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El carnaval: ¿una fiesta de todos y para todos? ¿siempre? Por Claudia A. Rodríguez Paoletti Este trabajo sólo se propone compilar diversidad de materiales: relatos orales, documentos históricos, imágenes, expresiones artísticas que tienen como tema, aquello que el folklorólogo Augusto R. Cortázar, denominó como “la fiesta por excelencia”: el Carnaval. Con la idea de acercarlo a las /os docente para conocer un poco más sobre cómo este festejo se fue manifestando a través del tiempo: quiénes fueron y son los artífices de esta celebración tan antigua que permanece hasta nuestros días. “La fiesta del Carnaval libérrima y única, vencedora del tiempo, acumula a través de los siglos, reminiscencias paganas de la antigüedad grecolatina y quinta esencia de tradiciones medievales. En nuestro caso americano, perfeccionó su mágica fórmula con zumos indígenas que, desde soterrados estratos, ascienden y alimentan el vigoroso retoño trasplantado de Europa” (A. Cortázar, 1961) En cuanto al origen, no hay acuerdos teóricos, sin embargo autores como A. Cortázar, F. Coluccio, A. Prieto, Murillo Vacarezza, junto a cronistas de época, coinciden en que, era una fiesta inigualable. En cuanto a aquellos festejos o celebraciones prehispánicos de los pueblos de Nuestra América aparecen relatos en donde se puede observar claramente el sincretismo cultural. La resistencia de los pueblos ante los conquistadores produjo rituales, festejos, expresiones artísticas en donde la identidad, el aspecto simbólico lucha permanentemente por no ser derrotada. Ante la magnitud de esta Fiesta, los sectores de poder fueron regulando, normalizando, hasta prohibiendo su expresión a través del tiempo; en cuanto a la actual territorio argentino, refiere. ¿Quién es Momo? Las teorías sobre el nacimiento del carnaval son muchas y muy variadas. Los defensores de la tradición más antigua lo sitúan en la mitología egipcia y lo relacionan con el ciclo que versaba sobre los placeres entre Isis y Osiris. Otros señalan su origen en las fiestas griegas que se celebraban en honor de Dionisio: corrobora esta teoría el hecho de que el rey Momo, el rey de la 1

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El carnaval: ¿una fiesta de todos y para todos? ¿siempre?

Por Claudia A. Rodríguez Paoletti

Este trabajo sólo se propone compilar diversidad de materiales: relatos orales, documentos históricos, imágenes, expresiones artísticas que tienen como tema, aquello que el folklorólogo Augusto R. Cortázar, denominó como “la fiesta por excelencia”: el Carnaval. Con la idea de acercarlo a las /os docente para conocer un poco más sobre cómo este festejo se fue manifestando a través del tiempo: quiénes fueron y son los artífices de esta celebración tan antigua que permanece hasta nuestros días.

“La fiesta del Carnaval libérrima y única, vencedora del tiempo, acumula a través de los siglos, reminiscencias paganas de la antigüedad grecolatina y quinta esencia de tradiciones medievales. En nuestro caso americano, perfeccionó su mágica fórmula con zumos indígenas que, desde soterrados estratos, ascienden y alimentan el vigoroso retoño trasplantado de Europa” (A. Cortázar, 1961)

En cuanto al origen, no hay acuerdos teóricos, sin embargo autores como A. Cortázar, F. Coluccio, A. Prieto, Murillo Vacarezza, junto a cronistas de época, coinciden en que, era una fiesta inigualable. En cuanto a aquellos festejos o celebraciones prehispánicos de los pueblos de Nuestra América aparecen relatos en donde se puede observar claramente el sincretismo cultural. La resistencia de los pueblos ante los conquistadores produjo rituales, festejos, expresiones artísticas en donde la identidad, el aspecto simbólico lucha permanentemente por no ser derrotada.

Ante la magnitud de esta Fiesta, los sectores de poder fueron regulando, normalizando, hasta prohibiendo su expresión a través del tiempo; en cuanto a la actual territorio argentino, refiere.

¿Quién es Momo?

Las teorías sobre el nacimiento del carnaval son muchas y muy variadas. Los defensores de la tradición más antigua lo sitúan en la mitología egipcia y lo relacionan con el ciclo que versaba sobre los placeres entre Isis y Osiris. Otros señalan su origen en las fiestas griegas que se celebraban en honor de Dionisio: corrobora esta teoría el hecho de que el rey Momo, el rey de la Burla, fue expulsado del Olimpo por sus sarcasmos y sus locuras. Pero la mayoría atribuyen al carnaval un origen romano, teoría que la mayoría comparte.

