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CAPÍTULO 1. LA GÉNESIS Y EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE ATHANASÍA EN GRECIA: DESDE SUS ORÍGENES HASTA SÓCRATES. Reflexionemos también que hay gran esperanza de que esto sea un bien. La muerte es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada ni tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar. 1 Será bueno aclarar, desde el comienzo del presente apartado, que el concepto de inmortalidad (athanasía) es imposible de abordar si no sé analiza a la luz de otro término muy importante, nos referimos a la idea de alma (psykhé) 2 . Cabe mencionar también, que estos dos conceptos 1 Platón. La apología de Sócrates. 40 c-d. 2 En cuanto a la idea de psykhé que se utilizará a lo largo del presente estudio será referente al concepto de alma humana. Para poder ver aclaraciones en cuanto al concepto de alma divina y de alma humana en la obra platónica, véase: Oscar Velázquez. Anima Mundi. El alma del mundo en Platón. (1° edición, editorial Universitaria. Santiago, Chile) Pág. 25. 1

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Page 1: CAPÍTULO 1. (este sí)

CAPÍTULO 1.

LA GÉNESIS Y EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE ATHANASÍA EN GRECIA:

DESDE SUS ORÍGENES HASTA SÓCRATES.

Reflexionemos también que hay gran esperanza de que esto sea un bien. La muerte es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada ni tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar.1

Será bueno aclarar, desde el comienzo del presente apartado, que el concepto de

inmortalidad (athanasía) es imposible de abordar si no sé analiza a la luz de otro término

muy importante, nos referimos a la idea de alma (psykhé)2. Cabe mencionar también, que

estos dos conceptos guardan una relación directa con la experiencia humana de la muerte,

es esta realidad, la muerte, la que da sentido al concepto de inmortalidad y por

consiguiente, relevancia a la idea de alma3. Por esta razón, en el presente capitulo, al

estudio de la inmortalidad, también, dedicaremos un par de líneas al concepto de psykhé.

Si bien, como lo mencionamos, la comprensión de un término está ligada al estudio

del otro, aun así, debemos reconocer que la athanasía está sujeta al concepto de psykhé, y

más aun, la importancia de la doctrina de la inmortalidad irá variando dependiendo de los

enfoques y desarrollo que la doctrina del alma experimente. Por lo cual, se hace necesario

1 Platón. La apología de Sócrates. 40 c-d.

2 En cuanto a la idea de psykhé que se utilizará a lo largo del presente estudio será referente al concepto de alma humana. Para poder ver aclaraciones en cuanto al concepto de alma divina y de alma humana en la obra platónica, véase: Oscar Velázquez. Anima Mundi. El alma del mundo en Platón. (1° edición, editorial Universitaria. Santiago, Chile) Pág. 25.

3 Josef Pieper. Muerte e inmortalidad. (s/e, editorial Herder. Barcelona, España. 1977) Pág. 13.

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tener una visión panorámica de ambos conceptos para poder comprenderlos de una mejor

manera.

Enfrentarse a términos como la inmortalidad (athanasía) es remontarse a los

mismos albores del pensamiento occidental. La preocupación, en cuanto al futuro del alma

después de la muerte, ha sido una de las problemáticas4 que ha suscitado la reflexión de

innumerables pensadores5 a lo largo de la historia, lo que habla de la relevancia del

concepto que consideraremos en el presente apartado.

El objetivo de este capítulo es realizar una revisión, primeramente, de la génesis del

concepto de athanasía, en cuanto a la formación de esta creencia y sus distintos matices6,

comenzando desde sus orígenes hasta Sócrates. A su vez, considerar el concepto de psykhé,

su significado que, sin duda, varía a través del desarrollo tanto de la religión griega, como

de la filosofía. Ambas aproximaciones a estos conceptos, psykhé y athanasía, vendrán a ser

el eje principal del presente capítulo. Continuaremos, en este apartado, realizando una

breve revisión de las principales propuestas y diferentes enfoques sobre la inmortalidad, a

la luz de la idea de alma, desde Homero pasando por los filósofos presocráticos, de

Heráclito hasta Sócrates, para terminar enfatizando los aportes originales de éste último

4 “El sentido de este acontecimiento misterioso, la posibilidad de que la muerte no signifique el fin de todo, el eventual destino de quien atraviesa ese umbral es un problema que ha originado (y continua originando) un notable abanico de especulaciones y de teorías acerca de la condición humana…” Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. (1° edición, editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina. 2011.) Pág.18-19.

5 Véase, Aristóteles. Acerca del Alma. Traducción de Tomás Calvo Martínez. (s/e, editorial Gredos. Madrid, España. 1978). San Agustín. Confesiones, Contra los académicos, De la vida feliz, Soliloquios, La inmortalidad del alma, El Maestro, La catequesis de los principiantes, La naturaleza del bien. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España. 2012). Santo Tomás de Aquino. Cuestiones disputadas sobre el alma. (2° edición, editorial Eunsa, ediciones universidad de Navarra S.A. España. 2001). René Descartes. Meditaciones Metafísicas. (s/n de edición, editorial Alianza. Madrid, España. 2005). Entre otros autores.

6 Como sostiene Juan Antonio Roche Cárcel en su estudio, en cuanto a la variación histórica del concepto de inmortalidad en la cultura griega, dice lo siguiente: “Durante el siglo V a. C., la cultura se desarrolló al filo de la vida cotidiana y fue la idea de la muerte la que prevaleció sobre el deseo de inmortalidad. Sin embargo, el dominio de la cohesión social y de la fidelidad al Estado-ciudad amortiguaron la presencia de la muerte y fue la vida la que triunfó sobre ella. Por el contrario, a finales del período clásico, la cultura se evadió, se retiró de la vida cotidiana y entonces fue el deseo de inmortalidad el que se acrecentó”. Juan Antonio Roche. Dimensiones sociales de la vida y la muerte en la tragedia griega. Revista REIS. Universidad de Alicante. Pág. 15. [256-257].

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para la futura doctrina de la inmortalidad que expondrá Platón magistralmente en el Fedón7

y que vendrá a ser el objeto principal de nuestro análisis posterior.

Es importante aclarar la plena consciencia de que el presente apartado, lejos de

pretender abarcar todos y cada uno de los puntos relacionados con el título, desarrolla de

forma sucinta algunos exponentes que por su importancia y lo innegable de sus aportes son

ineludibles de pasar por alto en el presente estudio.

1.1 Introducción y contextualización del concepto de athanasía.

Un problema humano fundamental, es el dilema de si al morir desaparecemos por

completo o si existe la posibilidad de esperar que nuestra existencia se extienda después de

la muerte8, justamente a esto le llamamos inmortalidad9, athanasía en griego. Esta forma de

interpretar la muerte, Heródoto se las atribuye a los egipcios10 muy ligada al concepto de la

palingenesia:

Los egipcios fueron los primeros en sustentar esta doctrina: que el alma del hombre es inmortal, pero al corromperse el cuerpo penetra en otro animal

7 G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España) Pág. 195.

8 Es importante tener en cuenta que “aquello que se extienda después de la muerte” se ha entendido de distintas maneras en la historia del pensamiento griego, cómo la supervivencia de algún aspecto en el hombre, ya sea como una imagen (eidolón) sombría del hombre en cuanto a su aspecto físico vagando por el Hades, como sugiere Homero, o como una realidad incorpórea donde se encuentran nuestras capacidades, intelectivas y morales, como lo afirmará Sócrates y posteriormente Platón. Sobre este punto volveremos más adelante en el presente y subsiguiente capítulo. Para tener un panorama sobre lo mencionado, consultar en: Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Revista 1. Madison, Wisconsin. 2009.

9 M.I. Crombi al referirse al concepto de inmortalidad plantea lo siguiente: “La parte inmortal del hombre es, por lo tanto, esa parte de su actividad total que puede considerarse que se desarrolla en otro medio distinto al físico”. M.I. Crombie. Análisis de las doctrinas de Platón. Volumen II. Versión en español por Ana Torán y Julio César Armero. (1° edición, editorial Alianza. Madrid, España.) Pág. 308-309.

10 Otro autor que apoya esta tesis es: Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. (1° edición, editorial Abada. Madrid, España) Pág. 106.

