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Caza, espacios protegidos

y desarrollo rural

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Organiza: Colaboran:

Ciudad Real29 de marzo de 2012

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Conclusiones

2

Índice

I. Los Espacios Protegidos en España 3

1. Los Espacios Protegidos 3

2. Historia: la fundación de los Parques Naturales 4

3. Los Parques Naturales hoy 6

II. La caza en los Espacios Protegidos 8

1. Actual situación legal de la caza en los Espacios Protegidos 8

2. Control de poblaciones y gastos de gestión (algunos ejemplos) 10

2.1. Parque Nacional de los Picos de Europa 10

2.2. Parque Nacional de Cabañeros 12

2.3. Parque Nacional de Sierra Nevada 14

2.4. Parque Nacional de Monfragüe 15

2.5. Coto Nacional de Los Quintos de Mora 17

3. El coste de control en términos económicos 18

4. A nuevos tiempos, nuevas fórmulas 19

4.1. Rumanía 19

4.2. Suiza 20

4.3. Macedonia 21

4.4. Berlín, un caso muy singular. La caza, un instrumento al servicio de la ciudad 22

III. Caza, Desarrollo Rural y Espacios Protegidos 24

IV. Caza, Biodiversidad y Espacios Protegidos 27

V. Conclusiones del VI Observatorio Cinegético de la RFEC: “Caza, espacios protegidos y desarrollo rural” 29

VI. Observatorio Cinegético de la RFEC: Caza, espacios protegidos y desarrollo rural 31

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I. LOs EsPaCIOs PROtEgIDOs En EsPaña

“En primer lugar, para que un Espacio Natural sea protegido, debe ser previamente pro-tegible, es decir, merecedor de ser protegido, lo que significa que debe reunir una serie de requisitos y cualidades extraordinarias, y deben ser seleccionados de forma que se evite la redundancia.”

(Morillo y Leconte, 1988.)

1. Los Espacios Protegidos

España, aun siendo un país relativamente pequeño –tiene una superficie de 505.988 km2–, cuenta con uno de los patrimonios naturales más importantes de Europa, tanto por su biodiversidad como por su estado de conservación. Según el Ministerio de Agri-cultura, Alimentación y Medio Ambiente, España posee unas 9.000 plantas vasculares (el 80-90% del total de la Unión Europea [UE]), entre 50.000 y 60.000 especies de animales, lo que supone el 65% de los vertebrados de la UE, contando con el 74% de todas las aves y el 79% de los mamíferos.

Esta especial singularidad se debe a las distintas eco-regiones que lo componen (alpina, mediterránea, macaronésica y atlántica), caracterizadas a su vez por diferentes factores como son la situación geográfica, la estructura geológica y morfológica, la climatología, la orografía, la hidrología, la existencia de territorios insulares y, sobre todo, una acción humana tradicional sobre el territorio, la fauna y la flora.

Esta última circunstancia es fundamental, no sólo por tener virtualmente casi todos los hábitats europeos, si no por la ubicación en la que se encuentran, debido a que las zonas menos desarrolladas y alejadas de las grandes ciudades son áreas más inaccesibles y por tanto están mejor conservadas. Un claro ejemplo de esto pueden ser las zonas de montaña del norte peninsular.

Tabla 1. Algunos datos sobre superficie

Ha

Superficie de España 50.622.019,42

Superficie zonas LIC 11.608.236

Superficie ZEPAS 10.360,36

Superficie áreas Red Natura 2000 13.722,40

LIC: Lugares de Importancia Comunitaria; ZEPAS: Zonas de Especial Protección para Aves.

Fuente: Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

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Nuestra nación puede catalogarse como una auténtica joya natural gracias a los méto-dos y usos tradicionales de aprovechamiento, que han conseguido mantener los diver-sos entornos rurales, base de los numerosos y recientes Espacios Naturales Protegidos.

2. Historia: la fundación de los Parques naturales

Uno de estos aprovechamientos seculares por el cual han llegado hasta nuestros días en buen estado de conservación los Espacios Naturales ha sido la actividad cinegética. Los habitantes de sus pueblos, junto con los distintos propietarios de estas tierras, o aquellos que tuvieron un algún vínculo con éstas, mimaron de manera diligente y sabia el entorno que les rodeaba. Este aprovechamiento permitió, y permite, la supervivencia de sus pobladores generación tras generación, quienes transmiten a sus vástagos no sólo este maravilloso legado de extraordinaria riqueza medioambiental, sino también la doc-trina necesaria para mantenerlo y preservarlo. Además, al mencionar los Espacios Natu-rales Protegidos, es necesario hablar de caza, pues fue la acción venatoria la que motivó la aparición de las primeras reservas naturales. Gracias a la caza, el Monte del Pardo, Cabañeros o Gredos han sido preservados.

En Mesopotamia, cuna de las tres grandes civilizaciones asiria, sumeria y babilónica allá por los años 3.500 al 500 a. C., se documenta la constitución por parte de los reyes me-sopotámicos de las primeras zonas protegidas como reservas privilegiadas de caza. Se-guramente se trata de las primeras “figuras” de un espacio territorial sometido a una or-denación para su uso lúdico. Además de estas reservas de caza, se crearon otros espacios que ya en tiempos lejanos estuvieron bajo una estructura de control y régimen especial, siendo un primer paso para la ordena-ción del territorio, como los Jardines Colgantes de Babilonia, creados por Nabucodonosor II y que llegaron a ser la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo viviente; el parque Sárnáth, erigi-do por los hindúes en honor a Buda; el Olimpo de la Grecia clásica, etc. Conforme aseveró Paluzié Mir, los lugares citados anteriormente han posibi-litado, muchos siglos después, la creación de lo que hoy se entiende por Espacios Protegidos. Los primeros espacios de protección modernos son originados por el incremento demográfico y el aberrante impacto antrópico que sufren algu-nas especies y entornos debido a las estrechas

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relaciones entre sociedad y naturaleza. Estas novedosas iniciativas de protección a nivel mundial estaban directamente relacionadas con la gestión cinegética. Así, en 1541 se declaró la reserva lituana para la protección del bisonte europeo, y en 1569 se promulgó la protección de los rebecos las cumbres suizas.

Años más tarde, y bajo la influencia del Romanticismo, se comenzó a observar la natura-leza desde otro punto de vista.

Sin embargo, no es hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando por fin se materializan todas las ideas de protección y conservación surgidas a lo largo de la historia. En el año 1872 se declaró el primer Parque Nacional del mundo, Yellowstone, ubicado en los Esta-dos de Idaho, Wyoming y Montana, en Estados Unidos.