MITOLOGÍA DE LA Juventud HISTORIA FABULOSA para la inteligencia de los poetas y autores antiguos

(…)

P. ¿Quién era Momo?

R. Momo era hijo del Sueño y de la Noche, y dios de la burla y dichos graciosos. Se ocupaba únicamente en escudriñar las acciones de los dioses y de los hombres y en ponerlos en ridículo.

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P. ¿Citad algunos ejemplos?

R. Habiendo hecho Vulcano un hombre, Neptuno un toro y Minerva una casa, halló imperfecto al hombre porque el dios no le había puesto una ventanita en el corazón, por la que pudiesen descubrirse sus secretas intenciones; notó que el toro de Neptuno tenía los ojos demasiado distantes de los cuernos para poder dirigir bien sus golpes; en fin, la casa de Minerva le pareció demasiado maciza para poder ser transportada a otra parte cuando se tuviese un mal vecino.

P. ¿No hizo alguna otra observación por el mismo estilo?

R. No pudiendo hallar nada que censurar en la hermosura y talle de Venus, hizo notar únicamente que su cazado hacia demasiado ruido cuando andaba.

P. ¿Cómo se representaba a Momo?

R. Teniendo en una mano una pequeña estatua de la Locura, y separando con la otra una máscara de su rostro, en que se ve retratada la befa y la burla.

__________

(*) Nota de la edición digital: en el original, se dice "Plutón", en vez de "Pluto", lo que parece un error, puesto que el dios al que el capítulo hace mención, el dios de la riqueza, era Pluto.

Etimología de la palabra “Carnaval”

La palabra carnaval viene del latín carrumnovalis, con el que los romanos abrían sus celebraciones, o carnelevale, que significa quitar la carne y alude al tiempo previo a la Cuaresma cristiana, los cuarenta días de abstención de la carne. Por lo tanto la celebración se realiza en los pueblos cristianos. Son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la cuaresma en el Calendario Cristiano.

No obstante, los pueblos antiguos ya usaban las máscaras, atuendos y el concepto de alegría y festividad en los diferentes períodos del año, por lo que esta costumbre puede ser considerada como el origen de aquella fiesta.

En América es introducida a partir de los conquistadores provenientes de la Península Ibérica.

Los festejos en el Virreinato del Río de La Plata

La fiesta del Carnaval tenía mucho arraigo en el Buenos Aires colonial. Su popularización se dio durante el siglo XVIII. Su importancia es denotada por la necesidad de reglamentaciones a las cuales acudieron las autoridades de la aldea. En 1771, el Gobernador Juan José de Vértiz y Salcedo, estableció que los bailes carnavalescos se realizaran en locales cerrados. De esta manera oficializó la fiesta, autorizando incluso las máscaras. En época del virrey Avilés se prohibió arrojar “agua, huevos, harina ni otra cosa alguna so pena de multa o de trabajar en el empedrado, con el

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principal propósito de que las personas de respeto pudieran concurrir con tranquilidad a las corridas de toros que se realizaban en esos días”. Es decir, las corridas de toros, luego prohibidas para siempre Argentina, gozaban de mayor legitimidad. Después de la Revolución de Mayo el carnaval siguió siendo la fiesta por excelencia en una sociedad dominada enteramente por la liturgia religiosa. ( Maronese, L 2007)

Cronistas ingleses en la Gran Aldea

“La mayoría de los lectores habrá oído hablar habrá oído hablar de las de las máscaras y carrozas que caracterizan a las fiestas del carnaval en Italia, pero no estarán enterados ,sin duda, del modo como se celebra en Buenos Aires este corto período de locura. El recurso principal del que echaban mano era el aguay al efecto ponían en juego todos los procedimientos posibles e imaginables (…) Los huevos de teru-teru vaciados y llenos con eau de millefleurs , que lo dejaba perfumado y perfumaba asimismo la habitación. Todo esto hubiera estado muy bien sino terminara ahí. (..)Las fiestas duran tres días y mucha gente abandona la ciudad en este tiempo, pues es casiimposible caminar por las calles sin recibir un baño. L as damas no encuentranmisericordia, y tampoco la merecen, pues toman activa participación en eljuego(…) Las familias más distinguidas , las mujeres más delicadas sentían el contagio.(…) Una familia se ponían en lucha contra la otra y corrían verdaderos arroyos por las calles, cubría el agua los patios y llegaba a las azoteas(…) Como es de imaginar , año tras año, la cantidad de accidentes y creo y creo que no pocas mujeres por su constitución débil morían por los efectos del frio tomado durante cuarenta y ocho horas de agua”.(JP y WP Robertson “Cartas de Sudamérica 1843)