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entonces engendrado; y cuando haya concluido su ciclo a través de los animales terrestres, acuáticos y volátiles, vuelve a entrar en un cuerpo de hombre engendrado a la sazón; este ciclo dura tres mil años.11

Según Erwin Rohde, quien atribuye esta creencia a los cultos místicos al dios

Dionisio, los comúnmente llamados cultos dionisiacos12. Según Conrado Eggers Lan,

atribuye la doctrina de la perdurabilidad del alma a Heráclito “a los hombres les aguardan

cuando mueren cosas que ni esperan ni imaginan”.13 Y según los escritos de San Clemente

de Alejandría se atribuye a las poesías filosóficas de Empédocles la afirmación del destino

eterno del alma que compartiría en “la morada de los inmortales, los que en la misma mesa

se hallan apartados de las aflicciones humanas, indestructibles”14. En fin, sea de los

egipcios, o de Heráclito, incluso si fuera de Empédocles, lo cierto es que se expresa una

mentalidad que era común ya en la Grecia del s. VI.15, acerca del sentido de la muerte, lo

cual se manifestaba en un conjuntos de creencias bien comunes sobre el destino post

11 Heródoto. Historias. Libro II, Párr. 123. Citado por L.R. Altuna La inmortalidad del alma a la luz de los filósofos. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España) Pág. 20.

12 “Donde por primera vez, trasluciéndose ya claramente bajo la envoltura mística, nos encontramos con la fe en la vida imperecedera del alma, en su inmortalidad, es en las doctrinas de una secta mística que aparecen aglutinadas bajo el culto del dios Dionisos. No cabe duda de que el culto dionisiaco puso el primer germen, la simiente inicial de donde había de salir la fe en la inmortalidad del alma”. Erwin Rohde. Psique. La idea de alma y la inmortalidad entre los griegos. (1° edición, editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina) Pág. 144.

13 Conrado Eggers Lan. Los filósofos presocráticos. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España) Pág. 20. Cita a Diels quien recogió esta declaración de Heráclito. Fragmento 19.

14 Ibíd. Vol. II. Pág. 249.

15 “Lo cierto es que se expresa una mentalidad general en la Grecia del siglo VI. a.C. acerca del sentido de la muerte del hombre”. Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 14. Cfr. “Y estaba difundiéndose por toda Grecia, oscureciendo un tiempo por el inmenso influjo de Homero pero resurgido ya en el siglo VI, el culto de los dioses ctonios. De algún modo (aunque bien puede ser que no hayamos alcanzado aún la verdadera razón de ello), la gente vinculaba con ese culto sus propias esperanzas de una vida póstuma más plena”. W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. (1° edición, editorial Eudeba. Buenos Aires, Argentina.) Pág. 158.

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mortem del hombre, ya sea en la Isla de los bienaventurados16, si es que habían sido

personajes de la aristocracia y tenían parentesco con el linaje de los héroes17, según

Hesíodo18, o en el Hades, lugar frío y gélido, al cual iban “si es que habían pertenecido a la

época de bronce de grandes guerreros y grandes batallas”19.

Al pasar el tiempo en el hombre griego se iba apoderando la idea y la seguridad de

que los campos Elíseos20 no solamente eran para guerreros, miembros de la aristocracia o

semidioses, sino que para aquéllos cuya vida había sido éticamente buena, esta línea de

pensamiento ganará un lugar definitivo para la creencia de la inmortalidad del alma en el

siglo IV a.C. como lo manifestará Sócrates en su defensa ante los jueces de Atenas21 y

como lo tratará, posteriormente de reafirmar, su discípulo Platón.

Desde la aparición de La Iliada y La Odisea hasta el siglo VI, la athanasía era

considerada una característica estrictamente divina22. Decir inmortalidad era decir

16 La isla de los bienaventurados es una tradición posthoméricas, ver en: Platón. El Banquete. 179e-180a.

17 Sobre este punto ver en: Homero. La Odisea. IV. 561 y ss.

18 Hesíodo. Trabajos. 166 ss. Citado como nota al pie de página por Fernando García Romero en su traducción y nota a la edición del Banquete de Platón de la Editorial Alianza, con introducción de Carlos García Gual. Pág. 62.

19 Homero. La Odisea. XI. 467 ss.

20 Otro nombre dado a la Isla de los bien aventurados. W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 185.

21 Platón. La apología de Sócrates. Op. Cit. Pág. 41a.

22 “El alma inmortal es, en su cualidad más esencial, igual a dios; más aún, es un ente que pertenece al reino de los dioses. Entre los griegos, decir inmortal es decir dios…” Rohde, Erwin. Psique. El culto al alma y la inmortalidad en el culto en Grecia. Op. Cit. Pág. 143. Cfr. “La inmortalidad, generalmente, se adscribiría a los dioses o a los mortales a los que les era ofrecida por la divinidad […]”. Juan Roche. Dimensiones sociales de la vida y la muerte en la tragedia griega. Op. Cit. Pág. 246. Cfr. “Así pues la afirmación de que el alma es áthanátos quiere decir para un griego no sólo que mantiene tras la muerte la capacidad de sentir, entender, de estar verdaderamente viva, sino que es divina”. Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. Pág. 107. La cursiva es nuestra. Cfr. “… y esta condición de existencia eterna es algo que la mentalidad griega arcaica asociaba infaliblemente con lo divino, ”. Omar Álvarez Salas. Alma, cosmos e intelecto en el pensamiento presocrático: de Tales a Heráclito. Revista Nova Tellys. 26-01-2008. Universidad Autónoma de México. Pág. 27.

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divinidad, eran sinónimos, términos equivalentes. Por eso decir, “el alma es inmortal”, era

asumir que había algo en el ser humano que era igual o compartía la naturaleza divina, esta

idea resultaba difícil de aceptar en la religión griega de ese momento. Esto se hacia más

complejo de admitir, si es que consideramos uno de los principios fundamentales de la

religión griega de este periodo, nos referimos al insondable abismo existente, a nivel

geográfico y de esencia, que conlleva a una formación de dos mundos muy distintos que no

podrían unirse jamás, lo divino y lo humano23. Tomando en cuenta esto era imposible

concebir que la inmortalidad, una característica propia de los dioses, fuera a ser una

cualidad del hombre también. Para que esto sucediera el ser humano debía poseer algo

divino en él, cosa imposible debido al distanciamiento inminente e insoslayable que existía

entre la divinidad y la humanidad.

Al llegar al siglo V. nos encontramos con un conjunto de doctrinas esotéricas

referidas a la inmortalidad del alma y las sanciones de ultratumbas, eran las creencias de las

comunidades órfico-pitagóricas24, que en este periodo de tiempo ya eran parte del

patrimonio común de Grecia, tal como lo afirma Juan Vives “Que toda una corriente de

ideas sobre la inmortalidad personal y las sanciones de ultratumba era, por lo menos desde

fines del siglo. V, patrimonio común de la gente de Atenas, y no sólo doctrinas esotéricas

de comunidades cerradas órficas o pitagóricas…”25. Este tipo de comunidades aportan dos

ideas claves para el desarrollo de la athanasía: 1) El carácter incorpóreo del alma26, 2) y la

necesidad de purificación del alma. Sobre estos dos puntos, volveremos más adelante.

23 “Ahora bien, si hay en la religión de los griegos algún principio verdaderamente fundamental es el de que, dentro de la ordenación divina del mundo, lo separado geográfica y sustancialmente forman mundos distintos, divididos por un profundo abismo y no llamados a unirse jamás”. Erwin Rohde. Psique. La idea de alma y la inmortalidad entre los griegos. Op. Cit. Pág. 142-143.

24 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16-17.

25 Juan Vives. Génesis y evolución de la ética platónica. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España) Pág. 165.

26 C. Fabro. Introducción al problema del Hombre: La realidad del Alma. (S/e, editorial Rialp. Madrid, España) Pág. 206.

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Para tener un panorama un poco más amplio, sobre el desarrollo de la inmortalidad

durante el siglo V. sería preciso recurrir a las pinceladas entregadas por Aristóteles en el

libro I de su obra acerca del alma, de cuyo texto extrajimos a manera de resumen la

siguiente cita:

Cercano a los anteriores (Demócrito, Anaxímenes, Diógenes, Tales y Heráclito) es también, a lo que parece, el punto de vista de Alcmeón acerca del alma: efectivamente, dice de ella que es inmortal en virtud de su semejanza con los seres inmortales, semejanza que le adviene por estar siempre en movimiento puesto que todos los seres divinos-la luna, el sol, los astros y el firmamento entero-se encuentran también siempre en movimiento continuo.27

Comienza albergarse en la mentalidad popular, que la inmortalidad era un hecho

real y que estaba al alcance del común de las personas, a diferencia de la athanasía

proclamada en los escritos homéricos que estaba destinada a la aristocracia28. En este

periodo se comenzó con un proceso de racionalización y expansión por todo el orbe griega

en lo referente a ideas religiosas29, y que coincide, al mismo tiempo, con el nacimiento de la

filosofía. Se empieza a masificar la propuesta de que el alma es lo más elevado30 en el ser

humano y por ende adquiere un lugar privilegiado y requiere de cuidados especiales.

