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CIENCIA NATURAL y PERSONAS Joseph Henry Woodger La lectura de la literatura antigua y de la historia europea puede dar la impresión de que nuestra civilización del siglo veinte está muy poco equilibrada, cuando se compara lo que hemos aprendido acerca del pasado con lo que aprendemos del presente al abrir nuestros periódicos diarios o escuchar las noticias en tele- visión. Pues por un lado advertimos un enorme desarrollo de reali- zaciones científicas y tecnológicas durante un período de doscien- tos años que contrasta, por otro lado, con las comparativamente escasas mejoras básicas en el arte de vivir en común como perso- nas humanas durante un período que se extiende a lo largo de dos mil años. Demasiado claramente vemos cada día con qué deplora- ble amplitud se dan entre nosotros la guerra y el crimen, con toda su crueldad y destructividad. Por añadidura, el avance tecnoló- gico las ha incrementado grandemente. En lo que sigue intentare- mos mostrar algunas de las fuentes de este infortunado estado de cosas, e indicar algunas direcciones en las que podamos buscar una guía que nos oriente hacia el camino de su superación. Un primer paso hacia la comprensión de las fuentes de nuestras dificultades está en comprender lo que los escritores filo- sóficos entienden por abstracción. Esta palabra es usada en dos sentidos: en primer lugar puede significar abstracto como lo opuesto de concreto; en segundo lugar puede significar abstracto en el sentido de algo extraído de un contexto más amplio que es entonces olvidado. Este último sentido es el que aquí se preten- de considerar, y para obtener una cabal comprensión del mismo es preciso proceder a la consideración de algunos ejemplos. Pero antes de examinarlos, veamos lo que han dicho algunos escritores eminentes acerca de este segundo tipo de abstracción: En la obra de L. T. Hobhouse Theory 01 Know/edge 157 --- -

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CIENCIA NATURAL y PERSONAS

Joseph Henry Woodger

La lectura de la literatura antigua y de la historia europeapuede dar la impresión de que nuestra civilización del siglo veinteestá muy poco equilibrada, cuando se compara lo que hemosaprendido acerca del pasado con lo que aprendemos del presenteal abrir nuestros periódicos diarios o escuchar las noticias en tele-visión. Pues por un lado advertimos un enorme desarrollo de reali-zaciones científicas y tecnológicas durante un período de doscien-tos años que contrasta, por otro lado, con las comparativamenteescasas mejoras básicas en el arte de vivir en común como perso-nas humanas durante un período que se extiende a lo largo de dosmil años. Demasiado claramente vemos cada día con qué deplora-ble amplitud se dan entre nosotros la guerra y el crimen, con todasu crueldad y destructividad. Por añadidura, el avance tecnoló-gico las ha incrementado grandemente. En lo que sigue intentare-mos mostrar algunas de las fuentes de este infortunado estado decosas, e indicar algunas direcciones en las que podamos buscaruna guía que nos oriente hacia el camino de su superación.

Un primer paso hacia la comprensión de las fuentes denuestras dificultades está en comprender lo que los escritores filo-sóficos entienden por abstracción. Esta palabra es usada en dossentidos: en primer lugar puede significar abstracto como loopuesto de concreto; en segundo lugar puede significar abstractoen el sentido de algo extraído de un contexto más amplio quees entonces olvidado. Este último sentido es el que aquí se preten-de considerar, y para obtener una cabal comprensión del mismoes preciso proceder a la consideración de algunos ejemplos. Peroantes de examinarlos, veamos lo que han dicho algunos escritoreseminentes acerca de este segundo tipo de abstracción:

En la obra de L. T. Hobhouse Theory 01 Know/edge157

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[Teorza del conocimiento] (p. 7), que fue publicada en 1896,leemos:

y aquí está el peligro de todo pensamiento -tomar la frac-ción de realidad que el pensamiento se ha asegurado para sícomo si fuera el todo o como si significara el todo. La prime-ra de estas suposiciones es un palmario error; la segunda espeligrosa, y está justificada sólo bajo condiciones especiales.Toda la unilateralidad, la estrechez, y, sobre todo, la intole-rancia del mundo viene de esta inevitable abstracción del

pensamiento. Y así la mente, aun cuando tenga que abstraer,limitar, ignorar, está siempre obligada a suplementar sus par-ciales consideraciones; tiene que "aspirar siempre hacia eltodo", y si no puede devenir el todo, tiene al menos queintentar comprender sus propios límites.

En el libro de A.N. Whitehead Science and the Modern

World [La ciencia y el mundo moderno], que apareció en 1926(es decir, treinta años después) se encuentra idéntico tema. En lapág. 23, por ejemplo, leemos:

El pensamiento es abstracto; y el intolerante uso de abs-tracciones es el vicio principal del intelecto.

En la p. 72 se dice:

En la medida en que las cosas excluidas son importantes ennuestra experiencia, nuestros modos de pensamiento no sonaptos para consideradas.