Los juegos de agua fueron motivo de comentarios de los cronistas extranjeros que arribaban a esta Ciudad. Uno de ellos, del cual no se conoce el nombre, nos cuenta que “Llegado el carnaval, se pone en práctica una desagradable costumbre: en vez de música, disfraces y bailes, la gente sedivierte arrojando cubos y baldes de agua desde los balcones y ventanas a los transeúntes, y persiguiéndose unos a otros de casa en casa. Se emplean huevos vaciados y llenos de agua que se venden en las calles (…) Las fiestas duran tres días y mucha gente abandona la ciudad en este tiempo, pues es casi imposible caminar por las calles sin recibir un baño. Las damas no encuentran misericordia, y tampoco la merecen, pues toman activa participación en el juego”. (Maronese, L.2007)

Rosas y el Carnaval

Durante el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, el carnaval había sido nuevamente prohibido el 22 de febrero de 1844. Las celebraciones se reanudaron recién en 1854, con Rosas fuera del poder. Pero el carnaval volvió muy reglamentado, se realizaban bailes públicos en diversos lugares, previo permiso de la policía. Había mucha vigilancia policial para prevenir los desmanes de las décadas anteriores. (Fuente: La vida de nuestro Pueblo; CEAL, 1985)

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Por los caminos de Latinoamérica

Hay una enorme y rica historia de los carnavales en Latinoamérica, que resultaría imposible contar en un artículo, también en el Río de La Plata. El carnaval Rioplatense está muy ligado al candombe y a la murga (tanto en su versión argentina como en la uruguaya), con influencias negras y europeas. En el interior de Argentina están muy presentes tradiciones folclóricas originarias, que desde las migraciones, se han hecho presentes también en Buenos Aires.

Algunas tradiciones rioplatenses cuentan con elementos de la época colonial, en donde la historia se mezcla con las leyendas, vinculadas a los esclavos y sus momentos de recreación, en donde lo tribal se mezcla con la crítica y la burla hacia sus amos. En las murgas porteñas, están presentes en los trajes de raso, cuya leyenda recuerda a negros esclavos que utilizaban las levitas de sus amos pero al revés exhibiendo el raso que esos trajes tenían en su interior. Sus pasos de baile recrean distintas situaciones: algunos pasos simulan en andar encadenado de los esclavos, los tres saltos (3 por los 30 latigazos, un castigo muy común en aquel entonces), el intento de sacarse las cadenas, y la matanza, el momento de mayor liberación. Los maquillajes y las máscaras, presentes en ambas orillas del Río de La Plata y en muchas otras partes del mundo, más allá de lo pintoresco, representan y recuerdan a aquellos festejos en donde los esclavos, en esos pequeños momentos de libertad, ocultaban sus rostros detrás de los maquillajes para poder criticar a los poderosos y sin ser reconocidos y evitar posteriores castigos.

En el año 1871, ante una epidemia de fiebre amarilla que tuvo lugar en ese entonces, el diario “La Nación” en su edición del 11 de febrero de ese año alertaba que “Las comparsas se habían convertido en procesiones fúnebres y el pueblo aterrado huía de la ciudad, que parecía conducida a un total exterminio”. A partir de esta terrible epidemia se incorporó a las murgas, como símbolo de la oleada de muerte, la representación de la muerte objetivada en la figura de la calavera con la daga. (Rama; 2009)

En cuanto al Noroeste de Argentina describe Félix Coluccio:

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Y la elite siguió festejando

Los paseos por la costa eran la gran atracción. Motivo por el cual se construyó la primera rambla en la playa Bristol, en el año 1887, donde se aprovecharon las construcciones de maderas y uniéndolas por medio de tablones.  La Rambla además, permitía que la gente se refugiara del sol, ya que los veraneantes de esa época no se exponían directamente a los rayos del sol.  El bronceado no se consideraba, como hoy, un valor estético.    En septiembre de 1890, un fuerte temporal destruyó la rambla.  Como para ese entonces, el paseo por dicho lugar se había impuesto con la fuerza de una moda y era un atractivo inseparable de la playa marplatense, el Dr. Carlos Pellegrini, presidente de la Nación, ordenó construir otra.   Esta segunda Rambla, llevaba el nombre de su promotor y también era de madera, aunque sus estructuras más sólidas.

   La intervención de autoridades nacionales y de la oligarquía porteña en los destinos de la ciudad, era frecuente, dado que les interesaba el mejoramiento edilicio del lugar en el cual pasaban tres meses por año.  Muchos de los lugares de recreación y sobre todos los más lujosos, se construyeron pensando solo en el verano y en los turistas.  Así en 1889, el Sr.

