ciudad, poder e identidad

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    Ciudad, poder, identida

    Bilbao: pasin y muerte de lo urban

    Garikoitz Gamarra

    esumen

    n los ltimos veinte aos ha surgido lo que se ha dado en llamar la ciudad postmoderna, lo que nosotros denominaremos ciudad del espectculoapitalismo tardo ha modificado, una vez ms, el significado y puesto de la ciudad, pasando del predominio de lo productivo, en tanto que ce

    ndustriales y financieros, a la prioridad del ocio y el sector terciario. La ciudad del espectculo se yergue como mercanca en competicin con el e ciudades y productos. Ya no es el espacio de interaccin entre los ciudadanos, dispuesta para su uso, ni tan siquiera el antiguo refugio; aparece como piedra preciosa surgida por s misma de las entraas de la naturaleza para ser admirada. Ya no es la ciudad de los ciudadanos sin

    os consumidores, de los turistas. La transformacin que ha sufrido Bilbao en los ltimos diez aos viene a ser un ejemplo palpable de este fenmen

    alabras clave: espectculo, poder, urbano, Bilbao

    bstract

    uring the last 20 years what has been called posmodern city has arisen. We will name it spectacle city. Late capitalism has modified, once agaimeaning and place of the city, moving from the predominance of productivity (based on industrial and financial centers) to the prevalence of leisurehe tertiary sector. Spectacle city stands as merchandise in competition with the rest of the cities and products. It is not the citizens' i nteraction snymoreset for their utilization-, nor the ancient shelter; it appears now as a precious stone standing to be admired. It is not the city of the citizenhe consumers', the tourists'. The transformation of Bilbao during the last ten years has become a concrete example of this phenomenon.

    Key words: spectacle, power, urban, Bilbao.

    a ciudad del espectculoa ciudad nueva postmoderna est paulatina pero inexorablemente

    ustituyendo a la ciudad industrial desarrollada en el ochocientos, que ha llegadocon diversas mutaciones hasta nuestros das. La ciudad de la ligereza y la ilusinest substituyendo a la Coketown dura e instrumental. El placer parececonvertirse cada da en ms importante que el funcionarGiandomenico Amendola, La ciudad postmoderna.l inters de Foucault por los ejercicios de poder a travs del control del espacio es constante en su obra, pero tiene en Vigila

    Castigarsu lugar ms reconocido e influyente. No slo filsofos, sino especialmente socilogos urbanos, gegrafos (Foucault,

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    991a) e incluso tericos del arte escnico (Foucault, 1999) proyectan sus investigaciones desde una inspiracin claramenteoucaultiana. Foucault parece desentenderse, sin embargo, de cualquier posible acercamiento a la cuestin poltica del espaciolave dramatrgica1;nuestra sociedad no es la del espectculo, dice, sino la de la vigilancia. Parece evidente que esteomentario vena a censurar el anlisis sociolgico de La sociedad del espectculo, el libro que Guy Debord haba publicado unos antes como biblia de la Internacional Situacionista.l enfrentamiento entre el modo en que piensa el espacio Foucault y el de Debord no es, de cualquier manera, tan definitivo cudiera parecer. Si no estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena teatral, ni sobre la escena circense ni sobre su modelosencial, la piqueta, s estamos instalados en la butaca de cine, e igualmente, proyectados sobre la pantalla. Nuestro espectcl espectculo postmoderno, en tanto que forma amplificada del espectculo tejido en la modernidad, es un espectculo que pene que ver con el tradicional; su nica relacin con aquel es ser su simulacro.n las gradas hay una muchedumbre, pero una muchedumbre solitaria; en la escena sucede una accin, pero no ocurre ni aq

    ahora, condicin necesaria del espectculo teatral, circense o penal. El espectculo paradigmtico del modo de dominacin enociedad postmoderna no es un juego de mscaras sino un reality show, un juego de confesiones, de desvelamientos dea autntica identidad. En verdad, el espectculo que domina todo el espectro social postmoderno en poco se diferencia de lamquina panptica de la que hablaba Foucault2.

    El panptico es una mquina de disociar la pareja ver-ser visto (Foucault, 1991b: 205). El panptico de Bentham substituy u tiempo la oscuridad del calabozo tradicional por la luminosidad. Termin el tiempo de ocultar a los elementos marginales deociedad; ahora se trata, al contrario, de hacer visible cada mnimo movimiento. Adems, el panptico se extiende dentro de lociedad disciplinaria por cada rincn, estableciendo el patrn hegemnico de visibilidad. El panptico [...] debe ser comprenomo un modelo generalizado de funcionamiento; una manera de definir las relaciones del poder con la vida cotidiana de losombres (Foucault, 1991b: 208). Este dispositivo acta como una tecnologa del espacio en el orden de disciplinar los cuerpou contexto es, como hemos sealado, el de la sociedad disciplinaria, cuya esencia queda determinada por Foucault en eliguiente pasaje, ya clsico: La disciplina es el procedimiento unitario por el cual la fuerza del cuerpo est con el menor gastoeducida como fuerza poltica, y maximizada como fuerza til (Foucault, 1991b: 224).rente a la ciudad programada, una ciudad estadounidenseNueva York- represent para las vanguardias artsticas yrquitectnicas de la primera mitad del siglo XX el paradigma de lo urbano. Si los arquitectos modernos quedaron deslumbrador sus atrevidos rascacielos que despuntaban ya a comienzos de siglo, el dinamismo de sus calles y su rica vida urbana fascin

    na legin de cineastas y escritores. Tras la Segunda Guerra Mundial, los arquitectos europeos ms renombradosmuchos dellos provenientes de la Bauhaus y educados en una ideologa cuanto menos socialdemcrata- no dudaron en aceptar encargoara las grandes ciudades americanas. Hasta el propio Walter Gropius lleg a participar en la construccin de rascacielos comoue no mucho antes haba criticado, en tanto que signo desmesurado de los poderes econmicos. Frente a su planta urbana, omo el resto de las ciudades estadounidenses se caracteriza por la sobriedad de la cuadrcula, el famoso skylinede Nueva Yoibuj el juego voraz de las fuerzas econmico-naturales. La rejillaurbanstica no representa ms que el tablero mnimo deroteccin estatal de la libre competencia3.

