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Los jóvenes y el Evangelio: entre catedrales y fast food Ponencias del I Coloquio de la Facultad Adventista de Teología Collonges-sous-Salève - Francia 3-4 de marzo 2001 Versión en español editada por:

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Los jóvenes y elEvangelio: entre

catedrales y fast food

Ponencias del I Coloquio de la Facultad Adventista de Teología

Collonges-sous-Salève - Francia3-4 de marzo 2001

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Los jóvenes y el Evangelio:

entre catedrales y fast food

Ponencias del I Coloquio de la Facultad Adventista de Teología

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Los jóvenes y el Evangelio:

entre catedrales y fast food

Ponencias del I Coloquio de la Facultad Adventista de Teología

Collonges-sous-Salève - Francia3-4 de marzo 2001

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Edita

Traducción: Juan Antonio López de la TorreDiseño gráfico y maquetación: Esther Amigó Marset

Aula7activa-AeguaeGarcia i Fària, 57-59, 4º, 2ª

08019 BarcelonaTel.: +34 933 032 646Fax: +34 933 032 693

E-mail: [email protected]: www.aula7activa.org

Todos los derechos reservados. Se permite la impresión de las publicacionesde www.aula7activa.org sólo para uso personal. No está autorizada

la reproducción total o parcial de esta publicación por cualquier medio o procedimiento para su difusión publica, incluidos la reprografía,

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Los archivos informáticos de las publicaciones electrónicas no puedenser manipulados bajo ningún concepto.

Aula7activa no se hace responsable de las opiniones expresadas en esta obra. Los textos publicados expresan exclusivamente las opiniones de sus autores.

© 2002, Facultad Adventista de Teología, Collonges-sous-Salève (Francia)© 2004, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo

Depósito Legal: B-12613-2004

SUMARIO

7Prefacio a la edición francesa

Bernard Sauvagnat9

Prefacio a la edición española Los editores

11De una generación a otra...

Jacqueline Catalogne

45¿Por qué abandonan la iglesia nuestros adolescentes?

Roger Dudley

53El Evangelio en una taza

Thomas Müller

59Vino nuevo y odres viejos

Marc Toureille

65Los jóvenes y la credibilidad de las doctrinas cristianas

Johannes Gerhardt

73Para que los jóvenes sean actores

Guy Zeller

77El centro José Figols

Manuela Casti y Corrado Cozzi

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PREFACIO A LA

EDICIÓN FRANCESA

Tras haber celebrado sus primeros veinte años de existencia, laFacultad Adventista de Teología pretendía ampliar su proyección tan-to dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día como en la comu-nidad universitaria y en la sociedad en general. Con ese objetivodecidió crear un coloquio internacional e interconfesional anual conel fin de estimular la reflexión sobre temas importantes para los ad-ventistas.

Este volumen está formado por las actas del primero de esos con-gresos y se publica en ocasión del segundo. La elección del tema,«Los jóvenes y el Evangelio», vino condicionada por la importancia yla urgencia que dicha temática tiene en las iglesias y por la recientecreación dentro del campus adventista del Salève del Centro JoséFigols, dedicado al ministerio en favor de la juventud.

Invitamos a diversos participantes representativos tanto de las dis-tintas regiones del mundo occidental, y europeo en particular, comode las diversas confesiones cristianas: católica, protestante, evangé-lica y adventista. Desafortunadamente nuestro invitado católico nopudo asistir por lo que carecemos de su importante aportación sobreeste tema. Por otra parte, deseábamos que el tema fuera abordadoteniendo en cuenta diferentes perspectivas: sociológica, teológica ypastoral.

Nuestra falta de experiencia en la organización de este tipo de en-cuentros ha hecho de este un modesto inicio. No todas las comuni-caciones incluidas en este volumen pretenden reflejar investigacio-nes académicas. Ellas representan, de forma modesta, la preocupaciónde las iglesias en relación con la juventud y presentan interesantesclaves de reflexión para que el Evangelio adquiera un significadoreal entre los jóvenes de nuestra sociedad. Este volumen podrá, portanto, aportar una ayuda apreciable a todos aquellos que consagransus esfuerzos a este objetivo.

Desde aquí nos gustaría agradecer a todos los autores, así comoa Ariane Johnson por sus traducciones y a Corinne Hauchecorne porsu trabajo de traducción, de relectura y de edición.

Bernard SauvagnatDecano de la Facultad Adventista de Teología

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PREFACIO A LA

EDICIÓN ESPAÑOLA

Aula7activa inicia con el presente título la edición en español de laspublicaciones de la Facultad Adventista de Teología de Collonges-sous-Salève. Este volumen agrupa las ponencias correspondientesal primer coloquio internacional e interconfesional promovido paraconmemorar el vigésimo aniversario de la facultad.

El interés de dicho coloquio, bajo el título de «Los jóvenes y elEvangelio: entre catedrales y fast food», es evidente en el momen-to actual para todas las denominaciones cristianas, de ahí el interésde su traducción para el público de habla hispana tanto por su temá-tica como por la diversidad de los participantes, representantes dealgunas de las denominaciones cristianas de mayor relevancia enEuropa. En todas ellas es común la preocupación por los jóvenes,que cada vez se alejan más de las formas religiosas más tradicio-nales, y en consecuencia de las iglesias cristianas.

La lectura de estas ponencias puede aclararnos algunos de losmotivos que llevan a alejarse a los jóvenes de las iglesias, al tiempoque pueden contribuir a la creación de recursos adecuados que nospermitan, en definitiva, mostrar a los jóvenes que, a pesar de todo lonegativo que puedan observar en las iglesias, nada puede competircon las bendiciones que el mensaje de Cristo y el Evangelio comoforma de vida nos ofrecen generosamente.

Confiemos que las páginas siguientes puedan contribuir a estalabor.

LOS EDITORES

Aula7activa

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Capítulo 1

De una generación a otra...

Valores y creencias de los jóvenes a partir de un estudio sociológico

sobre líneas genealógicas

Jacqueline Catalogne1

Tras la muerte de mi esposo hace unos diez años, decidí realizar unainvestigación centrada en las creencias pero con rigor académico yen el marco de una universidad estatal. Eso me llevó a interesarmeen los valores de los jóvenes.

Antes de explicar los resultados de mi investigación pienso que ci-tar a Paul Ricoeur supone un gran estímulo para emprender estareflexión sobre los valores. Me parece sin lugar a dudas acertado re-tomar aquí una bonita metáfora usada por este autor mientras leentrevistaban hace algunos años en Le Monde:2

«No se puede decir que los valores sean inventados por los que loscreen. De hecho, el estatus de los valores es muy particular y muydifícil de definir... »El concepto de valor tiene un estatus particular por dos razones: »En primer lugar, combina de forma singular objetividad y subjeti-vidad. Por un lado, un valor se impone a alguien con una cierta au-toridad, como un elemento heredado de una tradición. En este sen-tido el valor no carece de objetividad. Por otra parte, el valor sóloexiste cuando alguien lo adopta como tal. Es como si la convic-ción fuera la condición de su existencia.

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1 Jacqueline Catalogne, doctora en historia y sociología de las religiones y de los sis-temas de pensamiento por la Ecole Pratique des Hautes Études (Escuela Prácticade Altos Estudios, Universidad de la Sorbona, Paris), forma parte del Grupo deSociología de las Religiones y del Laicismo, uno de los grupos de reflexión organi-zados en el laboratorio del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS,Centro Nacional de Investigación Científica).

2 P. Ricoeur, Le Monde, 29 octubre 1991.

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se han impuesto. Finalmente, los planos intermedios serían, justamente,como dice Paul Ricoeur, los diferentes planos de valores que, segúnlas generaciones, permanecen si son vividos de manera diferente porlos individuos embarcados en el tren de la aventura humana.

No obstante, el respeto de la evolución de la sociedad no es con-tradictorio con la necesidad de transmitir los valores vividos por lasgeneraciones precedentes; dichos valores conformaban su identidadprofunda y la base de su vida social. Se trata, pues, de un procesofundamental para la permanencia de las sociedades humanas.

A la hora de abordar en profundidad este problema, podemos pro-bablemente hacer nuestra la afirmación de Confucio:

«El buen maestro es aquel que, a pesar de repetir conceptos anti-guos, es capaz de encontrar en ellos algo nuevo.»3

Según este sabio, repetir conceptos antiguos puede hacer apare-cer algo nuevo. Se podrá verificar la pertinencia de este adagio a lolargo de este estudio sobre los valores y las creencias; aparecen conformas nuevas pero no desaparecen. Como lo dirá cinco siglos mástarde, de forma casi idéntica, la Biblia por boca de Jesús4 –¡lo que de-muestra la universalidad del pensamiento humano!–, hay que sabersacar «de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas». Las generacionespasan, los valores permanecen aunque se transformen.

MI INVESTIGACIÓN

Entraremos ahora en mi investigación en la que han aparecido reve-ladoras tensiones entre algunos hallazgos contrastados, en ocasionescontradictorios, se han revelado esencialmente heurísticos. No tengola ambición que de ello resulten nuevos paradigmas. Sin embargo, de-searía mostrar cómo los individuos pueden ser a la vez «productos» yproductores de valores y de creencias en un sector de la sociedad fran-cesa, en los albores del siglo XXI. ¿Cómo se transmiten los valores?¿Ha cambiado el proceso de transmisión? Más aún, ¿Se da todavíaese proceso? ¿Han contribuido algunos valores a la transmisión deotros? ¿Creer no consiste en elegir ciertos valores y magnificarlos?

Mi investigación se centró en la transmisión de los valores con re-ferencia a una práctica –la catequesis– considerada en este caso par-

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»En segundo lugar, los valores se sitúan, a mi entender, a medio ca-mino entre las convicciones duraderas de una comunidad histórica ylas constantes reevaluaciones producidas por los cambios de épocay de circunstancias, con el consiguiente surgimiento de nuevos pro-blemas, como los del medio ambiente, la aplicación de las técnicasbiológicas al dominio de la vida, la economía mundial, etcétera.»Para ilustrar esta segunda peculiaridad de los valores se puedepensar en lo que ve un pasajero por la ventana de un tren. El pai-saje desfila pero todos sus planos no lo hacen a la misma veloci-dad. Los horizontes lejanos se deslizan lentamente, los cercanostaludes pasan a toda velocidad. Los valores están, desde mi pun-to de vista, en una posición intermedia. »Demasiado a menudo, en nuestros debates actuales, olvidamosesta posición específica de los valores. Los dogmáticos apuestandemasiado fácilmente por la inmovilidad del horizonte. Los nihilistassubrayan con demasiada rapidez la desaparición instantánea de losprimeros planos y el carácter quebradizo de los valores. Sin embar-go, me parece que es entre los dos extremos donde encontramoslas grandes categorías orientadoras del político. Los valores no des-aparecen en un abrir y cerrar de ojos. Tienen una gran duración. Ydel mismo modo son fundamentalmente perecederos y, por lo tan-to, deben ser actualizados continuamente con la finalidad de res-ponder a las vertiginosas mutaciones de nuestra historia.»

Esta parábola moderna, un paisaje de planos que se van sucediendomientras el tren conduce a los pasajeros hacia otros horizontes, pue-de evocar el tiempo, que pasa mientras que las generaciones siguenmirando al futuro, con el riesgo de no vivir el presente, o se vuelvenmelancólicamente hacia el pasado, con el riesgo de quedarse inmó-viles como la mujer de Lot transformada en estatua de sal.

Al mismo tiempo, esta parábola nos ayuda a comprender mejor loque pueden ser los valores. Paul Ricoeur insiste en el hecho de quees legítimo pensar en la tradición como objetiva, aunque evolucionea través de las generaciones. Sin embargo, no habría que olvidar quelos que viven esa tradición son personas; por lo tanto pueden, o me-jor dicho, deben transformar esa tradición. De esta manera podráconstruirse la tradición futura, lo cual es de vital importancia.

Por otro lado, es posible retomar los diferentes planos de la metáfo-ra. Así, los horizontes lejanos, casi inmóviles, serían las civilizacionesque viven a lo largo de la historia y que pueden parecer inmutables. Lostaludes que pasan a toda velocidad serían los efectos de la moda, nor-malmente efímeros puesto que pueden desaparecer tan rápido como

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3 Confucio, Entretiens du maître avec ses disciples (La Petite Collection, 156), Milleet une nuits, París, 1997.

4 Mateo 13: 52.

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En la época en la que se estaba preparando este sondeo, para es-tablecer el listado de valores, se tomaron en cuenta también estu-dios, encuestas y sondeos aparecidos sobre los valores y los jóve-nes.6

A partir de estas fuentes, hubo que identificar la importancia delos valores de igual manera que en el estudio precedente sobre el pe-so y la permanencia de los valores en el tiempo.

En todos estos estudios, cualquiera que fuera su fuente y su forma,aparecían valores-guía. Con ellos se compuso la base del cuestio-nario. Por supuesto se puede pensar que se podría haber realizadootra selección; hay numerosos sinónimos, numerosos términos cer-canos; hubo que cortar y al fin seleccionamos veintisiete ítems.7

Gracias a que se creó una red de profesores y educadores, al me-nos un millar de cuestionarios fue distribuido en centros de ense-ñanza secundaria, tanto públicos como privados, repartidos a su vezen la región parisina y en el resto del territorio francés, principal-mente en el oeste, el norte y el centro de Francia. Este sondeo fuedifundido incluso en los Foyers de Jeunes Travailleurs (FJT) [Hogaresde Jóvenes Trabajadores]. Aunque no se trate de un muestreo deselección aleatoria, la gran difusión del cuestionario permite consi-derar los resultados como bastante significativos, a falta de ser to-talmente representativos según las normas reconocidas en socio-logía.

Los cuestionarios fueron puestos de manera anónima a dispo-sición de los jóvenes que querían responderlos. Tanto en los ins-titutos y en las universidades como en los FJT los jóvenes partici-pantes cooperaron y se mostraron realmente muy interesados ennuestro sondeo; respondieron concienzudamente y también conamabilidad.

La mayor parte de las veces, los educadores y los profesores losentregaban al alumnado, dejando tiempo para rellenarlos, pero, porsupuesto, no intervenían en el proceso, dejando a los jóvenes total li-bertad para opinar. Al final del cuestionario los jóvenes debían pre-cisar si habían recibido o no enseñanza religiosa.

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ticular como una simple práctica social de formación espiritual. Se tra-taba de saber si se seguían transmitiendo los valores y cuál era el pe-so de la catequesis en esta transmisión. Para investigar esta pro-blemática en 1992-93 elaboré una encuesta sociológica de tipo sondeode datos cuantitativos; para diseñar y validar dicha encuesta me ase-soró un amigo, profesional de los sondeos de opinión. Me voy a per-mitir daros algunos de los resultados más destacados de dicha en-cuesta.

METODOLOGÍA DE ESTE SONDEO

Intentar definir los valores que serían propuestos dentro del cuestio-nario del sondeo implicaba hacer una elección, con una preocupa-ción constante por la objetividad. Determinar un conjunto de valoresque pudieran ser tomados en cuenta e incluidos en el cuestionariocorría el riesgo de resultar subjetivo y arbitrario. Esta tarea de iden-tificación resultó compleja y delicada.

Había que intentar hacer un inventario de los valores que habíansido transmitidos a lo largo del tiempo a fin de determinar su peso eimportancia. Pero, ¿cómo definirlos? ¿Dónde se podía encontrar surastro? Nos pareció posible poder descubrir en los diferentes docu-mentos escritos a través de los tiempos.

Efectivamente, de una generación a otra, de un grupo a otro, de unlugar a otro, en los documentos escritos ha podido vehicularse aque-llo que permite al hombre, a los individuos, seguir viviendo y cons-truyendo su espacio social.

Por ello, este inventario consistió en un primer momento en un lis-tado de los valores reconocidos por los filósofos, escritores y pen-sadores que han forjado nuestra civilización hasta nuestros días. Comoera impensable releer la totalidad de sus escritos, este trabajo fueefectuado con la ayuda de antologías escolares, de diccionarios, decolecciones de textos filosóficos. Por supuesto no se trata de un tra-bajo exhaustivo.5

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5 A. Armand, Histoire de la littérature française (Itinéraires Littéraires), 6 vol., Hatier,París, 1991; J.-M. Vencer, Histoire de la philosophie moderne et contemporaine.Figures et oeuvres (Le Collège de la Philosophie), Grasset, París, 1993; J. P. deBeaumarchais, D. Couty, A. Rey (eds.), Dictionnaire des littératures de langue fran-çaise, 3 vol., Bordas, París, 1984; D. Huisman (ed.), Dictionnaire des philosophes,2 vol., PUF, París, 1984; A. Lagarde, L. Richard, Les grands auteurs français, PUF,París, 1985; P. Brunel (ed.), Littérature française. Histoire et anthologie, 3 vol., Bordas,Paris, 1979; A. Roussel, G. Durozoi, Philosophie. Notions et textes, Nathan, París,1989; J. Russ, Les chemins de la pensée, Colin, París, 1988.

6 Se puede citar a: J. Stoetzel, Les valeurs du temps présent. Une enquête europé-enne (Sociologies), PUF, Paris, 1983; A. Muxel, Y. Lambert, P. Mayol, Les jeunesadultes de 18 à 25 ans, CNER, París, 1991; G. Lescanne, T. Vincent, 15-19 ans. Desjeunes à découvert, Cerf, París, 1990.

7 Los valores seleccionados son: altruismo, amistad, amor, dinero, autoridad, belleza,bien, cultura, deber, familia, fidelidad, orgullo, fe, justicia, libertad, lealtad, paz, per-dón, patria, razón, respeto de la persona, saber, solidaridad, tolerancia, trabajo, ver-dad, voluntad.

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Voluntad, justicia y lealtad alcanzan el 60%.10 En el 50% se en-cuentran solidaridad y tolerancia.11

Así pues, casi la mitad de los 27 términos propuestos fueron con-siderados como «muy importantes» por la mayoría de los entrevista-dos.

Tres, de los catorce restantes: perdón, trabajo, cultura, igualan osuperan el 40%.12

Hay que subrayar el hecho de que la fe está por debajo del 40%,y valores como altruismo, saber, bien, deber, fueron juzgados como«muy importantes» por el 30% de los jóvenes encuestados.13

Los seis últimos: razón, patria, dinero, belleza, orgullo, autoridad,solo son considerados como «muy importantes» por una minoría, conel resultado más bajo para autoridad (11%).14

Estos términos representativos de los valores son consideradospor los jóvenes como fundamentales, aunque no los definan siste-máticamente como «valores». Valores tan importantes como el amor,la amistad, la justicia, la libertad, la fidelidad (asociada al amor porel 65% de los jóvenes entrevistados), la familia, el respeto al otro, lasolidaridad, constituyen auténticos referentes para los jóvenes quefueron consultados. En este sondeo, por el contrario, la autoridad noconsigue una valoración muy positiva. Como se verá más adelan-te, los jóvenes han envuelto este término de un sentimiento de am-bigüedad.

Se aprecia que siguen funcionando los canales habituales de trans-misión. A pesar de la evolución del núcleo familiar, los principalestransmisores de valores siguen siendo los padres y también los abue-los. La escuela, por su parte, conserva principalmente su rol tradi-cional de aprendizaje del saber y de la cultura, indisociables en la opi-nión de los jóvenes.

Igualmente parece que los valores tienen un impacto mayor entrelos jóvenes que han accedido a una formación religiosa. En cualquiercaso las diferencias son relativamente pequeñas.

¿Se puede afirmar realmente que se ha producido la muerte de losvalores? A pesar de los rumores, de las informaciones de los medios

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LA MUESTRA

583 cuestionarios nos fueron devueltos correctamente rellenados, delos que 155 pertenecían a jóvenes que no habían recibido enseñan-za religiosa. No fue necesario añadir más sujetos a la muestra delsubgrupo de los no catequizados, puesto que representaba prácti-camente un cuarto de las personas entrevistadas. Es cierto que eraindispensable disponer de un número de participantes bastante ele-vado para poder comparar estadísticamente las respuestas de unapoblación con la otra, es decir, catequizados y no catequizados.