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Fermín Iza, instaló la primera casa de juego con ruletas, ocupando unas casillas de madera sobre la rambla primitiva.  En el mismo año, comenzó a construirse un gran edificio de madera en el que se efectuaron representaciones teatrales y donde funcionaron mesas de Bacarat y Caballitos.  También en 1889, se fundó el Casino Bristol que constituyó uno de los atractivos de la temporada veraniega.  El juego de ruleta fue un entretenimiento del mundo masculino, ya que los que más frecuentaban estos lugares eran hombres.

En Playa Bristol, los carnavales ocupaban un lugar importante, el Dr. Carlos Pellegrini se transformaba en un ferviente participante. El “gringo”, como lo apodaban, dejaba de lado su investidura presidencial para jugar a los baldazos en la rambla.

Los Clubes y el Teatro Colón

A fines del siglo XIX, los clubes “El Progreso “y Jockey ofrecían bailes de Carnaval para sus asociados. Para quienes veraneaban fuera de la ciudad o se animaban con la travesía, el hotel Las Delicias de Adrogué o el Tigre Hotel realizaban tertulias de disfraces con baile.

“Los salones más populares fueron los teatros. Con solo levantar las butacas, la platea se transformaba en una pista. La orquesta se ubicaba en el escenario y los palcos se alquilaban. Esta costumbre llevó en 1936 a organizar en el teatro Colón un elegante baile de disfraces; con motivo de cumplirse los 400 años de la primera fundación de la Ciudad. Cuentan los memoriosos que las barras de hielo puestas sobre los techos para refrescar a los presentes arruinaron las primitivas pinturas de la bóveda” (A . Martín. Suplemento diario La Nación s/f)

Muñequita Lenci, Carnaval 1940.Archivo personal Afiche. Carnaval de Mazatlán (México)

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Fuente: Lic. Graciela Weisinger

Los carnavales en la construcción simbólica de la Nación moderna

La celebración de las fiestas de carnaval en los centros urbanos y, en particular, en la fiesta de Buenos Aires, fue la celebración popular por excelencia en los años que cubren el deslinde entre los siglos XIX y XX. La varias veces secular tradición europea de la fiesta vigorosa en el tiempo presenciado por Rabelais y visible a la observación de Goethe en el carnaval romano de 1778, había perdido ya el estatuto de impunidad social y religiosa que autorizaba a sus participantes a poner al mundo, literalmente, “al revés”, limitándose al seguimiento de reglas de permisividad recortadas sobre el respeto a las formas de convivencia establecidas. (...) estas reglas, con todo, podían ser suficientemente laxas como para liberar aspectos reprimidos o ciertas fantasías larvadas de la sociedad convocada al juego, por más que esa liberación se tradujera necesariamente en representaciones de segundo grado: disfraces, simulacros de acciones, réplica gestual. Con estas salvedades, debe anotarse que la fisonomía de los carnavales porteños fue modificada en el transcurso de la década del 80. (A. Prieto)

Relata el autor que, en los comienzos de la misma década en “Silbidos de un vago”, el primer relato de Cambaceres, se habla de un desfile de comparsas y de máscaras (…)”tal o

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cual bachicha disfrazado de turco o de marqués” y agrega al relato la banda de negros” con sus caritas tiznadas, sus casaquitas celestes…sus tamboritos, matraquitas y campanillas”.

No había pasado una década que las tensiones sociales introdujeron expresiones que lejos de los dioses antiguos estarán centrados en la simbología gauchesca. Serán entonces los centros criollos quienes comenzarán a centralizar las disputas por trofeos. Sobre todo cobrará la figura de Juan Moreira será la representación más significativa: sinónimo de rudeza, valiente y hábil para el canto.

Las crónicas de época relatan curiosas descripciones dan cuenta que, como sostiene Prieto, pareció revelar la identificación con un modo de ser, una personalidad en los que se inscribían los rasgos más característicos del ser nacional.

Estas personificaciones de los Juan Moreira en el grupo de inmigrantes, provocaba inconvenientes en los encuentros festivos, pues para el sentir criollo significaba una falta de respeto a la construcción de la nación, centralmente en los sectores populares, que no veían con buenos ojos las transformaciones de un Juan Moreira con aires de cocoliche.

Los corsos

Los corsos en las calles eran los festejos públicos. Su acceso era libre y estaba animado por mascaritas, carruajes y grupos de jóvenes que se presentaban como artistas del carnaval. Estaban organizados por los comerciantes y vecinos de las distintas zonas de la ciudad.

La gestión de Jorge Newbery como director de alumbrado sumo complejos adornos lumínicos que se incorporaban a los festejos para el año 1900.