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    El panptico de Bentham Manhattan desde el aireuelve al comienzoueva York ha sido, tal vez, la primera ciudad postmoderna de la historia, y en gran medida, modelo de las dems. Autnticaanguardia en poner todo el acento en la identidad construida a travs de los canales contemporneos de la vida pblica: losanales virtuales, el audiovisual, el panptico en su forma ms sofisticada. Nueva York no dej de someterse a los dictados deigilancia a travs del mtodo tradicional del buldzer, tal y como demostr Robert Moses, pero adems, entre la imagen virtul espacio real de la ciudad, se introduce una dialctica novedosaimpensable e indeseable para el imperio de la ergonoma y

    acionalidad socialdemcrata: el puro derroche de la moda.plicar la ley de la moda a la misma arquitectura de la ciudad significa atentar contra la bsqueda de lo perenne que dominabrquitectura moderna; la ciudad bajo el signo de la moda es una ciudad con fecha de caducidad, que se debe renovar, y poranto, destruir constantemente para poder estar a la ltima. El Poder descubre la efectividad disciplinaria de la sistemtica yiolenta renovacin del mobiliario urbano. Si la moda es un fenmeno puramente moderno, tal y como viera Baudelaire, para rquitectos y pensadores de las vanguardias histricas se trataba de un fenmeno descuidado, puesto entre parntesis. Adolfoos inaugur el ideario moderno con su alegato Ornamento y delito, en el que la arquitectura era concebida como ciencia,isciplina en torno a la funcin y a la verdad de las formas, sin nada que ver con el gusto, con lo efmero. El mismo ideallatonizante mova al diseo industrial, iniciado por la Bauhaus, que se planteaba la fabricacin de prototipos universales paraistribucin serializada. La moda, novedad evanescente que se consume tan pronto se ha fabricado, supona una formaeteriorada de la autntica creatividad; lo verdaderamente nuevo debera coincidir con lo eterno. n la ciudad de Nueva York nos encontramos con unos planteamientos constructivos y estilsticos muy distintos a los de lasanguardias. Si gracias a los materiales y a los modos de construccin modernos los edificios se erigen antes de que un pintorueda acabar un lienzo4, en las ciudades americanas las arquitecturas se vuelven tan efmeras como los artculos de consums conocido, en el caso de Nueva York, que la mayor parte de sus edificios son alzados con fecha de caducidad, algo alentadol mercado inmobiliario. Slo unos pocos ejemplares insignes sern conservados en esta ciudad sin monumentos5. En elmperio del valor de cambio todo, incluso el propio suelo, tiene que estar disponiblepara la transaccin. El sentido ttulo del libe Marshall Berman Todo lo slido se desvanece en el airepretenda reinterpretar la sentencia de Marx en este contextoorteamericano, donde las piedras son demolidas para perderse en el olvido (con los sentimientos), o se evaporan en la inasib

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    orma de la imagen.omo ya hemos adelantado, la ciudad postmoderna no est tan interesada en la racionalidad como en la identidady en el pla

    o cual, de cualquier modo, no rie necesariamente con la eficacia. Sin embargo, la ertica que vehicula este tipo de identidadon fecha de caducidad es una pseudo-ertica, una ertica de la identificacin de la imagen previa. El placer de la ciudadostmoderna no nace del descubrimiento sino del recuerdo de la imagen previa preexistente. La intimidadurbana (Pardo, 199

    quella identidad compleja a la que slo se accede lenta y trabajosamente y en la relacin cotidiana y distrada, se disuelve enol reificado; la carneurbana, lo que propiamente deberamos llamar lo urbano, se cosifica en una imagen de lo urbano.pesar de la aparente contradiccin inicial entre los motivos de las vanguardiasque parecan perseguir la perennidad- y la mnacida para ser consumida de modo inmediato-, su trasfondo platnico es similar; en la identidad imaginaria vehiculada por

    moda, la vocacin por lo absoluto y necesariose vuelve, paradjicamente, mucho ms radical. De nuevo, como intuy Baudelao moderno (y lo postmoderno como su perfeccionamiento) nace de la dialctica entre la moda y lo eterno. La moda estalla ennstante para comunicarnos lo eterno y confesarnos, con su propia aniquilacin material a fin de temporada, que lo eterno no dentifica con el producto sino que est ms all. El producto del diseo industrial de la Bauhaus pretenda ser la materializae una idea; el producto de consumo que nos trae la moda expresa lo eterno: se muere, como James Dean, antes de que elempo le marque la cara con el signo de lo contingente.

    l Nueva York televisado y retratado por el cine se impone al Nueva York real. La imagen separada de lo urbano oculta lo urban s, su presupuesto necesario. En Nueva York lo postmoderno no es tanto la ciudad en s como la dialctica ciudad-imagen qe establece, relacin en la que siempre vence el peso de lo imaginario. La mirada mistificadora de la Europa de primera mitadiglo XX ya empez a realizar parte de este trabajo, trabajo que continuara ms tarde la industria cinematogrfica hollywoodea Metrpolismonumental de Fritz Langparadigma de lo antiurbano- estaba, segn relat el propio director, inspiradaisualmente en la ciudad de la estatua de la libertad, una ciudad que Lang no pudo ver en aquella poca ms que a distancia,esde su barco, ya quepor las tensiones polticas entre ambos pases derivadas an de la Primera Guerra Mundial- en el viajue realiz a los Estados Unidos no se permiti al navo con bandera alemana atracar en la ciudad. Esta escena dice mucho de

    naccesibilidad de cierta vanguardia europea, tal vez la que ms influy en el posterior desarrollo artstico, sobre lo urbano de ran ciudad norteamericana.

    Del Nueva York urbano de aquella pocatan cercano al que relat con una mirada lcida Lorca en Poeta en Nueva York- alueva York imaginado en tanto que paradigma de ciudad moderna hay un trecho; el mismo que separa la concepcin de unaiudad como el conjunto de mujeres y hombres que luchan por sobrevivir de la ciudad en tanto que paisaje monumental deascacielos.