En España hay que esperar algo más de cuarenta años desde la creación de Yellowstone para que por fin surja la primera regulación legal del territorio. Fue en 1916 y de la mano de Pedro de Pidal y Bernardo de Quirós, marqués de Villaviciosa de Asturias, político, alpinista y experto cazador, quien presentó en el Senado una proposición de Ley en de-fensa de los Parque Nacionales. Así, y tras esta iniciativa, en 1918 se declaró la montaña de Covadonga y el Valle de Ordesa como los primeros Parques Nacionales españoles.

Una vez más se descubre el fuerte nexo de unión entre caza y conservación, ya que fue también Pedro de Pidal quien años antes tomó la iniciativa de crear los Cotos Reales de gredos y Picos de Europa, destinados la caza de la aristocracia, con el fin de salvaguar-dar cabras monteses y los rebecos, respectivamente, y que le sirvió como referencia para la creación de los Parques Naturales.

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3. Los Parques naturales hoy

El desarrollo de lo que podría llamarse la red de Espacios Protegidos en España ha sido largo y tortuoso. El proceso fue muy lento en un princi-pio, detenido luego casi por completo en los duros años de la posguerra y reiniciado nueva-mente por las autoridades franquistas, culmi-nándose su desarrollado en la España demo-crática, especialmente con las comunidades autónomas, que propiciaron a finales del siglo XX, un crecimiento explosivo del número de es-pacios declarados y hectáreas protegidas.

En 1978, con la aprobación de la Constitución, se da un giro radical a las políticas de Espacios Naturales y Áreas Protegidas que se habían de-sarrollado desde el principio del siglo XX. Como hecho significativo, destaca la inclusión en la Constitución del derecho de todos los españoles a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la per-sona, así como el deber de conservarlo.

En la actualidad hay en España diversas normas vigentes en materia de conservación de la naturaleza y otras que, directa o indirectamente regulan actividades y usos relaciona-dos con los espacios naturales y el uso sostenible de la biodiversidad, tanto a nivel na-cional como autonómico. El más importante de estos es la Red de Parques nacionales, que se encuentra en la parte alta de la pirámide de Espacios Protegidos.

La Red de Parques Nacionales es un sistema integrado para la protección y gestión de una selección de las mejores muestras del Patrimonio Natural español. Está conformada por los Parques Nacionales, el marco normativo, los medios materiales y humanos, las instituciones y el sistema de relaciones necesario para su funcionamiento. La finalidad de la Red es asegurar la conservación de los Parques Nacionales, posibilitar su uso pú-blico y la mejora del conocimiento científico de sus valores naturales y culturales, así como fomentar una conciencia social conservacionista, el intercambio de conocimientos y experiencias en materia de desarrollo sostenible, la formación y cualificación de los profesionales que trabajan en ella y su incorporación y participación en redes y progra-mas internacionales.

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Según el Ministerio de Medio Ambiente, los Parques Nacionales son Espacios Naturales de alto valor ecológico y cultural, poco transformados por la explotación o actividad hu-mana que, en razón de la belleza de sus paisajes, la representatividad de sus ecosistemas o la singularidad de su flora, de su fauna, de su geología o de sus formaciones geomor-fológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, culturales, educativos y científicos destacados cuya conservación merece una atención preferente y se declara de interés general del Estado. El objetivo de los Parques Nacionales es conservar la integridad de sus valores naturales, representativos del sistema natural español por el que ha sido declarado, así como ordenar su uso y disfrute, y fomentar el conocimiento de sus princi-pios sin excluir a quienes presentan algún tipo de discapacidad, promover la conciencia-ción y la educación ambiental de la sociedad, contribuir al fomento de la investigación científica, al desarrollo sostenible de las poblaciones y a la conservación de los valores culturales y los modos de vida tradicional compatibles con su conservación.

Como queda claro, una de la funciones tanto de los Parques Nacionales como de la pro-pia Red que los aglutina es crear modelos de desarrollo sostenible, conservar los valores naturales y los modos de vida tradicional. En algunos Parques, no sólo se incumplen estas premisas sino que, a través de su línea de gestión, van en contra de los citados puntos. Para ello se profundizará y conocerá más de cerca alguno de estos relevantes casos.

La aparición del movimiento conservacionista en los años 70, la incorporación del dere-cho a disfrutar de un medio ambiente adecuado en la Constitución de 1978 (artículo 45) y finalmente la incorporación de España a la UE, la Red Natura 2000, etc., han llevado a la proliferación de espacios naturales protegidos de todas las categorías, procedencias y formas. En muchos casos, la protección de estos espacios ha supuesto restricciones y/o limitaciones a la actividad cinegética.

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II. La Caza En LOs EsPaCIOs PROtEgIDOs

“Y no es suficiente con declarar un territorio protegido bajo alguna de las múltiples figuras legales existentes y olvidarse de su gestión. Esto sería como crear parques de papel.”

(VI Observatorio Cinegético de la RFEC)

1. actual situación legal de la caza en los Espacios Protegidos

Actualmente España cuenta con catorce Parques nacionales, muchos de los cuales deben dicha calificación a ser en sus orígenes excelentes acotados de caza, como Picos de Europa, Tablas de Daimiel, Cabañeros, Doñana, Ordesa, etc.

En España, el 12,1% de la superficie terrestre (algo más de 6,1 millones de hectáreas) y cerca del 1% de la superficie marina están protegidos con fines de conservación de la naturaleza.

La figura de Parque Natural se utiliza para 157 espacios que abarcan 3,7 millones de hectáreas, el 54% de la superficie total protegida. Considerando además la Red natura 2000, la superficie terrestre protegida supera los 14 millones de hectáreas, el 28% del territorio, lo que sitúa a España en el país que más superficie aporta a la red europea.

En el conjunto del Estado se utilizan más de 40 figuras de protección de Espacios naturales. Según el Banco de Datos de la Biodiversidad, estas figuras se agrupan en diez grandes categorías:

1. Parque Nacional. 6. Paisaje Protegido.2. Parque Natural. 7. Paraje.3. Otros Parques. 8. Monumento Natural.4. Reserva Natural. 9. Biotopo Protegido.5. Otras Reservas. 10. Otras Figuras.

Todo ello sin hablar de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), Zonas de Especial Protección para Aves (zEPas) y áreas críticas de lince, águila imperial ibérica, cigüeña negra, etc. En definitiva, toda una marabunta de figuras de protección surgidas desde todas las Administraciones con algún tipo de competencia en materia de conservación.

