carta del pÁrroco tercer domingo de pascua
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CARTA Y REFLEXIÓN DEL PÁRROCOTRANSCRIPT
EDICIÓN 292 DOMINGO 14 DE ABRIL 2013
Tercer domingo de pascua
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»… Sígueme
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-32.40-41
Durante la persecución, cuando los Apóstoles fueron llevados al Sanedrín, el
sumo sacerdote los interrogó y les dijo: « ¿No les habíamos prohibido
terminantemente enseñar en nombre de Jesús? En cambio, ustedes han llenado
Jerusalén con sus enseñanzas y así quieren hacernos responsables de la muerte
de ese hombre».
Pedro y los demás Apóstoles respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que
a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes
mataron colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y
salvador, para otorgarle a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de estos hechos y también el Espíritu Santo, que Dios da
a los que le obedecen».
Después de hacerlos azotar, les prohibieron a los Apóstoles hablar en nombre de
Jesús y los soltaron. Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín gozosos
de haber sido considerados dignos de aquel ultraje por el nombre de Jesús.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial 30(29)
R/ “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”
Señor Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste. Señor, sacaste mi vida del abismo, me
hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/
Canten para el Señor, fieles suyos, den gracias a su nombre santo; su cólera
dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la
mañana, el júbilo. R/
Cambiaste mi luto en danzas. y me has vestido de fiesta. Te cantara mi alma sin
callarse. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 5,11-14
Yo, Juan, durante la visión oí la voz de una multitud de ángeles que estaban
alrededor del trono, de los cuatro seres vivientes y de los veinticuatro ancianos. Su
número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente: «Digno es
el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el
honor, la gloria y la alabanza». También oí a todas las criaturas que están en el
cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar que decían: «Al que está sentado en el
trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder por todos los siglos». Y los
cuatro seres vivientes respondían: «Amén». Y los ancianos cayeron de rodillas en
actitud de adoración.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según san Juan 21,1-19
Después de resucitar, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas
del mar de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón
Pedro, Tomás, apodado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los
Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a
pescar». Ellos contestan: «También nosotros vamos contigo».
Fueron pues y subieron a la barca; pero aquella noche no pescaron nada.
Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los
discípulos no sabían que era Jesús. Entonces Jesús les dijo: «Muchachos,
¿tienen algo pescado?» Ellos contestaron: «No». Él les dijo: «Echen la red a
la derecha de la barca y encontrarán». La echaron, y no tenían fuerzas para
sacarla, por la abundancia de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto
quería le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro,
que estaba desnudo, se ató la túnica y se tiró al agua. Los otros discípulos
fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a
unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra, vieron unas brasas con un
pescado puesto encima y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos peces de los
que acaban de pescar». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la
orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran
tantos, no se rompió la red.
Jesús les dijo: «Vengan a comer». Y ninguno de los discípulos se atrevía a
preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acercó,
tomó el pan y se lo dio, y lo mismo hizo con el pescado. Ésta fue la tercera
vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los
muertos. Después de comer, dijo Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de
Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te
quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le
contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis
ovejas».
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se
entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le
contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas.
Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías;
pero, cuando seas viejo, extenderás las manos otro te ceñirá y te llevará
adonde no quieras». Esto lo dijo aludiendo a la muerte con que iba a
glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
Palabra del Señor.
Reflexión
¿Me amas? … Sígueme.
En este domingo el Evangelio de Juan nos presenta un relato del encuentro de
Jesús resucitado con siete de sus discípulos a orillas del mar de Tiberíades y en
este Evangelio son tan importantes las palabras como los gestos. Se acerca la
noche y los discípulos salen a pescar. No están los Doce. El grupo se ha dividido
después de la crucifixión de su Maestro. Están de nuevo con las barcas y las
redes que habían dejado para seguir a Jesús, como si hubieran olvidado la
llamada y la misión. Todo ha terminado para ellos, de nuevo están solos, sus
redes están vacías, y la pesca resulta un fracaso completo, no tienen ni para
comer.
