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VICARÌA EPISCOPAL DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE AGUASCALIENTES · MARZO 2020

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

Presentación

Catequésis Litúrgica

Sentido del día: Domingo de Ramos

Lectio divina del Domingo de Ramos

Sentido del día: Jueves Santo

Bendición de los alimentos para Jueves Santo

Via crucis

Rosario del Pésame a la Virgen María

Sentido del día: Viernes Santo

Sentido del día: Sábado Santo

Lucernario familiar

Sentido del día: Domingo de Pascua

Lectio divina del Domingo de Resurrección

Oración del Papa Francisco

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ÍNDICEgencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

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Estimados hermanos y hermanas: Reciban nuestro más cordial saludo y nuestro más profundo deseo de que se encuentren bien, tanto física, como espiritualmente.Como decía en un tema para los sacerdotes, para la reflexión del martes 24 del mes de marzo: “El día 26 de febrero, comenzába-mos el tiempo de cuaresma, parecía que sería como las demás: tiempo de conversión y penitencia, con las prácticas tradicionales de la limosna, del ayuno, de los sacrificios… todo parecía igual a las otras. Pero de pronto, como un fantasma, se presentó una situación a nivel mundial, esta pandemia que nos ha traído tan inseguros, y pone en evidencia nuestra vulnerabilidad, nuestra pequeñez y nuestra incapacidad para responder a sucesos que desconciertan, al menos por momentos al hombre adelantado y dominador del mundo” (Tomado del artículo “Una Iglesia solida-ria).

Conscientes de que esta Semana Santa, muy probablemente no puedan asistir a los oficios, algunos miembros de nuestra familia, la Vicaría de Pastoral de Aguascalientes, pone en sus manos estos subsidios para seguir alimentando nuestra fe, más en esta hora en la que volvemos la cara a Dios, de una manera particular para que aleje de nosotros este mal que está siendo un flagelo silencioso para todos. Ciertamente, la Iglesia y en concreto la Diócesis, a través de los sacerdotes y los agentes laicos de pastoral, se hace presente en su casa para meditar en la Pasión de Nues-tro Señor Jesucristo.

Los subsidios que tienen en sus manos, nos brindan la oportunidad de meditar en los misterios “de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con la entrada de Jesús en Jerusalén” (Misal Romano, exhortación para la participación en el domingo de Ramos).

PRESENTACIÓN

Sabemos muy bien que nos gustaría participar presencialmente en las distintas celebraciones y actos de piedad; sin embargo, nuestro deseo es que, en este momento tan particular que vivimos, nuestra fe no desfallezca, sino al contrario, salga robustecida cuando termi-ne esta pandemia que pone en evidencia nuestra fragilidad.

En las páginas de este folleto encontrarán una catequesis sobre la participación en la Eucaristía, clarificando algunas confusiones y dudas para este momento, etc., Lectio divina para el domingo de Ramos, el Sentido del triduo Sacro, un viacrucis, Rosario del Pésame, etc.

Ojalá que estos materiales sirvan para unirnos en oración con toda la Iglesia, sabiendo que es un modo extraordinario, pidiendo al mismo tiempo al Señor de la Vida, nos conceda pronto la participa-ción plena en las celebraciones litúrgicas y actividades de la pasto-ral ordinaria de nuestras comunidades.

Que la Virgen María, que estuvo junto a la cruz de Jesús, nos alcan-ce de su Hijo amado, la gracia de permanecer fieles a Él, especial-mente en los momentos de sufrimiento y de prueba.

Vicaría de Pastoral de la Diócesis de Aguascalientes

Marzo 2020

gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

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gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

DOMINGO DE RAMOS

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

07 08

gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

11 12

gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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CATEQUÉSIS LITÚRGICA

¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente?

En este tiempo de contingencia que estamos viviendo a causa de la propagación del Coronavirus, declarado ya como una pandemia por la OMS, una de las preguntas más comunes que nos hacemos es “si la Misa vale igual cuando la escuchamos por Televisión o por alguna plataforma digital o por las redes sociales” o, mejor dicho, si es suficiente esta participación virtual para satisfacer el precepto dominical.

La respuesta necesita, al menos, dos planteamientos generales: uno desde el aspecto litúrgico-celebrativo y otro desde la perspectiva moral.

1. Según la liturgia cristiana, el culto rendido a Dios es principal-mente comunitario (liturgia=culto del pueblo) el cual enriquece la participación personal. Siempre es así la Misa: toda la Asamblea participa (no asiste simplemente) a la Celebración Eucarística presi-dida por el sacerdote y, junto a él, ejercita el sacerdocio común, uniendo la ofrenda de sí a la de Cristo hecha una vez y para siempre. Lo podemos expresar con palabras más sencillas: No es lo mismo sólo ver el banquete que comer de él.

2. Como consecuencia, he aquí el aspecto moral, el precepto festivo de la misa no puede ser satisfecho más que con la participa-ción personal en la Eucaristía dominical. Además de esto, se tiene en cuenta el otro principio moral que nos advierte que ninguno está obligado a cumplir actos “imposibles”.

Por eso, quienes por serios o graves motivos están impedidos o imposibilitados, no están sujetos a cumplir con el precepto: es lo que precisamente estamos viviendo en estos días de contingencia sanitaria. Obedeciendo a lo recomendado por las autoridades, y debido a la seriedad del problema que puede poner en riesgo la integridad física de muchos, existe una dispensa del precepto domi-nical.

Hechas estas premisas, se vuelve clara la respuesta a la pregunta que nos hacíamos al inicio: no se satisface nunca el precepto escuchando o mirando la transmisión radiofónica o televisiva de la Misa. Pero hemos de afirmar que en este particular caso de emer-

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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gencia sanitaria que estamos viviendo los fieles, por motivos de riesgo directo, no están sujetos al precepto.

Queda, sin embargo, por considerar la ayuda y el significado espiritual que la transmisión de la Misa por distintos medios virtuales puede dar a las personas que no pueden participar personalmente en la celebración dominical.

Son clarificadoras las palabras que en varios documentos de algunas Conferencias Episcopales (Italia, España) han expresado a este respecto. Evoco aquí algunos pasajes:

“La misa en TV debe ser vivida con devoción por parte del enfermo, el anciano, o quien se encuentre en la imposibilidad de asistir perso-nalmente a la iglesia”

Y, precisamente a estos últimos tiempos de emergencia sanitaria, la televisión, las redes sociales y otros medios pueden ofrecer un servicio espiritualmente bastante útil. Más aún, es sobre todo en estos momentos que será necesario pensar en la transmisión de esas misas, en la homilía, en las intenciones de la oración universal.

Sin embargo, es evidente que una misa en televisión, en radio o en redes sociales, de ninguna manera sustituye la participación directa y personal a la asamblea eucarística. Tiene sus aspectos positivos: la palabra de Dios es proclamada y comentada “en directo”, y puede suscitar a la oración; el enfermo, el anciano o quienes se encuentran impedidos, pueden unirse espiritualmente a la comuni-dad que en ese mismo momento celebra el sacrificio eucarístico; la oración universal deberá abarcar a las personas que se encuentran impedidas físicamente de participar.

Falta ciertamente la presencia física, pero la imposibilidad de llevar una ofrenda al altar no excluye la de hacer de la propia vida (enfer-medad, debilidad, prevención, esperanzas, temores) una ofrenda para unirla a Cristo.

Por la naturaleza y las exigencias del acto sacramental, no es posible equiparar la participación directa y real en la Misa, a la mediática y virtual, a través de instrumentos de la comunicación social. Pero sí representa una forma bastante buena de ayudar en la oración, sobre todo en este tiempo difícil en que permanecere-mos en casa para evitar la propagación de esta pandemia.

Resalto el punto referente a que es posible unirse espiritualmente a una Celebración Eucarística en el momento en que ésta se lleva a cabo en un lugar sagrado, sería absurdo que por la facilidad de las redes sociales estemos escuchando la Misa en horarios diferido o escogiendo en los archivos virtuales “cuál Misa es mas de mi agrado”. Debe evitarse cualquier equiparación con la celebración presencial de la Eucaristía.

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LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

JUEVES SANTO

TRIDUO PASCUAL

El Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del año litúrgico. Comprende los tres días desde las Vísperas del Jueves Santo hasta las II Vísperas del Domingo de Resurrección. Práctica-mente, ya es tiempo de Pascua, aunque tiene una consideración especial.

SENTIDO LITÚRGICO DEL JUEVES SANTO

• Jueves Santo en la Cena del Señor.

• La Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos en Jueves Santo es la fiesta de la Eucaristía, el primer sacrificio eucarístico en que recordar-nos su institución.

• El Pórtico del Triduo Pascual La misa vespertina de hoy (jueves) tiene que ser presentada y ambientada, antes que nada, como introducción a la celebración de la Pascua anual. El Triduo del Señor muerto, sepultado y resucitado.

• La Misa vespertina de Jueves Santo es una Eucaristía festiva, pero no tan solemne como lo será la de Pascua. Es el pórtico del Triduo y debe celebrarse como tal, como una iniciación. Es también la fiesta del sacer-docio, de todos los sacerdotes. Después de la Comunión, la Sagrada Reserva es llevada en procesión solemne hacia un lugar donde se hace oración durante la noche. Luego se desnuda el altar, significa el anona-damiento de Cristo en favor nuestro, mientras se escucha el relato de cuando Jesús ora en el huerto de los Olivos.

JUEVES SANTO

Este día debemos exaltar el sentido del compartir y de la caridad. Es por eso que sugerimos que esta breve celebración se haga en el contexto de una cena donde la familia nuclear esta reunida, es decir, es la bendición de la Mesa. .

Elementos que se deben preparar: • Biblia o Misal del mes• Un solo pan (bolillos, sema o baguette) que pueda ser partido y distribuido para todos los presentes.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Reunidos en torno a la mesa del comedor, se dispone todo como para una cena, en el centro de la mesa se encuentra el pan o los panes que se han de repartir con la familia. En una mesa junto al jefe familia el recipiente del agua bendita y el libro de la Sagrada Escritura. La cena no se sirve sino hastan que haya terminado la bendición.

Todos de pie.Quien dirige la oración dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu SantoTodos: Amén

Enseguida el más pequeño de la casa pregunta:

Niño: ¿Qué celebramos hoy y por qué estamos reunidos?Papá: Porque en una noche como esta Jesús quiso quedarse con noso-tros en la Eucaristía, nos dejó el regalo de los sacerdotes y nos mandó que nos amaramos los unos a los otros, como él nos amó. Nosotros queremos agradecer a Dios este regalo reunidos como familia; y pedirle que nos siga asistiendo ante esta situación que vivimos.

Juntos proclaman el siguiente Himno.

Todos:

En la Cena del Cordero y habiendo ya cenado, acabada la figura, comenzó lo figurado. Por mostrar Dios a los suyos cómo está de amor llagado, todas las mercedes juntas en una las ha cifrado.

Pan y vino material en sus manos ha tomado y, en lugar de pan y vino, cuerpo y sangre les ha dado

Si un bocado nos dio muerte, la vida se da en bocado; si el pecado dio el veneno, el remedio Dios lo ha dado.

Haga fiesta el cielo y tierra y alégrese lo criado, pues Dios, no cabiendo en ello, en mi alma se ha encerrado. Amén.

Sentados

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS.

Uno de los miembros de la familia junto a la mesa que se ha dispuesto para la Biblia proclama el siguiente texto.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios.

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él". Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.Todos: Te alabamos Señor.

Todos de pie.La mamá dirige con mucha devoción la siguiente oración.

BENDICIÓN DE LOS ALIMENTOS

Te damos las gracias, Padre santo, de modo muy especial, por habernos dado como hermano y amigo a Jesús de Nazaret, que nos ha servido de guía para llegar a ti y conocerte mejor.

Sabemos, Señor, que esto no es propiamente un altar desde el que estuviéramos ofreciéndote el sacrificio único de tu Hijo.

Ha sido Jesús, tu hijo, quien nos ha congregado alrededor de esta mesa, como familia, para que celebremos una comida de hermanos y recorde-mos así el deber de compartir en este tiempo de prueba.

Vivir conscientemente la eucaristía nos compromete, porque ahora nos toca imitar a Jesús y poner al servicio de los demás todo lo que somos.

Pero es lo que queremos: ser fermentos de buena voluntad y buen hacer para que todos los seres humanos nos sintamos amigos y hermanos.Te agradecemos, Dios santo, la presencia de Jesús en medio de nosotros.Eso creemos, porque es sencillamente lo que nos prometió tu hijo, siem-pre que estuviéramos como ahora reunidos en su nombre.Invocamos tu bendición sobre éste pan que compartimos, Señor que siempre seamos agradecidos por todo lo que nos das, y que sepamos compartir con los que menos tienen. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:Amén.Todos juntos rezan la oración del Señor:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

Entonces se sirve la cena, repartiendo primero el pan sobre el que se invocó la bendición y todos conviven como familia.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Todos:DIOS nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos responden: Amén

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LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

TRIDUO PASCUAL

El Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del año litúrgico. Comprende los tres días desde las Vísperas del Jueves Santo hasta las II Vísperas del Domingo de Resurrección. Práctica-mente, ya es tiempo de Pascua, aunque tiene una consideración especial.

SENTIDO LITÚRGICO DEL JUEVES SANTO

• Jueves Santo en la Cena del Señor.

