chiari

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Malformación de Chiari en adultos Víctor J. Fernández Cornejo Servicio de Neurocirugía. Hospital General Universitario de Alicante El interés por la malformación de Chiari del adulto (MCA) se ha incrementado desde el principio de los años 90. La amplia difusión en el uso de la resonancia nuclear magnética (RNM) ha tenido como consecuencia una mayor detección del descenso patológico de las amígdalas cerebelosas; y el amplio abanico de las manifestaciones clínicas de la MCA se reconoce con más facilidad. A pesar de todo, este síndrome continúa siendo poco reconocido, con un retraso en el diagnóstico de alrededor de 5 años tras la aparición de los síntomas. Definición La malformación de Chiari consiste en un descenso patológico de las amígdalas cerebelosas a través el foramen magno del cráneo. Recordatorio histórico El concepto de esta malformación surgió de los trabajos del patólogo austriaco Hans Chiari (1851-1916) (Fig. 1). A finales del siglo XIX se publicaron sus primeras investigaciones acerca de los cambios del cerebelo en pacientes con hidrocefalia. El primer tipo que describió, que se denominó malformación de Chiari tipo I se caracterizaba por “elongación amigdalar y de las porciones mediales de los lóbulos inferiores del cerebelo a través del foramen magno y que acompañan la médula oblongata por el canal espinal…”. En el tipo II existía desplazamiento de vermis, bulbo y médula oblongata. En 1894 Arnold describió el caso de un niño con espina bífida y descenso de estructuras nerviosas como en el tipo II. En 1907 se describieron cuatro casos más procedentes del laboratorio de Arnold, por lo que se añadió su nombre a la malformación tipo II, acuñando el término ya histórico de malformación de Arnold-Chiari. De todos modos, en la actualidad se prefiere el término malformación de Chiari debido a la mayor contribución que realizó el patólogo austriaco sobre esta entidad. Figura 1. Hans Chiari. Profesor en el Instituto de Patología de Praga. El trabajo por el que fue conocido como Malformación de Chiari se publicó en Deutsche Medizinische Wochenschrift en 1891 y se titulaba “Concerning alterations in the cerebellum resulting from cerebral hydrocephalus” Epidemiología La utilización de la RNM, con su capacidad de visualizar cortes sagitales, ha revolucionado el diagnóstico de la MCA. La incidencia de esta patología en RNM está entre 0.56% y 0.77%, y entre un 15% y un 30% de estos pacientes está asintomático. La ectopia de

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Page 1: chiari

Malformación de Chiari en adultos Víctor J. Fernández Cornejo Servicio de Neurocirugía. Hospital General Universitario de Alicante

El interés por la malformación de Chiari del

adulto (MCA) se ha incrementado desde el

principio de los años 90. La amplia difusión en

el uso de la resonancia nuclear magnética

(RNM) ha tenido como consecuencia una mayor

detección del descenso patológico de las

amígdalas cerebelosas; y el amplio abanico de

las manifestaciones clínicas de la MCA se

reconoce con más facilidad. A pesar de todo,

este síndrome continúa siendo poco reconocido,

con un retraso en el diagnóstico de alrededor de

5 años tras la aparición de los síntomas.

Definición

La malformación de Chiari consiste en

un descenso patológico de las amígdalas

cerebelosas a través el foramen magno del

cráneo.

Recordatorio histórico

El concepto de esta malformación

surgió de los trabajos del patólogo austriaco

Hans Chiari (1851-1916) (Fig. 1). A finales del

siglo XIX se publicaron sus primeras

investigaciones acerca de los cambios del

cerebelo en pacientes con hidrocefalia.

El primer tipo que describió, que se

denominó malformación de Chiari tipo I se

caracterizaba por “elongación amigdalar y de

las porciones mediales de los lóbulos inferiores

del cerebelo a través del foramen magno y que

acompañan la médula oblongata por el canal

espinal…”.

En el tipo II existía desplazamiento de

vermis, bulbo y médula oblongata. En 1894

Arnold describió el caso de un niño con espina

bífida y descenso de estructuras nerviosas como

en el tipo II. En 1907 se describieron cuatro

casos más procedentes del laboratorio de

Arnold, por lo que se añadió su nombre a la

malformación tipo II, acuñando el término ya

histórico de malformación de Arnold-Chiari. De

todos modos, en la actualidad se prefiere el

término malformación de Chiari debido a la

mayor contribución que realizó el patólogo

austriaco sobre esta entidad.

