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MARZO 2015
ENSEÑAR CIENCIAS SOCIALES CON TIC. – CLASE 2
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Enseñar Ciencias Sociales con TIC
Clase 2: El territorio y sus representaciones: repensar los mapas
En esta clase les proponemos volver a pensar el tema del territorio y los mapas, desde
algunas notas que nos acerca la geografía, para luego concentrarnos en las oportunidades
que nos ofrecen las tecnologías para integrar nuevas perspectivas en el trabajo con la
cartografía.
1. El territorio como una realidad relacional
A lo largo de la historia de la enseñanza de las Ciencias Sociales en la escuela, uno de los
conceptos que ha atravesado las prácticas docentes es el de territorio, muchas veces
asociado al poder que ejerce un Estado en un espacio delimitado y representado por el mapa
físico político como imagen que refuerza y traduce esta idea. De este modo, el territorio fue
tomado como continente o receptáculo, es decir como un sector de la superficie terrestre que
contiene una serie de elementos naturales y/o sociales que se muestran como una fotografía
estática, permanente e inalterable, de elementos que se localizan y enumeran de forma
aislada. Esta perspectiva ofrece, a nuestro modo de ver, una visión parcial y fragmentada de
las complejidades que brinda.
¿Cómo pensar, entonces, el territorio? El territorio es producto y productor de una historia
social concreta; las sociedades, con el paso del tiempo van creando objetos novedosos y
producen nuevas funciones y significaciones a las formas geográficas preexistentes.
Transforman y reconstruyen el sustrato natural donde se asientan y a partir de esta
interacción, dialógica y en permanente definición, van constituyendo la identidad de un lugar
en el mundo. Es por ello que el territorio debe pensarse como una realidad relacional, es decir
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como la síntesis histórica de relaciones entre los sistemas naturales y sociales materializados
en un sector particular de la superficie terrestre.
En este sentido, podríamos decir que un territorio reúne las singularidades que dan cuenta de
los diálogos entre el medio y los grupos sociales que le dieron vida en el transcurrir de su
historia. Por ello es inestable, está en permanente movimiento, con cambios lentos o rápidos
de acuerdo a como se establezcan esas vinculaciones. El territorio es, en cierto modo, el
espejo del trabajo, la cultura, la política, la economía, la tecnología en una acumulación de
tiempos sucesivos que se fueron amalgamando y revelan las relaciones de tensión, conflicto y
consenso que se han producido sobre esa porción del planeta que se constituye en el soporte
de la vida colectiva de una comunidad.
En el correr del tiempo social, la naturaleza ha sido sucesivamente modificada en función de
las capacidades económicas y tecnológicas de cada sociedad en diferentes períodos
históricos. Se han acumulado sobre ella diversos objetos construidos y se han valorizado
determinados elementos, lo que ha llevado a su progresiva humanización. Por esto, la
tradicional forma de entender al territorio solo desde las lógicas físicas tiene que ser re-
significada para atender los procesos por los cuales las distintas sociedades se han
apropiado del medio, conformando lo que podríamos llamar una sucesión de naturalezas
superpuestas que plasman en el espacio las singularidades, los intereses, los deseos, las
posibilidades de quienes las engendraron, en una continua relación de reciprocidad entre
medio y sociedad.
En este devenir histórico, el territorio envuelve las características del presente, cuyas
complejidades, que la transición entre siglos ha instalado, actúan de manera desigual en los
diferentes lugares del mundo. El proceso de globalización impulsa importantes cambios: la
velocidad, la inmediatez, la integración y la fragmentación se tornan patrones de interpretación
del territorio, que deben ser analizados desde múltiples escalas. Lo global y lo local se
atraviesan, intervienen y penetran en esta realidad, provocando transformaciones profundas.
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Teniendo en consideración estas ideas, les proponemos comenzar a transitar las formas en
que podrían circular por las aulas. Una herramienta de fundamental importancia es el uso de
la cartografía. Si bien esta suele estar asociada casi exclusivamente con el mapa, incluye una
diversidad mucho mayor de formas de representación, que van desde los planos a las
imágenes satelitales, pasando por cartas topográficas y fotografías aéreas. Todos estos
formatos comparten la cualidad de hacer visible el territorio, de poder mostrar y proponer
miradas sobre esa realidad relacional.