De 583 encuestas válidas, 428 provenían de jóvenes que decíanhaber recibido una enseñanza religiosa, a los que denominamos «ca-tequizados», y 155 provenían de jóvenes que afirmaban no haber re-cibido formación religiosa y que denominamos «no catequizados». El53% del total, es decir, 309 respuestas, eran de chicas, frente al 47%de muchachos.

Del total, 198 jóvenes (34%) vivían en la región parisina y 385 (66%)fuera de ésta. Se constatan las mismas proporciones en las dos sub-divisiones de la muestra. El 57% de los jóvenes tenían más de 18años y el 43% eran adolescentes menores de edad. El 62% estabaaún escolarizado y el 38% de los encuestados trabajaban.

Este sondeo realizado a través de un cuestionario tenía como ob-jetivo conocer lo que los jóvenes consideran importante para sí mis-mos y para la sociedad, y cómo eso les había sido transmitido, pormedio de qué canales; por otra parte, teniendo en cuenta el objetivoque nos habíamos propuesto en esta investigación, se deseaba sa-ber cuál era el impacto de la catequesis en esta transmisión.

Considerando cómo se había hecho el sondeo, los jóvenes que par-ticiparon en el estudio representaban ampliamente a la juventud fran-cesa en su diversidad y su pluralidad: parisinos y de otras provincias,procedentes de todos los medios sociales (si bien los barrios consi-derados «de alto riesgo» están ausentes), escolarizados y trabaja-dores, y en una franja de edad que va de los 15 a los 25 años.

RESULTADOS OBTENIDOS

Tres palabras superan el 80%:8 amor, libertad, amistad. Paz y respetode la persona rozan el 80%; familia, verdad y fidelidad superan el 70%.9

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8 Amor: 83,7%; libertad: 82,9%; amistad: 80,6%.9 Paz: 79,9%; respeto de la persona: 78,2%; familia: 71,7%; verdad: 71,5%; fidelidad:

70,5%.

10 Voluntad: 67,8%; justicia: 63,5%; lealtad: 60,7%.11 Tolerancia: 52,7%; solidaridad: 52,4%.12 Perdón: 48%; trabajo: 44,5%; cultura: 40%.13 Fe: 37,4%; altruismo: 37,9%; bien: 33,9%; saber: 36,1%, deber: 31,8%.14 Razón: 26,6%; patria: 19,5%; dinero: 18,7%; belleza: 16,6%; orgullo: 14%; autori-

dad: 11,9%.

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Así mismo, ¿qué es la fidelidad? ¿Es el matrimonio para toda la vi-da, pase lo que pase, como para la mayor parte de las parejas deantes de la Segunda Guerra Mundial, y como lo sigue exigiendo lareligión católico romana? ¿O se trata más bien de fidelidad a la pa-reja con la que se vive mientras el amor perdura, pero con la posi-bilidad de cambio cuando la convivencia se salde con una ruptura?La fidelidad, en efecto, asociada por los jóvenes de 15-25 años alamor en un 65% de las respuestas —la más fuerte de todas las pro-puestas por los jóvenes— ¡plantea algunos problemas! ¿Consideranellos la fidelidad hasta la muerte predicada por la Iglesia Católica,o se trata más bien de fidelidades sucesivas, puntuales, pero perci-bidas como importantes en el momento en el que son vividas? Estepodría ser también una forma de ideal difícil de llevar a cabo peromuy deseado.

El término «orgullo» puede ser también un buen ejemplo: algunosjóvenes lo calificaron de «defecto», asimilándolo sin duda a la ambi-ción; para otros era una «cualidad», tal vez pensando principalmen-te en la satisfacción del trabajo bien hecho, del logro personal.

Estos ejemplos son sólo una muestra de los interrogantes que sepueden plantear. Por lo tanto, este sondeo no permite comprenderpor qué los valores perduran hoy en un mundo tan inseguro desde elpunto de vista económico y social, por mencionar solo algunos as-pectos; por otro lado, no resulta posible decir cómo los valores evo-lucionan. Nadie puede afirmar si se trata de una fuerza motriz ca-paz de dar un sentido y una coherencia al futuro de estos jóvenes.Tampoco es posible decir que se trate de un refugio seguro frente alas incertidumbres y los peligros tan numerosos en este final de sigloy de milenio. Sólo era, pues, un punto de partida para la continuaciónde esta tesis.

PROFUNDIZANDO EN LOS RESULTADOS

Diversos métodos matemáticos y estadísticos aplicados a los da-tos obtenidos –en este caso, análisis factorial, para los que cono-cen estas técnicas– nos permitieron afinar los resultados, organi-zándolos de manera diferente para aportar matices más queinteresantes.

Lo que resultó más pertinente fue la aparición de una especie de«paisaje» de los valores. Esta organización no contradice los análi-sis previos; nos permite comprender cómo los valores se organizanentre ellos e incluso cómo evolucionan a lo largo de la formación delos jóvenes.

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de comunicación, da la impresión de que los valores, según este son-deo, siguen siendo fruto de la educación familiar, escolar y, cierta-mente, de la educación religiosa. No obstante, los resultados obte-nidos en lugar de dar todas las respuestas, plantean una gran cantidadde preguntas.

LÍMITES Y PREGUNTAS

Sin embargo, este sondeo no resuelve todos los problemas plantea-dos. Tras el sondeo de 1993 se podía observar que, teniendo en cuen-ta el conjunto de los términos propuestos, la suma de los resultadosen los que se concedía más importancia a los valores era más ele-vada entre los catequizados que entre los no catequizados; el hechode haber recibido una formación religiosa tiende a maximizar la ex-plícita consideración de los valores, pero la diferencia es demasiadodébil (del orden del 10-20% máximo) como para extraer una conclu-sión definitiva sobre la importancia de la enseñanza religiosa en latransmisión de valores.

Evidentemente es difícil, por no decir imposible, precisar con exac-titud lo que los jóvenes entendían con precisión al hablar de cadauno de los términos que les habían sido propuestos. Esto es de-bido al valor polisémico de los términos empleados. A pesar de es-ta reserva, parece que para algunos términos no existe ambigüe-dad.

Es cierto que uno puede preguntarse con razón sobre lo que los jó-venes entienden cuando se les dice: «belleza», «bien», «razón», «ver-dad», «amor», «fidelidad» o «fe». Esta ambigüedad pudo ser par-cialmente minimizada, a veces, gracias a las asociaciones de términos,pero es cierto que en muchos aspectos es una realidad.

Por ejemplo, perdón y tolerancia tienen un peso casi idéntico en losjóvenes; se constata no obstante que el peso del perdón es bastan-te más elevado entre los catequizados, mientras que parecería quela tolerancia tiene más importancia entre los no catequizados.Posiblemente esto se deba al hecho de que en la tradición cristianael perdón es una virtud evangélica, mientras que la tolerancia es ca-lificada más bien como una virtud laica. Habrá que precisar estos as-pectos en la encuesta cualitativa. Para los jóvenes entrevistados setrata en cualquier caso de cualidades.

Igualmente podemos plantearnos el concepto de fe para los jóve-nes. ¿Implica una creencia religiosa o espiritual? Para algunos jóve-nes que encontramos en las reuniones en los institutos o en los FJT,la fe solo implica la confianza en el ser humano.

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orden, más racionales, coincidiendo más con las representacionestradicionales de las diferencias entre los sexos.

Los jóvenes escolarizados están más cerca de los menores de 18años y los trabajadores de los mayores de edad, lo que resulta com-pletamente lógico; este hecho tiende a confirmar lo que señalamosanteriormente para las edades y la organización de los ejes.

Quedarnos con estos resultados cuantitativos ya de por sí intere-santes, aunque parciales, hubiera sido una lástima, así que conside-ré la posibilidad de continuar esta investigación en el marco de unatesis doctoral que voy a describir a continuación.

INVESTIGACIÓN RECIENTE

Llegada a este punto, realicé mi Diplomatura de Estudios Avanzadosen la Escuela Práctica de Altos Estudios, en el departamento deCiencias Religiosas de la Sorbona. Acabo de terminar y pronto de-fenderé una tesis cuyo tema puede describirse de la siguiente forma:«De una generación a otra, valores y creencias a partir de un estudiosociológico generacional.» El título es: Familias, valores y transmi-sión. Encuesta cualitativa sobre los valores de tres generaciones dela clase media francesa, a finales del siglo XX.

Efectivamente, para corroborar los resultados del sondeo de 1993,parecía interesante poder comparar, con un cuestionario igual, lo quecambia en el curso de las generaciones: los que tienen entre 18-25años, entre 26-40, entre 40-65 y los de 66 años o más. Pero eso no ha-bría permitido comprender lo que ocurre en una transmisión real en unamisma familia. Así que, en lugar de entrevistar a jóvenes, después apadres y finalmente a abuelos que no tuviesen ninguna relación entreellos, nos pareció más interesante estudiar una línea de transmisión enel seno de líneas genealógicas; esto permite observar una verdadera«cadena de transmisión». Se toma al joven como punto de partida. Enuna entrevista de tipo semidirigida expone lo que es importante paraél, evoca sus valores, precisa cuáles son, desde su punto de vista,los orígenes... A continuación, en la misma familia, se realiza una en-trevista con uno de los padres, o incluso con los dos pero tomados deforma separada. Finalmente, si es posible, se entrevista al primer es-labón de la cadena, un abuelo, una abuela, o incluso los dos.

Había que delimitar la población a estudiar. No se podía considerarla posibilidad de realizar entrevistas de tipo cualitativo en el conjun-to de la población francesa ya que era una tarea materialmente irrea-lizable. Trabajar con una veintena de familias nos parecía razonable;pero, ¿de qué nivel social las debíamos buscar?

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Los valores se sitúan en torno a dos ejes.Un eje vertical parte de la familia/fidelidad para llegar a la toleran-

cia/cultura. Parece mostrar que se podría pasar de los valores tradi-cionales de la vida familiar, o incluso religiosa con la fe y el perdón enel centro, a los valores de la modernidad desarrollados a partir de laIlustración, valores que pueden definir el espíritu de la laicidad.

Incluso sería posible definirlo como el eje de la infancia a la edadadulta; en efecto, parte de la familia, unida ya que está marcada porla fidelidad, e incluso el amor (un poco a distancia, pero siempre muypresente en lo alto de este diagrama, en una especie de trascenden-cia intemporal); después vienen la amistad, el deber, la voluntad, la fey el perdón que pueden ser los rasgos de la adolescencia en la eta-pa escolar y del catecismo; para ir, abajo del cuadro, hacia el gruposaber-razón-tolerancia-cultura, lo que significaría la abertura al mun-do adulto; sin olvidar el paso por la paz-la justicia-el respeto al otro-lasolidaridad-la libertad, que son muchos de los ideales de los jóvenesadultos.

Este planteamiento parece más creíble cuando se observan las eda-des dentro del cuadro, ya que se ve que los menores de 18 años sesitúan más bien en la parte de arriba, mientras que los menores es-tán en la parte inferior del cuadro.

Al eje horizontal se podría definir de la siguiente forma: de lo indi-vidual a lo social, con un cierto repliegue en torno a la vida material,incluso bajo una cierta forma de nacionalismo, para ir hacia valoresaltruistas. ¿Sería exagerado decir que se va del materialismo capita-lista al cristianismo social, de la economía del provecho propio a lade la generosidad?

Sin duda se le podría calificar también de la siguiente forma: del po-der al servicio, e incluso de la economía de mercado al humanitaris-mo, pasando de la autoridad al perdón, del dinero a la justicia y a lasolidaridad.

La belleza y, en una proporción menor, el amor se encuentran ais-lados en este paisaje como si fueran valores de un rango superior, di-fíciles de reagrupar.

En nuestro cuadro, no es posible, sin embargo, encontrar diferen-cias verdaderamente significativas atendiendo a las categorías de se-xo, región, origen o actividad.

No obstante, las chicas y los muchachos están suficientemente se-parados, lo que demuestra una vez más, como se observaba ya enel caso de los análisis de selecciones cruzadas, que las chicas estánmás cerca de valores altruistas, poniendo al descubierto su sensibi-lidad femenina, y los chicos, en cambio, se acercan más a valores de

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ja es incierta, debido una vez más a la tendente desaparición de iden-tidad de clase.

Finalmente, y dentro de las llamadas clases medias, había que te-ner en cuenta la diversidad de las situaciones familiares actuales, apesar de que no sea posible hablar de una muestra representativacuando sólo se trata de una veintena de familias.

Sin embargo fue posible encontrar familias relativamente diversifi-cadas, tanto en la región parisina como en el resto del territorio fran-cés, algunas monoparentales, ya sea por divorcio o por viudedad,otras reconvertidas en «biparentales» al aparecer la figura de unpadrastro o madrastra. También se diversifican en cuanto al estatusprofesional de sus miembros; casi todas las madres trabajan; el es-tatus profesional de los adultos va desde ingeniero a empleado, pa-sando por profesor, militar o técnico. Tampoco habría que olvidar aun empresario en paro. Esta diversidad aparece también en el senode los abuelos, por supuesto jubilados, pero cuyas profesiones an-teriores iban de la actividad liberal a empleado de la EDF [Électricitéde France, compañía eléctrica estatal francesa. N. del T.]. Excepto enuno o dos casos, los jóvenes aún no tienen actividad profesional, pe-ro reflejan también esta relativa diversidad de las situaciones.

Igualmente parece importante subrayar una relativa homogeneidadde los niveles de vida, al menos de forma aparente; todas las entre-vistas las realizamos en sus propios hogares y, al menos, pude ob-servar el aspecto de los salones.

El hogar transmite esta homogeneidad ya que el confort de lascasas era bastante idéntico. No obstante, aparecen algunas dife-rencias, principalmente en el tipo de muebles de los salones, lo quepuede implicar orígenes sociales más diversos de lo que la formade vivir actual deja entrever. En este aspecto, por supuesto, sólo setrata de matices que pueden ser subjetivos y no se puede hablar denada que sirva para establecer una verdadera separación. Lo cualtiende a confirmar lo que ha sido dicho sobre las «clases medias».

La composición de este corpus de veintiuna familias (a saber, 75entrevistas semidirigidas con una media de duración de una a dos ho-ras) pudo llevarse a cabo gracias a una red de amistades en el con-junto del país. Ocho de esas veintiuna familias viven fuera de la re-gión parisina. Las demás viven en el mismo París o en los alrededores.Pero, teniendo en cuenta la movilidad actual, y el origen de los abue-los, sería muy aventurado definirlas únicamente de esta forma. Estonos permitió estudiar el hilo de transmisión en el seno de «casos fa-miliares». Así que partimos de una «cadena de transmisión» en el in-terior de una misma familia.

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Nos pareció que trabajar con familias de clases medias, que hoy endía constituyen la mayoría de la población francesa, nos permitiríaextraer enseñanzas sobre la transmisión de valores que podrían serextendidas al conjunto del país.

¿La noción clases medias a qué se refiere? Es cierto que el contex-to actual es completamente diferente al de los años inmediatamenteposteriores a la Segunda Guerra Mundial. Tampoco tiene el mismo sen-tido que se le atribuía comúnmente en el período entre la Primera y laSegunda Guerra mundiales. En aquel momento, no se hablaba de «cla-ses medias» en plural, sino de «clase media» que se refería al mun-do del pequeño comercio minorista. O. Galland y Y. Lemelt comentan:15

«El diagnóstico era el de una transformación de la sociedad fran-cesa centrada en la clase media, entendiendo dicho proceso no co-mo una nivelación general sino como una focalización progresivaen las clases medias.»16

Las fronteras de clase parecen pues más confusas y las diferenciasmenos marcadas. La disminución del sentimiento de pertenencia a unaclase social definida es general. O. Galland llega a hablar de una «ne-bulosa de las clases medias»17. Una vez precisado esto, aún nos que-dan muchas incertidumbres y el futuro de estos análisis sociales pare-ce inseguro. A pesar de todo decidimos buscar familias en el contextode la así llamada «clase media» según lo que acabamos de considerar.

Esto excluía de la población a estudiar por una parte los estratosmás desfavorecidos, como son los jóvenes de las ciudades y de losbarrios marginales, y por otra parte lo que se podría calificar como los«súperprivilegiados» de nuestra sociedad. Pero incluso ahí, la fran-

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15 O. Galland y Y. Lemel (eds.), La nouvelle société française. Trente années de mu-tation, A. Colin, París, 1998.

16 Las clases medias en esta perspectiva, continúan diciendo los autores, comprendenlos cuadros intermedios, una parte de los ejecutivos de nivel superior (incluyendo alos profesores de la enseñanza secundaria) y también los «empleados» [en ingléswhite collars: administrativos, secretarias…, empleados en ocupaciones no manua-les en general. N. del T.]... Cada vez más franceses consideraban que pertenecían ala clase media... La puesta en marcha de nuevas formas de sociabilidad les permitíaa algunos de sus miembros remontar progresivamente posiciones en la escala so-cial. El rol y el lugar de las categorías superiores (burguesía clásica, dirigentes) pa-recía reducido. El análisis se apartaba enormemente de los modelos más clásicos deinspiración marxista o weberiana en los que las posiciones elevadas combinan in-gresos, prestigio y poder y constituyen el elemento dominante de la sociedad. Lasafirmaciones de Pierre Bourdieu sobre este grupo constituyen un buen ejemplo.

17 O. Galland y Y. Lemel (eds.), op. cit.

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cia de la familia, cualquiera que sea la situación familiar, incluso si setrata de familias desestructuradas o recompuestas. Sólo una chicade los cuarenta jóvenes entrevistados habló de la familia de forma re-lativamente negativa, se trataba de una alumna de primero de ba-chillerato cuya madre había muerto y cuyo padre se había divorcia-do. Pero para todos los demás, la familia representa el valor másimportante.

En cuanto al amor, no sólo se entiende como el amor de un cón-yuge o de un novio, sino también, en muchos casos, como el amor alprójimo, la atención al otro. Dan la sensación de querer ampliar el con-cepto de amor más allá de su pareja.

Otros tres valores, desde mi punto de vista, son realmente espe-cíficos de los jóvenes, una especie de faro luminoso: son el respetode la persona, que tiene por corolario la tolerancia y la solidaridad.¡Los perciben como la fuente de los demás valores! Es una cons-tante en la mayoría de las entrevistas realizadas, lo cual me parecebastante significativo.

No obstante, una pequeña minoría, apenas el 5%, matiza bastan-te el concepto de tolerancia; se trata de jóvenes con convicciones re-ligiosas muy sólidas y tradicionales, ¡o más bien tradicionalistas! Secreen en posesión de la verdad y quieren transmitirla a toda costa.

Sin embargo, otros jóvenes para los que la religión es igualmenteimportante no desean imponer sus propias convicciones a los demás.Para ellos, el concepto de tolerancia es absolutamente fundamen-tal; muchos son incluso bastante críticos frente a las limitaciones mo-rales que parece querer imponer el Vaticano, especialmente en ma-teria de sexualidad. En este aspecto, consideran que cada parejadebe determinar su conducta.

Ante este gran respeto al otro, unido muy frecuentemente al con-cepto de tolerancia, parece justificado plantearse si no se trata másbien de una forma de individualismo actual: «¡Cada uno que crea loque quiera!»

La libertad es también un valor esencial para la mayoría de los jó-venes; afirman ser afortunados por vivir en un país libre donde cadauno puede expresarse sin grandes riesgos.

Respecto a la fidelidad, al igual que en el sondeo, para todos losjóvenes, de padres divorciados o no, se trata de un valor estrecha-mente relacionado con el amor pero también con la familia y la amis-tad. Pude constatar entre los jóvenes cuyos padres se habían di-vorciado, que algunos desean enormemente construir familiasbasadas en una fidelidad estable y duradera; sin embargo, subrayanque se trata más bien de un ideal deseado que de una realidad po-

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Cuando utilizo el término «familia», quiero decir que al menos pu-de entrevistar a un joven o a alguno de los padres; pero en un terciode las familias pude tratar con tres generaciones, es decir uno o in-cluso dos jóvenes, uno o dos padres y uno de los abuelos. En algu-nas familias reestructuradas, pude además entrevistar a un padrastro.

