cogitación crítica sobre el kirchnerismo

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Cogitación crítica sobre el kirchnerismo Una lectura sociológica sobre el régimen argentino AUTOR: Lic. Damián Andrada MAIL: [email protected]

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Page 1: Cogitación crítica sobre el kirchnerismo

Cogitación crítica sobre el

kirchnerismo Una lectura sociológica sobre el régimen argentino

AUTOR: Lic. Damián Andrada

MAIL: [email protected]

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1) No tan breve introducción fenomenológica

Difícil es, para un joven de 25 años, hacer una crítica al modelo de gobierno kirchnerista. Más aún,

en el campo1 de la sociología, espacio estructurado donde la posición pro-oficialismo ha inclinado

la balanza más que parcialmente a favor del gobierno nacional. En un mundo de la vida, o mejor

dicho, en “mi” mundo de la vida, en el cual criticar “el modelo” es sinónimo de ser un facho o

hacerle el juego a la derecha, al cuestionamiento racional de centroizquierda le ha costado

encontrar su campo de acción, más aún al tener que combatir y diferenciarse al unísono de los

cuestionamientos desbocados de derecha.

En La fenomenología y las ciencias sociales, el sociólogo alemán weberiano Alfred Schutz sostiene

que todo científico debe presuponer “la actitud de observador desinteresado”, o sea, no participar

como actor ni ser arrastrado por sus intencionalidades. Sin embargo, el académico no deja de

reconocer el rol central de la subjetividad propia del investigador de las ciencias sociales en su

proceso de estudio del mundo de la vida: “Esto no modifica el hecho de que el hombre de ciencia

–que es también un ser humano entre otros, en este mundo de la vida único y uniforme, y cuya

labor científica es un trabajo conjunto con Otros en ese mundo- en su labor científica se refiere

constantemente, y está obligado a hacerlo, a su propia experiencia del mundo de la vida. Pero se

debe tener presente siempre que, en cierta medida, el observador desinteresado se ha apartado

del flujo vivo de las intencionalidades”2.

El académico explica que la “Teoría husserliana de la constitución” sostiene que si bien nuestra

mente construye un pensamiento mediante diversos pasos operativos, en retrospección se puede

contemplar no sólo este proceso si no también sus resultados. “Nuestro conocimiento de un

objeto, en un momento determinado, no es nada más que el sedimento de procesos mentales

anteriores por los cuales se los ha constituido. Tiene su propia historia”3, explica Schutz. En

consecuencia, antes de comenzar con el análisis pondremos a mi propio yo y, a la construcción de

su conocimiento y sus cogitaciones (como prefiere llamar Schutz a las reflexiones) sobre el

kirchnerismo entre paréntesis.

1 BOURDIEU, Pierre, Algunas propiedades de los campos, Conferencia en la Ecole Normale Supérieure en noviembre de

1976, en BOURDIEU, Pierre, Campo de poder, Campo intelectual, Buenos Aires, Folios, 1983.

2 SCHUTZ, Alfred, El problema de la realidad social, Amorrortu Editores, Maurice Natanson (comp.), Buenos Aires, 1974,

p. 141.

3 Ibídem, p. 120.

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Puedo decir que viví toda mi (hasta ahora) juventud dentro de la esfera K. Egresé de la secundaria

en 2003, año de la llegada al poder de Néstor Kirchner, y toda mi carrera universitaria y laboral se

dio bajo el kirchnerismo. Al igual que tres cuartas partes de la sociedad me vi seducido por el

modo de mando que demostró este patagónico ignoto para Buenos Aires y alrededores. Carisma,

gestión y Derechos Humanos era un cóctel que desconocía y me apasionaba. El primer punto de

vista opuesto me lo encontré en mi primer año de periodismo, una amiga riogalleguense que no

sólo conocía la forma de gobierno en Santa Cruz, sino también a la elite gobernante, me decía:

“Roban, pero hacen”. Hasta ese momento, mi ingenuidad dieciochoaniera sólo pensaba que

hacían.

Paralelamente, en mi primer trabajo como cadete en Techint entablé buenas migas con “personas

de elite”, quienes me contaban las acciones no tan éticas del gobierno. De todos modos, yo seguía

convencido: en 2005 voté a Cristina como senadora para que Duhalde, representado por su

esposa, se vaya y no vuelva nunca más. Ganamos, ahora sí se venía la lucha contra con los

“barones mafiosos” del Conurbano. La batalla no llegó y las alianzas “progres” comenzaron a caer.

Empezaron las denuncias de corrupción, figuras del tren fantasma se sumaron al gobierno y los

antiguos enemigos se volvieron aliados: algo había cambiado. En 2007 ya no la voté a Cristina si

bien todos sabíamos que ganaban.

