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4/Quinto Día Muchas generaciones de estudian- tes que utilizamos alguna vez la Plaza de Deportes para hacer Educación Física, compartimos la experiencia de la aventu- ra adolescente de hacerse una escapadita al “cementerio viejo” solo para contem- plar las figuras graves de sus panteones que parecían mirarnos desde un tiempo sin tiempo para recordarnos, justamente, que aquel era el lugar de la muerte. Un lu- gar silencioso al que uno entraba un poco asustado y rápidamente salía sin tener muy claro qué era lo que había visto y sin la posibilidad de racionalizarlo. Por eso, entrar hoy al Monumento a Perpetuidad y verlo lleno de adolescentes jugando a develar el significado de símbo- los que el visitante desprevenido casi no percibe, habla de un cambio feliz. Y eso no es casual. Ha ocurrido porque es no- toria la existencia de un cambio en la ges- tión de este museo al aire libre y lugar de referencia de la arquitectura funeraria en Latinoamérica. En ese cambio han confluido la deci- sión política del municipio de revitalizarlo buscando formas de valoración social y patrimonial, así como el impulso y com- promiso de tres jóvenes pasantes del Insti- tuto de Formación Docente “Ercilia Guidali de Pisano” que desde el 2006 trabajan allí como guías y han desarrollado una pro- puesta totalmente renovadora para este espacio público. Ellos son Alejandro Mesa, Enrique Montero y Silvia Pérez, quienes han desa- rrollado un trabajo de investigación titulado “¿De qué nos están hablando los símbolos del Cementerio Viejo?”, que esperan poder publicar públicamente como contribución a la difusión del valor patrimonial del Mo- numento a Perpetuidad. Gentilmente han accedido a compartir un adelanto de su investigación con QUINTO DIA, que com- partimos en las páginas siguientes. Cazadores de símbolos El hombre inventó los símbolos para darle un sentido a su propia experiencia. Los cementerios no son la excepción en este mundo cons- truido en base a símbolos. Son y han sido en sí mismos objeto de construcción simbólica. Una joya patrimonial como el Monumento a Perpetuidad ofrece hoy la posibilidad de nuevas lecturas que contemplen esta visión y las visitas se han incrementado notoriamente des- de que el lugar ofrece la posibilidad de descubrir qué nos están diciendo sus símbolos. Desde fines de 2007 los guías del Monumento a Perpetuidad comenza- ron a desarrollar nuevas actividades que apuestan a establecer puentes más sólidos entre esta joya patrimonial sanducera y las instituciones educati- vas. “Descubrimos que existe un gran desconocimiento de algunos sectores de nuestra comunidad respecto a la im- portancia de los bienes patrimoniales, fundado principalmente en asimetrías en cuanto al bagaje cultural - simbóli- co”, explicaron. Su propuesta para revertir esa situa- ción son los denominados “itinerarios didácticos” a partir de la experiencia de “visitas mediadas”. La visita mediada cede ciertos es- pacios de autonomía al usuario, donde el aspecto lúdico será el motor de bús- Por Carol Guilleminot Coello Visitas guiadas y mediadas queda de los contenidos, a diferencia de la visita guiada convencional que in- genuamente confía en una transacción de contenidos culturales sin tener en cuenta el lugar y la mirada del otro. Actualmente, los visitantes de Prima- ria y Secundaria tienen la posibilidad de realizar dos propuestas de visitas me- diadas: “Los cazadores de símbolos” y “Arma tu leyenda”. Durante la vista realizada a efectos de este artículo, pudimos participar en instancias de la propuesta “Los caza- dores de símbolos”, desarrollada con alumnos de un liceo de Young, pudien- do comprobar el interés de los jóvenes y los buenos resultados de esta nove- dosa forma de desarrollar un enfoque didáctico del patrimonio a través de lo lúdico y el descubrimiento.

