cixous la ciudad perjura

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    La ciudad perjurao el despertar de las Erinias

    Hlne Cixous

    Traduccin y prlogo de Joana Mas

    Coleccin Letras

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    Director de la Coleccin Letras

    Francisco Villegas Belmonte

    Ttulo original: La ville parjure ou le rveil des rinyes de la editorial: Thtre du Soleil, 1994

    Primera edicin: diciembre 2010

    de la autora: Hlne CixousAgradecemos especialmente la generosa colaboracin de la autora en la presente edicin.

    de la traduccin y el prlogo: Joana Mas

    de la imagen de la portada: Elena del Rivero, Wound #17, 2008, Gold lea and threadon Japanese paper, 36 x 25 in, otograa de Alonso Subyaga, coleccin privada.

    Maquetacin: Natalia Susavila Moares

    de la edicinEllago Ediciones, S. L.

    [email protected] / www.ellagoediciones.com

    Donat, 13 - 12002 Castelln

    (Edicins do Cumio, S. A.)

    A Ramalleira, 5 - 36140 Vilaboa (Pontevedra)Tel.: 986 679 035

    [email protected] / www.cumio.com

    Cualquier orma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transormacin de esta obra

    solo puede ser realizada con autorizacin de los titulares, salvo excepcin prevista por la ley.

    Dirjanse a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrfcos, www.cedro.org) si precisan

    otocopiar, escanear o hacer copias digitales de algn ragmento de esta obra.

    ISBN: 978-84-92965-04-5Impresin: Mongra Artes Grfcas

    Depsito legal: xxxxxxx

    Impreso en Espaa

    5

    ndice

    PrlogoDe qu somos contemporneos?Comunidad democrtica y comunidad de perdn 7

    Presentacin de la autoraNuestras malas sangres 15

    La ciudad perjura o el despertar de las Erinias 17

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    PrlogoDe qu somos contemporneos?Comunidad democrtica y comunidad de perdn1

    Joana Mas

    A nales de los aos 90, Jacques Derrida apuntaba que el perdn ex-cede cualquier lgica penal y que, por ello, la posibilidad de perdonarse presenta como un reto a toda institucin de justicia 2 Es quizs esteperdn radicalmente heterogneo y extranjero a la justicia el que ponemagistralmente en escena Hlne Cixous en su obra de teatro Un perdnque no es una nocin jurdica, al no identicarse en ningn caso ni conla gracia que conceden algunos jees de estado como ocurre todava hoyen Francia, ni con esos delitos que, al cabo de cierto tiempo, prescribenpor razones legales y parecen ya no merecer ms castigo

    Desde los griegos, el teatro ha sido una escena poltica que ha puestoen su centro el debate sobre el crimen y la idea de justicia, as comosobre la nocin de responsabilidad en el seno de la comunidad Es estelegado el que recoge Hlne Cixous al inspirarse de Las eumnides deEsquilo, para escribir la tragedia contempornea La ciudad perjura o eldespertar de las Erinias En su obra, Cixous hilvana dos acontecimientostrgicos que ponen en cuestin la democracia como garante de la justicia

    y permiten pensar el perdn como una crtica al sistema democrtico Elprimer acontecimiento es undacional: el asesinato de Clitemnestra enmanos de su hijo Orestes, quien ser exculpado de su crimen por la justi-cia ateniense a nales del s V a C El segundo acontecimiento es extre-madamente contemporneo: el escndalo de las trasusiones de sangre

    portadora del virus del Sida durante los aos 80 que contaminaron ams de mil hemolicos en Francia y por el que los mdicos y polticosinculpados ueron nalmente declarados inocentes

    1 Quiero agradecer especialmente a Montserrat Juresa sus precisiones concerniendo las obrasgriegas y a Javier Bassas su lectura atenta del manuscrito La presente edicin ha sido rea-lizada en el marco del proyecto de investigacin Representaciones de la comunidad en lasescritoras y cineastas de la postmodernidad (Francia y pases ranconos), nanciado por elMinisterio de Ciencia y Tecnologa FFI 2008 036212 Jacques Derrida, Pardonner: limpardonnable et limprescriptible, conerencia pronunciadaen 1997 y publicada posteriormente en Derrida, Cahier de LHerne, Marie-Louise Mallet yGinette Michaud eds, LHerne, Pars, 2004, pp 541-560

