charlie y el optimismo

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“Charlie” y el optimismo Lápices rotos, lápices rotos sangrando, lápices partidos, quebrados por enmascarados (…) Fueron muchas las viñetas y los dibujos difundidos tras el trágico y terrible acontecimiento ocurrido en París, Francia. Tal vez los lápices rotos simbolicen los lazos sociales que mueren en el moderno mundo líquido. Quizá sea más acertado advertir que la libertad de expresión es un derecho susceptible de romperse, frágil como una muñeca de porcelana. Otros dirán que no simbolizan nada y que simplemente condenan la masacre de esos infames y abominables hombres bárbaros que ejecutaron la matanza. Doce muertos y once heridos. Un muerto en la recepción. Un policía ultimado en las afueras del semanario. Diez personas asesinadas a sangre fría en la redacción. Fue el saldo de la primera jornada del ataque terrorista a la revista Charlie Hebdó, el miércoles 7 de junio de 2015, de unos yidahistas en París. La nación del racionalismo de Descartes y Voltaire, del simbolismo adolescente de Rimbaud y Lautréamont, del existencialismo político y comprometido de Sartre, fue sacudida brutalmente y revivió los horrores de las muertes colectivas. Ese acontecimiento también hizo caer en cuenta que no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y que aunque los europeos cuenten con una calidad de vida más digna que la de muchos latinoamericanos, ellos siguen expuestos, pese a la seguridad y la protección de los Estados nacionales, a los asesinatos en masa. Francia es vulnerable y su seguridad fue vulnerada.

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columna de opinión: Charlie Hebdó

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Charlie y el optimismo

Lpices rotos, lpices rotos sangrando, lpices partidos, quebrados por enmascarados () Fueron muchas las vietas y los dibujos difundidos tras el trgico y terrible acontecimiento ocurrido en Pars, Francia. Tal vez los lpices rotos simbolicen los lazos sociales que mueren en el moderno mundo lquido. Quiz sea ms acertado advertir que la libertad de expresin es un derecho susceptible de romperse, frgil como una mueca de porcelana. Otros dirn que no simbolizan nada y que simplemente condenan la masacre de esos infames y abominables hombres brbaros que ejecutaron la matanza. Doce muertos y once heridos. Un muerto en la recepcin. Un polica ultimado en las afueras del semanario. Diez personas asesinadas a sangre fra en la redaccin. Fue el saldo de la primera jornada del ataque terrorista a la revista Charlie Hebd, el mircoles 7 de junio de 2015, de unos yidahistas en Pars.La nacin del racionalismo de Descartes y Voltaire, del simbolismo adolescente de Rimbaud y Lautramont, del existencialismo poltico y comprometido de Sartre, fue sacudida brutalmente y revivi los horrores de las muertes colectivas. Ese acontecimiento tambin hizo caer en cuenta que no vivimos en el mejor de los mundos posibles. Y que aunque los europeos cuenten con una calidad de vida ms digna que la de muchos latinoamericanos, ellos siguen expuestos, pese a la seguridad y la proteccin de los Estados nacionales, a los asesinatos en masa. Francia es vulnerable y su seguridad fue vulnerada.El Cndido de Voltaire simboliza al europeo abocado a todo tipo de experiencias desdichadas desgracias y adversidades, y que pese a la adversidad mantiene un ingenuo optimismo en el porvenir. El terremoto de Lisboa en el siglo XIX puede asemejarse a la masacre de la semana pasada en Charlie Hebd. El terremoto meditico de Charlie Hebd que pone en duda los sistemas de seguridad y la racionalidad de las libertades civiles de Occidente. Gener respaldo de toda la prensa internacional, cientos de columnas de opinin, cubrimiento en vivo de la persecucin de los malhechores, otros tantos aglomerados a las puertas del semanario para conseguir el prximo nmero de la revista, miles tuiteando Je suis Charlie, camisetas con el dichoso eslogan y mercadeo y consumismo frvolo por montones. El terremoto espectacular de Charlie ha levantado ms arena que cualquier tormenta en Irk o en Afgnistan. Intelectuales como Slavoj Zizek o Ulrich Beck [recientemente fallecido], han sealado que el fundamentalismo, o la radicalizacin de posturas religiosas, es consecuencia inevitable de la imposicin violenta del sistema mundo del capital, concomitante con los valores e instituciones occidentales, en medio oriente o en pases del llamado tercer mundo. El derecho a la libertad de expresin, tan en boga en la ilustracin dieciochesca, fue resquebrajado al atentar contra la prensa y el arte en uno de los centros culturales ms importantes del mundo. El suceso ha tenido trascendencia por el ataque indirecto a los medios masivos de comunicacin occidentales. El pnico y el miedo se apoderaron de las salas de prensa. El mismo da del atentado en Francia, en el edificio del prestigioso diario el Pas de Espaa, hubo una falsa alarma por un posible artefacto dentro de una caja de zapatos. Aparece y desaparece el sentimiento de la muerte del alma en la sociedad del riesgo global, cuando extremistas extranjeros, bestias salvajes, penetran en la civilizacin y exigen respeto por sus creencias y convicciones. En el mbito de las ciencias sociales, hay que recordar que Francia dio origen al estructuralismo de Saussure y el funcionalismo de Durkheim, bases del funcionalismo estructural estadounidense. Es decir, la teora de sistemas sociales, de equilibrio y orden y armona, dominante en la sociologa occidental durante buena parte del siglo XX, tiene sin duda races francesas. Los franceses, tan imbuidos del espritu civilizatorio, apostaron por teorizar sobre lo normativo, lo regulativo y lo estructural en un siglo lleno de guerras, masacres, holocaustos y genocidios. Europa ya se ha desangrado en sus entraas, ahora los peligros provienen de afuera, del extranjero. La figura del intruso ya no es la del judo, sino la del musulmn. Lo ocurrido en Charlie Hebd es un atentado a ese equilibrio anhelado, al estado de cosas donde todo marcha bien, donde se vive en paz, donde la violencia del cambio se mantiene aislada y relegada a los pases en desarrollo. Desarrollo que viene ceido a la accin instrumental o al progreso econmico y tecnolgico de un pas, en modo alguno al plano cultural. Ni el Cristianismo es una religin ms desarrollada que la del Islam, ni Gabriel Garca Mrquez mejor que Shakespeare, tampoco el jazz norteamericano es mejor que las sinfonas de Beethoven. En las discusiones de orden cultural, la idea de un progreso histrico lineal ascendente hacia un futuro mejor est completamente descartada. El concepto de desarrollo lo han usado indiscriminadamente economistas y socilogos para descalificar otras culturas y sus correspondientes producciones culturales [de carcter religioso, artstico, filosfico, tnico etc.,].