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1 24 EL ESPECTADOR / JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2 01 3 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ 24 ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Entrega 4 En la Sierra Nevada de Santa Marta ~~~~~~ ~ La escuelita del pueblo Kantinur- wa está compuesta por dos salones con pupitres desteñidos, 48 niños indígenas arhuacos —que cursan desde kínder hasta quinto de pri- maria—, dos profesores y, reciente- mente, cuatro ventiladores, cuatro lámparas y cuatro computadores (la mitad desconfigurados). Los más pequeños no entienden espa- ñol y los más grandes, que lo han aprendido en clase, no se atreven a cruzar palabra con los blancos. Es- tán en un rincón aislado de la Sierra Nevada de Santa Marta al que sólo se llega por una trocha estrecha y empinada, luego de una hora y me- dia de recorrido en una camioneta con un motor potente (una Toyota cobra $500.000 por el viaje desde Santa Marta). Una vez allá, si se quiere encontrar señal de celular es necesario caminar hasta dos horas. Los alumnos de esta escuela son hijos de algunos de los asenta- mientos del pueblo arhuaco más tradicionales (los Windiba, los Seynimín, los Buguageka, los Sín- guney), que han tenido un contacto mínimo con la cultura occidental. Por eso muchos de ellos, quizá to- dos, no conocían la luz artificial, mucho menos cómo funcionaban un ventilador o un computador, hasta que llegaron a estas aulas. Los 48 crecieron bajo la ideología de los mayores, quienes conside- ran que la energía eléctrica “es una ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~ ~ La instalación de paneles solares en el pueblo Kantinurwa, ubicado en el corregimiento Bellavista, del municipio de Fundación (Magdalena), beneficia a 169 personas. / Fotos: Óscar Pérez La luz que dejó entrar el pueblo arhuaco A pesar de que el pensamiento indígena rechaza la intromisión de elementos ajenos a su naturaleza, se aprobó la entrada de paneles solares para la escuela y el centro de salud. CAROLINA GUTIÉRREZ TORRES [email protected] Co n ex i o n e s Co n ex i o n e s

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~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~/ 17EL ESPECTADOR / JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2 01 3

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Bogotá

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Vecinos insisten en frenar proyecto del BicentenarioLa veeduría ciudadana Habitandoel Territorio (vecinos del Parque dela Independencia), que logró que elTribunal Administrativo de Cun-dinamarca ordenara la suspensiónde los trabajos para ampliar la calle26 en el marco del proyecto parqueBicentenario, dice que usará recur-sos legales para defender la zona,luego de que el Ministerio de Cul-tura señalara que la obra no produ-ce ningún impacto negativo ni en elparque ni en el conjunto las Torresdel Parque.

El concepto del Ministerio, en

teoría, da vía libre para que el Insti-tuto de Desarrollo Urbano (IDU)siga con los trabajos alrededor de lacalle 26 y el proyecto parque Bi-centenario. Éste fue previsto en laadministración de Samuel Morenopara unir los costados norte y surde la vía con un plan arquitectónicoa cargo de Giancarlo Mazzanti.

Sin embargo, la entidad esperaque el Consejo de Estado confirmesi mantiene o no la suspensión delas obras, que están paralizadasdesde enero de 2012.

Marta Rojas, una de las integran-

tes de Habitando el Territorio, dijoa este diario: “Nuestro alegato tieneque ver no con que nos quiten lavista a los cerros, ni con que nos pa-rezca bueno o malo el proyectoparque Bicentenario, sino con quese ha hecho de manera irregular”.Lo dice a propósito de denunciasque ha hecho la veeduría ciudada-na, pero también de los hallazgosde la Contraloría General de la Re-pública. El ente de control, en suauditoría de diciembre de 2012, in-dicó que las obras de ampliación dela calle 26 entre carreras 7 y 5 pre-

suntamente comenzaron sin losestudios de detalle consolidados, loque se convertiría en una falla dealcance penal.

