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CARTA CESION DE DERECHOS En la Ciudad de México, D. F el día 28 de octubre del 2008, el que suscribe Rebeca Silva Roa
alumno del Programa de Maestría en Ciencias en Metodología de la Ciencia con número de
registro B051113, adscrito a CIECAS, manifiesta que es autor intelectual del presente trabajo de
Tesis bajo la dirección de M..en C. Esperanza Verduzco Ríos y Dr. Humberto Monteón
González, cede los derechos del trabajo intitulado “EULALIA GUZMÁN BARRÓN:
PERSPECTIVAS NO EUROCÉNTRICAS PARA LA INTERPRETACIÓN DEL MUNDO
PRESHIPÁNICO”, al Instituto Politécnico Nacional para su difusión, con fines académicos y
de investigación.
Los usuarios de la información no deben reproducir el contenido textual, gráficas o datos del
trabajo sin el permiso expreso del autor y/o director del trabajo. Este puede ser obtenido
escribiendo a la siguiente dirección [email protected] . Si el permiso se otorga, el usuario
deberá dar el agradecimiento correspondiente y citar la fuente del mismo.
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I N D I C E .
Pág.
Resumen 4 Abstract 4 Glosario 5 INTRODUCCIÓN 6 CAPÍTULO I DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO. 14 1.1 Coleccionismo y anticuarismo. 14 1.2 Historiografía, etnografía, antropología en el desarrollo de la arqueología 20 1.3 Los problemas de método: evolución de la metodología arqueológica en el 25 siglo XX. Presupuestos teóricos de la praxis arqueológica en México. 1.4 Los arqueólogos mexicanos de la primera mitad del siglo XX. El método 35 histórico- cultural y la interdisciplinariedad de la arqueología. 1.5 Dos arqueólogas: Isabel Ramírez Castañeda y Eulalia Guzmán Barrón 55 CAPÍTULO 2 EULALIA GUZMÁN BARRÓN. 67 2.1 Circunstancia histórica: rechazo al positivismo. 67 2.2 La formación normalista. La necesidad de historiar a la patria. 70 2.3 El papel de los referentes simbólicos para el fortalecimiento de la 76 identidad nacional. 2.4 El papel de la arqueología en la construcción de la identidad nacional. 78
CAPÍTULO 3 LAS LIMITACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS DE LA
COSMOVISIÓN EUROCÉNTRICA SEÑALADAS POR EULALIA GUZMÁN BARRÓN EN SU OBRA HISTÓRICA Y ARQUEOLÓGICA. 82
3.1 Problemas teóricos de la cosmovisión eurocéntrica. La colonialidad del saber 82 3.2 Características del rechazo al paradigma eurocéntrico en los inicios de la 89 profesionalización de la arqueología en México. 3.3 El proceso metodológico de la investigación en la obra “Relaciones de 102 Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de Anahuac” de Eulalia Guzmán. Conclusiones 110 Bibliografía 114
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INDICE DE FIGURAS.
Pág.
Figura 1. Foto de la Eulalia Guzmán Barrón 59
Figura 2. Copia fotostática del Certificado del 1º año de normal. 60 Figura 3. Copia fotostática de la Constancia de Examen Profesional 61
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Resumen
En este escrito se analiza la obra historiográfica y arqueológica de Eulalia Guzmán; su
surgimiento e inserción en el campo de la arqueología e historia mexicana, sus
características teórico – metodológicas, su pretensión de superar la influencia de
perspectivas eurocéntricas con las que se interpreta al mundo prehispánico. Se discute
la perspectiva metodológica, y se expone el proceso de investigación que realizó Eulalia
Guzmán en su obra Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de
Anahuac.
Abstract
In this paper, we analize the historiographical and archeological work of Eulalia
Guzman; her beginning and pleacing in the archeology and Mexican History, its
theorical-methodological characteristics; her sense of overcoming the eurocentric
perspectives in which the prehispanic world is understood. This methodogical
perspective is presented in the research process that Eulalia Guzman worked in her
book Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la Invasión de Anahuac.
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G L O S A R I O .
• Teoría histórico-cultural. Interpreta a cada cultura en sus propios términos como producto de una secuencia única de desarrollo en la que no existe un modelo universal.
• Eurocentrismo. Paradigma europeo con que se construye la visión que estudia,
analiza e interpreta otras realidades no europeas.
• Excavación estratigráfica. Estudio de los estratos o capas de la tierra, supone
que los objetos colocados en la tierra fueron colocados en orden, por tanto los más antiguos quedan abajo y los más recientes en la superficie.
• Teoría de la evolución cultural. Sostiene que toda sociedad evoluciona desde el salvajismo y barbarie hasta la civilización.
• Metodología. Estudio de los métodos. • Paradigma. Conjunto de prácticas, normas y valores que definen una disciplina
científica durante un período.
• Cronología cultural. Periodización histórica de la organización: política, social, económica, tradición y pensamiento simbólico de los antiguos habitantes de una zona geográfica.
• Seriación cronológica. Ordenamiento del vestigio o restos de acuerdo a un
patrón de tiempo.
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I N T R O D U C C I Ó N
La historia de México prehispánico ha sido construida durante muchos años desde
perspectivas y presupuestos surgidos en el marco de la llamada “colonialidad del
saber”. (Quijano,1993:218), que da lugar a una interpretación de los acontecimientos de
nuestro pasado, bajo los parámetros surgidos y legitimados en otro “lugar epistémico”,
que se impusieron como la única racionalidad posible.
La realización de investigaciones historiográficas y arqueológicas con perspectivas no
eurocéntricas ha sido vista durante el siglo XX y cada vez con mayor fundamentación,
como una condición metodológicamente necesaria; y aunque con resultados todavía no
muy claros, se tienen ya estudios muy iluminadores en el ámbito de la caracterización
de esa visión del mundo heredada por el régimen colonial que no desaparece al
concluir la colonia sino sigue rigiendo el modo de pensar, los presupuestos, los anhelos,
aspiraciones; en general el modo de vida y en consecuencia el modo de investigar y
hacer ciencia en el mundo que fue colonia.
En la segunda mitad del siglo XX se empieza a generalizar el término “eurocentrismo”
para designar el paradigma europeo impuesto, heredado, asumido de manera casi
incuestionada por ser el presupuesto mismo: el “color del cristal con que se mira” lo
anterior a toda forma de acción y reflexión, lo que determina su modo, su práctica, su
validación y legitimación. Por esto la construcción de “otra” historia, de estudios e
investigaciones que entrañen la pretensión epistémica de alejarse del paradigma
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eurocéntrico para dar cuenta de lo hasta ahora “no visto”, de las “otras” realidades, de lo
no escrito ni entendido, de lo negado, por aparecer como incomprensible; ha
significado ya un esfuerzo teórico realizado desde la colonialidad y en muchos casos
desde la resistencia1
La obra de la maestra Eulalia Guzmán Barrón apunta de manera temprana esta
problemática cuando descubre lo estrecho de la pretensión de “universalización”
(Lander, 2000:19) de las categorías eurocéntricas.
El problema aquí es cómo la imposición de la visión eurocéntrica ha llevado a
constantes vicios y vacíos que genera la visión colonial del saber cuando se trata de
conocer, interpretar y explicar nuestra historia a partir de la visión, la conceptualización
y la cosmovisión europeas.
La construcción de nuestra historia desde la visión europea ha propiciado una doble
segregación de la presencia femenina dentro de la ciencia en México: por ser mujer y
por pertenecer al mundo colonizado “inferior”. Los condicionamientos e imposiciones
sociales, políticos y educativos dirigidos hacia la mujer, le han asignado actividades
propias del hogar. Sólo algunas mujeres lograron incursionar y desempeñarse en áreas
como la ciencia; pero incluso en ese campo su situación no fue del todo diferente, pues
con mucha frecuencia se ha ignorado su trabajo, se le ha desdeñado y ocultado porque
esta actividad no corresponde a la visión culturalmente aceptada de lo que debe ser el
1 Y también desde el mismo núcleo hegemónico en el que hay intelectuales que cuestionan, en estudios muy serios y autocríticos al paradigma eurocéntrico, son los casos de Wallerstein, Chomsky, entre otros.
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actuar de la mujer. Esto ha llevado a relegar, desestimar y en algunos casos ocultar el
trabajo de mujeres como Eulalia Guzmán Barrón, quienes fueron protagonistas de la
transformación histórica de México y que a través de su vida y obra dejaron una huella
a la ciencia mexicana. En el Archivo Histórico de la Secretaría de Educación Pública en
la sección de personajes prominentes, se encontró el expediente personal de la
maestra Eulalia Guzmán Barrón, la documentación contenida en el expediente muestra
una amplia trayectoria académica y científica no muy común en mujeres de la primera
mitad del siglo XX en México. Políglota, egresada de la Escuela Normal de Maestros en
1909, fundadora de escuelas e instituciones de investigación (INAH) y militante del
Partido Popular, nombrada representante de nuestro país ante congresos
internacionales de historia y arqueología. Estuvo becada por institutos de investigación
internacionales para realizar estudios en torno a nuestro pasado prehispánico. El
secretario de educación Lic. Gonzalo Vásquez Vela en 1935 la consideraba una de las
primeras mujeres científicas mexicanas. Conferencista ante organismos nacionales e
internacionales, autora de diversos escritos en torno a la historia prehispánica.
Desempeñó varios cargos en la Secretaría de Educación Pública: profesora, directora,
inspectora, especialista en aspectos indígenas, directora de campañas para la
educación.
Esta investigación retoma su figura y su trayectoria en el proceso de transformación y
generación de conocimiento científico en el México de inicios del siglo XX, con el
objetivo de mostrar que en la obra de Eulalia Guzmán Barrón ya existen elementos
teórico-metodológicos que cuestionan al eurocentrismo en la construcción de una
interpretación histórica y arqueológica de la civilización prehispánica.
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La investigación de este personaje se inició en la perspectiva del método histórico que
trabaja con evidencias testimoniales y documentales. Se consultaron los siguientes
documentos: el primero elaborado por la Dra. Beatriz Barba de Piña Chán titulado
Eulalia Guzmán Barrón de 1998 y editado en la serie Historia de la Antropología en
México, Vol. 10 por el INAH, el segundo por los autores Dra. Mari Carmen Serra Puche
y el Dr. Manuel de la Torre Mendoza del 2000 Eulalia Guzmán, editado por el Instituto
de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el tercero de la Enciclopedia de México
en 1993, como una edición especial para la Enciclopedia Británica de México y por
último la mención que realiza el Dr. Ignacio Bernal en Historia de la Arqueología en
México, 1992, donde refiere las excavaciones realizadas por la maestra en Monte Albán
en el estado de Oaxaca. Los tres primeros documentos presentan una muy breve
semblanza de su vida y obra con un sustento referencial, aunque en ellos se enuncian
los trabajos de investigación, no son suficientes para establecer los aspectos teórico-
metodológicos de interés para este escrito. En el último sólo se menciona la
participación de la maestra en las excavaciones en Monte Albán sin plantear el
procedimiento utilizado. Fueron de interés otros documentos de tipo hemerográfico:
periódicos de circulación nacional y la revista Soviet, en ellos se destaca la controversia
a partir de las aclaraciones y refutaciones realizadas por Eulalia Guzmán a las
comisiones para revisar el caso del hallazgo arqueológico e histórico de la osamenta de
Cuauhtémoc. Como testimonio oral, se realizó una entrevista a la Dra. Beatriz Barba de
Piña Chán, quién es especialista en el área arqueológica e histórica (actualmente
investigadora emérita de la ENAH y el INAH) y familiar de Eulalia Guzmán en tercera
línea.
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Con los datos proporcionados se logró contextualizar los aspectos: académicos,
formativos, políticos y sociales.
El abordaje de los documentos que, para este estudio fueron consultados como fuentes
primarias, requirió de una clasificación para su manejo y ubicación dentro de la
estructura del trabajo:
a) Expedientes en resguardo por los archivos históricos: Secretaría de Educación
Pública, con los que se elaboró el contexto de la formación académica y el desempeño
educativo. Los documentos del Archivo Técnico del Instituto Nacional de Antropología e
Historia se estructuró el proceso teórico y de método de la práctica histórica y
arqueológica de esta científica.
b) Como otras fuentes primarias son considerados también los artículos y conferencias
elaborados y publicados por Eulalia Guzmán en los boletines de los Anales del Museo
Nacional de México: “Exploraciones Arqueológicas”, “Los relieves de las rocas”, “Un
Yugo totonaco de Medellín, Veracruz”, “Un vaso de barro estilo cholulteca”, “Colección
de papeles Del Paso y Troncoso”, “El hallazgo de la tumba de Cuauhtémoc”,
“Genealogía y Biografía de Cuauhtémoc” entre otros. El análisis de estos documentos
llevó a deducir su adhesión teórica y su forma de hacer investigación.
c) Documentación generada por Eulalia Guzmán donde se plasma la evidencia del
rechazo al paradigma eurocéntrico, como los libros: Una crítica a la historia de la
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conquista de México y Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V. Con este último se
integra la descripción del proceso metodológico que ella empleó en su investigación
histórica y arqueológica.
Los documentos que fueron considerados como fuentes metodológicas son obras de la
segunda mitad del siglo XX donde se plantea la inquietud reflexiva sobre la visión
eurocéntrica desde la colonia hasta nuestros días que desarrollan Aníbal Quijano,
Samin Amin, Walter Mignolo, Edgardo Lander; quienes dan cuenta de la implicación
que ha tenido el eurocentrismo como presupuesto teórico-dominante.
Fuentes de nivel contextual tales como: Bruce Trigger, Matthew Johnson y Luis
Vásquez León dan una visión de la práctica arqueológica en México de la primera mitad
del siglo XX, así como de los problemas de método y las limitaciones de los
presupuestos teóricos.
El estudio se inició con la caracterización de los aspectos históricos, académicos
personales y sociales, que determinaron la forma en que se dio la interpretación de
Eulalia Guzmán acerca de nuestro pasado prehispánico. Esto planteó la necesidad de
determinar las principales corrientes teóricas con que se fue consolidando la ciencia
arqueológica en México desde las áreas de la historiografía, etnografía y antropología,
así cómo el análisis de la teoría histórico-cultural que fue desarrollada en México por
Eduardo Seler y Franz Boas y que tuvo un connotado impacto en los primeros
arqueólogos y profesionales de diversas áreas del conocimiento. Por último se presenta
al eurocentrismo no como una corriente teórica, sino como la forma trasmitida con la
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que se hace investigación y ciencia en las sociedades no europeas; el impacto que ha
causado el eurocentrísmo cuando desde él se pretende interpretar la historia de “las
otras realidades”, implicando menosprecio, inferioridad, racismo y dominio. Es aquí
donde se realiza el enlace entre las argumentaciones de la maestra Eulalia Guzmán y el
eurocentrismo, en su intento por abandonar esa imposición y dar cuenta de la “otra
historia” no contada.
La historia que pudiéramos llamar “otra historia” del mundo prehispánico, la intenta
Eulalia Guzmán Barrón cuando realiza el análisis de las cartas Relaciones de Hernán
Cortés a Carlos V”, donde plasma una novedosa reinterpretación de la historia de la
civilización prehispánica, a partir de los hallazgos arqueológicos y la investigación
histórica que realizó en bibliotecas y archivos en Europa y México.
El estudio descubre la necesidad de voltear y revisar, desde nuestra historia, a nuestras
mujeres en su producción científica y de investigación para evidenciar, como en el caso
de Guzmán Barrón, las inquietudes por elaborar una historia bajo presupuestos y
conceptos diferentes a los universalizados por Europa. Así en estas páginas no se
pretende establecer, ni postular una teoría para interpretar nuestros acontecimientos
pasados, sino proponer desde nuestras propias realidades no europeas una reflexión
que tienda a promover y elaborar alternativas teóricas propias en las diversas áreas del
conocimiento social.
El presente trabajo consta de tres capítulos: el primero aborda la contextualización de la
práctica arqueológica a inicios del siglo XX, donde se plantean los diversos problemas
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teórico-metodológicos de mayor presencia en las investigaciones históricas y
arqueológicas mexicanas en su proceso de consolidación como ciencias, aspectos que
se muestran a través de los aportes y el legado de los más prominentes arqueólogos y
profesionales de la época.
En el segundo se aborda la circunstancia personal y social de la maestra Eulalia
Guzmán Barrón. Su formación normalista la llevaron a combatir a los paradigmas
heredados de la ciencia porfirista (positivismo), y a participar en proyectos como el
educativo posrevolucionario para combatir el analfabetismo y contribuir a la formación
del estado mexicano poniendo por delante las raíces de nuestro pasado prehispánico.
Su obra histórica y arqueológica muestra su preocupación por fortalecer, difundir y
posicionar a nuestra historia nacional ante la comunidad científica internacional y
sugerir que a través de nuestro vestigio arqueológico y documental puede construirse
nuestra propia historia cultural.
El tercer capítulo presenta los elementos conceptuales impuestos de la cosmovisión
eurocéntrica como el paradigma que se ha interpretado a nuestra historia, así como los
argumentos encontrados en Eulalia Guzmán con los que parece cuestionar y tratar de
apartarse del eurocentrísmo, por su dificultad para entender lo diferente, por haber
captado su estrechez de miras que limita el conocimiento histórico de México. Por
último se expone el proceso metodológico de la investigación que realizó Eulalia
Guzmán Barrón para la elaboración de su obra Relación de Hernán Cortés a Carlos V, y
las dificultades que enfrentó para su la edición y publicación.
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CAPÍTULO I
DESARROLLO DE LA ARQUEOLOGÍA EN MÉXICO. 1.1 Coleccionismo y anticuarismo. Historiografía, etnografía, antropología en el desarrollo de la arqueología.
En este capitulo se aborda lo más destacando del aporte histórico, etnográfico y
antropológico para el desarrollo de la arqueología mexicana.
El interés del viejo mundo por el nuevo continente despierta el anhelo de posesión de
objetos exóticos; sin embargo desde la última mitad de siglo XVI se tiene dos tipos de
trabajos en México realizados por criollos: unos obedecían a una búsqueda por
encontrar raíces de identidad en los legados prehispánicos, otros tratan de construir la
historia de México a partir de la llegada española, enmarcada en la visión de los
europeos. Pero en ambos casos ya existe el interés por el vestigio y lo antiguo para
conformar la historia de México.
Los antecedentes de la arqueología en México fueron la práctica del coleccionismo y
del anticuarismo. Ignacio Bernal divide el Virreinato en tres momentos: el primero
abarca desde la caída del imperio Mexica hasta el año 1670, el segundo hasta l750
marcado por los trabajos de Carlos Sigüenza y Góngora (1645-1700) y el último que
comprende desde la Ilustración hasta la Independencia.
a) La caída del imperio Mexica.
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A la llegada de los españoles los primeros en tener contacto con las culturas
americanas son los soldados, burócratas y viajeros; quienes describieron las ruinas de
las pirámides y otras edificaciones donde hallaron objetos antiguo; y sus opiniones y
comentarios muestran la visión de los españoles en esa época y su actitud ante los
hombres conquistados. Por ejemplo, en el año 1530 se legalizaron las demoliciones y
saqueos por disposición del rey español, exigiendo la mitad de los tesoros que se
encontraran.
Más tarde los historiadores, conquistadores, cronistas, religiosos, autores indígenas y
viajeros, realizan incipientes descripciones de vestigios que han ayudado a
investigadores de siglos posteriores.2
Vivieron primero muchos años en el pueblo de Tullatzinco, en testimonio de lo
cual dejaron muchas antiguallas allí y un cu que llamaban en indio Uapalcalli
[…] Y de allí fueron a poblar a la ribera de un río junto al pueblo de
Xicotitlan, y el cuál ahora tiene nombre de Tula, y de haber morado y vivido allí
juntos hay señales de las muchas obras que allí hicieron, entre las cuales
dejaron una obra que esta allí y hoy en día se ve, aunque no la acabaron, que
llaman Coatlaquetzalli, que son unos pilares de la hechura de culebra, que
tienen la cabeza en el suelo, por pie, y la cola y los cascabeles de ella arriba.
Dejaron también una sierra o un cerro, que los dichos toltecas comenzaron a
hacer y no lo acabaron, y los edificios viejos de sus casas, y el enacalado
parece hoy día. Hállanse también hoy en día cosas suyas primamente hechas,
conviene a saber, pedazos de olla, o de barro, o vasos, o escudillas, y ollas.
Sáquense también de debajo de tierra joyas y piedras preciosas, esmeraldas y
turquesas finas (Bernal, 1982:20).
2 Las primeras misiones religiosas llegadas con los españoles fueron los Franciscanos. El más representativo de esta misión fue Fray Bernardino de Sahagún. Nació en Sahagún, Reino de León en España entre 1499 y 1500, murió en la Ciudad de México en 1590 (Nueva España). Realizó diversas descripciones pero lo característico en ellas son sus intenciones por postular planteamientos como tratar de demostrar que los Toltecas fueron los primeros pobladores de México.
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La descripción de Sahagún intenta dar una interpretación, aunque es elemental, y un
significado a los tallados y/o jeroglíficos en edificios y palacios. Su interpretación
aunque es elemental da pautas para la historia y la etnografía actual. Él empleó en sus
investigaciones instrumentos que ahora conocemos como cuestionarios o minutas, los
aplicó a informantes sobrevivientes de la época prehispánica que conocían, a través de
sus antecesores, la antigua cultura, y dieron a sus investigaciones un carácter
antropológico incipiente.
Algunos autores al encontrarse con evidencias compuestas de vestigios, restos de
animales y de huesos humanos (prehistóricos) no podían explicar su existencia ni su
procedencia, debido principalmente a que su referente interpretativo era el Génesis.3
Otros religiosos muestran interés por destruir y desaparecer todo lo anterior pues
consideraban al mundo mexica un pueblo idólatra y nocivo, por tanto había que
desaparecer y destruir todo vestigio por representar un peligro para su empresa
evangelizadora.
Una muestra de esta actitud la encontramos en la carta que escribió el obispo Fray
Juan de Zumárraga (1468-1548) sobre las actividades de su orden en el nuevo mundo
3 Por ejemplo: El origen del hombre es a partir de Adán y Eva en Europa y Asía, se contraponía con la del hombre y animales americanos, así surgen diversas teorías sin bases ni fundamentos de tipo fantasioso e incompleto (Alcina,1989:12).
