago televisión por eso, primeroporque me gusta hacer televisión, es miprofesión y me gusta hacerla, no me la voya dar ahora de mártir o de que yo concedocuando hago televisión, yo hago lo quequiero, es decir, hago lo que de una ma-nera me llena parte de mi vida, y lo que meentusiasma hacer. Ahora dentro de eso, yosiento que tengo una posibilidad de decirunas cosas que hagan por la gente, quehagan por la inmensa mayoría de miscompatriotas en este país, que puede decircosas, eso es lo que he intentado.

¿Qué relación tiene la telenovela conlo femenino?

La telenovela es un género cuyo temacentral es la relación de la pareja. Así fueestatuido probablemente desde el sigloXIX, cuando antes de la telenovela exis-tía el folleto, la novela por entrega, la no-vela que quedaba en suspenso y que la se-mana siguiente las personas comprabanen las tiendas, en las librerías. Siempreera de tema romántico, de tema amoroso,de tema sentimental, la relación de la pa-reja conmueve mucho a este continente.Ustedes que son sociólogos podrían decirpor qué, podrían investigar por qué. Esevidente que la relación de pareja es el

gran tema del Continente. El amor, elamor no en sí como sentimiento romanti-cón sino por todo lo que engendra comoacto social el establecimiento de una pa-reja. Un tipo se enamora de una tipa y ge-nera una cantidad de impulsos que vanmás allá del lirismo particular de la rela-ción, genera una cantidad de problemassociales que se mueven en torno a eso.Quizás porque el amor es el hecho máscomún de la vida, el hecho más usual dela vida o el motor de la vida, todo eso esrazonable. Tal vez es por eso, en todo casoel amor es un tema demasiado amplio,equivale a todo en la sociedad, porque através del amor se puede hablar de todo:de política, de religión, de sexo, de la his-toria, de todo. En definitiva, la telenovelaes un género femenino, va dedicado fun-damentalmente a la mujer, la mujer es sumáximo televidente.

¿Cómo podríamos trasladar la pro-blemática planteada hasta ahora al ámbitoteatral?

Hay personas que cuando vieron “Eldía que me quieras” decían: es una obrapesimista porque el comunista es derro-tado, es un esquema muy simple a mi jui-

cio. Pío Miranda, un comunista, es unhombre que aspira un cambio radical dela sociedad donde vive, es su crisis, es suangustia no es su desmitificación. Yo pro-testo contra ese esquema, porque es unsimplismo horripilante, es negarle a unhombre que se ha echado sobre los hom-bros la tarea de un cambio social, negarlela crisis, es esencialmente ridículo e in-humano y absurdo además, porque lo queocurre es que esa izquierda que representaPío Miranda en “El Día que me quieras”,la historia que ella tiene en el país, es unalarga historia de crisis y de crisis no sólopolítica, sino de crisis humana, crisis exis-tencial, porque cuando un hombre quiereser disidente de los demás, de una socie-dad y se sitúa como un corrector de esasociedad se enfrenta a terribles presionesque caen sobre él, presiones que no siem-pre pueden resolver. Yo quise entoncesdecir en esa pieza que lo que importaahora, en esta sociedad es el reconoci-miento de nosotros mismos. Me pareceque la tarea fundamental para iniciar uncambio en la sociedad venezolana es par-tir de nuestro propio conocimiento comopersonas y que la única forma como nospodemos conocer es cuando dejamos deser categorías, cuando dejamos de ser apa-riencias, y cuando se nos muestra tal comosomos o tal y como yo opino que somos,en todo caso no es más que una opinión.Yo traté en “El día que me quieras” de ha-blar con afecto de unas personas que amo,todos estos personajes que ahí están,todos: Gardel, la Familia Ancísar, PíoMiranda, son afectos de mi vida, los hesentido, los he oído hablar, han sido misamigos o mis camaradas, mis compañe-ros, de todo. Entonces, he terminado porquererlos.

Yo no creo en un teatro de mensaje, nocreo, yo no creo en un teatro donde el dra-maturgo se tenga que exigir como el quele imparte la verdad al público, así comoun cura en un púlpito que aconseja lo quehay que hacer, yo no creo en eso, yo nocreo en eso porque eso es mentira, porquemuchas veces ni siquiera los políticos lo-gran darle un mensaje válido a una socie-dad. ¿Por qué esa responsabilidad, se leva a pedir al artista?, el artista que guíauna sociedad, a mí me parece sospechoso,me parece que no es serio lo que dice, quemás bien es un deseo que tiene... yo creoque un artista es una persona que con-fronta a la sociedad con ella misma, queprovoca a esa sociedad, provoca su reco-nocimiento, su amor por ella misma.

El problema que nosotros tenemoscomo pueblo es una especie de autome-

Es evidente que la relaciónde pareja es el gran tema

del Continente. El amor, el amorno en sí como sentimiento

romanticón sino por todo lo queengendra como acto social el

establecimiento de una pareja. Un tipo se enamora de una tipa ygenera una cantidad de impulsos

que van más allá del lirismoparticular de la relación, genera

una cantidad de problemassociales que se mueven

en torno a eso

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nosprecio (sic) que hemos venido here-dando de la historia, un desafecto comosociedad. En este país cunde el desafecto,la actitud de desafecto entre la gente, des-afecto hacia lo que somos, eso es lo quepara mí explica lo que es esta ciudad deCaracas, es la ciudad del desafecto, tieneque serlo, esta es una ciudad donde nohay recuerdos, donde no hay pasado, nohablo de viejos pasados, hablo de recien-tes pasados. De forma tal que tú no tienesen esta ciudad nada que recordar, nadaque te asocie a sus calles, a su gente,nada... No hay una placita, digamos, comoun detalle simplemente, podrá parecertonto pero para mí no lo es. Al lado delTeatro Nacional hay una placita a la queyo iba cuando niño, que se llamaba pla-cita Henry Clay. Cuando yo era niño sellamaba Henry Clay, cuando yo era jovense llamaba Henry Clay, cuando yo teníatreinta y tantos años se seguía llamandoHenry Clay, Ahora tengo cuarenta y ahorano se llama Henry Clay, Ahora se llamala placita del Padre Sojo, lo cual a mi mefriega, tú vez, porque yo no quiero que laquiten. Yo estoy muy de acuerdo conqueen Caracas haya una placita del PadreSojo, perfecto, pero si hay una placita delPadre Sojo, porque le vas a quitar la pla-cita a Henry Clay y se la vas a dar al padreSojo. Porque esa cosa se hace con ese me-nosprecio de un gobernador que creo queera Diego Arria. Que de repente un díaamanece y se acabó la placita Henry Clay,me echo al pico la placita, me echo al picoun pasado, un sentimiento, un valor deidentificación de una ciudad y de unagente que pasa por ahí, simplemente por-que al tipo le dio la gana de colocar unaestatua de Marisol, que por cierto es unagran escultora, todo el mundo lo sabe.Pero bueno ¿Por qué? ¿Por qué allí? ¿Porqué no en otra parte? ¿Por qué tumbarona la Rotunda?. La glorieta de la Rotunda.En un cierto momento cae Gómez y seproduce un acto democrático, transfor-mador, que se consagra en un gesto, tum-bar la Rotunda, tumbar ese antro, tumbarese lugar donde murió tanta gente, un sitioabominable y los hombres que perecieronen ese lugar tumban, y Andrés EloyBlanco sale con un pico y tumba a laRotunda, y establecen allí la Glorieta, en-tonces yo nazco, yo entre millones de ca-raqueños, mi papá me pasea por laRotunda, me dice; aquí era donde tortura-ban a los presos, aquí era el lugar, estesitio donde tú ves esta Glorieta que sehizo como un homenaje a la gente queaquí murió, fue muy hermoso el día enque tumbaron ese monumento de horror y

establecieron esto. Ahora tú pasas por ahíy lo que hay es un estacionamiento, másnada, ya no hay Rotunda, ya no hay laGlorieta. ¿Con qué derecho se hace eso?.¿Cómo se hace eso?

Eso es lo que siento; hay un profundomenosprecio por el sentimiento humano.Y creo que eso nos pasa a todos y creoque nos pasa a todos en todos los planospolíticos, que le pasa a la izquierda igual-mente. Que ese hombre hacia el cual sequiere dirigir un pensamiento revolucio-nario, se le corrige, pero no se le ama. Amí me horroriza pensar que existe unabismo entre un pensamiento transforma-dor del país y el propio país. Existe unabismo cultural enorme, enorme, que muypoca gente está dispuesta a llenar o haceralgo para que se llene.

Bueno, eso quise decir yo en “El díaque me quieras”, eso, el día en que mequieras, o sea, el día que exista ese senti-miento, el día en que nos encontremoscomo personas dentro de un lugar.Entonces ahí está Gardel que habla deamor y está Pío Miranda que habla de otroamor, el de Gardel es artificial, artificioso,es porque canta, es porque protege a lagente con un tango o con una cancióncomo “El día que me quieras”, les lanzauna vehemencia; el otro, Pío Miranda,quiere lanzar también su vehemencia, suamor, su amor agreste, duro, seco, terri-ble, su amor que transitoriamente lo llevaa un fracaso en ese momento porque nologra resolver la pequeña vida cotidiana...es incapaz de enderezar la vida con lamujer que ama y pretende nada menosque hacer una revolución, entonces, tieneque caer en un caos, porque si no lograsresolver lo que tienes a un lado cómo selo vas a resolver a un país entero, eso eslo que yo quise decir allí, creo.

¿Crees que existe la especificidad cul-tural?

Evidentemente que la hay; evidente-mente que hay una especificidad culturalporque la sentimos y la vivimos diaria-mente. Lo que pasa es que muchas vecesla palabra especificidad se le trata de darun sentido como primigenio, como esen-cial, como autóctono, como folclórico yen ese caso Venezuela no es un país quepresenta esa característica; Venezuela noes Perú ni es México, donde la cultura au-tóctona tiene una potencia cotidiana, ex-traordinaria. La autenticidad venezolanaes su falta precisamente, la autenticidadvenezolana es su mestizaje. Nos hemosenredado mucho viendo eso, cuando unhombre del siglo quince lo tenía muy

claro, que esto era un lugar de tránsito yde paso, donde existía una cultura indí-gena que fue exterminada por las circuns-tancias de la conquista, donde llegaron unmontón de aventureros y de gente que es-taba aquí muy mal porque éste no era unlugar rico, este era un lugar muy pobre.Éste era el peor lugar para entrar enAmérica. Interesante era estar en el Perú,o en Bolivia, o estar en Colombia o enMéxico, allí había mucho dinero, muchooro, mucha cosa; pero estar aquí no, estoera un peladero, realmente un peladero.Venezuela tuvo perlas. Oro nunca tuvo encantidades significativas, interesantes.Entonces lo que se hizo fue lo que se hizocon las manos, se hizo café y cacao, sobretodo cacao. Lo que se hizo fue lo que hi-cieron agricultores, labriegos, mestizos,esclavos, en fin, toda esa población, perotardó muchos años en que eso se plantara.

Entonces no hay autenticidad culturalprecisamente porque no hay muchos re-cuerdos dentro de todo eso, ni hay la pre-sencia de un primitivo habitante que dévalor a la arquitectura, al trazado de unacalle, que hiciera un plato de comida; en-tonces la comida venezolana es el propioindicativo sociológico de este mestizajeporque es una comida mestiza; si la com-paramos con la mexicana… la mexicanaes una comida particular en el mundo, túla comes y la reconoces en el acto, comola china. Tú sabes cuándo estás comiendochino y cuándo estás comiendo mexicano:El picante, las salsas, hacen esa cosa queellos hacen con cacao molido que usancon sabor salado, distinto al usual delcacao, que se entiende como postre ocomo dulce, es decir, existe una comidaque es tal, por eso es que tiene tantos pla-tos. Aquí hay una hallaca, y una hallacano tienes ni idea de lo mestizo culturalimpresionante. La hallaca es una empa-nada gallega, es un pastel español, conmaíz y con hojas de plátano, es decir, esuna fusión, como todos nosotros somosuna fusión; no hay autenticidad cultural sise quiere ver así. La hay si se quiere verel mestizo o la tendencia del mestizajecultural que todavía nos caracteriza,somos gente que absorbe con mucha faci-lidad las influencias foráneas, con enormefacilidad, somos una población que le esmuy sencillo, quizás por situación geo-gráfica, asimilar cosas de más allá. El fol-clor no nos representa, “el arpa, cuatro ymaracas” no es la mayoría de la pobla-ción venezolana ni se puede comparar conel mariachi mexicano, es una compara-ción imposible. Y si no, no ha producidoun Pedro Infante o un Javier Solís en nues-

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Frases sobre la cultura. Jean Zune; LudovicoSilva; José Ignacio Cabrujas. pp. 63-64.En: Comunicación. Vol. 1, No. 2 (May.-Jun.1975)

Nunca más, Omayra. José Ignacio Cabrunas.pp. 100-102. En: Comunicación. Vol. 12,No. 54 (Jun. 1986)

De cómo la televisión se planteó ser menosestúpida / José Ignacio Cabrujas. pp. 7-9.En: Comunicación. Vol. 21, No. 91(Jul.-Sep. 1995)

In memoriam de José Ignacio Cabrujas. Moriren defensa propia. Ibsen Martínez. pp. 3.4. En:Comunicación. Vol. 21, No. 92 (Oct.-Dic.1995)

Telenovela: un juglar capituladoMiriam Marinoni de Foti. pp. 5.En: Comunicación. Vol. 10, No. 47 (Sep. 1984)

Imagen de la mujer en la telenovelaYolanda Osuna. pp. 23-28. En: Comunicación.Vol. 10, No. 47 (Sep. 1984)

Telenovela nuestra de cada díaAlicia Freilich de Segal. pp. 10-17.En: Comunicación. Vol. 10, No. 47 (Sep. 1984)

La telenovela como género femenino y como parte de su especificidad. Barbara

Jochamowitz. pp. 18-22. En: Comunicación.Vol. 10, No. 47 (Sep. 1984)

La publicidad encubierta dentro de las telenovelas. Guillermo Kaswalder; María JosefaMenendez. pp. 26-50. En: Comunicación.Vol. 13, No. 59-60 (Nov.-Dic. 1987)

La telenovela: entre la necesidad cultural y el mercado internacional. Francisco Tremonti.pp. 5-9. En: Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

La telenovela: mitos y realidadesAlirio Aguilera. pp. 10-14. En: Comunicación.Vol. 21, No. 91 (Jl.-Sp.1995)

La telenovela, el viejo melodrama que nuncamuere. Delia Fiallo. pp. 15-18.En: Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

Creación e implantación de tele, base de datosde la telenovela venezolana en cuarenta añosde televisión (1953-1993). Clemente ScottoCabrices. pp. 19-22. En: Comunicación.Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

La telenovela transnacional. Argentina y las coproducciones. Nora Mazziotti.pp. 23-26 En: Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

Estudio de caso de la industria brasileña de telenovelas. José Marques de Melo.pp. 27-33. En: Comunicación. Vol. 21, No. 91(Jul.-Sep.1995)

Páginas catódicas: disertaciones sobre papelesy monitores. Pedro Michelli. pp. 56-60. En:Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

Amores de fin de siglo . La personificación de los sentimientos. Wilfredo González. pp. 3-5 En: Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

Detrás de un mito: Kaína , gusto y espíritu dela época. Alí Rondon. pp. 6. En: Comunicación.Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

Desde el burdel. Leonardo Padrón. pp. 9-12En: Comunicación. Vol. 21, No. 91 (Jul.-Sep.1995)

La otra mitad del sol, una telenovela de Colombia. Antonio Almeida. pp. 53-5.En: Comunicación. Vol. 23, No. 98 (Abr.-Jun. 1997)

Xica Da Silva, fenómeno cultural. Alí Rondón.pp. 38-41. En: Comunicación. Vol. 25, No. 105(Ene.-Mar. 1999)

tra canción, y ellos tienen una resonanciapopular utilizando la música de su país, loque uno produce es un tipo como JoséLuis Rodríguez cantando canciones espa-ñolas, será que Bárbaro Alejandro y enEspaña, entonces pega esa canción enEspaña, también en Chile y en cualquierparte, es decir es un tipo que no tiene pa-tria, que no tiene concepto de lo nacional.Un tipo que canta el Pavo Real –que esuna copla del folclor venezolano- peroabsolutamente distorsionada en su ritmo

primigenio y en su arreglo musical primi-genio, por lo tanto es otra cosa, por lotanto es algo que podría cantar en losEstados Unidos si le varías un poco laletra, bueno tiene una letra que habla denumeraciones, ¿Cómo en Venezuela?.

