casa de las comedias de córdoba (1602-1694): contribución a su … · 2006-08-07 ·...

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CRITICÓN. 50,1990, pp. 23-40. Casa de las Comedias de Córdoba (1602-1694): contribución a su historia documental por Ángel María GARCÍA GÓMEZ (University Collège London) El 25 de diciembre de 1602 se estrenaba en Córdoba un nuevo teatro, o Casa de las Comedias, con una representación a cargo de la compañía de Pinelo 1 . En el flamante edificio cristalizaban los deseos del municipio cordobés de poseer un teatro propio que canalizara hacia el erario público unos ingresos que hasta hacía muy poco habían ido a parar al bolsillo de un particular, Alonso de Castro, quien en años inmediatamente precedentes había regentado otra 'casa de las comedias' colindante al Convento de Carmelitas Descalzas de Santa Ana. Construido sobre el solar de la antigua cárcel, el nuevo edificio ocupaba un espacio de regulares contornos que habían permitido al experimentado arquitecto Juan de Ochoa diseñar una bien proporcionada traza para la erección de un teatro cuyo interesante perfil arquitectónico la colocaba en la vanguardia de este tipo de * Este estudio, con el título de Teatro y mundo de la Casa de las Comediaste Córdoba', se presentó como comunicación en el Congreso Internacional, celebrado en Córdoba en noviembre de 1986, sobre 'El Barroco andaluz y su proyección hispanoamericana 1 , cuyas actas desconozco cuando saldrán a luz. En el texto que ahora publico pongo al día algunos detalles, sobre todo los relativos a otras publicaciones mías sobre el teatro en Córdoba, que en la comunicación estaban sólo anunciadas, i Archivo Municipal de Córdoba [AMC], Actas Capitulares [AC], 20.12.1602; Francisco Rodríguez Marín, 'Nuevas aportaciones para la historia del histrionismo español en los siglos XVI y XVii', BRAE, año I, tomo I (1914), 174, donde se transcribe información extraída de un 'Libro de cuentas de la Casa de Comedias 1602-1622'. La bibliografía sobre el teatro en Córdoba no es abundante. La obra de Teodomiio Ramírez de Arellano, Paseos por Córdoba o sea apuntes para su historia, 2* ed. (1873-77; Córdoba: Luque-Everest, 1973) contiene datos diseminados, con frecuencia incorrectos; Rafael Ramírez de Arellano, Nuevos datos para la historia del teatro español: El teatro en Córdoba (Ciudad Real, 1912) es obra valiosa que abre numerosos surcos; Rafael Aguilar Priego, 'Aportaciones documentales a las biografías de autores y comediantes que pasaron por la ciudad de Córdoba en los siglos XVI y xvn', Boletín de la Real Academia de Córdoba, 84 (1962), 65-97, contiene un riquísimo aparato documental sobre contratos de compañías extraído del Archivo de Protocolos de Córdoba; Angelines Costa Palacios, 'Una panorámica del teatro en Cóidoba: siglos XVT a XIX', Axerquía, Revista de Estudios Cordobeses, n? 11 (Septiembre, 1984), 247-269 aporta una visión de conjunto.

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CRITICÓN. 50,1990, pp. 23-40.

Casa de las Comedias de Córdoba (1602-1694):contribución a su historia documental •

por Ángel María GARCÍA GÓMEZ(University Collège London)

El 25 de diciembre de 1602 se estrenaba en Córdoba un nuevo teatro, o Casa de las Comedias,con una representación a cargo de la compañía de Pinelo1. En el flamante edificio cristalizaban losdeseos del municipio cordobés de poseer un teatro propio que canalizara hacia el erario públicounos ingresos que hasta hacía muy poco habían ido a parar al bolsillo de un particular, Alonso deCastro, quien en años inmediatamente precedentes había regentado otra 'casa de las comedias'colindante al Convento de Carmelitas Descalzas de Santa Ana. Construido sobre el solar de laantigua cárcel, el nuevo edificio ocupaba un espacio de regulares contornos que habían permitido alexperimentado arquitecto Juan de Ochoa diseñar una bien proporcionada traza para la erección de unteatro cuyo interesante perfil arquitectónico la colocaba en la vanguardia de este tipo de

* Este estudio, con el título de Teatro y mundo de la Casa de las Comediaste Córdoba', se presentó comocomunicación en el Congreso Internacional, celebrado en Córdoba en noviembre de 1986, sobre 'ElBarroco andaluz y su proyección hispanoamericana1, cuyas actas desconozco cuando saldrán a luz. En eltexto que ahora publico pongo al día algunos detalles, sobre todo los relativos a otras publicacionesmías sobre el teatro en Córdoba, que en la comunicación estaban sólo anunciadas,i Archivo Municipal de Córdoba [AMC], Actas Capitulares [AC], 20.12.1602; Francisco RodríguezMarín, 'Nuevas aportaciones para la historia del histrionismo español en los siglos XVI y XVii', BRAE,año I, tomo I (1914), 174, donde se transcribe información extraída de un 'Libro de cuentas de la Casa deComedias 1602-1622'. La bibliografía sobre el teatro en Córdoba no es abundante. La obra de TeodomiioRamírez de Arellano, Paseos por Córdoba o sea apuntes para su historia, 2* ed. (1873-77; Córdoba:Luque-Everest, 1973) contiene datos diseminados, con frecuencia incorrectos; Rafael Ramírez deArellano, Nuevos datos para la historia del teatro español: El teatro en Córdoba (Ciudad Real, 1912) esobra valiosa que abre numerosos surcos; Rafael Aguilar Priego, 'Aportaciones documentales a lasbiografías de autores y comediantes que pasaron por la ciudad de Córdoba en los siglos XVI y xvn',Boletín de la Real Academia de Córdoba, 84 (1962), 65-97, contiene un riquísimo aparato documentalsobre contratos de compañías extraído del Archivo de Protocolos de Córdoba; Angelines Costa Palacios,'Una panorámica del teatro en Cóidoba: siglos XVT a XIX', Axerquía, Revista de Estudios Cordobeses, n?11 (Septiembre, 1984), 247-269 aporta una visión de conjunto.

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1. Planta baja. 0 1 2 3

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edificaciones en la España del siglo XVII, por delante de los corrales madrileños ycronológicamente anterior al de la Olivera de Valencia, de planta muy parecida a la del inmueblecordobés2.

2 Según O. Arróniz la 'traza', no conservada, del teatro de la Olivera data de 1618, año en que se inicia laconstrucción del nuevo teatro valenciano. El Patio de la Montería y el Coliseo de Sevilla, cuyos trazadosson también de formas regulares, se levantaron con posterioridad al teatro cordobés. Ver Othón Arróniz,Teatros y escenarios del Siglo de Oro (Madrid: Credos, 1977), págs. 101, n. 3 y 109; lean Sentaurens,Séville et le Théâtre de la fin du Moyen Age à la fin du XVII* siècle (Bordeaux, 1984), vol.I, págs. 305-333.

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2. Planta alta.

La reconstrucción documental de este edificio ha sido llevada a cabo en un libro en el queofrezco una descripción detallada y minuciosa de él, basándome en documentos manuscritoscontemporáneos que se conservan inéditos en el Archivo Municipal de Córdoba3. Si este libroexamina la Casa de las Comedias cordobesa en cuanto entidad estática, aquí quiero considerarlacomo realidad dinámica, como caja de resonancia en la que reverberan múltiples ecos de laestructura viviente de la Córdoba del seiscientos. Comenzaré, sin embargo, dedicando unas brevespalabras a la descripción de un inmueble sobre cuya configuración nada sabíamos hasta ahora.

3 Quiero expresar mi agradecimiento al Director del Archivo Municipal de Córdoba, don José de la TorreVasconi, por su constante amabilidad y generosa ayuda; y a los Ayudantes de Archivo AntonioGranadino, Bartolomé Domínguez y Ramón Maicas a cuya eñcaz diligencia tanto deben misinvestigaciones.

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El teatro se contruye en un espacio cuadrado de más de 24 metros de lado, rodeado demurallones de menos de un metro de grosor (figuras 1 y 2). Con fachada a la que pronto se iba aconocer como Calle de las Comedias, hay un primer cuerpo de 3.60 metros de profundidad que, ensu planta baja, alberga un zaguán de uso general, dos cuartos para vender agua y guardar bancos, unvestuario, un vestíbulo de entrada para los comediantes, y otro zaguán para los miembros delCabildo. En su planta alta se encuentra un cuarto de tramoyas y dos dependencias más, de lascuales una, la de mayores proporciones, contiene dos camarillas para vestuario de actrices yguardarropía respectivamente.

