capítulo 3: usos de las plantas por los seres...

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Citar como: Gamboa-Gaitán MA. 2016. Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos, pp. 51-66 en: Botánica general: Introducción al estudio de las plantas. Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Biología, Laboratorio de Biología Tropical. En revisión. Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos Introducción La historia de la interacción de las plantas con los seres humanos se remonta a los mismos orígenes de la humanidad y ha sido, en general, una historia negativa para las plantas, pues el desarrollo de las sociedades humanas ha causado gran deforestación y extinción de especies. Sin embargo, debido al proceso de domesticación y aparición de la agricultura, algunas especies vegetales se beneficiaron al ser cuidadas y propagadas por el ser humano, aumentando así su rango de dispersión. Los humanos han obtenido de las plantas alimento, sustancias medicinales y materias primas, por lo que es importante estudiar el recurso vegetal y su impacto en la sociedad. La disciplina encargada de abordar el estudio de las interrelaciones de las plantas y los seres humanos se denomina etnobotánica, la cual aborda aspectos como la domesticación, el mejoramiento por métodos tradicionales y el uso religioso y medicinal de las plantas y sus productos derivados. Mientras que la etnobotánica tiene que ver más con el uso de las plantas por parte de las comunidades nativas, la botánica económica y la agricultura se entienden más asociadas con las sociedades industrializadas modernas. Contenido 3.1. Las plantas usadas por la humanidad constituyen una pequeña fracción de la biodiversidad vegetal total. 3.2. El uso de la vegetación por las comunidades antiguas es la base de todo el conocimiento botánico actual. 3.3. La etnobotánica es una ciencia interdisciplinaria. 3.4. La agricultura y la botánica económica tienen que ver con el uso lucrativo de las plantas.

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Citar como: Gamboa-Gaitán MA. 2016. Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos, pp. 51-66 en:

Botánica general: Introducción al estudio de las plantas. Universidad Nacional de Colombia, Departamento de

Biología, Laboratorio de Biología Tropical. En revisión.

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

Introducción

La historia de la interacción de las plantas con los seres humanos se remonta a los mismos orígenes de la humanidad y ha

sido, en general, una historia negativa para las plantas, pues el desarrollo de las sociedades humanas ha causado gran

deforestación y extinción de especies. Sin embargo, debido al proceso de domesticación y aparición de la agricultura,

algunas especies vegetales se beneficiaron al ser cuidadas y propagadas por el ser humano, aumentando así su rango de

dispersión. Los humanos han obtenido de las plantas alimento, sustancias medicinales y materias primas, por lo que es

importante estudiar el recurso vegetal y su impacto en la sociedad. La disciplina encargada de abordar el estudio de las

interrelaciones de las plantas y los seres humanos se denomina etnobotánica, la cual aborda aspectos como la

domesticación, el mejoramiento por métodos tradicionales y el uso religioso y medicinal de las plantas y sus productos

derivados. Mientras que la etnobotánica tiene que ver más con el uso de las plantas por parte de las comunidades nativas, la

botánica económica y la agricultura se entienden más asociadas con las sociedades industrializadas modernas.

Contenido

3.1. Las plantas usadas por la humanidad constituyen una pequeña fracción de la biodiversidad vegetal total.

3.2. El uso de la vegetación por las comunidades antiguas es la base de todo el conocimiento botánico actual.

3.3. La etnobotánica es una ciencia interdisciplinaria.

3.4. La agricultura y la botánica económica tienen que ver con el uso lucrativo de las plantas.

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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3.1. Las plantas usadas por la humanidad constituyen

una pequeña fracción de la biodiversidad vegetal

total.

Un estimado conservador de la vegetación terrestre

indica que existen unas 265,000 especies de plantas, de

las cuales se cree que tan sólo alrededor de 3,000 han

sido usadas por la humanidad. Esto significaría que

solamente un bajísimo 1.13 % de las plantas han sido de

importancia económica, medicinal o religiosa para el ser

humano, pero lo cierto es que el dato real es aún más

bajo, ya que sólo unas 120 especies representan el grueso

del uso actual. De estas 120, solamente unas 25 poseen

verdadera importancia internacional, llegando al extremo

de depender de sólo tres especies de ellas (arroz, trigo y

maíz), para obtener el 65 % de las calorías que consume

la humanidad hoy día. Esto significa que el recurso

vegetal está ampliamente inexplorado y por lo tanto

subutilizado, con el agravante que numerosos

ecosistemas están amenazados de desaparición por la

actividad antrópica. Esto podría conducir a la extinción

de especies útiles antes que se conozca sus propiedades

benéficas (Figura 3.1).

Esta actitud de depender de pocas especies para

su alimentación con la tendencia a tener grandes

extensiones de monocultivos, es propia de la civilización

occidental, en la que se exhibe una clara aversión hacia

alimentos exóticos y desconocidos. A la llegada de los

conquistadores españoles a América, por ejemplo, la

civilización Inca utilizaba decenas de especies de las

cuales los conquistadores aceptaron realmente sólo

pocas, como el maíz, la papa, el ananá (especie a la que

ellos bautizaron <<piña>>) y las variedades de ahuyama

y ají. Numerosas especies alimenticias como lupinus,

papas silvestres, ulluco, quenopodios, amarantos, etc.

