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1 CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA DEL RÍO TURIA. II José Vicente Gómez Bayarri Académico de Número de la RACV GENERALIDADES Preámbulo En este artículo de la Castellología de la Cuenca Valenciana del río Turia II abordamos el estudio de las construcciones de la arquitectura de carácter militar y señorial, localizadas en poblaciones ribereñas de dicho cauce fluvial que están ubicadas en la comarca valenciana de la Serranía. Es sabido que el patrimonio artístico constituye un legado fundamental del pasado de las diversas civilizaciones asentadas en esta demarcación territorial y son testimonio de los acontecimientos histórico-militares que produjeron a través de los siglos. Esta área geográfica del histórico reino de Valencia concentra un alto porcentaje de fortificaciones, edificaciones señoriales y torres de observación que son reflejo de las inquietudes de inseguridad o salvaguardia de los ciudadanos de la zona ante un inminente peligro exterior de poblaciones ubicadas en esta vía de penetración que era la cuenca del Turia. Se conservan numerosos restos castellísticos que jalonan las tierras de esta comarca de Sharq al-Andalus en los siglos XII y XIII como recoge la documentación. El deficiente estado de conservación de la mayoría de estas fortificaciones se ha debido a que cayeron en desuso al dejar de cumplir la función para la que se levantaron. El abandono, la utilización de materiales de estas construcciones para otras edificaciones y la desidia de los ciudadanos nos ha llevado a que presenten un pésimo estado de degradación en gran parte de ellas. Hoy en día, un gran número de estas fortificaciones muestran las secuelas de los saqueos del tiempo y son verdaderas ruinas que nada se asemejan a los símbolos del antiguo poder militar, político o religioso que desde ellos se ejercía. Urge que los ciudadanos y las instituciones públicas propicien e impulsen un estudio histórico y un análisis arqueológico y arquitectónico para hacer viable su conservación y rehabilitación, a fin de recuperar parte del esplendor que representaron cuando se construyeron. Algún castillo fue frontera del Reino y sirvió de defensa y cobijo de poblaciones, enarbolando la grandeza de ser la capital de la taifa de su nombre-Alpuente-; otro ostentó el poder del señorío eclesiástico de la Iglesia valentina -la Baronía de Chulilla-; y otra población albergó el Palacio señorial del Vizcondado de su denominación-Chelva-. Estas construcciones son reflejo de la Historia y testigos de un pasado que debemos conocer para tomar conciencia del rico patrimonio artístico que atesoran las tierras valencianas, en este caso de la comarca de la Serranía Valenciana.

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1

CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA

DEL RÍO TURIA. II José Vicente Gómez Bayarri

Académico de Número de la RACV

GENERALIDADES

Preámbulo

En este artículo de la Castellología de la Cuenca Valenciana del río Turia II abordamos

el estudio de las construcciones de la arquitectura de carácter militar y señorial,

localizadas en poblaciones ribereñas de dicho cauce fluvial que están ubicadas en la

comarca valenciana de la Serranía.

Es sabido que el patrimonio artístico constituye un legado fundamental del pasado de las

diversas civilizaciones asentadas en esta demarcación territorial y son testimonio de los

acontecimientos histórico-militares que produjeron a través de los siglos.

Esta área geográfica del histórico reino de Valencia concentra un alto porcentaje de

fortificaciones, edificaciones señoriales y torres de observación que son reflejo de las

inquietudes de inseguridad o salvaguardia de los ciudadanos de la zona ante un inminente

peligro exterior de poblaciones ubicadas en esta vía de penetración que era la cuenca del

Turia. Se conservan numerosos restos castellísticos que jalonan las tierras de esta comarca

de Sharq al-Andalus en los siglos XII y XIII como recoge la documentación.

El deficiente estado de conservación de la mayoría de estas fortificaciones se ha debido a

que cayeron en desuso al dejar de cumplir la función para la que se levantaron. El

abandono, la utilización de materiales de estas construcciones para otras edificaciones y

la desidia de los ciudadanos nos ha llevado a que presenten un pésimo estado de

degradación en gran parte de ellas.

Hoy en día, un gran número de estas fortificaciones muestran las secuelas de los saqueos

del tiempo y son verdaderas ruinas que nada se asemejan a los símbolos del antiguo poder

militar, político o religioso que desde ellos se ejercía.

Urge que los ciudadanos y las instituciones públicas propicien e impulsen un estudio

histórico y un análisis arqueológico y arquitectónico para hacer viable su conservación y

rehabilitación, a fin de recuperar parte del esplendor que representaron cuando se

construyeron.

Algún castillo fue frontera del Reino y sirvió de defensa y cobijo de poblaciones,

enarbolando la grandeza de ser la capital de la taifa de su nombre-Alpuente-; otro ostentó

el poder del señorío eclesiástico de la Iglesia valentina -la Baronía de Chulilla-; y otra

población albergó el Palacio señorial del Vizcondado de su denominación-Chelva-.

Estas construcciones son reflejo de la Historia y testigos de un pasado que debemos

conocer para tomar conciencia del rico patrimonio artístico que atesoran las tierras

valencianas, en este caso de la comarca de la Serranía Valenciana.

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Una parte de la riqueza del patrimonio histórico valenciano está representada por las

construcciones de la arquitectura de carácter militar y señorial. Este patrimonio artístico

constituye un testimonio de los avatares históricos acontecidos a través de los siglos en

nuestro marco geográfico y son muestras del legado monumental de las diversas

civilizaciones o pueblos que se han asentado y dominado las distintas poblaciones

ribereñas de la cuenca valenciana del río Turia. (1)

Los ciudadanos y las instituciones públicas deberían propiciar e impulsar mediante su

estudio, análisis arquitectónico y la acción de conservación su rehabilitación y recuperar

la belleza que tuvieron en tiempos pretéritos.

El histórico reino de Valencia es una de las áreas geográficas de la Península Ibérica que

concentra un alto porcentaje de fortificaciones, palacios o casas señoriales, restos

castellísticos y torres vigía. A. Bazzana indicó que en reino de Valencia existía un castillo

cada cinco kilómetros, y en algunas áreas la distancia se reducía todavía más. (2).

Indicador que pone de manifiesto la cantidad de castillos que jalonaban las tierras de

Sharq al-Andalus en los siglos XII y XIII, como resaltan las crónicas de la conquista.

Ahora bien, la inmensa mayoría de ellos se conservan en lastimoso estado de

conservación.

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CASTILLOS DE LA SERRANÍA VALENCIANA

Fortificaciones de la comarca de la Serranía.

Mapa publicado por MSJ en Castillos, Torres y Fortalezas de la CV

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1. CASTILLO Y MURALLAS DE ALPUENTE

1.1. Ubicación de la villa y su castillo

En el límite del noroeste de la provincia de Valencia, en la comarca de la Serranía, a unos

90 kilómetros de la capital y a unos mil metros de altitud, haciendo frontera con Aragón

y Castilla se alza la villa de Alpuente sobre un collado que domina un vasto dominio de

territorios.

Josef Castelló en 1783 señaló que en el término de la villa existe un castillo, y en su

término territorial el llamado del Poyo, rodeado de un barranco muy profundo que le

sirve de foso y lo hacía inaccesible e inexpugnable (1).

La población, según afirmó A. J. Cavanilles está situada “sobre peñas en la falda del

monte del Castillo” (2). Su estratégico castillo se levantó en un peñón tajado sobre una

angosta garganta del río Tuéjar, afluente del Turia, desde cuya atalaya se divisa la

población y una excelente vista panorámica.

Pascual Madoz indicó que Alpuente se halla situado en los confines de Aragón y Castilla

en la confluencia de dos montes, llamados, el uno, del Castillo y, el otro, loma de San

Cristóbal (3).

1.2. Descripción del castillo

Es un castillo roquero de tipo montano que se adaptó a las circunstancias geográficas del

terreno.

El castillo de Alpuente se levantó sobre un alargado peñón que preside la población, en

el denominado Cerro del Castillo, rodeado por una profunda garganta que alcanza más de

100 metros de profundidad. Se halla dentro del espacio acotado por el recinto murado de

la villa y los escarpes rocosos. Como cabeza de la taifa que lleva su nombre, fue una

fortaleza estratégica importante. El castillo tiene una sola entrada que antaño debió estar

cortada por un puente levadizo, con rampa muy pronunciada, lo que la convierte en un

baluarte casi inexpugnable. Su plano tiene unas dimensiones de 240 metros de longitud

por 16 de anchura en la parte más estrecha. Se extiende de N. a S. unos 180 metros y su

longitud de E. a W. oscila entre los 50 y 18 metros. Esta superficie disponía de amplias

zonas diáfanas, libres de construcción. En la celoquia se asentarían las edificaciones más

representativas del castillo (4). Se conservan lienzos de muro y restos de la torre de la

Veleta o del Homenaje, realizada a base de sillares de aparejo de época califal. La

construcción de la fortaleza es sólida, y emplearon mampostería, argamasa y sillares (5).

El castillo de Alpuente es de época musulmana. Tras su conquista por los cristianos, por

su estratégica situación fronteriza entre los reinos de Aragón y Valencia y la proximidad

al de Castilla, fue adaptado a las nuevas circunstancias históricas y trasformado durante

las Guerras de la Unión en el siglo XIV.

La documentación medieval registra que la posición estratégica de la villa de Alpuente y

de su castillo necesitaba en 1257 de un alcaide y de diez hombres que se encargaran de

custodiarlo. El trascurrir del tiempo hizo que el mal estado de conservación requiriera la

actuación de obras que ordenasen su reparación en el año 1280 y unos años más tarde en

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1286. En el siglo XIV las fuentes archivísticas recogen la información que la fortaleza

necesita nuevas actuaciones de reparación (6).

Vista panorámica de la ubicación del castillo de Alpuente

Torre del Homenaje. Se observan sus sólidos muros y el material con que fue construida

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El cronista Viciana (s. XVI) señala que la villa tiene un fuerte castillo rodeado por un

barranco muy hondo y despeñado, del cual es “alcayde” don Joan de Villarasa, con

LXXXX escudos de salario (7).

En el transcurso de varios siglos se mantuvo en relativo buen estado de conservación

hasta la Guerra de Sucesión a la corona española que enfrentó a los partidarios del

Archiduque Carlos y los de Felipe V. Éste monarca de la dinastía borbónica ordenó en

1707 la demolición de la fortaleza para evitar que fuera utilizado por los austracistas.