Enfrente del vestuario bajo, con ventanas a la calle que le dan luz, se alza un escenario cubiertode S metros de lado, 5,85 de ancho y 1,388 de altura con relación al nivel del patio sobre el que seproyecta. El patio, descubierto casi en su totalidad, está protegido por un toldo. La comunicaciónentre el vestuario bajo y el escenario la proporcionan tres huecos en los que hay asentadas puertasde madera, por encima de las cuales corre un balcón saliente cuyo acceso está en el cuarto alto delas tramoyas. En 1631 se abre al patio otro balcón, de proporciones similares al primero, en elcuarto alto donde están ubicados el vestuario femenino y la guardarropía.

El ámbito del patio está circundado por otro cuerpo de 3,35 metros de profundidad, al quecubren tejados de una sola vertiente. Esta parte del edificio adquiere forma semicircular en su partecentral, con dos prolongaciones rectilíneas que corren paralelas a los murallones laterales. Laplanta baja de este segundo cuerpo está toda ella ocupada por cuatro filas de gradas, en cuyaconstrucción se ha utilizado una mezcla de ladrillo y piedra, con una última hilada de cantería.Estas gradas proporcionan asiento para más de 400 espectadores. En la planta alta se encuentra, dederecha a izquierda conforme se mira al patio desde el tablado, un aposento reservado para losmiembros del Cabildo Civil, al que se denomina 'sitio de la Ciudad'; un espacio para 'cazuela' deespectadoras; y una serie de aposentos o palcos para familias principales. Los palcos ocupan másde 27 metros de longitud, repartidos entre nueve aposentos de unos tres metros de largo por más dedos de profundidad. Cada uno de estos aposentos tiene una puerta de entrada que abre a un corredorcomún de paso y acceso.

Delante del graderfo bajo corre un pasillo separado del patio por 16 columnas altas, que secorresponden con otras 16 de menor altura sobre las que carga el alero de la techumbre. Todas soncolumnas de piedra con basa y capitel, que forman 30 arcos adintelados distribuidos simétricamenteentre las plantas alta y baja de este segundo cuerpo de edificio. Entre columna y columna de laparte alta corren barandales de madera o de hierro que protegen de caídas al patio.

A la trasera del semicírculo, a modo de enjutas o albanegas, quedan dos espacios abiertosenmarcados por los vértices superiores de los murallones. El de la izquierda es un corral que notiene comunicación ni con el interior ni con el exterior del edificio. El de la derecha es un patinillocon puerta al exterior y escaleras que suben hasta la cazuela.

Además de ésta hay otras tres puertas exteriores, clavadizas todas ellas. Una grande y alta,llamada puerta 'principal', abierta en el extremo inferior del murallón izquierdo, por la cual entra elgran público y los que van a ocupar palco. Esta puerta abre a un zaguán cubierto por el que se pasaal patio y a las gradas, tras cruzar una segunda entrada interior. En el extremo derecho de la fachadahay otras dos puertas casi contiguas: una para uso de los comediantes, por la que acceden a losvestuarios y demás dependencias relacionadas con'la representación; y otra por donde los miembrosdel Cabildo pasan a un zaguán con escalera que sube al sitio de la Ciudad.

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El aforo, con ciertas variaciones, fue de más de 800 localidades, habiéndose concebido el teatropara que todos los espectadores pudieran ver la representación sentados4.

Este edificio, cuya traza incorporaba elementos arquitectónicos de inspiración clasico-renacentista, tales como su casi perfecta simetría y la forma semicircular de parte de su graderío, estambién punto de convergencia y refracción de una serie abigarrada de estímulos vitales. Encontraste con los corrales de Madrid que venían desarrollando su actividad en íntimo maridaje conlos propósitos benéficos de los hospitales, a quienes en un principio incumbe su administración5,la Casa de las Comedias cordobesa fue desde sus inicios un perfecto ejemplo de teatromunicipalizado que, al arrimo de un hecho cultural ya establecido como lo era la popularidad de lasrepresentaciones de comedias, intentaba resolver problemas de clara y confesada índole económica.Esta dimensión económica está acusadamente presente no sólo en sus orígenes y en sus casi cienaños de actividad teatral, sino también en su clausura (1694), derribo (1703-1704) y venta final desu solar (c. 1738).

Al finalizar el siglo XVI el gobierno municipal de Córdoba atravesaba una grave crisiseconómica, con deudas y obligaciones acumuladas de hasta 6S.000 ducados y entradas anuales desólo unos 7.000, provenientes en su mayoría de lo que rentaban los bienes de propios ocomunales. Para hacer frente a esta crisis se decide establecer dos monopolios: el del arrendamientode tendejones o tiendas de madera para la venta de pescado y otras mercancías; y el de un teatro quefuera propiedad del municipio o, como entonces se decía, de la Ciudad. En un principio incluso sepensó en ubicar ambos monopolios en la plaza de la Corredera, erigiendo en su centro un tabladoal que rodearían a conveniente distancia los tendejones del abasto. El lazo con el que se pretendíaaunar actividades tan dispares en un mismo espacio físico hay que buscarlo en el deseo de la Ciudadde aumentar su masa de bienes de propios estableciendo negocios de diversa índole con cuyosingresos sanear la economía municipal. Aunque la idea de construir teatro en la Corredera terminapor abandonarse, la motivación económica persiste intacta cuando en noviembre de 1601 se elije elruinoso edificio de la cárcel vieja para emplazamiento del futuro inmueble. El cierre obligado delteatro y próspero negocio particular de Alonso de Castro, al obtener las monjas de Santa Ana unaProvisión real prohibiendo la representación de comedias en casas vecinas a su convento, habíacreado una situación óptima para que. la explotación del negocio teatral pasara a otras manos. Laocasión había que aprovecharla con la mayor diligencia posible, ya que para sacar partido de ella seaprestaban no sólo la municipalidad sino también dos caballeros, miembros ambos del Cabildomunicipal. Uno de ellos, don Pedro de Ángulo, había ya comprado un erial junto a unas casas desu mayorazgo, donde planeaba levantar un teatro. El otro, don Pedro de Hoces, estaba ya labrando'otras casas suyas para el mismo efecto. Ángulo desiste pronto de su propósito y presta apoyoeficaz al proyecto de teatro municipal. No así Pedro de Hoces quien, con la ayuda de PedroGonzález de Hoces y Gonzalo de Hoces, va a persistir en su determinación, provocando un cambiosubstancial de planes por parte del municipio.

Los interesantes debates, ásperos y tortuosos que se prolongan durante más de un año,enfrentan dos concepciones económicas encontradas. La Ciudad quiere que el teatro que se contruyafuncione como negocio municipalizado, en régimen de monopolio, y en beneficio del común.

4 Me resulta imposible hacer aquí referencia a la abundante y variada documentación de archivo en la quebaso la reconstrucción de la Casa de las Comedias. Toda esta documentación aparece ampliamente citaday transcrita en Ángel M. García Gómez, Casa de las Comedias de Córdoba: 1602-1694. Reconstruccióndocumental, "Fuentes para la Historia del Teatro en España", XV (London: Tamesis Books, 1990).5 J.E. Varey y N.D. Shergold, Teatros y Comedias en Madrid: 1600-1650. Estudios y Documentos,"Fuentes para la Historia del Teatro en España", n i (London: Tamesis Books, 1971) págs. 19-23.

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Hoces ataca como ilegal el estacamiento de esta actividad y propugna que exista la librecompetencia, al mismo tiempo que procura obstaculizar al máximo la contracción del teatro que lamunicipalidad proyecta. La estrategia de la Ciudad va a consistir en levantar y poner enfuncionamiento su propio teatro lo antes posible, con la intención de adelantarse a Hoces y crearun monopolio defacto que haga imposible la viabilidad económica del proyecto contrario. Ambaspartes parecen darse cuenta de que Córdoba no tiene población suficiente para sostener dos teatrosfuncionando al mismo tiempo.

El problema radica en que la municipalidad tiene sus arcas tan mermadas que no cuenta confondos para sufragar los gastos de construcción del nuevo teatro. De esta manera el primer plan,discutido el 7 de noviembre de 1601, consiste en conceder el usufructo del futuro teatro, durante unlargo período de 40 años, al arquitecto Juan de Ochoa6, el cual, como contrapartida, se obligaba aconstruir el inmueble y a pagar una módica renta anual de 150 ducados después de cumplidos lostres primeros años de su funcionamiento efectivo. También se estipula que se solicitará licenciareal para que se representen comedias en el citado inmueble en régimen de monopolio. Ochoa, porsu parte, se compromete a gastar hasta 14.000 ducados de su bolsillo en la proyectada obra. Dehaberse llevado a cabo este plan, Córdoba hubiera contado con un teatro no simplemente 'muybueno', como se le llegará a llamar, sino verdaderamente espléndido.