(Figura 3.2), fueron despreciadas por los europeos y hoy

se cultivan solamente en algunas comunidades indígenas

que sobrevivieron aisladas en la alta montaña andina. El

grueso del gran tesoro etnobotánico americano es

realmente desconocido para la humanidad, situación que

probablemente también se presenta en otras regiones

biodiversas del planeta (Asia y África), donde los

europeos también colonizaron.

3.2. El uso de la vegetación por las comunidades

antiguas es la base de todo el conocimiento botánico

actual.

Los humanos antiguos pudieron habitar y crear

civilizaciones grandes en zonas del planeta que hoy

aparentan ser inhóspitas, por lo cual su astucia y

adaptabilidad son dignas de admiración. Esto llevó a

concluir que obtener y preservar la información de las

comunidades indígenas, particularmente en lo referente a

sus prácticas agrícolas, es de vital importancia para la

agricultura moderna. Desafortunadamente, los procesos

de colonización del mundo occidental han provocado que

gran parte del conocimiento de esas culturas

desapareciera, por lo que se justifica plenamente la

inversión de un gran esfuerzo en el trabajo con las

comunidades nativas. Además del conocimiento ancestral

indígena, es igualmente importante para la agricultura

moderna la preservación de las variedades cultivadas y

sus parientes silvestres, a lo cual se denomina en

conjunto el acervo genético de las especies. Este

reservorio de genes es la materia prima con la cual se

trabaja en un aspecto clave para la seguridad alimentaria

mundial, como es el mejoramiento de los cultivos. Es

oportuno aclarar, sin embargo, que el uso de las plantas

por parte de las comunidades indígenas no se limita

solamente a sus propiedades alimenticias, ya que de la

vegetación se obtuvo gran provecho en aspectos médicos

y culturales, como en la realización de ritos mediados por

el consumo de sustancias fisiológicamente activas. Estos

aspectos son abordados por la ciencia denominada

etnobotánica, como se verá a continuación.

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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3.3. La etnobotánica es una ciencia interdisciplinaria.

La etnobotánica es el campo del conocimiento donde

confluyen dos grandes disciplinas: la que estudia la

cultura (antropología) y la que estudia las plantas

(botánica). Esto hace de la etnobotánica una actividad

intelectual compleja e interesante, derivada de la unión

de ciencias bastante amplias en sí, cuya existencia como

disciplina científica está plenamente justificada dado el

gran impacto que han tenido las plantas en todas las

civilizaciones conocidas, en aspectos como la

alimentación, la salud, la elaboración de vivienda y

objetos cotidianos, los ritos culturales, etc. El término fue

usado por primera vez en 1895 por el botánico John W.

Harshberger y la disciplina se posicionó académicamente

durante el siguiente siglo debido al trabajo de Richard E.

Schultes.

Actualmente hay numerosas personas trabajando

en este campo (Figura 3.3.) y la disciplina ha ganado

respeto al interior de la comunidad científica, si bien la

financiación es aún escasa. En Colombia las

comunidades campesinas, de negritudes y –muy

especialmente- las de los grupos indígenas, aún poseen

mucho conocimiento etnobotánico que está en peligro de

desaparecer, por lo que su recuperación y estudio debiera

ser prioritario en los planes de desarrollo de la nación.

El etnobotánico moderno se apoya en numerosas

herramientas arqueológicas, lingüísticas, químicas,

folclóricas y culturales para poder acceder al

conocimiento que las comunidades nativas poseen acerca

del recurso vegetal. Este es un aspecto muy delicado, por

lo que el etnobotánico debe poseer conocimientos de

economía, política y diplomacia, además de mucho

sentido común, que le permitan abordar de manera

correcta a las comunidades en las que piensa desarrollar

su trabajo, particularmente a las comunidades indígenas.

Muchas de estas personas sienten que han sido

expropiadas de su conocimiento para beneficiar

económicamente a compañías multinacionales o a gente

ajena a su comunidad o etnia, por lo que es común

encontrar reticencia cuando se las contacta con el fin de

realizar estudios etnobiológicos. Es importante enfatizar

que la información etnobotánica obtenida de las

comunidades nativas debe hacerse con su pleno

consentimiento y debe ser usada sólo con fines altruistas,

tales como la elaboración de los planes de desarrollo, la

conservación del conocimiento ancestral y la tradición

oral, la construcción del conocimiento científico, etc.

3.3.1. Las plantas alucinógenas constituyen uno de los

temas más interesantes para los etnobotánicos.