Las nuevas tecnologías nos acercan una infinidad de cartografías, sin embargo poder
analizarlas requiere un tratamiento más complejo que su mera observación o el complemento
de algún texto escrito; su riqueza radica en la potencia de transformarse en sí mismas en una
puerta abierta a la reflexión sobre el territorio. Leer la imagen cartográfica, como cualquier otra
lectura, es una actividad construida socialmente que responde a patrones adquiridos y
naturalizados (Tabakman, 2011). Para una apropiada lectura de estas imágenes, debe
tenerse en cuenta que la cartografía, como cualquier texto, es construido por alguien y por ello
está impregnado de sentidos y significados que se pretenden dar a conocer. Tenerlo presente
y hacerlo explícito al momento de utilizarlas es necesario para que el trabajo escolar con la
cartografía no se convierta en una reproducción estática que no da cuenta de estas
perspectivas e intereses.
2. Formas de usar la imagen cartográfica para pensar el territorio
En esta clase hablaremos, en general, de la cartografía, centrándonos principalmente en los
mapas, un objeto cotidiano en la escuela y muchas veces desaprovechado o reducido como
mero recurso indicial del territorio, esto es, una imagen estática que representa un límite
concreto. Los mapas constituyen una de las formas de representación posible de un territorio
y, en muchos casos, hacen serie con otros símbolos del territorio. Así, cuando buscamos
referentes concretos de una idea amplia como la de nacionalidad, seguramente aparecerá la
bandera, el himno, el fútbol y eventualmente un mapa, la imagen de los límites internacionales
que separan un país de sus vecinos.
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En su historia, los mapas también tienen un largo recorrido a través del cual se los ha utilizado
para fines muy concretos, como la delimitación de una extensión de tierra, la orientación de
las expediciones marítimas, los recorridos y caminos que conectan dos lugares. También se
ha diversificado la expresión de conceptos y teorías de forma espacial, lo que ha dado como
resultado mapas de la desigualdad, mapas de la inclusión educativa, mapas de la
concentración de la riqueza, entre otros. Igualmente, la forma de presentar información de los
mapas se ha utilizado en otros campos (los mapas neuronales, por ejemplo). No obstante,
muchas veces su utilidad ha opacado la riqueza expresiva y polisémica mucho más cercana a
la perspectiva relacional del territorio que estamos construyendo en esta clase.
El mapa como texto
J. B. Harley es reconocido como uno de los más importantes historiadores de la cartografía.
Desde su perspectiva, los mapas son textos que deben ser leídos e interpretados. ¿Qué
quiere decir que un mapa sea un texto? En el análisis de las obras literarias, la escuela tiene
una larga tradición que ha venido consolidando una serie de preguntas que se deben hacer al
texto literario. Cuando nos enfrentamos a un texto, de inmediato nos preguntamos quién lo
escribió, cuándo, en qué contexto, qué le pasaba en ese momento de su vida; todas estas son
claves de lo que el autor quiso expresar y orientan nuestra lectura del contenido concreto y de
la forma en que escribió dicho autor. No obstante, al estar tan estrechamente relacionados
con fines instrumentales, los mapas se han concebido más como una herramienta utilitaria
que como un texto.
Harley (2005) propone pensar los mapas como textos y, por ende, hacerles preguntas sobre
la autoría: ¿quién encargó la realización del mapa? ¿Con qué fines? ¿En qué contexto social?
¿Con qué estética? ¿Quiénes serán o son los lectores de esos mapas? ¿Qué formas
estéticas acompañan el mapa? Todas estas preguntas proponen nuevos matices al mapa y a
la imagen cartográfica, nuevos caminos para leer esas imágenes más allá de la idea de límite
geográfico que tanto arraigo encontró en la escuela moderna.
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Tomemos como ejemplo un mapa turístico de la ciudad X de la provincia X. Si nos
restringimos a hacer una lectura instrumental nos pondremos en la piel del turista y,
seguramente, el mapa nos ofrecerá una lista de lugares a visitar. La idoneidad del mapa en
este sentido se restringiría a proveernos de las rutas adecuadas para acceder a esos lugares.
Ahora bien, si por el contrario comenzamos a interrogar ese mapa haciéndole preguntas que
acostumbramos a hacer a otro tipo de textos, podremos pensar que hay diferencias entre un
mapa turístico desarrollado por el sector privado (lleno de publicidad de locales y centros
comerciales) y uno desarrollado por el Estado o municipalidad del lugar. También nos
preguntaremos por la selección de lugares que se nos presentan: ¿qué lugares se privilegian?