La decidida y pertinaz oposición de la familia Hoces, que defiende sus intereses económicos conargumentos legales de no escaso peso y con tácticas dilatorias de dudosa veracidad, obliga a laCiudad a alterar radicalmente sus planes de financiación. El teatro se construirá con fondosmunicipales de cuantía más modesta, a los que se añadirán empréstitos de algunos caballerosmiembros del Cabildo; y sus beneficios se aplicarán desde un principio a los propios. Laconstrucción, sin embargo, se hará bajo la supervisión de Juan de Ochoa, quien a la sazón eraMaestro mayor de las obras del Cabildo, y de acuerdo con la traza diseñada por él mismo. Lasobras comienzan a finales de 1601 y aunque el teatro está ya lo suficientemente adelantado comopara abrir sus puertas al público en la Navidad de 1602, el edificio no se termina hasta junio de1603. En su edificación se gastaron 3.432 ducados con siete reales, de los cuales un 68%corresponde a la obra de albañilería y un 32% a la labor de carpintería. El valor del edificio es, sinembargo, superior a estas cantidades ya que a ellas hay que añadir el precio del solar y el de losmateriales de contracción procedentes del derribo de los calabozos de la antigua cárcel. Córdobaquedaba así en posesión de un teatro de construcción sólida cuya hechura, sin embargo, nocorrespondía a la nobleza de una traza que hubiera requerido los 14.000 ducados de Ochoa para suplena realización7.

6 No existe estudio monográfico sobre Juan de Ochoa. Los datos con que contamos indican que fuearquitecto de cierta talla: ver Juan Aranda Doncel, Historia de Córdoba: La Época Moderna 1517-1808(Córdoba: Publicaciones del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1984), pág. 187. Don Joséde la Torre ha puesto generosamente a mi disposición datos muy concretos, recogidos por su padre donJosé de la Torre del Cerro, relativos a contratos firmados por Ochoa entre 1576 y 1601 para hacer obrasimportantes de carácter tanto civil como religioso: entre otras las 'casas principales' de la viuda delilustre cordobés Don Egas Venegas, y el cimborrio del entrecoro de la Capilla Mayor de la Catedral.7 La idea de hacer un teatro municipal en el edificio de la antigua cárcel la sugiere, al parecer por vezprimera, Pedro Guajardo de Aguilar en la reunión de Cabildo de 22.8.1588. El tema se discute de maneraesporádica durante los diez años siguientes sin que ello produzca resultado práctico alguno. En 1599,durante el primer año del corregimiento de don Diego de Vargas Carvajal, se plantea el problema con másseriedad, sugiriéndose la Corredera como lugar de posible emplazamiento. Tras dos años de inactividad,la construcción del teatro en la cárcel vieja se convierte en tema candente de discusiones y debates con

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De lo dicho se desprende que la Casa de las Comedias de Córdoba surge como consecuenciainmediata de un hecho económico. El arte, en su proyección arquitectónica, sufre las limitacionesque este hecho le impone; mientras que su dimensión teatral actúa como mera condición previa entanto que la popularidad del espectáculo era el factor que hacía viable la rentabilidad del negocio.Sin duda el interés personal por lo arquitectónico o por lo teatral no era ajeno a algunos de loscaballeros que lucharon de manera decidida por la contracción del teatro. Pero este interés nuncatuvo una proyección pública. La faz pública del proyecto estuvo indeleblemente marcada por elsigno económico, mientras que en sus variados visajes esa cara nos ofrece una interesanteoportunidad de examinar cómo en la Córdoba de principios de XVn se enfrentaban dos conceptos delo económico que todavía nos siguen siendo familiares: iniciativa privada y libre concurrenciacontrapuestas a iniciativa pública y monopolio de signo estatal8.

La Casa de las Comedias va a funcionar durante casi un siglo como teatro municipalizado enrégimen efectivo de monopolio, pero bajo un sistema de arrendamiento que asegura al común unasrentas anuales. El tejemaneje del negocio se deja en manos del arrendador, aunque siempre bajo latutela de la Ciudad ejercida a través de Diputados de Comedias' que se renuevan periódicamente9. Elespíritu que inspira esta tutela sigue siendo de signo económico y sólo en contadas, y tardías,ocasiones vemos al municipio preocupado por la calidad artística del producto. Así, en 1690,cuando se ordena al arrendador que no traiga la compañía, ya contratada, de Juan Antonio Enríquezpor andar corta de papeles, y que en su lugar "busque una de las mejores compañías que se pudieranhallar', dando antes cuenta al Diputado de comedias de la nómina de actores y actrices y 'de lascomedias que tiene que representar'10. Estas muestras de interés por la calidad artística de larepresentación son excepcionales y no alteran en nada la supremacía del factor económico, el cualno es ni siquiera ajeno a la decisión tomada en octubre de 1694 de cerrar el teatro de manerapermanente. En mi opinión las prédicas antiteatrales del Padre Posadas no hubieran surtido efectosin la sorprendente aquiescencia del municipio, dentro de cuyo Cabildo ya se había insinuado, conanterioridad a la intervención de Posadas, la conveniencia de emplear el edificio del teatro paraempresas de otro signo11. Habría que examinar más despacio, y ando acumulando datos ydocumentos a este propósito, el papel preparatorio que en todo esto jugara el Corregidor donFrancisco Ronquillo; y habría que preguntarse por qué la escasa oposición que el cierre del teatrolevanta encuentra respuesta inmediata en planes muy concretos para convertir el teatro en Lonja,

ramificaciones que se prolongan hasta 1603, fecha en que el nuevo teatro ha entrado ya enfuncionamiento.8 En mi libro sobre la reconstrucción documental de la Casa de las Comedias me ocupo más por extensodel período preparatorio a la construcción del teatro (1588-1602). VeT supra n.4.9 Entre finales de 1602 y octubre de 1694, año en que se cierra la Casa de las Comedias de Córdoba, elnegocio fue objeto de 28 arrendamientos. En sus casi 92 años de funcionamiento el teatro estuvo, sinembargo, sin arrendar durante un total de más de 12 años. Preparo un volumen documental sobre latotalidad de estos contratos de arrendamiento. Por ahora, ver Ángel M. García Gómez, 'Casa de lasComedias de Córdoba: primer sistema de arrendamientos (1602-1624)', que se publicará en breve en lasActas del Congreso Internacional sobre Teatro y vida teatral del Siglo de Oro a través de las fuentesdocumentales' celebrado en Zamora del 24 al 26 de abril de 1990.10 AMC: AC, 17.7.1690. En el contrato de arrendamiento de 1694-97 se estipula que 'para traerqualquiera conpañía de representantes a esta ziudad a de prezeder primera y ante todas cosas el consultarlocon el Cauallero Diputado de Casas de Comedias para que se confiera el que la que se vbiese de traer sea lamejor que aya en esta andaluzía1.11 AMC; AC, 23.12.1682; don Martín de Ángulo indica si se podría dar otra administrazión a esta Casa ya su hacienda'.

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planes que se tramitan en Madrid con el consejo y apoyo de Ronquillo, que por esas fechas detentael cargo de Corregidor de Villa y Corte12.

La dimensión económica del inmueble sobrevive a su mismo cierre ya que en 1704 se lederriba en su totalidad, a excepción de los murallones que lo circundan, para con el valor de losdiversos materiales extraídos -maderas, piedra, ladrillo, tejas y columnas- pagar sueldos atrasadosque se adeudaban al Escribano mayor del Cabildo13. Incluso la venta del solar, efectuada pocodespués de haberse obtenido permiso real para enajenar la propiedad, se vincula a proyectosmunicipales para incrementar el pósito y sufragar las gastos de cañerías para la traída de aguas delarroyo Pedroches14.

