carta previsora bilbaína

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Félix Sánchez Paredes 606 63 24 67 Asunto: Impresiones sobre sus propuestas de trabajo para la red comercial... PREVISORA BILBAINA, SEGUROS, S.A Alameda Mazarredo, Nº 73 48009 (Bilbao) A/A a quien corresponda Córdoba, a 15 de julio de 2015 Muy Sres. míos; Sirva la presente para hacerles llegar mis impresiones sobre una última perversa experiencia profesional sufrida, la cual ha tenido un breve contacto con su organización. Más concretamente con la delegación que ustedes tienen ubicada en la Plaza de Colón, nº 18, C.P. 14001, en Córdoba capital. Ni siquiera fui el impulsor de que mi currículum vítae participara en un proceso de selección de auxiliar comercial externo para el que, la indicada delegación, una buena mañana contacta conmigo y me cita para una entrevista personal. Vaya por delante, que el motivo de que el director de esta oficina poseyera mi CV, tuvo que ver con el repaso que algún miembro de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) le hizo de mi documento. Aquel que yo entrego con buena fe a la asociación para aspirar a un puesto de trabajo en su seno interno. Este hecho ya carece de cualquier permiso moral corriente. Incluso permiso legal, ya que conocimiento tenga uno, la citada asociación no dispone de la autorización expedida por el Servicio Público de Empleo Estatal para realizar actividades de intermediación laboral. Incluso, para poder casar ofertas y demandas de empleo utilizando exclusivamente medios electrónicos, hay que disponer de esos medios, y de otra autorización auxiliar. Se conoce como DECLARACIÓN RESPONSABLE PARA LA ACTUACIÓN DE AGENCIAS DE COLOCACIÓN, la cual se presenta ante la administración autonómica que corresponda. Sin embargo, el permiso mancillado es el de carácter individual, al no saber a qué tipo de oferta de trabajo se estaba uno enfrentando. Ningún tipo de información por parte de AFAMMER. Ni un solo aviso de lo que habían hecho para estar preparado. Deberían habérmelo comunicado. No obstante, la actual situación laboral que estamos sufriendo aquellas personas que no nos conoce nadie, y por tanto, no entramos en las redes clientelares y nepóticas de favoritismos que caracterizan la organización social de nuestra querida nación, me hizo considerar interesante el presentarme a dicha entrevista. Si alguien había considerado oportuno repasar mi CV, podría ser porque me consideraran preparado y capacitado para desempeñar algún puesto de trabajo. Porque a uno no le sobra el empleo, y un empleo es lo que se merece cualquier individuo, cuando además uno ha intentado formarse constantemente de una forma modesta desde el punto de vista de su poder adquisitivo. La primera sorpresa le invadió al distinguido y refinado director con el que me entrevisté. La segunda sorpresa me invadió a mí. Un contrato mercantil como proposición de trabajo en la que el cumplimiento de objetivos son los que definen la retribución. La consternación no solo me llega porque este método de contratación y establecimiento de relaciones comerciales encubran y disfracen una relación laboral. Sino porque me hubieran elegido a mí para esa función. Una cosa es que la Ley 26/2006, de 17 de julio, de mediación de seguros y reaseguros privados, en su artículo 8 prevea que los mediadores de seguros puedan celebrar contratos mercantiles con auxiliares

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Page 1: Carta previsora bilbaína

Félix Sánchez Paredes 606 63 24 67 Asunto: Impresiones sobre sus propuestas de trabajo para la red comercial...

PREVISORA BILBAINA, SEGUROS, S.A Alameda Mazarredo, Nº 73

48009 (Bilbao) A/A a quien corresponda

Córdoba, a 15 de julio de 2015

Muy Sres. míos;

Sirva la presente para hacerles llegar mis impresiones sobre una última perversa experiencia profesional sufrida, la cual ha tenido un breve contacto con su organización. Más concretamente con la delegación que ustedes tienen ubicada en la Plaza de Colón, nº 18, C.P. 14001, en Córdoba capital.