Figura 1. Hans Chiari.

Profesor en el Instituto

de Patología de Praga. El

trabajo por el que fue

conocido como

Malformación de Chiari

se publicó en Deutsche

Medizinische

Wochenschrift en 1891 y

se titulaba “Concerning

alterations in the

cerebellum resulting

from cerebral

hydrocephalus”

Epidemiología

La utilización de la RNM, con su

capacidad de visualizar cortes sagitales, ha

revolucionado el diagnóstico de la MCA. La

incidencia de esta patología en RNM está entre

0.56% y 0.77%, y entre un 15% y un 30% de

estos pacientes está asintomático. La ectopia de

Page 2: chiari

amígdalas también se ha visto en un 0.62% de

autopsias.

Esta patología es más frecuente en

mujeres con una ratio 3:1. La edad de inicio de

los síntomas es de unos 25 años (± 15 años) con

un diagnóstico 5 años después.

Existe una fuerte asociación entre MCA

y siringomielia. Entre un 30%- 50% de Chiari

tipo I y un 45%-90% de Chiari tipo II tienen

siringomielia asociada; y hasta un 70% de

siringomielias tienen asociado un problema de

fosa posterior. El sirinx asociado a MCA es

habitualmente cervical ó cervicotorácico.

Tabla 1: Clasificación de la malformación de Chiari

_______________________________________________ Tipo I Elongación amigdalar y porción medial de

lóbulos inferiores del cerebelo de forma

cónica junto con la médula oblongata hacia

canal espinal

Tipo II Desplazamiento de la parte inferior del

vermis, bulbo y médula oblongata junto con

deformación del IV ventrículo (la mayoría

está asociado con espina bífida)

Tipo III El cerebelo se hernia hacia canal espinal.

Suele ir acompañado de encefalocele sub-

occipital. Incompatible con la vida

Tipo IV Hipoplasia de cerebelo sin herniación

Etiopatología

La malformación de Chiari del adulto es

consecuencia de una desproporción cráneo-

cefálica, dando lugar a ectopia amigdalar. Una

fosa posterior pequeña es un hallazgo común

estos pacientes. Se han publicado casos de

ectopia amigdalar adquirida en pacientes con

una calota muy engrosada y craniosinostosis,

consecuencia de un volumen intracraneal

disminuido. Asimismo, este mismo problema

puede suceder en condiciones en que se

incrementen los contenidos intracraneales,

como en la hidrocefalia ó en las masas

intracerebrales.

Manifestaciones clínicas

Fisiopatología

Existen diferentes mecanismos que

provocan la sintomatología de MCA. Están

relacionados con la compresión directa de tejido

nervioso o al efecto válvula causado en el

foramen magno por unas amígdalas

descendidas.

La compresión directa a nivel del tronco

cerebral más bajo y de la médula produce

sintomatología de bulbo y signos cerebelosos. El

efecto válvula da lugar a una obstrucción

intermitente del flujo de líquido cefalorraquídeo

entre el espacio cerebral y espinal, teniendo

como consecuencia la hipertensión intracraneal

y la siringomielia. Con cada sístole, el volumen

sanguíneo cerebral aumenta, dando lugar a un

incremento del volumen cerebral. En individuos

sanos este incremento se acomoda con el flujo

de LCR desde el compartimento intracraneal al

intraespinal.. En pacientes afectos de MCA, el

descenso amigdalar bloquea este flujo;

produciendo que éstas sean empujadas

caudalmente por el aumento de volumen

cerebral en cada sístole. Este movimiento caudal

actúa como un pistón en el espacio

subaracnoideo alrededor la médula espinal. La

presión periespinal aumenta, empujando el LCR

en los espacios perivasculares de Virchow-

Robin y dan lugar a una eventual siringomielia.