    El gran referente de la poca: Metrpolis, de Fritz Lang (1927), inspirado en los rascacielos de Nueva Yorka moda es introyectada en el mismo cuerpo arquitectnico de la ciudad postmoderna a travs del continuo derribo y construc

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    e nuevos prototipos. Las compaas multinacionales que se alzan en el mercado burstil erigen sus nuevos edificios de oficn el corazn de Manhattan ms como signo del poder financiero que como elemento prctico; la arquitectura representa, de

    modo, otra forma de propaganda y otro instrumento para atraer inversores. Para ello el edificio se convierte en un smbolo derestigio: firmado por el arquitecto del momento y construido con tcnicas y materiales punteros, de tal modo que la propiadificacin se convierte en happeningurbano, en parte del espectculo monumental, que es el edificio en s; ltimamenteodramos sospechar hasta qu punto la misma destruccinde los rascacielos se ha vuelto parte de este gran espectculo. El

    dinamismo del mercado tendr ms tarde su prolongacin en las mutaciones en la superficie de la ciudad. La empresa en crende su parcela a la que se hace con la hegemona del sector que, para mostrar su podero, no se contenta con ocupar elnmueble sino que lo derriba y alza uno nuevo.anto ajetreo en la superficie de nuestro paisaje cotidiano resultaba descorazonador ya para los antiguos habitantes del Parstico que derrib Haussmann6. La cultura postmoderna desarrolla las tcnicas para acolchonar este dolor, evitando cualquiepego a la piedra de la ciudad. Este es el papel de la moda: que la mirada busque ms all de la mercanca en s, del edificio, de las calles en s, hacia la imagen previa evocada: laanamnesisplatnica en su mnima expresin. La memoriaelevisiva olvidaautomticamente todo lo que sobrepasa la mscara imaginal y se aferra fanticamente a ella, pues sabe queebajo no queda sitio ms que para el cambio puro. El sistemtico lavado de cerebrolavado de costumbres, de races- despol sujeto de una apertura a la intimidad, a(l) ser, por lo que gusta tanto de poseer el parecer, fetiche aparente en tanto que sie otro tipo de Seren este caso, con maysculas-, un Ser de otro mundo.a ciudad postmoderna se completa hoy con una aportacin genuinamente europeaitaliana, para ser ms exactos. Junto aueva York debemos de colocar a la Venecia del turismo contemporneo, la ciudad-museo. Los propios tericos, arquitectos ylsofos de la postmodernidad han comenzado su crtica de la modernidad condenando su olvido de la tradicin7; la tradicinescatada como las races desde las que se abre cualquier horizonte de comprensin. El redescubrimiento de ese fondoqueermite que nuestra figurano se disuelva en el vaco; la reapropiacin y revalorizacin de conceptosomo ornamentoy monumentose han venido a materializar en unas polticas urbanstico-arquitectnicas ciertamenteospechosas. El autntico modelo no es la Venecia histrica sino la Venecia de folletn, recreada una y mil veces en lasscenografas de los melodramas hollywoodenses de la poca dorada (Ramrez Domnguez, 1993).a ciudad del espectculo postmoderno quiere crear una identidad, una mscara que satisfaga virtualmentetodas lasecesidades realesa las que no daba cabida la adusta ciudad de la vigilancia. La necesidad de una biografa urbana es satisfecisualmente mediante el pastiche historicista o la re-centralizacin de los cascos histricos, sazonados con anteojos tursticos

    ravs de la apertura de nuevas vas y medios de transporte aurticos(como es el caso del rescate del tranva para finessicamente tursticos en varias ciudades espaolas en los ltimos aos).

    La ciudad museo por excelencia: Venecia

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    las aspiraciones de una autntica vida pblica, los poderes fcticos responden multiplicando los canales virtuales dearticipacin. Los hombres y mujeres mantienen una relacin con su ciudad de meros espectadores. La vida cotidiana, por otr

    ado, se sigue rigiendo por el aislamiento, el silencio y el trabajo disciplinario de la ciudad de la vigilancia, en un contexto deglomeracin, ruido y ocio hedonista. El espectculo a que nos invita la ciudad postmoderna se parece muy poco a la fiesta de

    mscaras y las confusiones del carnaval. El espectculo postmoderno es la mquina panptica que proyecta sus imgenes sob

    na pantalla; el espectculo postmoderno es el espectculo tradicional invertido. La teora del poder de Foucault vuelve a haceecesaria para comprender esta nueva situacin. La antigedad haba sido una civilizacin del espectculo. Hacer accesible a

    multitud de hombres la inspeccin de un pequeo nmero de objetos: a este problema responda la arquitectura de los temploos teatros y los circos. Con el espectculo predominaban la vida pblica, la intensidad de las fiestas, la proximidad sensual. Enstos rituales en los que corra la sangre la sociedad recobraba vigor y formaba por un instante como un gran cuerpo nico. Ldad moderna plantea el problema inverso: procurar a un pequeo nmero, o incluso a uno solo la visin instantnea de una

    multitud. En una sociedad en donde los elementos principales no son ya la comunidad y la vida pblica, sino los individuosrivados de una parte, y el Estado de la otra, las relaciones no pueden regularse sino de una forma inversa del espectculoFoucault, 1991b: 219)8 de forma inversa al espectculo tradicional, pero nosin duda- al extrao espectculo postmodern

    uelve al comienzo

    Bilbao: imagen, cultura y mercadon los ltimos aos, la vida pblica de las sociedades europeas se viene haciendo eco de un fenmeno que podramos llamaretorno de la ciudad. Si a partir de los aos sesenta la tendencia generalizada era el abandono creciente de los centros urbanoacia la periferia suburbial, hacia la ciudad dormitorio, a partir de los ochenta, y sobre todo en los noventa y en la primera dcel siglo XXI, el proceso se invierte acusndose una revalorizacin econmica y social de la ciudad.a sociologa urbana de los sesenta y setenta critic insistentemente la tendencia anti-urbana inherente a la cultura delndividualismo posesivo. Se reclamaba entonces la ciudad como espacio del necesario conflicto social del que emane una sociems justa. La calle era la condicin de posibilidad de un espacio autnticamente tolerante, radicalmente moderno, en el que blico fuese algo ms que la coincidencia de intereses egostas de individuos aislados, en el que la democracia fuese algo mue una palabra que esconde unos intereses econmico-militares que siempre ganan, que siempre salen electos.l nacimiento de la llamada ciudad postmodernahace necesaria la revisin de la vieja reivindicacin de la cultura de las aceras

    a que hablase Jane Jacobs. La calle vuelve a estar de moda, pero ahora de mano de los propios poderes fcticos. Los valoreel espacio urbano como lugar encuentro parecen despuntar; las jvenes generaciones retornan a los cascos antiguos y al cenbandonando las tranquilas viviendas de los suburbios que sus padres conquistaron con esfuerzo; dan nueva vida a las plazasez que nacen nuevos museos, parques, palacios de la msica... el ocio toma la ciudad.