Las plantas alucinógenas han sido usadas por la

humanidad desde hace varios miles de años, a pesar de lo

cual es poco lo que se conoce acerca de la forma en que

afectan la mente humana. Su capacidad de producir

alucinaciones en todos los sentidos, auditivas, gustativas,

visuales, táctiles, olfativas, y aún en la psiquis, hicieron

que las culturas primitivas las consideraran medios

propicios para contactar al mundo supranatural. Aún hoy

muchas personas recurren a estas plantas para muy

diversos propósitos, si bien su modo de acción no es bien

entendido. La gran cantidad de sustancias

fisiológicamente activas derivadas de las plantas que

producen variados efectos en la mente y el cuerpo, han

sido tema de estudio en la fisiología, la psiquiatría y la

psicología, áreas que intentan obtener provecho de dichas

sustancias con fines terapéuticos e investigativos. Es

relevante para el quehacer del botánico, conocer términos

tales como narcótico, tóxico y psicotomimético, los

cuales serán revisados a continuación para encontrar su

relación con la alucinogénesis.

El término narcótico se deriva del vocablo

griego ναρκούν que hace referencia a un estado

entumecido, adormilado, por lo que se usa para designar

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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sustancias que en última instancia producen sueño, ya

que deprimen el sistema nervioso central. El término se

usa incluso para sustancias que pueden producir estadios

intermedios de euforia o gran actividad, por lo que el

tabaco y el alcohol deben ser considerados narcóticos.

Sin embargo, popularmente la palabra narcótico está

asociada a drogas ilícitas que causan adicción, como los

derivados del opio y la cocaína, esto debido

principalmente a la persecución que el gobierno de

Estados Unidos ha mantenido contra una serie de

sustancias tanto dentro como fuera de su territorio. Los

expertos en el tema reconocen en general las propiedades

narcóticas de los alucinógenos, aunque ninguno de ellos

cause adicción.

Otra situación interesante y ligada al consumo

de sustancias es la toxicidad, que es una propiedad

conferida por muchos compuestos químicos comúnmente

hallados en las plantas, la cual no es inherente al

compuesto en sí, si no a la dosis en que se administre y a

la situación fisiológica del consumidor. Muchas plantas

alucinógenas pueden intoxicar e incluso matar si son

ingeridas de forma inadecuada, lo cual también es cierto

para sus principios activos purificados. Es preciso, sin

embargo, ver los bemoles de la intoxicación.

La cafeína, por ejemplo, en dosis normales es un

estimulante que no causa alucinaciones, pero en exceso

es muy peligrosa, capaz de ocasionar la muerte. Es

evidente entonces, que aunque los alucinógenos son

tóxicos, ya que su efecto se debe a una intoxicación, no

todas las sustancias tóxicas son alucinógenas. Aquí se

debe hacer una aclaración acerca de lo que significa

intoxicación, ya que los autores no están de acuerdo en

este tema tampoco. De hecho, algunos definen las

alucinaciones verdaderas como estados mentales que

surgen luego de ingerir sustancias a concentraciones no

tóxicas, pero la cantidad de sustancia que no produce

alucinación es imposible de fijar como una constante, así

como es muy difícil establecer si un organismo alterado

fisiológicamente está intoxicado o no. Marcar los límites

en estos temas parece muy subjetivo y estará sujeto a

discusión durante mucho tiempo.

Por último, el término psicotomimético se acuñó

para indicar la propiedad de inducir estados psicóticos

por parte de algunas plantas y sustancias, ya que al

parecer la alucinación no se produce siempre

(nuevamente hay que tener en cuenta la dosis y el estado

de la persona), pero sí puede haber cambios en la

percepción, pensamiento, estado de ánimo, etc. Ante la

inexistencia de una palabra que abarque todos los estados

posibles inducidos por el consumo de estas sustancias, se

han creado muchos términos, tales como enteógenos,

eidéticos, psicodislépticos, psicotaráxicos, esquizógenos,

etc., cuya discusión escapa al alcance de este libro y por

lo tanto deben ser consultados en obras especializadas en

el tema. En la tabla 3.1 se presenta una muestra

representativa de algunas plantas alucinógenas

neotropicales comúnmente usadas, con algunos datos

relevantes.

3.3.2. Las plantas medicinales usadas por las

comunidades nativas son abundantes y representan

un gran potencial para la medicina moderna.

Durante la mayor parte de su historia, la humanidad sólo

tuvo acceso a las plantas y animales como fuente de

medicinas para tratar sus problemas de salud. Toda

cultura humana desarrolló algún grado de conocimiento

de las plantas y animales de su entorno que poseían

propiedades curativas. Desafortunadamente dicho

conocimiento ha llegado incompleto a nuestros días o

incluso ha desaparecido totalmente en algunos casos,

dado que muchas culturas pasaban sus saberes de forma

oral entre las generaciones, estrategia que es muy

vulnerable a los procesos aculturadores de Occidente.