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“[…] quinientos templos de ídolos derribados por tierra y más de dos mil figurillas de
demonios que adoraban, han sido hechas pedazos y quemadas […]” (García, 1988a:
311). Esto contribuyó a que por ausencia de vestigios durante un tiempo se ignorara la
historia y origen de la zona central. Así surgieron diversas versiones del origen, por
ejemplo migraciones trasatlánticas, descendientes de Salomón. etc. (Bernal, 1992: 25)
Durante esta etapa la mayoría de los trabajos que se realizaron tenían un carácter
histórico y religioso. En ellos se plasmaron las primeras tendencias raciales con el
propósito de facilitar la imposición religiosa a los indígenas. Pocos fueron aquellos que
pudieron apreciar el valor de la historia y de la arqueología para la historia de México.
Uno de ellos fue Diego de Landa (1524-1572) quién dibujó y describió la grandeza de
las edificaciones de la zona maya, y aunque de manera muy incipiente trató de
demostrar aspectos históricos como lo haría un arqueólogo de hoy (Bernal, 1992:42).
b) Etapa de Sigüenza.
Dentro de la segunda etapa del virreinato se encuentra la figura de Carlos de Sigüenza
y Góngora, criollo que desempeñó diversas actividades como matemático, astrónomo,
historiador, literato, profesor de la Universidad. Sigüenza tuvo siempre un interés por
coleccionar manuscritos y objetos antiguos. Formó una colección de libros y
documentos sobre el México prehispánico, dicha colección se basa en la herencia de su
amigo Juan de Alva Ixtlixóchitl (hijo de Fernando de Alva Ixtlixóchitl historiador y
descendiente de Nezahualcóyotl): los documentos pertenecientes al archivo de
Texcoco. Ixtlixóchitl informó a Sigüenza de la existencia de un antiguo calendario
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mexicano, desaparecido a raíz de la invasión española; con este calendario, los
mexicas llevaban una cronología exacta de largos periodos en ciclos de 52 y 104 años,
apuntando los solsticios y equinoccios, el paso del planeta Venus y otros movimientos
de los cuerpos celestes (Rossiello, 2007: 84-87). Sigüenza determinó la fecha de
fundación de Tenochtitlan en 1325. Llegó a la conclusión de que los Olmecas habían
llegado antes que los Toltecas, quienes procedían del oriente, tal vez de la Atlántida. Se
le considera como el primer arqueólogo.
Sigüenza desarrolla una concepción mexicanista, es decir, pretende demostrar que
México era el producto de la fusión española y americana. Por eso, concibe a la historia
de México desde la época prehispánica hasta su época, con la visión de formar
conciencia de que se trata de un país diferente con características específicas para ser
estimado por otras naciones. El caso Sigüenza y Góngora (Bernal,1992:47), es
representativo por su interés en coleccionar documentos que sirvieron de base para
realizar largas crónicas, no obstante que los españoles prohibieron la publicación de
sus obras.
c) La Ilustración e Independencia.
Este periodo se caracterizó por una gran cantidad de argumentaciones en ocasiones
muy diferentes en sus presupuestos para mostrar al hombre y el producto de su
manifestación cultural, sobre todo en lo que respecta al indígena.
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En esta época, también se presentan una serie de reformas desde el dominio español.
El interés español por la castellanización manifiesto en las reformas borbónicas de
Carlos III ayudó a que se realizaran estudios de las antigüedades mexicanas. Se
dispuso se trasladaran a la Universidad los manuscritos de Lorenzo Boturini y los
monolitos mexicas descubiertos en la plaza mayor. Se fundaron las Sociedades y el
Patrono Real, donde se construyeron jardines botánicos y después el Museo de Historia
Natural en 1790, antecedente del Museo Nacional. En 1808 se estableció una Junta de
Antigüedades.
Ante las críticas y posiciones de superioridad de los peninsulares surgen posiciones de
nacionalismo y de interés por la conservación de los restos arquitectónicos; para esta
época el interés arqueológico e histórico cobra relevancia y el primer arqueólogo
mexicano que se considera de esta época es Antonio de León y Gama (1735-1802),
quien realizó una descripción de las esculturas Mexica de la Coatlicue (diosa madre) y
la Piedra del Sol (mal llamado calendario azteca), encontradas accidentalmente en
excavaciones de la Plaza Mayor en 1790 (Bernal, 1992:75). Un aspecto a destacar es
cómo el documento empieza a tener relevancia para conservarlo, por ejemplo las tres
cartas escritas por Cortés, son publicadas por el arzobispo de México, Francisco
Antonio de Lorenzana (1722-1804), a las cuales se encarga de añadir láminas del
Códice Matrícula de Tributos. 4
4 Posteriormente Eulalia Guzmán Barrón se encargaría de realizar una investigación en torno a ellas y otras obras más para plantear una serie de consideraciones y oponerse a las categorías conceptuales europeas con las que se ha interpretado la historia prehispánica de México.
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La influencia e imposición de la visión europea ha contribuido a la descalificación,
racismo y no aceptación de un mundo cultural diferente. Por otro lado el nacionalismo y
la resistencia al régimen colonial despiertan un nivel de conciencia hacia la
conservación, protección y entendimiento de lo indígena y mexicano.
En el México independiente, la llegada de extranjeros, viajeros y exploradores, que
tenían interés por estas culturas aportó avances innegables. Sin embargo él tráfico y
saqueo del vestigio prehispánico fueron también una constante, situación que en la
actualidad aún se padece. 5
Así lo antiguo abrió dos campos de interés: por un lado la conservación y exposición de
vestigios y documentos del pasado por lo bello y exótico; y por el otro, el control del
interés económico que representaban la cotización en los mercados clandestinos de los
vestigios, éste tráfico de piezas y documentos provenientes tanto de México como de
América Latina era muchas de las veces promovido por los países europeos.
1.2 Historiografía, etnografía, antropología en el desarrollo de la arqueología
El siglo XVIII en Europa la ilustración preparó el campo para las transformaciones
económicas, políticas y sociales que ayudaron a la expansión del capitalismo y a la
consolidación de la nueva clase social burguesa, la cual se interesó por legitimarse y
crear las condiciones necesarias para asegurar su dominio económico, político, social e
5 De acuerdo a lo reportado por las investigaciones de la maestra Eulalia Guzmán Barrón, los vestigios se encuentran en diferentes museos europeos sin que se conozca su legítima procedencia.
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ideológico no sólo en Europa, sino en las colonias dominadas. Así la concepción de la
ciencia y la tecnología fue promovida y extendida dentro y fuera de las colonias.
En el caso de España, el Rey Carlos III emprendió las llamadas reformas borbónicas:
con las que se le limitó la participación de la iglesia en actividades educativas y
políticas. En cuanto a La Nueva España estas reformas ordenaron la reestructuración
en 1774, de La Real Universidad Pontificia de México, a pesar del descontento y
oposición del sector conservador ligado al poder eclesiástico en México, ellos vieron un
atentado a sus intereses económicos, políticos y sociales hegemónicos de clase en el
poder.
En un intento de salvaguardar los intereses y la posesión de las antigüedades por la
corona en La Nueva España, se ordena que dentro de La Real Universidad Pontificia de
México se creara un museo que custodiara las principales colecciones privadas y
documentos sobrevivientes de la conquista de México.
La práctica arqueológica en México se encuentra vinculada con la aparición del Museo
Nacional, institución que desde su inicio ejerció, legisló y autorizó esta actividad
científica en México, sin embargo tanto la Universidad como el Museo tuvieron una vida
muy accidentada a lo largo del siglo XIX, primeramente por el movimiento de
independencia, después por las constantes luchas entre conservadores y liberales por
el poder político y la intervención francesa, todo ello propició el continuo cierre y
reapertura de la Universidad y del Museo.
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Durante el Porfiriato el Museo se divide en tres secciones: Historia Natural, Arqueología
e Historia, se le habilita con instalaciones de gas para el alumbrado, estantería a la
biblioteca, laboratorio para zoología, botánica y paleontología; se adquieren ejemplares
de antropología. Además de iniciar la publicación de los Anales para 1887 se emprende
la primera expedición científica con carácter arqueológico a las zonas de Teotitlán y
Cuicatlán en Oaxaca. En 1890 se lleva a cabo la segunda expedición a Cempoala y a
Veracruz (Castillo,1924:24) .
Ante el argumento de la carencia de una ciencia mexicana moderna y de vanguardia se
determina en 1905, siendo Justo Sierra ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes,
convertir al Museo en un recinto académico donde se impartieran clases de
antropología, etnografía, arqueología, historia e idioma mexicano6 (Castillo, 1919: 26),
arte industrial retrospectivo de México. Así se invitan a varios centros de investigación y
universidades extranjeras a realizar una serie de pláticas con el propósito de atraer los
avances más “modernos” en el estudio de historia, arqueología y etnografía. Se dispuso
la creación de una escuela dentro de las instalaciones del Museo dedicada a la
formación de cuadros en arqueología, antropología, historia y etnografía.
Al acercarse la conmemoración del centenario de la independencia de México, el
interés por nuestro pasado logró tener fuerza para concedérsele cierto apoyo
económico y para iniciar diversos proyectos arqueológicos e históricos. Tales proyectos
estuvieron a cargo principalmente de extranjeros, quienes en muchos casos, sólo se
6 Se refiere a las lenguas indígenas.
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dedicaron al saqueo y destrucción de objetos sin ningún control por parte de la
autoridad.
El Museo Nacional tendría dentro de sus instalaciones a La Escuela Internacional de
Arqueología y Etnografía, hecho que es relevante porque es ahí donde se forman las
primeras generaciones de historiadores, antropólogos, arqueólogos y etnógrafos
mexicanos a partir de teorías, métodos y técnicas científicas, como es el caso del Dr.
Manuel Gamio, Maestra Eulalia Guzmán Barrón, Maestra Isabel Ramírez Castañeda, el
Profesor Porfirio Aguirre, por sólo mencionar algunos.
Otro aspecto de la relevancia del Museo es que marca la institucionalización de la
actividad antropológica al dividirse en áreas: historia, arqueología, etnografía científica,
dedicadas principalmente a la conservación de monumentos arqueológicos, y a ser un
medio de promoción de la ideología del prestigio del pasado mexicano. El
patrimonialismo fue promovido desde la cúpula del estado mexicano tanto porfirista
como posrevolucionario. Esto provocó que la actividad científica y las investigaciones
realizadas tuvieran desde entonces una carga política.
En 1909 el comité de la Escuela Internacional fue integrado por: geógrafos,
historiadores, mineros, médicos, geólogos, ingenieros; dedicados e interesados en la
arqueología y antropología. La inestabilidad política y el movimiento armado de la
revolución mexicana propiciaron que los integrantes de las delegaciones tuvieran que
24
salir del país; sin embargo no fue el caso de Eduard Seler7 y Franz Boas8 a quienes se
les consideran los pilares e introductores del primer método, teoría y técnicas en la
arqueología.
Eduard Seler dedicó gran parte de su estancia en México al estudio del folklore
indígena, de la lengua y dialectos indígenas, de la distribución geográfica de los grupos,
y argumentaba que la arqueología no era más que una rama de la etnografía. (Rutsch,
2003:1-2) esto tiene importantes consecuencias metodológicas, como el ejercicio de la
práctica arqueológica fundamentada en la etnografía. Franz Boas trató siempre de
buscar explicaciones históricas a los fenómenos culturales del presente. Un aspecto a
destacar de Boas es su oposición a la doctrina del evolucionismo cultural, afirmó que:
Cada cultura era una entidad única que tenía que ser entendida en sus
propios términos. Esto implicaba aceptar dos ideas: el relativismo cultural, el
cual negaba la existencia de cualquier modelo universal que pudiera ser
usado para comparar el grado de desarrollo o valía de culturas diversas, y el
particularismo histórico, que consideraba cada cultura como el producto de
una secuencia única de desarrollo en el cual la intervención de la difusión
desempeñaba un papel principal en el desencadenamiento de cambio
(Trigger, 1992:146).
7 Eduard Seler (1849-1922) profesor de la Universidad de Berlín y fundador del Museo en Berlín. Nació en Krossen, realizó estudios en ciencias naturales, lingüística, etnología y arqueología. Previamente había realizado viajes a México en el periodo comprendido entre 1887 y 1910, colaboró en el Museo en la clasificación de piezas arqueológicas y excavaciones en las que empleó el método estratigráfico, las técnicas de fotografía y el dibujo. 8 Franz Boas (1856-1942) profesor de la Universidad de Columbia. Nació en Alemania el 9 de julio, cursó estudios de filosofía y geografía en las universidades de Heidelberg, Bonn y se doctoró en la Universidad de Kiel en 1881. Emigró a Estados Unidos para estudiar a los kwakiutl y a otros pueblos de la Columbia Británica. En 1899 se convirtió en el primer catedrático de Antropología de la Universidad de Columbia, considerado el fundador de la teoría y de la práctica de la etnología con corte historicista. Planteaba: “es sólo el pasado de un fenómeno cultural lo que lo hace inteligible” (Alcina,1989:30)
25
Las argumentaciones de Franz Boas y de Eduard Seler nos los muestran como los
precursores, desde la posición europea, de la pretensión de alejarse de la teoría
eurocéntrica evolucionista, posición de gran aceptación entre las generaciones de
estudiantes de antropología, historia, arqueología y etnografía de la primera mitad del
siglo XX.
1.3 Los problemas de Método: evolución de la metodología arqueológica en el
siglo XX. Presupuestos teóricos de la praxis arqueológica en México.
En Boas y en Seler tenemos una de las primeras oposiciones a interpretar y explicar a
la historia de las culturas a partir del evolucionismo. Para ellos se debía de considerar a
cada cultura desde su propio desarrollo: folklore, lingüística, su distribución y
asentamiento en una determinada área geográfica, etc. Es de notar que siendo
europeos sus ideas reconocen otras formas de cultura diferentes a la europea, evitan
una preconcepción, tratan de romper los parámetros preestablecidos e impuestos por la
teoría evolucionista con los cuales se argumentaba la existencia o no de una evolución
general, pues la teoría de la evolución cultural marcó estadios inferiores y superiores
por los que debía pasar toda sociedad para llegar a ser considerada civilizada, siendo el
referente las sociedades europeas modernas del siglo XIX.
Las argumentaciones de Boas y Seler tuvieron gran aceptación entre los alumnos
asistentes a la Escuela Internacional, quienes a través de sus trabajos e investigaciones
se dieron a la tarea de sentar las bases de una interpretación diferente a la hasta
entonces aceptada y conocida.
26
Es en este contexto de la formación del Museo Nacional como se va construyendo la
ciencia arqueológica; con una posición teórica difusionista que sostiene que los
materiales encontrados por excavaciones parten en origen de centros nucleares y por
migración de la población son trasladados hacia otras áreas geográficas; y con un
enfoque histórico-cultural para el cual el vestigio debe ser interpretado desde su entorno
y no únicamente por aspectos naturales. En México ambas posiciones lograron avanzar
a partir del desarrollo de métodos y técnicas como la estratigrafía, la seriación, la
clasificación y la fotografía.
La aceptación y el reconocimiento de los avances logrados a partir de la teoría histórico
– cultural, no sólo fue dentro del ámbito nacional mexicano; autores como V. Gordon
Childe, consideraron que el gran aporte de esta teoría consistió en plantear como
recurso los métodos de la historia, con los que logró tener esta teoría la capacidad tanto
de estudiar como de explicar las variaciones temporales y geográficas del registro
arqueológico (V. Gordón Childe 1940 citado en Tigger, et.al. 1992: 166), a diferencia de
los arqueólogos evolucionistas quienes se interesaron en el registro de vestigios como
fósiles solamente, y no como la expresión de sociedades vivas para lograr una amplia
interpretación.
Para tratar de vincular los artefactos o vestigios con las sociedades que los realizaron la
teoría histórico-cultural, partió del establecimiento de una serie de estrategias
metodológicas como: la cronología cultural fundada en la seriación tipológica, las
secuencias culturales regionales y la estratigráfica en las excavaciones, con las que se
27
determinaban los estratos objetivos y correlativos a cada cultura arqueológica, y eran
también un medio de verificación. La determinación del área geográfica permitió la
regionalización en subáreas culturales, formando una configuración del área en
periodos y horizontes. El establecimiento de fronteras de desarrollo cultural y el
descubrimiento de los focos culturales fortalecieron la explicación histórico cultural.
Constancia de lo anterior fue el empleo de las secuencias cronológicas realizadas por
Boas en 1911, sobre las excavaciones en Azcapotzalco y Tacuba hechas por Manuel
Gamio (1883-1960). Con ellas se confirmó la secuencia cultural. Gamio fue alumno
destacado y tenía el aprecio y reconocimiento por parte de Boas y Seler, quienes le
recomendaron que continuara su especialización en aspectos antropológicos y
arqueológicos en la Universidad de Columbia. A su regreso se convirtió en el primer
antropólogo mexicano titulado, por ello se le considera el padre de la antropología en
México. Continuó su desempeño dentro del Museo Nacional y la Escuela Internacional
hasta su cierre en 1924, debido a las controversias con el entonces dirigente del Museo,
Luis Castillo Ledón. Gamio logró implantar un programa académico estructurado donde
la antropología se dividía en tres áreas de conocimiento: arqueología, historia y
etnografía. Dedicó gran parte de su trabajo a estudios de antropología, tuvo mucha
influencia en la formación de antropólogos, arqueólogos, historiadores y etnólogos
mexicanos en la Universidad, en el Instituto Nacional de Antropología y en la Escuela
Nacional de Antropología e Historia, como Alfonso Caso, Ignacio Marquina, Eulalia
Guzmán, Román Piña Chán, entre otros.
28
Dentro de la formación de los primeros cuadros de historiadores, arqueólogos,
antropólogos y etnólogos que iniciaron sus estudios en la Escuela Internacional
tenemos a la maestra Eulalia Guzmán Barrón, quién a pesar de no haberse incorporado
de manera temprana al Museo Nacional y a la práctica arqueológica, debido
principalmente a su actividad magisterial, logró su iniciación en la arqueología cuando
estudiaba la maestría en historia en La Universidad Nacional Autónoma de México.
Tuvo al Dr. Alfonso Caso como profesor y realizó junto con él sus primeras
exploraciones en la Mixteca Alta de Oaxaca, en el periodo comprendido del 26 de
febrero al 7 de marzo de1934. Realizó un trabajo estratigráfico de excavación dónde
encontró barro rosado con rayas rojas en la capa exterior de la tierra, lo cual significó
para la maestra Guzmán un tipo de arte correspondiente a la cultura zapoteca9 . Así
propone la necesidad de ligar las exploraciones de Monte Albán con otras que se
realicen en la zona mixteca (vinculación geográfica). Hizo una descripción topográfica
del cerro: “éste es un basamento piramidal compuesto por varios cuerpos” y empleó
mapas, dibujos y fotografías. Realizó una serie de traducciones del mixteco al español
(apoyo lingüístico). Logró establecer una relación cultural entre los pueblos mixtecos y
zapotecos a partir de los objetos encontrados (evidencia arrojada por la excavación).
Observó que las técnicas de sembrado por los habitantes del lugar eran iguales a la
forma antigua de labrar la tierra antes de conocer el arado, siembra de cajete
(folklore).10
9 Ahora ratificado como olmeca. 10 Datos tomados de los Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. Tomo I, 1934.
29
Este es un ejemplo muy claro de cómo a partir de la teoría histórico-cultural se realizó
una interpretación arqueológica, además de mostrar con toda certeza que la maestra
Eulalia Guzmán investigó y trabajó bajo este presupuesto teórico, logrando con ello
confirmar, con su trabajo de investigación que siempre buscó sustentar, que la
interpretación de la cosmovisión prehispánica necesita de conceptos y parámetros
diferentes para su estudio y posterior comprensión.
Esta teoría histórico - cultural logró a través de una concepción de las capas culturales,
señalar que, cada capa representaba un momento histórico particular y diferenciado,
mientras más profunda se encontrara tenía mayor antigüedad y el procedimiento para
su verificación fue la excavación estratigráfica, con esto se elaboraron esquemas,
mapas con fechas donde se apreciaban los cambios de las culturas. La influencia de la
teoría histórico-cultural nació con la Escuela Internacional y se prolongó durante la
primera mitad del siglo XX.11
La teoría histórico-cultural fue practicada y asumida por la comunidad de arqueólogos y
por profesionales vinculados a las excavaciones hasta 1960, fecha en que se plantea
una crítica basada en que únicamente estimulaba la recolección exagerada de
11 Esta influencia se encuentra en otros investigadores como el Dr. Alfonso Caso (1896-1970). Estudió en la Universidad Nacional en la Escuela Nacional de Altos Estudios (hoy Facultad de Filosofía y Letras), fue fundador de la Escuela e Instituto Nacional de Antropología, rector de la Universidad Nacional Autónoma le México (1944-1945). Durante su actividad arqueológica realizó descubrimientos de 180 tumbas; en las zonas arqueológicas de Atzompa Yucuñudahui (1948-1949); Su obra se compone de 300 trabajos, entre las que destacan: el Teocallí de la guerra sagrada (monolito encontrado en los cimientos del patio en el Palacio Nacional en 1927), Las estelas zapotecas, La religión de los aztecas (1936), Las exploraciones de Monte Albán. Temporadas. 1921-1932,1931,1935, 1936-1937 (3 vols.) En este proyecto colaboraron Jorge Acosta, Ignacio Bernal, Eulalia Guzmán y Anna Shepard. Este es considerado uno de los proyectos arqueológicos más importantes en ese periodo en el que se aplicó la teoría histórico- cultual y la técnica estratigráfica en la investigación.