Les planteaba una pregunta de partida muy genérica sobre aque-llo que ellas consideraban importante en la vida, después continua-ba haciéndoles reflexionar en particular sobre los valores que yo pro-ponía en el sondeo. Igualmente les preguntaba lo que pensaban dela sociedad actual, de sus problemas y cómo veían el futuro.

Estas entrevistas realizadas en un marco de confianza me permi-tieron reunir un enorme corpus cuyo contenido es muy difícil resu-mir en unas pocas páginas; en cualquier caso puedo intentar com-partir lo esencial, sobre todo en lo que concierne a la transmisión,principal hilo conductor de esta investigación. Estudiarlo permitesintetizar lo que este trabajo puede aportar sobre la cuestión de losvalores.

LOS VALORES

Es posible constatar algunos puntos cardinales que vienen a corro-borar lo que decía el sondeo precedente.

Estas entrevistas tanto con los jóvenes como con los padres, e in-cluso con los abuelos, reflejan una especie de núcleo central de va-lores que parecen comunes a todas las generaciones, incluso si seenfocan de manera diferente, o si son vividos de otra forma.

Estos valores son esencialmente los mismos que los aparecidos enel sondeo que nos sirvió como punto de partida; se trata de la fami-lia, la amistad, la fidelidad, ¡pero también y con una importancia ma-yor de la prevista entre los jóvenes, el saber y la cultura! Este con-junto de valores se ha rebelado como el derivado de una herenciafamiliar. Los jóvenes mismos reconocen con satisfacción que son losherederos de los valores de sus padres, incluso si no los viven de lamisma manera.

Conviene subrayar aquí la importancia de la familia. Se trata deun valor seguro; incluso se podría afirmar que se trata del valor do-minante, cualesquiera que sean la edad y el nivel sociocultural. Inclusose puede hablar de «valor-fuente» en la medida en la que está en elorigen de otros valores que los jóvenes adoptan. Efectivamente, enel seno de la familia se transmiten los principios éticos, que es esatensión latente de las actitudes frente a las innumerables eleccionesde cada día. Al mismo tiempo esto nos permite enfatizar la importan-

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parece ser menos primordial que para sus propios padres. Para lagran mayoría de jóvenes, la palabra «fe» evoca siempre la creenciay la pertenencia religiosa; ¡no obstante esto se aplica también a lafe dentro de un ideal social como por ejemplo la fe comunista! De to-das formas, incluso entre los abuelos, la fe ya no está ligada a laIglesia como institución; podría citar a una abuela de 73 años, de ori-gen humilde, que había sido secretaria en su vida profesional y queme dijo: «Lo principal es descubrir a Dios y después confiar en él,pero la Iglesia o el Papa dicen cosas que no son interesantes... Haycosas importantes de las que la gente apenas ni se ocupa, y sin em-bargo los quehaceres cotidianos hacen una gran historia... La fe ayu-da a vivir, pero los pormenores de la Iglesia son algo diferente, noson importantes en absoluto.» Estas afirmaciones me parece queson un reflejo bastante fiel de lo que me dijeron los entrevistados detodas las generaciones. Los jóvenes opinan de manera similar; asípor ejemplo, Cécile, de 16 años, estudiante de primero de bachille-rato, me dijo: «Hablaba el otro día con un chico de mi clase que esun poco como yo. No creemos en un Dios igual al de todo el mundo.Nos hemos inventado un Dios sin todo lo que está alrededor.»Desconfían de la religión, temen dejarse alistar, pero manifiestan in-terés por los temas religiosos.

Muchos muestran una posición a medias tintas: ni afirmación ni re-chazo total, incluso a veces presentan más benevolencia que hos-tilidad, y también algunas reservas (Juan Pablo II). En suma, la re-ligión puede ser un recurso que se puede utilizar, pero con la condiciónprevia de que sea libremente. La identidad cristiana resulta bastan-te difusa e imprecisa. Un millón de jóvenes en el césped del hipó-dromo de Longchamp de Paris no significa un millón de jóvenescatólicos, comprometidos o no. En definitiva, el sentimiento de per-tenencia a una iglesia, las prácticas y las certezas religiosas dismi-nuyen.

Al mismo tiempo, el ateísmo no aumenta: entre el 65% de jóvenesque se declara «sin religión», los ateos son minoría. Un buen grupopresenta lo que podríamos llamar un bricolaje pragmático de las creen-cias. Dicho esto, ¿hay ausencia de lo religioso?, ¿un retorno de lo re-ligioso? Las demasiado famosas pañoletas o fulares [shador o veloislámico, N. del T.] no serían el único indicio. Hay que añadir la atrac-ción que los jóvenes de hoy sienten por las manifestaciones impor-tantes y multitudinarias, tales como las de Taizé,18 de Paray-le-Monial,19

o las Jornadas Mundiales de la Juventud en agosto de 1997 o enRoma en el año 2000. ¿Se trata de verdadero sentir religioso? Resultaen gran medida incierto y los estudios recientes invitan a obtener con-

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sible. Muchos piensan que esta fidelidad está ligada al período de lavida en el que cada uno se encuentra, ¡pero sin poder prejuzgar elfuturo! No es la fidelidad «para toda la vida», aunque admiren esteideal y deseen vivirlo en su mayor parte. «La fidelidad es importan-te porque es lo que permite establecer una relación duradera; sinfidelidad, sin la posibilidad de poder estar seguro de los demás, depoder confiar en los otros, no se puede funcionar», dijo un chico de19 años. Y una chica de 20 años afirmó: «La fidelidad, sí, pero du-radera. No vale que porque un día la relación no funcione haya quelargarse por las buenas y dar un portazo. Vamos, que los dos tienenque esforzarse.»

Por el contrario, otros jóvenes también hijos de divorciados, consi-deran este valor como algo totalmente utópico. Para ellos, la fidelidades un concepto completamente irrealista e irrealizable en nuestra so-ciedad.

Es interesante subrayar que aquellos cuyos padres no se han di-vorciado tienen exactamente los mismos tipos de reacciones ante elconcepto de fidelidad. No parece que el divorcio de los padres sea unfactor tan discriminante como se pudiera pensar.

El trabajo y el dinero están estrechamente relacionados en su opi-nión pero no tanto como objetivos sino como medios. El dinero sóloes para ellos un medio, por supuesto que absolutamente necesario,¡pero no es un valor! «No es importante, pero no se puede vivir sinello», comentan los jóvenes.

Hay que hacer notar también que cultura y saber, ya ampliamentereunidos en el primer sondeo, lo siguen estando con una casi totalunanimidad; ¡casi todos dicen que no serían nada sin conocimientos!Contrariamente a las ideas recibidas, para ellos son valores esen-ciales, y consideran la lectura como un medio privilegiado para des-arrollar esta cultura.

Por otra parte, al contrario que para algunos padres, el valor de lapatria no les dice ya gran cosa e incluso es un valor cuestionadopor los padres y por algunos abuelos; más bien piensan que viven porun lado en una especie de globalización y, por otro, en un núcleo fa-miliar relativamente restringido –lo cual resulta un tanto paradójico–.Se observa en este aspecto una importante transformación, a pesarde que el concepto Europa no parezca tener demasiado sentido pa-ra algunos. ¡Un abuelo nos dijo que se consideraba «ciudadano delmundo»!

Respecto a la fe religiosa, podríamos decir que no ha desapare-cido completamente: no obstante, es considerada como un valor me-nos esencial que para algunos de sus padres; también para estos,

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Se confirma que el perdón es más fácil para los que dicen tener unafe religiosa, incluso si dicha fe no está enmarcada en una iglesia de-terminada.

LA TRANSMISIÓN

El concepto de transmisión es muy complejo. Hay una manera, talvez de tipo «mítico», en todo caso tradicionalmente reconocida, deconsiderar la transmisión: los valores, inalterados durante décadas eincluso durante siglos, se perpetuarían de forma casi inmutable.Normalmente esto es lo que se sobrentiende de partida cuando seaborda este problema. A partir de este estudio, resulta difícilmenteconcebible sostener este tipo de planteamiento. En efecto, es posi-ble formar parte de una misma cadena, de una misma línea genea-lógica y transmitir valores y maneras de pensar sin compartir esa ma-nera un tanto fantasmagórica de concebir la transmisión entregeneraciones.

En esta encuesta, en todas las generaciones de una misma familiaaparecen diferentes formas de transmisión de valores y conceptos im-portantes; se pueden encontrar valores cercanos a certezas inmuta-bles que se transmiten a la siguiente generación sin verdaderos cam-bios. Del mismo modo dicha transmisión se puede presentar en formade un cuestionamiento mutuo sobre los grandes problemas de la vi-da, y esto a cualquier edad. Incluso se puede dar una ruptura con al-gunos puntos, algunos valores, particularmente con la fe. Finalmente,se habría podido encontrar una negación, un rechazo de toda trans-misión, hecho este que aparece más bien en la generación joven, pe-ro de manera menos intensa también en las generaciones de los pa-dres y abuelos. No obstante, esta última posibilidad sólo ha aparecidouna vez en este trabajo y en un caso habría que matizarla bastante.

Transmisión sin alteraciones

Si se toma el conjunto de la encuesta cualitativa, es posible encontrarfamilias en las que la transmisión parece funcionar de generación ageneración, de manera casi inalterable. En los datos procedentes deesta encuesta, esta forma de transmisión de tipo tradicional, clásica,a base de fuertes convicciones que aparecen en todas las generacio-nes, funciona en muy pocas de las familias entrevistadas. No obs-tante, este tipo de transmisión existe. Se observó esencialmente endos familias de tres generaciones. Se trata de familias bastante aco-modadas y de fuerte tradición católica; la práctica religiosa se man-

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clusiones bastante más matizadas. Puede tratarse de nuevos tiem-pos en lo religioso. No es ya la misa dominical obligatoria, sino unaadhesión festiva a un importante momento de convivencia religiosa.

La pertenencia a una religión ya no se decide por nacimiento; cadauno elige su modo de vida, su profesión e incluso su religión; dichapertenencia implica una adhesión interior, pero una adhesión crítica.Se observa un desplazamiento del sentimiento religioso y de las creen-cias. La adhesión a la dimensión institucional de los valores religio-sos deja su lugar a la dimensión cultural, simbólica, a una búsquedade sentido, en una reivindicación personal, individual. La necesidadsiempre real de trascendencia se encuentra cada vez más individua-lizada, más personalizada.

Dicho esto, conviene relativizar nuestro análisis ya que la religiónsigue siendo un elemento bastante discriminador en este estudio. Enlas opiniones de los entrevistados se observa que creer tiene una granimportancia en relación con la fe, la búsqueda de sentido, pero, pa-radójicamente creer tiene relativamente poca influencia en los otrosvalores, excepto tal vez en algunos creyentes convencidos y relati-vamente tradicionales; pero estos siguen siendo minoritarios, lo quepodría ilustrar la opinión de Yves Lambert: «Las religiones no son másque unas opciones entre otras... No escapan al relativismo general nia un desmembramiento.»

Por otra parte, entrevisté a hijos de padres no creyentes, e inclusoateos militantes, que se consideran a sí mismos a la búsqueda; unajoven, muy unida a su familia comunista militante, por contra se plan-tea la pregunta del bautismo, ¡pero en una iglesia protestante! ¡Estoparece confirmar un cierto rechazo del catolicismo percibido como de-masiado «totalitario»!

Ahí es donde la transmisión no parece funcionar, cualesquiera quesean las convicciones de los padres. Padres muy comprometidos re-ligiosamente tienen hijos que ya no lo están e incluso que rechazanla fe; al menos, desean vivirla de forma diferente, tener una búsque-da más profunda, sin conformarse con una verdad cerrada que vie-ne de lo alto...

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18 Taizé es una comunidad ecuménica internacional fundada en 1940 en Taizé, Francia,por el hermano Roger. Organiza encuentros internacionales de jóvenes y adultos.El 5 octubre de 1988 celebró un encuentro en el que participó el papa Juan PabloII. Más información en: www.taize.fr. [N. del T.]

19 Paray-le-Monial: Es un lugar al que cada año más de 300.000 personas acuden enperegrinaje. La Comunidad de Emmanuel se encarga de organizar los eventos. Másinformación en: http://emmanuel.info/fra/fr/paray/. [N. del T.]

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raciones, frente a una vida cambiante que desafía sin parar la propiaconciencia. Hay una especie de cuestionamiento intergeneracional;ya no se da la transmisión lineal, de padre a hijo. Casi sería posiblehablar de intercambio recíproco de valores.

¿Se puede afirmar que es la nueva generación, frente a los cam-bios de la sociedad, la que ha influido en sus abuelos o en sus pa-dres? No es posible afirmarlo con seguridad. Tal vez pudieran ser loscambios de la sociedad los que están planteando preguntas a cual-quier edad; por otra parte ambos supuestos no son incompatibles,siendo como son los jóvenes los portadores de esos cambios. No obs-tante, cualesquiera que sean las incertidumbres principalmente re-lacionadas con la adolescencia, aparece entonces un diálogo que seinstaura entre las diferentes generaciones. Por medio de estos inte-rrogantes, de estas dudas, es como se transmiten entre las genera-ciones los valores importantes a las futuras generaciones, como po-demos ver en una abuela de origen humilde que rechaza una fe deconvicciones absolutas y prefiere la confianza,21 pero que añade: «Megustaría darles a los niños estos valores, sobre todo la fe». El deseoy la importancia de transmitir los valores y los puntos de referenciasiguen siendo importantes, aunque puedan cambiar a lo largo delas generaciones. A cualquier edad de la vida, las personas no re-chazan el reformular, pero queda un núcleo central que todos quie-ren seguir transmitiendo, incluso los jóvenes. Aquí, se puede por lotanto hablar de transmisión.

Finalmente, hay familias en las que la fe está ausente, pero en lasque los valores de la humanidad se transmiten. Hay opiniones simi-lares sobre la existencia, aunque no tengan una religión determina-da. No obstante, en una de ellas, la hija echa de menos algunos va-lores que «en otro tiempo transmitía la Iglesia Católica», convertidaahora en una institución demasiado moralizadora, según su opinión.

En todas estas familias, incluso en aquellas en las que aparece unaespecie de cuestionamiento, en las que la religión no tiene una granimportancia, no hay una verdadera ruptura. Valores importantes co-mo la solidaridad, la tolerancia, el respeto al otro, e incluso la ho-nestidad, ocupan un lugar preponderante y se transmiten entre ge-neraciones, aunque no siempre sean vividos de la misma forma.

En algunos casos, sin embargo, la transmisión no es tan tangible.Puede haber elementos de ruptura, aunque la transmisión funcione

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tiene desde los abuelos hasta los nietos, al menos para los partici-pantes en la encuesta. En este tipo de transmisión, siempre dentro delmarco de esta encuesta, parece que la fe sea el pivote de una trans-misión sin verdadera ruptura. La fe no sería por fuerza portadora delos demás valores, pero favorecería una transmisión sin ruptura. Asímismo tendría un rol más central de lo que parece explícito.

Esto no significa, por el contrario, que estas familias puedan ser ca-lificadas de tradicionalistas, en el sentido en el que se entiende estetérmino normalmente. En estas familias, la fe es la clave de los va-lores y debe transmitirse; de hecho, se transmite. Como dijo una ma-dre de familia, todo se fundamenta en la fe y hay que transmitirla:«Pienso que lo más importante en los valores que transmito a mis hi-jos es la relación personal con Dios. Al menos es lo primero, porqueen mi opinión todo lo demás se desprende de eso.»

Transmisión y cambio

En otras familias también es posible hablar de transmisión. Sean cua-les fueren las generaciones, se da una transmisión de valores y deconceptos importantes; tanto los abuelos como los padres y los hijosse consideran a sí mismos como los eslabones de una misma ca-dena que llega más allá de ellos. Así, esta madre piensa que es el pri-mer elemento de una tradición que va más allá de ella misma.20 Sinembargo, no podemos hablar aquí de la homogeneidad precedente,es decir, de una transferencia inmutable de convicciones, religiosaso no, de los mayores a los más jóvenes. En realidad, aquí se trata dela transmisión de valores importantes, «valores pilar» llegaron algu-nos a decir, en cualquier caso de un núcleo de conceptos humanostales que «habría que poner todos esos valores en el centro para quefuera perfecto... Son el ideal si se puede tenerlos todos...» –afirma unjoven de 22 años–. Compara todos esos valores de referencia a los«pilares de la vida».

Este planteamiento más bien parece la transmisión de una gene-ración a otra de una forma de cuestionamiento frente a la compleji-dad de la vida. Es lo que encontramos en la mayoría de familias en-trevistadas. Ya no se transmiten certezas absolutas, sino una especiede intercambios, de observaciones que se entrecruzan entre gene-

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20 «Siempre me he considerado el eslabón de una cadena. En este aspecto, convieneser firme y enseñar a los hijos a ser firmes, porque esta cadena va mucho más alláque la humanidad, que la familia, que la patria, que... El mundo en su conjunto, dehecho los otros, pero es sumamente difícil.»

21 «Lo más importante es descubrir a Dios y después confiar en él, pero la Iglesia oel Papa...»

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Algunos valores pueden ser adquiridos a lo largo de la vida. En unafamilia relativamente clásica y de ingenieros, la educación es esen-cial en la transmisión de valores, incluso si para el hijo resulta posi-ble adquirir otros nuevos con las experiencias que viva: «Aunque nose encuentren todos los valores de los propios padres, creo que unagran parte proviene de la educación que se recibe y que siempre ob-tenemos una cierta parte de valores en nuestra educación. Y segu-ro que se siguen obteniendo otros conforme pasa la vida».

De la misma manera, en otra familia, recompuesta, los valores sereciben en primer lugar en la familia, pero también se construyena lo largo de toda la vida: «Seguro que me los han transmitido.Aunque eso depende. Pero hay algunos que no he encontrado enmi familia, o bien que he adquirido por oposición... Hay algunos va-lores que he desarrollado por mi propia experiencia, bastante re-cientemente, porque creo que durante toda la vida uno construyey reflexiona acerca de dichos valores.» La hija no habla de mane-ra diferente: «Creo que son cosas que se reciben de la familia engeneral, de los padres…, pienso sobre todo cuando uno es pe-queño. Después las influencias se diversifican, ya sea de personascon las que uno se encuentra y que tal vez nos han influido mucho,valores que vienen de mis abuelos a través de mis padres; a vecesson las circunstancias también.»

Finalmente, hay una familia en la que la transmisión plantea pro-blemas. Se trata también de una familia recompuesta. Para la ma-dre, estamos en una cadena en la que cada uno debe adaptarse se-gún el mundo en el que está situado; por lo tanto se trata de unproceso evolutivo: «Estamos en una cadena pero que cada genera-ción modifica, aporta, transforma… ya sea para bien o para mal; por-que el mundo cambia, y en el ser humano hay también una gran ne-cesidad de adaptación.» El hijo mayor no rechaza la idea de transmitircosas a sus hijos, pero le gustaría que ellos se forjasen también suspropios valores.23 Pero su hermano menor rechaza por completo to-

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en algunos aspectos. Muchos, en lugar de rechazar a priori los va-lores de las generaciones precedentes, piensan que cada generaciónhace sus elecciones a posteriori basándose en lo que la generaciónprecedente le ha propuesto o incluso inculcado.

Por ejemplo, está el caso de una familia en la que las tres genera-ciones de mujeres desean transmitir valores. La madre piensa tam-bién que la influencia de los padres es importante, aunque la formade vivir los valores pueda evolucionar e incluso «mejorar de genera-ción en generación». Para la hija mayor, la educación de los padreses muy importante; «la familia hace mucho, en fin, la educación encualquier caso... Algunos no tienen puntos de referencia porque nohan tenido padres». En cuanto a la nieta de 17 años, piensa que esimportante recibir valores de sus padres, aunque se pueda hacer unaselección de ellos: «Respecto a los valores, hay que aprenderlos, por-que si no, habría egoísmo y un montón de cosas. Los valores em-piezan en nuestra familia porque es el primer lugar en el que uno es-tá, pero después también se aprenden otras cosas en la escuela...Después se hace una selección». El hijo de 21 años, alumno de in-geniería, confirma dicha afirmación: «Transmitir, al menos intentarproporcionarles lo necesario para que puedan establecer su propiavisión; no se puede intentar imponerlo todo.»

