clanes menores - la senda de la luna

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Bien, he aquí un clan, no es el del sapo, que sigue en construcción, porque primero quiero ver como queda completado el clan de la rana, por Jubei-sama. Aviso que introducir este clan en vuestro imperio es bastante peligroso en el aspecto de que puede desequilibrarlo porque, aunque sólo hay 7 clanes mayores, y no sé cuantos menores, el clan al que me voy a referir no podría ubicarlo en ninguno de ambos bandos. Cuando leáis su historia y capacidades, me comprenderéis. He intentado seguir el mismo esquema que Jubei-sama en su creación del clan de la rana, para que sea más sencilla su lectura, y por mantener un formato al que nos podamos ir acostumbrando, aún así, hay algunas diferencias de orden, que ya comprobaréis. Espero que os agrade pero vuelvo a insistir que este clan desvirtuaría vuestro imperio. LA SENDA DE LA LUNA Entre las montañas del Dragón y las tierras Unicornio, existe, al norte, una cordillera que bordea esa parte del Imperio Esmeralda. Es entre esas montañas, que existe un edificio ignorado por todo el imperio, un edificio que no fue construido por samurai, un edificio que data de los albores de la caída de los kami. Cuentan los historiadores, que Hantei rajó el vientre de su padre, el Señor Luna, permitiendo de esa manera que sus hermanos salieran de su viva prisión, y también cuentan que durante el combate, se separaron la tierra y los cielos. Y dicen, que junto a los hermanos caídos, cayeron los ki-rin y otras criaturas pero, lo que nadie conoce, excepto unos pocos privilegiados es que, de la herida abierta en el vientre de Onnotangu, manó una gran cantidad de sangre del cuerpo del poderoso dios; sangre que, como era normal, fue a caer a la tierra y, donde cayó, formó un pequeño pozo, una minúscula laguna sanguinolenta que ha permanecido inalterable desde aquellos días. Pero, con el paso de los días, un grupo de hombres que huía del nuevo imperio de los kami caídos, dio con aquella laguna. Ese grupo de hombres pertenecía a una tribu nada

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Page 1: Clanes Menores - La Senda de La Luna

Bien, he aquí un clan, no es el del sapo, que sigue en construcción, porque primero quiero ver como queda completado el clan de la rana, por Jubei-sama. Aviso que introducir este clan en vuestro imperio es bastante peligroso en el aspecto de que puede desequilibrarlo porque, aunque sólo hay 7 clanes mayores, y no sé cuantos menores, el clan al que me voy a referir no podría ubicarlo en ninguno de ambos bandos. Cuando leáis su historia y capacidades, me comprenderéis.

He intentado seguir el mismo esquema que Jubei-sama en su creación del clan de la rana, para que sea más sencilla su lectura, y por mantener un formato al que nos podamos ir acostumbrando, aún así, hay algunas diferencias de orden, que ya comprobaréis. Espero que os agrade pero vuelvo a insistir que este clan desvirtuaría vuestro imperio.

LA SENDA DE LA LUNA

Entre las montañas del Dragón y las tierras Unicornio, existe, al norte, una cordillera que bordea esa parte del Imperio Esmeralda. Es entre esas montañas, que existe un edificio ignorado por todo el imperio, un edificio que no fue construido por samurai, un edificio que data de los albores de la caída de los kami.

Cuentan los historiadores, que Hantei rajó el vientre de su padre, el Señor Luna, permitiendo de esa manera que sus hermanos salieran de su viva prisión, y también cuentan que durante el combate, se separaron la tierra y los cielos. Y dicen, que junto a los hermanos caídos, cayeron los ki-rin y otras criaturas pero, lo que nadie conoce, excepto unos pocos privilegiados es que, de la herida abierta en el vientre de Onnotangu, manó una gran cantidad de sangre del cuerpo del poderoso dios; sangre que, como era normal, fue a caer a la tierra y, donde cayó, formó un pequeño pozo, una minúscula laguna sanguinolenta que ha permanecido inalterable desde aquellos días.

Pero, con el paso de los días, un grupo de hombres que huía del nuevo imperio de los kami caídos, dio con aquella laguna. Ese grupo de hombres pertenecía a una tribu nada civilizada, que se alimentaba de la carne de sus semejantes, practicando el canibalismo. Había muchos grupos como aquel en aquella época, tribus de hombres que no tenían lugar en el nuevo orden de las leyes del Imperio Esmeralda. Aquellos hombres, probaron aquella sangre, se volvieron locos en una ordalía de violencia y adoración a lo desconocido. Pero, si la sangre de los humanos es poderosa para practicar ciertos ritos, imaginaros la sangre del mayor dios que ha existido jamás.

Durante aquella noche, con la luna en todo su esplendor, algo maravilloso, o terrorífico ocurrió: aquellos hombres fueron tocados con los dones que habían pedido al disco brillante de la noche. Y, aunque el imperio y los historiadores ven en Onnotangu a un señor del mal, un señor que se comió a sus retoños, aquellos que sobrevivieron a la toma de la sangre del dios, eran simples humanos, que, aunque bárbaros, poseían un espíritu noble. De la sangre del dios y la bondad de aquellas almas, nació una criatura a la que adorar. Sí, por extraño que pueda parecer, es lo que ocurrió porque, aquellos hombres se encontraban desplazados, perdidos, fuera de sus tierras por el poder del nuevo imperio y, como todo grupo de seres humanos, esos hombres solicitaron al dios una guía que los hiciera sobrevivir al nuevo orden; y lo obtuvieron. De la sangre, tanto del dios como de los hombres que murieron aquella noche, surgió una criatura con forma humana, excepto por su naturaleza y su estatura. Aquella criatura, se alzó,

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completamente desnuda, arropada sólo por la sangre de la laguna. Escuchó los rezos, las súplicas, los ruegos de aquellos pocos supervivientes, y actuó. Emulando a los kami caídos, los 22 bárbaros competieron por un puesto de honor para dirigir aquella semilla de una nueva sociedad aparte del Imperio Esmeralda. Pero los combates fueron a muerte y sólo quedó una mujer, una dama que pudo con todos sus oponentes. Una dama que, posteriormente fue bendecida con la semilla de aquel avatar de Onnotangu. Esa misma noche, tal y como había llegado, el avatar del dios desapareció y, la mujer, quedó tendida entre los restos de aquella barbarie, embarazada.