30
materiales, y que con estos sólo se lograba realizar descripciones sintéticas mostradas
a través de cuadros y esquemas, como el trabajo de profesionales que contribuyeron
desde sus disciplinas a la formación de la ciencia arqueológica. 12
El quehacer arqueológico después de 1960 empezó a incorporar diversas teorías, así la
teoría funcionalista representó una “moderna” y nueva manera de interpretar el hallazgo
arqueológico e histórico. La teoría funcionalista establece como método que el
conocimiento debe centrarse principalmente en cómo se manufacturaban los artefactos
y el uso que se hacía de ellos; establece entonces la importancia de las descripciones y
del análisis de los propios artefactos a partir de ciertas categorías funcionales: recursos
materiales y vegetales, provisión de comida, preparación de comida, habitación,
instrumentos usados por los hombres, instrumentos usados por las mujeres entre otros
(Tigger,1992: 257). Aunque éste método funcionalista no fue muy difundido ni
practicado dentro de la comunidad de arqueólogos mexicanos de principios del siglo
XX, es importante porque aporta ciertos términos que prevalecen aún en la actualidad
dentro de la práctica arqueológica y que han ayudado para la conformación de la
interpretación histórica y arqueológica.
La explicación de Mesoamérica dentro de esta teoría funcionalista, fue realizada desde
las universidades de Estados Unidos. Se hablaba de que ciertas características
12 El arquitecto Ignacio Marquina (1988-1981), egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México colaborador y director dentro del Instituto Nacional de Antropología e Historia y fundador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, donde impartió la cátedra de Arquitectura Prehispánica. Dedicó gran parte de su trabajo a la descripción de monumentos. Elaboró la primera descripción a través de maquetas de la distribución de los edificios del centro de La Gran Tenochtitlán. Su labor es importante porque además de ayudar desde su área de conocimiento a la distribución y localización de los principales edificios y templos del centro prehispánico mexica participó en excavaciones en apoyo a arqueólogos como Alfonso Caso y Juan Comas principalmente.
31
mesoamericanas habían sido aceptadas en buen grado por otras culturas, menos
complejas, dando origen al concepto de aculturación. También plantea la necesidad de
establecer un conocimiento funcional detallado a las explicaciones difusionistas,
anteriormente aceptadas, para darles un carácter de mayor credibilidad. El método y la
explicación funcionalista son eurocéntricas por presentar a la sociedad europea como
“modelo cultural funcional”, para desde él interpretar otras sociedades menos
desarrollados y además no funcionales.
La crítica de esta teoría surge de los propios arqueólogos funcionalistas como William
D. Strong (1899-1972) y Paul Martín (1899-1974), quienes argumentaban que el
método funcionalista sólo los había llevado a datos arqueológicos contenidos en
grandes listados de características etnográficas y pseudoetnográficas, donde no se
aportaba nada nuevo o significativo a los aspectos no materiales del comportamiento
humano, ya que sólo se limitaban a estudiar la cultura material y quedaba ausente la
creatividad y los aportes, y las relaciones sociales. Entonces se debían buscar
perspectivas holísticas de la cultura.
Dentro de la práctica arqueológica en México tenemos el resurgimiento de la visión
evolucionista, ahora llamada neo-evolucionismo y la cual tiene una connotada influencia
en todas las ciencias, pero para la arqueología esta corriente interpretativa encuentra su
origen en el proceso elaborado por Herber Spencer “todas las sociedades humanas
evolucionan de un estado de menor complejidad a otro de mayor complejidad” y “la
sociedad civilizada es moralmente más civilizada que la salvaje”, (Johnson, 2000: 170).
Entonces la ciencia positiva vuelve a surgir, establece la existencia de un proceso
32
objetivo que es el progreso. El progreso es visto como un precepto científico, porque la
ciencia lo determina, asegura y justifica, para lo cual se recurre a la elaboración de
conceptos con una predeterminación eurocéntrica, donde lo diferente a lo europeo es
inferior y salvaje.
La teoría evolucionista permite concebir una historia que busca la confirmación,
evidencia y clasificación del progreso; esto goza de una amplia aceptación por el
europeo desde el renacimiento hasta nuestros días. Su influencia tuvo dos tendencias
dentro de la arqueología: por un lado cultural y por el otro biológica, esta última como ya
se argumentó tuvo como primera fase el evolucionismo a partir de connotaciones
raciales. En lo correspondiente a lo cultural permitió establecer escalas temporales en la
aparición de los humanos y consecuentemente buscó la evidencia a través de la
arqueología.
En la búsqueda de evidencia arqueológica para demostrar el proceso evolutivo, se optó
por emplear teorías y métodos utilizados en las ciencias naturales, en las ciencias
sociales. Esto obedece a que las ciencias naturales lograron un reconocimiento como
ciencias derivado del empleo del método científico: hipótesis, experimentación,
comprobación dando avances principalmente a la física y la biología, las cuales
revolucionaron la vida de Europa a partir del siglo XVIII. Si se quería consolidar a la
arqueología como ciencia entonces debía aplicar teorías y métodos de investigación de
las ciencias naturales.
33
Se presentan planteamientos evolutivos a partir del desarrollo social, como es el caso
del marxismo clásico; Federico Engels en su obra Los Orígenes de la Familia, la
Propiedad Privada y el Estado refiere que todas las sociedades pasan por las mismas
fases de desarrollo: comunismo primitivo, antigüedad, feudalismo, capitalismo, hablan
de las sociedades pre-modernas.
Los métodos planteados por el neo-evolucionismo van siempre de lo simple a lo
complejo, tratando de explicar el colapso de los sistemas culturales hacia formas
sociales más complejas. En la arqueología mexicana quien asumió esta postura fue el
arqueólogo Román Piña Chán quien propuso “el modelo de evolución cultural”, dicho
modelo fue una oposición al evolucionismo unilineal. Se habla de que fue una oposición
porque presenta periodos unidos por una curva, en vez de lineal, (preagrícola- agrícola
incipiente- aldeas/ centros ceremoniales), sin embargo el principio no cambia, la
intención es establecer una evolución.
Una de las principales críticas a la teoría neo-evolucionista es el desarrollo que deben
seguir otras sociedades no europeas (de lo simple a lo complejo o bien de lo primitivo a
lo civilizado), para lograrlo lo justifican con la idea del progreso (dejar de ser inferiores).
Así el neo-evolucionismo determina que todas las sociedades buscan la adaptación a
una nueva fase, pero para el caso de las sociedades americanas como la maya,
teotihuacana, inca, entre otras, no lograron explicar tales pasos, ni explicar por qué
éstas desaparecieron.
34
Dentro de esta corriente neo-evolucionista se encuentra implicado el pensamiento
positivista. Los antecedentes en México del positivismo son desde el siglo XIX al ser
introducido por Gabino Barreda, durante el porfirismo se adoptó como dogma de
gestión política, económica, social y educativa. Los científicos mexicanos formaron en
1900 hasta 1914 la Sociedad Positivista de México, editando la Revista Positiva; dicha
elite científica era la única que podía determinar cuáles eran las leyes que debían regir
a la sociedad, daban gran importancia a la ciencia y al método científico. En este
contexto el arqueólogo oficial del porfiriato fue el Lic. Leopoldo Batres (1832-1926) el
cual realizó exploraciones en Teotihuacan, en la calle de las escalerías, Monte Albán,
Mitla e Isla de los Sacrificios. Batres planteaba que la arqueología positiva debía
investigar gran cantidad de datos para llegar a conclusiones verídicas, lo que llevó a
recolectar gran cantidad de tiestos y figurillas sin importar su procedencia exacta. La
metodología seguida por esta arqueología positivista era aplicar los mismos parámetros
de las ciencias físicas: peso, regla, medida sin lograr con ello una interpretación. Divide
a la arqueología en prehistoria, precortesiana y colonial; presenta dos ejes centrales:
arqueología monumentalista (fracasó por falta de recursos económicos) y la
arqueología que sólo describía el objeto sin interpretar sin tomar en cuenta los
acontecimientos.
Se puede apreciar que a lo largo del siglo XX en la práctica arqueológica han existido
una serie de presupuestos teóricos, de los cuales el más practicado ha sido la teoría
histórico- cultural, sin embargo no hay que dejar de reconocer las diversas aportaciones
de otras teorías a la arqueológica, a pesar de las disputas entre ellas.
35
El conflicto de la validación del conocimiento se encuentra aún presente, porque existen
limitaciones al interpretar el mundo prehispánico, a partir de corrientes teóricas nacidas
en otros órdenes y contextos para explicar e interpretar la historia no europea, además
de existir una evidente predisposición de sometimiento, predisposición y dominio en su
ideología, política y social. Es aquí donde es pertinente el aporte de la maestra Eulalia
Guzmán Barrón por proponer una cosmovisión diferente para interpretar la cultura
prehispánica, en un intento por desligarse del dominio del saber eurocéntrico.
En forma paralela debe reconocerse y tomarse en cuenta la labor de quienes han
tratado de construir una práctica arqueológica científica en México, si bien no
desvinculada del todo de la ciencia europea, nos permite tener los cimientos teóricos y
metodológicos para la investigación.
1.4 Los arqueólogos mexicanos de la primera mitad del siglo XX. El método histórico-cultural y la interdisciplinariedad de la arqueología.
Al abordar la visión histórica de la práctica arqueología en México es imprescindible
mostrar la labor de quienes formaron y edificaron las bases de la arqueología científica,
así este apartado tiene la intención de presentar sólo aquellos arqueólogos mexicanos
más destacados de la primera mitad del siglo XX y que además fueron contemporáneos
a la maestra Eulalia Guzmán Barrón, dicha selección no pretende menospreciar el
trabajo de muchos otros que con su entrega y profesionalismo se dieron a la tarea de
buscar el conocimiento del pasado y del vestigio prehispánico, más bien el propósito se
centra en mostrar el nivel de producción académica y de investigación en el cual la
36
maestra Eulalia Guzmán se encontró inmersa dentro de la práctica arqueológica que
ayudó y contribuyó a la consolidación de esta ciencia en México.
El primero y de mayor importancia para la formación de la arqueología científica es el
Dr. Manuel Gamio (1883-1960). Nació en el D. F., se graduó de la Escuela Nacional
Preparatoria de San Ildefonso. Durante un tiempo estuvo viviendo en los límites de
Puebla y Oaxaca en donde aprendió náhuatl. En 1906 y 1908 realizó estudios de
arqueología, etnología y antropología en el Museo Nacional, fueron sus maestros
Nicolás León y Jesús Galindo y Villa, con ellos logró obtener el título de profesor auxiliar
de historia, estudió en la Universidad de Columbia. Obtuvo el título de antropólogo y
regreso a México. Algunos directivos del Museo como Ramón Mena Issasi (1874-1957)
y Luis Castillo Ledón (1879-1944) se inconformaron por su forma de abordar la
arqueología, (Rustch, 2001:93-36) Las diferencias consistieron en que éstos últimos no
aceptaban que la práctica arqueológica se diera bajo la teoría histórico-cultural
difusionista y la incorporación de técnicas para realizar excavaciones, argumentando
que “eran interpretaciones y procedimientos de influencia extranjera”. (Rutsch, 2001:
99-118). Estas diferencias llevaron a Gamio a fundar en 1916 la Dirección de Estudios
Arqueológicos y Etnográficos en la Secretaría de Fomento. Las disputas se centraron
en desacreditarse mutuamente: por la autenticidad de objetos y osamentas
resguardadas unas por el Museo y las otras por la Dirección y por las líneas de
investigación y la práctica docente de la arqueología, todo ello derivó en el cierre de la
Escuela Internacional en 1924.
37
La actividad arqueológica de Gamio es destacada por ser el primer mexicano en
emplear el método estratigráfico en las excavaciones: en San Miguel Amantla en
Azcapotzalco, y Copilco que al excavar bajo la lava encontró construcciones, entierros,
cerámica similar a la hallada en San Miguel Amantla, interpretando que ellos
correspondían a periodos más antiguos e incluso al de Teotihuacan (argumentación
rectificada posteriormente).
El mayor trabajo realizado por Gamio en arqueología corresponde a las expediciones y
excavaciones en Teotihuacan, las que se prolongaron por 5 años, como resultado logra
la reconstrucción casi por completo de la Ciudadela y el Templo de Quetzalcóatl. Esto
derivó en un avance en la práctica arqueológica en México, porque además de emplear
la estratigrafía para investigar los periodos de máxima habilidad en la gran ciudad, llegó
a la conclusión de que fueron dos épocas (posteriormente ampliadas) de auge, de igual
manera determinó la edad de Teotihuacan recurriendo a un sistema, que consistía en
tomar como base el estrato de las iglesias de la colonia más antiguas y de las cuales se
conocía con precisión su temporalidad, así al medir la profundidad de los estratos se
establecía la época de la presencia de los vestigios. Aunque este sistema no le arrojó
resultados convincentes “porque la extensión de la cultura teotihuacana a otros lados
fue extensa llegando hasta la zona maya” (Bernal, 1992: 164), esto se explica porque se
encontraron a lo largo de otras zonas del sureste evidencias teotihuacanas en otros
estratos diferentes con respecto a los de la zona de Teotihuacan, pero ello no impidió
que continuara con sus investigaciones y la limpieza de la edificación más grande hasta
entonces hallada, pasando a ser un monumento histórico con el que se mostró la
grandeza de los aportes de los indígenas prehispánicos con los cuales se fundamentará
38
su incorporación a la historia mexicana. Posteriormente su trabajo lo dedica a la
consolidación de la investigación antropológica, en especial al estudio del indigenismo y
propone que dentro de la antropología se encuentren las áreas de arqueología,
etnografía, lingüística e historia.
Aquellos que tuvieron el honor y privilegio de conocer y disfrutar de la experiencia y
conocimientos del Dr. Gamio expresan que: “fue un abrevadero de conocimiento,
siempre mostró sencillez, compartió desinteresadamente lo que sabía. Como
estudiantes lo encontrábamos en los pasillos del museo y nos detenía para decirnos
sobre lo que en esos momentos trabajaba”. (Comunicación verbal de la Dra. Beatriz
Barba, 2007).
Las expresiones de la Dra. Barba permiten formarse una idea de cómo fue la
personalidad de un gran investigador con alto profesionalismo, compromiso, honradez y
entrega en la formación de generaciones de jóvenes al servicio de nuestra nación. A él
no le importó la gloria o el reconocimiento político ni intelectual, en vida jamás fue
galardonado, sólo se le ha dedicado a su memoria una modesta placa (por cierto
grafiteada y mal oliente) en la explanada contigua al Templo Mayor de la Ciudad de
México, fuera de ello el olvido y la ingratitud es lo que predomina.
El desarrollo de la arqueología y su consolidación como ciencia tuvo como pilar
fundamental a Dr. Alfonso Caso y Andrade (1896-1970), personaje de renombrada
importancia y con una personalidad multifacética, sus estudios originales corresponden
a la abogacía. Egresado de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Nacional de
39
México (García,1988 b: 424). Sin embargo donde tuvo su mayor proyección profesional,
política e intelectual fue en la arqueología, historia y antropología, para ello se inscribe a
las diversas cátedras de antropología que en 1920 se impartían en el Museo Nacional
donde se formó al cobijo de Gamio y Seler. El inicio de su actividad arqueológica
comienza con un escrito acerca de patolli y otros juegos prehispánicos, defendiendo su
teoría “las civilizaciones mesoamericanas tenían su propia evolución”. Hay en él un
velado intento por interpretar el mundo prehispánico desde la misma teoría europea,
pero con adaptaciones y adecuaciones al contexto prehispánico, por ejemplo cuando
trata de definir al indio y lo indio:
el aspecto biológico, que consiste en precisar un importante y preponderante
conjunto de caracteres físicos no europeos […] cultural, que consiste en
demostrar que un grupo utiliza objetos, técnicas, ideas y creencias de origen
indígena o de origen europeo aceptadas, en grado o por fuerza, entre los
indígenas, y que ya han desaparecido en la población blanca […]. el criterio
lingüístico, perfecto en los grupos monolingües indígenas […] y el criterio
psicológico, que consiste en demostrar que el individuo se siente formar parte
de una comunidad indígena (Caso,1948: 90).
En estos argumentos Caso se da cuenta que los conceptos, hasta entonces conocidos,
tienen limitaciones para conocer e interpretar al habitante americano, por tanto se
requiere una ampliación de categorías basadas en las particularidades geográficas.
Fue fundador de la Revista Mexicana de Estudios Antropológicos. La búsqueda por el
conocimiento del mundo prehispánico lo hace acercarse a la zona de Oaxaca, y
demostró en aquel entonces que no sólo eran dos culturas importantes la maya y la
mexica. Él señaló a la cultura zapoteca como una de las cunas culturales, a la cual
40
dividió por épocas I y II prezapoteca, IIIa florecimiento, IIIb, IV y V mixtecas, hasta tener
contacto con los españoles.
Al ingresar al museo en 1929 como arqueólogo se le designa la cátedra de Arqueología
Mexicana y Arqueología Maya, las cuales también impartió en la Universidad de
México, conjuntamente con esta actividad emprende sus excavaciones en el Estado de
México y Michoacán, posteriormente se desempeña como jefe del Departamento de
Arqueología del museo en 1931. Realizó una de las más grandes exploraciones en
Monte Albán en 1932. En el proyecto participó la maestra Eulalia Guzmán Barrón. En la
excavación Caso encontró la tumba 7 en Monte Albán, su fama traspasó las fronteras.
Como anécdota del Dr. Caso comentaba: “el honor se lo debo a la vaca que cayó en el
agujero de la entrada de la tumba” (Comentario verbal de la entrevista a la Dra. Barba
2007). En su trabajo empleó técnicas como la fotografía, elaboración de planos,
descripción del lugar. El control de la información fue estricto y sólo él la administró y
guardó por más de treinta años. Al paso del tiempo la fue dando a conocer al dominio
científico a través de sus obras.
Por las diferencias con el entonces presidente de la república Abelardo L. Rodríguez al
no acudir como asistente a una manifestación anticlerical es despedido de sus cargos
(García, 1988 b: 429), se quedó sólo con las exploraciones en Monte Albán, acción que
lejos de perjudicarlo le ayuda para continuar su investigación y análisis.
Cuando asume la presidencia el general Lázaro Cárdenas se le invita a participar en la
recuperación de la identidad mexicana y a concretar el proyecto cardenista dirigido
41
hacia la ciencia y el arte; así logra la fundación del INAH en 1939 y de la Escuela
Nacional de Antropología e Historia que en ese entonces formaba parte de la Escuela
de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.
El acervo literario fue prolífico, a través del cual siempre trató de demostrar su teorías,
las cuales defendió aun a costa de la amistad de sus allegados, situación que le causó,
según el Dr. Bernal, muchos opositores. “Para él sólo había negro y blanco, no existían
tonalidades intermedias” (Citado por García, 1988 b: 432) ejemplo de esto es lo
referente a la maestra Eulalia Guzmán Barrón (en el caso del hallazgo de la tumba de
Cuauhtémoc que aún a la fecha se discute). El no admitir el veredicto de las comisiones
investigadoras nombradas por Caso, las cuales argumentaban que el proceso de
investigación y los análisis técnicos eran erróneos, la convirtió en su enemiga, “la
combatió y trato de eliminar su presencia en el ámbito profesional, directa o
indirectamente”. (Comunicación verbal Dra. Barba, 2007)
La actividad arqueológica de Caso aparentemente disminuyó (la delegó en otros como
Ignacio Bernal, pero siempre bajo su supervisión) su interés se centró por el
indigenismo, así se dispuso a consolidar la fundación del Instituto Nacional Indigenista
en 1949 del que fue su director hasta su muerte. En aquel momento se le consideraba
uno de los más prominentes intelectuales y políticos de tendencia izquierdista,
“fundamentalmente un político de izquierda tan atinada, tan atinada que no se notaba
que fuera de izquierda” (comunicación verbal de la Dra. Barba. 2007), tanto su prestigio
como sus obras por el indígena, lo llevan a ser representante del indigenismo ante otros
países y recibir innumerables títulos y reconocimientos a nivel nacional e internacional.
42
El factor político - intelectual tiene una influencia decisiva en la historia de las personas
e instituciones en este país.
Dentro del clima de la búsqueda y consolidación de la identidad nacional participaron
diversas personalidades, así tenemos al ingeniero Enrique Díaz Lozano, quien realizó
trabajos arqueológicos durante las primeras décadas del siglo XX, en su obra aplicó
conocimientos de geografía, geología, geomorfología (García, 1988 c: 17); logrando
describir el paisaje, composición geológica de las capas del subsuelo. Analizó
componentes mineralógicos de la arcilla, cerámica e identificó materiales de
construcción en diferentes momentos, participó en las zonas arqueológicas de San
Bartolo y Santa Cecilia en Estado de México, en el cerro de Teocuila en Jalisco, en el
cerro de Tecualtitlán, además de la excavación estratigráfica, incorporó otras técnicas
de exploración como los informantes (parte del método etnográfico), quienes aportaban
datos sobre la existencia de vestigios arqueológicos, adhiriendo la técnica fotográfica.
En su trabajo logra comprender lo difícil que es reconstruir la historia de un grupo
humano, sólo a partir de algunos fragmentos de cerámica. Sin duda estos
conocimientos de ingeniería y composición del suelo son un gran aporte a la
interpretación y reconstrucción arqueológica, la cual se toma en cuenta actualmente
dentro del trabajo arqueológico.
Al realizar la revisión y selección de los arqueólogos de la primera mitad del siglo XX, se
encontró que gran parte de ellos se desempeñaron y se formaron en otras áreas de
43
conocimiento muy distintas a la historia y arqueología, pero no por ello deja de ser
importante su labor y contribución a la ciencia arqueológica mexicana.
El interés por el mundo prehispánico fue decisivo en muchos a través del entusiasmo y
profesionalismo del Dr. Manuel Gamio, así Miguel Ángel Fernández (1890-1945)
egresado de la Escuela Normal para Profesores de la Ciudad de México, ingresó a la
escuela de San Carlos donde estudió para escultor y pintor, y a través de la pintura trató
de promover el acercamiento con la cultura prehispánica, en 1921 conoce a Manuel
Gamio en Yucatán, dando inicio su actividad como arqueólogo en la Dirección de
Antropología de la Secretaría de Agricultura y Fomento, participó en la reconstrucción
del juego de pelota, dibujó relieves escultóricos, realizó maquetas de yeso de los
diversos conjuntos arquitectónicos. En Palenque inicia su participación en la
reconstrucción de la zona, logrando en 1940 inaugurar el Museo de Palenque, para el
que aportó material gráfico sobre arquitectura y monumentos. (García, 1988 c: 123)
La importancia de Miguel Ángel Fernández es que se forma en el trabajo práctico de la
arqueología, siempre bajo la dirección y sugerencias del Dr. Gamio. Su legado consiste
en dibujos y pintura mural plasmada en el Museo de Palenque, que le dieron gran
importancia debido a que constituyó el medio para mostrar el arte y cultura
prehispánica.