Actualmente muchas personas recurren a las plantas

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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medicinales o sus derivados para tratar dolencias de todo

tipo (Figura 3.4), desde los problemas físicos hasta los

psíquicos y afectivos. Sin embargo, es justo decir que en

muchos de estos casos se carece de un fundamento

científico que sustente la acción curativa de las plantas y

los brebajes disponibles en el mercado. No hay que

descartar que los beneficios obtenidos, al menos en

algunos casos, hayan sido el resultado del efecto placebo.

El uso de la flora medicinal no está limitado a

las comunidades indígenas o a la población marginal,

pues tanto en el campo como en las grandes ciudades hay

amplia demanda de las plantas curativas (Figura 3.5).

Éstas se pueden usar solas, como complemento o incluso

en lugar de la medicina occidental, lo que no deja de ser

riesgoso ya que un consumo inadecuado de una planta

medicinal puede ser inútil contra la enfermedad, o

incluso contraproducente, habiéndose registrado incluso

accidentes fatales por el mal uso de plantas o sus

productos. Es necesario llamar la atención sobre este

tema porque este es un campo que se presta mucho para

la especulación y la charlatanería, particularmente porque

se está viviendo una tendencia mundial a volver al uso de

los productos naturales y la gente está ávida de este tipo

de consumo. Pocas plantas tradicionalmente usadas como

medicinales han sido estudiadas químicamente para

demostrar cuales principios activos poseen y en qué

concentración, por lo que los pacientes están sujetos a las

variaciones naturales de las plantas y al buen juicio del

herborista. Es necesario incrementar la investigación en

el campo de la fitoquímica para caracterizar dichos

principios y conocer la forma adecuada de suministrarlos,

entre otras cosas porque la tasa de deforestación es muy

alta y muchas especies vegetales están en peligro de

extinción.

Ahora bien, hay muchas plantas que sí han sido

usadas efectivamente en el tratamiento de enfermedades,

habiéndose incluso aislado los principios activos de

algunas de ellas, en los que subyacen sus propiedades

terapéuticas (Tabla 3.2). La literatura al respecto es muy

abundante para Colombia, donde se realizaron varios

estudios recopiladores de este tipo de información

durante el siglo pasado, por lo que el listado de plantas

nativas de nuestro país con propiedades curativas es

extenso. No todas ellas, hay que decirlo, han sido

estudiadas fitoquímicamente, pero es alentador saber que

existe una diversa botica aún inexplorada.

3.3.3. Etnobotánica y patentes.

Un continuo y candente debate es el que se libra en torno

al tipo de productos o conocimiento que debiera ser

patentado. En numerosas oportunidades ha habido

conflicto entre los intereses de las comunidades nativas y

las empresas que invierten en investigación

farmacológica para patentar sus productos. Si bien las

multinacionales hacen grandes esfuerzos económicos,

son las comunidades indígenas las que durante

generaciones aprendieron y transmitieron el uso de las

plantas, conocimiento que no recibe ninguna paga por

parte del hombre occidental. El escenario tradicional es el

de un académico que recolecta especímenes e

información de alguna comunidad para producir artículos

científicos, aislar principios químicos y describir especies

nuevas, básicamente. Las empresas que financian estas

actividades generalmente intentan patentar el proceso de

extracción de los compuestos o incluso los compuestos

mismos, lo cual generará ganancias que jamás llegarán a

las comunidades que aprendieron a usar las plantas o que

en algunos casos incluso las domesticaron. Cuando dicha

recolección se hace sin consultar a los indígenas o

incluso con su consentimiento pero de manera engañosa,

se incurre en el delito de biopiratería, según lo

establecido en el Convenio de Diversidad Biológica

suscrito en 1993.

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

56

Las patentes obtenidas a partir de muestras

biológicas recolectadas de forma irregular pueden ser

canceladas, como ya ocurrió con la especie silvestre del

yagé o ayahusca (Banisteriopsis caapi), que

fraudulentamente fue reportada como una nueva variedad

sobre la cual se realizó una patente. La demanda

fructificó basándose en principios de justicia, ya que se

consideró que hubo una expropiación inmoral de la

herencia biológica y tradicional de las culturas indígenas

amazónicas. Desafortunadamente, la biopiratería es una

práctica de larga data, pues ya hacia el 1500 aC los

egipcios traían plantas útiles de sus expediciones

militares. Las famosas actividades de recolección

organizadas por los países desarrollados, como los viajes

en búsqueda de muestras biológicas de Darwin, los

muestreos de árboles de caucho del Brasil y quina de

Bolivia y Perú por parte de los ingleses, las misiones

navales de E.U.A. al Japón, incluso los viajes de

recolección de Schultes en el recientemente concluido

siglo XX, no serían considerados legales hoy día.

La actual legislación mundial reglamenta la

obtención de recursos biológicos y de sus respectivas

patentes en una actividad que se denomina

bioprospección, que puede definirse como la búsqueda,

obtención y comercialización de nuevos productos y usos

de la biota mundial para mejorar la calidad de vida de la

humanidad de una manera ambientalmente sostenible. La

bioprospección está sustentada en los tratados

internacionales, las leyes nacionales y la autorregulación

profesional. Cabe mencionar aquí, que existen posturas

muy críticas frente a las patentes, que son consideradas

por algunos como la privatización del conocimiento, pues

se considera que éste debería ser patrimonio de la

humanidad.

