carolina cidoncha

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Nuria Cabanillas “No me creía que había conseguido al fin la medalla olímpica, algo con lo que había estado soñando y luchando durante tanto tiempo” Tras 18 años, una de las Niñas de Oro, y la única gimnasta española que ha conseguido ser Campeona del Mundo tres veces, cuenta cómo vivió la preparación y el triunfo de la Selección Nacional en las Olimpiadas de Atlanta de 1996 y, tras su retirada de la alta competición, en su etapa como entrenadora se declara orgullosa de su labor y del trabajo de sus gimnastas. Por Carolina Cidoncha P dicho, a la tercera va la vencida, y nos in- vitó a hacerla en su casa. Eran las siete de la tarde, cuando sonó el timbre. Al abrir la puerta, apareció Mar- tina, la primogénita de la entrevistada de un año y cuatro meses. Ya sabe andar por lo que fue una sorpresa incluso para su madre que supiera indicar el camino hacia el salón, donde se iba a desarrollar este en- cuentro. La campeona olímpica afirma que es la primera vez que hace una entrevista en su casa, pero ahora sus prioridades son otras. Es madre primeriza por lo que está más pendiente de su hija que de otra cosa, como todas las madres. Su casa es acogedora, con un rico olor a chocolate caliente que se estaba calen- tando en el microondas para la pequeña, que aparte de golosa, sabe perfectamente lo que quiere y cuando lo quiere. Un detalle curioso es que las paredes están decoradas con una cenefa con figuras de gimnastas que recorre todos los pasillos del piso. Cada posición de cada bailarina es diferente y ha sido pintada a mano por María del Mar, la hermana de nuestra pro- tagonista y según esta, ‘la artista de la fa- milia’ para que la que tuvo que posar para insipirarse en los dibujos. regúntame lo que tú quieras, tienes total libertad para ha- cerlo”. La medallista olímpica al fin consiguió hacer un hueco en su apretada agenda para que esta entre- vista se pudiera realizar. El primer intento fue en el gimnasio donde entrena a las niñas del Club Gimnasia Badajoz, sin éxito, ya que las pequeñas requerían la mayoría de su tiempo y atención. El se- gundo intento fue en un café, pero un con- tratiempo hizo imposible que la ex componente de la Selección Nacional de Gimnasia Rítmica pudiera asistir. Así, finalmente, como bien explica el

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Entrevista a Nuria Cabanillas, campeona olímpica de gimnasia rítmica en Atlanta '96

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Page 1: Carolina Cidoncha

Nuria

Cabanillas“No me creía que había conseguido al fin la medalla olímpica, algo con loque había estado soñando y luchando durante tanto tiempo”

Tras 18 años, una de las Niñas de Oro, y la única gimnasta española que ha conseguido serCampeona del Mundo tres veces, cuenta cómo vivió la preparación y el triunfo de la Selección Nacional en las Olimpiadas de Atlanta de 1996 y, tras su retirada de la alta competición, en su etapacomo entrenadora se declara orgullosa de su labor y del trabajo de sus gimnastas. Por Carolina Cidoncha

Pdicho, a la tercera va la vencida, y nos in-

vitó a hacerla en su casa.

Eran las siete de la tarde, cuando sonó el

timbre. Al abrir la puerta, apareció Mar-

tina, la primogénita de la entrevistada de

un año y cuatro meses. Ya sabe andar por

lo que fue una sorpresa incluso para su

madre que supiera indicar el camino hacia

el salón, donde se iba a desarrollar este en-

cuentro.

La campeona olímpica afirma que es la

primera vez que hace una entrevista en su

casa, pero ahora sus prioridades son otras.

Es madre primeriza por lo que está más

pendiente de su hija que de otra cosa,

como todas las madres.

Su casa es acogedora, con un rico olor a

chocolate caliente que se estaba calen-

tando en el microondas para la pequeña,

que aparte de golosa, sabe perfectamente

lo que quiere y cuando lo quiere.