José García Payón es otro de los colaboradores cercanos a Gamio, nació en Zacatecas
en 1896 sus primeros estudios los realizó en México, posteriormente la secundaria y
preparatoria las realizó en Francia. En 1920 efectuó estudios en Estados Unidos en la
44
Universidad de Columbia como alumno de Franz Boas; posteriormente es invitado por
Manuel Gamio a realizar una investigación antropológica a raíz de la migración de
mexicanos hacia Estados Unidos después de la primera guerra mundial. Se instala
definitivamente en México en 1928 realizó sus primeras exploraciones en zonas
arqueológicas como Tacaxic, Calixtlahuaca y Malinalco. Entre sus logros se encuentran
la fundación del Museo de Arqueología del Estado de México, para el que aplicó sus
estudios de investigación en museografía de otros países, participó en la reconstrucción
del edificio poniente de Las Monjas y el lado oriente del monumento del Adivino de
Uxmal en Yucatán. Miembro y fundador de la Sociedad Mexicana de Antropología y de
la Escuela Nacional de Antropología, en 1945 el secretario de Educación Pública Jaime
Torres Bodet, le otorga el título de arqueólogo. Participó en la reconstrucción de
grandes centros urbanos y religiosos en los que aplicó el método de la etnohistoria,
aunque sus investigaciones fueron de tipo cronológico e histórico, a través de datos
tecnológicos y estilos arquitectónicos, se muestra una clara adhesión a la teoría
histórico- cultural practicada en la época.
Uno de los profesionales destacados fue el ingeniero civil José Reygadas Vértiz (1886-
1940) nació en la Ciudad de México, egresado de la Universidad de México, desde
1912 se interesó por la arqueología. Desempeñó el cargo de inspector y conservador de
Monumentos Arqueológicos e Históricos, participó al lado de Gamio en las
investigaciones en Teotihuacan realizando trabajos de dibujo. Logró interpretar la
estratigrafía de edificios del sitio, a través de tablas y gráficas estadísticas (García, 1988
c: 294). La característica de sus trabajos es que presentan los lineamientos (una guía)
para la exploración y conservación de monumentos, esta última es la preocupación
45
central, por ello las tipologías que se realizan de los materiales, establecen cronologías
y tratan de regionalizar los estilos y cultura.
El procedimiento para establecer estas tipologías y cronologías que el ingeniero José
Reygadaz realizó fue a través del peso y medida de la cerámica, de acuerdo con su
procedencia en los estratos de aproximadamente 20 centímetros dentro de un área que
abarcó tres por cuatro kilómetros de extensión.13 Los resultados de estos trabajos
permitieron a José Reygadas, redactar y presentar su obra La Población del Valle de
Teotihuacan con la que participó en el XX Congreso Internacional de Americanistas en
1922. Su práctica arqueológica se extendió por diversas partes de la República
logrando realizar diversas publicaciones como: Comunicaciones y Exteriores y Locales
del Valle, Estratigrafía y Extensión Cultural, Ruinas de Sayi, Nota preliminar sobre las
actuales excavaciones de Teotihuacan, Estado actual de los principales edificios
arqueológicos de México, The Ruins of Labná, Yucatán, Exploraciones de la pirámide
de Tenayuca, entre otras. Como se muestra su trabajo arqueológico lo dio a conocer a
través de las publicaciones, las cuales se encuentran dentro de los Anales del Museo
Nacional y otras en la biblioteca personal que conservan aún sus familiares.
La arqueología se ha nutrido de los conocimientos en otras ciencias, es el caso de la
Biología gracias al trabajo de Javier Romero Molina (1910-1986). Nació y realizó sus
estudios en la Ciudad de México, fue egresado de la Escuela Nacional Preparatoria en
Ciencias Biológicas, ingresa al departamento de Antropología Física del Museo
13 Incorporó a la investigación los accidentes topográficos, “de los tramos intransitables en épocas de lluvias y los puntos de derrotero, con la intención de determinar posibles caminos antiguos” (García,1988 c: 96) como se muestra logró incorporar diversos procedimientos de otras áreas del conocimiento y realizarlos por primera vez en México.
46
Nacional de Antropología como ayudante, en dicho cargo llevó estudios y
ordenamientos del material osteológico reunido por Nicolás León en el siglo XIX hasta
los reunidos en épocas recientes, producto de las excavaciones arqueológicas. (García,
1988 c: 353)
Las primeras investigaciones de Javier Romero son en torno a los entierros
prehispánicos hallados en Cholula, en la Plaza del Seminario, también participó en las
excavaciones arqueológicas con Alfonso Caso en Monte Albán con la exploración de
330 entierros y 164 tumbas. Localizó y excavó entre los años de 1938 y 1940, 20
entierros y 6 tumbas de Monte Negro Oaxaca, situación que le permitió convertirse en
uno de los primeros especialistas en entierros y tumbas prehispánicos, por ello intervino
en la primera comisión revisora en el estudio de los restos óseos encontrados en
Ichcateopan Guerrero por la maestra Eulalia Guzmán Barrón. Él argumentó que los
huesos pertenecían a diferentes individuos y por tanto era imposible asegurar que
fueran de Cuauhtémoc.
La importancia de sus investigaciones radica en encontrar las alteraciones de índole
cultural apreciadas en los restos óseos, por ejemplo las deformaciones intencionales en
los cráneos, Romero argumentó:
La deformación predominante en Mesoamérica fue la forma tubular en sus dos
tipos, erecta y oblicua. La deformación tubular erecta es la más antigua en
Mesoamérica, apareciendo en el nivel cultural correspondiente al Preclásico
Inferior (1400-100 a. c.), en el Valle de México, la deformación tubular oblicua
también estaba presente en el Valle de México a partir del Preclásico Superior
(500-200 a.c.), siendo más frecuente en el clásico superior, especialmente en
47
el área maya (Romero, 1970 en descripción de los hallazgos hechos y
discusión de las técnicas empleadas: Vol. 9: 50-67).
Con esto nos muestra que este tipo de costumbres obedecieron a ritos o prácticas
eminentemente culturales, realizadas aún por otros grupos humanos en la actualidad.
Esto no debe implicar una interpretación de menosprecio, como lo expresado a partir de
la visión de la ciencia europea que emplea concepciones a priori con el propósito de
demostrar inferioridad y retraso en otros grupos humanos.
Los conocimientos de biología de Javier Romero le permitieron expandir sus estudios al
área odontológica, a través de ella clasificó los dientes y pudo encontrar: mutaciones
dentarias, los diversos tipos de limados e incrustaciones en las dentaduras con los que
comprobó la existencia de patrones bucales practicados en la época prehispánica.
Estos procedimientos son actualmente vigentes en la ENAH para la formación de
generaciones de arqueólogos.
La arquitectura ha enriquecido la actividad arqueológica, dentro de este caso tenemos
al arquitecto Ignacio Marquina Barredo (1888- 1981). Originario de la Ciudad de México
realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. En 1913 se tituló de
arquitecto e inició su actividad como docente en ese mismo centro. El Dr. Gamio se
encontraba en 1915 realizando excavaciones en el Templo Mayor en el Zócalo de la
Ciudad de México, el arquitecto Marquina se acercó por curiosidad, entabló amistad con
el propio Gamio, quien le propuso para que se uniera a trabajar en el área arqueológica,
así a partir de 1917 comenzó su trabajo al lado de Gamio y participó en los trabajos de
48
Teotihuacan con los que elaboró su primera obra titulada La arquitectura y escultura
prehispánica. (García, 1988 c: 500)
Al fundarse la dirección de Antropología de la Secretaría de Agricultura y Fomento,
Marquina se integra al equipo como investigador de los aspectos arquitectónicos
prehispánicos en 1922, como resultado de ese trabajo sus obras arquitectónicas
posteriores se combinaron con la influencia del art deco, consistente en una
geometrización de la sinuosidad fitomorfa (referente a la naturaleza vegetal)
característica de los años de los veintes, así manejó el art deco con motivos
prehispánicos en cada proyecto arquitectónico que desarrollaba, esta nueva propuesta
lo llevó a compartir ciertos principios de afinidad con exponentes del arte mexicano
como Diego Rivera.
Su trabajo para la arqueología se caracterizó por excavar las estructuras y conocer las
formas constructivas prehispánicas para que a través de ellas se pudiera plantear
alternativas de arquitectura neoindigenista o neoprehispánica. Trabajó en la pirámide en
Cholula dando a conocer en su investigación las pinturas de los templos interiores de la
pirámide, participó con Alfonso Caso, en el hallazgo de la tumba 7 de Monte Albán.
Se desempeñó principalmente como funcionario en diversas instituciones: la Dirección
de Monumentos Prehispánicos, el Instituto Nacional de Antropología, el Instituto
Nacional Indigenista, situación que le permitió participar en congresos a nivel nacional e
internacional en instituciones educativas y la UNESCO, así logró consolidar una carrera
administrativa amplia y de mucha influencia política, a tal grado fue su prestigio e
49
influencia que, por ejemplo: en el caso de la publicación de Las cartas en 1949 en el
diario El Universal, en las que se señalaba se había descubierto los manuscritos
aclaratorios acerca del entierro de los restos del último emperador mexica en
Izcateopan Guerrero, la nota periodística incluía el relato del señor Salvador Rodríguez
Juárez quién se decía haber heredado de su bisabuela Rosa Álvarez Vda. de Sales los
manuscritos. Se designa a la maestra Eulalia Guzmán Barrón para realizar las
investigaciones. En un inició cuando la maestra informa de la situación, Marquina se
traslada al lado de Alfonso Caso a Izcateopan y felicitó a la maestra, según dice la
propia Eulalia Guzmán en su libro Una visión critica de la conquista de México-
Tenochtitlán, (Guzmán,1985: 46), sin embargo al no mostrar el tesoro que se suponía
debía encontrarse junto con la osamenta, el escepticismo se manifestó ante la
autenticidad del hallazgo, cabe señalar que la maestra nunca afirmó que dichas cartas
fueran originales y fidedignas. El trabajo fue complementado a través de informantes y
tradiciones del lugar, la excavación estratigráfica y el análisis realizado por otros
profesionistas (físicos, químicos, odontológicos, etc.).
Pero todo ello a Marquina y Caso no les fue suficiente para darle credibilidad al trabajo
realizado y al ser en ese momento el arquitecto director del INAH, solicitó a la SEP se
nombrara una comisión interdisciplinaria de investigadores para determinar la
autenticidad del hallazgo. Así se desató una gran controversia y lucha entre estos tres
grandes de la arqueología mexicana, sin embargo para ellos no fue suficiente una
comisión, consecutivamente al paso de los años se continuaron nombrando comisiones
para determinar la autenticidad, la última en 1972.
50
Dentro del trabajo arquitectónico de Marquina se cuenta el diseño del ala norte y la Sala
Mexica del edificio del Museo Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de
México donde se muestra una obra arquitectónica prehispánica, sus obras se enfocaron
siempre en el interés arquitectónico como: Estudio comparativo de los principales
edificios prehispánicos de México; Estudio arquitectónico Tenayuca; Relaciones entre
los monumentos del norte de Yucatán y los del centro de México; La arquitectura de
México prehispánico, entre otras más.
La arqueología mexicana y el trabajo científico fue tomando forma con la participación
de aquellas primeras generaciones egresadas de la ENAH. Aunque el siguiente
arqueólogo no figura dentro de los contemporáneos a la maestra Eulalia Guzmán, debe
ser mencionado por su labor y ser el continuador de la obra emprendida por sus
maestros a los cuales siempre les dio crédito e importancia. Es el caso del arqueólogo
Román Piña Chán, quien nació en 1920 en el estado de Campeche; realizó sus
estudios en su estado, debido a su precariedad económica suspende sus estudios en el
Instituto Campechano, por lo que ingresó a la Escuela Industrial, posteriormente al
concluir esta etapa se trasladó a la Ciudad de México donde trató de obtener una beca
para continuar, al no poderlo lograr regresó a Campeche y se empleó dentro del Museo
de Campeche bajo las órdenes de Pavón Abreu para realizar dibujos. En 1942 volvió a
la Ciudad de México y se inscribió a la recién inaugurada Escuela Nacional de
Antropología, así dio inicio su preparación como antropólogo y arqueólogo, al término
de sus estudios se dedicó principalmente a la docencia dentro de la ENAH, en esta
actividad logró que los alumnos se acercaran y aprendieran los procedimientos
necesarios para realizar prácticas arqueológicas fuera del ámbito escolar, así la primera
51
práctica fuera de las aulas de la escuela es realizada por él y sus alumnos en la zona
de Tecoaque en Tlaxcala, Comacalco en Tabasco y Tzintzuntzan Michoacán en
exploración de muros y estructuras arquitectónicas, consolidación y restauración,
levantamiento de croquis y planos, recolección de tiestos y su identificación,
excavaciones de pozos estratigráficos para establecer las características del sitio,
cultura y cronología; pero principalmente su intención era integrar grupos de trabajo
interdisciplinario.
Posteriormente su trabajo arqueológico se extendió hacia otras zonas como en
Chalcatzingo y Atlihuayan en Morelos, en La Venta y la cuenca del río Grijalva en
Tabasco, en Mulchic y el Cenote de Chichén Itzá en Yucatán, Jania en Campeche, en
Cuicuilco en la Ciudad de México, Teotenango y Huamango en el Estado de México,
Tingambato en Michoacán (García, 1988 c: 214). Dentro de su trabajo arqueológico
Román Piña mantuvo la influencia de la corriente teórica neo-evolucionista, en donde a
través de ella logró dar importantes aportes en la interpretación y dio cuenta de la
necesidad de incorporar a ella otras áreas del conocimiento, si bien este destacado
arqueólogo no es contemporáneo de la maestra Eulalia Guzmán como ya se mencionó,
es digno de mención por ser de las primeras generaciones de alumnos egresados de la
ENAH que lograron la convivencia con aquella vieja guardia de arqueólogos, a los que
siempre mostró un profundo respeto y reconocimiento por sus conocimientos, aún
muchos de ellos vigentes para las nuevas generaciones. Muere el 13 de septiembre de
1984.
52
El recorrido por las personalidades que dieron vida a la arqueología científica en México
debe cerrarse con un arqueólogo que dedicó su vida a la investigación arqueológica por
cerca de sesenta y seis años el Dr. Ignacio Bernal y García Pimentel (1910 ---) procede
de una familia acomodada y heredera de una estirpe de historiadores, su bisabuelo fue
Joaquín García Icazbalceta y su abuelo materno Luis García Pimentel y Elguero, fue
egresado de la Escuela Libre de Derecho, donde tuvo contacto con Alfonso Caso quien
después de cuatro años lo invitó a ingresar en la Escuela de Antropología y forma parte
de la primera generación de alumnos (García, 1988 c: 293). En lo concerniente a su
actividad arqueológica, ésta se inició a partir de 1942 en Monte Albán bajo la
conducción de Caso, participó en los recorridos en los estados de Guerrero, Michoacán,
Colima y los resultados de estos estudios le permitieron elaborar el documento con el
que participó en el XXXIX Congreso Internacional de Americanistas. Sus publicaciones
comenzaron con la tesis de maestría La cerámica preclásica en Monte Albán, sus
trabajos arqueológicos se concentraron principalmente en Oaxaca donde establece
relaciones entre lo olmeca, maya y zapoteca, concluye que los creadores de la cultura
de Monte Albán I son afines a los olmecas de Veracruz y Guerrero y los habitantes de
Monte Albán II se relacionan con pueblos del sureste de México o Guatemala.
En sus investigaciones manifiesta su preocupación por llevar a la Arqueología no sólo
por el camino de la clasificación y la cronología, sino que:
La interpretación arqueológica debe comparar los materiales encontrados con
los de otros sitios, para establecer una primera cronología en relación con
otros sitios; posteriormente debe tratarse de entender la cultura del sitio
estudiado en sí, su historia, función, integración y motor (citado por García,
1988 c: 299).
53
Muestra con esto su preocupación por tratar de resolver los problemas teóricos en el
trabajo arqueológico.
Las excavaciones estratigráficas realizadas en Oaxaca le permitieron describir los
diferentes tipos de vasijas en especial las urnas funerarias, donde determinó que ellas
contienen representaciones de dioses o sacerdotes, así pudo elaborar una larga lista de
deidades y de sus atributos para después compararlos con los dioses descritos en
fuentes históricas y en otros lugares como la maya, teotihuacano y mexica. En Bernal la
importancia de la cerámica para la arqueología es: “[…] a base de una secuela de
tiestos puede reconstruirse una cronología y obtenerse una serie de documentos que
aún no son historia, pero que son la base de ella” (citado por García, 1988 c: 299). El
objeto encontrado es fundamento para el arqueólogo en la construcción de la historia.
Más adelante en otra serie de publicaciones con respecto a su trabajo práctico en las
excavaciones de la cultura olmeca hace referencia al método que empleó:
[...] el método es similar al empleado por los lingüistas, es decir, cuando
encuentro que un rasgo cultural existe en varias culturas descendientes de
otra o relacionadas en alguna de forma a ella o entre si, postulo su posible
presencia en esa cultura anterior cuando así parece indicarlo su sentido
general (citado por García, 1988 c:300).
En este argumento se denota una vez más la tendencia a establecer las relaciones
tanto exteriores como la interinfluencias en relación con otros sitios.
54
Bernal habló de la existencia de una civilización (concepto teórico eurocéntrico) en
Mesoamérica con la característica de ser un estado teocrático, la diferenció del centro
ceremonial porque no se ocupaba para habitación de pobladores como el centro
ceremonial del Tajín. Concluyó que los olmecas fueron también una civilización. Trató
de reivindicar las argumentaciones que apoyaban la existencia de una civilización en el
mundo prehispánico, sostenidas desde tiempo atrás, por los indígenas ilustrados
(muchos de ellos perseguidos) y defensores del indígena.
Actualmente el predominio e imposición de los paradigmas y teorías de la ciencia
europea, lleva a la actividad del científico social mexicano a entablar una lucha
constante para lograr una interpretación y construcción de su historia y dónde pareciera
que no existe otra alternativa sino recurrir, como en el caso de Bernal desde la propia
imposición ideológica, a hacer adaptaciones a estos conceptos eurocéntricos para
construir esa interpretación. Recordemos que la teoría de la evolución ha planteado un
proceso en el cual la civilización es el ideal por alcanzar y ello aún lo encontramos
vigente, por ello en Bernal se convierte en una necesidad evidenciar a través de la
arqueología la existencia de ese estatus civilizatorio del mundo mesoamericano.
En el trabajo de estos arqueólogos mexicanos de la primera mitad del siglo XX se
muestra el interés por la reconstrucción de nuestra identidad histórica a través del
mundo prehispánico, este propósito responde al clima político e intelectual de aquellos
años en que los gobiernos posrevolucionarios se empeñaron por dar una nueva forma
al estado mexicano. En este contexto la arqueología se convierte en el instrumento de
la política del estado, situación por muchos criticada, por caer la arqueología en
55
monumentarismo, patrimonialismo y mexicanismo exacerbado, sin embargo es parte
del momento histórico tanto nacional como a nivel mundial.
Los primeros arqueólogos y antropólogos como Gamio, Caso, Guzmán hay un velado
intento por romper con el eurocentrísmo, porque al trabajar bajo la imposición de los
conceptos europeos van descubriendo su insuficiencia y su error al tratar de interpretar
y explicar la historia prehispánica.
Lo anterior nos abre el camino para presentar el caso de la maestra Eulalia Guzmán
Barrón, quién a través de su obra, nos muestra un trabajo de investigación serio y
fundamentado donde se señala que la visión eurocéntrica ha estado presente cuando
se interpreta la historia prehispánica de México.
1.5 Dos arqueólogas: Isabel Ramírez Castañeda y Eulalia Guzmán Barrón
La Escuela Normal de Maestros a finales del siglo XIX y principios del siglo XX fue
formadora de una generación de destacadas personalidades, muchas de ellas han
sufrido el olvido y falta de reconocimiento a su trayectoria, como las maestras Isabel
Ramírez Castañeda y Eulalia Guzmán Barrón quienes aportaron las bases para la
ciencia arqueológica en México.
La Maestra Isabel Ramírez Castañeda (1881-1943) es poco mencionada cuando se
habla de la historia de la arqueología en México, pero debe ser considerada la primera
arqueóloga y etnóloga mexicana. Ella nació en el Distrito Federal en 1881 y murió en
56
1943. Egresó de la normal para maestras en 1904 con el título de Profesora Normalista
Práctica en la enseñanza primaria y de kindergarten (ahora llamado Preescolar), antes
de su formación en la Escuela Internacional ya había estudiado y colaborado con el
Museo Nacional en la clasificación de objetos al lado de Seler, ello le ayudó para ser
becada por el museo y a incorporarse a la recién fundada Escuela Internacional.
Posteriormente al incrementarse el acervo de documentos y vestigios del museo pasó a
ser parte del personal del Museo Nacional, actividad que le permitió elaborar un artículo
publicado en los Anales del museo con el nombre de Apuntes acerca de los
monumentos de la parroquia de Tlanepantla.
La situación anterior le dio oportunidad de participar activamente dentro de las
excursiones realizadas por los profesores Seler y Boas, una de las más importantes fue
la que duró 18 meses en el año de 1909 visitando Veracruz- Zempoala, Chiapas-
Palenque, Yucatán-Chichén Itzá, donde aplicó la técnica fotográfica para el registro de
los hallazgos y gracias a su dominio en el habla y la escritura del náhuath facilitó el
trabajo etnográfico y lingüístico en la interpretación desde la teoría histórico-cultural, su
labor se enfocó principalmente al trabajo lingüístico como parte componente de la
interpretación arqueológica.
La Escuela Internacional la becó gracias a la recomendación de Eduardo Seler para
hacer estudios en la Universidad de Columbia, sin embargo la beca nunca le fue
otorgada debido al malestar con el historiador Jorge Engerrad, quien argumentaba que
el trabajo realizado por la maestra era de baja calidad, a pesar de tales declaraciones,
ella se desempeñó como adjunta de Engerrad. Su participación dentro de la
57
arqueología y antropología para ese entonces fue solamente como trabajadora de
campo y recolectora de datos y no como analista y mucho menos se reconoció en ella
méritos para acreditarle y reconocerle una producción teórica.