Durante siete meses, los que duró el embarazo, la mujer pudo sobrevivir gracias a su pericia como cazadora, alimentándose de sus presas, de algunas raíces y de la sangre del pozo. Y esa sangre alimentó a su hijo, que, además de proceder de un dios, se alimentaba de su esencia. Y, aunque la mujer le hablaba, como si ya lo tuviera entre sus brazos, dándole su amor, la sangre y la maldad de Onnotangu también influían en él. En la parte final del embarazo, algunos hombres se acercaron a esa parte de las montañas, huyendo también del nuevo imperio. Cuando encontraron a la mujer, no la atacaron, ni intentaron adueñarse de la laguna, a pesar de que se sentían atraídos por esta. El brujo de aquellos bárbaros recién llegados, indicó que aquella mujer era una elegida de los dioses y, toda la nueva tribu, la cuidó, como si la salud de ella fuera lo más importante que existía.

El bebé nació, pero la madre murió durante el parto. Así que él estaba solo en el mundo, excepto por aquellos bárbaros. Antes de la muerte, su madre había hablado con el brujo de aquellos hombres. Él le prometió que nadie tocaría la laguna, y que cuidarían a su hijo, el propio brujo aceptó enseñarle todos los secretos que conocía. Sin embargo, aunque el brujo se encargó de su educación, cuando el niño fue creciendo, pronto dejó constancia de su sabiduría; por algo era un hijo de Onnotangu.

A la edad de doce años, Shirai, como era conocido el niño, ya había acondicionado la vida de aquellos que permanecían junto a él, incluso había apartado a un lado al brujo, puesto que había descubierto que aquel hombre tan sólo era un charlatán que se aprovechaba de la ignorancia de su pueblo. Un pueblo que vio en Shirai a mucho más que un niño, pues seguían sus ordenes con dedicación. Al igual que hubiera ocurrido 12 años antes, aquel pueblo necesitaba de un guía y Shirai, se convirtió en ese guía. Era sencillo olvidarse de su edad, puesto que el niño medía 1’60 y su mirada desconcertaba a los más ancianos, como un profundo pozo de sabiduría. Cuando contaba con 13 años, Shirai ordenó construir un edificio alrededor de la laguna, una especie de castillo colosal, como si hubiese sido hecho para ser habitado por humanos mucho más altos que aquellos bárbaros que le servían. Tardaron cerca de veinte años en levantar aquel edificio, durante los cuales Shirai había viajado a lo largo del nuevo imperio, comprendiendo sus métodos, descubriendo sus errores. Poco a poco, el pueblo de Shirai se fue haciendo más culto, más civilizado. Y Shirai les fue educando, como sus viajes le habían educado a él. Así, fue pasando el tiempo y Shirai, encontró una esposa dentro de su pueblo, una mujer llamada Imuko, por aquel entonces, Shirai medía 1’90, algo excepcional. Shirai e Imuko tuvieron descendencia, una preciosa hija a la que pusieron de nombre Shikumi. Y Shikumi pronto comenzó a hacer ver a todos que era tan extraordinaria como su padre.

Aquel pueblo ocultó el castillo a la vista del resto de mortales, dándole la forma de una inmensa colina rocosa, y encubriendo su entrada. A los ojos del imperio, el pueblo de Shirai no existía. Y así debía de ser, porque, como Shirai había descubierto, el

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poder de su pueblo residía en los conocimientos de su descendencia, y en aquella laguna de sangre. Si el imperio llegaba algún día a conocer que bebían de aquel pozo, los atacarían, para acabar con ellos. Así que, poco a poco, el secreto del pozo fue guardándose más, hasta que, tras la muerte de Shirai y la sucesión de varias generaciones de su linaje, aquel pozo tan sólo fue utilizado por el gobernante del linaje de Shirai.

Cerca de 500 años después, el linaje de Shirai, había llegado a introducirse paulatinamente en el nuevo imperio, ocultando su presencia a los demás, actuando como ronin. De esa manera, conseguían conocer las nuevas que de otra manera les hubieran resultado ignotas. De esa manera, no se quedaron atrás en los avances del Imperio Esmeralda, mientras preservaban sus propios conocimientos, para no desvelarlos ante ningún extraño.

Este es el clan de la Luna, el clan de Shirai. Y esta es la historia de Shi Shiro.

CULTURA

Paradójicamente, los descendientes del pueblo de Shirai, son cercanos a los 400, sin contar con los heimin y los hinin, descendientes del pueblo que ayudó a Shirai a levantar Shi Shiro, lo que resulta una gran cantidad para una sociedad que trata de pasar desapercibida. Su cultura es idéntica a la de cualquier otro clan de Rokugan pero, abarca algunos cambios.

Siendo tan limitado su número de samurai, hay algunos aspectos que no son bien vistos entre los samurai de la familia Shirai.

En primer lugar, nunca realizan un duelo a muerte, además, procediendo de una barbarie sin límites, los descendientes de Shirai han comprendido que deben de huir de aquel remoto pasado.

El honor sigue siendo igual de importante entre los Shirai, de tal manera que, cuando se comete una gran fallo, y un samurai es considerado un hombre sin honor, debe de pagar, no con su vida, pues sería un gran desperdicio, sino con su degradación dentro de su sociedad, pasando de ser un hombre de casta samurai a ser considerado un hinin, trabajando como eta, el más deshonrosos de los cargos dentro de la sociedad del clan de la Luna, puesto que los eta, al igual que los antepasados de los Shirai, conviven con lo muerto.