Un detalle curioso es que las paredes están

decoradas con una cenefa con figuras de

gimnastas que recorre todos los pasillos

del piso. Cada posición de cada bailarina

es diferente y ha sido pintada a mano por

María del Mar, la hermana de nuestra pro-

tagonista y según esta, ‘la artista de la fa-

milia’ para que la que tuvo que posar para

insipirarse en los dibujos.

regúntame lo que tú quieras,

tienes total libertad para ha-

cerlo”. La medallista olímpica

al fin consiguió hacer un hueco

en su apretada agenda para que esta entre-

vista se pudiera realizar. El primer intento

fue en el gimnasio donde entrena a las

niñas del Club Gimnasia Badajoz, sin

éxito, ya que las pequeñas requerían la

mayoría de su tiempo y atención. El se-

gundo intento fue en un café, pero un con-

tratiempo hizo imposible que la ex

componente de la Selección Nacional de

Gimnasia Rítmica pudiera asistir.

Así, finalmente, como bien explica el

Page 2: Carolina Cidoncha

NURIA CABANILLAS

¿Cómo fue eso de empezar en la

gimnasia? Pues fue por mi madre,

porque me iba con ella a gimnasia

de mantenimiento y yo me entrete-

nía bailando mientras ella estaba en

las clases, entonces le comentaron

de apuntarme a gimnasia rítmica de

las escuelas municipales. Y desde el

principio me gustó mucho, con

ocho años me vieron con condicio-

nes y me pasaron a un club al año

siguiente.

¿Ha tenido que renunciar a

mucho? He renunciado a lo que

ahora una niña de trece años hace

cuando sale, como ir al cine o salir

los sábados con sus amigos, como

hacíamos en mi época. Yo eso no lo

podía hacer porque tenía que entre-

nar al día siguiente. Y cuando me

fui a Madrid con la Selección Espa-

ñola, pues renuncié a estar en mi

casa con mis padres. Puede que en

ese sentido mis padres renunciaran

más que yo, pero claro como a mí

me gustaba y era un sueño para mí,

pues no me costaba, en realidad.

Renuncié a cosas pero que después

de retirarme las he podido tener y

las he tenido.

EL MOMENTO MÁS VISTO DELOS JUEGOS OLÍMPICOS DEL96 EN ESPAÑA FUE CUANDOLAS NIÑAS DE ORORECOGIERON SU MEDALLA

¿Hay algo de lo que se arrepienta?

Pues sí. Ahora las gimnastas se reti-

ran más mayores, y a mí me hubiera

gustado poder disfrutar más tiempo.

Y cosas que en ese momento me pa-

recían un mundo, como mante-

nerme en el peso, porque quizá eran

un poco más estrictas de la cuenta,

pues te vuelves un poco rebelde y

más tarde pues piensas que podría

haber terminado disfrutando un

poco más de la gimnasia.

Cuando aún no era componente de

las selección ¿Consideraba que hu-

biera alguna gimnasta que desta-

cara sobre las demás? María

Petrova, búlgara y Larissa Loukia-

nenko bielorrusa que fueron gim-

nastas muy conocidas en la década

de los 80 y principios de los 90, re-

cuerdo que las veía por la televisión

y le decía a mis padres que yo de

mayor iba a ser igual de buena que

ellas y, más o menos, se hizo reali-

dad.

¿Qué se siente al ser campeona

olímpica a tantos kilómetros de

casa? Allí estuvieron solamente los

padres de Lorena, porque el viaje

era muy caro y fueron los únicos

que se lo pudieron permitir econó-

micamente. Mis padres lo vieron

desde aquí. La sensación de haber

estado soñando con eso durante

tanto tiempo, luchar por ese obje-

tivo, por la medalla olímpica. Sabí-

amos que era posible porque ya

llevábamos dos mundiales consecu-

tivos haciéndolo bien. Aunque tam-

bién te entraba la duda de sí y si

fallamos, si fallan las otras, o las

juezas. Eran una serie de cosas que

no estaban en nuestras manos y

cuando lo conseguimos no nos

lo creíamos, era como ¿y ahora

qué? Te entra una sensación

como que todo lo de a tu alre-

dedor se hace más grande y tú

más pequeña. Yo quería poder

grabar ese momento desde

donde estaba para poder recor-

darlo siempre con la misma

sensación que tenía en ese mo-

mento.