A partir de 2007, mis cogitaciones sobre “el matrimonio K” tomaron la pendiente: la precariedad

institucional, la deuda social y los que se mueren de hambre, los parches que no afectan a las

condiciones estructurales de pobreza, la demagogia y la hipocresía, las alianzas con personajes

como Moyano, Insfrán, Saadi y Menem, la creación de una nueve elite millonaria de poder, las

relaciones carnales con las corporaciones amigas, la falta de valores, la persecución de los que

piensan distintos y las ansias de perpetuidad en el poder fueron algunas de las razones que me

hicieron cruzar de vereda.

“Se requiere una motivación especial para inducir a la persona ingenua a plantearse siquiera la

cuestión relacionada con la estructura prevista de sentido en su mundo de la vida”4, dice Schutz y

entiendo que en el breve relato anterior la misma emerge de las palabras. Si continuamos

explicitando el análisis introspectivo del autor, propuesto por la fenomenología de Husserl,

podemos observar que el resultado de todo el proceso es similar al despecho sentido por una

persona que terminó la relación con su pareja. Al finalizar la relación se da un camino cuyo final es

4 Ibídem, p. 140.

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inversamente proporcional al comienzo: será del amor al odio en cuestiones del corazón; y de la

aprobación y defensa, al cuestionamiento y la crítica en la esfera política. Asimismo, cabe destacar

que tanto el despecho político como el amoroso encuentra su raigambre en la actitud del Otro: es

la pareja, el partido o el político quien me falló a mí; el Otro cambió y tiene la culpa, yo fui una

víctima de su falso comportamiento; yo le creí y me falló.

En consecuencia, podemos afirmar que la motivación del autor será “para” explicar las falencias

progresistas y sociales del kirchnerismo, y el motivo “porque” de hacer esto, será la decepción y el

desencanto de un gobierno en el cual creía.

Así, el desafío de este trabajo será vaciarse de “intencionalidad” y silenciar las pasiones para que

pueda emerger el “observador desinteresado” y la crítica racional. En otras palabras: plasmar en el

texto el “motivo para” haciendo desaparecer el “motivo porque”.

Tras haber puesto mi yo entre paréntesis, será el momento de “poner el mundo entre paréntesis”.

El objeto ideal a analizar será el “kirchnerismo”, definiendo así al gobierno establecido desde 2003

al presente y sus múltiples formas de poder y expresión. A su efecto y a fines de desacreditar las

futuras acusaciones de “fachista” o “gorila”, basaremos la crítica a partir del libro de Marx, “El 18

Brumario de Luis Bonaparte” y “La ideología alemana”, y explicaremos la construcción de poder a

partir de dos académicos marxistas como Pierre Bourdieu y Jürgen Habermas. Por supuesto que

también se tomarán las construcciones de segundo grado (construcciones de sentido basadas en

construcciones hechas por otros actores de la sociedad en la cual vivo) y el producto final será la

interpretación por experiencia.

En conclusión, esperamos hacer un aporte contra-hegemónico en el campo de la sociología y la

construcción social del conocimiento intentando utilizar para ello la retórica marxista.

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2) El 25 de mayo de Néstor Kirchner

“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes

de la historia se producen, como si dijéramos, dos veces.

Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa”.

Karl Marx. Primera oración de “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”

“La etapa superior del peronismo”, es la muletilla con la que se autodefine el kirchnerismo directa

y abstractamente. Enumeran la Ley de Medios, la estatización de las AFJP y, finalmente, la

Asignación Universal por Hijo (no tan universal y ni tan re-distributiva como se plantea). Sólo si

tomamos en cuenta que la distribución de la riqueza está lejos del “fifty-fifty” del gobierno de

Perón (por más tergiversación de las estadísticas que se quiera hacer5) o que los índices de

pobreza actual se encuentran entre el 20% y el 30% (difícil dar un número con el Indec

intervenido), bien viene al ruedo la frase con la que Karl Marx abre su “18 Brumario”. La excusa de

siempre es que se viene de la década neoliberal, pero a medida que pasan los años, para el

kirchnerismo es más difícil mantener esa falacia, más aún para el gobierno más rico de las últimas

décadas. “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de

los vivos”6, dice Marx y esa pesadilla es el parámetro que el kirchnerismo no puede superar. Ante

la falta de argumentos que justifiquen y expliquen “la revolución que nunca fue” se ha acudido al

“auxilio de los espíritus del pasado” para tomar sus consignas y su lenguaje prestado. Tarde o

temprano la farsa no podrá esconder su esencia. Será momento de que el pueblo salga de las

tinieblas y exhorte a dar fin a la mentira o claudique ante una nueva mentira-reloaded.