12 Cuando en octubre de 1682 inicia su corregimiento don Francisco Ronquillo corre todavía elarrendamiento de 1677-1683, período en que las representaciones se habían visto muy entorpecidasdebido a una prolongada peste de carácter intermitente. El contagio se da oficialmente por terminado enjulio de 1682, y el 16.11.1682 el arrendador pide que se le permita traer compañía, para lo cual presentaen 23.12.1682 testimonios que prueban que las representaciones ya se han reanudado en Madrid, donde elmartes 1 de diciembre de 1682 se están haciendo dos comedias de Calderón: Dicha y desdicha del nombre,en el Corral de la Cruz, y No siempre lo peor es cierto, en el del Príncipe. La petición del arrendadorvuelve a discutirse en 30.3.1683; 17.5.1683; 19.5.1683; 22.5.1683 y 31.5.1683 sin resultado prácticoalguno. Terminado el arrendamiento de Andrés de Morales a finales de septiembre de 1683 no lo hayhasta noviembre de 1689. Todo parece indicar que en Córdoba no hubo representaciones desde, por lomenos, finales de julio de 1681 (AMC: AC, 28.7.1681; 12.8.1682) hasta el 16 de diciembre de 1689.De julio de 1681 a julio de 1682 la interrupción la causó la peste, pero el largo intervalo de 1682-89 sedebió a otras causas y coincide exactamente con el mandato del Corregidor Ronquillo.13 La documentación relativa al derribo de la Casa de las Comedias se encuentra en AMC:AC, 2.5.1704, yen Inventario, Sección 5*. Serie 6*. documento 9. Lo que el Cabildo adeudaba al Escribano mayor, RoqueDionisio de Carrasquilla, procedía 'de ayuda de costa por el trabajo y gasto de papel en la formación de lasdiez conpañías de Cavallos e Ynfantería con que Su Señoría serbio para el socorro de las costas deAndaluzía el año de setezientos y dos'. De la abundante información que contiene el documento delInventario se desprende que la Casa se demolió en tres etapas, que se iniciaron con un primer derribo enmayo de 1703. A Carrasquilla se le adeudaban 1802 reales y medio, los cuales se le pagan con materialesdel derribo que incluyen siete columnas, tejas, ladrillos, cargas de piedra, maderas, barras y barandales dehierro. Al final del triste y final despojo, que tiene lugar en mayo-junio de 1704, aún se adeuda alEscribano mayor un real y 1/4.14 En 1734 hay un intento fallido de vender el solar de la antigua Casa de las Comedias. El asunto seestanca hasta que una Provisión real de 21.10.1737 faculta a la Ciudad para poder enajenar medianteventa 'el sitio del Corral de Comedias'. En diciembre de ese mismo año se hace aprecio del solar en 8.650reales. La propiedad se saca por vez primera a pública subasta el 4.12.1737, y tuvo que venderse despuésde finales de enero de 1738 ya que el 24 de enero de ese año todavía no ha aparecido nadie para hacerpostura. Al parecer el solar se vendió al Cabildo Eclesiástico en fecha que ha de permanecerindeterminada hasta que descubramos el documento de compraventa. La información que hasta ahoraposeemos sobre este asunto se encuentra en AMC: AC, 12.5.1734; 15.7.1737; 17.7.1737; 22.11.1737;Inventario, Sec. 5 \ Ser. 61, doc. 10. Teodomiio Ramírez del Arelíano afirma que en 1708 la Ciudadvendió el 'edificio' de la Casa de Comedias al Cabildo Eclesiástico (Paseos por Córdoba, pág. 562). Lainformación es incorrecta puesto que para esas fechas ya no existía el edificio y consta que el solar no sevendió hasta más tarde, como queda dicho. Lo que sí es cierto es que con anterioridad a su venta el solarestuvo alquilado, y que el arrendatario había levantado algún tipo de construcción sobre el solar ya que alapreciarse éste en 6.12.1737 para sacarlo a la venta se dice que el precio no incluye el valor de 'un quartoque en él se halla que dizen a labrado la persona que lo tiene arrendado' (Inv., Sec. 5*. Ser. 6*, doc. 10). Esprobable que esta 'persona' no fuera el Cabildo Eclesiástico, el cual, según un documento sin datar peroque calculo por otros indicios redactado en c. 1737, andaba por esas fechas intentando arrendar el solar 'afin de formar en él vn taller, para el vso de sus obras'; planes de arrendamiento que se adaptaron a otros decompra al saberse 'que la Ciudad tiene facultad real para venderlo' (Inv., Sec. 5* Ser. 6', doc. 10).

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Si el factor económico es tan fundamental en la constitución del hecho teatral, la Casa de lasComedias adquiere, una vez construida, dimensiones de otra índole, entre las cuales cabe resaltar laque podríamos denominar político-social. El edificio, en su estructura, reflejaba un determinadoorden que los diversos grupos y estamentos confirmaban cuando acudían a la comedia, dandopública constancia de su existencia al afirmar su poder o al confesar, aun sin pretenderlo, suposición subordinada. Los miembros del Cabildo municipal ocupaban así espacio preferencial enun amplio aposento alto, decorado con escudos, en el que tomaban asiento según un ordenjerárquico minuciosamente establecido15. La entrada a este aposento estaba celosamente guardadapor un portero, a quien se pagaban dos reales cada día de representación 'por la ocupación y trabaxoque a de tener en abrir y cerrar la dicha puerta y estorbar y defender que por ella no entre personaalguna que no fuere de los del Cabildo'16. Los caballeros y oficiales de la Corporación eran losúnicos que estaban exentos de pagar el precio de la entrada, a condición, sin embargo, de que susasistencia se viera en clara relación visual con su función oficial. Cuando un miembro del Cabildodecidía ver la comedia en el patio estaba obligado a abonar el precio de entrada17. El hecho essignificativo ya que establece que la asistencia del Cabildo a la comedia se concebía como unauténtico acto corporativo que testimoniaba la existencia de un centro de poder civil. A esto hayque añadir que las autoridades municipales justificaban su presencia en el recinto teatral aduciendoque ésta era parte activa de sus obligaciones para el mantenimiento de la paz y el orden. Para ello,según se dice en un documento de 1603, el sitio de la Ciudad está 'en parte donde se puede acudir aqualesquiera quistiones que sucediesen'; como en efecto ocurrió en enero de ese mismo año cuando'cierta diferencia que ubo en la dicha casa entre cavalleros se previno sin pasar adelante y si elCorregidor no se hallara presente pudiera suceder vna notable desgracia'. Con este fin la Casacontaba con una puerta especial que facilitaba a los miembros del Cabildo un rápido acceso alpatio18.

En la planta alta, y en el ala opuesta a la ocupada por el sitio de la Ciudad, estaban los nueveaposentos o palcos que compartían un largo corredor de entrada y acceso. Estos apostemos,enmarcados cada uno de ellos por dos columnas, estaban reservados para personas principalesacompañados de sus mujeres e hijas19. Al menos durante algún tiempo, uno de estos aposentos sedesignó para uso del Fiscal de la Inquisición, y otro para los denominados 'señores de la SantaIglesia', es decir los prebendados de la Catedral20.

El amplio patio, en cuya superficie empedrada se podían colocar hasta cien bancos queproporcionaban asiento para 300 espectadores, era un espacio socialmente heterogéneo. En él, sinembargo, se reservaban los asientos de preferencia para la nobleça, prebendados y eclesiásticos1,los cuales ocupaban 'dos hórdenes de bancos de espaldar' colocados a la redonda del escenario21.Dada la baja altura del tablado es posible que fuera éste el lugar desde donde mejor se contemplabael espectáculo.

El resto del patio y el graderío bajo, que abrazaba el patio, lo ocupaban las clases quepudiéramos llamar 'populares', pero que estaban en realidad representadas por un más matizadoabanico de profesionales, mercaderes, artesanos y trabajadores urbanos. En el cuerpo alto del

15 AMC: AC, 16.12.1602; 17.9.1603.16 Contrato de arrendamiento 1639-1642 (Inv., Sec. 5*. Ser. 6\ docs. 3-5).17 AMC: AC, 8.10.1663.18 AMC: AC, 31.1.1603.19 AMC: AC, 31.1.1603; 20.8.1642.2°AMC:AC, 7.11.163621 AMC: AC, 20.10.1653

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edificio, entre el cerramiento del sitio de la Ciudad y el último tabique de los aposentos o palcos,había un corredor con tres escalonadas filas de gradas de madera para uso exclusivo de espectadoras,a las que se prohibía la entrada a las gradas bajas y al patio. Como las mujeres e hijas de la clasealta tenían libre acceso a los palcos, hemos de suponer que el corredor alto de las mujeres, lallamada cazuela, era, frecuentada por las mujeres e hijas de los profesionales, mercaderes y artesanosque ocupaban asiento en el patio y en las gradas bajas.

Hay indicios que hacen pensar que la llamada 'gente del campo' no acudía asiduamente a lacomedia. Este grupo social era numeroso en Córdoba, ciudad que tras el auge económico del sigloXVI sufre durante el XVII una paulatina ruralización de su economía22. Es de este numeroso grupode quien se dice, durante el curso de un interesante debate en mayo de 1683, que Tiauiendo comediassólo las siguen los oziosos no los trabajadores' a quienes 'la prezisión de la nezesidad más losobliga a buscar con que remediarse que diuertirse con gasto'. Los trabajadores del campo, que poresas mismas fechas se solían congregar en las plazas de la Corredera y de San Salvador en gruposde 'dos o tres mili hombres' en busca de acomodo, no contarían ni con el tiempo libre ni con eldinero necesario para poder frecuentar las representaciones teatrales23.

De esta manera la ausencia de unos y la forma concreta que adopta la presencia de los demásconvertía la Casa de las Comedias en un espejo en el que la ciudad se contemplaba a sí misma. Elhecho de ir al teatro constituía una representación en la que los papeles principales y secundariosestaban convenientemente distribuidos de antemano. Detrás de los personajes principales -CabildoCivil, nobleza y caballeros, Cabildo Eclesiástico e Inquisición- se aglutinaba con grupos másamorfos una clase media de profesionales ávida no tanto de romper fronteras cuanto de atravesarlas,mientras que fuera del recinto se agitaba una masa de marginados que no eran ni actores niespectadores.