• La Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos en Jueves Santo es la fiesta de la Eucaristía, el primer sacrificio eucarístico en que recordar-nos su institución.

• El Pórtico del Triduo Pascual La misa vespertina de hoy (jueves) tiene que ser presentada y ambientada, antes que nada, como introducción a la celebración de la Pascua anual. El Triduo del Señor muerto, sepultado y resucitado.

• La Misa vespertina de Jueves Santo es una Eucaristía festiva, pero no tan solemne como lo será la de Pascua. Es el pórtico del Triduo y debe celebrarse como tal, como una iniciación. Es también la fiesta del sacer-docio, de todos los sacerdotes. Después de la Comunión, la Sagrada Reserva es llevada en procesión solemne hacia un lugar donde se hace oración durante la noche. Luego se desnuda el altar, significa el anona-damiento de Cristo en favor nuestro, mientras se escucha el relato de cuando Jesús ora en el huerto de los Olivos.

JUEVES SANTO

Este día debemos exaltar el sentido del compartir y de la caridad. Es por eso que sugerimos que esta breve celebración se haga en el contexto de una cena donde la familia nuclear esta reunida, es decir, es la bendición de la Mesa. .

Elementos que se deben preparar: • Biblia o Misal del mes• Un solo pan (bolillos, sema o baguette) que pueda ser partido y distribuido para todos los presentes.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Reunidos en torno a la mesa del comedor, se dispone todo como para una cena, en el centro de la mesa se encuentra el pan o los panes que se han de repartir con la familia. En una mesa junto al jefe familia el recipiente del agua bendita y el libro de la Sagrada Escritura. La cena no se sirve sino hastan que haya terminado la bendición.

Todos de pie.Quien dirige la oración dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu SantoTodos: Amén

Enseguida el más pequeño de la casa pregunta:

Niño: ¿Qué celebramos hoy y por qué estamos reunidos?Papá: Porque en una noche como esta Jesús quiso quedarse con noso-tros en la Eucaristía, nos dejó el regalo de los sacerdotes y nos mandó que nos amaramos los unos a los otros, como él nos amó. Nosotros queremos agradecer a Dios este regalo reunidos como familia; y pedirle que nos siga asistiendo ante esta situación que vivimos.

Juntos proclaman el siguiente Himno.

Todos:

En la Cena del Cordero y habiendo ya cenado, acabada la figura, comenzó lo figurado. Por mostrar Dios a los suyos cómo está de amor llagado, todas las mercedes juntas en una las ha cifrado.

Pan y vino material en sus manos ha tomado y, en lugar de pan y vino, cuerpo y sangre les ha dado

Si un bocado nos dio muerte, la vida se da en bocado; si el pecado dio el veneno, el remedio Dios lo ha dado.

Haga fiesta el cielo y tierra y alégrese lo criado, pues Dios, no cabiendo en ello, en mi alma se ha encerrado. Amén.

Sentados

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS.

Uno de los miembros de la familia junto a la mesa que se ha dispuesto para la Biblia proclama el siguiente texto.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios.

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él". Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.Todos: Te alabamos Señor.

Todos de pie.La mamá dirige con mucha devoción la siguiente oración.

BENDICIÓN DE LOS ALIMENTOS

Te damos las gracias, Padre santo, de modo muy especial, por habernos dado como hermano y amigo a Jesús de Nazaret, que nos ha servido de guía para llegar a ti y conocerte mejor.

Sabemos, Señor, que esto no es propiamente un altar desde el que estuviéramos ofreciéndote el sacrificio único de tu Hijo.

Ha sido Jesús, tu hijo, quien nos ha congregado alrededor de esta mesa, como familia, para que celebremos una comida de hermanos y recorde-mos así el deber de compartir en este tiempo de prueba.

Vivir conscientemente la eucaristía nos compromete, porque ahora nos toca imitar a Jesús y poner al servicio de los demás todo lo que somos.

Pero es lo que queremos: ser fermentos de buena voluntad y buen hacer para que todos los seres humanos nos sintamos amigos y hermanos.Te agradecemos, Dios santo, la presencia de Jesús en medio de nosotros.Eso creemos, porque es sencillamente lo que nos prometió tu hijo, siem-pre que estuviéramos como ahora reunidos en su nombre.Invocamos tu bendición sobre éste pan que compartimos, Señor que siempre seamos agradecidos por todo lo que nos das, y que sepamos compartir con los que menos tienen. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:Amén.Todos juntos rezan la oración del Señor:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

Entonces se sirve la cena, repartiendo primero el pan sobre el que se invocó la bendición y todos conviven como familia.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Todos:DIOS nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos responden: Amén

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LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO DE RAMOS

Mt 26,14-27,66

LECTURA

Es un pasaje largo, intenso, profundo que puede tocar la intimidad de nuestro hogar y de nuestro corazón; es un pasaje que se desarrolla en distintos lugares y en donde se conjugan diversos personajes con distintos sentimientos con respecto a Jesús. En definitiva: un texto único, que no sólo se ha de leer sino también vivir. Mateo escribe a una comunidad judeocristiana que tiene presente la Escritura con la cual ilumina la vida de Jesús y su propia vida. Destacamos tres conjuntos de pasajes disper-sos que se agrupan en sendos temas:

(Conviene leer con calma los siguientes versículos)

1. Jesús es despreciado, Él que viene a mostrarnos el amor de Dios:“Entonces, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ‘¿Qué me dan si se los entrego?’ Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata” (26,14-15) “El traidor les había dado esta señal: ‘Al que yo bese, ése es; préndanlo’. Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: ‘Maestro’. Y lo besó” (26,48-49).“Pedro respondió: ‘Aunque todos te fallen, yo no fallaré”. Jesús le dijo: “Te aseguro que esta noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tres veces’. Pedro le replicó: ‘Aunque tenga que morir contigo, yo nunca te negaré’” (26,33-35). “Entonces él se puso a echar imprecacio-nes y a jurar: ‘¡No conozco a ese hombre!’ Inmediatamente cantó un gallo… y acordándose de lo que le había dicho Jesús, salió de allí y lloró amargamente” (26, 74-76).

2. Jesús, que viene a Juzgar con misericordia es juzgado injustamente:“Luego se dirigió a la gente y les dijo: ‘Han salido a prenderme con espa-das y palos como si fuera un bandido. Todos los días he estado enseñan-do en el templo y no me apresaron. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que escribieron los profetas” (26, 55-56).“Los jefes de los sacerdotes y el sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para condenarlo a muerte. Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos testigos falsos” (26,59-60).

3. Jesús, el Salvador, es condenado:“Entonces Pilato les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, se lo entregó para que fuera crucificado” (27,26) “Los solda-dos… los desnudaron, le echaron encima un manto color púrpura, trenza-

ron una corona de espinas y se le pusieron en la cabeza, y una caña en la mano derecha…, le escupían, le quitaban la caña y con ella le golpea-ban la cabeza. Tras burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y se lo llevaron para crucificarlo” (27,27-31)

MEDITACIÓN

1. Queriendo vencer el moralismo tradicional, hemos caído en un mora-lismo moderno. La palabra pecado se ha clasificado ya entre las palabras en desuso porque su sentido verdadero nos daña el espíritu. Antiguamente, el pecado se predicaba como una transgresión a una ley. Y aunque no estaba tan errada la definición no resultaba cómoda para los creyentes modernos. Se nos ha olvidado lo esencial de la ley: el amor a Dios y al prójimo. El mismo Jesús se lo dijo al escriba que le preguntó cuál era el mandamiento más importante de la ley: El primero es éste: Amarás a Dios con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y el segundo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo ¿Qué es, pues, el pecado en su sentido más genuino?

Falta de amor: una traición. Judas y Pedro nos dan ejemplo (negativo, por cierto), de lo que es el pecado: una falta de amor al Amor. Sólo Pedro nos dará el ejemplo positivo de lo que significa el arrepentimiento sincero.

2. La ley es una herramienta, un medio, quizá un camino. Nos puede ayudar a evitar el error teórico o práctico, a conducirnos con orden entre la marejada de ideologías que nos rodean en este mundo hostil, a juzgar nuestros propios actos y valorar los de los demás. Los fariseos y el sanedrín conocían la Torá como la palma de su mano. Conocían, más que nadie, de prescripciones y de prohibiciones; sabían, como nadie, de exigencias y resquicios de la ley. Sin embargo, para ellos era un fin, y transgredirla era motivo de condenación. Según su mentalidad, el ser humano debía ser un servil para ley. Nuestro Señor les quiso abrir la testa cuando les dijo: el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Pero no lo entendieron. Por eso lo condenaron. Para eso querían la ley, para eso les sirvió: para condenar. Y para condenar al Hijo de Dios. Y a mí, ¿para qué me sirve la ley?

3. En Pilato el miedo, en los soldados el odio encarnizado, en Jesús la inocencia inculpada. Pilato, aun siendo autoridad, se dejó arrastrar por el miedo y cedió ante los caprichos de los jefes de los judíos. Para la

posteridad, por siglos y siglos, será recordado como un ejemplo de pusilanimidad, un hombre tibio que se lavó las manos para no tener nada que ver con un asesinato injusto. Delante de un hombre inocente, despro-tegido, herido, los soldados reflejan cruel ferocidad, salvaje brutalidad y vil saña. En mis relaciones personales, familiares, laborales puedo dejar que surjan en mí el miedo o el odio, ¿así me siento feliz? Quizá sea tiempo de vencer el temor y el rencor. Existen otros sentimientos que caben en nuestro interior y, lo mejor, nos ofrecen paz. Paz verdadera. ¿Los busco?

ORACIÓN

1. Viene a mi mente, Señor, aquel diálogo entre San Francisco de Asís y el Sultán egipcio Malik al-Kamil. Éste le pregunta a aquél: ‘¿Por qué los cristianos predican el amor y hacen la guerra?’, a lo que el Santo Seráfi-co responde: ‘Porque el Amor no es amado’. Y vienen también a mi mente, Señor, mis faltas de amor a Ti. Porque igual que Judas yo te he traicionado y como Pedro te he negado.

¡Cuántas veces el Amor se ha hecho presente en mi vida personal y familiar!

¡Y cuántas veces he sido tan insensible e indiferente! Concédeme que, después de ser consciente de mis traiciones, pueda llorar mis faltas y encontrar en mí arrepentimiento y en tus entrañas miseri-cordiosas el perdón de mis pecados.

2. Señor, soy yo un principiante en materia de leyes y mandamientos. Éstos últimos los aprendí desde que era niño e iba al catecismo y media-namente los he cumplido a lo largo de mi vida. Pero contemplando la escena de Mateo en donde eres acusado falsamente y sentenciado injustamente he confrontado mi propia vida con la ley y los mandamien-tos. No me han servido éstos para ser mejor, mucho menos para amar más. Sino para condenar.

Me he servido de ellos para juzgar y examinar la vida de los demás, y sus acciones, y sus deficiencias. Amparándome en la ley aplicada a los otros me he convertido en juez, la más veces, inmisericorde. Tú nos has dicho “No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán conde-nados, perdonen y serán perdonados”. Señor, que no haga yo de la ley un instrumento de condena como hicieran contigo los fariseos y el sanedrín, sino que sea fuente de gracia para mi salvación. Y de aquellos que me rodean.

3. Señor, mi vida se desarrolla como una pequeña barca oscila sobre el mar agitado. Apenas tengo tiempo para callar, meditar, orar. Ahora puedo ahondar en los sentimientos más profundos que surgen en mi interior con respecto a Dios y a los demás. Reconozco que muchas veces tengo miedo. Los temores son semillas de dudas. Y las dudas me impiden crecer, atreverme, recomenzar. Como Pilato, suelo lavarme las manos para no comprometerme con los demás. Para no ayudar. Para no hacerme solidario. Otras tantas veces es el odio el que acomete mi corazón. Se manifiesta de muchas formas: orgullo, enojo, desesperación, rabia. Me convierto, pues, en fuente de sufrimiento para los demás. Sana, Señor, mi corazón, para que, venciendo el miedo y el odio, sea fuente de amor. El amor que en Ti he conocido.

CONTEMPLACIÓN

La Palabra que he leído, meditado y orado, ¿qué me descubre del inescrutable misterio de Dios? Jesucristo ingresa triunfante a la ciudad de Jerusalén: avanza sobre un borrico en medio de la muchedumbre; muchos tiran a su paso palmas, mantos, ramas de árboles; y la multitud se une en un solo canto: ‘¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas! Después de esta majestuosa bienvenida, Nuestro Señor se dirige al Templo. Echa fuera a quienes compran y a los que venden. Y les dice: ‘¡Mi casa es casa de oración! ¡Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!”

Así comenzamos la Semana Santa. En la cumbre de la cuaresma el Señor quiere entrar a nuestra casa. Es decir, venir a nuestro corazón, a nuestra familia, a nuestra vida toda. Y como creyentes, le queremos recibir de la mejor manera: con flores y cánticos, con palmas y alabanzas.Sin embargo, el Señor, ya presente en nosotros, nos dice: ‘¡Mi casa, tu corazón, es casa de oración! ¡Pero tú la has convertido en una oscura cueva de desamor!’

No es tiempo de tristeza, de pensar en lo malo que pueda haber en el centro de nuestro corazón o en nuestra vida familiar. Sino en lo que Él quiere que haya. Perdón, comprensión, solidaridad, fraternidad, paciencia…Y, sobre todo, amor.