Los Shirai no comprenden el lado positivo que puede haber en quitar una vida, sea de quien sea, aunque ese hecho pueda repercutir negativamente en su futuro; de hecho, el castigo para un Shirai que quita una vida, incluso en defensa propia, se castiga con la muerte; y, teniendo en cuenta, el odio que sienten los Shirai hacia la muerte, esto puede indicar con claridad el desprecio que siente hacia quienes la quitan. Todos los Shirai saben que, si algún día, el imperio descubre su existencia, y deciden atacarlos, tendrán que abandonar sus tierras, porque no se defenderían causando más muertes. Y eso significaría perder el control de la laguna de la sangre (Shi no mizu).

La religión de los Shirai es un culto a la muerte. De tal manera que ofrecen sacrificios muy particulares a los kami de Shi no mizu, para que el Gran Kami de la muerte, les sea propicio y se olvide de los Shirai. En este culto, el sacrificio consiste en una de las mayores pérdidas de la comunidad del clan de la Luna. El bushi que mejor considerado esté por los Shirai, incluyendo al propio Campeón del clan, debe de abandonar Shi Shiro para siempre, dejando atrás todo conocimiento de los Shirai, para

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vivir una nueva vida en el imperio. Una vida que, aunque nueva, no le hace cambiar, normalmente, de opinión respecto a lo innecesario de la muerte.

No existen shugenja entre los Shirai, a pesar de conocer el arte de estos pero, a cambio, gracias a su culto hacia la muerte, han obtenido una delas magias más temibles del imperio. La muerte se produce y el alma parte para reencarnarse pero, los Shirai no creen en la reencarnación, sino en la pérdida definitiva de la vida, es por ello que su magia se ha basado en el arte de matar al cuerpo, pero sin afectar al espíritu, de tal manera, que la muerte del espíritu no se produce. Esto puede explicar el porqué de la no cremación de los cuerpos de los samurai o heimin y hinin muertos, ya que los monjes Shirai, tienen la capacidad de arrancar el espíritu de un hombre muerto de su cuerpo y trasladarlo a un objeto; a ese objeto se le conoce por el nombre de Uikasaru (del cual, hablaré más adelante). Lo cuerpos de los Shirai muertos son llevados por los más altos dignatarios de los monjes a Shi no mizu, donde son desangrados y su sangre es vertida de nuevo en la laguna. Posteriormente, los cuerpos son utilizados por los hinin para crear abono que entregan a los campesinos (y conociendo la dificultad de sobrevivir en las montañas del norte, no es de extrañar que los cuerpos sean utilizados de esa manera). Con los cadáveres de los heimin y los hinin, no hay ningún ritual previo, simplemente, son utilizados como abono.

Es por estas extrañas costumbres que los Shirai saben que no serán aceptados por el imperio, y por eso permanecen ocultos.

OPINIONES SOBRE LOS CLANES

Puesto que los Shirai no son conocidos por los clanes del imperio, no hay opiniones sobre ellos pero, los Shirai si que tienen unas muy formadas opiniones sobre el resto de clanes del imperio.

- Cangrejo: Son atacados por criaturas sin alma, por lo que es normal que acaben con ellas. De entre todos los clanes, posiblemente sea el que más deba ser halagado por los Shirai, puesto que sus acciones conllevan a la salvaguarda de los espíritus de todos y cada uno de nosotros.

- Dragón: Sus montañas guardan secretos para nosotros pero, siguen un camino en el que creen. Parece que son incomprendidos por el resto de los clanes, como nos pasaría a nosotros si revelásemos nuestra identidad. Posiblemente, los comprenderíamos si ellos nos dejasen conocerlos, al igual que podría ocurrir si ellos nos conocieran a nosotros.

- Escorpión: Son unos inmundos seres, pero como toda alma, tienen derecho a la vida, aunque si es lejos nuestra mejor. Hay que tener cuidado con ellos porque pueden saber más de lo que deseamos.

- Grulla: Sofisticados, señoriales, tienen una capacidad sobrenatural para cualquier ámbito en el que quieran destacar; son el alma del imperio, sin los Grulla, todo sería una pantomima sin sentido y, los Shirai, nos daríamos a conocer para ayudar a los Cangrejo y crear un nuevo imperio.

- León: Su sentido del honor les puede, aunque nos asombra su capacidad de sufrimiento. A pesar de su inferioridad en el aspecto del honor que ellos mismos se han creado, su capacidad de lucha para defender lo que estiman necesario y justo les haría unos adversarios con los que, si

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perteneciera a un clan del imperio, no me gustaría tener que enfrentarme. Lamentablemente, prefieren perder vidas antes que renunciar a un enfrentamiento que causa heridas que nunca se cerrarán. Sin embargo, los Kitsu nos intrigan y estamos dispuestos a aprender de ellos, aunque no pensamos que sena ciertas muchas de sus creencias.

- Fénix: Ellos han sondeado nuestro hogar, pero no han visto nada porque no los hemos dejado, ellos piensan que algún día sabrán todo y podrán actuar, no se dan cuenta que mientras llegan a conocer lo que existe, ha dejado de existir, para forjarse un nuevo orden. Los Fénix no comprenden que el mundo no les espera, sigue su curso sin ellos. Aún así, es uno de los clanes que más respeto muestra por las vidas, aunque siguen teniendo extrañas costumbres, como todos los samurai del imperio.

- Unicornio: Bárbaros, como fuimos nosotros. Así que no tenemos el derecho a juzgarlos, al menos, ellos han conseguido ser reconocidos como parte del imperio. Nos asombran cada día con su forma de ver el mundo, pero cada día nos asombrarán menos, puesto que cada día forman más parte del Imperio Esmeralda y tienen menos nuevas que contar. Ya mismo serán iguales a los demás grandes clanes.