Ni siquiera fui el impulsor de que mi currículum vítae participara en un proceso de selección de auxiliar comercial externo para el que, la indicada delegación, una buena mañana contacta conmigo y me cita para una entrevista personal. Vaya por delante, que el motivo de que el director de esta oficina poseyera mi CV, tuvo que ver con el repaso que algún miembro de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) le hizo de mi documento. Aquel que yo entrego con buena fe a la asociación para aspirar a un puesto de trabajo en su seno interno. Este hecho ya carece de cualquier permiso moral corriente. Incluso permiso legal, ya que conocimiento tenga uno, la citada asociación no dispone de la autorización expedida por el Servicio Público de Empleo Estatal para realizar actividades de intermediación laboral. Incluso, para poder casar ofertas y demandas de empleo utilizando exclusivamente medios electrónicos, hay que disponer de esos medios, y de otra autorización auxiliar. Se conoce como DECLARACIÓN RESPONSABLE PARA LA ACTUACIÓN DE AGENCIAS DE COLOCACIÓN, la cual se presenta ante la administración autonómica que corresponda. Sin embargo, el permiso mancillado es el de carácter individual, al no saber a qué tipo de oferta de trabajo se estaba uno enfrentando. Ningún tipo de información por parte de AFAMMER. Ni un solo aviso de lo que habían hecho para estar preparado. Deberían habérmelo comunicado.

No obstante, la actual situación laboral que estamos sufriendo aquellas personas que no nos conoce nadie, y por tanto, no entramos en las redes clientelares y nepóticas de favoritismos que caracterizan la organización social de nuestra querida nación, me hizo considerar interesante el presentarme a dicha entrevista. Si alguien había considerado oportuno repasar mi CV, podría ser porque me consideraran preparado y capacitado para desempeñar algún puesto de trabajo. Porque a uno no le sobra el empleo, y un empleo es lo que se merece cualquier individuo, cuando además uno ha intentado formarse constantemente de una forma modesta desde el punto de vista de su poder adquisitivo.

La primera sorpresa le invadió al distinguido y refinado director con el que me entrevisté. La segunda sorpresa me invadió a mí. Un contrato mercantil como proposición de trabajo en la que el cumplimiento de objetivos son los que definen la retribución. La consternación no solo me llega porque este método de contratación y establecimiento de relaciones comerciales encubran y disfracen una relación laboral. Sino porque me hubieran elegido a mí para esa función.

Una cosa es que la Ley 26/2006, de 17 de julio, de mediación de seguros y reaseguros privados, en su artículo 8 prevea que los mediadores de seguros puedan celebrar contratos mercantiles con auxiliares

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externos que colaboren con ellos en la distribución de productos de seguros actuando por cuenta de dichos mediadores, y otra cosa es que eso se le presente a un candidato como un trabajo, cuando dicha relación eminentemente comercial precisa de profesionales decididos y dedicados al sector, y no de aspirantes a un empleo a los que le cuelan y le imponen el contrato mercantil. Hay un matiz muy pequeño difícil de demostrar: el de la imposición. Y demostrar es: que cuando se pretende formalizar un vínculo contractual de carácter mercantil bajo un sistema de organización del trabajo en el que a todas luces se ocupa un puesto de trabajo con obligaciones, normas y órdenes, se está cometiendo un fraude laboral. Pero las compañías aseguradoras, expertas en externalizar costes a benditos candidatos a tener un empleo, se sienten amparadas por el artículo 8, por algún otro de la misma regulación, y por alguno más en la Ley 50/1980, de 8 de octubre, de Contrato de Seguro (Vigente hasta el 23 de Julio de 2015) Mediante esta práctica, casi de prestidigitación, se ofrece un trabajo a una persona a la que no le ilustran convenientemente del alcance de la figura del auxiliar externo, confundiendo y embrollando la actuación, mezclando el concepto laboral y profesional de manera intencionada.

El único fin es el de tener mano de obra realizando actividades de gestión comercial a coste 0. ¡Viva el just in time! Aunque este sistema de organización del trabajo japonés, no suponía toda una filosofía para generar trabajo basura, precario e indigno. Más bien todo lo contrario.

En ningún caso, estoy en contra de que la productividad de un empleado o empleada se refleje con un sistema de retribución que en parte determine el salario por una composición variable, calculada en función de baremos u objetivos cumplidos. No es nada malo en absoluto. Creo en ello, y todo apunta a que sea una de las características de ese famoso nuevo modelo productivo que estamos intentando encontrar. Con lo que no comulgo es con que se diseñe un puesto de trabajo a comisión pero manteniendo la sartén por el mango. Sin garantías. Completamente leonino como muchos de sus empleados piensan igualmente. Lo que no puede ser es que el auxiliar externo acabe siendo un falso autónomo, sin independencia y sin poder establecer cláusulas en el contrato sobre los servicios y funciones que está firmando prestar bajo la dirección, responsabilidad y régimen de capacidad financiera del mediador de seguros. Ustedes saben que esto no es así. Una relación contractual despótica e injusta.

