carlos alberto rodríguez

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Carlos Alberto Rodríguez

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Serie: Monitoreos comunitarios para el manejo de los recursos naturales en la Amazonia colombiana

Volumen 1 CARTOGRAFÍA LOCAL

©Derechos Reservados Fundación Tropenbos Internacional Colombia

Primera edición: Febrero 2010Bogotá, Colombia.

ISBN: 978-958-9365-15-1Autor:Carlos Alberto Rodríguez

Fotografía:Banco de Imágenes Tropenbos Internacional ColombiaDiseño y Diagramación:Carlos R. Castillo - [email protected]ón:La Imprenta Editores S. A.

Tropenbos Internacional ColombiaCra 21 # 39 - 35 Bogotá, Colombia. [email protected]

Page 5: Carlos Alberto Rodríguez

Documentar la experiencia local

A quienes trabajamos de manera cercana con

comunidades indígenas y campesinas nos suelen preguntar

con gran frecuencia, desde las instituciones: ¿existe un manual

o cartilla que puedan darnos para trabajar con comunidades,

en el que se nos indique cómo abordarlas y los pasos a seguir

para elaborar y realizar proyectos o para generar acercamientos

y crear confianza? La respuesta es: no existe un manual sobre

métodos de acercamiento a comunidades y tampoco un manual

o cartilla sobre investigación participativa. Si bien se encuentran

manuales con algunos métodos para generar información, en

ciertos casos de manera rápida, la experiencia muestra que

en lugar de procesos acelerados se necesitan métodos lentos,

acompañamiento continuo y búsqueda de fines comunes para el

trabajo con comunidades locales.

En el caso de estudios ecológicos y de manejo de recursos

naturales, muchísimos investigadores preguntan: ¿cómo hacer

para que las comunidades nos tomen información?, ¿cómo hacer

para que las comunidades nos permitan tomar información?

Estos interrogantes parten de una visión académica un poco

pretenciosa y arrogante, según la cual la única información válida

y confiable es la que toman directamente los investigadores, los

científicos o sus asistentes, mientras que la información generada

desde lo local se califica de superficial, de no válida, imprecisa y

errónea, hasta llegar al extremo de considerarla inventada.

Después de más de una década de estar participando en estos

debates sobre la validez de la información generada desde las

comunidades locales, la conclusión es que no solamente es

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válida, sino pertinente y de muchísima utilidad para ampliar el

debate académico e inclusive para transformar paradigmas

metodológicos.

Los materiales que se presentan a la fecha en la colección

“Monitoreos comunitarios para el manejo de recursos naturales

en la Amazonia colombiana”, son resultado de una compilación

de experiencias desde y sobre el saber local, en las que se destaca

la capacidad de los pobladores para producir información sobre

temas relacionados con la naturaleza, el ecosistema y los recursos

naturales.

Las discusiones sobre uso sostenible de los recursos naturales aún

están en un limbo metodológico, debido a la falta de información

cualitativa y cuantitativa en series de tiempo y largos periodos

de análisis. Para la ciencia occidental el seguimiento al uso de

los recursos naturales por comunidades o por usuarios, como

cazadores o pescadores e inclusive madereros, es una tarea

complicada y casi imposible de abordar. Para las comunidades

usuarias de los recursos, es también difícil generar la información

sobre el conjunto de la extracción, pero frente a un desafío

de manejo sostenible, es posible desarrollar mecanismos

organizativos que permitan la toma colectiva de registros y la

generación de información cualitativa que sirva para la toma de

decisiones sobre el manejo de los recursos naturales.

La presente compilación de experiencias que se han realizado

en varias comunidades indígenas del medio y bajo río Caquetá,

incluye el abordaje de temas como la chagra o sistemas agrícolas,

la pesca de autoconsumo, la pesca comercial y la cartografía del

territorio, por el momento, pero se espera ampliarla para incluir

el manejo de fauna silvestre, el uso de recursos no maderables, el

cambio climático y aplicaciones en el tema de la salud.

Cada temática muestra diversas experiencias de abordaje del

conocimiento propio, del saber local o conocimiento tradicional

Page 7: Carlos Alberto Rodríguez

por parte de sus propios depositarios y por sus comunidades. En

este sentido, se puede también considerar como un reconocimiento

de los saberes locales y una forma de establecer un diálogo con el

saber occidental y el conocimiento científico, en general.

Los documentos compilados son, en cierta forma, un manual de

experiencias que muestra la profundidad y alcances del trabajo

de investigación participativa, organizado de tal manera que en

cada título se muestran casos muy significativos en cuanto a su

aporte a procesos locales y al debate académico. Decimos “en

cierta forma” porque, de alguna manera, referencian experiencias

consolidadas o evidenciadas de saberes propios y de generación

de información cuantitativa que pueden servir de guía, o por

lo menos de fuente de inspiración, para adelantar proyectos

similares que faciliten la toma de decisiones para la conservación

y el manejo sostenible de los recursos naturales.

El hecho de privilegiar la experiencia local explica el sentido de

los títulos de la serie, en los cuales se hace referencia general a

una práctica mucho más documentada en términos locales. Se

destaca también la parte gráfica teniendo en cuenta, primero,

que la ilustración es la mejor manera de transmitir mensajes

y contenidos entre las comunidades locales, quienes siempre

buscan las imágenes y dibujos más que los textos; segundo, con

la intención de resaltar el talento artístico y su desarrollo desde

las propias comunidades. Por esta razón las ilustraciones se

describen con una amplitud mayor que la de un simple pie de

foto o pie de ilustración: se menciona a los autores y el proceso

como fue generada la información, así como las circunstancias

locales de transmisión de conocimientos.

Una compilación como la presente ha implicado la participación de

muchísimas personas, en especial de las comunidades indígenas del

medio y bajo río Caquetá y de algunos colonos presentes también

en esta zona. Por otra parte, en los procesos de documentación,

transcripción, manejo de imágenes, ilustraciones y fotografías

Page 8: Carlos Alberto Rodríguez

participó de manera activa buena parte del personal vinculado

con Tropenbos Internacional Colombia, en más de una década

de trabajo. De igual manera muchos estudiantes desde pregrado

hasta doctorado tuvieron bastante que ver en el desarrollo de las

investigaciones, en un proceso de amistad y acompañamiento a

los investigadores locales y sus comunidades.

La fase final de escritura, proceso que tomó muchos ensayos hasta

llegar a conseguir un tono adecuado para todos los públicos, puso

a prueba la logística y el talento humano de la oficina por cuanto

contó con la valiosa colaboración de Rosa Myriam Díaz, Clarita

Hernández, Marta Córdoba, Nicolás Lozano, Juanita Franco,

Harry Wilcken, Edixon Daza y Mónica Gruezmacher, con quien

además tuvimos la oportunidad de debatir con amplitud los

contenidos. La participación activa de los compañeros indígenas

Daniel Matapí, Uldarico Matapí, Fabián Moreno, Abel Rodríguez,

Tomás Román, Hernando Castro, Iris Andoque, Vicente Hernández

y Levy Andoque nos dio la oportunidad de discutir en extenso sus

propuestas de investigación propia y buscar los mejores caminos

para la difusión y aplicación de las compilaciones y resultados.

Con María Clara van der Hammen, mi esposa, hemos compartido

desde la visión hasta la implementación de muchas de estas

experiencias y, lógicamente, sus observaciones, comentarios

y sugerencias han sido tenidos en cuenta permanentemente,

puesto que la mirada desde la etnología es fundamental en el

trabajo con comunidades locales. Un firme entusiasta e impulsor

de esta serie ha sido Rene Boot, director general de Tropenbos

Internacional, quien además participó directamente en las

discusiones sobre los contenidos y lenguajes para la difusión. A

todos ellos les agradezco inmensamente su apoyo incondicional.

Estos títulos corresponden más a una autoría múltiple producto de

las becas de apoyo a la investigación propia que ha desarrollado

TBI-Colombia con los indígenas, pero era necesario establecer un

hilo conductor, en este caso se conformó el texto de manera tal

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que mostrara ejemplos significativos parciales de los trabajos;

por lo tanto, otro compromiso será acopiar cada experiencia de

manera específica con el fin de contar con el material de referencia

completo, por lo que como autor-editor asumo la responsabilidad

sobre omisiones e inexactitudes.

Estos textos constituyen una apuesta para poner la información

generada desde y con comunidades locales en un marco más

amplio de debate, que incluya la definición de políticas y la

participación activa en la toma de decisiones sobre el manejo de

los recursos naturales, toda vez que en la práctica del uso resulta

claro que las decisiones cotidianas se toman por pobladores

individuales, con implicaciones sobre la colectividad. Con las

comunidades usuarias de los recursos es necesario generar

mecanismos de gobernanza sobre el uso sostenible de los recursos

naturales, en una aproximación más participativa en la que la

autoridad quede en manos de las comunidades organizadas y

bien representadas, con el aval de las autoridades ambientales

de carácter regional y nacional.