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    Casco viejo de Bilbao. Autor: Andea Larreka Larrondo***l caso concreto de una ciudad como Bilbao puede ser ampliamente clarificador. Estos dos movimientos que aqu describimos

    a poltica anti-urbana a la poltica pro-urbana-, al contrario de lo que ocurre en otras ciudades europeas o americanas, se proe forma ms tarda y menos diferenciada. Si el movimiento hacia la periferia no se desarrollaba hasta mediados de los ochen

    a vuelta de la ciudad lo hace plenamente entrados los aos noventa. Su ejemplo nos resulta especialmente til, pues elolapamiento y continuidad entre ambos procesos (el proceso hacia la periferia no se ha detenido con este retorno de lo urbans aqu ms evidente que en ningn otro lugar: la suburbanizacin y la apologa meditica de lo urbano coinciden.

    l tardo movimiento suburbano de Bilbao se produce, mayormente, por la anomala franquista. Con la joven democracia y lanin a la OTAN y a la CEE, las clases obreras se hacen crecientemente propietariaspropietarias de al menos un coche y unaipoteca-, y corriendo tras el paradigma de la calidad de vidadesplazaban su tradicional residencia en la industrial margen

    zquierda del ro Nervin hacia la margen derecha burguesa9. Si no se da una nivelacin efectiva de las clases sociales s seroduce una homogenizacin de la identidad de clase: todo el mundo se considera clase media (incluso los que no tienen msara las rebajas).oblaciones como Leioa o Getxo, en la margen derecha del Nervin, reciben miles de exiliados provenientes de las barriadasbreras de la griscea margen izquierda. Otros puntos fuera del Pas Vasco, como Castro Urdiales, en Cantabria (otro tradicionunto de veraneo), acogen cantidades ingentes de poblacin desde de la Margen Izquierda10, gracias a las mejoras en lasutopistas que permiten a los nuevos residentes ir y venir de sus residencias a su trabajo en el Gran Bilbao en un tiempo rcol fondo infraestructural que se esconde detrs de este nuevo escenario es la reconversin en sector servicios del anteriormenominante sector secundario. Esta llamada reconversin industrial es de sobra conocida, pero quizs no tanto el cambio cultideolgico que ha provocado. Todo ello se ha materializado en una transformacin morfolgica del rea metropolitana. Elaciamiento de enormes solares industriales se solapa con su mutacin en diversos espacios pblicos de ocio; ocio entendidoomo otro modo de industria; as, ocio que fomenta el consumo y la inversin. En el caso de Bilbao no asistimos, por de pronta desaparicin de la ciudad tanto como a su transformacin.Durante los aos setenta y ochenta la vida urbana del rea metropolitana de Bilbao se caracteriz por una intensa actividadblica y poltica entretejida alrededor de una red de asociaciones. El trabajo de estas asociaciones locales era destapar a tod

    os nivelesdesde el marco barrial hasta el global- el conflicto social oculto por los intereses de la clase dominante. La amplia

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    roletarizacin de la zona creaba un caldo de cultivo idneo para la conciencia de clase y la conciencia poltica subsiguiente,enerando un flujo y reflujo entre la fbrica y la ciudad que sacaba las contradicciones econmicas y sociales fuera del mbito

    aboral e individual para plantear una lucha global al sistema capitalista.on la crisis y paulatino desmantelamiento de la mayor parte del tejido industrial de la zona, este panorama social languidece orma paralela. Sin embargo, cuando las antiguas asociaciones y la vida callejera empezaban a evaporarse, los poderes fctico

    edescubren el espacio pblico urbano reclamndolo para sus propios intereses. Un ejemplo muy interesante de este cambio dstrategia es el de la apropiacin por parte del ayuntamiento y de distintos grupos econmicos y mediticos de la famosa Astagusia o Semana Grande bilbana, la fiesta popular de la ciudad. El ocio se transforma en el elemento propio de la ciudadostmoderna.sta fiesta estival, al contrario de lo que sucede en la mayora de las que se celebran en las capitales espaolassi no en todao conmemora el patrn de la villa, no tiene carcter religioso alguno ni en su forma actual ni en su origen. La virgen de Begos la patronams bien matrona- de la ciudad, pero su festividad no coincide con las fechas en que se celebra la Aste Nagusiaemana Grande tiene su inicio en los primeros aos ochenta y es fruto directo de la voluntad de las asociaciones popularesilbanas; de hecho, tradicionalmente son ellas y ningn otro grupo quien organiza los festejos con cuya recaudacin financianctividades del resto del ao. Grupos antimilitaristas, ecologistas, feministas, asociaciones de vecinos, grupos de teatro,sociaciones deportivas, etc., eran hasta hace bien poco los protagonistas de estas fiestas. Con la transformacin de la socied

    sobre todo, de la ideologa vasca en los ltimos diez aoslo que podramos llamar su envejecimiento y aburguesamientoelirante-, los poderes fcticos han ido aduendose de la Aste Nagusia a golpe de talonario, de grandes espectculos que invlas masas a desplazarse fuera del espacio dominado por las asociaciones, el casco viejo y sus alrededores. El ayuntamiento, riginalmente potenciaba la actividad de estas asociaciones ciudadanas, se complica con los poderes econmicos y patrocina uesta paralela localizada crecientemente en los mrgenes de la ciudad. La fiesta se suburbaniza y se convierte en una celebracel consumo y la inversin, una fiesta programada por tcnicos y profesionales del espectculo, una fiesta que adems buscaspecialmente abrazar el espacio urbano del nuevo Bilbao. El toque autctono en la estrategia del poder para elesmantelamiento de las asociaciones populares autogestionadas est en su criminalizacin creciente, relacionando estos grupirectamente con la banda terrorista ETA. Toda poltica no teledirigida, toda organizacin espontnea de ciudadanos que seabrera y no tenga como inters particular el mundo taurino es sospechosa de ir tramando los crmenes ms inmundos.