- Mantis: Poco sabemos sobre los marineros pero, su crueldad, que se refleja en sus miradas, su sangre fría que les hace querer más y m´sa, los distancia por completo de los Shirai.

- Halcón: Sus ojos ven cosas que nosotros no vemos, dicen que tienen un sendero para los muertos, algo que es imposible, porque los muertos mueren y no vuelven. De todas maneras, son mucho más grandes que algunos de los grandes.

- Gorrión: Viven en la humildad, como nosotros solíamos hacer antes. Tienen un camino difícil que recorrer pero nos agradan, ellos son casi como nosotros.

- Rana: Una vez vi a uno de ellos, con sus penetrantes ojos verdes. Parecía conocer toda mi verdad y eso me asustó. Son pequeños en importancia y número, pero también lo es una flecha.

TIERRA

El clan de la luna vive en unas montañas casi tan inhóspitas como las Agasha, donde el frío y la falta de tierra de labranza crea serios problemas para la subsistencia de una gran comunidad, sin embargo, los Shirai no son una comunidad demasiado grande, por lo que consiguen sobrevivir. Las cumbres son escarpadas y las trampas de hielos naturales suelen ser mortales.

Shi Shiro se encuentra en un valle entre montañas, donde, aunque pueda parecer extraño, la temperatura es ideal y hay verdes prados. Este fenómeno, se debe a Shi no mizu, que es capaz de dar vitalidad a las tierras que la rodean.

Respecto a Shi Shiro, es un castillo que sería fácil de tomar, si se descubriera su existencia, claro que eso es prácticamente imposible, puesto que los heimin y hinin parecen una comunidad normal del imperio, excepto por la falta de un crematorio. Así que nadie tiene porqué sospechar que Shi Shiro deba de existir. Shi Shiro está constituido por siete plantas, cada una de ellas con una altura superior a los tres metros, llegando la primera de ella a siete metros de altura. Interiormente es muy acogedor, lleno de grandes obras de arte, puesto que los Shirai destacan en diferente tipo de ellas,

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como la pintura o el manejo del telar, la escultura, etc. Es en la primera planta donde se encuentran los monjes del culto al Gran Kami de la muerte, los guardianes de Shi no mizu, al cual se accede a través de una escalinata tras 25 metros de descenso, la misma altura que posee Shi Shiro, por encima de la tierra. Es en la séptima planta donde tiene su residencia la familia más directa del Campeón del clan, reservándose la sexta planta para el mejor de los bushi y sus alumnos; en esta planta, hay todo tipo de material para entrenarse en muchas disciplinas distintas de combate porque, los bushi Shirai deben de poseer un gran manejo de las armas, para no acabar por error con la vida de su oponente.

Aunque nunca portan sus armaduras fuera del Shiro, los samurai Shirai tienen armaduras de color rojo, casi negro, y plateado, predominando este último.

NEMURANAI

Cinco nemuranai, todos ellos fabricados por Shirai, demuestran el gran poder que podría llegar a tener el clan de la Luna.

- Shiken: La katana ancestral, tiene la capacidad de no separar el alma del cuerpo, cuando produce la muerte de este último. Manteniendo el alma en un estado de sosiego que le impide hacer cualquier cosa hasta que sea extraída del cuerpo muerto. Shiken tiene en su hoja grabado la luna y su filo parece exhalar un humo de color rojizo.

- Noofumi: El wakizashi ancestral, es el único medio por el cual se permite a un samurai quitarse la vida, cuando es acusado de asesinato o de matar a alguien. Su poder reside en el hecho de que purifica al samurai que comete sepukku a limpiarse de cualquier mancha que haya cometido, dejando limpia la memoria del clan. No se diferencia de un wakizashi normal, excepto por su excelente forja.

- Takumenerazi: Es el pequeño vaso utilizado por el abad del monasterio de Shi Shiro para dar de beber al Campeón del clan sangre de Shi no mizu. Ceremonia que ocurre cada cinco años y, durante la cual, el Campeón consigue un punto adicional de vacío que desaparece al cabo de los cinco años. Si el Campeón bebiese esa sangre de otra manera, perdería su cordura, algo que no le ocurrió a Shirai debido a su naturaleza divina. Fue forjado por Shirai para su hija Shikumi. Su tamaño es el de un dedal, de carácter plateado.

- Waoru: Es la armadura ancestral del clan. Es una armadura ligera, plateada en los extremos y rojiza en el centro, a bandas verticales. Su tamaño es el adecuado para una persona cercana al 1’90, por lo que ha dejado de utilizarse, puesto que ningún descendiente posterior de Shirai, ha sobrepasado el 1’80. Su capacidad permite que quien la porte, se vea salvaguardado de los efectos del desangramiento, cerrándose sus heridas de manera inmediata.

- Fokuri: Es el cincel con el que el maestro de los artesanos que construyeron Shi Shiro, dio forma a la parte exterior del castillo. Tiene la apriencia de un cincel normal, pero, quien lo utilice, se verá iluminado por los kami de la zona, permitiendo dar la apariencia de lo que le rodea a cualquier obra que realice con él.

LA FAMILIA SHIRAI

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Debido a su procedencia divina, los Shirai tienen beneficio de familia. Pero, este beneficio no se aplica como la ganancia directa de un punto en una característica, sino con la adquisición de la ventaja Grande, reflejando su estatura y su corpulencia física, con una complexión contraria al rokuganés normal, ya que más que atléticos, los Shirai pueden definirse como corpulentos.

ESCUELA

Shirai bushi: quimono, equipo de viaje, daisho, armadura ligera, un pequeño vaso de cerámica (en el que beben siempre, debido a su extraña religión), un arma a su elección y parten sin dinero alguno, puesto que en su sociedad no lo utilizan. (2 objetos son de buena calidad)

Beneficios: +1 FuerzaHabilidades: Kenjutsu, Caza, Montañismo, Atletismo, Etiqueta, Iaijutsu y

Shijutsu.

