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Siglo nuevo Sn 41 Centenario de la toma de Torreón Saúl Rosales T odas las acciones populares que bus- can recuperar para el hombre su dig- nidad de ser humano merecen ser rememoradas y celebradas. Así debe ha- cerse con la batalla por Torreón, hazaña que ensangrentó a la Comarca Lagunera entre el 20 de marzo y el 2 de abril de 1914, hace un siglo, centenario memorable. En esa última fecha, Torreón cayó en poder de las fuerzas de Pancho Villa, quien desde Gómez Palacio le informó por telegrama a Venustiano Carranza: “Después de once días de guerra contra las tropas de los traidores, se ha logrado al fin que en estos momentos, al amparo de las sombras de la noche, las dichas tropas huyan de Torreón y nos dejen esta plaza para la causa del pueblo”. La causa por la que peleaba Villa en verdad era la del pueblo, que se había alzado por “pan y democracia”, como lo enunciaba el lema de Francisco I. Made- ro. Contra la vida de hambre y carencias de lo elemental y contra la dictadura cruel y prolongada de Porfirio Díaz, diez mil villistas (cantidad que da Martín Luis Guzmán en Memorias de Pancho Vi- lla), en su inmensa mayoría pobres, ha- bían combatido por tomar Torreón. “La División del Norte (fuerza villista que cohesionó a las diversas huestes po- pulares que participaron en la toma de Torreón) era la forma militar del poder de las masas campesinas […]. Esa fue la potencia irresistible que partiendo de Chihuahua en el mes de marzo de 1914, se abatió sobre Torreón y el 2 de abril quebró la resistencia federal e hizo suya la plaza”, escribe Adolfo Gilly en La re- volución interrumpida. Hasta aquí he mencionado dos li- bros que pueden interesar a quienes quie- ran saber más sobre una de las más im- portantes efemérides de la ciudad de To- rreón (otra es el reparto agrario iniciado y defendido en esta ciudad por Lázaro Cárdenas, en 1936). En el libro de Martín Luis Guzmán, ante la inminencia de la batalla, Pancho Villa recuenta sus fuerzas y reflexiona sobre la importancia de tomar Torreón por su valor como gozne que abriría la puerta a favor de la revolución o a favor de la dictadura: “en Torreón encontrará la muerte el gobierno de los usurpado- res […] la pelea de La Laguna sería de muy grande furor, pues se cifraba en sus resultados la caída de Victoriano Huer- ta o el retroceso de nuestra causa”. Y una vez consumada la victoria el 2 de abril de 1914, Villa justifica la mu- cha importancia que ese objetivo tenía: “eran buenas y grandes las razones para estimar de mucha importancia el desba- rate de la resistencia huertista en La La- guna, con lo cual, hasta donde divisaba mi juicio, acabábamos de hacernos due- ños de todo el norte de la república”. La conquista de «todo el norte» se alcanzó con la conquista de Torreón. Una cronología sucinta de los once días a que se refiere Villa en el libro de Guzmán, la armé siguiendo el ensayo Torreón bajo el fuego revolucionario, de Silvia Castro Zavala, por cierto direc- tora del Museo de la Revolución en la ciudad de las efemérides que rememo- ro y celebro: 20 de marzo de 1914: se sabe en To- rreón que las tropas avanzadas de Villa, llegan a Bermejillo. 22 de marzo: en Torreón se escucha el intercambio de cañonazos que señala el principio del combate por Gómez. 27 de marzo: Villa y sus tropas to- man la estación de Gómez. La batalla se extiende a Torreón. 1 de abril: “El ataque definitivo (es) lanzado por los revolucionarios” a las nueve de la noche. 2 de abril: durante la tarde un terre- gal azota la comarca. A las 10 de la noche, un vecino de Torreón informa a Villa que los federales abandonaron la plaza. 3 de abril: “A las diez de la mañana […] entró a Torreón el general Villa, en- tre la aclamación popular”. En su libro La revolución popular en Durango y La Laguna, Pedro Salmerón Sanginés recuenta las bajas: “los fede- rales tuvieron dos mil 361 muertos, tres mil 257 heridos, y mil 491 prisioneros (la mitad de sus efectivos); y los villistas mil 281 muertos y mil 937 heridos. Con la sangre popular derramada en La Laguna para conseguir la toma de Torreón, se irrigaba la esperanza de una nueva nación en donde las necesidades populares, incluida la democracia, em- pezarán a ser satisfechas. Correo-e: [email protected] La función del reseñista Ismael Lares L a figura del reseñista, dentro de las lides literarias, ocupa un lugar cier- tamente despreciado e irrelevante, pero además, un espacio marginal con respecto a la mera crítica. nuestro mundo La causa por la que peleaba Villa en verdad era la del pueblo, que se había alzado por “pan y democracia”

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Siglo nuevo

Sn • 41

Centenario de la toma de TorreónSaúl Rosales

Todas las acciones populares que bus-can recuperar para el hombre su dig-nidad de ser humano merecen ser

rememoradas y celebradas. Así debe ha-cerse con la batalla por Torreón, hazaña que ensangrentó a la Comarca Lagunera entre el 20 de marzo y el 2 de abril de 1914, hace un siglo, centenario memorable.