En otra familia, bastante acomodada, la madre quiere transmitir,pero dice que sus hijos escogerán con lo que se quedan: «He in-tentado transmitirles, pero soy completamente consciente de queen un momento dado los valores deben ser personales más quetransmitidos y son ellos los que tienen que descubrirlos». Da laimpresión de haber tenido éxito, ya que su hija dice haberlo recibi-do todo pero enseguida hace su elección personal, tal y como es-peraba su madre: «Yo diría que, por supuesto, cuando uno es pe-queño lo recibe todo... y después cuando se habla de crisis deadolescencia... se hace la selección de lo que uno se queda y de loque rechaza.»

En otra familia, se produce aproximadamente el mismo discurso; lamadre y el hijo quieren transmitir los valores esenciales y recibidos,pero saben que dichos valores pueden evolucionar según las gene-raciones. La madre habla extensamente de la transmisión, pero creeque todo ello puede cambiar con el paso de las generaciones: «Sonlos valores que realmente he vivido en el seno de la familia... Respectoa los niños, me gustaría decirles que me vean vivir y que tomen loque sea bueno para ellos.» A su hijo le gustaría transmitir lo que harecibido, pero sin rechazar la idea de construir, aportando su estilopersonal y el de su esposa.22

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22 «Es la educación que he tenido. Me gustaría mucho que mis hijos tuvieran la mis-ma, pero por supuesto yo tendría que darle mi toque personal. Que no sea la reli-gión de mis padres la que les inculque, sino la mía personal junto a la de mi espo-sa; y juntar los dos cabos y después construir algo, y que siga evolucionando.»

23 «Me gustaría tener hijos pero para transmitirles cosas, creo mucho en el hecho deque uno se hace a sí mismo. Por lo tanto, intentaría con todas mis fuerzas transmi-tirles cosas que considera que están bien. Y lo que más me gustaría transmitirleses la fuerza de la vida, querría que descubrieran la mayoría de cosas por ellos mis-mos.»

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Peso y papel de las instituciones

Siempre hemos insistido en la importancia de la familia en el proce-so de transmisión; no es necesario volver sobre este punto. Lo mis-mo ocurre con las instancias religiosas, esencialmente en esta en-cuesta cuando se refiere a la jerarquía eclesiástica. Como hemos vistoantes, si la fe en Dios no es cuestionada, la relación con la institución«Iglesia» aparece como algo más problemático. La pertenencia a unareligión ya no viene dada por el nacimiento; cada uno elige su ma-nera de vivir, su profesión e incluso su religión; esta última implica unaadhesión interiorizada, pero una adhesión crítica. Se observa un des-plazamiento del sentimiento religioso y de las creencias.

La adhesión a la dimensión institucional de los valores religiososdeja su lugar a la dimensión cultural, simbólica, a una búsqueda desentido, en una reivindicación personal, individual. La necesidad siem-pre real de trascendencia se encuentra cada vez más individualiza-da, más personalizada.

Por el contrario conviene prestar atención al peso de la escuela yde los medios de comunicación. Sin embargo, no hubo muchos co-mentarios por parte de los entrevistados sobre este aspecto. No obs-tante, especialmente en lo que concierne al peso de la escuela enla transmisión de valores, pudimos constatar algunas observacio-nes interesantes, algunas positivas y otras más negativas.

Para algunos, la escuela es fuente de transmisión de convivencia.«En la escuela se está con otros y uno aprende a vivir con ellos»,dice un chico de 21 años. Con mucha lógica también comenta que laescuela es fuente de cultura, tal como se había puesto de manifies-to en el sondeo de 1993. La escuela «tiene que ver con la cultura –di-ce un padre–, para mostrarles que existen cosas bellas.» Y añade:«Cuando uno es pequeño aprende a razonar; no somos los padreslos que les enseñamos a razonar sino la escuela.» Para otros, co-mo un padre de familia de 55 años, la escuela representa «la autori-dad, el trabajo». Lo que confirma una madre de 45 años: «Aprendíen la escuela la autoridad, el deber, las cosas que me dan miedo».Otro chico de 19 años precisa que, si la escuela es fuente de valo-res como el trabajo, el deber y la autoridad se debe al hecho de quees un reflejo de la sociedad.24 Finalmente, para un padre de 62 años,antiguo contramaestre, la escuela enseña mucho; habla de lealtad,de tolerancia, de solidaridad y, por supuesto, de saber y de cultura.

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da noción de transmisión: «No veo claro lo que se puede transmitir,sabe usted, porque a menudo los hijos hacen lo contrario que susfamilias... Y además porque no se sabe lo que se intenta transmitir...No quiero transmitir porque son obligaciones muy pesadas.» Es elúnico caso de negación total de la transmisión recogido en esta en-cuesta.

No hay pues un verdadero rechazo de los valores recibidos, de rup-tura de transmisión, excepto tal vez en lo que concierne a la fe queplantea un problema particular. En realidad no es transmitida, exceptoen algunos pocos casos en los que todo se transmite, se podría de-cir «a la antigua usanza», y funciona de manera inmutable, al menosen lo que respecta a las personas entrevistadas, ya que no se puedeprejuzgar lo que los otros hijos de estas familias hubieran podido de-cir. La fe es principalmente un aspecto cuestionado, sean cualesquieralas generaciones interrogadas aquí.

Variables discriminantes

Ateniéndonos a esta encuesta, podemos decir de forma resumida: noes posible determinar qué elemento plantea un problema específicoen cuanto a la transmisión, si se trata de la edad, del sexo o del am-biente sociocultural. A lo largo del presente estudio encontramos losmismos ideales, los mismos deseos de transmisión, las mismas in-quietudes en cuanto a la posibilidad o no de transmitir.

Lo que parece más revelador es el cuestionamiento de un mundoen continua trasformación; es algo palpable en todas las generacio-nes, incluso entre las personas de más edad, como por ejemplo unabuelo de 84 años, deportado de guerra, que también piensa que lascosas pueden evolucionar.

También hay que observar que las dos o tres familias en las que to-do parece inquebrantable, inmutable, son familias de un grupo socialque se puede calificar como «vieja burguesía tradicional» y de for-mación militar. No obstante, incluso en esas familias, se pudo en-contrar una abuela que cree en una posible evolución; así tenemosel caso de una abuela que, a sus 90 años podíamos calificar de «re-volucionaria». Otra de esas familias de la llamada vieja burguesía tra-dicional permitió que aparecieran en su medio una forma de búsqueday una mayor apertura.

Posiblemente debido al tipo de encuesta utilizado, no es posibleaquí determinar si tal ambiente sociocultural, tal sexo, tal generacióno tal edad percibe el problema de los valores y de la transmisión deuna manera específica.

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24 «Trabajo, deber, dinero, verdad, autoridad, en mi opinión es principalmente la so-ciedad la que enseña estas cosas por medio de la escuela.»

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y deforman la realidad. Incluso los jóvenes subrayan este hecho;así por ejemplo una estudiante dice: «Los medios de comunicaciónnos hacen creer cualquier cosa... dan una imagen de la sociedad queno se corresponde con la realidad. [...] Es el colmo, unos medios decomunicación son importantes porque son los encargados de pro-porcionarnos la información, etcétera.» Para un chico de 20 años:«Los medios de comunicación me dan miedo; es un círculo vicioso,siempre machacan las mismas cosas; usan un vocabulario simplista,hacen reflexiones simplistas... Los medios de comunicación son demala calidad y tienen un rol fundamental por desgracia –por desgra-cia y por suerte–, pero el problema es que lo utilizan mal.» Para unpadre, los medios de comunicación hablan demasiado de la violen-cia y siempre están echando leña al fuego: «Hablan demasiado de laviolencia... Y es algo que siempre ha existido; en el siglo XIX ya se ha-blaba de eso, al igual que se hablaba del paro; pero no había mediosde comunicación como ahora que hablan de las ciudades y otras co-sas.» Una chica de 18 años lo dice de esta manera: «Antes, uno seenteraba menos de lo que pasaba en otros sitios». «A los mediosde comunicación les encantan las exclusivas», comenta un padre, yeso le molesta visiblemente. Para una estudiante de trabajo social,«los medios de comunicación no ayudan a reflexionar... Su influenciaes realmente nefasta».

Todos coinciden en la importancia de la influencia de los medios decomunicación, pero la encuentran esencialmente negativa; solamen-te una chica, estudiante de economía de 22 años, da una nota un po-co más positiva: «No estoy en contra de la actuación de los mediosde comunicación, al contrario, estoy por la libertad, pero pienso quea veces no saben reflexionar demasiado y no siguen exactamenteel mejor camino.» Dice además: «Al menos conviene decir que los jó-venes prestan mucha atención a los medios de comunicación.»

Todo esto nos permite confirmar que los jóvenes no rechazan los va-lores que les son transmitidos, principalmente por la familia y por la es-cuela, pero desconfían de las instituciones que parecen ser dema-siado dirigistas o demasiado impositivas, como la Iglesia o los mediosde comunicación, a pesar de lo diferentes que son. Es evidente quelos jóvenes pueden ser influidos sin darse cuenta; no obstante, tienenmiedo de ser manipulados y desprovistos de responsabilidad.

EL FUTURO

Antes de intentar concluir, conviene considerar todavía lo que todosesos entrevistados, todas esas generaciones mezcladas dijeron so-

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Piensa que el respeto a las personas debería ser aprendido tam-bién en la escuela.25 Su mujer analiza el problema del mismo mo-do: «La escuela está ahí también para transmitir valores, una educa-ción moral, como había en los tiempos de los profesores de moral...Un buen profesor puede transmitir por su trabajo, por su manera dehacer las cosas.» Otra madre, profesora de matemáticas, consideraque se debería revalorizar la educación cívica.

Pero otros padres piensan que no se debería tomar a la escuela co-mo sustituto de la educación de los padres. «Se le pide demasiado ala escuela y cada vez más se observa cómo los padres dimiten desus funciones –dice una joven estudiante–. Los profesores no sonnuestros padres.» Otra joven afirma: «Hay padres que piensan quela escuela debe hacerlo todo. No, los padres también están ahí pa-ra educar; la gente delega en los maestros y los profesores, pero creoque a pesar de todo la base es la familia.»

Del mismo modo, un padre de 69 años se queja de que, en su opi-nión, «la escuela ha renunciado a sus enseñanzas morales». Una jo-ven estudiante añade: «Soy pesimista; el papel de la escuela ha cam-biado mucho.» ¿Se trata de un lamento por la ausencia de unaformación cívica o de una clase de moral laica? Un abuelo, antiguocontramaestre, recordó rápidamente esa asignatura.

Se da otra forma de «institución», no una institución con autoridadconferida sino una que se impone en nuestra sociedad; como son losmedios de comunicación de masas, especialmente la televisión. El fi-nal del siglo XX se distingue por un exceso de informaciones. Estaabundancia excesiva de información que caracteriza a esta sociedadaltamente mediatizada por los medios de comunicación, ¿no la con-vierte en una sociedad «informe», mal formada, de lo que se derivaese sentimiento de ausencia de valores? Este sentimiento se impo-ne aún más en una sociedad que se caracteriza por su masificacióny por su individualismo. Esta paradoja es sólo aparente; son las doscaras de una misma moneda. Pero esta oposición aparente en elinterior de la sociedad hace de ella algo frágil y permeable a esta «in-formación deformadora» de la que hablábamos antes.

Incluso si el impacto causado en los encuestados no es muy im-portante, merece la pena tomarlo en cuenta. Para muchos de los quehan abordado esta cuestión, los medios de comunicación amplifican

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25 «El respeto a las personas, debería ser aprendido en la escuela... La autoridad, talvez un poco más tarde; la solidaridad se debe aprender de jovencito... En la escuelaes donde se aprende eso.»

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ta.» Otra madre, divorciada, dice: «Por el contrario, soy muy optimista;se está terminando algo, una etapa de la civilización, un momento decambio, y nos dirigimos hacia otra. Seguro que será difícil para mishijos, porque sin duda no serán ellos los que la verán nacer, pero el in-vierno es magnífico porque trae la primavera.» Otra joven se ve a lavez «esencialmente pesimista y esencialmente optimista.» Y añade:«Mi visión del mundo es catastrófica: un mundo de egoísmo, de faltade inversión en la persona y de un consumismo estúpido. Pero lo queespero realizar, no necesariamente a gran escala, sino en mi existen-cia, será algo ambicioso y creo que intentaré que así sea.»

Para otros, no obstante, el futuro es inquietante, asusta. Una es-tudiante de 23 años confiesa: «Sí, tenemos miedo del futuro; no creoque sea algo específico de los jóvenes tener miedo al futuro.» Planteaelementos inquietantes: «Hay elementos que, objetivamente, son in-quietantes –dice un padre de 45 años–, porque hay un gran mate-rialismo y a la vez medios de destrucción masiva.» Una estudiante de22 años piensa que «el futuro es incierto para los futuros estudian-tes». Otra joven, ya profesora de universidad, piensa: «Estamos enuna sociedad en declive y, en nuestra sociedad capitalista, no sellega a encontrar la manera de escapar de esta situación.»

Quizá, antes de concluir, podríamos terminar este estudio con unanota optimista de una profesora de instituto, madre de la joven profe-sora de la que acabamos de hablar, que afirma: «Quiero ser optimis-ta; es decir; no se puede ser ingenuamente optimista, en cuyo casoestaría ciega, pero quiero ser optimista y pienso que los jóvenes tie-nen realmente energía de sobra. Hay energía de sobra en la juventudy pienso que, al menos de momento, está siendo mal empleada; qui-siera que estos jóvenes descubrieran en ellos mismos la fuerza y eldeseo de transformar el mundo y de hacerlo mejor de lo que es.»

CONVERGENCIAS

Llegados a este punto, resulta también interesante considerar en quéaspectos coincide nuestro trabajo con estudios recientes. Así, los pri-meros resultados de la tercera edición de la encuesta europea so-bre los valores realizada en 1999 que tenían relación con los fran-ceses27 corroboran en gran parte lo que muestra este estudio sobre

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bre el futuro. Dos tercios de los padres y de los jóvenes consideranel futuro de forma positiva. Otro tercio se inquieta ante la evoluciónde la sociedad y del mundo. Esta constatación puede sorprender pe-ro no se puede negar.

Una especie de confianza matizada por algunos interrogantes apa-rece en esta encuesta: «Sí, tengo confianza en el futuro a pesar detodo», dice una madre de 62 años, que ya era abuela. «Soy más bienoptimista –dice también un padre– pienso que aún se puede actuarcon sensatez y creo que las personas al fin y al cabo no son realmentemalvadas.» «Ni optimista ni pesimista –dice otra madre–; debo de-cir también que tenemos suerte; pienso en mis padres. A los 50 añosya estaban mucho peor físicamente que nosotros.»

Para un padre de 55 años, en el paro desde hacía dos, «la huma-nidad no está perdida; hay algo bueno en el ser humano... Dichoesto, para vivir todos los días, hay que rodearse de personas que irra-dien un poco de optimismo, de felicidad...»

Muchos piensan que este futuro depende de nosotros, que lo cons-truimos nosotros mismos. Son los jóvenes los que lo afirman. «De to-das formas, pienso que nosotros somos los que labramos nuestropropio futuro; si empezamos a decir que el mundo es de los asesi-nos, más vale parar del todo; no, ¡el futuro sólo puede ser bueno yhermoso!», dice una joven de 23 años.

Para otro chico de 22 años: «No hay más remedio que tener ganasde luchar para forjarse un porvenir y pienso que si nuestro porvenirnos cayera del cielo por las buenas, no se avanzaría.» Su hermanomenor añade: «Lo que sería importante para mí sería construir co-sas, no necesariamente el día de mañana, sino para poder gobernarmi futuro.» Una estudiante de trabajo social cree que el futuro «es unade las cosas que espero construir en mi vida».26

Según ellos, la sociedad se transforma, evoluciona. «No soy pesi-mista –dice una madre profesora de instituto–, ellos van a construirun mundo, van a encontrar su lugar en él, pero es menos seguro quecuando yo era joven.» «No sabría decir si se trata de progreso –diceuna joven de 20 años–, pero estoy segura de que sí hay una evolu-ción... En cualquier caso, la sociedad evoluciona; de progreso se pue-de hablar porque ahora nos planteamos más preguntas.» Un chicode 20 años, futuro geógrafo, piensa que: «Es verdad, cuando se hablade valores y de todo eso, uno tiene tendencia a ser más bien optimis-

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26 Añade: «Soy optimista porque creo que cada uno tiene un potencial en sí mismo pa-ra arreglárselas, para hacer algo con su vida; sin duda hay recursos imprevistosen el ser humano.»

27 P. Brechon (ed.), Les valeurs des Français. Evolutions de 1980 à 2000 (U-Sociologie),A. Colin, París, 2000.

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recientemente; hoy es posible creer sin pertenecer a una iglesia, y li-mitarse a explorar las diversas tradiciones religiosas. Es un poco uncatolicismo «a la carta» lo que aquí se muestra.30

Y aunque parezca paradójico, se percibe una especie de aumentode creencias, principalmente ligadas con los aspectos que tienen quever con las circunstancias tras la muerte; en esta tendencia encontra-mos incluso a los sin religión, lo que corresponde más a una bús-queda de modelos más flexibles, menos dogmáticos y más abiertos alas elecciones personales. Se desarrolla pues un creer sin pertenen-cia real a ninguna religión. La tendencia a salir de la religión continúa,pero las necesidades espirituales se expresan tanto más fácilmentecuanto más separadas están de los asuntos de las iglesias, princi-palmente de la Iglesia Católica.

Siempre según las encuestas europeas, la politización no es muyelevada; los franceses no están muy ávidos de participar en la vidapolítica. Cada vez menos aceptan entrar en un molde propuesto porel sistema político e institucional. Desean, por el contrario, hacer va-ler su singularidad. Esta actitud concuerda con un cierto rechazo dela política, constatado también en la encuesta realizada para la pre-sente tesis.

En el estudio llevado a cabo en el marco de esta tesis, el futuro eravisto de manera bastante optimista por dos tercios de los encuesta-dos. La encuesta europea atenúa este juicio; en ella se deduce quelos franceses son optimistas por lo que respecta a sí mismos pero pe-simistas sobre el conjunto de la evolución de la sociedad. No obstantehay concordancia respecto a la preocupación por el medio ambiente;parece estar igualmente bastante poco presente en las encuestas eu-ropeas. Los medios de comunicación hablan abundantemente de es-te tema; los franceses, incluidos los jóvenes, aún parecen poco sen-sibles a este valor. Es cierto que no es un valor transmitido por lageneración precedente.

Los diferentes trabajos publicados recientemente han puesto de re-lieve la importancia de la transmisión por parte de los padres, aunquehaya cambiado de naturaleza. Ya no se hace a través de unas rela-ciones autoritarias, de arriba abajo, sino que más bien procede de lasrelaciones personales. Olivier Galland escribe que «el debilitamientodel poder prescriptivo de las normas impersonales es coherente coneste avance de lo «relacional». A partir de este hecho se puede afir-mar que las convicciones morales se forjan a través de las relaciones

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las líneas genealógicas en relación a la transmisión a finales del si-glo XX.

La familia no es un valor pasado de moda; no está amenazada porla modernidad, ni siquiera por la ultramodernidad.28 Es cierto que losmodelos de familia evolucionan; la institución familiar ha cambiado; hayuna disminución del número de bodas, una multiplicación de las fami-lias llamadas monoparentales o recompuestas. No obstante, todas lasencuestas muestran que la familia sigue siendo, cualitativamente, unvalor esencial para los franceses de todas las edades. Constituye a me-nudo el eje central de la vida, el que favorece la existencia, el lugar detransmisión de la vida, donde el amor y la ternura se expresan, y don-de se manifiesta la solidaridad entre las generaciones.