En el libro 'Lágrimas por una me-

dalla' de Tania Lamarca, cuenta

que fue Almudena Cid la que os dio

la primiia de que eráis campeonas.

Cuéntenos ese momento.

Se ve en los vídeos que Almudena

se levanta cuando fallan las rusas y

cuando fallan por segunda vez, salta

de las gradas a las escaleras que lle-

vaban a los vestuarios. E iba gri-

tando por los pasillos '¡Qué somos

oro! ¡Que sois oro!', y la seleccio-

nadora no la entendía y le dijo que

se calmara y ella no podía parar de

gritar y decir ¡que sí! ¡Que sí! ¡Que

sí! ¡Que las rusas han fallado! Y

eran las que más 'daño' nos podían

hacer, pero con la buena nota que

nos habían dado, un simple fallo nos

dejaba el camino libre para el oro.

Fue una fiesta en el vestuario, y yo

encima que era había sido suplente

en el ejercicio de cintas y pelotas,

sabía que no podía fallar y eso lo

hacía mucho más emocionante.

Emilia tampoco quería que supiéra-

mos cómo íbamos para no buscar la

presión y poder ir a lo nuestro como

en los entrenamientos y hacerlo

como lo habíamos estado trabajando

tanto tiempo. Y nos pusimos a llorar,

abrazándonos, saltando, gritando...

una locura.

Y Emilia Boneva lo primero que

me dijo fue: ¿Te acuerdas cuando

llorabas porque no querías cam-

biarte al conjunto? Empecé de in-

dividual y para las olimpiadas me

dieron la oportunidad de participar,

porque estaba como tercera gim-

nasta, era la que menos trabajada

estaba que Almudena Cid y Alba

Caride que eran las que iban y para

convencerme me dijo: te estoy

dando la oportunidad de que vayas

en un conjunto que tiene posibili-

dades de medalla. Y me dijo: ‘¿te

acuerdas? Pues esto no lo van a

tener ellas en su vida’. Y después

de Atlanta querían que volviera otra

vez a individual, pero no lo hice

porque no quería estar sin mis com-

pañeras. No sé si me equivoqué o

no, pero la experiencia la tengo y

eso es único.

Nuria Cabanillas en 1995, siendo aun individual.

Page 3: Carolina Cidoncha

NURIA CABANILLAS

Lo ha conseguido todo siendo gim-

nasta, campeona de Europa, cam-

peona del Mundo y campeona

olímpica, ¿le queda alguna espina

en la gimnasia? Me hubiera gustado

ir a Sídney con mi compañera Lo-

rena que era la única que seguía, me

quedé prácticamente a las puertas.

Habría llegado sin problemas por la

edad, porque 3 días después de reci-

bir la medalla en Atlanta cumplí los

16, podría haber llegado con 20 per-

fectamente. Y con la edad con la que

se retiran ahora podría haber ido a 3

olimpiadas, pero el ritmo es lo que

marca la diferencia. Pero fui a ver-

las, superé la sensación de estar

viéndolas y no poder competir. Pero

me habría gustado vivir la experien-

cia más mayor, lo habría hecho de

otra manera.

¿Era fácil combinar la vida fami-

liar con la deportiva? Yo vivía en

Madrid, entonces mis padres eran

los que peor lo llevaban. Porque yo

estaba a lo mío, disfrutando, pero

ellos eran los que más me extraña-

ban porque yo no estaba en casa, y

mi ausencia se notaba. Yo estaba

acostumbrada a verlos nada más que

algún fin de semana, era bastante in-

dependiente, eso sí las llamadas te-

lefónicas ayudaban y mucho, saber

que tu familia te apoya y te anima a

seguir luchando y trabajando. Y ya

con mi vuelta a casa, poco a poco, lo

hemos ido recuperando.