La autoridad la ejerce, en la práctica, quien tiene el conocimiento

sobre el recurso, posee y genera información sobre el ecosistema

y sus dinámicas y tiene presencia permanente en el territorio. Se

espera que esta colección contribuya, entonces, al reconocimiento

de los saberes locales, a la capacidad de las comunidades para

generar información y realizar monitoreos, a la promoción de los

debates sobre uso sostenible de los recursos, y a la estructuración

de una plataforma para el fortalecimiento de la gobernanza

ambiental local, en donde se toman las decisiones en la práctica

cotidiana.

Carlos Alberto Rodríguez

Director Tropenbos Internacional Colombia

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TABLA DE CONTENIDO

TERRITORIO Y TOPONIMIA:

CUANDO NO SE CONOCEN LOS NOMBRES NO SE MANEJA EL TERRITORIO ................................................

Recitar el territorio: toponimia e historia de ocupación .............................................................................. 11

De la bocana a la cabecera: los mapas mentales en el noroccidente amazónico ........................................ 12

El territorio Camejeya-Upichia en el río Mirití-Paraná ................................................................................. 12

Recitación - El territorio recorrido ................................................................................................................ 14

La cartografía del territorio tradicional, ancestral y áreas sagradas ............................................................. 15

La cartografía histórica de la ocupación y poblamiento ............................................................................... 18

LA OCUPACIÓN ACTUAL DEL TERRITORIO ............................................................................................. 14

LA CARTOGRAFÍA DEL PAISAJE Y LOS RECURSOS NATURALES. ............................................................ 16

Suelos y tipos de cobertura .......................................................................................................................... 27

Tipos de bosques o coberturas vegetales..................................................................................................... 29

Tipos de aguas .............................................................................................................................................. 30

Los mapas del paisaje y los recursos naturales ............................................................................................ 30

EL PAISAJE Y SUS DINÁMICAS ................................................................................................................... 21

La isla de Aduche en cuatro tiempos ........................................................................................................... 33

El calendario ecológico y la vida del paisaje ................................................................................................. 38

LA CARTOGRAFÍA LOCAL: LECCIONES APRENDIDAS ................................................................................... 28

Aquí nadie se pierde .................................................................................................................................... 41

Cuando la escala no importa ....................................................................................................................... 41

Cuando la orientación no importa ............................................................................................................... 43

Las convenciones locales: dejar que los mapas hablen ................................................................................ 43

De la cartografía desde lo local y la cartografía formal ................................................................................ 46

La intervención sobre los mapas o planchas en papel ................................................................................. 48

La cartografía local y la toma de decisiones. ............................................................................................... 49

Principios para no olvidar en la cartografía social...................................................................................51

41

33

2725

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TERRITORIO Y TOPONIMIA LOCAL: CUANDO NO SE CONOCEN LOS NOMBRES NO SE MANEJA EL TERRITORIO

“Una de las acciones principales desde la cartografía social es la documentación de las visiones

locales del territorio y con ello la recuperación de la geografía propia...”

Cuando se abordan aspectos territoriales de comunidades tradicionales es bastante frecuente que la cartografía oficial muestre extensas áreas de la nación como zonas deshabitadas y más aún zonas en donde no existen nombres o toponimia y por lo tanto la mayor parte de los mapas sólo tiene nombres para unos pocos ríos grandes y unos cuantos accidentes geográficos importantes, situación muy clara para la Amazonia colombiana.

La inexistencia de nombres en la cartografía oficial no implica que el territorio sea desconocido o desocupado, los indígenas poseen un sofisticado y preciso conocimiento geográfico y desarrollaron una toponimia para todo el territorio, que además corresponde a una dimensión simbólica que regula la relación la naturaleza y sus recursos.

Los viajeros al nuevo mundo, entre ellos el barón Alexander von Humboldt, en sus viajes por el Ori-noco, muestran detallados mapas con toponimia local realizados con la información de los conoce-dores locales, este nivel de profundidad va desapareciendo en la cartografía oficial con el paso del tiempo y en los mapas actuales, sólo se incluyen unos pocos nombres, situación que demuestra menosprecio y desconocimiento o una intención velada de no reconocer ni el conocimiento tradi-cional ni el territorio ancestral a partir de la toponimia indígena.

Una de las acciones principales desde la cartografía social es la documentación de las visiones lo-cales del territorio y con ello la recuperación de la geografía propia y de los referentes simbólicos que conlleva la toponimia en cada uno de los contextos e idiomas indígenas locales.

En este capítulo se muestra una experiencia ligada a la recuperación y documentación de las vi-siones indígenas del territorio y la toponimia entre los Yucuna y Matapí del río Mirití en la Amazo-nia Colombiana, a través de las recitaciones chamánicas que recorren desde la boca del Amazonas hasta los sitios de asentamiento actual en el río Mirití, en el noroccidente amazónico. De igual manera se mencionan algunas experiencias de cartografía del territorio tradicional y la reconstruc-ción histórica y dispersión en el territorio de toda una etnia en los últimos 80 años, para mostrar ese estrecho vínculo entre el buen nombrar y el buen manejar o conservar.

Recitar el territorio: Toponimia e historia de la ocupación

Los indígenas amazónicos, después de por lo menos 10.000 años de poblamiento, poseen una enorme claridad en cuanto al conocimiento de su territorio. En la mitología de origen, los princi-pios ecológico-culturales dan cuenta de la asignación de un lugar de nacimiento para cada uno de los grupos étnicos y de un área de ocupación que se relaciona con el propio territorio del grupo y

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con una macroregión o macroespacio, que es conocido y manejado en términos mentales el cual se conoce como el territorio chamanístico o bordes del mundo. Este espacio geográfico-espiritual es compartido por una serie de etnias relacionadas entre sí en términos culturales, sociales y rituales, que definen un contexto cultural de identidad supraregional (Van der Hammen 1 (1992); Rodríguez et al 2 (2007).

El gran detalle en el conocimiento del territorio responde a un entrenamiento chamánico en el cual se aprende a recorrer cada uno de los puntos o áreas de especial significado para cada una de las etnias. Los recorridos del territorio corresponden a un viaje mental que se recita punto por punto y que recuerda la historia de la ocupación ancestral y las relaciones establecidas con la naturaleza en cada área específica. En la recitación del territorio se menciona tanto el lugar geográfico como los “dueños espirituales” de cada uno de ellos, a quienes es necesario pedir permiso o “negociar” para el buen uso de los recursos naturales allí existentes.

De la bocana a la cabecera: los mapas mentales en el noroccidente amazónico

Los indígenas del noroccidente amazónico a través de sus mapas mentales recitan el territorio desde la bocana del río Amazonas hasta las cabeceras de los ríos y quebradones en el noroccidente amazónico, que son sus sitios de origen, en un recorrido de más de 3.000 kilómetros. Las recita-ciones incluyen partes del río Amazonas como remansos, correntadas, desembocaduras de ríos grandes y medianos, así como islas y grandes áreas inundables; cuando se llega al borde o límite del macroespacio chamánico de cada grupo étnico, el territorio se recita con muchísimo mayor detalle, incluyendo caños, lagos, quebradas, salados y accidentes geográficos como montañas, grandes piedras, cuevas y sectores de la selva con alguna importancia simbólica.

El territorio Camejeya-Upichia en el río Mirití-Paraná

Todos los chamanes para sus tareas de curación realizan recorridos por el territorio con el fin de encontrar las fuentes u orígenes de las enfermedades. La recitación del territorio sigue una nemo-técnica que permite mencionar cada lugar con un ritmo y una rima específica, ya sea al principio o al final de cada nombre; en el caso de los Yucuna-Matapi, o en términos tradicionales Camejeya-Upichia nombran el territorio de varias maneras incluyendo el uso de un lenguaje chamánico an-cestral o el uso de la toponimia en el idioma de uso cotidiano, el cual permite algunas pautas que estimulan la memoria a través de marcadores lingüísticos, de esta manera los ríos, quebradones y quebradas terminan en la sílaba “ya” lo que facilita recordar y seguir con mayor facilidad el orden de los cursos de agua del territorio.

(1) Van der Hammen, M.C. 1992. El manejo del mundo: Naturaleza y sociedad entre los Yucuna de la Amazonia colombiana. Serie Estudios en la Amazonia colombiana. Vol IV. Tropenbos-Colombia, Bogotá.

(2) Rodríguez, C.A.; Van der Hammen, M.C.; Gruezmacher, M. 2007. Conocer para respetar: Principios ecológico-culturales indí-genas y el enfoque ecosistémico (UICN) en la Amazonia Colombiana. En: Andrade Pérez, Angela (Ed.). 2007. Aplicación del Enfoque Ecosistémico en Latinoamérica. CEM-UICN. Bogotá, Colombia.

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Territorio y geografía chamánica

Todos los chamanes en su proceso de curar el mundo y las enfermedades de los humanos realizan recorridos mentales por el territorio para ubicar a los dueños espiri-tuales y de allí ubicar el origen de los desequilibrios en la relación con la naturaleza, que provocan las enferme-dades. El viajar por el territorio implica seguir su propio camino; es decir, el camino del origen que en general comienza en la boca del río Amazonas en un recorrido río arriba, hasta encontrar los afluentes, cada vez más pequeños, en donde está el lugar de origen del grupo o sitio de nacimiento ancestral.