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    JOANA MAS

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    Despertando la voz de Esquilo, Hlne Cixous hace revivir el clebrematricidio de Clitemnestra como n del orden simblico materno llevadoa cabo por Orestes ste, atizado por la clera de Apolo, pretende castigarel asesinato de Agamenn, su padre, cometido por Clitemnestra y que sepropona vengar el sacricio de Igenia En la vasta produccin literariade Cixous, los asesinatos amiliares de la Orestiada constituyen ejem-

    plos paradigmticos del problema de la culpabilidad y de la inocenciahumanas condicionadas por un contexto de atalidad divina, histrica,poltica, y aparecen en un gran nmero de cciones y ensayos de laautora3 Sin embargo, en La ciudad perjura Cixous privilegia el cambiode paradigma simblico que se opera en Grecia y que juzgar dichosasesinatos trgicos, dejando impunes a aqullos que han puesto n alorden matriarcal y, con l, a la mitologa arcaica encargada de velarpor una experiencia predemocrtica de la justicia Es esta bisagra entredos justicias, una arcaica y la otra democrtica, la que se encarna en Laciudad perjura

    Cixous recupera, as pues, la uerza trgica del cambio simblicoque deriva del nacimiento de la justicia democrtica y patriarcal En Laseumnides, la Atenea patriarcal nacida de la cabeza de Zeus preside el

    nuevo tribunal democrtico que juzgar y dejar impune el matricidiode Clitemnestra Dicho tribunal cuenta con el apoyo del nuevo pantenolmpico encabezado por Zeus, que destierra la gura de las Erinias como

    viejas divinidades justicieras Con la exclusin de las Erinias y la muertede Clitemnestra, la genealoga matriarcal se encuentra expulsada de lanaciente organizacin democrtica que protege nicamente a su ordenpatriarcal de Agamenn a ese Orestes avorito de la propia Atenea y de

    Apolo, instigador del crimenCon el n de la poca-de-las-Erinias, Atenea enuncia el n brutal

    de una era de insondable antigedad Es el n de aquellas que orma-ban parte del paisaje interior del Crimen4, escribe Cixous en el prlo-go de su traduccin libre de la tragedia de Esquilo Ciertamente, en lamitologa preclsica, las Erinias eran esas divinidades monstruosas que

    escuchaban la llamada de la vctima y la vengaban en su ausencia sinnecesidad alguna de deliberacin judicial Hasta el s V a C, las Eriniaseran terribles divinidades que perseguan a los culpables de los crmenesde sangre, infigindoles castigos hasta la extenuacin y la muerte Perode repente, apunta Cixous, para nuestra gran emocin, las ms viejas

    3 C Hlne Cixous, La joven nacida, recogido en el clebre La risa de la Medusa, tr espde Anna Maria Moix, Anthropos, Barcelona, 2001, p 66 y pp 70-81; y, entre muchos otros,Hlne Cixous, En octobre 1991, Du minin, Mireille Calle-Gruber ed, Le Grion dargile-Pug, Quebec-Grenoble, 1992, pp 113-1374 Hlne Cixous, Le coup, introduccin a la traduccin rancesa de la tragedia de Esquilorealizada por la autora, Les eumnides, Thtre du Soleil, Pars, 1992, pp 6-7

    mujeres divinas del mundo ceden5 Es la Atenea ejecutante de la ley delpadre la que pone lmites legales a la uerza vengadora de las Erinias,as como a la obsesin antasmal que producan en el inconsciente delculpable durante largos e interminables aos

    De ahora en adelante, la polis griega se encontrar bajo la proteccinde Atenea y elAres emphylos, el Ares de la amilia, garantes del orden y de

    la paz democrticos Es aqu donde las espantosas Erinias de la memoria,cuyo nombre evoca la clera el verbo erinyein es equivalente de thymoikhreesthai, estar urioso (Pausanias, VIII, 25, 6) se convertirn en sunuevo epteto: eumnides, las benvolas Atenea pone n al mal quelas Erinias cometan en nombre de la venganza de la vctima muerta Porello, desde el momento en que las Erinias son reemplazadas en su rol de

    justicieras en avor de la nueva justicia democrtica, el matricidio de Cli-temnestra que las Erinias deberan haber vengado queda impune Dicho deotro modo, la sangre derramada por Orestes que las viejas Erinias habrancastigado tiempo atrs no es delito en democracia En la nueva institucin

    judicial, el panten de dioses apadrina a aqul que ha cometido el homici-dio materno: matando a la madre, sostienen, Orestes no haca sino vengaral padre y, as pues, su crimen no es delito