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4/Quinto Día

Muchas generaciones de estudian-tes que utilizamos alguna vez la Plaza de Deportes para hacer Educación Física, compartimos la experiencia de la aventu-ra adolescente de hacerse una escapadita al “cementerio viejo” solo para contem-plar las figuras graves de sus panteones que parecían mirarnos desde un tiempo sin tiempo para recordarnos, justamente, que aquel era el lugar de la muerte. Un lu-gar silencioso al que uno entraba un poco asustado y rápidamente salía sin tener muy claro qué era lo que había visto y sin la posibilidad de racionalizarlo.

Por eso, entrar hoy al Monumento a Perpetuidad y verlo lleno de adolescentes jugando a develar el significado de símbo-los que el visitante desprevenido casi no percibe, habla de un cambio feliz. Y eso no es casual. Ha ocurrido porque es no-toria la existencia de un cambio en la ges-tión de este museo al aire libre y lugar de referencia de la arquitectura funeraria en Latinoamérica.

En ese cambio han confluido la deci-sión política del municipio de revitalizarlo buscando formas de valoración social y patrimonial, así como el impulso y com-promiso de tres jóvenes pasantes del Insti-tuto de Formación Docente “Ercilia Guidali de Pisano” que desde el 2006 trabajan allí como guías y han desarrollado una pro-puesta totalmente renovadora para este espacio público.

Ellos son Alejandro Mesa, Enrique Montero y Silvia Pérez, quienes han desa-rrollado un trabajo de investigación titulado “¿De qué nos están hablando los símbolos del Cementerio Viejo?”, que esperan poder publicar públicamente como contribución a la difusión del valor patrimonial del Mo-numento a Perpetuidad. Gentilmente han accedido a compartir un adelanto de su investigación con QUINTO DIA, que com-partimos en las páginas siguientes.

Cazadores de símbolosEl hombre inventó los símbolos para darle un sentido a su propia experiencia. Los cementerios no son la excepción en este mundo cons-truido en base a símbolos. Son y han sido en sí mismos objeto de construcción simbólica. Una joya patrimonial como el Monumento a Perpetuidad ofrece hoy la posibilidad de nuevas lecturas que contemplen esta visión y las visitas se han incrementado notoriamente des-de que el lugar ofrece la posibilidad de descubrir qué nos están diciendo sus símbolos.

Desde fines de 2007 los guías del Monumento a Perpetuidad comenza-ron a desarrollar nuevas actividades que apuestan a establecer puentes más sólidos entre esta joya patrimonial sanducera y las instituciones educati-vas. “Descubrimos que existe un gran desconocimiento de algunos sectores de nuestra comunidad respecto a la im-portancia de los bienes patrimoniales, fundado principalmente en asimetrías en cuanto al bagaje cultural - simbóli-co”, explicaron.

Su propuesta para revertir esa situa-ción son los denominados “itinerarios didácticos” a partir de la experiencia de “visitas mediadas”.

La visita mediada cede ciertos es-pacios de autonomía al usuario, donde el aspecto lúdico será el motor de bús-

Por Carol Guilleminot Coello

Visitas guiadas y mediadasqueda de los contenidos, a diferencia de la visita guiada convencional que in-genuamente confía en una transacción de contenidos culturales sin tener en cuenta el lugar y la mirada del otro.

Actualmente, los visitantes de Prima-ria y Secundaria tienen la posibilidad de realizar dos propuestas de visitas me-diadas: “Los cazadores de símbolos” y “Arma tu leyenda”.

Durante la vista realizada a efectos de este artículo, pudimos participar en instancias de la propuesta “Los caza-dores de símbolos”, desarrollada con alumnos de un liceo de Young, pudien-do comprobar el interés de los jóvenes y los buenos resultados de esta nove-dosa forma de desarrollar un enfoque didáctico del patrimonio a través de lo lúdico y el descubrimiento.

