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24/07/12 CAPEL, Horacio. El debate sobre la construcción de la ciudad y el llamado"Modelo Barcelona". 1/65 www.ub.edu/geocrit/sn/sn-233.htm Menú principal Í ndice de Scripta Nova Scripta Nova REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. XI, núm. 233, 15 de febrero de 2007 [Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana] EL DEBATE SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDAD Y EL LLAMADO 'MODELO BARCELONA' Horacio Capel [email protected] Departamento de Geografía Humana. Universidad de Barcelona Recibido: 22 de noviembre de 2006. Versión definitiva: 16 diciembre de 2006. Aceptado 29 enero de 2007 El debate sobre la construcción de la ciudad y el modelo Barcelona (Resumen) Las grandes transformaciones que ha experimentado la ciudad de Barcelona en los últimos veinticinco años han permitido hablar del ‘modelo Barcelona'. En un primer momento (años 1980) fueron esenciales las actuaciones para regenerar espacios, con la intervención en calles y plazas, el esfuerzo en el equipamiento de la toda la ciudad y especialmente en las áreas periféricas donde había graves déficits urbanísticos, y la prioridad del proyecto urbano. Fue también importante el papel de los movimientos sociales en las reivindicaciones urbanas. La preparación de los Juegos Olímpicos (1992), cambió el modelo de actuación hacia los grandes proyectos, tratando de equipar la ciudad para competir en el mercado mundial. En el artículo se hace una caracterización del llamado modelo Barcelona y se examinan críticamente algunas actuaciones en el campo del urbanismo, de las políticas sociales y del planeamiento. Finalmente, se pone énfasis en la necesidad de que la construcción de la ciudad no se deje solamente en manos de políticos y de técnicos sino que cuente de manera esencial con la participación ciudadana y el diálogo. Los objetivos sociales y políticos han de ser el punto de partida para las actuaciones urbanísticas y la organización física de la ciudad. Palabras clave : urbanismo, planificación urbana, Barcelona. The debate on the making of the city and the Barcelona model (Abstract) The great transformations that the city of Barcelona has endured in the last 25 years have led to the creation of the term” Barcelona model”. In a first phase (1980s), the main interventions were oriented to the regeneration of spaces (interventions in streets and squares) and to the creation of public facilities thorough the whole city but especially in the peripheral areas, affected by serious urban deficits. The priority in those years was the urban project, giving also special attention to the social movements and their claims for a better urban environment. The preparation of the Olympic Games (1992) changed the model of urban intervention towards big projects scheme, trying to prepare the city to the global competition. The paper characterizes the so called “Barcelona Model”, examining in a critical way some of the interventions in the urban planning arena and the social policy. Finally, emphasizes the need that the city construction is not left only to politicians and technicians, but takes also into account citizens participation and the dialogue between all these forces. The

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24/07/12 CAPEL, Horacio. El debate sobre la construcción de la ciudad y el llamado"Modelo Barcelona".

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Scripta Nova

REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98

Vol. XI, núm. 233, 15 de febrero de 2007

[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

EL DEBATE SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDAD Y ELLLAMADO 'MODELO BARCELONA'

Horacio [email protected]

Departamento de Geografía Humana. Universidad de Barcelona

Recibido: 22 de noviembre de 2006. Versión definitiva: 16 diciembre de 2006. Aceptado 29 enero de 2007

El debate sobre la construcción de la ciudad y el modelo Barcelona (Resumen)

Las grandes transformaciones que ha experimentado la ciudad de Barcelona en los últimos veinticinco añoshan permitido hablar del ‘modelo Barcelona'. En un primer momento (años 1980) fueron esenciales las

actuaciones para regenerar espacios, con la intervención en calles y plazas, el esfuerzo en el equipamiento de

la toda la ciudad y especialmente en las áreas periféricas donde había graves déficits urbanísticos, y la

prioridad del proyecto urbano. Fue también importante el papel de los movimientos sociales en las

reivindicaciones urbanas. La preparación de los Juegos Olímpicos (1992), cambió el modelo de actuaciónhacia los grandes proyectos, tratando de equipar la ciudad para competir en el mercado mundial. En el

artículo se hace una caracterización del llamado modelo Barcelona y se examinan críticamente algunas

actuaciones en el campo del urbanismo, de las políticas sociales y del planeamiento. Finalmente, se pone

énfasis en la necesidad de que la construcción de la ciudad no se deje solamente en manos de políticos y de

técnicos sino que cuente de manera esencial con la participación ciudadana y el diálogo. Los objetivos

sociales y políticos han de ser el punto de partida para las actuaciones urbanísticas y la organización física de

la ciudad.

Palabras clave: urbanismo, planificación urbana, Barcelona.