    Como recuerda la helenista Nicole Loraux, la reorma del tribunal delArepago en el s V a C tiene graves consecuencias para la democraciaLos atenienses pasan una pgina importante de su historia al inventa[r]la nocin de amnista y jurar que no volvern a recordar los males delpasado6 Dichas consecuencias sern el olvido del matricidio y de lasErinias o, en la relectura que hace aqu Cixous, el olvido de una orma deinconsciente interior ajena a la retrica jurdica dominante

    En La ciudad perjura, la Erinia es ya la de la poca clsica, esa Eriniadestituida de sus unciones de vengadora y justiciera, echada de la polisdemocrtica Una Erinia que se despierta a principios de los aos 90 paragritar una nueva injusticia democrtica: la contaminacin y la muertede hemolicos que no encontrar pena alguna para los responsables po-lticos en la justicia rancesa, representados principalmente por Laurent

    Fabius, primer ministro del gobierno de Mitterrand entre 1984 y 1986La Erinia cixousiana es aqu una especie de pesadilla que ataca a losculpables protegidos por el poder democrtico desde la impotencia y laexterioridad radical a la comunidad democrtica Ella es el remordimien-to de la consciencia que se despierta tras tantos siglos de destierro paraacompaar nuevamente la causa de la madre Ciertamente, aunque en latragedia de Cixous la madre no est muerta, es ella la que sigue siendo

    5Ibid6 Nicole Loraux, La ciudad dividida. El olvido en la memoria de Atenas, tr esp de Sara Vassallo,Katz editores, Buenos Aires, 2008,p 11

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    la vctima de la ley democrtica, puesto que La ciudad perjura pone enescena una madre enloquecida de dolor por no haber conseguido ningu-na conesin en boca de los responsables de las transusiones sanguneasque han matado a sus dos hijos

    Cixous establece una analoga entre ese Orestes que mat a la madrecumpliendo la voluntad de Apolo en la tragedia de Esquilo y algunos de esos

    mdicos ranceses que, entre 1984 y 1986, conociendo las posibilidades decontaminacin del virus VIH, siguieron realizando las transusiones y co-mercializando la sangre hasta que el ministerio de salud rancs no prohibisu distribucin de manera ocial Cito a las Erinias dirigindose a uno de losmdicos: Hablas exactamente como me habl el horrible Orestes/Cuando,con los dedos pringosos de sangre materna,/Me deca: No he sido yo, es

    Apolo/Quien ha matado a mi madre () Todos nuestros nios han sidoprivados de su forecimiento/Con las manos manchadas de sangre/Vosotrosdecs que no habis matado/Entonces, de quin es la culpa?/Quin va aresponder de ella? Respuesta de X1: Si hay alguna culpa es la del Esta-do, evidentemente() Acuso al Estado de los pies a la cabeza/Por habermemanipulado

    En el imaginario cixousiano, el Estado rancs viene a ocupar el

    lugar del nuevo panten democrtico en Grecia y, aqu, las Erinias noson sino el espectro o el recuerdo de una poca que albergaba la posibi-lidad de una justicia no institucional Cabe subrayar que, con la gurade una madre que tambin complicar y pondr en cuestin el modelode venganza que deenden las Erinias, Cixous pretende escenicar nouna justicia cuya verdad es la venganza llevada a cabo por las Eriniasa alta de una institucin jurdica ms justa puesto que Cixous tam-bin deconstruye la venganza a lo largo de su obra, sino que la autoraintenta pensar una exterioridad con respecto al modelo estrictamente

    jurdico Las Erinias son para Cixous las guras emeninas y olvidadasde un auera de la justicia institucional que le permiten orquestar un caraa cara entre dos paradigmas sin por ello adherir a ese arcaico ojo porojo, diente por diente que la obra deconstruye sin cesar con las crticas

    dirigidas por el personaje de la Madre a las Erinias El sueo que intentanpregurar la Noche y la Madre de La ciudad perjura es quizs ste: quela justicia no se acabe en el tribunal, que la palabra justa no se reduzcaa la retrica de los letrados o que el culpable pueda pedir perdn sin serpor ello inmediatamente procesado ni encontrar un equivalente jurdicode la expresin de su alta

    Es quizs el perdn derridiano como nocin radicalmente hetero-gnea a la justicia el que hace posible pensar ese auera de la justiciademocrtica En La ciudad perjura, tanto el tribunal democrtico como la

    venganza de las Erinias tienen como nalidad principal el castigo de laalta y, en ningn caso, la expresin o la ormulacin del perdn en boca

    del culpable Ante esta redundancia, Cixous concibe una Madre que or-mula y pide lo imposible: Perdn/sta es la palabra que quiero or ()La Madre y nosotros, lo que queremos,/No es gran cosa Es la expresin delremordimiento Cixous se sita aqu muy lejos de las coordenadas judi-ciales y, siguiendo a Derrida, deshace la simetra entre la alta y el perdn