De “la lucha entre clases” a la “lucha intra-clases”

“Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de lucha de clases”7,

podemos decir que el comienzo del Manifiesto Comunista es tan atractivo como el de El 18

Brumario de Luis Bonaparte. También podríamos decir que la aseveración de Marx no cuaja con la

5 Ver: LOZANO, Claudio y RAFFO, Tomás, Sobre el fifty-fifty. Otro debate falso. Disponible en:

http://buenosairespt.org.ar/wp-content/uploads/2011/05/SOBRE-EL-FIFTY-FIFTY.pdf

6 MARX, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2009, p. 17

7 MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, Manifiesto Comunista, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2008, p. 45

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actualidad argentina, pero el filósofo, sociólogo, economista e historiador fue astuto al incorporar

el complemento circunstancial de tiempo “hasta el día”.

Sabido es que Marx sostiene que la creación de la propiedad privada, su distribución desigual y la

división del trabajo son el origen de las clases sociales. En este sentido, siguiendo su teoría del

“materialismo histórico”, afirmamos que las relaciones materiales de producción y el conflicto

entre las fuerzas productivas serán los motores del “gran movimiento histórico”8. La descripción

de este proceso será la acción central para entender la historia. Sin embargo, con la llegada del

kirchnerismo al poder, “la guerra de clases” explicada por Marx no es admisible como marco

teórico para explicar la actual estructura actual de poder.

Si uno se pregunta cuál fue la clase beneficiada por el modelo kirchnerista, si la burguesía

(incluyendo su subdivisión entre el gran empresariado y los burgueses PyMEs nacionales) o el

proletariado (los empleados calificados, el proletariado formal, el proletariado informal y el

aproletariado9), podrá encontrarse debajo de un gran signo de interrogación. La principal

revolución del modelo kirchnerista radica en la transformación de la antigua concepción de “lucha

de clases” de Marx por la “lucha intra-clases”, cuyos adversarios están definidos por el color de su

ideología, la cual ya no se divide en la vieja “izquierda-derecha”, sino en el posicionamiento

“kirchnerismo-antikirchnerismo”.

Si bien el Gobierno y sus aliados se cansan de querer caracterizar al objeto ideal “kirchnerismo”

como aquella forma de pensamiento de centroizquierda cuyo objetivo es la lucha contra la

opresión de los desfavorecidos, “la única verdad es la realidad”: Carlos Menem, Gildo Insfrán,

Amado Boudou, Hugo Moyano, Aldo Rico, Enrique Esquenazi, José Manuel de la Sota (flamante ex

aliado), Cristóbal López, Daniel Scioli o Mario Ishii son sólo algunos ejemplares del variopinto de

personajes de derecha aliados al kirchnerismo. La única condición para sumarse es acatar el poder

de mando central, la ideología no existe. Sin embargo, las usinas kirchneristas no aceptan a estos

personajes callados: la consigna se repite siempre, el fallo es siempre el mismo, el fallo está

8 MARX, Karl, De Marx a P. V. Annenkov, Bruselas, 28 de diciembre de 1846, en MARX, Karl y ENGELS, Friedrich,

Correspondencia, La Habana, Ediciones Política, s.f., p. 22

9 Llamo “empleado calificado” a los egresados técnicos y universitarios que se desempeñan en las oficinas de

multinacionales o empresas medianas realizando el denominado “trabajo intelectual”; “proletariado formal” a los obreros que realizan el llamado “trabajo manual” en las fábrica o talleres; “proletariado informal” a los que se desempeñan en relación de dependencia pero su compensación no responde a la economía formal, razón por la cual sus condiciones de opresión son mayores aún; finalmente, llamo “aproletariado” a los “faltos de toda propiedad”, quienes ni siquiera pueden usufructuar su propia fuerza de trabajo, o sea al sector del proletariado desempleado, cuya condición de subsistencia depende de changas, el cirujeo o el asistencialismo directo del Estado.

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siempre preparado y reza invariablemente: “¡Progresismo!”. Se presenta como progresista hasta

la intervención del FMI en la confección del nuevo Indec, como progresista la alianza con los

barones del Conurbano y la burocracia sindical, como progresista la megaminería, como

progresista la re-reelección de Gioja, como progresista el pago de la deuda externa o que el 5 por

ciento más rico de la sociedad tenga sus pasajes de avión subvencionados para irse de vacaciones

o hacer negocios10. Las “clamorosas contradicciones” se multiplican pero ante esta situación, la

facción progresista del kirchnerismo ha claudicado y ha decidido decir que sí como el Perrito de

Pepsi11; sólo replica el mensaje, previo una admirable y envidiable acción de auto-convencimiento.