En la página siguiente Whitehead añade:

El inconveniente de prestar exclusivaatención a un grupo deabstracciones es que, por la naturáleza del caso, hemos abs-traído del resto de las cosas.

I.

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Ciencia natural y personas 159

La obvia lección a aprender de este pasaje es: No tomar equivoca-damente nunca la más reciente palabra en cualquier tópico cientí-fico por la última palabra; puede que haya (y usualmente hay)más palabras que decir. Ahora estamos en condiciones de ver quela palabra 'abstracción' puede referirse al acto o proceso de abs-traer, o al objeto que es abstrazao y enfatizado; y tanto el uno co-mo el otro deben ser distinguidos de aquello respecto de lo cual sehace abstracción, que tiende a ser pasado por alto u olvidado.Puede sin duda fácilmente suceder que de aquello de 10cual se ha-ce abstracción no se sepa que existe, sino que sea descubierto mástarde. En tales casos podemos hablar de abstracción inconsciente.En tales casos tomar equivocadamente la palabra más recientepor la última palabra puede demorar el descubrimiento.

Si estas observaciones generales han despertado en el lec-tor el apetito de ser informado acerca de la abstracción, es de es-perar que los siguientes ejemplos le sean de interés.

El primer ejemplo está tomado de la historia del termóme-tro de mercurio. Cuando estos instrumentos fueron hechos porvez primera, se halló que si se coloca uno dentro de agua a la quese aplica calor, la franja de mercurio asciende en el tubo y conti-núa su ascenso hasta que el agua empieza a hervir, y entoncesqueda fija hasta que toda el agua se ha convertido en vapor. Estepunto en el termómetro recibe el nombre de punto de ebullicióndel agua. Pero más tarde, al hacer hervir el agua en la cumbre dealtas montañas, resultó que algo había sido pasado por alto; por-que entonces se halló que el agua hervía cuando el mercurio habíaalcanzado un punto más bajo. Ulterior investigación reveló el he-cho de que no era la altura en cuanto tal sino la presión atmos-férica lo que constituía el factor relegado; porque variando la pre-sión incluso al nivel del mar, era posible alterar el punto en eltermómetro en que tenía lugar la ebullición. He aquí, pues, unejemplo de abstracción inconsciente.

Otro ejemplo lo suministra el descubrimiento de isótopos.Entre los axiomas adoptados en la teoría atómica original de Dal-ton figuraba uno que afirmaba que los átomos de cualquier sus-tancia elemental eran todos indistinguibles. Esto parecía ser unasuposición que era natural adoptar. Pero no habían transcurrido

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cien años cuando tuvo lugar el diseño de pruebas y contrastacio-nes que condujeron al descubrimiento de los isótopos, y así a unacontradicción con el axioma de Dalton.

Aduzcamos un tercer ejemplo antes de volver a la cuestiónde la falta de equilibrio. Aquí se sabe que existe aquello respectode /0 cual se abstrae, pero se da prominencia a sus expensas a loque es abstraído. El enunciado que sigue fue emitido por un espe-cialista en genética:

Podemos diferenciarnos unos de otros o bien porque los ge-nes que hemos recibido de nuestros padres no son los mismoso bien porque nuestros ambientes no han sido iguales -o porla acción conjunta de ambas causas.

Aquí tenemos que se ha hecho abstracción del citoplasmade los gametos y también de todas las partes de los cromosomas,sean las que fueren, que no sean genes. En los sistemas mendelia-nos de crianza se da tácitamente por supuesto que los tipos de par-tes de que se hace abstracción son indistinguibles, pero éste pue-de no ser el caso cuando se consideran sistemas no-mendelianos.

Ahora hemos de volver a nuestro principal problema. Si vi-vimos en una civilización desequilibrada, vivimos por fuerza enuna civilización bi-fronte. ¿Cuáles son sus dos facetas? La res-puesta que aquí se ofrece puede expresarse como sigue: en pri-mer lugar está el lado físico o el mundo de los objetos físicos; elotro lado es el mundo de las personas o el mundo personal. Yaquí nos enfrentamos de inmediato con un caso de abstracciónque es básico para la totalidad del problema a cuya comprensiónse dirigía cuanto se acaba de decir sobre la abstracción. Porqueexiste un sistema de creencias en el que somos inconscientementeadoctrinados por nuestros padres, y que tiene el efecto de hacerabstracción del mundo personal y dar prominencia al mundo físi-co. Llamaremos a esta doctrina materialismo del sentido común.

Consta de las tres creencias básicas o axiomas siguientes:

Axioma 1.Cada persona es idéntica con su cuerpo.Axioma 2. Toda imagen se identifica con la cosa física de

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lacual es una imagen.Axioma 3. Todo lo que existe, existe en un determinado lu-

gar a un tiempo determinado.