Los tratados internacionales básicamente

reconocen los derechos soberanos de las naciones sobre

sus recursos biológicos, pero compromete a los países a

que conserven, desarrollen sosteniblemente y compartan

los beneficios de usar los recursos naturales. Las leyes

nacionales, de otra parte reglamentan la forma en que se

debe recolectar y procesar los recursos biológicos de

cada nación. Aunque bien intencionadas, hay que decirlo,

muchos protocolos y leyes nacionales han entorpecido la

labor de los científicos, por lo que este es un tema en

pleno desarrollo que debe ser revisado continuamente.

Por último es importante decir que la autorregulación

profesional es un componente fundamental en el estudio

de los recursos naturales. Los científicos y académicos

deben desarrollar conciencia al respecto de las

consecuencias de recolectar excesivamente o en

momentos inapropiados, así como de la forma en que

obtienen información de las comunidades nativas y lo

que harán con la información obtenida. Muchas

organizaciones profesionales están implementando

políticas específicas para sus miembros en estos aspectos,

lo que significa un avance importante en la realización de

una bioprospeccción eficiente.

3.4. La agricultura y la botánica económica tienen que

ver con el uso lucrativo de las plantas.

Hay quien dice que la agricultura es el peor error en la

historia de la humanidad. Su llegada permitió el

sedentarismo de las poblaciones humanas y en la medida

que las técnicas agriculturales mejoraban, se empezó a

producir cada vez más alimentos en exceso. Esto condujo

a un incremento del tamaño poblacional, que pronto pasó

de ser aritmético a exponencial, lo que obligó a su vez a

expandir más la frontera agrícola para poder proveer

alimento a la creciente población humana. Esta situación

se tornó circular y provocó que el número de seres

humanos pasara de unos cinco millones en el momento

de la aparición de la agricultura, a más de 7,000 millones

en la actualidad. Como es apenas lógico deducir, el

cultivo de plantas para proveer alimentos se constituyó

rápidamente en un gran negocio, ya que las naciones

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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podían sostener sus ejércitos y alimentar su población

con base en las plantas cultivadas y sus derivados. El

poseer alimentos suficientes garantizaba mano de obra

sana y, por supuesto, capacidad bélica para conseguir

recursos de otras partes.

Por ello la actividad botánica y la búsqueda de

plantas útiles, tanto de especies alimenticias como

medicinales, han sido una constante en todas las

civilizaciones humanas desde tiempos milenarios (Figura

3.6). Actualmente, la disciplina que se encarga del

estudio utilitario de las plantas se denomina botánica

económica y está probablemente en su máximo estado de

desarrollo histórico. Esto debido a la intensa búsqueda de

principios activos que realizan instituciones privadas y

públicas en muchos países, así como por el intenso

esfuerzo realizado para mejorar las variedades cultivadas

y para descubrir nuevas variedades silvestres.

3.4.1. La agricultura se desarrolló en varias etapas.

El mejoramiento de la actividad agrícola estuvo basado

desde su inicio en la selección de materiales que

convenían al ser humano, es decir, en la escogencia de

las semillas provenientes de plantas que mostraban las

características más deseables para cultivarlas, tales como

mayor productividad, mejor sabor o digestibilidad,

resistencia a condiciones adversas, etc. Esta puede

considerarse la primera fase de la agricultura y abarcó

casi la totalidad de su historia, desde sus inicios en varias

partes del planeta hace unos 10,000-15,000 años, hasta la

primera mitad del siglo XX. Precisamente es a principios

del siglo pasado cuando se inicia la denominada segunda

etapa de la agricultura, ya que se adicionaron nuevas

estrategias como la realización de cruces para crear

híbridos y variedades de alto rendimiento, lo que mejoró

considerablemente la productividad de los cultivos.

Con las variedades genéticamente mejoradas y

el incremento en la eficiencia del manejo de los cultivos

se logró un extraordinario aumento de la productividad

agrícola, lo que condujo a la aparición de la Revolución

Verde. Ésta es la tercera etapa de la agricultura moderna

y abarcó las últimas tres décadas del siglo pasado,

durante la cual se incrementó dramáticamente la

productividad de los cultivos, principalmente de cereales,

en un intento altruista por acabar con el hambre en el

planeta. Esto, sin embargo, no se logró. Los críticos

incluso la culpan de empeorar las cosas debido al

desorden ambiental que provocó, ya que se aumentó

grandemente el uso de agroquímicos y de recursos

hídricos, lo que incrementó el deterioro general de

nuestro planeta.