¿Qué es lo que más echa de menos?

Cuando me retiré, eché de menos el

estar encima de una moqueta y dis-

frutar, porque los últimos años esa

sensación de disfrutar bailando con

el cuerpo, lo que se siente al encon-

trarte bien contigo misma, eso fue lo

que más eché de menos. Pero ahora,

la sensación de competir la vivo de

otra manera a través de mis gimnas-

tas, sigo entrenando, haciendo el sa-

crificio de ir todos los días a entrenar

porque las niñas entrenan, pero yo

que participamos todas. Ahora pues

quizá les llegan los buenos resulta-

dos a gimnastas que puede que no

estén tan bien preparadas. Depende

de muchos factores: de los padres, de

las niñas, de los estudios... Lo que sí

que me siento orgullosa de que este

año hemos ido al Campeonato de Es-

‘“POCO A POCO NOS VAN PRESTANDO ATENCIÓNEN LAS COMPETICIONES A LAS QUE ASISTIMOS”

paña en la categoría absoluta, han

quedado bien y han conseguido me-

dalla, pero que siempre te quedas

con ganas de más, soy una persona

ambiciosa y quiero que mis gimnas-

tas lleguen más lejos.

¿Se plantea estar de nuevo en la se-

lección nacional, pero esta vez como

entrenadora o coreógrafa? Hace

unos años me habría encantado y lo

habría hecho con los ojos cerrados.

Ahora como he sido madre y tengo

mi vida hecha aquí, en Badajoz, no

me lo planteo. Pero esa emoción de

competir a nivel internacional, con

un conjunto fuerte y representar a tu

país sí me gustaría. Pero para estar

ahí no depende de si me veo capaci-

tada, sino que tiene que haber contac-

tos con la federación y que exista esa

posibilidad y que quieran ofrecér-

mela. Un sueño para mí habría sido

estar como un respaldo, de aprender

de Emilia Boneva pero sin la respon-

sabilidad tan grande que conlleva lle-

var el conjunto; y sobre todo porque

la gente estando ahí arriba va a por ti,

todo lo que hagas va estar examinado

con lupa y, o eres muy buena y lo

haces todo bien, o fallan las gimnas-

tas y tú eres malísima. Me haría ilu-

sión por ejemplo, llevar un junior, así

también representaría a España aun-

que no fuera en la categoría reina.

Pero es muy difícil.

¿Cuál es el peor recuerdo que tienes

de tu estancia en la selección? El día

que me vine para casa, cuando me

echaron y también el hecho de estar

en el Campeonato del Mundo de Se-

villa '98 y no participar. Porque salí

de una lesión, no había trabajado lo

suficiente como para recuperar la for-

mar y la fuerza para competir bien y

me equivoqué al pedir que o salía en

los dos ejercicios o no salía en nin-

guno, cuando en realidad podría

haber salido en uno. Pero como me

conocían y sabían que yo me iba a

negar, no intentaron siquiera conven-

cerme de hacer un ejercicio. Ahí em-

pecé a darme cuenta de que no era

imprescindible en el equipo.

también me tiro las 4 horas allí me-

tida en el gimnasio con ellas corri-

giéndolas. Son situaciones

diferentes pero también es duro por-

que haces de psicóloga, de entrena-

dora, de madre, de todo y eso lo

hace más complicado. Con los años

también he ido aprendiendo, cuando

empecé pues a lo mejor hacía unas

cosas y ahora a lo mejor tengo más

paciencia, o me lo tomo de otra ma-

nera. Pero eso es un proceso en el

En las Olimpiadas animando a su equipo.

Page 4: Carolina Cidoncha

¿Puede contar alguna anécdota di-

vertida de algún campeonato o de la

estancia en la Selección Nacional?

De las Olimpiadas cada una tenía-

mos un saco lleno de pines, de pul-

seras, de peluches, de pegatinas...