Por la palabra identidad en este contexto se entiende identidadestricta, de modo que una persona es idéntica con su cuerpo si, ysólo si, constituyen uno y el mismo objeto, no dos objetos que seasemejen entre sí. Así, de acuerdo con esta doctrina, el Sr. Lópezes su cuerpo. Del mismo modo el segundo axioma significa queuna imagen de la luna es la luna, no meramente algo parecido ala luna.

Ahora bien, es claro que si aceptamos los axiomas básicosanteriores, nos comprometemos en la creencia de que vivimos enun mundo puramente materialista en el cual sólo existen objetosfísicos. Porque si nuestros cuerpos son objetos puramente físi-cos (como generalmente se cree) y nos identificamos con ellos,entonces somos objetos puramente físicos. Esto no crea dificul-tades para la ciencia natural, pero a lo largo de más de dos milaños hombres inspirados se han venido esforzando en enseñarnosa vivir juntos en unidad, paz y concordia: y el Axioma 1 cumpleun acto de abstracción que convierte a toda enseñanza semejanteen algo sin sentido. Porque si somos simplemente objetos físicosque siguen las leyes fijadas de la naturaleza, ¿cómo podemos ele-gir entre unión y desunión, entre paz y guerra, entre concordia ydiscordia? Se comenta que T.H. HuxIey sostuvo que:

Si la evolución mostró la carencia de fundamento de las dis-tinciones morales, era nuestro deber decir la verdad y decidaasí.

Pero en un mundo puramente material la única evolución es laevolución de los cuerpos, es decir la evolución biológica, y la evo-lución biológica no nos dice nada acerca de las distinciones mora-les; ni puede decido, porque la biología, como todas las cienciasnaturales, hace abstracción de las distinciones morales.

Este ejemplo muestra cómo, si el materialismo del sentidocomún es una doctrina de vasta (aun cuando inconsciente) in-

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fluencia, puede haber contribuido a nuestra uni-lateralidad y anuestro desequilibrio. Examinemos más de cerca los axiomas paraver si entran en conflicto con otras creencias bien establecidas.

Todos hablamos acerca de nuestros propósitos, nuestros planes,nuestros deseos o aspiraciones. También hablamos de disponer deopciones y de tomar decisiones. Pero estas nociones no entrandentro del marco de la ciencia natural. Las explicaciones que en-vuelven la noción de propósito son denominadas explicaciones te-leológicas y son excluidas de la biología. Tampoco las opciones li-bres son reconocidas por la ciencia natural; los sucesos naturalesocurren de acuerdo con las leyes causales de la naturaleza. Ello esasí porque la ciencia natural hace 'abstracción de las personas; pe-ro la abstracción no nos compromete necesariamente al rechazo.Estamos autorizados a rechazar el materialismo del sentido co-

mún como una doctrina filosófica general si creemos en las perso-nas, en sus propósitos y en su capacidad de efectuar elecciones, almenos en ciertas circunstancias. Si vamos a buscar sinceramente la

verdad, reconozcamos valientemente que somos personas y no só-lo cuerpos, y reconozcamos asimismo las responsabilidades queello entraña.

Examinemos el segundo axioma. Este nos comprometetambién a ciertas consecuencias que son difíciles de mantener a laluz de algunas de nuestras experiencias. En primer lugar, está elbien conocido experimento de introducir una varilla recta en unvaso de cristal semilleno de agua. Mirada de lado, la varilla parecedoblada, pero, cuando se la saca, vuelve a parecer recta. Pero aquítenemos la opción de creer o bien que (i) la varilla se dobla al me-teda en el agua y se endereza al sacada; o que (ti) la imagen quetenemos de la varilla no es idéntica a la varilla. El Axioma 2 nos

compromete a la alternativa (i), pero la mayoría de las perso-nas parecen no dar crédito a (i) ni aun estando de acuerdo conel Axioma 2.

Otro ejemplo, si es que se necesita, lo proporciona la expe-riencia de ir andando entre los ral1es de una vía de ferrocanil. Sicreemos que las imágenes son idénticas a las cosas de las cualesson imágenes, tendríamos que decir que, según caminamos a lolargo de enos, los ralles se cierran más y más a medida que se ale-

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jan de nosotros, pero que se abren para dejamos pasar y se vuel-ven a cerrar a nuestra espalda según nos alejamos. Pero, presumi-blemente, nadie cree tal cosa. Creemos que los ral1esestán fijadosfirmemente a los travesaños de madera, los cuales están asimismofijados al suelo. ¿Cómo entonces pueden llegar a establecerse es-tas extraordinarias creencias (Axioma 2)? No es difícil encontraruna respuesta razonable.

Supóngase que una madre lleva a su pequeño a dar un pa-seo por el jardín un anochecer cuando la luna brilla. Señala haciala luna y dice: "Mira Juanito, esa es la luna". Juanito mira haciaarriba y obtiene una imagen visual de la luna, y supone natural-mente que la imagen obtenida es aquello de lo que su madre leestá hablando. De este modo, Juanito es inconscientemente adoc-trinado en el segundo axioma del materialismo del sentido común.Su madre, que ha sido adoctrinada del mismo modo, cree tambiénque la imagen visual que ella obtiene de la luna es la luna.