    Mari Jaia, matrona de la Aste Nagusia

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    De cualquier modo, no nos vamos a detener ms en la interesantsima cuestin de la apropiacin por parte de las grandesnstituciones polticas y financieras del ocio11. Pasamos a centrarnos en la ms conocida remodelacin urbanstica de la capitizcana a raz del fenmeno Gugenheim.a construccin en el centro de Bilbao de una sucursalde la fundacin Solomon Gugenheim de arte contemporneo pone el gn el cielo internacional de una ciudad hasta entonces ajena a todo inters cultural y muy caracterizada por el inters poltico,ebido a la de sobra conocida, que no comprendida, vida conflictiva de todo el Pas Vasco. El museo es slo el primer eslabnna larga cadena que pretende renovar, a la vez, la morfologa y la infraestructura econmica de la capital vizcana y de todo ntorno metropolitanos.l edificio que emplaza al museosi es que en este caso hay algn modo de distinguir la funcin del mismo edificio- resulta sena revolucionaria obra del prestigioso arquitecto norteamericano Frank Gehry, saludada como una de las mayores muestras digor que atraviesa la arquitectura actual. El edificio se emplaza en un solar industrial en pleno corazn de Bilbao, en la orillazquierda de la ra, en el mismo lugar que poco antes ocupaba la empresa naval Euskalduna, un enorme espacio vaco que sonvertido en el centro del nuevo Bilbao12. Gehry quiso dotar por ello al edificio de todos los signos formales que habanaracterizado el pasado industrial de Bilbao, modelando un organismo arquitectnico de brillante titanio en el que se adivinanerfiles cubistas de inspiracin navalalguien lo compar con un barco encallado contra el puente de la Salve. No contento co

    sto, Gehry decidi dar un paso ms all en la integracin del museo en el paisaje previo e hizo que el edificio abrazase aldyacente puente de la Salve, la enorme mole de hormign y metal pintada de un verde absurdo que es, por s solo, expresncarnada de aquel Bilbao industrioso que dejamos ahora atrs. Una mirada lcida sobre el resultado nos hace descubrir, sinmbargo, que el Gugenheim no quiere ser tanto un edificio integrado en la sintaxis industrial de Bilbao, sino al contrario, unanterpretacin autnoma de aquel Bilbao al que viene a sustituir. El Gugenheim se expresa en una sintaxis propia que chocaadicalmente con el entorno para llamar una narcisista atencin sobre l; se trata de un cono monumental que clausura un cicara abrir otro. La voluntad autorreferencial, tan propia del bilbano, se quiere encarnar ahora en la misma forma arquitectnie la ciudad. Las descripciones de Amendola al respecto de la ciudad postmoderna coinciden con los perfiles del Nuevo Bilbaoiudad se descubre cada vez ms iconizada. La ciudad nueva en tanto objeto de deseo y de consumo debe de hacer visible,xaltndolas, las propias cualidades y las referencias simblicas y prcticas. Estas deben ser inmediatamente reconocibles porodos [...] la ciudad ha comenzado a representarse a s misma (Amendola, 2000: 48). ilbao, perfecto paradigma de una tendencia arquitectnico-urbanstica de carcter general, sincroniza una migracin de la vidrivada de sus ciudadanos al suburbio con una inversin en infraestructuras de inters pblicoen el centro metropolitano. Y qecir tiene que el concepto de lo pblico se reduce en este contexto al de ocio entendido como espacio de consumo. Estaransformacin se realiza, adems, a la vista de todos y con una enorme propaganda poltica, dirigida a un prototipo muy claroilbano: hombre de unos sesenta aos, obrero prejubilado tras la desindustrializacin, al que la clase dirigente quiere tranquilobre el futuro econmico de la zona. El nuevo Bilbao se vende al ciudadano como una ingeniosa obra industrial, una industel ocio que movilizar capitales extranjeros y revitalizar la economa local. Si leemos entre lneas los mensajes publicitarios duevo Bilbao descubrimos que su verdadero destinatario no es el ciudadano en s sino su mala conciencia; la mala concienciuien se rindi en la lucha colectiva por su futuro y el de sus hijos; la mala conciencia de ese individuo que atendi la llamadaatrn y traicion a su clase; la mala conciencia de aquel sindicalista que desmoviliz a su clase, que vendi el pas a cambio davores propios e indemnizaciones y prejubilaciones individuales para sus representados.n el nuevo Bilbao, los capitales privado y pblico13se han dado la mano en un proyecto global y coherente de reajuste urb

    n consonancia con una reconversin econmica anterior a la que, de este modo, los propios espacios pblicos quieren contribl museo Gugenheim fue el primer caso de una inversin en cultura que no se converta en un gasto pblico sino en una invermpresarial rentable. A un nivel similar le sigui el palacio de congresos (o de la msica) Euskalduna, y sin duda, el mismo xs pronosticable a la nueva feria de muestrasen Barakaldo. Exactamente como expres entusiasta Ibon Areso, concejal derbanismo del ayuntamiento de Bilbao en una mesa redonda en la Universidad de Deusto hacia el ao 2000: Se rompe eloncepto de la cultura como gasto para entender la cultura como inversin. La lgica de la nueva poltica y la del mercadooinciden: ya no se trata de cubrir necesidades y demandas sino de adelantarse a stas, de crearlas. En la ciudad postmodernsta lgica va mucho ms lejos, se extiende a la ciudad en su totalidad, con lo que se ha llegado a hablary esto desde losropios economistas y tericos de la nueva ciudad- de un marketing urbano. La ciudad se transforma en un enorme aparato

    http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie11http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie11http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie11http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie12http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie12http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie12http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie13http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie13http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie13http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie13http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie12http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie11
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    utopropaganda: la ciudad est en venta.