Marta Baldó tenía un imperdible con

la virgen de donde es ella en la cin-

tura del maillot por dentro, para que

no se viera. Y cuando salimos se em-

pieza a remeter la mano para cogerlo

y nosotras la miramos extrañadas y

le preguntamos que qué hacía y se

puso a llorar diciendo ‘¡es que nos

ha protegido!’. Y menos mal que el

imperdible no se abrió.

Antes de competir de repente nos

empezábamos a enfadar entre todas

por la presión, diciéndonos cosas del

ejercicio como ‘Tírame más corto’, ‘

No pues te mueves tú para recoger’

y nos empezó a dar igual todo. Marta

que era la capitana le pidió a María

Fernández que era la segunda entre-

nadora: ¡María dinos algo! Y se nos

quitaron todas las tonterías de golpe.

Nosotras en los otros torneos repetí-

amos una serie de veces el ejercicio

y allí no nos dio tiempo casi a prac-

ticar y darnos cuenta de que eso ya

empezaba.

Me acuerdo que yo estaba en la mo-

queta esperando a que sonara la mú-

sica y pensando ‘¡me quiero ir de

aquí, me quiero ir de aquí!’ y con-

forme íbamos haciendo

el ejercicio eso se pa-

saba y era cuando me

daba cuenta de que está-

bamos allí dentro. Y que

yo estaba en una de las

posiciones, la cogida

dorsal, y estaba la pri-

mera y Tania no estaba

donde tenía que estar

porque no la veía y si

movía para atrás el pie

me caía. Y tengo la ima-

gen de miles de flashes

apuntándome y yo pen-

sando en el pie que no lo

sentía y repitiendo para

mí lo que nos decía

Emilia 'a tope hasta el

final'.

¿Tenía alguna manía o costumbre

antes de salir a competir? Nos pe-

llizcábamos el culo Marta Baldó y

yo. Y María nos daba unas palmadi-

tas en la espalda como para activar-

nos. Que de hecho es algo que he

conservado para mis gimnastas con

dos palmaditas en el culo, pero para

animarlas. Y ellas adoptaron otra que

es pisar el tapiz primero con el pie

derecho.

En su etapa como entrenadora

¿cuál cree que ha sido su mejor

momento? En el Campeonato de Es-

paña de Tenerife 2008, que llevé a 6

gimnastas y el hecho de ir con tantas

y estar apoyada por mi familia, mi

hermana y los padres, hizo de esa

experiencia un muy buen recuerdo.

El estar con unas y con otras para

arriba y para abajo, se veía que el

trabajo estaba ahí. Nuestro hotel es-

taba cerca del pabellón y como ellas

dormían juntas, se peinaban y pinta-

ban para no perder tiempo, cuando

no tenía que competir, hacía compa-

ñía a otras, en el desayuno, en el

cuarto... Además, como era un poli-

deportivo más o menos pequeño, los

pasillos que conectaban a las salas

de calentamiento y entrenamiento,

que salía una a actuar, y la siguiente

del equipo ya estaba preparada para

entrenar conmigo. Se notaba mucho

la compenetración y el compromiso

de todas con el grupo.

Y también este año en Granada, en

el Campeonato Nacional, ver tanto a

Laura como Patricia. Una que se su-

peraba a sí misma, porque había per-

dido a su hermano mayor y la

manera tan madura con la que lo

afrontó, teniendo cuidado con ella a

la hora de decir ciertas cosas, no se

le podía exigir tanto, y cuando estás

a ese nivel quieres que lo hagan bien

y se vayan superando. Y Laura pues

la sensación de verla contenta los

dos días que compitió, que estaba

preciosa y la seguridad con la que

compitió, hizo que se metiera en la

final y quedar subcampeona de Es-

paña.

NURIA CABANILLAS

Abrazando a Laura tras finalizar su ejercicio de pelota.

Posando con la medalla olímpica en 1996.

Después de haber sido madre, ¿ve

a sus gimnastas de otra forma?