Los Espacios Naturales protegidos disponen de dos herramientas fundamentales a través de las cuales planifican y ordenan sus recursos naturales:

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• Los Planes de Ordenación de los Recursos naturales (PORn). Son instrumentos de planificación que normalmente se aprueban en relación con Espacios Naturales concretos (en todo caso la aprobación de un PORN es requisito previo a la decla-ración de Parques y Reservas Naturales).

• Los Planes Rectores de Uso y gestión (PRUg). Son obligatorios para los Par-ques. Su aprobación corresponderá al órgano competente de la comunidad autó-noma.

No obstante, la declaración legal de un Espacio Protegido y el desarrollo de los instru-mentos de planificación son condición necesaria, pero no suficiente. La gestión requie-re contar con los medios adecuados para cumplir con los objetivos legales y los com-promisos sociales y políticos. Y no es suficiente con declarar un territorio protegido bajo alguna de las múltiples figuras legales existentes y olvidarse de su gestión. Esto sería como crear parques de papel.

A la saturación de figuras de protección que acumula el Estado español y los excesivos costes que suponen su mantenimiento, hay que sumarle otra nueva problemática: la si-tuación legislativa que presenta cada una de estas figuras. Algunos de estos territorios tipificados con determinados grados de protección son reconocidos y/o protegidos con diferentes figuras legales, que a veces se complementan, otras se solapan y en todos los casos conviven. La irracionalidad resultante del reparto de estas competencias, con epi-sodios recientes como la disputa sobre la gestión compartida de los Parque Nacionales, ha derivado en una situación en la cual no es apropiado hablar de una “Red Nacional de Espacios Protegidos”. Y aun así, esta acepción no sería del todo acertada, pues hay re-giones en las que coexisten redes distintas, como en Cataluña, con una red de áreas protegidas gestionadas por la Generalitat y otra por la Diputación de Barcelona. Tanta disparidad no deja de ser fiel reflejo de la complejidad y diversidad del marco normativo en España.

Esta disparidad se produce también. Así, dentro de la Red Estatal de Parques Nacio-nales, no tiene cabida ninguna actividad de las consideradas “incompatibles con los objetivos de conservación”, entre las que figuran “la pesca deportiva y recreativa y la caza deportiva y comercial”, según consta en el artículo 13.3 de la Ley 5/2007 de la Red de Parques Nacionales. Además, si en dichas áreas se practicaba la caza o la pesca con anterioridad a la declaración de Parque Nacional, la ley contempla literal-mente que las autoridades competentes “adoptarán las medidas precisas para su eli-minación”.

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Según el primer informe de la situación de la Red de Parques Nacionales, que incluye datos hasta el 1 de enero de 2007 y que fue presentado en abril de 2008 ante el Sena-do, “los aprovechamientos cinegéticos y piscícolas de tipo recreativo” se habían elimi-nado de toda la red, “persistiendo sólo en los Parques de los Picos de Europa y de Cabañeros”. En este último caso, aun estando recogido, nunca se llevó a efecto, y los controles poblacionales siempre han corrido a cargo del personal por cuenta de la Administración y a costa suya.

Por tanto, la ubicación autonómica del Espacio Protegido, su, PORN y su PURG, mar-carán las posibles actuaciones cinegéticas a seguir, siempre acordes con la Ley de Caza que rija en dicho lugar.

2. Control de poblaciones y gastos de gestión (algunos ejemplos)

2.1. Parque nacional de los Picos de Europa

Superficie: 65.000 ha. Creación: 1918.Región: Asturias, Castilla y León, Cantabria.Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO (2003)

Alberga importantes comunidades de especies protegidas. La actividad cinegética dentro del mismo y en sus zonas limítrofes es abundante. Gracias a la buena gestión llevada a cabo y a la excelente coordinación que mantiene con la Administración de la que depen-de, la caza en estas zonas goza de una extraordinaria fama y prestigio a nivel internacio-nal.

Las Reservas Regionales de Caza (RRC) de Riaño y Mampodre se internan ampliamen-te en los límites del Parque Nacional pero, aun así, la gestión cinegética que en ellas se lleva a cabo, es necesaria para mantener el equilibrio y la protección de las importantes especies que habitan estas áreas. Según los planes de actuación del propio Parque, la presión cinegética propuesta sobre las especies ciervo y jabalí se considera adecuada, toda vez que la población de ambas se encuentra en unos niveles poblacionales en los

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que pueden causar una incidencia grave sobre las de otras especies en peligro de extinción, como es el urogallo. No obstante, dado el estado crítico de la especie y como comple-mento de las medidas establecidas en el Plan de Recupera-ción del urogallo cantábrico en Castilla y León (Decreto 4/2009, de 15 de Enero), y continuando con el esquema acor-dado en 2008, se considera conveniente el desarrollo de las actividades de caza colectivas (batidas), manteniendo la pre-sión de extracción prevista. Como en Cantabria conservacionistas y cazadores han demostrado la compatibilidad entre caza y conservación.

Como se extrae de estos planes de actuación, la coordinación entre Parque Nacional y Reserva Regional de Caza está más que consolidada y estudiada, siendo imprescindible la actuación de RRC para el buen estado del resto del Parque.

Por otro lado, y no menos importante, la consolidación de estas reservas de caza aporta un elevado número de puestos de trabajos directos e indirectos para los vecinos de los núcleos urbanos situados dentro o en las inmediaciones de Picos de Europa, y además aportan una renta económica a las poblaciones locales.

Según datos recogidos en el Informe Económico de la Temporada 2010/2011 de la RRC de Riaño (figura 1), los ingresos generados durante esa temporada ascendieron a 521.434,50 €, repartidos en función de la superficie aportada a cada uno de los propie-tarios de terrenos incluidos en el ámbito territorial de la Reserva de Caza.

Cupo vecinos:49.542,50 €;

9%

Cupode propietarios:

411.340,00 €;79%

Cupo denacionales/

Autonómicos:60.552,00 €;

12%

Figura 1. Distribución de los ingresos por cupos. Temporada 2010/2011

Fuente: Reserva Regional de Caza de Riaño.

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En este sentido, D. Juan Carlos Peral, Director de las Reservas Regionales de Caza de León, expresó que la caza es necesaria para la estabilidad del Parque nacional, des-tacando que ésta es más antigua en la zona que el propio Parque Nacional, y si el Parque ha llegado a ser así, es gracias en gran medida a este aprovechamiento.