En otra ocasión, cuando la madre está paseando con Jua-nito por la Calle Mayor de su ciudad natal, y ve a un viejo amigoal otro lado de la calle, dice a su hijo: "Mira Juanito, ese es el Sr.López". Juanito mira y obtiene una imagen visual de parte de lasropas del Sr. López y de la piel de su rostro. Desde entonces, elniño asocia el nombre del Sr. López con imágenes similares; y asíhemos puesto los fundamentos para la creencia en el Axioma 1del materialismo del sentido común. Hemos visto ya razones paradudar de este axioma, y ahora tenemos otras nuevas, porque unapersona no consiste en trozos de piel o trozos de ropa, ni tampo-co en su cuerpo. Una persona tiene propósitos y realiza eleccio-nes, pero su piel y su ropa no. Son objetos físicos.

Habiendo visto ahora algunas razones para limitar el al-cance de los dos primeros axiomas del materialismo del sentidocomún, veamos qué es lo que hemos de adoptar como fundamen-to para una ontología más liberal y de más amplia mentalidad.Nos parece que se requieren al menos cinco categorías básicas ymutuamente excluyentes: (i) personas, (ü) objetos físicos, (m) ne-xos cognitivos, (iv) nexos conativos, (v) nexos físicos. Las imáge-nes visuales son nexos cognitivos, y lo mismo son los sonidos, lostactos, los olores y los sabores. Los propósitos son nexos conati-

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vos. Los nexos físicos no han sido aún mencionados. Es necesa-

rio hacerlo aquí para aclarar la diferencia entre obtener una ima-gen visual y ver algo. Es posible obtener una imagen visual sinver, pero no ver algo sin tener una imagen visual de eno. Por ejem-plo, Juanito puede obtener una imagen visual de la luna mientrasduerme, arropado en la cama, al soñar con la luna, tras su expe-riencia de ella en el jardín. Ver es obtener una imagen visual dealgo cuando el cuerpo de la persona que está obteniendo la ima-gen está físicamente conectado (vale decir, con la luz) con elobjeto del cual aquélla es una imagen. Es asimismoposibleobte-ner una imagen de un objeto que no es el objeto con el cual lapersona que obtiene la imagen está conectada. Por ejemplo, unamañana el autor del presente ensayo deambulaba por su labora-torio en el Instituto Médico del Hospital de Middlesex cuandode repente obtuvo la imagen de un erizo acurrucado frente a élen una estantería. Quedó sumamente sorprendido, porque no po-seía ningún erizo. Si, tras haberse vuelto, hubiera salido de la ha-bitación y se hubiese encontrado fuera con alguien que le pregun-tase si había un erizo allí dentro, hubiera contestado: "Sí,¿es suyo?" Pero en lugar de ello, se dirigió a la estantería, y alhacerlo obtuvo la imagen de un guante con forro de pelo vueltodel revés. La ulterior contrastación por vía manual probó que estaclasificación de las imágenes era correcta. ¡A buen seguro que es-te ejemplo podría acogerse al Axjoma 2, de acuerdo con el cualun erizo se tornaría en un guante! .

Es interesante observar que las imágenes visuales son losúnicos nexos cognitivos que son identificados (en el materialismodel sentido común) con el objeto físico con el cual está cogniti-vamente conectada la persona concerniente. La razón de esto noes difícil de descubrir. Supóngase que a es una imagen de una ro-sa y b es un olor de una rosa (la mismarosa, c); entonces, si iden-tificamos a con c y también b con c, tendremos

a=cyb=c

de modo quea=b

t

t

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porque las cosas que son idénticascon otra son idénticasentre sí.Pero esto nos compromete a identificar una imagencon un olor,

,1 ¡y a buen seguroque hastael sentidocomúnrechazaríasemejan-1 .d '

fi.. ,! te 1 entl lcaClon.

Sólo se ha mencionado un tipo de nexo físico, a saber, laluz. Otros tipos de nexo físico son el espacio, el tiempo, la elec-tricidad, el magnetismo, la gravitación; y la física moderna pue-de proporcionarnos ejemplos de muchos más.