The debate on the making of the city and the Barcelona model (Abstract)

The great transformations that the city of Barcelona has endured in the last 25 years have led to the creation

of the term” Barcelona model”. In a first phase (1980s), the main interventions were oriented to theregeneration of spaces (interventions in streets and squares) and to the creation of public facilities thorough

the whole city but especially in the peripheral areas, affected by serious urban deficits. The priority in those

years was the urban project, giving also special attention to the social movements and their claims for a better

urban environment. The preparation of the Olympic Games (1992) changed the model of urban intervention

towards big projects scheme, trying to prepare the city to the global competition. The paper characterizes the

so called “Barcelona Model”, examining in a critical way some of the interventions in the urban planning arena

and the social policy. Finally, emphasizes the need that the city construction is not left only to politicians and

technicians, but takes also into account citizens participation and the dialogue between all these forces. The

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social and political goals have to be the departing point for any urban intervention and the spatial organizationof the city.

Key Words: urbanism, urban planning, Barcelona.

He sido invitado a dar esta conferencia por el hecho de haber publicado un libro relativamente crítico sobre

el llamado “modelo Barcelona”, un modelo que ha tenido un gran eco en muchas ciudades y paises

especialmente de Iberoamérica[1].

Acepté porque pensé que en un congreso sobre poder local podía ser oportuno un debate sobre ese

problema y, de una manera más general, sobre las formas de construcción de la ciudad actual, con el ejemplo

de las experiencias que ha habido en Barcelona. Experiencias narradas por un observador que no ha tenido

ninguna responsabilidad política ni técnica, ni ha trabajado en planificación urbana o territorial. Durante todosestos años me he limitado a ser un simple profesor universitario y a desarrollar líneas de investigación que, en

algún caso, han tenido que ver con la ciudad.

Siempre podrá decirse que las cosas son mucho más complejas cuando hay que tomar decisiones, y que es

muy fácil criticar desde afuera, reproche que acepto ya desde ahora. Estoy convencido de la complejidad delos hechos de que vamos a hablar y de la dificultad de decidir con acierto. Pero también de la necesidad, e

incluso la urgencia, de que el debate no quede limitado a los círculos políticos y técnicos. Creo, además, queen ello nos jugamos mucho: no solo la forma como se construye la ciudad, y en beneficio de quién, sino elmismo futuro de la democracia.

Voy a organizar esta exposición en tres partes. En la primera resumiré los rasgos básicos que se reconocen

en el llamado modelo Barcelona y aludiré también a las reacciones que ha suscitado. En la segundapresentaré de forma más detallada y crítica algunas actuaciones en el campo del urbanismo, de la políticas

sociales y del planeamiento en esa ciudad. Finalmente destacaré la necesidad de pasar a una nueva forma deconstruir la ciudad, que no se deje solamente en manos de políticos y de técnicos sino que cuente de manera

esencial con la participación ciudadana.

I. Los rasgos básicos del modelo Barcelona

El prestigio de la transición política española a la democracia dio a todo lo que sucedía en España un graneco internacional a partir de 1975 y hasta 1992 (fecha en que se celebraron los Juegos Olímpicos enBarcelona y la Exposición Universal en Sevilla). Durante la década de 1960 España había tenido un fuerte

desarrollo económico, de los mayores de su historia, y la muerte de Franco, la instauración de un régimendemocrático, con una nueva Constitución (1978) y elecciones a todos los niveles, así como, finalmente, la

entrada en la Unión Europea (1986) permitieron una consolidación de dicho crecimiento, a pesar de larecesión económica mundial provocada por la crisis del petróleo en 1973. Diversos pactos entre los partidos

políticos y los agentes sociales (los llamados Pactos de la Moncloa, 1977) hicieron posible que los procesosde reestructuración económica que eran necesarios pudieran acometerse sin graves conflictos o rupturas

sociales.

De todas maneras, la recesión económica no dejó de afectar a las ciudades. La detención del crecimientomasivo que se había producido en los sesenta, y la aparición incluso de movimientos de retorno, debido al

paro industrial, explican que no fuera necesario seguir desarrollando vastas operaciones urbanísticas quehabían sido comunes hasta entonces. Se detuvo por ello la construcción de grandes polígonos de viviendas

en la periferia de las ciudades así como los proyectos de Actuaciones Urbanísticas Urgentes (ACTUR), o“ciudades nuevas”, previstas en algunas áreas metropolitanas. El problema fundamental pasó a ser en ese

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momento el de la conservación y renovación de las construcciones urbanas existentes, y especialmente de loscentros históricos y los cascos consolidados.

Con las primeras elecciones municipales de 1979 llegaron a cargos políticos en los ayuntamientos numerosos

profesionales que se habían comprometido en los movimientos vecinales surgidos en los años finales delfranquismo. Lo cual permitió adoptar medidas de fuerte contenido social para reducir los déficits existentes y

para reequipar las ciudades y, especialmente, las periferias.