Fue reconstruido para ser utilizado en la Primera Guerra Carlista, pero tras esta primera

contienda los isabelinos ordenaron de nuevo su derribo para evitar que fuera ocupado y

utilizado como plaza fuerte por los partidarios de Carlos María Isidro.

Los avatares bélicos han ocasionado que la fortaleza llegara a nuestros días en verdadero

estado de ruina y hayan desparecido muchos de sus elementos, aunque su excepcional

emplazamiento trasluce la importancia que debió tener en el pasado. Todavía se pueden

contemplar basamentos de antiguos torreones, aljibes, pasadizos, construcciones

auxiliares y tramos de lienzo de la muralla que parcialmente lo rodeaba, dificultando las

vías de acceso.

Independientemente del recinto del castillo, la villa real de Alpuente estuvo amurallada y

su recinto encerraba el antiguo núcleo urbano, observándose puertas y lienzos

diseminados en la villa, algunas veces integrados en posteriores construcciones. La

muralla contaba con numerosas torres, algunas de ellas alcanzaron entre seis y ocho

metros de espesor, y son visibles en las afueras del casco medieval de la localidad. Entre

las torres destaca la de la Aljama que defendía el principal acceso a la población y fue el

lugar donde se celebraban las reuniones que dilucidaban cuestiones de la gobernabilidad

de la villa. Actualmente es la sede de la Casa Consistorial. La Torre de la Aljama está

construida de materiales de mampostería reforzada con piedra de sillería en las esquinas.

Más que una torre son dos torres de base rectangular adosadas que se alzan sobre una

puerta de arco ligeramente apuntado formado por grandes dovelas.

La población estaba protegida en su parte oriental por los profundos escarpes rocosos

que la hacían inexpugnable (8). La villa de Alpuente fue declarada conjunto histórico

artístico.

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Puerta de acceso al recinto amurallado Torre de la Aljama. Actual

Ayuntamiento

En la aldea del Collado, situada a unos 12 kilómetros de Alpuente, se localizan ruinas del

denominado “Castillo del Poyo” o “Castillo del Collado”. Se ha considerado que estos

restos castrales podrían ser de origen romano por haberse encontrado en su entorno

monedas y piezas arqueológicas de dicha dominación, pero probablemente sean de época

medieval. La fortificación se halla a más de un kilómetro de la aldea, sobre un cerro y su

perímetro es irregular. La cima esta formada por un peñasco sobre el que se asienta obra

de sillería, en donde se observan restos de amurallamiento, pero no se ve indicios de torre

alguna.

1.3. Historia

La historia de Alpuente es rica en acontecimientos históricos (9). Es una villa, según el

cronista Gaspar. Escolano, de posible origen romano “altum pontem”. Otra hipótesis

sobre su topónimo lo hace derivar del hibridismo “al” árabe y “pont” de influencia

mozárabe, originando el nombre de Alpont-Alpuente.

En el siglo VIII, bajo la dominación musulmana, pasó a integrarse en al-Andalus y se

estableció en la cuenca valenciana del Alto Turia una noble familia arábiga que descendía

del “fihrī ‘Abd al-Malik, que fue emir en al-Andalus antes de la llegada de los Omeyas.

En el XI con la desmembración del Califato de Córdoba y la aparición de los reinos de

taifas la villa de Alpuente se declara taifa independiente al instalarse en dicha población

una rama del linaje de los Benú Qásim. Hasta el año 1030 fue gobernada por Abdallah

Ibn Qásim el Fihrita y posteriormente por Mohamed Yomn-ad-daula(1030-1048), a quien

sucedió Abdallah II Djanah-ad daula (1048-1092), hermano del precedente, todos

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miembros de la familia de los Benú Qásim (10). Otras fuentes señalan que fue Mohamed

ibn Abd Allah quien declaró la taifa independiente en 1031.

El Cid logró hacer feudatarios a los reyezuelos musulmanes de Albarracín, Valencia y

Morvedre, entre otros. Su ambición le llevó a ampliar el número de tributarios y consiguió

que Ibn Qásim de Alpuente pasara a engrosar la nómina. Para alcanzar dicho objetivo el

Campeador sale de Valencia y se internó en la zona montañosa del Reino, lanzando razias

con el objetivo de apropiarse de botín. En una de las incursiones de las mesnadas del

caballero castellano por estas tierras tomó la villa en 1089 e impuso tributos a este reino

de taifa. La Crónica General recoge que entre los castillos y “alcaides” musulmanes que

pagaban parias a Rodrigo se cita a Ibn Qásim, señor de Alpuente, que tenía asignada una

cantidad de diez mil maravedíes anuales (11).

Posteriormente fue conquistada por los almorávides, siendo trasferida a los nuevos

invasores almohades durante el mandato de Abú Said.

La villa de Alpuente es citada en crónicas arábigas y cristianas y está enclavada en el

itinerario del tránsito de las cabalgadas de la hueste del Cid.

El cronista al-Idrīsī (s. XII) registra Alpuente como una de las poblaciones importantes

en una relación de ciudades y castillos valencianos de Šharq al-Andalus (12).

En 1229, en virtud del pacto entre Jaime I y Zeit Abuzeit, aparece mencionada esta plaza

que fue solicita por el monarca aragonés en garantía de la promesa del rey moro de la

taifa de Valencia Abu Zeit, y en 1236 se trasfiere Alpuente al obispado segobricense y

consecuentemente pasó a estar bajo el dominio territorial de rey Conquistador, quien

después de ocupar Valencia en 1238 envió su gente para sojuzgar la villa de Alpuente

(13).

La villa de Alpuente le retiró la fidelidad a Abu Zeit al convertirse al cristianismo. El 19

de abril de 1238 dicho monarca ratificó la donación al obispado de Segorbe ciertas

iglesias de la Serranía, entre las que se cita Alpuente (14).

En un documento de 1254, en el que el rey Jaime I promete a Álvaro Pérez de Azagra no

reclamarle las cincuentas caballerías que le dio, se citan las villas de Castielfabib, Ademuz

y Alpuente (15).

En el reinado de Jaime II, concretamente una regesta del 21 de enero de 1293 constata

la villa de Alpuente “Dat. apud Alpontem” (16).

Al analizar el itinerario de Jaime II por tierras de la Corona de Aragón consta que con

fecha de 8 de septiembre de 1305 que se remitió una regesta al “consell de Alpuente”.

(17).

El 7 de febrero de 1309 se envió documento al cobrador del monedaje en Alpuente (18).

En 1336, en el reinado de Pedro II el Ceremonioso de Valencia (1336-1387), Alpuente

pasó del obispado de Segorbe a la Corona, siendo declarada villa real, titulo que mantuvo

hasta 1814. En virtud de este privilegio asistió durante los siglos medievales a numerosas

Cortes Valencianas.

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Alpuente, al ser villa real, fue convocada y asistió a las siguientes Cortes Valencianas

que se celebraron en los siglos XIV y XV en diversas localidades del Reino de Valencia

en representación de dicho estamento.

EL BRAZO REAL EN LAS CORTES VALENCIANAS DEL SIGLO XIV

Fecha de convocatoria y localidades representadas (según Sylvia Romeu)

1329 1336 1342 1346 1348 1354 1358 1360 1362 1367 1375 1382

Alpuente * * * * * * * * * * *

EL BRAZO REAL EN LAS CORTES VALENCIANAS DEL SIGLO XV

Fecha de convocatoria y localidades representadas (según Sylvia Romeu)

1401 1417 1419 1428 1435 1443 1465 1469 1479

Alpuente * * * * * * *

La iglesia de la villa de Alpuente es de transición del románico al gótico. Corresponde a

la tipología de las iglesias de reconquista. Es de una sola nave, tiene adosado el

campanario que es de planta octogonal y se localiza en una de las laderas donde se alza

el castillo.

Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad

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2. CASTILLO Y AMURALLAMIENTO DE CHELVA

2.1. Ubicación de la villa, castillo y mezquitas

La villa de Chelva se halla en la comarca de la Alta Serranía y su territorio confina con

Castilla. Chelva es la población más importante de la comarca, y fue sede del vizcondado

de su nombre. Los primeros señores fueron los Fernández de Azagra, señor de Albarracín

y últimos los duques de Villahermosa.

Joseph Castelló señaló que la villa de Chelva se halla a diez leguas de Valencia, separada

de la orilla del Turia, y sobre la de un riachuelo, afluente del Turia (1).

A finales del siglo XVIII el botánico A. J. Cavanilles indicó: “El Turia atraviesa el

Vizcondado de Chelva desde más allá de Tuexar hasta la confluencia con el Turia, que

está en Domeño y Loriguilla” (2).

El erudito Pascual Madoz en el siglo XIX escribió que “Chelva está situada en una loma

en lo más delicioso del vizcondado, al oeste de la ciudad de Valencia, en la ribera

izquierda del río Chelva” (3).

Chelva fue partido judicial y pertenecía a la diócesis de Segorbe. Actualmente está

encuadrada en la diócesis de Valencia.

Entre los siglos VIII y XIII se produjo en el valle de Chelva una notable colonización

islámica que se manifiesta en el trazado del urbanismo de la villa, en el abancalamiento

arábigo y en la red de acequias creada a partir de la infraestructura de época romana.

El origen de la actual villa de Chelva fue un asentamiento fortificado de época musulmana

erigido sobre un peñasco rocoso que dominaba el paso del río y la huerta de la localidad.

Alrededor de este promontorio, sobre el que se ubicó el castillo, se formó en el siglo XI

el primitivo barrio de Benacacira que estuvo rodeado de unas primitivas murallas que lo

protegían. Dicho barrio constituye el núcleo más antiguo de la villa. Coincide

cronológicamente con el período de la desmembración del Califato de Córdoba (XI) y la

aparición de numerosos reinos de taifas en Al-Andalus, entre ellos, en la comarca de la

Serranía, el reino moro de la taifa de Alpuente, a la que perteneció la población y territorio

de Chelva.