El trabajo de la maestra Isabel Ramírez dentro de la arqueología se destaca por ser la
primera mujer arqueóloga mexicana que incorpora a la práctica arqueológica científica
las primeras técnicas y métodos en el proceso de excavación, la fotografía y la
estratigrafía, además del apoyo etnográfico y lingüístico para la interpretación de los
hallazgos a partir de la teoría histórico-cultural.
A pesar de sus investigaciones ya abundantes para el año de 1913 fue despedida del
museo, pero para 1914 vuelve a ser asignada al Departamento de Etnología bajo la
dirección de Andrés Molina Enriquez a quién presentó el proyecto “Una metodología
para la enseñanza de una educación bilingüe” para que sirviera a todos los grupos
étnicos del país, sin embargo este proyecto no se logró concretar posiblemente por los
disturbios de la época revolucionaria.
Para 1918 a Isabel Ramírez se le encarga la sección de Folklore Nacional del Museo,
en tal cargo presentó un proyecto para realizar excursiones y recolectar objetos de las
culturas: maya, tarasca, huichol, mexica-zapoteca, sin embargo tal proyecto fue
cancelado por falta de recursos, y como es de esperarse años más tarde el director del
museo, Luis Castillo Ledón, argumentó que como no había realizado actividad
productiva se cancelaba su nombramiento, por lo que tuvo que dedicarse a la actividad
docente. Años más tarde en 1936, siendo director Andrés Molina se incorporó al museo
58
con un sueldo de ochenta y dos pesos al mes dentro del departamento de enseñanza
del museo, para este nuevo cargo Isabel Ramírez presentó un proyecto consistente en
impartir cursos de arqueología a maestros, bajo la opinión que “la arqueología debe ser
del dominio de los maestros para la formación de mejores patriotas”(Rutsch, 2003:16).
A Isabel Castañeda Ramírez nunca se le otorgó el título de arqueóloga, su trabajo ha
sido por mucho tiempo ignorado entre las figuras de los grandes hombres científicos de
inicios del siglo XX, mucho de su producción se ha perdido, tal vez por descuido o por el
desden de quienes se han encargado de la política y de la historiografía arqueológica
de nuestro país.
Mujer destacada como historiadora y arqueóloga es la Maestra Eulalia Guzmán Barrón
su vida y obra cumple un papel muy especial en la historia nacional mexicana. Mujer
excepcional dentro de la arqueología e historia, destacada por su dedicación y entrega
a lo largo de toda su vida a la docencia.14 Considerada en 1935, junto con Elia Bravo,
Matilde Rodríguez Cabo, mujeres científicas prominentes en una época en la que la
presencia masculina dominaba el quehacer científico, político, social y económico. Tal
situación no fue obstáculo para defender su posición científica y argumentaciones
teóricas, tanto a nivel nacional como internacional, aún a pesar de la descalificación de
las comisiones revisoras al caso de Izcateopan y del grupo de políticos-intelectuales de
aquellos años.
14 En 1916 el general Plutarco Elías Calles la invitó a formar escuelas modelo de enseñanza indígena en Sonora, así fundó en el pueblo de Bacum un plantel, en el que se impartían clases en la mañana a los menores y en la noche a los adultos. “Después de esta experiencia Eulalia quedó preparada para dedicarse a la arqueología e historia” (Comunicación verbal Dra. Barba, 2007)
59
Sus investigaciones documentales fueron intensas tanto en archivos de México como
en otros países, en contadas ocasiones aplaudida, pero en otras perseguida, juzgada,
criticada y olvidada. Nació el 12 de febrero del año 1890 en Zacatecas, en el poblado
de San Pedro Piedra Gorda sus padres fueron el Señor Don Julián Guzmán y la Señora
Antonia Barrón.
En el sistema educativo de la época porfiriana sólo se daba oportunidad a aquellos
sectores de la población mexicana de clase social media alta y alta. Ante tal situación el
señor Julián Guzmán decide trasladarse con su familia a la Ciudad de México en el año
de 1898 con el propósito de que sus hijos pudieran continuar sus estudios más allá del
cuarto año de primaria que ofrecía el sistema educativo de San Pedro, este cambio
“deja huella en la joven Eulalia quien aprendió desde pequeña a procurar soluciones
donde se encontrara”. (García, 1988 d: 255).
Fig. 1 Maestra Eulalia Guzmán Barrón (1890-1985) Foto tomada de García b, 1988 La antropología en
México. Panorama histórico, Vol. 10: 254.
60
Al concluir sus estudios de instrucción primaria Eulalia Guzmán ingresó a la Escuela
Normal para Profesoras, conciente de la necesidad y carencias económicas de su
familia, solicitó el 5 de julio de 1904 al entonces presidente de la República, Porfirio
Díaz, a través de la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública una pensión, para lo
cual presentó la constancia de sus calificaciones:
Fig. 2 Certificado del 1º año de Normal.
Fuente: Archivo Histórico de la SEP, Secc. Personal Sobresaliente, Exp. G4/5, Legajo-I, foja 6.
61
La Secretaría del ramo determinó: “tengo la honra de manifestar que la Señorita Eulalia
Guzmán cursa actualmente el primer año de estudios profesionales, es una alumna
aplicada, de buen comportamiento y pobre.”15, así se le otorga una beca de 25 pesos.
La estupenda trayectoria y dedicación de Eulalia se forja desde sus inicios y logra
concluir sus estudios para presentar su examen profesional. Este tuvo lugar en el Salón
de Actos de la Escuela Normal Primaria para Maestras, el día 4 de septiembre de 1909,
en el cual fue aprobada por unanimidad.16.
15 Archivo Histórico de SEP, expediente G4/5, legajo 1, foja 3. 16 Ibídem, pág. 46.
Fig. 3 Constancia de Examen Profesional Fuente: Archivo Histórico de la SEP. Secc. Personal Sobresaliente, Exp. G4/5, Legajo-I, foja 46.
62
En el siguiente año habría elecciones y nuevamente se postularía a la Presidencia de la
República el Gral. Porfirio Díaz, situación que llevó a recrudecer aún más las
inconformidades manifiestas desde años atrás. Así el movimiento maderista17 surge
como propuesta de cambio para muchos, atrayendo a lo largo y ancho de México
diversos adeptos, así la joven Eulalia Guzmán y su amiga María Arias Bernal, aún
siendo estudiantes de la normal fundan la agrupación “Admiradoras de Juárez”, en la
que tratan de promover “la emancipación política de la mujer a través de la obtención
del derecho al voto” (Serra, 2003: 128) Se dan a la tarea de fundar la escuela de
capacitación femenina, trataron de politizar a las mujeres que se inscribían y
remarcaban la importancia del papel que la mujer tendría en la sociedad mexicana que
se estaba formando, así como darles conocimientos elementales (García, 1988 d: 255).
El activismo político y adición a la causa revolucionaria continuó; fue una ferviente
defensora y participante del zapatismo, la Dra. Barba comenta que la maestra Eulalia
Guzmán decía:
[…] cuando estaba el movimiento zapatista más álgido y necesitaban
municiones íbamos en grupo, hasta el Ajusco, algunas maestras y yo
poniéndonos dos faldas, en el primera falda llevábamos amarrado el parque,
¡pesaba mucho y apenas podíamos caminar!, lo trasportábamos desde la
Ciudad de México y como maestras nos dejaban pasar sin registrar, la
segunda falda servía como disimulo, así las entregábamos a los zapatistas, ¡Si
hubiera existido detector de metales, como ahora nos hubieran arrestado y
fusilado sin juicio! (comentario verbal de la Dra. Barba. 2007).
17 Eulalia Guzmán junto con María Arias tratan de interceder ante Victoriano Huerta por el presidente Madero. Huerta nunca las recibió, posteriormente acompañan a la viuda de Madero a la penitenciaría de Lecumberri a reclamar el cuerpo del presidente Madero para ser enterrado, situación que determinó ser cesada como profesora (Comunicación verbal Dra. Barba, 2007).
63
Siendo estudiante de historia y arqueología en la Universidad, formó parte del equipo
de investigadores que trabajó en Monte Albán, este trabajo arqueológico le brindó el
estudio de la cultura zapoteca. Sus investigaciones se iniciaron desde el 26 de Febrero
al 7 de marzo de 1934 en la zona de la mixteca alta de Oaxaca, realizó una descripción
topográfica: “el cerro es un basamento piramidal compuesto por varios cuerpos”
(Guzmán, 1934: 17), esto significa que las edificaciones están sobrepuestas unas con
otras formando una pirámide. Estableció una relación entre los pueblos mixtecos y
zapotecos, porque la cerámica que encontró tenía una notable semejanza con la
descubierta en zonas mixtecas. Sus recorridos arqueológicos comprendieron a
Yucuitac, Chachoapan, Yucundahui o Mogote Grande Pueblo Viejo, Nochistlan,
Yanhuitlan y Tamazulapan.
Observó la existencia de prácticas agrícolas prehispánicas, porque la técnica de
sembrado de los labradores era “una forma antigua de labrar la tierra antes de conocer
el arado” (Guzmán, 1934: 41). El sistema lo describe como “cajete”, es un palo largo
con un extremo en punta para ser enterrado y remover la tierra. La información que
encontró la maestra Eulalia Guzmán le permitió escribir diversos artículos en el Boletín
del Museo Nacional, en los que detalla diversas obras de arte prehispánico. En 1934 es
nombrada jefa del Departamento de Arqueología del Museo Nacional.18
Su actividad arqueológica la combinó con la histórica, de 1936 a 1940 fue comisionada
por la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Nacional de Bellas Artes, para
buscar documentos relacionados con la historia antigua de México en museos en 18 Archivo Histórico de SEP, op.cit, pág. 98.
64
Europa. En 1942 retoma la actividad arqueológica al ser invitada por el Dr. Pascasio
Gamboa, gobernador de Chiapas, para estudiar y realizar reconocimientos en Izapa,
aquí encontró que los altares y estelas eran zapoteca-maya (García, 1988 d: 261),
actualmente se conoce que en este sitio existieron vínculos entre la cultura olmeca y la
maya, lo que confirma la apreciación de la maestra Guzmán.
En 1949 inicia su investigación arqueológica e histórica en Izcateopan Guerrero, con el
propósito de dictaminar si lo narrado en los documentos publicados en el diario El
Universal, documentos que “ella siempre sostuvo no eran los originales sino copias de
copias de unos originales del siglo XVI“(García, 1988 d: 263), que indicaban al altar de
la iglesia de Santa María de la Asunción de Izcateopan como el lugar donde se
encontraban enterrados los restos del último Tlatoani. El procedimiento lo inició con el
análisis de pruebas “históricas- documentales” para determinar la época de la Iglesia de
Izcateopan.
Algunos de los documentos que investigó fueron: la descripción del arzobispo de
México hacia 1570, escrita por fr. Alonso de Montúfar (quien fue el 2ª Arzobispo de
México). El proceso inquisitorial contra Diego Díaz del Castillo, corregidor de Izcateopan
hacia 1560. Descripción del padre Diego García Almaraz, párroco de Telolopan 15 de
diciembre 1569. Relación de Lucas Pinto, regidor de Izcateopan del 15 de octubre de
1579. Testimonio del padre Francisco Moya, vicario de Izcateopan del 28 de abril de
1570 hasta el 30 de junio de 1571. 19
19 Archivo Histórico del INAH, caja caso Izcateopan.
65
Las pruebas arqueológicas iniciaron con el análisis por oxidación de la placa
encontrada junto a los restos óseos, dicha oxidación se determinó que fue de manera
natural y por la acción del tiempo, y no por exposición directa al ambiente o por agentes
oxidantes. El cálculo matemático de los niveles de oxidación, determinó que la placa
tenía 400 años aproximadamente de antigüedad, mismos que se sustentan con el
examen químico y físico (espectográfico, consiste en una lectura de los elementos que
conforman la muestra de metal) en el que se determinó que era de cobre nativo,
también llamado cobre natural, este estudio fue realizado por el M. en C. Martín del
Campo, el Dr. Enrique Bustamante, Q.F.B. Rufo Pérez Pliego y el Q. M. Alberto
Cervantes Beltrán. 20
A la osamenta se le realizó un análisis anatómico por médicos de la Escuela Nacional
de Medicina de la UNAM el Dr. Roberto Villareal Villanueva y de la Escuela Médico
Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional por el Dr. Enrique Acosta Vidrio, quienes
a través de una lámpara de luz ultravioleta y microscopio se mostró la luminosidad de
los huesos, determinaron que pertenecían a un individuo masculino de entre 20 a 30
años de edad.
Toda esta investigación se complementó con la recopilación de tradiciones orales
narradas por los ancianos de la región, registradas ante notario público Lic. David
Muñoz Rosas, como la del señor Salvador Rodríguez Juárez y la biografía de Florentino
Juárez Galindo. Todo este trabajo arqueológico e histórico realizado por la maestra
Guzmán Barrón despertó una gran controversia que hasta nuestros días subsiste. 20 Ídem.
66
En 1956 la maestra Eulalia Guzmán emprendió su último trabajo de tipo arqueológico al
clasificar alrededor de 53 000 objetos pertenecientes a la colección privada de Diego
Rivera, trabajo que se prolongó por dos años, los objetos clasificados se llevaron al
Museo Frida Kahlo. A partir de 1941, siendo ya responsable del Archivo Histórico del
INAH hasta su jubilación en 1970, su actividad se concretó al estudio y análisis de
documentos históricos.
67
CAPÍTULO 2
EULALIA GUZMÁN BARRÓN.
2.1 Circunstancia histórica: rechazo al positivismo.
Los arqueólogos mexicanos comienzan a plantearse argumentaciones críticas a su
práctica. Una de las primeras inquietudes fue si la arqueología era científica o no,
discusión que no sólo compete a esta área, sino para todas las ciencias sociales y
humanistas. Con estas interrogantes los planteamientos positivistas toman nuevamente
una renovada presencia.
El positivismo establece que a partir de los datos deben construirse hipótesis y
contrastarlas, para ver cómo funcionan las cosas y establecer generalizaciones, éstas
se justifican a pesar de haber diferencias en el interior de cada sistema, por la
existencia de similitudes fundamentales. Se pone en énfasis al entorno o ecología
cultural, destacándose lo material. Esto propicia la práctica e incorporación de técnicas:
análisis de fauna, paleontobotánica, datación por carbono 14, dendrocronología
(datación por medio de los anillos de los árboles), entre otras.
El positivismo tiene la ferviente convicción de que las ciencias humanas han de copiar
el método de las ciencias naturales, por lo que es necesaria la separación de los
criterios metafísicos o semi-religiosos. Así el proceso de investigación debe darse bajo
ciertos criterios y procedimientos, con el propósito de ser considerados universalmente
válidos, aceptados y demostrados.
68
a) Es necesario la separación entre la teoría del método.- Para la visión positivista
explicar un fenómeno, no debe ser dentro de una teoría que ya lo haya explicado, sino
a partir de un método neutro.
b) Realizar una separación del contexto del descubrimiento de una idea del contexto de
su evaluación.- Se podrán tener ideas acerca del proceso que tuvo lugar en la
prehistoria, ya sea producto, sueño o bien tomadas de la etnografía comparativa, lo
importante es contrastar las ideas con el registro arqueológico para ver si son válidas o
no.
c) Sólo es válida la explicación generalizadora.- Los resultados deben repetirse para
obtener una validez científica, por tanto predecibles y contrastables.
d) Las afirmaciones que no se comprueben quedan fuera del dominio de la ciencia.- Lo
que no pueda probarse carece de importancia.
e) El pensamiento científico está fuera de juicios de valor y acción política.- Se refiere a
la neutralidad científica, el científico queda fuera del contexto ideológico y político.
(Johnson, 2000: 60)
El proceder de la forma científica es plantear hipótesis concretas y contrastarlas, a partir
de deducciones basadas en los resultados de las pruebas y utilizarlas para elaborar
explicaciones. Las explicaciones por tanto deben ser exentas de valorizaciones
moralistas y personales del investigador, tal pareciera que el científico pudiera
separarse de su contenido ideológico y cultural lo cual es imposible.
69
Los arqueólogos se dieron cuenta de la imposibilidad de establecer generalizaciones y
por ende leyes formales que fueran ciertas en cualquier momento y lugar, sin afectar a
las poblaciones humanas.
La crítica al positivismo no se hizo esperar, una de las más connotadas es aquella que
dice “no es una teoría sino un mito, algo así como un modelo ideal de la filosofía
científica”, por tanto hay confusión de que sí el positivismo “describe lo que realmente
hacen los científicos, o simplemente es una “declaración ideal sobre lo que deben
hacer” (Johnson, 2000:65).
La neutralidad del científico también es cuestionable, si partimos del hecho que el
científico es sujeto integrante de una sociedad y parte de un proceso histórico en el que
asume ideologías e intereses, no puede existir esa neutralidad: ejemplo de ello es que a
partir de la segunda guerra mundial, la actividad científica en el mundo ha estado
vinculada a los grupos hegemónicos de poder político y económico.
Así la teoría histórico-cultural difusionista aprendida por la maestra Eulalia Guzmán
dentro de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología, fundada dentro del
Museo Nacional, llevaron a confirmar la oposición a los criterios positivistas, criterios
que disponían (desde la teoría de la evolución) corroborar los planteamientos
hipotéticos a través de la evidencia histórica y arqueológica.
La teoría histórico-cultural se oponía a realizar interpretaciones a partir del vestigio o
documento mismo, como lo intentó la teoría de la evolución cultural, por el contrario se
70
planteaba la incorporación de aspectos etnológicos y lingüísticos, en el quehacer
arqueológico. Así años más tarde cuando realiza la maestra Eulalia las excavaciones en
Izcateopan Guerrero, de los restos de Cuauhtémoc, incorpora tanto técnicas, como
elementos lingüísticos y etnográficos a su investigación, llevándola a presentar años
más tarde su oposición a los paradigmas de índole racial de la teoría evolucionista en
su libro Relaciones de Cortés con Carlos V sobre la Invasión de Anáhuac.
2.2 La formación normalista. La necesidad de historiar a la patria.
Uno de los principales ideales emanados de la revolución fue llevar educación a los
diversos sectores de la población, por ello se emprendieron diversas campañas y
proyectos para la construcción de escuelas en toda la República Mexicana. Con ello se
abre también la posibilidad de que diversos sectores de la población lograran tener
acceso al sistema educativo, el cual requería de la formación de profesoras y
profesores que fueran capacitados en los métodos pedagógicos de todas las áreas de
conocimiento. Una de las profesiones que creció en estas épocas fue la de maestro,
pues representó para muchas personas la posibilidad de que, en pocos años de estudio
se incorporan al sistema laboral.
Las generaciones de egresados de la Escuela Normal de Maestros21, se dieron a la
tarea de profundizar y actualizar los planes y programas educativos que hasta entonces
se impartían. En el caso de la historia antigua de México poco se conocía a inicios del
21 Porfirio Díaz en 1885 decretó la creación de la Escuela Normal de Maestros en la Ciudad de México, recibió únicamente a hombres. En 1888 se creada la Escuela Normal para Mujeres (Ducoing,2004:42), aunque hay antecedentes que desde 1823 existían otras escuelas normales en otros estados del país.
71
siglo XX, muchos de los trabajos realizados fueron en su mayoría por viajeros,
profesionales e instituciones de investigación extranjera. La revolución permitió que las
ciencias arqueológica e histórica se desarrollaran institucionalmente, sirviendo como un
emblema político e ideológico a los primeros gobiernos revolucionarios.
Eulalia Guzmán Barrón fue de la generación de egresados de la Escuela Normal de
Maestras al iniciar el siglo XX, su trayectoria educativa comenzó a partir de 1913 en
diversos planteles y distintos niveles: primaria y superior, fue nombrada como maestra
de geografía en la Escuela Comercial para Señoritas “Miguel Lerdo de Tejada”.
En 1914 comienza a desempeñarse como catedrática de Geografía en la Escuela
Normal para Señoritas. Y al año siguiente es comisionada por Carranza para estudiar
metodología de la aritmética, en la ciudad de Boston.22 La Dra. Beatriz Barba (1989:
256) menciona que aprovecha su estancia en el estado de Massachusetts para conocer
nuevos métodos de enseñaza para geografía e historia, lo cual hace que su estancia se
prolongue durante todo el año.
En 1917 es nombrada como profesora interina núm. 1 de Historia Patria General e
Instrucción Cívica en la Escuela Normal para Maestras. Eulalia conciente de la
importancia de la formación educativa en los niños en edades tempranas participa como
profesora de la nueva asignatura Metodología especial de Kindergarten (término
empleado por la SEP en esos años. Así, como por ejemplo se lee en el currículo de la
maestra Eulalia Guzmán relativo a los empleos desempeñados por ella en el Ramo de 22 Archivo Histórico SEP, op.cit., pág. 74.
72
la Educación, con fechada el 23 de marzo de 1920)23 ahora es llamado este nivel como
Preescolar, su trabajo en educación se extendió desde los niveles preescolar, primarias,
secundaria y preparatoria. El Departamento Universitario y de Bellas Artes en enero de
1922 la nombra como “Séptima Profesora de Lengua Castellana de la Escuela Nacional
Preparatoria”.
El rector de la Universidad, el Lic. José Vasconcelos, comisionó a la maestra Guzmán
junto con las profesoras Elena Torres y Luz Vera para asistir a las conferencias de la
Pan American Round Table la cual se llevó a cabo en Baltimore, Maryland el día 20 de
abril de 1922.24 Participó destacando la personalidad de Sor Juana Inés de la Cruz
como precursora del feminismo y de José Vasconcelos como el filósofo mexicano quien
reconocía la importancia del papel de la mujer en la sociedad. En ese mismo año
participa en el Segundo Congreso Internacional de Educación Moral y Enseñanza de
Historia, en Ginebra. Como resultado de su asistencia al congreso se derivaron
reformas educativas en la educación primaria, secundaria y superior en México, en
donde pugnó “por la supresión del espíritu de competencia para lograr la paz universal”
(García, 1988 d: 257). Su asistencia al congreso le proporcionó la oportunidad de
conocer al alemán Rodolf Steiner con quien tomó cursos en dos escuelas alemanas, así
tuvo que aprender el idioma alemán.