ACCIÓN

Nuestro Señor se encontraba del otro lado del Jordán. Allí recibió la noticia de que Lázaro su amigo, estaba enfermo. Los discípulos temieron

que Jesús se acercara a Jerusalén porque sabían ya los planes que tenían los jefes de los judíos con respecto a él. En un momento dado, Tomás les dice: ‘Vayamos también nosotros a morir con él’.Que en el pórtico de la Semana Mayor éste sea también nuestro deseo: Vayamos con nuestro Maestro a compartir su suerte, acompañémosle en su pasión y muerte para que podamos participar con Él de su Resurrec-ción.

DOMINGO DE RAMOS

Lo que se necesita: • Ramos previamente preparados• Agua bendita• Altar en la sala de la casa con un crucifijo y dos veladoras encendidas.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

1.Reunidos en el pórtico de la casa, con la familia, se comienza la celebración el padre o la madre de familia hace la invocación inicial:

Todos de pie

Papá o Mamá dice: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO + Y DEL ESPÍRITU SANTO.

Luego continúa

Reunidos como familia, ante esta contingencia sanitaria, queremos unirnos con toda la Iglesia en la celebración de los Misterios de la Pasión Muerte y resurrección. Pidamos al Señor, Rey Nuestro que nos asista y proteja.

Lector 1: Queridos familia: hoy nos reunimos así en la sencillez de nuestra casa para comenzar la celebración anual de la Pascua , es decir, de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterios que empezaron con su entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso, recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, hagamos este signo junto a la puerta de nuestra casa, para que sigamos al Señor, y participando de su cruz, en este tiempo de contingencia sanitaria, tengamos parte con él en su resurrección y su vida.

HIMNO

Todos a una voz proclaman el siguiente himno.El pueblo que fue cautivo y que tu mano libera no encuentra mayor palmera ni abunda en mejor olivo. Viene con aire festivo para enramar tu victoria, y no te ha visto en su historia, Dios de Israel, más cercano: ni tu poder más a mano ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor! Gritad: «¡Hosanna!», y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor. ¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor! Amén.

3. La mamá proclama la siguiente oración. Mamá:

Aumenta, Señor Dios, la fe de los que esperan en ti y escucha con bondad las súplicas de quienes te invocan, para que, al presentar hoy nuestros ramos a Cristo victorioso, demos para ti en él frutos de buenas obras.

Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.Todos: Amen

Enseguida rocía los ramos con el agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

PROCESIÓN AL INTERIOR DE LA CASA

Entran todos lentamente y con devoción cantando el siguiente CANTO:

QUE VIVA MI CRISTO,QUE VIVA MI REY,

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY

QUE IMPERE DOQUIERATRIUNFANTE SU LEY.

VIVA CRISTO REY,VIVA CRISTO REY.

PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

Junto al altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se proclama respetuosamente el Evangelio de la entrada del Señor a Jerusalén.

El hermano mayor proclama: Escuchemos Familia

Del Evangelio Según San Mateo.

Cuando se aproximaban ya a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, envió Jesús a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrarán amarrada una burra y un burrito con ella; desátenlos y tráiganmelos. Si alguien les pregunta algo, díganle que el Señor los necesita y enseguida los devolve-rá". Esto sucedió para que se cumplieran las palabras del profeta: Dígan-le a la hija de Sión: He aquí que tu rey viene a ti, apacible y montado en un burro, en un burrito, hijo de animal de yugo. Fueron, pues, los discípu-los e hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito. Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima. La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso. Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: ¡Hosanna! ¡Viva el Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar Jesús en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. Unos decían: "¿Quién es éste?" Y la gente respondía: "Éste es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Palabra del Señor.Todos: Gloria a ti Señor Jesús.

ORACIÓN DE FIELES

Luego el papá invita orar con las siguientes palabras:Papá o mamá dice: Querida familia : Con la confianza puesta en Dios Padre y unidos en la fe, presentemos nuestras súplicas y necesidades.

Digamos Todos: “SEÑOR REY NUESTRO, ESÚCHANOS”

Lector 1. Por la Iglesia católica, por el Papa Francisco, por los obispos, presbíteros y diáconos, por los religiosos y los laicos. Que esta Semana Santa se convierta en verdadera escuela de discipulado y misión en torno a Jesús. Oremos.

Lector 2. Por las naciones y sus gobernantes, por nuestro México y quienes nos gobiernan. Que cada uno, desde su propia condición, nos comprometamos a seguir trabajando por la justicia, la paz, la vida digna y la ayuda mutua especialmente con los más pobres y necesitados. Oremos.

Lector 3. Por los enfermos, las víctimas de esta pandemia y los que tienen grandes dificultades y problemas sobre todo para poder llevar el sustento a sus familias. Que la experiencia de esta semana Santa tan especial por la contingencia sanitaria nos haga sentir más unidos a la pasión y muerte de Jesús, encontremos un sentido más cristiano del dolor, y nos obtenga el consuelo y la ayuda que solo Dios puede darnos. Oremos

Lector 4. Por nosotros, para que crezcamos como familia, cada vez más unidos a Dios y ayudando siempre a los más necesitados. Oremos.

Papá o mama: Fieles a la recomendación del salvador nos atrevemos a decir:

Padre nuestro, que estás en el cielo......

ORACION FINAL

Papá o mamá dice: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se anona-dase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para que todos nosotros imitáramos su ejemplo de humildad, concédenos seguir las enseñanzas de su pasión, para que un día participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Todos: Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

TRIDUO PASCUAL

El Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo es el corazón del año litúrgico. Comprende los tres días desde las Vísperas del Jueves Santo hasta las II Vísperas del Domingo de Resurrección. Práctica-mente, ya es tiempo de Pascua, aunque tiene una consideración especial.

SENTIDO LITÚRGICO DEL JUEVES SANTO

• Jueves Santo en la Cena del Señor.

• La Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos en Jueves Santo es la fiesta de la Eucaristía, el primer sacrificio eucarístico en que recordar-nos su institución.

• El Pórtico del Triduo Pascual La misa vespertina de hoy (jueves) tiene que ser presentada y ambientada, antes que nada, como introducción a la celebración de la Pascua anual. El Triduo del Señor muerto, sepultado y resucitado.

• La Misa vespertina de Jueves Santo es una Eucaristía festiva, pero no tan solemne como lo será la de Pascua. Es el pórtico del Triduo y debe celebrarse como tal, como una iniciación. Es también la fiesta del sacer-docio, de todos los sacerdotes. Después de la Comunión, la Sagrada Reserva es llevada en procesión solemne hacia un lugar donde se hace oración durante la noche. Luego se desnuda el altar, significa el anona-damiento de Cristo en favor nuestro, mientras se escucha el relato de cuando Jesús ora en el huerto de los Olivos.

JUEVES SANTO

Este día debemos exaltar el sentido del compartir y de la caridad. Es por eso que sugerimos que esta breve celebración se haga en el contexto de una cena donde la familia nuclear esta reunida, es decir, es la bendición de la Mesa. .

Elementos que se deben preparar: • Biblia o Misal del mes• Un solo pan (bolillos, sema o baguette) que pueda ser partido y distribuido para todos los presentes.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Reunidos en torno a la mesa del comedor, se dispone todo como para una cena, en el centro de la mesa se encuentra el pan o los panes que se han de repartir con la familia. En una mesa junto al jefe familia el recipiente del agua bendita y el libro de la Sagrada Escritura. La cena no se sirve sino hastan que haya terminado la bendición.

Todos de pie.Quien dirige la oración dice: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu SantoTodos: Amén

Enseguida el más pequeño de la casa pregunta:

Niño: ¿Qué celebramos hoy y por qué estamos reunidos?Papá: Porque en una noche como esta Jesús quiso quedarse con noso-tros en la Eucaristía, nos dejó el regalo de los sacerdotes y nos mandó que nos amaramos los unos a los otros, como él nos amó. Nosotros queremos agradecer a Dios este regalo reunidos como familia; y pedirle que nos siga asistiendo ante esta situación que vivimos.

Juntos proclaman el siguiente Himno.

Todos:

En la Cena del Cordero y habiendo ya cenado, acabada la figura, comenzó lo figurado. Por mostrar Dios a los suyos cómo está de amor llagado, todas las mercedes juntas en una las ha cifrado.

Pan y vino material en sus manos ha tomado y, en lugar de pan y vino, cuerpo y sangre les ha dado

Si un bocado nos dio muerte, la vida se da en bocado; si el pecado dio el veneno, el remedio Dios lo ha dado.

Haga fiesta el cielo y tierra y alégrese lo criado, pues Dios, no cabiendo en ello, en mi alma se ha encerrado. Amén.

Sentados

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS.

Uno de los miembros de la familia junto a la mesa que se ha dispuesto para la Biblia proclama el siguiente texto.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios.

Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él". Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios.Todos: Te alabamos Señor.

Todos de pie.La mamá dirige con mucha devoción la siguiente oración.

BENDICIÓN DE LOS ALIMENTOS

Te damos las gracias, Padre santo, de modo muy especial, por habernos dado como hermano y amigo a Jesús de Nazaret, que nos ha servido de guía para llegar a ti y conocerte mejor.

Sabemos, Señor, que esto no es propiamente un altar desde el que estuviéramos ofreciéndote el sacrificio único de tu Hijo.

Ha sido Jesús, tu hijo, quien nos ha congregado alrededor de esta mesa, como familia, para que celebremos una comida de hermanos y recorde-mos así el deber de compartir en este tiempo de prueba.

Vivir conscientemente la eucaristía nos compromete, porque ahora nos toca imitar a Jesús y poner al servicio de los demás todo lo que somos.

Pero es lo que queremos: ser fermentos de buena voluntad y buen hacer para que todos los seres humanos nos sintamos amigos y hermanos.Te agradecemos, Dios santo, la presencia de Jesús en medio de nosotros.Eso creemos, porque es sencillamente lo que nos prometió tu hijo, siem-pre que estuviéramos como ahora reunidos en su nombre.Invocamos tu bendición sobre éste pan que compartimos, Señor que siempre seamos agradecidos por todo lo que nos das, y que sepamos compartir con los que menos tienen. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:Amén.Todos juntos rezan la oración del Señor:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

Entonces se sirve la cena, repartiendo primero el pan sobre el que se invocó la bendición y todos conviven como familia.

ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

Todos:DIOS nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

Todos responden: Amén

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VIACRUCIS

Para meditar en familia

La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

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La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

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La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

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Page 16: cristoredentorags.orgcristoredentorags.org/wp-content/uploads/2020/04/... · CATEQUÉSIS LITÚRGICA ¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente? En este

La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

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Page 17: cristoredentorags.orgcristoredentorags.org/wp-content/uploads/2020/04/... · CATEQUÉSIS LITÚRGICA ¿Es lo mismo participar de una Misa virtualmente que presencialmente? En este

La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

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La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

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La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

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La presente es una propuesta que tiene como finalidad favorecer la oración en el hogar, en familia, con el ambiente de oración que la misma pudiera generar. Considerando que la Iglesia doméstica es también casa del Señor y puerta del cielo.

NOTAS PREVIAS

Reunidos en el hogar, se sugiere acondicionar un altar si no lo hubiera, donde presida la imagen de un Cristo crucificado o solo la Santa Cruz, de preferencia que sea de una especial devoción de la familia. Sea puesto un cirio o vela, incluso se pueden montar más de un altar para alternar entre las distintas estaciones del camino al Calvario.

Previamente se asigna un guía, quien dirigirá este momento, además de uno o varios lectores para las citas bíblicas. Las meditaciones se irán alternando para ser leídas según la intensión que se presente en cada estación.Dispuestos a la oración, los miembros de la familia se reúnen en la hora adecuada, disponiéndose no solo en espíritu, sino también en lo físico, fuera de pendientes o situaciones que podrán distraerlos.

Preparado el clima de oración, se comienza haciendo la siguiente invocación:

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.Todos: Amén.

Guía: Familia nos hemos reunido para andar por el camino de Jesús hacia el Calvario, lugar de entrega y sacrificio, pero sobre todo, de profundo amor.

Meditaremos las estaciones del camino de la cruz que recorre nuestro Señor para dar prueba al mundo de cuanto nos ha amado y hoy especialmente, unimos nuestros pasos que como familia damos y nos unen estrechamente en este camino de amor y esperanza.Momento de silencio.

Se mencionan ahora las personas e intenciones por las que se ofrece el rezo del Vía Crucis, será muy importante tener presentes en las oraciones a los difuntos y enfermos de la familia si los hubieran.

I ESTACIÓNJesús es condenado a muerte. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «¿Quién podrá creer esta noticia? No tenía gracia ni belleza para que nos fijáramos en él.Despreciado y tenido como la basura de los hombres, hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento. Ha sido tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados.El soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sana-dos. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban. FUE DETENIDO Y ENJUICIADO injustamente y herido de muerte por los crímenes de su pueblo» (Is 53,1-8).