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Quinto Día /5

La amapola es una de las flores que más se distingue en el cementerio como ornamento del arte funerario. Se las puede ver en el monumento a los hermanos Fran-cia (1860) o en el monumento a la familia de Miguel Horta (1903), entre otros.

Desde el punto de vista connotativo im-plica “la individualidad, la sensación propia de las personas, que son y se sienten es-peciales y amantes de la vida”. Entonces cuando aparecen representadas cerradas, puede estar significando la ausencia de esa individualidad, un detalle del recono-cimiento de la muerte. Aunque también las amapolas, conocidas como bellotas ador-mideras pueden ser identificadas con el sueño; este simbolismo se deduce a partir

de que de ellas derivan los opiáceos, tales como la morfina y la heroína. Inclu-so antes de los avances en la bioquímica y el campo científico las adormideras se empleaban en infusio-nes a efectos de conciliar el sueño.

Ampliando el campo interpretativo encontra-mos que las amapolas “estaban consagradas a la diosa griega Deméter que representaba a la tie-rra fecunda y que junto a su hija Perséfone eran responsables del renacer de la vegetación después del invierno. Su culto se

Se hallan también en el Monumento a Perpetuidad, representadas en algu-nas obras escultóricas, las virtudes car-dinales y teologales. ¿A qué refieren? En principio virtud desde el punto de vista cristiano “es una disposición ha-bitual y firme para hacer el bien”.

Las que pueden apreciarse son: la fe (fioes), la esperanza (spes), la caridad (charitas) y la templanza en el caso del monumento de Eusebio Francia; para el de Manuel Stirling (1898) se repiten las tres primeras y se agrega la pruden-cia (pruentia); en la de Felipe Argentó (año 1865) encontramos dos, la fe y la esperanza.

Las virtudes teologales “son las que tienen como origen, motivo y ob-jeto inmediato a Dios mismo”. La fe representada con la cruz, “es la virtud teologal por la que creemos en Dios”. La esperanza representada por el an-cla “es la virtud teologal por la que de-seamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad” Ancla que también ha sido utilizada en forma de cruz ¿Por qué un objeto así podría adquirir tanta relevancia simbólica? Quizá tenga que ver con esa capacidad que tuvo el cristianismo para camuflar

Las flores y plantas más “perennes” del cementerio

Símbolos cristianos

sus ideas. Elementos como éste, serán componentes integrales de las leyen-das alusivas del fervor y del martirio en los creyentes. Acrecentarán el valor de la iconografía que es utilizada por los cristianos para difundir sus creencias. “Ancla o áncora: Para el cristianismo primitivo es el símbolo de la salvación y de la esperanza. El Nuevo Testamento se refiere a Cristo como ‘un ancla en el mar de la vida’”

y variabilidad”. ¿Tendrá esto relación con la personalidad de Luis? Por otra parte, dado “el aspecto solar y el color, así como por su heliotropismo, es evidente símbolo solar y de la majestad en diversas cultu-ras. En el cristianismo ha simbolizado el amor de Dios, el alma, el pensamiento constantemente vuelto hacia la contem-plación de Dios y, en ese mismo sentido, la oración; en parte dicho simbolismo es bastante reciente ya que la planta era de origen americano y fue traída a Europa por Hernán Cortés.”

El roble es un árbol que también tiene su expresión funeraria. Puede apreciarse de dos maneras: una como tronco y otra a través de sus hojas y frutos (bellotas). Ha de verse en los monumentos del capi-tán Eusebio Francia, “los Caídos del Que-bracho” (año de construcción 1897) y “A los Servidores de la Patria” (1897). Lo que hilvana a estas tres construcciones es la actividad militar. Precisamente, el roble simboliza el valor militar.

celebraba en la ciudad de Eleusis, dando lugar a los misterios eleusinos. Las ama-polas están relacionadas, por lo tanto, a la fertilidad y la regeneración. Por otro lado, en Extremo Oriente se las vincula con el sueño eterno de la muerte.”