La documentación histórica acredita la existencia de mezquitas en los barrios de

Benacacira, Benajuay y en el Arrabal. Queda algún resto constructivo de la de Benacacira,

ninguno de la de Benajuay y una bella construcción remozada de la de Benaeça ubicada

en el barrio del Arrabal. Tras la conquista cristiana de Chelva por las huestes de Jaime I

en 1238 la mezquita de Benacacira fue respetada y continuó con celebración de culto

islámico hasta que en 1369 don Juan Alfonso de Jérica por orden de Pedro el Ceremonioso

decretó la expulsión de los musulmanes de la parte occidental del valle de Chelva que

incluía el barrio de Benacacira y se consagró en iglesia cristiana bajo la advocación de

San Jorge (4).

El cronista Vicente Mares escribió en 1681 que se habían hecho obras en la mezquita de

Benacacira y escribió: “manifiesta muy bien su iglesia en la antigüedad de su obra ser de

su primera fundación mezquita de los moros que fundaron y poblaron dicho barrio (5).

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Plano del barrio árabe de Benacacira

Dos calles del típico barrio árabe de Benacacira Testimonio del urbanismo islámico que perdura

La antigua mezquita de Benaeça de Chelva, localizada en el barrio morisco del Arrabal,

se trasformó en la actual iglesia de Santa Cruz. Construida en época cristiana (s. XIV), se

ha conservado perfectamente su traza original, habiéndose restaurado recientemente. Es

el exponente mejor conservado y más representativo de la supervivencia de una mezquita

medieval en el histórico reino de Valencia.

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2.2. Descripción de la fortaleza

La fortaleza de época islámica que originó el actual núcleo poblacional de la villa de

Chelva se alzaba en lo alto de una loma en cuyo entorno se formó el primitivo barrio de

Benacacira. Desde este lugar, situado en las proximidades de la actual Plaza Mayor de la

población, se podía dominar el paso del río y sus alrededores. Concretamente el castillo

estaba emplazado en la parte sur de la actual Plaza Mayor. Tenía forma alargada y

orientado de Este a Oeste. Se extendía sobre el espacio que hoy ocupa el Ayuntamiento

y edificaciones adyacentes, llegando hasta el actual hogar de los jubilados. En su interior

se construyeron dos reducidas iglesias: la primera, en el efímero período de la dominación

cidiana en estas tierras; la segunda, fue la primitiva iglesia de Nuestra Señora de los

Ángeles, y se alzó una vez fue conquistada la localidad por el monarca Jaime I.

Plano del casco medieval de la villa de Chelva.

En él se observa donde estuvo emplazado el castillo. J. Torralba Rull

La construcción del primitivo castillo se estima que se inicio en el siglo XI. Tuvo función

militar defensiva desde las incursiones de las huestes cidianas por la taifa de Alpuente

para cobrar parias a finales del siglo XI. Está documentado que se amplio su espacio y

sus muros fueron reforzados y almenados para cumplir mejor su finalidad castellística de

defensa de la población.

Tras la conquista cristiana el castillo musulmán se adecuó a las exigencias y necesidades

de la nueva época. Los nuevos señores construyeron una pequeña iglesia en el interior del

recinto de la fortaleza. A finales del siglo XIV o principios del XV, cuando Chelva había

adquirido la categoría de vizcondado, se llevaron a cabo reformas que supusieron una

nueva reestructuración de la fortificación. Estas reformas supusieron la construcción de

nuevos muros, el cierre del acceso primitivo y se abrieron nuevas puertas. Esta actuación

arquitectónica hizo que la fortaleza perdiera su carácter militar y se adaptara como

residencia palaciega de los vizcondes de Chelva.

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Posteriormente con el paso de los siglos el conjunto de la fortaleza tuvo utilidad de uso

civil hasta que los propietarios la abandonaron como residencia. En el siglo XIX el castillo

o palacio vizcondal desempeñó las funciones de posada. Las diversas modificaciones

realizadas tanto en el período musulmán como cristiano desfiguraron el primitivo castillo

y le hicieron perder las características de fortificación.

Los escasos elementos que se conservan corresponderían al antiguo alcázar musulmán.

Se localizan en la parte sur del edificio del antiguo palacio de los Vizcondes,

concretamente, a las espaldas de la fachada que da a la Plaza Mayor. Se observa un

torreón de base cuadrangular, de una altura de unos 12 metros, y algunos lienzos de

muralla que debían cerrar el barrio musulmán de Benacacira del siglo XI. Los escasos

elementos de la fortaleza que quedan están mezclados con construcción moderna. El

conjunto ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

Vista del torreón y del antiguo palacio vizcondal de Chelva

Donde mejor se contempla la estructura urbana islámica es en el antiguo barrio de

Benacacira, que en árabe significa “peña cortada”. El recinto fortificado de la fortaleza

fue reforzado y ampliado al creer la población que lo habitaba en época cristiana. Su

recorrido se puede seguir circulando por unas calles estrechas y laberínticas, en las que

abundan los callejones sin salida o “assucats”. Uno de los lugares donde se observa restos

de la muralla es en el llamado Portal de San Cristóbal, una de las varias puertas abiertas

en la muralla, y en la parte posterior del Palacio de los Vizcondes del Chelva.

Siguiendo un recorrido por Benacacira nos encontramos en un ensanche con la ermita de

la Soledad, que está edificada sobre los cimientos de la antigua mezquita.

En la calle y barrio de las Ollerías de época medieval también se detecta la fuerte

influencia árabe en las calles tortuosas, angostas y empinadas.

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El techo de un pasadizo de una de las calles del barrio de Benacacira

Portal del Azoque. Entrada al barrio de la judería

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Independientemente del castillo se construyó la Torrecilla, sobre un montículo localizado

a un kilómetro de Chelva, en la carretera que se dirige a Ahíllas. Desempeñó la función

de torre de vigía de la fortaleza principal. Se ha apuntado que está levantada sobre un

antiguo asentamiento de época ibérica. Debido a su estratégico emplazamiento fue

utilizada como punto de observación del área de las fortificaciones de Alpuente y

Domeño. Al ser tomada Chelva en la primera guerra carlista en 1839 el fuego artillero

causó un gran deterioro de la Torrecilla. Actualmente se ha procedido a su rehabilitación,

proporcionándonos un aspecto de lo que debía ser en épocas pasadas.

La otra torre de observación que se conserva en la demarcación territorial de Chelva es

la denominada Torre del Pico del Remedio. Se alzó sobre la cima del accidente orográfico

de su nombre, a más de mil metros de altura, en las inmediaciones del Santuario de la

Virgen del Remedio. Es de origen medieval y está emplazada en una estratégica atalaya

que controla un vasto territorio. Durante la primera guerra carlista fue remodelada.

Recientemente ha sido restaurada.

Torre de la Torrecilla de Chelva. Restaurada Torre del Pico del Remedio. Restaurada

2.3. Historia

En el extenso territorio que ocupa el término del municipio de Chelva, uno de los más

grandes de la provincia de Valencia, se hallan localizados numerosos asentamientos

humanos ya desde época prehistórica, destacando especialmente los yacimientos

arqueológicos de época ibérica y las improntas de la civilización romana.

Un ejemplo de la arquitectura civil de época romana imperial es el Acueducto de Peña

Cortada, construido en la segunda mitad del siglo I y en los inicios del s. II d.C., Su

longitud es de 28,50 metros de altura y tiene una altura máxima de 18 metros. Está

localizado en la demarcación territorial de Chelva-Domeño. Fue declarado bien de Interés

Cultural por el Consell de la Generalitat Valenciana en 2004 (6). El informe está basado

en la descripción realizada por José Luis Jiménez Salvador.

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Desde que en el siglo I d.C. el historiador Plinio el Viejo nombrara a Chelva como “Silva”,

una pléyade de historiadores, geógrafos, botánicos, etc., han designado siempre con este

nombre al río, valle y pico principal que domina el valle y la actual población.

Durante la época de la dominación visigótica se cita el topónimo “Silva” que se ha

identificado con “Chelva” al determinar los límites del obispado de Valencia, a raíz de

la división territorial de los obispados que se instituyeron en el Concilio Toledano de 675.

En un Códice de Montearagón se constata “Terminum Valentiae. Valentia tenat de

“Silva” vigil usque Murvetrum et de mare usque Alpont” (7).

La mayoría de los estudiosos de la toponimia valenciana apuntan que el nombre de Xelva

procede del latín “silva” y lo justifican por la cantidad de bosques de pinos que cubría la

zona.

La voz de Chelva pertenecería a la toponimia de origen mozárabe. Los mozárabes reflejan

las variantes de Xelva, Xilva, Xilba, Chilca con el significado de “bosque” o “selva”.

Derivaría del latín “silva” (8).

En el período de la dominación islámica los diversos enclaves poblacionales del valle de

Chelva estarían bajo la protección y jurisdicción del “hisn” de Chelva. Su máxima

autoridad estaba instalada en el primitivo alcázar. El casco antiguo de Chelva estaba

amurallado. El dominio territorial del castillo de Chelva perteneció a la taifa de Alpuente

en el siglo XI. La población tuvo castillo-fortaleza y tres mezquitas, construidas en los

barrios de Benacacira, Benajuay y Benaeça.

El núcleo poblacional de Chelva sufrió las consecuencias de estar emplazada en una zona

fronteriza. Fue tomada transitoriamente por las huestes cidianas en 1093. Posteriormente,

durante el siglo XII y el primer tercio del XIII, padeció las incursiones cristianas que

impulsaron los monarcas de la Corona de Aragón en la pre-reconquista del Reino de

Valencia. Se incorporó definitivamente al ámbito cristiano al ser ocupada por el monarca

Jaime I, al mismo tiempo que la villa de Alpuente, siendo donada a los señores de Jérica.

En 1277 en el primer año del reinado de Pedro el Grande, dentro del contexto de los

“avalots socials”, se produjeron, como documenta R. I. Burns, revueltas generalizadas

por todo el Reino por enfrentamientos entre cristianos y musulmanes. La documentación

registra que en Chelva hubo desordenes.

Durante siglos convivieron comunidades cristianas, musulmanas y judías en distintos

barrios de la población.