    Ambos estn muy lejos de las refexiones de V Janklvitch7, para quien el

    perdn slo es posible mientras la culpa puede ser expiada y se convierteen irrealizable cuando la alta o el crimen, como en el caso del exterminionazi, sobrepasan toda medida humana y son irreparables

    Cixous no establece un correlato entre la culpa y el perdn: la Madreen la tragedia de Cixous no rechazar en ningn momento el perdn a losmdicos que sabe ciertamente culpables Es ms, ser la propia gura dela Madre la que en La ciudad perjura solicite a los culpables que pidanperdn Aqu, es la propia vctima a quien no basta el veredicto de la jus-ticia la que requiere el perdn en una escena alejada de los magistrados ylos tribunales Tanto para Derrida como para Cixous slo lo imperdonablepuede ser objeto de perdn, en el sentido estricto de la palabra Puestoque aquello que ya es perdonable no requiere en ningn momento laprueba del perdn Un perdn que nunca ser expresado por boca de los

    culpables en la tragedia de Cixous y que se inscribe explcitamente enel horizonte de las grandes tragedias del sXX, incluyendo los crmenescontra la humanidad El Coro cixousiano evoca a lo largo de la obra elespectro de los campos, la deportacin y la inocencia de las vctimascomo trauma undacional de la conciencia de Europa: Hace cincuentaaos la consciencia de Europa/Fue gravemente herida Todo el mundo losabe // Y desde entonces, ha allecido por completo

    La gran uerza de la tragedia de Cixous reside en haber tejido magis-tralmente un hilo histrico entre la sangre vertida en el matricidio de laOrestiada, la sangre contaminada que provocar la muerte de los niosen Francia y el antasma de la pureza de la sangre que caus el extermi-nio de los judos en Europa La metonimia de la sangre ana el legado dela tragedia griega, las negligencias del sistema democrtico contempor-

    neo y el auge del antisemitismo en los aos 30, as como tambin a todassus vctimas: madres, nios, judos Cito a Cixous: la Historia entera noes sino una hemorragia; Decimos: la sangre, y por desgracia nuestra,he ah la primera palabra del racismo Pobre sangre, tu gura comunicacon los peores antasmas de nuestro siglo

    Sin embargo, la uerza de La ciudad perjura es ante todo literaria,puesto que a Esquilo se aadirn todos aquellos escritores y obras que hancantado la podredumbre de los reinos como el Hamletde Shakespeare:

    7 C Vladimir Janklvitch, El perdn, tr esp de Nez del Rincn, Seix Barral, Barcelona,1989, yLo imprescriptible, tr esp de Mario Muchnik, El Aleph, Barcelona, 1987

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    Od cmo gimen el himno indignado, Esquilo, Shakespeare, Balzac,Hugo, terriblemente ascinados por las matanzas cuyo autor es el hom-bre, con la ciudad8, escribe Cixous en su preacio No estamos muy lejosaqu de la pregunta ormulada por Cixous concerniendo la relacin entreliteratura y poltica: De qu somos contemporneos? 9 Y ello porquela escritura cixousiana es contempornea justamente de esta literatura

    que pone en evidencia la repeticin de la tragedia humana Cul es laenermedad del reino en cada momento de la Historia?, pregunta queShakespeare no ha cesado de ormular en su teatro y que Cixous haceresonar en la presente obra

    Asimismo, a este horizonte de repeticin de una humanidad trgicay altamente literaria que enmarca La ciudad perjura, se suma el singu-lar proyecto poltico de Hlne Cixous y Ariane Mnouchkine, directoradel Thtre du Soleil, sobre los resistentes ranceses Aunque el proyectonunca lleg a ver la luz, Cixous y Mnouchkine entrevistaron durante unao a numerosos supervivientes de la Resistencia rancesa y la propiaCixous subraya que el perodo de gestacin de La ciudad perjura siguiinmediatamente a este proyecto de temtica explcitamente poltica Porello, lo que Cixous llama el espritu de la Resistencia 10 ejerci una gran

    infuencia durante la concepcin de esta obra sobre la democracia y lajusticia De igual modo, las anteriores y posteriores experiencias de Cixouscon el teatro establecen tambin una estrecha relacin con la denuncia, lareivindicacin o la protesta polticas: a principios de los aos 70, Cixous

    y Mnouchkine se asociaron a las breves representaciones del GIP (GroupedInormation sur les Prisons) undado por Michel Foucault y que reali-zaba actos de protesta ante las prisiones de Pars para luchar contra laexclusin y la indierencia; en 1985, Cixous escribe Lhistoire terrible maisinacheve de Norodom Sihanouk, roi de Cambodge, obra de teatro en la quese narra la historia de Camboya, pas que suri la proximidad de la guerrade Vietnam, la guerra ra y el posterior genocidio de los jmeres rojos;