De haberlo, la meditación la lee un adulto mayor:

Señor Jesús, contemplamos tu rostro en dulzura del pesebre y en la paz de tus andanzas por Galilea. Permítenos contemplar tu rostro en el ocaso de la vida, en el momento de la prueba y de la Cruz. Abre nuestros ojos para contemplar en los mayores la resurrección que se avecina en aque-llos que han caminado ya su sendero; que descubramos en ellos el don de la vida que desgasta en amor. No sean ellos condenados al olvido y al desprecio como tú lo fuiste a causa de haber predicado y desgastado sus pasos en hacer el bien. Ante tu presencia ponemos a los enfermos y ancianos para que se conviertan en los pilares que sostienen la esperan-za de una familia que camina hacia ti.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

II ESTACIÓNJesús toma la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque si alguno quiere salvar su vida, la perderá; en cambio, si pierde la vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida? O, ¿qué puede ganar el hombre a cambio de su vida?Yo les digo: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta gente adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria del Padre, rodeado de sus santos ángeles» (Mc 8,34-38).

La siguiente meditación es leída por el padre de familia o algún trabaja-dor:

Permítenos Señor, comprender el trabajo de cada día como una ofrenda que nos lleve a alcanzar la santidad, que las empresas, oficinas, comer-cios, sean como altares donde se ofrece la vida al que es la Vida, que nuestros esfuerzos y fatigas nos alcancen el alimento, pero también la gracia de reconocernos hijos de Dios, enviados a una misión, donde nuestros talentos y cualidades sean reconocidos como parte de la tarea encomendada a cada uno para lograr la santidad. Que nuestros trabajos sean signo de esperanza y no de un desgaste infecundo. Bendice nuestras jornadas, a nuestros compañeros, a los jefes, dueños y líderes, para que valorando el trabajo como una oportunidad de encontrarnos contigo en la riqueza de ser mujeres y hombres que construyen la civiliza-ción del amor a costa de saber abrazar la cruz que nos da vida.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

III ESTACIÓNJesús cae por primera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me jalaban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los salivazos. Puse mi cara dura como piedra» (Is 50,6-7).

La siguiente meditación puede ser leída por una mujer:En la Iglesia, Cristo sigue cayendo día a día. Condenada y perseguida por aquellos que no reconocen en ella el amor infinito de madre que extiende sus brazos para arropar a los hijos que huyen de un mundo colapsado por la deshumanización. El rostro sufriente de Cristo es quien puede humanizarlos para llevarlos a la gloria de la resurrección. Pero el hombre no puede, pues percibe otros rostros dentro de ella que contradi-

cen el rostro de Dios. Somos nosotros y aquellos que viendo a nuestra madre Iglesia caer una tras otra vez por los ataques del enemigo, e indiferentes, permitimos sea calumniada y juzgada antes de levantarnos junto con ella y retomar la cruz que le trae la salvación. Que hoy, y siempre que recordemos tu santa pasión, cada cristiano en el mundo sea capaz de ponerse en pie y seguir caminando como Iglesia ante la turba deshumanizada que amenaza con muerte a aquellos que hemos sido bautizados para proclamar la vida. Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IV ESTACIÓNJesús encuentra a su Madre. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Simeón lo bendijo, y después dijo a María, su Madre: Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una bandera, de modo que a Él lo atacarán y a ti misma una espada te atravesará el corazón» (Lc 2,34-35).

La meditación puede ser leída por uno de los menores de la casa:

En el corazón de la Iglesia está el amor de las madres de familia. Está ahí porque muy probablemente es el mejor reflejo del amor del Padre que nos ha tenido “para llamarnos sus hijos”. Está ahí porque Dios ha querido que el amor incondicional de una madre sea entendido desde la cruz. El nombre de “madre” en nombre de cruz. Por eso no podemos separar a la madre del Calvario, porque ahí está la cruz; es el amor atraído por el amor y para dar amor.Está ahí porque de otra manera no puede ser comprendido. De la misma manera que los enemigos de Jesús gritaban: “bájate de esa cruz”, el amor de una madre cuando no es comprendido también es cuestionado y a veces quiere ser impedido, pero a una madre se le pueden pedir muchas cosas, excepto no amar.En el corazón de la Iglesia y en el corazón de esta oración, está nuestra suplica por las madres que sufren. Por las madres que lloran la ausencia de un hijo y muy especialmente por aquellas que siendo madres han elegido ellas mismas ausentar a sus hijos. María, fuente de amor, hazme sentir tu dolor para que llore contigo.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

V ESTACIÓNEl cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos; por eso rueguen al Dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. Vayan, los envío como corderos en medio de lobos» (Lc 10, 2-3).

Un joven miembro de la familia puede leer esta meditación:

Señor Jesús, somos ajenos a tu cruz.En el camino que es la vida, a diario encontramos los cristos sufrientes con una cruz a cuestas; el dolor, la desesperanza y el sinsentido se han apoderado de sus personas, no ven en sus vidas la presencia de Dios. Y nosotros nos mostramos ajenos.La esperanza y la alegría está depositada en nuestra juventud. Aquí hay una muchedumbre que tiene hambre y aquí también hay un muchacho que tiene cinco panes y dos peces.Permítenos, Señor, reconocer tu grandeza para aquellos que confían en ti, multiplicando sus talentos, cualidades y virtudes para traer alegría y esperanza a los pueblos. Enséñanos a cargar la cruz, incluso la que no es nuestra, pues en el camino hemos sido puestos somos cirineos. Que la fuerza de tu voz sea más grande que el ruido del mundo: ámanos, lláma-nos, elígenos y envíanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VI ESTACIÓNLa Verónica enjuga el rostro de Jesús. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Hagan morir lo que les queda de vida terrenal, es decir, relacio-

nes sexuales impuras, cosas prohibidas, pasión desordenada, malos deseos y esa codicia que es una manera de servir a los ídolos.Ustedes se despojaron del hombre viejo y de su manera de vivir para revestirse del hombre nuevo, que se va siempre renovando y progresan-do hacia el conocimiento verdadero, conforme a la imagen de Dios, su Creador» (Col 3,5-10).

La meditación la puede leer la madre de familia:

Hemos sido hechos a la mas fina semejanza de Dios, en el amor y la verdad, a fin de que nuestro ultimo fin sea aquel que es todo amor y toda verdad. Alrededor de nosotros se presentan propuestas que intentan desfigurar esta imagen, banalizándola e incluso ridiculizándola. Pero no para el que busca el amor y la verdad, abriéndose paso entre las muche-dumbres para llegar a la contemplación del amor y la verdad que es Cristo: que nadie nos robe tu imagen, que nadie nos impida reflejarnos en tu rostro transfigurado, y, una vez habiendo llegado a tu contempla-ción, impregna en nosotros verdaderos sentimientos de caridad para reflejar tu rostro con nuestros hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VII ESTACIÓNJesús cae por segunda vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Como hijos obedientes, no vivan más como en el tiempo anterior, cuando todavía ignoraban y se guiaban por sus pasiones. El que los llamó a ustedes, es santo; y también ustedes han de ser santos en toda su conducta, según dice la Escritura: Ustedes serán santos porque yo lo soy.No olviden que han sido liberados de la vida inútil que llevaban antes, imitando a sus padres, no mediante un rescate material de oro y plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ámense unos a otros de todo corazón, ya que nacieron a otra vida que no viene de hombres mortales: ustedes ahora viven por la palabra eterna del Dios que vive y permanece. Esta es la Buena Nueva, que llegó a ustedes» (1 Pe 1,14-16.18-19.22b-23.25).

La siguiente meditación la puede leer papá o mamá:

Dios para amarnos nos engendró como hijos suyos, del mismo modo quiso que su único Hijo Jesucristo fuera engendrado por el Espíritu de amor en María. Así padre y madre son reflejo del amor de Dios para cada una de sus creaturas. La causa del Padre es nuestra causa, y las caídas del hijo, nuestras caídas.Señor Jesús, que nos guíe el amor de Dios que siempre te acompañó para hacer siempre el agrado de tu padre, pues en la tarea de formar y educar no contamos con otra ayuda tan importante como la tuya. Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones para infundir en nuestros hijos los verdaderos valores de un cristiano, y si en el camino cometemos errores y no sabemos acompañar a nuestros hijos, danos la gracia de ayudarlos a levantarse para que ante todo sepan mantenerse en pie por la digni-dad de ser hijos tuyos. Por nosotros y por los padres y madres que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los cristianos del hoy y del mañana, escúchanos Señor.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

VIII ESTACIÓNJesús habla a las piadosas mujeres. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Lo seguía muchísima gente, especialmente las mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque va a llegar el día en que se dirá: Felices las mujeres que no dieron a luz ni amamantaron. Entonces se dirá: ¡Ojalá que las lomas nos ocultaran! Porque, si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?» (Lc 23,27-31).

La siguiente meditación sea leída por una mujer:

Si Señor, hoy lloramos y nos lamentamos porque hemos creído que nuestro ser en la sociedad, en la Iglesia y en la familia es infecundo. En el mundo que plantaste con tus manos a diario corre un caudal de fuerza y amor que tiene rostro de mujer y está transformando el mundo como lo ha hecho siempre. En nuestras manos está la vida, la salud, la gracia y la sutileza, está la fuerza que engendra y defiende la vida. Somos el rostro de la misericordia del padre que no se cansa se amar y perdonar.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

IX ESTACIÓNJesús cae por tercera vez. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Derramaré sobre ustedes agua purificadora y serán purificados. Los purificaré de toda mancha y de todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo. Y pondré dentro de ustedes un espíritu nuevo. Les quitaré del cuerpo el corazón de piedra, y les pondré un corazón de carne. Infundi-ré mi espíritu dentro de ustedes, para que vivan según mis mandamientos y respeten mis órdenes» (Ez 36,25-27).

Esta meditación sea leída por el mayor en la casa:

Jesús hermano: has caído por tercera vez, el peso de la cruz no es más fuerte que tu amor, pero tú caes, porque quieres dar a conocer la fragili-dad del hombre cuando la muerte y el pecado amenazan. Has caído, pero no es por ser débil, es porque nosotros hemos dejado caer en ti todo nuestro egoísmo y vanidad, mismos que hunden al mundo en una pobre-za remediable y en una guerra extinguible, pero que no es así pues anteponemos las riquezas y vanidades de este mundo.Míranos Señor, somos tus hermanos, a quiénes asumiste al encarnarte en el seno de tu Madre, para traer al hombre que sufre abatido por sus miserias, la alegría se la salvación. Recuérdanos el mensaje de gozo y de hermandad que acompaña tu nacimiento, que nos reconozcamos herma-nos del otro, y así, animados por la buena noticia, construyamos la frater-nidad que venza el odio y división, siendo signo de esperanza para nuestros tiempos. Que el amor de hermanos ponga de pie al mundo que heredaremos a nuestros hijos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

X ESTACIÓNJesús es despojado de sus vestiduras. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Yo soy un gusano, y ya no un hombre; vergüenza de los hombres y basura del pueblo. Mis huesos se han descoyuntado, mi corazón se derrite como cera. Se reparten entre sí mis vestiduras y mi túnica se juegan a los dados» (Sal 22,7.15.19).

De haberlo, un adolescente puede leer esta meditación:

Señor nuestro, poco a poco se ha transformado la imagen triunfante del Jesús que el domingo entraba triunfante a Jerusalén, los mismos que han extendido sus mantos a tu paso son los mismos que ahora te calumnian y piden tu muerte. Parece que no hay quien de la cara por ti. Parece que nadie comprende lo que estás sufriendo. Parece que nadie está hoy conti-go.A la distancia siguen tus pasos tu Madre y tu discípulo, joven y valiente, no le ha importado que la guardia pueda también agredirlos a ellos. Ahí estamos nosotros, ahí estoy yo. Señor, hay ocasiones en que yo tampoco entiendo lo que sucede o no sé explicarlo a otros, despojado, exhibido… pero no hay nada que impida continuar en el camino, pues el amor de la cruz también me alcanza a mí.Jesús, pon en tu corazón a los niños y adolescentes que quedan expues-tos entre las tempestades de la familia, las luchas, las separaciones y ofensas. Despojados del amor de la familia, nosotros también sufrimos cuando el amor acaba y la distancia gana terreno.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XI ESTACIÓNJesús es clavado en la cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todo el que crea en Él tenga la vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo único, para que todo el que crea en Él, no se pierda, sino que tenga la vida eterna» (Jn 3,14-16).

Un joven puede leer la siguiente meditación:

Jesucristo, en la contradicción de la cruz quisiste mostrarte al mundo humillado, vencido y derrotado; pero tú sabías muy bien la victoria que representa: exaltado, victorioso y dando cumplimiento a la promesa del Padre, en tu humillación está la prueba más alta de tu grandeza.Señor, permite que en ti la humanidad sea exaltada también, y encuentre en reconocer su fragilidad, su grandeza; que el hombre que sufre pruebas, dolor y fatigas, sepa que tras la cruz hay victoria. Que la huma-nidad sea levantada en ti, para que, habiendo conocido los más bajos cuencos de su existencia, se disponga a subir a la gloria del Calvario, donde el dolor y la humillación se transforma en esperanza de una vida nueva.Ante ti ponemos a los hombres y mujeres que habitan la tierra, tómanos, elévanos en la cruz para ser transformados en esperanza y promesa para la vida eterna.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XII ESTACIÓNJesús muere en la Cruz. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste dego-llado y por tu sangre compraste para Dios, hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes que reina sobre la tierra. Digno es el Cordero que ha sido degollado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza» (Ap 9,10.12).