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Puerta de acceso de la antigua mezquita de Benaeça de Chelva. S. XIV

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Interior restaurado en 2007 de la antigua mezquita de Benaeça de Chelva, localizada en el barrio morisco

del Arrabal, s. XIV. Actual ermita de la Santa Cruz desde el siglo XVI

El topónimo de identifica a la villa de Chelva está documentado en la donación de Zeyt

Abu Zeyt al obispo de la diócesis de Segorbe en 1236 “(…) versus Chelva” (9). Asimismo,

aparece registrado en una donación del rey Jaime I a “P. Ferrandi de Albarraçín”, datada

en 1237 “Castrum de Xelva” (10) y en otra correspondiente a 1239 (11).

Tras conquistar Jaime I las tierras del reino de la taifa de Alpuente, el monarca donó a

Pedro Fernández de Azagra el castillo de Chelva y sus pertenencias por la ayuda prestada

en la conquista. Dicho noble, que era señor de Albarracín, se convertiría en el primer

señor feudal de Chelva. Con él se formaría un señorío cristiano de mayoría de población

musulmana que abarcaba el territorio del valle del río Chelva.

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La obra Trovas de Mossen Jaime Febrer que tratan de los conquistadores de Valencia,

fuente literaria que debemos interpretar con cierta cautela, constata que por la ayuda

prestada al Rey en la conquista del Reino otorgó a Diego López herencia en la villa de

Chelva. “A peu e acaball, ab seny e prudencia// En Chelva lo Rey li ha donat herencia”

(12). En otra trova se recoge que el rey Jaime I permitió hacer correrías a Arnaldo de

Cubells por Chelva (13).

La sentencia de 1277 y el reparto de las iglesias de la diócesis en un pleito que se entabló

entre los obispados de Valencia y Segorbe se resolvió con la asignación al obispo de

Valencia y a su cabildo varios de bloques de iglesias entre las que se encontraba la de

Chelva. Hecho que fue comunicado a Pedro Sanz, hijo del alcalde del castillo, Rodrigo

Sanz de Calatayud (14).

El 7 de febrero de 1370 don Juan Alfonso, señor de Jérica, Chelva, Eslida, etc., dio carta

puebla a Vicente López, Francisco Eximénez, Domingo Utrellas y otros cristianos para

repoblar Chelva a fuero de Aragón después de la expulsión de los habitantes musulmanes.

Sea manifiesto a todos como nós, don Juan Alfonso, señor de Exérica, con carta de donación a nós

fecha por el muy alto señor Rey de Aragón, el tenhor de la qual es tal: (…) femos a fuero de Aragón

e a buenos usos, costumbres e observancias del Reyno de Aragón (15).

El 17 de agosto de 1370 don Ramón de Castellsent, Alcayde de Chelva, procurador de

doña Buenaventura de Arborea, viuda de don Pedro de Jérica, otorga carta puebla a los

arrabales de la villa de Chelva llamados Benoaças y Benaxuay, para 100 pobladores

moros, a fuero de Aragón.

(…) es a saber, los rabales o barrios de la villa de Chelva asignados para la morería, appellados

Benaoças, Benaxuay. La qual villa e barrios o rabales fueron siempre e son y quiero que sean de

aquí adelante de fuero de Aragón (16).

El señorío de Chelva pasó por años de tensión ocasionados por los diversos avatares

históricos. En el siglo XIV se vio envuelta en la Guerra de la Unión que estalló en 1347

por un contrafuero dictado por el monarca Pedro el Ceremonioso al nombrar lugarteniente

general del Reino a su hija Constanza en perjuicio de su hermano don Jaime. Este hecho

provocó una revuelta reivindicativa para que se aplicara el régimen foral. En ella

intervino también la reina Leonor y los infantes de Castilla, Fernando y Juan, que

apoyaron la insurrección y se desplazaron a Valencia para respaldarla y legitimarla.

El título del vizcondado de Chelva fue otorgado por el rey Juan I, el año 1390, a don

Pedro Ladrón de Vilanova en atención a los distinguidos méritos y servicios prestados a

su padre el rey don Pedro el Ceremonioso por echar a los franceses del condado de

Rosellón y por su antiguo y esclarecido linaje (17). Otras fuentes señalan que el señorío

de Chelva fue vendido en 1380 a Pedro Ladrón de Vilanova, a quien se le concedería en

1390 el título de vizcondado Posteriormente el señorío pasaría a manos de los linajes de

los Frígolas y finalmente a los duques de Villahermosa. La incorporación a la Corona se

produciría en el siglo XVIII, aunque el señorío se reservaría ciertos derechos que

posteriormente fueron adquiridos por los vecinos de la villa.

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Puerta restaurada del antiguo Ayuntamiento con su escudo

Recoge la crónica del Dietari del capellà de Alfons el Magnánim que el 10 de mayo de

1395 la hueste de la ciudad de Valencia fue contra Chelva y regresó con victoria (18). La

misma fuente cronística registra que el primer día de julio de 1474 llegó noticia que por

vía de Chelva entraban gente de armas de Castilla en ayuda de don Jaime de Aragón (19).

Los linajes de los Azagra y los de Jérica vieron nacer seis señores de Chelva que

dominaron y repoblaron el territorio durante los siglos XIII y XIV, señores que estuvieron

vinculados a la historia del reino de Valencia, a sus reyes y a numerosos acontecimientos

históricos (20).

Durante las Guerras de las Germanías en el siglo XVI fue un bastión ocupado por los

agermanados.

En el transcurso de las guerras carlistas Chelva fue ocupada en varias ocasiones por las

tropas del pretendiente a la Corona, don Carlos María Isidro, que se enfrentaron a los

partidarios de su sobrina, la reina Isabel II. Chelva fue refortificada y desempeñó el papel

de hospital general de la Serranía en las postrimerías de la Primera Guerra Carlista, en

1839.

Tras la abolición de los señoríos en el siglo XIX y con la división de las provincias en

partidos judiciales la villa de Chelva fue designada cabeza de partido judicial. A él

pertenecían las poblaciones del Rincón de Ademuz y la mayoría de la comarca de La

Serranía.

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3. CASTILLO DE DOMEÑO

3.1. Ubicación de la población y castillo

La antigua población de Domeño se halla emplazada en la comarca de la Serranía, a 8

kilómetros de Chelva y unos 63 de Valencia, en un enclave montañoso situado a la

orilla de la cabecera del embalse de Loriguilla. La población estaba casi rodeada por el

río Turia y su afluente el río Chelva que confluyen al pie de un montículo en cuya falda

creció el antiguo casco urbano de la población. El botánico Cavanilles indica: “El río de

Chelva baxa mansamente, dexando por su derecha a Calles y Domeño, hasta mezclar

sus pocas aguas con el Turia, que sale con violencia por la garganta estrecha de los

montes que yacen a mediodía de Domeño” ((1). Su antiguo término municipal es

atravesado por el Turia que cruza su demarcación territorial en dirección oeste-este. El

primitivo Domeño fue abandonado y solamente quedan ruinas. El castillo corona un

cerro próximo a la población.

La primitiva localidad de Domeño se hallaba en la comarca de la Alta Serranía y

perteneció al vizcondado de Chelva. Al construirse el embalse de Loriguilla en la

década de los años 80 se trasladaron sus moradores a un nuevo emplazamiento a unos 6

kilómetros de Liria, entre esta población y Casinos, configurándose como municipio

independiente en 1987, conservando, como propio, el término territorial de la antigua

población. Al haber sido demolidas las viviendas de la antigua población son escasos

los restos constructivos que se conservan.

El cronista G. Escolano que vivió en el siglo XVII señaló que Domeño está situado

entre el río Turia y un riachuelo que baja de Chelva. Y aunque don Alonso de Xérica,

señor que fue de esta tierra, hizo esfuerzos para echar a los moros y poblarla de

cristianos, todavía está habitada de moriscos (2). Joseph Castelló escribió: “De la otra

parte del río contiguo a Loriguilla, entre aquel y un riachuelo, que baja de Chelva y se

junta con el Turia, a su vista está la villa de Domeño” (3). Perteneció al duque de

Villahermosa, vizconde de Chelva.

3.2. Descripción de la fortaleza

El castillo de Domeño se alza sobre un pequeño cerro existente en las proximidades de

la antigua población de Domeño, cerca de Chelva. Está emplazado en un punto

estratégico en la confluencia de los ríos Turia y su afluente Chelva, desde donde se

podía controlar el camino de Valencia hacía una parte de la Serranía y el Rincón de

Ademuz. Su reducido recinto se adaptó a la orografía del terreno y tiene forma

ligeramente rectangular. Desde la actual carretera comarcal se puede divisar y

contemplar perfectamente su tamaño y estructura. Se erigió en época musulmana.

Después de ser conquistada la población en el reinado de Jaime I e incorporarse

Domeño al ámbito cristiano el baluarte defensivo perdió su funcionalidad y

paulatinamente será abandonado. La fortaleza siguió los avatares históricos de la

población. Al ser un enclave importante fue rehabilitado por el general isabelino

Aspiroz en 1839, en la Primera Guerra Carlista, al estar involucrada la localidad de

Domeño en los enfrentamientos bélicos entre isabelinos y carlitas y ser asaltada varias

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4. CASTILLO DE CHULILLA

4.1. Ubicación de la población y el castillo

La población de Chulilla pertenece a la comarca de la Serranía y está situada a la

margen izquierda del río Turia o Guadalaviar. Sobre la ladera de la cima donde se alza

el castillo se extendió la actual población. Fue cabeza de la baronía de su nombre.

El ilustrado del s. XVIII Josep Castelló escribió que “en las inmediaciones de

Chestalgar sobre la misma orilla del río se halla Chulilla, de la Mitra de Valencia. (…)

Tiene Chulilla un fuerte castillo que ha servido varias veces de cárcel para los

eclesiásticos reos de delitos muy graves” (1).

El castillo medieval de Chulilla se halla situado en la cima del montículo denominado

del Castillo. Se alza sobre una garganta del Turia en un punto donde el río circunda a la

fortaleza, lo que le permite que disponga de unas extraordinarias defensas naturales, a

excepción de la dirección de la puerta de acceso. El castillo alcanza una longitud de

unos 250 metros de longitud.