Para la temporada 2012-2013 se pretenden realizar 508 permisos a rececho, 3 monterías de ciervos, 109 batidas de jabalí y 42 permisos de caza menor. Por lo tanto, está previsto conceder 662 permisos de caza en la Reserva, incluyendo permisos del Plan Ordinario y del Plan de Caza Selectiva. Esto generará 4.008 jornadas de caza (857 corresponderán a recechos y 3.151 a cacerías colectivas). Además de las piezas contempladas en el Plan de Caza, se abatirán por la Guardería y personal adscrito a la Reserva todos los animales enfermos o anormales, así como aquellos que se consideren necesarios por la Dirección Técnica para los estudios que se están llevando a cabo (veterinarios, genéticos, alimen-ticios, etc.).

2.2. Parque nacional de Cabañeros

Superficie: 40.856 ha. Creación: 1995.Región: Castilla-La Mancha.

Es el paraje natural representativo del monte mediterráneo dentro de la red de Parques Nacionales.

El paisaje de Cabañeros derivado de la acción del hombre a lo largo de la historia ha dado lugar a un peculiar territorio de extensas rañas de uso anteriormente cerealístico en se-cano y con ricos pastos estacionales. El Parque se asienta sobre una zona tradicional de caza mayor en la que la caza de ciervos, corzos y jabalíes ha sido un aprovechamiento tradicional.

Según el Plan de Gestión del mismo, se reconoce que la zona formaba parte de un coto de caza mayor, con aprovechamiento centrado en ciervo y jabalí, y en menor medida en

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corzo. De acuerdo al Plan Director de la Red de Parques Nacionales, la caza y la pesca, como actividades recreativas o como aprovechamiento de animales silvestres, son in-compatibles con los objetivos y finalidades de un Parque Nacional. La caza, pese a un aprovechamiento tradicional, se encuentra por lo tanto prohibida y únicamente se realiza como “control de población”. En la realización de esos controles poblacionales se utilizan además capturaderos. La caza deportiva reportaría rentas alternativas al área del Parque.

En el año 2004, la publicación de un reportaje sobre las formas de control de las pobla-ciones de ungulados dio lugar a una extensa polémica sobre el control de las poblaciones de ciervo y jabalí.

El turismo de naturaleza, junto con algunas pequeñas concesiones de aprovechamiento forestal, apicultura o extracción de corcho son los únicos ingresos que recibe el Parque (figura 2), frente a los más de 7,5 millones de euros que invierte tanto la Administración Gestora, como la Red de Parques Nacionales en conceptos de funcionamiento, inversio-nes ordinarias y otras inversiones, como se extrae de la Memoria de la Red de Parques Nacionales 2010 en su capítulo “Recursos Económicos”. Cabañeros es el segundo Par-que nacional menos visitado de todos los que conforman la Red; con apenas 92.000 turistas al año, se sitúa sólo por encima del Parque Nacional del Archipiélago de la Ca-brera.

Según el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, en 2010 Cabañeros sólo repre-sentó el 0,96% del total de visitantes a los Parques Nacionales.

Los meses de invierno las visitas al Parque son prácticamente inexistentes, lo que hace perfectamente compatible la caza deportiva dentro del espacio.

4.500.000,004.000.000,003.500.000,003.000.000,002.500.000,002.000.000,001.500.000,001.000.000,00

500.000,000,00

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Parque Centralizado

Eur

os

Figura 2. Inversiones reales en Cabañeros

Fuente: Organismo Autónomo Parques Nacionales. MARM, 2010.

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Alcoba de los Montes, Hontanar, Horcajo de Los Montes, Los Navalucillos, Navas de Estena y Retuerta del Bullaque son los pueblos cuyo término municipal está parcial o totalmente dentro de los límites de Cabañeros, conformando una población total de aproximadamente 5.550 habitantes.

2.3. Parque nacional de sierra nevada

Superficie: 83.833 ha. Creación: 1999.Región: Andalucía.Calificación: Reserva de la Biosfera 1986. UNESCO.Datos de interés: Destaca la industria turís-tica que se ha desarrollado en torno a este Parque Natural, la cual es muy importante. Los aficionados al esquí, el montañismo, la pesca o el senderismo encuentran aquí un adecuado lugar de ocio donde disfrutar en vacaciones.

En el Espacio Natural Sierra Nevada se realiza una gestión integrada que corresponde a la suma de dos figuras jurídicas de protección diferentes: un único Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN), pero dos Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG). En relación a la caza, hay que diferenciar dos regímenes jurídicos diferentes: el Parque na-cional, donde está terminantemente prohibida la actividad cinegética, y el Parque natural, donde se permite, y además se fomenta, la caza a través de varios expedientes de inversión para la mejora de las especies cinegéticas y/o subvenciones a las diferentes sociedades de caza radicadas en este territorio. Obviamente, cualquier cacería se realiza bajo la regulación de los planes técnicos de los diferentes acotados.

En el Parque Nacional está prohibida la caza, aunque en realidad se han articulado desde su creación en 1999 los Planes de gestión de cabra montés y jabalí, empleándose la caza como herramienta de gestión, pero sólo por parte del personal por cuenta de la Administración. En este sentido, el plan de gestión del jabalí permite la realización de batidas con participación local. Durante la temporada cinegética, regulada anualmente por la Orden General de Vedas, se organizan por el centro administrativo del Parque más de 30 actividades de control, colaborando con el equipo de gestores del Parque en el

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seguimiento y monitorización de los parámetros poblacionales y sanitarios propios de esta especie. Fuera de la temporada cinegética, el personal del Parque actúa puntual-mente sobre el jabalí.

En relación con la cabra montés, el control de la población se efectúa con medios propios por parte de la Administración, dotándose de un presupuesto aproximado de 600.000 €, aproximadamente, según reza la memoria del Parque Nacional de 2009. La Administra-ción, mediante agentes medioambientales especializados y un equipo formado por varias personas dependientes de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, se encarga de acometer estas tareas. Los mecanismos utilizados en la monitorización demográfica de la población consisten en abatimientos y captura en vivo.

Cada uno de los cotos existentes dentro del Parque Natural regulan su actividad median-te los correspondientes planes técnicos de caza, en los que se contemplan las cacerías de jabalí, cabra montés y jornadas de caza menor.

¿Cuánto se ahorraría el Parque en licitar los permisos de caza de cabra montés dentro de sus lindes? ¿Qué beneficio se pierde tanto en las arcas del Parque como en las poblacio-nes que lo configuran?

2.4. Parque nacional de Monfragüe

Superficie: 18.386 ha. Creación: 2007.Región: Extremadura.Datos de interés: Bosque y matorral mediterráneo en la Red de Parques Nacionales. Alberga importantes colonias de águila imperial y buitre negro. Otras aves nidificantes en el Parque son el halcón peregrino, águila perdicera, búho real, alimoche, buitre leonado, águila real, etc.