    Olabeaga, Bilbao Vista del palacio de Euskaldunauelve al comienzodems de esta inversin en cultura, o ms bien, en la industria del ocio ms elitista, el plan de construccin de la nueva ciude centra en otros dos ejes: la rehabilitacin del casco antiguo y la fuerte inversin en transportes pblicos. El primer punto sejecuta con los tradicionales instrumentos de revalorizacin del suelo invitando a los inquilinos marginales, con tcnicas y leyeiertamente persuasivas, a abandonar sus residencias y tradicionales espacios de esparcimiento con el fin de dejar una vista

    menos spera al posible cliente A esto se aaden otras estrategias, como la instalacin de equipamientos culturalesue renuevenla vida de estas zonas degradadas; lo que en otro tiempo era un plan sincero de inclusin de la marginalidad ahresenta un rostro ms ambiguo. Lavanguardiaartstica bilbana toma posiciones desde su irreverencia institucionalizada y

    mercantilizada, e invita a que otros, menos intrpidos pero tambin provenientes de las clases acomodadas, vayan poco a poccupando sitio.l segundo punto, que completa este trptico de auto-colonizacin bilbana, lo compone el exagerado gustoestetizantedel nue

    ilbao por los transportes pblicos ms exticos. Todo comienza con el otro smbolo internacional del nuevo Bilbao: su metro.n llamativo diseo de estaciones del prestigioso Norman Foster, el metro de Bilbao se convierte en el primer metro de lujo mundo, en sentido estricto. Construido para una poblacin que no llega al milln de habitantes parece, tal vez, el metro msnnecesario de la historia14, adems de uno de los ms vigilados, comparable, si no en su gasto s en su voluntad estetizanteesde parmetros muy distintos, por otro lado- al metro de Mosc. A este metro-monumento debemos sumar el recin estreneropuerto de Calatrava. Aqu, sin duda, sobran comentarios. El gusto por lo bellosobre lo funcional llega a su cima. Lamaginacin del arquitecto no conoce lmites fsicos ni climatolgicos15. Adems queda el tranva, medio desaparecido del marbano bilbano hace ms de cincuenta aos, que se transforma hoy en transporte entre nostlgico y futuristacon un diseoecuerda a La fuga de Logan- para unir el permetro turstico recomendado. Por ltimo, el AVE, tren de alta velocidad y de altorecios, conectar Bilbao con San Sebastin y Vitoriala famosa Y vasca, hoy por hoy detenida- en un tiempo rcord, abrienesde aqu la va a Francia: todo un plan para el turismo de gran poder adquisitivo y un lujo para la clase empresarial vasca.ste gusto por el transporte ferroviario, tan tradicionalmente urbano, lo es, de nuevo, ms por su imagen que por su uso;

    omprubese si no en la raqutica red de trenes interprovinciales comunes de que dispone Espaa, al margen, por supuesto, dVE (en tanto que tren de lujo). Pero en Bilbao, este acento en la imagen del transporte ferroviario se adelantaba ya en una o

    mucho ms discreta pero enormemente significativa. La centralizacin de las lneas de tren de cercanas y provinciales en lastacin de Abando16se vio acompaada de una sencilla pero eficaz reforma arquitectnica en la estacin. Aqu se cambi eustero acceso lateral a las vas para abrir el espacio en una perspectiva majestuosa; la acumulacin de multitudes se hace visara el usuario (y el turista), as como se aprovecha toda la altura del edificio, mostrando sus distintos niveles unidos por lasscaleras mecnicas. Este tipo de escenario es comn a todas las estaciones renovadas en Bilbao, tanto las de metro como lasren de cercanas de RENFE, espacios que se abren frontalmente al espectador como enormes auditorios o teatros.

    http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie14http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie14http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie14http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie15http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie15http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie15http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie16http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie16http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie16http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie16http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie15http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#pie14http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#inicio
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    on estos tres espacios pblicos, los espacios de ocio, transporte y el propio casco antiguo como mercado, se completa uncosistema urbano que se articula desde un proyecto econmico general. El verdadero cliente para el que se habilitan estosspacios es el llamado turista de lujo. No es slo el ms o menos cultivado visitante del museo, sino tambin el congresista o mpresario que expone o visita la feria de muestras, adems del propio organizador de todos los acontecimientos para los quea cabida en el nuevo Bilbao, el organizador de exposiciones de arte, de congresos o de ferias. A este gran cliente, lo que Bilbiene a vender es toda una ciudad puesta a su servicio.n la pujanza mundial entre ciudades, Bilbao no puede competir contra conos de lo urbano como Nueva York, Buenos Aires, PLondres. Sin embargo, en una segunda divisin, se vuelve competitiva y rentable mediante otras estrategias. Al contrario qu

    as grandes ciudades de la modernidad, Bilbao no puede realizar la operacin postmoderna de auto-iconizacin que detectban Nueva Yorky que en los ltimos decenios se generaliza a nivel de todas las grandes ciudades. En la postmodernidad no sas ciudades histricas convertidas en tursticas se preocupan por lucir su identidad en cada rincn; grandes capitales seignifican a s mismas siguiendo el patrn que marc la fotognica Nueva York. La idiosincrasia bilbana no existe en el imaginlobal, como s existen Londres, Pars, Roma o San Francisco. Para competir en la carrera del marketing urbano, Bilbao abandl cultivo de su propia intimidad para significar, con sus nuevas arquitecturas, con sus nuevos medios de transporte, con su nuasco viejo, la idea de ciudad moderna: la imagen mtica lo urbano.

    Barrio de Rekalde, con autopista sobre las viviendas Olabeaga, El nuevo Bilbao?usan Sontag defina el Camp como un estilo propiamente moderno y urbano en el que lo natural, lo virgen y salvaje de otrasulturas y otros tiempos, se significa desde una mirada sensibilizada slo para lo artificial, para lo construido. Lo caracterizabaomo una suerte de bucolismo urbanoque tena en las figuras exticas delArt Nouveausu realizacin primeriza. Se trata de duz una imagen de, por ejemplo Egipto, ms egipcia que el Egipto real (o una Espaa ms espaola que la Espaa real, comoueran hacer Lubits y tantos otros recreadores, inventores, hollywoodenses de lo hispano). Se trata del gusto burgus por lxtico (Gamarra, 2004). El exotismo es tal vez uno de las nociones ms relevante para la cultura contempornea, y en gener

    ara toda la cultura moderna. El nuevo Bilbao ha reducido el concepto de metrpoli moderna a un tipo, ha miniaturizado lomoderno en un logos, en una ideaplatnica: la idea de lo urbano de la que toda expresin de lo urbano participa. Lo urbano,ondicin de posibilidad del proyecto emancipador moderno, se reduce a su propia caricatura.nivel general, la relacin del ciudadano con su urbe parece pasar, en dos movimientos, de un vnculo premoderno, como

    upersticiosos moradores de un suelo hechizado, a una postmoderna, en tanto que turistas en su propia casa, desahuciadoserpetuos. En el aire queda el proyecto ilustrado de ciudadana, pervertido por su propia ingenuidad, invalidado porxplcitamente quitar el suelo sobre el que puedan nacer verdaderos ciudadanos: lo urbano. Si por un lado, nuestras polticasrbanas se siguen conduciendo por este camino, por otro, socilogos y filsofos supuestamente crticos ven en

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    uestra Telpolislas condiciones para una autntica esfera de interaccin, pasando por alto, de nuevo, la condicin corporaldombre, demostrando todava lo lejos que estamos de aprender la leccin que el siglo que hemos dejado atrs debi de habenseado.l gran olvido del pensamiento moderno ha sido el del espacio (los cuerpos, los espacios). Es por ello necesario retomar el temon el que comenzbamos el artculo, el del espacio, para determinar claramente cmo se establecen los flujos de poder que

    mpiden la experiencia de una autntica libertad.