¿Cuáles vías de acceso se demarcan? ¿Cuáles no? También pensaremos en qué tantos
lugares dejaremos de ver y qué tan formateadas pueden estar las experiencias del turista y,
en consecuencia, qué tan cerca de la cotidianidad del lugar estaremos si seguimos dicho
recorrido turístico. Una lectura de este tipo nos lleva a repensar la idea de viaje y qué
entendemos por “conocer” un lugar y cómo un mapa además de guiarnos en la ruta o en las
calles nos propone una idea de viaje y de relación con el territorio.
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La seguridad y los mapas
La seguridad se ha convertido en uno de los problemas que más convoca a los habitantes de las grandes ciudades y sus visitantes. Empresas de seguridad, cámaras de vigilancia y todo un arsenal de dispositivos para controlar la sensación de inseguridad se han expandido paulatinamente. Los mapas y planos también han comenzado a formar parte del relato de la inseguridad. En Ciudad de México, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, surgió la idea del “semáforo de la seguridad” que se plasmó en el plano que ven en la figura. Más allá de su veracidad, es necesario pensar cuál es el objetivo de marcar estos sectores y las consecuencias que puede tener sobre los habitantes y sobre quienes transiten esa zona. Pensemos por ejemplo en un turista. El semáforo muestra zonas grises sobre las que es imposible determinar su seguridad, será muy probable entender que esas zonas carecen de interés y que por tanto no tiene sentido visitarlas. De la misma forma las zonas rojas serán poco apetecidas aunque puedan contar con sitios interesantes. Así, el mapa regula el espacio y la forma como transitarlo, para un turista e incluso para un lugareño. Si pensamos desde el punto de vista de quien vive en zonas rojas o grises ¿qué consecuencias podría tener este ejercicio? ¿Cómo afectaría a los comercios o el valor de las viviendas? Yendo más allá, si en la escuela un chico dice que vive en una “zona roja” ¿qué efectos podría tener en sus relaciones con otros niños?
Pero hacer del mapa un texto también puede significar hacer del texto un mapa. Tal como lo
hemos planteado, los mapas han sido concebidos durante mucho tiempo por la educación
como imágenes estáticas que describen desde muy arriba (como su formato lo exige en
términos de perspectiva) algunas características aisladas del territorio. No obstante, muchos
relatos literarios han sido vía privilegiada para comprender lo que pasa en una región o un
contexto particular. Desde la crónica hasta el realismo mágico, pasando por el costumbrismo,
la literatura se ha preocupado, de diversas formas, por captar, representar y expresar el
carácter relacional de un territorio. Pensemos por un momento en el caso del escritor Horacio
Quiroga. En su ya clásico Cuentos de la selva, Quiroga se adentra en el paisaje selvático que
rodea el río Paraná y realiza una hermosa descripción de la cotidianidad de seres humanos y
animales de ese entorno.
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Detengámonos en la historia “Paso en el Yabebirí” con la que cuentan en el material de
lectura de esta clase. En el cuento, Quiroga narra la disputa entre rayas y tigres a la orilla del
Río Yabebirí, que se encuentra en la provincia de Misiones. Su relato nos permite acercarnos
a la fauna, flora y paisaje de la región, además de las estrechas relaciones entre el ambiente
natural y sus habitantes, entre ellos el ser humano.
Como estrategia didáctica, les proponemos hacer del cuento de Quiroga un mapa. Para ello
será imprescindible leer la historia completa con los estudiantes y, luego, abrir paso al
ejercicio de representación de esa historia como un mapa. En varios apartados del cuento el
autor da algunas pistas:
“En el río Yabebirí, que está en Misiones, hay muchas rayas, porque «Yabebirí» quiere decir precisamente «Río-de-las-rayas»”. “— ¡Paso! —rugió por última vez el tigre. — ¡NI NUNCA! — respondieron las rayas. (Ellas dijeron “ni nunca” porque así dicen los que hablan guaraní como en Misiones.)”.