Había corsos en los barrios de Belgrano y Flores; y en territorio provincial Morón, San Isidro y Quilmes.

Cadete y Gaucho Carnavales 1941. Plaza Lavalle (Archivo Personal)

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El tango en los carnavales

Añorados viejos tiempos de las multitudinarias orquestas, que estaban obligadas a reforzar el número de sus músicos para superar el bullicio del ambiente. En algunos casos superaron los cincuenta integrantes. La más renombrada fue la conformada por la unión de las huestes de Francisco Canaro con las de Roberto Firpo, para sus presentaciones en el Teatro Colón de Rosario, provincia de Santa Fe, en el carnaval de 1917.

Con el advenimiento de la letrística observamos un variado tratamiento de esta temática. Por un lado, el carnaval mostrado como una pintura social, a veces acompañada por el romance fugaz y la traición: « ¿Dónde vas con mantón de Manila/ dónde vas con tan lindo disfraz?/ Nada menos que a un baile lujoso/ donde cuesta la entrada un platal/ ¡Qué progresos has hecho pebeta!/ Te cambiaste por seda el percal.../ Disfrazada de rica estás papa/ lo mejor que yo vi en Carnaval.» (“Carnaval”)

Por el otro lado, el carnaval tomado en un sentido más filosófico y metafísico, donde el relato pasa por la queja, la resignación, el fracaso, con alguna que otra sentencia moralista: «que cuando empiece a tallar/ el invierno de tu vida/ notarás arrepentida/ que has vivido un carnaval» (“Callejera”)

También, aparece como un refugio momentáneo, como una negación de la realidad: «Si el amor te trata mal. / ¿Qué te importa del amor?/ Te ponés otro disfraz/ que te oculte el corazón...» (“Todo el año es carnaval”)

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Se puede observar en las letras, que no sólo fue descriptiva la visión que los autores tuvieron del carnaval. Vieron más allá del jolgorio, el comportamiento humano, los amores perdidos, la necesidad de evadir la realidad cotidiana para abandonarse a una fácil alegría. En resumen, eran versos con planteos profundos y dramáticos.

Pomos, Cocoliches y Colombinas

El siguiente listado corresponde a algunos tangos de la prolífera producción con esta temática

“Agua de pomo”, de Francisco Fiorentino

“Carnaval”, de Anselo Aieta y Francisco García Jiménez

“Carnaval de antaño”, de Sebastián Piana y Manuel Romero

“Carnaval de mi barrio”, de Luis Rubistein

“Carnavalera” (milonga), de Piana y Homero Manzi

“Carnavales de mi vida”, de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo

“Cascabelito”, de José Bohr y Juan Andrés Caruso

“Cocoliche”, de Eugenio Nobile, Luis Cosenza y Francisco Lamela

“Colombina”, de Julio y Francisco De Caro con Cadícamo.

“Colombina”, de Matteo Cóppola.

“Cotillón”, de Juan Carlos Bazán

“Después de carnaval”, de José Amuchástegui Keen.

“Dios momo”, de Alfonso Lacueva y Enrique Carrera Sotelo.

“Disfrazado”, de Antonio Tello y Alejandro Da Silva.

“Disfrazate hermano”, de Antonio Bonavena, Antonio Solera y Francisco Gorrindo.

“El rey de la serpentina”, de Graciano De Leone

“En el corsito del barrio” (milonga), de Abel Aznar y Reinaldo Yiso

“Este carnaval”, de Luis Caruso y Miguel Caruso.

“Hasta el otro carnaval”, de Julio De Caro y Dante A. Linyera.

“La enmascarada”, de Paquita Bernardo y García Jiménez.

“La murga”, de Peregrino Paulos

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Una nueva prohibición: dictadura de1976

El 24 de marzo de 1976, la presidente Isabel Perón fue detenida. Una Junta de Comandantes –Rafael Videla, Eduardo Massera y Orlando Agosti- asumió el gobierno y designó a Videla como presidente de facto. Así se iniciaba la dictadura militar que duraría hasta el ´83.De las múltiples prohibiciones y medidas impuestas por la dictadura, una de esas en particular es a la que se refiere ésta nota. El 9 de junio de 1976, Videla, por decreto/ley 21.329 quitó los feriados de carnaval y aún hoy, a pesar de haber transcurrido muchos años de democracia los feriados de carnaval no han sido restituidos por ninguno de los gobiernos democráticos hasta ahora. Y a pesar de haberse presentado muchos proyectos para devolverlos, no han sido atendidos por nuestras autoridades.