Su paisaje se caracteriza por ser resultado, en buena parte, de la acción humana, cons-tituyendo la dehesa el exponente más característico de la interacción sostenible entre el medio y el ser humano, en toda la zona periférica de protección.

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Los números evidencian que, en el año 2010, la inversión por parte de la Red de Parque Nacionales ascendió a 849.329,71 €, mientras que los gastos derivados de su gestión fueron 1.800.973,35 €.

En referencia a la actividad cinegética, única y exclusivamente se permiten los controles de las poblaciones de ciervo y jaba-

lí, tal y como establece la Ley 1/2007, de declaración del Parque.

En las zonas de titularidad pública se hace mediante rececho de gestión por parte de los Agentes del Medio Natural del propio Parque. En el caso de fincas privadas, se opera solamente en unas 3.000 ha, en las que se considera necesario, autorizando a la propie-dad privada la ejecución de batidas selectivas para ciervas, jabalí y algún que otro macho de ciervo manifiestamente defectuoso.

La falta de control efectivo de la población de ciervos y jabalíes hizo que, en menos de tres años desde la declaración del Parque Nacional, las manadas de ciervos y jabalíes que habitaban al abrigo de sus bosques pusieran en grave peligro para la vegetación existente, como la cabaña ganadera de la zona. El crecimiento desmedido de las po-blaciones de ciervo en bastantes áreas contribuyó al contagio y la dispersión de enfer-medades infecciosas como la tuberculosis, compartida por poblaciones salvajes y do-mésticas, lo que motivó el sacrificio de numerosas cabezas de ganado. En 2011 se calculaba que entre las 18.000 ha del área declarada Parque Nacional y las 32.000 de los alrededores se mueven unos 14.000 ejemplares de ciervos y unos 5.000 jabalíes. Es decir, una densidad de población aproximada de 28 ciervos por cada 100 ha, por lo que sobra algo más del 40% de estas poblaciones.

Tras los graves casos de contagio a la cabaña ganadera, y la amenaza además para el rico ecosistema vegetal, se procedió a la celebración de batidas de gestión con el fin de controlar radicalmente esta superpoblación de individuos. De aquí las palabras de los responsables de la gestión de Monfragüe, en las que además de creer compatible la caza dentro de este espacio, comprueban que es perfectamente mejorable con una actuación específica sobre las poblaciones de ciervo y jabalíes del interior del Parque y especial-mente sobre la zona periférica de protección.

Pero, ¿es necesario llegar a estos extremos? ¿No sería más fácil establecer unos cupos anuales para mantener el equilibrio de las poblaciones y además generar beneficios eco-nómicos en estas zonas?

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2.5. Coto nacional de Los Quintos de Mora

El monte de los Quintos de Mora se encuentra en los Montes de Toledo.

Su relieve está constituido por una serie de alineacio-nes montañosas (Sierra de los Torneros al Norte y Sierra del Pocito y Sierra de la Higuera al Sur) comprendidas en-tre los 1.000 y 1.200 m, separadas por una gran “raña” cen-tral. La vegetación dominante son los encinares, acompañados a veces por alcornoques, madroños y labiérnagos. En los valles más húmedos aparecen arces, quejigos y melojos. En cuanto a su fauna, destaca el elevado número de ungulados silvestres como el ciervo, el gamo, el corzo y el jabalí. Otros aspectos relevantes son sus características para albergar a especies amenazadas y/o en peligro de extinción como el águila imperial ibérica, la cigüeña negra y el buitre negro. Además cuenta con una notable variedad florística y micológica.

Este Coto Nacional y sus montes están destinados al desarrollo de estrategias piloto en la gestión y utilización sostenible del Monte Mediterráneo. Hasta 2010 existió un Centro de Cría en cautividad de águila imperial ibérica, ahora cerrado, ya que la presencia de grandes aves protegidas es variable, a pesar de declararse Zona ZEPA.

La principal gestión que se realiza es la cinegética, orientada exclusivamente a man-tener las poblaciones de caza mayor en los niveles deseados, con una adecuada relación de sexos y una definida estructura poblacional. No había aprovechamiento comercial, únicamente control poblacional, por lo que los beneficios económicos eran nulos.

Se estima que la población de ciervos es de unos 2.500 individuos, lo que supone una densidad alrededor de 36 animales por km2. La carga actual se considera alta, sin ser excesiva, ya que la oferta de alimento, agua y refugio es buena y está bien distribuida. Habida cuenta de que crece aproximadamente un 20% cada año, si se quiere mantener o reducir debería extraerse cada año un mínimo de 500 reses, lo que resulta difícil tenien-do en cuenta los métodos que pueden emplearse, como así lo estima OAPN 2011.

Hasta 2012, el control poblacional se realiza a rececho y en batidas, con personal de Parques Nacionales a través de descastes y caza selectiva, por lo que no se cazan los ciervos adultos con buen trofeo. En 2012 se ha sacado a subasta el aprovechamiento de la caza en monterías y recechos. Hasta 2012, la reducción de las densidades de ciervos y jabalíes se venía haciendo a costa de las arcas públicas.

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Lugar nuevo y Contadero-selladores son otros Cotos Nacionales en los que hasta 2012 la caza, el llamado control de población, se hacía por personal a cargo o por cuen-ta de la Administración. Como en el caso del Coto Nacional de Quintos de Mora en 2012 el Ministerio ha sacado a subasta parte de los aprovechamientos cinegéticos.

3. El coste de control en términos económicos

Es necesario hacer notar que estos costes de gestión están mayoritariamente financiados por las Administraciones Públicas competentes. Según el OAPN, en 2007 se contó con un presupuesto total de 145 millones de euros. financiados a través de los presupuestos generales del Estado.

El aumento de visitas ha ido acompañado del crecimiento de todo un conjunto de infraes-tructuras, equipamientos y servicios que pretenden dar respuesta a las demandas de los visitantes. A pesar que el Plan Director de la Red de Parques Nacionales referencia con-templa la obtención de ingresos a través de la comercialización de servicios no conside-rados “básicos” por concesiones de equipamientos y servicios (en todo caso el acceso a los parques ha de tener siempre carácter gratuito), la realidad es que la mayor parte de la financiación necesaria ha corrido a cargo de presupuestos públicos.