Eso es, pero en medio de todo eso vibrala gente y esa siempre ha sido una caracte-rística: Hay cosas que gustan y cosas que re-chazan; cosas que aman y cosas que odian;tienen formas de ser, hablan de una manera,se expresan de una manera, se preocupan.

Llega un momento en que uno tiene quedecir “bueno, eso es una cultura, eso existe,eso es una especificidad cultural”… y estáentonces, aparece, hay cosas que nos dis-tinguen y nos caracterizan.

■ Carlos Colina. Sociólogo. Investigador delInstituto de Investigaciones de laComunicación (ININCO-UCV)y coordinador de su maestría enComunicación Social.

Cabrujas y la telenovela en Comunicación

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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comunicación82 Encuentros

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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ComunicaciónOrganizacional del Lobby a la Ciudadanía Corporativa

Esta disciplina en Venezuela no sólo ha dado un giro sino queha expandido y diversificado sucampo de acción. En la prácticay la academia, hoy en día sehabla de ComunicaciónOrganizacional o corporativa,profundizándose hasta el áreade la identidad, la marca, el mercadeo y el posicionamiento.Desde la segunda mitaddel siglo pasado hasta el presente son muchos los factoresque han operado en esta actividad, siempre ligada aldesarrollo empresarial o institucional fuera y dentrode sus paredes.

■ Agrivalca R. Canelón S.

Relaciones Públicas, carta de presentación

En el transcurso del último cuarto desiglo, las empresas se han venido afian-zando como un hecho cultural que des-borda, en mucho, el ámbito de los nego-cios, constituyéndose en unidades socia-les abocadas no sólo a la producción deriqueza sino también a la prestación deservicios, sin descontar la satisfacción delas necesidades de quienes participan enellas, y del ambiente en el que se desen-vuelven y sobre el cual influyen, condi-ción que les impele a incorporar, en elmarco de sus acciones (“lo que hacen”),de su cultura (“cómo lo hacen”), y de sudiscurso (“lo que dicen acerca de lo quehacen”), un renovado contenido de “in-terés público” que asienta las bases de laidentidad y de la relación: la sociedadque se realiza y se acerca, para vivir yconvivir, a través de la organización y dela comunidad, en un diálogo permanentey abierto¹.

No en balde, en el caso de Venezuela,la retrospectiva histórica pone de relievelos esbozos de esta corriente con la in-troducción misma de la actividad técnicaorganizada de las Relaciones Públicas,aunque matizada al trazo del contextosocioeconómico que brindó acogida al

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nacimiento de la industria petrolera en elsiglo pasado, enfrascándose, en conse-cuencia, en el cultivo de la “comprensión”y de la “simpatía” del gobierno militarpara con las compañías extranjeras en arasdel otorgamiento y la eventual explota-ción de concesiones de crudo; procurandosortear, en última instancia, posibles con-flictos, cuando no solucionarlos, circuns-tancia ésta redituada por el régimen dic-tatorial en favor de su propio apoltrona-miento hasta el deceso del General JuanVicente Gómez, en el año 1936, tras elcual las transnacionales advirtieron ame-nazadas sus operaciones con el acicate dela huelga petrolera².

Correría poco tiempo para que la ini-ciativa apuntalada por las empresas delramo de los hidrocarburos fuese secun-dada por la industria minera, a las prime-ras, y luego por otras organizaciones queencontraron en el manejo de lasRelaciones Públicas una veta fructífera entérminos del establecimiento de contactoscon los representantes más encumbradostanto de los poderes públicos como de losgrupos con decidida influencia social -a lamejor usanza de los lobbistas en losEstados Unidos-, acompasada con una“política” orientada a contrarrestar aque-llas tendencias “hostiles” que pudiesenlesionar la imagen institucional. Simultá-neamente, se organizaban los primerosDepartamentos de Relaciones Industria-les, en tanto dependencias para una admi-nistración adecuada de los recursos hu-manos; y se auspiciaban los inicios delPeriodismo Industrial, con una ampliaproducción de publicaciones que, a lo in-terno, difundían información en torno alas labores de la compañía, vinculando altrabajador con el esfuerzo productivo, altiempo que a lo externo proyectaban la fi-gura de la entidad a modo de “carta depresentación”³.

Entrada la década de 1950, se avino elsistema democrático en Venezuela, y bajosu telón de fondo arribó un cúmulo de refe-rencias de corte europeo y norteamericanoen materia de Relaciones Públicas, sir-viendo de aliciente al contingente de prác-ticos que, aún sin título académico que losacreditara para el ejercicio de la disciplina,ofrecían sus buenos oficios a importantesempresas públicas y privadas, contribu-yendo a estatuir la profesión en el país.Paralelo a este movimiento, comenzaron aperfilarse, en las principales ciudades deAmérica Latina, las Asociaciones, Con-sejos y Colegios Profesionales, con elánimo de promover y retroalimentar la fun-ción, formular respuestas a las nuevos pa-

radigmas comunicacionales, y regular lapráctica del relacionista; de tal suerte queel 26 de septiembre de 1960, en la ciudadde México, se fundó la Federación In-teramericana de Relaciones Públicas(FIARP) en tanto ente aglutinante y articu-lador, dando paso posteriormente, en 1985,a la Confederación Interamericana deRelaciones Públicas (CONFIARP), a cuyoamparo fueron definidas formalmente lasRelaciones Públicas como “una disciplinasocio-técnico-administrativa mediante lacual se analiza y evalúa la opinión y actituddel público, y se lleva a cabo un programade acción planificado, continuo y de comu-nicación recíproca, basado en el interés dela comunidad, destinado a mantener unaafinidad y comprensión provechosa con elpúblico” ⁴.

De por sí, el acoplamiento y consabidoavance de Venezuela junto a otros paísesen el marco del relacionismo internacio-nal tuvo lugar merced la fundación de laAsociación Venezolana de RelacionesPúblicas, en el año 1957, constituida fun-damentalmente por miembros de oficiovariado, rasgo que impedía la creación deuna profesión colegiada. Sin embargo, suinvestidura institucional obraría en bene-ficio de la promoción de Caracas como

sede de la II Conferencia Interamericanade Relaciones Públicas, en 1961; aconte-ciendo, en 1976, el cambio de sus estatu-tos y de su denominación a Asociación deRelacionistas de Venezuela.

Sin duda, llegado ese momento, la fi-gura del Relacionista Público pasó a re-vestirse de amplio protagonismo, inclu-sive dentro de los claustros académicos,propiciando la apertura, en 1979, delCentro Interamericano de Estudios Su-periores de Relaciones Públicas y OpiniónPública (CIESURP), con la anuencia deCONFIARP, fijando su sede primigeniaen la Universidad de Curitiba (Brasil),para después trasladarse a las Univer-sidades de Londrina (Brasil) y de SanMartín de Porres de Lima (Perú). En elmarco de esta tendencia foránea, enVenezuela ya se había inaugurado, en1964, la Escuela Superior de RelacionesPúblicas (ESDERP), y de seguidas elInstituto Universitario de RelacionesPúblicas (IUDDERP), en el año 1972; in-corporándose más tarde la cátedra deRelaciones Públicas a las Escuelas dePeriodismo -en la actualidad de Comu-nicación Social-, con un intento de espe-cialización en Periodismo Industrial⁵.

Desafortunadamente, a esta etapa deevidente auge de las Relaciones Públicasen el país le sucedió, a partir de la décadade 1980, y como secuela de la crecienteprofesionalización, una suerte de opaci-dad signada por las autonomías parcela-das de los antiguos relacionistas y los nue-vos técnicos, con un inevitable desmoro-namiento a nivel gremial, y el desplieguede cierto halo de desprestigio en derredorde la imagen social de la profesión, al vin-culársele con tareas poco relevantes enpos de la generación de valor para la or-ganización, como deben ser el análisis deamenazas y oportunidades en los entor-nos operativos; la formulación de estrate-gias a corto, mediano y largo plazo; y laevaluación sistemática de los procesos co-municacionales, propinándoles sentido ycoherencia.

Desde esta perspectiva, las RelacionesPúblicas han sido catalogadas como elarte de la persuasión, equiparándoselescon el concepto de Publicidad, por cuanto,al igual que esta vertiente comunicacio-nal, emplea los mismos medios de pro-moción social, exaltando valores en labúsqueda de la “simpatía” del público, loque redunda en la percepción de los rela-cionistas como simples “escultores” de“personalidades aparentes”, proclives a lamanipulación de los mensajes; precisa-mente, por esta razón, en los tiempos re-

Entrada la década de 1950,se avino el sistema democrático

en Venezuela, y bajo su telónde fondo arribó un cúmulo

de referencias de corte europeoy norteamericano en materia

de Relaciones Públicas, sirviendode aliciente al contingente

de prácticos que, aún sin títuloacadémico que los acreditara

para el ejercicio de la disciplina,ofrecían sus buenos oficios

a importantes empresas públicasy privadas

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cientes, la mayoría de las compañías em-pleadoras, a la hora de designar sus ins-trumentos de relaciones/comunicaciones,prefieren recurrir a vocablos como Co-municación Corporativa, ComunicaciónInstitucional, Asuntos Públicos, Rela-ciones Institucionales, Proyección deImagen, Asuntos Corporativos e ImagenCorporativa, si acaso no asignan las ta-reas correspondientes a las áreas de Mer-cadeo o Recursos Humanos⁶.

A todas estas, la creciente complejidadexperimentada desde finales de la década de1970 y principios de 1980 propulsó la evo-lución en el enfoque de las comunicacionespor parte de las organizaciones venezola-nas, tanto así que la ruta inspirada en los mé-todos de las Relaciones Públicas ha venidoenriqueciéndose en función del desarrolloy la divulgación de novedosos enunciadosgerenciales, sin relegar la presión de la va-riable del entorno, hasta bifurcarse hacianuevas disciplinas que confluyen en un áreafuncional de doble vía y dinámico equili-brio: trabajador-empresa / empresa-comu-nidad, valga acotar, audiencias objetivoante las cuales compete posicionar la firmade negocios por intermedio de una identi-dad o personalidad corporativa fuerte y ho-mogénea, con la contrapartida de una ima-gen pública de prestigio.

Gerencia puertas adentro,Asesoría puertas afuera

La gestión de la comunicación organiza-cional encarna una de las dimensionesmás novedosas dentro del sector empre-sarial venezolano, insertándose hace pocomenos de dos décadas en la estructura je-rárquica formal de muchas corporacionescomo consecuencia de la diversificaciónde las operaciones de éstas, y el creci-miento verificado en su respectivo seg-mento de mercado, lo que demuestra unreconocimiento de la importancia de lafunción, aun cuando no por ello sea porcompleto comprendida, valorada y respe-tada, condición ésta que exige ubicarlaconvenientemente en el organigrama,además de homologarla en categoría y do-tación de recursos con el resto de las de-pendencias institucionales, todo ello en elmarco de las políticas y de las estrategiasde la entidad en tanto garantía de accesoy participación en la toma de decisiones⁷.

Semejante aseveración, aunada a lasuperespecialización observada en la es-fera de las comunicaciones, en especialbajo el influjo de las nuevas tecnologíasde la información, ha planteado como re-

quisito el asignar la conducción de lasUnidades o Departamentos de rela-ción/comunicación a profesionales capa-ces de responder, con más y mejores co-nocimientos, habilidades y destrezas, alreto de interpretar los hechos de la reali-dad social a trasluz de las necesidades yobjetivos de sus organizaciones, con el finúltimo de posicionarlas debidamente enla mente de sus públicos.

De allí la inclinación manifiesta entrelas fuentes empleadoras por contratar,para el desempeño eficiente y eficaz delas responsabilidades de rigor, a egresa-dos en la carrera de Comunicación Social,con base en una formación académica queles dota de un repertorio elemental de me-todologías de actuación, ampliado hoygracias a un cuarto nivel de instrucción enel que priva una visión interdisciplinariade cara al ejercicio profesional, ayudandoa definir así un perfil más acabado delpracticante, y su diferenciación paulatinadentro del mercado laboral, con compe-tencias que rebasan el requisito mínimode una buena redacción, a saber: manejode las diversas perspectivas teórico-meto-dológicas, así como también de las técni-cas de investigación en comunicación or-ganizacional; nociones de Administracióny Gerencia; pensamiento estratégico para

el diseño, planificación, dirección y eje-cución de políticas y programas de comu-nicación; y conocimiento de los sistemasy procesos de información con miras alempleo creativo de lenguajes, canales ysoportes tecnológicos, atendiendo a lascaracterísticas de los grupos objetivo⁸.

A pesar de registrarse estos progresos,conviene admitir que la profesionaliza-ción del denominado “comunicador cor-porativo” en Venezuela todavía no ha sa-lido bien librada de cuestionamientos,toda vez que, para algunos empresarios ydirectivos, la función constituye un “ofi-cio” que puede ser llevado a cabo, sin di-ficultades aparentes, por titulados en otroscampos de las ciencias sociales, tal comolo reveló, como dato representativo, la in-vestigación “Mercados y expectativasprofesionales en el área de la comunica-ción en América Latina”⁹, realizada porla Federación Latinoamericana de Facul-tades de Comunicación Social (FELA-FACS), dejando entrever la tendencia per-sistente hacia el desconocimiento del ver-dadero significado de la experticia en co-municación organizacional, aparte de laausencia de un criterio de especializacióncorrectamente delimitado.

Otro tanto se apunta por el flanco ope-rativo en virtud de la dispersión existenteen los focos de abordaje comunicacionalal seno de determinadas compañías,donde cada división involucrada gravitaal margen de sus homólogas, con pocos onulos esfuerzos de coordinación queapunten en dirección a cuadros coheren-tes de acción, en los que se integren laComunicación Interna o Intrainstitucio-nal; la Comunicación Externa o Interins-titucional; y la Comunicación Comercial,acogiéndose a un plan estratégico total devalor agregado, con criterios uniformespara la identificación corporativa frente alas audiencias, y la sustancial reducciónde costos¹⁰.