    Referencias bibliogrficasmendola, G. (2000). La ciudad postmoderna. Madrid: Celeste.audelaire, Ch. (1997). Las flores del mal. Madrid: Ctedra.enjamin, W. (1973). Discursos interrumpidos I. Madrid: Taurus.steban, M. (2000). Bilbao, luces y sombras del titanio, el proceso de regeneracin del Bilbao metropolitano. Bilbao: U.P.V.oucault, M. (1980). La verdad y las formas jurdicas. Barcelona: Gedisa.________ (1991a). Saber y poder. Madrid: La piqueta.________ (1991b). Vigilar y castigar. Madrid: Siglo XXI.________ (1999). Esttica, tica, hermenutica. Barcelona: Paids.

    Gamarra, G. (2004). Exotismo y mercanca en la sociedad del espectculo multicultural. Said, Benjamin, Tarantino.Prelimina

    3 (Al calor de oriente): 59-83.Garca de Cortzar, F. y M. Montero (1980). Historia de Vizcaya. San Sebastin: Txertoa.Garca Merino, L.V. (1987). La formacin de una ciudad industrial. El despegue urbano de Bilbao. Oate.______________ (1992) La consolidacin de Bilbao como ciudad industrial. Las ciudades en la modernizacin de Espaa. L

    decenios finiseculares (1895-1935). Madrid: Siglo. XXI.Montero, M. (1994). La burguesa impaciente. Especulaciones e inversiones en el desarrollo empresarial en Vizcaya.Bilbao: Bei

    arrea, A. (2004). El cuerpo y el espacio.Revista Hermes, 13: 62-71.orenzo Espinosa, J.M. (1989). Dictadura y dividendo. El discreto negocio de la burguesa vasca (1937-1950).Bilbao: Universide Deusto.ardo, J.L. (1996). La intimidad. Madrid: Pretextos.

    Ramrez Domnguez, J.A. (1993).Arquitectura y cine: Hollywood, la edad dorada. Madrid: Alianza.

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    Rosi, A. (1982). La arquitectura de la ciudad. Barcelona: Gustavo Gili.ras, E. (1999). Lgica del lmite. Barcelona: Destino

    vuelve al comi

    Artculo original recibido el 18 de febrero del 2005, y publicado el 27 de marzo del 2005. volver* Doctor en Filosofa, Universidad de Deusto; Master en Historia y Esttica del Cine, Universidad de Valladolid. E-mail: [email protected]

    ** Todas las fotografas de Bilbao fueron proporcionadas por Andeka Larrea Larrondo.volverAunque esto no quedara tan claro en toda su obra. Vase su aproximacin a la dramaturgia y las formas jurdicas griegas e

    oucault (1980).volver2 A este respecto, Foucault trabaj al final de su vida directamente sobre estos temas en Historia de la sexualidady en

    u Arqueologa del yo. volverSe podra comparar este mnimo del Estado a los espacios electorales otorgados a las distintas fuerzas polticas (cuadrculas

    omogneas temporalmente). Cada grupo poltico se encargar de elevar tan alto como sus finanzas se lo posibiliten el espaciblico cedido.volver

    4Tras (1999) distingui entre las artes del habitaro del lmitearquitectura y msica- y las artes apofnticas o delaparecerintura, escultura, literatura. La modernidad se caracteriza por una hibridacin y subversin de los principios que rigen a las ael habitar y a las del aparecer tradicionalmente diferenciados: la arquitectura contempornea quiere ser como la pintura o lateratura, texto, y a la vez, la pintura contempornea anhela ser como la arquitectura, hbitat.volverDe este modo se refera Benjamin a Nueva York. Curiosamente, esta falta de tradiciones antiguas ha llevado a EEUU a prod

    monumentos e conos identitarios de forma compulsiva, casi desesperada. Sin duda, la problemtica postmoderna al respecto a identidad est determinada por este trauma ante la falta de antecesores y tradicin, este trauma por la falta de races en uelo del pas que sigue siendo hoy vanguardia tanto en lo militar y en lo econmico como en lo ideolgico. volver

    6El poema El cisne de Baudelaire (1997), rescatado por Benjamin y a partir de l por tantos otros, lo expresaba de maneramocionada: Se fue el viejo Pars (de una ciudad el perfil con ms presteza cambia que el corazn humano) (p. 115). volver

    Rosi (1982) situaba en su clsico lo monumental, el casco histrico, en el centro mismo que teje la identidad de laiudad. volver

    8 Resultara interesante, aunque no nos queremos extender en este punto, relacionar estos pasajes con lo que escriba Walterenjamin (1973) al respecto del cine fascista en La obra de arte en la poca de su reproductividad tcnica. En resumen,

    enjamin indicaba que el inters del cine fascista es hacer visibles a los ojos del individuo aislado grandes aglomeraciones, maumanas indiferenciadas y uniformadas. volverEl rea metropolitana del Gran Bilbao, que comprende no slo la ciudad de Bilbao sino otros municipios colindantes, se extieambos lados del ro Nervin hasta su misma desembocadura (sta corresponde en su margen derecha a Getxo y en la izquiel municipio de Portugalete y al de Santurtzi). La margen izquierda del ro se convirti desde la revolucin industrial, yrincipalmente, a lo largo del siglo pasado, en un asentamiento obrero. Las viviendas se extendieron alrededor de las industriaiderrgicas y navales y hacia el interior, en la llamada zona minera. El centro del municipio de Bilbao, y principalmente sunsanche, se destin a la burguesa industrial y financiera que paulatinamente, ante el deterioro de las condiciones de vida po