    8 Hlne Cixous, respectivamente, Le coup, op. cit., p 9, y Nuestras malas sangres, reco-

    gido en el presente libro9 Hlne Cixous, Posie e(s)t politique, dilogo con la autora del libro incluido en Franoisevan Rossum-Guyon, Le Coeur critique: Butor, Simon, Kristeva, Ci xous, Rodopi, msterdam,2004, p 23510 Hlne Cixous, entrevista con Eric Prenowitz titulada On Theatre, incluida en el volumenSelected plays o Hlne Cixous, Eric Prenowitz (ed), Routledge, New York, 2004, p 16 En estemismo volumen puede leerse el texto de Hlne Cixous, Enter the Theatre, donde la autoraexpone las principales lneas de uerza de su concepcin teatral, as como la presentacin de suobra de teatro La toma de la escuela de Madhubai, tr esp de Elisabeth Burgos, Publicaciones dela Asociacin de Directores de Escena de Espaa, Madrid, pp 15-18 El lector interesado por elteatro de Hlne Cixous puede remitirse igualmente al artculo de Eric Prenowitz en el volumencrtico dedicado a la autora en lengua espaola: Marta Segarra (ed), Ver con Hlne Cixous,Icaria, Barcelona, 2006

    en 1987, Lindiade ou lInde de mes rves toma como punto de partida ladivisin de la India tras la poca colonial y, como consecuencia de ello,la divisin de la comunidad musulmana y de la comunidad hind; y, paracitar tan slo un ltimo ejemplo, en 2001 Hlne Cixous escribe Rouen,trentime nuit de mai31, obra en la que desarrolla una larga escena entreuna Juana de Arco indeensa en su ltima noche de vida y el hombre que

    simboliza el poderEs entonces la literatura y, en particular, el teatro, la que pone enescena de manera paradigmtica esa palabra poltica y potica que paraCixous, y tambin para Derrida, abre la comunidad: en esa singula-ridad de la experiencia del cara a cara entre criminal y vctima, estpresente un tercero y se anuncia algo parecido a una comunidad ();desde el momento en que se anuncia, un perdn, tanto si se acepta comosi no, hay implicacin de la comunidad y, por consiguiente, de ciertacolectividad11 La democracia como sistema poltico de las comunidadeseuropeas se cimienta sobre el archivo de esa palabra o relato que de-nuncian el crimen y que encuentran un testigo lector o espectador Yes justamente la memoria de una palabra ante terceros que habla de lapropia contemporaneidad ponindola en relacin con los antasmas de

    la tragedia y de la historia la que Ariane Mnouchkine puso en escena porprimera vez el 18 de mayo de 1994 en el Teatro de La Cartoucherie dePars en estrecha colaboracin con Hlne Cixous

    La ciudad perjura o el despertar de las Erinias represent ante losespectadores de La Cartoucherie una palabra contempornea que criti-ca y ortalece simultneamente la experiencia de la propia comunidad,abriendo rente a la comunidad democrtica la posibilidad de una comu-nidad nacida de la experiencia del perdn Son estas dos comunidadeslas que encara la escritura trgica de Cixous: una ciudad perjura y unaciudad de muertos y supervivientes; la primera, temiendo y protegin-dose de los castigos de la justicia, la segunda, hasta el n de sus das,atrevindose a esperar para la palabra justa otro porvenir

    Quiero agradecer a Elena del Rivero su generosidad al cedernos unade sus obras para la portada de la edicin espaola Su herida de orosobre papel es aqu una imagen de la rasgadura democrtica en relacinprounda con la gura de la madre

    11Jacques Derrida, Justicia y perdn, entrevista recogida en el volumen Palabra! Instant-neas flosfcas, tr esp de Cristina de Peretti y Paco Vidarte, Trotta, Madrid, 2001, pp101-102(traduccin ligeramente modicada)

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    Presentacin de la autora

    Nuestras malas sangresHlne Cixous

    La sangre [], una vez se ha derramado,Es muy dicil hacerla volver, ay!