El pueblo vence a los dictadores

Domingo 17 de octubre de 2010

Las manifestaciones locales del carnaval ya acarician el tan ansiado feriado

Ante la posibilidad cierta de que se restituyan esos días festivos, que habían sido anulados por la última dictadura militar, Hoy consultó a distintas murgas y comparsas de la ciudad acerca de sus expectativas.

"Tener un feriado por el sólo hecho de tener un fin de semana largo no nos interesa; lo que queremos es construir el carnaval y festejar la alegría de compartir con el otro”, reflexiona Lino Labat, miembro de la murga local de estilo porteño “Tocando fondo”, que acaba de cumplir 15 años.

Algo similar opinan los integrantes de la cuerda de candombe “Kilombo 14”, que resaltan lo positivo de que el Estado brinde el espacio para poder celebrar, y sostienen que ahora las agrupaciones como ellos deben encargarse de darle contenido, para que no sea una fecha en que los platenses elijan viajar a ver los carnavales de otras ciudades.

El reclamo histórico de las murgas, batucadas y cuerdas tiene que ver con la restitución del feriado de lunes y martes de carnaval, anulados por la última dictadura militar.

Después de tantas “marchas carnavaleras”, el mes pasado hubo novedades felices: la presidenta Cristina Fernández envió un proyecto a la Cámara de Diputados para devolver los feriados al almanaque nacional, entre otras modificaciones. Actualmente está en estudio, y el nuevo esquema de días no laborables debe estar listo antes del 30 de octubre. En la ciudad, las agrupaciones ya se preparan para la fecha, aunque sus principales dudas pasan por saber qué papel tendrá el Estado si se aprueba la iniciativa.

Desde la murga “La Verdulera”, de estilo uruguayo, Pablo Lesiani se mostró “súper contento” con la restitución de los feriados, aunque enfatizó que “si no hay apoyo de otra índole, van a ser feriados vacíos”. Desde su opinión personal, considera que la Municipalidad local “no va a ayudar mucho, porque tengo la impresión de que esta gestión directamente está en contra de este tipo de manifestaciones”. Como “La Verdulera” tiene mayoría de miembros oriundos del interior, para cada febrero muchos de ellos viajan, así que la murga queda algo desmembrada temporariamente. No obstante, los que están piensan juntarse con alguna otra agrupación para festejar en conjunto, contó Pablo.

Por su parte, Federico Moura, de “Fulana de Tal”, otra agrupación de estilo uruguaya, confió en que se puede organizar “una movida grande” entre todas las manifestaciones carnavaleras de la ciudad, ya que todas “tenemos experiencia en organización de eventos, porque lo hacemos todo el año”. En ese sentido, precisó que “sería bueno que las autoridades se acerquen a nosotros para ver qué se puede armar”. Teniendo en cuenta el espíritu contestatario que define a las murgas, Federico señaló que “puede ser que, para algunos, aceptar apoyo del Gobierno sea transar con la política, pero yo creo que no es así, hay que celebrar, porque significa que hay una apertura”. (Fragmento)

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Los carnavales a través de la historia oral

“El objeto de la historia es esencialmente el hombre, mejor dicho, los hombres. (…) Detrás de los rasgos sensibles del paisaje, de las herramientas o de las máquinas, detrás de los escritos aparentemente más fríos y de las instituciones aparentemente más distanciadas de los que las han creado, la historia quiere aprehender a los hombres.” Marc Bloch

Los fragmentos de las entrevistas fueron realizadas entre diciembre y enero a los vecinas/os del barrio. La franja etarea abarca entre 15 y 80.

Ante la pregunta: ¿Qué recuerda de los carnavales?

Teté, 73, vecina

“Llegué al barrio en el año 57. Ya casada. Tengo el recuerdo de los carnavales en el Club Estrella. Allí había una comisión que se ocupaba mucho por incentivar la parte social. Los bailes de carnaval se iniciaban con desfiles de los chicos del barrio. Se desarrollaban durante varios días hasta que se elegía el rey y la reina.

El club se colmaba de familias, se vendía el clásico sanguche de chorizo, porque el chori es más moderno (risas) y para todos era una fiesta.