Las recitaciones – recorridos por el territorio siguen una nemotecnia de la toponimía, asociada a los dueños espirituales de cada lugar, tanto del rio y de las áreas adyacentes, por esta razón existe un mapa mental muy bien conocido “aunque no hayamos estado allá física-mente”, como afirma un chamán yucuna. Los mapas nos demuestran esta visión chamánica del recorrido, tanto en una cartografía local, sin escalas, como en un mapa de la Cuenca Amazónica en la cual se señalan las áreas y puntos más importantes del recorrido mental de los chamanes, ambos dibujados por respetados conoce-dores locales como Uldarico Matapí, Ramiro Matapí y Rodrigo Yucuna.

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En un ejercicio de compilación del recorrido chamánico con un gran conocedor Yucuna-Jarechina, Chapune, se grabaron y transcribieron las recitaciones del territorio Yucuna que corresponde al río Mirití y áreas vecinas. En su recitación Chapune comienza con la bocana del río Mirití la cual se llama “esá numá” (esá = mundo; numá = boca), es decir boca o entrada del mundo o propio terri-torio, y de allí, de manera ascendente se menciona, bocana por bocana, hasta llegar a las cabeceras del río Mirití, sitio de nacimiento y ocupación ancestral de los yucuna.

Recitación - El territorio recorrido

El recorrido mental muestra el detalle del conocimiento del territorio, pero en el momento de pasar la transcripción de la recitación a un mapa se presentan varias dificultades. En primer lugar, las bases cartográficas no muestran el suficiente detalle para ubicar cada uno de los lugares men-cionados; en segundo lugar los ojos de los ancianos conocedores no pueden descifrar en el mapa los cursos, a pesar de que resulta increíble cómo entienden los mapas sin haber tenido contactos previos con la cartografía. Otro aspecto que dificulta el paso de la recitación al mapa es el orden de los ríos, ya que no se puede trazar si se habla de sólo las bocas o también de las quebradas afluentes a un quebradón, además de su ubicación al lado izquierdo o derecho del río, referente principal del recorrido.

Las técnicas mentales de recitación del territorio salen a flote cuando se enfrentan problemas como el mencionado anteriormente, pues ante la dificultad de ordenar los nombres en el mapa Chapune resolvió, de inmediato, contar la toponimia separando el lado del río Apaporis y el lado del río Caquetá, los dos grandes ríos entre los que está ubicado el Mirití y de esta manera se solu-cionó parcialmente el paso de la recitación del mapa mental a la cartografía formal.

Un nuevo inconveniente se encuentra en la calidad de los mapas existentes, donde aparecen de manera parcial los cursos de agua y por lo tanto es necesario trazar de manera aproximada las quebradas y caños, pequeños cursos de agua, que son mencionados en los mapas mentales, y que si aparecen ubicados y anotados en la cartografía local cuando se hacen los mapas con los conoce-dores. En un ejercicio posterior, varios años después de tener las recitaciones, Rodrigo Yukuna, uno de los más respetados conocedores de la etnia, retomó la recitación, que él también conoce y la dibujó sobre un papel tamaño carta, para solucionar el problema de la ubicación, lo mostro el am-plio dominio del territorio; sin embargo, este espacio geográfico ocupado de manera física, mental y espiritual por los indígenas posee otra cantidad de referentes simbólicos, que también se pueden cartografiar, relacionados con la geografía del mito y con la definición de áreas de respeto o áreas sagradas, como se conocen en la bibliografía académica.

Estas nociones de territorio ocupado han sido fundamentales en los procesos de recuperación y fortalecimiento cultural y en los procesos de negociación política en cuanto al reconocimiento de derechos territoriales de los pueblos indígenas, tema en el cual Colombia tiene una política muy avanzada a través de los resguardos indígenas y el nuevo ordenamiento territorial del país. La reconstrucción de los mapas tradicionales y áreas sagradas ha sido una tarea fundamental de las comunidades indígenas y los resultados muestran un gran detalle en el conocimiento y dominio territorial de la Amazonia, tal como se verá en el siguiente apartado.

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La cartografía del territorio tradicional, ancestral y áreas sagradas

Un aspecto fundamental en la toponimia es la dimensión simbólica del territorio en cuanto a su origen por los seres creadores quienes le dieron forma, le asignaron funciones y definieron normas de ocupación y uso. La mitología de origen de los pueblos indígenas amazónicos está llena de refer-encias a la creación de lugares, puesto que el paisaje con todos sus accidentes geográficos fue con-struido por estos héroes creadores. En la mitología indígena existen pocos seres que corresponden a la categoría de grandes constructores del mundo, estos personajes casi siempre realizan amplios recorridos por todo el territorio, razón por la cual es viable reconstruir la cartografía a partir de los caminos o rutas seguidas por los héroes ancestrales.

Dado que el territorio siempre constituye un referente simbólico, los lugares emblemáticos que crearon los seres míticos se convierten en áreas sagradas o áreas de alto respeto, algunas de ellas con normas de manejo muy estrictas que incluyen hasta la prohibición total de visitas, como áreas totalmente intangibles. Para las comunidades indígenas contar con el mapa del territorio tradicio-nal y las áreas sagradas es siempre un deseo fundamental, que se expresa en muchos proyectos sobre ordenamiento territorial y recuperación cultural.

La cartografía del territorio y las áreas sagradas se convierte en una actividad importante en la cual participa la comunidad en su conjunto, pero casi siempre se encuentra restringida a un pequeño grupo de conocedores, y en muchas ocasiones relacionada a un solo conocedor. El apoyo y acom-pañamiento a estas iniciativas está asociado a la provisión de unas buenas bases cartográficas, in-cluyendo imágenes de satélite, y la realización de excursiones y visitas a los lugares de importancia, marcando los puntos visitados con un buen geoposicionador; sin embargo, la real importancia de la cartografía del territorio se encuentra en el sentido simbólico y la recuperación de las normas de cuidado y manejo que requiere cada una de las áreas, por lo que la intención de estos recorridos, en último término, es darle una dimensión sagrada y comunitaria al territorio y su manejo.

Las experiencias de cartografía del territorio muestran que esta actividad requiere amplios proce-sos de discusión debido a la existencia de múltiples versiones, relacionadas con cada etnia,clan y familia y a que cada conocedor posee su propia versión y es difícil contar con una sola versión ofi-cial, de allí que todas ellas son válidas, excepto en el lenguaje chamánico en donde sólo existe una única forma de mencionar y recorrer el territorio, que se reserva sólo para algunos especialistas al interior del grupo.

En el área del bajo y medio río Caquetá se han venido adelantando varias actividades referentes a la reconstrucción y visita al territorio tradicional y se han generado algunos mapas que lo repre-sentan, con su toponimia en idiomas indígenas locales y que son la base para las negociaciones políticas para el manejo de los resguardos indígenas, el control territorial y el acceso a recursos naturales, entre las mismas etnias y con las poblaciones externas que llegan a ocupar o explotar de alguna manera estos espacios geográficos.

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El buen nombrar del territorio

En las recitaciones chamánicas del territorio se nom-bran muchos puntos a lo largo del río Amazonas y río Caquetá, pero una vez se llega a los límites del territorio étnico aumenta el detalle en cuanto a los nombres de los lugares y la toponimia cubre todas las áreas y accidentes geográficos específicos; en el caso de los Yucuna y Matapí se nombran todas las quebradas, caños y quebradones desde su desem-bocadura hasta su nacimiento, lo que implica una secuencia muy detallada de más de un centenar de nombres que se debe repetir sin equivocación, puesto que no se puede nombrar ni en desorden ni con otros nombres porque los “dueños espirituales” se enojan y castigan al transgresor.

Este ejercicio de cartografía chamánica recogido por María Clara van der Hammen1 comenzó con las recitaciones del gran conocedor Yucuna Chapune, quien no podía escribir ni dibujar fácilmente los ma-pas, tarea que continuaron sus hijos y en especial su nieto Rodrigo Yucuna quien preparó los mapas siguiendo el orden dictado por el abuelo y ubicando espacialmente cada uno de los lugares menciona-dos, tarea que le tomó bastante tiempo para lograr una alta precisión y coincidencia.

Van der Hammen M.C., 1992. El Manejo del Mundo: Naturaleza y sociedad entre los Yukuna de la Amazonia colombiana. Serie Estudios en la Amazonia colombiana. Vol. IV. Tropenbos – Colombia. Bogotá.

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La cartografía histórica de la ocupación y poblamiento

Uno de los procesos más dinámicos y visibles de las comunidades indígenas en las últimas décadas

ha sido la transformación de sus patrones de asentamiento, con implicaciones sobre el cambio

en el uso del territorio y los recursos naturales. La documentación de los procesos de ocupación

a través de la historia constituye un elemento básico para el análisis de las relaciones con la natu-

raleza y a la vez permite diseñar e implementar planes de ordenamiento territorial.