    El rpido lquido que se ha derramado por el suelo se va!Las Eumnides, vv 261-263

    La sangre vertida ya no se vuelve a verter Irreversible es la prdida dela sangre derramada por el asesinato Una irreversibilidad que Esquilocantaba y denunciaba

    No reversible para la vctima Ni borrable para el asesino Ni todoslos perumes de Arabia suavizaran la pequea mano que ha matado Las

    manos de los Macbeths nunca ms sern puricadas Hoy siguen oliendoa sangre inocenteEn el borde del rojo ro de destino angustiante se han inclinado todos

    los poetas que no han podido retener la vida que se va, y vean cmo co-rre, de siglo en siglo, el hilo del horror trgico Od cmo gimen el himnoindignado, Esquilo, Shakespeare, Balzac, Hugo, terriblemente ascinadospor las matanzas cuyo autor es el hombre, junto con la ciudad Por lascalles se hunden hasta los tobillos en el lodo rojo

    La sangre: cmo se hiela, hierve, se agria, se sube a la cabeza, inun-da, ennegrece

    La sangre: la consideramos el alma sustancial, el principio vital querodea nuestro pas interior, la parte de nosotros que debe quedar escon-dida y que nos pueden arrancar

    Una sangre con propiedades religiosas, que tiene un precio, que, vertidaen el altar siguiendo los ritos, tiene el poder de redimir crmenes y pecadosUna sangre que llamaban pura, que se consideraba azul y que no poda

    mentir, la sangre que haba que proteger dentro de sus ronteras y no mezclarlaLa sangre hoy siempre est descolorida y repintada y trae malos

    pensamientos y malos recuerdos Decimos: la sangre, y por desgracianuestra, he ah la primera palabra del racismo

    Pobre sangre, tu gura comunica con los peores antasmas de nuestrosiglo Decimos sangre y enseguida se aglutina en esta vieja palabra de vidala palabra contaminada Por un lado, la sangre contamina, por el otro, lasangre es contaminable y est contaminada Por la sangre pasan, salvajes,

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    PRESENTACIN DE LA AUTORA

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    nuestro amor y nuestro odio Algunas sangres de entrada se consideran odio-sas, podran inectar las sangres de las razas nobles Adems, y para colmarla historia de este lquido precioso, a travs de l nos llega la peste del Sida

    Y ya sabemos que Fulanito de Tal asoci el Sida con los judos Sesabe que el miedo a la contaminacin a travs de la sangre es un refejoantisemita Que tiene que ver con el mito de la pureza de la sangre El

    Sida, los judos, los negros Se hacen cruzadas contra los cruces! Acada cual su sangre!! Qu proundamente extendido est el insidiosomiedo de la contaminacin de la sangre a travs de la sangre!

    Pero, en cambio, sos que estn asustados no tienen miedo de la con-taminacin del alma a travs de los malos ejemplos y las malas compaasNo toman demasiadas precauciones contra la peste moral Vemos a esagente precipitndose por el gusto de unos venenos que les chifan mereero al oro y al poder, precipitndose hacia los banquetes donde sesirven a mansalva los manjares que drogan sus ambiciones

    Pero hay un olor agrio en las cortinas de los palacios lo reconocis? Esla podredumbre de los reinos La que se ola en el reino de Dinamarca Estahediondez es un grito Un grito que despierta a muchos personajes de nuestraobra Algunos, como las Erinias, dorman bajo tierra desde hace cinco mil aos,

    otros, desde hace slo ocho das Un grito de horror, de alarma, de revueltaHemos sido testigos de ello, se puede convertir en polvo a millones decriaturas humanas durante decenas y decenas de aos, y la tierra repletade asesinatos no tiembla Los millones de gritos no se oyen Hasta el daen que un grito perora las pesadas capas de silencio Quizs el de unnio abatido? O de una madre golpeada por una increble desgracia? Yentonces la muralla se agrieta

    He aqu la historia: un da, unos corderos descubren a su pesar quesus pastores eran lobos Heridos, pierden sangre, agonizan Pero bueno,los han matado los que cuidaban de ellos? No?! S! Quin puedeimaginar una cosa as? Incluso nosotros, viendo a las vctimas apagn-dose una a una, debemos acabar admitiendo lo peor con temor y estupe-accin: unos pastores degolladores

    Cmo, por qu un crimen a tal punto impensable? Especialmenteen nuestros pases orgullosos de ser avanzados, y donde est de modarepetir todo el da la palabra tica?

    Y si ese extrao y monstruoso crimen hubiera nacido justamente denuestra poca? Justamente de numerosas injusticias y justas impreci-siones enredadas de nuestro propio tiempo? No ser el sntoma de unanueva enermedad del reino?