El enfoque cambia y la pregunta que se transforma en objeto de reflexión es, ¿Qué

es lo que perdura después de la muerte y que características tiene? Esta claro que no es el

cuerpo, debido a su descomposición después de muerta la persona.

27 Aristóteles. Sobre el Alma. Libro I. 405 a29- 405 b2.

28 G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 155.

29 “La creencia sobre la perdurabilidad del alma y su masificación genera ciertas consecuencias, el abismo de separación entre los dioses y los hombres se derriba, en rigor: esta concepción vendría, a echar por tierra todas las normas y las ideas sobre que descansaba la religión del pueblo griego”. Erwin, Rohde. Psique. La idea de alma y la inmortalidad entre los griegos. Op. Cit. Pág. 143.

30 “La concepción del alma como la parte más elevada del hombre parece haber sido importada a Grecia por una serie de maestros místicos y profetas que usualmente y en forma un tanto simplificadora son agrupados bajo el nombre de órficos”. G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 190.

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Gracias a los aportes propuestos por las comunidades órfico-pitagórica31, del siglo

V, el alma es inmortal por que posee cualidades específicas que la ubican por sobre el

cuerpo, con esto se expone, primitivamente, una noción dualista del hombre, desde el punto

de vista metafísico, una parte intelectiva, que merece nuestro completo cuidado, en

contraparte, un cuerpo material que es el recipiente de esta alma que comparte ciertas

cualidades divinas, como la mencionada capacidad de moverse así misma y mover a otros

entes32.

El aceptar la doctrina de la inmortalidad del alma trae consigo la apropiación de un

concepto dualista del hombre33, tal como lo explica Alfonso Gómez-Lobo:

En términos filosóficos estrictos la inmortalidad del alma supone una real distinción entre el alma y el cuerpo de modo que aquélla puede seguir existiendo cuando éste ha dejado de existir. En el lenguaje más especializado decimos que la inmortalidad del alma supone un dualismo metafísico, es decir, la tesis de que un ser humano está constituido por dos cosas muy distintas: un alma inmaterial y un cuerpo material, y que la persona se identifica con el alma.34

Hay que aclarar que esta doctrina dualista del hombre esta implícitamente unida a la

idea de inmortalidad, es el fundamento donde se construye la idea de athanasía. La doctrina

dualista propone una distinción entre dos aspectos, el cuerpo (soma) lo material y el alma

31 “Tienen una capital importancia para la formación de las doctrinas griegas sobre el alma las tradiciones órficas a que hemos aludido y que formaron con el tiempo un cuerpo único con los pitagóricos”. C. Fabro. Introducción al problema del Hombre: La realidad del Alma. Op. Cit. Pág. 207. Cfr. Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. Pág. 98-114. Cfr. Mircea Eliade. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Tomo. II. (1° edición en español, editorial Paidos. Barcelona, España) Pág. 217-243.

32 Véase en: Erwin Rohde. Psique. El culto al alma y la inmortalidad en el culto en Grecia. Op. Cit. Pág. 192. Cfr. Aristóteles. Sobre el Alma. Libro II. 403b-404a.

33 “Tal concepción de la experiencia, implícitamente dualista, tenía una relación directa y profunda con el problema de la muerte y la inmortalidad”. Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 18.

34 Alfonso Gómez-Lobo. Inmortalidad y resurrección problemas filosóficos y respuestas actuales. Centro de Estudios Públicos. CEP. 112 Mayo 2008. Pág. 2 [268].

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como aquello inmaterial, espiritual en el hombre35 36. Con respecto a esto último, Crombie

agrega, “En el contexto de la vida después de la muerte, sin embargo, es más natural tomar

en serio el modelo de dos cosas distintas, una que se convierte en polvo en la tumba y otra

que se salva. De esta forma, la palabra alma se refiere a la parte de un hombre que persiste

sin ser afectada por el hecho de la muerte”37. Podemos concluir, que aquello que es inmortal

es el alma. Crombie propone que la idea de alma, como aquello que perdura después de la

muerte, se refiere a nuestras actividades menos físicas38 (pensamiento, imaginación,

afectos, etc.). Aunque la idea dualista del hombre esta presente desde que se empieza a

albergar la creencia en la inmortalidad, el alma no siempre se identificó con nuestras

actividades “menos físicas”. Hubo ciertos periodos en el desarrollo del pensamiento

occidental que el alma no era considerada más que una simple sombra que vagaba por el

35 Crombie propone tres contextos en el cual se ha utilizado, a través de la historia, esta idea de dualidad. 1) Cuando hablamos de la vida después de la muerte. 2) Cuando hablamos en contextos médicos y psicológicos. 3) En un contexto ético, cuando a veces contrastamos nuestras necesidades o actividades espirituales con las físicas. M.I. Crombie Análisis de las doctrinas de Platón. Volumen II. Versión en español por Ana Torán y Julio César Armero. Op. Cit. Pág. 308-309.

36 Con respecto a esta dualidad, “Según una idea que vimos típica del orfismo y del pitagorismo, el alma fue concebida como un espíritu rarefacto llegado al cuerpo desde lo alto con el viento, visión que acabó cristalizándose en la muy famosa doctrina de la dicotomía fundamental alma/cuerpo”. Omar Álvarez Salas. Alma, cosmos e intelecto en el pensamiento presocrático: de Tales a Heráclito. Op. Cit. Pág. 35.

Aunque esta idea (dualidad) haya sido masificada por el orfismo del siglo V y del pitagorismo de misma fecha, no se puede atribuirles la originalidad de esta idea, “Sin embargo, no se puede afirmar en este caso que se trate de una concepción exclusiva ni del pitagorismo ni del orfismo, pues la creencia en la dualidad cuerpo/alma, más precisamente en la conjunción temporal de dos elementos que se encuentran en oposición polar, está ampliamente atestiguada en la época arcaica y clásica”. Omar Álvarez Salas. Alma, cosmos e intelecto en el pensamiento presocrático: de Tales a Heráclito. Op. Cit. Pág. 36.

37 M.I. Crombie. Análisis de las doctrinas de Platón. Volumen II. Versión en español por Ana Torán y Julio César Armero. Op. Cit. Pág. 308.

38 Ídem.

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Hades, no había nada de especial en ella39, salvo que era lo que perduraba en el hombre

después de muerto.

Es bueno advertir que la idea griega de psykhé empezó a desarrollarse alrededor del

siglo VI en Grecia40, pero por ningún motivo podemos negar que antes de esto, el concepto

de alma se hubiera originado o ya se tenía presente en otras culturas fuera de la griega41. A

pesar de esto, el descubrimiento racional del alma como realidad incorpórea fue uno de los

logros más importantes del pensamiento griego.

La palabra psykhé hace referencia en su significado primitivo a “el principio de vida

de todo ser, y todo ser viviente ha de poseerlo por el mero hecho de serlo”42, pero la idea de

vida no fue la única que se atribuyó a la palabra psykhé, Crombie también agrega otro

significado de la palabra alma, “… se refiere también a lo que el hombre pierde cuando

muere, algo que se consideraba que salía del hombre como una bocanada de humo cuando

moría y que persistía, según la tradición homérica, como un fantasma”43. A estos

significados hay que agregar otra idea, la cual proponía que el alma es la parte intelectiva

del hombre, incluso se le consideraba como el aspecto divino44 que habitaba en el hombre.

39 “Nada espiritual hay en las almas homéricas, y sus muertos volverían con gusto a la vida, aun en condiciones penosas”. G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 190.

40 Werner Jaeger. La teología de los primeros filósofos griegos. (1° edición en español, editorial Fondo de Cultura Económica. Ciudad de México D.F, México) Pág. 77.

41 “En las expresiones culturales de algunas grandes civilizaciones antiguas, como la

India, por ejemplo, ya se encuentran conceptos que podemos relacionar con una idea general de alma, distintos, en muchos aspectos, de los surgidos en el área del mediterráneo, pero comparables a éstos”. Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 20.