Vista panorámica del castillo de Chulilla. Podemos observar emplazamiento, puerta de acceso, torreones

y tramos del recinto fortificado

El cronista Escolano indicó que la población de Chulilla fue fundada en la misma

ribera del río Turia; tenía un castillo fuerte que solía servir de cárcel para

eclesiásticos cuando la gravedad de sus culpas lo exigía. Sus casas fueron pobladas

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5. CASTILLO DE SOT DE CHERA

5.1. Ubicación de la población y castillo

La población de Sot de Chera en cuya población se encuentra el castillo de su nombre

se localiza al sur de la comarca de la Serranía, en una pequeña depresión denominada

“Valle de la Alegría”. Su demarcación territorial limita con las poblaciones de Chulilla,

Gestalgar y la antigua Loriguilla. La localidad se ubica al pie de una roca de naturaleza

calcárea de un centenar de metros de altura que se le conoce con el nombre del Morrón.

Desde este emplazamiento se divisa el valle originado en la margen izquierda del río de

Sot de Chera.

Vista panorámica de la ubicación del castillo-fortaleza de Sot de Chera

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Joseph Castelló recoge que Sot de Chera fue un “lugar fundado por los moros, que le

dieron el nombre de Sot, que luego le añadieron el apellido de un lugar que cerca de allí

había, llamado Chera, del qual no ha quedado hoy día más que una sola alquería u ñas

ruinas” (1).

Cavanilles escribió: “El riachuelo de Sot baxa de los montes y término de Sot de Chera,

pueblo situada entre breñas casi a poniente a una lengua de Chulilla, donde habitan 150

vecinos. Dos siglos hace quando estaba poblado de moriscos, sus casas no pasaban de

140, entrando en ese número las de Gestalgar” ((2).

El castillo islámico medieval de Sot de Chera se halla situado sobre un promontorio

rocoso que se alza en el centro de la población, en el actual barrio del Castillo, desde

donde se domina el valle del río Sot, afluente del Turia.

5.2. Descripción

Es un castillo de tipo roquero construido en el período musulmán con material de tapial

y mampostería y jugó un papel importante durante el período taifal debido a su situación

estratégica entre las tierras limítrofes de las taifas valencianas y la proximidad de la taifa

de Toledo.

Torre castillo de Sot de Chera

en la que se observa la base rectangular y los niveles o plantas

Actualmente se pueden identificar diversos vestigios de su pasado histórico. Del conjunto

fortificado se conserva restaurada la torre principal del antiguo castillo que era la

denominada la torre del Homenaje.

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La torre de base rectangular tiene cuatro plantas o niveles divididas con forjados o

entramados de madera. El primer nivel lo constituye la planta baja que desempeñaba la

función de refugio y almacén de víveres. En dicha planta se estaba instalado el aljibe. Las

plantas segunda y tercera tenían carácter defensivo y de alojamiento. La planta cuarta era

la cubierta de la torre

El sistema defensivo de la fortaleza se completaba con un fuerte muro que la circundaba

por tres de sus cuatro caras. La cara que da al oeste estaba bien defendida por la

disposición del montículo que encaraba a un lado tajado.

La torre del Homenaje conserva restauradas los huecos de las ventajas y las almenas.

La belleza de su emplazamiento, la panorámica que se contempla desde ese punto y el

control del cauce del río, junto con el valor monumental del monumento castellístico, ha

llevado a catalogar la fortaleza como Bien de Interés Cultural (BIC), otorgado el año

2001.

Las excavaciones llevadas a cabo en el entorno del antiguo castillo han sacado a la luz

hallazgos cerámicos de época ibérica y del período musulmán y se han hallado túneles o

galerías subterráneas relacionadas con la fortaleza.

5.3. Historia

El origen del castillo es de la época de las taifas islámicas. Ahora bien, en el término

municipal de la población se han hallado vestigios de ocupación de época ibérica y

etapas posteriores.

El nacimiento de la actual población está relacionado con el castillo medieval que

protegía el primitivo núcleo urbano.

El topónimo que identifica la población es compuesto. El significado filológico de “sot”

significa “hoya” o “hondón” en valenciano. Si observamos la geografía, vemos que existe

una hondonada por donde transita el río Sot, afluente del Turia, y sobre un montículo se

levantó el castillo y a sus pies la población de Sot de Chera. El nombre Chera debe

pertenecer a la toponimia mozárabe. Los mozárabes empleaban el término “xaira” con el

significado bien de “espuerta”, o de “manera” y procedería, según F. J Simonet, del bajo

latín “saria”. Palabra que pudo evolucionar fonéticamente a la actual Xera o Chera. El

topónimo “Xera” al menos está documentado desde 1271. Diversa documentación cita

de manera separada Sot y Xera. En el siglo XV las fuentes registran “Sot e Xera” y “Sot

e Chera” ((3).

El lugar fue conquistado en tiempos de Jaime I y entregado al caballero Hurtado de

Lihory.

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Castillo-Fortaleza y pueblo de Sot de Chera

En un documento conservado en el Archivo de la Catedral de Valencia, de octubre de

1271, se registra que se arrendaba el diezmo de tres comarcas a cambio de 60 “sous” cada

Navidad y se cita expresamente la zona rural fortificada de Sot.

Nos, frater Andreas, (…) con el consentimiento del cabildo de Valencia, os arrendamos y

otorgamos sólo a vos Hurtado de Lihori caballero (…) y a Gil Rodrigo vuestro hijo, todo el diezmo

del pan, vino, árboles y demás frutos que tenemos (…) a excepción del diezmo sobre el ganado,

en las zonas rurales fortificadas de Sot, Villar y Xera, que poseéis (4).

La propiedad jurisdiccional pasaría por diversos señores. El 23 de octubre de 1371 el rey

Pedro el Ceremonioso hizo donación del mero imperio y de toda la jurisdicción civil y

criminal del lugar y su castillo a su hijo el infante Martín de Aragón. En el siglo XVI

consta que pertenecía al linaje de Mompalau. El 10 de enero de 1540 don Miguel Ángel

de Mompalau, señor de la baronía de Gestalgar otorgó carta puebla al lugar de Sot de

Chera a nombre de Francisco Vivescas y otros, a fuero de Valencia (5).

Al igual que otras poblaciones ribereñas de la Serranía -Chelva, Chulilla, Pedralba

Gestalgar- Sot de Chera fue un lugar habitado por moriscos hasta que se procedió a su

expulsión en 1609, en el reinado de de Felipe III, bando que fue firmado para el Reino

de Valencia por su virrey, el marqués de Caracena, publicado el 22 de septiembre de ese

mismo año (6).

La población se deslindó de la jurisdicción territorial de Gestalgar en 1654 y de Chera,

municipalmente, en 1841.

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La fortificación y el pueblo sufrirían a principios del siglo XIX los avatares bélicos de la

Guerra de Independencia, siendo refugio de la partida del guerrillero y héroe saguntino

José Romeu hasta que fue capturado y trasladado a la ciudad de Valencia para su

ejecución ahorcado. Unos años más tarde también padeció las envestidas de los

enfrentamientos de la primera Guerra Carlista al ser atacada por los leales partidarios de

Carlos María Isidro.

El río de Sot y el castillo fueron dos elementos determinantes en el desarrollo de la vida

de los habitantes del pueblo. Dicho afluente del Turia garantizó el sistema de regadío del

valle proporcionando la base del sustento de sus habitantes que era la agricultura, y el

castillo desempeñó la función de fortificación para los pobladores de la localidad..

La población se extiende a los pies de la fortificación. Dicho castillo islámico sirvió para

albergar y defender a los habitantes de la zona, sirviéndoles de refugio en caso de ataques

exteriores.

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6. CASTILLO DE GESTALGAR

6.1. Ubicación de la población y castillo

En la comarca de los Serranos, bañada por el río Turia que procede de Chulilla,

encajonado entre montañas, se encuentra en la ribera septentrional la localidad de

Gestalgar. En su término municipal se localiza el castillo de dicho nombre, alzado en la

ladera de un montículo desde donde se contempla la población y el valle del Turia.

El paso del río Turia a la altura de Gestalgar

Según recoge el ilustrado Josep Castelló a finales del siglo XVIII: “Una legua más arriba

de Bugarra, a ocho de Valencia, y sobre la dicha Ribera septentrional del río está

Chestalgar, del conde de la Alcudia, (…) Tiene su asiento en el llano (1). Cavanilles

escribió: “A poniente de Bugarra y como a uina legua de distancia yace Chestalgar,

pueblo situado en la ribera del Turia, oculto entre montes (2).

6.2. Descripción

Es un castillo roquero de tipo montano, desde donde se divisa el valle y se podía controlar

la vía de comunicación que desempeñaba el cauce del río Turia.

El antiguo “hisn” o castillo, conocido en la localidad como “Los murones”, es de origen

árabe, probablemente de época almorávide o almohade. Su ubicación sobre un cerro

servía para vigilar los accesos a la antigua población, asentada en el llano. Después de

incorporarse a la órbita cristiana, el castillo perdió operatividad y paulatinamente cayó en

desuso.

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Muestras de los restos del castillo de Gestalgar de época árabe

Otra vista del castillo de Gestalgar

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La fortaleza dispuso de torre del homenaje, de plano rectangular. Tenía tres plantas y una

terraza almenada. La torre del homenaje se levantó en la parte más alta del ángulo superior

derecho del recinto amurallado, está construida de tapial y es de época musulmana. El

castillo contaba también con otras tres torres de base circular alzadas en los otros tres

ángulos del castillo, realizadas a base de cubos de mampostería. De las tres se conservan

restos de dos ubicadas en la zona interior de la fortaleza que se adaptaron a la pendiente.

La obra interior es de mampostería y seguramente correspondería a época cristiana.

Tuvo un patio de armas que es donde se conserva al aljibe. El castillo posee tres túneles,

hoy en día cegados, que tenían su punto de partida en la misma fortaleza y se dirigían uno

hacia el río Turia, otro hacia la huerta y el tercero en dirección oeste de la fortaleza.

En las almenas del castillo se observa obra de algunas saeteras que fueron tapiadas. El

recinto amurallado tenía una forma de pentágono irregular y casi ha desaparecido. El

mejor lienzo de la muralla conservado es el orientado hacia la población. En otras

orientaciones se detecta solamente la antigua cimentación.

Según C. Pérez-Olagüe la fortaleza completaba la defensa con muros de tapial que

formarían el albacar y albergaría la población y rebaños en caso de amenaza o peligro

exterior.