La vida en pareja favorece la tolerancia y constituye una llamadaa la fidelidad conyugal. Parece ser un factor más importante en lasgeneraciones posteriores al baby boom. Los jóvenes del sondeo de1993 ya mostraban esta tendencia, puesto que dos tercios de ellos(65%) asociaban sistemáticamente fidelidad y amor; el porqué y elcómo de esta asociación han sido ampliamente tratados en nuestroestudio. La fidelidad sigue siendo al mismo tiempo un valor y un ob-jetivo. La mayor parte de los franceses valoran además la idea de lafidelidad como algo útil, incluso indispensable, para tener un completoéxito en una relación amorosa. Muchos son los que piensan que ha-ce falta mucho esfuerzo y que hay que ser capaz de hacer conce-siones para lograrlo. También piensan que la sociedad y sus institu-ciones reconocidas (Iglesia, Estado, convenciones sociales) no debeninterferir en la vida privada. Eso confirmaría el tercer nivel de laicis-mo del que habla Jean Baubérot, y que se caracteriza por un proce-so de desinstitucionalización.29

Habiendo apoyado esta tesis con nuestra encuesta, este hecho vie-ne también a confirmar esta evolución hacia un cierto modo de indi-vidualización y de rechazo de una obediencia demasiado estricta res-pecto a la mayor parte de las instituciones. Lo que se une a lo queafirman las recientes encuestas europeas. Sigue desarrollándose unefecto de erosión del poder religioso; hay una individualización de laapropiación de los bienes simbólicos. La religión institucional se ha-ce cada vez más débil, aunque su retroceso esté siendo más lento

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28 Esta expresión fue retomada por Yves Lambert en su artículo «Religion, modernité,ultramodernité: une analyse en terme de «tournant axial», Archives de SciencesSociales des Religions n.º 109, enero-marzo 2000, págs. 87-116.

29 J. Baubérot, Histoire de la laïcité française. Que sais-je? n.º 3.571, PUF, París, 2000,pág. 123. 30 J.-L. Schlegel, Religions à la carte, Hachette Littérature, París, 1995.

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ta más bien de un movimiento de autonomización del individuo que noquiere que le impongan sus normas éticas desde el exterior. Las cues-tiones sobre el sentido de la vida siguen presentes, pero las respues-tas evolucionan según los individuos y los momentos de la vida.

Es difícil e incluso inadecuado, ante esta constatación, dar con-clusiones generales sobre la transmisión de valores limitándose a unainvestigación llevada a cabo únicamente en Francia.

En este contexto, la opinión de Alain Touraine resulta relevante:

«Ya no hay que llamar moderna a la sociedad que hace tabla rasadel pasado y de las creencias, sino a la que trasforma lo antiguoen moderno sin destruirlo, la que incluso sabe actuar de tal formaque la religión sea cada vez menos un vínculo comunitario, cada vezmás una llamada a la conciencia que hace estallar los poderes so-ciales y enriquece el modo de subjetivización... Al igual que no haydemocracia sin disminución de las distancias y de las barreras so-ciales, sin una ampliación del mundo de la decisión, no puede exis-tir una democracia sin un acercamiento de la ética de la responsa-bilidad y de la ética de la convicción, sin una superación de lasfronteras trazadas entre la razón instrumental, la libertad personal ylas herencias culturales, sin reconciliación del pasado y del futuro.»33

En nuestros días la genética nos enseña que, sea cual sea el colorde nuestra piel, todos tenemos los mismos antepasados y somos por-tadores de un capital genético idéntico. Del mismo modo, el modo deexpresión de los valores puede variar según los tiempos y los luga-res, mientras que su realidad profunda permanece inalterable.

En cuanto a la transmisión, se la puede comparar al crecimiento yal desarrollo de las plantas y podemos retomar aquí la metáfora del ár-bol.34 De un solo tallo cuyas raíces se sumergen en el suelo, salen múl-tiples florecitas. Fecundados, sus granos vuelven a la tierra y nuevostallos salen del suelo; de nuevo, llevan numerosas flores. Quizás ocu-rre lo mismo con los valores que salen de un mismo terreno humanoy de su transmisión o reproducción a lo largo de las generaciones.

No es la reproducción de lo idéntico sino un engendramiento quejustifica que los valores puedan evolucionar y no sean clones que

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interpersonales».31 Esto confirma lo que el estudio llevado a cabo pa-ra la tesis ha mostrado sobre el cuestionamiento mutuo intergenera-cional.

En esta misma encuesta se planteó el problema de creer. En lasopiniones de los entrevistados se observa que creer tiene una granimportancia en relación con la fe, la búsqueda de sentido; pero, pa-radójicamente creer tiene relativamente poca influencia en los otrosvalores, excepto tal vez en algunos creyentes convencidos y relati-vamente tradicionales, que siguen siendo minoritarios, lo que podríailustrar la opinión de Yves Lambert: «Las religiones no son más queopciones entre otras... No escapan al relativismo general ni a un des-membramiento».32

Sin duda es posible subrayar en unas pocas líneas lo que esta te-sis tiene de original y que a la vez supone la quintaesencia de nues-tra investigación. Al trabajar con líneas genealógicas partiendo de en-trevistas cualitativas, el análisis muestra, por una parte, una transmisiónsiempre presente pero que ya no viene como imposición sino comopropuesta, ya que a menudo dicha propuesta es recibida, a veces dis-cutida y se suele presentar en un contexto en el que padres e hijosse interpelan mutuamente en una sociedad en movimiento; por otraparte, los valores ya no provienen de obligaciones externas, sino deuna apropiación personal de exigencias de conciencia librementeaceptadas, prefiriendo una moral de convicción y de responsabilidad.

Como hemos visto, esto es particularmente verdad en lo que con-cierne a las creencias; siempre hay búsqueda de sentido, pero ya nose recibe de arriba; es más bien el fruto de una búsqueda personal. Elsentido religioso no desaparece, sino que se metamorfosea. Del mis-mo modo, puesto que el sistema referencial ya no cae por su peso,cada cual se da a sí mismo sus valores con el sesgo de sus propiasexperiencias y de su subjetividad. Se produce, por lo tanto, una es-pecie de subjetivización de los valores; esto se confirma en la medidaen la que los valores de la encuesta más objetivos, más trascenden-tes tales como la autoridad, la patria, la razón, el bien, son conside-rados como menos fundamentales. De este hecho se deduce una es-pecie de fragilización de los valores. No obstante, sería falso identificaresta individualización con una especie de anarquía, de anomía. Se tra-

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31 En Les valeurs des Français..., pág. 214. añade: «Así se puede comprender cómola fidelidad en la pareja es de nuevo importante: la confianza recíproca es el cimientode relaciones cuya solidez ya no se garantiza por principios intangibles».

32 Ibídem, pág. 152.

33 A. Touraine, Critique de la modernité, Fayard, París, 1992, pág. 371.34 Hay un tronco único en el que se pueden injertar y crecer las diversas ramas de

las civilizaciones y de las culturas, con un acuerdo sobre lo que es bueno o malo pa-ra el hombre al menos en los aspectos esenciales.

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Capítulo 2

¿Por qué abandonan la iglesia nuestros adolescentes?

Un estudio sobre la Iglesia Adventista enAmérica del Norte

Roger Dudley1

Realizamos un estudio2 en 695 iglesias, es decir, un promedio de unapor cada mil miembros. Después de un período de seis meses, reci-bimos un 95% de respuestas. Los 1.523 adolescentes seleccionadosrepresentaban a todas las regiones de Estados Unidos y de Canadá.Durante diez años se ha estado realizando una encuesta cada año aestos mismos jóvenes. 783 de ellos han colaborado hasta el final deeste período.

Nuestro estudio pretendía descubrir qué factores, en la vida delos adolescentes adventistas del séptimo día (de 15 y 16 años), per-miten prever quiénes seguirán formando parte activa de la iglesia diezaños más tarde, y quiénes se habrán ido o se habrán convertido enmiembros pasivos.

Ha sido una experiencia enriquecedora para los jóvenes que hanparticipado. Como prueba quiero compartir el testimonio de Kathleen:«Me gustaría agradecerle el interés que muestra por mi persona, apesar de que usted no me conoce. Su carta ha hecho mella en mi co-razón... Nos encontraremos en el cielo y podré abrazarle por haber-se interesado por mí cuando yo estaba desanimada y por habermeayudado a superar mis dificultades.» Sin embargo, lo único que

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se renueven sin alteración ni cambio. Transmitir es también saber des-pojarse para que el otro pueda creer, e incluso reinterpretar, segúnsu proyecto de vida.

Aunque debilitados por la autonomía del sujeto, los puntos de re-ferencia no parecen haber desaparecido. Haciéndose eco de este es-tudio, Jean Buabérot también lo atestigua: «¿Se han perdido los pun-tos de referencia? ¡Ni mucho menos! Podemos encontrar muchos, endiversos lugares, a nuestra disposición. Ya no nos envuelven. Hanperdido su trascendencia. No por ello han dejado de existir y los uti-lizamos a nuestro gusto.» Y añade: «Hemos asumido nuestra res-ponsabilidad. Moralmente hablando somos mayores de edad. Nos to-ca a nosotros saber cómo vivir.»35

Esta investigación se ha centrado principalmente en las líneas ge-nealógicas dentro de las clases medias de la sociedad francesa, a lolargo de los últimos años del siglo XX. No aborda los problemas rela-tivos a los barrios marginales, severamente castigados aún más porla crisis económica de estos últimos años y por el paro; barriadasen las que la violencia y la inseguridad están muy presentes. Sinduda otros estudios permitirán ampliar este trabajo a otros campos.

Muchos jóvenes contemplan el futuro con confianza, sin demasia-do temor y sobre todo con un gran respeto a sus compañeros de via-je, incluso a sus mayores. Nos queda esperar que nuestra sociedadno se masifique demasiado por causa de la aceleración de la globa-lización, sino que conserve su diversidad, tanto por sus diferenciasde raza y de cultura como por sus compromisos culturales y religio-sos. También hay que desear que no se estanque y que deje a los jó-venes trazar su camino. Es un desafío considerable en los alboresdel siglo XXI, lleno ya de tantos temores, pero también ampliamenteportador de esperanza.

35 J. Baubérot, La morale laïque contre l'ordre moral, Seuil, París, 1997, pág. 15.

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1 Roger Dudley, sociólogo adventista, ha dirigido el Institute of Church Ministry de laUniversidad Andrews, en Berrien Springs, Michigan (Estados Unidos).

2 Se puede ver un resumen de este estudio en Roger L. Dudley, V. Bailey Gillespie,Valuegenesis: Faith in the Balance. La Sierra University Press (California), 1992. [Sepuede encontrar más información sobre este trabajo en www.lasierra.edu/centers/hcyfm donde es posible incluso acceder a informes actualizados del estu-dio. N. del T.]

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La causa principal para dejar la iglesia es el sentimiento de no seraceptado por su iglesia. Teniendo en cuenta la descripción de mu-chos de ellos, su iglesia es muy «fría», «distante» y «no amigable».Una joven pintó un cuadro muy expresivo de su iglesia: «Preferiríapasar un sábado completamente sola a intentar esculpirme un lugaren un bloque de hielo». Otra añade: «Nadie parece realmente felizallí. Es como si estuvieran obligados a estar allí o algo parecido».

En una encuesta dirigida específicamente a los que habían deja-do la iglesia, planteamos esta pregunta:

«Cuando dejó usted la iglesia o dejó de ser un miembro activo enella, ¿recibió...

❑ ... una visita del pastor?❑ ... una llamada telefónica del pastor?❑ ... una llamada telefónica de un miembro de iglesia?❑ ... una carta de alguien de la iglesia?»

¡No más del 15% de los encuestados respondieron afirmativamen-te a esta pregunta!

Un joven comparte su experiencia: «Nunca he dejado la iglesia por-que algunas personas más mayores que yo siempre se aseguraronde que estuviera involucrado en las actividades de la iglesia cuandoera adolescente. Estaba acostumbrado y me gustaba. Por eso me hequedado, aunque a veces haya pensado en irme de la iglesia.»

FACTORES PARA VOLVER

En un sondeo que trataba sobre las probabilidades de un posibleregreso a la iglesia, el 15% de los encuestados reconoció que pro-bablemente volverían a la iglesia, el 26% dijo que era poco probable,y el 33% no estaba seguro. Solamente un cuarto de los entrevistadosconsidera que es improbable: «Más bien iría a otra iglesia, pero noa la de X... porque allí los miembros son muy fríos.»

Un factor importante para volver es el ambiente fraternal cristiano.Alguien comparte su testimonio: «Una vieja amiga me envió una pos-tal de Navidad. Es la única que recibí aquel año. No me juzgaba nime preguntaba porqué me había ido de la iglesia, y tampoco me con-denaba. Simplemente era mi amiga.»

Otro participante en el sondeo compartió lo siguiente: «He encon-trado una iglesia que me acepta, me alimenta espiritualmente y meimplica.»

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hice fue escribir una simple carta personal. Cuando nuestros jóvenessufren –y este es el caso de muchos de ellos– un poco de bondad,un poco de atención, un poco de comprensión pueden ser, para ellos,como el maná caído del cielo.

LA MITAD DE LOS JÓVENES ADVENTISTAS PIERDEN EL INTERÉS POR LA IGLESIA

Cuando tengan 25 años más o menos, el 48% de los adolescentes ad-ventistas habrán abandonado la iglesia o se habrán convertido en miem-bros pasivos. Del 40% al 50% de los que se bautizaron durante su ado-lescencia no llegarán a ser miembros activos. Al cabo de diez años, soloel 55% asistirán a la iglesia con regularidad, y el 21% tendrá cargos enla iglesia. Solamente el 45% devolverán el diezmo con regularidad.

Shirley creció en un hogar adventista unido y sólo asistió a escue-las adventistas. De adolescente, era un miembro activo de su iglesia,creía en todas las doctrinas y portaba en alto el estandarte adven-tista. Sin embargo, a los 26 años ya había dejado de ser una adven-tista activa en la iglesia. ¿Por qué? «Una puede estar sentada enun banco de la iglesia, rodeada de gente y sentirse aún más sola quesentada en un parque jugando al solitario. Ésta era la primera ra-zón. Más tarde, me sentí atraída por Dios y empecé a asistir de nue-vo a la Iglesia Adventista, pero de nuevo volví a perder todo mi inte-rés. Pero esta vez fue por una razón completamente diferente: Jesús.Necesito oír hablar de Jesús. Necesito escuchar decir que él me ama.Necesito que alguien me recuerde cómo mostró su amor por mí.»

Shirley expresa en términos muy claros y mordaces el mismo temaplanteado por la mayoría de jóvenes adultos. Digamos claramenteque muchos adolescentes y jóvenes dejan la iglesia porque la ven co-mo una iglesia centrada en el comportamiento, mientras que ellosbuscan relaciones personales.

FACTORES PARA ABANDONAR

Los jóvenes se van porque se sienten extraños, no integrados. Piensanque hay una cierta incoherencia entre el discurso de la iglesia y sucomportamiento. Perciben intolerancia. También denuncian lo queellos consideran como una cierta complacencia. Señalan con el de-do los conflictos personales entre los miembros. Para nada se men-cionan motivos doctrinales.

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oro por nuestra iglesia. Ruego a Dios que ayude a los que entre nos-otros están ciegos para que se despierten y sean conscientes de lacosecha. Que podamos levantarnos de nuestros cómodos bancos detradicionalismo frío e inmutable. Que podamos ir hacia nuestros jó-venes y amarlos, amar a sus amigos y llevar así a Jesús a este mun-do impregnado de soledad.»

Patricia muestra su inquietud: «Hagáis lo que hagáis en la vida, tra-tad a los demás con respeto. Los adventistas del séptimo día puedentener la verdad, pero recordad que hay que usarla con ternura. Piensoque nuestro trabajo consiste en mostrar a los demás cómo dejar queDios entre en nuestra vida. Dejémosle la preocupación de restaurar elinterior, y lo demás ya llegará. Quiero que mis hijos vayan a la iglesia ya la escuela sabática, pero preferiría que tuvieran una sana relacióncon el Señor antes que un buen registro de asistencia a la iglesia.»

¿Qué os aporta personalmente la iglesia?

Los jóvenes esperan que la iglesia satisfaga estas tres necesidades:fraternidad cristiana, alimento espiritual, seguridad y estabilidad.

Recogimos testimonios reconociendo la importancia de los miem-bros de iglesia que «siempre están disponibles cuando se los nece-sita, como nuestro Dios». Un joven manifestó su admiración por es-tar en un entorno de amigos que aman a Jesús. Considera que tienesuerte, ya que finalmente ha encontrado un grupo de jóvenes sólidocon el que se puede identificar. No necesita renunciar a ser él mismopara pertenecer a este grupo. Añade que ellos cantan canciones ju-veniles y que se lo pasan bien aunque sean adultos.

La historia de Sally

«El año pasado, añadí una carta personal en el envío de mi son-deo. Me sorprendió agradablemente recibir una respuesta que, deprincipio a fin, expresaba una cierta inquietud por mi salvación. Querríaagradecérselo.

»En primer lugar, quisiera darle las gracias por las dos cartas per-sonales que me envió. ¡Muchas gracias! Tales acciones restauran miconfianza en los dirigentes de nuestra iglesia.

»Hice una experiencia de servicio voluntario durante un año. Fueun tiempo difícil, pero que mereció la pena. Hacia el final de mi es-tancia, empecé a leer mi Biblia más a menudo, y llegué a tener unamejor comprensión de la verdad de la justificación por la fe y de la sal-vación por medio de la gracia. Mejor, pero no lo suficientemente pro-

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Esta necesidad de fraternidad puede esconder un aspecto más de-licado: «Me gustaría mucho volver ahora que mi marido ya no está.Me gustaría involucrarme, pero no estoy segura, tengo algunos re-celos. No siento que confíen en mí. No estoy segura de tener verda-deros amigos allí.»

FACTORES PARA QUEDARSE

Lo que ocurre en la familia es uno de los factores más determinantespara que los jóvenes se queden en la iglesia. Cuando el padre y lamadre continúan casados, cuando siguen siendo adventistas y asis-tiendo fielmente a la iglesia, cuando el culto familiar se realiza en elhogar, hay más posibilidades de conseguir que los jóvenes se que-den en la iglesia.

Los adolescentes que se quedan en la iglesia son los que creen enel mensaje, los que tienen un entorno adventista, los que están en re-lación con Dios, los que viven la fraternidad y la amistad. Lo expre-san de la siguiente forma: «Mi iglesia está llena de personas que temuestran amor cristiano... En definitiva, son personas maravillosas.»«Me he sentido aceptado. Allí es donde debo estar y donde tengo milugar.» «La iglesia, al menos la mía, me ofrece oportunidades paraque yo me involucre... Es genial formar parte de una iglesia que es-tá viva, que crece y, sobre todo, es genial saber que yo he contribui-do en parte a hacer de ella lo que es.»

Factores para involucrarse

Para intentar predecir si un joven se involucrará en su iglesia, en supráctica religiosa personal y en su estilo de vida adventista, se hanestudiado varios factores.

La puntuación más alta fue obtenida por «la pertinencia de la iglesia lo-cal», seguida por «un mensaje de salvación impregnado por la gracia.»

La encuesta muestra que la pertinencia de la iglesia se mide a par-tir de tres datos: el interés de las predicaciones del sábado, la satis-facción de las necesidades espirituales, la satisfacción de las nece-sidades sociales.

Céleste hace un llamamiento urgente: «¿Cuándo vamos a apren-der? Si el mundo no puede encontrar a Jesús en nosotros y en nues-tras iglesias, ¿dónde lo encontrará? Nuestra religión no debería es-tar basada en normas, sino en relaciones. Creo que Cristo está muytriste cuando ve la situación actual de la Iglesia Adventista. Cada día,

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»Miré atentamente a mi alrededor en la iglesia, todos esos rostrosfamiliares, pero que en realidad eran extraños para mí. Volví a mi-rar a la mujer que estaba sentada a mi lado, pero ella era tambiénuna extraña. Me levanté y me fui de la iglesia llorando. Nunca más hevuelto.»

CÓMO SERÍA UNA IGLESIA IDEAL

Todos los elementos precedentes permiten dibujar un retrato robot delo que podría ser una iglesia ideal a ojos de los jóvenes participantesen la encuesta. Los siguientes ocho puntos presentan los principalesrasgos.

1. Amigable y atenta. Según el testimonio recibido, los miembros dela iglesia ideal son afectuosos y todos se sienten a gusto en la igle-sia. Tienen un sentimiento de pertenencia. Se trata de una familiacuyo amor es incondicional.