42 G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 189. Cfr. con la siguiente cita: “la palabra usada en el lenguaje griego ordinario para referirse a lo que sobrevive tras la muerte era psykhé. Psykhé significaba vida…”. M.I. Crombie. Análisis de las doctrinas de Platón. Volumen II. Versión en español por Ana Torán y Julio César Armero. Op. Cit. Pág. 312.

43 Ibíd. Op. Cit. Pág. 312.

44 Para ver un desarrollo extenso sobre este tema ver en: Werner Jaeger. La teología de los primeros filósofos griegos. Op. Cit. Pág. 77-92.

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Según lo anterior, el concepto de alma fue evolucionando45 desde Homero, pasando

por las comunidades órficas, pitagóricas, por los primeros filósofos hasta llegar a Sócrates

quien consideraba a la psykhé como “aquello que dirige, o debería dirigir, la vida humana,

gobernando y controlando al cuerpo y sus pasiones”46. Esta evolución que se logra percibir,

influirá directamente en la valoración que se tendrá de la doctrina de la athanasía. Por

consiguiente, a continuación abordaremos las diferentes ideas sobre la inmortalidad a luz de

las diferencias, en cuanto, a la variación que la idea de psykhé experimentó a través de la

historia del pensamiento griego.

Advertimos, desde ya, que este sobrevuelo en ningún caso se pretende analizar a

cada pensador, si fuera así, sería una tarea extensa, muy por el contrario, es de carácter

sucinto, pero suficiente, para mostrar la evolución del concepto de inmortalidad, lo cual

nos servirá de contextualización y de marco teórico, para en el siguiente capítulo,

introducirnos de plano en las ideas platónicas expuestas en el Fedón con respecto a la

doctrina de la athanasía.

1.2 La evolución del concepto de athanasía en Grecia.

1.2.1 La athanasía en Homero.

La inmortalidad en los escritos homéricos, en ningún caso es objeto de un deseo

desesperado por alcanzar, ni menos una esperanza que produjera una especie de

tranquilidad ante la muerte, muy por el contrario, la vida, es la que se manifiesta como la

45 Con respecto a esta evolución de la idea de alma, Crombie la resume de la siguiente manera: “Así pues psiké puede significar consciencia, lo mental como lo opuesto a lo físico; puede significar vida, auto-actividad y auto-mantenimiento, o lo que da vida; puede significar lo que sobrevive tras la muerte, o en otras palabras, el hombre tras la muerte del cuerpo; o puede significar lo que en el hombre hay de semejante con lo divino, nuestras capacidades racionales y espirituales”. M.I. Crombie. Análisis de las doctrinas de Platón. Volumen II. Versión en español por Ana Torán y Julio César Armero. Op. Cit. Pág. 313.

46 G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 192.

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única realidad digna de ser vivida, como la única instancia para poder experimentar lo

goces propios de esta vida. La muerte era considerada el final, no había nada digno de

experimentar más allá de ella. Guthrie afirma que el hombre griego arcaico poseía “...un

vivo interés por esta vida y una casi total indiferencia a todo lo que pudiera ocurrir después

de ella”47. Esta actitud tiene que ver con las “…características de una clase aristocrática y

materialmente rica, cuyas circunstancias materiales la han inducido a la predilección por la

buena vida y a una visión práctica de la existencia y sus problemas.”48.

Según lo anterior, la perdurabilidad eterna del alma en los tiempos de la Iliada y la

Odisea, era considerada el fin de toda instancia de vida y de placeres propios de esta

existencia. La inmortalidad se concebía como una realidad oscura que marcaba el final de

toda capacidad intelectiva, afectiva, virtuosa, valerosa, el fin de todas las cualidades que

nos podrían caracterizar como hombres. Guthrie explica, lo expuesto en líneas anteriores,

de la siguiente manera:

En Homero, la noción generalmente aceptada es que la muerte es la negación de todos los atributos que hacen la vida digna de vivirse. Los muertos existen ciertamente, pero son inanes, fantasmas sin entendimiento, que lanzan débiles gritos, incorpóreos mientras revolotean por aquí y por allí en la sombría mansión del Hades […]49.

El concepto de athanasía aparece 198 veces50 entre las dos obras cumbres de

Homero, y en cada ocasión se hace referencia y se afirma que es una cualidad propia de los

dioses, de la divinidad. Aunque podría existir la posibilidad que un hombre pudiera recibir

de los dioses la inmortalidad, esto, únicamente podría haber sido factible si el hombre

47 W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 151.

48 Ídem.

49 W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 152.

50 Información obtenida mediante la aplicación del software de investigación: TLG (Thesaurus Linguae Graecae).

12

Page 13: CAPÍTULO 1. (este sí)

hubiera tenido alguna conexión o relación parental con semidioses, por consiguiente, en

última instancia con los dioses mismos.51

Este desmedro por la idea de la inmortalidad tiene que ver, íntimamente, con el

concepto homérico de psykhé y por lo que se entendía por ella. Hay que mencionar que en

los escritos del poeta épico podemos dilucidar, a lo menos, dos ideas de psykhé. El primer

sentido de alma, Carlos García Gual lo define aclarando lo siguiente: “En Homero psykhé

es únicamente el alma en cuanto anima al hombre, es decir, en cuanto lo mantiene en

vida”52. Es importante enfatizar que la idea de alma, en la cultura homérica, no poseía

ninguna cualidad especial, ni muchos menos, se considerara a la psykhé, un origen divino53,

como se pensará más adelante en la historia del pensamiento griego. La segunda idea en

cuanto al alma que podemos encontrar en los escritos homéricos, hace referencia a lo que

queda después de muerta la persona, lo que se dirige al Hades54, lo cual sale volando del

hombre, como una bocanada de aire, cuando este muere55.

Para poder contestar la interrogante, ¿Por qué el hombre homérico desdeñaba la

idea de inmortalidad? Debemos quedarnos con la segunda idea de alma, la que se refiere a

51 ? Es el caso de Menelao, el cual recibe una profecía, por el dios Proteo, sobre su futuro después de la muerte, que ejemplifica lo que hemos venido diciendo: “Pero en cuanto a ti, Menelao, progenie de los dioses, no está dispuesto que mueras en Argos criadora de caballos, ni encuentres allí tu destino; sino que a la llanura Elísea y a los más remotos confines de la tierra te enviarán los inmortales, donde habita Radamante de hermosa cabellera, donde la vida es más fácil para el hombre. Allí no hay nieve, ni dura tormenta, ni aun lluvia, sino siempre Océano envía las brisas de claro hálito del Céfiro. Allí te enviarán porque tienes a Helena por esposa y eres a los ojos de los dioses yerno de Zeus”. Homero. La Odisea. IV. 561 y ss.

52 Carlos García Gual. Cuerpo y alma. De Homero a Platón. Revista de Filología Universidad Complutense. Madrid, España. Octubre de 2003. Pág. 3. En cuanto al significado de psykhé, Cfr. Alfonso Ortega Carmona. Homero: Primeras representaciones griegas sobre el alma. Pág. 9.

53 “No hay nada tan poco homérico como la idea de que el alma humana sea de origen divino…”. Werner Jaeger. La teología de los primeros filósofos griegos. Op. Cit. Pág. 80.

54 “En Homero, la psykhé abandona el cuerpo y parte hacia el Hades, la tierra de los muertos, pero no queda determinado su destino ulterior”. Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 24.

55 Carlos García Gual. Cuerpo y alma. De Homero a Platón. Op. Cit. Pág. 2.

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aquella parte que se separa del cuerpo, luego de muerta la persona, y se dirige al

inframundo. Advertimos desde ya, la presencia implícita de un dualismo entre alma y

cuerpo en los escritos homéricos, aunque de una forma primitiva, claro está, tal como lo

expone Jaeger “Así, ya en los primeros versos de la Iliada leemos que las almas

(de los héroes, esto es, sus sombras, fueron precipitadas en el Hades, mientras que

ellos mismos ( se volvieron pasto de los perros y de las aves de rapiña”56.

En cuanto a las características que esta psykhé tendría en el Hades, García Gual

aporta lo siguiente, “El hombre ordinario muere y su alma separada del cuerpo, vive como

una especie de pálida imagen de su forma corpórea, sin sangre ni fuerza”57, con respecto a

lo mismo, Vanzago agrega “La psykhé de un muerto es de hecho un doble o una sombra de

la persona que una vez vivió, todavía no es nada. No goza de una categoría ontológica”58.

El término usado para referirse a esta sombra o imagen, de la persona muerta, es eidolon59.