Fue declarado con la categoría de conservación como Bien de Interés Cultural (BIC)

Al fondo se divisa el palacio señorial de los Condes de Alcudia

La población contó con una torre de la casa señorial que perteneció al palacio de los

Condes de Alcudia, localizada en la calle Larga, en el centro urbano de la localidad, que

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ha desaparecido prácticamente al ser insertada en construcciones adyacentes. Se trata de

un torreón de planta rectangular que consta de planta baja y piso, destacando en la parte

superior arcos de medio punto.

6.3. Historia

En el territorio de la demarcación municipal de Gestalgar se hallaron restos arqueológicos

en el yacimiento de la Terrosa que corresponden a un poblado de la Edad del Bronce.

Sin embargo, los vestigios de más valor documental histórico pertenecen al período de

la romanización, habiéndose descubierto una lápida con inscripción latina en una

hondonada próxima a la población y restos de lo que podía ser una villa rústica en el cruce

de la carretera de la vecina Pedralba con el río Turia, además de piezas de cerámica en

la partida de la Loma.

La población actual de Gestalgar surge al unirse dos antiguas alquerías de origen

musulmán “Xest” y “Algar” que se encontraban cada una a un lado del río Turia y que

estaban amparadas por el castillo. Consecuentemente, la estructura toponímica que

identifica la localidad está constituida por dos formantes. Existe una hipótesis que

mantiene que dicho topónimo significa “al oeste de Xest”. El topónimo ha sido

documentado bajo las formas “Xest Algar”, “Xestalgar “, Chestalgar”, “Gestalgar”, etc.

La localidad fue conquistada e incorporada a la órbita cristiana por el rey Jaime I y

otorgada a Rodrigo Ortiz, con hornos y molinos, el 19 de junio de 1238, como registra el

Libre del Repartiment

Rodericus Ortiz: alqueriam de Xest Algar, iuxta Xulela, cum furnis et molendinis.

XIII kalendas iulii (3).

Asiento que se repite en los mismos términos en el registro 6 del Archivo de la Corona

de Aragón que corresponde al volumen II del Libre del Repartiment (4).

Trascurridos unos años, la población pasó a patrimonio de la Corona. El monarca Jaime

II se la vendería al noble Bernat Guillem d’Entença. Su hijo Gombaldo d’Entença, señor

de Chiva, Gestalgar, Godelleta y Perenxiva, el 4 de diciembre de 1304, otorgó carta

puebla y de franquicia a los moros de estos lugares, concediendo gracias condicionadas

que fueron confirmadas por el infante don Alfonso, conde de Urgel el 23 de febrero de

1318 (5).

Posteriormente, el dominio de la población pasaría por las manos de diversos linajes:

Baltasar Mompalau, Conde de L’Alcudia, etc. En 1783 según el corregimiento de Josef

Castelló pertenecía al conde de la Alcudia (6). Su último señor fue el duque de

Almodóvar.

Gestalgar, al igual que las poblaciones ribereñas del Turia medio -Chelva, Chulilla, Sot

de Chera, Gestalgar- fue un lugar habitado por moriscos hasta que se procedió a su

expulsión en 1609, en el reinado de de Felipe III, bando que fue firmado para el Reino

de Valencia por su virrey, el marqués de Caracena, y se publicó el 22 de septiembre de

ese mismo año. Está documentada la carta puebla concedida el 25 de septiembre de 1611

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a Pedralba y a Bugarra para repoblarla de cristianos (7) pero no nos consta que se otorgara

específicamente una para repoblar Gestalgar.

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7. CASTILLO Y MURALLAS DE PEDRALBA

7.1. Ubicación de la población y castillo

En la cuenca del río Turia, atravesado su término municipal por dicho río en dirección

noroeste-sureste, se localiza la población de Pedralba, emplazada en una hondonada

respecto a los montes y cerros que la rodean. La villa está enclavada en un área de

transición entre las comarcas de la Serranía y el Camp del Turia. Josef Castelló escribió

“Dos leguas más arriba de Villamarchante sobre la otra orilla del río Turia, que es la

septentrional, está Pedralva, del duque de Villahermosa, conde del Real, con doscientos

y catorce vecinos”(1). El botánico Cavanilles constató: “Como nos acercamos a Pedralba

se pìsa una tierra roxa, que descansa sobre bancos de cantos que rodaron en las aguas, tal

vez del mismo Turia que pudo correr por aquel sitio. No se descubre el pueblo hasta estar

casi dentro, tal es su posición honda respeto a los cerros y montes contiguos (2). Debió estar amurallada y su castillo de época musulmana era una pequeña fortaleza cuya

función fue esencialmente albergar y defender la población rural y las diversas alquerías

existentes. La población pertenece a la comarca de la Serranía.

7.2. Descripción

Son escasos los vestigios que se conservan del castillo y de las murallas que rodeaban el

casco urbano de la localidad. El castillo tuvo que ser una pequeña fortaleza que tenía

como función el dar protección a los habitantes de las alquerías y población dispersa que

vivía en la zona. Esta fortificación y su recinto amurallado perderían pronto su razón de

ser. Tras la conquista de la plaza, su incorporación al ámbito cristiano y el crecimiento

poblacional de la localidad caería en desuso. En la actualidad, solamente se contemplan

tramos de muros de la antigua fortificación islámica y materiales que se emplearon para

su construcción, ya que en la segunda mitad del siglo XIX fueron derribados y dispersados

los últimos vestigios que se conservaban.

De la muralla solamente se conservan fragmentos de ella o sillares en algunas calles del

casco antiguo de la población, incorporados a viviendas particulares. El tramo más visible

se puede observar en la escalera de la calle de la Rocheta, junto a la actual Casa de la

Cultura, que ocupa en la actualidad el espacio físico de lo que fue la mezquita y

posteriormente iglesia cristiana.

Recorriendo la población observamos que en el casco antiguo, en el entorno de la Plaza,

las calles presentan un trazado irregular y abundan los desniveles y recovecos que refleja

el pasado medieval.

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Tramo de muro de la antigua fortificación. Calle de la Rocheta

Tramo de muro de la antigua fortificación. Calle de la Rocheta

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Muro de la fortificación de la calle la Rocheta

7.3. Historia

En demarcación territorial de la población de Pedralba se han hallado vestigios de

civilizaciones que sucesivamente han ocupado este territorio. Han aparecido huellas que

denotan presencia de ocupación humana desde el período Mesolítico. Se han detectado

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hallazgos de la Edad del Bronce, de época ibera y varias villas rurales de la etapa de la

romanización. Existe una leyenda tradicional que cree que el lugar de nacimiento de la

población de Pedralba fue la villa romana de l’Hortet.

Sin embargo, el origen de la actual población de Pedralba hay que buscarlo es una antigua

alquería de época musulmana, como ocurrió en otras localidades de la vega del Turia.

Sillares y desniveles y recovecos que reflejan el pasado medieval su pasado medieval

Origen del topónimo está relacionado con una circunstancia geográfica y correspondería

a la toponimia en lengua valenciana. Está constituido por dos formantes procedentes del

latín: “petra” y “alba”. La litografía del terreno muestra materiales cretáceos y abundaron

canteras de cal y yeso, Consecuentemente, esta circunstancia da sentido a la

denominación del nombre que significa “piedra blanca”.

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El volumen I del Libre de Repartiment del Regne de Valencia registra que el 25 de

septiembre de 1237 se otorgó a Berengarius de Entença, miles: castrum et villam de Chiva

et de Petralba, iuxta Valentiam. VIIº. kalendas octobris -25 de septiembre- (3).

La misma donación se repite en el Libre de Repartiment del Regne de Valencia al

constatar las alquerías y villas francas donadas en el año 1237. En dicha donación se hace

constar que la villa y el castillo de Pedralba fueron otorgados al caballero Berenguer de

Entença (4).

Dicha fuente histórica menciona también la población de Pedralba en un asiento

correspondiente al año 1249 al reflejar una donación de jovadas de viñas otorgadas a

Guillermo de Azcón (5).

El noble Jimeno Pérez de Arenós, lugarteniente del rey Jaime I para el reino de Valencia

juró su homenaje al monarca el primero de abril de 1242 en lo referente a su castillo y

territorio de Pedralba. Cabe recordar que dicho noble era caballero de Tarazona, hijo de

Blasco Jiménez y se había casado con Alda Fernández, hija de Abu Zayd, que había sido

rey de la Valencia musulmana. La esposa aportó el castillo y su territorio; el esposo poseía

otras posesiones valencianas importantes (6).

Jimeno Pérez de Arenós, aunque había prestado homenaje en 1242 para su castillo y

comarca de Pedralba, cerró un convenio muy diferente en 1260 con el obispo y cabildo

de la catedral de Valencia para sus posesiones adquiridas posteriormente.

El rey Pedro el Ceremonioso en 1347 concedió la baronía de Pedralba a Rodrigo Sanç de

Calatayud. El título pasaría por diversos linajes. En el siglo XV lo ostentaron los

Centelles, posteriormente los condes de Real y finalmente los duques de Villahermosa

hasta que se produjo la abolición de los señoríos en el siglo XIX. Las desavenencias entre

el Duque de Villahermosa y los ayuntamientos de Pedralba y Bugarra sobre observación

de los capítulos de población originaron un pleito.

El 25 de septiembre de 1611, después de haberse producido la expulsión de los mudéjares

y moriscos del Reino de Valencia en 1609, se concederán capítulos de nueva población

firmados entre don Pedro Sánchez de Calatayud, señor de Pedralba y Bugarra, y Juan

Bautista Nadal y demás nuevos pobladores para habitar los lugares de Pedralba y

Bugarra, a fuero de Valencia (7).

Las Trovas de Mossen Jaime Febrer, fuente literaria que debemos valorar con mucha

cautela, recogen que Ximen Tarazona, rico hombre fue consejero del rey don Jaime,

colaboró en la elaboración los fueros para el gobierno y quietud del Reino de Valencia.

Fue barón de Arenós y se cambió su apellido. Su hijo fue armado caballero por el Rey y

se le otorgó el lugar de Pedralba (8).

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CONSIDERACIONES

1. El río Turia o Guadalaviar a lo largo de su recorrido por las tierras de la comarca de

la Serranía Valenciana ha configurado un territorio que tiene ciertos rasgos que le

confieren una idiosincrasia propia a la población ribereña.