Las que se adoptaron en muchas ciudades españolas tuvieron un gran eco. En el caso de Madrid losayuntamientos democráticos realizaron una espléndida labor que ha sido bien documentada; en esos años se

realizó en la capital de España una ‘recualificación difusa’ de los barrios, con gran número de pequeñasoperaciones de reurbanización y la inversión en reequipamiento, y con una fuerte presencia de las

asociaciones vecinales[2].

En el caso de Barcelona los esfuerzos de ordenación del crecimiento urbano y de reestructuración fuerondirigidos por un gobierno municipal de mayoría socialista (PSC-PSOE) con apoyo del entonces partido

comunista (PSUC, convertido luego en Iniciativa por Cataluña). El primer alcalde socialista, Narcís Serra,era una figura importante del socialismo catalán y español, siendo sustituido por Pasqual Maragall cuando fuenombrado ministro de Defensa (1982). Ambos contaron con colaboradores cualificados, que, en algunos

casos, habían estado en contacto con los movimientos vecinales. Las actuaciones que se realizaron enBarcelona y las transformaciones urbanísticas de la ciudad fueron las que hicieron aparecer la imagen del

“modelo Barcelona”, que tenía esencialmente una dimensión urbanística, a la que luego se le añadierontambién otras (Figuras 1-4).

Figura 1. Vista general de Barcelona desde el mirador del Palacio Nacional en Montjuic, espacio urbanizadopara la Exposición Internacional de 1929. Detrás de los dos campaniles venecianos, que marcan la entrada alrecinto, se ve el hotel Plaza en el inicio de la calle Tarragona, flanqueada por cuatro altos edificios. FotoHoracio Capel.

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Figura 2. Barcelona y el palacio Nacional de Montjuic. Al fondo a la derecha la torre de telecomunicaciones, deSantiago Calatrava, el Palacio de Deportes, de Arata Isozaki, y el Estadio Olímpico remodelado para los Juegos;a la izquierda, la antigua plaza de toros de la Arenas, transformada para construir un centro comercial,diseñado por Richard Rogers. Foto Horacio Capel.

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Figura 3. La calle Numancia y, al fondo, la montaña de Collcerola, con la torre de telecomunicaciones diseñadapor Norman Foster. Foto Horacio Capel.

Figura 4. Barcelona y las torres de la Villa Olímpica, el comienzo de un cambio de gran significación en elpaisaje litoral de Barcelona. A la izquierda, la Torre Mapfre de Iñigo Ortíz y Enrique de León, a la derecha ladel Hotel de les Arts de Bruce Graham; la altura de ambas es de 154 metros. Foto Horacio Capel.

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Se trata de un modelo de intervención cuyos rasgos básicos han sido señalados por varios autores[3].

Fueron fundamentales en un primer momento las actuaciones para tratar y regenerar espacios centrales,

especialmente a través de intervenciones a la escala de calles y plazas, y el esfuerzo de equipamiento de laciudad, con especial énfasis en las áreas periféricas donde había graves déficits dotacionales y urbanísticos.

Se trataba de estrategias que hacían de la necesidad virtud, por la deficitaria situación general y de crisis

económica que antes hemos señalado.

Uno de los protagonistas del proceso, el arquitecto Oriol Bohigas, Delegado de Urbanismo del

Ayuntamiento de Barcelona entre 1980 y 1984, ha señalado, precisamente en un comentario a mi libro, que

en realidad no existe un “modelo Barcelona” pero que, en cambio, sí que puede hablarse de modelo en un

aspecto fundamental: “el método de utilizar los instrumentos urbanísticos y de planificación”; es decir, que

según Bohigas, “el modelo es solo la metodología”. Destaca como aspectos fundamentales los siguientes:

“acción basada en el proyecto del espacio público como lugar urbano y colectivo por excelencia, acción

inmediata por medio de los proyectos urbanos que dan respuesta a la realidad inmediata de cada barrio,

actuación prioritaria en lo que presenta ofertas de fácil ejecución, reconstrucción de la ciudad existente en

lugar de la expansión, compacidad y continuidad urbana en lugar de la suburbialización, etc. Y todo eso se

concreta en una manera de trabajar, basada en la eficacia del proyecto sobre la falta de definición del

plan”[4].

Desde luego, la “acción inmediata por medio de los proyectos urbanos que dan respuesta a la realidad

inmediata de cada barrio” era, como hemos visto, una política de urgencia de aplicación necesaria en los

años 1980 ante la gravedad de los déficits. En cuanto a la “actuación prioritaria en lo que presenta ofertas de

fácil ejecución”, era también, sin duda, una necesidad ineludible, por la escasez de recursos en los primeros

años de la joven democracia y la necesidad de desarrollar un “urbanismo de la austeridad” que diera

prioridad a las intervenciones más eficaces con el menor coste.