En el Distrito hay posiciones quecontrastan respecto al proyecto.Precisamente, la actual directoradel Instituto Distrital de Patrimo-nio Cultural, María Eugenia Mar-tínez, antes de ocupar su cargo fueuna de las más críticas del proyectoBicentenario, por tratarse de unaobra “i n c o nve n i e n t e ”. Pero hoy eldilema tiene que ver con que la eje-cución del proyecto contratado

por Moreno tuvo una ejecución del79%, en una primera fase en la quese invirtieron más de $13 mil millo-nes hasta enero de 2012. De mane-ra que una demolición podría sig-nificar un detrimento patrimonial.

Por otra parte, María Elvira Ma-driñán, presidente de la FundaciónRogelio Salmona, expresó en unacarta que el actual proyecto delparque Bicentenario, “lejos de col-mar una ilusión colectiva, un anhe-lo ciudadano por recomponer lasfracturas, se convierte en un tre-mendo desacierto”.

Las rutas de los cables aéreos La ciudad en breve

Víctimas LGBTI

Ayer se realizó en el centro de Bogotáel primer encuentro nacional convíctimas LGBTI. La Unidad para laAtención a Víctimas del gobiernonacional señaló que de 536 personasinscritas pertenecientes a estapoblación, 374 ya están incluidas en losprogramas de reparación. En la capitalse han registrado 38 personas.

Pague sus multas

Si usted tiene deudas por infracciones detránsito, puede acercarse al Supercadede Movilidad y diferir la deuda a 12cuotas mensuales. El secretario deMovilidad, Rafael Rodríguez, señaló queexisten 75.000 acuerdos de pago enmora. Para renovar la licencia deconducción es necesario estar al día conel pago de las infracciones.

El Instituto deDesarrollo Urbano(IDU) reveló nuevosdetalles sobre losmetrocables que seconstruirán en CiudadBolívar y San Cristóbal.De acuerdo con laentidad, las obrascostarán $250.000millones, los dos

metrocables transpor-tarán a cerca de 2.600personas cada hora yestarán conectadoscon el SistemaIntegrado de Trans-porte Público (SITP),por lo que su tarifaserá de $1.400.El IDU reveló que los3.430 metros del cable

que corresponden aCiudad Bolívarempezarán a operaren 2015 y tendránestaciones en losbarrios Juan Pablo II,Manitas y ParaísoM i ra d o r.En San Cristóbal habrádos estaciones: en LaVictoria y Altamira.

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En la Sierra Nevada de Santa Marta

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La escuelita del pueblo Kantinur-wa está compuesta por dos salonescon pupitres desteñidos, 48 niñosindígenas arhuacos —que cursandesde kínder hasta quinto de pri-maria—, dos profesores y, reciente-mente, cuatro ventiladores, cuatrolámparas y cuatro computadores(la mitad desconfigurados). Losmás pequeños no entienden espa-ñol y los más grandes, que lo hanaprendido en clase, no se atreven acruzar palabra con los blancos. Es-tán en un rincón aislado de la SierraNevada de Santa Marta al que sólo

se llega por una trocha estrecha yempinada, luego de una hora y me-dia de recorrido en una camionetacon un motor potente (una Toyotacobra $500.000 por el viaje desdeSanta Marta). Una vez allá, si sequiere encontrar señal de celular esnecesario caminar hasta dos horas.

Los alumnos de esta escuela sonhijos de algunos de los asenta-mientos del pueblo arhuaco mástradicionales (los Windiba, losSeynimín, los Buguageka, los Sín-guney), que han tenido un contactomínimo con la cultura occidental.Por eso muchos de ellos, quizá to-dos, no conocían la luz artificial,mucho menos cómo funcionabanun ventilador o un computador,hasta que llegaron a estas aulas.Los 48 crecieron bajo la ideologíade los mayores, quienes conside-ran que la energía eléctrica “es una

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La instalación de paneles solares en el pueblo Kantinurwa, ubicado en el corregimiento Bellavista, del municipio de Fundación (Magdalena), beneficia a 169 personas. / Fotos: Óscar Pérez

La luz que dejó entrarel pueblo arhuaco¶ A pesar de que el pensamiento indígena rechaza laintromisión de elementos ajenos a su naturaleza, se aprobó laentrada de paneles solares para la escuela y el centro de salud.