2. Las excavaciones arqueológicas y los estudios históricos han testimoniado que en

este territorio de la cuenca del Turia hubo asentamientos humanos al menos desde el

mesolítico. Abundan los yacimientos ibéricos, las huellas de la romanización, los

“hisn” y vestigios islámicos y un legado medieval de la conquista cristiana.

3. En esta arteria de comunicación que ha determinado el Turia abundan las

construcciones castrales levantadas en poblaciones valencianas de su cuenca fluvial;

concretamente en las localidades de Alpuente, Chelva, Domeño, Chulilla, Sot de Chera,

Gestalgar y Pedralba.

4. Las necesidades de defensa del territorio hizo que se alzaran castillos, torres vigías y

alquerías fortificadas que constituyeron un entramado defensivo de la población de esta

área geográfica. Ahora bien, existían notables diferencias entre estas fortificaciones:

según su emplazamiento, finalidad, entidad de la plaza y materiales empleados en su

construcción. Los de mayor entidad podían poseer recinto amurallado con almenas y

torres, la torre del homenaje, aspilleras, albacara, dependencias, aljibes, almacenes, etc.

5. El origen de algunas localidades de esta comarca fue una antigua alquería islámica

que creció y se desarrolló en el transcurso del tiempo. Otras poblaciones se configuraron

al amparo del castillo. Las fuentes arqueológicas, las históricas árabes y con mayor

profusión las cristianas medievales nos proporcionan abundantes datos y documentación

para historiar la evolución de estas poblaciones, sus avatares y acontecimientos socio-

políticos a través de los siglos.

6. El haber caído en desuso la función para la que se levantaron y el posterior abandono

y saqueo de sus materiales ha originado que el estado de conservación de estas

construcciones castellísticas sea de ruina, aunque la mayoría hayan sido declaradas Bien

de Interés Cultural.

7. Las intervenciones constructivas llevadas a cabo, consecuencia de las reformas

introducidas para adaptarlas a las necesidades de la época y de los señores que las

habitaron han desfigurado su estructura primigenia.

8. Procede realizar un estudio histórico y un análisis arquitectónico para su viable

rehabilitación y que sirvieran de motivo para planificar una ruta de fortificaciones del

Turia en la comarca de la Serranía y dinamizar el turismo y la economía de las

poblaciones ribereñas.

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BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

LA CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA

DEL RÍO TURIA EN EL TRAMO DE LA SERRANÍA

I. GENERALIDADES

(1) En el apartado de “Generalidades” exponemos algunas ideas generales sobre el patrimonio histórico

que refleja la arquitectura militar y señorial del tramo ribereño del río Turia en la demarcación territorial

de la comarca de la Serranía, donde se conservan muestras de construcciones castellísticas que se

levantaron en distintas épocas. Edificaciones que han sobrevivido a los acontecimientos históricos que

sucedieron en el trascurso del tiempo.

(2) BAZZANA, A., Maisons d’Al-Andalus. Hábitat médiéval et estructures du peuplement dans l’Espagne

Orientale. Madrid, 1992, p. 267. ________________________

II. CASTILLOS DE LA SERRANÍA VALENCIANA

1. CASTILLO Y MURALLAS DE ALPUENTE

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 139.

(2) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 79. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, p. 180.

(3) MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Alicante, Castellón y Valencia.

Tomo I. Madrid, 1840-1850 Reedición. Valencia, 1982, p. 120.

(4) Para una descripción más detallada del castillo, cfr. RIBERA GÓMEZ, A., “El castell d’Alpont”. Actas

del I Congreso de Arqueología Medieval Española. Zaragoza, 1986, t. III, pp. 249-279.

(5) GARÍN Y ORTIZ DE TARANCO et alii. Catálogo Monumental de la Provincia de Valencia.

Valencia, 1986, p.162.

(6) LÓPEZ ELUM, P., Los castillos valencianos en la Edad Media (Materiales y técnicas constructivas).

Volumen I. Valencia, 2002, p. 133. El autor recoge los registros de la documentación de ACA.

(7) MARTÍN DE VICIANA, R., Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia. Reimpresión

facsímile de la edición de 1564. “Estudio preliminar” de Sebastián García Martínez. Departamento de

Historia Moderna de la Universidad de Valencia. Publicada en la serie Monografías y Fuentes. Libro

tercero. Valencia 1564-1972, p. 322. (8) Más información sobre el amurallamiento, cfr., RIBERA GÓMEZ, A., “El castell d’Alpont”. Actas

del I Congreso de Arqueología Medieval Española. Zaragoza, 1986, t. III, pp. 249-279, o bien,

HINOJOSA MONTALVO, J., “Castillo de Alpuente”. Diccionario de historia del Reino de Valencia.

Tomo I. Valencia, 2002, pp. 198-200.

(9) Cfr. HERRERO, Valeriano. La villa de Alpuente. Segorbe, 1978.

(10) DOZY, R. P., Historia de los musulmanes. Los Reyes de Taifas. Tomo IV. Reedición. Madrid, 1982,

p. 257. Otras fuentes señalan que fue Mohamed ibn Abd Allah quien declaró la taifa independiente en 1031.

(11) RUIZ ASENCIO, J. M., Crónica de Veinte Reyes, Burgos, 1991, p. 227. HUICI MIRANDA, A.,

Historia musulmana de Valencia y su región. Novedades y rectificaciones. Tomo. II. Valencia, 1970, pp.12

y 38.

(12) AL-IDRĪSĪ, Geografía de España. Colección de Textos Medievales, núm. 37. Traducción de Eduardo

Saavedra. Valencia, 1974, pp.10-11.

(13) Cfr. CHABAS, Roque. “Çeid Abu Çeid”. El Archivo, V. Valencia, 1891. Reedición. Alicante, 1995.

LLORENS RAGA, P. L., Episcopologio de la diócesis de Segorbe-Castellón. CSIC. 2 vols. Madrid,

1973.

(14) Archivo Catedral de Segorbe, doc. núm. 532. Citado por GARCÍA EDO, V., El obispado de Segorbe-

Albarracín en el siglo XIII. Segorbe, 1989, p. 41.

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40

(15) CABANES PECOURT, M D., Documentos de Jaime I relacionados con Aragón. Fuentes Históricas

Aragonesas, 50. Institución “Fernando el Católico” CSIC. Zaragoza, 2009. ACA. Perg. Jaime I, núms.

1369 y 1377. Doc. 84, p. 112.

(16) DEL ESTAL, J. M., Itinerario de Jaime II de Aragón (1291-1327). Fuentes Históricas Aragonesas,

47. Institución “Fernando el Católico, (CSIC). Zaragoza, 2009, p. 75. ACA, C. r. fol. 14v.

(17) DEL ESTAL, J. M., Itinerario de Jaime II de Aragón (1291-1327), op. cit., p. 303. ACA. C. r. 137,

fol. 10r.

(18) DEL ESTAL, J. M., Itinerario de Jaime II de Aragón (1291-1327). op. cit., p. 367. ACA. fol. 216r.

__________________________________________

2. CASTILLO Y AMURALLAMIENTO DE CHELVA

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 137.

(2) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 77. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, p. 136.

(3) MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Alicante, Castellón y Valencia.

Tomo I. Madrid, 1840-1850 Reedición. Valencia, 1982, p. 304. (4) TORRALBA RULL, J., Erario de Santuarios. La arquitectura religiosa de Chelva. RACV. Serie

Pobles i Llocs del Regne de Valéncia. núm. 2. Valencia, 2004 pp. 15-16.

(5) MARES MARTÍNEZ., V., la Fénix Troyana. Libro quinto, cap. XXVII. Citado en TORRALBA

RULL, J., Erario de Santuarios. La arquitectura religiosa de Chelva. RACV. Serie Pobles i Llocs del

Regne de Valéncia, núm. 2. Valencia, 2004 pp. 17.

(6) DOGV nº 4837. Decreto 159/2004 de 3 de septiembre.

(7) Biblioteca del Escorial. Madrid. Afirmación recogida también por Gaspar ESCOLANO. “Capítulo

XXI del Libro VIII”. Décadas de la Historia de la insigne y coronada ciudad y Reino de Valencia.

Valencia, 1610-1972. Reedición. “Los de Valencia desde Silva -por Chelva- hasta Murviedro, y desde el

mar hasta Alpont”, p. 875,

(8) CABANES, Mª D., FERRER, R., y HERRERO, A., Documento y datos para un estudio topónimo

de la región valenciana. Valencia, 1981, pp. 260-261. (9) LLORENS RAGA, T., Episcopologio de la diócesis de Segorbe-Castellón. Madrid, 1973, p. 636. 10)

CABANES PECOURT M. D. y FERRER NAVARRO, R., Libre de Repartiment del Regne de Valencia,

tomo I. Registro 5 del ACA, Zaragoza, 1979. Asiento, 51, p. 33. Donación que vuelve a registrarse en el

tomo II, registro 6 de ACA, asiento, 23, p. 30. (11) Doc. HUICI MIRANDA, A. y CABANES PECOURT, Mª. D., Documentos de Jaime de Aragón

I: 1237-1250. Valencia, 1976.

(12) FEBRER, Jaime. Trovas de Mossen Jaime Febrer que tratan de los conquistadores de Valencia.

Reedición Valencia, 1848, trova, 289, p. 161. (13) FEBRER, Jaime, op. cit. trova, 189, p. 111. (14) GARCÍA EDO, V., El obispado de Segorbe-Albarracín en el siglo XIII. Segorbe, 1989, p. 66.

(15) GÓMEZ BAYARRI, J. V., “Cartas pueblas valencianas concedidas a fueros aragoneses”. Aragón en

la Edad Media. XX, 2008. Homenaje a la profesora Mª de los Desamparados Cabanes. Universidad de

Zaragoza, 2008, p. 407. Cfr. asimismo, E. GUINOT RODRÍGUEZ, Cartes de poblament medievals

valencianes. Valencia, 1991, pp. 582-586.

(16) GÓMEZ BAYARI, J. V., “Cartas pueblas valencianas concedidas a fueros aragoneses”. Aragón en

la Edad Media. XX, 2008, op. cit. p. 408. Cfr. asimismo, E. GUINOT RODRÍGUEZ, Cartes de poblament

medievals valencianes. Valencia, 1991, pp. 593-598.