Esta “imagen” del muerto, que vaga por Hades60, no puede escuchar, oír, ni hablar61, pierde

las capacidades de pensar y sentir, no hay nada de especial en la concepción del alma

homérica.

56 Werner Jaeger. La teología de los primeros filósofos griegos. Op. Cit. Pág. 78.

57 W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 154.

58 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág.25-26. Cfr. Jaeger, Werner. La teología de los primeros filósofos griegos. Op. Cit. Pág. 78.

59 Véase: La Iliada. V.449; XXIII.104. La Odisea. IV.796; IV.824; IV.835; XI.83; XI.213; XI.602.

60 Es necesario aclarar que nos referimos al Hades homérico, no al Hades platónico. En efecto, en el Hades homérico las figuras no tienen vida mental (Iliada. XXIII.104; Odisea. XII.476.) En Platón, en cambio, el Hades es un lugar de tránsito, donde el alma liberada y separada respecto del cuerpo puede contemplar las cosas en sí misma, o dicho en otras palabras, las Ideas (Fedón 66d-68a; Menón 81d).

61 “Pero conviene también recordar que en Homero la vida posterior a la muerte no pasa de ser una imagen fantasmal de la vida plena de sangre sobre la tierra. Como los murciélagos, las almas vuelan hasta el Hades dando alaridos, no pueden hablar con Odiseo hasta que una corriente de sangre viviente les ha devuelto un poco de vida…”. G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 190.

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Page 15: CAPÍTULO 1. (este sí)

Hay que advertir que es en el cuerpo donde se ubican nuestras capacidades de

pensar y sentir62, es por esta razón la importancia que se le daban a los servicios fúnebres,

sobre todo, a los cuidados y atenciones que recibía el cuerpo en estos rituales63.

A manera de conclusión, la athanasía en Homero64, en ningún caso era una creencia

popular y esto se debía a que la imagen que se tenía primeramente, del alma, no era muy

alentadora, una simple sombra que daba vueltas por el inframundo. Y segundo, la creencia

sobre el Hades, lugar oscuro que marcaba el final de todas las capacidades que hacen digna

esta vida. Son por estas razones, que Aquiles, el héroe griego, manifiesta su desagrado

antes las palabras de consuelo de Ulises, diciendo que prefiere vivir en condiciones

lamentables en este mundo, antes de ser un regente en el Hades. “No quieras consolarme de

la muerte, queridísimo Ulises, pues preferiría ser un labrador que fuera siervo de un hombre

pobre, que no tuviera muchos bienes antes que enseñorearme sobre todos los muertos”65.

62 “En la tradición preplatónica, sin embargo, es el cuerpo quien piensa y siente, y en él se sitúan los órganos corpóreos de la sensibilidad y el pensamiento: el timos, la phrénes, y el nous. La psicología homérica ilustra muy bien esas funciones de los órganos del cuerpo”. Carlos García Gual. Cuerpo y alma. De Homero a Platón. Op. Cit. Pág. 3.

63 Para profundizar sobre los rituales fúnebres de la Grecia homérica, véase: Carmen Verde Castro. Los juegos funerales en honor de Patroclo. Centro de Estudios helénicos. Revista Synthesis, Vol.18. 2011. Universidad Nacional del Plata, Argentina.

64 Existe una discusión en cuanto a la idea de inmortalidad en Homero, ya que aquello que vive después de muerta la persona, no posee ninguna característica especial. (como en la idea de inmortalidad platónica) Entonces, quizás no sería preciso hablar de inmortalidad propiamente tal. Con respecto a esta discusión, Vanzago propone lo siguiente “Por lo tanto, aunque en la cultura homérica no se puede hablar de una supervivencia después de la muerte del ser humano en su totalidad, la imagen del alma que perdura después de la muerte de la persona, aunque es sólo un fantasma, no se puede decirse que no sea nada”. Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág.26.

65 Homero. La Odisea. XI. 489-490.

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1.2.2 La athanasía en los filósofos presocráticos66.

La doctrina de la inmortalidad del alma, entre el siglo VI y V, comienza a adquirir

mucha más importancia en comparación a la que se le otorga en los escritos homéricos. Y

esto, se debe al giro que experimentan las creencias que se profesan en cuanto a la psykhé,

que difieren en muchos aspectos a las ideas homéricas.

En este periodo, cuando el hombre griego empieza a dar sus primeros pasos por la

filosofía ante el asombro suscitado por la naturaleza y en medio de un mundo lleno de

religiosidad67 y de creencias populares, encontramos dos aspectos que necesitan ser

asumidos por la razón humana vendrán a ser el acontecimiento de su propia muerte y la

búsqueda de un principio absoluto68 que justifique el ideal moral del ciudadano griego69. Es

en este ambiente, y dentro del resurgir religioso de finales del siglo VI y comienzos del V.,

66 Advertimos que bajo este título, agrupamos también a las comunidades religiosas órficas. Estamos consciente que los planteamientos de los órficos, en algunos casos, están muy lejos de ser ideas filosóficas como tal, pero los integramos a esta sección, primero, por motivos metodológicos de la investigación y segundo, porque consideramos que la religión órfica del siglo. VI y V, instaura las bases para las futuras reflexiones de los filósofos Jonios, Milesios y de la escuela pitagórica, en cuanto a la inmortalidad y la naturaleza del alma se refieren. Sobre este último punto, véase, Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. Pág. 108.

67 Tales de Mileto aseguraba “Todo esta lleno de dioses”. Citado por L.R. Altuna. La inmortalidad del Alma a la Luz de los filósofos. Op. Cit. Pág. 20.

68 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 27.

69 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16.

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que serán las comunidades religiosas órficas70 las que introducirán una propuesta, que será

definitiva, para el desarrollo de la athanasía:

Serán las doctrinas órficas extendidas por Grecia las que fueron creando la mentalidad de que, en el hombre, ese elemento que llamaban alma, era muy superior al cuerpo y su carácter inmortal;…y que por lo tanto, en esta vida había que dedicarse más bien al cuidado de lo mejor que preocuparse por los placeres del cuerpo71.

Se conoce, aunque de manera fragmentaria en la mayoría de los casos, una amplia

literatura atribuida a Orfeo72, las cuales se enfocan en dos grandes ejes temáticos: 1) En

primer lugar, existe una clara afición por los temas cosmogónicos y teogónicos. Se les

atribuyen varias teogonías, las cuales plantean una visión del origen del mundo y de los

dioses, lo que desembocará en el segundo punto, 2) Un claro interés por temas

antropológicos, el lugar del hombre en la organización expuesta en las cosmogonías,

básicamente en el terreno de la naturaleza y destino de las almas, con una orientación

claramente soteriológica, es decir, preocupada por el problema de la salvación de las almas

en la otra vida.

70 El orfismo al cual nos referimos en el presente apartado es lo que Alberto Bernabé llama: orfismo de la primera época, entre el VI y el IV a.C, realizamos esta aclaración para no confundir con las comunidades órficas posteriores, del siglo II, III y IV d. C., que poseen otras doctrinas muy distintas a las que nos referimos en este apartado.

Para profundizar en cuanto al origen, desarrollo, características y doctrinas órficas, véase: Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit., y Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 73-88. Mircea Eliade. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Tomo. II. Op. Cit. Pág. 217-243. Erwin Rohde. Psique. La idea de alma y la inmortalidad entre los griegos. Op. Cit. Pág. 255-266.

71 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16.

72 En cuanto al personaje Orfeo y la información que se tiene de él Bernabé agrega lo siguiente: “Es obvio que prácticamente nadie cree que los poemas o las prácticas religiosas órficas puedan atribuirse a ningún personaje histórico llamado Orfeo, sobre todo teniendo en cuenta que, como he dicho, proceden de un amplio abanico temporal desde el VI a. C. hasta el V. d. C.”. Alberto Bernabé. Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. (1° edición, editorial Trotta. Madrid, España) Pág. 75.