2. Profunda espiritualidad. La iglesia ideal se concentra en la defi-nición de los principios esenciales de la espiritualidad.

3. Como una familia. La iglesia ideal funciona y actúa como una ver-dadera familia. Como miembros de la familia de Dios, cada uno seinteresa por los demás, los respeta y los ama. Se presta especialatención a los niños que son nuestro futuro y que necesitan una di-rección espiritual apropiada.

4. Involucrada con la sociedad y con la misión. La iglesia ideal ha-ce importantes aportaciones a la sociedad. Es activa en sus es-fuerzos por alcanzar a la sociedad en la que ejerce un ministerio.

5. Un ambiente de reflexión. En la iglesia ideal, «se pueden cues-tionar las creencias sin que nadie se escandalice por ello». Es unlugar «seguro para los que quieren confrontar sus ideas, compar-tir y reflexionar». «Favorece la creación de «un ambiente en el queno se tiene miedo de plantear preguntas, sin que sea necesarioaportar las respuestas.»

6. Jóvenes involucrados en la iglesia. Cada vez más jóvenes adul-tos tienen cargos en la iglesia ideal. Cada vez más adultos estándispuestos a enseñar a estos jóvenes y a guiarlos hacia la luz.

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funda. Volví a Estados Unidos y todo lo que había adquirido parecíahaberse desvanecido.

»En tanto que estudiante misionera, me confiaban muchas res-ponsabilidades. ¡A veces demasiadas! Pero de vuelta a casa, de re-pente me sentí inútil en el seno de mi iglesia. Esperaba tener la oca-sión de hablar de mis experiencias pero, cuál no fue mi sorpresa, laiglesia solo me concedió diez minutos durante la Escuela Sabática,lo cual me supuso una enorme decepción. Al final de mi presentación,les dije que me gustaría mucho terminar mi historia, pero ya no mevolvieron a invitar.»

¿Qué te molesta más en la iglesia?

Cuando se pregunta a los jóvenes sobre lo que les molesta en la igle-sia, las cinco respuestas más frecuentes que obtenemos son: la ac-titud de juicio que muestran ciertas personas, las políticas de admi-nistración de la iglesia, la hipocresía y los cotilleos, los reglamentosy las normas y, finalmente, las actitudes del tipo «es imposible sermás santo que yo».

Marlene se siente excluida

«Mi hermano dejó de ir a la iglesia, pero yo estaba decidida a inte-grarme, porque quería una relación más estrecha con Dios y pensa-ba que el único medio de lograrla pasaba a través de la iglesia. Unsábado, en el boletín de mi iglesia, leí el anuncio de los trabajos pre-vistos para el día siguiente. Pensé: «Este es un buen modo de haceramistad con los otros miembros de iglesia.»

»Llegué a la iglesia una media hora antes, ¡tenía tantas ganas deempezar bien! A medida que los miembros llegaban, hacía preguntaspara saber en qué trabajo iba a empezar primero. Nadie parecía ne-cesitar mi ayuda. No podía comprender la razón ya que tenía una bue-na forma física, ropa de trabajo y estaba dispuesta a hacer cual-quier tipo de trabajo. Finalmente, y no de muy buena gana, me enviarona pintar un aula y los baños con otros tres miembros de iglesia ma-yores que yo.

»Estos tres miembros hablaban de sus cosas entre ellos mientrastrabajaban, ignorándome por completo. Pasé seis horas pintando sindecir ni una palabra. Volví a casa muy decepcionada y lloré muchoaquella tarde. A pesar de todo, seguí yendo a la iglesia cada sábado;no obstante, a medida que pasaba el tiempo, me iba sintiendo másincómoda.

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Capítulo 3

El Evangelio en una taza

Crear una iglesia en el marco de un café

Thomas Müller1

Alcanzar a los jóvenes con el Evangelio se ha convertido, a lo largode estos últimos años, en una tarea muy difícil dentro de una socie-dad secularizada. Las estadísticas demuestran que la Iglesia Adventistade Dinamarca ha perdido alrededor de 50 miembros cada año du-rante los últimos veinte años. Esto también es una realidad en el ca-so de las otras iglesias evangélicas. A los jóvenes les atrae otro tipode propuestas en el dominio espiritual. No obstante, tres chicas de al-rededor de 20 años aceptaron el desafío de hacer algo por su gene-ración, la generación X.

En los párrafos que siguen, voy a presentar la historia de la «igle-sia-café» y, a continuación, compartiré algunas lecciones que hemosextraído de esa experiencia.

HISTORIA DE LA «IGLESIA-CAFÉ»

En 1996, Betina, Laila y Sonja se encontraban cada semana para orar,cuando sintieron que el Espíritu Santo las estaba impulsando a im-plantar una nueva iglesia. Se trataba de crear una iglesia semejantea la descrita en Hechos 2: 46, en la que todos sus amigos se sentiríancómodos. Al principio, se reunieron dos veces al mes, el sábado porla tarde, para estudiar la Biblia con algunos amigos adventistas. El ve-rano siguiente (1997), decidieron encontrarse cada sábado para lle-var a cabo un programa que combinara el estudio de la Biblia con elservicio a la iglesia. Durante el primer año se formó un núcleo deseis a ocho personas, con una asistencia regular de cinco a doce per-sonas, principalmente jóvenes de origen adventista.

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7. Un culto significativo. La iglesia ideal propone programas satis-factorios para los jóvenes de todas las edades y de todos los orí-genes. Hay menos tradicionalismo y se encuentra en la iglesia aper-tura a la aceptación de nuevas ideas y al cambio.

8. Diversidad. La iglesia ideal acoge a «una gran variedad de per-sonas que se aceptan entre sí como son, y no por lo que se que-rría que fueran».

LO QUE MI IGLESIA HA HECHO BIEN

Becky Lane Scoggins agradece a su iglesia por haberle encomen-dado importantes responsabilidades cuando ella solo era una ado-lescente, por haber sido paciente durante el proceso de crecimientoy por haber estado dispuesta a dedicar un tiempo especial para ha-cer comprender a los niños que ellos son una parte importante de lavida en la iglesia.

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1 Thomas Müller es pastor de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Copenhague,Dinamarca.

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principio se había querido realizar la evangelización a través de laamistad. El único esfuerzo de relaciones públicas era una velada enel café con una periodicidad mensual: un concierto el viernes por latarde, una película, una representación teatralizada u otros progra-mas no religiosos. La idea detrás de estas veladas del viernes era in-vitar a amigos que no habríamos invitado necesariamente a la igle-sia, pero que vendrían para una actividad entretenida. Una vezhabituados al café, constatamos que les resultaba más fácil volver elsábado por la tarde a la iglesia. Expresiones tales como: «¿de ver-dad queréis decir que es vuestra iglesia?», o «¿realizáis vuestro ser-vicio de iglesia alrededor de estas mesitas de café?», eran frecuen-tes pero positivas y nos ayudaron a tomar una decisión más fácilmente.Pronto cesaron estas veladas mensuales en el café, porque en ene-ro el pequeño café estaba completamente lleno. Los jóvenes ad-ventistas que habían dejado la iglesia o que mantenían una relaciónbastante relajada con ella invitaron a sus amigos no cristianos a laiglesia. Estos jóvenes adventistas estaban orgullosos de su Iglesiay les resultó más fácil llevarlos allí. Pronto, estos amigos trajeron aotros amigos, y en el espacio de tres meses, el grupo había pasadode quince a cuarenta jóvenes.

A partir de agosto de 1999, la mayor parte de las veces éramos másde cincuenta personas y, algunas semanas, más de setenta. Teniendosiempre en mente que en el café se podía atender con comodidadsolamente a cincuenta personas, nos enfrentamos al inmenso des-afío de encontrar un local más espacioso. En este momento, aún es-tamos en el mismo edificio repleto de gente, probando desesperada-mente diferentes soluciones para establecer otro lugar de encuentro.

LECCIONES APRENDIDAS

Centrémonos ahora en algunas de las lecciones que hemos apren-dido. Mientras pintábamos las paredes de nuestra sala de reunio-nes para convertirla en un café, precisamos nuestros valores y nues-tra declaración de misión. Traducirlo del danés es difícil, pero seríaalgo así: «Deseamos ser una comunidad de jóvenes dinámicos e igua-les, en la que nos animamos mutuamente a vivir una vida abierta aDios y al mundo, y en la que buscamos la verdad.» Desde el princi-pio, nuestro grupo intenta alcanzar a la generación X, con la visión de«multiplicar a los de la generación X para Dios.» Perteneciendo no-sotros mismos a dicha generación, deseamos que nuestros igualesencuentren a Dios.

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Betina, Laila y Sonja pronto se dieron cuenta de que varios jóveneshabían dejado la Iglesia Adventista o solo asistían muy de tarde entarde. No por culpa de las creencias, sino principalmente debido ala manera en la que la iglesia vivía. Se elaboró un programa bimes-tral y se repartieron invitaciones a los amigos y a los padres que es-taban en esta categoría o que conocían a otros en la misma situa-ción. Durante este segundo año (del verano de 1997 al verano de1998), se reunieron cada sábado de diez a quince personas.

El lugar elegido para estos encuentros fue un salón de reunionesen un gran edificio de tres pisos perteneciente a una de las iglesiasdel centro de Copenhague, cuya capilla podía acoger a ciento trein-ta personas. De esta forma, cuando la iglesia terminaba su serviciohacia las doce del mediodía, los jóvenes acudían a la iglesia, algunospara comer juntos, otros para orar. A las tres empezaba el programacon música grabada y, después de una breve reflexión espiritual, ve-nía un tiempo de discusión.

En la primavera de 1998, la Unión de Iglesias Adventistas Danesasrecibió una donación destinada a evangelización no tradicional, y con-tactaron con los jóvenes para ver cómo podían utilizar una parte deese dinero. Entonces surgió la idea de un café. Durante las vacacio-nes de verano, se redecoró por completo el salón de reuniones con-virtiéndolo en un café moderno, en una calle muy frecuentada, y endonde se podían instalar cómodamente unas cincuenta personas. LaUnión se interesó en el proyecto con la perspectiva de implantaruna iglesia y decidió asignar un equipo. Dos jóvenes pastores fueronlos encargados de desarrollar el proyecto. Ahora que todo empeza-ba a tomar forma, las personas estaban expectantes, intrigadas yvinieron a ver in situ lo que era una iglesia-café. Pronto un grupo deunas veinte personas, principalmente jóvenes de origen adventista,acudía con regularidad a la iglesia cada sábado por la tarde.

El programa era el mismo que al principio, pero una orquesta rem-plazaba al lector de CDs. La Unión Danesa proporcionaba no sólo losfondos para la modernización y la compra de nuevo mobiliario sinoque además aportaba una suma de dinero, que servía para pagar losservicios de los músicos hasta que la iglesia pudiera encontrar en-tre sus propios miembros a responsables de esta área.

Así, a finales de agosto de 1998, tuvo lugar el primer encuentroen nuestro nuevo café. El sueño de tener una iglesia reunida alre-dedor de pequeñas mesitas y tomando un té o un café y unas galle-tas se había hecho realidad. Es interesante subrayar que no hubo querealizar ninguna gran campaña publicitaria. Los jóvenes hablaban asus amigos de esta nueva iglesia y los invitaban a asistir. Desde el

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La parte de la discusión también se cambió en el programa. Al prin-cipio, hacíamos pausas durante las cuales se invitaba a todos los pre-sentes a discutir sobre el tema alrededor de las mesitas durante al-gunos minutos. Era un momento muy difícil de controlar. Demasiadospuntos de vista diferentes salían a la luz y nuestros invitados se per-dían. A pesar de que habíamos intentado, intencionalmente, colocarun creyente en cada mesita, nuestra identidad cristiana se difumina-ba entre tantas opiniones diversas. Ahora dejamos tiempo para pre-guntas y comentarios solamente al final y no alrededor de las mesi-tas. Cuando se termina el programa, se llenan los platos, se sirvenbebidas calientes y se invita a la gente a que se quede a charlar.

Volvamos al problema de la mezcla entre el servicio para personascon inquietudes y el servicio para creyentes. Desde el principio, setrataba de funcionar siguiendo el modelo de grupos pequeños, en losque se espera que participen todos los miembros activos. Establecimostres criterios para estos pequeños grupos: comida, tiempo para com-partir y oración. No se trata de que cada encuentro tenga que em-pezar a toda costa con una comida, pero sí queremos un carácter so-cial en los encuentros de tal forma que se pueda tomar un té y unpastelito para crear un ambiente cálido. Después tiene que haberun tiempo para compartir. Un tiempo en el que uno comparte lo quele pasa en su vida en el momento actual, de forma abierta y hones-ta, sin intentar enmascarar el lado difícil de la vida, sino siendo trans-parente. El encuentro termina siempre con una oración. Se puede ha-cer de muchas formas, pero a menudo nosotros utilizamos la oraciónconversación. El objetivo de los grupos pequeños es proveer un apo-yo y un alimento espiritual para la semana, de tal forma que el sá-bado por la tarde podamos concentrarnos en los que no conocen grancosa del Evangelio.

El rápido crecimiento del número de personas que frecuentabanla iglesia tiene mucho que ver con la música. Como mencionamos an-tes, dispusimos de medios para contratar los servicios de músicos.Así, desde el primer día, el nivel musical ha sido muy alto. Utilizamosla música de alabanza contemporánea que nos viene de Australia,Reino Unido y Estados Unidos. El año pasado, adoptamos un estilode alabanza musical más danés y fuimos bendecidos, ya que con-tamos entre nosotros con personas de talento que no sólo tocan biensino que también componen la música y crean la letra de nuevas can-ciones.

La alta calidad de la música ha sido una prioridad para la iglesia.Esto ha sido una fuente de bendición para muchos y ha abierto los co-razones para que la palabra dicha con sencillez fuera comprendida.

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Desde el primer momento, cuando inauguramos el café, se podíadividir a los que lo frecuentaban en tres categorías. La mitad era deorigen no cristiano, un cuarto provenía de diferentes iglesias cristia-nas y otro cuarto era de origen adventista.

Pasamos mucho tiempo organizando el programa, en particular elciclo del programa mensual:

El último viernes de mes: velada café.El primer sábado de mes: servicio para personas con inquietudes.2

Los otros sábados progresaban de forma paulatina de servicios pa-ra personas con inquietudes a servicios para creyentes.El último sábado de mes: servicio para creyentes.

El objetivo era atraer a los no cristianos a nuestro café para parti-cipar de una velada en el café, y después invitarlos a un servicio deiglesia que pudiera ser comprendido fácilmente. Esto podía duraralgunos meses; después, cuando estuvieran preparados para co-sas más sólidas, podían venir a los otros servicios que se basabansobre todo en la Biblia. Los dirigentes pensaban que este era un buensistema de organización, pero a la gente le resultaba difícil saber cuálera el sábado adecuado para invitar a sus amigos, lo que provocó ma-lentendidos como este: «¡Ah! Puedo traer a mi amigo este fin de se-mana, porque es un servicio para creyentes».

Otro problema era que el contenido de los programas estaba de-masiado separado. Habíamos interpretado mal el concepto de ser-vicio para personas con inquietudes y no nos atrevíamos realmen-te a mencionar a Dios, sino que tratábamos temas como el amor, lapaz, cuestiones de sexualidad en términos generales, y despuésconcluíamos con un texto bíblico y una declaración muy breve so-bre la manera en la que la Biblia abordaba el tema. Nos dimos cuen-ta de que incluso los jóvenes secularizados esperan que se leshable de Dios de manera más directa en una iglesia, aunque seaalrededor de una mesita de café. Así que reajustamos nuestro sis-tema y empezamos a presentar el Evangelio con claridad cada sá-bado. Los servicios especiales para edificar a los creyentes se des-plazaron al viernes por la noche. Ahora, parece que estamos en elbuen camino.

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2 En la versión francesa utiliza la palabra ‘chercheurs’ [lit. buscadores, investigadores]que a su vez intenta expresar un concepto pensado en danés, la lengua del ponente.[N. del T.]

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Capítulo 4

Vino nuevo y odres viejos

Un proyecto para los jóvenes en iglesias históricas

Marc Toureille1

Vino nuevo, odres viejos, «cristiano nuevo» e «iglesias viejas»... El li-bro de los Hechos de los Apóstoles (Hech. 20: 7-12) nos invita alencuentro entre Pablo y un joven: Eutico. ¡Sólo viendo la forma quePablo tiene de evangelizar a los jóvenes podemos constatar quedebía pertenecer a la iglesia tradicional, al «odre viejo»! Y sin em-bargo algo ocurrió, ¡trajo a Eutico de nuevo a la vida!

¿Existe una incompatibilidad tan profunda entre institución y ju-ventud? ¿Hay que crear nuevas estructuras, nuevas iglesias másadaptadas a los jóvenes? ¡Me atrevo a afirmar que los «odres viejos»van a resistir!

El desafío de la Unión de Iglesias Reformadas Evangélicas (IRE),compuesta por unas treinta comunidades en Francia, consiste en for-mular un proyecto para los jóvenes, en el marco de una iglesia de lasllamadas históricas, heredera de las doctrinas y de las estructuras dela Reforma, pero al mismo tiempo heredera de los reavivamientos delos siglos XIX y XX en Francia, una Unión de Iglesias que decidida-mente desea compartir el Evangelio con todos. Este proyecto nacióhace siete años en un grupo de trabajo, la Comisión Nacional deJóvenes (CNJ), a la que se le pidió que analizara la situación de la ju-ventud en las IRE y que propusiera pistas de reflexión y de acción pa-ra cada una de las comunidades que componen dicha Unión deIglesias.

A continuación presentamos un resumen de las conclusiones de di-cha comisión.

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Otra lección capital que hemos sacado desde el principio ha sido laimportancia del sentido de propiedad. Un núcleo de quince jóvenesempezó esta iglesia-café. Pintaron, compraron el mobiliario, se reu-nieron en torno a una visión común y crearon un ambiente en el queellos mismos se sentían muy bien. No era sólo el ambiente físico, elcafé, sino también el contenido del programa. Varios miembros de es-te núcleo habían dejado la Iglesia Adventista, a causa de tradicio-nes rígidas que les dejaban poco espacio para hacer cambios. La ma-nera de hacer las cosas, el lenguaje, los cantos eran tan diferentesde su vida cotidiana que no les habría resultado natural invitar a susamigos a la iglesia. De pronto, estos jóvenes le habían dado formaa su propia iglesia con el estilo de un café. ¡Era su iglesia! ¡Este lu-gar era suyo! Cuando sus amigos les preguntaban:

–¿Qué hacéis este fin de semana?Ahora les resultaba natural responder: –Voy a la iglesia-café, ¿quieres venir conmigo?Nunca subrayaré suficientemente este aspecto. Cuando los jóve-

nes hacen suya la iglesia, se sienten bien en ella, están orgullosos deella y quieren compartirla espontáneamente con sus amigos.

En último lugar, me gustaría insistir en el papel de la oración en laiglesia. Este aspecto ha sido siempre un punto de capital importan-cia, pero ha sufrido una enorme evolución desde el principio. Despuésde cada servicio en la iglesia, proponemos orar por los que lo desean.Dos dirigentes hablan en privado con los que desean orar y que quie-ren hablar de los problemas a los que se están enfrentando en el mo-mento en el que se ora por ellos. La iglesia se abre dos veces por se-mana para los miembros que quieren orar por la comunidad.

Hemos tenido algunos años «moviditos» en la iglesia-café, pero nosregocijamos cada día cuando vemos que el Espíritu Santo empuja alas personas a tomar partido por Cristo. Hasta el presente hemostenido el gozo de bautizar a siete personas, y otras diez han vueltoa la iglesia y ahora son miembros activos. Que el Señor siga bendi-ciendo la iglesia-café.

¿Se puede copiar esta experiencia? No, pero seguro que podéishacer algo similar. En Noruega, en Finlandia y en Países Bajos co-nocemos a jóvenes pastores y a laicos que promueven iglesias de ti-po café con la intención de alcanzar a los jóvenes secularizados denuestros días. ¡Vosotros también lo podéis lograr!