Técnicas:

Rango 1.- El poder de la sangre

El bushi Shirai tiene la capacidad de detectar el estado de salud y la fortaleza de su oponente, comprendiendo qué cantidad de daño puede este recibir, antes de morir. De esta manera, el bushi puede decidir que dados guarda en el daño, para no acabar con la vida de su adversario.

Rango 2.- Un trago amargo

El bushi ha adquirido la capacidad de golpear a su enemigo para dejarlo inconsciente, debido al dolor causado por el golpe. Es una técnica que tarda mucho en dominarse, de ahí su dificultad para ser llevada a cabo. Cuando el bushi declara esta técnica, su dificultad para golpear al blanco se ve aumentada en la Resistencia * 5 de éste pero, si el bushi Shirai consigue la tirada, el blanco cae inconsciente.

Rango 3.- Caliente y salada

En este rango, el bushi hace un daño interno a su oponente que, de proseguir moviéndose, morirá, perdiendo 5 puntos de estado de salud por asalto pero, si permanece durante una hora sin realizar movimientos bruscos, sanará al poco tiempo. La dificultad para llevar a cabo esta técnica es de +10 pero, además, el blanco tiene derecho a una tirada de resistencia contra una dificultad de 15 para no sufrir el efecto devastador. Además, el bushi Shirai puede complicar esa tirada, sacrificando 5 puntos de daño para incrementar en uno la dificultad de la tirada de resistencia. (Por ejemplo; Shirai Onoge, declara Caliente y salada. Para golpear a su adversario, Bayushi Uikaji, debe de conseguir un 20 pero, como ha declarado esta técnica, la dificultad incrementa a 30. La tirada de Onoge es de 34, por lo que la técnica tiene efecto. Shirai Onoge sabe que Bayushi Uijaki está herido y le quedan un total de 15 puntos de salud. Así que tira su daño y consigue un 19. Con ese resultado Uijaki estaría muerto pero Onoge sacrifica 15 puntos para incrementar la dificultad de la tirada de resistencia de Uijaki en un +3. Así que Uijaki debe de conseguir, con 2g2 de resistencia un total de 18. Uijaki consigue

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sólo un 13, por lo que ha recibido el daño de la técnica, teniendo que quedarse quieto para no morir. El daño que se ha llevado es tan sólo de 4, pero un hilillo de sangre sale por su boca, haciendo saber a Bayushi Ujiaki que tiene un daño interior mucho mayor del que parece. Ujiaki se rinde ante Onoge, intentando salvar su vida, pensando en cómo ha podido ser vencido, mientras paladea el sabor de su sangre, caliente y salada).

VENTAJAS, DESVENTAJAS Y HABILIDADES

Además de poseer la ventaja de Grande, los samurai Shirai pueden tener una ventaja nueva, así como una desventaja también nueva.

Sangre divina (ventaja nueva, 8 puntos)

Los Shirai tienen una sangre tan poderosa que no sufren enfermedades y, además, son inmunes a los venenos. Aparte de todo esto, su sangre se oxigena con más facilidad de lo normal, por lo que a efectos de juego, su resistencia para tiradas contra cansancio se ve doblada.

El poder de la luna (desventaja nueva, 5 puntos)

Pero los Shirai también tienen el influjo de Onnotangu sobre ellos, así que cuando pierden el control una vez, lo hacen para siempre, volviéndose mezquinos, crueles, irritables con facilidad. A discreción del director de juego, el jugador deberá de hacer tiradas de voluntad contra una dificultad de 20 o intentará acabar inmediatamente, con el objeto de su ira. Estas situaciones pueden ser desde un posadero que sirve antes a otro, un samurai que se muestra demasiado arrogante con el Shirai, etc...

Shijutsu (habilidad nueva)

Es un arte marcial parecido al jiujutsu, sólo elegible por aquellos que conozcan el rango 1 de la escuela de bushi Shirai. La principal diferencia es que sus movimientos van encaminados a romper los brazos y las piernas de los oponentes, de manera que este no pueda seguir peleando. Para ello, todas las tiradas del bushi que utilice este arte marcial y quiera obtener sus beneficios, debe de declarar aumentos a los brazos o a las piernas. Además, el bushi perderá la iniciativa para poder preparar su ataque tras conocer el movimiento del oponente. Para conseguir romper la extremidad, se requiere primero una maniobra de agarre, con los aumentos declarados, de manera posterior, se requiere una segunda tirada para la rotura, con la misma dificultad que la primera y, además, el blanco tiene derecho a una tirada de resistencia contra una dificultad de 20. Si sobrepasa esta tirada, no sufrirá la rotura, pero sí se llevará el daño del arte marcial, 0g1, aplicando la fuerza del bushi Shirai, por supuesto. Quien vea a un Shirai practicar el Shijutsu, verá a un hombre que utiliza muy pocos y muy exactos movimientos, un bushi que parece tener poca movilidad, como si ahorrara energías, y que, sin embargo, cuando se mueve, lo hace de una manera muy eficiente.

ANCESTRO Shirai (5 puntos)

Shirai fue un gran hombre en todos los aspectos. Él levantó un clan de un grupo de bárbaros. Viajó por el imperio, reconociendo los valores positivos de la sociedad rokuganesa, y declinando los negativos.

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Pronto, consiguió saber lo suficiente como para ser escuchado cada vez que hablaba; de este modo, los que tengan a Shirai como ancestro, ganarán un dado que guardarán en todas sus tiradas sociales. Además, de no ser interrumpidos cuando exponen cualquier tipo de tema.