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Page 18: CAPÍTULO 1. (este sí)

Con respecto a lo anterior, advertimos la necesidad de mencionar los principios

básicos de la antropología órfica, si le podemos llamar73 así, son las siguientes: según el

mito órfico del origen de los seres humanos, los titanes, envidiosos de Dioniso, lo mataron,

despedazaron y cocinaron. Zeus, en castigo, fulminó a los Titanes. Los seres humanos

surgieron de la mezcla que se produjo entre las cenizas de los Titanes con la tierra. Los

hombres, por esta razón, tienen un componente divino, que procede de los Titanes, que eran

dioses, pero también tienen una parte terrena. Los hombres por surgir de los Titanes

heredan una culpa74, la del sacrificio de Dioniso. Por proceder de los Titanes se considera

que el alma de los hombres es divina e inmortal75. Estas ideas en cuanto al origen del

hombre, aportan tres puntos claves sobre la inmortalidad y sobre el alma. Primero, se

reduce toda realidad del hombre a su psykhé, dando un paso adelante, en cuanto a la idea de

alma homérica y sobre todo a la concepción de que el cuerpo es solo una cárcel en la cual

es recluida el alma, por causa del pecado en contra de Dioniso y también por las propias

decisiones que se toman en vida, por esta razón, el dualismo órfico enfatiza un superioridad

del alma por sobre el cuerpo. Este carácter especial de la psykhé se fundamenta en el

segundo punto, el cual se refiere a “que la parte principal del alma es la intelectiva”76, sobre

73 Existe claridad, que la palabra “antropología” es muy posterior a las ideas órficas del siglo V. a. C. Utilizamos esta palabra para enfatizar la idea que este conjunto de doctrinas tiene que ver con el estudio del origen del hombre, su naturaleza y destino.

74 “Todo esto iba unido también a la doble creencia religiosa de un pecado cometido por el alma debido al cual había sido castigada por los dioses a la cárcel del cuerpo…”. Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16.

75 “El alma de todos los hombres es divina e inmortal…”. Alberto Bernabé. Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 76. Cfr. “Más claro es el postulado de la inmortalidad del alma en dos versos, ambos atribuidos a Orfeo por Vetio Valente: el alma de todas las cosas es inmortal, mas los cuerpos, mortales. El alma, inmortal e insensible a la vejez viene de Zeus”. Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. 104. Cfr. “Los órficos aceptaron la lección dionisíaca- la participación del hombre en los divino- y sacaron de ella la conclusión lógica: la inmortalidad y, en consecuencia, la divinidad del alma”. Mircea Eliade. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. Tomo. II. Op. Cit. Pág. 222.

76 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16.

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esto mismo, Grube agrega “de ellos (de los órficos) debió provenir la concepción del

intelecto como la parte más noble e inmortal del hombre y la idea de la salvación a través

del conocimiento”77, hay que considerar, también, que la sabiduría actúa como catarsis de

las pasiones. Por último, el tercer aspecto, tiene que ver con la salvación y el destino futuro

del alma, es en este punto, donde aparece una de las doctrinas que se transformará en base

de las ideas posteriores sobre la athanasía, nos estamos refiriendo a la metempsicosis, esto

es, la transmigración de las almas78 del otro mundo a éste y de un cuerpo a otro cuerpo.

Dicha doctrina, es la instancia, concebida por los órficos, para la purificación del alma de

su pecado heredado y de la contaminación de la psykhé por causa de los placeres del

cuerpo. Con respecto a esto, Bernabé agrega lo siguiente:

Para liberarse de este funesto ciclo de castigos en el otro mundo y de reencarnaciones, el hombre debe por una parte, ser iniciado en los misterios dionisiacos, los que comporta una unión extática con la divinidad, mantener una vida de estricta pureza…. Y celebrar una serie de ritos, todo lo cual permitiría ir ganando en importancia en las sucesivas reencarnaciones y acelerar el momento en que el alma, definitivamente liberada, pudiera llevar una vida dichosa en el otro mundo.79

La importancia de las reflexiones, en cuanto a la purificación de la psykhé, se debe a

que en ella se encuentran las capacidades tales como; sentir, entender, etc., las que hacen al

hombre realmente vivo y superior a todos los animales80, pero más importantes aun, es que

es divina, por esa razón es inmortal. Las doctrinas órficas tienen una presencia clara de

77 G.M.A. Grube. El pensamiento de Platón. Op. Cit. Pág. 191.78 Algunos autores no están de acuerdo con atribuir la doctrina de la transmigración

a los órficos. Bernabé afirma “En los círculos pitagóricos se creo la noción de la transmigración del alma como una consecuencia lógica de la creencia en que el alma es inmortal”. Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. 108.

79 Alberto Bernabé. Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 76-77.

80 “El hombre es con mucho el más sabio de todos los animales, puesto que puede contemplar a verdad y conseguir la ciencia y la prudencia en todo…”. Afirmación atribuida a Arquitas de Tarento. Citado por: L.R. Altuna. La inmortalidad del Alma a la luz de los Filósofos. Op. Cit. Pág. 24.

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ideas dualistas, y también es una religión enfocada en una escatología81 la cual se basa en la

idea de un futuro que depende de los esfuerzos que se realicen a favor de la purificación

“Es el alma la única responsable de las consecuencias morales de su propio

comportamiento en cada una de las vidas”82. En resumen “el orfismo era una religión con

una creencia en la inmortalidad y en recompensas y castigos póstumos”83.

Cabe destacar, que este conjunto de creencias eran extrañas para los griegos, debido

a la influencia homérica heredada, por esta razón, para algunos resultaba confusa la

aparición de estas ideas en torno a la psykhé, en cuanto a su divinidad e inmortalidad84,

otros inclusos las rechazan85.

A este conjunto de creencias órficas, debemos sumar las primeras reflexiones de los

filósofos presocráticos de Milesia y Jonia, los cuales aportan características importantes a

la idea de psykhé que repercutirán, como lo hemos afirmado, en doctrina de la athanasía.

En cuanto a las primeras afirmaciones que se proponen en torno a la psykhé, una de ellas es

la idea del alma como fuerza vital86. Aristóteles agrega dos importantes aportes hecho por

los filósofos presocráticos, “Ahora bien, lo animado parece distinguirse de lo inanimado

principalmente por dos rasgos, el movimiento y la sensación y ambas caracterizaciones

81 Véase: Alberto Bernabé. El viaje del alma al más allá. Un paralelo entre hititas y órficos. Revista de filología románica. Anejo IV. 2006. Pág. 32-42.

82 Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. 109.

83 W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 165.

84 “El hecho de que determinadas personas que aceptaban las ideas tradicionales acerca de las en el Hades pudieran, al mismo tiempo, extrañarse de la teoría de que el alma es sólo tiene sentido si según aquéllos la situación de las almas en el Hades no podía llamarse realmente vida y/o si en griego significa en tal contexto algo más que simplemente que no perece… Así pues, la afirmación de que el alma es quiere decir para un griego no sólo que mantiene tras la muerte la capacidad de sentir, entender, de estar verdaderamente viva, si no que divina”. Ibíd. Op. Cit. Pág. 107.

85 “Diógenes de Enoanda llamará loco a los órficos y pitagóricos por creer que el alma no perece. Por su parte, Teopompo y Eudemo de Rodas recogen la teoría de la inmortalidad del alma como una curiosidad de los magos”. Ídem.

86 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 27.

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acerca del alma son aproximadamente las que hemos recibido de nuestros predecesores

[…]”87. Eggers Lan afirma, “Parménides, Empédocles y Demócrito dicen que es lo mismo

intelecto y alma…”88. Jaeger, con respecto a lo mismo agrega “… el filósofo Anaxímenes

emplea en el único fragmento que queda de su tratado, la palabra en el sentido de

alma, no en el de vida…”89. Heráclito propone una reflexión que será clave, en la futura

concepción en cuanto a las funciones de la psykhé, nos referimos, a la relación alma y

logos90, Vanzago con respecto a esto, agrega “Este tema está relacionado con la conexión

entre alma y discurso racional, logos, en tanto el alma está determinada esencialmente por

este aspecto”91. Tantos los primeros filósofos griegos, como las religiones órficas,

conciben92 al alma como una realidad con características especiales, de carácter divino y

que se encuentra encerrada en la realidad corporal.

Las creencias órficas y las reflexiones aportadas por los filósofos presocráticos, en

cuanto a la idea de psykhé, desembocó de forma directa en Pitágoras93 y en su sistema

87 Aristóteles. Sobre el ánima. Libro I. 403b20-30. Cfr. “Piensa que es una naturaleza que se mueve a sí misma con movimiento eterno y que por ello es inmortal y semejante a los seres divino”. Conrado Eggers Lan. Los filósofos presocráticos. Vol. I. Introducción, traducción y notas de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Julía. (1° edición, editorial Gredos. Madrid, España) Pág. 254. Cfr. “Parece que también Tales- a juzgar por lo que de él se recuerda-se puso que el alma es un principio motor si es que afirmó que el imán posee alma puesto que mueve al hierro…Diógenes- así como algunos otros- dijo que el alma es aire, por considerar que éste, es no sólo lo mas ligero, sino también principio, razón por la cual el alma conoce y mueve…es principio de movimiento en cuanto que es lo más ligero”. Aristóteles. Sobre el alma. Libro I. 405a15-30.