En estos dos fragmentos, el autor nos brinda coordenadas generales de la ubicación de la
historia que podemos identificar claramente en la provincia de Misiones. Nos sitúa, también,
en el contexto de un río que tiene un nombre particular y un significado que han construido
sus habitantes. ¿Por qué tomó ese nombre? ¿Quién asigna los nombres a los ríos? Se trata
de problemas que nos indican los procesos mediante los cuales en un mapa aparecen ciertas
formas de nombrar un “accidente geográfico” como un río y la historia que hay detrás de dicho
proceso. En el segundo fragmento que utilizamos como ejemplo, Quiroga nos propone las
formas de hablar que existían en ese territorio; ellas nos señalan un grupo de habitantes de
dicho territorio, los guaraníes, y cómo sus formas de pensar y hablar se relacionan con el
territorio, bien sea en las palabras de las rayas “Ni nunca” o en los nombres de los ríos. Todo
esto acontece en un territorio y puede o no ser explícitamente representado en una imagen
cartográfica según las decisiones de quién encarga el mapa, quién lo ejecuta o realiza y quién
lo muestra o exhibe.
Para avanzar en la construcción del mapa, les presentaremos dos opciones que pueden
resultar relevantes. La primera es trabajar en un lienzo en blanco, es decir en una hoja en
blanco en cada banco, en cada máquina, en la pizarra o en una imagen proyectada. Si el
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soporte elegido es el tecnológico resultará de utilidad un procesador de imágenes (como Paint
o Gimp).
El ejercicio del lienzo en blanco, más aún si se realiza colectivamente en pequeños grupos o
en una imagen común a toda la clase, permitirá a los estudiantes plantearse preguntas
fundamentales en la comprensión técnica de una imagen cartográfica: ¿dónde queda
Misiones?, ¿qué forma tiene?, ¿en qué sentido cruzará el río el papel?, ¿de qué lado queda el
Paraná?, ¿de qué lado queda Paraguay?, ¿qué tan grande es el Río Yabebirí en comparación
con el Paraná?
De esta forma aparecerán problemas como la escala, los puntos cardinales, las convenciones
para representar un objeto cartográficamente pero, en este caso, asociados con el objetivo
general de comprender que los mapas nos cuentan relatos, y que esas historias que quedan
plasmadas en el mapa no son otra cosa que la síntesis histórica de las relaciones entre el
territorio y sus habitantes, en este caso, el Yabebirí, las rayas, los tigres, los guaraníes y los
pescadores.
El mapa como lienzo
La segunda opción es utilizar un lienzo ya trazado, esto es, utilizar un mapa de Misiones en el
que sea posible visualizar el río o arroyo Yabebirí. Un recurso disponible es el mapa que está
en la sección de “mapas” del escritorio del Aula Digital Móvil.
La idea del mapa como lienzo nos lleva a vincular al mapa con el campo de la estética y el
arte. Se trata de una relación diversa y de muchos años. Pickles (2004), en su historia de los
mapas, relata que el mapa, además de estar vinculado con las formas de representación
geográfica, también fue elegido por la naciente burguesía europea como un artículo
decorativo de oficinas y estudios. Harley (2005), por su parte, analiza cuidadosamente los
cambios en los tipos de letras y símbolos que se han utilizado en los mapas según la época y
según el objetivo, desde las primeras cartas navales hasta los mapas modernos. Tabakman
(2011) señala que los lienzos o códices de los aztecas reproducían las rutas de intercambio
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de productos entre los diferentes grupos en telas o cueros trabajados con los pigmentos y
formas propias de dicha cultura. Este componente estético también está estrechamente
relacionado con el ejercicio de poder que significa la representación y denominación del
territorio. Para los grandes imperios, el mapa, como la estadística, tenía la función de
representar tierras y recursos disponibles o por conquistar y, sin duda, esta posibilidad de
representación significaba en sí misma una declaración de poder, tanto sobre las colonias
como ante otros imperios. No obstante, la relación entre estética, poder y mapas es poco
explorada en los entornos escolares, ya que como decíamos, el mapa y la imagen cartográfica
suelen leerse como representaciones transparentes o “fieles” de la realidad que permiten a su
lector recibir información, una “imagen-ventana” en las categorías de Panofsky (2003), que
consecuentemente se analiza o lee privilegiando el aspecto técnico de su construcción y
deteniéndose en asuntos como el tamaño, la escala, la convención, la orientación, entre otras.