Sin embargo, ser un descendiente de Onnotangu, tiene un gran inconveniente. Un samurai con Shirai de ancestro odiará a sus hijos, de tal manera, que si no acaba con ellos, en un futuro, alguno de ellos se enfrentará a él para darle muerte, si es que no ha perecido antes. Por este motivo, en tres ocasiones el linaje de Shirai ha estado a punto de quedarse sin una continuación pero, siempre, los vástagos del Campeón que tuvo esta debilidad, terminaron con la vida de su padre.

LA ORDEN DE MONJES SAMURAI DE SHI NO MIZU

Los guardianes del Shi no mizu son veinte monjes, elegidos directamente por el Campeón del clan de la Luna. No es un puesto hereditario. Estos monjes han conocido un tipo de magia desconocida para el resto de los hombres. Su culto, al Gran Kami de la Muerte, los hace más longevos de lo normal, pudiendo vivir hasta los 150 años. Aunque para conseguir este beneficio, han de pagar un precio: los monjes de Shi no mizu no pueden abandonar Shi Shiro, excepto una vez cada año, por un máximo de tres meses, teniendo que vivir recluidos en el castillo.

Beneficio: +1 VoluntadHabilidades: Bojutsu, Medicina, Caligrafía, Historia, Etiqueta, Medicina

avanzada, Meditación.Equipo: Bo, quimono, paquete de viaje, wakizashi, vaso de cerámica. Ningún

koku.

La magia de Shi no mizu:

Estos monjes consiguen su poder de la sangre del pozo, pero no beben de ellas, si no que bañan su bo en ella, bo que utilizan parasus conjuros y, que si les faltara, no podrían utilizar su magia. Cada monje tan sólo dispone de un bo. Un bo que sabe utilizar con eficacia en la lucha cuerpo a cuerpo.

Cada vez que los monjes aprenden un conjuro nuevo, graban un símbolo en su bo, para luego bañarlo en la laguna. De esa manera, consiguen el poder para sus conjuros. La magia de los monjes samurai de Shi no mizu es inmediata, sin tener tiempo de lanzamiento ni necesitar concentración posterior. No pueden poseer maestría, dependiendo de su bo. Los conjuros se lanzan mediante rango de escuela + una determinada característica o el anillo de vacío.

A efectos de juego, los monjes de Shi no mizu pueden lanzar conjuros normales, pero, además, disponen de estos otros.

Extraer el alma (Vacío)

Una vez muerta una persona, el monje puede sacar su alma e introducirla en un objeto, de tal manera que posteriormente, el monje o aquel que haya sido bendecido con el conjuro Palabras de muerte, pueda hablar con éste. La dificultad es de 30 y requiere

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un gasto de un punto de vacío. Si el monje samurai falla la tirada, pierde un punto de vacío de manera permanente. Además, el objeto receptor, conocido por el nombre de Uikasaru, que puede ser cualquiera, incluyendo cualquier objeto muerto, nunca planta o animales, mantiene una cantidad de puntos de vacíos que permite al alma del muerto, si este conocía algún tipo de magia, el utilizarla, gastando un punto de vacío por conjuro. Si el Uikasaru se rompiera, el alma atrapada en él se perdería.

Palabras de muerte (Conciencia)

Este conjuro permite al blanco el hablar con espíritus encerrados en cualquier Uikasaru, siempre que tenga al Uikasaru en su poder, portándolo en el momento de la conversación. Tiene una dificultad de 20 y dura hasta la rotura del Uikasau o la muerte del blanco. Pero tiene un problema, el alma del Uikasaru puede no querer callarse, por lo que el receptor de este conjuro, no podría dejar de escucharlo, excepto soltando al Uikasaru.

Desolación y vida (Percepción)

Con este conjuro, el monje samurai de Shi no mizu, es capaz de hacer que todos los que estén al alcance de su vista, (necesitando un aumento por cada blanco tras el primero), sientan el dolor de la pérdida del ser más querido que tengan, teniendo que pasar una tirada de voluntad de 20, o perdiendo el asalto en lamentaciones inútiles.

Los conjuros normales, sin embargo, los monje samurai no los lanzan utilizando un anillo, para utilizarlos lo hacen con una característica, a definir por el director de juego y, el límite de lanzamiento de conjuros del que disponen, es de tantos como su rango de escuela +1 por día, algo irrisorio en comparación con otros clanes.

QUIÉN ES Q1UIÉN EN EL CLAN DE LA LUNA

Shirai IwaitooBushi Shirai de rango 3 y actual Campeón del clan de la Luna

Tierra 2 Voluntad 3Agua 3Fuego 3 Agilidad 4Aire 3 Reflejos 4Vacío 4Honor: 3.8Gloria: 0 / *2.5 (*es conocido fuera de su clan como Saizo, un ronin)Ventajas: Grande, Sangre divina, Suerte (3 puntos)Desventajas: Blando de Corazón.Ancestros: ShiraiHabilidades: : Kenjutsu 3, Caza 3, Montañismo 4, Atletismo 3, Etiqueta 3, Iaijutsu 2, Shijutsu 3, Historia 3, Heráldica 2, Sinceridad 3.

Iwaitoo es el actual Campeón del clan de la Luna, y único daimyo que existe en el clan. Tiene dos descendientes, aun jóvenes, puesto que él sólo posee 27 años. Su mujer es uno de los monjes samurai de Shi no mizu.

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Ha viajado por el imperio desde que cumplió los 23 años, prolongando sus salidas por periodos cercanos al año y aprendiendo de los clanes. Siente cierta afiliación al clan Grulla, lo que preocupa a sus seguidores, puesto que Iwaitoo ha declarado más de una vez que quizás vaya siendo hora de mostrarse al Imperio.

Es un hombre guiado por la mano de su ancestro y porta el Uikasaru de su padre, y otro Uikasaru del anterior abad de Shi no mizu, a los que escucha al haber sido bendecido por el conjuro de palabras de muerte.