Guía: nos ponemos de rodillas y en silencio, personalmente, contempla-mos a Cristo en la Cruz.

Pasado un tiempo considerable, se pide a todos ponerse de píe para continuar con la siguiente meditación que puede ser leída por un adulto varón:

Jesús ha muerto. Clavado en la cruz, su cuerpo sin vida cuelga del madero que él mismo había cargado. No hay la más mínima expresión de vida en él. Sus manos traspasadas por los clavos, ensangrentadas al igual que sus pies. Todo está cumplido. Ya pesa tu ausencia, nos duele tu muerte, nos conmueve tu tolerancia; has sido obediente hasta la muerte y hasta en tus últimos alientos nos has dado perdón. Permítenos, aunque no somos dignos, hacernos uno contigo en la cruz. Permítenos experimentar el dolor inmenso de la cruz, para poder comprender el amor infinito de tu entrega. Permite reconocer en ese rostro desfigurado, mi rostro. Conti-nuamente yo también estoy muriendo y quiero darle sentido a mi entrega. Quiero comprender en tu cruz el sentido de mi cruz, quiero tener la dicha de poder decir en el último momento “todo está cumplido”.Permíteme también contemplar en ti, a las infinitas cruces que a diario son levantadas, a los cristos que a diario padecen, para que igual que la Virgen Madre, saber estar ahí al pie de esas cruces llevando consuelo, asumiendo su dolor, cooperando en su redención. Señor, que me duela el hermano que sufre, que me duela el hermano que es humillado y vive las injusticas; que me duela el mundo, en el que mueres día a día. En la cruz latía tu corazón, traspasado para dar vida a la Iglesia, y en ella, a cada uno de nosotros. Que ninguna cruz se quede sin un corazón dispuesto a entregarse a sus hermanos.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIII ESTACIÓNEl cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su Madre.

Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Vinieron entonces los soldados y les quebraron las piedras a los que estaban crucificados para después retirarlos. Al llegar a Jesús vieron que ya estaba muerto. Así que no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua. El que lo vio lo declara para ayudarles en su fe, y su testimonio es verdadero. El mismo sabe que dice la verdad. Esto sucedió para que se cumpla la Escritura que dice: "No le quebrarán ni un solo hueso", y en otra dice: "Contemplarán el que traspasaron"» (Jn 19,32-37).

De ser posible la madre de familia haga lectura de la siguiente medita-ción:

Te contemplamos Señor, nuestras faltas te han traído hasta la cruz y ahora, has muerto. Nos apena ser la causa de tu muerte, no alcanzamos a entender el sacrificio que has hecho por nosotros, nuestros ojos están ciegos por un egoísmo muy arraigado, pues estamos acostumbrados a contemplarnos a nosotros mismos, pero no a ti.Nuestra mente se nubla como aquella tarde, muchas ideas y muchas dudas impiden contemplar tu verdad, y tu sacrificio reaparece en nuestros días y pasa de largo, y así cada vez…Despeja nuestras dudas, aclara nuestra mente, danos ojos para poder mirar la realidad de tu entrega. Permítenos contemplar tu pasión y como aquella lanza, traspase hasta lo profundo de nuestro corazón y nos transforme, bastaría ser tocados una vez en la vida por tu dolorosa pasión para ser hombres y mujeres nuevos.En los brazos de tu madre yace tu cuerpo, hoy nosotros, los hijos de la Virgen Madre, queremos recibirlos también. Queremos recibir tu cuerpo y que su presencia nos recuerde cada uno de los momentos que hemos vivido contigo. Nuestra familia te recibe y contempla el amor tan profun-do con que nos has amado, deja que todo el bien que has hecho por nosotros nos alcance, que tu pasión hoy recordada en nuestro hogar sea presencia constante de ti. Así como tu cuerpo, que no fue quebrado ni un solo hueso, permite que esta familia que medita hoy tu pasión permanez-ca sólida, inseparable, siendo una “como tu y el Padre son uno”.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se reza el Padre Nuestro, Ave María y Gloria…Se puede añadir un canto.

XIV ESTACIÓNJesús es puesto en el sepulcro. Guía: Te adoramos Cristo y de bendecimos.Todos: Pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mi pecador.

Lector: «Mediante el bautismo fueron sepultados con Cristo; y también en el mismo bautismo fueron resucitados con Cristo. Ustedes estaban muer-tos por sus pecados; pero Dios les perdonó todas sus faltas. Así pues, si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha de Dios; piensen en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Pues ustedes han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo, en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, ustedes también vendrán a la luz con Él y tendrán parte

en su gloria» (Col 2,12-13; 3,1-4).

Guía: Nuestra mirada había estado puesta en la cruz, hacia lo alto, ahora la hemos bajado, contemplando el lugar donde tu cuerpo será depositado, para algunos sin esperanza alguna, para otros aguardando la promesa de que habrás de resucitar.Cuántas veces bajamos la mirada, pues nos vence la desesperanza y no miramos el horizonte donde nos aguarda un nuevo día lleno de oportuni-dades. Nos hemos quedado con la mirada puesta en el sepulcro, hemos olvidado que nuestra naturaleza es la vida y no la muerte.Hoy nos recuerdas que la mirada está en la cruz, signo de esperanza; abre nuestros ojos, levanta nuestras miradas y haz que te busquemos en lo alto, donde tras la resurrección te levantarás glorioso trayendo la vida que no se acaba.Haz que te sintamos Señor, mira a estos niños, adolescentes, jóvenes y adultos que quieren caminar hacia la vida con la mirada puesta en las cosas del cielo, dónde estás tú con el Padre. Hemos caminado contigo con la cruz a cuestas, en ti hemos sido crucificados, danos ahora la esperanza de la resurrección que transformará nuestras vidas, nuestro hogar y toda nuestra realidad.

Guía: Pequé, Señor, ten piedad de mí.Todos: Pecamos Señor y no pesa, ten misericordia de nosotros.Se entona un canto final y se concluye diciendo:

Guía: (Trazándose cada quien la señal de la Cruz) El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos de la vida eterna.Todos: Amén.

Se sugiere una vez concluida la meditación del Vía Crucis, dejar un tiempo de silencio entre la familia, permitiendo continuar de manera personal en la meditación de la Pasión del Señor antes de continuar con las labores siguientes.

ROSARIO DEL PÉSAME A LA

VIRGEN MARÍA

INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

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INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

VIERNESSANTO

SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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INTRODUCCIÓN

Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra, María. En este viernes santo estamos aquí para acompañante en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu Hijo. Era tu Hijo único, tu único apoyo; te has quedado sola. Estamos contigo, María.Un día lo aceptaste en tus entrañas y lo llevaste nueve meses; hoy lo acep-tas muerto y lo llevas al sepulcro. En Belén lo acariciaste niño, y su ternura te embelesaba; hoy lo acaricias muerto, hinchado por los golpes, sucio por el sudor, el polvo, la sangre y los escupitajos, y con el hedor de sangre en descomposición. Un día, en la pobreza del establo, lo envolvis-te en pañales y lo acostaste en un pesebre para la adoración de los ánge-les y los pastores; hoy lo envuelves en la sábana y las vendas y lo llevas a la fría loza del sepulcro prestado custodiado por soldados ante el terror de sus amigos. ¡Qué contraste!No murió de muerte natural, a larga edad, como era la promesa para los justos; sino que te lo mataron, en una vergonzosa ejecución de esclavo o criminal político, que no tenía nada que lo hiciera aparecer como héroe o como mártir. Ese vulgar asesinato había sido proyectado desde hacía tiempo, precisamente por las autoridades religiosas y políticas. Será de esos crímenes que nunca se esclarezcan, porque se hacen para acallar tanta corrupción. Madre, no pudiste cerrarle los ojos, ni limpiarle el sudor de la agonía, ni darle de beber un trago de agua, ni decirle al oído la última oración. Entre los gritos e insultos de la plebe morbosa, hambrienta de sangre, te llamaron "la madre del condenado". Con dificultades y entre controver-sias, estuviste cerca de la Cruz, frente a frente, en diálogo. Cuánto sufrías, Madre tierna e inocente. Aunque toda tu vida estuviste preparada, esperando la espada de dolor que traspasaría tu alma, eso no mengua-ba tu dolor moral. Pero sufrías con gran esperanza, valerosamente, pues estabas de pie, uniendo tu dolor a su dolor redentor en favor del mundo. Estuviste de pie, postura sacerdotal, del hombre libre, que se ha levanta-do de la postración.

PRIMER MISTERIO: La profecía de Simeón.

Lector: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos” (Lc. 2, 33-35).

Lector: Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por mis pecados.

SEGUNDO MISTERIO María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis).

Lector: Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que sintieron cuando sus ojos se encontraron, el dolor de la Madre bendita que intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis herma-nos que sufren. TERCER MISTERIOJesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)

Lector: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa. Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed. Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca. Después de beber el vinagre, dijo Jesús: «Todo se ha cumplido». E inclinando la cabeza, entregó su espíritu” (Jn. 19, 25-30).

Lector: Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús; el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón y perdonar a sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a ella fueron: "Madre, he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.

CUARTO MISTERIOMaría recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)

Lector: “Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios– tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubie-ra muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. María Magdalena y María, la madre de José, miraban dónde lo habían puesto” (Mc. 15, 42-46).

Lector: Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas. QUINTO MISTERIOJesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)

Lector: “Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado. Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús” (Jn. 19, 38-42).

Lector: ¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.

LETANÍA DE LOS DOLORES DE MARÍA

Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, ten piedad de nosotros.Señor, ten piedad de nosotros.Cristo, óyenos.Cristo, escúchanos.Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros Santa María, Ruega por nosotrosSanta Madre de Dios, Ruega por nosotrosSanta Virgen de las Vírgenes, Ruega por nosotrosMadre crucificada, Ruega por nosotrosMadre dolorosa, Ruega por nosotrosMadre lacrimosa, Ruega por nosotrosMadre afligida, Ruega por nosotrosMadre abandonada, Ruega por nosotrosMadre desolada, Ruega por nosotrosMadre privada de Hijo, Ruega por nosotrosMadre traspasada por la espada, Ruega por nosotrosMadre abrumada de dolores, Ruega por nosotrosMadre llena de angustias, Ruega por nosotrosMadre clavada a la cruz en su corazón, Ruega por nosotrosFuente de lágrimas, Ruega por nosotrosCúmulo de sufrimientos, Ruega por nosotrosEspejo de paciencia, Ruega por nosotrosRoca de constancia, Ruega por nosotrosAncora del que confía, Ruega por nosotrosRefugio de los abandonados, Ruega por nosotrosEscudo de los oprimidos, Ruega por nosotrosDerrota de los incrédulos, Ruega por nosotrosConsuelo de los míseros, Ruega por nosotrosMedicina de los enfermos, Ruega por nosotrosFortaleza de los débiles, Ruega por nosotrosPuerto de los náufragos, Ruega por nosotrosApaciguadora de las tormentas, Ruega por nosotrosAuxiliadora de los necesitados, Ruega por nosotrosTerror de los que incitan al mal, Ruega por nosotrosTesoro de los fieles, Ruega por nosotrosInspiración de los profetas, Ruega por nosotrosSostén de los apóstoles, Ruega por nosotrosCorona de los mártires, Ruega por nosotros

Luz de los confesores, Ruega por nosotrosFlor de las vírgenes, Ruega por nosotrosConsuelo de las viudas, Ruega por nosotrosAlegría de todos los Santos, Ruega por nosotros Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos SeñorCordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de noso-tros ORACIÓN: Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal, a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Cora-zón, que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORESPbro. Miguel Agustín Pro, S.J. Déjame pasar la vida a tu lado,Madre mía, acompañandotu soledad amarga y tu dolor profundo.Déjame sentir en el alma el triste llanto de tus ojosy el desamparo de tu corazón.

No quiero en el camino de mi vidasaborear las alegrías de Belénadorando en tus brazos virginales al Niño Dios.No quiero gozar en la casita de Nazarethde la amable presencia de Jesucristo.No quiero acompañarte en tu Asunción gloriosaentre coros de ángeles.

Quiero en mi vida las mofas y burlas del Calvario;quiero la agonía lenta de tu Hijo;el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz,quiero estar a tu lado, Virgen Dolorosísima,fortaleciendo mi espíritu con tus lágrimas,consumando mi sacrificio con tu martirio,sosteniendo mi corazón con tu soledad,amando a mi Dios y tu Dioscon la inmolación de mi ser.Amén

SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

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SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

SÁBADO SANTO

SENTIDO LITURGICO DEL SABADO SANTO Y VIGILIA PASCUAL • Sábado Santo/Vigilia Pascual en la Sepultura del Señor• El Sábado Santo es un día de silencio y de oración, sin música ni ador-nos. En este día se suelen organizar retiros para profundizar el misterio pascual. Es conveniente celebrar en común la Liturgia de las Horas, u otras celebraciones en torno al sepulcro del Señor, a su cruz o a los dolores de la Virgen.• Símbolos y ritos de la celebración

BENDICIÓN DEL FUEGO

Es el inicio de la vigilia. Habla del paso de las tinieblas a la luz, de la noche al día. Las tinieblas simbolizan el pecado y la muerte; y la luz simboliza a Cristo Resucitado.