Volviendo al Yabebirí, al pensar el mapa
como un lienzo vamos a intervenir una forma
determinada de representar el territorio de
Misiones, la del mapa político y fluvial sobre
el que vamos a trabajar. Este mapa nos
muestra los resultados de las negociaciones
entre estados (Brasil, Argentina, Paraguay)
que permitieron demarcar los límites de la
provincia. Sin embargo, a partir de él es
difícil imaginar cómo fueron esas
negociaciones, quiénes participaron, cuál
fue el costo de las guerras que enmarcaron
la construcción de esos límites, etc. De la
misma forma, al mapa físico y político le
resulta difícil representar la riqueza de
historias como las que nos cuenta Horacio
Quiroga. Para que ese mapa pueda contar
esa historia hace falta intervenirlo. Se trata
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de una técnica utilizada por la cartografía social, una propuesta que pretende lograr otras
formas de representar los territorios en las que sus habitantes tengan una intervención directa.
En Argentina, uno de los principales representantes de esta corriente es el colectivo
Iconoclasistas que, entre otras actividades, intervienen mapas mediante pictogramas. Los
pictogramas son símbolos que se utilizan para señalizar los mapas con diferentes tipos de
información (turística, ambiental, cultural, urbanística, etc.). En el material adjunto a esta clase
les ofrecemos un paquete de pictogramas que pueden resultar interesantes para intervenir el
mapa de Misiones de tal forma que pueda representar, además de los límites políticos de la
provincia y sus ríos, historias como “El paso del Yabebirí”1.
Tomando como lienzo el mapa físico mudo de la Mapoteca de Educ.ar, que más adelante
analizaremos con algún detalle, realizamos un ejemplo de intervención sobre el mapa de
Misiones, a propósito del cuento de Quiroga. Como pueden ver, marcamos algunos de los
protagonistas de la historia a lo largo del Yabebirí. Decidimos marcar varias rayas y menos
tigres para dar cuenta de su cantidad aunque, por ejemplo, cartográficamente la variable
población se expresa con un pictograma de mayor tamaño cuanta más población representa.
También tuvimos que seleccionar un pictograma que representa una máscara precolombina
centroamericana para señalar que se trata de un territorio habitado por indígenas, en este
caso guaraníes. La ausencia de pictogramas específicos de los guaraníes puede ser un tema
de discusión y también una oportunidad para crear un pictograma propio: ¿qué símbolos
usaban? ¿Había alguna imagen o símbolo que representara su pueblo?
Al elegir el mapa físico mudo, es necesario marcar algunas claves, el Río Paraná, el Arroyo
Yabebirí. Se pueden sumar otras, Paraguay, Brasil, el nombre de otros arroyos, etc.
1 En Internet pueden encontrar con facilidad pictogramas para uso libre como los que les facilitamos. Una página
interesante para hacer este tipo de búsquedas es flaticon.com o flaticon.es que provee en búsquedas en inglés y español íconos libres de derechos.
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Para sumar al mapa con el que cuentan en el escritorio del aula digital móvil, en el material
complementario les ofrecemos el mapa físico mudo de Misiones y el mapa físico general.
También pueden encontrar descargable la imagen del mapa de megaminería realizado por
iconoclasistas para alertar e informar sobre los peligros de la actividad minera en la cordillera
argentina, otro ejemplo de una intervención a un mapa mediante pictogramas.
Pensar en el mapa como texto y como lienzo es pensar en la lectura y la escritura de los
mapas como ejes fundamentales para la comprensión de los territorios como espacios
relacionales en el que sus habitantes han interactuado de muchas formas entre sí y con el
entorno. El mapa puede representar de diversas maneras ese territorio, según sea el interés y
capacidad de quién “escribe” el mapa y de quién lo “lee”. Reaparecen aquí dos procesos
fundamentales de la escuela como son la lectura y la escritura aplicadas en este caso a las
imágenes cartográficas en el campo de las ciencias sociales.
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3. Algunos recursos disponibles para trabajar con imágenes cartográficas
Además de los recursos bibliográficos y de mapas que hemos ido mencionando durante la
clase (como los textos de Pickles (2004), Harley (2005), los mapas que están en el escritorios
de las aulas móviles digitales o los trabajos del colectivo iconoclasistas), queremos traer
algunos recursos cartográficos que consideramos útiles para tener a mano a la hora de
trabajar conceptos relacionados con el territorio. Elegimos este paquete de recursos por su
multifuncionalidad, ya que combinan posibilidades de trabajo con o sin conexión a internet,
que pueden ser utilizados en pantallas múltiples o únicas, en trabajos en grupo o individuales.