En esas circunstancias, las actuaciones que se realizaron en Barcelona –como en otras ciudades españolas–permitieron reequipar la ciudad de forma equilibrada y mejorar la calidad de vida. Durante los años 1980

desaparecieron las áreas de barraquismo que existían en la periferia del municipio. Unas, las que estaban

sobre suelo público y sin títulos de propiedad, con el derribo y el traslado de sus habitantes a nuevas

viviendas; otras las que estaban sobre parcelaciones ilegales (es decir, sobre suelo calificado como ‘no

urbanizable’) pero con título de propiedad, mediante la fuerte inversión pública en el viario y equipamientos.

Al mismo tiempo, la estabilidad económica y política permitió que las familias que vivían en esas viviendas

pudieran reinvertir en la mejora de las mismas. Hoy los antiguos barrios de autoconstrucción presentan engeneral un paisaje normalizado e integrado en el tejido urbano (Figuras 5-6).

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Figura 5. Uno de los últimos ejemplos de edificios de autoconstrucción en el barriode Roquetas, Barcelona, con un cartel que muestra el inminente derribo paralevantar un nuevo edificio. Foto Horacio Capel.

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Figura 6. La mejora del espacio urbano por la inversión pública, y el proceso de renovación en el barrio deRoquetas, Barcelona. Foto Horacio Capel.

La concesión de los Juegos Olímpicos a Barcelona en 1986 sirvió para poner en marcha grandes proyectos

urbanos que se extendieron al conjunto de la ciudad, con el diseño de operaciones de gran alcance. La

oportunidad de los Juegos permitía aprovechar ese acontecimiento para realizar un esfuerzo inversor que

condujera a una modernización profunda de las infraestructuras; se trata, por otra parte, de una tradición que

Barcelona había utilizado ya con las Exposiciones Universal de 1888 e Internacional de 1922.

Las actuaciones urbanísticas no fueron las únicas. A ellas se añadieron en los años 1980 toda una serie de

medidas sociales, políticas y económicas que se han considerado también importantes en el modelo

Barcelona. Entre las más destacadas en la década de 1980 pueden señalarse el papel de los movimientos

sociales en las reivindicaciones urbanas, y el énfasis en la participación y el acuerdo popular en relación con

las transformaciones que se acometían. Pero pueden agregarse otras muchas que de una u otra forma se

tomaron y que algunos autores consideran asimismo importantes; entre ellas: las medidas de descentralizaciónmunicipal, las estrategias culturales, la preocupación por la cohesión social, la atención al planeamiento

estratégico, la colaboración público-privada, o las actuaciones para la mejora del paisaje urbano[5].

Si nos fijamos en los rasgos que he señalado con referencia a las actuaciones urbanísticas de Barcelona y a

las características que políticos y técnicos locales han ido añadiendo al “modelo Barcelona”, encontramos

que en la enumeración aparecen medidas que no son exclusivas de esta ciudad, sino que obedecían a

impulsos y necesidades más generales. Se pueden encontrar también en otras muchas ciudades, y a veces se

tomaron de ellas. No extraña por ello que algún autor al referirse al modelo Barcelona no haya dudado enseñalar que está compuesto por una combinación de préstamos políticos y económicos que se aplicaron en

otras ciudades, y por algunas innovaciones barcelonesas[6]. A lo que hay que añadir la incidencia de las

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medidas generales adoptadas por el gobierno español, como, por ejemplo, la puesta en marcha de políticas

de rehabilitación de áreas centrales.

Todo ello tuvo incidencia positiva en la mejora del espacio urbano y de la situación social en la ciudad, y

permitió percibir las actuaciones urbanas como factor de desarrollo económico. Eso dio un gran prestigio aun modelo de actuación que pasó a ser muy valorado por especialistas diversos, tanto en Cataluña y el resto

de España como en el extranjero, y que ha recibido incluso premios y alabanzas públicas de políticos y

técnicos internacionales[7]. El ‘modelo Barcelona tuvo, especialmente, un amplio eco en numerosas ciudades

iberoamericanas, difundido por diferentes profesionales y técnicos barceloneses[8].

A partir de la mitad de los noventa el modelo sería cuestionado desde diferentes perspectivas, del

empresariado a los movimientos ciudadanos críticos. Desde el empresariado se considera ahora excesivo elénfasis que se ha puesto en el turismo, los grandes eventos, los servicios y la promoción inmobiliaria[9].

Desde la izquierda aparecen valoraciones que cuestionan la conversión de la ciudad en “un parque temático

donde se trata a los ciudadanos como turistas de los que solo se espera que admiren, consuman y callen”;

también se critican las inversiones excesivas en algunos grandes eventos, mientras se mantienen grandes

carencias sociales y urbanísticas[10].

Más aún, algunos de los protagonistas se están distanciando del modelo y consideran que la intervención

realizada en la ciudad durante los años 1980 se habría modificado de forma sustancial entre 1992, fecha delos Juegos Olímpicos, para los que se construyó el barrio conocido como Villa Olímpica, y 2004,

celebración del Forum de las Culturas, que dio lugar al crecimiento del sector litoral conocido como Diagonal

Mar[11] (Figuras 7, 8 y 9).