He de decir que la intención y el arduo esfuerzo demostrado por el director y la responsable comercial fue de alabar. Es cierto que pretendieron pintar la ampliación de la red comercial desde un punto de vista más avanzado y responsable. Donde el cinismo no fuera la base de la venta. Donde la orientación al cliente prevaleciera sobre la orientación al producto. Donde evitar la rotación de comerciales imberbes fuera un síntoma de eficacia y eficiencia. Donde diferenciarse de la competencia por el capital humano fuera determinante y reconocido por los potenciales clientes. Donde la preparación del personal fuera un acicate de prosperidad y rentabilidad empresarial. ¡Ja, ja!, pues al final sucedió que todo fue más de lo mismo. Toda esta argumentación me hizo tomar la decisión de que posiblemente no sería el mismo tipo de trabajo precario que el ofrecido por la inmensa mayoría de canales de distribución relacionados con productos financieros, de suministro o de aseguramiento. Por eso continué.

Y continué hasta el día de hoy. Harto de no recibir información sobre la verdadera forma de trabajo. A pesar de que día a día, se fueron haciendo las preguntas pertinentes sobre la relación contractual que se iba a firmar. Se nos entregó un contrato mercantil tipo, ya que estuvimos un grupo de 3 personas sufriendo todo este proceso. Iniciamos un proceso denominado de formación, al cual le sobran síntomas de deficiencia.

Durante el famoso proceso de formación me he encontrado con que todo ese déficit de información se iba manifestando poco a poco en la verdadera práctica indecente de proposición de trabajo. Sin conocimiento cierto de la tarificación. Sin simulaciones del cálculo de las primas. Sin racionalización de la demarcación y zonas de prospección, puesto que esta es la carta escondida de la baraja: la externalización al máximo de gastos y costes hacia el auxiliar externo.

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Tras crear un plan de trabajo completamente soterrado en el que me incluyeron, el día 14 de julio de 2015 me tocaría acompañar a una de las consultoras de la oficina. Ya el día de antes me puso sobre aviso: ¡necesitaremos tu coche para hacer las visitas!. ¿Cómo? ¿Para el trabajo que esa consultora debe hacer tiene que poner un candidato su vehículo durante el artificio de proceso de formación? Pero, ¿qué broma es esta?

Entonces, la consultora no dispone de vehículo para ir, y es imprescindible para el desplazamiento hasta la residencia de los clientes. Si yo no estuviera en el proceso de formación, ¿cómo cipote hubieran realizado la visita? ¿O es que se aprovecha de manera recurrente a los auxiliares comerciales que constantemente están buscando para colocar desplazamiento sin costes de infraestructura? La racionalización de la búsqueda de clientes no puede estar soportada por la asunción de gastos por parte de individuos que están en fase de formación, bajo advertencia de que si no fuera así, no está cumpliendo ni con el perfil ni con las directrices. Vaya desfachatez y desvergüenza.

Quizá poca gente esté preparada para vender seguros, y yo sea una de ellas _no doy el perfil como supondría el director_, pero abusar y aprovecharse de los demás está al alcance de todo el mundo. La diferencia es que una parte nada despreciable, por suerte, no cae en la tentativa de servirse de los demás. El gasto específico de combustible que yo hubiera tenido que asumir sin estar generando rendimiento para mí, no es especialmente importante, sino las formas y conductas por las que se organizan así las cosas. No es aceptable que tenga que asumir una obligación en la gestión operativa de la oficina, por el simple hecho de que me encuentre en un proceso de formación. ¿A quién se le ha ocurrido que esto tenga algún tipo de verosimilitud?

Si puedo sentirme una persona preparada, lo soy no por lo que haya estudiado o no, sino porque me considero con una mínima base para no convencerme a la primera de cualquier chanza que un charlatán venga a contarte. Por tanto, es incongruente realizar estas proposiciones indignas de trabajo a personas que como mínimo hemos adquirido cierta visión crítica de cómo son y deben ser las situaciones a las que uno se enfrenta. Donde la capacidad de interpretación de la realidad tiene mucho que ver con ese nivel cultural suficiente adquirido gracias a la formación académica y especializada recibida. Aunque el peso específico real de todo esto, es la educación recibida por unos padres que nunca han querido aprovecharse de nada ni de nadie para ganarse la vida un poco mejor que los demás.