CAROLINAGUTIÉRREZTO R R E S

cg u t i e r rez @ e l e s p e c t a d o r.co m

Co n ex i o n e sCo n ex i o n e s

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Bogotá~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Afirma la gerente del Fondo de Vigilancia

“No volveré aser funcionariapública”¶ Natalia de la Vega dice que “hay algo raro”detrás de los señalamientos que le hacen elconcejal Javier Palacio, la Contraloría y laPersonería. Además, responde por supuestossobrecostos en alquiler de vehículos de Policía.

Natalia de la Vega, gerente del Fondo de Vigilancia y Seguridad. /A rc h i vo

CAMILO SEGURA ÁLVAREZ

El Fondo de Vigilancia y Seguridad(FVS) ha sido una papa caliente pa-ra las administraciones distritales,pues se convirtió en un blanco delas redes de corrupción que duran-te años se han apoderado de la con-tratación. El presupuesto que ma-neja la entidad no es nada despre-ciable, ronda los $1,5 billones porcuatrienio. El FVS está encargadode proveer los insumos que la fuer-za pública y las entidades judicialesy administrativas necesitan paradesarrollar funciones relacionadascon la seguridad, lo que significa unsinfín de procesos licitatorios ycontractuales cada año.

A ese enredo llegó Natalia de laVega, una mujer que había estadoalejada de la vida pública hasta quedescubrió el encanto de las redessociales. Se unió a la ola verde que,con Antanas Mockus como candi-dato, disputó la Presidencia2010-2014. Estuvo cerca de ser edilde la mano de Angélica Lozano y elmovimiento Progresistas, pues sedesencantó de los verdes una vezse aliaron con el expresidente Ál-varo Uribe. No se pudo presentarpor problemas de trámite. Una vezelecto como alcalde, Gustavo Petrola contactó vía Twitter para que seuniera a la administración. Final-mente, después de pasar por variosdespachos, asumió la gerencia delFVS. El objetivo del mandatario:que “limpiara la casa”.

Pero hoy, cuando De la Vegacompleta un año en el cargo, “la ca-sa” parece no estar tan limpia. Du-rante estos 12 meses, organismosde control, el concejal Javier Pala-

cio y los medios de comunicaciónhan reseñado irregularidades encerca de 20 actos contractualesque han sido responsabilidad de lagerente. La presión ha sido tal queDe la Vega tiene un proceso abiertoen la Personería por su presuntanegligencia en la contratación delsuministro de combustible a vehí-culos de la Policía Metropolitana yestá siendo investigada por cercade cinco contratos y actos adminis-trativos de diferente índole.

“Yo pensaba que los entes decontrol se dedicaban a hacer su tra-bajo sin presiones políticas. Reco-nozco que están en la obligación deinvestigarme, pero no creo que laceleridad con la que han actuadosea normal. Incluso, considero queha habido un prejuzgamiento encontra mía, por lo menos en la Per-sonería”, dice la gerente. “A mí nome preocupa que el ritmo sea inu-sitado conmigo. Lo más grave esque pueden estar generando unpánico colectivo. Le están diciendoal ciudadano que su seguridad estámal gerenciada cuando hacen pro-nunciamientos sin tener asideropara sus investigaciones”, añade.

Sin embargo, no piensan lo mis-mo en la Contraloría que ha emiti-do por lo menos quince informessobre la entidad durante el períodode De la Vega. Así queda evidencia-do en el último informe de visitafiscal que hizo el organismo al FVScon motivo del contrato con Equi-rent para “el arrendamiento de ve-hículos con mantenimiento, segu-ros y disponibilidad las 24 horas,para la Policía Metropolitana deBogotá , la Decimotercera Brigadadel Ejército y el Concejo de Bogo-

tá”, cuyo valor asciende, con adi-ciones y prórrogas, a $42.000 mi-llones. En su informe, el organismode control hizo dos hallazgos conincidencia disciplinaria porque,entre otras irregularidades, se es-taría pagando el alquiler de los ve-hículos como si fueran nuevos, cin-co años después de que tuvieroncero kilómetros de uso.