Por su parte, la elite de poder han aceptado las reglas de juego: “excomulgan como ‘progresista’ lo

que antes ensalzaba como ‘liberal’, confiesa que su propio interés le ordena esquivar el peligro de

su gobierno propio” como bien lo representaría Macri. “Para salvar la bolsa, hay que renunciar a la

corona”12.

Del otro lado, el objeto ideal “antikirchnerismo” se nutre también de un uniforme cuadro que va

de la izquierda a la derecha, pasando por el centro e incluyendo también a aquéllos que

concuerdan con algunas políticas y critican otras (en el kirchnerismo no hay lugar para disensos,

eso es cosa de “tibios”). Por supuesto que el arcoíris anti-k también se nutre de vociferantes que

fomentan la crítica iracunda, fachista, gorila e irracional; estos últimos y los antikirchneristas de

derecha son la materia prima para la justificación de pertenencia a la facción “correcta” de los

fanáticos K.

En La ideología alemana, Marx y Engels sostienen: “La división del trabajo significa la distribución

de manera desigual, cualitativa y cuantitativamente, del trabajo y sus productos: o sea, la

propiedad”13. En sus ocho años de gobierno, el kirchnerismo tuvo la virtud de que la distribución

desigual, cualitativa y cuantitativa de la propiedad no sólo se diera por factor de la división del

trabajo (heredado por las circunstancias trasmitidas por el pasado), sino también de la división de

ideología (innovación del nuevo modelo). Para ello, el gobierno diseñó una estrategia inteligente y

efectiva:

1º. Construcción de un Estado fuerte, con autoridad y autoritario.

2º. Crecimiento económico.

10 MARX, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Op. Cit., p. 65. 11 Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=HmWBrXPJuwo 12 Ibídem, p. 66s 13 MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, La ideología alemana, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos y Ediciones, s.f., p.88.

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3º. Re-apropiación de la plusvalía apropiada por el empresariado a través del sistema impositivo.

4º. Profundización de la apropiación del salario de los trabajadores a través de la creación de

nuevos impuestos y el sostenimiento de un impuesto regresivo como lo es el Impuesto al Valor

Agregado, el cual aumenta su poder paralelamente al aumento de la inflación.

5º. Redistribución del capital acumulado a través de préstamos, subsidios o favores

extraeconómicos al empresariado amigo o al empresariado dispuesto a hacer “retornos”

(entendiendo al “retorno” como una modalidad de la coima), en contraposición a la persecución o

trabas económicas y extra-económicas del empresariado no amigo.

6º. Redistribución del capital acumulado al sector del aprotelariado nucleado en los movimientos

sociales que se encolumnaron detrás del modelo a cambio del asistencialismo clientelar en

contraposición a la ignoración14 del aproletariado nucleado en movimientos no “domesticados”

por el kirchnerismo.

7º. Concesiones económicas salariales y ventajas extra-económicas a sindicatos amigos en

contraposición a la persecución y opresión de gremios y trabajadores intransigentes y autónomos.

De este modo, “los intereses de los individuos se enfrentan a causa de la división”15 por partida

doble: no sólo habrá conflicto entre burguesía y proletariado, sino también dentro de ambas

clases sociales. Por un lado, los empresarios amigos verán incrementar su capital y sus cuotas de

poder, mientras que por el otro lado emergerá una elite de trabajadores con sueldos por encima

de la media y un aproletariado que si bien mantendrá su situación de opresión podrá tener acceso

a planes sociales que no lo quitarán de su pobreza estructural.

De este modo, en términos generales, se dará una “enajenación intertranssectorial” a través de la

mayor carga tributaria de la historia y las transferencias de dinero por corrupción, donde todos los

individuos de diferentes clases sociales cooperan con el crecimiento de la elite política y

económica kirchnerista, de la cual sólo algunos se benefician16.

14 Si bien el mismo no es utilizado generalmente y la Real Academia Española lo toma como un sinónimo de

“ignorancia”, el significante “ignoración” connota una acción intencional, mientras que entiendo que el significante “ignorancia” puede connotar un desconocimiento involuntario. 15 Ibídem, p. 88. 16 Ibídem, p. 91.

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Narrado de este modo, el lector que desconoce esta coyuntura podrá decir que la sociedad

argentina debe ser demasiado estúpida para no ver esto, pero no es así, la crítica se ve solapada o

anestesiada por dos razones:

1) Los oprimidos no encuentra canales para vehiculizar su crítica por su condición estructural de

pobreza. Asimismo, al “pobre” o al “negro de mierda” se lo excluye más allá de la frontera donde

termina la civilización. Caso contrario, se lo “agheta” en las villas miseria. En medio de la

indigencia, un plan social se transforma en un oasis en medio del desierto.

