carrera de carricoches

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RESUMEN En la fiestas populares de Paterna hay un even- to que atrae mucho público, es la carrera de ca- rricoches. Que consiste en lanzarse por una ca- lle con pendiente con un cacharro con ruedas. La participación de corredores no ha sido muy alta este año pero no hay duda que le ponen mucho entusiasmo y entrega. Todo va bien hasta que unos de los bólidos se queda sin frenos. Lo que parece indicar que se avecina una trage- dia, pero uno de los espectadores que estaba muy atento, consigue saltar en marcha y evita un grave accidente a pocos metros de la meta.

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Divertida carrera de carricoches, hasta que uno de ellos se queda sin frenos.

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Page 1: Carrera de carricoches

RESUMEN En la fiestas populares de Paterna hay un even-to que atrae mucho público, es la carrera de ca-rricoches. Que consiste en lanzarse por una ca-lle con pendiente con un cacharro con ruedas. La participación de corredores no ha sido muy alta este año pero no hay duda que le ponen mucho entusiasmo y entrega. Todo va bien hasta que unos de los bólidos se queda sin frenos. Lo que parece indicar que se avecina una trage-dia, pero uno de los espectadores que estaba muy atento, consigue saltar en marcha y evita un grave accidente a pocos metros de la meta.

Page 2: Carrera de carricoches

El día prometía, los primeros participantes empezaron a llegar con el sol todavía alto. El ca-lor estaba muy presente a estas horas de la tarde en pleno mes de agosto. Lo que más llama-ba la atención de esta loca carrera eran los variopintos modelos que se habían presentado a la prueba. Un carrito de supermercado había sido rediseñado con una coraza a modo de vehículo blin-dado. Otros locos cacharros, eran un pallet de madera con ruedas, una tubería de plástico cortada por la mitad, una vieja cama metálica, etc... El público empezó a congregarse en el circuito habilitado, que consistía en un par de calles con pendiente. Ya que los vehículos no tenían motor y se deslizan por tracción humana, es decir se dejan caer por la calle rodando cuesta abajo. El circuito estaba preparado para cualquier imprevisto en caso de que los carricoches se que-daran sin frenos. En todas las curvas se habían colocado balas de paja. Y voluntarios de pro-tección civil junto con la policía local velaban por la seguridad del publico presente. Así pues todo estaba dispuesto para que la divertida carrera de cacharros diera comienzo. Las autoridades locales iban ha seguir la carrera desde un balcón próximo a la salida. Un co-hete dio la señal del comienzo. Un gran griterío salió de las cientos de gargantas presentes, mientras aplaudían a los prime-ros carricoches que se iban deslizando durante los primeros metros. El carrito acorazado con sus dos tripulantes, uno dentro tomando el mando y el otro detrás empujando, tomaron la primera posición, siguiéndolos de cerca, por el pallet de madera conducido por tres intrépi-dos chavales, uno lo guiaba y los otros dos detrás equilibraban la frágil estabilidad del artilu-gio. Pero de repente un Fórmula-1 los adelanta justo antes de llegar a la primera curva, que toma con un chirrido de ruedas. El alerón trasero golpea con una de las balas de paja que sale des-pedida e impactando con los espectadores más próximos, que van a estar comiendo paja du-rante una semana. De las gargantas presentes se escapa una exclamación de temor. El carricoche Fórmula-1 de color rojo emulando al famoso F-1 de Ferrari pasa como una exhalación, dejando boquia-biertos a sus competidores, el vocerío aumenta y la adrenalina se dispara. En la siguiente curva un tornillo del cacharro salta por los aires e impacta en el móvil de una vecina deján-dolo averiado, justo cuando en ese momento le iban a decir con quien se la pegaba su mari-do. Los dos ocupantes del F-1 han perdido el control del vehículo, la velocidad va en aumento. Una voluntaria de protección civil se da cuenta de que algo no va bien, y comunica con el siguiente puesto de control para avisarle que el F-1 va a demasiada velocidad. Los conducto-res al darse cuenta que se han quedado sin frenos saltan y caen rodando. La gente ve la ma-niobra y se precipitan fuera de la línea de impacto del carricoche, el policía local esta pitando como un poseso avisando a la gente para que se aparte. Cada vez esta más cerca de impactar contra las balas y con algunas personas, que aún no se han enterado de lo que sucede.

Page 3: Carrera de carricoches

De repente un espontáneo con casco se lanza hacia el bólido y se sube en marcha. El público ruge, el temerario piloto con un pie dentro y otro fuera va frenando como puede. Un tufillo a suela quemada se huele en el ambiente. No es posible, la velocidad del cacharro empieza a disminuir, y justo cuando se termina el circuito a cinco escasos centímetros de las balas de paja se detiene. El héroe que lo ha conseguido se dispone a bajar, los otros carricoches em-piezan a llegar pero nadie del público les prestan atención. Todas las miradas se centran en el piloto que ha detenido el F-1, que ha conseguido evitar una desgracia en caso de haber conti-nuado sin control. A la velocidad que iba habría terminado en grave accidente. Dándose cuenta que es el centro de atención y resignado a ser un héroe sin haberlo buscado pone un pie en tierra y luego el otro, las miradas observan todos sus movimientos con gran expectación. Lentamente sus manos se dirigen al casco, y cuando esta a punto de quitárselo, un grito de rabia de mujer desvía la atención del público. ¡Mi marido me está poniendo los cuernos con otra. Como coja a esa zorra se va a enterar y a él le corto los huevos!. - vocifera la mujer del móvil roto - La gente molesta por la interrupción increpa a la mujer, y entonces se dan cuenta que el pilo-to ha desaparecido. Se miran unos a otros sin entender que es lo ha pasado. Mientras tanto, unas calles más allá un hombre con la suela del zapato quemada, resopla: ¡por poco me he librado!. ¡Qué vergüenza he pasado! ¡Si se enteran mis rivales que he termi-nado en una loca carrera de carricoches, y además me hacen una foto al lado de ese engendro de F-1, es el fin de mi carrera automovilística!. Y con paso rápido y mirando al suelo Fernando Alonso se aleja del lugar.

F I N

El carricoche Fórmula-1 de color rojo emulando al fa-moso F-1 de Ferrari pasa como una exhalación, de-jando boquiabiertos a sus competidores.

Publicación realizada por: Web: www.paterna-report.com Email: [email protected]