Esta demanda de carácter funcionalviene a tono con el escenario marcado porla Globalización, que ha traído consigo lairrupción de competidores y productossustitutos, amén del incremento en losmárgenes de incertidumbre en razón delos cambios de orden financiero y geopo-lítico, a lo que se agrega el papel decisivoque juegan actualmente los públicos, conacceso y exposición constante a multipli-cidad de canales mediáticos, realidadeséstas que exigen, de parte de las empre-sas, una denodada capacidad de investi-gación para evaluar el entorno (IssuesManagements o Asuntos Claves), con vis-tas a tender “puentes de comunicación” y

comunica ción

Conviene admitir quela profesionalización del

denominado “comunicadorcorporativo” en Venezuela todavía

no ha salido bien librada decuestionamientos, toda vez que,

para algunos empresarios y directivos, la función constituyeun “oficio” que puede ser llevadoa cabo, sin dificultades aparentes,

por titulados en otros campos de las ciencias sociales

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capitalizar las oportunidades de éxitocompetitivo: de suyo, una reputación óp-tima, coherente, consistente y permanentedeja de ser un objetivo aislado para con-vertirse en una variable medular¹¹.

Se advierte entonces, a partir de unpunto que podría ubicarse en el rango delos últimos diez años, el desarrollo de unproceso complejo, orquestado a una mis-ma vez en la teoría y en la praxis de la co-municación organizacional en el país,dando cabida a las Comunicaciones Inte-gradas de Mercadeo, un concepto sinér-gico que reúne las herramientas del Mer-cadeo Directo, la Publicidad Masiva, lasPromociones de Ventas y las RelacionesPúblicas, para ofrecer claridad, precisión,consistencia y máximo impacto en lainteracción con el consumidor, generandoen éste un sentido de lealtad hacia un pro-ducto, un servicio, una marca o una em-presa. De resultas, el comunicador corpo-rativo pasa a hacer las veces de un “hiloconductor” que “administra” los recursosde significado común a lo interno de lacorporación, proyectándolos de maneraconsistente, a la vez que se erige cual radarpara captar las señales provenientes delentorno, lo que supone una transforma-ción en la naturaleza de su trabajo, des-cribiendo una trayectoria que va desde laorientación a las tareas a la solución deasuntos y problemas; y desde la actitudpasiva -cuando no reactiva o improvisadaante los resultados- a la búsqueda y gene-ración de situaciones que coloquen a laentidad en una posición aventajada.¹²

Justamente, en este contexto signadopor la égida del pensamiento estratégicosustentado sobre las potencialidades ex-presivas y representativas de las marcas,los cambios registrados han originado elsurgimiento de nuevos requerimientos decontacto y de relación con públicos clara-mente diferenciados, a cuya merced seabandonan los esquemas genéricos del“marketing operativo” (enfocado a lasmasas) para evolucionar hacia los derro-teros del “marketing relacional” (de per-sona a persona, o one to one), el cual con-lleva el establecimiento de vínculos delargo plazo y la consecución de la cohe-rencia organizacional en cada punto decontacto con el cliente, reportando altosmárgenes de fidelización y decisionesefectivas de compra. Por ende, la empresacomo tal cobra mayor relevancia en elmensaje mismo que se transmite, relacio-nándose con el consumidor no sólo a tra-vés de bienes tangibles sino también deacciones.¹³

Lo anterior se ha traducido en la diver-

sificación y expansión de los aparatos decomunicación de las organizaciones, pero,más allá de eso, en la configuración de gru-pos que, bajo la modalidad del outsourcing,aportan como activo su know-how en in-vestigación y planificación estratégica,ofreciendo soluciones de consultoría deli-neadas a partir de una concepción multi-disciplinaria, integral y holística de la fun-ción, con amplias perspectivas de creci-miento y profesionalización.

Ciertamente, en el mercado venezo-lano resulta cada vez más frecuente en-contrar un espectro interesante de compa-ñías dedicadas a la asesoría externa decomunicaciones, con una plataforma deservicios que abarca contacto con los me-dios de comunicación social; actividadesinstitucionales de cariz corporativo; ges-tiones de lobby; monitoreo y seguimientodel entorno; evaluación de situaciones decontingencia; manejo de crisis; prepara-ción de eventos; investigación y desarro-llo de mercados; y capacitación de voce-ros, entre otros. En tal sentido, a lo largode los años recientes han coexistido dosmodelos de estructura en este tipo deagencias, a saber: el descentralizado, re-ferido a la especialización en un solo ramo

de negocios, ya se trate exclusivamentede Publicidad, Medios o RelacionesPúblicas; y el centralizado, que apunta aun eje central con departamentos articula-dos en atención a una misma estrategia deposicionamiento. ¹⁴

Al abrigo de esta corriente, la aplica-ción efectiva de las estrategias comunica-cionales ha venido reclamando la relaciónincluyente y complementaria entre los ac-tores in house y outsourcing, visualizán-dose estos últimos como “aliados” dota-dos de experiencia, trayectoria y conoci-miento objetivo y crítico del negocio; ca-paces de brindar una estructura de servi-cios óptimos y cónsonos con las necesi-dades del cliente, consistentes en accesodirecto a material clave y soportes refe-renciales para la toma de decisiones y lamovilización acertada de recursos entanto factor decisivo de productividad.

Matemática Estratégicay Ciudadanía Responsable

Si bien anteriormente bastaba con que lasempresas se contentaran en anclar su re-putación basada en su capacidad de pro-ducir y competir para granjearse la credi-bilidad y la lealtad de los mercados, en laactualidad la comunicación estratégicareivindica el imperativo de distinguirsemediante la construcción y el manteni-miento del valor “confianza”, toda vezque las imágenes de la corporación y susintegrantes, expuesta en la vitrina del jui-cio colectivo, se ha hecho particularmentesusceptible de cobertura mediática, acen-tuando las bondades de la gerencia soste-nible y planificada de las percepciones.¹⁵El curso de esta tendencia ha desembo-cado en la inclusión de nuevas problemá-ticas e interlocutores para la organización,en un encuentro tripolar, a decir de JoanCosta, que entraña la asunción del en-torno como espacio de interacciones; lagestión de las comunicaciones como vec-tor de relación; y la noción de las accio-nes como resultado de las decisiones y delos actos productores de realidad.¹⁶

Una buena dosis de este planteamientocabe ser reconocida en los aportes de unode los autores venezolanos más represen-tativos en lo que concierne a produccióneditorial referida al campo de la comuni-cación organizacional, como lo es ItaloPizzolante, quien luego de su propuestaplasmada en el libro “La Ingeniería de laImagen” (1992), en la que enunciaba unsímil metodológico entre la construccióncivil y la “edificación” de una buena ima-gen para empresas, hoy expone la deno-

En tal sentido, a lo largo de losaños recientes han coexistido dos

modelos de estructura en estetipo de agencias, a saber:

el descentralizado, referido a laespecialización en un solo ramo

de negocios, ya se trateexclusivamente de Publicidad,Medios o Relaciones Públicas;y el centralizado, que apunta

a un eje central condepartamentos articulados en

atención a una misma estrategiade posicionamiento.

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minada “Geometría de la Comunicación”,una suerte de aproximación matemáticapara la comprensión de la ReputaciónCorporativa, administrada bajo los distin-tos planos que la componen, a saber: cul-tura (dintorno), identidad (contorno), eimagen (entorno), con el ánimo de dibu-jar en forma correcta y oportuna la em-presa deseada en la mente de sus públicosinternos y externos (posicionamiento),agregando valor al plan de negocios conresponsabilidad social, y con un quatumde confianza extensible a los productosque fabrica y los servicios que presta.¹⁷

En el marco de esta concepción socio-sistémica de la acción-comunicación -si-guiendo a Joan Costa-, superpuesta al ha-bitual esquema económico-administra-tivo, y con consecuencias decisivas sobrelos paradigmas organizacionales, se in-serta una inédita cultura unitaria de ges-tión rubricada por la transparencia de laactuación y las buenas prácticas empresa-riales, definiendo así las premisas del“Gobierno Corporativo” (Corporate Go-vernance), asentado sobre la Comuni-cación Estratégica como su pivote para ladifusión interna de valores, y la capitali-zación de relaciones respetuosas, toleran-tes, de buena voluntad y comprensión conlos diferentes grupos interesados en laempresa (stackeholders).¹⁸

Esta mirada renovada frente al hechoinstitucional, introducida con vigor en losfueros de la Asociación Venezolana deEjecutivos (AVE), justo de la mano de ItaloPizzolante en su calidad de PresidenteEjecutivo, enuncia como sus principiosfundamentales el tratamiento equitativo delos accionistas, independientemente de suparticipación en el capital; la clara defini-ción de las responsabilidades y de las fun-ciones de la Junta Directiva; la fluidez e in-tegridad de la información; y el diálogoefectivo con los distintos públicos interesa-dos en la compañía y su estructura de go-bierno, todo lo cual deviene, según el WorldEconomic Forum, en reputación y marca;motivación de los empleados; posiciona-miento; y “licencia para operar”.

Sin embargo, esta realidad se revelacompleja en demasía como para ser apre-hendida desde un solo criterio; de estemodo, en la “carrera comunicacional”, loshitos que parecen de entrada estar dirigi-dos sólo a la búsqueda de una cierta ima-gen, van perfilando, desde la acción-inter-acción, la idea de las organizaciones como“ciudadanos responsables”, lo que revisteun bastión de novísimas expectativas so-ciales –aún no constitutivas de derecho-frente al fenómeno corporativo, y la ele-

mental asunción de obligaciones más alláde la simple producción de bienes o ser-vicios, legitimando el protagonismo delas compañías por su compromiso con susempleados, su entorno social y ambiental,su credibilidad y transparencia.¹⁹

Por ende, al día de hoy, las corpora-ciones aspiran a ser vistas como colecti-vos humanos integrantes del espacio pú-blico y conductoras del desarrollo econó-mico sustentable, vislumbrando en el tér-mino Responsabilidad Social un recursoválido para aproximarse a sus audiencias(internas y externas), apelando a una vo-cación institucional (que no a donacionesfilantrópicas indiscriminadas, o a norma-tivas coercitivas), enmarcada en un diag-nóstico en el que se contempla la identifi-cación de necesidades y la planificaciónde acciones estratégicas apoyadas en eltriunvirato Información / Comunicación /Opinión Pública.²⁰

Bajo esta óptica, aun cuando a mitaddel siglo pasado muchas organizacionesvenezolanas podían ser tildadas de ejem-plos de Responsabilidad Social, sobretodo a partir de la década de 1940 tras lainundación de recursos fiscales prove-nientes de la explotación petrolera, y ladoctrina en boga del Estado Benefactor,en verdad su práctica resultaba más es-pontánea y caritativa que un ejercicio sis-temático, por lo que la primera declara-ción explícita en esta dirección vendría a

fecharse en 1965, con motivo del PrimerCongreso Venezolano de Ejecutivos, ema-nada del Dividendo Voluntario para laComunidad (DVC).

Casi cuarenta años más tarde, concre-tamente en el 2000, la Cámara Venezo-lana-Americana de Comercio e Industria(VenAmCham), creó la figura de AlianzaSocial con el propósito de promover e in-centivar la filosofía de la ResponsabilidadSocial entre las empresas privadas, altiempo que abrió paso al diseño y ejecu-ción del llamado Balance Social, una he-rramienta de gestión empresarial que per-mite la medición cuantitativa y cualitativade las acciones socialmente responsablesllevadas adelante por las entidades, tantoen una vertiente endógena (trabajadores)como exógena (entorno), durante un de-terminado período de tiempo.

Su modelo, fundado en el Enfoque deDesarrollo Humano Sostenible introdu-cido en 1990 por el Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo(PNUD), abarca los renglones de Pro-ductividad, Equidad, Sostenibilidad yEmpoderamiento, adicionando indicado-res sociales a los reportes contables, sir-viendo de guía para elegir dónde invertir,e informando a los públicos el beneficiosocial de la compañía. No en vano, unainvestigación publicada por la FundaciónEscuela de Gerencia Social (FEGS) yVenAmCham (2000, p.85) esboza unanueva visión social de la empresa enVenezuela, entendida como el compro-miso por “contribuir en el mejoramientode la calidad de vida de la población y eldesarrollo del país”, a través de una acti-vidad racional con objetivos y metas cla-ramente definidos, e inversión en áreasconsideradas prioritarias, vale decir, edu-cación formal, capacitación para el tra-bajo y salud, de conformidad con lo rese-ñado por el PNUD. ²¹

A no dudar, dado su carácter instru-mental, el concepto de la ResponsabilidadSocial ha sido incorporado al corpus delineamientos estratégicos de las organiza-ciones venezolanas en tanto acción socialcon beneficios específicos tanto en elplano de las iniciativas de tipo solidario(diseño y ejecución de programas de asis-tencia comunitaria o del personal), comoen lo atinente a la imagen corporativa y alposicionamiento de marca (manejo depercepciones para generar confianza, cre-dibilidad y aceptación). En tal sentido,podría ser considerada una forma pasivade lobbying encaminada a influir, tácita ycontinuamente, sobre los públicos en be-neficio de los intereses empresariales, con

comunica ción

El concepto de la ResponsabilidadSocial ha sido incorporado al corpus de lineamientos

estratégicos de las organizacionesvenezolanas en tanto acción social

con beneficios específicos tanto en el plano de las iniciativas de

tipo solidario como en lo atinentea la imagen corporativa y alposicionamiento de marca

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trasvase de valores de las acciones-comu-nicaciones de marketing a la institución,y viceversa.

Esta afirmación invoca, necesaria-mente, la consideración de las implica-ciones de naturaleza ética que comportael ejercicio de la función de las Comuni-caciones Corporativas respecto al manejodel concepto de Responsabilidad Socialde la empresa, so pena desvirtuar su legí-tima motivación o, peor aún, lesionar laeticidad de su ejercicio, en aras de un in-terés reducido al elemento mercantil.

Valga acotar, antes que nada, que laResponsabilidad Social consiste en unaapuesta firme, decidida y no condicio-nada, en plena sintonía con la cultura cor-porativa, la filosofía y los principios de laempresa en el ámbito de lo que se deno-mina, en términos generales, causas so-ciales (humanitarias, culturales y ecológi-cas), cuya rentabilidad debe provenir, ex-clusivamente, por la vía de la imagen po-sitiva que la institución promotora ad-quiera a partir de su genuino compromisocon las mismas. De allí que esta aproxi-mación requiera de una concepción ho-lista, integral y global de la comunica-ción, lo que conduce a enmarcar el pro-blema de la rentabilidad en una amplia te-oría de la acción humana.

Integración del Pensamiento,norte a seguir

El proceso de la comunicación recorretodas las áreas funcionales de una em-presa, característica que las impulsa a re-convertirse a sí mismas en escenariosdonde prive el diálogo permanente, repli-cado en valor tanto para el cliente comopara el accionista, rentabilidad y, por su-puesto, sostenibilidad del negocio en ellargo plazo al ritmo de las tendencias sus-critas por la Globalización. Lo anteriorcomporta una afirmación que apenas des-cribe el nuevo horizonte, pleno de posibi-lidades y retos en medio de fuertes ame-nazas.