La verdad es que si bien la Revolución Verde

produjo suficiente alimento para toda la humanidad, las

hambrunas no fueron eliminadas debido básicamente a

dos factores: el sobrepoblamiento y la falta de voluntad

política. El primero se refiere al hecho que el número de

personas en el planeta no ha dejado de crecer, sino que

por el contrario, la tasa de crecimiento poblacional sigue

aumentando. Sencillamente, la especie humana no para

de reproducirse. El otro factor, el político, hace referencia

a que no existe el deseo unánime de acabar las

hambrunas, ya que si hay gente sufriendo de hambre en

el planeta, no es porque falten alimentos, sino porque no

hay una distribución equitativa de los mismos. Mientras

en los países desarrollados la comida se desperdicia, en el

tercer mundo escasea.

La última gran etapa de la agricultura puede ser

considerada la del desarrollo biotecnológico que condujo

a los cultivos transgénicos, en la cual se ha intentado el

mejoramiento de los cultivares a través de la ingeniería

genética. Esta disciplina se basa en un conjunto de

técnicas que manipulan el material genético para

introducir características deseables en las plantas

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

58

cultivadas, tales como mayor resistencia a enfermedades

o aumento de la productividad. No está por demás decir

que mucha gente rechaza el consumo de este tipo de

productos por considerarlos innaturales y riesgosos para

la salud (Figura 3.7), por lo que se ha exigido a las

empresas que usan plantas transgénicas que etiqueten sus

productos anunciando este hecho. Su continua negativa a

hacerlo es motivo de una razonable sospecha por parte de

los críticos de estas tecnologías. El maíz y la soya son

cultivos en los que se ha logrado introducir exitosamente

genes foráneos que inducen mayor resistencia al estrés de

origen biótico, siendo los países que más cultivan este

tipo de plantas Estados Unidos, Canadá y Argentina.

Desafortunadamente, se ha comprobado que los genes de

interés introducidos a un cultivar pueden escapar de su

hospedero y alojarse en especies silvestres (no

cultivadas), lo que no deja de ser riesgoso (ver capítulo

20).

3.4.2. Las especies cultivadas han experimentado

cambios significativos durante su historia natural

debido a la intervención humana.

Antes de finalizar esta sección es pertinente hacer un

comentario acerca de la dinámica evolutiva de las

especies cultivadas, lo cual puede ayudar a comprender

mejor el devenir de la agricultura. Ésta empezó con las

especies silvestres ancestrales, las cuales eran escogidas

por los humanos si las encontraban útiles. Tales especies

silvestres se caracterizaban por poseer una alta

variabilidad genética, lo que inevitablemente producía

una alteración de las características deseables de la

especie. La continuidad del proceso de domesticación,

sin embargo, llevó a la aparición de las formas

intermedias, que poseían algunas de las características

que la humanidad encontraba deseables. En estas plantas

la influencia antrópica ya se hizo evidente y algunas de

ellas podían incluso no sobrevivir en la naturaleza. Luego

de mucho tiempo de cultivo aparecieron las variedades

tradicionales, también conocidas como razas nativas, que

están generalmente asociadas a los centros donde se

originaron las grandes civilizaciones. A partir de ellas y

apoyado en la actividad científica, el continuo proceso de

la domesticación llevó a la aparición de las variedades

modernas, las cuales condujeron a incrementos de hasta

más del 300% en la productividad de algunos cultivos.

Como puede verse, las especies silvestres fueron

cambiando de su forma ancestral a una más domesticada,

debido a la selección intencionada del ser humano. Esto

produjo notables alteraciones en las características

biológicas de las especies, ya que las actuales variedades

rinden más o son más resistentes a condiciones adversas

que sus ancestros, lo cual ha disminuido su

competitividad en la naturaleza, a tal punto que algunas

variedades ya no son capaces de sobrevivir si el ser

humano no las cultiva, como sucede con algunas

variedades de maíz. Es pertinente mencionar brevemente

que entre los animales domesticados también hay casos

de especies que muestran una completa dependencia del

ser humano para sobrevivir, como es el caso de algunas

razas de oveja o algunas razas de perros, piénsese en las

transformaciones que sufrió el lobo ancestral que se

asoció a las poblaciones humanas y fue domesticado

gradualmente hasta dar origen a razas de perros como el

French Poodle o el Chihuahua.

3.4.3. La preservación del hábitat y los bancos de

semillas son aspectos claves para la sostenibilidad de

la agricultura moderna.

El gran crecimiento de la población humana ha obligado

a la utilización intensiva de grandes extensiones de tierra

para el cultivo de las plantas que usa para su

alimentación. Esta expansión de la frontera agrícola es

constante y produce un efecto devastador en la

biodiversidad del planeta, afectando a la misma

agricultura porque ha destruido el hábitat natural de las

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

59

especies silvestres ancestrales de los cultivos, poniendo

en peligro de erosión genética caracteres importantes

para los cultivares, tales como la resistencia a

enfermedades y al estrés abiótico. Así pues, la alta

población humana hace necesaria la existencia de

monocultivos extensivos y muy productivos, en los

cuales no se promueve la recombinación genética para

que las plantas puedan conservar las características

agronómicamente deseables. Esto conlleva a que los

monocultivos estén compuestos de plantas genéticamente

homogéneas, es decir, con baja diversidad genética.