“Esos supuestos hallazgos nodan lugar a una investigación por-que bajamos el precio del contrato.Redujimos el valor de alquiler delos vehículos teniendo en cuenta,precisamente, que no son cero ki-l ó m e t ro s ”, dice De la Vega, quienrefuerza su argumento de que “pa -recería que hay acciones selecti-va s ”. El Espectador pudo estable-cer, por fuentes de los organismosde control, que la Personería esta-ría preparando la apertura de un

proceso por asuntos laborales y,por otro lado, la Contraloría estaríaconstruyendo un dossiercon por lomenos cinco contratos que habríafirmado la gerente para abrir unnuevo proceso.

Sin duda, las entidades tienenuna presión política enorme. Elconcejal Javier Palacio, quien esuno de los líderes de la oposiciónmás radical al alcalde Gustavo Pe-tro, se ha encargado de hacer cincodebates de control político y de-nuncias a través de los medios decomunicación contra De la Vega.Por ejemplo, fue quien descubrióque en Bogotá las motos de Policíasólo podían tanquear en tres esta-ciones de servicio, durante el pasa-do mes de abril. También, el lunespasado, denunció que “los patru-lleros de la Policía están haciendocolectas para hacerles manteni-miento a sus motocicletas. Todo,porque la gerente dejó vencer elcontrato. Esa no es la seguridadque merecen los bogotanos. Exijola renuncia de la doctora De la Ve-ga”, afirmó ante los medios.

“Es indudable que las denunciasque hace son infundadas. Respectoa la gasolina, el concejal se la pasa-ba en las bombas esperando quehubiera cola para tomar una foto yhacer una denuncia sin sustento. El

servicio fue garantizado. Buscó ha-cer ruido con los contratos de man-tenimiento argumentando que loshabía dejado vencer, pero no con-taba con que teníamos recursospor ejecutar y hasta tanto no se aca-ben no podemos empezar el nuevocontrato, que ya está firmado. To-dos sus escándalos son así. No séqué intereses tenga en la entidad,pero sí me inquieta que, cuando veque llega una persona honesta,arremete con todo su arsenal des-de el poder que le da ser concejal”,dice De la Vega.

Según dice la gerente, sus con-tradictores también están dentrode la entidad. “Aquí hay gente quefue contratada en administracio-nes anteriores buscando desesta-bilizar mi gestión. Me han pasadopapeles para firmar con informa-ción falsa, tratando de inducirme alerror. Hemos puesto las denunciasen Personería pero, sorpresiva-mente, no las han tramitado. No meimporta esa ‘e n c e r ro n a ’. Yo voy acumplir con lo que me pidió Petro,pero le aseguro que no voy a volvera la función pública, es insano”, di-ce. Sin embargo, hay quienes sos-tienen que tantos cuestionamien-tos y escándalos por problemascontractuales terminarán sacandoa la funcionaria.

¿Vándalos por estar en el sitio equivocado?La Fiscalía recibió en la mañana de estemiércoles a dos jóvenes señalados departicipar en los disturbios del pasado29 de agosto en Bogotá. El secretario deGobierno, Guillermo Alfonso Jaramillo,asistió como garante de la entrega de losdos estudiantes universitarios ante elfiscal 133 de Bogotá y afirmó que “Angie

Juan Baracaldo y Angie Peña. / David Campuzano

y Juan Camilo (los jóvenes que seentregaron voluntariamente) handecidido presentarse porque nadadeben y nada temen, aquí se les estángarantizando todos sus derechos”. Porsu parte, Angie Peña, una de las dosmujeres que aparecen en la “lista devá n d a l o s ” de la Policía, dijo: “No s o t ro s

somos líderes estudiantiles y lo que sequiere es mostrar una cara diferente,nos quieren criminalizar”.

La Fiscalía está registrando los datosde quienes acudan al llamado parainiciar una investigación y analizar lapresunta responsabilidad de cada unode ellos.

››El concejal JavierPalacio ha centradosus debates de controlpolítico en el Fondode Vigilancia ySeguridad del Distrito.

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intromisión de un elemento ajenoal territorio que desequilibra la na-turaleza y la enferma”, explicaAmado Villafaña, arhuaco, direc-tor del colectivo de comunicaciónZhigoneshi y guía de este viaje aKantinurwa (en el municipio deFundación, corregimiento Bella-vista, vereda Las Mercedes), unode los ocho pueblos del cordón am-biental y tradicional de la SierraNevada de Santa Marta.