En este orden de ideas, y en lo quecompete estrictamente al área de asesoríaexterna de comunicaciones, en tiempo re-ciente se ha venido observando la conso-lidación de consorcios mundiales, mer-ced la adquisición de grupos publicita-rios, redes de agencias consultoras y demercadeo, encuestadoras, centros de di-seño y producción, de acuerdo con lo ex-presado por Luis Vezga Godoy, Presidentede la compañía Asesoramiento Empre-sarial en Comunicación Corporativa

(ASESORAC), para quien no resultaríadel todo extraño que este hecho tambiénaconteciera en Venezuela –pese a la es-trechez de las dimensiones de su mer-cado-, lo que supondría especiales des-afíos para las compañías del ramo.²²

Otros desafíos se plantean por el flancoformativo del profesional de la comuni-cación organizacional, que deberá acom-pañar y respaldar a su empresa con cono-cimientos actualizados para afrontar lacomplejidad de los cambios, toda vez quela apertura de nuevas áreas de oportuni-dades conlleva a reparar en la pertinenciade los planes académicos ofrecidos porlas Universidades en el país; en tal sen-tido, el campo de estudio debe merecerreflexión y esfuerzos conjuntos que invo-lucren a las instituciones educativas, lasinstancias empleadoras y de consultoríacon el propósito de mejorar, especializary satisfacer las necesidades ordinarias delcampo laboral en los sectores producti-vos. Asimismo, asumiendo la práctica dela comunicación como una gestión “inte-gral” e “integradora” de la organización,el proceso de enseñanza-aprendizaje de-

berá enfocarse hacia el desarrollo de lascompetencias del asesor/guía.

Paralelamente, habrá de verificarse unamayor voluntad de acercamiento a las in-terrogantes formuladas por la comunica-ción desde un punto de vista interdiscipli-nar, lo que puede considerarse como unaventaja a juzgar por el hecho de que elámbito de acción sigue, en buena parte,sin definirse, con vetas interesantes de in-vestigación y de abordaje en lo que con-cierne a Desarrollo Organizacional (pro-cesos de cambio), Comportamiento Or-ganizacional (manejo de conflictos, tomade decisiones, liderazgo, desarrollo deequipos efectivos), Capacitación y Entre-namiento, Manejo de Crisis, Comunica-ciones Financieras, e Imagen de Marca.

De lo visto hasta acá se deduce, talcomo lo puntualiza la investigadora brasi-leña Margarida Krohling Kunsch (1997),ex presidenta de la Asociación Latino-americana de Investigadores de la Comu-nicación (ALAIC), que la ComunicaciónIntegrada marcará el norte a seguir, en-tendida como parte de la gestión estraté-gica para la lectura de amenazas y opor-tunidades en el ambiente global, y el con-siguiente aval interno de la cultura orga-nizacional.²³

A ello se agrega el vaticinio del consul-tor venezolano César Saddy, para quien se-mejante panorama cobrará validez no sólode cara a las grandes compañías, sino tam-bién en lo que concierne a las Pequeñas yMedianas Empresas (PyMES), segmentoque, a su juicio, se unirá más temprano quetarde a esta realidad.²⁴

■ Agrivalca Canelón. Comunicadora Social y miembrodel Consejo de Redacción deComunicación.

Referencias Bibliográficas

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² Malpica, José Rafael (1992): “Las RelacionesPúblicas frente a las nuevas realidades”. En:Temas de Comunicación. Nº 3. pp.65.

³ Campodónico, Katty (1999): “El nacimiento dela Comunicación Corporativa en Venezuela”. En:Miradas JMC/Y&R. Nº 8. pp. 27.

⁴ Confederación Interamericana de RelacionesPúblicas. En la siguiente dirección electrónica(URL): http://www.confiarp.org/historia.htm

⁵ Moreno Gómez, Luis (1996): “El papel del Rela-cionismo Público en la Venezuela Contem-poránea”. En: Temas de Comunicación Nº 8. pp.140.

La apertura de nuevas áreas deoportunidades conlleva a reparar

en la pertinencia de los planesacadémicos ofrecidos por las

Universidades en el país; en talsentido, el campo de estudio debe

merecer reflexión y esfuerzosconjuntos que involucren a

las instituciones educativas, lasinstancias empleadoras y de

consultoría con el propósito demejorar, especializar y satisfacer

las necesidades ordinarias delcampo laboral en los sectores

productivos

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⁶ Olivieri, Antonio (1992): “La crisis de lasRelaciones Públicas”. En: Temas de Comunica-ción. Nº 3. pp.58.

⁷ Verde Horacio, María Valentina y Vila Ramírez,Carolina (1995): “El comunicador dentro de lacultura corporativa: líder o accesorio”. En: Temasde Comunicación. Nº 7. pp.62.

⁸ Silva Villanueva, Narsa (1995): “Perfil Ocupa-cional del Comunicador Social en la EmpresaPrivada Venezolana”. En Jesús María Aguirre(Coord.): Comunicadores sociales en Venezuela.Campo laboral y perspectivas profesionales.Caracas: Publicaciones UCAB. pp. 70.

⁹ Pilato Díaz, Elsa y Torres Acosta, Mirka (1995):“Mercado y Expectativas Profesionales en elÁrea de la Comunicación del Sector Público enVenezuela”. En Jesús María Aguirre (Coord.):Comunicadores sociales en Venezuela. Campolaboral y perspectivas profesionales. Caracas:Publicaciones UCAB. pp. 33.

¹⁰ León Duarte, Gustavo (2002): “Situación actualy tendencias futuras de la ComunicaciónOrganizacional en México”. En la siguiente di-rección electrónica (URL): http://www.ull.es/pu-blicaciones/latina/ambitos/7-8/arti02.htm

¹¹ Benavides, Silvia (2004): “La nueva era delMercadeo: una mirada desde la ComunicaciónOrganizacional”. En la siguiente dirección elec-trónica (URL): http://www.asomercadeo.com/lecturas/lecturas010.asp

¹² Flores Aponte, Marielys (2002): Tendencias enComunicaciones Integradas. Caracas: Edicionesde la Universidad Metropolitana.

¹³ Islas, Octavio (2004): “De las Relaciones Públi-cas a la Comunicación Estratégica”. En: Chasqui,Revista Latinoamericana de Comunicación, Nº89. En la siguiente dirección electrónica (URL):http://www.comunica.org/chasqui/89/islas89.htm

¹⁴ Da Silva, Lisbette (2004): “El Negocio de laComunicación”. En: Gerente. En la siguiente di-rección electrónica (URL): http://www.ge-rente.com/revistas/gerente/1004/venezuela/merc1_1004.html

¹⁵ Olivares, Fernando: “La Acción Social Corpo-rativa y el Marketing con causa en España”. Enla siguiente dirección electrónica (URL):http://www.ehu.es/zer/zer9/9olivares.html

¹⁶ Costa, Joan (1999). La Comunicación en acción.Informe sobre la nueva cultura de la gestión. BuenosAires, Ediciones Piados Ibérica, S.A., pp. 25.

¹⁷ Pizzolante, Italo (2003): “La Geometría de laComunicación Empresarial”. En: Razón yPalabra, Nº 34. En la siguiente dirección elec-trónica (URL): http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/anteriores/n34/ipizzolante.html

¹⁸ Pizzolante, Italo (2004): “Comunicación Estra-tégica”. En: Revista Signo. En la siguiente direc-ción electrónica (URL):http://64.233.167.104/ se-arch?q=cache:EfV7rZU0zawJ:www.uv-uni-com.net/signo/ nota.php%3Ftabla%3Dsigno_arti-culos%26nota%3D45+%E2%80%9CComunicaci%C3%B3n+Estrat%C3%A9gica%22+%2B+%22It a l o + P i z z o l a n t e % 2 2 + % 2 B + % 2 2 U N I -COM%22&hl=es

¹⁹ Solano Fleta, Luis (1999): Tratado de RelacionesPúblicas. Barcelona, Ediciones Gestión 2000,S.A., pp. 245.

²⁰ Gallego, Mery (2004): “El Balance Social comoherramienta de Auditoría Organizacional”. En lasiguiente dirección electrónica (URL): http://

http://www.erabili.com/zer_berri/muinetik/doku-mentuak/2004/AuditoriaSocial.pdf

²¹ Alianza Social Venamcham (2002): BalanceSocial para la Empresa Venezolana. Modelo de laFundación Escuela de Gerencia Social (FEGS).Caracas, Ediciones de Venamcham, pp. 14

²² Da Silva, Lisbette (2004): “El Negocio de laComunicación”. En: Gerente. En la siguiente di-rección electrónica (URL): http://www.gerente.com/revistas/gerente/1004/venezuela/merc1_1004.html

²³ Abreu Rosa, Mestre Helaine (s.f): “Globalizaçao,Identidade Cultural e Comunicaçao Organiza-cional”. En: Revista Comunicaçao Organizacional.En la siguiente dirección electrónica (URL):http://www.pucrs.br/famecos/geacor/texto8-03.html

²⁴ Da Silva, Lisbette (2004): “El Negocio de laComunicación”. En: Gerente. En la siguiente di-rección electrónica (URL): http://www.gerente.com/revistas/gerente/1004/venezuela/merc1_1004.html

comunica ción

Historia particular de las comunicaciones integradas (o una experiencia reconsiderada)Rafael Pedraza. pp. 3-8. En: Comunicación.Vol. 23, No. 99 (Jul.-Sep. 1997)

Comunicación interna en las organizaciones en mudanza. Ana María Eiroa Da Fonseca.pp. 9-14. En: Comunicación. Vol. 23, No. 99(Jul.-Sep. 1997)

Comunicación organizacional desde la RedInformativa Nacional. Dulce García; Javier Barrios. pp. 18-21. En: Comunicación.Vol. 23, No. 99 (Jul.-Sep. 1997)

Racionalidad comunicativa y empresaMassimo Desiato. pp. 50-54. En:Comunicación. Vol. 23, No. 99 (Jul.-Sep. 1997)

La identidad de la comunicación organizacional. Denise Shumal K.. pp. 28-32

En: Comunicación. Vol. 24, No. 104 (Oct.-Dic. 1998)

Una breve aproximación teórica a la comunicación organizacional. AgrivalcaCanelón; Narsa Silva Villanueva. pp. 40-51.En: Comunicación. Vol. 27, No. 114 (Abr.-Jun. 2001)

Escucha que la marca te hablaAgrivalca Canelón. pp. 44-53 En: Comunicación. Vol. 28, No. 117(Ene.-Mar. 2002)

El Comunicador organizacional. AgrivalcaCanelón. pp. 30-37. En: Comunicación. Vol. 29,No. 123 (Jul.-Sep. 2003)

La marca-país Venezuela. Agrivalca Canelón.pp. 8-16. En: Comunicación. Vol. 30, No. 129(Ene.-Mar. 2005)

Comunicación organizaciónal en Comunicación

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Haceres

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Aún no se salda el debatesobre el rol que los mediosde comunicación y, en par-ticular, el periodismo, hanvenido cumpliendo durante

el conflicto político venezolano. Y pareceprobable que la polémica no se agotehasta que cese la crispación del entorno,obstáculo para cualquier atisbo de luci-dez y franqueza, o hasta que se extingaalguno de los bandos que hoy intentanconfiscar las nociones de verdad, objeti-vidad, honestidad periodística y respon-sabilidad social de los medios. Lo queocurra primero.

Sin embargo, para efectos de la notaque aquí inicia, deberemos aceptar comopremisa cierta una hipótesis que a me-nudo se asoma en este debate: a saber,que las prácticas, discutibles, poco edifi-cantes o del todo incorrectas, en las queincurrió en su conjunto la prensa venezo-lana durante el apogeo de una crisis so-ciopolítica a la que, por cierto, también lefalta desenlace, no tendrían que habersido una consecuencia necesaria de latoma editorial de partido ante las disyun-tivas que trajo consigo el ascenso al poderde Hugo Chávez Frías. Sino que se trata-

ron de las manifestaciones más patológi-cas, agudizadas por un ambiente perni-cioso, de falencias crónicas que el ejerci-cio del periodismo venía arrastrando eneste país desde mucho antes.

Siendo así, el repaso de los últimos 30años del periodismo venezolano deberíaequivaler a un recorrido de su parábola dedebilitamiento, desde un pasado presun-tamente saludable, hasta su raquitismoactual.

La investigación como marcador

Si la investigación como género es al pe-riodismo lo que el decatlón al atletismo,podría sostenerse entonces que una buenapraxis y presencia robusta del periodismode investigación es una señal inequívoca,y acaso el resultado inevitable, de un buenperiodismo de base. Malas noticias, pues:un vistazo descuidado a la prensa vene-zolana –impresa o radioeléctrica- consta-tará la ausencia casi absoluta de reporta-jes en sus espacios y, dentro de esa ca-rencia, una cantidad infinitesimal de in-vestigaciones que, de esa disciplina, sólotiene las intenciones.

comunicación92 Haceres

La agenda de discusión dedicadael periodismo venezolano y sus

relaciones con los otros actores yprácticas sociales no se detiene.

La conflictividad ha ocupadotodos los espacios, incluyendo

los del ejercicio de la comunicación social, donde debería extenderse más bien

el diálogo, en lugar de fomentarla fragmentación del tejido

social. El autor parte del empobrecimiento de la

investigación y la responsabilidad como norte periodístico e identifica las

distintas falencias en el trabajoinformativo.

Periodismovenezolano

De un esplendor supuesto al raquitismo

■ Ewald Scharfenberg

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93comunica ción

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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comunicación94

A solicitud del Instituto Prensa ySociedad (IPYS) de Lima, Perú, y comoparte de un proyecto latinoamericano derecolección de muestras que buscaba darforma a una casuística regional del perio-dismo de investigación, al autor de estaslíneas le correspondió rastrear los mejo-res casos de investigación periodística enVenezuela durante un período que abar-caba desde 1978 al año 2002. El esfuerzopermitió identificar –habría que decir: ad-mitir- que, al menos durante ese cuarto desiglo, los reportajes de investigación pu-blicados en calidad de tales en medios ve-nezolanos no solían cumplir con los es-tándares tradicionalmente aceptados paradefinir el género. Por el contrario, tendie-ron a presentar características más omenos uniformes que los acercaban aprácticas de denuncia, como:

—Dependencia de una GargantaProfunda: Con frecuencia el periodistavenezolano se limita a servir de bocina o,en el mejor de los escenarios, filtro, de losdatos que proporciona una fuente privile-giada que a menudo se trata de un parla-mentario con acceso a documentos reser-vados. Pero que también puede ser uncompetidor del personaje o institución im-putada, o un investigador privado, o uncazarrecompensas. Es cierto que todo elperiodismo se nutre de este tipo de fuen-tes, pero el problema surge cuando lasversiones de tales fuentes son la historia,en lugar de servir o bien como detonantespara la indagación y la construcción deuna historia, o bien como instancia vali-dora de los hallazgos que el periodista re-aliza. El compromiso con la fuente se haceconcubinato, acaso complicidad, y la ad-hesión a ella impide ensayar una aproxi-mación amplia y desprejuiciada a la ver-dad que honre el auténtico compromisodel periodista: con su público.