La obstrucción del flujo de LCR por el

efecto valvular parcial y el desplazamiento del

LCR desde los espacios estrechados de la fosa

posterior dan lugar a una menor adaptación

durante los cambios de presión, una complianza

cerebral y de LCR alterada y a una hipertensión

intracraneal. Esto explica la amplia gama de

síntomas en la malformación de Chiari, alguno

de los cuales no concuerda con una compresión

del tronco cerebral más caudal o una

siringomielia, pero se asemejan a los síntomas

de una hipertensión intracraneal idiomática, por

ejemplo, cefaleas occipitales, episodios de dolor

retroocular y fenómenos visuales, síntomas

similares a los de la enfermedad de Menière, y

empeoramiento sintomático con esfuerzos y

maniobras de Valsalva.

Síntomas y Síndromes

Page 3: chiari

Las manifestaciones clínicas de MCA

envuelven varias áreas del sistema nervioso

central, incluyendo el sistema visual, el sistema

neuro-auditivo, los pares craneales bajos, el

cerebelo y sus vías, las vías motoras y

sensitivas, así como otros sistemas. Estos

síntomas han sido agrupados en síndromes.

Adams et al. reconocieron en 1941 cinco

síndromes: síndrome de hipertensión

intracraneal, afectación de pares craneales,

síndrome de compresión bulbar, síndrome

medular y síndrome cerebeloso.

Tabla 2. Síntomas y signos de la Malformación de

Chiari del Adulto (excluyendo los relacionados con

la siringomielia)

Sistema Síntomas Síntomas

subjetivos objetivos

Ocular Amaurosis fugaz Papiledema,

Fotofobia, diplopia, ausencia pulso

dolor retroocular venoso, visión

alt. Campimétrica borrosa, paresia

Auditivo Hipoacusia, Nistagmo, hipo-

vértigo, mareo acusia neurosens.

Bulbo y Disfagia, disartria Ausencia reflejo

pares bajos apnea sueño, nauseoso, paresia

palpitaciones, n. espinal, cuerda

síncope, HTA. vocal o hipogloso

Cerebelo Marcha inestable, Dismetría, ataxia

incoordinación,

temblor.

Sistema Cefalea occipital Analgesia, alt.

sensitivo y retroocular, propioceptiva

cervicalgia, dises-

tesias, acorchami-

ento facial

Sistema Debilidad Debilidad, espas-

motor ticidad, hipereflex

Otros Fatiga crónica,

alt. memoria,

náuseas, vómitos,

incontinencia,

impotencia, etc.

Existen limitaciones para la clasificación

por síndromes. Aunque algunos pacientes

presentan un síndrome en particular, en otros la

sintomatología no encaja con un síndrome en

concreto, sino que se solapan dos o más

síndromes. Es preferible describir los síntomas

según es sistema neurológico,, excluyendo los

casos con siringomielia, que se discuten

separadamente.

La Tabla 2 presenta la mayoría de los

síntomas que se encuentran en MCA. Aparecen

en frecuencia variable y en diferentes

combinaciones según el paciente, lo que explica

la dificultad en el diagnóstico.

Existen algunas características que son

muy típicas de la malformación de Chiari, que

incluyen el empeoramiento de los síntomas

durante el ejercicio y el esfuerzo, la maniobra de

Valsalva, la extensión de cuello y en el período

premenstrual. En el 80% de los casos existe

cefalea que los pacientes describen como opresiva

y occipital e irradia a la región retroocular y a los

hombros. Las alteraciones visuales y auditivas

aparecen en el 75% de los pacientes y los

síntomas bulbares y cerebelosos en el 50%. Los

síntomas relacionados con la vía piramidal y las

vías sensitivas se observan en más de un 50% de

los casos, incluso sin siringomielia.

Los síntomas relacionados con la

siringomielia son una combinación de los que se

deben a una anomalía cerebral y los que se deben

a una compresión de la médula espinal. Existen

dos categorías de síntomas debidos a compresión

medular:

1- Un síndrome causado por la destrucción de la

sustancia gris central, produciendo una alteración

disociada de la sensibilidad (pérdida de la

sensibilidad termoalgésica) y disestesias en

algunos dermatomas. Esto va acompañado de

destrucción de células motoras del asta anterior,

dando lugar a un síndrome de segunda

motoneurona, con debilidad y amiotrofia.

2- Un síndrome de vías largas, con afectación del

tracto corticoespinal, dando lugar a espasticidad;

o de los cordones posteriores, con una pérdida de

la sensibilidad propioceptiva.

Diagnóstico por imagen

Page 4: chiari

El método diagnóstico de elección es

siempre la Resonancia Nuclear Magnética.