(17) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 137.

(18) Rúbrica “Com ana Valencia contra Xelva”. Dietari del capellà d’Alfons V el Magnànim. Textos

Medievales, 85. Edición e índices de Mª D. CABANES PECOURT. Zaragoza, 1991, p. 105. (19) Rúbrica “Gent d’armes de Castella”. Dietari del capellà d’Alfons V el Magnànim. Textos Medievales,

85. Edición e índices de Mª D. CABANES PECOURT. Zaragoza, 1991, p. 305.

(20) VALLET PUERTA, V., El señorío de Chelva y sus señores. Siglos XIII y XIV. Los linajes de los

Azagra y los Jérica. Valencia, 2009. Del mismo autor, Cartas pueblas del valle del río Chelva. Valencia.

_______________________________

3. CASTILLO DE DOMEÑO

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(1) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 79. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, p. 61. (2) ESCOLANO, G., “Capítulo XXI del Libro VIII”. Décadas de la Historia de la insigne y coronada

ciudad y Reino de Valencia. Valencia, 1610-1972. Reedición, pp. 873-874.

(3) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 137. (4) CABANES, Mª D., FERRER, R., y HERRERO, A., Documento y datos para un estudio topónimo

de la región valenciana. Valencia, 1981, p.266. (5) Cfr. HERRERO, Valeriano. La villa de Alpuente. Aportación al conocimiento de un pueblo con

historia. Segorbe, 1978.

(6) AL-IDRĪSĪ. Geografía de España. Colección de Textos Medievales, núm. 37. Traducción de Eduardo

Saavedra. Valencia, 1974, pp.10-11.

(7) LLORENS RAGA, T., Episcopologio de la diócesis de Segorbe-Castellón. Madrid, 1973, p. 636.

(8) GARCÍA EDO, V., El obispado de Segorbe-Albarracín en el siglo XIII. Segorbe, 1989, p. 41. (9) BURN. R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII (Iglesia y Sociedad). Tomo I, Valencia, 1982, p.

192. (10) GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Valencia, 1991. Carta

puebla, núm. 286, p. 581. Dicha información es recogida por Francisco del Vayo, Historia de Xérica, 1576,

fol.59 rº, obra reeditada por R. Gómez Casañ, La Historia de Xérica, 1986, p. 222.

(11) FEBRER, Jaime. Trovas de Mossen Jaime Febrer que tratan de los conquistadores de Valencia.

Reedición Valencia, 1848, trova, 32, p. 32.

_________________________________

4. CASTILLO DE CHULILLA

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 135.

(2) ESCOLANO, G., “Capítulo XXI del Libro VIII”. Décadas de la Historia de la insigne y coronada

ciudad y Reino de Valencia. Valencia, 1610-1972. Reedición, p. 873.

(3) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, pp. 57-58. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, pp.

126-130. (4) MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de Alicante, Castellón y Valencia.

Tomo I. Madrid, 1840-1850 Reedición. Valencia, 1982, p.312.

(5) Para una descripción técnica, desde el punto de vista arquitectónica, Cfr. ROMÁN, I., “Castillo-

Fortaleza de Chulilla”. Catálogo de Monumentos y conjuntos de la Comunidad Valenciana. Tomo I.

Valencia, 1982, pp. 369-377.

(6) CABANES, Mª D., FERRER, R., y HERRERO, A., Documento y datos para un estudio topónimo

de la región valenciana. Valencia, 1981, pp. 265-266.

(7) AL-IDRĪSĪ. Geografía de España. Textos Medievales, núm. 37. Valencia, 1974, pp. 10-11. (8) CABANES PECOURT M. D. y FERRER NAVARRO, R., Libre de Repartiment del Regne de

Valencia, tomo II. Registro 6 del ACA, Zaragoza, 1979, asiento, 790, p. 119. En este registro se constata:

“Petrus scribe: castrum et villam in vita tua, ita quod sine aliqua nostra missione donet nobis singulis annis

mille solidis reallum. II kalendas iunii”. (9) BURN. R. I., “Los mudéjares de Valencia. Temas y metodología”. Actas Simposio Internacional sobre

el Mudejarismo. Madrid-Teruel, 1981, p. 492; o bien, GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de

poblament medievals valencianes. Carta puebla, núm. 121, p. 287.

(10) Colección Diplomática, doc. 989 de 26 de febrero de 1274. Recogido en la obra de BURN, R. I., El

Reino de Valencia en el siglo XIII (Iglesia y Sociedad). Tomo I, Valencia, 1982, cita 55, p. 331.

(11) BURN, R. I., El Reino de Valencia en el siglo XIII (Iglesia y Sociedad). Tomo I, Valencia, 1982, p.

358. (12) GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Carta puebla, núm.

173, pp. 359-360. (13) BURN, R. I., Jaume I i els valencians del segle XIII. Reg. Canc, 39, fol. 184 v. de 10 de abril de 1277.

(14) GUAL CAMARENA, M., Las cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por D. Pérez

Pérez. Valencia, 1989. Carta puebla núm. 167, p. 156.

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(15) GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Carta puebla, núm.

268, pp. 525-528. (16) Rúbrica “Mossen Lop, prevere, meteren en la scala”. Dietari del capellà d’Alfons V el Magnànim.

Textos Medievales, 85. Edición e índices de Mª D. CABANES PECOURT. Zaragoza, 1991, p. 264.

(17) Rúbrica “Fon pres mossen Just Sanç”. Dietari del capellà d’Alfons V el Magnànim. Textos

Medievales, 85. Edición e índices de Mª D. CABANES PECOURT. Zaragoza, 1991, p. 370.

______________________________

5. CASTILLO DE SOT DE CHERA

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000. p. 136.

(2) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 79. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, 124. (3) Cfr. CABANES, Mª D., FERRER, R., y HERRERO, A., Documento y datos para un estudio

topónimo de la región valenciana. Valencia, 1981, pp. 261 y 320.

(4) ACV, perg. 2367, cf. nota 114 (1º de octubre de 1271). Citado en BURN. R. I., El Reino de Valencia

en el siglo XIII (Iglesia y Sociedad). Tomo I, Valencia, 1982. pp. 372 y 390.

(5). GUAL CAMARENA, M., Las cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por D. Pérez

Pérez. Valencia, 1989. Carta puebla núm. 219, p. 169. (6) Para una visión global de la historia de la población Cfr. PELLICER VALERO, J. A., Sot de Chera.

Estudio de comunidades rurales. Valencia, 1974, Para los aspectos históricos ver pp. 27-36. ___________________________

6. CASTILLO DE GESTALGAR

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000, p. 135.

(2) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 55. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, pp.

120.

(3) CABANES PECOURT, Mª D., y FERRER NAVARRO, R., Libre del Repartiment del Regne

de Valencia. Edición, estudio, preliminares e índices. Zaragoza, 1979-1980. Vol. I, asiento 407, p. 65.

(4) CABANES PECOURT, Mª D., y FERRER NAVARRO, R., Libre del Repartiment del Regne

de Valencia, op. cit. Edición, estudio, preliminares e índices. Zaragoza, 1979-1980. Vol. II, asiento 77, p.

35.

(5) GUAL CAMARENA, M., Las cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por D. Pérez

Pérez. Valencia, 1989. Carta puebla núm. 147, p. 151 y núm. 160, p. 154. Carta puebla recogida por E.

Guinot. GUINOT RODRÍGUEZ, E., Les cartes de poblament medievals valencianes. Carta puebla, núm.

238, pp. 447-448.

(6) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000. p. 135. Su último señor fue el duque

de Almodóvar.

(7) GUAL CAMARENA, M., Las cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por D. Pérez

Pérez. Valencia, 1989. Carta puebla núm., 310, p. 193.

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7. CASTILLO Y MURALLAS DE PEDRALBA

(1) CASTELLÓ, J., Descripción geográfica del Reyno de Valencia. (1783). Noticia preliminar,

comentarios y trascripción de notas por Juan Codina. Valencia, 2000. p. 134.

(2) CAVANILLES, A. J., Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y

frutos del Reyno de Valencia. Madrid, 1797. Volumen III, p. 54. Reedición, Las Observaciones de

Cavanilles. Doscientos años después. Prólogo de J Mª López Piñero. Valencia, 1996. Volumen III, pp.

118.

Page 43: CASTELLOLOGÍA DE LA CUENCA VALENCIANA DEL RÍO TURIA. II · Archiduque Carlos y los de Felipe V. Éste monarca de la dinastía borbónica ordenó en 1707 la demolición de la fortaleza

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(3) CABANES PECOURT M. D. y FERRER NAVARRO, R., Libre de Repartiment del Regne de

Valencia, volumen I. Registro 5 del ACA, Zaragoza, 1979, asiento, 72, p. 34. (4) CABANES PECOURT M. D. y FERRER NAVARRO, R., Libre de Repartiment del Regne de

Valencia, volumen II. Registro 6 del ACA, Zaragoza, 1979, asiento, 49, p. 33. En este registro se constata: Berengarius de Entença: castrum et villam de Chiva et de Petralba, iuxta Valentiam. VIIº. kalendas octobris.

(5) CABANES PECOURT M. D. y FERRER NAVARRO, R., Libre de Repartiment del Regne de

Valencia, volumen II. Registro 6 del ACA, Zaragoza, 1979, asiento, 408, p. 74. Este asiento registra:

Guillelmus de Azcon: unam oivatam vinearum que est iuxta terminum de Petralba. (6) ACV. perg. 2351 de 1º de abril de 1242, recogido en BURN, R. I., El Reino de Valencia en el siglo

XIII (Iglesia y Sociedad). Tomo I, Valencia, 1982, cita 93, p. 384.

(7) GUAL CAMARENA, M., Las cartas pueblas del Reino de Valencia. Edición preparada por D. Pérez

Pérez. Valencia, 1989. Carta puebla núm. 310, p. 193. Dicha carta puebla está incluida en el pleito

entablado entre el Duque de Villahermosa y los ayuntamientos de Pedralba y Bugarra sobre observación

de los capítulos de población, conservada en el ARV. (8) FEBRER, Jaime. Trovas de Mossen Jaime Febrer que tratan de los conquistadores de Valencia.

Reedición Valencia, 1848, trova, 486, p. 259.

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