—Reacción ante prendas externas,escasa proactividad: Vinculado al puntoanterior, los amagos investigativos denuestra prensa obedecen con frecuenciaal estímulo de un material provisto desdeafuera por una parte interesada. Losmenos de los casos parten de una decisióneditorial por escarbar en un asunto quesiembra dudas o promete revelaciones.Con lo que los medios se privan de unaoportunidad para generar agenda pública,en un sentido más social, capacidad de in-fluencia, en un sentido más político, y di-ferenciación con respecto a la competen-cia, en un sentido más comercial. Comosi para la obtención de primicias, y la sub-

siguiente germinación de una agenda deinterés pública, sólo se confiara en la ra-pidez y no en la profundidad. Tan terca hasido la prensa venezolana de los últimos30 años en su renuencia a profundizar,que los trabajos que, bien a regañadientescomo producto de una necesidad particu-lar, bien con bombos y platillos para cap-tar la atención, se publican como investi-gaciones –algunos de ellos, muy merito-rios- fatalmente se perciben como un ejer-cicio de ensañamiento o ajuste de cuentasde la empresa periodística contra un rival,antes que como un asunto de legítimo in-terés público.

—Protagonismo de reporteros pri-merizos: A diferencia de lo que ocurre enotras latitudes de la industria periodística,se determinó que al final del siglo XX yel arranque del XXI, la investigación enVenezuela quedó a cargo de reporterosque apenas debutaban en sus fuentes, endeterminadas regiones geográficas, en ladisciplina de la investigación y, a veces,en el mismo oficio. Acaso sea un reflejode las relaciones poco sanas que puedenllegar a establecer los reporteros con susfuentes, o del miedo a alienarse una fuente

que cotidianamente le provee informa-ción por culpa de una investigación in-cierta, riesgo que ni corre ni atiende unreportero bisoño y despojado de paradig-mas sobre cómo hay que cubrir un tema.Aunque también tiene que ver con la diás-pora de veteranos desde una gran prensaque prefirió trabajar con jóvenes profe-sionales, relativamente peor pagados, yque nunca ha procurado para sus talentosel diseño de una carrera profesional al in-terior de sus organizaciones. Los perio-distas de más experiencia terminan poremigrar –con sus criterios puestos una ymil veces a prueba, sus libretas de apun-tes y contactos- hacia la actividad privada,la consultoría, el duro trabajo a destajo olas comunicaciones corporativas.

—Cobertura aluvional y fragmen-tada: La compulsión por publicar o sacaral aire favorece la escasa cocción de notasque no sólo llegan crudas a los consumi-dores. Peor todavía: se sirve la materiaprima, en lugar de la receta elaborada.Una entrevista con un informante delcaso, un documento crucial o no, sontranscritos sin otra mediación que un tí-tulo y un párrafo de entrada, para ocuparespacio. Cuando en realidad esos son pi-lares, no necesariamente visibles, de unahistoria que se debe relatar al público.Además, esa colección de mosaicos enconstrucción no facilita la comprensiónde temas que, casi sin excepción, se hacende por sí complejos por el elenco de per-sonajes implicados, la sofisticación de losprocedimientos administrativos, judicia-les o financieros que se cubren, el léxicoespecializado de los temas. No se aguardapara armar una historia íntegra; se sedi-mentan indicios que se cosechan a diario,como un juego de Lego cuyo croquisnunca se enseña al espectador. Y ni hablarde una contextualización organizada queconecte la anécdota con tendencias másgenerales y continuas.

—Segunda campana, sólo opcional:Con frecuencia se da a conocer la denun-cia sin recoger la perspectiva del denun-ciado. De hecho, casi sistemáticamente sepublican historias incompletas con la es-peranza de que las reacciones ante ellashagan surgir los elementos faltantes, re-curso válido sin duda, a menos que seconvierta en un tic crónico.

—Alergia a lo factual: Buena partede los reportajes de largo aliento, con fre-cuencia superpuestos a géneros colindan-tes como la semblanza, el perfil, o la nota

Tan terca ha sido la prensavenezolana de los últimos 30 años

en su renuencia a profundizar,que los trabajos que, bien a

regañadientes como producto de una necesidad particular, bien

con bombos y platillos para captarla atención, se publican como

investigaciones –algunos de ellos,muy meritorios- fatalmente

se perciben como un ejerciciode ensañamiento o ajustede cuentas de la empresa

periodística contra un rival

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de denuncia, se concentran en apilar tes-timonios y comentarios personales: es laafición por el “se dice”. Notas enteras sefundan sobre esas bases endebles, con fre-cuencia revestidas además por el anoni-mato. En cambio, eluden la misión deconstatar hechos, mediante sus rastros,los documentos que los prueban y, claro,los testimonios que los verifican. Con loque cada nota, de prensa o de medios ra-dioeléctricos, termina por ser un compen-dio de declaraciones a favor o en contra,en el mejor de los casos, que pueden equi-librarse entre sí, sin que el reportero secomprometa a responder a una preguntaclave: por fin, ¿qué es lo que pasó?

—No se cuentan historias, se mues-tran primicias: Como sumatoria de lospuntos anteriores, la narración se hace casiimposible, cuando no se deja de lado deforma deliberada. La simple deposición deuna entrevista o de un documento es vistacomo un trabajo periodístico. Sin mayorvalor agregado, es fácil entonces perder devista que lo que sigue haciendo del perio-dismo una vocación, reside en la posibili-dad de contar grandes historias que ilustreny entretengan; cierto: la prensa, en tantofuente de información para un ciudadanoque adopta decisiones en el marco de la de-mocracia, es un bien de la comunidad, perosi el móvil del servicio público resultaracrucial para dedicarse al periodismo, mu-chos de sus talentos habrían hecho mejor enestudiar medicina.

—Se reporta para los colegas y lasfuentes: Los guiños y códigos en notasde prensa, incluso, el léxico especializadode determinadas fuentes –como, porejemplo, la de tribunales o de economía-,son usados a discreción por los reporteroscomo si, de ese modo, buscasen convali-dar su condición de expertos ante los in-formantes y ante los colegas, sin importarque su verdadera interlocución es con elpúblico. Lo que no quiere decir que con-tar una historia para el público acerca deun tema complejo exija un tono similar alde un programa divulgativo, no: la histo-ria debe contarse con valores narrativos yde investigación que la hagan interesantehasta para el más docto en la materia.

Falta de visión estratégica

En nuestras redacciones y departamentosde prensa, por lo general, cuando se dice:“Vamos a hacer un reportaje de investiga-ción” se suele entender como: “Vamos aentrevistar a más fuentes de lo normal”.

Pero lo que ya de por sí vendría a repre-sentar una devaluación para un género es-telar que supone la revelación de infor-maciones que permanecen hasta entoncesocultas, podría tener una lectura aún másalarmante: porque, si hace falta esa con-signa para contrastar más versiones, ¿quétanto se contrastan o se amplían las infor-maciones durante las coberturas más co-tidianas?

La uniformidad en la cobertura denuestros medios tiende a aplanar una rea-lidad a la que se adivina mucho más ricay desafiante para el lugar común. No cabeduda, sin embargo, que esa complejidadresulta elusiva para una recolección in-formativa que apela sólo a la declaracióny a los acontecimientos “en vivo y enpleno desarrollo”.

Parece obvio que estas carencias noson producto de una agenda editorial di-señada así ex profeso, ni de alguna tara deraíces culturales que impida al periodistavenezolano hacer su trabajo. Parece, encambio, factible una hipótesis: ni la in-dustria periodística ni el gremio han cul-tivado una visión estratégica para el ofi-cio. Una visión estratégica que brinde alreportero y sus supervisores la oportuni-dad de percibir una cobertura como un

área de interconexiones de diversas reali-dades, de seguirla como un tema, con cau-sas y consecuencias (no como una singu-laridad dentro del área de una fuente), yde comunicarla como tal. Una visión es-tratégica que enseñe al periodista a sope-sar a quién puede hacerle el juego y aquién puede lastimar, sin querer o a pro-pósito. Una visión estratégica que vayamás allá de la mera mercadotecnia y mo-tive a los medios a entender su insercióndentro de la sociedad y sus responsabili-dades con ella. Una visión estratégica quealiente a rediseñar la agenda temática demodo que se adecue a las realidades dehoy y puede ser difundido de manera talque a los ciudadanos les resulte relevante.

Este déficit basta para explicarse porqué, durante los últimos años, al interiorde los medios periodísticos han tendido apredominar los personajes que se ocupande lo formal y de lo ejecucional. El pe-riódico o el noticiero de TV suelen estaren manos o de quien lo sabe sacar a lacalle, o de quien sabe darle un look; perorara vez predomina, o siquiera se identi-fica, quién los piensa. También el relieveque de manera irreflexiva se le ha dado alo formal significó una desinversión enlos aspectos de búsqueda de información,favoreciendo, en su lugar, a los procesosde reciclaje que permitieran rentabilizarla noticia-mercancía en diversas interfa-ces simultáneas: el periódico tradicional,el web site, las revistas de frecuencia va-riables, los diarios gratuitos, la estaciónaliada de TV, etc.

Frente a esta reticencia a pensar en elcuadro más grande, difícilmente puedenmedios y periodistas anticiparse a nuevosfenómenos y, lo más doloroso, tampocopueden comunicar de manera inteligible asu público complejidades que ellos mis-mos se rehúsan a atender. Volver a me-diar, en lugar de mediatizar, sería la con-signa rehabilitadora para los medios, pa-rafraseando a algún estudioso.

Aún como industria de masas que seve sometida a los factores del adelantotecnológico y a los cambios en el entornocultural y de consumo, la prensa de cual-quier soporte –de átomos o de bites-, con-serva un cierto rasgo artesanal que im-plica dos dimensiones: por un lado, la in-evitabilidad de aprender mientras se hace,y por el otro, la perentoriedad de la trans-misión de saberes desde quienes cuentancon la experiencia a quienes se inician enel tanteo de la experimentación… Y de loya inventado, que no requiere ensayo.Justamente desde hace 30 años se empezóa notar en los medios venezolanos un ver-

comunica ción

La uniformidad en la cobertura de nuestros medios tiende

a aplanar una realidad a la quese adivina mucho más rica y

desafiante para el lugar común.No cabe duda, sin embargo, que esa complejidad resultaelusiva para una recoleccióninformativa que apela sólo

a la declaración y a losacontecimientos “en vivo y en

pleno desarrollo”

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comunicación96

dadero descalabro de toda estructura desupervisión (que no fuera la mera censurade línea editorial) y tutoría. Acháqueselea lo que se quiera, a la política de reduc-ción de costos en la plantilla, a la migra-ción constante de talentos fogueadoshacia las actividades corporativas, a unabrecha generacional que llevó a los nova-tos rebeldes a despreciar de manera ta-jante todo lo que hacían sus predecesores.Pero lo incuestionable es que la figura delmaestro, encarnada en el reportero vete-rano o en el gerente-inductor, práctica-mente desapareció de las redacciones lo-cales para ser suplantado por personal derecolección de notas y cerrado de espa-cios. Sin supervisión didáctica, sin feed-back oportuno, experto y de primeramano, las malas prácticas no sólo se co-

laron, sino que incluso llegaron a consa-grarse como las correctas o, al menos, lasrutinarias. Y en este vacío de self-made-men hechos a su mejor entender y con tor-ceduras congénitas (a veces éticas, a vecesredaccionales o de otra índole) que nuncaencontraron corrección, ni pensar en laposibilidad de tejer redes que permitanhacer coberturas regulares de carácter in-terdisciplinario acerca de temas que, sinduda, sólo se podrían abordar a cabalidadde esa manera.

Se me dirá que estoy hablando del pe-ríodo en que la prensa derrocó a un presi-dente, destapó cientos de escándalos yaupó más de un liderazgo. Pero esos hitoshistóricos creo que apuntalan una rela-ción de inversa proporcionalidad: a mayorla relevancia política de los medios vene-

zolanos, menor el esmero que pusieron enel robustecimiento de sus prácticas profe-sionales.

■ Ewald Scharfenbergperiodista y consultor independiente, es colaboradorpermanente del diario El Nacionalde Caracas y sirve, desde 1996,como corresponsal en Venezuela deReporteros Sin Fronteras (RSF).

El status del periodista en América LatinaEnrique David Monteverde. pp. 4-11En: Comunicación. Vol. 1, No. 5 (Dic. 1975)

El periodismo de catatumba / Freddy Rostrán.pp. 23-28 . En: Comunicación. Vol. 6, No. 25/26(Ene 1980)

II Congreso Latinoamericano de periodistasFederación Latinoamericana de Periodistas.p. 89-94. En: Comunicación. Vol. 6, No. 25/26(Ene. 1980)

Más allá de la técnica. Eduardo Orozco.p. 58-60. En: Comunicación. Vol. 7, No. 33/34(Sep.-Oct. 1981)

La comunicación alternativaEquipo Comunicación. pp. 59-71En: Comunicación. Vol. 7, No. 35/36(Nov.-Dic. 1981).

¿Nuevo periodismo o nuevo producto? Luis Angulo Ruiz. pp. 5-12En: Comunicación. Vol. 8, No. 37 (Mar.1982)

De Daniel Defoe a Tom Wolfe: recensión histórica del nuevo periodismoCarmen Alviarez. pp. 13-29. En: Comunicación.Vol. 8, No. 37 (Mar.1982)

Nuevo periodismo: la empresa perdona momentos de locura. Sebastián De La Nuez.p. 30-38 . En: Comunicación. Vol. 8, No. 37(Mar.1982)

¿Nuevo periodismo a la venezolana?Jorge Villalba. pp. 47-48. En: Comunicación.Vol. 8, No. 37 (Mar. 1982)

Foro sobre nuevo periodismoTomas Eloy Martínez; Federico Alvarez; Carlos Rangel. pp. 60-75En: Comunicación. Vol. 8, No. 37 (Mar.1982)

Polémica: Eleazar Díaz Rangel periodistascubanos. Eleazar Díaz Rangel; José MaríaRodríguez Méndez; José A. Benítez; Rolando Pérez Betancourt. p. 76-84En: Comunicación. Vol. 8, No. 37 (Mar.1982)

Resoluciones de la IV convención nacionaldel CNP. Colegio Nacional de Periodistas.pp. 108-111. En: Comunicación. Vol. 8, No. 39(Sep. 1982)

María Eugenia Díaz y la libertad de expresiónGilberto Alcalá; Rafael Naranjo. pp. 28-38.En: Comunicación. Vol. 9, No. 40 (Ene.1983)

Bolívar y el periodismo. Federico Alvarez.pp. 75-80. En: Comunicación. Vol. 9, No. 41/42(Abr. 1983)

Comunicadores y participación: reseñasde un debate. José Ignacio Rey. pp. 6-17.En: Comunicación. Vol. 9, No. 43 (Oct. 1983)

El periodismo: nuevas funciones, nuevosconceptos. Victor Suárez. pp. 47-55En: Comunicación. Vol. 9, No. 43 (Oct. 1983)

El papel de los círculos en el desarrollo gremialdel CNP. Pedro José Grijalba. pp. 56-60En: Comunicación. Vol. 9, No. 43 (Oct. 1983)

Prensa nacional: Las VDT coquetean con el periodismo impreso. Enrique Rondón Nieto.pp. 32-38. En: Comunicación. Vol. 11,No. 51/52 (1985)

Por un periodismo comunitarioSirio J. Valbuena. pp. 5-14. En: Comunicación.Vol. 12, No. 55 (Oct. 1986)

Racismo en la escuela venezolanaRaúl Abzueta; Alex Salom. pp. 14-29En: Comunicación. Vol. 12, No. 56 (Dic. 1986)

Un año de cine en EspañaAngel Pérez Gómez. pp. 32-39En: Comunicación. No. 68 (1989)

Diez años de tesis de la mención impreso:1979-1989. Caroline de Oteyza. pp. 28-38En: Comunicación. No. 69 (1990)