2) El crecimiento económico, que ya significará el décimo año consecutivo de superávit, se

derrama en consumo para las clases medias. De este modo se da una situación similar a la de 1850

en Francia: “Uno de los años más brillantes de prosperidad industrial y comercial, y que, por tanto,

el proletariado de París tenía trabajo en su totalidad (…) París no sale de sus carriles de su orden

cotidiano, con tanta mayor razón cuanto que en este momento el comercio prospera, las

manufacturas trabajan, los precios del trigo están bajos, los víveres abundan, en las cajas de

ahorro ingresan todos los días cantidades nuevas”17.

Crítica no fachista a la Asignación Universal por Hijo

Los progresistas la vimos convertirse en política felices. Fue un punto a favor del kirchnerismo si

bien quienes la seguíamos sabíamos que era un pedido histórico de la CTA (“El hambre es un

crimen. Ni un pibe menos”) y un proyecto de ley de la Coalición Cívica que tenía consenso para

convertirse en ley. Antes de ceder una política social a la oposición, el kirchnerismo la expropió

como expropiaban las casas en Santa Cruz con la Circular 1050 de la dictadura. De todos modos, el

problema no radica en la autoría de la medida, sino en la falsa redistribución. Mientras el proyecto

original sostenía que los fondos provinieran de las rentas extraordinarias, el Gobierno la hizo fácil:

los fondos vendrán de la ANSES. La falacia estaba sellada y pocos la vieron. El kirchnerismo se

transformó en una suerte de Robin Hood idiota donde los pobres jubilados subsidian a los pobres

chicos. Redistributivo hubiera sido que la Asignación se financiara con la asombrosa renta

financiera (by the way, en 2010 las utilidades de los bancos llegaron a 10.521 millones de pesos18)

o las ganancias de los amigos de la megaminería o, por qué no, de los dueños del juego.

17

MARX, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Op. Cit., pp. 71 y 87. 18 LEWKOWICZ, Javier, “Cada vez ganan más dinero”. Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-

160724-2011-01-19.html . Consultado el 30 de mayo de 2011.

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Redistribución al margen, a más de un año después de su implementación, lo no ético de la

Asignación Universal por Hijo es que parece haber dejado de ser un medio para convertirse en un

fin en sí mismo. Lo que debería ser un paliativo temporal a la situación de pobreza se transformó

en la solución. “Obtener dinero regalado y prestado: he aquí la perspectiva con que esperaba que

las masas picasen el anzuelo (…). Jamás un pretendiente ha especulado más simplemente sobre la

simpleza de las masas”19. Peor aún, el “remachacamiento” de la Asignación a través de la

propaganda pública ha demostrado el cambio de fin una vez convertido en medio: su objetivo ha

dejado de ser sacar a los oprimidos de sus condiciones estructurales de pobreza para convertirse

en un medio para captar votos para las elecciones de octubre.

La construcción de poder

Sería de necios negar que el Matrimonio Kirchner ha sido un sabio constructor de poder. Tras la

intendencia de Río Gallegos y la gobernación de Santa Cruz, supo encontrar la atmósfera justa

para lanzarse a la Presidencia: la crisis de la convertibilidad, el abandono de José Manuel de la Sota

y el consecuente apoyo del duhaldismo y el aparato de Buenos Aires a la candidatura de Néstor

Kirchner. Si bien esta lectura parecería a priori la principal virtud política, la piedra angular del

kirchnerismo vino después, cuando transformó el poco más del 20 por ciento con el que accedió

segundo al ballotage en un apoyo mayoritario de la población que llegó al 80%.

En su libro Poder, derecho y clases sociales, el sociólogo francés Pierre Bourdieu cuestiona el

monopolio del carácter económico del concepto de “capital” hecho por Marx y propone

“reintroducir el concepto de capital en todas sus manifestaciones”. En consecuencia, distinguirá

entre “capital económico”, “capital cultural” y “capital social”20; también sumará posteriormente

el concepto de “capital político”. Tomaremos esta distinción teórica hecha por el académico para

explicar la construcción de poder del kirchnerismo y agregaremos el concepto de lo que llamamos

“capital personal”.

1. Capital personal: llamo “capital personal” a las cualidades, habilidades y dones con los que

cuenta una persona y los utiliza como modo de producción de capital económico, social, político o

cultural. Es una herramienta para obtener otros capitales. La condición de obtención de ganancia

19 MARX, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Op. Cit., p. 67. 20 BOURDIEU, Pierre, Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Editorial Desclée de Brouwer, 2000, Capítulo IV “Las

formas del capital. Capital económico, capital cultural y capital social”.

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es sine qua non: aquellas habilidades no empleadas para obtener un plusvalor no serán tomadas

como capital personal. En este sentido, Néstor Kirchner tuvo tres virtudes que empleó para

conquistar el poder: carisma, habilidad política y ambición.