Tratemos ahora de decir algo más sobre las personas. Lapalabra "persona" es ambigua y es fácilmente malentendida. Esimportante, por tanto, intentar aclarar el sentido en el cual esusada aquí. La palabra "persona" proporciona la respuesta a lacuestión" ¿qué soy yo?", si rechazamos el primer axioma del ma-terialismo del sentido común. Nos suministra también un medio

para distinguir tres tipos de objetos, a saber: (i) cuerpos humanos,(ii) personas humanas, y (üi) seres humanos. Un ser humano es elobjeto que se forma cuando una persona humana está encarnadaen un cuerpo humano. Esta relación de ser encarnado es única,y por tanto no puede ser definida en otros términos más familia-res. Parece ser, al menos bajo condiciones normales, una relaciónde uno-a-uno: una persona se encarna sólo en un cuerpo, y uncuerpo humano tiene solamente una persona encarnada en él.Debe tenerse cuidado en no confundir el uso que aquí se hace dela palabra "en" con el uso de ella cuando hablamos de estar enuna caja o en una habitación. Es decir, el ser encarnado no es unarelación espacial. Es lo que podem0s llamar una relación atópica,o sea una relación en la cual al menos uno de los términos quemantienen esa relación no está "en el espacio". Estas observacio-nes acerca del no estar "en el espacio" nos recuerdan que el ter-cer axioma del materialismo del sentido común no ha sido aún

discutido. Estar atópicamente relacionado con algo es claramenteno estar en conformidad con el tercer axioma. Las personas noson los únicos objetos que están atópicamente relacionados conotros objetos. Esta relación es asimismo válida para propósitos,elecciones, pensamientos, nexos cognitivos y otros objetos. Talesentidades no están "en" los cuerpos de las personas; no se las en-cuentra cuando se hace la disección de un cuerpo humano. Y a

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pesar de ello, la gente habla a veces como si se pudiera esperar en-contrarIas. En su Science and the Modern World, 1926, A. N.Whitehead escribió:

Algunasgentes se expresan como si cuerpos, cerebros y ner-vios fueran las únicas cosas reales en un mundo enteramenteimaginario. En otras palabras, tratan a los cuerpos sobre labase de principios objetivistas, y al resto del mundo sobre labase de principiossubjetivistas.

Esto constituye otro ejemplo de lo que Whitehead significapor"el uso intolerante de abstracciones". Los biólogos, de manerabien correcta para sus propósitos, hacen generalmenteabstracciónde las relacionesatópicas y del mundo de las personas.Pero algu-nos, no contentos con eso, creen que no solamente deben abstraerde ellas, sino rechazarIastotalmente, por importantes que puedanser en otros campos de investigación.Si hemos de hacer justiciaa perspectivasmás amplias,no debemos confmamos, en nuestrasvidascomo personas,a un único modo de abstracción.

Pasemosahora de las personasa sus propósitos. Estos pue-den dividirse en tres principales categorías: (i) aspiraciones;(ü)ambiciones; y (ili) apetitos. Una aspiración es un afanarse por laperfección como persona al servicio de otras personas, pero nocon vistas a ganarse la admiración de ellas. Las aspiracionesnosimpulsan a salir fuera de nosotros mismos. Las ambiciones, porotras parte, son afanes que nos mantienen firmemente concen-trados en nosostros mismos, de manera que nuestros esfuerzosson dirigidos hacia nuestra propia glorificación, y no primaria-mente a la promoción del bienestar de otros. Finalmente, losapetitos resultan, por así decido, de la presión del cuerpo de unapersona sobre esa persona; el cuerpo animal, mediante hormonase impulsos nerviosos,ejercita demandas sobre la persona no-físi-ca. Si colocamos las aspiraciones en el primer lugar de nuestrasvidas, estaremos en una posición favorable para mantener bajocontrol nuestras ambicionesy apetitos. Pero si se da prioridad alas ambicioneso a los apetitos, entonces la persona estará en peli-gro de caer en dificultades de muchos géneros, personales y cor-

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~I

Qencia natural y personas 167

porales.Tras todos estos preliminares, hemos de volver ahora a la

cuestión del largo retraso en la consecución de la unidad, la paz yla concordia. Se trata de una cuestión que envuelve, antes que na-da, una consideración de las diferentes relaciones entre las perso-nas. Hay tres de tales relaciones que son de primordial importan-cia en el presente contexto. Estas relaciones son: (i) amor (en unode los significados de esta ambigua palabra); (ü) indiferencia; y(üi) odio. En lo que sigue no se usará la palabra "amor", sino queen su lugar se usará la palabra griega "agapé", que se traduce por"amor". Una persona está en agapé con otra cuando la primeratiene compasión por la segunda y esto lo expresa en una cuidado-sa solicitud por ella. Esta relación es llamada a veces amor desinte-resado o amor cristiano. Una persona puede estar en agapé biensinceramente con otra sin necesidad de amar a esta otra persona,sea hombre o mujer, en cualquiera de los demás sentidos de la pa-labra.

