churit

2
Dashana Como en otros planetas, los dashana hacen el amor. Pero resucitan. Acarician su piel de amatista, recorren espaldas con el beso de tres labios. Entretejen sus cuerpos cual meteorito apasionado. La dashanita lo aprisiona con hilos de candor. Él, dasha en éxtasis, liba su corazón de fuego. Amantes sin tiempo, dejan que la hoguera los consuma. Regresarán de las cenizas, para amarse con quietud. Mishrita Cuenta una leyenda hindú que cuando vas al campo de los Vedas puedes encontrar flores de tulsi. Si formas con ellas la figura de Shiva, aparece una presencia invisible que se llama Mishrita. Tiene una boca suave que te besa hasta llevarte al éxtasis. Cuando el aire se lleva el último pétalo de tulsi, Mishrita se marcha. Churit Entre los daitia de la antigua India existía una mujer que capturaba a los hombres con el propósito de devorarlos. A pesar de su malicia, gozaba también de gran sensualidad, por

Upload: jorge-sanchez-jinez

Post on 05-Jan-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

micro cuentos eroticos

TRANSCRIPT

Page 1: Churit

Dashana

Como en otros planetas, los dashana hacen el amor. Pero resucitan. Acarician su

piel de amatista, recorren espaldas con el beso de tres labios. Entretejen sus

cuerpos cual meteorito apasionado. La dashanita lo aprisiona con hilos de candor.

Él, dasha en éxtasis, liba su corazón de fuego. Amantes sin tiempo, dejan que la

hoguera los consuma. Regresarán de las cenizas, para amarse con quietud.

Mishrita

Cuenta una leyenda hindú que cuando vas al campo de los Vedas puedes

encontrar flores de tulsi. Si formas con ellas la figura de Shiva, aparece una

presencia invisible que se llama Mishrita. Tiene una boca suave que te besa hasta

llevarte al éxtasis. Cuando el aire se lleva el último pétalo de tulsi, Mishrita se

marcha.

Churit

Entre los daitia de la antigua India existía una mujer que capturaba a los hombres

con el propósito de devorarlos. A pesar de su malicia, gozaba también de gran

sensualidad, por lo que aquellos deseaban entregársele completamente. Ella, sin

embargo, sólo les rasguñaba las mejillas durante una noche. Tan poderosa era su

mano, que el vello se erizaba y los muslos estremecían por sí solos. Churit,

rasguño erótico, anunciaba la muerte de los prisioneros.