La historia del poblamiento tiene una gran profundidad temporal y es un tema fundamental cuan-

do se pretende recuperar, reconstruir o fortalecer las tradiciones culturales, ya que el origen del

grupo étnico es fundamental para el establecimiento de las relaciones con el territorio y con los

demás grupos asociados. La historia de la tribu, como afirman los indígenas locales, es un tema de

alta prioridad cuando se trata de recoger y compilar información sobre la diversidad cultural.

Las experiencias de compilación realizadas en el marco de Tropenbos Internacional Colombia

muestran desde reconstrucciones históricas con más de 15 generaciones (ver Matapí, C. & Matapí,

U. 2002. La historia de los Upichía. Serie Estudios en la Amazonia colombiana. Vol. X. Tropenbos

Colombia, Bogotá.), hasta la historia reciente de un asentamiento actual con no más de 30 años

de establecido. La historia de ocupación es fácilmente cartografiable y se han logrado construir

mapas de ocupación de hace más de dos siglos a partir básicamente de la memoria oral.

La documentación de la historia de la ocupación reciente, en los últimos 70 años, es un proceso

de gran interés e importancia para las comunidades actuales, puesto que buena parte de ellas se

encuentran por fuera de su territorio tradicional y han ocupado nuevos espacios, en la mayoría

de los casos en una dinámica de poblamiento a lo largo de los grandes ríos, cuando sus sitios de

origen eran cabeceras de pequeños ríos y quebradas.

Una de las experiencias de documentación cartográfica más completa de los patrones de ocu-

pación reciente es el caso del grupo étnico Andoque del cual se documentó un conjunto de ma-

pas de ocupación desde 1932 hasta la actualidad. La serie temporal que señala los momentos y

factores más importantes que incidieron en el cambio de asentamiento desde un grupo nucleado

ubicado en un pequeño río amazónico, hasta un patrón que muestra en la actualidad una altísima

dispersión, a lo largo del gigantesco río Caquetá.

El ejercicio cartográfico responde a la recuperación y documentación de la memoria oral a través

de la realización de entrevistas a profundidad con los ancianos y ancianas del grupo y a la revisión

de todo tipo de censos existentes en los archivos de la comunidad y en las instituciones públicas

como las alcaldías, gobernaciones, servicios de salud y las estadísticas nacionales.

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Los mapas de los ancestros

Recitar el territorio es también recitar la histo-ria, en especial la historia de origen, ocupación y distribución en el territorio asignado. El territorio ancestral está lleno de referentes que son invisi-bles para el ojo occidental poco entrenado, que considera a la selva allí existente como bosque natural o “selva virgen”, como se escucha aun hoy en día.

Las marcas en el territorio, toda una serie de fases sucesionales de la vegetación o rastrojos, así como una extensa red de caminos de an-tiguo, son reconocibles para los indígenas como Uldarico Matapí, quien ha plasmado en mapas procesos que ocurrieron hace varios centenares de años. Asi lo evidencia esta cartografía de la ocupación ancestral de los diferentes grupos, fa-milias, clanes o grupos de autoridad de la etnia Matapí, desde el grupo de los mayores hasta los menores, proceso que se cuenta con gran detalle y extensión en la historia y que se repite cada vez que se realiza un ritual de importancia en las malocas, lo que equivale al saludo protocolario y ritual para poder iniciar un baile (ver página si-guiente).

Tomado de: Matapí, C & Matapí, U. 1997. Historia de los Upichia. Serie Estudios en la Amazonia colombiana. Vol. XV. Tropenbos – Colombia. Bogotá.

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Los mapas secuenciales del poblamiento y ocupación permiten hacerse a una imagen rápida de

los cambios y motivaciones para los nuevos asentamientos, formas de apropiación del territorio y

cambios en las visiones de relacionamiento con los recursos naturales. El análisis de estos mapas

dan idea, además, de los aspectos relativos a la gobernanza y control del uso de los recursos y de

la operatividad de las redes de relaciones sociales.

Aunque los indígenas de la etnia Andoque son parte de la gente de centro y su origen mítico es la cabecera del caño Aduche, durante el proceso cauchero a principios del siglo XX fueron desplazados de su territorio tradi-cional, para luego volverse a recomponer hacia 1945 en la zona resaltada del caño Aduche, época desde la

cual se ha presentado una fuerte dinámica poblacional que ha sido recogida como parte de la historia del grupo por los conocedores y compilada y cartografiada por el joven Levy Andoque en este y los mapas de la página siguiente.

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La dinámica de ocupación entre los Andoque

De los territorios tradicionales se ha pasado a la asignación de resguardos indígenas, por parte del Estado colombiano. La dimensión territo-rial se ha mantenido, pero las dinámicas de po-blación y ocupación se han transformado muy fuertemente en las últimas décadas. Estos mapas construidos por Levy Andoque, un joven univer-sitario de esta etnia, recogen y muestran la in-formación histórica de los cambios en cuanto a ocupación del territorio en algo más de medio siglo. Es notoria la transformación de un asen-tamiento bastante nucleado en una zona interflu-vial en una pequeña quebrada afluente del que-bradón de Aduche, o río de la guacamaya roja, a un patrón de ocupación poblacional ribereño, a lo largo del río Caquetá. Estos cambios implican relaciones nuevas y diferentes con el bosque, con los recursos pesqueros y en la relación con el co-mercio y centros urbanos pequeños que existen en la región.

La realización de este tipo de ejercicios de car-tografía social genera información de gran utili-dad para las discusiones acerca de los planes de vida y planes de ordenamiento territorial de las comunidades indígenas.

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Centenares de nombres en la cabeza

Los cambios en las dinámicas poblacionales de los An-doque ha llevado al dominio cada vez más específico de ciertas áreas a lo largo del río Caquetá que ante-riormente no estaban ocupadas. En este proceso de ocupación surge un fenómeno interesante de nueva to-ponimia o poner nombres a los nuevos sitios, proceso que en ocasiones choca con la sofisticada toponimia tradicional.

En la comunidad de Aduche se realizó un ejercicio de-tallado de cartografía-toponimia del territorio incluyen-do las nuevas denominaciones y se generaron múltiples discusiones sobre los nombres propios o adecuados,

hasta llegar a la construcción de una base cartográfica de más de cuatrocientos nombres, que corresponden in-clusive a lugares de captura para los peces, a lo largo de los pequeños cursos de agua, áreas puntuales de captu-ra para la fauna silvestre, nuevos sitios de asentamiento de las familias y puertos sobre el río y quebradas.

El dominio del territorio es tan amplio que los mapas originalmente realizados en la comunidad se perdieron, pero para el cacique Fisi Andoque, no era problema puesto que los podía reconstruir porque tenía toda la in-formación en su cabeza y los repetía de memoria, lo que permitió reconstruirlos con toda la precisión que implica un sistema de información geográfica en aplicaciones desarrolladas con los geógrafos.

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LA OCUPACIÓN ACTUAL DEL TERRITORIO

“El conocimiento de los pobladores locales se puede recoger y cartografiar con facilidad y, de

hecho, constituye la base para profundizar, precisar y confrontar información,...”

El conocimiento del contexto regional del poblamiento por parte de los habitantes locales es muy amplio y en ocasiones muy detallado. Existen personajes que cuentan con información pertinente sobre la ocupación en virtud de sus relaciones sociales o tipo de trabajo que desarrollan. En térmi-nos generales, en comunidades tradicionales cualquier adulto puede reconstruir sobre un mapa la localización real de la población y añadir información sobre su composición familiar, edades de los individuos, tiempo de ocupación en el sitio, ocupaciones previas y hasta tamaños, formas y materiales de las viviendas de las distintas unidades familiares y sus sistemas productivos, es decir: “todo un censo en sus cabezas”.

El conocimiento de los pobladores locales se puede recoger y cartografiar con facilidad y, de hecho, constituye la base para profundizar, precisar y confrontar información, en fases posteriores de tra-bajo, para el desarrollo de análisis demográficos y uso del territorio, en lugares con fuertes dinámi-cas poblacionales como lo son muchos de los poblados amazónicos. Éstos últimos son núcleos de inmigración de la población cercana y a la vez centros de paso para sus habitantes que buscan emigrar a centros urbanos cada vez de mayor tamaño.

El censo visual de Puerto Santander hecho de memoria por uno de sus pobladores evidencia el cla-ro conocimiento de la ubicación real de cada una de las familias y por supuesto de la composición familiar. El traspaso a la cartografía ofrece información más detallada de la que se puede encontrar en los censos oficiales e información poblacional de instituciones gubernamentales.

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El plano y censo de memoria

Cuando se realizan ejercicios de cartografía de la pre-sencia y ubicación de las diferentes unidades familiares en el territorio, no es sorpresivo que la gran mayoría de adultos posean la información en sus cabezas y puedan realizar mapas locales con gran precisión e in-clusive agregan la parte histórica sin mayor problema, así como información sobre la composición de las uni-dades familiares incluyendo las edades aproximadas, por lo que se convierten en cesos mentales.