Asignemos ahora letras singulares a cada una de las tresrelaciones antedichas como sigue: A para agapé, 1 para indiferen-cia, y O para odio. Ahora bien, si tomamos dos personas cuales-quiera, cada miembro de este par estará en una y (en un momen-to determinado) sólo en una de las tres relaciones con la otra per-sona. Habrá entonces seis posibles tipos de pares de personas, loscuales pueden ser expuestos en una tabla del siguiente modo:

A,A A,I1, 1

A,O1, O

0,0

En esta tabla A, A representa el conjunto de todos los pares depersonas en los cuales cada miembro del par está en agapé conel otro, de forma que pueden ser llamados pares de agapé doble.A, 1 representa el conjunto en el que un miembro está en agapécon el otro, pero ese otro es indiferente al primero. A, O repre-senta el conjunto de todos los pares en los cuales un miembro es-tá en agapé con el otro, pero ese otro odia al primero; y así suce-sivamente para las tres clases de pares restantes.

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168 Ciencia natural y personas

Ahora bien, parece claro que en una sociedad de personasen la que todos los pares fuesen pares de agapé doble, no habríaguerra ni crimen, la cooperación ocuparía el lugar de la competi-ción, y todos los miembros de la sociedad darían prioridad a lasaspiraciones antes que a las ambiciones y apetitos. Este es preci-samente el género de compañerismo que vino a enseñamos Jesu-cristo y a lo que llamó el Reino de Dios. Llamó a Dios su Padrey nos enseñó a llamar Padre a Dios. Enseñó que si una personaamara a Dios y estuviera en agapé con todos los miembros delReino, entonces sería admitida al Reino; y también que Dios ama-ba a todas las personas, deseasen o no entrar en el Reino; peroninguna persona era forzada a entrar. Asimismo enseñó Jesúsque la persona no muere cuando muere su cuerpo: así, tal vez seasólo tras liberarse del cuerpo cuando la persona entra en el Reino.

Si aceptamos el materialismo del sentido común, entoncestodo cuanto se ha dicho en los dos últimos párrafos queda recha-zado, porque entonces sólo hay cuerpos, y el agapé no es una re-lación entre cuerpos sino entre personas. Dos de los más grandesobstáculos para el establecimiento del Reino son el orgullo y elego-centrismo. Nuestra próxima tarea será prestar atención a loque algunos escritores afamados han dicho acerca de los orígenesy efectos del orgullo. WilliamLaw,en su libroA Serious Cal!to aDevout and Holly Life [Una seria apelación a una vida devota ysanta], publicado en 1728, tiene algunas cosas importantes quedecir acerca del orgullo en relación con la educación. En ese li-bro leemos:

El primer rasgo de carácter que intentamos despertar en losniños es el orgullo; una pasión tan peligrosa como la de la lu-juria. Les alentamos a vanagloriarse de sí mismos, y hacemostodo cuanto podemos para inculcar en sus mentes el sentidode sus propias aptitudes ...

Les alentamos a actuar por principios de rivalidad y ambi-ción, por ansia de gloria y deseo de distinción, de poder so-bresalir entre los demás y brillar a los ojos del mundo.

Les repetimos e inculcamos esos motivos, hasta que pien-san que es parte de su deber ser orgullosos y ambiciosos y va-

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aencia TIIltural y persOTUlS 169

nagloriarsede sus propias realizaciones...y después de todo esto, nos quejamos de los efectos del

orgullo; nos asombra ver a hombres maduros actuar y ser go-bernados por la ambición, la envidia, el desdén, y un deseode gloria, sin considerar que durante todo el tiempo de sujuventud se les estuvo enseñando a ajustar a esos principiostodas sus accionesy sus esfuerzos.

Si se enseña a un nmo a odiar el ser superado, a codiciarla distinción y el aplauso, ¿es de extrañar que continúe ac-tuando toda la vidade esta manera?

Ahora bien, si es que un joven ha de llegara comportarsecomo un cristiano y gobernar su corazón por la doctrina dela humildad, quisiera yo saber a qué tiempo ha de comenzara hacerlo: o, si es que ha de empezar alguna vez, ¿por quéle inculcamostendencias contrarias a ello?

Si esto ha sido verdad de la educaciónanterior y posterior al siglodieciocho, podemos sospechar que el orgullo ha contribuido enbuena medida a nuestro fracaso en lograr unidad, paz y concor-dia. La historia parece apoyar esta suposición.

Otro autor que ha condenado el orgullo con duras pala-brases BlaisePascal(Pensées,100):

La naturaleza de la egolatría y de este Ego humano es amarsey considerarse solamente a sí mismo. Pero ¿qué hará el hom-bre? No puede evitar que el objeto que ama esté lleno de fal-tas y deseos. Desea ser grande, y se ve pequeño. Desea ser fe-liz, y se ve desgraciado. Desea ser perfecto, y se ve lleno deimperfecciones. Desea ser objeto de amor y estima ante loshombres, y ve que sus faltas merecen solamente para ellosodio y desprecio. Este desasosiego en que se encuentra pro-voca en él la más injusta y criminal pasión que cabe imagi-nar; pues concibe una mortal enemistad contra esa verdadque lo reprueba y que le convence de sus faltas. Quisieraaniquilada, pero, incapaz de destruirla en su esencia, la des-truye cuanto puede en su propio conocimiento y en el deotros; es decir, consagra toda su atención a ocultar sus fal-

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..- - ..- . -.. --

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tas ante los otros y ante sí mismo, y no puede soportar queotros se las muestren, ni que las vean.