Lo que más me gustaba era prepararle el disfraz a mi hija; porque el varón no se enganchaba. Recuerdo haberla disfrazado de Hormiguita Viajera, de dama de las Camellas, de Mariposa, de Viuda Alegre… ¡Y todo lo hacía yo! Era un placer ver el desfile más allá del concurso y el premio que generaba polémicas”

Elba, 74, almacenera

“Mucho no recuerdo porque estábamos tratando de sobrevivir con el almacén. Recuerdo que las vecinas me insistían para que fuera, pero yo abría hasta el domingo por la tarde. Escuchaba la música y veía pasar a los disfrazados. También me acuerdo que se daba cine en la calle; pero no sé si era en este barrio o en el de mi infancia, allá por Boedo”

Olga, 65, ama de casa

“Yo era chica y recuerdo que se daba cine en la calle. Nos llevábamos banquitos y unos sándwiches y nos divertíamos mucho. Nos llevaba a los 4. Para mí es un recuerdo imborrable…Luego de jovencita ya iba a los bailes y al corso pero en otros barrios también”

Juan, 79, diariero

“Yo llegué al barrio para el 55. Venía de una casa de inquilinato en Palermo. Me acuerdo de los corsos de Avenida de Mayo, porque muchos años manejé taxis. También allá por los

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60, el corso de Liniers en donde estaba hasta la Banda Municipal. Y de pibe… bueno, jugar con los baldes y los pomos para mojar a las muchachas…principalmente a la que uno quería conquistar”

Liliana, 37, depiladora

“Yo no me acuerdo de haber participado. Llevé a mis hijos a las murgas del parque Alberdi, pero estoy hablando ya de fines de los 80. Eran pocos y generaba más tristeza que alegría. Los chicos se divertían con la espuma pero había que estar atento a que no lastimaran ni los lastimaran. No sé, no tengo gratos recuerdos”

Alejandra, 48, docente

“A mí me gustaba disfrazarme. Esperaba los carnavales porque era la única vez que mi papá me dejaba pintarme las uñas. Era deseado por eso y por el disfraz. Ahora que me llevás a los recuerdos siento estar percibiendo el perfume del apresto con el que mi mamá planchaba los trajes que hacía en su máquina a pedal o bordando lentejuelas cuando se ayudaban entre vecinas”

Sergio, 21, estudiante

Yo me enganché hace unos años en la murga. Al principio no entendía demasiado…pero la gente que viene peleando para recuperar el feriado del carnaval, nos fue contando la historia, entonces además de bailar o cantar vas aprendiendo el sentido del festejo. Yo estoy enganchado y ayudo en los pasos a los nuevos. También intento transmitir lo que fui aprendiendo y sigo aprendiendo”.

Entre festejos y escraches

Escracharon con albahaca al juez riojano que lo permitió

Privatizaron la palabra “chaya” y por ese motivo rebautizaron el festival

Publicado el 20 de Febrero de 2011

El tradicional festival musical de la chaya, que debido a la prohibición del uso comercial del término “chaya” y sus derivados, ahora se llama “Nuestra mejor fiesta”, arrancó el viernes en La Rioja y terminará mañana(…)

El encuentro musical estuvo cerca de suspenderse debido a la resolución del juez federal Daniel Herrera Piedrabuena, quien prohibió el uso de la palabra “chaya”, dándole lugar a una presentación de la familia Ávila que dice ser la propietaria del término. La medida que avanza contra una denominación de carácter cultural y ancestral fue resistida el viernes por manifestantes que se reunieron en diferentes puntos de la provincia y frente al juzgado de Herrera Piedrabuena donde realizaron topamientos (acercamientos festivos) y un escrache con harina y albahaca (dos de los elementos claves del carnaval).

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“Chaya”, que según el diccionario de la Real Academia Española viene del quechua “cháya” (que significa llegada), es para los habitantes de la región donde se asienta La Rioja un sinónimo de “carnaval”, de fiesta popular y, también, una singular celebración de agua y danza con la que los diaguitas festejaban la finalización de las cosechas y pedían por más y mejores frutos.

“Yo siento que con esta medida, el juez Herrera Piedrabuena privatiza un término que va más allá de los intereses comerciales ligados al festival”, apuntó a Télam Raúl Gianello, encargado de prensa del acontecimiento musical con sede en el Estadio del Centro”.

Como Chaya, Tinkunaco también está registrado

Por JBC para DataRioja

( Fragmento )

Muchas veces se habló sobre la propiedad intelectual de la denominación o marca “chaya”, pero poco se dijo de verdad. El Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), es el organismo estatal encargado de regular y resguardar los derechos de quienes tienen una idea y le ponen nombre. Crease o no “tinkunaco” también está registrado.

En su “Diccionario de regionalismos de la provincia de La Rioja” Julián Cáceres Freyre anota que “chaya” es “el carnaval en La Rioja, del quechua ch´allay, rociar, mojar”. Pero la Real Academia Española (de la Lengua, se entiende) dice que proviene “del quechua cháya, llegada, y refiere a “burlas y juegos del carnaval” en Argentina, al “carnaval mismo” en el noroeste argentino y en Chile al “papel picado” o confeti que se arroja en carnaval.