Ciencia política e investigación periodísticaJorge Villalba. pp. 39-43En: Comunicación. No. 69 (1990)

Perspectivas actuales del periodismoeconómico. Leandro Cantó. pp. 44-51.En: Comunicación. No. 69 (1990)

Perfiles profesionales y figuras emergentes en comunicación social. Jesús María Aguirre;Emilio Píriz Pérez. pp. 64-73En: Comunicación. No. 69 (1990)

Periodismo en Comunicación

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97comunica ción

Resoluciones del congreso de RuhpoldingUnión Católica Internacional de Periodistas.pp. 120. En: Comunicación. No. 69 (1990)

La discriminación Salarial / Sindicato Nacionalde Trabajadores de la Prensa. pp. 95-96En: Comunicación. No. 70 (1990)

VIII Convención nacional del colegio nacional del Periodista. Colegio Nacional De Periodismo.pp. 134-139. En: Comunicación. No. 71/72(1990)

La cultura mediatiza / Olga Dragnic. pp 34-41.En: Comunicación. Vol. 19, No. 81 (Ene.-Mar. 1993)

Las dos caras de las comunidades: Entre la denuncia y la autogestión. Beliana Ying.pp. 22-26. En: Comunicación. Vol. 19, No. 82(Abr.-Jun. 1993)

La opinión pública en Venezuela: ¿De súbdito acaudillo?. Marta Colomina. pp. 8-9. En:Comunicación. Vol. 19, No. 83 (Jul.-Sep. 1993)

Secretos y riesgos de la información económicaMariadela Linares. pp.12-14. En: Comunicación.Vol. 19, No. 84 (Oct.-Dic. 1993)

Periodismo: ritual y creación. Aquiles Esté.pp. 41-48. En: Comunicación. Vol. 19, No. 84(Oct.-Dic. 1993)

Dos estrategias retóricas en el periodismo deopinión. Luis Angulo Ruiz. pp. 49-55.En: Comunicación. Vol. 19, No. 84 (Oct.-Dic. 1993)

Periodismo en el año 2000: apuntes acerca deun escenario posible. Yubirí Arraiz Pinto.pp. 27-30. En: Comunicación. Vol. 20, No. 85(Ene.-Mar. 1994)

Ley del ejercicio del periodismo: Quieta,non movere. Pedro Nikken. pp.4-7En: Comunicación. Vol. 20, No. 87(Jul.-Sep.1994)

Periodismo y literatura. Una propuesta para la fundación del comparatismo periodístico-literario. Lluis Albert Chillón.pp. 26-38. En: Comunicación. Vol. 20, No. 87(Jul.-Sep. 1994)

El CNP defiende la colegiación. La Constitucióngarantiza la colegiación de los egresados universitarios. Colegio Nacional de Periodistas,CNP. pp. 8-11. En: Comunicación. Vol. 20,No. 87 (Jul.-Sep. 1994)

¿Quién quiere un periodista?: Fuera de leyIria Puyosa. pp.61-65. En: Comunicación:Estudios venezolanos de comunicación.Vol. 20, No. 87 (Jul.-Sep.1994)

¿Cómo influyen las mediaciones tecnológicasen la construcción de la información?Carlos Delgado Flores. pp. 1-55En: Comunicación. Vol. 20, No. 88 (Oct.-Dic. 1994)

Diagnóstico de la agenda 1995: posiciona-miento inicial de los diarios El Globo y El Diariode Caracas. David Anglés; Canelón Agrivalca;Elizabeth Yabrudy. pp. 21-28. En: Comunicación.Vol. 21, No. 90 (Abr.-Jun.1995)

Periodistas y periodismo científicoArgelia Ferrer Escalona. pp. 54-60En: Comunicación. Vol. 21, No. 90 (Abr.-Jun.1995)

Los 50 años de la Escuela de ComunicaciónSocial de la UCV. Alejandro Mendible Zurita.pp. 3-5. En: Comunicación. Vol. 22, No. 95 (Abr.-Jun. 1996)

Comunicación social: ¿ciencia, arte u oficio?Jesús María Aguirre. pp. 21-22. En:Comunicación. Vol. 22, No. 95 (Jul.-Sep. 1996)

La comunicación social: a la búsqueda de suscoordenadas. José Ignacio Rey.-- pp. 23-24 //En: Comunicación. Vol. 22, No. 95 (Jul.-Sep.1996)

La formación de periodistas científicosArgelia Ferrer Escalona. pp. 51-54En: Comunicación. Vol. 25, No. 106(Abr.-Jun. 1999)

Tres niveles de abducción en el periodismoTomás Alva Gutiérrez. pp. 26-31.En: Comunicación. Vol. 25, No. 108 (Oct.-Dic. 1999)

Perfil profesional de los infógrafos venezolanosCarlos Abreu Sojo. pp. 20-25. En: Comunicación.Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

Periodismo científico y neo-modernizaciónArgelia Ferrer Escalona. pp. 26-31.En: Comunicación. Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

¿Defensor de los lectores o del diario?Antonio Núñez Aldazoro. pp. 32-39En: Comunicación. Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

Objetividad, comunicación e intersubjetividad.Las otras voces / Lucía Azuaje Paz Castillo.--pp. 58-67 // En: Comunicación. Vol. 26, No. 111(Jul.-Sep. 2000)

Intelectuales y el periodismo de GramsciMassimo Desiato. pp. 68-73. En: Comunicación.Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

Ciencia, seudociencia y anticiencia.Sami Rozenbaum. pp. 4-11. En: Comunicación.Vol. 27, No. 115 (Jul.-Sep. 2001)

Resistencia a la información. Humberto Jaimes.pp. 30-35. En: Comunicación. Vol. 27, No. 116(Oct.-Dic. 2001)

El periodismo venezolano sucumbe a la políticaPablo Antillano. pp. 22-25. En: Comunicación.Vol. 28, No. 119 (Jul.-Sep. 2002)

Comunicaciones sin tregua: cinco reflexionesJesús María Aguirre. pp. 52-57En: Comunicación. Vol. 28, No. 119 (Jul.-Sep. 2002)

Periodismo entre la crisis y la esperanzaJavier Darío Restrepo. pp. 18-23En: Comunicación. Vol. 29, No. 121 (Ene.-Dic. 2003)

Periodismo y conflicto: un itinerario interdependiente. Carlos Correa. pp. 4-9.En: Comunicación. Vol. 29, No. 122.(Abr.-Jun. 2003)

Enseñar el periodismo: ¿Se aprende, se hace?Moraima Guanipa. pp. 4-11. En: Comunicación.Vol. 29, No. 123 (Jul.-Sep. 2003)

La torre de Babel del periodismo.Jesús María Aguirre. pp. 56-61 En:Comunicación. Vol. 29, No. 123 (Jul.-Sep. 2003)

La raya en la retina: medios y vida pública venezolana. Nelson Rivera. pp. 36-41.En: Comunicación. Vol. 29, No. 125 (Ene.-Mar. 2004)

El match Socorro - Villegas:de políticos,intelectuales y periodistas. Carlos Delgado-Flores. pp. 26-30. En: Comunicación. Vol. 29,No. 126 (Abr.-Jun. 2004)

Traigan de vuelta a los periodistas (y al periodismo). Alonso Moleiro. pp. 10-13. En:Comunicación. Vol. 29, No. 127 (Jul.-Set. 2004)

Apuntes sobre medios y periodistas en una sociedad polarizada. Andrés Cañizález.pp. 14-18. En: Comunicación. Vol. 29, No. 127(Jul.-Set. 2004)

Por un periodista con vocación de cazador furtivo. Iván Alonso. pp. 32-36. En:Comunicación. Vol. 29, No. 127 (Jul.-Set. 2004)

Recuperación de la memoria del Periodismo venezolano. Caroline de Oteyza. pp. 12-19. En:Comunicación. Vol. 29, No. 128 (Oct.-Dic. 2004)

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comunicación98 Haceres

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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99

Si hacer periodismo fuese sola-mente cosa de manejar recursostecnológicos no hubiese hoy endía una tarea más sencilla.

Desde la proliferación del uso deInternet dentro de las redacciones y la ma-sificación de su aplicación para divulgarinformación, el trabajo del periodista seha visto afectado en todas sus instancias.A pesar de que para muchos la apariciónde los medios digitales, o medios en línea,ha surgido un nuevo tipo de periodismopara resolver el fenómeno que se da desdeeste nuevo medio, la mayor parte de latransformación del trabajo del periodistase produce en dónde trabajan la mayoríade los comunicadores, es decir, en los me-dios tradicionales.

Producir mediado por tecnología

Si algo ha cambiado drásticamente en losúltimos años es el proceso de producciónde un periódico. Aunque no atañe direc-tamente la construcción de las informa-ciones desde el punto de vista estricta-mente intelectual, está claro que las com-putadoras de escritorio en las redaccio-nes, las computadoras portátiles, la cone-xión a Internet, teléfonos celulares, cáma-ras digitales, la diagramación digital yhasta la misma impresión mediada porcomputadoras ha hecho de la producciónde medios un trabajo más sencillo.

Hoy en día circulan libremente infini-dad de medios que detrás de su procesode producción no hay más que un muy re-

ducido grupo de trabajadores, inclusoexisten medios unipersonales que ofrecenun producto final en muchos casos acep-table, a pesar de que el redactor, editor,fotógrafo, diagramador y hasta el respon-sable de las ventas, es la misma persona.

Estos periodistas no son menos electró-nicos o digitales que aquellos que escribenpara medios en la web, sin embargo es a losúltimos a los que se le ha asignado el tér-mino para identificarlos como consecuen-cia del tipo de medio en el que trabajan y nopor el tipo de trabajo que hacen, cuando enrealidad la tecnología ha intervenido tododel periodismo y no necesariamente un pe-riodista electrónico es aquel que labora paraun medio en línea. En definitiva el términodigital define a un tipo de tecnología que se

comunica ción

Nuevos periodistaspara medios no tan nuevosNormalmente se asocia la revolución digital con la llegada de Internety la aparición de medios en línea, sin embargo la transformaciónocurrida en los medios tradicionales, y en ellos hay que incluirla radio y la TV, conmueve a todos los niveles, desde el proceso deproducción hasta la relación con la audiencia, con la fuente y conel mismo hecho noticioso

■ Luis Ernesto Blanco

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asocia a las computadoras y si a ver vamos,el periodista que trabaja en medios tradi-cionales utiliza procesadores de palabraspara redactar, procesa imágenes digital-mente, diagrama en computadoras y aligual que los periodistas que trabajan enmedios en línea, usa el correo electrónicopara interactuar con voceros y lectores, perosobre todo, utiliza Internet para investigary cubrir sus fuentes que cada vez más, es-tablecen una relación directa con la au-diencia a través de sus propios portales.

Fuentes sin intermediarios

Cada vez es más frecuente ver cómo lasfuentes informativas utilizan Internet y nootro medio para tomar contacto con la ciu-dadanía: un personaje, a menudo incluidoen la pauta de los medios, decide él mismocomplementar, aumentar, confirmar (odesmentir) la agenda informativa tradicio-nal. Por ejemplo, cuando el piloto colom-biano Juan Pablo Montoya explicó a los se-guidores de la fórmula 1 las circunstanciasbajo las cuales sufrió la lesión que loapartó de las pistas por varias semanas, lohizo a través de un comunicado en su sitioweb que luego fue rebotado por las agen-cias y la prensa especializada. Otros ejem-plos ocurren continuamente con artistas ycelebridades que mantienen comunica-ción con su fanaticada a través de sus pá-ginas personales en donde además de no-ticias incluyen foros electrónicos y otrasherramientas interactivas.

Como señala Soledad Puente en su ar-tículo denominado “Qué es ser periodistaen la era de las redes”, aunque el valor pe-riodístico de este tipo de sitios, así comosus intenciones podría estar en duda, suefectividad es a toda prueba. Las celebri-dades no tienen que esperar que algún dia-rio o canal de televisión se acerque y de-cida, según su pauta. Ellos también pue-den hacerlo.

Agrega Puente que “si bien aquí la ac-ción de informar proviene de la fuente,ésta es lo suficientemente confiable comopara hacer pensar que los contenidos sonverdaderos (aunque su selección puedaser cuestionable) y que un periodistapuede obtener información complemen-taria recurriendo a este sitio, desde cual-quier parte del mundo”.

Por su parte Quim Gil en su diseño delperiodista digital, señala que en el perio-dismo tradicional se parte de la base deque la información es un bien escaso quehay que buscar. El periodismo digital (yacá no importa si el medio al cual va des-

tinado es impreso o en línea) se encuen-tra justo en el entorno opuesto; lo quesobra es información que debe ser con-textualizada, clasificada y jerarquizada.Además es necesario discriminar entre lasfuentes originales y las que utilizan infor-mación de segunda mano. “Dado el pro-pio carácter de la Red, cada vez será másimportante que el periodista digital com-pruebe que las fuentes son en realidadquienes dicen ser”. Así como el comerciodigital precisa de comercios certificados,posiblemente el periodismo digital preci-sará de fuentes certificadas y la selecciónde fuentes es la principal garantía para losusuarios.

Del simple lector al complicadointerlocutor

El periodista digital es un profesional quededica sus esfuerzos a la identificación defuentes, la extracción de información, elprocesamiento de contenidos y su publi-cación. Pero también destina una buenaparte de sus energías interactuando consus lectores.

No debemos olvidar lo que dice DíazNoci en relación con que “la mayor partedel intercambio informativo que se pro-duce en Internet lo generan los periódicoselectrónicos, o esos productos informati-vos confeccionados por empresas produc-

toras de periódicos impresos que, basán-dose en sus productos tradicionales ofre-cen más o menos la misma informaciónen Internet”. Así que nuevamente, no im-porta tanto si el periodista escribe para un“impreso” o un “en línea”, ya que es muyprobable que el impreso tenga una ver-sión digital que propiciará la interaccióncon los lectores.

Lo importante es que al abrirse uncanal directo entre la fuente y la audien-cia, sin que necesariamente pase a travésdel periodista, el rol de éste como cono-cedor de la información queda desmitifi-cado y entra en necesaria revisión, quequeda de manifiesto al abrirse y crearseespacios para la discusión. Los foros elec-trónicos, los chats con expertos, el correoelectrónico y cualquier otro mecanismode interactividad obligan al periodista aestrechar el vínculo con su público. “Elperiodista digital es un profesional quededica sus esfuerzos a la identificación defuentes, la extracción de información, elprocesamiento de contenidos y su publi-cación. Pero también destina una buenaparte de sus energías interactuando consus “lectores”. Por lo tanto, en su econo-mía de esfuerzos debe conseguir que losinteractores que más trabajo le den seanlos que más compensaciones le aporten”,señala Gil.

La competencia también es fuente

Otro de los recursos que varía con la apa-rición de las tecnologías es la relación conla competencia. La producción de los im-presos espera 24 horas, la de los mediosdigitales está lista en minutos y el que nose registre una información en muchoscasos será solo por la negligencia del pe-riodista. Al menos los datos fundamenta-les de la rueda de prensa o la declaracióndel vocero estarán en línea en alguno delos medios de información que asistierony habrá posibilidad de cubrirla si se quierede forma virtual. Aunque para algunosesto pudiera estar reñido con la ética,sobre todo cuando no se indica que la co-bertura es de segunda mano, este tipo depráctica es habitual en los reporteros quedeben atender muchas pautas, como enlas corresponsalías de medios de provin-cia y las agencias de noticias.