Verdaderamente es un mal estar lleno de faltas; pero esun mal aún mayor estar lleno de ellas y no querer reconocer-las, ya que esto es añadir la falta adicional de una ilusiónvoluntaria.

Un ejemplo interesante del modo como opera el orgullo,lo proporciona la manera en que se cita a menudo un soliloquiomuy conocido del Hamlet de Shakespeare, como si fuera lison-jero para la persona humana; y, si se ignora su contexto, suenaciertamente lisonjero:

¡Qué obra maestra es el hombre! ¡Cuán noble por su razón!¡Cuán infinito en facultades! En forma y movimiento,¡cuán expresivo y admirable! En su acción, ¡cuán pareci-

do a un ángel! En su conocimiento, ¡cuán semejante a undios! ¡La belleza del mundo! ¡El arquetipo de los anima-les!

Mas no bien se lanza una mirada al contexto, se advierte que no esen absoluto ser lisonjero lo que pretende Harnlet. Está siendoirónico; está contrastando la jactancia de las personas que le ro-dean con la actuación efectiva de ellas. Lo que realmente estádiciendo es: ¡qué repugnante obra es el hombre! El pasaje antescitado continúa con las siguientes palabras que se omiten muya menudo:

y sin embargo, para mí, ¿qué es esta quintaesencia delpolvo? El hombre no me deleita, ni tampoco las mujeres...

y en el mismo acto y escena (Act. 11,Esc. ü), cuando Hamletpide a Polonio "cuidad que los actores estén bien atendidos",y Polonio responde: "Mi señor, los trataré conforme a sus mereci-mientos", Hamlet se encoleriza y replica: "¡Cuerpo de Dios!Mucho mejor, hombre; dad a cada uno el trato que se merece,y ¿quién escapará de una paliza?" También en el acto que sigue

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hace Harnlet esta confesión:

Yo mismo soy medianamente honesto; y, con todo,de tales cosas podría acusarme que más valiera que mi ma-dre no me hubiese parido: soy muy soberbio, vengativo,ambicioso, con más pecados sobre mi cabeza que pensamien-tos tengo para concebirlos, imaginación para darles forma,o tiempo para ejecutarlos. ¿Por qué habrían de arrastrar-se entre cielos y tierra individuos de mi calaña?

Todo esto parece dejar poco espacio a la duda de que el pasa-je tan a menudo citado pretendía ser irónico.

Un ejemplo más reciente del orgullo y sus efectos lo pro-porciona el siguiente pasaje de una crítica, hecha por G.B.Shaw, de una representación de la obra de Shakespeare Cim-belino en el teatro Liceo de Londres en 1896:

Con la sola excepción de Hornero, no hay escritor eminen-te, ni siquiera Sir Walter Scott, a quien pueda despreciar tan-to como desprecio a Shakespeare, cuando comparo mi men-te con la suya.

De todo esto se desprende que si hemos de lograr la uni-dad, la paz y la concordia, no sólo debemos escapar de las redesdel materialismo del sentido común, sino que hemos de superarel orgullo; porque el orgullo, con gran facilidad engendra odio.Si podemos hacerlo, empezaremos a entender algo del esplendordel mundo de las personas, y lo importante que es anteponer laspersonas a los cuerpos. Una vez que hayamos superado el orgulloy hayamos obtenido alguna perspectiva de la naturaleza de lasaspiraciones, empezaremos a advertir que éstas nos conducenhacia el mejor género de vida; mejor no sólo para nosotros mis-mos, sino mejor también para los demás.

Hay un respecto en el cual las personas se parecen a suscuerpos: necesitan alimento. Al igual que nuestros cuerpos nece-sitan la clase de alimento llamada vitaminas, aunque se tardómuchos siglos en descubrirla, de la misma forma las personas ne-

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cesitan también para su salud una clase especial de alimento que,a pesar de que hemos sido avisados de su necesidad durante dosmil años, sin embargo, dada nuestra resistencia a la enseñanza enciertas direcciones, todavía sigue siendo una clase de alimentodescuidada por la mayoría de los hombres. Este especial alimentopersonal fue llamado por Jesús "la Palabra de Dios". Uno de los me-jores modos de obtenerlo y digerirlo adecuadamente esleer elDailyStudy Bible de William Barclay, Profesor de Teología de la Uni-versidad de Glasgow. Este autor está especialmente bien facul-tado para la tarea de comentar los Evangelios por su conocimien-to del griego y del hebreo, y de las creencias y costumbres de losjudíos en el tiempo en que los Evangelios fueron escritos. Elli-bro del Profesor Barclay ha sido traducido a muchas lenguas: es-pañol, japonés, alemán, chino y polaco. Sólo con que los jóvenesdedicaran un poco de tiempo cada día a la lectura de ese libro,estarían mucho mejor equipados para hacer frente al materia-lismo del sentido común y encarar los problemas de la vida per-sonal. La educación de hoy, comparada con la educación de ha-ce un siglo, dedica una gran proporción del tiempo disponible ala ciencia natural y la matemática; dejando una exigua proporciónpara el estudio de las lenguas y la gran literatura. Consecuente-mente, las personas ocupan ahora un lugar secundario en la educa-ción comparadas con las cosas físicas, y esto ayuda a vigorizarla posición del materialismo del sentido común.