Figura 7. La Villa Olímpica (1992) de Barcelona, con edificios construidos para alojar a los atletas de losJuegos, convertidos luego en viviendas; en la foto, la interesante intervención de Enric Miralles en la AvenidaIcaria. Foto Horacio Capel.

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Figura 8. El edificio central del Forum de las Culturas (2004), Barcelona, por Jacques Herzog y Pierre deMeuron. Foto Horacio Capel.

Figura 9. Vista general del espacio construido para el Forum de las Culturas, Barcelona. Foto Horacio Capel.

Vale la pena dedicar la segunda parte de esta exposición a un examen más detenido de las actuaciones que

se realizaron. Hablaremos sucesivamente de las intervenciones en el campo de la construcción de edificios y

en la trama urbana (es decir, todo lo que tiene que ver con la construcción de la urbs); de las que se refierena la resolución de los problemas sociales y el bienestar de los ciudadanos (la civitas); y, finalmente, de las

relacionadas con la dimensión política y administrativa del urbanismo (la polis). También haremos alguna

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referencia a la política de participación puesta a punto por el Ayuntamiento de Barcelona.

II. Las actuaciones en el campo del urbanismo, las políticas sociales y elplaneamiento

Las intervenciones en los edificios y en la trama urbana de la ciudad

La crisis de 1973 había afectado al crecimiento urbano en toda Europa y los planes generales que se había

aprobado, y que trataban de ordenar una situación de rápido crecimiento, quedaron de pronto desmesurados

al paralizarse el mismo. Hubo que enfrentarse a situaciones nuevas como la crisis industrial y la urgencia de la

reestructuración del tejido productivo, o la ya citada necesidad de poner énfasis en la rehabilitación del

parque inmobiliario existente, especialmente en los cascos antiguos. En esa situación los urbanistas

consideraron que era preciso actuar ‘contra el plan’, o al margen del mismo, y poner el acento en la gestión y

en la negociación.

En ese contexto hay que situar el cuestionamiento del planeamiento y la insistencia en la importancia de la

colaboración público-privada para el urbanismo, el énfasis en las actuaciones puntuales y en la gestión, o en

la relación entre la administración pública y los agentes privados, en una manera de trabajar que, como

hemos visto ya, destaca “la eficacia del proyecto sobre la falta de definición del plan”.

Los técnicos que han controlado en buena parte las transformaciones de Barcelona desde los años 1980 han

sido arquitectos e ingenieros. Al igual que otros profesionales, están afectados en su trabajo por losparadigmas intelectuales que dominan en cada momento, y que dan lugar a cambios en las ideas urbanísticas.

Los años de la transición democrática en España coincidieron con la crisis del neopositivismo en las cienciassociales, la reaparición del historicismo y la difusión de la llamada postmodernidad. Paralelamente, y en

relación con ello, se produjo en arquitectura el cuestionamiento del urbanismo de la Carta de Atenas, de lospostulados del Movimiento Moderno y del planeamiento sistémico, y se conoció una revalorización de lahistoria y de las políticas de rehabilitación en los centros históricos.

La actuación de los arquitectos que dirigieron el urbanismo barcelonés se vio afectada por todo ello y algunasmedidas que se adoptaron en los años 1980 se relacionan con ese cambio de concepciones. Así, frente al

urbanismo del Movimiento Moderno, que había dominado en la construcción de polígonos de viviendas hastamediados de los años 70, en los 80 se produjo una revalorización de la ciudad histórica y un renovadointerés por el parque inmobiliario existente. El análisis morfológico del espacio construido se convierte ahora

en punto de partida para las actuaciones urbanísticas, al igual que ocurrió en otras ciudades europeas.

El casco antiguo de Barcelona es uno de los más extensos y poblados de todas las ciudades europeas, por lo

que las dificultades para su rehabilitación son especialmente grandes. Se trata de una morfología urbana quees resultado de una evolución de 2000 años, y en la que están presentes todas las etapas de la evolución

histórica, desde la época romana hasta hoy.

El casco histórico barcelonés (la ciudad existente hasta mediados del XIX, o Ciutat Vella) había idoconociendo –como otros en Europa y América– un proceso de degradación física a partir de la construcción

del Ensanche. Para detenerla se consideró necesario intervenir activamente. Se pretendió realizar un trabajometiculoso, partiendo del conocimiento de la estructura de la propiedad, de la clasificación tipológica de los

edificios y de las características sociológicas de los barrios. La idea original era buena pero, en lasoperaciones municipales que se realizaron, el trabajo no fue tan cuidadoso como era preciso, o se

marginaron los estudios existentes optando finalmente por intervenciones duras y destructoras del patrimonio,verdaderos “desventramientos”.