El mundo que la Casa de las Comedias expresaba no era sin embargo una realidad estática.Aunque la estructura del edificio no sufrió alteraciones substanciales en casi un siglo deexistencia24, sus componentes arquitectónicos sí estuvieron sometidos a presiones de poder, que secorrespondían en parte con las tensiones, si no transformaciones, que la sociedad experimentara alo largo del seiscientos. En líneas generales puede decirse que estas presiones ocasionaron unapaulatina reducción de los espacios que hemos denominado populares en favor de los ocupados porlas clases altas. Pero el esquema es más complejo, ya que el espacio reservado para éstas, enespecial los aposentos, también experimenta en su uso cambios que son indicativos de un ciertapugilato de dinero, poder y rango entre los miembros del estamento de nobles y caballeros. Lasclases medias profesionales, por su parte, utilizaron la entrada al teatro para establecer posicionesde privilegio que marcaran linde entre ellos y el resto de la masa de artesanos y trabajadoresurbanos.

2 2 Juan de Aranda Doncel, Historia de Córdoba, pág. 82; Antonio Domínguez Ortiz, 'Economía ySociedad en la Córdoba del Siglo XVii', en Córdoba: Apuntes para su historia (Córdoba, 1981), pág. 18;Rafael Castejón Montijano, 'La Economía cordobesa en su perspectiva histórica', en Córdoba: Apuntes,pág. 66.23 AMC: AC, 19.5.1683.24 Después de julio de 1603 a la Casa de las Comedias sólo se le añaden los siguientes elementos: doscuartos techados, uno para venta de agua y el otro para guardar bancos, en 1615; una camarilla, que sirvede guardarropía, formada con tabiques dentro del aposento de vestuario alto, en 1621; un segundo balcónabierto al patio en 1631 y que corre a lo largo del vestuario alto en posición próxima al balcón que caesobre el tablado.

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En 1621 la cazuela pierde el espacio de un intercolumnio que queda incorporado al sitio de laCiudad, siendo también probable que en fecha indeterminada, pero con anterioridad a 1636, perdierael espacio de otro intercolumnio en el que se formó un nuevo palco o aposento. Según estahipótesis, la cazuela habría perdido el 50% de su espacio entre julio de 1603 y 1636aproximadamente. El número de aposentos altos se consideraba escaso y en 1636 se discute laconveniencia de añadir una nueva planta al edificio para "hazer otro alto más de aposentos'25. Esteinteresante plan nunca se llevó a la práctica. El deseo de ocupar aposento desembocó, sin embargo,en una invasión por parte de los miembros de la clase alta de segmentos de gradas en el corredorbajo, que se habilitaron para aposento.

Nos consta que en 1636 existía ya en las gradas bajas un 'aposento de dos arcos' separado delresto del graderío por un tabique. Este aposento lo disfrutaba don Luis Jiménez de Góngoramediante concierto particular con el arrendador Juan Lucas Aragonés. El aposento pasa con eltiempo a ser propiedad de la casa del Señor don Juan de Góngora' mediante acuerdos convenidos en1656, 1660 y 1663, y sigue estando en manos de la misma familia en 168926. Dos caballerosmiembros del Cabildo elevan sendas peticiones, también en 1636, para poder hacer dos nuevosaposentos que, de haberse construido, se hubieran ubicado a ambos lados del escenario en elespacio del patio que mediaba entre los paños laterales del tablado y las columnas de las gradasbajas27.

En 1642 se propone hacer frente a los gastos ocasionados por el socorro de 200 soldados queCórdoba tiene que enviar para la campaña de Cataluña vendiendo como aposentos parte de lasgradas a ambos lados del tablado. La propuesta no prosperó pero sí ofreció oportunidad para queuno de los caballeros, don Fernando de Ángulo, defendiera el derecho de los vecinos a no sufrirmerma en su espacio, llegando incluso a sugerir, no sin cierta valiente insolencia, que si eranecesario vender algo que se vendiera el sitio donde el Cabildo asistía a las comedias28. Durante elCorregimiento de don Francisco de Valcárcel (febrero de 1624-marzo de 1626) existe ya lacostumbre de reservar bancas de respaldo, rodeando el tablado, para uso de la nobleza. Este uso serenueva en 1653 y sigue estando vigente en 1690 cuando se acuerda que 'las bancas delanteras quezercan el tablado' se aseguren con candados para evitar que las ocupen quienes no tiene derecho ahacerlo29. Es pues evidente que los espacios populares -cazuela, grádenos bajos y patio- sufrenmermas efectivas, o se ven amenazados con ellas, a causa de la presión de poder que ejercen lasclases elevadas.

Pero, como ya indiqué, el cuadro es más complejo. La puerta de entrada de cada uno de losaposentos o palcos tenía su correspondiente cerradura cuya llave se prendía de una 'tarja' o pedazode madera en la que figuraba el número del aposento. En teoría las llaves y tarjas debían llevarse alCorregidor tras cada representación para que éste las entregara a los caballeros que las solicitaran.Mediante este sistema se esperaba impedir que el uso de los codiciados aposentos fuera acaparado

25 AMC: AC, 7.11.1636.2 6 AMC: AC, 7.11.1636. A partir de 1636 el aposento bajo de los Góngora surge repetidas veces comotema de discusión en el seno del Cabildo. La tenacidad con que esta familia socialmente ascendentemantiene el efectivo control de este espacio es materia de consideración en un artículo acerca de losaposentos de la Casa de las Comedias de Córdoba. Ver Ángel M García Gómez, 'La Casa de Comedias deCórdoba (1602-1694): aspectos arquitectónicos y administrativos de sus aposentos', en El mundo delteatro español en su Siglo de Oro: ensayos dedicados a John E. Varey, éd. J.M. Ruano de la Haza, "OttawaHispanic Studies", 3 (Ottawa: Dovehouse Editions, 1989), 35-56.2 7 AMC: AC, 14.11.1636.28 AMC: AC, 20.8.1642.29 AMC: AC, 20.10.1653; 22.11.1690.

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por un grupo reducido de caballeros30. De hecho el sistema estuvo sometido a constantes abusos.En 1636 se queja don Juan de Aguayo y Godoy de que el 7 de noviembre se han traído al SeñorCorregidor sólo dos tarjas, que además son 'de los peores aposentos'. Los demás, continúa Aguayo,los disfrutan de manera continua caballeros particulares quienes los tienen tomados y apoderádosede ellos con mano poderosa y sin licencia de esta Ciudad*31. El abuso sigue en pie en 1641 cuandodon Fernando de Ángulo se lamenta de que los mejores aposentos 'los tienen estancados yarrendados personas particulares', los cuales por ser 'personas poderosas dan muy poca cantidad alarrendatario132.

De lo dicho se desprende que estos abusos encontraban seria oposición por parte de algunoscaballeros, y es interesante examinar algunos de los motivos que a ello les animaban. Aparte deconsideraciones económicas relativas a la merma que con ello sufría la rentabilidad del negocioteatral, la oposición a cualquier tipo de privatización de los aposentos se inspiraba en el deseo desalvaguardar la igualdad que, según se pensaba, debía existir entre los miembros del estamento denobles y caballeros. Esta igualdad estamental quedaba amenazada cuando en sitio tan públicocomo lo era la Casa de las Comedias, en la que Córdoba espejaba los contornos de su estructurasocial, un determinado componente del grupo intentaba sobresalir manipulando resortes de poder.En este contexto contamos con la opinión de don Fernando de la Cerda quien dice que 'siempre atenido por mal gobierno que en las casas de las comedias de esta ciudad ningún caballero particulartenga aposento, por ser contra los demás caballeros'. Opinión que apoya don Francisco de lasInfantas y Aguayo cuando, en el curso del mismo debate, se refiere de manera más explícita ysignificativa a los inconbenientes que resultan de que aia distinción de lugares en casa tan públicacomo la de la comedia'33. Parecidas razones vuelven a ser aducidas por don Fernando de la Cerdacuando en 1642 se piensa en vender algunos aposentos con motivo de la campaña de Cataluña. Elcaballero contradice la venta propuesta 'porque no es bien que en una ciudad tan ylustre como ésta,donde ay tanta nobleça y tantos caballeros, que en una parte tan pública no quiera nadie aventajarsea los demás', expresando además su desagrado ante el hecho posible de que las 'ocho o diezpersonas que oy tienen más comodidad para comprar' puedan con ello privar de los aposentos alresto de los caballeros. En su opinión, las llaves de los aposentos deben ser distribuidas cada díapor el Corregidor 'con ygualdad'34. Pocos días después vuelve a insistir en lo mismo don Femandode Ángulo recordando que entre los caballeros de la ciudad 'no se a de reconocer desigualdad', y quesi prospera la propuesta de venta 'se abre la puerta a grandísimos ynconbinientes y tumultos yalborotos yrremediables y que en estos propios términos an estado algunas ciudades de España paraperderse135.