88 Conrado Eggers Lan. Los filósofos presocráticos. Vol. I. Introducción, traducción y notas de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Julía. Op. Cit. 468.

89 Werner Jaeger. La teología de los primeros filósofos griegos. Op. Cit. Pág. 83.

90 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág.29.

91 Ídem.

92 W.K.C. Guthrie. Orfeo y la religión Griega. Estudios sobre el movimiento órfico. Op. Cit. Pág. 92.

93 Para profundizar sobre la biografía, vida, escritos, enseñanza y problemáticas históricas en cuanto a Pitágoras. Véase, Conrado Eggers Lan. Los filósofos presocráticos. Vol. I. Introducción, traducción y notas de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Julía. Op. Cit.146-238.

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religioso-filosófico que repercutió en la formación de una de las escuelas más influyentes

en Grecia94. Las creencias en cuanto a la inmortalidad y la trasmigración de las almas los

pitagóricos95 coinciden y aceptan los supuestos órficos, existen muchos puntos de

convergencias entre estas dos líneas de pensamiento96.

En cuanto a los aportes de la escuela pitagórica, referente al tema de la athanasía,

tienen que ver básicamente en tres aspectos centrales, 1) La doctrina de la metempsicosis,

las almas se reencarnan sucesivamente en diversos seres, lo que habla de sus carácter

incorpóreo e inmortal97, 2) La metemsomatis, el encarcelamiento del alma en el cuerpo98,

3) La idea de catarsis, un proyecto ético y redentor para purificar el alma en esta vida de su

contacto con el cuerpo mediante el rito, la música, las matemáticas99, en practicar el

vegetarianismo y evitar el daño a otro ser vivo100. Alcmeón101, un pitagórico, así como el

94 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 16.

95 Alberto Bernabé. Platón y el orfismo. Diálogos entre religión y filosofía. Op. Cit. 108.

96 En cuanto a puntos de encuentro entre pitagóricos y órficos, véase la siguiente cita: “Comenzando por los aspectos comunes, ambos movimientos son corrientes filosóficas, pero sólo en parte, ya que exceden el ámbito de la filosofía para invadir ampliamente otros, como el mundo de la religión, y en cierto modo, el de la política. Ambos implican también a sus seguidores en formas de vida estrictas que se asemejan a las de una secta. Asimismo, comparten numerosos puntos de vista sobre aspectos importantes (separación entre cuerpo y alma, considerando el primero como una morada pasajera y perecedera de un alma inmortal que transmigra de unos cuerpos a otros, necesidad de una vida de purificación, etc.)”. Alberto Bernabé. Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 73.

97 Esta es una de las ideas mas importante de los pitagóricos del siglo V. a.C., “El paso de concepto incorpóreo, como realidad sutil y penetrante, al de espiritual parece que se debe a las sectas pitagóricas…”. C. Fabro. Introducción al problema del hombre: la realidad del alma. Op. Cit. Pág. 182.98

99 Véase: L.R. Altuna. La inmortalidad del alma a la luz de los filósofos. Op. Cit. Pág. 22-24.

100 Alberto Bernabé. Orfismo y Pitagorismo. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 85.

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mismo Pitágoras102, afirman que el alma es inmortal, en realidad, es una de las premisas de

la psicología pitagórica103 .

En resumen, las comunidades órficos-pitagóricas, aportan un conjunto de creencias

que condicionarán las futuras reflexiones sobre la athanasía, la idea de que el alma está

encarcelada a este cuerpo, además, que esta alma transmigra de cuerpo en cuerpo,

asumiendo su carácter inmortal, y por último, necesita purificarse, para lo cual, es necesario

seguir un conjunto de ritos y doctrinas enfocadas en liberar al alma del cuerpo. En cuanto, a

los primeros filósofos griegos, sus aportes giran en torno a la naturaleza y características

del alma. Todo esto se reduce a la idea de que la creencia en la inmortalidad o la esperanza

en que después de la muerte pudiera haber alguna recompensa, obligaba al ciudadano

prudente a empezar a preocuparse por su alma en esta vida, más que por los placeres del

cuerpo.

1.2.3 La athanasía socrática.

Debido a la ausencia de escritos propios de Sócrates104, es imposible determinar con

seguridad quien de los dos, él o su discípulo105, fue el primero en reflexionar, desde el

101 “Afirmó abiertamente el carácter inmortal del alma por su parecido a los seres inmortales”. Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág. 17.

102 “En primer lugar, dice que el alma es inmortal; después, que se transformaba en otras especies vivientes…”. Conrado Eggers Lan. Los filósofos presocráticos. Vol. I. Introducción, traducción y notas de Conrado Eggers Lan y Victoria E. Julía. Op. Cit. 204.

103 Para profundizar sobre los planteamientos psicológicos de los pitagóricos, véase: Manuel Mareiras Fafián. La psicología pitagórica. Revista Anales del Seminario de historia de la filosofía. N° IV. Editorial Universidad Complutense. Madrid, España. 1984.

104 Para una aproximación al personaje histórico, líneas de pensamiento, vida y obra. Véase el decidor estudio: W.K.C. Guthrie. Historia de la Filosofía Griega. Vol. III. Op. Cit. Pág. 313-461. Cf. Tomás Calvo Martínez. Sócrates. Comp. Carlos García Gual. Historia de la filosofía Antigua. Op. Cit. Pág. 113-129.

105 Con respecto, al problema del Sócrates histórico, véase. Luis Gil Fernández. El problema del Sócrates histórico. Revista Excerpta Philológica. N° 10-12. Universidad Complutense. 2000-2002. Pág.73-95. Cfr. William L. Prior. The Socratic problem. A companion to Plato. Edited by Hugh H. Benson. (1° edición, editorial Blackwell

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terreno de la razón, la naturaleza inmortal del alma y su incorporeidad106. Para efectos de

nuestro trabajo tomamos las premisas, comúnmente aceptadas, en lo referente a las

fuentes107 que se utilizan para la indagación y el estudio del pensamiento socrático, entre las

cuales se encuentran los primeros diálogos platónicos108, como una fuente quizás no

exactamente histórica, pero que expresa a grandes rasgos las ideas características del

maestro.

Sócrates fue, en cuanto a la athanasía se refiere, es un verdadero hijo religioso de su

tiempo, esto se aprecia, en los primeros diálogos platónicos donde se manifiesta el

ambiente existente en su tiempo, un relativismo muy propio de la sofística que transformó

al hombre en la medida de todas las cosas109, la negación por parte de algunos filósofos de

la inmortalidad que dejaba al hombre griego sumido en una desesperanza.

Publishing.2006). Cfr. Werner Jaeger. Paideia: los ideales griegos de la cultura griega. Op. Cit. Pág. 393-408. Cfr. Guthrie, W.K.C. Historia de la Filosofía Griega. Vol. III. Op. Cit. Pág. 313-360

106 Algunos autores, como Erwin Rohde, no están de acuerdo con la aseveración que Sócrates creyera en la inmortalidad del alma, por el contario, Rohde afirma que el maestro de Platón no creía en la athanasía. Véase, Erwin Rohde. Psique. El culto al alma y la inmortalidad en el culto en Grecia. Op. Cit. Pág. 240.

107 “Éstas son, en la práctica, cuatro: Aristófanes, Jenofonte, Platón y Aristóteles”.W.K.C. Guthrie. Historia de la Filosofía Griega. Vol. III. Op. Cit. Pág. 315.

108 En cuanto a la presencia y la imagen de Sócrates en los primeros diálogos platónicos. Véase, Terry Penner. Socrates and the early dialogues. The Cambridge companion to Plato. Edited by Richard Kraut. (1° edición, editorial Cambridge University Press. U.S.A. 1992).

109 “La finalidad práctica de los sofistas, la formación de hombres de estado y dirigentes de la vida pública, había favorecido esta nueva orientación en una época como aquélla, preocupada fundamentalmente por el éxito”. Werner Jaeger. Paideia: los ideales griegos de la cultura griega. Op. Cit. Pág. 425.