Mientras los discípulos pasan por todo esto, Jesús camina por la orilla del lago,
como en otro tiempo. Invita a los muchachos a echar de nuevo las redes, como en
otro tiempo, y los discípulos les cuesta reconocer su presencia. Juan, es el
primero que lo reconoce y por eso dice “¡Es el Señor!”. Ahora descubren que no
están solos. Todo puede empezar de nuevo. Todo puede ser diferente y van a su
encuentro. Jesús repite los signos y la palabra de otro tiempo, para enseñarles
que es ÉL y no un fantasma quien les habla.
Luego de comer con sus discípulos, Jesús toma a parte a Pedro y le hace en tres
ocasiones la misma pregunta “Simón, hijo de Juan, ¿me amas? A lo que Pedro
con humildad y sencillez responde “tú lo sabes todo, tu sabes que te quiero”
Esta pregunta que el Resucitado dirige a Pedro nos recuerda a todos los que nos decimos creyentes que la vitalidad de la fe no es un asunto de comprensión intelectual, sino de amor a Jesucristo. El que no ama, no puede «entender» la fe cristiana, porque La fe es «una experiencia de amor». Por eso, creer en Jesucristo es mucho más que «aceptar verdades» acerca de él. Creemos realmente cuando experimentamos que Él se va convirtiendo en el centro de nuestro pensar, nuestro querer y todo nuestro vivir. Después de esta tripe declaración de amor, Jesús le dice a Pedro “Sígueme”
Con esa invitación había llamado a los discípulos. Esa palabra se había convertido
en la clave del discipulado. Y ahora Jesús la dirige a los que parecen haber
olvidado la llamada, “Sígueme”. Esa es la palabra que Jesús resucitado dirige
hoy a su Iglesia, para que abandone todo lo que la ata y encuentre el camino de la
libertad. “Sígueme” es la palabra que dirige a cada uno de los cristianos. A los
que se consideran fieles a la llamada y a los que, alguna vez, se han
escandalizado, han titubeado y han pensado abandonar el camino de la fe. Me
amas… Sígueme.
Para reflexionar en el año de la fe ¡Dejémonos iluminar por la Resurrección de Cristo, dejémonos transformar por su fuerza, para que, también a través de nosotros, en el mundo los signos de muerte dejen lugar a los signos de la vida!
Santo padre Francisco ¿Qué es la visita misionera?
La visita misionera es diferente a una visita de contacto o de información; Se llama misionera, porque es para llevar el mensaje de Jesucristo. Por eso es una acción evangelizadora que se prolonga durante todo el año, y se debe hacer a la manera de Jesús, que muestre el amor de Dios Padre, que centre su atención en la persona; debe ser una visita cargada de salvación, nunca para rechazar, discutir o condenar. Siempre para sembrar la esperanza, dar consuelo, fortalecer el ánimo, invitar a una nueva vida, despertar la Confianza en Dios y el amor a su Iglesia. ¿Quieres ser misionero? Vincúlate.
LITURGIA DE LA SEMANA
FECHA SANTO LECTURAS
Lunes 15 San Pedro González Telmo. Hch 6, 8-15 / Sal 119(11 8) / Jn 6, 22-29
Martes 16 Santa Bernardita Soubirous Hch 7, 51-8, 1a. / Sal 31(30 )/ Jn 6, 30-35
Miércoles 17 Beata Catalina Tekakwitha Hch 8, 1b-8 / Sal 66 (65) / Jn 6, 35-40
Jueves 18 San Galdino Hch 8, 26-40 / Sal 66 (65) / Jn 6, 44-51
Viernes 19 Santa Ema Hch 9, 1-20 /Sal 117 (116) / Jn 6, 52-59
Sábado 20 Santa Inés de Montepulciano Hch 9, 31-42 / Sal 11 (115) / Jn 6, 60-69