En esa última fecha, Torreón cayó en poder de las fuerzas de Pancho Villa, quien desde Gómez Palacio le informó por telegrama a Venustiano Carranza:

“Después de once días de guerra contra las tropas de los traidores, se ha logrado al fi n que en estos momentos, al amparo de las sombras de la noche, las dichas tropas huyan de Torreón y nos dejen esta plaza para la causa del pueblo”.

La causa por la que peleaba Villa en verdad era la del pueblo, que se había alzado por “pan y democracia”, como lo enunciaba el lema de Francisco I. Made-ro. Contra la vida de hambre y carencias de lo elemental y contra la dictadura cruel y prolongada de Porfi rio Díaz, diezmil villistas (cantidad que da Martín Luis Guzmán en Memorias de Pancho Vi-lla), en su inmensa mayoría pobres, ha-bían combatido por tomar Torreón.

“La División del Norte (fuerza villista que cohesionó a las diversas huestes po-pulares que participaron en la toma de Torreón) era la forma militar del poder de las masas campesinas […]. Esa fue la potencia irresistible que partiendo de Chihuahua en el mes de marzo de 1914, se abatió sobre Torreón y el 2 de abril quebró la resistencia federal e hizo suya la plaza”, escribe Adolfo Gilly en La re-volución interrumpida.

Hasta aquí he mencionado dos li-bros que pueden interesar a quienes quie-ran saber más sobre una de las más im-portantes efemérides de la ciudad de To-rreón (otra es el reparto agrario iniciado y defendido en esta ciudad por Lázaro Cárdenas, en 1936).

En el libro de Martín Luis Guzmán, ante la inminencia de la batalla, Pancho Villa recuenta sus fuerzas y refl exiona sobre la importancia de tomar Torreón por su valor como gozne que abriría la puerta a favor de la revolución o a favor de la dictadura: “en Torreón encontrará la muerte el gobierno de los usurpado-res […] la pelea de La Laguna sería de muy grande furor, pues se cifraba en sus resultados la caída de Victoriano Huer-ta o el retroceso de nuestra causa”.

Y una vez consumada la victoria el 2 de abril de 1914, Villa justifi ca la mu-cha importancia que ese objetivo tenía:

“eran buenas y grandes las razones para estimar de mucha importancia el desba-rate de la resistencia huertista en La La-guna, con lo cual, hasta donde divisaba mi juicio, acabábamos de hacernos due-ños de todo el norte de la república”. La conquista de «todo el norte» se alcanzó con la conquista de Torreón.

Una cronología sucinta de los once días a que se refi ere Villa en el libro de

Guzmán, la armé siguiendo el ensayo Torreón bajo el fuego revolucionario, de Silvia Castro Zavala, por cierto direc-tora del Museo de la Revolución en la ciudad de las efemérides que rememo-ro y celebro:

20 de marzo de 1914: se sabe en To-rreón que las tropas avanzadas de Villa, llegan a Bermejillo.

22 de marzo: en Torreón se escucha el intercambio de cañonazos que señala el principio del combate por Gómez.

27 de marzo: Villa y sus tropas to-man la estación de Gómez. La batalla se extiende a Torreón.

1 de abril: “El ataque defi nitivo (es) lanzado por los revolucionarios” a las nueve de la noche.

2 de abril: durante la tarde un terre-gal azota la comarca. A las 10 de la noche, un vecino de Torreón informa a Villa que los federales abandonaron la plaza.

3 de abril: “A las diez de la mañana […] entró a Torreón el general Villa, en-tre la aclamación popular”.

En su libro La revolución popular en Durango y La Laguna, Pedro Salmerón Sanginés recuenta las bajas: “los fede-rales tuvieron dos mil 361 muertos, tres mil 257 heridos, y mil 491 prisioneros (la mitad de sus efectivos); y los villistas mil 281 muertos y mil 937 heridos.

Con la sangre popular derramada en La Laguna para conseguir la toma de Torreón, se irrigaba la esperanza de una nueva nación en donde las necesidades populares, incluida la democracia, em-pezarán a ser satisfechas.Correo-e: [email protected]

La funcióndel reseñistaIsmael Lares

La fi gura del reseñista, dentro de las lides literarias, ocupa un lugar cier-tamente despreciado e irrelevante,

pero además, un espacio marginal con respecto a la mera crítica.

nuestro mundo

La causa por la que peleaba Villa en verdad era la del pueblo, que se había alzado por “pan y democracia”

La causa por la que