Mapoteca Educ.ar
El primer recurso es la Mapoteca del portal educativo Educ.ar. Esta mapoteca reúne
secuencias didácticas, imágenes cartográficas nacionales y por provincia que constan de
mapas políticos, ambientales, culturales, entre otros. La mayor parte de los recursos son
descargables para llevar de manera portable al aula, algo que sin duda es muy útil en
contextos en los que las escuelas no tengan una conexión estable a internet. Otro recurso que
incorpora el portal es una herramienta de visualización y edición de los mapas, que permite,
marcar, titular, dibujar y superponer mapas. El visor cuenta con un completo tutorial online.
Consideramos que este recurso es valioso para poder desplegar de diversas maneras la idea
de los mapas como lienzos. Si bien el visor requiere de conexión a internet, los recursos
asociados están disponibles para ser descargados. De igual forma, los dibujos y marcas se
pueden descargar o imprimir y, salvo la superposición de mapas, la mayoría de
funcionalidades están disponibles en editores de imágenes simples como los que han sido
presentados en la primera parte de esta clase.
Programa 2mp
El programa 2mp es una propuesta desarrollada por la Conae para divulgar las imágenes y
recursos que construyen los satélites disponibles en este momento. Para ello, el programa
2mp dispone de dos software gratuitos el “2mp” y el “SoPi”. Ambos programas cuentan con
secuencias didácticas que se desarrollan dentro del entorno de estos programas y que utilizan
diversidad de imágenes satelitales y mapas para su realización. El programa 2mp es básico:
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permite la visualización de imágenes, el marcado de imágenes y la utilización de capas
cuando están disponibles en el recurso seleccionado. La clase 3 la dedicaremos al estudio de
las imágenes satelitales, pero para este momento quisiéramos concentrarnos en diferentes
recursos y experiencias que ofrece el programa 2mp, para eso será fundamental que puedan
descargar el software y acceder a sus diferentes contenidos. Para una mejor experiencia les
recomendamos observar los videos tutoriales disponibles en la página de 2mp.
Sistemas de información geográfica
Otro recurso valioso para realizar trabajos haciendo lecturas complejas de las imágenes
cartográficas son los sistemas de información geográfica (SIG). Los SIG son herramientas que
permiten visualizar diferentes tipos de información geográficamente, bien sea bajo la forma de
mapas temáticos o como imágenes satelitales. Una de las principales características de estos
sistemas de información es la utilización de capas superpuestas que representan información
diferente pero que al visualizarse de manera simultánea permite pensar y comprender el
funcionamiento espacial y territorial de diferentes asuntos. Dentro de la perspectiva que
venimos trabajando, las diferentes capas de información permiten mostrar y comparar las
diferentes historias que ocurren en un mismo espacio y ponerlas en relación. Así, si
imaginamos el mapa construido del Arroyo Yabebirí y lo miramos junto con uno económico
puede que la pesca aparezca (o no) relacionada con el arroyo, también puede compararse el
mapa realizado con el mapa ambiental. Este ejercicio de poner en relación las diferentes
capas de información que se dan en un mismo territorio hace imposible eludir su carácter
relacional.
Los SIG han se han ido incluyendo en diversidad de dispositivos tecnológicos como los
sistemas de posicionamiento global (GPS) que han ido ocupando el lugar del mapa rutero y
los planos de las ciudades. Los GPS se basan en diferentes sistemas de coordenadas que
permiten localizar diferentes cuerpos en la superficie terrestre. En Oro Verde, en la Provincia
de Entre Ríos a partir de los sistemas de georreferenciación estudiantes del nivel medio
realizaron un proyecto de investigación mediante el cual pudieron mejorar las capas de
información disponibles en la cartografía digital de la municipalidad preguntándose por los
malos olores de su ciudad. Así, se estableció la necesidad de relocalización de las cloacas
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que no aparecían señalizadas en las cartografías digitales del municipio. Para una revisión
más detallada pueden visitar la página de “Mapa educativo nacional” que reseña la
experiencia de Oro Verde.