    Ni todos los perumes de Arabia suavizaran las blancas manos man-chadas Pero quizs nuestros seguros reinos han inventado medios paradesvitalizar las narices

    Pero esto no es una bula

    La ciudad perjura

    o el despertar de las Erinias

    Esta obra ue escrita entre diciembre de 1992 y septiembre de 1993.

    Los acontecimientos de este relato se produjeron entre el ao 3500 a. C. y el ao

    1993. Luego tuvieron lugar, en la realidad, hechos que se parecan a stos.

    Y ello porque la palabra en el Teatro, proerida en presente e intemporalmente,

    es protica por defnicin.

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    LA CIUDAD PERJURA O EL DESPERTAR DE LAS ERINIAS

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    HLNE CIXOUS

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    Lista de personajes,por orden de aparicin en la escena

    La MadreEsquilo, vigilante del CementerioLetrado Brackmann, abogadoLetrado Marguerre, abogadoLa NocheEl CoroDaniel y Benjamn Ezequiel, los niosLas EriniasTesalnicaElestircolX1X2El ReyLa Reina

    El UjierEl MinistroEl MantenimientoForzzaSeor Capitn

    AbelEliminadoProesor Cornudo-MximoProesor AnselmoDoctor BerthierDoctor GemeloProesora LenDoctor Brulard

    El cementerioEscena I

    (Entra la Madre)

    lamadre

    Hoy te abandono, ciudad maldita,Castillo que hormiguea de lobos-serpientes,

    Y no volver nunca msMe largo sin huir de ti, sociedad de erocesNo! Soy yo quien te repudia

    Y marchndome la madre te planta caraEscucha, devoradora de nios, t que entierras nuestras conanzas,Sorda impostora, con todas mis uerzas lanzo mi uror sobre tu rente

    de piedraYo, una mujer, te hendir!Grito: Desprecio! Desprecio!Contra tus orejas cuidadosamente tapadasCon un espeso barro chorreando de oroYo te atravesar! Al irme lanzo contra tu achadaLa ltima mirada de horror de una mujerQue te conoci hasta los huesosNo hay un solo lugar en tiNi un solo rgano de tu saludQue no est aectado de pequea o gran podredumbreTu mal olor llegar a reventar las narinas de las generaciones uturas

    A esta mujer nada le rena los dientesLa inspiracin no me alta!Es tu inmensa inamia la que me insufaGritos ms uertes que yoTambin tengo una maldicin para ti,

    Reino totalmente recuentado por eminentes doctores,Que son lobos vestidos de blancoSigue cerrado estrechamente sobre ti mismo, Hospital-Capital,Con las mandbulas apretadas contra tu lenguaQue se erige envenenada dentro de la CiudadComo un monumento de mentira,Trgate tus propios mocos inecciososPero, qu estoy diciendo? Esto, un reino?No! No eres ms que una enorme carnicera gestionadaPor devoradores honorables, tan honorables,

    Atroz pandilla muy diplomada

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    Ahora lo s y demasiado tardeY no salv a mis pequeos de tu trinchanteAy de m que dej demasiado tiempoOh, demasiado, cruelmente, mis corderos bajo tu custodiaOh, yo te los traaDciles, con el cuello amablemente al desnudo,

    Los rizos estirados, la mirada obediente en sus ojos redondosCudeme a los nios, le peda al verdugoYo misma abasteca a las erasY les daba las graciasDemasiado tarde para m, pero no demasiado tarde para tiNi para ti ni para nosotros

    Vigilad, mujeres sin odio, padres sin desconanza,Nios vrgenes de maldades,Temed las apariencias!Os lo aviso, este pas en el que vivsEst lleno de razas diciles de imaginar

    Vuestros amigos son vuestros peores enemigosEl imperio pertenece a las bestias

    Cuidado, madres! madres con retoos que una suerte ciegaTodava no os ha robado,Madres demasiado blandas junto a la almohada,Me os? No quieren creerme!Ah! Dios, yo tampoco o nadaUna madre golpeada a dos pasos de mQuizs grit y yo no la crePor qu la habra tenido que creer?Por qu me tendran que creer? Han matado a mi hijo!A comer! Un mdico lo pone en su plato,Historias, dirn, cuentos de mujeresEs verdad No es verdad Quin dice la verdad?Te odio, Rey ordinario,

    Saco de polvo que te aguantas sobre piernas de polvo,Envuelto con una slida red de serenidadMientras corren los grandes rosHinchados de cadveres de nios

    Y en tus ojos crneos ningn refejoTe odio, gato coronado gris oscuroQue levanta tu embotamiento roEntre la multitud temblando de inquietudTe odio, gris Reyriado, y a ste,