Este conocimiento cuando se plasma en mapas resulta de una alta precisión y se trabajan algunos tipos de escalas y referencias que permiten una muy buena ubicación espacial, estilo plano o levantamiento de los asentamientos. En este caso se tiene el plano del centro poblado de Puerto Santander dibujado por un maestro de escuela local, quien utiliza su conocimiento social del pueblo, junto con su formación académica, para lograr este detalle en tan solo unas pocas horas de trabajo, reemplazaría la realización de los censos por las instituciones competentes.

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LA CARTOGRAFÍA DEL PAISAJE Y LOS RECURSOS NATURALES

“Los indígenas amazónicos a partir de su larga interacción con investigadores occiden-tales se han familiarizado con el uso de mapas, imágenes de satélite y geoposicionadores, que manejan con relativa facilidad...”

La cartografía del paisaje y sus recursos es un tema de altísima prelación tanto para la ciencia occidental como para las comunidades indígenas. El desarrollo de las ciencias de la tierra y de la ecología del paisaje ha permitido generar una extensa producción de mapas en diferentes regiones que definen las diferentes unidades del paisaje a través de la integración de los suelos, el clima y la vegetación, en una mirada holística que se asemeja a las visiones indígenas del bosque tropical, su estructura y dinámica.

Los indígenas amazónicos a partir de su larga interacción con investigadores occidentales se han familiarizado con el uso de mapas, imágenes de satélite y geoposicionadores, que manejan con relativa facilidad, ya que son una simple extensión de su conocimiento del territorio, tal como lo mencionamos anteriormente. Ya sea basados en sus propios mapas dibujados sobre pliegos de papel periódico, sobre pliegos de cartulina o en papeles pequeños de tamaño carta, los indígenas plasman allí su conocimiento sobre el paisaje con un nivel de detalle muy similar al que se observa en las planchas cartográficas formales de estudios de ecología del paisaje realizados en la región. El conocimiento local posee amplia información sobre los suelos, las plantas y las aguas por lo que se puede mapear con facilidad esta información como veremos a continuación.

Suelos y tipos de cobertura

El primer referente sobre los suelos nos lleva a las categorías locales, en donde el conocimiento de las características físicas, de textura, color y asociaciones con las plantas que allí crecen y en especial con la fertilidad o posibilidades de uso para la agricultura, no deja de impactar, debido al detalle del conocimiento, hasta tal punto que se generan convenciones con categorías muy cerca-nas o parecidas a las generadas en los estudios científicos excepto, claro está, en el detalle de los componentes químico y físico.

Las categorías o sistemas clasificatorios de los suelos se evidencian en muchos trabajos locales en los que se resalta de manera especial la tipología de los suelos y la cobertura en términos muy generales, pero con límites geográficos bien definidos. Los tipos de suelos se mencionan en los

sistemas clasificatorios indígenas a partir de colores con sólo 4 a 6 categorías.

La cartografía de los suelos a partir de estas categorías generales se puede presentar también en mapas sin mayor detalle en cuanto a los límites geográficos, hasta cartografías en donde se definen con gran precisión el borde de cada uno de los tipos de suelo, en especial cuando se encuentran asociados a la posibilidad de establecer campos de cultivos o chagras.

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Los Suelos: los colores de la vida

Los chamanes deben conocer con gran detalle los tipos de suelo, debido a que ellos son la base del mundo y de la naturaleza, por lo que tienen una extensa referencia simbólica relacionada con el origen del mundo y por lo tanto son los “dueños” espirituales. Los colores de los suelos son unos de los referentes más importantes y son los colores de la vida, ya que en cada color y combi-nación de colores se establecen relaciones con los otros componentes de la naturaleza y aun de la sociedad, toda vez que cada grupo étnico y clan se relaciona con un color especial. También la presencia de suelos en el territorio, como este caso de Peña Roja, se reconoce a partir de un color específico como se evidencia en la ilus-tración de Fabián Moreno y su grupo de trabajo entre los Nonuyas.

El conocimiento de los suelos lleva un periodo de apren-dizaje amplio en el que el abuelo transmite de manera oral a los nietos y además los guía para que reconozcan en la naturaleza la presencia de ellos, en especial cuan-do se refieren al establecimiento y funcionamiento de los sistemas agrícolas o chagras; sin embargo, el cono-cimiento de los suelos se extiende a todo tipo de ref-erencias y usos posibles y específicos con la naturaleza y se manifiestan en toda la cultura material asociada a la maloca.Ésta a su vez es vista como un cosmos en miniatura y allí se expresan y se manejan las energías y colores de los suelos por parte del chaman, tal como lo muestra el joven Vicente Hernández en la ilustración inferior.

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Tipos de bosques o coberturas vegetales

Los tipos de bosques desde los sistemas clasificatorios locales corresponden de manera amplia con

los tipos de ecosistemas o de unidades del paisaje de los estudios ecológicos. Para los indígenas

del medio río Caquetá existen tipos de bosque en virtud de su ubicación espacial y de su edad o

aspectos temporales de uso; de esta manera se definen los bosques inundables, las tierras bajas y

altas y el propio monte firme, que en términos de la ciencia occidental corresponden a categorías

similares del plano inundable, las terrazas bajas y altas y el plano sedimentario del terciario defini-

das por Joost F. Duivenvoorden y Johanna M. Lips, 1993 2. Los mapas diseñados por los pobladores

locales muestran también la distribución espacial de estas unidades o tipos de ecosistemas y se-

ñalan además las fases temporales del bosque o sus fases sucesionales que van desde chagras

recién abiertas para las actividades agrícolas, como los rastrojos o fases de sucesión incluyendo sus

respectivas edades.

El Paisaje y sus coberturas vegetales

De la misma manera como se recita el territorio con gran detalle, se conocen sus componentes específicos o tipos de suelos, bosques o paisajes. Los indígenas nombran y agrupan a las unidades del paisaje de manera similar a como se clasifican en las ciencias de la tierra, a través de una combinación de suelos y ve-getación o cobertura vegetal. En este sentido se nom-bran desde los rastrojos jóvenes que aparecen una vez se abandona la chagra hasta toda una serie de categorías por edad y composición de las especies de árboles hasta nombrar el propio bosque firme, bosque propio selva madura o vieja.

En cuanto a los tipos de paisajes se reconocen las grandes áreas inundables, desde los cananguchales hasta rebalses, las áreas de orillas o planos de inun-dación ocasional, las sabanas, las formas de roca dura y el propio bosque firme; cada uno de estos grandes paisajes con un tipo de suelos asociados. Los indí-genas Andoque de la vereda el Perei realizaron este mapa de uso de la tierra, en donde el mejor indica-dor es la tierra negra arenosa, asociada a los sistemas agrícolas o chagras.

2 Duinvenvoorden, J. & Lips, H. 1993. Ecología del paisaje del Medio Caquetá. Serie Estudios en la Amazonia colom-biana. Vol. III. Tropenbos – Colombia. Bogotá.

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Tipos de aguas

Con respecto a los cursos de agua y al tipo de aguas las comunidades locales cuentan también con amplio detalle de conocimiento sobre los ríos, caños y quebradas, así como de las características de las aguas y la fauna asociada. La cartografía local empieza siempre con los cursos de agua ma-yores y luego los menores, en donde sobresale el conocimiento local de cada una de las curvas o meandros de los ríos hasta llegar a las cabeceras de las pequeñas quebradas. Los trayectos de las aguas son siempre un elemento de discusión con los pobladores locales, ya que en nuestras bases cartográficas no aparecen todos los cursos de agua o aparecen sin el detalle que requieren, debido a que en las imágenes de satélite y fotografías aéreas se pierden muchas de estas trayectorias por la cobertura de vegetación o dosel del bosque.

Un caso específico que llamaba mucho la atención era que en el mapa escala 1:20.000 de la isla de Mariñame no aparecían los dos principales caños que existían allí a pesar de ser una muy buena escala para poderlos detallar y tener una base de fotografías aéreas; mientras que todos los dibu-jos de esta misma isla realizados por los indígenas mostraban en primer lugar su contorno, seguido por los caños por donde entran a ella para hacer uso de sus recursos pesqueros y establecer en ciertos lugares áreas de cultivo o rutas de cacería.

En cuanto a los tipos de agua también se elabora con facilidad la cartografía dado que las ca-tegorías o tipos de agua no son muy amplias y al igual que nuestras clasificaciones sólo muestran 4 o 5 tipos relacionados con el color, la transparencia y en algunos casos hasta la calidad.

Los mapas del paisaje y los recursos naturales

Cuando se trata de cartografiar amplias regiones llama la atención la capacidad que tienen los po-bladores locales para ubicar detalles del paisaje y sus recursos, debido en parte a que se mueven en el territorio ampliamente y al conocimiento mental que tienen del territorio a partir de los recorridos chamánicos ya mencionados. Casi todas las comunidades se encuentran interesadas en ubicar en sus mapas los recursos existentes, pero esta nunca es una tarea fácil en virtud de la amplitud del tema y la necesidad de información puntual sobre la distribución y abundancia de cada recurso particular.