Hace cuatro años, con el apoyodel Departamento para la Prospe-ridad Social, se construyeron estosocho pueblos con dos objetivos:servir como un anillo protector pa-ra la sierra y reunir los espacios co-munales, tradicionales y ceremo-niales de los cuatro grupos indíge-nas que habitan la región: los ko-guis, los arhuacos, los wiwas y loskankuamos. Son una especie de su-cursales de las comunidades don-de están la escuela, el centro de sa-lud, la casa de reuniones, un espa-cio sagrado para los rituales y unpequeño caserío que sirve para al-bergar a las familias que llegan a losencuentros cada quince días. Tam-bién está la casa de reflexión, o cár-cel, una choza oscura y vacía en laque pasan tres semanas los hom-bres que engañan a su mujer o losque no responden por los hijos.

Kantinurwa es la sucursal delos arhuacos. Hasta allí llegan ca-minando los niños todos los díaspara asistir a clase. Unos recorrenuna hora. Otros hora y media, yhasta dos, para llegar a la escuelaque ahora tiene ventiladores y ne-veras para conservar los alimen-tos. Los mayores dieron la autori-zación para la llegada de la luzeléctrica “porque han visto queno hay contaminación ambientalni auditiva. No se está generandoun impacto y en cambio se estáprestando un servicio. Si fuera unmotor, no creo que lo hubieranpermitido... pero los paneles sonsilenciosos”, dice Emerson To-rres, uno de los maestros.

Por eso dieron el sí. Porque setrataba de paneles solares que se-rían poco invasivos y que en cam-bio les permitirían a los niñosaprender bajo unas condiciones ja-más conocidas por ellos, y a toda lacomunidad tener acceso a unosservicios de salud que nunca ha-bían contemplado. Hoy, gracias aesos paneles que instaló el Fondode Patrimonio Natural, el mercadoque llega cada dos o tres meses a laescuela —porque hasta esa lejanía

es imposible ir con más frecuen-cia—puede conservarse en una ne-vera de 50 litros, que guarda quizála única comida completa, balan-ceada, que reciben muchos de es-tos niños al día. Gracias a la energía,también, los estudiantes tienenventiladores para apaciguar el ca-lor inclemente del mediodía y elcentro de salud puede conservarlas vacunas en un congelador de 50litros (la inversión fue de$2 6 5 ’347.902 y beneficia a 169 per-sonas). La misma suerte tuvieronotros seis pueblos.

“Los mayores temían que estofuera a cambiar la mentalidad delos niños, que fuera en detrimen-to de la cultura”, insiste Torres.¿Cuál creían ellos que podía ser laprincipal amenaza con esta “in -t ro m i s i ó n ”? “La dependencia—responde el profesor sin titu-b e a r—, que la empiecen a ver co-mo una necesidad de primera cla-se, cuando nosotros hemos podi-do desarrollar nuestra cultura sinella”. Torres vuelve a clase. Pudodejar el salón unos minutos por-que tenía ocupados a los 28 niñosque están a su cargo. Su trabajo esmaratónico. En el mismo salón

tiene alumnos desde preescolarhasta quinto de primaria. Paraatenderlos a todos los divide engrupos. A los más pequeños lespone de tarea una plana con lascapitales de los países. A los inter-medios les encomienda cincomultiplicaciones y a los dos másgrandes los ocupa con operacio-nes más complejas. Cuando ter-mina la ronda de revisión, vuelvey empieza. Toma el marcador yescribe en el tablero “Colombia,

mi país”, y los más pequeños repi-ten la frase con él.

Elkin Zapata, el otro profesor,también explica que la resistenciahistórica de su pueblo hacia estasinstalaciones tiene una explica-ción sencilla: “Todo debe quedarsecomo está. Sin alterar la naturale-za. Por eso no se permiten instala-ciones de luz eléctrica ni acueduc-to. Al entrar energía, entra todo loforáneo: la radio, la televisión, loscelulares. Y una tecnología malusada choca con la cultura... Perolos paneles son algo natural. Estánpara lo que realmente se necesita:la escuela y el centro de salud”.Luego cuenta que cuando llegaronlos paneles solares se les hizo “untratamiento espiritual para que seles diera el enfoque que debía ser”.Inés Cavelier, coordinadora delprograma Paisajes de Conserva-ción de Patrimonio Cultural, expli-ca que esta tecnología, además detener un bajo impacto ambiental,permite la constancia por las con-diciones de radiación solar queexisten en la zona.