Es aquí donde la caza puede desempeñar un papel crucial como método de gestión económica eficaz de los EnP, repercutiendo positivamente en sus áreas de influencia socioeconómicas. El gasto destinado por las Administraciones a controlar los excedentes poblacionales de especies cinegéticas a través de la concesión de permisos de caza tutelados, como los actuales de la RRC Riaño, no sólo se recuperaría en su totalidad, sino que seguramente se obtendría un beneficio mayor. Así, por ejemplo, como se mencionó en el apartado del P.N de Sierra Nevada, los 600.000 € que destinan al control de la cabra montés y el jabalí dentro de sus límites, podrían revertirse en el mismo si se sacaran a subasta los oportunos permisos para su caza. Además, esto haría que los cazadores tanto nacionales como extranjeros necesitaran buscar alojamientos en alguna de las po-blaciones aledañas, generando aún más beneficios en la economía del entorno.

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4. a nuevos tiempos, nuevas fórmulas

Algunos ejemplos significativos: Rumanía, Suiza, Macedonia y Berlín.

4.1. Rumanía

Rumanía es un país con una gran bio-diversidad y un elevado porcentaje de sus ecosistemas naturales intactos, siendo la mayor área de bosques na-turales de Europa. Casi la totalidad de los mismos son gestionados por la Administración Nacional, que se en-carga del aprovechamiento de los re-cursos que ofrecen, ya sea madera, frutos, caza, etc. Su tradición legislativa tanto en materia de bosques, como en aspectos relacionados con la caza, es diferente a la española. Los bosques y sus recursos no son patrimonio privado, siendo el 65% de la superficie arbolada de titularidad pública.

La estrategia cinegética desarrollada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, que es el responsable de la área de caza, contiene una frase que resume muy bien lo que es esta actividad en este país: “La caza, sus tradiciones y costumbres forman parte del patrimonio cultural nacional de Rumanía”. Con esta definición por parte del Minis-terio se puede comprobar la valoración y estima que tienen a esta actividad. Además este organismo refleja lo siguiente en su ordenación estratégica: “La caza puede ayudar a regular el uso sostenible de los ecosistemas e implica una multitud de acciones re-lacionadas con la conservación de la caza de fauna silvestre y sus hábitat”. Entre los objetivos principales del Gobierno está mantener el equilibrio entre el conjunto que forman agricultura-bosque-caza, pilar importantísimo del producto interior bruto del país.

La metodología del Gobierno rumano en la gestión de la caza consiste en conceder te-rrenos de las reservas naturales o áreas protegidas a empresas que dependen directa-mente de él. Dichas empresas explotan responsablemente los recursos que encuentran, como la caza. Para lograr tal fin, adecuan y preparan sus infraestructuras, que, aunque no son nada ostentosas, son más que suficientes, proporcionando trabajo de manera directa a más de 5.000 personas. El aprovechamiento cinegético está tan integrado que obligan a los cazadores foráneos a alojarse en refugios de caza de la Administración, ya sean de nueva construcción o de tiempos de Ceaucescu, obteniendo así un beneficio

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mayor por la estancia, a la vez que conservan en perfectas condiciones sus infraestruc-turas. Es importante tener en cuenta que Rumanía cuenta con especies de megafauna a todos los niveles tróficos, en especial poblaciones de grandes carnívoros (lobo, oso y lince), junto con el amplio espectro de sus presas naturales (jabalíes, corzos, ciervos, muflones, rebecos y gamos).

La consecuencia de todo este esfuerzo por fomentar la caza, como así recoge el punto I de la estrategia cinegética desarrollada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, es que en un país donde apenas el 0,4% de la población es adepta a ella, cerca de 100 millones de dólares son destinados a su conservación, utilización sostenible de los recur-sos cinegéticos y del medio en el que se encuentran, recabados en gran parte por el tu-rismo cinegético que recibe el país.

4.2. suiza

En el caso de Suiza, una de las economías capitalistas más estables, poderosas y mo-dernas del mundo, ubicada entre las diez mejores según el Índice de Libertad Económica de 2009, los ingresos por la caza no suponen una inyección necesaria para su hacienda pero, aun así, la explotan y aprovechan incluso en reservas naturales.

Durante el siglo XIX, las poblaciones de ungulados en Suiza se redujeron al mínimo debido a la fuerte presión cine-

gética y el mal estado en que estaban sus bosques. Rebecos e íbices fueron completamente extermi-

nados, mientras que los ciervos apenas consi-guieron sobrevivir. Como consecuencia de esta aniquilación, se aprobó la legislación que limita la caza, la protección de las hembras y crías, la realización de una eficiente red de guardabos-ques y la delimitación de la prohibición federal. Gracias a estas medidas, a finales del siglo XIX y principios del XX fue posible restablecer las

poblaciones de animales silvestres autóctonos.

La Ley Federal sobre la caza y la protección de mamíferos y aves silvestres (SR 992.0), promulgada

en 1988, tiene como propósito, según su punto I, las si-guientes directrices:

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a. Preservar la biodiversidad y los hábitats de las aves silvestres nativas y migratorias y mamíferos.

b. Proteger las especies en peligro de extinción.c. Limitar los daños de la fauna en los bosques y los cultivos agrícolas a un nivel acep-

table.d. Adecuar de las poblaciones silvestres para asegurar la caza.

Para ello cuenta con la Oficina Federal para el Medio Ambiente (OFMA), responsable de la legislación cinegética nacional y de que cada cantón (provincias suizas) regule la caza dentro de su propio territorio. La OFMA marca las directrices de las cuotas de cap-tura, las zonas de caza y tramita los incidentes de la fauna silvestre. En este último apar-tado, la ley suiza es muy estricta, pues vigila que la fauna silvestre no se apodere de los pastos necesarios para su abundante cabaña ganadera, evitando además cualquier con-tagio epidemiológico entre ambos. Por ello utilizan la caza como medio de gestión, tanto en bosques comunales, reservas naturales y/o espacios protegidos. La mayor parte de los permisos de caza con categoría de trofeo son reservados para cazadores extranjeros, quienes dejan importantes cantidades de dinero por comprar alguna de estas licencias. Estos visitantes cinegéticos aportan beneficios a varios sectores del país, como hostele-ro, transporte, artesano, etc., además de ser una buena inyección para financiar tanto las arcas de la OFMA, como la del cantón donde se lleva a cabo la cacería. Este beneficio repercute de forma directa en la conservación y estudio del ecosistema tutelado por estas dos instituciones.

4.3. Macedonia

El Parque Nacional Mavrovo se estableció por ley en la Asamblea Nacional de la República Popular de Macedo-nia del 19-04-1949, dada su extraordinaria belleza na-tural, importancia histórica y científica de los bosques y zonas forestales alrededor del campo Mavrovo.