“Existe la autoridad del don de gracia extraordinario y personal, la confianza y la devoción

absolutamente personal en la revelación, el heroísmo u otras cualidades de dirección individual”21,

de este modo define al “carisma” el sociólogo alemán Max Weber en Ciencia y política. Así, el

reconocimiento personal como un conductor de hombres por un “llamado interior”, la devoción

de sus partidarios por su persona y sus cualidades, y el temor y la esperanza garantizarán la

obediencia de los “discípulos”. Néstor Kirchner ha sabido manejar su carisma de modo magistral,

la figura del pingüino, su histrionismo, su inteligencia y su imagen de hombre de barrio

catapultaron su imagen positiva para dejar atrás la sombre del 21 por ciento. Pocos meses

después de su asunción, su autoridad no estaba en duda. La legitimidad popular, barrió cualquier

duda respecto de su legitimidad de origen.

Sin embargo, su carisma no fue el único productor de su poder. Su ambición fue el motor y

combustible de sus futuros movimientos políticos. No bastaba con llegar a la Presidencia y

comenzar a transformar el país, quería más: la Argentina toda. Su habilidad política fue la

herramienta para saciar su ambición: como los mejores jugadores, desplegó sus fichas en el

tablero y las multiplicó. Finalmente, consolidó el modelo económico creado por Duhalde y su

Ministro de Economía, Roberto Lavagna; de este modo la Argentina iniciaría su crecimiento

económico que mantiene hasta la actualidad. La Santísima Trinidad (marketing, motor y

herramienta) pronto daría sus frutos. Una vez conquistadas las masas, una vez logrado “el culto a

la persona”, era momento de sumar porciones de poder.

2. Capital social: “El capital social está constituido por la totalidad de los recursos potenciales o

actuales asociados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos

institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuos”22, define Pierre Bourdieu. Una vez

lograda la legitimidad por el apoyo social y el crecimiento económico, Kirchner fue por la

búsqueda del poder real. Le mordió la mano a quien le dio de comer y habló de la

“transversalidad” un movimiento de centro-izquierda transversal a todos los armados políticos.

21 WEBER, Max, Ciencia y política, Tucumán, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1991, p. 67. 22 BOURDIEU, Pierre, Poder, derecho y clases sociales, Op. Cit., p. 148.

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Fueron muchos los que se sumaron y muchos los que apoyamos. En las elecciones de 2005 dijo:

“Que se metan la marcha y la banderita en el culo”. Fue de visitante a pelearle la elección

legislativa a Duhalde y sus impresentables barones del Conurbano. Cristina Kirchner obtuvo casi el

45 por ciento de los votos para senador nacional y Chiche Duhalde casi el 19%. Victoria impecable.

Al poco tiempo, la ambición de poder borró sus cuestionamientos y denuncias y transaba el apoyo

de los perdedores. El kirchnerismo es misericordioso y perdona. En 2007 y 2009, sus antiguos

enemigos serían los nuevos aliados. El “frente transversal” cayó en picada. El límite ético y

progresista del kirchnerismo se volvería un colador: el súmmum de su transformación sería la

alianza en 2010 con el antiguo canalla de Carlos Menem. Lo importante sería su voto.

3. Capital político: la contundente victoria en las elecciones legislativas de 2005 terminó de

confirmar el liderazgo político de Néstor Kirchner, que se vería reconfirmado una vez más con una

nueva victoria de su esposa en las presidenciales de 2007, quien obtendría más del 45 por ciento

de los votos en primer vuelta. En la conferencia pronunciada en Berlín Oriental en 1989, Pierre

Bourdieu define al capital político como la “patrimonialización de los recurso colectivos”, o sea,

aquel que “proporciona a sus poseedores una forma de apropiación privada de bienes y de

servicios públicos”23. Justamente eso fue lo que hizo el kirchnerismo. Una lluvia de cometas cayó

en la Argentina. “Yo me sentaba con Jaime para arreglar la cantidad de subsidio que nos iban a dar

y la cuenta en donde tenía que depositar el retorno. Mientras discutíamos, Jaime hablaba por

teléfono con alguien que me imagino que era Kirchner“, me dijo una vez el padre de una amiga

que es tesorero de una línea de colectivos que creció muchísimo durante el kirhnerismo. “No hay

peor ciego que el que no quiere ver” ni idiota más peligroso que el idiota útil: ante cada denuncia

de corrupción, un coro de supuestos progresistas salen a defender a su gobierno “nac&pop”, de lo

que afirman que es un nuevo “ataque de la derecha” (todo aquel considerado no kirchnerista) o

del “monopolio” (como llaman al Grupo Clarín). Mientras tanto, las causas por corrupción

duermen en el Poder Judicial, avanzan como las babosas o son descartadas con la velocidad de

“Luly” Salazar. El capital social del kirchnerismo no sólo caló hondo entre los políticos.

