características generales del reinado de isabel ii

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Características generales del reinado de Isabel II El reinado de Isabel II presenta unas características comunes que se mantienen invariables a lo largo de veinticinco años: 1. Permanencia de un régimen de monarquía liberal de tendencia conservadora, cuya plasmación en la Constitución moderada de 1845. 2. Alineación clara e invariable de Isabel II con los sectores más conservadores. 3. Presencia permanente de los militares entre los gobernantes: Narváez, Espartero, O`Donnell, y otros, como Fernández de Córdova, Serrano, de la Concha, Prim etc. 4. Presencia exclusiva, en la vida parlamentaria de partidos burgueses: hasta 1854, los moderados y los progresistas. Por tanto, exclusión, de la vida política, de la mayoría del país. Desarrollo El establecimiento de un régimen de tendencia conservadora se apoyó en el establecimiento de una constitución moderada que estuvo en vigor durante todo el período y en la participación política exclusiva de una oligarquía de propietarios, miembros de la antigua aristocracia, burguesía agraria, mercantil, industrial y financiera además de los sectores más pudientes de las profesiones liberales, altos mandos del ejército y funcionarios. El sufragio restringido excluía al resto del país. Se constituyó un régimen de gobiernos autoritarios, defensores del orden y de una monarquía también fuerte, con un sistema bicameral que limitaba la tendencia a las reformas profundas y que restringía las libertades individuales y colectivas. En segundo lugar, la reina Isabel apoyó invariablemente a los sectores más conservadores, y se alineó claramente con

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Temario 2ºBachiller

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Page 1: Características generales del reinado de Isabel II

Características generales del reinado de Isabel II

El reinado de Isabel II presenta unas características comunes que se mantienen invariables a lo largo de veinticinco años:

1. Permanencia de un régimen de monarquía liberal de tendencia conservadora, cuya plasmación en la Constitución moderada de 1845.

2. Alineación clara e invariable de Isabel II con los sectores más conservadores.3. Presencia permanente de los militares entre los gobernantes: Narváez,

Espartero, O`Donnell, y otros, como Fernández de Córdova, Serrano, de la Concha, Prim etc.

4. Presencia exclusiva, en la vida parlamentaria de partidos burgueses: hasta 1854, los moderados y los progresistas. Por tanto, exclusión, de la vida política, de la mayoría del país.

Desarrollo

El establecimiento de un régimen de tendencia conservadora se apoyó en el establecimiento de una constitución moderada que estuvo en vigor durante todo el período y en la participación política exclusiva de una oligarquía de propietarios, miembros de la antigua aristocracia, burguesía agraria, mercantil, industrial y financiera además de los sectores más pudientes de las profesiones liberales, altos mandos del ejército y funcionarios. El sufragio restringido excluía al resto del país.

Se constituyó un régimen de gobiernos autoritarios, defensores del orden y de una monarquía también fuerte, con un sistema bicameral que limitaba la tendencia a las reformas profundas y que restringía las libertades individuales y colectivas.

En segundo lugar, la reina Isabel apoyó invariablemente a los sectores más conservadores, y se alineó claramente con el moderantismo. Desde 1863 ese alineamiento y la incapacidad de la Reina para conectar con el país real provocaron el alejamiento progresivo respecto de su pueblo y la caída de la monarquía en 1868.

En tercer lugar, los militares estuvieron presentes de forma constante en la vida política. Esta participación de los militares en la vida política se debía a varias causas. Por un lado, estaba el mesianismo y la mitificación del militar victorioso (presencia constante de la guerra en la primera mitad del S.XIX). Por otro lado, hay que tener en cuenta, la debilidad de un sistema parlamentario en el que los partidos eran grupos de presión que sólo luchaban por el ejercicio del poder, no respetaban el juego parlamentario y recurrían a los militares para acceder al gobierno mediante el pronunciamiento. En tercer lugar, existía en los medios políticos la convicción de que la presencia de un militar al frente del ejecutivo, garantizaba mucho mejor un gobierno fuerte y el mantenimiento del orden. De hecho, los militares garantizaban el Estado liberal tanto frente a la reacción carlista, aún viva, como contra la revolución.

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Aunque los militares participaron en la vida política a título individual, como líderes de los partidos y no como jefes del ejército (pese a que lo utilizaran para acceder o mantenerse en el poder), condujeron a una confusión permanente entre su papel militar y civil, y de hecho, el pronunciamiento, en lugar de la vía constitucional, se convirtió casi en su medio habitual de acceso al poder. Los mismos políticos civiles acudieron constantemente a la conspiración militar y fomentaron de este modo la inestabilidad del régimen.

Una cuarta característica del reinado del sistema isabelino es la presencia, casi exclusiva, en el sistema parlamentario de partidos burgueses: hasta 1854, los moderados y los progresistas, y desde entonces otros grupos, como la Unión Liberal (grupo de centro formado por políticos moderados y progresistas) o el partido demócrata (progresista radical). Al margen de la vida parlamentaria quedaban los republicanos, ilegales. Pero, en la práctica, sólo los moderados y progresistas contaban, y entre ellos se repartieron los gobiernos a lo largo de todo el reinado (ver características de estas dos tendencias en ampliación).

Una última característica del régimen isabelino, decisiva en su caída, fue la exclusión de la gran mayoría del país. Ni los campesinos ni el creciente número de trabajadores industriales o trabajadores urbanos tuvieron nada que agradecerle. Además de marginarles de la vida política, el régimen liberal supuso una degradación continua de sus condiciones de vida. Los campesinos perdieron las tierras comunales y pasaron a convertirse en jornaleros y arrendatarios empobrecidos a raíz de las desamortizaciones. En las ciudades, la artesanía fue desapareciendo mientras las fábricas absorbían a una población que trabajaba en condiciones infrahumanas y se hacinaba en los barrios periféricos junto con parados y población marginal. Frente a esta situación el gobierno sólo respondió reprimiendo violentamente las protestas, manifestaciones y huelgas, prohibiendo las asociaciones y ejecutando a sus dirigentes en nombre del “orden”. Esta situación hizo posible que las ideas socialistas fueran penetrando y configurando el movimiento obrero, sobre todo en los años finales del reinado.