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Barcelona tenía proyectos de reforma interior desde el siglo XIX. En el de Ildefonso Cerdá (1859) el casco

antiguo se dividía por dos avenidas rectas de dirección mar-montaña, que enlazaban con el Ensanche, y poruna central perpendicular a las anteriores. La apertura de la Vía Layetana fue la primera que se acometió

desde finales del XIX. Pero las ideas historicistas de ese momento dieron lugar a un amplio debate sobre lasdestrucciones del tejido histórico. Por ello se discutieron ya a fines del ochocientos modificaciones adaptadas

al callejero existente, que no dieran lugar a esas vastas aperturas[12]. Las intervenciones decididas en losaños 1980 aceptaron estas ideas, partiendo de la necesidad del esponjamiento del centro histórico. Seconsideró que era preciso seguir con la apertura de dichas vías, pero también que debían introducirse

adaptaciones en su trazado. La apertura de la Avenida de las Drassanes se convirtió en la Rambla del Raval,sin conectar con el Ensanche (Figuras 10 y 11), y la prolongación de la Avenida de la Catedral (construida

en la década de 1940) se prolongó más allá de la Avenida Cambó. Al mismo tiempo se acometió el derribode manzanas completas para abrir otros amplios espacios, como en Allada Vermell. Simultáneamente se

realizaron vastas operaciones de fuerte renovación en el Raval, como la construcción del Museo de ArteContemporáneo (MACBA) y la plaza situada ante el mismo[13].

Figura 10. Edificios del siglo XIX con fachada a la Rambla Nova del Raval, Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 11. La Rambla Nova, que ha transformado profundamente la trama urbana del Raval, en Barcelona.

Esas operaciones han llevado al derribo de edificios de valor histórico indudable, a veces catalogados, y sehan destruido áreas emblemáticas de la alta edad media al siglo XIX. No se ha prestado suficiente atención al

mantenimiento del patrimonio inmobiliario existente, que además de su valor de uso tiene otro esencial para laidentidad de la ciudad.

Sin duda era preciso actuar en el centro historico para mejorar la habitabilidad y la higiene. Pero eso podíahacerse mediante ampliaciones de las viviendas, la liberación de patios de edificios y manzanas, la eliminación

de alojamientos en las terrazas, sin necesidad de recurrir a los traumáticos derribos generalizados. Deberíanhaberse hecho operaciones exigentes, manzana a manzana, teniendo gran cuidado en conservar los edificiosque se encontraban en buen estado rehabilitar edificios sólidos. Y no se ha tenido el cuidado indispensable

con las tramas históricas, algunas con un milenio o más de antigüedad. Por ejemplo en la Vilanova del sigloXII (el sector de la calle Montcada), donde se ha afectado tanto al trazado como a edificios medievales y de

la edad moderna y se han construido edificaciones muy discutibles (Figura 12). O en la continuación de laAvenida Cambó, donde se han realizado derribos generalizados, dando lugar al denominado "Forat de la

Vergonya" (o "Agujero de la Vergüenza" Figura 13-17). El inventario de los edificios históricos medievales ode la edad moderna, así como de restos arqueológicos, perdidos por la ciudad produce escándalo; entre loscuales edificios medievales, la casa dels Infants Orfes, las intervenciones en la Barceloneta (Figura 18), o el

mercado de Santa Caterina, en donde se realizó una intervención de Enric Miralles, muy discutible por ellugar en que se encuentra (Figura 19).

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Figura 12. La destrucción de la trama y los edificios de la vilanova del siglo XII. La

ampliación del Museo Picasso ha dado lugar a estas estructuras en cemento,remedo, al parecer, de torres medievales con fachada a la nueva plaza JaumeSabartés, Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 13. Manzanas enteras con edificios de los siglos XVII y XVIII han sido derribadas en el llamado Forat

de la Vergonya; al fondo la calle de Sant Pere mes Baix, Barcelona. Foto Horacio Capel.

Figura 14. Protestas vecinales en el Forat de la Vergonya, Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 15. Arquitectura banal, según la califican los mismos arquitectos, en el Forat de la Vergonya,

Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 16. La nueva arquitectura en el sector altomedieval de Barcelona: unejemplo del ‘neobrutalismo’ barcelonés, al igual que el de la figura 12. Foto HoracioCapel.

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Figura 17. La nueva arquitectura sobre los derribos de la trama medieval en elllamado Forat de la Vergonya. Los arquitectos que han realizado esta arquitectura

afirman “nuestro proyecto expresa la voluntad de entender la dinámica evolutivahistórica y específica del barrio, a partir de un análisis perceptivo de suscaracterísticas arquitectónicas y urbanísticas (vialidad, volumetrías, texturasritmos, composición...)”; en Habitatge 2006, p. 167. Foto Horacio Capel.

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Figura 18. El tratamiento de edificios históricos en Barcelona; a uno de los pocosejemplos que quedan de construcciones originales del siglo XVIII en el barrio de laBarceloneta, de planta baja y piso, se le ha añadido recientemente dos plantas, depésima calidad. Foto Horacio Capel.