Los ejercicios generales sobre el territorio y los recursos llevan a definir categorías amplias como: zonas con animales, zona con maderas y presencia de salados para la fauna, pero no se entra en mayor detalle. Cuando se realiza un ejercicio más puntual, de un recurso específico como el caso de presencia de caucho, zonas con una especie de madera comercial, presencia de rutas o caminos de animales o distribución regional de una especie de fauna de importancia como las guacama-yas (Ara sp),o, la danta (Tapirus terrestris) por citar sólo dos ejemplos, se generan mapas con una extraordinaria documentación de sitios de ubicación de manadas, rutas, áreas de dispersión, etc., que evidencian el conocimiento local a escala regional y macroregional.

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Los colores del mundo acuático

La Amazonia está llena de cuerpos de aguas bien di-versas y dinámicas. Los indígenas dominan con am-plitud el mundo acuático y reconocen una alta gama de tipos de agua a partir de su color y del paisaje en donde se encuentran.Así definen las aguas negras, las cristalinas o transparentes, las aguas rojas, carmeli-tas, verdes y azules como se observa en este mapa de la zona de Peña roja dibujado por las familias Moreno y Rodríguez de la comunidad Nonuya. Los indígenas además establecen toda una cantidad de relaciones con la fauna acuática presente, en cada tipo de aguas dado que cada color se asocia con sus seres vivientes, en especial los peces, quienes se encargan además de mantenerlas limpias o descontaminadas.

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Los recursos del territorio

El recorrido mental del territorio también se puede hacer coincidir con la presencia de recursos naturales de importancia en la actualidad, tanto por su uso para el autoconsumo, como para la comercialización en los contextos económicos actuales. Bajo la supervisión de Marceliano Guerrero, jóvenes Uitoto de la comuni-dad del Guacamayo dibujaron una amplia extensión de su territorio tradicional y actual resguardo con el fin de identificar la presencia de poblaciones signifi-cativas de guacamaya rojo (Ara macao) y guacamaya azul (Ara ararauna) con el fin de establecer un plan de manejo de estas especies, consideradas en peligro de extinción. Este mapa muestra la distribución de estas dos especies en un área de varias decenas de kilómetros, lo que evidencia no sólo el conocimiento chamánico, sino el conocimiento asociado a todo tipo de recursos naturales, en este caso las aves ornamen-tales, fundamentales para la obtención de plumas para las coronas de uso ritual y a veces comercial.

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EL PAISAJE Y SUS DINAMICAS

“La dinámica del cambio se observa en el cambio de nivel de los ríos amazónicos los cuales alcanzan 10 metros de diferencia en algunas áreas, entre el periodo de aguas bajas y el periodo de aguas altas...”

La mayor parte de la cartografía generada desde la geografía formal y desde el conocimiento local corresponde a mapas casi que atemporales, no por carecer de fechas de realización, sino porque expresan un paisaje estático en un periodo determinado, sin que logren señalar los cambios esta-cionales que se viven a lo largo de un ciclo anual. Dado que en el bosque húmedo tropical se viven fuertes transformaciones del paisaje a partir de los patrones estacionales o ciclos climáticos, lo cual tiene amplísima incidencia en las dinámicas de los ríos y sus zonas de inundación, por definir un solo caso, es necesario cartografiar cada estación para entender las relaciones ecológicas y los cambios que se dan en el uso de los paisajes y recursos naturales.

La dinámica del cambio se observa en el cambio de nivel de los ríos amazónicos los cuales alcan-zan 10 metros de diferencia en algunas áreas, entre el periodo de aguas bajas –entre diciembre y febrero- y el periodo de aguas altas –entre julio y septiembre-. Es de esperar que esta enorme diferencia produzca bruscos cambios en el paisaje y en las relaciones ecológicas que allí se presen-tan.

Las dinámicas de los cambios estacionales se pueden cartografiar a todas las escalas y resulta también impresionante el nivel de detalle que manejan los indígenas locales con respecto a la cobertura de las áreas de inundación y los niveles que alcanza el río en cada temporada, toda vez que el nivel queda marcado o en las rocas del cauce o en los troncos de los árboles de las orillas o en el mismo suelo, ya que están asociados a la conformación de las unidades del paisaje y sus tipos de suelos.

La isla de Aduche en cuatro tiempos

En un ejercicio sobre la cartografía del uso de los recursos naturales y áreas de uso en un asen-tamiento indígena, uno de los pobladores locales dibujó los sitios que dominaban a partir de su conocimiento del lugar desde niño y dentro de éstos se destacaba su área de rebusque que co-rrespondía a la Isla de Aduche, en el medio río Caquetá. El ejercicio cartográfico comenzó con el dibujo de la isla con sus caños de entrada y la presencia de algunas especies de peces y fauna sil-vestre, acompañada del perfil de algunos árboles para dar la impresión o ambientación de la selva. A partir del análisis de la información que contenía esta ilustración se pasó a una segunda fase de dibujo para entrar a detallar con mayor precisión las formas de la isla, los paisajes interiores y, la fauna presente, tanto acuática como terrestre con los cambios estacionales.

Los avances en la cartografía de la isla incluyeron discusiones sobre la presencia o ausencia de especies, las relaciones planta-animal, en especial en cuanto al consumo de frutas o semillas y la ocupación de hábitats o microhábitats. Este proceso de análisis y discusión conjunta desde la inves-

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AGUAS ALTAS

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La dinámica de la isla

Los cambios estacionales en la Amazonia aunque son poco visibles en comparación con lo que pasa en las áreas en donde hay estaciones bien marcadas, son muy evidentes para los indígenas locales, quienes han defini-do muy sofisticados calendarios ecológicos. Los cambios del paisaje son tan marcados que en el caso de la isla del Aduche parecieran áreas distintas en cada periodo contrastante.

Una tendencia generalizada cuando se trabaja car-tografía del paisaje es dibujarlo en un solo periodo, lo que no alcanza a mostrar la dinámica estacional y por lo tanto es siempre recomendable detallar cada periodo para mostrar las relaciones ecológicas tan cambiantes. En estas ilustraciones de Levy Andoque, indígena del Resguardo de Aduche se muestran las variaciones del paisaje en los periodos de aguas bajas, ascendentes, al-tas y descendentes, en especial en cuanto sucede con la enorme diversidad de poblaciones de peces.

AGUAS MEDIAS

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AGUAS BAJAS

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EL LAGO EN 4 TIEMPOS

Ejercicio de cartografía local sobre la dinámica del lago de Yahuarcaca, localizado cerca a la ciudad de Leti-cia en el departamento del Amazonas, en el cual se evi-dencia el detalle del cono-cimiento local con respecto a los cambios estacionales y los procesos ecológicos de la vegetación y de la fauna de peces en cada época del año, expresados en la mira-da de los pobladores locales Jesús Dámaso y Abraham Ipuchima.

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tigación académica y el conocimiento local llevó a depurar cada vez más la información contenida en cada mapa y a realizar un mapa base específico de cada una de las estaciones a partir de los niveles del río.

Los mapas generados por estación o periodo hidrológico señalan la importancia de incluir las vi-siones locales del calendario ecológico indígena y el conocimiento cotidiano de la naturaleza que poseen los indígenas a partir de su interacción y observaciones diarias. Se realizaron mapas de cuatro periodos: aguas bajas, ascendentes, altas y descendentes y se documentaron los principales procesos ecológicos, en especial los relacionados con los peces de consumo, ya que la isla es una de las principales fuentes de pesca para el poblado local. La observación de los cambios estacio-nales muestra la existencia de cuatro paisajes casi que totalmente distintos que un solo mapa no logra mostrar.

El calendario ecológico y la vida del paisaje

Los paisajes cambian a lo largo del año, el calendario ecológico señala las épocas de las variaciones y los procesos biológicos que se presentan en cada lugar del bosque, desde el suelo pasando por el sotobosque hasta llegar a las copas o coronas de los árboles. De la misma manera, los cambios son evidentes en los distintos paisajes, desde los acuáticos hasta los terrestres.

Uno de los aspectos que más se estudian desde las ciencias biológicas es la fenología o variaciones estacionales de las plantas en cuanto a la pérdida de hojas, la floración y la fructificación. Para esto, en la mayoría de casos se escoge a una sola especie indicadora o se establece un transecto o una parcela para hacerle seguimiento, pero en muy pocas ocasiones se amplían los estudios para cobijar toda una unidad del paisaje. Los indígenas locales, dado su conocimiento de la selva, describen con alta precisión los fenómenos que suceden en el bosque y en cada uno de sus paisajes en términos de floración y oferta de fruto, debido también a que esto se asocia a las relaciones planta-animal, proceso que debe ser perfectamente dominado para el éxito de las jornadas de cacería, por citar un solo ejemplo.