Si la palabra de Dios ha de ser recibida con provecho, esnecesaria otra cosa llamada fe. "Fe" es una de esas palabras am-pliamente usadas, pero no siempre comprendidas. Cuando alguienpregunta: ¿bebe?, se supone normalmente que el líquido al quese hace referencia es el alcohol, no agua corriente. Del mismo mo-do cuando se pregunta: ¿tiene fe?, se supone que nos referimosa la fe religiosa. Lo cual no deja de ser bastante extraño, porquevivimos en un mundo en el que mucho de]o que llamamos cono-cimiento es realmente fe. Cuando nos sentamos a comer no sabe-

mos si el alimento que ingerimos nos va a envenenar, pero tene-mos fe en nuestro carnicero y en nuestro panadero. Creemos quehabrán tomado las precauciones necesarias para asegurar que lacomida que proporcionan no sea perjudicial para la salud. De mo-

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do similar, no podemos decir que sepamos quiénes son nuestrospadres; pero tenemos fe en el testimonio de las personas que noshan criado desde la niñez. Las personas que nos han enseñado lapalabra de Dios, desde Jesucristo y sus apóstoles en adelante, hanvivido recta y desinteresadamente, y no han dado motivos para notener fe en su testimonio y consejo. Una manera de decidir sihemos de otorgar nuestra fe a una determinada doctrina, consisteen considerar sus frutos. Si desterramos el materialismo del sen-

tido común y el orgullo, y dedicamos nuestro tiempo a asimilarel alimento proporcionado por la palabra de Dios, tendremos ex-periencia de lo que se ha llamado."frutos del espíritu", y que son:amor, alegría, paz, paciencia, bondad, gentileza, y control de símismo. Nos vemos aquí confrontados con una serie de eleccionesa tomar entre los miembros de la lista anterior y los correspon-dientes miembros de la lista siguiente: odio, tristeza, lucha, im-paciencia, maldad, violencia, y abandono de sí. Que cada cual ha-ga su elección y mantenga su fe de acuerdo con ella.

Quien pueda albergar dudas acerca de si una formacióncientífica es compatible con la actitud aquí recomendada, debierarecordar que Newton, Mendel, Clerk Maxwell y Eddington -pormencionar sólo unos cuantos- fueron todos hombres de éienciaeminentes y también buenos cristianos.

Finalmente, podemos concluir con los pasajes que siguen.En primer lugar, uno de Bertrand Russell:

Hay ciertas cosas que nuestro tiempo necesita ... La raízde la cuestión es una cosa muy simpl.e y muy anticuada,una cosa tan simple que casi me avergüenza mencionadapor miedo a la displicente sonrisa con la que cínicos sa-bios saludarán mis palabras. La cosa a que me refiero -yruego se me excuse por mencionarla- es el amor, el amorcristiano o compasión. Si se experimenta este sentimiento,se tiene un motivo para existir, una razón para ser valeroso,una necesidad imperativa de honestidad intelectual.

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El segundo pasaje es del psicólogo Jung:

Durante los pasados treinta años, gentes de todos los paísescivilizados de la tierra han venido a consultanne ... De en-

tre todos mis pacientes que se hallaban en la segunda mitadde su vida -es decir, que superaban los treinta y cinco años-no ha habido ninguno cuyo problema no se redujera en úl-tima instancia al de hallar una perspectiva religiosa de la vi-da. Innecesario es decir que cada uno de ellos cayó enfer-mo porque había perdido aquello que las religiones vivas decada época han proporcionado a sus seguidores, y ningunode los que realmente sanaron dejó de recuperar su perspec-tiva religiosa.

Por último, la urgencia de una decisión respecto a las cuestionesque hemos venido discutiendo está bien expresada en el siguientesumario de una declaración de los fines de las Memorial Lectures

de A.S. Eddington:

El rápido crecimiento del control del hombre sobre las fuer-zas naturales ofrece perspectivas de realizaciones materia-les que son deslumbrantes; pero a menos que este incesantecontrol de poder material llegue a ser compensado por ungran avance moral y espiritual, amenaza con el catastróficocolapso de la civilización humana. En consecuencia, nuncacomo hasta ahora fue tan urgente la necesidad de una sínte-sis del tipo de comprensión a obtener mediante las diversasvías -científica, fJlosófica y religiosa- de búsqueda de laverdad.

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