El girasol solamente aparece represen-tado en la tumba - monumento de Luis Ga-lán y Rocha. Una de las interpretaciones del sentido de esa flor es que expresa “la alegría infantil, espontaneidad, inmadurez

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6/Quinto Día

Entre la fauna perpetuada en mármol del cementerio, hallamos la serpiente o víbora en el conocido monumento de Miguel Horta, obra del escultor genovés Santo Saccomanno.

En el Génesis bíblico este animal es tomado como signo de maldad, ya que es la serpiente la que tienta a Eva a comer del fruto prohibido. A través de “los modernos estudios bíblicos y arqueológicos sabemos que la serpiente, en aquella época, era el símbolo de la religión cananea, que los israelitas encontraron al entrar en la Tierra Prometida (...) los pueblos antiguos veían en ella tres cualidades”. “Primero, la serpiente tenía fama de otorgar la inmortalidad, ya que el hecho de cambiar constantemente de piel parecía garantizarle el perpetuo rejuvenecimiento. Segun-do, garantizaba la fecundidad, ya que vive arrastrándose sobre la tierra, que para los orientales representaba a la diosa Madre, fecunda y dadora de vida. Y tercero, transmitía sabiduría, pues la falta de párpados en sus ojos y su vista penetrante hacían de ella el prototipo de la sabiduría y las ciencias ocultas. Por eso el Génesis la presenta como ‘el más astuto de todos los animales del campo’.

Ahora bien, la serpiente a la que hacemos referencia es un Ouroboros (una víbora que se come su propia cola). Esta sim-bología apunta a designar el principio y el fin como entidades contrapuestas, pero que convergen en un mismo espacio. La contradicción incesante entre la vida y la muerte que completan un círculo de realimentación, un eterno retorno.

Por otra parte, es importante destacar que gran parte de la expresión funeraria del Monumento a Perpetuidad tiene una se-gunda intención o connotación simbólica.

Un ejemplo lo bastante arquetípico para entender esto es la

obra dedicada a la familia de Miguel Horta, de la cual mucho se ha expresado en la tradición oral, sobre todo en relación a la escultura de la dama y la serpiente allí representadas. En el re-lato converge una víbora ponzoñosa y una dama desprevenida amante de las flores (amapolas). En Paysandú esta historia ha sido objeto de comentarios de toda naturaleza y con el paso del tiempo ha cobrado una fuerza inaudita, que ha llevado a un gran número de habitantes a referirse a ella como si se tratase de un suceso verídico. Sin embargo, cuando vemos la misma representación en otro cementerio del mundo, dudamos de la veracidad del hecho. Se nos pre-senta entonces una leyenda. Pero dejemos la leyenda de lado y contemplemos la obra como un entramado de símbolos.

“Ya se dijo anteriormente que las amapolas podrían interpretarse como signos de individua-lidad; y que cerradas serían la pérdida de esa individualidad, incluso puede haber otras inter-pretaciones rondando, mucho más ajustadas a las particularidades simbólicas que sugerían estos artistas - escultores de mediados de si-

Las “mascotas” del Monumento a Perpetuidad

glo XIX, como la de esta flor identificada con el sueño, retoman-do la tradición oriental del símbolo. La conjunción de estos dos símbolos de diferente significado estaría expresando entonces en sentido completo: la muerte como el sueño eterno”, explican los pasantes en su trabajo.

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Quinto Día /7

Las “mascotas” del Monumento a Perpetuidad

La presencia del tiempo que devora la vida también está en el Monumento a Perpetuidad. El reloj de arena, o reloj de arena alado, puede verse en algunos monumentos.