    http://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#andeka_volverhttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#andeka_volverhttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#andeka_volverhttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#1piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#1piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#1piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#2piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#2piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#2piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#3piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#3piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#3piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#6piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#6piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#7piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#7piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#7piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#8piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#8piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#8piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#8piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#7piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#6piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#4piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#3piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#2piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#1piehttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#andeka_volverhttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#iniciohttp://www.bifurcaciones.cl/002/Gamarra.htm#inicio
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    umento demogrfico y contaminacin, y aunque manteniendo sus centros de trabajo en el centro de Bilbao, desplazan susiviendas a la margen derecha del Nervin, principalmente a Getxo, tradicional residencia de veraneo. Las operacionesrbansticas y legales que salvaguardaron esta zonificacin, la ntida distribucin entre ambas mrgenes de la clase propietaria

    os trabajadores est recogida de forma pormenorizada en varios estudios. Para completar el panorama es necesario explicar qa nica conexin entre Getxo y la margen izquierda, que se miran cara a cara con la ra como muro de contencin, es elamoso Puente Colgante de Portugalete. Este ingenio de principios de siglo, signo del progreso y estilsticamente emparentado

    on la Torre Eiffel, fue levantado para permitir el fluido trfico naval de la industria de la zona. La enorme y elevada estructurametlica deja colgar una plataforma que se desplaza de lado a lado de la ra trasportando personas y vehculos. El paso quedaste modo, severamente controlado, adems de que se debe pagar un peaje por el trasbordo. Ver Garca Merino (1989 y 1992

    Garca de Cortzar y Montero (1980); Montero (1994); y Lorenzo Espinosa (1989).volver0 Triplicando la poblacin original y provocando una hipertrofia urbanstico-demogrfica inasimilable para el hbitat ecolgicoumano de este municipio. La agresin a Castro Urdiales ha llegado al punto de que el antiguo alcalde de Portugaleteconocior sus abiertos casos de corrupcin y especulacin urbanstica- es hoy da el alcalde de esta poblacin gracias a la migracin us electores. volver1 Y el caso no se reduce a la Semana Grande. En los ltimos aos, tal y como me indic Andeka Larrea, hemos podido detecl mismo fenmeno en el carnaval. volver2 Los solares de Euskalduna son, como decimos, el epicentro del nuevo Bilbao. Tras el Guggenheim se han levantado otrasonstrucciones vanguardistas firmadas por arquitectos de renombre componiendo un atractivo complejo urbanstico a orillas da, elemento natural que se integra como uno de los elementos principales. Destacan, como veremos, el palacio de la msicaque lleva el nombre de Euskalduna, como la antigua fbrica naval), un grupo de viviendas de lujo, centros comerciales, unnorme parking, adems del discutido rascacielos de oficinas de Csar Pelli. Todo ello perfilado por una serie de puentes yasarelas de diseo que conectan ambas mrgenes, adems de un paseo a la orilla de la cada da ms saneada ra de Bilbao,aseo marcado con estatuas de varios escultores vascos (ste ltimo quizs el nico elemento de un valor indiscutible). Para tllo puede consultarse la pgina Web propia de este gran proyecto:www.nuevoBilbao.com. Sobre este tema vase tambinarrea (2004). volver3Tal fue el caso del Gugenheim, y tal es el caso de las principales iniciativas que sostienen el desarrollo del Nuevo BilbaoBilbao ra 2000, Metro Bilbao). Para todo este tema vase Esteban (2000). volver4 Y es curioso que un ingenio de transporte que en sus orgenes histricos naci como medida indeseada y extrema frente arefrenable esparcimiento de la demografa urbanaalgo que facilitaba el modelo horizontal de urbanizacin de ciudades comondres- se convierta ahora en un medio atractivo, casi en un capricho, y sobre todo un signo de lo que es una gran ciudad. Nlvidemos que el metro de Bilbao es una conversin de la lnea de tren de la margen derecha (perteneciente a Eusko Trenbideue, si bien ha generado nuevas y tiles estaciones en el centro de Bilbao, conectando lugares que estaban aislados por loccidentado de la geografa de la ciudadlas cuestas que separan toda la parte alta de Bilbao obligaron ya en la segunda mitael siglo XX a instalar ascensores urbanos que an siguen funcionando, para facilitar en la medida de lo posible su conexin centro-, a la vez se han creado, con cierto patetismo, estaciones bajo tierra para otros lugares en los que el tren sigue circulanor la superficie. Se trata de simulacros caros, instrumentos tcnicos convertidos en conos de modernidad y cosmopolitismo p

    ugares residenciales como Las Arenas o Algorta. De cualquier modo, la historia originaria de este mismo tren resulta igualmenaradjica. Fue un tren que naci con la revolucin industrial, pero no como medio de transporte del proletariado hasta los

    entros de trabajo, sino como medio de desplazamiento de la burguesa industrial desde sus residencias en Getxo hasta susficinas en Bilbao. volver5 No contento con construir una pasarela sobre la ra que en los das de lluvia (algo frecuente en Bilbao) se convierte en unarampa mortal para los transentes, Calatrava edifica un aeropuertoAeropuerto la Paloma- en una zona de vientos huracanaon un diseo tal, que el da de su inauguracin, pierde un inmenso alern ornamental. La lista de elementos estticos yrquitectnicos que entorpecen e incomodan a los viajeros en este aeropuerto cada da sera interminable, desde salas de espla intemperie hasta muros de cristal invisibles que, en las prisas de este tipo de transporte, han ocasionado ms de un

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    ccidente. volver6 Gracias a esta reforma se elimin la estacin de tren donde desembocaba la lnea de la margen izquierda y zona minera, lastacin de la Naja, autntico smbolo del Bilbao de los ochenta con la siempre inquietante presencia del yonki, que hizo de loncones de esta estacin su Meca irrenunciable. Ms all del motivo entraable, lo que se produce con esta centralizacin de neas es una indiferenciacin espacial entre el usuario del tren de la margen izquierdade tradicin obrera-, el del metro de la

    margen derechametro que posee una conexin directa a la estacin de Abando- y el usuario de lneas de largo recorridoacional e internacionalocasional y de carcter heterogneo-; la inclusin del AVE entre estos transportes har que la confusea an ms clara. De nuevo, se trata de borrar desde el mismo hbitat cotidiano la emergencia de toda conciencia de clase, ez que permanece intacto el sistema econmico clasista. No es que las clases hayan desaparecido, slo desaparece suutoconciencia.volver

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