Es pues claro que dentro del estamento noble existían individuos o familias a quienes la Casade las Comedias proporcionaba escenario adecuado en el que desplegar su superioridad relativadentro del propio grupo, utilizando para ello resortes de poder social o de potencia económica. Esigualmente claro que estas pretensiones encontraban fuerte oposición entre aquellos caballeros queestimaban que era indeseable, e incluso peligroso, el romper el principio de igualdad que debía regu-las relaciones entre los componente del estamento. Tanto los unos como los otros, por otra parte,

3o AMC: AC, 7 y 14.11.1636.3» AMC: AC, 7.11.1636.52 AMC: AC, 17.7.1641.33 AMC: AC, 14.11.1636.34 AMC: AC, 20.8.1642.35 AMC: AC, 25.8.1642. Desconozco cuáles son los alborotos a que alude Ángulo en apoyo de suargumento.

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nos proporcionan argumentos valiosos en favor de la tesis según la cual la Casa de las Comediasno era un recinto neutro dedicado al esparcimiento simple y llano, sino que también actuaba comopunto de encuentro de determinadas tensiones internas del cuerpo social de la ciudad.

Un parecido anhelo de ascenso social es el que mejor explica el curioso y en parte divertidofenómeno de los abusos que se cometían en la entrada al teatro, siendo muchos los que se negabana pagar el precio correspondiente36. La situación ya se describe como endémica en 163S cuando donJuan de Aguayo afirma que se ha introducido la costumbre de que pasen de balde la mayor parte delos que entran en la comedia', como son los oficiales, escribanos, escribientes, procuradores,oficiales de la Audiencia Eclesiástica y 'todos los que son del tribunal de la santa ynquisición',ninguno de los cuales gozaba de privilegio para dejar de pagar el precio de entrada37. A pesar de quese toman severas medidas de control, el abuso no ha decrecido en 1642 cuando el arrendamiento dela Casa de las Comedias no atrae durante un tiempo postura ninguna debido, entre otras cosas, aque 'escribanos, procuradores, audiencia obispal, criados del Señor obispo y de los Señoresynquisidores, alguaciles, soldados, escribientes ninguno de todos paga aunque se les apremie138. Aeste grupo nutrido de los que se niegan a pagar se sumaba otro contingente que eran amigos delportero y que éste dejaba pasar con sólo que dijeran que eran 'oficiales del audiencia*39. Convienedistinguir entre ambos grupos. Los amigos del portero pueden describirse como gorrones, yforman parte de un inmortal espíritu picaresco que no conoce fronteras temporales. El otro grupo,al parecer mucho más nutrido, estaba compuesto por individuos, a los que hoy consideraríamoscomo profesionales de las letras, que lejos de colarse de rondón se negaban abiertamente a pagaraduciendo, al menos de manera implícita, el goce de un inexistente privilegio. De esta manera, yutilizando la Casa de las Comedias como escenario, estos profesionales intentaban crear distanciasentre ellos y el resto del público popular con el que se veían obligados a compartir un mismoespacio físico dentro del recinto teatral.

Contamos a este propósito con un documento de 1689 que es sumamente revelador. Se trata deun memorial dirigido al Cabildo Civil por 'el colegio de escribanos públicos' en el que éste afumatener 'posesión ynmemorial de usar de la uista de las comedias sin contribuir por ello cosa alguna',y quejándose de que el nuevo arrendador intentaba perturbar este uso. El documento revela no sólolo inveterado del abuso, que no uso, sino también el espíritu de privilegio que lo sustentaba. LaCiudad, sin embargo, deniega la petición del memorial acordando que paguen todos, aunqueañadiendo en este caso, no sin cierta logomaquia, que lo hagan por 'seruizio boluntario'40.

Hasta qué punto el negarse a pagar el precio de la entrada ocultaba tensiones sociales de nopequeña envergadura lo podemos ver en un incidente provocado por un secretario de la Inquisición,cuya base documental ha sido ya dada a conocer en parte por Rafael Ramírez de Arellano41. El 3 de

36 Este abuso no era, por supuesto, privativo de Córdoba: ver N.D. Shergold, A History of the SpanishStage from Medieval Times until the End of the Seventeenth Century (Oxford: Clarendon Press, 1967),págs. 538-39.37 AMC: AC, 27.8.1635.38 AMC: AC, 28.7.1642.3 ' AMC: AC, 27.8.1635.« AMC: AC, 16.12.1689.41 Rafael Ramírez de Arellano, Nuevos datos, págs. 53-67. Además de los documentos ya publicados poreste autor daré a conocer en su día otros que completan la historia de ese interesante enfrentamiento entreCiudad e Inquisición. El incidente no es excepcional: en 1609 ya hubo uno por problemas de jurisdicciónentre el Obispo y la Inquisición; y otro en 1643 por parecidas causas entre estas mismas partes. Ver LuisMaría Ramírez de las Casas Deza, Anales de la Ciudad de Córdoba: 1236-1850 (Córdoba: TipografíaArtística, 1948), págs. 144-49, 160-63.

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octubre de 1663 había vuelto a renovarse por el Corregidor la orden expresa y tajante de quepagaran todos sin excepción. Pocos días después el mencionado secretario atraviesa la puerta deentrada sin efectuar el abono y, cuando está ya en el zaguán que daba acceso al patio, se le pide quelo haga; a lo que él se niega alegando privilegio. Tras rechazar altaneramente una solución airosaque por bien de paz le onece un miembro del Cabildo, sale del recinto dispuesto a llevar el asuntopor la tremenda. El incidente desemboca en un enfrentamiento entre Inquisición y Cabildo Civil enel que se hace entrar en juego el peliagudo problema de las respectivas jurisdicciones. Después deunos días de tensión y de tortuosas negociaciones el asunto se eleva a Madrid, que da su dictamenfavorable a la Ciudad4?.

En resumen: si la estructura de la Casa de las Comedias daba acogida en sus diversoscomponentes arquitectónicos a una sociedad estratificada según los módulos vigentes a principiosdel siglo XVn, la historia de su funcionamiento nos ofrece un reflejo de tensiones latentes dentrode esos mismos módulos. Y ello porque, a la sombra de la comedia como entretenimiento, la Casade las Comedias funcionaba también como punto de cita donde los cordobeses se reunían arepresentar su propia y vital comedia.

También los factores de índole religioso-moral incidieron sobre la vida de la Casa de lasComedias, apoyando a veces su existencia, entorpeciéndola otras. Sería sin embargo erróneohablar, en este contexto, de posiciones dicótomas representadas por el estamento eclesiástico y porel cuerpo civil, en las que éste impulsara siempre y aquél sirviera de rémora continua a la actividadteatral. Por lo que tocaba a la moralidad o a la conveniencia político-social de permitir o fomentarlas representaciones teatrales, la oposición o el apoyo contaba con fautores entre los miembros deambos estados.

Cuando en noviembre de 1601 se discuten los planes para construir el nuevo teatro, lapropuesta encuentra oposición por parte de don Pedro Ruíz de Aguayo quien, aunque simpatiza conlo propuesto por redundar en beneficio económico del municipio, se siente en la obligación deoponerse a ello 'por los ynconbenientes que tiene perpetuar estas cosas en vna república y losbiçios que nacen del uso destas cosas'. A su voz se une la de don Alonso de Argote de los Ríos,quien pide se eleve súplica al Rey para 'que no pueda aver en estos reynos comedias si no fuere vnmes cada pasqua y que en otro tiempo no se puedan representar porque no conviene al seruiçio deDios y de su Magestad y bien desta república'43.

4 2 Don Jerónimo de Camargo, Protector de Comedias y miembro del Consejo Real, escribe dos cartas,ambas favorables a la Ciudad y a la conducta observada en este asunto por el Corregidor don AntonioSevil Santelices. La primera, fechada el 9.10.1663, se lee en la reunión de Cabildo del 17 de octubre y escontestación a una anterior del Corregidor en la que éste se queja de que la Inquisición quiere inmiscuirseen la censura de las comedias. La respuesta de Camargo silencia el problema de la censura pero hacereferencia a un encuentro que el Alcalde Mayor de Córdoba 'tubo con un notario de la Ynquisición por nodejarle entrar en la comedia sin pagar'. Como el incidente con el 'secretario del Santo Oficio' tiene lugarel 8.10.1663 es claro que estas primeras cartas del Corregidor y de Camargo fueron motivadas por unincidente anterior.La segunda carta de Camargo, en contestación a la segunda del Corregidor de 11.10.1663, está fechada el30.10.1663 y se da a conocer en la reunión de Cabildo de 5.11.1663. Esta última carta, que refleja ya nosólo el parecer de Camargo sino también el del Consejo Real, trata tanto del problema de la censura decomedias como de las pretensiones inquisitoriales de entrar en ellas sin pagar. Según esta misma carta laInquisición cordobesa pretendía también que se diera a sus miembros trato de preferencia en lo relativo a'los mantenimientos'. La cronología de estas cartas y su contenido sitúan el incidente ocurrido el8.10.1663 en una más amplia e interesante perspectiva.43 AMC: AC, 7.11.1601.