Quizá sí que pienso que el tiempo

ahora se pasa más rápido, sobre todo

me fijo en mi hija, que veo que crece

a pasos enormes y me gusta hacer

que disfrute de todo y eso lo he tras-

ladado al gimnasio, me fijo más en

que les guste la música, su ejercicio,

el maillot, los entrenamientos, las

competiciones... tengo más detalles

de complicidad con ellas, muchos

besos y abrazos en el gimnasio y en

las competiciones quiero que salgan

Page 5: Carolina Cidoncha

NURIA CABANILLAS

a disfrutar, que si lo hacen el resto

también lo haremos. De disfrutar de

las pequeñas cosas, que eso a la larga

es lo que cuenta. Sí, me he vuelto

más ‘blanda’ en ese aspecto.

¿Cree que Martina seguirá sus

pasos? (La pequeña atiende) Es muy

cabezona, y de piñón fijo. En la gim-

nasia ya he dicho que hay que ser

constante, pero también hay que

ceder. Aún es pequeñita, y no se

sabe. Si sigue mis pasos, por lo

menos que tenga condiciones. Lo

que si me gustaría es que la otra en-

trenadora Gris, que entrenara con

ella. Yo podría entrenarla al princi-

pio, pero luego ya con 11 o con 12

que la aguante la otra (risas). Porque

ser su madre, estar con ella en casa y

luego también en el gimnasio, me

muchos años trabajando, intentando

subir otra vez, creo que las niñas que

están ahora llevan tiempo y están tra-

bajando duro. Quizás durante unos

años hayan estado buscando otra ti-

pología de conjunto, que fueran más

mayores y pudieran estudiar más,

pero a mí solo me han enseñado una

forma de conseguir las cosas y es ha-

ciendo sacrificios. Nosotras antes de

la olimpiada no fuimos al colegio.

No sé si fue lo acertado, pero la me-

dalla se consiguió así, dedicándonos

exclusivamente a entrenar. Por eso,

creo que se ha ido bajando el nivel,

había muchos cambios y errores por

nas olímpicas, del mundo, de Europa

y en todos los torneos a los que fui-

mos hemos acabado en pódium. A

las pruebas me remito, los ciclos van

cambiando. Es lo mismo que si se lo

dices a un jugador de waterpolo, la

técnica de ahora habrá evolucionado

pero no por eso hay que quitarle mé-

rito a su trabajo. Antes no se pedía

tanta flexibilidad pero hacíamos tres

giros con la pierna cogida delante y

ahora casi ninguna puede. Aun así

creo que las niñas que están ahora

tienen condiciones de sobra, pero lo

que les va a dejar allí arriba es que

sacrifiquen cosas. España necesita

Nuria Cabanillas en el gimnasio donde entrena al Club Gimnasia Badajoz, demostrando que apenas ha perdido flexibilidad.

“EL SECRETO DE ESPAÑA PARA TRIUNFAR HA SIDO ELHACER MÁS QUE EL RESTO DE PAÍSES, ARRIESGAR

Y NO DEPENDER DE QUE FALLEN LOS DEMÁS”

costaría. Gris es la madre de Laura,

y admiro la forma en la que separa la

relación de madre con la de entrena-

dora; aunque en las competiciones

aún no sea capaz de acompañarme

de lo nerviosa que se pone.

parte de la federación porque no les

daban todos los medios que necesita-

ban pero tampoco veo que se hayan

esforzado todo lo que deberían. Y ex-

gimnastas que han estado represen-

tando a España y quedan últimas, se

permiten el lujo de decir que las de

Atlanta no éramos tan buenas, que no

hacíamos nada. Puede que tengan

razón, que no hiciéramos nada, pero

somos las únicas que somos campeo-

hacer más que los demás porque toda

la potencia rusa, bielorrusa y los

demás países del Este se ayudan y por

eso nuestras gimnastas tienen que

arriesgar más y lo pueden hacer por-

que el prototipo de gimnasta lo tie-

nen: son altas, delgadas y se las ve

bonitas. Pero no podemos estar a ex-

pensas de que los otros países fallen.