Estas campañas emprendidas por el Ministro de Educación para fortalecer y llevar el
sistema educativo a todos los sectores de la población mexicana, permiten a la maestra
23 Archivo Histórico SEP, op. cit., pág.104. 24 Ibídem, pág. 158.
73
Eulalia ser nombrada en enero de 1923 como Directora de la Campaña contra el
Analfabetismo a partir del 21 de enero25, este proyecto de alfabetización masiva se
comisiona nos muestra del reconocimiento oficial a su capacidad de liderazgo Para
emprender una tarea de tal envergadura. Paralelamente a este nuevo nombramiento
comienza la redacción, con la información recabada en el congreso y los cursos en
Alemania, del libro intitulado La escuela nueva o de acción, en el cual explicaba las
nuevas técnicas de enseñaza, situación que le permitió darse a conocer en el medio
magisterial y universitario.
La alta vocación hacia la educación de la maestra Eulalia, es reconocida por las
autoridades educativas quienes el 9 de marzo de 1923 emiten un documento en el cual
se dice:
En vista de su buena voluntad para colaborar en la grande obra de
campaña de Cultura Nacional iniciada por la Secretaría de Educación
Pública se le nombra Organizadora Honoraria de Ligas en Pro de la
Cultura Nacional 26 .
Comienza a separarse de su trabajo directo en el aula, debido al desempeño de cargos
administrativos dentro de la Secretaría de Educación, así en marzo de 1924 es
comisionada como directora de la Escuela Primaria Elemental y Superior, en los años
consecutivos es nombrada en otras direcciones de escuelas primarias en el Distrito
Federal. Posteriormente como inspectora en escuelas experimentales en la ciudad de
México.
25 Ibídem, pág. 180. 26 Ibídem, pág. 200.
74
El crecimiento y fortalecimiento que fue adquiriendo el sistema educativo en México por
estos años, posicionó a México en América Latina como líder ante otras naciones.
Dentro del proyecto de reforma educativa emprendido por Vasconcelos estaba
contemplado invitar a diversas personalidades académicas e intelectuales de América
Latina, por ello se invita a la maestra y poeta Chilena Lucila de María del Perpetuo
Socorro Godoy Alcayata, mejor conocida por su seudónimo Gabriela Mistral, para
participar en el proyecto de la creación de bibliotecas populares; como anfitriona y guía
en su visita a las escuelas primarias y secundarias, comisionan a la maestra Eulalia27,
ello propició una larga amistad que perduró hasta la muerte de Gabriela Mistral en
1957.
En 1926 nuevamente se presenta la oportunidad de realizar estudios en el extranjero y
en calidad de becaria de la Fundación Alejandro von Humboldt para estudiar e
investigar las actualizaciones pedagógicas en la República Alemana28, su estancia se
prolongó por tres semestres a pesar de la discrecional beca de 125 marcos mensuales,
pudo matricularse en la Universidad Von Humboldt en Berlín como estudiante de
Filosofía en la especialidad de Pedagogía, cursó las clases de:
Primer Semestre
• Introducción en el nuevo movimiento de reforma escolar. • Historia de la Pedagogía Moderna. • Ejercicios Psicológicos para principiantes. • Introducción en el Servicio Social Juvenil • Filosofía de la Cultura.
Segundo Semestre:
• La Pedagogía del Presente y Pedagogía General. 27 Ibídem, pág. 153. 28 Ibídem, pág. 304.
75
• Ejercicios Pedagógicos con Práctica en las Escuelas Pestalozzi. • Ejercicios Experimentales-Psicológicos (Sobre pensamiento) • Problema fundamental de la Filosofía. • Lógica y Metafísica • Cultura Humana.
En el tercer Semestre:
• Psicología Biológica. • Ejercicios Experimentales-psicológicos. • Ejercicios sobre principio pedagógico basado en la ciencia de la
Cultura. • Problema de la cultura en el presente • Filosofía Kantiana. • Historia de la Ética Moderna, a partir de Kant. • Historia de la literatura Alemana. El Drama. • Filosofía del Arte. 29
La estancia en Alemania se prolonga otros dos semestres, ya que vuelve a matricularse
en la Universidad de Jena, para estudiar las siguientes materias:
Primer Semestre:
• Historia de la literatura alemana del siglo XIX. • Historia de la filosofía moderna, desde Fechte hasta el presente. • Direcciones diversa de la pedagogía moderna. • Concepto fundamental de la Pedagogía • Leyes Escolares • Ejercicios sobre el sistema de la ciencia de la Educación • Psicología del niño y del joven. • Los fundamentos de la Pedagogía.
Segundo Semestre:
• Historia de la Literatura alemana, desde sus comienzos hasta el siglo XIII
• Problemas fundamentales de la teoría del conocimiento, ciencia de la Educación, aplicada
• Teoría y práctica de la Escuela primaria • Ejercicios sobre el sistema de la ciencia de la Educación30
29 Ibídem, pág. 307. 30 Ibídem, pág. 319.
76
Los conocimientos adquiridos por la maestra Guzmán en su formación normalista,
universitaria y en los diversos centros educativos del extranjero, le impulsaron a
construir con los resultados de sus estudios e investigaciones el legado histórico
nacional, junto a otras personalidades, como Manuel Gamio, Alfonso Caso, Isabel
Ramírez, entre otros. Con la determinación de profundizar sus conocimientos en historia
y arqueología se inscribe a la facultad de Filosofía y Letras.31
La difusión de sus conocimientos en aspectos históricos de México, la llevó a escribir el
Primer Curso de Historia Universal constituido por 20 lecciones para ser empleado por
el Instituto de Capacitación del Magisterio. La arqueología e historia fueron los
instrumentos con los cuales dio a conocer que, lo plasmado en vestigios y documentos
históricos son la evidencia de la riqueza histórica y cultural del mundo prehispánico y de
que aún falta mucho por conocer.
2.3 El papel de los referentes simbólicos para el fortalecimiento de la identidad nacional.
La práctica arqueológica e historia en la primera mitad del siglo XX, se realizó bajo el
interés político de los gobiernos revolucionarios, quienes se apoyaron en el trabajo de
estos primeros científicos para promover y construir la identidad nacional desde lo
prehispánico. Así el trabajo desarrollado por estos primeros arqueólogos se hace dentro
de las instituciones gubernamentales, ejemplo de ello es el trabajo realizado por la
31 Su compromiso con la educación siempre estuvo presente. En 1945 retoma la impartición de diversos cursos de historia universal en el Instituto de Capacitación del Magisterio, historia antigua en la Normal Rural de Tamatlan, y en los años posteriores dictó cursos de historia en diversos planteles de escuelas secundarias, normales y en auditorios del Museo Nacional de Antropología e Historia (García,1988 d: 265).
77
maestra Eulalia Guzmán, en el ámbito de su actividad magisterial y científica dentro de
las instituciones de gobierno.
En 1930 estudió en la Universidad Nacional de México la Maestría en Historia y
comenzó sus estudios arqueológicos. Fue alumna del profesor Alfonso Caso, quien al
ver su trayectoria le hizo la invitación para formar parte de los investigadores que
trabajarían en Monte Albán. Para obtener el título de maestra en filosofía en la ya
Universidad Autónoma Nacional de México, en 1932, presentó la tesis Caracteres
esenciales del arte antiguo de México, investigación que se publicó en dos números
sucesivos de la revista Universidad.
Su incursión a la arqueología y los lazos estrechos emprendidos con el Museo Nacional
fueron suficientes para que en 1934 fuera nombrada jefa del Departamento de
Arqueología de esa institución. Las actividades que realizó al interior del Museo fue la
enseñaza de cerámica prehispánica y el estudio de los códices, que para aquel
momento poseía México, además de otros diversos documentos históricos, así su
vocación de historiadora se fue imponiendo.
Todo este trabajo empezó a conformarse en artículos que fueron publicándose en el
Boletín del Museo Nacional, en ellos aparecían diversas interpretaciones y detalles del
arte prehispánico, pasión siempre latente en ella por la revaloración y difusión de las
raíces indígenas, la Dra. Barba, dice: “Eulalia se preocupó siempre porque no existiera
ni una nota mala a Moctezuma, Cuauhtémoc y al mundo mexica, en sus cursos de
historia siempre procuró enardecer el amor a la patria, más que enseñar nombres y
78
fechas” (Comentario verbal Dra. Barba 2007)32. Debe entenderse que el científico al
interpretar su dato o evidencia no se puede abstraer de su contexto histórico-ideológico,
pues es parte de él. Así el entorno histórico posrevolucionario mexicano del que ella fue
partícipe, estuvo preocupado e interesado por la reconstrucción y consolidación del
estado mexicano, a través del rescate del glorioso del pasado prehispánico y del cual
fue para muchos la inspiración para su práctica científica.
2.4 El papel de la arqueología en la construcción de la identidad nacional El desarrollo e impulso de la ciencia arqueológica mexicana en la primera mitad del
siglo XX, se encuentra estrechamente vinculada con el devenir histórico y político de los
primeros gobiernos posrevolucionarios, que se preocuparon por promover, desarrollar y
construir al estado mexicano con bases en la historia prehispánica. Así la Secretaría de
Educación Pública emprendió dicha labor consistente en promover y seleccionar a
jóvenes egresados en las diversas áreas de conocimiento para becarlos y facilitarles su
estancia en el extranjero para realizar estudios en lo más actualizado de las ciencias,
técnicas y tecnologías de la época en el mundo.
La Fundación John Simon Guggenheim le otorgó una beca a la maestra Eulalia
Guzmán para ir a estudiar: primero, las colección de joyas arqueológicas mexicanas
que Cortés envió a Carlos V y que estaban en la colección privada del emperador de
Austria. Así como consultar la obra de Seler, respecto al vocabulario mexicano y el
zapoteca que se encuentra en el Instituto “Kaiser Guillermo” para investigaciones
32 Su interés por lo prehispánico tuvo connotada influencia dentro del grupo de amigos intelectuales de la época, por ejemplo: Diego Rivera al pintar a Cortés lo caracterizó como un hombre enfermo de sífilis y trastornos mentales.
79
científicas, de Berlín.33 La Secretaría de Educación Pública al enterarse de la beca que
le otorgó la fundación Guggenheim le concede permiso para alejarse de sus actividades
magisteriales y enviarle su sueldo por medio del consulado mexicano a Alemania.
Su estancia en Europa en esta época le permitió conocer de cerca el asenso de las
políticas fascistas en Europa por lo que a su regreso redacta el libro Lo que vi y oí en
Europa bajo el régimen nazi. También le provocó un hondo sentimiento de impotencia el
ver nuestros vestigios históricos dispersos por toda Europa sin que nadie se ocupara de
ellos (García,1988 d: 260). El interés por lo nuevo, su gran sed de conocimiento y su
ímpetu por estar activa, la llevan a realizar más de una actividad de estudio e
investigación, al mismo tiempo efectúa consultas en museos y bibliotecas europeas
participando en varios congresos y conferencias sobre todo en aquellos donde se
exponían exploraciones arqueológicas como la que se llevó a cabo en Egipto en 1937.
En 1938 participó en Copenhague, Dinamarca en el 2ª Congreso Internacional de
ciencias antropológicas y etnográficas con el trabajo de carácter informativo, titulado
Códices jeroglíficos y pinturas antiguas de México, existentes en el Museo Británico
realizado a partir de su investigación en el Departamento de Manuscritos y Museo de
Etnografía, en Londres y en Oxford la Biblioteca Bodleiana34. Es parte activa dentro de
la sección E, dedicada a la etnografía y folklore, con los temas: etnografía y folklore:
Asia, África, América, etnografía Oceánica, Ártica y folklore de Europa; donde presentó
su trabajo, cabe aclarar que fue la única mujer expositora, los participantes fueron de
33 Archivo Histórico SEP, op.cit , pág. 427. 34 Ibídem, pág. 498.
80
diferentes partes del mundo: Profesor Frans Blom (New Orleáns) “Un Museo Moderno
para América Central”, Dr. Sylvanus G. Morley (Washington) “Elevación y caída de la
civilización Maya, según queda establecido por las inscripciones jeroglíficas; Sr. Richard
C. E. Long (Portarlington) “Las fechas en exaltar 5 de Tikal”, Dr. Herman Beyer (New
Orleáns)” La correspondencia entre los signos y nombres de los días, de los calendarios
mayas y nahua”, Profesor Rafel Karsten (Helsingfors) “Huellas del antiguo culto dacha
en el Perú moderno”, M. Paul Berse (Copenhague) “Dorado del cobre entre los indios
precolombinos en Sud-America”. Dr.- R.N. Salam (Royton, Herat) “Multilaciones faciales
en la cerámica chimú”, Dr. Ernest Mengin (Copenhague) “La cronología de la historia de
México a la luz de la historia Tolteca-Chichimeca y crónicas indígenas primitivas,
similares”, Dr. Herman Beyer (New Orleáns) “Discusión de la interpretación de los
jeroglíficos de Chinchén Itza”, de J. Eric Thompson”, Jonkeer L.C. van Panhugs (La
Haya) “La decifración de la escritura maya por el Dr. Wolf”, todas estas ponencias son
mostradas por la propia maestra en su informe de actividades enviado a la Secretaría
de Educación Pública en octubre de 1938 35
La gran responsabilidad hacia el trabajo y compromiso científico, siempre fue la
característica de la maestra Eulalia Guzmán Barrón36, atributos que, junto al carácter
firme, son un ejemplo de tenacidad y perseverancia por demostrar ante el mundo la
importancia del valor real de la historia y arqueología mexicana37, así como otorgarle el
35 Ibídem, pág. 500 y 501. 36 En 1946 se formó el Archivo Histórico del INAH, en el Museo Nacional de Antropología a Eulalia Guzmán se le designa como encargada del mismo, así pasó a formar parte de investigadores hasta su jubilación en 1970. (García,1988 d: 262). 37 Momentos antes de ser inaugurado el Museo Nacional de Antropología e Historia y ante las autoridades asistentes, Eulalia Guzmán mostró su inconformidad, porque los diversos objetos que se mostrarían a los asistentes no tenían las
81
respeto al vestigio por la comunidad científica internacional, de lo cual poco o nada se le
ha reconocido. Muere en la ciudad de México el 1º de enero de 1985, ante este
doloroso suceso la Dra. Barba escribió:
Eulalia era del Pueblo, su acercamiento con él le otorgó una popularidad entre
ellos, por ello en su funeral asistieron multitudes de gente que pedían llevar
sus restos a la Rotonda de los Hombres Ilustres.
La maestra Guzmán perteneció a la generación de mexicanos que se sentían
comprometidos y disfrutaron de sus empeños por formar un proyecto nacional en
beneficio de la patria; no se trata de exaltar las virtudes y capacidades sino de mostrar
con hechos a través del documento la congruencia entre el discurso y la acción de
estas figuras de la historia de México.
cédulas explicativas, e invitó a los asistentes a protestar: “¡Pueblo, pueblo! acérquense, vamos a protestar porque lo que van ustedes a ver no tiene cédulas y no van ha saber de que se trata, aquí traigo lápices y papeles para que escriban su protesta” (comunicación verbal Dra. Barba, 2007).
82
CAPÍTULO 3
LAS LIMITACIONES TEÓRICO-METODOLÓGICAS DE LA COSMOVISIÓN EUROCÉNTRICA SEÑALADAS POR EULALIA GUZMÁN BARRÓN EN SU OBRA
HISTÓRICA Y ARQUEOLÓGICA. 3.1 Problemas teórico-metodológicos de la cosmovisión eurocéntrica. La
colonialidad del saber.
El proceso de construcción del conocimiento para estudiar y analizar la realidad
histórica del mundo precolombino, se ha caracterizado por fundarse a partir de
perspectivas teóricas y categorías nacidas y creadas desde Europa, tal situación
responde a la relación del poder económico, político, religioso, científico, filosófico y
cultural impuesto, admitido y legitimado desde el S. XVII por el mundo europeo sobre el
resto del mundo.
La crítica al eurocentrísmo como presupuesto teórico ha sido incorporado en la segunda
mitad del siglo XX y nombrada como colonialidad del saber (Quijano, 1993: 218), sin
embargo ya tempranamente al analizar la perspectiva planteada en la obra de Eulalia
Guzmán Barrón, podemos afirmar que ya apuntalaba en torno a esta perspectiva, si
bien no como crítica sistematizada y teorizante del eurocentrísmo, sí como una
oposición a interpretar la cosmovisión prehispánica desde la visión del mundo y de los
conceptos europeos; lo que la hace ser una pionera en esta tendencia junto con Gamio
y otros historiadores y arqueólogos que también lo planteaban.
83
Durante el Renacimiento en Europa las cualidades del pensamiento griego son
retomadas para alcanzar su plenitud en las filosofías posteriores, en donde se establece
la ideología del hombre honesto y burgués, liberado de los prejuicios religiosos de la
Edad Media.
Al llegar la civilización europea al Nuevo Mundo con esta ideología, la perspectiva
eurocéntrica toma forma y se consolida en el pensamiento europeo a través de la
experiencia del colonialismo y la colonialidad del poder capitalista (Quijano,1993: 218)
Esta ideología es impuesta a través de la colonia hasta nuestros días para conocer,
estudiar, interpretar a otras realidades no europeas.
La posición de privilegio asumida por el europeo, ante el resto del mundo, tiene según
Lander (2000:11) el fundamento en el paradigma de la universalidad dentro de las
obras de John Locke y Hegel, en ellas se excluye al habitante originario del nuevo
mundo, por no alcanzar, ni querer comprender las diferencias entre el mundo
prehispánico y las sociedades europeas, por ejemplo el término de comunidad había
sido, según la visión eurocéntrica, superado por estas sociedades europeas como un
escaño inferior en su proceso de evolución para ser “sociedades civilizadas”, entonces
el sistema comunal es improcedente en el mundo no europeo, así se justifica su
prohibición y se elimina para imponer el derecho individual.
Al realizar una revisión de la filosofía europea del S. XIX, encargada de establecer el
por qué de la existencia de las cosas, Lander encuentra en Hegel, más argumentos
para sostener que esta universalización es excluyente: la historia es Universal
84
[…] en cuanto realización del Espíritu Universal […] es un acontecer, de la
realidad natural innata, los momentos o etapas de desarrollo existentes son
también innatos y naturales […] toda aproximación del Espíritu implica la
destrucción de las culturas aborígenes de América (Lander,2000:16).
Así un pueblo que ha vivido estos momentos, posee una historia universal y es el
dominante, en consecuencia un pueblo que no atraviese en su desarrollo por un
proceso similar, no tiene historia universal ni derechos. En el caso de lo no europeo se
le niega la posibilidad de poseer una historia. La historia en el paradigma eurocéntrico
nace de Oriente a Occidente, siendo Europa el mayor grado de desarrollo alcanzado y
el que tenemos que seguir los demás.
El proceso de dominación colonial da lugar al surgimiento y utilización de la categoría
de “raza”, fundada en la clasificación que realiza el europeo de la población mundial,
esta tiene su base en la estructura biológica. Posición posteriormente justificada a partir
de los métodos de clasificación del darwinismo. Las razas humanas supuestamente
heredan caracteres innatos cuya permanencia “trasgrede las evoluciones sociales,
dando origen así a evoluciones sociales divergentes”. (Amin,1989: 91), por ello “las
razas inferiores” desde este argumento no han evolucionado, permaneciendo “salvajes”
en niveles de inferioridad similares a los animales.
Otros autores como Quijano (1993: 20) plantean que esta idea de raza, se empezó a
aceptar en las guerras de reconquista de la Península Ibérica, debido a las diferencias
religiosas entre cristianos, judíos y musulmanes. Los primeros establecerán los
“certificados de limpieza de sangre” requisito para poder habitar y poseer esas tierras.
85
Sin embargo, ya como una idea de raza se establece a partir de las diferencias
biológicas cuando llegan a América.
La categoría de raza no sólo es una diferencia biológica, sino además implicó el
ejercicio del poder colonial en diferentes ámbitos dentro de la estructura colonial, por un
lado la identidad de los aborígenes se definió como “Indios” siendo a partir de entonces
una identidad concebida por los otros como negativa y deshonrosa que justificó el
despojo, la represión y dominio, persistiendo aún en la actualidad. El indio es una
acepción de identidad en la que se clasificó la población de América, identidad que se
reproduce y evidencia para ejercer la jerarquía y desigualdad entre los europeos y no
europeos.38 Es una categoría que universaliza al otro, al que no es europeo en América,
indio son todos los que no son lo europeo. Es una primera clasificación.
Una vez clasificada esta población se le confinó a ser campesina e iletrada a una
subcultura, prohibiéndoseles por medio de la violencia: la práctica de su escritura, sus
modos de expresión símbolos e imágenes, con el propósito de impedir su desarrollo,
condenándolas a desaparecer y sólo en algunos casos se les permitió a ciertos
dominados tener acceso, de manera parcial, a la cultura y prácticas eurocéntricas en la
medida que sirvieran a los intereses de los dominadores y sin dejar de ser indio.
38 El dominio es justificado por los frailes españoles cuando describen a los habitantes americanos, como Fray Juan de Zumárraga: “seres que no poseen alma, ni espíritu, se comportan similarmente a los animales y tienen conductas abominables” (García, 1988 a: 312), por ello se establece la necesidad imperiosa de cristianizarlo, así a través del poder eclesiástico se confeccionó el proceso evangelizador del habitante de estas tierras despojándolo y destruyendo su mundo para someterlo y dominarlo.
86
Constancia de ello la encontramos en la carta de Fray Juan de Zumárraga al Capítulo
de la orden de San Francisco, fechada el 12 de junio de 1531
Sabed que andamos muy ocupados con grandes y continuos trabajos en la
conversión de los infieles […] quinientos templos de ídolos derribados por
tierra, y más de veinte mil figuras de demonios que adoraban, han sido hechas
pedazos y quemadas (García, 1971: 311).