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Contrastando con estos intentos de entorpecimiento, que emanan de la conciencia moral de doscaballeros miembros del Cabildo Civil, podemos considerar la actuación positiva del CabildoEclesiástico cuando en agosto de 1602 el teatro, aún en estadio de construcción, tiene que salvar elobstáculo interpuesto por el temor de una comunidad de monjas, cuyo Convento de la Encarnacióniba a quedar a espaldas del futuro teatro aunque sin formar linde con el inmueble. La comunidad dela Encarnación se oponía a la construcción en ciernes alegando los ruidos que la afluencia depúblico iba a provocar en su vecindad. La Ciudad se puso en contacto con el Cabildo Eclesiásticoy éste nombró una comisión que estudiara el asunto. El dictamen eclesiástico fue enteramentefavorable a los planes de la Ciudad, indicándose en él que 'de hazerse lo que por parte de la Ciudadse pide no biene ningún daño ni perjuizio al convento de monjas de la Encarnación por estardistinto y apartado y en forma que de ninguna suerte se pueden ynquietar con el ruido que en lascomedias puede suceder'. La comisión había estado formada por dos eclesiásticos: don AlonsoVenegas de Cañaveral y un poeta y dramaturgo a cuyo nombre queda ligada con deuda de gratitud lanaciente Casa de las Comedias -Don Luis de Góngora y Argote44.

Según instrucciones emanadas de Madrid en 1608, encaminadas a reglamentar la práctica teatralen el ámbito nacional, a los religiosos y frailes no le estaba permitida la asistencia a la comedia45,y no he encontrado en la documentación cordobesa ningún dato que indique contravención de estanorma. Por otra parte, la asistencia del clero secular, sobre todo de prebendados, es algo que se diopor supuesto en Córdoba desde aún antes de que se estrenara la Casa de las Comedias, ya que nuevedías antes de la primera representación indicaba Pedro de Ángulo que en el sitio reservado para laCiudad podrían también entrar los Señores de título y los prebendados de la Santa Iglesia. Mástarde, como ya indiqué, se asignó un aposento o palco para uso de los eclesiásticos, los cuales, endiversas fechas, aparecen también compartiendo con el estamento noble los espacios de preferenciaubicados a la redonda del tablado46.

La censura moral de toda comedia nueva correspondía a un juez eclesiástico. Esta función notuvo que ser ejercida por la autoridad eclesiástica cordobesa - o si lo fue, sería en ocasiones muycontadas- ya que la mayoría de las obras que se traían a Córdoba venían estrenadas y ostentaban lasdebidas autorizaciones en la portada del manuscrito.

Durante casi noventa años no existe indicio serio alguno de que la Iglesia cordobesa ofrecieraoposición institucional a las représentations teatrales. No sólo asistían los eclesiásticos a ellas demanera abierta sino que en ocasiones se les prestó un apoyo eclesial muy concreto. Así ocurriócuando con motivo del incidente provocado por el secretario de la Inquisición (incidente que,hagámoslo notar de paso, nada tuvo que ver con cuestiones de moral y dogma y sí mucho conpuntos de honra y empecinamientos jurisdiccionales) se hace representación privada en la iglesia deSan Francisco, consiguiéndose con ello satisfacer tanto a la jurisdicción civil que mandaba quehubiera comedia, como a la inquisitorial que lo prohibía47.

4 4 En el Archivo Municipal de Córdoba se conserva un traslado de lo decidido por el Cabildo Eclesiástico(Inv., Sec. 5 \ Ser. 6«, doc. 11).4 5 J.E. Varey y N.D. Shergold, Teatros y Comedias, pág. 49.4 6 AMC: AC, 16.12.1602; 7.11.1636; 20.10.1653. En 1690, sin embargo, los prebendados no parecenocupar ya sitio en las bancas que cercan el tablado, indicio quizá de un cambio de actitud hacia el teatropor parte de este estamento o, al menos, de sus superiores.4 7 La representación tuvo lugar el 9.10.1663 v AMC: AC, 10.10.1663.

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Al principio de la década de los años 90, sin embargo, hay ya señales que pronostican uncambio de atmósfera48. En junio de 1690 el Corregidor don Francisco Cabrera de Vaca, Marquésde Fuentehoyuelo, niega su licencia para que el arrendador, Pedro Fernández Moreno, pueda traercompañía en septiembre. Alega que no hay comedias ni en Sevilla ni en Málaga a instancia de susrespectivos prelados, y añade que él mismo ha recibido 'una carta muy larga de el EminentísimoSeñor Cardenal Salaçar en que le pone en grauísimo escrúpulo el que no las aia en esta ziudad,representando graues ynconuenientes'49. Este proceso, que tiene una dimensión regional, va aculminar en Córdoba con el éxito de la campaña del Padre Posadas, que lleva al cierra de la Casa delas Comedias en 1694. Este éxito se tuvo en su tiempo como milagroso, y a mí no deja decausarme cierta sorpresa50.

Sin duda el poder de persuasión del predicador y los argumentos, por otra parte nada novedosos,que esgrimía jugaron su parte en la orden de clausura acordada por el Cabildo Civil el 11 de octubrede 169451. Pero el Padre Posadas actuaba, quizá sin saberlo, sobre un terreno ya abonado porfactores ajenos a los que a él le motivaban. Entre ellos hay que enumerar la prolongada crisis quesufriera el negocio teatral debida a la larga e intermitente peste que hizo sentir su azote de 1676 a168252; la creciente complejidad de los montajes teatrales que hacían más costosas las

4 8 Sevilla experimenta este cambio de atmósfera a finales de la década de los años 70 con lasintervenciones anti-teatrales del predicador jesuíta Tirso González, más tarde General de la Orden, delArzobispo Spínola y de don Miguel de Manara: ver Antonio Domínguez Ortiz, Historia de Sevilla: laSevilla del siglo XVII, 2* ed. (Sevilla: Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1984), págs. 204-209;Jean Sentaurens, Séville et le Théâtre, vol. H, págs. 987-1000. .4 9 AMC: AC, 20.6.1690. Sería interesante localizar esta carta del Cardenal S alazar que es posible seconserve entre los fondos documentales del Archivo de la Catedral de Córdoba.5 0 El hagiógrafo del Padre Posadas denomina su 'triunfo' como 'un milagro': ver Fr. Pedro de Alcalá, Vidadel V. Siervo de Dios el MJU*. Presentado Fr. Francisco de Posadas... (Córdoba: Acisclo Cortés deRibero Prieto, 1728) pág. 210. La intervención del Padre Posadas se describe con cierto detalle en loscapítulos 49 y 50 de esta obra. Esta parte de la biografía del Padre Posadas se publicó también porseparado con el título Destierro de las comedias de la Ciudad de Córdoba en 1694... (Córdoba: Luis deRamos y Coria, 1814).51 En junio de 1694 se mandan interrumpir las representaciones de la compañía de Juan Ruiz dando comojustificación los contratiempos militares de Cataluña y el excesivo calor (contrato de arrendamiento1694-97, Liv., Sec. 51, Ser. 6* doc. 4). El 6 de octubre el arrendador Francisco Vázquez pide licencia a laCiudad para traer a Córdoba la compañía de Francisco de León. Para decidir sobre ello se convocaCabildo General que se reúne dos días más tarde. Durante esta reunión se recibe la visita del Padre Posadasquien propuso 'diferentes raçones conbenientes a escusar el vso de las comedias por ser muy perniciosaspara la república'. El Padre Posadas sale del Cabildo y a continuación se discute la petición delarrendador, acordándose 'que la conpañía que está en Alcalá ni otra alguna se traiga'. Seguidamente semanda convocar nuevo Cabildo General para considerar lo expresado por el Padre Posadas, el cual deberáser antes visitado con el ruego de que mande su proposición por escrito. El Cabildo se reúne el lunes 11de octubre y en él se persona de nuevo el Padre Posadas, quien tras leer su proposición en forma de bienelaborado discurso sale de la sala. Es ahora cuando la Ciudad acuerda 'prohiuii absolutamente el vso yexercicio de las Comedias en esta ziudad y que ni aora ni en adelante se permitan'. La manera como sedesarollan estos hechos sugiere que la Ciudad estaba ya preparada a dejarse convencer por la oratoria delpredicador (AMC: AC, 6, 8 y 11.10.1694).5 2 En noviembre de 1682 declara el arrendador Andrés de Morales Chirinos que hace más 'de tres años queno e traído a esta ciudad compañía para que se represente por causa de la peste'. Aunque el contagio sehabía declarado oficialmente terminado en Córdoba el 25.7.1682, el arrendamiento que entonces corríallegaría a su fin en septiembre de 1683 sin que Morales consiguiera obtener licencia de la Ciudad paratraer compañía. La Casa de las Comedias no se arrienda entre 1683-89. De esta manera la interrupción quela peste causa parece haberse iniciado a finales de 1679, continuándose después por otros motivos hastafinales de 1689: largo período de diez años en el que cesa en Córdoba la actividad teatral (AMC: AC,

LA CASA DE COMEDIAS DE CÓRDOBA 39

representaciones y causaban desperfectos en la fábrica de la Casa53; y -quizá sobre todo- el eficazCorregimiento de don Francisco Ronquillo54 quien, preocupado con promocionar la industriacordobesa y resolver el problema del abasto, había sembrado en la ciudad ideas de progreso que malse avenían con una actividad que algunos consideraban propia de gente ociosa y que tenía comosede un capaz edificio tentadoramente emplazado en zona muy cercana a la del tráfico mercantil.Los planes de convertir la Casa de las Comedias en Lonja, que afloran en 1695 de forma muyconcreta, podrían haberse originado en época anterior a la de las prédicas del Padre Posadas,proporcionando en su momento motivación al Cabildo para desterrar el teatro de Córdoba bajo capade religión, pero en realidad por conveniencias económico-culturales más complejas55.