CIRIO PASCUAL

Se enciende el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo resucitado y se reparte su fuego para encender las velas que todos los fieles llevan a la celebración, significando que Cristo, "Luz del Mundo", ilumina la vida de los hombres con su Resurrección.

LITURGIA DE LA PALABRA

El símbolo de la luz del cirio cede el lugar a la realidad de Cristo, luz del mundo, presente en su Palabra, proclamada en esta noche. En ninguna otra celebración hay tantos textos como en esta. Son nueve lecturas que presentan en síntesis la Historia de la Salvación. Las lecturas se hacen a manera de diálogo entre Dios y la comunidad, cada una está precedida de momentos de silencio, aclamaciones y cantos de salmos. Las siete primeras lecturas se hacen del Antiguo Testamento, para admirar la obra de la Creación (Génesis); recordar los prodigios que hizo Dios con Israel su Pueblo (Éxodo); leer a los profetas que anunciaron la Salvación que Dios realizaría para todos los hombres; las siguientes dos lecturas son, una de San Pablo que anuncia a la nueva Iglesia que Cristo resucitado de entre los muertos, ya no muere más y la más importante, el Evangelio, que narra la Resurrección del Señor.

LITURGIA BAUTISMAL

Momento en que se bendice el agua bautismal, se celebra el Bautismo a quienes se hayan preparado para ingresar en la comunidad cristiana y se renuevan las promesas bautismales por parte de todos los han sido bautizados.

LITURGIA EUCARÍSTICA

La celebración eucarística es el centro de toda la vigilia. La palabra euca-ristía, significa "acción de gracias". En esta noche pascual, la Iglesia celebra su acción de gracias a Padre por habernos dado a su Hijo muerto y resucitado. En esta noche se comprende más que nunca el porqué los primeros cristianos llamaron Eucaristía a la Cena del Señor. Este es el momento en que nació la verdadera Eucaristía: ¡La Pascual. Por esto, el Misterio de la Noche Pascual culmina en la Eucaristía, que ya no la ofrece Cristo solo, sino en compañía de su Iglesia.

LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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SENTIDO LITÚRGICO DEL VIERNES SANTO

• Viernes Santo en la Pasión y Muerte del Señor

• En Viernes Santo recordamos la muerte de Jesús en la cruz para salvar-nos. La liturgia de este día es de una sobriedad muy elocuente. Es el día de la Pasión del Señor y no se celebra la Eucaristía. Puntos culminantes de la liturgia de Viernes Santo son el relato de la Pasión según san Juan, la Oración Universal y la Adoración de la cruz. El rito de la Comunión empieza con el Padre Nuestro. La cruz es la victoria del amor sobre la muerte y el pecado. Este es un día de ayuno y de abstinencia, es decir: se disminuye la cantidad de alimento y nos abstenemos de comer carne. Es también un día de silencio y de recogimiento interior.

• La Iglesia no celebra un funeral, sino la muerte victoriosa del Señor. Es un día de amorosa contemplación del Sacrificio de Cristo.

• Es el único día del año en el que no se celebra la Eucaristía, es decir, no hay Misa, ni Consagración del pan y el vino, recordando que en estos días (viernes y sábado) los Apóstoles estuvieron escondidos y sumergidos en la tristeza por miedo a los judíos y por la pena de ver preso y conde-nado a su Maestro. Hay, sin embargo, celebraciones solemnes que convocan a todos los fieles para:

• Escuchar la Palabra. Con lecturas Bíblicas del profeta Isaías (Antiguo Testamento), que anuncia detallando de manera sorprendente la pasión del Mesías, y del Nuevo Testamento, el relato de la Pasión de Cristo narrada por San Juan y de la exaltación de Jesús Crucificado como "sumo sacerdote que penetró en los cielos" (Hb 4, 14). En estas lecturas se subraya el aspecto glorioso de la Pasión, para manifestar a Cristo como Rey y como Dios. Se concluye con una solemne oración de los fieles por las grandes intenciones de la Iglesia y del mundo, poniéndolas al pie de la Cruz, sobre la cual muere Cristo por todos los hombres.

• La Adoración de la Cruz. Es más bien la Adoración de la persona de Cristo Crucificado y el misterio significado por esta muerte por todos los hombres. No es el material de la cruz, sino lo que la cruz significa para nosotros.

• Los cristianos adoramos. La Iglesia levanta el signo de la victoria del Señor para manifestar el cumplimiento de lo que Jesús había dicho: "Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Al contemplar a Cristo Crucificado, vienen a la mente sus palabras. "Nadie tiene mayor amor, que el que da su vida por sus amigos" (Jn

15,13).• La Comunión. Aunque durante el viernes y sábado santos no se celebra ningún sacramento, se reparte entre los fieles la comunión, consagrada desde el día anterior, para permitir una mayor unión con el Cristo que nos salva con su muerte.

VIERNES SANTO

Alrededor de las 3:00 pm, junto a un altar previamente dispuesto en la sala de la casa, se reúne la familia para conmemorar la Pasión de nuestro Señor Jesucristo

Elementos necesarios:• Mesa y mantel blanco para el altar.• Crucifico (el de mayor devoción en casa)• Dos veladoras CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Una vez reunidos junto altar preparado quien dirige la oración, comien-za con las siguientes palabras:

Guía: En este día, en que "ha sido inmolada nuestra víctima Pascual: Cristo", la Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo dormido en la Cruz e intercede por la salvación de todo el mundo. Muy en especial en estos días en que el mundo padece el azote de la pande-mia. Vamos ofrecer este momento intenso de oración por todos los que se han unido a la pasión del Señor por esta enfermedad. Todos de pie.Todos dicen el Himno

HIMNO

Brazos rígidos y yertos, por dos garfios traspasados, que aquí estáis, por mis pecados, para recibirme abiertos, para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores, yo te adoro y yo te sigo; yo, Señor de los señores, quiero partir tus dolores

subiendo a la cruz contigo.

Quiero en la vida seguirte y por sus caminos irte alabando y bendiciendo, y bendecirte sufriendo y muriendo bendecirte.

Que no ame la poquedad de cosas que van y vienen; que adore la austeridad de estos sentires que tienen sabores de eternidad;

que sienta una dulce herida de ansia de amor desmedida; que ame tu ciencia y tu luz; que vaya, en fin, por la vida

como tú estás en la cruz:

de sangre los pies cubiertos, llagadas de amor las manos, los ojos al mundo muertos y los dos brazos abiertos para todos mis hermanos. Amén.

Guia: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Los signos de los Textos indican lo siguiente: J= Voz de Jesús (lo puede proclamar el padre de familia)C= Cronista o Lector 1 (joven o cualquier otra persona)S= Sinagoga, (todos los demás)

El que guía la oración dice: Escuchemos familia

Del Evangelio de San Juan. C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:S. ―«No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos"».C. Pilato les contestó:S. ―«Lo escrito, escrito está».C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:S. ―«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: J. ―«Mujer, ahí tienes a tu hijo».C. Luego, dijo al discípulo:J. ―«Ahí tienes a tu madre».C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:J. ―«Tengo sed».C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:J ―« Todo está cumplido».C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.Todos se arrodillan, y se hace un momento de silencio.C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe

que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

Guía: Palabra del Señor

PRECES

Guía: Querida Familia, hoy la Iglesia ora por las necesidades del mundo entero, Pidamos a Dios Padre que nos proteja y elevemos confiados nuestra oración.R. “POR LA SANGRE DE TU HIJO, ESCÚCHANOS PADRE”1. Oremos, queridar familia, por la santa Iglesia de Dios, para que nuestro Dios y Señor le conceda la paz y la unidad, se digne protegerla en toda la tierra y nos conceda glorificarlo, como Dios Padre omnipoten-te, con una vida pacífica y serena.

2. Oremos también por nuestro santo Padre, el papa Francisco, para que Dios nuestro Señor, que lo escogió para el orden de los obispos, lo conserve a salvo y sin daño para bien de su santa Iglesia, a fin de que pueda gobernar al pueblo santo de Dios.

3. Oremos también por nuestro obispo José María de la Torre Martín, por todos los obispos, presbíteros y diáconos de la Iglesia y por todo el pueblo santo de Dios.

4. Oremos también por todos los hermanos que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor se digne congregar y custodiar en la única Iglesia a quienes procuran vivir en la verdad.

5. Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan ellos encontrar el camino a la salvación.

6. Oremos también por todos los gobernantes de las naciones, para que Dios nuestro Señor guíen sus mentes y corazones, según su voluntad providente, hacia la paz verdadera y la libertad de todos.

7. Oremos, amada familia, a Dios padre todo poderoso, para que libre al mundo de todo de ésta pandemia, aleje todas las enfermedades, alimente a los que tienen hambre, libere a los encarcelados y haga justicia a los oprimidos, conceda seguridad a los que viajan, un buen retorno a los que se hagan lejos del hogar, la salud de los enfermos y la salvación a los moribundos.

Guía: DIOS todopoderoso y eterno, consuelo de los afligidos y fuerza de los que sufren, lleguen hasta ti las súplicas de quienes te invocan en su tribulación, para que todos sientan en sus adversidades el gozo de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ

En seguida quien guía la oración toma el Crucifijo y lo muestra a su familia diciendo:

Guía: MIREN EL –ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE ESTUVO CLAVADO CRISTO, EL SALVADOR DEL MUNDO.De rodillas,Todos: VENGAN Y ADOREMOS.Este responsorio se proclama 3 veces:

Después quien guía la oración acerca el Crucifijo para que lo bese. Terminada la adoración el Crucifijo (de preferencia erguido) es puesto en su lugar y en cada lado las velas encendidas.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa”

y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Acuérdate, Señor, de tu gran misericordia, y santifica a tus siervos con constante protección, ya que por ellos Cristo, tu Hijo, derramando su sangre, instituyó el misterio pascual. El, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice: El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén

LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

55 56

CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

59 60

CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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LUCERNARIO PARA CONMEMORAR LA RESURECCIÓN DEL SEÑOR

Lo que se necesita: • Un altar bellamente adornado en la sala de la casa donde se coloque una imagen de Jesús resucitado, si no se tuviese dicha imagen se coloca un crucifijo (el de mayor devoción). • Cirio pascual según las posibilidades de cada familia• Otras velas para cada uno de los integrantes de la familia (pueden ser las velas del bautismo, primera comunión o confirmación)• Linternas para la primera parte de la celebración• Agua bendita previamente bendecida por un sacerdote.

CELEBRACIÓN PARALITÚRGICA

Caída la noche, vestidos de blanco, la familia se reúne en un lugar distin-to a la sala donde se haya preparado el altar doméstico, se reúnen ya sea en el patio de la casa u otro lugar idóneo. A oscuras o a media luz. El jefe de familia lleva el cirio que ha de colocarse en el altar y todos los demás con velas encendidas comienzan esta plegaria doméstica que conmemora de forma sencilla y familiar la Resurrección del Señor.

Todos de pie y con sus velas encendidas. El guía de la oración (papá o mamá) dice: Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo+, y del Espíritu Santo

Todos: Amén

MONICIÓN INICIAL.

Lector: Hermanos.En esta noche santa, en que Nuestro señor Jesucristo pasó de la muerte a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se unan para velar en oración. Conmemoramos, pues, juntos la pascua del Señor, escuchando su palabra, s, con la esperanza cierta de participar también de su triunfo sobre la muerte y de vivir con Él para siempre en Dios.Papá o mamá encienden el Cirio pascual y comienzan a encender desde el cirio las velas de los demás. Mientras van entonando este canto:

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CANTO: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓNEL SEÑOR ES LA DEFENSA DE MI VIDA,SI EL SEÑOR ES MI LUZ A QUIEN TEMERÉQUIEN ME HARA TEMBLAR.

Cuando todos han encendido sus velas, se organizan en dos grupos y de forma respetuosa, pausada y solemne proclaman el Pregón Pascual.El que guía: Querida familia, proclamemos juntos el pregón Pascual, es un bello canto que nos hace reconocer a Jesús como nuestra Luz, el cirio que acabamos de encender nos lo recuerda. Digamos entonces:

PREGÓN PASCUAL. (DOS COROS)

Coro 1: Alégrense por fin los coros de los ángeles, alégrense las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompe-tas anuncien la salvación.Coro 2: Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, y que, radiante con el fulgor del Rey eterno, se sienta libre de la tiniebla que cubría el orbe entero.Coro 1: Alégrese también nuestra madre la Iglesia, revestida de luz tan brillante; resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.Coro 2: En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Coro 1: Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, ha borrado con su sangre inmaculada, la condena del antiguo pecado. Coro 2: Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles.Todos: Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie, sin mojarse, el Mar Rojo.Coro 1: Ésta es la noche en que la columna de fuego, esclareció las tinieblas del pecado.Coro 2: Ésta es la noche que, todos los que creen en Cristo, Por toda la tierra los arranca de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, los restituye a la gracia y los agrega a los santos. Todos: Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. Coro 1: ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incom-parable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo! Coro 2: Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor! Coro 1: Y así, esta noche santa ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes.