Ese ha sido el secreto de España para

estar en lo más alto.

¿Cree que el conjunto que actual-

mente está represetando a España

está a buen nivel? Veo que llevan

Page 6: Carolina Cidoncha

NURIA CABANILLAS

Laura, de 8 años en su ejercicio final de pelota. Patricia, de 10 años haciendo un equilibrio.

¿Qué siente cuando una gimnasta le

comunica que lo deja? Me da rabia

porque hasta ahora se han estado reti-

rando cuando mejor podían estar. Hay

una etapa en la que se supone que con

el tema de los estudios, el querer salir...

todo eso se puede entender que una

chica lo quiera disfrutar. Pero yo ahora

tengo a una gimnasta que se quiere re-

tirar para salir, consigo llegar a un

acuerdo con ella para que no tenga que

dejarlo. Como salir los viernes antes o

un viernes o dos al mes, depende de si

estamos a mitad de temporada, faltar

para salir. La edad con la que se sale

ahora es mucho antes y con la gimna-

sia pasa el tiempo y no puedes reto-

marlo otra vez. También pueden

perder las ganas o caer en la monoto-

nía de los entrenamientos; los estudios

también van incrementando la dificul-

tad y pueden verse agobiadas. Excep-

tuando una gimnasta que se retiró a los

16, todas las demás se han ido qui-

tando cuando estaban tomando con-

ciencia de su cuerpo y estaban

empezando a desarrollarse a los 13 o

14 años. Por otro lado, también me da

mucha pena, porque de estar viéndolas

todos los días a no verlas más, o verlas

cada tres meses y porque echan de

menos la gimnasia y van a verme al

gimnasio. Las mayores que sabían dis-

frutar de las competiciones, que se

vuelven más emocionantes cuando van

subiendo de categoría y tienen más di-

ficultad los ejercicios, afrontaban los

entrenamientos de otra forma. Sabían

qué era lo que había que hacer, no

había que estar encima de ellas e in-

cluso tiraban del grupo cuando los áni-

mos estaban caldeados. Son ciclos, y

cuando un equipo está muy unido y se

empiezan a quitar una a una, al final la

última se quita porque no siente la

gimnasia de la misma forma con la que

empezó o con la que más había disfru-

tado, que era con sus compañeras.

Después de 18 años, ¿cree que sigue

estando reconocido que haya sido

campeona olímpica? No, pero un no

rotundo. En otros países, sus deportis-

tas de élite han vivido más tiempo de

la gimnasia, cuando van a pabellones

se les reconoce, en Rusia hasta Alina

Kabaeva, bronce en Sídney y oro en

Atenas, ha llegado al Congreso. Aquí

en España veo que el respeto ese no

se tiene en un sitio. No espero que me

reconozcan por la calle en Badajoz,

demasiado es que saben quién es

Nuria Cabanillas pero a lo mejor en un

Campeonato de España la gente quiere

hacerme ver que lo que he hecho no

tiene mérito, que ya ha pasado. Pero la

recompensa y los títulos siguen ahí.

Eso sí, en el Euskalgym, torneo inter-

nacional que se celebra en el País

Vasco, nos van a hacer un homenaje

y hará que algunas personas recuerden

lo que hicimos y que eso está ahí.

De vez en cuando si te gusta que te re-

cuerden y reconozcan las cosas buenas

que has hecho.

¿Lo volvería a hacer? Sí, sin duda al-

guna. Porque es que todo lo que he

conseguido en mi vida ha sido con la

gimnasia, mis mejores amistades son

del mundo de la gimnasia, como Lo-

rena o Aurora que fue una chica que

empezó conmigo aquí en el club PA-

DEBA de Badajoz. Y ahora vivo de

eso, no me arrepiento pero sí cambia-

ría algunas cosas como haber aguan-

tado más haciendo gimnasia, pero

bueno, ahora soy entrenadora y sigo

viviéndolo de otra manera. �Besando la medalla olímpica en Badajoz.