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Figura 19. La innecesaria estructura realizada por el arquitecto Enric Miralles para la remodelación delmercado neoclásico de Santa Caterina (construido en 1848), Barcelona. Foto Horacio Capel.

A ello debe unirse el problema del diseño concreto de las operaciones y los edificios construidos, quemuchas veces son de mala calidad y formalmente discutibles en relación con el entorno. La actitudindividualista de algunos arquitectos, que se consideran creadores de obras singulares y que no tienen en

cuenta el ambiente en que se levantan, ha tenido consecuencias nefastas. Ha llevado a edificios quecontrastan de forma hiriente con el paisaje circundante, que no respetan los ritmos compositivos de la

edificación existente, la arquitectura unitaria de los edificios de épocas distintas y estilos diversos. Y a veces,cuando han intentado adaptarse al ambiente histórico, han construido pastiches de mala calidad que se

deterioran rápidamente[14].

Ha habido también una política de mejoras de fachadas, que ha podido producir en algunos casos mejorassensibles del paisaje urbano; por ejemplo, con la campaña Barcelona posa’t guapa. Pero los derribos de

edificios interesantes para el patrimonio histórico de la ciudad han sido numerosos tanto en el centro históricocomo en otras áreas de la ciudad (como el Ensanche y la Barceloneta). También pueden discutirse las

actuaciones realizadas en el viejo puerto de Barcelona.

Los errores han sido muchos, y hasta los mismos arquitectos, poco dados a la autocrítica, están hoy

reconociendo que se han cometido algunos bastante graves. Los derribos de la Rambla Nova del Raval, quemuchos de esos técnicos habían considerado públicamente como absolutamente necesarios, no parecenahora tan acertados[15].

La descripción de esa destrucción y reconstrucción del casco antiguo de Barelona, concretamente una partedel Raval frente al antiguo monasterio benedictino de Sant Pau del Camp (siglo XII), aparece en la película

En construcción de José Luis Guerin (2002), un documental voluntarioso sobre los problemas que afectanal casco histórico, pero finalmente fallido por falta de una idea clara de la evolución histórica y de los matices

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de la estructura social de esa parte de la ciudad.

La dimensión social en Barcelona

De manera general, puede afirmarse que Barcelona ha mejorado de forma sensible. Pero también es cierto

que a pesar de la mejora general de la economía y del nivel de vida, la ciudad sigue teniendo problemassociales y, sobre todo, que en algunos casos la atención a ellos no ha sido suficiente.

En el centro histórico reside una importante cifra de población de más de 65 años, con dificultades parasobrevivir y para pagar los alquileres, sobre todo cuando éstos aumentaron por aplicación de la nueva ley de

arrendamientos. Una nueva población inmigrante está crecientemente presente en la ciudad y se aloja enbloques de viviendas situados en áreas consolidadas, y a veces envejecidas, en polígonos de viviendaconstruidos hace cuatro o cinco décadas, y en alojamientos precarios que vuelven a revivir situaciones de

infravivienda típicas de épocas pasadas. Los jóvenes, con salarios bajos y contratos poco estables, tienendificultades para independizarse y encontrar vivienda propia.

Sin duda, el Ayuntamiento ha pretendido desarrollar una política que podemos calificar de progresista, que serefleja en la voluntad de no expulsar a los habitantes afectados por las operaciones de rehabilitación del

centro histórico, y realojarlos en el mismo. En eso contrasta con los primeros procesos de renovación en lasciudades europeas durante los años 1960 y 70, ligados al descubrimiento de los valores del centro de laciudad, y al inicio del proceso que se llamó de ‘gentrificación’. Pero también es cierto que el proceso no ha

sido fácil, ya que había realquilados sin contratos, o habitantes en situación irregular, que no se han vistobeneficiados por las medidas sociales que se adoptaron[16].

El problema de la vivienda de los grupos populares sigue siendo uno de los más graves de Barcelona, comoen el resto de España[17]. El precio de la vivienda nueva en la ciudad se ha hecho prohibitivo para éstos, y lavivienda de segunda mano es también cara, y en los cascos históricos a veces en malas condiciones. Los

grupos de población de rentas medias tienen dificultades para vivir en el tejido urbano consolidado de laciudad de Barcelona, y se han de marchar a bloques y casas construidas en municipios periféricos alejados

del centro, aumentando con ello la dispersión de la vivienda en el área metropolitana y en el resto de laprovincia de Barcelona. Las bajadas de los tipos de interés producidas durante bastante años no han

repercutido en los compradores sino que han contribuido a incrementar los beneficios de los promotoresinmobiliarios.