Nadie lo sabe pero, la actitud aperturista de Iwaitoo se debe a un encuentro “fortuito” que tuvo a la edad de 15 años con Togashi Yokuni. Iwaitoo comprendió que el Dragón conocía la existencia del clan de la Luna y, es por eso, que intenta preparar a su clan ante la posibilidad de que el Imperio se acerque a ellos.

Posiblemente, deba de abandonar su clan dentro de un año, puesto que es, sin duda alguna, el mejor bushi, así que le tocará sacrificarse, para que le Gran Kami de la muerte siga respetando a los Shirai.

Abad Shirai MazukiMonje samurai de Shi no mizu de rango 4

Tierra 3 Voluntad 4Agua 3Aire 4Fuego 3 Vacío 4Honor: 3.2Gloria: 0Ventajas: GrandeDesventajas: Secreto OscuroHabilidades: Bojutsu 4, Medicina 4, Caligrafía 4, Historia 4, Etiqueta 5, Medicina avanzada 4, Meditación 4, Atletismo 3.Hechizos: Extraer la vida, Palabras de muerte, Desolación y vida, Senda de la paz interior.

Mazuki cuenta la extraordinaria edad de 123 años. Sin embargo, no aparenta más de 50. Es un hombre calmado que con el paso de la edad se ha vuelto más violento. Todo ello se debe a un desafortunado accidente. Cuando cumplió 48 años, el mismo día que fue designado como abad de Shi no mizu, Mazuki cayó al interior de la laguna. Desde aquel día, ha tenido visiones de fuego y sangre, de una gran guerra que se avecina. Mazuki no ha hablado con nadie de ello, puesto que si se descubriera, posiblemente sería condenado a ser un eta.

Ha salido cada vez que ha podido de Shi Shiro, para buscar una paz en monasterios, que puedan hacerle olvidar su infortunio. Sin embargo, por ahora no lo ha conseguido y, notando que su vida se le escapa, ha dejado de luchar contra el pasado, el problema es que cada noche, sufre pesadillas, que, aunque no muy fuertes, pueden llegar a hacerle perder su rígido control.

Mazuki intuye que algo le ocurre a su Campeón, y cree que tiene que ver con sus

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visiones, por lo que teme que el destino de su clan sea participar en la guerra que él vaticina para antes de su muerte.

LA HISTORIA DE SHIRAI JUBEI (esta es una historia que explica un poco más la filosofía del clan de la luna, así como de sus samurai) Iré añadiendo más pequeñas historias a fin de que sea más comprensible como actúa un Shirai.

Había sido el mejor amigo de Iwaitoo, llegó a dirigir a las patrullas de reconocimiento, como Karo de su Campeón; y, ahora, lo había perdido todo, completamente, y lo sabía, condenadamente lo sabía mientras miraba la orilla de aquel mar azul, que nunca había esperado conocer, lo sabía mientras los vespertinos rayos de Amateratsu doraban su piel, lo sabía, aunque desconocía el hecho de que ella estuviese pocos metros tras él. Pero, para que comprendáis la historia, debería do comenzar por el principio de su vida, ¿de quién?, pues de él, ¿quién si no?, Shirai Jubei.

La pasada generación de Shirai, dejó al padre de Iwaitoo como Campeón del clan. Eso significaba, que alguno de sus hijos ocuparía el cargo en el futuro, excepto que la maldición se adueñara de él. Y Shirai Fuwara tuvo un hijo, nuestro actual daimyo y Campeón, Shirai Iwaitoo. Sin embargo, su hijo fue creciendo y, Fuwara, en ningún momento pareció tenerle una animadversión especial, al contrario, todo el clan se pronunciaba sobre el tremendo lazo que había entre padre e hijo. Entonces, los kami se aliaron con la familia Shirei, para dar a Gokawa, el hermano del Campeón Fuwara, un hijo varón. De esa manera, los dos primos serían amigos y aprenderían juntos, y Shirai Iwaitoo, encontraría en su primo Shirai Jubei, a un aliado y a un consejero. Los dos hermanos, Fuwara y Gokawa, se felicitaban de su suerte y agradecían a los veinte monje de Shi no mizu lo que el destino les había deparado a ellos y a sus descendientes. Y pasaron los años, Iwaitoo, fue obligado por su padre a compartir cada minuto de su tiempo libre con Jubei, su primo, cosa que no le agradaba mucho pues, cuando él contaba con siete años, su primo tan sólo tenía dos y eso le resultaba algo aburrido, sin embargo, los años se fueron sucediendo, como lo hace la caída de las semillas de los árboles, y Iwaitoo se hizo un joven aplicado y fuerte; las visitas a su primo Jubei unía los lazos entre los dos primos, tanto, que algunas noches, sin que nadie lo supiera, Iwaitoo iba a la habitación de Jubei, y ambos se quedaban hablando, hasta quedar dormidos.

Fue en una de esas noches, que Iwaitoo escuchó como se deslizaba el shoji de la habitación y vio la silueta de su tío Gokawa. La oscuridad casi total, hizo que Gokawa no descubriera a Iwaitoo, pues no conocía las costumbres de su hijo y su sobrino de quedar por las noches juntos. Entonces, Gokawa se acercó a Jubei, desenvainó el wakizashi que portaba y lo acercó al cuello desnudo de su dormido hijo. Iwaitoo se quedó conmocionado, ¡iba a matarlo!, un crimen que los Shirai odiaban, pero que, en el caso que se presentaba, era aún más pavoroso porque se trataba de la muerte de un padre a su hijo. Entonces, Iwaitoo lo comprendió: la maldición corría por las venas de Gokawa. Saltando de la cama, sin que su tío supiera lo que pasaba, Iwaitoo hizo caer a su tío, de espaldas. Jubei se despertó, sobresaltado, sin saber lo que ocurría. Gokawa, con la esperanza de que su sobrino no lo hubiese identificado, salió de la habitación corriendo, llorando, puesto que, aunque odiaba a Jubei por la maldición, lo seguía queriendo como a su único vástago. Cuando Iwaitoo relató a su padre lo sucedido, éste fue a hablar con su hermano. Fuwara sentenció que desde aquel día, Gokawa pasaría a formar parte de los eta, y Jubei quedó

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como su protegido. Aunque, cuando creciera, podría buscar venganza: era la única excepción en la que la muerte no era castigada, cuando un hijo acababa con la maldición de su padre, quitándole la vida. Pero con el paso de los años, Jubei negó su implicación en un acto tan vil, honrándose y honrando a su familia.