Los cambios estacionales del paisaje se evidencian además, por los cambios de colores de la selva, por los cambios de olores y, lógicamente, por los cambios de sabores. El seguimiento de los cambios a escala del paisaje se hace posible si se cuenta con la participación y el conocimiento de los pobla-dores locales y si se incluye dentro de su cotidianidad el llevar registros de los cambios observados a todo nivel en forma de diarios de campo, los cuales ofrecen información detallada, a diferencia de los transectos y parcelas que reducen la información a fenómenos muy localizados.

Las experiencias de trabajo en el seguimiento de la fenología entre indígenas muestran que es viable cubrir extensas áreas o recorridos, en virtud de los amplios movimientos o desplazamientos que se realizan de manera cotidiana tanto por hombres como por mujeres, ya sea por los trabajos en las chagras, las actividades de pesca y cacería y las actividades sociales y rituales. El contar con los po-bladores locales y su capacidad de observación constituye una ventaja adicional ya que los indígenas reconocen entre la maraña de coronas de los árboles del bosque la presencia de flores y frutos, por pequeños que sean, a diferencia del ojo no entrenado de los investigadores poco expertos.

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Los ciclos del bosque

El conocedor Abel Rodríguez, indígena Nonuya de la comunidad de Peña Roja, después de ser guía para los estudiosos de la vegetación del bosque, dibujó más de dos centenares de especies de árboles presentes en las distintas unidades del paisaje, a partir de los sistemas clasificatorios indígenas, y de allí precisó sus épocas de floración y fructificación. Después de este proceso

de ilustración detallado, pasó a dibujar el bosque y sus dinámicas, ya que en las diferentes unidades del paisaje se presentan ritmos distintos de la naturaleza, desde el suelo, el sotobosque y la corona y “no todo florece ni fructifica al mismo tiempo”. Las transformaciones de un bosque de orilla del río es lo que nos muestran estas magníficas ilustraciones que nos recuerdan la sofisti-cación del conocimiento local y la enorme capacidad para ilustrar que tienen los conocedores indígenas.

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LA CARTOGRAFÍA LOCAL: LECCIONES APRENDIDAS

“Llaman la atención los dibujos de los ríos con todas sus vueltas o meandros, estirones, islas, rápidos, remansos, piedras y playas.”

Aquí nadie se pierde

Las comunidades indígenas de la Amazonia y en general todas las comunidades locales poseen una ubicación espacial extraordinaria, para los ojos de un recién llegado a la selva resulta casi que in-comprensible cómo los pobladores locales pueden entrar largas distancias en el bosque en donde no hay caminos y conservan la orientación a partir de la posición del sol y otros muchos referentes en los árboles y el piso.Esto hace afirmar, con mucha seguridad, que aquí no se pierde nadie, ya que la habilidad para la orientación se desarrolla desde niño y “desde el mismo vientre materno”, como afirman algunos conocedores y ancianos. La ubicación espacial tan bien estructurada con-stituye una ventaja en el momento de realizar ejercicios cartográficos, ya que el dominio en tres dimensiones que implica la selva se puede traducir de manera muy sencilla sobre un plano de dos dimensiones.

La cartografía local se dibuja por los pobladores a partir de los ríos, los cuales son ilustrados con gran detalle, el mismo que manejan cuando van navegando a paso de canoa y remo, velocidad que permite apropiarse visualmente del entorno. Llaman la atención los dibujos de los ríos con todas sus vueltas o meandros, estirones, islas, rápidos, remansos, piedras y playas. Una vez se tienen ubicados los ríos, se aborda el paisaje terrestre. Todo este conocimiento del territorio permite en-tonces adentrarse en detalles cartográficos.

Cuando la escala no importa

Una preocupación recurrente de los investigadores es la escala, casi que no se deja fluir ningún proceso cartográfico local si no se tiene claridad sobre la escala, pero ésta es una limitante menor, ya que se puede controlar una fase posterior con todo el acompañamiento técnico que se requeri-do, ya que si el problema de la escala se aborda desde un principio, no se dejan fluir las visiones y expresiones locales del territorio, que en general poseen una cantidad de información altamente relevante para comprender las concepciones del territorio con una alta cantidad de referentes simbólicos que se pueden expresar cartográficamente de muchas maneras.

Las connotaciones técnicas de la escala limitan también el uso de los tamaños de papel con que se dispone en los trabajos de campo en las condiciones climáticas del bosque húmedo tropical. En estos casos cualquier tamaño de papel sirve, en especial los pliegos de 100 x 70 cm, pero en ausen-cia de ellos los papeles normales tamaño carta son útiles y si un mapa no alcanza en pocas hojas, éstas se pueden ir pegando en los segmentos que sea necesario, hasta conformar todo un mosaico de grandes dimensiones; estos ejercicios resultan, en ocasiones, en mapas gigantes de más de 4 metros de ancho o de largo, según el caso.

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La escala de la cartografía local

Cuando se generan procesos de construcción de car-tografía local, se comienzan también debates y discu-siones sobre el tamaño de los mapas, con argumentos como que deben ser muy grandes para que los viejos los vean o que se necesitan muchísimas hojas de papel porque el territorio no cabe.

La experiencia nos muestra que en cada caso las dinámi-cas son un poco distintas y que se debe dejar fluir los procesos, de acuerdo con las iniciativas y el entusiasmo

local. En algunos casos se requiere solamente de un papel tamaño pliego, en otras ocasiones dos a cuatro pliegos son suficientes, pero en algunos casos, cuando se quiere trabajar con mucho detalle se ha llegado a la construcción de cartografías que cubren más de 6 met-ros de largo por hasta 4 metros de ancho, lo que hace muy difícil su utilización e inclusive su almacenamiento; sin embargo, este es un proceso de ensayo y error en el que la escala para el uso se decide en la práctica misma del ejercicio y el uso que se quiere dar a las planchas, tal como se observa en estos dos casos.

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Cuando la orientación no importa

En la cartografía local una situación bien recurrente es el hecho de dibujar los mapas sin una orien-tación fija; es decir, que no se define el norte como convención básica que signifique arriba y el sur abajo; al contrario, los mapas son multireferenciales y siempre se escucharán comentarios desde los mismos participantes como “el mapa está al revés”, “está acostado”, “el derecho es al revés”, etc., que están significando una multireferencia espacial, de acuerdo con el lugar en donde esté situada la persona, en el lugar desde el cual está observando el territorio o desde donde se está haciendo el mapa. Esta situación está relacionada a la dificultad de asociar el norte convencional de los mapas ubicado arriba con la parte baja de un río también localizada arriba, cuando en la realidad percibida localmente, las parte bajas deberían estar abajo, lo que hace afirmar a los po-bladores locales “que los ríos van para arriba” o “van en contracorriente”.

Para muchos investigadores esto constituye un problema y se toman demasiado tiempo expli-cando las convenciones técnicas de la cartografía y geografía occidental, pero este problema de fijar un norte es una tarea posterior a la hechura de los mapas por los pobladores locales, ya que lo que muestran es una forma de percibir y plasmar en el papel, una realidad cotidiana que no tiene pierde y siempre saben en donde están parados, “aunque estén en un río”. En principio es recomendable dejar fluir el proceso de dibujo local, con todas sus posibilidades y posteriormente sí definir convenciones técnicas y en especial el fijar un norte, tarea sencilla después de tener ya plasmado cualquier mapa.

Las convenciones locales: dejar que los mapas hablen

El proceso cartográfico es una actividad relativamente fácil para todos los pobladores, ya que existe una relación cada vez mayor con la cartografía formal, tanto en los procesos educativos como en los proyectos de investigación que se realizan con comunidades locales. El llegar a la definición de convenciones requiere entender por parte de los pobladores e investigadores lo que se pretende plasmar en cada mapa y el uso y propósito que se le quiere dar tanto para las comunidades como para el contexto institucional y académico.

Los pobladores locales utilizan una amplia variedad de convenciones que en el momento de plas-marlas en un mapa no siempre expresan o pueden expresar lo que pretenden, por lo que un perío-do largo de ejercicios de prueba hasta llegar a concretar un buen mapa con convenciones enten-dibles es altamente deseable. En un principio resulta útil dejar fluir los ejercicios locales sin poner mayor atención ni a los tamaños de las convenciones, ni a los colores, ni a la ubicación, hasta llegar de forma progresiva a mapas cada vez más concretos y comunicativos; la riqueza del uso de mapas está en documentar y entender los procesos que se dan y no el resultado final “per se”.

Cuando se llega a un mapa en su versión final las convenciones se ajustan y adecúan para que real-mente muestre los resultados esperados y su ubicación cuenta con muchos ejemplos altamente sofisticados, pero definitivamente el mayor encanto, impacto y uso de la cartografía local es cuan-

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do se acompaña de los testimonios orales y funcionan como mapas contados o mapas parlantes que profundizan en cada uno de los significados más allá de las simples convenciones, razón por la cual todas las grabaciones y videos son bienvenidos, así como el manejo de las tecnologías de multimedia que constituyen una herramienta poderosa por la combinación de lenguajes.