    Y a este otro, ro gris rey,Todos enriados por igual y terriblemente apaciguados,

    Hermanos sin movimiento,Estandartes de indierenciasTe odio, siniestra ley del ro,

    Amenaza para el planeta,Temible tormenta de uerzas petricantes,Tolerancia, t que quitas a las lgrimas la amargura de su sal,

    A las lgrimas su vigilancia, a los gritos la nota aguda,Sordina! T que cepillas, desirritas las almasAusencia de voz, cerda, garganta vaca,Es a ti a quien odio primero,Demonio que vierte unas gotas de aliento tibioEn las altas trompetas de alarma

    Y convierte los ngeles voceadores totalmente en inaudiblesOjal pudiera, uera de tus murallas, convertirme en una trompeta rebelde,Con acentos intolerables para las orejas de los lobosPues bien Y ahora dnde vivir?Adnde van las madres que han perdido a sus hijos?

    (Entra el vigilante)

    elvigilanteEntonces, realmente te vas?Y adnde irs?

    lamadre

    Voy Voy a Todava no lo sOigo cmo me llaman mis hijos muertos, mis hijos muertosQuiero vivir junto a mis antasmasHaba pensado vivir en el campo de mis queridosQue se extiende bajo tu proteccinUna morada en tu ciudad de muertos,Sera lo natural Qu te parece, vigilante?

    elvigilante

    Por un lado, me gustara decirte, s mi invitada,Tengo una buena tumba para tiUn apartamento de arcilla es lo que conviene

    A la madre que rechaza la atalidadPero por otro lado, debo conesrtelo,Sabes que este cementerio, que ayer ue magnco,Habitado por los muertos ms venerables,Frecuentado por los espectros ms nobles,Okupado por una amplia vanguardia de amigos de la libertad,

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    Camaradas de la muerte, amantes del aire libre, atrasados proticos,Toda una gloria humana rebelde al poder de la ciudad mentirosa,Sabes que hoy se encuentra muy gravemente abandonado?Desde que el dique podridoQue levanta su cadalso podridoPor encima de nuestro campamento

    Deja or da y nocheEsos angustiantes crujidos en el techo celeste,Los huspedes de mi arca cada vez son menosPreero avisarte Ah, lo oyes?Ese chirrido del despeadero?

    lamadre

    Era l? Ese sollozo en la piedra,Ese zumbido enorme de gusanos?

    elvigilante

    S, es l

    Entiendo que cambies de opinin, es normallamadre

    Yo? Todo lo contrarioLos gritos del dique me dan uerzas

    Ya nada sobre esta tierra har estremecerLa madre cuyos hijitos viven en una tumbaEl dique, la muerte, todo me da igual

    elvigilante

    Entonces sers bienvenida en mi ruda ciudadSin carretera, sin coches, sin violenta circulacin,Donde pastan mis corderos todava hambrientos de la leche de la atencin

    humana,Por mucho que hayan descendido bajo tierraMira a tu alrededorste es el pas ms all del pasNo temblars viviendo con las piedras?

    lamadre

    NoVoy a dar la mano a los que he perdidoNo estar sola Aqu se acaba la separacin

    elvigilante

    Entonces entra Ests en tu casa

    lamadre

    Recobro la esperanza! No, ciudad tan segura de ti misma,Tus vastas victorias no han aniquilado a la madreLo que har contra tiTodava no lo s Ya veremosPero lo que s s es que los muertosNunca estn tan muertos como uno cree,

    Y que algunos que caminan y se mueven duros como el hierro sobre la tierraEstn mucho ms muertos que los que, de pie bajo la tierra,Suean pasionalmente un asombroso porvenir

    (Sonido de pasos)

    elvigilante

    Silencio! Escucha! Ah! Ya! En la pista! Oyes esos pasos?Se busca! Se tantea! Se olatea Aprisa! Se caza!

    Vete! Vete! Escndete entre los escondidos,Te vendr a buscar ms tarde

    lamadre

    Ya bajoPero que nadie cuente con que me vaya a esumar

    (Ella sale)

    elvigilante

    Las cosas van muy rpido Los vientos se agitan,Las banderas ondean Y la Ciudad se precipitaNo hay duda, algunos que viven ah abajo,

    En apartamentos elevados,Han recibido en el odoEl grito de guerra materno

    Escena II

    (Entran el Letrado Brackmann y el Letrado Marguerre)

    letradobrackmann

    Sabe usted dnde se encuentran los nios Ezequiel?