Sólo hay que ponerse en el caso delcorresponsal en Caracas de la fuente eco-nómica de un medio de provincia, el cualdebe asistir a varios actos el mismo día yen sitios distintos de la ciudad, muchasveces sin el apoyo logístico necesario (ve-

Otro de los recursos que varía con la aparición de las tecnologíases la relación con la competencia.

La producción de los impresosespera 24 horas, la de los medios

digitales está lista en minutosy el que no se registre una

información en muchos casosserá solo por la negligencia

del periodista

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hículo, viáticos para movilizaciones).Hasta hace unos años este reportero espe-raba el cable de la agencia estatal de no-ticias o se ponía de acuerdo con un colegade la fuente para intercambiar las notas delos eventos. Hoy en día, además de esasposibilidades estos reporteros acuden aechar un vistazo a los avances de los gran-des medios.

Esta práctica en la actualidad no sola-mente es habitual en el periodismo im-preso. El periodismo electrónico y la re-lación con la competencia también ha in-troducido cambios en el ambiente audio-visual; sino es suficiente con ver cómo loscanales se prestan la señal que uno u otrogenera de determinado evento o suceso.

Entre los medios en línea también seproduce otra situación; muchas veces sontomados como fuentes primarias y cita-dos como tal, portales de información queen realidad son fuentes secundarias de lasinformaciones. Entre esos portales de in-formación estarían además de sitios decontenido y servicios variados comoTerra, Cantv, yahoo, otros sitios más es-pecializados en información como CNN,ESPN, o en Venezuela: Unionradio,Descifrado, Aporrea, entre otros.

Escribiendo en línea

Los medios digitales son la última frasede la transformación y aquí se produce lonuevo. Hemos visto cómo el término deperiodista electrónico o digital sería unparaguas que abarca más allá de los co-municadores que laboran en medios enlínea, sin embargo es necesario hacer unadiferenciación de los cambios producidosen los medios tradicionales a los que vie-nen como consecuencia de la llegada delos medios en línea.

Aun cuando los periódicos electróni-cos en su mayoría surgieron como unapoyo promocional para sus versiones im-presas, en la actualidad constituyen uni-dades de negocio distintas al papel y quetienen que buscarse sus propios retornos.Ante todo esto, han surgido especificida-des propias que van construyendo sino unnuevo lenguaje por lo menos nuevas ruti-nas con respecto a los usuarios, las fuen-tes y la propia disposición del medio.Estos medios deben tener en cuenta mu-chas variables novedosas que no son pre-ocupación de los medios tradicionales.

El periodismo en línea aporta, o almenos debería aportar nuevas formas detransmitir mensajes. Díaz Noci en su libro“El periodismo electrónico” los describe

de la siguiente forma: las característicasde los productos diseñados para Interneteran el ser multimedia, estar dispuestosde tal manera que la recuperación de lainformación sea un camino que el usuariodecide y no que viene impuesto por el edi-tor y ofrecer información continua deeventos en progreso, ya que no está supe-ditada ni a tirajes de impresión ni a hora-rios de programación. Finalmente está elhecho de ser interactivo; un sistema en elque el lector puede preguntar y obteneruna respuesta adecuada a sus demandas.

Entran en juego otros elementos deri-vados de Internet como medio universal,de allí que haya que tener presente la po-tencial multiculturalidad de los usuarios,así como la vigencia de la informaciónque pudiera permanecer en línea sino escuidadosamente actualizada o al menosclaramente relacionada al momentocuando se produjo.

Por otra parte Internet está generandoun nuevo campo de acción para los perio-distas electrónicos; la actualización decontenidos de los portales corporativos einstitucionales requieren cada vez más laaplicación de criterios periodísticos y nomeramente publicitarios. Así como el pe-riodista, el usuario final acude a la fuenteprimaria en busca de información quedebe ofrecerse de forma oportuna, vigentey pertinente.

No se trata entonces de manejar recur-sos tecnológicos, de saber utilizar unaaplicación o un dispositivo de última ge-neración; si fuese suficiente con eso, cual-quiera podría ser periodista. De lo que setrata es de conocer el medio, conocer eltipo de usuario al que se dirige y ofrecerlela información de la forma más adecuadapara que el mensaje llegue finalmente asu destino y eso aplica para los mediostradicionales, los audiovisuales y los queestán en línea.

■ Luis Ernesto BlancoComunicador. Actualmentese desempeña como webmasterde la UCAB

Por otra parte Internet estágenerando un nuevo campo

de acción para los periodistaselectrónicos; la actualizaciónde contenidos de los portalescorporativos e institucionales

requieren cada vez másla aplicación de criterios

periodísticos y no meramentepublicitarios. “

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Periodismo digital en Comunicación

Declaración sobre el uso de nuevas tecnologías en el medio impreso:Declaración de Naiguatá.Colegio Nacional de Periodistas. pp. 68-71.En: Comunicación. Vol. 7, No. 33/34 (Sep.-Oct. 1981)

La lenta agonía de la tinta y el papel (periódico): Del periodismo impreso al electrónico. Bernardo Fischer.pp. 18-22.En: Comunicación. Vol. 21, No. 93 (Ene.-Mar. 1996)

Información en los tiempos de las nuevastecnologías. Andrés Cañizález.pp. 4-9. En: Comunicación. Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

Caracterización de los medios cibernéticosAdriana Cely Álvarez; María IsabelNeuman. pp. 10-19. En: Comunicación.Vol. 26, No. 111 (Jul.-Sep. 2000)

Periodismo on line en América LatinaGabriela Torres. pp . 47-51.En: Comunicación. Vol. 26, No. 112 (Oct.-Dic. 2000)

Comunicación y política en el ciberespacio:Chiapas mediático. Adrián Padilla.pp. 4-13. En: Comunicación. Vol. 28,No. 114 (Abr.-Jun. 2001)

Medios digitales y cambios en el periodismoCarlos Abreu Sojo. pp. 40-49.En: Comunicación. Vol. 29, No. 124 (Oct.-Dic. 2003)

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Javier DaríoRestrepoEl periodismo tiene la responsabilidadde proyectar el futuro

Andrés Cañizález y quien esto registra, conversamos con el maestro colombiano Javier Darío Restrepo sobre los retos éticos del presente para los periodistas, un colectivoque ha sido simultáneamente víctima y motor de un conflictomayor llamado “país en trancepolítico”. Un conflicto que debeser entendido como transforma-ción desde la capacidad de sus actores para interpretarlo y serparte de él sin omitir las causasde la violencia. Vertemos aquísus impresiones sobre distintastemáticas, incluida la esenciade su ponencia en el tallerque realizó la organización colombiana Medios para la Pazen Caracas. Su tesis, una nuevacultura para el periodismoy sus practicantes: libertady capacidad de perdonar…como contracultura a la venganza impuesta por losescenarios coyunturales.

■ Luis Carlos Díaz

Cuál es el manejo de los desafíosdebe enfrentar el periodismo enaras de lograr un ejercicio ético,cuando estamos en épocas deconflictos intensos de orden po-

lítico y justamente por eso algunos pro-fesionales han declarado abiertamentesu militancia o pertenencia a alguno delos bandos confrontados?

JDR: Al revisar las consultas que ha-cen los periodistas al consultorio ético quemantiene la Fundación Nuevo Periodis-mo Iberoamericano y a raíz de todos lostalleres y encuentros que hemos realizadoen América Latina, te das cuenta que,cuantitativamente, la mayoría de las in-quietudes y denuncias que recibimosapuntan hacia los dilemas de la indepen-dencia periodística. El mayor reto ennuestros países es fortalecer nuestra inde-pendencia. La libertad de prensa es sólo unaabstracción, no pasa de ser eso, lo que sídebe haber son periodistas libres, y sonellos mismos los que deben construirse.

Pero, ¿qué es un periodista libre?Aquel que decidió serlo, al que le dio

la gana ser libre y asume todos los riesgosy responsabilidades que esto trae. Es en símismo el que distingue aquella condiciónque nos hace humanos que es la de poderdecir sí o no.

¿Y en una redacción se puede decir sío no? ¿Son libres nuestros periodistasdentro de los medios?

Dentro de nuestros talleres son muyhermosos los valores y las propuestas quecompartimos todos de independencia yhonestidad, pero el periodista no deja depensar en que al día siguiente, cuando lle-gue a la redacción, se conseguirá con lamisma muralla editorial, y se romperá lacabeza contra ella. En nuestros encuentrosson más las ideas que vuelan y los idealesde profesionalización que manejamos… ytodo eso hace que piensen que se rompe-rán la cabeza mucho más fuerte.

Los periodistas condicionan su ejerci-cio libre de la profesión a la decisión deljefe, y un periodista no debe pedir permisoa los dueños de los medios para ser libres,porque son ellos los que deben decidir serlibres. Uno adopta su realización perso-nal, sus valores y principios éticos por símismos, no cuando te lo indique un jefe.

Ese problema lo vi reflejado actual-mente en los casos centroamericanos yotros más cercanos, preguntábamos en al-gunas actividades ‘¿Cuáles son las instan-cias que representan una mayor amenazaa su trabajo y que impiden que usted pu-blique?’ Y ellos mismos, luego de refle-xionar, indicaban lo mismo, lo dijeron apesar de estar en contextos de conflictos

¿

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sociales distintos: la mayor amenaza era laedición interna en sus respectivos medios.

Es algo que ocurre. No son los factoresexternos de poder, como los guerrilleros, lasmafias, el Estado, los partidos políticos olos anunciantes… eran los elementos inter-nos del medio. Es allí donde deben cons-truir su independencia. Pero cuidado, sinproducir rupturas que generen más violen-cia en el mundo profesional. Hay que lograrla independencia del profesional con rela-ción a su contratante sin generar rupturas al-tamente conflictivas.

Pero… ¿¿eso cómo se hace??Yo para esto suelo usar el ejemplo de

‘la gota de agua’, creo que la conocemosbien. Una gota de agua puede enloquecera una persona con su sola persistencia.Una a una, paciente pero continua puedehacerlo. Además, así como en las represasy otras corrientes de agua, como la gota quehorada la piedra, ésta tiene cierta creativi-dad e imaginación para buscar caminosnuevos. Con esto equiparo yo el trabajodel periodista que busca su independen-cia, es persistente e imaginativo para bus-car caminos.

Le agrego yo un tercer factor, usted debeconvertirse en irreemplazable dentro de suredacción. Su trabajo debe ser de calidad,continuo y muy creativo, con el fin de lograrinteresar a la población en asuntos impor-tantes. Un periodista ético no espera que leexijan para actuar y hacer su trabajo, si esético en todo sentido su trabajo pasa a serautomáticamente de calidad.

Pero entonces, viendo este pano-rama de un periodista que pertenece aun medio y que se mueve además den-tro de un contexto bastante complejo,de continuo cambio, ¿Qué aspectos con-sidera que le crearán mayores conflictosen su trabajo?

JDR: El elemento más importante sonlos intereses dentro del mismo medio,porque éstos, en tanto son industria, son de-pendientes. Ya sea porque sus dueños losutilicen con fines de posicionamiento e in-fluencia política o como negocio, creanlazos de dependencia. Y las empresas co-municacionales son un medio caminoentre institución pública y generadora debeneficios económicos.

Una vez, en una investigación que re-alizamos sobre la propiedad de los mediosde comunicación, vimos que en muchoscasos ciertos medios no resultaban pro-ductivos ni rentables por sí mismos, massin embargo, sus dueños los manteníanpor su influencia política y social.

Entonces, la conciencia o la ética delperiodista le indica que esos intereses desus dueños no son sus mismos intereses, yallí tenemos planteado otro conflicto…

¿Cómo resolverlo?Si el periodista, en un arranque de de-

terminación, decide irse de ese medio porno compartir los lineamiento de su dueñoestará resolviendo su problema personal,y se dará por satisfecho si consigue otroempleo donde pueda ser libre. Resuelvesu dilema personal, pero no le está resol-viendo nada a la sociedad, que es a quiense debe. Se irá y entonces contratarán aotro periodista que seguramente no tendrátanta conciencia como el que se fue y haráun trabajo peor. Ocupará su mismopuesto, llenará sus mismos espacios enprensa, pero su contenido será deficienteporque tampoco estará trabajando para lasociedad.

Aquí me gusta incluir otro tema parael debate que tiende a ser soslayado enotros espacios de discusión: se trata de lamala paga. Los dueños de medios creenque es un problema ajeno, pero es verdadque afecta a todo el conjunto social. Unperiodista mal pagado hará un trabajo me-diocre o, al menos, no llenará completa-mente las necesidades de quienes lo leen.Así, si le pagan cualquier cosa, si se con-forma con cualquier cosa, entonces infor-mará de cualquier forma, estará menos

comprometido con su responsabilidad, eincluso tendrá que conseguir otro trabajopara mantenerse y cubrirá en ambos me-dios de forma mediocre.

No se paran a pensar (los dueños, losgremios, los periodistas) la relación sim-biótica que existe entre una buena infor-mación y una buena democracia: así comoentre una mala información y una demo-cracia enferma, pervertida. El poder libe-rador de la información es el de crear ciu-dadanos libres, libres de decidir y tambiéndecir sí o no de forma conciente ante lasdecisiones del presente.

Los malos políticos mantienen elpoder en nuestras democracias latinoame-ricanas con los votos de la gente, simple-mente porque no está bien informada y notiene entonces cómo defenderse política-mente. Además, se pervierte cuando quie-nes deberían propinar esa información,como hemos dicho antes, están envueltosen el mismo juego.

Otro elemento destacable en esta rela-ción con el ejercicio profesional del pe-riodismo es el miedo. Las razones de lasamenazas. Cada uno de los países quehemos visitado tiene sus propias historias,pero hay algo común a todos: la corrup-ción. Allí donde la política y el ejerciciodel poder se maneja de forma corrupta, elperiodista sabe que si se mete a trabajar-los recibirá amenazas.

De una u otra forma, nuestros periodistasalgún día se tropezarán con la arroganciadel poder. Al poder le incomoda que se lecuestione, se le analice críticamente y seaconfrontado con otras posturas ante la opi-nión pública. Recordemos que el poder sepresenta de muchas formas, son los dis-tintos colores del político, pero no sóloese, sino también el económico, el de lafuerza militar, el eclesiástico.

Como el poder es una fuente de infor-mación, el periodista se encontrará conti-nuamente con dilemas éticos. Sabe que sitrata de ser independiente podría perderlos favores de las fuentes, que son, en prin-cipio, la información en sí. La realidad ledemostraría a diario que no podrá ser tanindependiente, en cuanto crítico y con-frontador, como quisiera con su fuente…pues allí también debe darse paulatina-mente un proceso para librarse de esa de-pendencia viciada.

¿Y por qué pareciera que hoy se de-bate mucho más sobre la libertad de ex-presión?

JDR: Porque hoy los periodistas sonmás concientes de su condición. Sabenque los medios de comunicación a los quepertenecen son cada día más sumisos a los

Como el poder es una fuentede información, el periodista

se encontrará continuamente condilemas éticos. Sabe que si trata

de ser independiente podríaperder los favores de las fuentes,

que son, en principio,la información en sí.