De esta manera se crea un escenario propicio

para la explosión demográfica de plagas y agentes

causales de enfermedades, dado que las plantas con una

angosta base genética son incapaces de defenderse

cuando aparece un patógeno con nuevas características.

Ante la necesidad de mantener la seguridad alimentaria

para toda la población humana, es necesario buscar

soluciones a estos problemas, que son típicos de la

agricultura moderna. Una contribución significativa para

solucionar este tipo de problemas, es la preservación de

los hábitats naturales en los que se dan las especies

silvestres emparentadas con los cultivares, ya que dichas

especies poseen información genética que puede ser

transferida mediante cruces o modernos métodos de

ingeniería genética a las plantas cultivadas, aumentando

así sus propiedades agronómicas deseables. Un buen

ejemplo de esta situación se da en el tomatero (Solanum

lycopersicon), especie que se mejoró mediante la

introducción de genes provenientes de un pariente

silvestre, Solanum habrochaites.

La otra contribución importante para el

mantenimiento de la agricultura extensiva es la

conservación de bancos de semillas (Figura 3.8), que son

colecciones de semillas vivas almacenadas en

condiciones que permiten su uso en el mejoramiento de

los cultivos, bien sea porque proveen material genético

novedoso para cruces, porque proveen semillas en caso

de escasez o porque reemplazan un cultivar

tradicionalmente usado que haya sido devastado por una

plaga o enfermedad. Los bancos de semillas poseen

colecciones de semillas de plantas de todo el mundo,

enfatizando en las que están cercanamente emparentadas

con los cultivos modernos. Varios cientos de bancos de

semillas existen actualmente en todo el planeta, siendo

uno de los más grandes el existente en Colombia en el

Centro Internacional de Agricultura Tropical (C.I.A.T.),

que alberga importantes colecciones de fríjol, yuca y

forrajes. Ahora bien, el mayor reservorio mundial de

semillas es la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en

Noruega, donde se construyó un refugio subterráneo con

capacidad para 2,000 millones de semillas de plantas

cultivadas, que serán usadas en caso de una emergencia

alimenticia global.

BIBLIOGRAFÍA

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Figura de la portada del capítulo

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

61

Figura 3.1. Avance de la frontera agropecuaria. Escenas como esta son comunes en varios ecosistemas neotropicales, donde

la extracción de madera y la expansión de la frontera agrícola y ganadera le quitan cada día más terreno a los ecosistemas

nativos. Paisaje en la Cordillera Occidental de Colombia, cerca a El Queremal, en la zona de amortiguación del Parque

Natural Los Farallones de Cali.

Figura 3.2. Plantas alimenticias domesticadas por las culturas precolombinas que son poco usadas actualmente. A) Achira

(Canna sp., foto cortesía A. Ferrier), B) quinua (Chenopodium sp., foto cortesía M. Chédel), C) ulluco (Ullucus sp., dibujo

de Sir William Jackson Hooker).

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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Figura 3.3. El trabajo de campo con campesinos, colonos y comunidades indígenas es vital para el quehacer etnobotánico.

En la foto, investigadora de una Organización No Gubernamental dialogando con un líder comunitario en un día de campo

en los Farallones de Cali.

Figura 3.4. Productos de origen natural. Numerosos extractos y subproductos derivados de plantas están disponibles en el

mercado actualmente, pero es necesario tener presente que no todos ellos son producidos o comercializados de manera

correcta. De hecho, algunos son vendidos de manera engañosa pues no se conoce su principio activo o no se sabe si el

producto es realmente útil. Es por esto que los usuarios de productos naturales deben asesorarse bien antes de consumirlos.

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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Figura 3.5. Oferta de plantas medicinales en un mercado urbano en Colombia. Puede apreciarse que no sólo el follaje es

usado, sino que también partes maderables y cortezas son aprovechadas por sus propiedades curativas.

Figura 3.6. La relación entre el ser humano y las plantas está registrada desde el mundo antiguo. En esta gráfica se muestra

la cosecha el trigo en el antiguo Egipto, según se registra en la tumba de Menna, en Sakkara (Imagen cortesía de

Dianabuja.wordpress).

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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Figura 3.7. Activismo antitransgénico. Los cultivos transgénicos han recibido grandes críticas por parte de los grupos

ambientalistas y algunos sectores de la opinión pública. Esta gráfica muestra una protesta realizada en México contra el

maíz transgénico, al cual acusan de contaminar las variedades silvestres y por lo tanto de ser una amenaza contra la

diversidad nativa. Foto de http://mexicolibredetransgenicos.org/post/36270459972/productores-de-maiz-se-manifiestan-

frente-a-la.