A la edad de 21 años, Iwaitoo fue nombrado Campeón del clan de la Luna, por la muerte de su padre. Jubei contaba con 16 años. Ya era un hombre, que había obtenido su gempukku. El entrenamiento de ambos primos, los hizo sabios y poderosos entre los Shirai, y donde Iwaitoo destacaba por sus conocimientos, Jubei lo hacía por su habilidad para la lucha. Así, ocurrió que los monjes lo eligieron para el sacrificio, y Jubei tuvo que marchar del clan, de sus tierras; para siempre.

Las despedida entre Iwaitoo y Jubei, sigue siendo cantada por los bardos Shirei, como uno de los momentos más angustiosos vividos dentro de Shi Shiro.

Jubei conocía parte del imperio gracias a las descripciones que su primo, el Campeón, le había contado. Y decidió que se acercaría a tierras Asahina, donde se encontraba una familia que repudiaba a la muerte, una familia que le podría hacer sentir casi como en casa, en algunos aspectos. Continuó llamándose Jubei, pero perdió su apellido y se convirtió en un ronin. Su viaje hasta las tierra Grulla, estuvieron llenos de peligros que Jubei supo vencer con facilidad y, su alma, triste por la pérdida de su familia, se enardecía y vigorizaba ante los conocimientos y la forma de vida que los Asahina podían ofrecerle. Y así llegó a las tierras de la familia Grulla. Jubei ya había conocido cómo trataban los samurai a los ronin pero, no se dejó vencer por tal adversidad. Cuando pedió ser aceptado dentro de los Asahina, fue rechazado por el hecho de no haber cumplido ningún servicio al clan Grulla. Así que Jubei se dedicó a patrullar los caminos y a ayudar a aquellos samurai Grulla que encontraba en peligro. Poco a poco, se fue forjando un nombre y una reputación pero, para la sorpresa de Jubei, un día que se paró en un pequeño pueblo, escuchó a unos comerciantes relatar la historia del ronin sanguinario que, enfurecido contra los enemigos de la Grulla, acababa con al vida de bandidos y otros ronin, para que los Grulla pudieran campear con seguridad por sus tierras. Aquello lo llenó de una repugnancia e indignación que nunca había conocido: lo tildaban de asesino, de carnicero. Aunque nunca había quitado la vida a nadie, cuando volvió a presentarse ante los Asahina, fue rechazado de nuevo, puesto que su reputación; aquella mal ganada fama, le había precedido.

Así que Jubei se abandonó, en un camino, cerca de un bosquecillo, esperando la hora de morir. Y fue entonces, que unos bandidos atacaron a una pequeña silla de manos que iba con un séquito. Los cuatro samurai que defendían aquella comitiva habían muerto, tres a causa de las flechas y uno derribado por los golpes de tres bandidos. Jubei, abandonó su estado de dejadez y acudió a socorrer a los samurai que pudieran quedar vivos dentro de la silla de mano, del palanquín, como tantas otras veces había hecho. Pronto, puso en fuga a siete ronin, que eran los bandidos, sin acabar con la vida de ninguno. Para su sorpresa, dentro del palanquín, tan sólo pudo ver a una joven que, tras haber descorrido la cortinilla, lo observaba con admiración.

Poco tiempo después, Jubei y Doji Nakume, se casaron, puesto que los padres de ella no pusieron ningún inconveniente, a fin de cuentas, era su séptima hija y no esperaban encontrar un gran marido para ella, debido a su talante, carente de la educación y armonía Grulla.

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Y todo fue bien, en una casa hermosa, apartada de los grandes problemas, cerca de un pequeño pueblo, en tierras Kakita. Sin embargo, un día, pasados dos años, Jubei había contraído unas fiebres que amenazaban con acabar con su vida. Y tuvo la desgracia de que, mientras se encontraba en aquel estado, un grupo de heimin del pequeño pueblo, se alzó contra el poder de los samurai Grulla de la zona. La primera casa a la que llegaron fue a la de Jubei y Doji Nakume. Aunque Jubei intentó ponerse en píe para defender a su esposa, fue ella, que había sido educada en la escuela Kakita de bushi hasta que conoció a Jubei, la que cogió una katana y acabó con al vida de la mayoría de los heimin, hasta que el resto decidió huir.

Cuando Jubei se recuperó, esperó a la mañana siguiente y, sin despertar a su esposa, abandonó la casa. Vagó de nuevo por el imperio, sin haber dado una explicación a su nueva y única familia. Pero él no podía, ella había asesinado a aquellos hombres, podía haberlos vencido sin la necesidad de matarlos. Nunca podría convivir con ella.

Tras tres años, Jubei llegó a la orilla del mar, en la zona sur de Rokugan, donde se situaban las tierras de los Cangrejo, pero lejos aún de las Tierras Sombrías y sus amenazas. El antiguo samurai del clan de la Luna recapacitó, recordó cuanto había poseído y se dio cuenta de que lo había perdido todo. Sin embargo, escuchó un crujido de una pequeña ramita, en la arena, pisada por alguien, tras él. Cuando se volvió, allí se encontraba su destino, por fin, había acudido a él, puesto que su esposa la había invocado al acabar con la vida de aquellos heimin: Jubei se levantó y esperó la llegada de ella, el alma que siempre encuentra a los Shirai; el Gran Kami de la Muerte.