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1 Marc Toureille es pastor en Alès. Preside la Comisión Nacional de Jóvenes de laUnión de Iglesias Reformadas Evangélicas de Francia.

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Coordinar. Coordinación nacional de actividades y de los esfuer-zos a favor de la juventud en las diferentes regiones.Acompañar. Elaboración de un proyecto coherente de acompaña-miento de los niños y de los jóvenes de las IRE.

B. Cuatro métodos de acción regionales y nacionales

1. Suscitar en las iglesias acompañantes de jóvenesa) Creemos que el punto más débil en la situación actual de nues-tras feligresías es la falta de adultos comprometidos con los jóvenespor un período de tiempo largo. El hecho de que quien se encar-gue de los jóvenes sea o bien el pastor, si posee lo que se conocecomo un perfil joven, o bien otros jóvenes de más edad, parece te-ner a menudo como consecuencia atenuar, de una forma u otra, laimplicación de otros adultos en este acompañamiento y que se pier-da el contacto con los jóvenes cuando el referente (pastor o joven)deja la comunidad (bien por traslado a otra feligresía o por cambioprofesional). Nos faltan adultos formados, responsables de jóvenespresentes en la iglesia y en nuestros consejos de iglesia, que seanverdaderos referentes, durante un largo tiempo, para las socieda-des de jóvenes que se forman. Esto supone que estos adultos res-ponsables se comprometan durante cinco o seis años para seguir aun grupo desde la preadolescencia hasta la edad adulta y, por con-siguiente, que mantengan el contacto con ellos si se van de la ciu-dad donde han crecido por causa de estudios o trabajo, con la fi-nalidad de orientarlos para que vayan a otra comunidad y, si hay unaiglesia IRE en esa ciudad, que puedan integrarse en ella.Nuestra primera propuesta sería pues animar a los adultos, a losque llamamos acompañantes, a comprometerse a seguir, a apa-drinar durante varios años, el recorrido de los niños y jóvenes en lafeligresía, para ayudarlos a integrarse en la iglesia, a encontrar sulugar en ella, para transmitirles el deseo de vivir la comunión fra-ternal, de asumir responsabilidades. Conviene ser consciente de laimportancia de los abuelos en un proyecto semejante.b) Creación de un archivo nacional de jóvenes. Se ha creado unarchivo nacional de niños, de jóvenes y de responsables de jóvenesde la Unión. Gracias al trabajo de los acompañantes, se actualizarácada año, lo que permitirá un seguimiento mejor de estos jóvenes alargo plazo, tanto a nivel regional como nacional. Se enviarán per-sonalmente a cada joven algunas herramientas de información, deentre las que destaca el periódico Le 7 expérimental, con la finalidadde que la Unión no sea algo abstracto para ellos. Este periódico de

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LOS JÓVENES EN LAS IGLESIAS REFORMADAS EVANGÉLICAS DE FRANCIA

Actualmente entre 150-200 jóvenes (14-25 años), es decir aproxima-damente un 10-15% de los miembros de las IRE, asisten a la iglesia,esencialmente a las actividades de los grupos de jóvenes y al culto.Tras una encuesta, constatamos que pocos estudiantes universitariosllegan a ser miembros de nuestras iglesias. Hay especialmente dosperíodos en los que los jóvenes parecen romper su relación con la igle-sia: después de la catequesis y después de la pertenencia al grupo dejóvenes, es decir, en el momento de los estudios y del inicio de la vi-da profesional.

¿Por qué abandonan los jóvenes nuestras iglesias? ¿Por qué sevan justo después de haber terminado su catequesis? ¿Por qué losestudiantes desaparecen después de formar parte del grupo de jó-venes? ¿Y por qué los pocos jóvenes que quedan participan tan po-co en las actividades de la iglesia? Para empezar a responder de for-ma global a las cuestiones planteadas, constatamos en primer lugarlo siguiente: si bien hay iglesias y ciudades enteras en las que los jó-venes parecen haber desaparecido, hay aún más iglesias en las queson los adultos los que han dimitido de su responsabilidad con res-pecto a la juventud.

«No se trata tanto de que los jóvenes no vengan, sino más biende que los adultos acepten ir a su encuentro.» Esta reflexión superaampliamente el marco del grupo de jóvenes y nos lleva a concen-trarnos en toda la iglesia que debe sentirse implicada y reflexionar so-bre la transmisión de la fe. El Proyecto Nacional de la Juventud IREnació a partir de esta constatación y fue adoptado por el conjuntode nuestras iglesias en marzo de 2000, en el sínodo nacional y ge-neral de Saint-Christol-les-Alès.

EL PROYECTO NACIONAL DE LA JUVENTUD

A continuación, se indican las tres grandes orientaciones del ProyectoNacional de la Juventud IRE y, de forma sucinta, los diferentes me-dios de acción propuestos para su puesta en marcha.

A. Tres orientaciones generales

Formar. Puesta en marcha de programas regionales y nacionalesde formación para la animación de un grupo de jóvenes.

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la iglesia. Por lo tanto, no es bueno que los jóvenes vivan única-mente su fe en los grupos paralelos, sin mantener regularmente unafuerte relación con la iglesia. Cuando dejen su grupo, corren el ries-go de no vincularse a una comunidad cristiana. Hay que encontrar unequilibrio. En este aspecto, el proyecto de la juventud quiere favore-cer la organización de campamentos de catecúmenos y de diferen-tes grupos de jóvenes. La CNJ, en colaboración con la comisión decatequesis, estaría dispuesta a animar y a ayudar a organizar los en-cuentros de fin de semana y los campamentos regionales. Variosmiembros de la CNJ ya están involucrados en la dirección de cam-pamentos y los organizan con regularidad.

Pero también es importante reforzar la organización de congre-sos nacionales. Cada año, la CNJ organiza tres fines de semananacionales para los jóvenes: un fin de semana tras el verano paraayudar a los responsables de los jóvenes a movilizar a sus «tropas»al principio de un nuevo período; un fin de semana de deportes, yun encuentro de «oxígeno para los jóvenes», para concluir el año ytener la oportunidad de reunirse antes de la dispersión del verano.Estos congresos tienen como objetivos principales propiciar un buenambiente espiritual entre jóvenes cristianos, favorecer un verda-dero encuentro entre los jóvenes, edificar, evangelizar, interpelar aestos jóvenes y, finalmente, evaluar cómo va la juventud de nues-tras iglesias.

4. Poner en marcha foros de catequesis

A los jóvenes les cuesta tener una visión clara de nuestra Unión na-cional, principalmente porque no tenemos una cierta coherencia ennuestros proyectos de catequesis. Por lo tanto, propondríamos crearuna estructura de reflexión, de intercambio y de elaboración de ma-terial para la catequesis, en colaboración con la CNJ. Se le podría darla forma de una comisión nacional, encargada de poner en marchaen las diferentes regiones foros de catequesis en los que se reuni-rían los catecúmenos.

Estos foros se concebirían ante todo como momentos de intercambioy de elaboración de instrumentos comunes, que tendrían una difusiónnacional a través de dicha comisión.

En la actualidad, los pastores Marc Toureille y Pascal González hanrecogido material para elaborar un catecismo probado por una dece-na de catecúmenos. Teniendo en cuenta las observaciones y las re-flexiones de los foros, propondrán un material nacional adaptado yutilizable.

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reflexión sobre la vida espiritual en nuestras iglesias está destina-do principalmente a los adolescentes. Su objetivo es llegar a los jó-venes en sus vivencias diarias. Tenemos la sensación de que esteperiódico es una herramienta que ayudará a nuestros jóvenes a co-nocer mejor a las IRE y nuestra misión.c) Acompañar a los estudiantes en las ciudades universitarias. Demomento aún no tenemos una organización nacional que nos per-mita hacer un seguimiento sistemático de los jóvenes que se vande su región de origen para estudiar en una ciudad universitaria.Gracias al archivo nacional de jóvenes, la CNJ podrá animar y apo-yar a todas las feligresías de las ciudades universitarias en sus es-fuerzos para acoger a estos jóvenes, al ponerlos en contacto conla iglesia que los recibirá.

2. Formar animadores para las sociedades de jóvenes

Basándose en la formación ya organizada en el pasado, la CNJ, encolaboración con otras entidades de formación ya existentes (CPCV,EEUDF),2 pretende organizar actividades de formación en cada re-gión. Dichas actividades tendrían la siguiente estructura: un encuen-tro organizado todos los años, al principio del año, y algunas activi-dades de formación complementarias, bien como jornadas o comoretiros de un fin de semana, sobre un tema preciso en función delas necesidades y las demandas de los responsables.

3. Dialogar con los grupos extra

Con el término «extra» nos referimos a los grupos que están fuera delmarco de la iglesia local: EEUDF (escultismo), grupos de música,de deporte. A una edad en la que se suelen tener dificultades para vi-vir solamente en la institución, nos parece que estos grupos son im-portantes ya que permiten que los jóvenes cristianos estén en con-tacto con la fe cristiana y que vivan otra realidad diferente de la dela iglesia. La historia nos enseña que muchas veces es en estos gru-pos en los que se perfilan un buen número de vocaciones al servi-cio de la iglesia.

Estamos convencidos de que la iglesia necesita a los jóvenes y asu dinamismo, pero también creemos que los jóvenes necesitan a

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2 Comité Protestant des Colonies de Vacances [Comisión Protestante de Colonias deVacaciones]; Eclaireurs et Eclaireuses Unionistes de France [Exploradores yExploradoras Unionistas de Francia].

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Capítulo 5

Los jóvenes y la credibilidad de las doctrinas cristianas

Johannes Gerhardt1

En estos últimos decenios, la influencia de la Iglesia en general, y delmensaje cristiano en particular, ha decrecido en Europa occidental.Hablando en particular de Alemania, el país en el que vivo, sólo el17% de la población de la antigua Alemania del Este todavía cree enun concepto de Dios, mientras que el porcentaje se eleva a un 70%en Alemania Occidental. Esta cifra aparentemente elevada en Alema-nia Occidental subraya simplemente el hecho de que el cristianismoha sido un elemento cultural occidental, puesto que en realidad so-lamente el 3% de los alemanes occidentales van a la iglesia y mani-fiestan un interés personal por las cuestiones de la religión y de la fe,a pesar de su pretendido carácter religioso.

Parece que existe un amplio abanico de problemas subyacentes,pero en primer plano encontramos las cuestiones sobre la credibili-dad y la pertinencia tanto de la iglesia como de su mensaje. Similarespreguntas son planteadas en el mismo seno de la iglesia por nuestrajoven generación, como lo han demostrado las encuestas realizadasen Estados Unidos y en Europa (por ejemplo el estudio Valuegenesis2

o el estudio de Steininger en Alemania).Para el adventismo, parece que hay que desatar otro nudo para en-

frentarse al problema. El adventismo se desarrolló en una épocacalificada como «modernismo», que ponía el énfasis en la razón, enla argumentación, en la ciencia, en el control y en la conquista.«Desarrollamos nuestra apologética, estructuramos nuestra teologíae inventamos nuestras propias técnicas de crecimiento de la iglesiatomando como base el paradigma de la experiencia moderna.»3 No

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En este contexto, la CNJ propone la creación de bibliotecas decatequesis regionales en las que haya material de animación, de en-señanza y de investigación en torno a proyectos para niños y para jó-venes.

CONCLUSIÓN

Como conclusión, subrayaría principalmente en este proyecto el con-cepto de acompañamiento, la necesidad que tienen los jóvenes deun referente distinto del animador de la sociedad de jóvenes, un apo-yo en un amplio período de tiempo. A menudo confundimos anima-dor y acompañante. Para ser un acompañante no se necesitan gran-des actividades organizadas, sino una atención discreta y mantenidaen el tiempo. El apóstol Pablo no era un animador de una sociedadde jóvenes y sin embargo estuvo donde Eutico lo necesitó.

«En realidad no se trata tanto de que los jóvenes no vengan, sinomás bien de que los adultos acepten ir a su encuentro.»

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1 Johannes Gerhardt enseña teología aplicada en la Facultad Adventista de Teologíade Friedensau, Alemania.

2 Véase el capítulo 2.3 S. Selmanovic, «Pastoring on the postmodern frontline», 1ª parte, Ministry, n.º 7,

2001, pág. 11.

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conyugal, de paternidad o incluso de identidad sexual. Por lo tanto,el hombre está condenado igualmente a hacer esta elección indivi-dual una y otra vez. Con bastante frecuencia, el resultado es lo quedenominamos identidades patchwork, opciones parciales para untiempo o una función específica, experimental, transitoria, incierta. Loque el hombre necesita es una elección de una identidad estable quese mantenga firme en medio de las exigencias siempre cambiantesde la vida. El cristianismo en general, y el adventismo en particular,deben estar preparados para afrontar ese desafío y para ofrecer so-luciones creíbles.

Consideremos, por ejemplo, el mensaje del bautismo.Lejos de ser la última etapa decisiva y difícil hacia la pertenencia

a la iglesia después de un largo período de estudio de la dogmáticaadventista, el bautismo para el hombre posmoderno es más bien unsímbolo de que Dios acepta al hombre de forma incondicional y unacto en el que eso se experimenta de forma vivencial. El bautismotransmite al creyente una identidad que nunca se acabará y que nun-ca cambiará, ni siquiera después de la muerte. Es una primera res-puesta seria, decidida y holística a la cuestión fundamental del hom-bre posmoderno: ¿quién soy? Una respuesta que se da sea cual seael momento en el que esta cuestión aparezca. La forma adecuada delbautismo aún no juega un papel clave en este estadio. Lo que cuen-ta es el bautismo como respuesta plena de sentido a la búsqueda deidentidad.

La experiencia del bautismo une al hombre posmoderno a la ex-periencia de Martín Lutero quien, en sus días de peligro y de soledad,de depresión y de aislamiento absoluto, de duda y de sentimiento depequeñez, sólo pudo aferrarse al hecho de su bautismo que lo habíaconvertido en un hijo de Dios por medio de una aceptación incondi-cional. Era la única identidad que le quedaba y se revelaba como al-go creíble y pleno de sentido. La leyenda dice que, en ese estado ab-soluto de falta de identidad, tomó una tiza y escribió en toda su mesa:«He sido bautizado», como para transmitirse seguridad a sí mismo através de un hecho más trascendente que sus sentimientos momen-táneos.

Una concepción subjetiva de la verdad

Al abordar el problema de la epistemología o de la aprehensión de laverdad, el individuo posmoderno, con su posicionamiento subjetivorespecto a la verdad, ya no se contenta con la presentación de sim-ples propuestas con las que se debe estar de acuerdo y a las que se

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obstante, nuestros jóvenes viven en un paradigma diferente. La vi-sión moderna del mundo, incluido el cristianismo, ya no es capaz dedar suficientes respuestas creíbles y pertinentes. El adventismo de-be rendirse a la evidencia de que el modernismo no era mejor queel posmodernismo actual. Son simplemente diferentes. El Evangeliono pertenece ni a uno ni a otro. Sólo puede comunicarse con los me-dios que ofrece cada una de estas épocas.

DEL MODERNISMO AL POSMODERNISMO

Se ha demostrado ampliamente el hecho de que se ha producido loque se denomina un cambio de paradigma en la sociedad occidental,que ha pasado del modernismo al posmodernismo en los últimos de-cenios. Este cambio afecta a todas las capas de la sociedad, pero enprimer lugar a la generación joven.

La vida siempre ha tenido necesidad de interpretar su búsqueda,pero en nuestros días esa necesidad es urgente. La gente necesitarespuestas para darle un sentido a su existencia y a la existencia deeste mundo. El esquema de referencia proviene de una combinaciónde existencialismo, individualismo y constructivismo que constitu-yen la base de interpretación del posmodernismo. Entre las múltiplesfacetas que lo caracterizan, se pueden destacar las tres siguientes:la elección de la propia identidad, una conceptualización subjetiva dela verdad y una orientación hacia la experiencia.

CUESTIONES Y RESPUESTAS

Como la vida no hace más que plantear preguntas sin dar las res-puestas, es el hombre el que debe encontrar sus respuestas, sien-do la más importante la respuesta a la cuestión abierta de la identi-dad.

La elección de su propia identidad

Los roles tradicionalmente establecidos, por un lado de forma positi-va como fortalezas que dan seguridad y por otro lado de forma ne-gativa al restringir la autorrealización, ya no son capaces de aportarsoluciones pertinentes en una sociedad abierta como la nuestra. Nuncaha habido una época como la actual, en la que el individuo experi-menta tanta libertad de elección, en materia de profesión, de estado

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ya sea a través de la razón, de la emoción o de la acción. Aunque ennuestros días veamos una gran insistencia en la acción y en lo sen-sacional, con todos sus efectos perjudiciales, la verdadera religión noestá por ello menos orientada a la experiencia.

La fe es la reacción individual al Evangelio que se apodera del in-dividuo en su totalidad. La persona con fe no puede evitar estallaren alabanzas al comprender el abundante amor de Dios. No es po-sible entender el amor simplemente con el cerebro. El amor tieneque ser experimentado para ser comprendido, porque está más alláde lo racional; incluso, me atrevo a decir que tiene algo de irracio-nal.

En nuestra tentativa de ganarnos a la juventud para el Evangelioque tanto amamos, tenemos que hacer frente a estas preguntas:¿cuál es nuestra experiencia con el Evangelio y con la iglesia?, ¿có-mo afecta eso a nuestras vidas?, ¿es la experiencia positiva? A ve-ces, la experiencia con la iglesia parece ser más bien negativa. Porello, los jóvenes tienden a decir sí a Dios pero no a la iglesia. La en-cuesta realizada entre los jóvenes adventistas que mencioné an-teriormente y mi propia experiencia con los jóvenes confirman es-ta tendencia.

Por lo tanto, tenemos que meditar sobre la pregunta de las expe-riencias llenas de sentido con el Evangelio. Nuestros ritos, tales co-mo el bautismo o la santa cena, y nuestras reuniones regulares co-mo el culto o las reuniones de oración: ¿qué tipo de experienciasfavorecen? ¿Podemos hacerlas más significativas? ¿Podríamos odeberíamos, por ejemplo, tener ceremonias de bautismos de jóvenesal aire libre, al amanecer de una mañana de Pascua en lugar delsábado por la mañana, por razones de comodidad y de confort, co-mo una parte de la rutina? ¿Valdría la pena hacer ese esfuerzo y pa-ra quién? ¿Sería justo y para quién?

CONCLUSIONES

Aunque creamos que Dios y su mensaje sean una verdad última yabsoluta para todos los hombres y para todos los tiempos, y aun-que lo proclamemos así, reconocemos que Dios se reveló a sí mis-mo en forma humana en el fenómeno que llamamos la encarnaciónde Jesucristo. La encarnación, desde entonces, ha sido el modelo pa-ra transmitir el mensaje bíblico a la raza humana. La encarnación res-peta a las dos entidades: al Dios infinito y al hombre finito, al Diosincondicional y al hombre condicional, a la verdad absoluta y a la con-

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debe obedecer. Si un contenido factual tiene la pretensión de ser ver-dadero, debe demostrar su significación y, por lo tanto, su pertinen-cia. Sólo el concepto de significación crea las verdades de segundoorden y contribuye a que alguien comprenda su mundo. Si existe unaverdad objetiva y absoluta más allá –y en tanto que cristianos y ad-ventistas así lo creemos, puesto que Dios es la última verdad y elúltimo absoluto– sólo puede ser comprendida en el marco de la con-cepción humana como una realidad tanto de contenido como de sen-tido.4 Propuestas sin significación carecen de sentido. Un dogma cris-tiano que no sea pertinente para el individuo y para su vida es comouna concha sagrada. Siempre representa algo o a alguien, pero noestá viva hoy.

El Evangelio, con su desafío de proclamar la «buena nueva», esuna verdad presente. Pero para conseguirlo debe ser una «nueva»positiva y pertinente para el hombre posmoderno en su lucha por unavida llena de sentido. Consecuentemente, la tarea de la iglesia y desus teólogos, educadores y evangelistas, consiste en extraer el sen-tido de las enseñanzas cristianas y adventistas para la vida de nues-tros días.

