CLASE 4

KARL MARX Y LA CRÍTICA AL ESTADO MODERNO

Carlos Eduardo Pérez Crespo

KARL MARX: UNA INTRODUCCIÓN

Nos introducimos al estudio de Karl Marx para conocer su crítica al estado y la sociedad moderna. En su obra no hay propiamente una teoría o pensamiento político; sin embargo, su crítica al capitalismo lo lleva a una crítica del estado, que para él es un instrumento de dominación burguesa.

En Marx, entonces, se analiza al estado y a lo político desde una estructura predeterminada por lo económico. De este modo, el énfasis siempre está en cómo la estructura económica luego se “traduce” en intereses de clase.

Por tanto, para Marx hablar de las instituciones y del estado no tiene mucho sentido si es que no analizamos la estructura económica-productiva de la sociedad capitalista.

KARL MARX (1818-1883): VIDA Y OBRA

Marx nació en Trier, una provincia del Reino de Prusia. Empezó una carrera de derecho en la Universidad de Berlín, pero sus estudio sobre las leyes se volvieron más irrelevantes a medida que se introdujo más en la filosofía. De este modo, en 1841 presentó su tesis de doctorado sobre Demócrito y Epicuro en la Universidad de Jena.

A lo largo de su vida tuvo que lidiar con precariedades económicas, lo cual se reflejó en que sólo sobrevivieron tres de sus siete hijos. Por esa razón, su principal fuente de financiamiento fue de su amigo Friedrich Engels, quien pertenecía a una próspera familia industrial en Manchester.

En su juventud Marx perteneció al grupo de los “jóvenes hegelianos” de izquierda. Más tarde esto se traduciría en la culminación de sus principales obras: Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, La Ideología Alemana y El Capital.

KARL MARX: CRÍTICA A LA FILOSOFÍA DE HEGEL

Hegel reconocía tres esferas de la sociedad: a) la familia (egoísmo individualista); b) la sociedad civil (egoísmo universal) y c) el estado (el altruismo universal). En este esquema, el Estado (y por tanto también el Derecho) es la consumación de la razón universal, puesto que en él se resuelven las contradicciones de las esferas precedentes.

Herbert Marcuse: “(Hegel) da al Estado una posición suprema porque ve los efectos inevitables de los antagonismos dentro de la sociedad moderna. Los intereses individuales en competencia son incapaces de engendrar un sistema que garantice la continuidad del todo, y, por lo tanto, es necesario imponer sobre ellos una autoridad incontrovertible”.

Por tanto, para Hegel el Estado de Derecho en la única forma adecuada de gobierno en la sociedad moderna, puesto que es la más racional. Esta no es un producto natural y de privilegios, sino que está basada en la competencia de propietarios libres.

Marx plantea una inversión del modelo hegeliano: a) la sociedad civil (ámbito de la producción y las relaciones económicas) configura la forma de ser de la familia y el Estado.

Para esto, asimismo, Marx plantea una crítica a la religión, a la que considera una mera “ideología” que encubre los intereses de la estructura económica y de clase. Aquí se da la explotación y el conflicto de clases, en donde los actores principales son la burguesía y el proletariado.

Por tanto, a diferencia del modelo de Hegel, en donde las formas sociales y políticas se han adaptado a la estructura racional del Estado, Marx considera que hay un actor que no está dentro del proceso de la razón: el proletariado.

El proletario vicia el modelo racional del Estado y también a la sociedad burguesa.

KARL MARX: CRÍTICA A LA FILOSOFÍA DE HEGEL

LA IDEOLOGÍA ALEMANA: EL TRABAJO Y LAS FUERZAS PRODUCTIVAS

La primera premisa de la historia es la existencia de individuos humanos vivientes. Marx sostiene que la “organización corpórea” de los individuos es el primer hecho comprobable. Esto significa que, por lo menos teóricamente, la vida es el primer dato fundamental para la historia.

La diferencia entre este y el animal es la producción de sus medios de vida. Por ello, lo que el hombre es coincide con su producción, es decir, con lo que produce y con el modo cómo produce. Este hecho histórico implica una doble relación entre la producción y el intercambio entre individuos. Entre ambas se instaura la división del trabajo.

La división del trabajo en una nación se manifiesta en la separación entre el trabajo industrial y comercial y el trabajo agrícola, esto es, en la separación y oposición de intereses entre la ciudad y el campo.

LA IDEOLOGÍA ALEMANA: LA PROPIEDAD

El desarrollo de la división del trabajo condiciona las diversas formas de propiedad. De esta manera, Marx establece, en principio, tres formas de propiedad: la propiedad de la tribu, la antigua propiedad comunal y la propiedad feudal.

La propiedad tribal corresponde a una fase incipiente de producción. Se basa en la caza, la pesca, la ganadería y, eventualmente, en la agricultura. En esta fase, la división del trabajo se limita a la división laboral presente en la familia.

La segunda forma de propiedad está representada por la antigua propiedad comunal. Aparece como resultado de la fusión de diversas tribus en una ciudad.

La propiedad feudal se basa en una propiedad comunal de las tierras enfrentada a los campesinos o siervos de la gleba. A su vez, en las ciudades se desarrolla la propiedad corporativa que organiza al artesanado en gremios.

LA IDEOLOGÍA ALEMANA: EL TRABAJO Y LAS FUERZAS PRODUCTIVAS

Marx llega entonces a las siguientes conclusiones. Los individuos humanos, en tanto que productores, contraen entre sí relaciones sociales y políticas determinadas. De este conjunto de relaciones surge la organización social y el Estado.

A su vez, la producción de ideas y representaciones de la conciencia aparece, en sus orígenes, entrelazada con la actividad material. De manera semejante, el lenguaje de la política, de la religión, de la moral, de la filosofía, etc. se halla vinculada a la vida del pueblo.

La división del trabajo genera que cada individuo viva en un ámbito bien definido de actividades impuestas a él por la producción.

Así, surge un poder social que se sustrae al control particular de los hombres y que asegura el interés común bajo la forma del Estado. Por esta razón, concluye Marx, todas las luchas políticas entre la democracia, aristocracia y monarquía o las luchas por el sufragio, etc. son, en realidad, formas ilusorias de luchas reales entre las clases.

FIN