El Parque nacional Mavrovo es uno de los tres parques nacionales de Macedonia y el más grande, pues alberga 73.088 ha, la mayoría de las cuales son cadenas montañosas con picos por encima de los 2.000 m de altitud. Es conocido mundialmente por su extraordinaria población de rebecos balcánicos (Ru-picapra rupicapra balcánica), tanto en abundancia como

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en calidad de trofeos. Esto lo convierte en uno de los destinos favoritos de los cazadores internacionales, entre los que se encuentran numerosos españoles, acogiendo cada año un importante número de compatriotas.

La dirección de Mavrovo concede una costosa licencia con cupo máximo de dos rebecos (machos o hembras) para que puedan ser recechados durante dos jornadas de caza. Estas licencias son más difíciles de conseguir dada la aceptación y buen funcionamiento del sistema adoptado por los gestores del Parque, a pesar que los precios oscilan en torno a los 3.500 €.

Aparte de este elevado precio, las dos jornadas de caza aseguran al menos tres o cuatro días de estancia en Mavrovo, suponiendo una inyección extra para la economía rural de la zona.

4.4. Berlín, un caso muy singular. La caza, un instrumento al servicio de la ciudad

En la capital alemana, para cazar jabalíes no es necesario salir del centro de la ciudad. Berlín tiene 892 km2 de superficie, de los cuales 170 son de bosque y otros 65 de zonas verdes. Eso la convierte en una de las capitales más verdes del mundo, con su propia flora y fauna.

La proliferación descontrolada de especies en esta ingente masa forestal puede llegar a ser un problema en una urbe de casi 3,5 millones de habitantes. Además de los varios cientos de tipos de aves que anidan en el Tiergarten, uno de los principales parques, si-tuado junto a la Puerta de Brandemburgo, y además de los conejos y ardillas que tanto gustan a los turistas, los bosques del municipio albergan zorros, corzos y jabalíes. Estos últimos complican especialmente la vida a los berlineses porque cuando se adentra el invierno y escasea la comida, rebuscan en los cubos de basura, entran en los patios de las casas, llegando a ser agresivos, y además provocan infinidad de accidentes de tráfico.

En los años pasados las autoridades berlinesas abrieron la veda para la caza mayor en el término municipal de la capital alemana con el propósito de abatir un determinado núme-ro de corzos y jabalíes. Según los datos oficiales aportados por la guardia forestal muni-cipal, los cazadores abatieron 2.459 jabalíes y más de 500 corzos en los bosques de la capital (figura 3). Más de 600 de estas piezas fueron abatidas en pleno centro.

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Los responsables forestales de Berlín han marcado una serie de restricciones importantes para depurar responsabilidades y salvaguardar la integridad de todos los usuarios de estos espacios verdes. Así, las horas de caza están limitadas al amanecer y al anochecer, cuando los parques son menos visitados. La caza cumple también en este caso, en un espacio público, una importante función social.

3.500

3.000

2.500

2.000

1.500

1.000

500

1992-1993

1993-1994

1994-1995

1995-1996

1996-1997

1997-1998

1998-1999

1999-2000

2000-2001

2001-2002

2002-2003

2003-2004

2004-2005

2005-2006

2006-2007

2007-2008

2008-2009

2009-2010

2009-20100

Jabalí Corzo Zorro

Figura 3. Evolución de la caza en el distrito de Berlín desde 1992 hasta 2010

Fuente: Ayuntamiento de Berlín.

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III. Caza, Desarrollo Rural y Espacios Protegidos

“La caza es el motor económico del sector primario en España.”(D. Jesús Casas Grandes, Ex Director General de Desarrollo Sostenible

del MARM. I Congreso de Caza y Desarrollo Rural. Toledo 2011)

El turismo de naturaleza es una de las influencias positivas que están recibiendo los Es-pacios Naturales Protegidos, pero es necesario puntualizar. La presencia de visitantes genera nuevos tipos de aprovechamientos (campings, casas rurales, aparcamientos, cen-tros de interpretación, etc.), pero a su vez crea nuevos conflictos ambientales (residuos, vertidos, carga turística excesiva, etc.). El turismo de naturaleza no debe considerarse la única fuente de escape a los problemas del establecimiento del desarrollo rural. En los cuatro últimos años, como se aprecia en las estadísticas de OAPN, la afluencia de visi-tantes ha caído en más de un millón de personas al año, suponiendo casi un 10% del total. Sobre estos datos hay que destacar que tres de los catorce Parques Nacionales acaparan casi el 60% del total de visitantes, lo que deja al resto de figuras con una bají-sima tasa de afluencia (figura 4).

Otro aspecto de importante trascendencia en cuanto al desarrollo rural es el paulatino recorte de subvenciones que tanto Autonomías como Administración Central están des-tinando a las áreas de influencia socioeconómica de los espacios protegidos (figura 5). Estas medidas están agudizando aún más la situación de crisis que viven las poblaciones rurales y especialmente las dedicadas al sector servicios.

1.200.000

1.000.000

800.000

600.000

400.000

200.000

02002

9.661.49310.296.382

11.134.82810.743.480 10.979.470 10.864.738

10.222.818 10.083.56190.514.829,31

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Figura 4. Visitantes a la Red de Parques Nacionales de 2002 a 2010

Fuente: Organismo Autónomo Parques Nacionales. MARM, 2010.

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En algunos Espacios Naturales Protegidos se permite el mantenimiento de las activida-des tradicionales compatibles con la conservación de la naturaleza. Muchas de estas actividades producen bienes y servicios con una demanda en alza, no solo entre consu-midores españoles, sino de todos los lugares del planeta. Aquí es donde la caza, vista como turismo cinegético, contribuye de una manera especial a la economía de estas áreas rurales.

Este fue uno de los principales temas de debate en el I Congreso de Caza y Desarrollo Rural, don-de se manifestó que “la caza no ha de argu-mentarse en torno a la conservación de la naturaleza, sino como la ordenación general de la economía de nuestro país y la verte-bración del territorio”. Además se dieron da-tos precisos que muestran cómo se ha con-vertido en el motor económico del sector primario, representando un alto porcentaje del producto interior bruto, generando 30.000 puestos de trabajo directos, 115.000 indirectos, y aportando 3.600 millones de euros a la economía nacional.

2.000.000,00

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1.800.000,001.600.000,001.400.000,001.200.000,001.000.000,00

800.000,00600.000,00400.000,00200.000,00

0,00

Figura 5. Dotación y cuantía de las subvenciones en las áreas de influencia socioeconómica de los Parques Nacionales (millones/€)

Fuente: Organismo Autónomo Parques Nacionales. MARM, 2010.

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Algunas de las conclusiones de este I Congreso Nacional de Caza y Desarrollo Rural re-saltaron la necesidad de reconocer la evidencia del papel que la actividad cinegética tiene en el desarrollo del medio rural, siendo preciso fortalecer la capacidad empresarial y sus instrumentos asociados para permitir una plena incorporación de la caza a la acti-vidad económica y a la creación de riqueza.