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La cartografía con orientación local

Una situación que se repite continuamente cuando se trabaja cartografía con comunidades locales es que no existe nunca consenso sobre la orientación y siempre hay un participante que afirma: “el mapa está al revés”. En estos casos es útil es-cuchar los argumentos de los participantes, en especial los de la orientación ya que es necesario crear una referencia común, lo cual se soluciona una vez las controversias se explican y se define con claridad “desde dónde están haciendo el mapa”. El proceso de llegar a un acuerdo común se facilita cuando se

realizan los mapas sobre papel mantequilla o sobre acetatos transparentes, ya que se puede voltear y girar el mapa en cual-quier dirección.

Una vez se tienen las referencias geográficas locales, el ejerci-cio de armonizar la cartografía local con los mapas de la car-tografía oficial se facilita y se entienden mucho mejor las con-venciones geográficas como en este caso sobre la ubicación de un norte y el resto de puntos cardinales. Se debe recordar que en estos ejercicios en verdad se confronta el sentido de nues-tras propias convenciones.

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De la cartografía desde lo local a la cartografía formal

El diálogo entre la cartografía local y la cartografía formal con todos sus requerimientos técnicos resulta imprescindible, pero se debe anotar que no se busca un paso de los mapas generados por los pobladores locales a la cartografía formal, ya que todo el sentido del diálogo se perdería y en lugar de un diálogo de saberes se convertiría en una imposición académica y un desconocimiento de los saberes tradicionales locales.

Existe una creencia entre los investigadores de que los mapas generados desde lo local se con-sideran simple geografía “folk” y que es necesario rehacer este proceso hacia procedimientos técnicos con uso de tecnologías digitales, hasta llegar a los sistemas de información geográfica SIG. Este proceso aunque en cierto sentido es bienvenido, en muchos aspectos, reduce la capacidad lo-cal y los saberes locales a simples herramientas que se usan para mejorar el diseño y posibles usos de los SIG.

Para las comunidades locales los mapas son de gran utilidad, inclusive por lo bonitos, para mostrar su conocimiento y relación con el territorio, así como para plasmar información especializada que les sirva para generar algún tipo de diagnóstico social, económico, político-administrativo, histórico o cultural. Además, los mapas se requieren y utilizan para mostrar situaciones problemáticas como pueden ser los conflictos por límites territoriales, la ocupación y usos indebidos del territorio y la

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explotación legal o ilegal de los recursos naturales, es decir como cartografía de soporte para la toma de decisiones, el control territorial, la negociación política y la búsqueda de proyectos cul-turales, proyectos productivos y de conservación de sus territorios.

El diálogo entre las cartografías es un proceso necesario y útil para ambas partes, el avanzar en él permitirá generar información de soporte espacializada para profundizar en el manejo del territorio por las comunidades locales las cuales están cada vez más familiarizadas con nuevas técnicas como el uso del geoposicionador GPS, de los computadores y del significado de las técnicas cartográficas y los estándares que se deben cumplir. En este sentido se observa en la cartografía local la inclusión de convenciones como el establecimiento del Norte y el uso de escalas aproximadas; de igual manera, se utilizan cada vez más los mapas base de la cartografía oficial de la Nación así como imá-genes de satélite, que sirven de base para el desarrollo de aplicaciones geográficas que solicitan las

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comunidades, en virtud de este proceso crecen las demandas por capacitación para aprender el manejo del GPS y la construcción de mapas. Los procesos de capacitación son bienvenidos, pero no se debe olvidar que la cartografía local, desde los conocedores locales, también tiene su espacio e importancia y se debe fomentar y apoyar tanto como los requerimientos tecnológicos.

La intervención sobre los mapas o planchas en papel

La cartografía local, al igual que la cartografía formal, tienen el encanto de que cada vez existe

nueva información para mejorar los mapas generados o mapas base; en este sentido, las comuni-

dades locales solicitan con frecuencia planchas grandes o de buen tamaño para poder intervenirlas

o corregir encima de ellas, razón por la cual casi todos los mapas funcionan como borradores sobre

los cuales se corrige o añade información. Esta situación es bastante recurrente puesto que cada

conocedor y en especial los ancianos del grupo perciben los mapas de diferente manera.

Para ilustrar un caso de lo anterior, en mapas sobre el recorrido de los ríos y, en especial, de las

quebradas a algunos conocedores viejos les parece que van por donde no es, que están muy cerca

la una de la otra, que las cabeceras de estas están lejos entre si y en el mapa pareciera que se

tocaran etc.etc. En estas situaciones cada uno debe corregir sobre el mapa utilizando colores o

marcadores de tinta de color; esta posibilidad de intervenir el mapa con tintas de color; muestra

con claridad el grado de conocimiento y percepción del territorio por cada conocedor, proceso

muy válido en lo local, por lo que se debe dar siempre la oportunidad de intervenir los mapas. En

cierta ocasión un anciano conocedor local reaccionó frente a un mapa impreso en color el cual

estaba plastificado, diciendo: “muy bonito para pegar en la pared, pero no sirve para arreglarlo”,

comentario que ilustra con claridad la necesidad de generar mapas e impresiones de estos en los

formatos que se requieren para las aplicaciones locales.

Cuando el proceso de elaboración de un mapa se hace por medios digitales y se lleva así a las

comunidades locales, en principio existe un gran asombro y como todo material externo es bien-

venido, pero luego se ve la necesidad de generar copias para arreglar, intervenir, corregir o ampliar

la información, por lo que los mapas locales son, de nuevo, la opción a utilizar y no depender de la

llegada de la nueva impresión corregida y sin plastificar, en un tiempo indefinido

La superposición de mapas y el uso de acetatos para intervenir las planchas sin dañarlas directa-

mente es una opción sencilla y de muy buena acogida local que se convierte en herramienta po-

derosa para profundizar en todo tipo de trabajo cartográfico a escala local, los indígenas realizan

sobre los acetatos sus aplicaciones cartográficas, las cuales deben ser puestas sobre planchas im-

presas y formatos digitales.

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La cartografía local y la toma de decisiones

Los mapas siempre han sido un instrumento de dominio político y una herramienta fundamental

para la toma de decisiones sobre el territorio. Las visiones y concepciones de territorio se han

transformado de manera amplia en las comunidades indígenas y la elaboración y reelaboración

de los mapas tradicionales se ha convertido en una tarea fundamental, tanto para los proyectos

de recuperación y fortalecimiento cultural, como para la negociación política en aspectos territori-

ales relacionados con el establecimiento y ampliación de los resguardos indígenas, la definición de

áreas protegidas del Sistema de Parques Nacionales e inclusive para los debates y discusiones de

explotación de los recursos naturales del suelo y subsuelo.

Una aplicación fundamental de las herramientas cartográficas ha sido la definición de los planes de

ordenamiento territorial y planes de vida de las diferentes comunidades, asentamientos y resguar-

dos indígenas y dentro de ellos la formulación de planes de manejo de los recursos naturales y el

monitoreo del uso en sus territorios.

Los mapas mentales del territorio tradicional ya pasados al papel han sido un argumento fun-

damental en el establecimiento y ampliación de los resguardos y en la política de tierras en la

Amazonia, e inclusive en la resolución de conflictos territoriales entre etnias y resguardos, quienes

usan los mapas como referencia para los acuerdos de límites y usos de los recursos. Como pro-

ducto asociado a los mapas tradicionales se tiene un fortalecimiento de los referentes culturales,

la toponimia y las pautas chamánicas de manejo del territorio, así como el fortalecimiento de las

lenguas locales y de las relaciones interétnicas entre comunidades vecinas.

Los ejercicios de cartografía local han sido fundamentales en el conocimiento,dominio del territo-

rio, el manejo de las diferentes unidades del paisaje de los recursos naturales asociados. Los mapas

así generados son una expresión clara del conocimiento local del territorio y de su manejo por los

pobladores locales, asociado también al ejercicio de las autoridad pública de carácter ambiental

por parte de las autoridades indígenas.

Para la negociación política, la cartografía local y formal ofrece las herramientas y bases para la

gestión pública en casos como la superposición de áreas protegidas o Parques Nacionales con

territorios indígenas en formas de coadministración o comanejo del territorio, de la misma forma

los mapas generados y actualizados permanentemente se convierten en referente de la gestión o

buena administración de los recursos naturales, ya que permiten visualizar situaciones críticas

como la sobreexplotación, usos indebidos o no autorizados por las normas tradicionales o acuer-

dos locales. Por estas razones la cartografía local debe ser promovida y reconocida como ejercicio

político de toma de decisiones.

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Principios para no olvidar en la cartografía social

• Dejar fluir los procesos – mejorar, detallar, profundizar y rehacer hasta lograr un nivel estético y comunicativo amplio.

• Tener en cuenta la estacionalidad!!

• Promover cada vez mayor detalle y mejor calidad de la cartografía generada.

• No contentarse con el primer mapa que hagan.

• Ajustar los mapas generados a las preguntas locales

• Ajustar la información para la negociación política y la toma de decisiones

• Mantener archivos digitales y físicos de todos los mapas realizados.

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