Figura 3.8. Diversidad de semillas. Los bancos de semillas son reservorios donde se conserva la diversidad vegetal a largo

plazo y las leguminosas como las de la foto, son especialmente apreciadas para hacer bancos de semillas por su gran valor

nutritivo. Algunas especies poseen más capacidad de resistir a la desecación propia del almacenamiento (semillas

ortodoxas), mientras que otras sólo resisten poco tiempo y deben ser plantadas para renovar el banco (semillas

recalcitrantes).

Capítulo 3: Usos de las plantas por los seres humanos

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Tabla 3.1. Algunas plantas alucinógenas nativas del neotrópico. Los usos varían entre las comunidades indígenas.

PLANTA GENERALIDADES

Anadenanthera peregrina

(Fabaceae)

Conocida como yopo, es nativa de la cuenca del Orinoco. Sus

semillas pulverizadas, a veces mezcladas con otras plantas, son

inhaladas por la nariz en rituales indígenas. De esta especie se han

aislado alcaloides derivados de la triptamina.

Ariocarpus retusus

(Cactaceae)

Se le denomina roca viviente, ya que por su tamaño, color y forma

parece parte del suelo en el que habita. Nativa de México, de ella

se han aislado alcaloides feniletilamínicos.

Banisteriosis caapi

(Malpighiaceae)

El conocido yagé. Son lianas gigantes de América tropical, muy

usadas por las comunidades de las selvas húmedas bajas. Su

corteza se usa sola o combinada con otras plantas y en algunas

partes se usa como planta medicinal, ya que se le atribuyen

propiedades como ser purgante y emético (vomitivo).

Brugmansia aurea

(Solanaceae)

Esta especie es llamada borrachero. Está presente en zonas

andinas, junto a otras especies del género es muy usada en la

medicina tradicional. De ella se aísla la escopolamina.

Brunfelsia grandiflora

(Solanaceae)

Empleadas en la Amazonia, varios alcaloides se han purificado a

partir de sus tejidos y de otras especies emparentadas.

Canavalia maritima

(Fabaceae)

La canavalia es típica de zonas costeras, se dice que puede ser

usada en reemplazo de la marihuana. Semillas de esta planta han

sido halladas en tumbas precolombinas antiguas.

Lophophora williamsii

(Cactaceae)

El peyote es un cactus nativo de México, se usa con otras plantas

emparentadas para preparar fuertes alucinógenos.

Oncidium cebolleta

(Orchidaceae)

Quizá la única orquídea con propiedades alucinógenas, de uso

poco conocido, se ha aislado un alcaloide de esta especie.

Solandra brevicalyx

(Solanaceae)

De la solandra varios alcaloides han sido aislados, incluyendo

hiosciamina y escopolamina.

Virola theiodora

(Myristicaceae)

Presenta una resina roja que contiene los principios alucinógenos,

es originaria del Amazonas.

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Tabla 3.2. Algunas plantas medicinales nativas de la región neotropical. El uso podía variar entre las etnias indígenas y se

sospecha que el conocimiento de muchas otras plantas se perdió por la colonización europea.

PLANTA PROPIEDADES MEDICINALES

Adiantum spp.

(Pteridaceae)

Este grupo de helechos comúnmente denominados culantrillos,

posee varias especies usadas como diuréticos, emenagogos (que

favorece el flujo menstrual) y en el tratamiento de afecciones

del pecho.

Bixa orellana

(Bixaceae)

Varias partes de la planta son usadas con fines medicinales. Las

semillas tienen propiedades afrodisiacas y digestivas. La pulpa

se usa en afecciones de la piel y el colorante es usado para

evitar las picaduras de mosquitos.

Cavendishia quereme

(Ericaceae)

De esta especie se ha aislado el ácido salicílico, por lo que es

usada para calmar dolores en afecciones como reumatismo y

dolores dentales.

Hyptis capitata

(Lamiaceae)

Tiene propiedades hemostáticas, por lo que se aplica sobre

heridas en forma de zumo o cataplasmas. Se halla comúnmente

en potreros y zonas intervenidas.

Ilex guayusa

(Aquifoliaceae)

Se sospecha que posee cafeína. Los indígenas del Putumayo la

usan como estimulante, alimento de ahorro, expectorante y

antidiabético.

Paullinia yoco

(Sapindaceae)

La corteza de esta planta es muy usada en el sur de Colombia

como estimulante y desinfectante intestinal. Algunos lo

consideran un posible sucesor del café.

Spondias bombin

(Anacardiaceae)

Usada por indígenas amazónicos para tratar transtornos

menstruales y como anticonceptivo. Otras especies del género

tienen uso medicinal también.

Theobroma cacao

(Sterculiaceae)

La infusión de las hojas es usada como tónico cardiaco y su

principal alcaloide, la teobromina, se usa como diurético.

Thevetia peruviana

(Apocynaceae)

En esta especie se encuentra un glucósido denominado tevetina,

el cual parece tener uso en afecciones cardiacas. También se ha

empleado como febrífugo.