A pesar de existir evidencias entre los intelectuales del grupo de los conquistadores
(Fray Bernardino de Sahagún, Bernal Díaz del Castillo, entre otros) de que algunos
admiten ciertos rasgos históricos y de su asombro ante el universo religioso, mental,
intelectual del nuevo mundo, su visión eurocéntrica impide que la admitan.
La categoría de raza al europeo le concede un estado de “superioridad” y a los no
europeos en un nivel de “inferioridad”, a partir de ello los conquistadores fundamentaron
su dominio, a través del establecimiento de las relaciones sociales en donde el poder y
la dominación fueron determinadas por el racismo en las jerarquías, lugares y roles
sociales. Esta situación establece la división racial del trabajo, los indios pasaron a ser
la mano de obra desechable, se les forzó a trabajar hasta morir y se inició la empresa
explotadora más grande y rentable de la que ha existido a lo largo de la historia de la
humanidad.
La categoría “Europa” se define y se construye en el proceso de formación del mundo
colonial, implicando el dominio de la forma de producir conocimiento (colonialidad del
saber), dicho conocimiento se encuentra anclado en una perspectiva central y con
categorías implicadas en la colonialidad del poder. Pero ¿qué es la colonialidad? Ésta
87
debe entenderse como todo aquello que ha sobrevivido desde la época colonial que no
terminó con la independencia y que se ha reproducido continuamente, hasta nuestros
días, en todas las áreas de las sociedades postcoloniales, evidenciando así el desfase y
el gran poder de la mentalidad impuesta. La descolonización no termina cuando termina
la colonia, el dominio colonial permanece en el espíritu y en su letra.
Dentro de las categorías eurocéntricas sobresalen otras dos categorías: la modernidad
y la racionalidad, las cuales son exclusivas del occidental: Europa racional y no Europa
irracional. Estas categorías asumidas por los propios colonizados se reproducen hasta
nuestros días (colonialidad del saber) como el ideal por alcanzar. Para poder romper
este determinismo en las sociedades es necesario un proceso de descolonialización de
estos saberes de mostrar y dudar su existencia.
Lo anterior justifica la necesidad de emprender una revisión y revaloración desde
nuestros autores no europeos, para construir una nueva racionalidad; ésta como parte
del saber. Así la propuesta planteada en la obra de Eulalia Guzmán cobra relevancia en
su intento por reinterpretar al mundo prehispánico desde otra óptica, por ejemplo:
argumenta que al llegar el europeo y encontrar un mundo diferente, trata de conocerlo y
dominarlo a partir de sus referentes del mundo europeo feudal. Sostiene también que
todos los escritos realizados durante y con posterioridad a la conquista (españoles,
criollos, mestizos e indígenas) se han construido a partir de tales concepciones y los
elaborados con una concepción indigenista se les ha relegado, atacado y
menospreciado. Así Eulalia Guzmán da cuenta de esta colonialidad aunque no la
nombra así.
88
El eurocentrísmo justifica la categoría de la modernidad en dos mitos: uno a través de la
Idea-imagen de la historia de la civilización humana que parte de su estado natural para
llegar a Europa. Y la otra con el sentido de la diferencia racial. En visión de Lander
(2000: 22) esta modernidad tiene cuatro dimensiones:
a) Una visión universal de la historia asociada al progreso. En ello se construye
la clasificación y jerarquización de los pueblos, continentes y experiencias
históricas, el referente es la forma de “progreso” europeo.
b) La naturalización de las relaciones sociales, como la naturaleza humana de la
sociedad liberal-capitalista. Es decir la sociedad liberal capitalista es una
plasmación de la naturaleza y no de la historia.
c) La naturalización de las múltiples separaciones y de las condiciones
socioeconómicas (racismo) propias de esa sociedad.
d) La necesaria superioridad de los saberes que produce esa sociedad sobre
todo el saber.
La modernidad encierra una historia que busca la justificación del progreso, para
lograrlo se deben establecer relaciones sociales donde unos detentan el poder y otros
se subordinan a él, a través de la clasificación racial en donde el europeo tiene la
hegemonía.
Así por ejemplo: Carlos de Sigüenza y Góngora, hijo de españoles, quien trata de
destacar el aspecto mexicanisita sin independizarlo, ni separarlo de la corona española,
89
sino a partir de ello reoriginalizar la naciente nación mestiza. No se trataba de dar
reconocimiento y libertad al indígena, se habla de integrarlo a una nación con una
lógica de cohesión e integración social, económica y política eurocéntrica, llevándolo
irremediablemente a la pérdida de su identidad, costumbres y formas de convivencia
particular, las cuales no son aceptadas y sí menospreciadas.
El estado-nación es otra de las categorías eurocéntricas que tiene su raíz en una
sociedad individualizada, esta individualidad que oculta la imposición de poder. La
conquista es el inicio de la dominación e imposición sobre diversos y heterogéneos
pueblos, es decir un proceso de colonización de algunos pueblos sobre otros a los que
se les llamó extranjeros, esta formación europea se presenta a la par de la dominación
colonial en América.
3.2 Características de la resistencia y rechazo al paradigma eurocéntrico en los inicios de la profesionalización de la arqueología en México.
El tratar de esclarecer los acontecimientos pasados sin duda es una empresa muy difícil
de lograr, y más aún cuando existen dos componentes: el primero cuando desde la
categorización de las teorías sociales eurocéntricas, las cuales a través de su
racionalidad niegan la existencia de un proceso histórico diferente al europeo y el cual
ha dominando y sustentando criterios absolutos para conocer e interpretar otros
contextos sociales (colonialidad del saber). Y cuando el científico asume o se ve
obligado a corresponder a los intereses políticos, económicos, ideológicos, del grupo en
90
el poder, llevándolo a realizar deformaciones, alteraciones y adaptaciones a sus
investigaciones para construir e interpretar un hecho histórico.
Ya desde la primera mitad del siglo XX algunos científicos y estudiosos de la
arqueología mexicana y la historia, logran a través de sus obras fijar una posición crítica
al quehacer científico, por ejemplo el Dr. Gamio, quién empleo por primera vez las
técnicas estratigráficas en las excavaciones en México, trató de conservar, lo más
fielmente posible, los vestigios para posteriormente realizar interpretaciones de carácter
antropológico desde la teoría histórico-cultural. Rechazó la interpretación y explicación
de la teoría de la evolución cultural. El Dr. Caso se da cuenta de la insuficiencia de los
conceptos europeos al elaborar la definición del indio y lo indio. El arquitecto Marquina
logró evidenciar que las edificaciones prehispánicas en sí, contenían datos históricos,
cálculos matemáticos y astronómicos, con lo cual demostró el error del concepto
europeo de pueblos “ignorantes y salvajes”. Dentro de ellos se destaca el trabajo
realizado por la maestra Eulalia Guzmán Barrón, quien dedicó gran parte de su
actividad científica a la búsqueda de rectificar y aclarar a través del documento y
vestigio el pasado histórico del mundo prehispánico.
La investigación que se toma de base para describir las ideas y posturas opuestas a la
cosmovisión eurocéntrica del mundo prehispánico es: Relaciones de Hernán Cortés a
Carlos V sobre la Invasión de Anáhuac (Guzmán, 1958), aquí nos muestra una
propuesta compuesta por lo que ella llama aclaraciones y rectificaciones necesarias a
ese pasaje histórico de nuestro país.
91
Al hablar de la historia del mundo prehispánico recurre a la descripción de diversos
documentos encontrados en archivos y bibliotecas en Europa, así como los códices
bajo el resguardo tanto del Museo Nacional de México (ahora Museo Nacional de las
Culturas) como del Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia y
el Archivo General de la Nación, además de consultar autores y protagonistas o bien
como ella los llama: testigos presenciales de los acontecimientos, como los soldados al
mando de Cortés.
A partir de ellos, logra elaborar una serie de comparaciones entre lo escrito por Hernán
Cortés al rey Carlos V y lo que otros expresan, pero al realizar estas comparaciones da
cuenta de la necesidad de establecer una revisión de lo hasta entonces planteado de la
civilización prehispánica, tratando de quitarse las anteojeras de las teorías y
conceptualizaciones europeas en las que se ha recurrido para conocer este pasado, es
ahí donde se centra el análisis de esta perspectiva que señala y apunta algunos
conceptos eurocéntricos (aunque ella no los llama así, por ser ésta una corriente crítica
que se postula en las última mitad del S. XX e inicios del S. XXI), sin embargo se puede
establecer que existe ya en Eulalia Guzmán un intento por advertirnos del error de este
tipo de racionalidad que universaliza un modo de ver y entender el mundo y que
naturaliza procesos sociales e históricos, y que legitima una cultura sobre todas las
demás.
Esta propuesta es novedosa dentro de los primeros arqueólogos e historiadores de la
época. En Eulalia Guzmán se manifestó cuando comienza por tratar de entender el tipo
de organización que caracterizó al mundo prehispánico, diciéndonos que si bien
92
existieron diferencias somáticas entre los pueblos que originalmente poblaron esta
zona, como lo muestran los rasgos físicos de las figurillas de barro o piedra que se han
encontrado, provocado por las migraciones constantes en el curso de los siglos, las
cuales ocasionaron la constante mezcla de sangre entre los antiguos ocupantes
siguieron los pueblos conservando sus propias lenguas, sólo refleja sus distintos
orígenes (Guzmán,1958: CXIII). Es decir, para ella la existencia de diferentes lenguas
indígenas así como sus prácticas culturales, sociales, religiosas y de organización
interna son razón suficiente para pensar o interpretar algún tipo de imposición de una
identidad sobre la otra, o que la más débil tuviera que desaparecer, tal situación es
evidencia de la inexistencia de problemas raciales. La lengua náhuatl era aceptada
como una lengua diplomática.
Otro aspecto que nos señala en lo concerniente al racismo, es el hecho de que los hijos
de los encargados de ejecutar las decisiones del consejo (Tlatoanis) casaban con
mujeres y/o hombres de otros pueblos, especialmente los vencidos y cuyos hijos eran
considerados tenochcas, a la vez de ser candidatos a ser Tlatoanis. Esto demuestra
para ella la inexistencia de tal racismo.
Recordemos que el término raza fue empleado por el europeo, al encontrar a otros
hombres del mundo no europeo, con el propósito de clasificarlos a partir de las
diferencias biológicas, clasificación que sirvió para menospreciar, humillar y dominar al
indígena. Por ello la interpretación realizada por los frailes y la connotación que se dio
fue para justificar el despojo y subordinación. Evidentemente dentro del mundo
93
prehispánico debió haber existido una diferenciación entre los pobladores, pero según
argumento de Eulalia Guzmán:
No obedeció a principios raciales sino correspondió principalmente a la
división de trabajo y no como se nos ha hecho creer como una subyugación
de unos sobre otros (Guzmán,1958: CXIII).
La organización política prehispánica se caracterizó por establecer una Confederación y
una Federación, en las cuales se unieron los pueblos a ellas de mutuo acuerdo y con la
particularidad de que cada poblado conservara su cultura, política, lengua y religión. La
cabeza o cabezas de esta Confederación habían sido antiguos ocupantes de la región,
aunque con este argumento la maestra acepta que “no se sabe si era una forma de vida
política por no haber evidencia” (Guzmán, 1958: CXIII), sin embargo retoma lo dicho por
Romero Vargas (1957) en su libro Organización política de los pueblos de Anáhuac, y
del códice de Chimpalpopoca donde se dan noticias de la existencia de la
Confederación y Federación de pueblos nahuatlacas y olmecas desde el siglo IX y
posteriores.39 Aunque los conceptos de confederación y federación son europeos.
La Confederación, aclara Eulalia Guzmán, no era un estado o super gobierno único
(como lo conocemos en las formaciones sociales de la historia de Europa y donde
existía un dominado y dominador), pues el punto importante es que todos los pueblos
39 En estos códices se habla que desde el siglo XV la cabeza de la Confederación Nahuatlaca formada por tres principales: Tenochtitlán, Tezcoco y Tlacopan, con los pueblos que habitaban desde los linderos del estado de Jalisco hasta el Istmo de Tehuantepec, y desde la costa del Océano Pacifico a la costa del Golfo de México, también se mencionan otras confederaciones menores en alianza con la del Valle de México: Tlaxcala, Huexotzinco, Atlixco entre otras más.
94
podían participar de las deliberaciones por medio de sus representantes, es decir había
una participación de democracia sui géneris (Guzmán, 1989:129).
El gobierno de esta confederación fue el concejo compuesto por otros subgrupos
llamados federaciones.40 Este tipo de organización obedece más a un principio de
comunidad donde no se conocía la categoría de estado, dicho concepto fue empleado
por el español desde su mundo referencial. Así este término se ha acuñado por
diversos arqueólogos e historiadores cuando nos hablan de la organización política
prehispánica, sin caer en la cuenta que estos referentes no corresponden al mundo
prehispánico.
Lo anterior es argumentado por Eulalia Guzmán a partir de la evidencia en sus
investigaciones en Izcateopan, en este lugar realizó entrevistas a los ancianos
lugareños (técnica de obtener datos a través de informantes) quienes indicaron que en
la antigüedad dependían de Tenochtitlan, decisión que se tomó para evitar las guerras
constantes con las gentes de Michoacán, así decidieron aliarse con ellos y ser amigos
de la Federación (Guzmán, 1989: 130).
40 EL Concejo era integrado por treinta ancianos, debe decirse que en los diversos escritos hablan de “señoríos” adheridos a esta confederación (como si se tratara de los mismos que existían en la España medieval y que no es aplicable a la organización política en América). El concejo convocaba a reuniones para deliberar problemas comunes en las tres federaciones, mientras que al interior de cada Federación se discutían los aspectos particulares de ellas. La existencia de la confederación trató de resolver las guerras, con ellas se trató de evitarlas por medio de emisarios, quienes fungían de mediadores, si no había acuerdos se les comunicaba a ambas partes cuándo y dónde se efectuaría la guerra, previamente se les enviaba comida y obsequios al contrincante para ser aprovechada durante el conflicto por su población civil, la cual también era respetada durante el mismo.
95
La tierra se empleaba básicamente para al agricultura, no se conocía “la propiedad
privada” (Guzmán, 1958: CVII)41. Esto establece la inexistencia de una racionalidad
individualista del sistema precapitalista y capitalista por tanto no puede hablarse de un
imperio o dominio como se ha descrito tanto por los españoles como por los actuales
arqueólogos e historiadores.
Dentro de la conceptualización del español todo territorio debe tener un dominador o
dueño, por ello al llegar expresan su interés por “quién domina estas tierras”, tal
búsqueda corresponde a la visión del mundo medieval europeo, en el cual el señor
feudal o pequeño burgués poseía en propiedad, legitimada por la iglesia, un feudo
(error conceptual del término y por otro el interés de posesión de la tierra como riqueza).
Eulalia Guzmán ya tiene presente este error conceptual:
Esto es imposible ya que ellos no conocían lo que significaba un rey y los
problemas de traducción o modificación y alteración de Cortés es evidente
para impactar a Carlos V (Guzmán, 1958:LXXII).42
Lo interesante es, no sólo Cortés sino todas las versiones tanto antiguas como
contemporáneas siguen mencionando a Moctezuma como el rey y dueño de un imperio
a la llegada de los españoles.
Así se ha consagrado, legitimado y asumido el concepto eurocéntrico “Imperio Azteca”.
Se pudiera pensar que esto es verídico porque fueron los propios indígenas ya 41 La tierra se dividía entre los jefes de los Calpulli para cultivarla, si no se cultivaba por la familia designada, se devolvía al calpulli para ser cultivadas por otras manos, así la tierra estaba en producción constante. 42 Al llegar el español busca al dominador o dueño de estas tierras, así Cortés escribe al rey de España, señalando que los informantes indios le decían: “Moctezuma es el rey del mundo” (Guzmán, 1958:LXXII).
96
castellanizados y evangelizados quienes narraron y describieron el mundo prehispánico
a los españoles, pero recordemos que estos indígenas tuvieron acceso a la cultura y
prácticas eurocéntricas de manera parcial sólo cuando sirvieran a los intereses de los
dominados.
La existencia de un imperio y cómo éste dominó, fue descrito por los españoles y frailes
para justificar la conquista de un “mundo atrasado y semisalvaje”, del cual se ha
señalado la existencia de un sometimiento a través de la llamada Triple Alianza sobre
los otros pobladores y que la labor del europeo fue liberar a los oprimidos y
esclavizados, así la connotación que se le dio al tributo, nos fue acuñado como un
“yugo” por la visión españolizada43. Estos argumentos tienen aún vigencia, pues siguen
justificándose desde la ideología del grupo hegemónico capitalista quienes ejercen el
dominio económico mundial actual.
El concepto de linaje es otra connotación europea que denota la superioridad (pureza
de sangre), así las antiguas versiones de los historiadores religiosos nos hablan de la
organización de los calpullis con este término, como si se tratara de las cortes
europeas.44
43 La característica de cada federación es que conservaban sus costumbres religiosas, sus dioses, sus templos, tribunales, jueces, educadores, escuelas. Eran comunidades autónomas que entregaban parte de sus productos en beneficio y sostenimiento de la confederación y no como un tributo al dominador. Concepto aún presente en las narraciones y descripciones en especialistas del tema (Guzmán, 1958: CXV). 44 Los mexicas se organizaron en 7 calpullis integrados por familias de sangre.
97
Las condiciones geográficas del Valle de México y sus alrededores fue lugar de
constantes inmigraciones desde la antigüedad, como ya se mencionó. Evidenciado esto
a partir de las exploraciones arqueológicas realizadas por Gamio y otros arqueólogos
de la existencia de una población agrícola a orillas del gran lago, mostrando estas
similitudes con los Teotihuacanos y los de Tula, por lo que se determina que los últimos
pobladores, los aztecas, compartían rasgos culturales con ellos. Sin embargo, al tratar
de conformar una interpretación a partir de la teoría evolucionista eurocéntrica, la cual
nos dice que toda sociedad tiende a realizar cambios para ascender de estados
primitivos a evolucionados o superiores, este paradigma no corresponde a la historia de
estas civilizaciones. 45
Desde la llegada de los europeos a tierras americanas y situarse en ellas con una
condición de superioridad racial, cultural, económica y política, logran su dominación a
través del menosprecio y destrucción de todo el mundo prehispánico, principalmente de
la civilización azteca, desestimando todo aspecto cultural. Algo de esto gracias a los
estudios arqueológicos e históricos ha surgido a la luz.46
45 No se ha encontrado la evidencia evolutiva en Teotihuacán, Tula y otras más, sino por el contrario no hay explicación de la razón de su desaparición. 46 La precisión de sus observaciones y los cálculos en un calendario de 365 días por año, los mayas lograron establecer la distancia entre los planetas y el sol: “el cálculo maya para la Luna es de 29. 530864 mientras que el cálculo moderno es 29.53068877, para Mercurio es de 115 en el maya y en el moderno es de 115.667, Venus en el maya es de 584 y el moderno 583.92” (Gortari,1962: 71-75). La biología, en la especialidad de botánica se desarrolló la medicina herbolaria con los que se trataban diversos padecimientos propios del mundo indígena y que son base de muchos medicamentos que actualmente se emplean. El pasado (historia) se recordaba en piezas oratorias y poesía sustituyendo al documento escrito, sistema jeroglífico como guía mnemotécnica. El arte plasmado en edificios arquitectónicos, la escultura, música, pintura, orfebrería, el arte del mosaico de piedras semipreciosas, el arte plumaria, el tallado en piedras preciosas, hilado, tejido, la fabricación de papel, muebles, espejos y la perfumería.
98
La investigación que hizo Eulalia Guzmán del aspecto religioso, reinterpreta y rectifica lo
hasta entonces conocido. Establece que los mexicas creían en un dios único,
(Ipalnemohuani- dador de la vida), y del cual no existe representación porque estaba
más allá de los atributos, sin embargo se le concebía como Ometecuhtli (ome, dos;
tecuhtli señor) masculino-femenino quién produce la vida, argumenta que se tiene
evidencia de él a través de la práctica de sus cantos. Por otro lado existían otras
subdeidades, las que representan sus manifestaciones de este dador de la vida, como
por ejemplo: las fuerzas naturales.
Su posición versa sobre la existencia de:
Incomprensión desde los frailes por interpretar esta religión a partir del
paganismo griego, ya que nada tiene que hacer con el pensamiento occidental
[...] tales deformaciones se deben a los intereses cristianos en juego
(Guzmán 1958a: CXVII).
La interpretación pagana de la religión azteca es la que más se ha difundido, por medio
del Códice de Sahagún y otros escritos españoles.
Es válido preguntarse: ¿Tiene sustento una crítica a esta interpretación del historiador
español del siglo XVI y sus continuadores? y ¿Qué implicación tienen los prejuicios
eurocéntricos en la reconstrucción de la historia?
Para ello deben evidenciarse los planteamientos que como colonialidad del saber han
contribuido a una deformación del hecho histórico, luego entonces, dichas preguntas
son pertinentes, ya que uno de los mecanismos para justificar la evangelización o
99
imposición del cristianismo a los indígenas americanos fue además del látigo,
marginación, ignorancia y miseria, evidenciar conductas y prácticas que no
correspondían con la visión europea del mundo y de la vida, como la adoración de otras
deidades (paganismo). Las conductas y prácticas que no correspondieran a la visión
religiosa europea medieval fueron perseguidas a través de la Santa Inquisición, y se
satanizaron las prácticas y costumbres del mundo prehispánico.
Estos argumentos eurocéntricos se dan por la adhesión a intereses ideológicos,
políticos, económicos y religiosos que aún en nuestros días prevalecen, porque a través
de ellos fue como el interés del historiador europeo nulificó al mundo prehispánico para
consolidar y concretar los trescientos años de colonialismo y continuarlo hasta nuestros
días a través de la imposición prejuiciosa y limitante desde la ciencia europea. El
rompimiento con las concepciones y paradigmas eurocéntricos no es tarea fácil, pues
implican la construcción de sistemas teóricos y conceptuales para los cuales todavía no
se han generado categorías distintas.
No menos interesante y controvertida es la existencia o no de esclavitud prehispánica,
aquí nuevamente se retoma el aspecto de la división de trabajo, que erróneamente los
españoles la calificaron como esclavitud: “la acomodaron a sus ideas de esclavitud y
servidumbre” (Guzmán,1958: CXVIII), refiere de la existencia de trabajadores llamados
Tlacohtlis, los cuales recibían órdenes de otra persona para realizar su labor, pero que
ellos no perdían sus derechos humanos pues existían leyes que los protegían de malos
tratos y abusos por su servicio. En el intento por demostrarnos la inexistencia de
esclavitud recurre al concepto “derechos”, concepto greco-romano no conocida de esa
100
manera por el mundo prehispánico, sin embargo tal apreciación no debe ser juzgada
como inconsistencia de su discurso, porque sería exigir de Eulalia Guzmán una
adhesión a una sistematización teórica todavía inexistente para su época.
En lo concerniente al sacrificio humano niega su existencia, argumenta que obedece
más a los intereses de la Iglesia Católica por saciar su sed de oro y la persecución de
los infieles por vía de la evangelización, que a la existencia del mismo, pues la
connotación con la que se ha revelado la existencia de este tipo de prácticas lleva el
propósito de generar la idea de salvajismo, atraso y principalmente a justificar el
sometimiento a los parámetros del europeo.
La búsqueda del oro por los españoles despertó gran codicia desde su llegada y al
paso de los años y siglos, señala que esto ha llevado a dos situaciones, por un lado el
saqueo y destrucción emprendido por los conquistadores y otros extranjeros. Y por el
otro a una mala interpretación aún presente en nuestros días, de lo que significó la
riqueza para aquellos hombres y mujeres prehispánicos.
Desde la percepción del mundo “moderno” (europeo) se ha planteado que la riqueza
material (acumulación de propiedad privada) ennoblece, denota éxito y poderío, así de
acuerdo a lo escrito por diferentes autores españoles: Bernardino de Sahagún, Bernal
Díaz, Códice de Ramírez, Bartolomé de las Casas, entre otros, hablan de la existencia
de grandes cantidades de oro y diversas riquezas resguardadas en los palacios de la
Gran Tenochtitlán a la llegada de los conquistadores, para estos conquistadores
significó la demostración del poderío y dominio del llamado “Imperio Azteca”. Así
101
cuando se describen los episodios de guerra de la conquista, se habla de la huida de
Cuauhtémoc con su tesoro y nunca se ha comprobado su existencia. Esta búsqueda del
botín en un momento fue la preocupación del español, esta búsqueda ha sido ahora
empeño del arqueólogo,
Cuando realicé las excavaciones en Izcateopan, Caso me dijo- ¿Y dónde
están las joyas?, -Yo le dije: no, no hubo joyas; -a lo que Marquina me dijo:
pues las joyas que nos avisaron que habías encontrado […] nos hablaron de
Iguala diciendo que habías encontrado catorce sacos de joyas, cosidos con
púas de puerco espín y que avisara a Caso, por eso venimos (Guzmán, 1985:
200).
Ellos esperan encontrar como los españoles, oro, piedras preciosas, etc. aún se cree
que las riquezas de las que hablan los escritos españoles son las riqueza del mundo
prehispánico.
La riqueza para el mundo prehispánico debió ser diferente, posiblemente vinculada o
asociada al misticismo religioso como lo relatan los códices de Sahugún, de Ixtrlixóchitl
entre otros escritos en náhuatl posteriores a la conquista. Por otro lado la inexistencia
del concepto de propiedad privada y un sistema económico mercantilista o
precapitalista como en el mundo europeo hace muy improbable la existencia de una
acumulación de bienes o tesoros. El oro, metales y piedras preciosas los conocieron y
manipularon pero ello no significa que le dieran la carga valorativa europea. Este tipo de
paradigmas sustentados dentro del eurocentrismo han propiciado ambigüedades y
contradicciones del sistema conceptual con el que se ha tratado de reconstruir el
pasado prehispánico, por tal razón nunca se ha encontrado el supuesto “tesoro”.
102
Este panorama de influencia de la cosmovisión europea en el estudio de las
civilizaciones prehispánicas, nos deben hacer reconsiderar y revalorar los criterios con
los que se ha construido la historia de nuestro país, pues existen lagunas, vicios y
errores, algunos fundamentados y otros aún por fundamentar, pero que plasman la
necesidad de conducirnos a una seria reflexión y continuo análisis de los sistemas
conceptuales y teóricos empleados por la historia, arqueología y de todas las ciencias
sociales. La obra de Eulalia Guzmán nos desenmascara una interpretación histórica
inmersa en los dos planteamientos iniciales: la subordinación conceptual y la presencia
de diversos intereses entrelazados en el quehacer científico del investigador social.
3.3 El proceso metodológico de la investigación en la obra Relaciones de Hernán
Cortés a Carlos V sobre la invasión de Anáhuac de Eulalia Guzmán
Toda investigación, como se sabe, requiere del empleo de una serie de estrategias que
permitan planear y organizar el quehacer científico para su posterior descripción,
análisis e interpretación. Por ello al estudiar una obra de investigación el método debe
merecer atención, porque muestra la rigurosidad y ética científica de quien lo empleó,
así como también permite establecer un criterio de certidumbre de la investigación por
el manejo y tratamiento de los datos o fuentes de información.
La obra Eulalia Guzmán Barrón Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre la
invasión de Anáhuac es una investigación histórica de tipo documental que se
encuentra sustentada en fuentes de información de primera mano y en los hallazgos
103
arqueológicos encontrados en Izcateopan Guerrero. La investigación se realizó de
1934-1958 en México y en Europa.
El documento histórico es definido por ella como:
Documento escrito fidedigno y original que puede servir de testimonio y con el
que puede probarse un suceso; en términos generales, es cualquier objeto
que sirve para probar algo […] Una pieza de cerámica con pinturas o
leyendas, las ruinas de una ciudad, una estela con relieves, un retrato, una
representación gráfica pueden ser considerados documentos históricos, a
condición de que sean de la época y lugar a que se refieren (Guzmán,1958:
LI).
Por tanto las cartas de relación escritas por Cortés a Carlos V son un documento
histórico, con el que realizó un proceso de evaluación y confirmación de su contenido
para establecer un juicio y determinar la veracidad del relato que presenta, esto es el
objetivo primordial de su investigación.
La delimitación del proyecto se circunscribió al periodo en el que se efectuó la conquista
de México. Para emprender el proceso de indagación se determina el establecimiento
de dos rutas de investigación, cuyo propósito era esclarecer el contenido del texto de
Viena que contiene las cinco cartas de Cortés, porque al consultarlas encontró errores,
omisiones y alteraciones tanto de lugares como de personas.
La primera ruta tuvo el propósito de comparar lo dicho por Cortés con lo dicho por
protagonistas, como Bernal Díaz del Castillo (quién acompañó a Cortés), López de
Gómara (capellán de Cortés quien escribió las explicaciones de Cortes), Antonio de
104
Lorenzana quien publicó la segunda carta y se auxilió de subalternos para ratificar y
rectificar los nombres y ubicación de lugares.
La segunda ruta fue para contextualizar y dar sentido a lo narrado de la zona de
Tlaxcala, esta ruta la integran autores de diferente época como Bernal Díaz, y Fernando
de Alva Ixtlilxóchitl, cuya narración se basa en su antepasado Ixtlilxóchitl (señor de
Texcoco). Con el propósito de completar el cuadro, consultó a Pedro A. González y a
Marcos E. Becerra en 1945 por ser originarios de Tlaxcala y conocer a través de
informes orales de los habitantes de las tradiciones y documentales como el Códice
Ramírez que muestra diversas pinturas, con las que se dieron a la tarea de localizar las
regiones por las que pasó Cortés.
Estas rutas le permitieron estructurar el método comparativo con un estudio completo
del contenido de las cartas de Cortés a Carlos V. Para fundamentar los testimonios
Eulalia Guzmán transcribió textualmente de cada autor o fuente consultada, sólo en
cada hecho relevante. Con base en ellas realizó las notas que niegan, rectifican o
aclaran las afirmaciones de Cortés.
La investigación se complementa con el trabajo arqueológico del hallazgo de la tumba
en Izcateopan Guerrero, a través de lo que se llamó pruebas históricas documentales y
arqueológicas:
La descripción del arzobispo de México en 1570, el documento del Proceso de
inquisitorial contra Diego del Castillo, corregidor de Izcateopan en 1560. Las
pruebas arqueológicas del grabado en piedra del arco de la entrada principal
105
de la Iglesia de Izcateopan, el análisis de la tipografía de la placa de cobre
encontrada con los restos óseos, así como los niveles de oxidación de la placa
a través de un cálculo matemático. 47
Como se muestra se establece un sistema que va caracterizando lo particular para
construir una secuencia de rasgos, así se sostiene que la investigación se sustenta en
la teoría histórico-cultural.
En lo concerniente a las fuentes de información se señalan tres aspectos importantes a
considerar: primero, la inexistencia de suficientes testimonios de los conquistadores,
segundo, los testimonios hallados están falseados y mal conceptualizados debido
principalmente a que los españoles al encontrarse con un mundo nuevo que no
entendían, lo interpretaron conforme a su mundo cultural europeo medieval. Y tercero,
hay escasos testimonios indígenas y los pocos existentes son insuficientes e
incompletos (Guzmán, 1958: XXI).
En cuanto a los testimonios de los indígenas debe considerarse que al ser la voz de los
vencidos, catequizados e impuestos al sistema colonial, sus testimonios se encuentran
influenciados por el desdén y vergüenza de lo propio, esta imposición da como
resultado que la interpretación conceptual entre ambos lenguajes no tenga consistencia
referencial, de ahí que los conceptos del náhuatl sufrieron una mala traducción,
alteración y deformación. Tal situación fue también ventajosa para el europeo pues se
convirtió en un medio efectivo para cristalizar su dominio, marginación y esclavitud del
47 Archivo Histórico del INAH, caja Eulalia Guzmán.
106
indígena, así como para facilitar, como ya se mencionó, la destrucción de muchos
vestigios de esta civilización.
Eulalia Guzmán clasificó las fuentes de información de la siguiente manera: A) Fuentes españolas:
- Cartas de Relación de Cortés a Carlos V. - Historia Verdadera de la conquista de Nueva España por Bernal Díaz del Castillo. - Breve Historia de la Conquista de Nueva España por Fr. Francisco de Aguilar. - Relación de Andrés de Tapia. (soldado de Cortés). - Relación de Bernardino Vázquez de Tapia. - El Juicio de Residencia, abierto en 1529-1530 contra Cortés, que incluye testimonios de sus compañeros. - Historia de la conquista de México, por Francisco López de Gómora. - Historia General y Natural de las Indias, por Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdéz. - Crónica de Nueva España, de Francisco Cervantes de Salazar. - Breve Relación de la Destrucción de las Indias Occidentales e Historia General de las Indias Occidentales, por Fr. Bartolomé de las Casas.
B) Fuentes mexicanas: Testimonios de los conquistados.
- Historia General de las Cosas Divina y Humanas desta Nueva España, Libro XII, por Bernardino de Sahagún y escrito en náhuatl por mexicanos para el fraile en 1555. Versión Castellana de Bernardino de Sahagún 1829-1938.
- Códice de 1528 Unos Anales Históricos de la Nación Mexicana, en náhuatl por señores de Tlatelolco (Testigos de la conquista) traducido al alemán por Ernesto Mengin, Berlín 1939. Versión del alemán al castellano por Enrique Berlin, México 1949, “Códice de Tlatelolco”.
- “Lienzo de Tlaxcala”, pintado a mediados del siglo XXVI, por tlaxcaltecas. - Tradición de Izcateopan referente a Cuauhtémoc, Varios documentos escritos
por sucesivos descendientes de Cuauhtémoc trasmitidos de padres a hijos. Obras que siguen lo dicho por los conquistados.
107
- Anales de Chimalpahin. (Domingo Francisco de San Antón Muñón Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin) 7ª relación en náhuatl.
- Crónica Mexicana, por Fernando Alvarado Tezozómoc, México 1878. - Códice de 1576 “Anales Mexicanos” no. 1 de la Biblioteca Nacional de París. - “Anales Tepanecas”, MS. en náhuatl Biblioteca Nacional de París. - Versión castellana por Faustino Galicia Chimalpopoca en Anales Antiguos de
México y sus Contornos. - “Anales de México y Tlatelolco”, MS. En náhuatl en Biblioteca Nacional de
París. Fuentes Mixtas, que recogen testimonios indígenas y españoles. - Historia de las Indias de Nueva España e Islas de tierra firme y mar océano, de Fr. Diego Durán. - Monarquía indiana, Fr. Juan de Torquemada. - 13ª Relación por don Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. - La Historia Chichimeca de Alva Ixtlilxóchitl. - Códice Ramírez, por sus pinturas. - Historia de los indios de la Nueva España, por Fr. Toribio de Benavente Motolinia. - Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo (Guzmán 1958:XXII-L).
El sustento documental como se muestra es muy vasto, al ser fuentes de primera mano
Eulalia Guzmán requirió del análisis paleográfico (se determina el tipo de papel, el uso
de términos como esbirro del que menciona ya se usaba desde antes del S. XVI como
en el diccionario Tesoro de la Lengua Castellana impreso en 1611), para corroborar su
autenticidad. Este análisis requirió de casi 7 años de trabajo; una vez terminado y para
facilitar la ubicación de lugares y nombres de la ruta emprendida por Cortés, se
presentan cuatro autores medulares: Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Francisco
López de Gómora y Francisco Antonio Lorenzana en un cuadro comparativo donde se
registró textualmente lo expresado por cada autor y en la columna izquierda ubicó las
observaciones compuestas por: rectificaciones y aclaraciones.
108
Toda obra de investigación además de ser valorada por su aporte al conocimiento
científico, tiene una historia tras ella. Así Relaciones de Hernán Cortés a Carlos V sobre
la invasión de Anáhuac refleja a través de su accidentada historia los intereses políticos,
económicos y principalmente intelectuales que se ponen en juego en nuestro país
cuando se trata de apoyar la publicación de obras producto de investigaciones: el
proyecto inicialmente le fue solicitado y encargado a Eulalia Guzmán por Alfonso Caso
en 1940, al saber que ella había realizado importantes indagaciones en museos y
archivos en Europa años atrás. La redacción se concluyó en 1947 y en este mismo año
se acude al entonces director del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Ignacio
Marquina, para la autorización de su publicación, Marquina argumentó que para ese
año no había presupuesto para editar ese libro (Guzmán, 1958: CXVI).
Posteriormente se dirigió a la editorial Fondo de Cultura Económica donde se le dijo que
ahí no se podía publicar por ser “una obra crítica demasiado bien hecha” (Guzmán,
1958: CXVI), argumento totalmente improcedente y poco convincente de alguien que es
el encargado de la comercialización y divulgación del conocimiento.
En un intento más por lograr que su obra se publicara se dirige al secretario de
Educación Pública Lic. Manuel Gual Vidal, quien la canaliza con el director del
Departamento de Investigación Científica de la SEP, Lic. Guillermo Héctor Rodríguez, al
que entregó la obra para su lectura, posteriormente dicho director cuestionó acerca de
si ella se hacía responsable por lo que se planteaba, a lo cual respondió:
No, porque no vi la conquista, pero cito a los que la vieron con indicación del
libro, tomo, capítulo, página y edición, donde lo dicen.
109
A lo que el citado funcionario dijo:
Pues mientras yo esté aquí no se publicará en este departamento un sólo libro
que hable mal del hombre a quien más admiro, que es Cortés (Guzmán, 1958:
CXXVI).
La maestra Guzmán volvió a solicitar audiencia con el titular de dicha secretaría quien
después de muchos meses volvió a recibirla diciendo:
Es que para ese libro no hay presupuesto (Guzmán, 1958: CXXVI).
El Dr. Alfonso Pruneda le recomendó llevar la propuesta a la Universidad, aquí entregó
copia al Rector Luis Garrido, quien puso como condición poner el libro en manos del
grupo directivo del Instituto de Investigaciones Históricas, para su aprobación, pero la
maestra descubre que tal grupo se encontraba compuesto por personajes que sin duda
no aprobarían la publicación:
Uno honrándose de ser primo político del Duque de Alva, otro era presidente
de la Sociedad Cortesista, el tercero decía ser descendiente de Cortés y la
Malinche, el último historiador era admirador ardiente de Cortés y además
había participado en el descubrimiento de los restos del conquistador
(Guzmán, 1958: CXXV- CXXVIII).
Ante tal panorama no entregó su trabajo. En 1949 un grupo de sus amigos le sugiere
financiar la obra, pero la edición que tendría un tiraje de 2000 ejemplares en dos
volúmenes de 500 p.p., elevó los costos a poco más de diez mil pesos; ante tal
situación se solicitó el apoyo al Gral. Lázaro Cárdenas, ayuda que prometió pero que no
se concretó (Guzmán, 1958: CXVII).
110
A mediados de 1955 el Ing. Octavio Horcasitas se interesó en que se publicaran las
cartas, pero a raíz de la investigación en torno a Cuauhtémoc que realizó la maestra en
1949 en Izcateopan, era necesario hacer ajustes a la obra. Tales ajustes le llevaron
varios años, finalmente el doctor en Derecho Ignacio Romero Vargas al enterarse del
trabajo le propuso la edición a través de la propia editorial que él fundó, así es como
esta obra salió a la venta en 1958 con un tiraje de 5000 ejemplares.
111
C O N C L U S I O N E S .
La maestra Eulalia Guzmán Barrón fue una destacada mujer científica con presencia y
aportes innegables para la historia, arqueología y antropología mexicanas. La maestra
Guzmán formó parte de la generación de estudiosos y promotores de la ciencia
arqueológica en México, que desarrollaron su actividad dentro de la teoría histórico-
cultural aplicando ya un método de investigación (método comparativo, no positivista:
método antropológico etnográfico) y diversas técnicas: estratigrafía, fotografía,
lingüísticas, al igual que recursos de otras áreas: química, física, anatomía, biología,
entre otras.
Eulalia Guzmán fue una de las primeras mujeres científicas mexicanas y de las que
muy poco se ha estudiado y reconocido. En vida sólo recibió un sencillo homenaje a su
trayectoria, en el año 197248. La maestra, en un momento criticada, en otro, aislada e
imposibilitada para publicar su trabajo en el cual sostiene una visión diferente que
rectifica y aclara la conquista de México. Con el paso del tiempo ha sido eliminada de la
historia científica mexicana, poco o nada se habla de su figura.
El presente trabajo se propuso dar validez y actualidad a las argumentaciones de
Eulalia Guzmán Barrón, porque existe en su obra un intento y preocupación por
separarse de las anteojeras europeas con las que se ha interpretado la historia
prehispánica, su valor estriba en sus argumentos, los cuales nos advierten de
problemas de índole: racial, desigualdad, menosprecio, inferioridad, por ser una cultura
48 Por decretó, la calle al que fuera el domicilio de la maestra lleva el nombre de eje 2 Eulalia Guzmán.
112
que no corresponde al “deber ser europeo”, así representan sus argumentaciones un
avance y simiente para las actuales escuelas dedicadas a elaborar críticas a estas
prácticas teóricas eurocéntricas.
Estos paradigmas e ideologías que corresponden a lo que se ha llamado colonialidad
del saber nos muestran errores y deformaciones de interpretación histórica de las “otras
realidades”, además de llevar implícitos: desestima, negación e incomprensión de
expresiones culturales “no europeas”.49 Esto ha llevado a consolidar aún más una
subordinación y como lo prueba esta investigación: la etapa colonial con su imposición
ideológica, política, económica y científica no quedaron consumadas hace doscientos
años con la independencia de España. Lo colonial prevalece en el espíritu y en la letra.
Este nuevo y moderno colonialismo que se ha descrito en estas páginas, ha entretejido
sus redes de dominio e imposición, determinando la manera de investigar y hacer
ciencia en nuestros países, anclados a los intereses de quién quiere saber y cómo lo
quiere saber, por tanto aquellos que de manera temprana han luchado y opuesto a
estos intereses como es el caso de Eulalia Guzmán merecen ser sacados a la luz del
conocimiento, porque a partir de su legado puede cimentarse la construcción de nuevos
saberes dentro de las ciencias sociales e ir consolidando un develamiento de nuestros
condicionantes teórico-metodológicos que nos puedan conducir a un replanteamiento
de propuestas teóricas con una visión no europeizante de nuestra realidad histórica
nacional.
49 Con esta visión el grupo en el poder justifica su ideal por alcanzar “ser sociedad moderna (europea y norteamericana), desarrollada y evolucionada”.
113
Debe destacarse también que el proceso de consolidación científica de la arqueología e
historia de México del siglo XX se logró gracias al trabajo de los primeros historiadores,
arqueólogos y diversos profesionales, quienes con el apoyo de los gobiernos
posrevolucionarios se dieron a la tarea de construir el naciente Estado Mexicano. El
trabajo de estos pioneros se destaca por adoptar la teoría histórico-cultural (traída por
Eduard Seler y Franz Boas), mismos que se oponían a la adopción e imposición de la
teoría evolucionista cultural que trató de estudiar, analizar y dar explicación a la historia
de otras culturas no europeas, evidenciando con ello que ya dentro de los mismos
autores europeos hay un intento por apartarse de teorías que no logran una
interpretación amplia de otras culturas. El estudio demuestra que en el pasado como en
el presente existen esfuerzos alentadores dentro y fuera de las colonias por señalar y
cuestionar esta visión eurocéntrica del mundo.
El propósito de esta tesis fue señalar los problemas metodológicos que se tienen por el
condicionamiento de paradigmas naturalizantes y universalizantes como el
eurocentrísmo y contribuir a que futuras investigaciones rescaten y valoren las
aportaciones de la mujer científica mexicana. Al término de la presente investigación se
localizó, dentro del archivo histórico del INAH, un acervo compuesto por 35 cajas
pertenecientes a la reserva personal de Eulalia Guzmán, del que sólo se logró revisar
las tres primeras, por tanto se recomienda que la investigación continué para que se
puedan mostrar nuevos campos de investigación para estudiar y profundizar su
pensamiento y obra, investigación que podría documentar nuevos estudios
disciplinarios y también sobre problemática de género.
114
B I B L I O G R A F Í A .
Archivo Histórico de la SEP. Fondo Justicia e Industria Pública, Secc. Personal sobre-
saliente, serie expediente personal, subserie Guzmán Barrón Eulalia 1904-1952. México D. F. No. Exp G4/5 Legajos 1, 2 y 3.
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