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Asumiendo que la Apología de Sócrates es la primera obra de Platón110 y lo que

narra allí respecto del juicio, discurso y defensa de Sócrates es cierto111, nos encontramos

con la primera mención explícita sobre la necesidad de una investigación racional acerca de

la athanasía:

Reflexionemos también que hay gran esperanza de que esto sea un bien. La muerte es una de estas dos cosas: o bien el que está muerto no es nada ni tiene sensación de nada, o bien, según se dice, la muerte es precisamente una transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí a otro lugar… Si, en efecto, la muerte es algo así, digo que es una ganancia, pues la totalidad del tiempo no resulta ser más que una noche. Sí por otra parte, la muerte es como emigrar de aquí a otro lugar y es verdad, como se dice, que allí están todos los que han muerto, ¿qué bien habría mayor que éste, jueces?112

La creencia en la inmortalidad es asumida por Sócrates como una “probabilidad”,

una “esperanza”, una “buena esperanza”, sólo para aquellos hombres que prefieren sufrir

injusticias antes que cometerla. Esta nueva ética113 propuesta por Sócrates, se enfrenta

abiertamente contra la actitud sofística que colocaba la felicidad en la búsqueda del placer y

hacía al hombre la medida de todas las cosas, “de las que son en cuanto son y de las que no

son en cuanto no son”114, no hay que perder de vista que las ideas socrática dan cuenta de

110 “Si los testimonios externos fueran convincentes, uno no querría oponerse a ellos por medio de conclusiones extraídas de las impresiones personales que tenemos de la obra misma. Pero no es ése el caso y estoy inclinando a conceder, por influencia de aquéllos, que es la primera obra de Platón, escrita no mucho después de lo acaecido. Sin embargo, la certeza es imposible”. Guthrie, W.K.C. Historia de la Filosofía Griega. Vol. IV. Op. Cit. Pág. 85.

111 “En cualquier caso lo que importa es que Platón nos está describiendo a Sócrates-lo que él vio en Sócrates, naturalmente, y sin lugar a dudas…más que una fotografía, es el retrato de un artista. Y por eso es por lo que refleja su personalidad con la mayor fidelidad…”. Guthrie, W.K.C. Historia de la Filosofía Griega. Vol. IV. Op. Cit. Pág. 85.

112 Platón. Apología de Sócrates. 40c-e.

113 En cuanto a las ideas y planteamientos de la ética socrática. Véase: Alfonso Gómez-Lobo. Los axiomas de la ética socrática. Revista Estudios Públicos. Vol. 34. Santiago, Chile. 1989.

114 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág.22.

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una especie de consolación a una vida que haya sido victima de injusticia, y le otorgan la

probabilidad de una vida mejor después de la muerte.115 Se desprende una concepción

antropológica del hombre, propiamente socrática, que incluía, la aparición de una ética para

esta vida acompañada con la intuición filosófica de que la muerte del hombre que viviera

conforme a esta ética se podía convertir en una ganancia para él.

Sócrates concibe al hombre como un alma que se posesiona de un cuerpo como su

instrumento, y que aquella era de una naturaleza tal que exigía del ateniense la

preocupación más diligente por su salud (respecto al alma) más que del cuerpo. Esta es la

innovación en cuanto a la psykhé, “el alma es para Sócrates la sede de las facultades

racionales humanas”116, esta afirmación es totalmente revolucionaria y marca un vuelco

definitivo, con respecto, a la idea de psykhé en Homero y marca un carácter más racional

que las primeras aproximaciones de las religiones órficas y pitagóricas, que se basaban en

creencias religiosas mas que en argumentos racionales.

En cuanto al origen de las creencias socrática sobre el alma, estas guardan una

estricta relación con la conciencia religiosa que tenía Sócrates sobre su responsabilidad y

misión117 “es una misión educativa, que se interpreta a sí misma como servicio a Dios. Este

carácter religioso de su misión se basa en el hecho de que se trata precisamente de la cura

del alma, pues el alma es para él lo que hay de divino en el hombre. Sócrates caracteriza

más concretamente el cuidado del alma como el cuidado por el conocimiento del valor y de

la verdad, frónesis y alétheia”118. Advertimos, las diferencias en cuanto al concepto de

educación socrática muy diferente a la idea de purificación que proponían las religiones

órfico-pitagóricas del siglo V. Sócrates no propone un ascetismo extremo sino que

promueve una re-educación del alma, una re-dirección en cuanto a sus verdaderas

115 “¿Qué podía contraponer a los sofistas, que defendían la felicidad y el poder del hombre sumamente injusto, y demostraban su afirmación con numerosos ejemplos de la vida cotidiana, sino que los justos no premiados por los hombres en vida, serían premiados por los dioses en la muerte?” Cf. F. Sciacca. Platón. (s/e, editorial Troquel. Buenos Aires, Argentina. 1959. Pág. 285. Citado por Faustino Ruiz. Ibíd. Pág.23.

116 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 32.

117 Platón. Apología de Sócrates. 30a.

118 Werner Jaeger. Paideia: los ideales de la cultura griega. Op. Cit. Pág. 416.

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prioridades. No existe en los planteamientos filosóficos de Sócrates, según lo que se expone

en la apología platónica, ninguna señal de doctrinas órficas, ni pitagóricas, nos referimos a

doctrinas como la metensomatis ni de la transmigración de las almas ni mucho menos la

idea de catarsis. La inmortalidad en la cual creía Sócrates, como de su antropología

excluirían las ideas órfico-pitagóricas que aparecen expuestas posteriormente en el

pensamiento propio de Platón.

Si el cuidado del alma no es una catarsis, al modo órfico-pitagórico, entonces ¿A

qué se refiere esta re- educación del alma? Vanzago afirma que:

La exigencia fundamental de esta concepción consiste en el bien universal, la virtud, que no puede ser simplemente comprendida, sino que también, y sobre todo, debe ser actuada, encarnada en la acción. Por lo tanto, la acción justa es aquella que sabe cual es el bien, y sí logra evitar hacer el mal. Se hace mal sólo cuando no se sabe qué es el verdadero bien. Quien tiene la capacidad de usar racionalmente su propia alma no se podrá equivocar119.

Con respecto a lo mismo, Burnet en un ensayo sobre la doctrina socrática del alma

propone “In it Socrates shows that, if any one is to care rightly for himself, he must first of

all know what he is; it is then proved that each of us soul, and therefore that to care for

ourselves is to care for our souls”120. La única forma para el cuidado de nuestra alma, según

Sócrates, es la búsqueda del conocimiento121, Leo Strauss explica “…Sócrates no reconoce

la virtud moral, la virtud es conocimiento”122, el hombre que obra bien es porque conoce lo

que es el bien y por el contrario parte, él que realiza algún mal lo hace por ignorancia, este

es el intelectualismo ético en Sócrates123.

119 Luca Vanzago. Breve Historia del Alma. Op. Cit. Pág. 33.

120 John Burnet. The Socratic doctrine of the soul. (1° edición, editorial the British Academy. Oxford University Press. 1916) Pág.12.

121 Platón. Apología de Sócrates. Op. Cit. 23bc.

122 Leo Strauss. The city and Man. (1° edición, editorial Rand McNally. New York, U.S.A. 1964) Pág. 72.

123 Para un análisis del intelectualismo socrático, véase: James G. Golbert. El intelectualismo ético de Sócrates. Boston State College. Servicio de Publicaciones. Universidad de Navarra.

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Debemos señalar que la creencia en dioses preocupados por los asuntos humanos y

compañeros de los hombres124, idea original de Sócrates en oposición a la teología

homérica, es la piedra fundamental de toda la ética socrática, “la religión de Sócrates

garantiza la ética socrática”125.

La athanasía en Sócrates, actúa como una buena garantía para aquel hombre, que

viva constantemente, dando prioridad al cuidado del alma, siendo ésta lo más importante en

el hombre. En conclusión “Esta inmortalidad, de darse por acción de los dioses, estaría

reservada exclusivamente para el elemento superior del hombre, al ser la muerte una

transformación, un cambio de morada para el alma de este lugar de aquí para otro lugar, lo

cual estaría en consonancia con la antropología del alma que usa y gobierna al cuerpo como

su instrumento, claramente expuesta en la Apología de Sócrates”126.

124 “Es preciso que también vosotros, jueces, estéis llenos de esperanza con respecto a la muerte y tengáis en el ánimo esta solo verdad, que no existe mal alguno para el hombre bueno, ni cuando vive ni después de muerto, y que los dioses no se desentienden de sus dificultades”. Platón. Apología de Sócrates. 41c.

125 Faustino Ruiz. La génesis del concepto de inmortalidad en Grecia: desde lo orígenes hasta Sócrates. Op. Cit. Pág.28.

126 Ibíd. Pág. 32.

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