Junto a las dos aulas de clase hayotros dos salones: el centro de sa-lud, a cargo de Kuaney Torres, au-

xiliar de enfermería desde hace 14años. Torres es tímido y habla ape-nas lo necesario. Abre el consulto-rio que está cerrado con candado.Dice: “Esta es la nevera en la que seguardan las vacunas, pero ahora notenemos ninguna porque acaba-mos de terminar una jornada deva c u n a c i ó n ” (desde allí distribu-yen las vacunas a lugares que estánmucho, muchísimo más aislados).Entra a la otra habitación, se parajunto a una silla de odontología, laconecta, dice “así funciona” y leoprime un botón que la hace subiry bajar. “Es la primera vez que con-tamos con herramientas así”, afir-ma, y continúa diciendo que real-mente las necesitaban porque “ca -da vez hay más enfermedades quevan cambiando”. Luego cuentaque también hay un nuevo tensió-metro eléctrico.

Así como en Kantinurwa, la granmayoría de proyectos de energíasolar que existen en el país estánubicados en zonas apartadas. Sonuna solución para esas regiones re-motas a las que no llegan las gran-des empresas que ofrecen estosservicios a los que llaman públicos.Edwin Cruz, director de energía deAndesco —gremio que agrupa a lasempresas de servicios públicos do-miciliarios—, calcula que en el paísexisten unas 450.000 familias (dosmillones de personas) sin una al-ternativa de suministro continua,confiable, de calidad.

Colombia tiene “una enormecapacidad” para la energía solarpor su ubicación geográfica: estáen la zona ecuatorial, que presen-ta un régimen de radiación conmuy poca variación a lo largo delaño. Eso también lo han aprendi-do los habitantes de Kantinurwa,quienes reconocen que gracias alas condiciones de su región ten-drán garantizada la energía parala nevera que conserva la comidade los niños y para el centro de sa-lud. Son lo que más les interesa.Son las razones que los llevaron aaceptar finalmente la llegada dela luz eléctrica. Si se hubiera tra-tado de una hidroeléctrica, segu-ramente habrían dicho que no, di-ce Elkin Zapata, porque un pro-yecto así “se habría convertido enun negocio y el arhuaco no sabequé es un negocio, no sabe mane-jar plata... En cambio los panelesno deben afectarnos sino ayudar-nos. La comida de los alumnos es-tá más segura. ¿Por qué los mayo-res iban a decirles que no?”.

‘‘Todo debequedarse como está,sin alterar lanaturaleza. Pero lospaneles son algonatural. Están para loque realmente senecesita: la escuela yel centro de salud”.

Elkin Zapata, p ro fe s o r

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Parques sosteniblesFindeter lidera el programaCiudades Sostenibles y Compe-titivas, con el apoyo del BancoInteramericano de Desarrollo, através del cual plantea el aseso-ramiento a las administracionesmunicipales sobre solucionesalternativas de mitigación delcambio climático. “Se han hechoacercamientos con Barranquillay Bucaramanga, con el fin deestablecer un programa dirigidoa la construcción de parques

autosostenibles que, adicio-nalmente a su

p re s e r v a c i ó n ,puedenre s u l t a r,como es elcaso de

Barranquilla, en alternativaspara mitigar el efecto de losarroyos de la ciudad que tantosperjuicios económicos y socialesco n l l ev a n ”, explica Findeter.El objetivo es claro: incentivar eldesarrollo de parques queaprovechen al máximo el aguaproveniente de las lluvias parasu autosostenimiento, minimi-zando o incluso evitando elriego artificial, optimizando eluso de energía y sirviendo comozonas de amortiguamiento einfiltración de los picos deto r m e n t a .La idea es que este proyecto seextienda a otras infraestructurasde la ciudad, como parquea-deros, vías y ciclorrutas.

Por primera vez el pueblo arhuaco tiene luz eléctrica en sus escuelas y centros de salud.