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poderes internos del mismo, son instru-mentos que están al servicio de pequeñosgrupos interesados y sus dueños. Tambiénse debe a la experiencia que constituye unfenómeno desde finales del siglo pasado,el de las grandes corporaciones mundialesabsorbiendo a los pequeños y medianosmedios de comunicación. Porque esasgrandes corporaciones entendieron el usoideológico de los medios y la utilidad queles puede reportar. Ya no ocurre que losgrandes capitales sean algo que se pro-duzca y se multiplique separado o aisladodel resto de los poderes de un país, hoy elcapital necesita de la capacidad de posi-cionamiento político y social que le brindala posesión de un medio de comunicación.

Allí hay dos razones grandes razones delfenómeno.

Pareciera que en situaciones de con-flicto los periodistas crean estar másallá del escenario social y deciden hacerun paréntesis ético para volverse mili-tantes que defienden causas. ¿De quéforma se vive lo ético en escenarios depolarización?

JDR: Esta conducta es muy propia delas situaciones límites. Es allí donde jue-gan dos construcciones humanas paratomar decisiones. Cuento, por ejemplo, elcaso de la tripulación del avión que se es-trelló en la serranía andina. Cuento del pa-réntesis cultural que hicieron los sobrevi-

vientes para decidir comerse la carne de suscompañeros fallecidos en el accidente.¿Fue eso un paréntesis ético o cultural?

Volvamos la vista a Aristóteles, quedecía que la ética significaba asumir unasdecisiones en la vida que cumplían con lanaturaleza humana. Y comer carne noviola a la naturaleza. Por eso la decisiónfue nada más una decisión cultural, pasa-ron por encima de ciertos establecidosculturales, pero jamás violaron su ética, sucondición humana. Lo que nos hace cre-cer como seres humanos es la capacidadpara decir sí y no. En estos casos de los pe-riodistas en el límite, hacer paréntesis éti-cos significa deshumanizarse, renunciarconcientemente a la conciencia.

comunica ción

Después de una etapa de ofensiva, para pro-cesar el perdón es necesario tener buena

memoria. Pero cuando uno cierra el ciclo y dice‘ya, perdoné’ ¿en ese momento también es ne-cesario tener memoria o a uno lo puede invadirel olvido?

JDR: Ya en ese momento, lo que era una es-pecie de fijación en el pasado se convierte más bienen un impulso hacia el futuro, porque es como rom-per amarras, es decir, incluso psicológicamenteempiezas a pensar menos en la ofensa, porque yaése es un capítulo que está cerrado. Pero lo ha ce-rrado uno, merced a la capacidad que uno tienepara manejar el tiempo. Yo como ser humano deboconstruir el futuro, por tanto debo derribar los obs-táculos que me impidan hacerlo… y un obstáculofundamental es estar siempre amarrado a un pa-sado. Por eso se dice que el problema de unaofensa, claro, es la misma ofensa, pero además deeso, es que la ofensa tiende a inmovilizar la vida delas personas. Porque se quedan en el momento dela misma y no se mueven de ahí. Son personas cuyopresente está contaminado por el pasado, y cuyofuturo está negado.

¿Y las sociedades que se hacen cómpliceslegitimando la violencia o resaltando sólo laparte bélica del otro?

JRD: Cuando se habla de sociedades cómpli-ces con un crimen, uno piensa en lo sucedido enChile y en Argentina y en lo que está sucediendohoy en Colombia. Eso se está visualizando muyclaro con la actitud que se está viviendo con lasAutodefensas Unidas. En Argentina los militares di-jeron años después y en medio de los juicios: ‘hici-mos lo que había que hacer, acabar con los comu-nistas’; en Chile: ‘Nos faltó mano más dura’. Esdecir, los tipos están convencidos de que lo que hi-cieron estaba bien hecho. Pues ese mismo discursolo hemos escuchado en Santa Fe de Ralito por parte

de las Autodefensas. Este va más allá, dicen:‘es quela sociedad nos tiene que agradecer lo que hicimoscon los guerrilleros y los comunistas’. Así que jus-tifican sus actos sin más”.

Le mencionamos cómo en Venezuelaambos polos del conflicto justifican sus res-pectivos golpes de Estado...

JRD: Eso vuelve todavía más complejo el pro-ceso de perdón y de reconciliación entre ambos.Evidentemente, tanto para el perdón como para elamor siempre se necesitan dos personas. No bastacon que a uno lo quieran. Ahora, el perdón tienealgo que rompe toda lógica: contradice todo lo es-tablecido.

Para no ‘chivearme’ a mí mismo, lo refiero a unpunto que trato en mi exposición de mañana: el per-dón como contracultura. Eso lo hace más difícil decomprender para uno el periodista, que está regidopor órdenes lógicas. Aquí reina la absoluta ilógica.Comenzando por la etimología de la palabra per-dón, que es el ‘don superior a todos’. Entra en lamisma lógica ilógica del amor, y no hay cosa másilógica que el amor.

Un crimen produce una ruptura, no sólo la rup-tura física, sino una ruptura dentro de la vida social.Ahora, si es un crimen colectivo, como es el casode los nazis, la ruptura es todavía más grande. Y esuna ruptura tan grande que se puede decir que todocrimen es imperdonable, de modo que cuando seperdona significa ‘perdonar lo imperdonable’. Allíestás contradiciendo toda lógica, subviertes elorden. Por que la lógica de la justicia indica que elcrimen se equilibra con la sanción contra el crimi-nal para volver a establecer el equilibrio. Eso en lajusticia.

Pues el perdón no reestablece ningún des-equilibrio. Porque lo cambia todo. Es otro código.Porque no es algo que pueda ser medido ‘tantoperdí, tanto me das’. El perdón no admite que haya

retribución. Es gratuito. Allí se rompen varias leyes.Desde luego, se rompe aquella del ‘ojo por ojo,diente por diente’. Pero hay otra ley: ‘no hagas aotro lo que no quieras que te hagan a ti’. Siempreindican retribución. Y viene la tercera parte, queestá en el evangelio y que los filósofos del perdóndicen ‘esa es’. ¿Qué gracia tiene perdonar a quiente perdona? La cuestión es: ‘ame a sus enemigos,y no espere retribución’, y esa sí que es la máximade las ilógicas.

No puede haber perdón por ley, sino que es unaautónoma y soberana decisión personal.

En los procesos sociales, cuando son así decomplejos y buscan la reconciliación, tendría quehaber cierto grado de impunidad. Tiene que ha-berlo, porque si no sería imposible una salida.Vienea ser lo mismo que el crimen, el crimen siempre esobjetivamente imperdonable, porque es una rup-tura, es una fractura que no tiene curación posible.Para que haya cura tiene que haber un grado deirracionalidad que se atreva a decir ‘yo perdono’. Esun acto de generosidad extremo. Por eso es per-don, el don grande.

Alguien lo formulaba en Colombia: ‘tiene quehaber tanto perdón, que no llegue a la impunidad;y tiene que haber tanta justicia, que no impida elperdón’.

Cualquier proceso de perdón que sea tomadoen sus manos por un político está destinado al fra-caso. ¡El político es la última persona que tiene quemeter sus manos en ese proceso! Porque el polí-tico está muy movido por sus intereses personales,por eso debe ser el último. Ese es uno de los pro-blemas que tenemos en Colombia, que los políticosestán sobre el asunto, y si examina uno cada casodescubre que están defendiendo un interés. Y elperdón exige un acto individual, que pasa por el co-razón de hombres y mujeres, pero que se corres-ponde a curar el tejido de la sociedad.

Sobremesa sobre el perdón y la reconciliación en el post-conflictoTertulia de postre con Laura Weffer, Víctor Febres, Manuel Gándara y Luis Carlos Díaz

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La información es un bien humanocuando es algo en lo que pueden creer todos.Hacer otra cosa es hacer propaganda. Si unmismo hecho es cubierto por dos periodis-tas con dos intenciones distintas, ‘que todoscrean o que sólo su parte lo crea’, y luegoconfrontas paralelamente sus textos, elabo-rados bajo esos criterios, la gente tenderá aquedarse con el más serio.

La propaganda no beneficia a ningunaparte de la sociedad, ni siquiera a la parte queestá alentando a tomar acciones. Es un pro-blema de la impaciencia de las revoluciones,una falta de fe en la capacidad humana detomar decisiones. En estos casos seduce lapasión, pero no a la razón, y estamos en unaépoca en la que debemos razonar.

Se tiende a pensar en que el perio-dista es un emisario de malas noticiassolamente. De pronto se le piden “bue-nas noticias”, como muestra de su im-parcialidad ante la realidad.

JDR: Son los dos extremos en los quese mueve el periodismo en los países quetienen crisis. Es muy fácil hacer noticias

sobre las catástrofes, pues éstas no re-quieren de ningún talento. La informaciónnegativa es una propensión del perio-dismo y está considerada como una ventasegura. Se establece una especie de com-plicidad con el público, porque la noticiacatastrófica e inmediata tiende a satisfacerun gusto de la gente… pero no satisfacelas necesidades de la gente, la necesidadde conocimiento que tiene el lector de no-ticias para trascender en su presente.

De ese periodismo ‘rojo’ se pasa al‘rosa’. Y no por hacer lo contrario se hacelo mejor. La noticia rosa, por un deseo debuena voluntad mal enfocado del perio-dista, suele dibujar escenarios que no siem-pre son reales. Las noticias bondadosas noapegadas a la rigurosidad de la investiga-ción periodística, conducen a una sensaciónde orden social que no representa lo que elciudadano siente en las calles.

Así que ni rojas ni rosas, las noticiastienen que ser completas, útiles. Los he-chos, como las personas, se conocenmejor por su pasado, por eso es que tene-

mos apellidos. Pues los hechos tienen an-tecedentes, y buscamos en ellos las causasy luego los efectos. Acompañando a estoselementos, mas bien construyéndolos,están las voces, las distintas voces que ro-dean a los hechos y pueden aproximarnosmejor a lo que ocurre.

A los ciudadanos, mostrarles los he-chos completos los ayuda mejor. Además,las cosas que ocurren y nos llenan el dia-rio no sólo tienen un pasado rico y un con-texto que debemos estudiar para presen-tarle al lector, sino que también tienen unfuturo.

El futuro representa las posibilidadesde cada uno de nosotros para construirnosen él. Y el periodismo tiene esa responsa-bilidad de proyectar el futuro. Una noticiacompleta resulta más rica para la socie-dad porque puede (y es su búsqueda) pre-sentar propuestas, y también puede, queno se nos olvide en estos momentos quevivimos, brindarle nuevas esperanzas.

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

Galería de Papel. Luis Brito. Sin título. Venezuela

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Galería de papel

Luis Brito a través de ciertas imágenes de la realidad

Para celebrar este treinta aniversario de Comunicación,Galería de Papel decidió invitar al Premio Nacionalde Fotografía (1996) Luis Brito, quien ha recogido la imagendel país “en composiciones graves, de un humanismo desgarrador, con unos modelos atormentados y brutalmentetirados a la desmemoria de la sociedad” como describe Juan Carlos Palenzuela.

En esta oportunidad nos presenta un trabajo fresco,que nos habla de una Venezuela que aún en la pobreza másextrema, genera rostros llenos de esperanza y vitalidad.

Para ampliar el conocimiento sobre el trabajo de Brito, cuyasobras forman parte de prestigiosas colecciones particulares yde centros artísticos alrededor del mundo, extraemos algunosfragmentos del Catálogo de la exposición antológica Desterrados(MBA, 2001) del crítico de arte Juan Carlos Palenzuela.

“En un periodo de festividad social generalizada, euforia nacionalista, profusa retórica oficial y alguna certeza de riquezacolectiva, un fotógrafo se escabulle entre la multitud que asisteal ritual de Semana Santa, en Caracas, y capta, en relaciones defrontalidad, el evento de la vida, los fueros de lo sagrado, la persis-tencia de la tercera edad, la penumbra de lo existencial: el abismo,el fondo, la pasión en torno al cuerpo y a la mirada. Aquel escenarioera ideal para la cita de clases que por momentos deponen susantagonismos en aras de la ilusión del más allá. En la serie queLuis Brito denominó Los desterrados (expuesta por primera vez en 1976) están las primeras señales de un código que pasa indistin-tamente de lo estético -evidente tanto en sus composiciones comoen su laboratorio- a una nueva dimensión de lo social y desde lafotografía, y ello en exaltación de una conciencia crítica y afectiva de la imagen.

(…)

Anare (1976, expuesta en 1978) es el capítulo más dramático de la obra de Brito, quien logró burlar la portería del manicomio de Anare para retirar sus pacientes, sus soledades, sus dolencias,sus vacíos existenciales. En aquella gran Venezuela, en medio delgracioso decorativismo de las artes cinéticas, irrumpía, entre otros,un fotógrafo que planteaba un tema modular del orden social,en composiciones artísticas graves, de un humanismo desgarrador,con unos modelos atormentados y brutalmente tirados a ladesmemoria de la sociedad.

La locura es un sujeto siempre presente en el repertorio del artista.La locura es complemento de la creación. La locura como un recuerdo de infancia; su colegio era vecino del manicomio. La locura

aparece no sólo en una descomposición anímica, sino, además,en un deterioro social inalterable que caracteriza nuestro país.

(…)

Con esas vivencias a cuestas, Luis Brito inicia un periplo de consolidación de su sensibilidad, de su ojo, de su fotografía enRoma, El Cairo y Barcelona. Es entonces, en su caso, tiempo de maduración, de creación y de formulación de no pocas obrasmaestras de la fotografía. La humanidad es síntesis, una oreja, unpie, una mano. En su obra de 1979-83 el paisaje estará más biende refilón, y los tormentos de la fe y de la decadencia del cuerposon idénticos en un sitio u otro. (…)

La mirada y la piel quizás son los factores decisivos en la seriede retratos que capta en Europa. Pero el fotógrafo trasciende lainmediatez del cuerpo y se adentra en un espíritu de sobrevivientes.“La vida humana es así”, aforismo de Luis Brito, condensa demanera elemental, poética y radical, un sentimiento y razón de ser.Los sujetos de la humanidad están allí en lo fantasmal y en eldespojo que les trasciende a si mismos.

(…)

La religión es el lugar a donde vuelve insistentemente el fotógrafo.En Semana Santa en Sevilla (1986), encuentra un decoradomedieval que redimensiona tipos, conductas, atributos y miradasen una majestuosidad escenográfica del poder que se altera,extraordinariamente, a partir de un pequeño gesto de los oficiantesy deviene en falsete y se hace burlesco. (…)

En Italia, sea Roma o Venecia, Brito se abre al paisaje. Ahoraencuadra un espacio mayor y vemos, por tanto, la ciudad. (…)Aunque Brito trabaje a pleno día, sus composiciones tienen una luz tenue, en sordina, que remarca el misterio de la vida y de la creación.

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En sus fotografías de los noventa, la composición presenta fuertesdiagonales y, muchas veces, una visión hacia lo superior, como remarcando lo supranatural de la existencia..

Desde los años noventa, el artista trabaja el color -en cibachrome- y el escenario urbano, el ambiente citadino, es incorporado a su temática. Color conciso para volver a revelar un sentimiento vivencial. Color en la espacialidad de un angel en un cementerio(1989), de la metáfora de la figura y el cielo; color en la ruta de Humboldt en el Orinoco (1997), donde luz y agua son elementostangibles, y color en la geografía de Puerto La Cruz (1999), cuandola ciudad se construye de miradas.

Juan Carlos Palenzuela