Tendremos que vencer la ortodoxia de una iglesia bicentenaria y des-cubrir el poder y la belleza del Evangelio como un mensaje pertinen-te para la juventud posmoderna. En este esfuerzo, descubriremos quedebemos reorganizar el orden de nuestra cadena de doctrinas en fun-ción de su importancia para las cuestiones de nuestros días o, bien,que debemos ponerlas en un nuevo marco de referencia (el hombreposmoderno tiene bastantes dificultades para comprender las seña-les del fin de los tiempos en relación con el terremoto de Lisboa de1755. Está demasiado lejos para ser pertinente, y ¿qué ocurre con lossismos de nuestros días, aún más devastadores?). Al esforzarnos pordescubrir el sentido detrás de las doctrinas, nuestras propias vidas sebeneficiarán ampliamente y seremos capaces de compartirlo con aque-llos de nuestros jóvenes que se interesen más por la cuestión «¿Porqué creéis y hacéis eso?», que por la cuestión «¿Qué creéis?».

Una orientación hacia la experiencia

Finalmente, la orientación hacia la experiencia es el resultado delas dos características precedentes del posmodernismo. La pertinenciasigue siendo una palabra sin sentido si no puede ser experimentada,

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4 Cf. Die erfundene Wirklichkeit, P. Watzlawick, Múnich, 1985.

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10) Adaptar los servicios de la iglesia al hombre y a los jóvenesde nuestro tiempo, tanto en lo que respecta a la predicación co-mo a la oración, al canto y a la música. No confundamos sen-sación con pertinencia.

11) Dar verdaderas responsabilidades a los jóvenes. Recordemosesto: ellos seleccionan su identidad en términos de pertinencia.

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

Christsein gestalten. Eine Studie auf dem Weg der Kirche. Rat der Ekd.Gütersloh, 1985.

Die erfundene Wirklichkeit, P. Watzlawick, Múnich, 1985.J. Gerhardt, «Gemeinde als Vermittlungsinstanz», Christiana, 6, 1995, págs.

51-68.J. Gerhardt, «Persönlichkeit und Wirklichkeit», Christiana, 7-8, 1996-97, págs.

101-119.B. McLaren, The Church on the Other Side, Grand Rapids, 2000.W. Noack, «Die Sozialpathologien der Geseelschaft und ihre Herausforderungen

an die Gemeinde», Christiana, 6, 1995, págs. 84-115.S. Selmanovic, «Pastoring on the postmodern frontline», 1ª parte, Ministry, 7,

2001, págs. 10-13.S. Selmanovic, «Pastoring on the postmodern frontline», 2ª parte, Ministry, 9,

2001, págs. 18-21.T. R. Steininger, Konfession und Sozialisation. Adventistische Identität zwis-

chen Fundamentalismus und Postmoderne, Gotinga, 1993.

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ceptualización subjetiva, al Evangelio eterno y a la verdad presentepara el hombre en las condiciones específicas de su tiempo.

La juventud adventista forma parte de la iglesia que ha sido mol-deada en el modernismo y que, por lo tanto, ha incorporado tam-bién los caminos y los métodos para hablar al modernismo. En la ac-tualidad, el adventismo en algunas partes del mundo quiere hablar alhombre posmoderno dentro y fuera de la iglesia. La Iglesia Adventistadebería, por consiguiente, seguir las siguientes etapas:

1) Adquirir una actitud positiva hacia el presente y aceptarlo comoun hecho. El modernismo no fue mejor, simplemente diferente.Cada época tiene sus problemas y sus oportunidades. Recor-demos lo siguiente: incluso un mundo posmoderno es el mun-do de Dios. Él está dispuesto a morir por el mundo y lo ha hecho.¿Cómo podemos atrevernos a rechazar este mundo en el quey del que vivimos?

2) Hacer serios esfuerzos para estudiar la sociología y la psicolo-gía del posmodernismo con la finalidad de comprender a la so-ciedad y a su juventud.

3) Tener una actitud positiva hacia la generación joven. Funciona deforma diferente, pero quiere hacer buenas elecciones y es la ver-dadera idealista de la iglesia. Transmitir confianza y esperanza.La actitud es más importante que los métodos. Concentrémonosen las personas y en sus deseos más profundos, y no en sus in-suficiencias.

4) Al proclamar el mensaje, no contentarse con el simple conteni-do, sino revelar el significado para la vida personal. No venda-mos una iglesia ni una doctrina. Seamos los testigos de la «bue-na nueva». Seamos honestos.

5) Hacer de la vida cristiana una experiencia y experimentarla.Reconsideremos las tradiciones y los ritos, y tratemos de des-cubrir su sentido para nuestros días.

6) Tomar en serio las principales cuestiones de nuestro tiempo ytratar de encontrar y de dar respuestas honestas.

7) Tener la voluntad de reorganizar el conjunto de nuestras creen-cias y de encontrar nuevas prioridades. Deberíamos descubrirque las «veintisiete doctrinas» adventistas no son igualmente per-tinentes ni tienen el mismo peso específico.

8) Mezclarse con los que piensan de forma diferente, escuchar suspreguntas, tratar de comprender.

9) Dar una visión personal de lo que pensamos y creemos, y ex-plicar porqué es pertinente para nosotros.

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Capítulo 6

Para que los jóvenes sean actores

Guy Zeller1

Una encuesta realizada hace tres años en diferentes iglesias evangé-licas de Suiza (alrededor de mil personas, en la parte del país dondese habla francés) mostró que después de los 15 años, el 50% de losjóvenes dejan la iglesia. Esto ayudó a las iglesias a tomar concienciadel desafío que la generación joven representa: una familia cristiana notiene necesariamente menos desafíos que las otras, más bien al con-trario, ¡suele enfrentar más de uno que las otras familias no tienen!

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA JUVENTUD POSMODERNA

En varios aspectos, los jóvenes de hoy son diferentes de todas lasgeneraciones que los han precedido.

Relacional. Aprecian los grupos pequeños y los grandes aconte-cimientos. Buscan confidentes vulnerables y abordables. Ganar suconfianza es mucho más difícil y no es algo que se dé por sentado. Visual. La imagen que uno da de sí mismo es importante. ¡Denotauna búsqueda de identidad! Lo mismo ocurre en la iglesia, la apa-riencia, el estilo adquieren una gran importancia. A corto plazo. Al joven le cuesta mucho pensar en términos de vo-cación. Objetivo de mayor alcance: mis próximas vacaciones. Noquiere tener la impresión de estar en los raíles de un ferrocarril y seguarda un margen de maniobra. Poco idealismo. Los jóvenes ya no pretenden cambiar el mundo,sino construir su propio mundo virtual en el que se sienten bien. Cuestionamiento. Necesitan cuestionarlo todo y repensarlo todo:la autoridad, las formas de funcionar...

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1 Guy Séller dirige el grupo Los Fabricantes de Alegría, de la misión evangélica Juventuden Misión, en Yverdon, Suiza.

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de escuela dominical tradicional, ciertamente adaptada a la sociedadmoderna, pero no a la posmoderna. Al mismo tiempo, nuestras igle-sias deben dar la posibilidad de vivir algo en familia (trabajo a nivelde los padres, cultos para todas las edades, etc.) y de que cada miem-bro de familia encuentre su lugar.

A menudo se escucha aquella famosa frase que dice que los niñosson la iglesia del mañana. En cierto sentido, ¡es verdad! Nuestra fi-losofía de formación y de integración va a determinar la iglesia quetendremos mañana, ya que recogeremos lo que hayamos sembra-do en ellos.

Pero los jóvenes son también la iglesia de hoy, con la posibilidadno sólo de recibir informaciones sobre Dios, sino también de dar y re-cibir dentro del cuerpo de Cristo y a través suyo. En nuestras activi-dades vemos a niños y a adolescentes orar, compartir, hacer viajesmisioneros y, de esa manera, los vemos cómo hacen suya la misiónde la iglesia: «La iglesia no es sólo un rollo de mis padres. ¡Yo tam-bién tengo mi lugar en ella!».

EL CARÁCTER: UNO DE LOS MAYORES DESAFÍOS DE LA GENERACIÓN ACTUAL

Jueces 3: 1-2: la nueva generación debe aprender a pelear. ¡Qué granverdad para nuestros días! Para trabajar el carácter de los adoles-centes hemos puesto en marcha campamentos NIKO en la naturale-za, en los que aprenden a trabajar en equipo para superar las difi-cultades, a reflexionar sobre su funcionamiento y a estimular elcrecimiento de su carácter.

UN CONOCIMIENTO PROBADO

Esta generación está más interesada en las vivencias que en el sa-ber. Aunque hay peligros en ello, no hay que ocultar todos los as-pectos positivos que tiene, a saber, que los jóvenes no quieren unateoría sino una fe activa. No quieren un Dios lejano cuando existe laposibilidad de vivir cerca de él.

Los discípulos se pusieron un día entre los niños y Jesús. Es com-prensible. Jesús estaba hablando del divorcio con los fariseos y talvez no era el mejor momento para molestarlo... Pero Jesús interrumpióuna discusión tan importante para pasar tiempo con los niños, im-ponerles las manos y bendecirlos.

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De la sensibilidad a la autenticidad. No buscan simples predi-cadores sino modelos que encarnen el mensaje en sus vidas, quevivan lo que creen. Gran honestidad. Dicen lo que piensan y no quieren ser «corte-ses»... Menos responsabilidad. El joven es víctima del entorno, el medioambiente determina su futuro. Se desplaza la culpabilidad.

¿CÓMO MIRAMOS A LOS JÓVENES?

Jesús nos dice: «No menospreciéis a ninguno de estos pequeños»(Mat. 18: 10). ¿Qué quiere decir con estas palabras?

Encontramos un ejemplo en 1 Samuel 17, en la historia de Davidy Goliat. Cuando Goliat ve al joven David acercándose a él, lo miray lo menosprecia diciendo: «¡No eres más que un niño!». Menospreciares tener esa mirada que encierra, que minimiza, que rebaja, que trans-mite: «¡No eres más que...!». Los jóvenes en particular necesitan per-cibir la mirada opuesta, aquélla que les comunica: «¡Yo creo en ti! Apesar de todo lo que has vivido, de lo que vives, de lo que eres, creoen ti y estoy dispuesto a invertir en tu vida y tomar tiempo para estarcontigo!».

Esa mirada que ya ve lo que aún no son es la que los anima, la queles comunica una esperanza inmensa. De hecho, es la mirada de Cristosobre ellos, la misma que les dirigió a sus discípulos cuando los llamó.

UNA VISIÓN MULTIGENERACIONAL

No podemos aislar a los jóvenes de las otras generaciones. A pesarde las apariencias, ese es el mejor modo de perderlos. Los jóvenestienen una gran capacidad de servicio, de entrega, de sacrificio, deentusiasmo. Pero necesitan mentores, padres y madres que creanen ellos y que los entrenen. Cada generación tiene su lugar y su rol,y el de los adultos debe ser liberador antes que controlador.

¡COMENZAR LO ANTES POSIBLE!

Creo que comenzar lo antes posible es una clave para dar raíces alos jóvenes (Mat. 13: 6). Debe existir coherencia en la formación quedamos a los más pequeños y tenemos que replantearnos el modelo

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Capítulo 7

El centro José Figols

Una herramienta para trabajar a favor de los jóvenes

Manuela Casti1 y Corrado Cozzi2

El 2 de julio de 2000, George Knight, profesor de Historia de la Iglesiaen la universidad estadounidense de Andrews, pronunció un discur-so notable y reseñable en la asamblea mundial de la Iglesia Adventistacelebrada en Toronto (Canadá). Dijo acerca de la juventud:

«Para alcanzar a la nueva generación debemos aprender a co-municarnos en su lenguaje actual,tal como hizo Jesús, usando ellenguaje y las las expresiones de su tiempo, y tal como JamesWhitehizo en el suyo. Si la iglesia insiste en usar las expresionesdel siglo XIX para alcanzar a los jóvenes del siglo XXI, acabará pro-bablemente igual que los Amish, que han mantenido sus formasy sus tradiciones pero han perdido su misión en el mundo.»Las generaciones nacidas después del Watergate o del Vietnam,y que podemos denominar «posmodernas», son también «pos-confesionales». La iglesia no puede atender a una lealtad ino-cente e irreflexiva, simplemente porque se ha nacido adventistao se piensa que el adventismo posee la verdad. Por el contrario,para conservar su lealtad, la Iglesia deberá demostrar que es ver-daderamente la que pretende ser y que utiliza fielmente todos losfondos y recursos3.»

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¿Cómo enseñar al niño y al adolescente a venir a Jesús? ¿Cómono ser como los discípulos y dejar a los niños venir a nosotros, a nues-tras actividades, a nuestras lecciones, a nuestros bricolages, a nues-tras historias? ¿Cómo evitar ponernos, sin ni siquiera darnos cuentaa veces, entre Cristo y los niños?

Cuando estaba en un campamento con niños de 9 a 12 años, em-pezó una pelea entre dos niños. Michael, uno de ellos, estaba muyenfadado cuando lo aparté para hablar:

–¡Voy a matarlo, él es el que ha empezado!Yo estaba justo a punto de hablarle del perdón, pero no me sentí li-

bre de hacerlo. Le dije: «Escucha, quédate solo un momento, refle-xiona y ora sobre esta situación. ¡Pregúntale al Señor lo que pien-sa, y volvemos a hablar de ello más tarde!»

Diez minutos después, Michael se me acercó, muy pesaroso: «Mehe dado cuenta de que debía perdonarlo, y también me he dado cuen-ta de que he sido yo el que lo había empezado al hacerle enfadar.También voy a pedirle perdón.»

Al final del campamento, los dos chicos eran los mejores amigosdel mundo.

¿Habría obtenido un resultado tal si le hubiera dado el discurso so-bre el perdón? Dios sabe hablar al corazón de los niños, aunque nosiempre ocurra de forma tan sencilla. Un Cristo integrado en la vidacotidiana, cercano a ellos, a pesar de las épocas de preguntas, depruebas, de dudas o de separación; ese es el Dios que los jóvenesbuscan. Un conocimiento real, es aquél en el que la práctica va de lamano con la teoría.

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1 Manuela Casti dirige el centro José Figols para la pastoral de la juventud y enseñaen la Facultad Adventista de teología de Collonges-sous-Salève, en Francia.

2 Corrado Cozzi, pastor adventista, dirige el Departamento de Jóvenes de la IglesiaAdventista del Séptimo Día de la División Euroafricana en Berna (Suiza).

3 Una versión abreviada del discurso de George Knight se ha publicado en españolcon el título de «Si yo fuera el diablo…», en Revista Adventista n.º 309, octubre 2000,págs. 8-12.

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• evangelización y servicio,• investigación,• documentación,• red de animadores de jóvenes• comunicación,• formación.

PROYECTOS Y ACCIONES

Las primeras actividades del centro José Figols ya han sido defini-das. Algunas tardarán poco tiempo en ponerse en marcha, pero otrasestán previstas para un plazo más largo.

LA PRIMERA ENCUESTA EUROPEA SOBRE LA JUVENTUD Y LA IGLESIA ADVENTISTAS

En América del Norte, en la década de los años 1980 se realizó unagran encuesta con el fin de conocer mejor a su juventud: Valuegenesis6.Los sociólogos implicados en Valuegenesis afirman que una iglesia,en tanto que sistema, necesita al menos veinte años para producirevoluciones significativas. Según estos mismo sociólogos, los desa-rrollos positivos producidos por Valuegenesis han reducido este tiem-po a un tercio, sobre todo en las áreas del ambiente interno de lasiglesias y de la madurez de la fe de los jóvenes.

Los estudios más recientes estiman que el porcentaje de jóvenesque abandonan la Iglesia Adventista está alrededor del 75% en lospaíses occidentales. Se hace preciso pues un análisis vasto y pre-ciso de este suceso. El centro José Figols tiene entre sus objetivosla realización, a escala europea, de una encuesta similar a Value-genesis.

Esperamos obtener, de esta manera, una «foto» científica y deta-llada de la Iglesia, tal y como es percibida por los jóvenes a través desus relaciones con las familias, los dirigentes, los pastores y las es-cuelas adventistas. Las conclusiones de la encuesta deberán per-mitir a la Iglesia poder plantear una estrategia en numerosos niveles,intervenir en los puntos débiles y orientar desarrollos y soluciones.

El inicio del proyecto está previsto para mayo de 2001.

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La Iglesia, ¿es un profeta mudo?:

«No es un problema pequeño. La juventud de la Iglesia es su ma-yor activo, y la juventud de afuera es su campo de misión pre-sente y futuro. La juventud es la mayor oportunidad del adventis-mo, y a la vez su mayor desafío. La Iglesia debe crear planes paraalcanzar sus mentes y para lograr su apoyo. Ellos serán la igle-sia del futuro4.»

El centro José Figols se ha creado5 para contribuir a la acción dela Iglesia en favor de la juventud.

EN EL CENTRO DE LA RED

El centro José Figols es el fruto de la reflexión de los departamen-tos de Jóvenes de la División Euroafricana y de la división Trans-europea de la Iglesia Adventista.

El campus adventista de Salève ha sido escogido para albergar es-te centro. La presencia de la Facultad de Teología en este lugar hacontribuido a esta elección, para fomentar una deseable interacciónen la formación de pastores y de futuros pastores.

Su emplazamiento geográfico no impide la influencia del centro, queestá en línea directa con los otros dos campus universitarios adven-tistas de europa occidental: Newbold College, en Reino Unido, y launiversidad de Friedensau, en Alemania.

Más aún, el centro José Figols está ligado a dos de las grandes uni-versidades adventistas estadounidenses: Andrews y La Sierra, lascuales disfrutan de los servicios de un centro similar en el ministeriopara los jóvenes.

De hecho, muchos departamentos e instituciones de la IglesiaAdventista están implicadas en la pastoral de jóvenes y colaboran es-trechamente con el centro José Figols.

LOS OBJETIVOS

Enteramente consagrado al ministerio a favor de los jóvenes, el cen-tro José Figols define sus objetivos en torno a seis ejes prioritarios:

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4 Ibid.5 El centro José Figols, situado en el campues adventista de Salève, en Collonges-

sous-Salève (Francia), fue inaugurado el 8 de noviembre de 2001. 6 Véase capítulo 2.

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• promover una acceso regular a las reflexiones, debates, y expe-riencias de actualidad a nivel internacional;

• coordinar la información para ponerla en relación con las iniciati-vas en curso a nivel local e internacional;

• proponer debates y evaluciones de las experiencias pilotos.

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MASTER OF ARTS IN YOUTH MINISTRY

La formación de pastores en el ámbito del ministerio para la juventudse percibe como una necesidad por la Iglesia Adventista.

El centro José Figols tiene el propósito de realizar a corto plazoun programa académico para la consecuención del diploma deMaster of Arts in Youth Ministry (nivel DEES de la enseñanza su-perior francesa). Esta formación será el resultado de una colabo-ración internacional con las universidades estadounidenses deAndrews y La Sierra, y las europeas Newbold College y universi-dad de Friedensau.

Más que una formación teórica, este Master favorecerá la creaciónde una red internacional de intercambio, de reflexión y de trabajo pa-ra la evangelización de los jóvenes, en la sinergia que se establece-rá entre los profesores y estudiantes comprometidos en el proyecto.

El proyecto tiene previsto comenzarse en 2003.

ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE ANIMADORES DE JÓVENES

Una actividad importante del centro José Figols consistirá en dotara los pastores y a los animadores de jóvenes de material especiali-zado y en convertirse en lugar donde compartir experiencias.

Con el tiempo, el centro acumulará proyectos, experiencias reali-zadas y analizada, formaciones, etc.

EL DIARIO FORUM

Para favorecer la comunicación, el centro José Figols volverá a pu-blicar Forum, destinado a los jóvenes adventistas.

La versión en papel ofrecerá discusiones sobre temas importantespara los jóvenes, fichas para profundizar en las iniciativas de evan-gelización, reportajes sobre acontecimientos destacados, debates,etc.

La versión de Internet incluirá noticias, crónicas, debates, páginasabiertas a la participación de los jóvenes, etc.

Los objetivos de Forum se resumen de la siguiente forma:

• constituir una red de diálogo y de intercambio entre las diferentesrealidades de la juventud;

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