“El reloj de arena es un símbolo de antigua data y de remo-to uso; su significado radica en el concepto de tiempo, des-tacando la fragilidad y la poca duración de éste. Su inicio se encuentra en la mitología griega, la cual atribuía el control del tiempo al dios Crono,s dios sumamente cruel y despiadado. De ahí la concepción del paso del tiempo irremediablemente y sin piedad para nadie”

La razón de lo frecuente que es este símbolo en el antiguo cementerio, está relacionada con esa nueva percepción que van adquiriendo los hombres respecto al tiempo. En una sociedad que cada vez más se irá codeando con el ideal de modernidad (progresismo), el tiempo comenzará a materializarse y a enten-derse como una medida de ajuste social.

El epitafio del monumento de Santiago Lasarga, obra en la cual se hace presente el reloj de arena alado dice textualmen-te: “Aquí descansa en paz don Santiago Lasarga, que falleció el 15 de abril de 1858. A la edad de 51 años menos 5 días. Fue padre virtuoso, y fiel esposo, en gratitud su esposa e hijos le dedican este Monumento a su memoria. R.E.P”

Contabilizar, en un epitafio, los días que le faltaron a San-tiago Lasarga para llegar a los 51 años de edad es un dato más

La representación del Ojo de Dios es visible en la corona del ángel ubicado en las escalinatas de acceso al santuario de la familia Stirling - Argois. Como símbolo puede encerrar un signi-ficado muy variado, debido a los diferentes contextos históricos y socioculturales en los que fue empleado. Una fuente de refe-rencia está dada por los egipcios representando el Ojo de Horus o Udyat “el que está completo”.

“El símbolo del ojo del dios Horus, destruido por el malvado Seth, máximo causante de las dolencias humanas, que tenía aus-piciosas propiedades curativas, evolucionó de forma compleja y muy probablemente haya dado nacimiento al signo romano que representaba a Júpiter.”

Posteriormente fue usado por los cristianos, que incorpora-ron el uso del triángulo equilátero “considerado el símbolo de la Santísima Trinidad: Tres lados iguales unidos (Padre, Hijo y Es-píritu Santo) abarcando la unidad, es decir, la divinidad. (…) Re-presentaría la visión omnisciente de Dios tal como se expresa en el Salmo 33.18: “‘He aquí el ojo de Dios sobre los que le temen.

que interesante, pues nos está diciendo cuán valorado (en términos cuantificables) podía ser el tiempo, en relación a la vida de esa persona.

Independientemente de este caso particular, con una so-ciedad moderna en desarrollo, se hará mucho más evidente ese propósito burgués de cuantificar el tiempo, en pro de la eficiencia. Pero subyacentemente, generará una preocupación psicológica, en lo colectivo, por esa hora final.

El ojo de Dios

Sobre los que esperan en su misericordia.’” En los umbrales de la época contemporánea aparece la ma-

sonería moderna o “especulativa”, la cual adoptó el símbolo del ojo de Dios, otorgándole un nuevo significado. Expresando que el signo “se coloca detrás del Trono del Venerable Maestro sobre su cabeza” (…) que “representa la presencia física del Gran Ar-quitecto del Universo que todo lo ve y escruta, y sugiere también el uso de una tercera visión, la espiritual”. “Por lo que se refiere al triángulo, es una reducción de la pirámide celestial, el ‘triángulo luminoso’ de los orígenes del mundo.”

Según la interpretación realizada por los responsables del tra-bajo al que refiere este artículo, el ojo de Dios, en el monumento de Stirling- Argois, construido en 1898, puede estar correspon-diéndose con la evocación cristiana del símbolo, relacionada con el poder “omnisciente” que se hace presente en el arcángel Uriel, cuyo nombre significa “rostro de Dios”.

Sin embargo, no es en el único lugar en donde se aprecia el ojo de Dios. Lo podemos hallar también en el monumento de-dicado al capitán Eusebio Francia (construido en 1894), apenas visible en la corona de la santa que representa la virtud teologal de la fe. Aparece el símbolo, esta vez sin el triángulo, con rayos luminosos que emanan hacia los bordes de la corona ¿Qué sig-nificación ha de tener?...

“Tempus fugit”