Imagen por Resonancia Magnética

Se han definido diversos criterios

radiológicos para diagnosticar la MCA, la

mayoría de los cuales hace referencia a la

cantidad de descenso amigdalar hacia el canal

espinal cervical. La posibilidad de realizar

cortes sagitales permite valorar el grado de

ectopia de las amígdalas cerebelosas.

Muchos autores, incluso antes de la era de la

RNM, definían lo que se consideraba un

descenso amigdalar patológico, con entre 3 y 5

mm. como valor límite. Mikulis et al.

descubrieron que las amígdalas cerebelosas

ascienden con la edad y sugirieron 6 mm. como

diagnóstico en la primera década de la vida,

5 mm. en la segunda y tercera décadas, 4 entre

la cuarta y la octava y 3 mm. en la novena.

Estos límites no son absolutos: algunos

pacientes con un descenso muy significativo

están asintomáticos y otros muy sintomáticos

tienen un descenso mínimo. El rango entre 3 y

5 mm. es un rango bastante sensitivo, pero no

es un valor absoluto. Cuando se tratan

pacientes un descenso en el límite, el cirujano

debe ser muy cauto antes de realizar el

diagnóstico definitivo, a no ser que haya

síntomas muy evidentes. La correlación clínico-

radiológica debe ser la clave del diagnóstico.

Otros hallazgos radiológicos en RNM

son: compresión de los espacios subaracnoideos

en la fosa posterior, amígdalas puntiagudas,

fosa posterior muy pequeña, incremento de la

angulación del tentorio, “kinking” medular,

impresión basilar, etc.

Un estudio completo debería incluir

una RNM cerebral y cervical para descartar

anomalías intracraneales asociadas (p.ej.

tumores o hidrocefalia) que pudieran dar lugar

a descenso amigdalar, así como siringomielia

asociada. Si existe siringomielia, se debería

realizar una RNM con contraste para descartar

neoplasias espinales.

Cine-RNM

La RNM no proporciona unos criterios

estrictos para el diagnóstico del descenso de

amígdalas cerebelosas. Esto ha dado lugar a

investigaciones para evaluar el posible valor

diagnóstico de la cine-RNM de flujo. Algunos

de los hallazgos de esta modalidad han sido el

movimiento sistólico caudal de las amígdalas y

la pérdida de flujo por detrás de las mismas o

por delante del tronco cerebral. A pesar de todo,

esta modalidad de RNM no ha demostrado un

valor diagnóstico mayor.

Fig. 2. Paciente con descenso de amígdalas hasta C1.

Radiografía

Las radiografías cervicales o craneales

son de un valor diagnóstico muy limitado.

Habitualmente presentan unas anomalías óseas

asociadas que están presentes hasta en un 50%

de los casos en pacientes con MCA. Estas

anomalías incluyen la impresión basilar, la

fusión atlanto-occipital, la deformidad de

Klippel-Feil, estenosis congénita de canal,

hemivertebras y os odontoideum, entre otros.

Estas anomalías son importantes de conocer a la

hora de la cirugía.

Page 5: chiari

Fig. 3. Mismo caso que Fig. 2. La paciente presentaba

además disociación sensitiva en miembros superiores

así como una hiperreflexia en miembros inferiores

con marcha torpe.

TAC

El TAC se realiza para obtener ventanas

óseas y poder diagnosticar alguna

malformación asociada.

Mielo-TAC

La RNM ha desplazado definitivamente

esta herramienta diagnóstica. El mielo-TAC

puede diagnosticar el descenso amigdalar y la

compresión de las cisternas de la fosa posterior.

Diagnóstico diferencial

Desde el uso generalizado de la RNM,

se ha hecho posible diagnosticar un número

creciente de casos de MCA. Algunos pacientes

están asintomáticos y otros presentan síntomas

que no son específicos de esta enfermedad. Esto

es un arma de doble filo: pacientes con MCA no

se diagnostican y se etiquetan de otra patología

y, por otro lado, pacientes con un descenso en el

límite de las amígdalas son sometidos a una

descompresión de fosa posterior cuando

realmente sus síntomas están causados por otra

patología. El diagnóstico de MCA debería

realizarse por exclusión. Se deberían descartar

otras patologías con presentación similar antes

de proceder a una descompresión. Algunas de

las entidades con la que realizar el diagnóstico

diferencial son:

• Esclerosis múltiple: a veces se pueden

confundir porque se presentan en los

mismos grupos de edad y sexo y, además

tienen síntomas muy parecidos.

• Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica: El

57% de los pacientes con MCA presentan

fatiga crónica y el 39% presentan pérdida de

memoria (Milhorat et al.). Estas estadísticas

explican el frecuente mal diagnóstico de

pacientes con MCA etiquetados con estas

patologías.

• Alteraciones psicológicas: Los síntomas que

presentan los pacientes con MCA pueden

confundirse con facilidad con patologías

psiquiátricas. De todos modos, los pacientes

con MCA puede presentar paralelamente

alteraciones afectivas debido a la naturaleza

crónica de sus síntomas, el mal control con

la medicación y la actitud escéptica de sus

familiares, amigos y doctores.

• Migraña: Las cefaleas que sufren los

pacientes con MCA se pueden etiquetar

fácilmente de migraña.

• Hipertensión intracraneal benigna (HIB): Estas

dos patologías se pueden solapar. El 6% de

los pacientes con HIB pueden tener las

amígdalas cerebelosas descendidas. Los

modelos experimentales de hipertensión

intracraneal demuestran un descenso

amigdalar secundario. Algunos pacientes

con MCA tienen edema de papila e

hipertensión intracraneal. Los síntomas de

ambas entidades son similares.

• Neoplasias medulares: Como los tumores

medulares pueden presentar siringomielia y

pueden tener síntomas similares, es

necesario tener RNM panmedular con

contraste para descartar esta patología.

Tratamiento recomendado: Indicaciones

El tratamiento de MCA es

mayoritariamente quirúrgico. De todos modos,

no todo descenso amigdalar, siringomielia

asociada a Chiari, o MCA sintomático, necesita

ser intervenido. Hay que tener en cuenta los

Page 6: chiari

siguientes factores para la valoración riesgo-

beneficio del tratamiento:

• Severidad y naturaleza de los síntomas.

• La afectación de la calidad de vida.

• La certeza de que los síntomas referidos por

el paciente se deben al descenso amigdalar.

• Factores psicológicos asociados.

• La presencia de siringomielia sintomática.

• El porcentaje de complicaciones quirúrgicas

del cirujano, y

• Los resultados a largo plazo del tratamiento

quirúrgico del síntoma en concreto que se

está tratando.

La decisión quirúrgica es individualizada,

sobre todo porque los síntomas son muy

subjetivos. Nosotros reservamos la cirugía para

pacientes con síntomas invalidantes que se

deban con cierto grado de seguridad a MCA.

Algunos pacientes con síntomas menores o poco

severos sólo necesitan saber que sus síntomas se

deben a una patología real y que no es peligrosa

o corre peligro su vida.

En MCA asociada a siringomielia se sabe

que la destrucción de tejido medular puede

causar un daño neurológico irreversible. Hay

evidencias recientes que sugieren tratamiento

conservador para casos asintomáticos: ocho de

nueve pacientes de la serie de Nishizawa et al.

permanecían sin síntomas tras 10 años de

seguimiento. La cirugía está indicada en casos

sintomáticos, especialmente si hay deterioro

clínico o el paciente presenta síntomas

invalidantes.

Tratamiento quirúrgico

El objetivo de la cirugía es reestablecer

el flujo normal entre los compartimentos craneal

y espinal a nivel del foramen magno; aunque

también hay neurocirujanos que opinan que el

objetivo es agrandar la fosa posterior.

La craniectomía descompresiva

suboccipital ha sido la técnica de elección

clásica, con numerosas modificaciones.

Técnica quirúrgica

La mejor técnica en nuestra opinión es

la que incluye la craniectomía suboccipital,

laminectomía de C1, apertura de duramadre y

duraplastia. La laminectomía de C2 se reserva

para casos en que el descenso de las amígdalas

llega al espacio C1-C2. Otras variantes incluyen

la incisión de la capa externa de la duramadre,

dejando la interna intacta; la apertura de la

aracnoides, la extirpación de las amígdalas ó la

derivación del IV ventrículo. Para la duraplastia

se han utilizado diferentes materiales, que

incluyen fascia pericraneal autóloga, fascia lata,

pericardio bovino y parches de material

sintético.