Tabla 2.

Año 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010

N.º de licencias 195.000 298.000 662.500 1.152.700 1.443.514 1.183.071 895.870

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IV. Caza, Biodiversidad y Espacios Protegidos

“La biodiversidad desempeña importantes funciones económicas que deben ser recono-cidas en las políticas públicas, incluso desde un punto de vista estratégico como elemen-to dinamizador para la salida de la crisis y la orientación a un modelo productivo sosteni-ble.”

(Informe Anual Sostenibilidad en España 2011)

La definición más aceptada de biodiversidad es la que se adoptó en el seno del Convenio sobre Diversidad Biológica en 1992: “La variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros sistemas acuáticos, y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas. La biodiversidad abarca, por tanto, la enorme variedad de formas mediante las que se organiza la vida”.

Así, acogiéndonos a los ejemplos citados a lo largo de este trabajo (véase Parque Nacio-nal de Picos de Europa) en cuanto a la gestión, conservación de Espacios Naturales Protegidos o simplemente de los terrenos acotados, desciframos que la caza, bien ges-tionada, es una de la mejores herramientas para garantizar y mantener la Biodiver-sidad.

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También hemos conocido que en España el medio rural representa el 90% del territorio, acoge al 35% de la población y concentra la práctica totalidad de los recursos naturales, además de una parte significativa de nuestro patrimonio cultural.

Son, pues, el desarrollo del medio rural y la conservación de la naturaleza objetivos com-plementarios. Generar empleo y mejorar la calidad de vida en el medio rural es un requi-sito básico para mantener un uso del territorio que garantice su cuidado y buen estado de conservación y la caza, en muchos de estos lugares es el único manantial econó-mico en el que se sustentan.

Por tanto la primera premisa básica que hay que sostener es absolutamente rotunda: la caza, como recurso natural renovable que es, si se aprovecha y gestiona de manera sostenible, es beneficiosa para satisfacer legítimas necesidades humanas y, a la vez, constituye una herramienta de primer nivel para la conservación de la biodiversidad, los hábitats y el paisaje. Así se reconoce desde fundamentales instancias internacionales, en tanto en cuanto a la utilización de los recursos naturales renovables vivos, como son la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) a través de la Declara-ción de la política de la UICN acerca del uso sostenible de los recursos vivos silvestres promulgada en el año 2000.

Pero ya tiempo antes, el más importante divulgador ambientalista, y considerado promo-tor de la defensa de la naturaleza en España, Félix Rodríguez de la Fuente, en uno de sus sensacionales documentales de El Hombre y la Tierra, concretamente en el dedicado a las Sierras de Cazorla y Segura, habla del círculo cíclico que hay a través de la caza para garantizar la estabilidad de los ecosistemas: “Constituye toda una lección de ecolo-gía esta simbiosis entre los intereses de la montería y la conservación de la fauna autóc-tona. Si los cadáveres de algunas reses abatidas por los monteros y libradas de sus tro-feos, sirven para alimentar a los buitres y acrecentar su colonia, y sirven para sustituir a las antiguas caballerías de labor, o a las ovejas y las cabras que en otros tiempos morían en estas sierras, se habrá cerrado un ciclo ecológico que nos permitirá perpetuar aves tan poderosas y llamativas como el buitre leonado o el quebrantahuesos”.

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V. Conclusiones del VI Observatorio Cinegético de la RFEC: “Caza, espacios protegidos y desarrollo rural”

1. La caza, como herramienta clave de control de las poblaciones de ungulados, es imprescindible para el equilibrio de los ecosistemas. El buen estado de las cubiertas vegetales, la reducción de los daños a los cultivos, la contención de las enfermedades animales, e incluso la seguridad del tráfico rodado, dependen del equilibrio poblacional de especies como el ciervo o el jabalí.

2. La caza racional, deportiva, ética y ordenada es perfectamente compatible con la conservación de los espacios naturales protegidos.

3. Una gestión de las poblacio-nes de caza ordenada y social es un elemento generador de empleo, riqueza y desarrollo para el medio rural. La caza es una actividad de ocio y un aprovechamiento tradicional complementario a otras activi-dades relacionadas con el dis-frute de la naturaleza. No es cierto que sea un uso incom-patible con la realización de otras actividades lúdicas, de ocio o empresariales.

4. Las decisiones en materia de conservación, y especialmente cualquier regulación de la acti-vidad cinegética, deben basar-se en criterios técnicos y científicos, nunca en prejui-cios o cuestiones emociona-les.

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5. La participación de los cazadores en los controles de poblacionales en los es-pacios protegidos, como por ejemplo, algunos Parques Nacionales, reduciría el coste de este servicio a las arcas públicas y podría contribuir incluso a su sanea-miento. Por otro lado, supondría reconocimiento a la función social del cazador.

6. La Administración central debe reformular el Plan Director de Parques nacio-nales, en lo que se refiere a la consideración de la caza como una actividad in-compatible con la conservación. El mundo científico, la Administración, la socie-dad en general, consideran que el control de poblaciones o manejo de la fauna cinegética en los espacios protegidos podría hacerse a través de la caza deportiva.

Parque Natural de Monfragüe

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VI Observatorio Cinegético de la RFECCaza, espacios protegidos y desarrollo rural

Introducción: la caza y los espacios protegidosPresenta: D. José Luis Garrido Martín, Director General de FEDENCA• Exposición 1: Estudio económico de la caza en los Parques Nacionales.

D. Javier Viñuelas Madera, Investigador del IREC• Exposición 2: El galimatías de las competencias en materia de gestión de Parques Nacionales.

D. Alonso Sánchez Gascón, Asesor Jurídico de la RFEC

Mesa: la caza deportiva, ¿un uso incompatible con la conservación?Modera: D. Santiago Ballesteros Rodríguez, Secretario General de la RFECPonentes:• D. Alberto Ruiz del Portal, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente• D. Ángel Rodríguez Martín, Director del Parque Natural de Monfragüe• D. José M.ª Toledano Toledano, Jefe de Servicio de Medio Natural (Ciudad Real)• D. Felipe González de Canales, Economista. Secretario General Red Española de Desarrollo Rural• Dña. M.ª del Mar Lara López, Gerente del Parque Natural de Sierra Nevada• D. Luis Fernando Villanueva González, Presidente APROCA España• D. José Ángel Pérez Yespes, Alcalde de Navalucillos y Miembro de Patronato

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Organiza: Colaboran: