carta a camus - artaud_ antonin

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  • 7/27/2019 Carta a Camus - Artaud_ Antonin

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    Cuando el peridico comunistaCombatpublica en suspginas algunos fragmentos extrados del libro de Anto-

    nin Artaud Van Gogh y el suicidado de la sociedadel 2 de

    mayo de 1947, su redaccin no calcula las consecuen-

    cias. El terrible ex surrealista escribir una carta al direc-

    tor, Albert Camus, que nunca ser publicada.

    Artaud est internado en un hospital psiquitrico y,

    cuando su amigo Jacques Prvel lo va a visitar se lo en-

    cuentra escribiendo de pie al tiempo que alla y hace bru-

    tales aspavientos. Est escribiendo precisamente la carta

    que se reproduce a continuacin.

    En ella el autor de El teatro de la crueldadpone como

    testigo a Camus de la ndole cosmopolita de la conjura

    que no ha cesado de acosarlo con sus turbias maniobras.

    A pesar de llevar casi diez aos de estar internado en un

    asilo psiquitrico, Artaud no ha perdido el norte de la

    vida literaria, pues su carta se escribe en vsperas de la apa-

    ricin, el 10 de junio de 1947, de la novelaLa pestede

    Albert Camus, y en ella Artaud menciona varias veces a

    Nerval y evoca la historia del legendario rey de Thul,

    al cual el mismo Nerval haba consagrado un poema que

    a su vez aluda a uno del alemn Goethe: al sentir que su

    muerte se acerca, el rey arroja a las aguas la copa labrada

    en oro que su amante le haba regalado. Artaud copi ensu cuaderno el poema de Nerval.

    Poco antes de escrita la carta, Antonin Artaud ha-r su reaparicin en pblico en el Thtre du Vieux-

    Colombier el 13 de enero de 1947, donde da una

    inolvidable conferencia. Jean-Paul Aron evoca en Los

    modernosese momento entre mgico y trgico que re-

    ne a los sobrevivientes de la vanguardia en torno al

    supliciado:

    a las 9 de la noche, en el teatro del Vieux-Co-

    lombier. Se produce, aquel da, una mutacin acstica

    en la institucin cultural parisina. Pues el reciente pres-

    tigio de Artaud no haba quedado fielmente registra-

    do por ella. No hay objetividad del impulso sonoro.

    No se lo aprecia por la potencia de los emisores sino

    por la receptividad de los efectuadores, en este caso del

    clan que de pronto lo selecciona y lo amplifica por

    medio de dispositivos adecuados. En el Vieux-Colom-

    bier libreros curiosos, jvenes enamorados de las aven-

    turas, cmicos, directores de cine, escritores, entre stos

    Romain Weingarten y Jean Laude, que me han conta-

    do veinte veces la ocasin, est presente en masa con

    sus aspirantes, Adamov, Pichette, sus estrellas ascen-

    dentes, Camus, Audiberti, sus estrellas avezadas, Bre-

    ton y Gide. Se ven cosas sorprendentes; a ste, de se-

    tenta y siete aos, ofrecer a ese otro, de cincuenta y uno,su asiento; a Artaud enredar sus papeles, tirarlos al sue-

    38 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MXICO

    Artaud:

    carta a CamusAdolfo Castan

    Adolfo Castan traduce y reconstruye un documento de ca-

    pital importancia para comprender las diferencias entre los

    escritores modernos: una carta alucinante de Antonin Artaud,

    acaso el ltimo de los poetas malditos, dirigida a Albert Camus

    que nunca lleg a su destino y que hoy reaparece con la poten-

    cia de una bomba de tiempo.

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    lo, ponerse de rodillas para recogerlos; despus, per-

    diendo la compostura, proferir palabras ininteligibles;

    a Gide, ayudado por Adamov, escalar el escenario, a

    fin de abrazarlo. Se ve a una sala en trance de aplaudir

    ese discurso demente, a la locura imponerse como un

    bien de consumo corriente y desbocarse a la ideologa

    del signo sin contenido, del sonido que no promete na-da ms de lo que procura.

    Sin duda, nueve aos antes, Artaud, denunciando

    profticamente a los que van a explotarlo, confiscarlo,

    mutilarlo despus de su muerte, apela a la energa y a lo

    cmico en auxilio del arte sin aliento.

    Esto es parte del contexto en el cual se escribe la carta

    reproducida ms adelante. Ms informacin sobre los

    pasos de Artaud se da en el libro: Ctait Antonin Ar-

    taudde Florence de Mredieu (Librairie Arthme Fa-

    yard, 2006). El inters indudable de la carta lo refresca

    tanto el aniversario de la muerte de Albert Camus, ce-

    lebrado el pasado mes de enero, como la reciente publi-

    cacin de la correspondencia sostenida entre el poeta

    guatemalteco Luis Cardoza y Aragn y la pasante en me-

    dicina y filloga improvisada Paule Thvenin, que Fa-

    bienne Bradu recogi y present en su libroArtaud to-

    dava(FCE, 2009).

    No parecen muy necesarias las explicaciones de por qu

    Artaud no envi esta carta motivada por la aparicin de

    un fragmento de su Van Goghen Combat; de por qu no

    lo dejaran sus protectores enviarla. Tres vetas que son una

    la recorren: el lucro, la manipulacin de las conciencias yaquel sucio secreto cuya divulgacin pone en entredi-

    cho el desinters de la abnegacin, los supuestos vacos

    del ser al parecer. Por encima y por entre estas vetas,

    se plantea el lugar de la expresin, la ubicuidad de la re-

    trica, ese truco mstico, esa tcnica de la glotis que no es

    ms que el arte de simular la espiritualidad all donde

    no la hay o para quien cree carecer de ella. Lo ha dicho

    Artaud en otras partes, y es esa reiteracin la que hace pen-sar en la mala fe de quienes cuestionan la autenticidad de

    la carta una carta que cobra su ms filoso relieve cuan-

    do se piensa en la identidad de su destinatario y en el he-

    cho todava ms significativo de que no haya sido enviada.

    Porque Albert Camus nunca recibi esta carta de Artaud,

    pensamos que no est por de ms que los Camus de hoy

    la reciban desde esta lista de correos.

    Nota y traduccin: Adolfo Castan

    * * *

    Seor:

    No me negar esta vez, luego de la publicacin de un ex-

    tracto de miVan Gogh enCombat,

    hacer pblicas, ante la cara integral de la masa que

    una vez ms se regodear, las maniobras de esas inmun-

    das alimaas de lo oculto, de esas bestias de un psiquis-

    mo as

    trans-fecal

    como trans-fetal

    y, fuerza es decirlo, perdneme por estas palabras afec-

    tadas y sabihondas, y no es que crea en ellas pero es paraenclavar

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    ARTAUD: CARTA A CAMUS

    Antonin Artaud por Man Ray Autorretrato

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    mejor los desplazamientos muy audaces, muy aventu-

    reros y muy arriesgados y [ ]1 del automatismo de la Bes-

    tia Innata que muy pronto dejar de ser innata y bestia pa-

    ra ser simplemente hombres.

    Como lo ha sido siempre.

    Todo esto para decirle, querido seor Albert Camus, que

    yo, Antonin Artaud, presuntamente nacido en Marsella el4 de septiembre de 1896, y as pues en camino de tener muy

    pronto cincuenta y un aos de edad humana,

    quisiera hacer del conocimiento de su pblico, digo al

    pblico de sus lectores deCombat cierto nmero de hechos,

    hechos patentes, comprobados y que s

    que son hechos y no ensueos, no visiones,2ni sobresal-

    tos en lo ilusorio,

    hechos

    capaces de apasionar, creo, hasta ese Gran pblico de lec-

    tores del diarioCombat.

    Pues se trata de esos hechos que justamente no dejan de

    repetirse a travs del tiempo,

    hechos por los cuales murieron Edgar Poe, Grard de

    Nerval, Nietzsche, Lautramont, Van Gogh.

    En lo que a m personalmente concierne, quisiera, yo,

    Antonin Artaud, que quiz solamente soy un gnaro cre-

    tino, y un simpln absoluto,

    pero que al menos me creo humano cuando solamente

    trato con alimaas, ybestias,

    yo quisiera, digo, no morir de esos hechos.

    Y para eso requiero el apoyo de unos cuantos.

    Nuestro mundo, seor Albert Camus, est muy enfer-

    mo, y se muere de algo desde hace mucho tiempo, y preci-

    samente de eso de lo que tantos genios han muerto, porque

    cuando quisieron hablar nadie les quiso creer.

    Yo tambin hablo, pero no me quieren creer.

    Digo: Se puede vivir para el infinito.Quiz me aprueban, pero quin me cree y quin me sigue,

    eso, a lo sumo, no es ms que poesa,

    sino la lengua de bofe de becerro elctrico que tengo atra-

    vesada de un fmur al otro,

    cuando convoco un desplazamiento posible del cuerpo

    humano que reivindique

    un desarreglo infatigable y obstinado del cuerpo humano,

    porque de esa cada cada vez ms y ms precipitada ella

    prolifera, ella digo, no es poesa,

    no es poesa,

    es naturaleza, naturaleza fecalverdadera, naturaleza

    autntica fecal, y es verdadera

    como todos los fundamentos subterrneos dizque in-

    conscientes del hombre actual, del hombre del mercado

    negro actual, moderno y presente que no tiene pan fres-

    co a seis francos la pieza con cupn de racionamiento si-

    no el mismo volumen y el mismo peso a doce francos y

    sin cupn.

    Adems de un lengetazo a escondidas en el trasero de

    quien como yo quiere mantenerse honorable y digno y ya

    no pecar, como dicen todos esos iniciados a quienes jams

    ha pertenecido nada en la vida.

    Ms que en la vida.Esto para decirle, seor Albert Camus, que lo que afea,

    deforma esta vida en la que nos remojamos como pollos des-

    plumados y pelones en quin sabe qu repugnante salmue-

    ra y donde evidentemente todos somos dirigidos y esclavi-

    zados, sin dejar de hablar de sol a sol de una libertad cuya

    alfabtica virtualidad es agitada cada vez ms frentica-

    mente en la letra de nuestras instituciones escritas, desde la

    libertad religiosa de los popes en los soviets, la libertad de vol-

    ver a infectar una vez ms el alma pblica del pueblo mise-

    rable de Pedro el Grande, hasta la de fabricar en serie y al

    precio de quin sabe cuntos millones de especmenes de la

    prxima bomba atmica capaz de hacer subir los altos sala-

    rios de un pueblo tan sobrepagado como sobrealimentado

    digo pues que lo que hace fea deforme a esta vida

    donde nos sentimos

    en conciencia

    (pero quin cree todava en su conciencia)

    cada vez ms deprimidos, estrangulados, oprimidos

    y asfixiados,

    lo que la hace

    fea deforme a esta vida

    es un odio corporal del hecho atmico corporal,

    es una repulsin gentica profunda de Seor ese Incons-ciente que siempre ha querido decirse y creerse un Ser, y a

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    Antonin Artaud

    1 Hay un blanco en el manuscrito, faltan palabras.2 Toda la carta est escrita con tinta verde: despus de visioneshay

    unas palabras tachadas con lpiz negro: des drates en esprit.

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    quien todos los genios autnticos siempre le han dicho queno era nada de nada, que no exista ni poda existir, ni exis-tira, en virtud de y gracias a lo cual ese Seor ese Incons-ciente se levant con su vieja lengua ertica y asesin a to-dos los genios sofocndolos.

    Pero a fuerza de sufrir, de zozobrar en la demencia, de

    verse estupefactos por el automatismo de una masa que nun-ca tuvo otra fuerza que la bestial de su masa y de su peso,los genios tambin han cogido una cierta ansiedad a fuer-za de verse colgados como Grard de Nerval, perplejos, tu-rulatos por su ponzoa, han cogido tambin cierta

    epi-lepsiadigo una

    epi-lepsia

    llena de ciencia y concienciapor encima del saber y la conciencia,sa, la de ese trance de la epi lepsia de su dolor que vale

    cien mil bichos,pues a fin de cuentas de qu muriLenin de quien se

    dijo que tambin l era epilptico?De haber visto revolverse en l y contra l al simio, al

    patrn de todos esos honrados es-fuerzos enrgicos del buenoy genuino obrero y quin era ese simio, ese patrn sino lamasade todo el pueblo rusoen conciencia insurrectacon-tra el que lo paraliz y lo asesin cuando vio que Lenincomo Edgar (Poe)3, como Grard de Nerval, como ArthurRimbaud, como Lautramont haba comprendido qu Pope

    psquico animaba al espritu pblico al que Lenin iba a

    azotar, a colgar aincinerar,digo a incinerar en cuerpo a ese pope,entonces ese pope como mgico oculto se le adelant

    y loDESPACH.Pues bien, seor Albert Camus, yo no quiero, yo, Anto-

    nin Artaud morir a manos de ese pope eterno del que mu-rieron Edgar Poe, Baudelaire, Grard de Nerval, IsidoreDucasse bajo el nombre de Lautramont y en fin Lenin yquiero que sea del conocimiento pblico

    que ese pope corporal existeque existe en carne y hueso,

    y que millones de franceses lo invocan ritualmente y f-sicamente cuando menos una vez en la noche para mante-ner la catastrfica vida de las instituciones atmicas y ana-tmicas, de las actuales instituciones esclavaginales,

    en su fuerza, en su supremaca, en su obstinada proli-feracin.

    El truco es simple.Existe en las orillas del Cucaso, por las altiplanicies del

    Irn, cierto nmero de sectas que actualmente se encuen-tran enplenaactividad y cuyos jefes, constructores y seo-res son en Rusia popes, en Persia una especie de viejos sufis,

    de dizque iniciados que son todos desde hace mucho tiemposlo y nada ms que una alta crpula mstica que ha tran-sado simiescamente, que en todo caso ha utilizado cierto mo-vimiento de la lengua, cierto pequeo giro o vaivn de la

    glotis, de las fosas nasales y de la laringe,y que gracias a ese truco, entindalo bien, seor Al-

    bert Camus, profundamente estudiado ymetdicamen-te empleado,

    conduce a la conciencia general hasta un punto muchoms avanzado del que se quisiera creer y mantiene a la vi-da universal,

    digo a la vida universalen su puerco nivel actual.Esos sufis, esosPARSIS, esos popes son millones,

    y en el Cucaso y en Irn hay sufis y parsis, pero en Bir-mania hay bonzos y en el Tbet hay lamas, y en Afganis-tn y en el Turquestn otra cosa,

    y yo, seor Albert Camus, con todas esas gentes sobrelas espaldas, sobre la espalda, en el ano, en los fmures, y enla cara interna de mis dos fmures, quiero decir entre losdos muslos,

    jams puedo vivir, no vivo tranquilo,pues sus sombras tracciones y atracciones erticasbuscan quieren da y noche llevarme a ese puntodonde se pre-fastidian todos los franceses,aficionados a la vida barata,vaya usted a interrogar la vida ntima de un francs.Mientras el sexo vaya, todo va bien.La vida sexual ertica de Francia es sombra, seor Al-

    bert Camus, es negra como su mercado.Y yo soy como algunos otros poetas uno de los organis-

    mos que no quiere fsicamente corporalmente en su vidantima y personal prestarse a ciertas suciedades

    de las que viven un pueblo que en la actualidad slovive del mercado negro y que no cambiara su mercado ne-

    gro por un imperio, y por eso todo anda metdicamente ysistemticamente mal.

    Pues es la masa pblica de Francia, seor Albert Ca-mus, la que est-est erticamente sucia y la que est inte-resada por encima de todo en que las cosas se mantenganerticamente en esa lnea sombra de provechos.

    Y la masa no hace magia!Pero es que, s, seor Albert Camus, ste es elhic, pues

    magia es justamente lo que hace la masa.Y cuando siente que en ciertos puntos se levanta una

    resistencia, digo las resistencias de una honradezCASTAsexualmente

    esa masa interesada, esa masa ertica de lucradores,de orgisticos interesados que constituyen los bajos fondos deFrancia (y esos bajos fondos son todo su fondo, su verdadero,su irremisiblemente excrementicio fondo) levanta a la no-che de su lado

    y merced a una orga, a un celo, a una brama metdi-camente estudiada llama a su pope, su bonzo, su lama, su

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    ARTAUD: CARTA A CAMUS

    3 La palabraPoefalta en el manuscrito.

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    a una extremauncin, estrangula con movimientos de len-gua, solos, mocos sorbidos, ruminaciones, inspiraciones, ins-

    piraciones, aspiraciones, expulsiones anales, compresionesdel recto, etctera, etctera,

    sofoca al que resiste,y es as, se lo repito, como Grard de Nerval, Arthur

    Rimbaud, Isidore Ducasse desesperaron de vivir, fue ascomo Van Gogh se suicid cansado de las incursiones, de losataques que sobre l descargaba una magia ertica som-bra contra la cual l nada poda y que no dejaba deatro-pellar su conciencia.

    Desde hace treinta y dos aos, llevo la carga de todos es-tos fenmenos, tengo una terrible y espantosa conciencia deellos, no dejo dever todas estas maniobras no solamente so-bre m sino tambin sobre todo el mundo, sobre el mundo.

    No dejo de sentir la baja, la vil conciencia de la masadicindome: Ya basta, Artaud, cllate, djanos hacer p-blicamente, abiertamente, universalmente, si no lo haceslo pagars caro.

    Pues, cosa que ni Grard de Nerval ni Lautramontni Van Gogh hacan,

    yo acto.Y a causa de esta accin eficaz y patente fui internado.

    Era esta accin la que el doctor Gaston Ferdire no deja-ba de echarme en cara en Rodez todas las maanas a la

    hora de la visita dicindome: S, seor Artaud, usted es muylibre de resoplar, de rodar y jadear, pero la sociedad no pue-

    de admitirlo, y yo, como representante de la sociedad, lo so-meto al electrochoque;

    pues el electrochoque hace olvidar el hlito de la ma-gia y del dinamismo personal.

    Y fue as como el doctor Gaston Ferdire, mdico en jefedel asilo de Rodez,

    me hundi en el coma cincuenta y dos veces en dos aos,por orden de la sociedad y para quitarme mi sistema

    de defensa personal contra ciertas maniobras de magia ne-gra cuya erotomana haba hecho de l uno de los puntua-les de Rodez.

    l era de la opinin de que mi accin mgicacastacor-taba algunos de sus impulsos sexuales obscenos y me sometaal electrochoque a fin de paralizar mi castidad mgica eficaz.

    Pues de hecho ah estaba todo el problema de la autn-tica libertad:

    Ser libre de ser limpio.Y, para ser libre, ser limpio primero.

    As fueron las cosas hasta que un da en el patio de aquelcuartel a la hora de visita, cierto da de mayo de 1945, dijeal doctor Gaston Ferdire que me amenazaba con una nue-va serie de electrochoques para los tarareos, los rezongos, losvuelcos y sobre m mismo que al parecer alguien le habasealado:

    Seor Ferdire, un electrochoque ms y lo estrangulo.Ante esa amenaza de abierta rebelin la teraputica del

    electrochoque termin para m.Ahora bien, en el presente caso no se trata de rebelin,

    pues son los bajos fondos de la sociedad francesa de merca-

    do negro los que estn en rebelin.Existe, seor Albert Camus, una accin, una accin a

    mano armada que est por emprenderse para hacer queterminen esas maniobras de una magia porcina que quiztiene a sus amos en Irn, en el Cucaso y en el Tbet, peroque tiene millones de seguidores en Francia, desde Four-vires hasta Buttes-Chaumont, Ramur-Sbastopol, la rueMouffetard, le Parc Mont-Souris, los Ruedos de Lutecia, lesHalles, en suma, un poco en cualquier parte.

    Lo cual quiere decir que la situacin no se arreglar sino se decide atacar, zanjar de tajo y clavar en la punta deuna estaca, como se hace con la cabeza de algunos insurrec-tos indochinos de Viet-Nam, las cabezas de cierto nmerode marranos de Pars que son mucho ms responsables de lanegrura de la situacin actual que no las bufonadas ubues-cas de los pelmazos que nos gobiernan.

    Mucho quisiera, querido Albert Camus, que esta cartasea publicada y no slo en mi propio inters sino tambinen el general.

    Crea en mis mejores sentimientos.Antonin Artaud

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    N. de . Esta carta, que fue encontrada entre los papeles de Antonin Artaud,nunca fue enviada a Camus. Apareci en laNouvelle Revue Franaise, n-mero 89, primero de mayo de 1960. Revista trimestral Palos, nmero 2/3,octubre 1980/marzo 1981, pp. 153-159.

    rabino, su parsi, su abate cismtico de Lbano, de Arabiao de Siria, su cristiano dizque iniciado de Armenia,

    y merced a una cpula en grupo y en grumo, a una misa,

    Antonin Artaud

    A