Coro 2: ¡Qué noche tan dichosa, en que se une el cielo con la tierra, lo humano con lo divino! Todos: Esta noche de gracia, acepta, Padre santo, el sacrificio vespertino de alabanza que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.Todos: Te rogamos, Señor, que este cirio consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche, arda sin apagarse y, aceptado como perfume, se asocie a las lumbreras del cielo. Todos: Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, ese lucero que no conoce ocaso Jesucristo, tu Hijo, que, al salir del abismo, brilla sereno para el linaje humano, y vive y reina por los siglos de los siglos.R/. Amén.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

Monitor: Escuchemos con atención la Palabra de Dios que nos revela el gran acontecimiento de la Pascua, sintamos un gozo especial por saber que Dios siempre asiste a su pueblo y ahora también nos guía hacia la Pascua,Sentados

Del libro del Éxodo 14, 15-15, 1

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Tú alza tu cayado y extiende tu mano sobre el mar y se abrirá en dos, de modo que los israeli-tas puedan atravesarlo como por tierra firme. Yo haré que el Faraón se empeñe en entrar detrás de vosotros y mostraré mi gloria derrotando al Faraón y a su ejército, a sus carros y jinetes; para que sepa Egipto que yo soy el Señor, cuando muestre mi gloria derrotando al Faraón con sus carros y jinetes.» El ángel de Dios que caminaba delante de las huestes de Israel se levantó y pasó a su retaguardia; la columna de nubes que estaba delante de ellos se puso detrás, colocándose entre el campamen-to egipcio y el campamento israelí; la nube se oscureció y la noche quedó tenebrosa, de modo que los egipcios no pudieron acercarse a los hijos de Israel en toda la noche. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y las aguas se dividieron en dos. Los hijos de Israel entraron por el mar como por tierra firme, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y entra-ron detrás de ellos por el mar, con los caballos del Faraón, sus carros y sus guerreros. A la vigilia matutina, volvió Dios la mirada desde la colum-na de fuego y humo hacia el ejército egipcio y sembró en él el pánico. Hizo que las ruedas de los carros se trabasen unas con otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios exclamaron enton-

ces: «Huyamos de Israel, porque el Señor combate por él contra Egipto.» Pero Dios dijo a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.» Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario y los egipcios en fuga se vieron frente a las aguas, y así arrojó Dios a los egipcios en medio del mar, pues las aguas, al reunirse, cubrie-ron carros, jinetes y todo el ejército del Faraón que había entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó ni uno solo. Pero los hijos de Israel caminaban sobre tierra seca por en medio del mar. Las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día libró Dios a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las orillas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Dios contra Egipto, y el pueblo temió al Señor, y creyó en él y en Moisés su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este cántico al Señor:

Cántico Ex 15, 1-6. 13. 17-18 El que preside: Cantemos al Señor, sublime es su victoria.Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Cantemos al Señor, sublime es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. El Señor es un guerrero, su nombre es «Yahvé».

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes; las olas los cubrieron,cayeron hasta el fondo como piedras.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Tu diestra, Señor, resplandece por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. Guiaste con misericordia a tu pueblo rescatado, los llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Todos: Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos.

El Señor reina por siempre jamás.

Oración De pie. El que preside dice: Dios nuestro, que has iluminado los prodigios de los tiempos antiguoscon la luz del nuevo Testamento, pues el mar rojo fue imagen de la fuente bautismal y el pueblo liberado de la esclavitud fue imagen del pueblo cristiano;haz que todas las naciones, elevadas por la fe a la dignidad de puebloelegido, sean regeneradas por la participación de tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

CANTO DEL GLORIA Terminada la oración todos cantan o recitan el Himno del Gloria.Se encienden todas las luces de la casa.

GLORIA AL SEÑOR, QUE REINA EN EL CIELOY EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA ÉL.

Señor te alabamos, Señor te bendecimos,Todos te adoramos, gracias por tu gloria.

Tu eres el cordero que quitas el pecado,ten piedad de nosotros y escucha nuestra oración.

Tú sólo eres santo, Tú solo el altísimocon el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.

Sentados

De la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos: Cuantos en el bautismo fuimos sumergidos en Cristo Jesús fuimos sumergidos en su muerte. Por nuestro bautismo fuimos, pues, sepul-tados con él, para participar de su muerte; para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también noso-tros vivamos una vida nueva. Pues, si hemos sido injertados vitalmente en Cristo por la imagen de su muerte, también lo estaremos por la imagen de su resurrección. Ya sabemos que nuestra antigua condición humana fue crucificada con Cristo, a fin de que la solidaridad general con el pecado fuese destruida y dejásemos de ser esclavos del pecado, pues el que muere queda libre de pecado. liturgiapapal.org 29 Si verdadera-mente hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con

él, pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no tiene ya poder sobre él. Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también considerad vosotros que estáis muertos al pecado, pero que vivís para Dios en unión con Cristo Jesús. Palabra de DiosTodos: Te alabamos Señor.De pie

El que guía proclama: Aleluya, aleluya, aleluya.

Guía: Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente.

Todos: Aleluya, aleluya, aleluya.

EVANGELIOCiclo A Mt 28, 1-10

El que guía proclama: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. De pronto se produ-jo un gran temblor, porque el ángel del Señor bajó del cielo y acercándo-se al sepulcro, hizo rodar la piedra que lo tapaba y se sentó encima de ella. Su rostro brillaba como el relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve. Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: "No teman. Ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí; ha resucitado, como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde lo habían puesto. Y ahora, vayan de prisa a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de ustedes a Galilea; allá lo verán'. Eso

es todo". Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repen-te Jesús le salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abraza-ron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán" Palabra del Señor. Todos: Gloria a ti Señor Jesús

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES.

Todos con sus velas o cirios encendidos.Papá y Mamá preguntan a su familia:Papá y Mamá: ¿Renuncian ustedes al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en Jesucristo, su Hijo único, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? Familia: Sí, renuncio. Papá y Mamá:¿Creen en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrec-ción de la carne y en la vida eterna? Familia: Sí, renuncio. Todos: Que Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos liberó del pecado y nos ha hecho renacer por el agua y el Espíritu Santo, nos conserve en su gracia unidos a Jesucristo nuestro Señor, hasta la vida eterna. R/. Amén.

ORACIÓN FINAL.

Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Aspersión con Agua BenditaPapa. Querida familia, después de haber renovado nuestras promesas bautismales ahora seremos rociados con Agua bendita, simbolizando

con estye gesto nuestra pertenencia a Dios y a la Iglesia; y también como signo de purificación y de salud.Enseguida el padre de familia derrama agua bendita y la rocia sobre la familia y sobre toda la casa. Mientras tanto se entona el siguiente canto:Canto para la aspersión: bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritu,bautízame Señor con tu Espíritubautízame, bautízame, Señor.

Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU AMORAQUÍ EN MI CORAZÓN SEÑOR. (2)

Por medio de Jesucristo el Señor, resucitado de la muerte por el poder del Espíritu Santo, dirigimos en esta santa noche nuestra súplicas al Padre.

1. Por todos los que hoy no pudimos reunirnos como asamblea litúrgica, que el Señor nos de fortaleza para vivir con esperanza esta contingencia sanitaria. Roguemos al Señor. Todos: Te rogamos, óyenos.

2. Por los catecúmenos que, iluminados con la luz de Cristo, se incorpo-ran esta noche a la Iglesia por los sacramentos de la iniciación cristiana. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

3. Por el Papa, por nuestro Obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

4. Por toda la humanidad, especialmente por las victimas de la pande-mia, que Señor fortalezca a los que se encuentras enfermos y de el eterno descanso a los que ya han muerto. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

5. Por nosotros que, renacidos del agua y del Espíritu, nos disponemos a participar en el banquete de la Pascua y queremos vivir en plenitud como familia que sigue a Cristo. Roguemos al Señor.Todos: Te rogamos, óyenos.

El que guía dice:

Señor y Dios nuestro, tú que, por el poder del Espíritu, has resucitado a Jesús del reino de los muertos para tu gloria y para nuestra salvación,

escucha la oración que la Iglesia te dirige en esta santa noche, apoyada en la intercesión del mismo Jesucristo tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PADRE NUESTRO Y COMUNIÓN ESPIRITUAL

De Pie

Guía: El amor de Dios ha sido infundido en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; por eso llenos de fe y esperanza juntos digamos:Y todos juntos prosiguen:

PADRE NUESTRO QUE ESTAS EN EL CIELO, SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, VENGA A NOSOTROS TU REINO, HAGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN. NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN Y LIBRANOS DEL MAL. AMÉN.

COMUNIÓN ESPIRITUAL

Entonces el guía dice: Guía: Recordemos que la “la más perfecta participación en la celebra-ción eucarística es la Comunión sacramental recibida dentro de la misa” y que, la Comunión espiritual que “es una práctica de devoción eucarísti-ca y que consiste en el deseo ardiente de decirle a Jesucristo cuánto queremos recibirle en nuestro interior”, a diferencia de la comunión sacra-mental, ésta viene a ser un acto de deseo, que requiere nuestra disposi-ción interna que debe contribuir eficazmente en nosotros para aumentar la sed de Dios y disponernos para que pronto lo recibamos sacramental-mente. Por ello, con este firme deseo digamos juntos:

Todos:

Creo, Jesús mío, que estás verdaderamente en el Santísimo Sacramento del altar; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi interior. Pero ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya hubiera comulgado, te abrazo y me uno todo a Ti. Señor, no permitas que me separe de ti.

De pie

ORACIÓN FINAL

El guía dice: Dios de bondad, protege personalmente con amor incansable a tu Iglesia, para que, renovada por los misterios pascuales, pueda llegar a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.Mientras todos se santiguan , el que dirige la oración dice:

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Todos responden: Amén. Aleluya.

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DOMINGO DE PASCUA“Descubrir la presencia del Señor resucitado en esta hora de la historia” (Lc 24, 13-35)

Lector 1: Lectura del Evangelio

Del Evangelio según San Lucas

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino habla-ban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?» Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!» «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron.»Jesús les dijo: «Hombres duros de entendimiento, ¡cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba.» Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apare-ció a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del SeñorTodos: Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN

Lector 2Este episodio del Tiempo Pascual parece una fotografía muy real de aquellas situaciones eclesiales que suelen darse en cada tiempo. Lucas dice, en efecto, el nombre de uno de los discípulos, pero deja en suspen-so el segundo nombre. El segundo discípulo podría representar, también, a él mismo; su historia personal, porque Lucas no ha conocido al Cristo pre-pascual, pero ha sido llamado por Cristo resucitado, del mismo modo que Pablo. El segundo discípulo sin nombre deja un espacio para nuestro nombre.

Antes que nada, llama la atención la tristeza de los discípulos, fruto de una amarga desilusión. Están desilusionados porque en su razonamiento han llegado a la muerte de su presunto mesías. Ya había sucedido que venía alguien suscitando grandes esperanzas mesiánicas, pero después moría. Por lo tanto, se esperaba otro más. Este fracaso nutre en dos discípulos la tristeza, y los hace sospechar de haberse equivocado de persona en la cual pusieron toda su esperanza. Pero hay algo más, porque su desilusión se llega a contaminar con el mensaje de las mujeres, en el cual anunciaban que Cristo había resucitado…

Lector 3¿Por qué los discípulos estarían desilusionados aunque Cristo estaba resucitado? Este es el meollo del asunto: estaban experimentando la desilusión de un mesías que no había restaurado el Reino de David. En efecto, Lucas, todavía al inicio del Libro de los Hechos de los Apóstoles subraya la pregunta de los discípulos: “¿Señor, es este el tiempo en el que se reconstruirá el Reino para Israel?” (Hch 1,6b). Con esto se ve que la espera del Mesías condiciona radicalmente el imaginario, los deseos y la mentalidad. Se ve que aún pensaban un reino estable y definitivo, inven-cible según este mundo. Esta óptica se hace más explícita por el hecho de que los discípulos iban hacia Emaús, donde según 1Mac 3,38-60; 4,3; 9;50, Judas Macabeo gana la batalla contra los paganos, mientras que los dos discípulos reconsideran y hablan de una derrota, de un fracaso. De hecho, se ve que ellos están discutiendo. Mientras los dos han entrado totalmente en el drama: han vivido con un mesías que ha desilusionado sus esperanzas, y no se han dado cuenta que con ellos está ya caminan-do Cristo. “Sus ojos estaban impedidos para reconocerlo”.

Lector 4 ¿Por qué sus ojos eran incapaces de verlo? Porque estaban sometidos a su propia mentalidad; veían lo que pensaban. Su esperanza de la restau-ración del esplendor de un reino, de su importancia, de su éxito en la historia después de todas las humillaciones sufridas como pueblo, les ha impedido dejarse sorprender por la presencia del Señor. Y no sólo eso: cuando Cristo comienza a hacer preguntas, lo llaman “el único forastero en Jerusalén”, diciendo con esto la grande verdad, dado que Él como enviado por el Padre no fue reconocido en Jerusalén. Al mismo tiempo han afirmado una cosa ridícula, ya que si alguno conoce eso que ha sucedido es precisamente Cristo, pues Él es el protagonista de estos eventos.

Aquí es posible ver la fotografía de nuestra realidad, donde tantas veces se planean proyectos y después no sucede eso que se esperaba. Enton-ces vienen grandes discusiones, los porqués, la búsqueda de los culpa-bles, etc., mientras no se tiene el mínimo sentido de la presencia y de aquello que el Señor nos está diciendo. Parece casi trágico poder decir que a veces entre nosotros, en la Iglesia, en nuestros consejos, reuniones, en nuestras familias, lugares donde se proyecta, donde se programa, donde se hacen los análisis y las propuestas, etc., es difícil descubrir la presencia del Señor.