De este modo, el Matrimonio Kirchner se volvió millonario e inimputable. Sólo un juez como

Norberto Oyarbide no dudaría de su meteórico crecimiento patrimonial. Hoteles en el sur,

terrenos comprados a chácharas y vendidos en fortunas, retornos, segundas líneas súper-

23 BOURDIEU, Pierre, La variante soviética y el capital político, Conferencia pronunciada en Berlín Oriental el 25 de

octubre de 1989, en BOURDIEU, Pierre, Razones prácticas sobre la teoría de la acción, Barcelona, Editorial Anagrama, 1999, pp. 27-32.

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enriquecidas. La Argentina fue testigo del “Roba, pero hacen” con que mi amiga patagónica había

definido la gestión K en Santa Cruz. El kirchnerismo ya se ha convertido en una elite de poder

política y económica con máscara popular: come caviar con cuchara de palo.

4. Capital cultural: el sociólogo francés divide en tres estados al capital cultural, incorporado (en

forma de conocimientos duraderos del organismo y apehendidos a través de un período de

enseñanza y aprendizaje que cuesta tiempo), objetivado (en forma de bienes culturales en soporte

físico y materialmente transferible, es decir libros, cuadros, entre otros) e institucionalizado (la

objetivación del capital cultural incorporado en forma de títulos académicos que confieren a su

portador un valor convencional duradero y legalmente corporizado)24. Tanto Néstor como Cristina

Kirchner, llegaron al poder en Santa Cruz utilizando el capital cultural incorporado en sus años de

militancia en la Universidad Nacional de La Plata; difícil no suponer que el Matrimonio K tiene

mucha lectura política encima. Una vez en la intendencia de Río Gallegos aprendieron cómo

administrar el poder y barrer contrincantes. Éste conocimiento lo volvieron a implementar en la

gobernación de Santa Cruz y al frente de la Presidencia. Sin embargo, sus conocimientos sobre el

manejo del poder no fueron suficiente para argumentar lo inexplicable. Carentes del bagaje para

convencer a las masas fueron a la caza de quienes sí lo tenían: artistas con reconocimiento y

capital cultural incorporado, y académicos respetados con capital cultural incorporado e

institucionalizado conformaron un grupo de intelectuales que se transformaron en una usina de

argumentación científica (y le devolvieron al kirchnerismo la ética perdida). Algunos fueron

convencidos ideológicamente, otros se han encontrado con el trabajo que antes era escaso. Por

medio del capital económico y político, el kirchnerismo logró sumar más capital social.

El mundo de la vida K

Difícil es comprender al kirchnerismo sin referirnos lábilmente a la importancia que le ha dado a la

comunicación. Probablemente, los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner sean los que mejor

utilizaron esta herramienta en beneficio propio. De hecho, para que un gobierno como el que

describimos logre un consenso que garantice el orden social es necesario montar un gran aparato

propagandístico de persuasión y convencimiento.

El filósofo alemán de la Escuela de Frankfurt Jürgen Habermas explica y analiza la sociedad

desplazando al sujeto como centro e instaurando en su lugar a la comunicación; así, entiende a la

24 BOURDIEU, Pierre, Poder, derecho y clases sociales, Op. Cit., 136-148.

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sociedad como el conjunto de todas las comunicaciones o interacciones lingüísticamente

mediadas. Siguiendo la pauta de Habermas y dándole a la comunicación un poder más importante

del que realmente tiene, el gobierno llevó a cabo una gran estrategia comunicacional para instalar

su discurso. El comienzo de la híper-comunicación comenzó con el conflicto con el campo a raíz de

la Resolución 125, el disenso de la sociedad con el Gobierno en cuanto a ésta medida y el divorcio

con el Grupo Clarín, que había tomado una posición en contra del Gobierno. Echó la culpa de su

derrota a “un error en la comunicación”.

A partir de ese momento, el gobierno creó un multimedios kichnerista que replica el mensaje

central y difama a los medios y periodistas no cooptados por el modelo: Página/12, El Argentino,

Tiempo Argentino, Miradas al Sur, Buenos Aires Económico, Revista Veintitres, Canal 7, C5N, CN23

y Radio del Plata, entre otros. En este sentido es importante también mencionar la figura de Sergio

Szpolsky, el patrón de la mayoría de estos medios que ha sabido construir este emporio gracias a

la intensa pauta oficial que le vuelca el gobierno. Asimismo, hay que destacar el programa 6,7,8,

que se ha transformado en el ícono de la argumentación y la defensa “sin carpa” y la intensa

propaganda oficial que muestra su esplendor en los bloques del Futbol para Todos. Si bien muchos

lo omiten del campo de la comunicación, también es importante la intervención en las estadísticas

del INDEC. Si Mahoma no va a la montaña, es necesario modificar la medición de la realidad para

adaptarla al discurso. Si bien pocos creen en el INDEC, su intervención logró instaurar la duda

acerca de los verdaderos números de “la realidad”.