El acuerdo de clausura encuentra oposición por parte de tres personas: el arrendador, cuyoarrendamiento quedaba estrangulado con las consiguientes pérdidas económicas; el Licenciado donFrancisco del Castillo y Heredia, sacerdote de la Parroquia de San Pedro, cuya capellanía estabafundada sobre los emolumentos de la vara de Alguacil mayor de la Casa de las Comedias; y donFemando de Ángulo y Cárcamo, miembro del Cabildo municipal, quien considerando, entre otrosinconvenientes, que con el cese de las comedias cesaba también la limosna de dos ducados por cadadía de representación que venía recibiendo la Casa Cuna de San Jacinto56, declaraba que él 'nunca asido ni lo es de dictamen de que se embarace la representación', a no ser que los diversosmenoscabos que con ello se causan sean resarcidos por los 'caballeros particulares que se oponen' aque haya teatro. En una primera carta real, emanada de la Cnancillería de Granada a la que habíanrecurrido el arrendador y el capellán citados, se afirma por boca del Rey que para la clausura delteatro 'no auía hauido prohibición ni expreso mandato nuestro y sólo era el motivo algunos fines

21.7.1682; 16.11.1682). Es con todo posible que hubiera un corto período de representaciones enmayo-junio de 1681 a cargo de la compañía de Carlos Vallejo: ver R. Aguilar Priego, 'Aportacionesdocumentales...', BRAC, 84 (1962), 308. La Real Orden para que debido a la peste 'se euitasen comediaspública y secretamente' se publica en Córdoba el 28.7.1681, aunque es claro que en esta ciudad se lashabía prohibido ya a nivel local, posiblemente con carácter intermitente, con anterioridad a la decisiónde Madrid (AMC: AC, 28.7.1681; 6.7.1682).5 3 A finales de enero de 1691 el 'autor' Miguel de Castro dice necesitar más de 500 ducados para hacerposible la representación de El mérito es la corona de Agustín de S alazar y Torres, que por ser comedia delas llamadas de 'mutaciones' requiere que se amplíe el lugar de la representación para dar cabida al mayoraparato escénico. En enero de 1693 la compañía de Miguel Ángel representa otra comedia 'demutaciones', cuyo título no se ha conservado y cuya puesta en escena ocasiona daños en el entresuelo delvestuario alto, en el que más tarde se tienen que gastar 800 reales de reparos (AMC: AC, 21.1.1691;14.1.1693; 27.4.1693; Inv., Sec. 5 \ Ser. 6«, doc. 7).5 4 J. Aranda Doncel, Historia de Córdoba, págs. 65, 87, 138-39. 191; A. Domínguez Ortiz, 'Economía ySociedad ...', págs. 18-19.5 5 En noviembre de 1695 se indica en reunión de Cabildo 'quán preciso e ynescusable es el que aya Lonxaen esta ziudad' para facilitar el abastecimiento. Cuando durante esta misma reunión se acuerda convertiren Lonja el edificio de la Casa de las Comedias se dice ser ésta muy a propósito para tal fin por su'fortalece, capacidad y seguridad y estar en el sitio más público y ynmediata a el de adu[a]na y posadas enque tienen más ynmediata conbeniencia los trajinantes' (AMC: AC, 22.11.1695).5 6 Estos ducados son el único lazo entre hospitales y representaciones que existió en el teatro cordobésdel siglo XVII. En 1606 el Hermano Pedro del Castillo consigue cédula real en Madrid para que cadapersona que asista al teatro en Córdoba pague 4 maravedíes de más en beneficio del hospital que éladministra. La Ciudad opone resistencia, pero termina por aceptar el peligroso incremento en el preciode la entrada mediante concierto con Castillo por el que éste se contenta con recibir dos ducados por cadadía de representación (AMC: AC, 18.8.1606; 21.8.1606; 2.10.1606; 11.7.1607; Inv., Sec. 17\ Ser. I1,doc. 6). El pago de los dos ducados queda a cargo del arrendador, apareciendo desde entonces comocondición de arriendo en todos los contratos que se nos han conservado.

40 ÁNGEL MARÍA GARCÍA GÓMEZ Criticón, 50,1990

particulares de diferentes Capitulares*. Ante esta oposición la Ciudad eleva el asunto a Madrid,tramitando de manera simultánea tanto la aprobación real para el cierre de la Casa de las Comediascomo la habilitación del edificio para servir de Lonja. Para ambos propósitos se cuenta con elconsejo y apoyo del ex-Corregidor don Francisco Ronquillo que a la sazón residía en Madrid57. Simi análisis va bien encaminado, y por ahora sólo puedo ofrecer una opinión provisional, el tristecierre de la Casa de las Comedias no tendría como explicación única y señera las prédicas del PadrePosadas, las cuales, a su vez, tampoco podemos insertar en un homogéneo esquema de inveteradaoposición a las comedias por parte del estamento eclesial cordobés.

La Casa de las Comedias, en cuanto parte de los bienes de propios, era una posesión más allado de dehesas, cortijos, tabernas, mesón del Aceite o tendejones de madera58. Pero dada lanaturaleza de su actividad, y el momento histórico concreto en que ésta tiene lugar, el recintoteatral se convirtió en superficie bruñida en la que Córdoba refractaba su propia y complejaimagen. En el corto espacio a mi disposición sólo he podido prestar atención, aunque somera, atres de estos reverberos: el económico, el social y el religioso. En realidad la vida cordobesa y elcauce por donde esa vida fluía, irrumpía sobre el ser y el devenir de la Casa de las Comedias demanera más rica y variada, más compleja y contradictoria, proporcionando en su contacto un puntofocal en el que se insertan y adquieren definición un conjunto abigarrado de ideas, hechos yactitudes: ideas acerca de la naturaleza y función de los edificios públicos; conceptos sobre losentretenimientos y su posible uso como instrumento de control social; ambigüedades vitales acercade la licitud o pecaminosidad del espectáculo teatral; el paso terrible de las epidemias; el lutooficial por la muerte de personajes reales tan prolongado a veces que, como ocurrió en 1651,provoca el hundimiento del edificio por falta de uso; las guerras que al causar desánimo en lapoblación y reducir sus cotas demográficas repercuten en la afluencia de público; el feroz incendiode 1671 que se ceba en el testero del escenario y en los vestuarios; el malestar social de finales desiglo que retarda la reanudación de las representaciones- interrumpidas por la peste -ante el temorde dejar la ciudad sin la debida vigilancia mientras que la Justicia asiste al espectáculo; el clima quecon sus temporales amenaza la integridad de los tejados, o con sus excesivos calores obliga acancelar las funciones; la misma cambiante personalidad de los Corregidores, quienes con susentusiasmos o prejuicios podían influir de manera inesperada e incluso voluntariosa en el progresoo embarazo de la actividad teatral.

A la entrada del Globe Théâtre del viejo Londres se podía leer la siguiente inscripción, sacada alparecer del Policraticus de Juan de Salisbury: 'Totus mundus agit histrionerri. Fue este encuentrode teatralidad y de vida el que dejó su huella en el devenir de la Casa de las Comedias de Córdoba.

57 AMC: Inv., Sec. 17*. Ser. I1, doc. 5; AC: 26.10.1695; 7.12.1695. Hoy anda extraviada unaimportante carta final enviada por Ronquillo desde Madrid el 20 de diciembre de 1695 en que trataba de lasuspensión de las representaciones teatrales destinándose la Casa para establecimiento de una lonjapublica" (AMC: Inv., Sec. 51, Ser. 6', doc. 8). La localizarían de esta carta arrojaría, sin duda, más luzsobre el asunto.5 8 En 1603 se discute la Casa de las Comedias conjuntamente con los tendejones para vender pescado, yen 1682 vuelve a ocurrir algo parecido con el mesón del Aceite (AMC: AC, 31.1.1603; 12.8.1682).Sobre los bienes de propios contamos con el interesante artículo del Profesor Manuel de Bernardo Ares,'Presión fiscal y bienes de propios a principios del siglo XVII1, Axerquía, Revista de EstudiosCordobeses, n.° 2 (junio 1981), 131-142.