Open Street Map
Una de las iniciativas más grandes a nivel mundial que se basa en sistemas de
georreferenciación es Open Street Map (OSM). Se trata de una iniciativa que es colectiva y
abierta, esto quiere decir que cualquier persona en el mundo puede acceder a la información
del gran mapa de OSM, algo que a su vez permite sintetizar, actualizar y corregir grandes
cantidades de información. A diferencia de otros mapas que no son abiertos - ya sea porque
no se pueden editar o porque sus imágenes no se pueden utilizar en otros contextos, esta
iniciativa permite a todos los usuarios usar y editar públicamente las imágenes de las que
dispone. Para acceder a OSM y poder editar los mapas disponibles es necesario crear una
cuenta de usuario con un correo electrónico. Una vez creada la cuenta y realizada la
confirmación a partir del link que es enviado al correo electrónico, el usuario puede acceder a
la página de OSM y editar mapas. La página ofrece un excelente tutorial en el que se explican
los conceptos básicos para el trazado y edición en OSM; les recomendamos consultarlo, ya
que es breve y muy útil.
Esta herramienta resulta potente ya que permite un proceso de “escritura” sobre el mapa pero
que desde su diseño vincula la escritura de cada uno con la idea de repositorio común al que
pueden acceder usuarios de todo el planeta. En el sencillo ejercicio de trazar una calle que no
aparece todavía en el mapa o marcar y nombrar una estructura, el usuario,
independientemente de su edad, género, clase social, nacionalidad etc., se ve obligado a
pensar que su acción será “leída” por otro (cercano o lejano) y por tanto debe atender a unas
convenciones mínimas que permitan su comprensión y utilización. Así, la idea del mapa como
texto aparece en esta herramienta de manera muy clara al vincular los procesos de lectura y
escritura en una comunidad extendida. También nos permite pensar en cómo la tecnología
permite a usuarios no especializados en las técnicas cartográficas colaborar en mapas
públicos, es decir a participar activamente en la representación de los espacios que
habitamos.
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Actividades
Durante esta clase hemos desarrollado algunas ideas a propósito del territorio y una forma de
acercarnos a los mapas como texto, bien sea desde la lectura, la escritura o su intervención.
También expusimos algunas herramientas que consideramos útiles para trabajar con recursos
cartográficos de diversa índole. Para poner en diálogo herramientas y contenidos les
proponemos hacer un ejercicio en Open Street Maps (OSM). Tendrán que explorar el entorno,
crear una cuenta y etiquetar la o las escuelas en las que trabajan actualmente. Si revisando el
mapa no aparece etiquetada la escuela ustedes deben marcar con un punto la escuela y
editar el nombre, ubicación y elegir el pictograma correspondiente. No olviden guardar los
cambios. En caso de que la escuela ya esté marcada en el mapa les pedimos que revisen
cuidadosamente la edición y descripciones, nos cuenten quién la etiquetó, y si es necesario
corregir los datos que hagan falta. No olviden guardar los cambios. Dado que OSM es una
herramienta que incentiva el conocimiento libre y abierto y los cambios que ustedes hayan
realizado serán visibles, revisaremos dichos cambios sobre la plataforma. Dado que OSM
puede ser entendido como un gran mapa, les pedimos que lo “lean” con los criterios que
hemos construido en esta clase y que junto con un somero informe de la actividad de
etiquetado, expongan qué encontraron al “leer” el OSM. El documento no debe exceder las 2
páginas y pueden tomar como guía algunas de las preguntas que planteamos se deben hacer
a un mapa.
Bibliografía de referencia
Gurevich, R. (comp) (2011) Ambiente y educación. Una apuesta al futuro. Buenos Aires. Paidós.
Gurevich, R. (2005) Sociedades y territorios en tiempos contemporáneos. Una introducción a la
enseñanza de la Geografía. Buenos Aires. FCE.
Harley, J. (2005). La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía.
México: Fondo de Cultura Económica.
Panofsky, E. (2003). La perspectiva como forma simbólica. Barcelona. Tusquets.
Pickles, J. (2004). A history of spaces. Londres. Routledge.
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Santos, M. (2000). La naturaleza del espacio. Barcelona. Ariel.
Tabakman, S. (2011). Las imágenes cartográficas. En Augustowsky, G; et. al. Enseñar a mirar
imágenes en la escuela (pp. 108-133). Buenos Aires. Tinta fresca.
Tobío, O. (2011). Territorios de la incertidumbre. Apuntes para una geografía social. UnSan, San
Martín, Provincia de Buenos Aires.
Autores: Jaime Piracón, Eugenia Gramajo
Cómo citar este texto:
Piracón, Jaime; Gramajo, Eugenia. (2013). Clase Nro: 2 El territorio y sus representaciones: repensar los mapas. Especialización docente de nivel superior en Educación Primaria y TIC. Buenos Aires: Ministerio de
Educación de la Nación.
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