Fig. 4. Postoperatorio del caso de Fig. 2. Existe una

neo-cisterna magna detrás de las amígdalas, que

están más redondeadas.

Complicaciones quirúrgicas

• Fístula de LCR. Puede ser fatal si da lugar a

meningitis. Esta complicación podría

evitarse realizando un cierre dural

hermético con buen cierre de la fascia y piel.

Page 7: chiari

Se trata mediante drenaje lumbar y sellado

de la cicatriz si persiste la fístula.

• Pseudomeningocele. Se puede evitar y tratar

como si de una fístula se tratara. Si todos los

métodos fallan, habría que reexplorar la

herida quirúrgica.

• Infarto de tronco cerebral. Puede ocurrir si se

lesiona la arteria vertebral o la PICA. La

arteria vertebral puede lesionarse durante la

disección de C1. La PICA puede tener un

origen extradural, pudiendo ser lesionada

durante la exposición de la duramadre.

También se puede lesionar durante la

disección intradural. Para prevenirlo hay

que evitar una disección agresiva o muy

amplia sobre el arco posterior de C1.

Nosotros también evitamos la disección

intraaracnoidea para reducir el riesgo de

lesión de la PICA. Si se lesiona, habría que

intentar la reparación arterial si es factible.

• Descolgamiento de cerebelo. Se han descrito en

craniectomías muy amplias. Da lugar a

cefaleas intratables y siringomielia

recurrente. El tratamiento es la

craneoplastia suboccipital o la derivación

ventrículo-peritoneal.

Resultados

El éxito de la cirugía es variable y

desciende en pacientes en seguimiento

prolongado. La recurrencia es, en general, más

suave y tolerable que el problema inicial. El

éxito a largo plazo está entre el 50% y 85%, con

los mejores resultados cuando el síntoma

principal es la cefalea o la cervicalgia, seguido

de los síntomas cerebelosos. Los peores

resultados se observan con la disfunción de

pares craneales bajos y con la siringomielia. Los

casos con aracnoiditis importante también se

asocian con malos resultados.

Resumen

La Malformación de Chiari del Adulto

se diagnostica con más frecuencia desde la

aparición de la RNM. El síndrome tiene un

amplio abanico de manifestaciones clínicas,

teniendo como consecuencia el retraso en el

diagnóstico. Algunos pacientes con descenso

amigdalar radiológico están asintomáticos,

mientras que otros pacientes tienen otras

patologías que imitan la presentación clínica de

MCA. El tratamiento está indicado si el paciente

refiere una alteración importante de su calidad

de vida. El tratamiento es quirúrgico y consiste

en la descompresión suboccipital con

numerosas variaciones técnicas. Tiene un índice

de éxito del 50-85%.

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Patronas NJ: Pathobiology of syringomyelia

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cerebellar tonsils. J Neurosurg 80: 3, 1994.

Page 8: chiari

1. La malformación de Chiari del adulto es más

frecuente en hombres que en mujeres.

¿Verdadero.o.Falso?

2. Los síntomas de la malformación de Chiari

del adulto se limitan a un solo síndrome.

¿Verdadero o Falso?

3. La malformación de Chiari del adulto se

puede asociar con siringomielia cervical.

¿Verdadero o Falso? 4. La RNM con contraste no es necesaria en

casos de siringomielia. .

¿Verdadero o Falso?

5. La cefalea está presente en hasta un 80% de

los pacientes con malformación de Chiari del

adulto.

¿Verdadero o Falso?

6. La fístula de LCR es una complicación

potencial de la descompresión quirúrgica

mediante craniectomía suboccipital.

¿Verdadero o Falso?

7. Una desproporción craneocefálica puede

dar lugar a una malformación de Chiari en el

adulto.

¿Verdadero o Falso?

8. Una arteria cerebelosa posteroinferior

extradural aumenta el riesgo de un infarto de

tronco cerebral durante la cirugía de la

malformación de Chiari.

¿Verdadero o Falso?

9. El tratamiento quirúrgico de la

malformación de Chiari del adulto es

estándar y no tiene variantes.

¿Verdadero o Falso?

10. El empeoramiento sintomático con la

maniobra de Valsalva es típica de la

malformación de Chiari del adulto.

¿Verdadero o Falso?