La ley 22.362 es la norma que regula en nuestro país el registro de marcas, y el INPI es su autoridad de aplicación. Más allá de las definiciones ¿cuántos “dueños” tiene la “chaya” y quiénes son? Los más “acaparadores” son los Ávila: María del Valle Bazán de Ávila, Adrián José Ávila, Andrea Soledad Ávila, María Laura Ávila tiene derechos sobre “Fiesta Nacional de la Chaya - Edición...” (denominación y logo (…)

La acción “chayera” implica “carnavalear” arrojando almidón, agua y albahaca, cantando vidalitas con la “caja”, organizados en “pacotas” de varios jinetes mientras se bebe alcohol. De ahí al evento artístico, cultural y comercial que se realiza en el denominado “puquial”, y que se originó en la Cancha Oficial allá cerca del Shincal, a la vuelta del Regimiento.

¿De qué más son “dueños” algunos? La palabra “tinkunaco” estuvo registrada por Ángel Inocencio Asís (…)

En el caso de “pujllay” ha sido registrado por Alfredo Hernán Salomón y por Héctor José Borjas para la clase 41, es decir, cultura y recreación.

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Los nombres de nuestras ciudades principales también tienen “dueños”: dos registros para Chepes, tres para Aimogasta, siete para Chamical, doce para Chilecito y 69 vigentes para La Rioja –fueron 146 registros-, que incluyen “La Voz de La Rioja” de La Voz del Interior SA y “Miss La Rioja” de Jet Set SRL.

A decir verdad, la “chaya” puede tener muchos “inquilinos”, pero “dueños”, ninguno. ¡¡¡Viva la chaya…!!!

Las comparsas llaneras en Venezuela

El Chiriguare

Los personajes que intervienen en esta comparsa son: El Brujo Machuco, El Zamuro y El Chiriguare. Este último simboliza un animal fabuloso que vive cerca de una laguna. Tiene cola de burro, boca de bagre, pezuñas y corona de pelos. Por su raro aspecto constituye el terror del vecindario. Nadie se atreve a hacerle frente. Sin embargo, el Brujo Machuco, por medio de exorcismos, acaba con el poder maligno del chiriguare. El Zamuro, que estaba encendido, hace acto de presencia y con su pico extrae las tripas del animal. El baile que se ejecuta es muy movido, y las estrofas que se entonan, muy sugestivas, narran el hecho en forma sencilla, como puede verse:

Letra de la canción

Cerca´e la lagunasale el chiriguarecon rabo de burroy boca de bagre

Estribillo

Chiriguare, chiriguare,Zamurito te va a comer,te va a comer, te va a comer,te va a comer, te va a comer.

Dicen los vecinosdel pueblo'e campoma,que tiene pezuñas y tiene corona.(estribillo)

El brujo Machucocon sus dos peonesmata al chiriguarecon sus oraciones.(estribillo)

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Sale zamuritoque estaba escondío;bailando el joropose come al podrío.(estribillo)

Con este cantar y esta representación danzante, la comparsa recorre las calles de los poblados comunicando su alegría al público espectador. Este, lleno de entusiasmo, premia con dinero o aguardiente la habilidad de los integrantes de esta forma de teatro popular.

Bibliografía consultada

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BLOCH, M. Introducción a la Historia. México- Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.1965

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DEVOTO, F. Historia de los italianos en la Argentina. Buenos Aires. Ed. Biblos.2006.

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LÓPEZ, L. La Gran Aldea. Buenos Aires, CEAL, 1992

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MITOLOGÍA DE LA JUVENTUD o HISTORIA FABULOSA para la inteligencia de los poetas y autores antiguos. En París, en la librería Nacional y extranjero, Malecón de los Agustinos, nº 17. 1823. En la imprenta de J. Mac Carthy.

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TRONCOSO, O. Juegos y diversiones en la Gran Aldea, en revista La vida de nuestro Pueblo: una historia de Hombres, cosas, trabajos, lugares. Buenos Aires. Centro editor de América Latina.1981

Diarios y periódicos

“El Día” de ciudad de La Plata

“Tiempo Argentino”

“La Nación”

“Independiente” La Rioja

http://tiempo.elargentino.com/notas/privatizaron-palabra-chaya-y-ese-motivo-rebautizaron-festival

http://es.wikipedia.org/wiki/Municipio_Chaguaramas

http://www.noticiasnoa.com.ar/newnoa/index.php?option=com_content&view=article&id=16059:como-chaya-tinkunaco-tambien-esta-registrado&catid=20:intergeneral

Material interno para la cátedra Enseñanza de lasCiencias Sociales para Nivel Inicial

R N 908400

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