Si ustedes pretenden presentarse al mercado siendo una compañía que dispone de productos encauzados a limar las diferencias sociales existentes, como por ejemplo: 1.- el acceso a la medicina privada en condiciones exclusivas y, 2.- la protección bien ajustada según el alto riesgo de aquellas familias que solo dependen de uno o dos sueldos para garantizar el mismo nivel de vida a pesar de un siniestro; tengo que apuntillar lo siguiente:

1. Con el tipo de relación contractual que ustedes presentan, están provocando que ustedes mismos sean los que a mí me excluyan de algunas garantías que prestan con sus productos. Es decir, vender seguros para su compañía, me hace estar fuera de sus propios seguros.

2. No hay mayor desigualdad social que la de tener un trabajo sin garantías legales mínimas.

3. Si mi entorno es consciente de las condiciones profesionales que ustedes proponen, automáticamente rechazarían cualquier tipo de presupuesto o propuesta de seguro que le hubiera mostrado de su compañía. Le hubieran puesto una cruz, pero de esas en la que sus líneas se atraviesan perpendicularmente.

4. Me han faltado el respeto, y han subestimado el intelecto que cada cual posee. Si alguien ha considerado que puedo realizar ese trabajo, pero con las condiciones desmesuradas ya comentadas,

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en el fondo me están considerando como un desgraciado que se tiene que agarrar a cualquier cosa para tener un trabajo. Y así será en mi casa, no en la suya.

5. La reputación de una compañía de seguros que ofrece trabajo basura debe quedar resentida en sus cuentas de explotación, porque la gestión ética y socialmente responsable de una empresa tiene que ver más con estos escenarios que con la cantidad de acciones sociales en las que participen o las que promocionen. Eso no es Responsabilidad social empresarial, lo anterior es parte, y no todo tampoco.

6. Las compañías aseguradoras tienen bien ganado todos los apelativos despectivos que se pudieran recolectar de una muestra mundana que se hiciera por la calle, y si no fuera tan prosaica supongo que los resultados serían todavía peores. Yo acudí a su proceso de formación reconociendo que tenía solo la visión prejuiciosa de cliente o potencial cliente, sin embargo he transformado ese prejuicio en una evidencia. Y esto ya sí que les debe situar en una posición vigilante de auténtica atención. No es la primera vez que he vivido esta situación. Desafortunadamente, mi pareja y algún que otro pariente ha tenido que sufrir prácticas de trabajo obscenas como esta.

7. La siguiente ocasión en la que alguien de mi familia o mi entorno sopese la contratación de un seguro, o el cambio de compañía, estoy SEGURO que le recomendaré que evite contratarlo con Previsora Bilbaína. En mi caso ya está decidido, claro. Toda empresa que practique formas irregulares en todos o algunos de los ámbitos laboral, legal, profesional, comercial o financiero, debería tener su repercusión réproba en su masa de clientes.

8. La renuncia a la gestión de la calidad de las compañías aseguradas es ya casi maldita. Y hoy en día es inconcebible poder prestar servicios ad hoc de los objetivos de ventas, saltándose lo que el cliente realmente quiere y necesita.

9. Detectar infraseguros o sobreseguros es uno de sus argumentos comerciales, y el soporte administrativo evitaría que así se produjera. Cuando todos sabemos que inflar o desinflar las coberturas para pervertir la necesidad real del cliente tiene su origen en relaciones laborales o mercantiles infracontractuales. ¿Por qué ustedes continúan entonces con una vinculación infracontractual con el auxiliar comercial? No tendrá esto que ver con sus estupendos datos de rentabilidad y solvencia.

10. Ustedes me han estado engañando durante casi una semana ocultándome información, por tanto en su oficina no se merecía nadie que perdiera un solo minuto discutiendo todo esto. Por eso he preferido hacérselo llegar por escrito, si es que tienen un mínimo de sensibilidad y buen juicio para leerlo. No pretendo que cambien, sino que no tomen por gilipollas a la gente.

Atentamente,

Félix Sánchez.