Sin una mirada de fe, de acogida del don del Padre, sin experiencia de este don que es el Hijo de Dios, no se entiende la vía del amor, es decir, la vía de la Pascua que vale también para la iglesia. Los discípulos no podían aceptar la cruz, y ésta es una permanente tentación para la Iglesia, sobre todo si es demasiado habituada a gozar del prestigio y del respeto del mundo.

Para reflexionar y compartir (Después de cada pregunta se puede dejar un momento de silencio y luego alguien puede compartir su reflexión)

Lector 1 Ante la situación adversa de salud, economía y realidad social, ¿qué lugar ocupa en nuestros proyectos Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo?¿Cómo hemos percibido la presencia del Resucitado en estos días?¿Sentimos lejano al Señor? Si la respuesta es sí: ¿Qué mentalidad tenemos que cambiar para poderlo percibir y dejarnos guiar por Él? Si la es repuesta es que no: ¿Qué podemos hacer como familia para que los hombres de hoy lo sientan cercano, vivo y presente en medio de noso-tros?

ORACIÓN COMUNITARIA

Lector 2Este tiempo nos lleva a hacer nuestra la súplica de los discípulos de Emaús: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declina-do”. (Lc 24, 29).Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos, aunque no siempre haya-mos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a noso-tros se van haciendo más densas las sombras, y Tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y Tú los haces arder con la certe-za de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero Tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrec-ción.

Lector 3 Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad. Tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en Ti.

Lector 4Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y gene-rosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concep-ción hasta su término natural.

Todos: Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortale-ce a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros! Amén.

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA VIRGEN ANTE EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS

“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momen-to de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para condu-cirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.

DOMINGODE PASCUA

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DOMINGO DE PASCUA“Descubrir la presencia del Señor resucitado en esta hora de la historia” (Lc 24, 13-35)

Lector 1: Lectura del Evangelio

Del Evangelio según San Lucas

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino habla-ban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?» Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!» «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron.»Jesús les dijo: «Hombres duros de entendimiento, ¡cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba.» Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apare-ció a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del SeñorTodos: Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN

Lector 2Este episodio del Tiempo Pascual parece una fotografía muy real de aquellas situaciones eclesiales que suelen darse en cada tiempo. Lucas dice, en efecto, el nombre de uno de los discípulos, pero deja en suspen-so el segundo nombre. El segundo discípulo podría representar, también, a él mismo; su historia personal, porque Lucas no ha conocido al Cristo pre-pascual, pero ha sido llamado por Cristo resucitado, del mismo modo que Pablo. El segundo discípulo sin nombre deja un espacio para nuestro nombre.

Antes que nada, llama la atención la tristeza de los discípulos, fruto de una amarga desilusión. Están desilusionados porque en su razonamiento han llegado a la muerte de su presunto mesías. Ya había sucedido que venía alguien suscitando grandes esperanzas mesiánicas, pero después moría. Por lo tanto, se esperaba otro más. Este fracaso nutre en dos discípulos la tristeza, y los hace sospechar de haberse equivocado de persona en la cual pusieron toda su esperanza. Pero hay algo más, porque su desilusión se llega a contaminar con el mensaje de las mujeres, en el cual anunciaban que Cristo había resucitado…

Lector 3¿Por qué los discípulos estarían desilusionados aunque Cristo estaba resucitado? Este es el meollo del asunto: estaban experimentando la desilusión de un mesías que no había restaurado el Reino de David. En efecto, Lucas, todavía al inicio del Libro de los Hechos de los Apóstoles subraya la pregunta de los discípulos: “¿Señor, es este el tiempo en el que se reconstruirá el Reino para Israel?” (Hch 1,6b). Con esto se ve que la espera del Mesías condiciona radicalmente el imaginario, los deseos y la mentalidad. Se ve que aún pensaban un reino estable y definitivo, inven-cible según este mundo. Esta óptica se hace más explícita por el hecho de que los discípulos iban hacia Emaús, donde según 1Mac 3,38-60; 4,3; 9;50, Judas Macabeo gana la batalla contra los paganos, mientras que los dos discípulos reconsideran y hablan de una derrota, de un fracaso. De hecho, se ve que ellos están discutiendo. Mientras los dos han entrado totalmente en el drama: han vivido con un mesías que ha desilusionado sus esperanzas, y no se han dado cuenta que con ellos está ya caminan-do Cristo. “Sus ojos estaban impedidos para reconocerlo”.

Lector 4 ¿Por qué sus ojos eran incapaces de verlo? Porque estaban sometidos a su propia mentalidad; veían lo que pensaban. Su esperanza de la restau-ración del esplendor de un reino, de su importancia, de su éxito en la historia después de todas las humillaciones sufridas como pueblo, les ha impedido dejarse sorprender por la presencia del Señor. Y no sólo eso: cuando Cristo comienza a hacer preguntas, lo llaman “el único forastero en Jerusalén”, diciendo con esto la grande verdad, dado que Él como enviado por el Padre no fue reconocido en Jerusalén. Al mismo tiempo han afirmado una cosa ridícula, ya que si alguno conoce eso que ha sucedido es precisamente Cristo, pues Él es el protagonista de estos eventos.

Aquí es posible ver la fotografía de nuestra realidad, donde tantas veces se planean proyectos y después no sucede eso que se esperaba. Enton-ces vienen grandes discusiones, los porqués, la búsqueda de los culpa-bles, etc., mientras no se tiene el mínimo sentido de la presencia y de aquello que el Señor nos está diciendo. Parece casi trágico poder decir que a veces entre nosotros, en la Iglesia, en nuestros consejos, reuniones, en nuestras familias, lugares donde se proyecta, donde se programa, donde se hacen los análisis y las propuestas, etc., es difícil descubrir la presencia del Señor.

Sin una mirada de fe, de acogida del don del Padre, sin experiencia de este don que es el Hijo de Dios, no se entiende la vía del amor, es decir, la vía de la Pascua que vale también para la iglesia. Los discípulos no podían aceptar la cruz, y ésta es una permanente tentación para la Iglesia, sobre todo si es demasiado habituada a gozar del prestigio y del respeto del mundo.

Para reflexionar y compartir (Después de cada pregunta se puede dejar un momento de silencio y luego alguien puede compartir su reflexión)

Lector 1 Ante la situación adversa de salud, economía y realidad social, ¿qué lugar ocupa en nuestros proyectos Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo?¿Cómo hemos percibido la presencia del Resucitado en estos días?¿Sentimos lejano al Señor? Si la respuesta es sí: ¿Qué mentalidad tenemos que cambiar para poderlo percibir y dejarnos guiar por Él? Si la es repuesta es que no: ¿Qué podemos hacer como familia para que los hombres de hoy lo sientan cercano, vivo y presente en medio de noso-tros?

ORACIÓN COMUNITARIA

Lector 2Este tiempo nos lleva a hacer nuestra la súplica de los discípulos de Emaús: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declina-do”. (Lc 24, 29).Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos, aunque no siempre haya-mos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a noso-tros se van haciendo más densas las sombras, y Tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y Tú los haces arder con la certe-za de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero Tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrec-ción.

Lector 3 Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad. Tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en Ti.

Lector 4Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y gene-rosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concep-ción hasta su término natural.

Todos: Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortale-ce a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros! Amén.

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA VIRGEN ANTE EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS

“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momen-to de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para condu-cirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.

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DOMINGO DE PASCUA“Descubrir la presencia del Señor resucitado en esta hora de la historia” (Lc 24, 13-35)

Lector 1: Lectura del Evangelio

Del Evangelio según San Lucas

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino habla-ban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?» Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!» «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a Él no lo vieron.»Jesús les dijo: «Hombres duros de entendimiento, ¡cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a Él.Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba.» Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apare-ció a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra del SeñorTodos: Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN

Lector 2Este episodio del Tiempo Pascual parece una fotografía muy real de aquellas situaciones eclesiales que suelen darse en cada tiempo. Lucas dice, en efecto, el nombre de uno de los discípulos, pero deja en suspen-so el segundo nombre. El segundo discípulo podría representar, también, a él mismo; su historia personal, porque Lucas no ha conocido al Cristo pre-pascual, pero ha sido llamado por Cristo resucitado, del mismo modo que Pablo. El segundo discípulo sin nombre deja un espacio para nuestro nombre.

Antes que nada, llama la atención la tristeza de los discípulos, fruto de una amarga desilusión. Están desilusionados porque en su razonamiento han llegado a la muerte de su presunto mesías. Ya había sucedido que venía alguien suscitando grandes esperanzas mesiánicas, pero después moría. Por lo tanto, se esperaba otro más. Este fracaso nutre en dos discípulos la tristeza, y los hace sospechar de haberse equivocado de persona en la cual pusieron toda su esperanza. Pero hay algo más, porque su desilusión se llega a contaminar con el mensaje de las mujeres, en el cual anunciaban que Cristo había resucitado…

Lector 3¿Por qué los discípulos estarían desilusionados aunque Cristo estaba resucitado? Este es el meollo del asunto: estaban experimentando la desilusión de un mesías que no había restaurado el Reino de David. En efecto, Lucas, todavía al inicio del Libro de los Hechos de los Apóstoles subraya la pregunta de los discípulos: “¿Señor, es este el tiempo en el que se reconstruirá el Reino para Israel?” (Hch 1,6b). Con esto se ve que la espera del Mesías condiciona radicalmente el imaginario, los deseos y la mentalidad. Se ve que aún pensaban un reino estable y definitivo, inven-cible según este mundo. Esta óptica se hace más explícita por el hecho de que los discípulos iban hacia Emaús, donde según 1Mac 3,38-60; 4,3; 9;50, Judas Macabeo gana la batalla contra los paganos, mientras que los dos discípulos reconsideran y hablan de una derrota, de un fracaso. De hecho, se ve que ellos están discutiendo. Mientras los dos han entrado totalmente en el drama: han vivido con un mesías que ha desilusionado sus esperanzas, y no se han dado cuenta que con ellos está ya caminan-do Cristo. “Sus ojos estaban impedidos para reconocerlo”.

Lector 4 ¿Por qué sus ojos eran incapaces de verlo? Porque estaban sometidos a su propia mentalidad; veían lo que pensaban. Su esperanza de la restau-ración del esplendor de un reino, de su importancia, de su éxito en la historia después de todas las humillaciones sufridas como pueblo, les ha impedido dejarse sorprender por la presencia del Señor. Y no sólo eso: cuando Cristo comienza a hacer preguntas, lo llaman “el único forastero en Jerusalén”, diciendo con esto la grande verdad, dado que Él como enviado por el Padre no fue reconocido en Jerusalén. Al mismo tiempo han afirmado una cosa ridícula, ya que si alguno conoce eso que ha sucedido es precisamente Cristo, pues Él es el protagonista de estos eventos.

Aquí es posible ver la fotografía de nuestra realidad, donde tantas veces se planean proyectos y después no sucede eso que se esperaba. Enton-ces vienen grandes discusiones, los porqués, la búsqueda de los culpa-bles, etc., mientras no se tiene el mínimo sentido de la presencia y de aquello que el Señor nos está diciendo. Parece casi trágico poder decir que a veces entre nosotros, en la Iglesia, en nuestros consejos, reuniones, en nuestras familias, lugares donde se proyecta, donde se programa, donde se hacen los análisis y las propuestas, etc., es difícil descubrir la presencia del Señor.

Sin una mirada de fe, de acogida del don del Padre, sin experiencia de este don que es el Hijo de Dios, no se entiende la vía del amor, es decir, la vía de la Pascua que vale también para la iglesia. Los discípulos no podían aceptar la cruz, y ésta es una permanente tentación para la Iglesia, sobre todo si es demasiado habituada a gozar del prestigio y del respeto del mundo.

Para reflexionar y compartir (Después de cada pregunta se puede dejar un momento de silencio y luego alguien puede compartir su reflexión)

Lector 1 Ante la situación adversa de salud, economía y realidad social, ¿qué lugar ocupa en nuestros proyectos Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo?¿Cómo hemos percibido la presencia del Resucitado en estos días?¿Sentimos lejano al Señor? Si la respuesta es sí: ¿Qué mentalidad tenemos que cambiar para poderlo percibir y dejarnos guiar por Él? Si la es repuesta es que no: ¿Qué podemos hacer como familia para que los hombres de hoy lo sientan cercano, vivo y presente en medio de noso-tros?

ORACIÓN COMUNITARIA

Lector 2Este tiempo nos lleva a hacer nuestra la súplica de los discípulos de Emaús: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declina-do”. (Lc 24, 29).Quédate con nosotros, Señor, acompáñanos, aunque no siempre haya-mos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a noso-tros se van haciendo más densas las sombras, y Tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y Tú los haces arder con la certe-za de la Pascua. Estamos cansados del camino, pero Tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu resurrec-ción.

Lector 3 Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad. Tú, que eres la Verdad misma como revelador del Padre, ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en Ti.

Lector 4Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día, cuando en torno a ellas se acumulan sombras que amenazan su unidad y su naturaleza. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y gene-rosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concep-ción hasta su término natural.

Todos: Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, con los indígenas y afroamericanos, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad. Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos! ¡Fortale-ce a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros! Amén.

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A LA VIRGEN ANTE EPIDEMIA DEL CORONAVIRUS

“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momen-to de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para condu-cirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.

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