Disfrazados de medios de producción de capital cultural, las usinas de comunicación recrean una

realidad que busca capturar el apoyo de la ciudadanía. La comunicación del kirchnerismo se

presenta como una “acción comunicativa” que busca transmitir información veraz, mientras

esconde su “acción estratégica”: mantener el consenso frente al gobierno y persuadir a díscolos e

independientes. Así, se da lo que Habermas llama “acción estratégica latente”: el hablante sólo

puede alcanzar su fin estratégico si finge y logra convencer al oyente de estar persiguiendo sin

reservas la meta ilocucionaria de su acto de habla. En palabras de Habermas: “Si logra despistar al

oyente acerca de la efectiva violación unilateral que se está produciendo de las presuposiciones de

acción orientada al entendimiento. La utilización latentemente estratégica del lenguaje vive

parasitariamente del uso normal de él, porque sólo puede funcionar si, a lo menos, una de las

partes supone falsamente que el lenguaje está siendo empleado con vistas a entenderse”25.

25

HABERMAS, Jürgen, Pensamiento postmetafísico, México, Taurus Humanidades, 1990, P. 75

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3) Conclusiones

Doce voces gritaban enfurecidas, y eran todas iguales. No había duda de la

transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales asombrados,

pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y, nuevamente,

del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro.

George Orwell. Última frase de “Rebelión en la granja”

A fines de mayo 2011, la lucha por la opinión es un territorio nefasto para el progresismo no

cooptado por el kirchnerismo. La “lucha simbólica” ha sido ganada por el falso progresismo; la

“relación de fuerzas” en el campo de las ciencias sociales se inclina a favor del gobierno. A los

críticos, la frustración nos cae lentamente como el rocío, parece imposible “romper el cerrojo” del

monopolio K.

Desde el bando kirchnerista, somos fachos, derechosos y funcionales a las corporaciones. Desde el

lado opuesto nos cuesta entender el crecimiento de los fanáticos de esta religión secular al

servicio de la elite de poder del kirchnerismo.

Algunos aceptamos y defendemos sus aciertos, pero no por eso somos inconscientes de la

ambición de poder que se esconde detrás de cada acto. Nos indignan sus falacias, sus mentiras, el

engaño de los oprimidos con un discurso que dice tenerlos como horizonte de acción.

Los despechados del kirchnerismo, quienes vivimos su nacimiento con emoción y después nos

desilusionamos, dudamos entre el silencio o la acción crítica. Muchos toman la primera opción,

pero quienes amamos este país preferimos hablar aun conociendo las futuras injurias.

Los progresistas no-kirchneristas no tienen por qué guardar sus críticas. Sus objetivos de una

Argentina sin pobre donde el del desarrollo llegue realmente a todos y ponga fin a las condiciones

de opresión, sólo puede alcanzarse con consenso y el trabajo de todos los argentinos. Tiemblen,

quienes le mientan al pueblo y le roban el pan de cada día. Los oprimidos no tienen nada que

perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, el futuro suyo y el de sus hijos por ganar.

¡Indignados de toda la Argentina, uníos!26

26 MARX, Karl y ENGEL, Friedrich, Op. Cit., p. 80.

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Bibliografía

1. BOURDIEU, Pierre, Campo de poder, Campo intelectual, Buenos Aires, Folios, 1983.

2. BOURDIEU, Pierre, Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Editorial Desclée de Brouwer, 2000.

3. BOURDIEU, Pierre, Razones prácticas sobre la teoría de la acción, Barcelona, Editorial

Anagrama, 1999.

4. HABERMAS, Jürgen, Pensamiento postmetafísico, México, Taurus Humanidades, 1990.

5. MARX, Karl, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2009.

6. MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, Manifiesto Comunista, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2008.

7. MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, Correspondencia, La Habana, Ediciones Política, s.f.

8. MARX, Karl y ENGELS, Friedrich, La ideología alemana, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos y

Ediciones Grijalbo, s.f.

9. ORWELL, George, Rebelión en la granja, México, Lectorum, 2002.

10. SCHUTZ, Alfred, El problema de la realidad social, Amorrortu Editores, Maurice Natanson

(comp.), Buenos Aires, 1974.

11. WEBER, Max, Ciencia y política, Tucumán, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1991.