Es cierto que la resolución de los problemas sociales muchas veces escapa a las capacidades y atribuciones

de los gobiernos municipales. Pero la inexistencia de planes de vivienda social a precios asequibles es uno delos grandes déficits del planeamiento de Barcelona. Durante los años 1990 el diferente color político de las

administraciones municipal (de izquierda), de la Comunidad Autónoma de Cataluña y del Estado (dederechas) hizo dificil conseguir apoyos para la inversión social en Barcelona. Además no es seguro que haya

existido en el Ayuntamiento de Barcelona una voluntad política para la construcción de vivienda social, comomuestra el reducido protagonismo dado a una institución como el Patronato Municipal de la Vivienda, creadoen los años 1920 y muy activo en los cincuenta y sesenta[18]. Barcelona, como otras ciudades, y sobre todo

el área metropolitana, sigue siendo un espacio segregado y estratificado. Lo cual se expresa en las diferencias

de renta entre unos barrios y otros, y en los valores de las viviendas; pero también en el acceso al trabajo y alos equipamientos (tanto en tiempo como en coste). No ha existido una política decidida de actuaciones paraaumentar la diversificación y la mezcla social, excepto aquellas que suponen la “invasión” de grupos socialesadinerados en áreas populares que constituyen entornos agradables o privilegiados (por su centralidad,

acceso a las comunicaciones, situación litoral...). No ha habido construcción de vivienda social en los barriosburgueses, como, por ejemplo, los de Sarriá y Pedralbes. Los ideales de diversificación y mezcla social no se

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aplican en todas las direcciones, sino generalmente en perjuicio de las clases populares.

La rehabilitación y los derribos siempre afectan a éstos grupos sociales. Uno de los ejemplos mássignificativos es seguramente el Poblenou, donde se han hecho expropiaciones a bajo precio de viviendas

populares, aunque eso no ha ido seguido de la construcción de viviendas sociales sino que ha dado lugar agrandes plusvalías de las que se han aprovechado los grupos inmobiliarios, con viviendas de alto precio parael mercado libre, adquiridas por grupos sociales medios y altos. La población que reside en ese barriopopular del Poblenou no tiene acceso generalmente a dichas viviendas. Uno de los sectores más significativosen ese sentido es el de Diagonal Mar, donde no se han cumplido las previsiones sobre la recuperación de

parte de las plusvalías generadas por las apertura de esa vía con vistas a la creación de vivienda socialpública (Figura 20).

Figura 20. El sector de Diagonal Mar, Barcelona, con el centro comercial y los nuevos edificios junto al mar.Foto Horacio Capel.

Aunque el objetivo de aumentar la cohesión social aparece casi siempre en las declaraciones de los políticos,

no es seguro que se haya cumplido. Evidentemente, no todo depende de la política municipal. Pero lautilización de términos retóricos sobre la necesidad de apoyar la cohesión, tendría que ir acompañada deesfuerzos por mantener el tejido social de los barrios afectados, lo que no se ha hecho, por ejemplo, en elPoblenou y en Ciutat Vella. Se han destruido espacios donde se habían anudado redes sociales, y que tenían

valor y significado, y no se ha tenido en cuenta que el tejido urbano, económico y social era mucho máscomplejo de lo que arquitectos y políticos habían supuesto.

Las actuaciones de reequipamiento de urgencia de los años 1980 y las más generales de 1990, así como lacalidad de vida general de la ciudad, el ambiente social y el clima, han contribuido a hacerla atractiva y haintensificado el flujo de visitantes y aspirantes a residentes temporales. El crecimiento de la población y de los

turistas ha tenido consecuencias fuertes sobre el mercado de la vivienda, uno de los más intensos de todas las

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ciudades españolas. Las antiguas medidas de protección a los desplazados por las operaciones derenovación del centro se pueden convertir ahora en sustitución de población por una presión inmobiliaria muyfuerte.

La preocupación por aumentar la competitividad internacional y la visibilidad de la ciudad en el contextomundial puede haber llevado a olvidar a amplios grupos de ciudadanos y sus necesidades cotidianas, así

como la atención a los jubilados y las insuficiencias sociales en general.

Puede cuestionarse la eficacia de medidas como la recalificación continua de suelo urbano para facilitar alcapital internacional su actuación en la ciudad. Deberían haberse dedicado más recursos económicos aequipamiento social (viviendas sociales o protegidas, educación, sanidad) para evitar problemas de pobrezay marginación, y para mantener la diversidad. La atención a las mejoras a corto plazo de la población es

indispensable para conseguir la calidad de vida y la convivencia democrática y pacífica. La obsesión porconvertir la ciudad en un polo mundial, en atraer visitantes y posibles inversores es perversa y, finalmente,contraproducente: acaba por olvidarse de los ciudadanos que viven cotidianamente la ciudad, y quereaccionan contra ese olvido, contra la falta de equipamientos de barrio, contra la arquitectura espectacular e

irresponsable, contra el arrasamiento del patrimonio construido, es decir de la memoria histórica, que realizanlos mismos que se llenan la boca retóricamente de alusiones a la identidad y al pasado.

La ciudad actual es modelada por el capital y se va reparando y organizando para el consumo. Comoresultado de la inversión pública, en Barcelona algunos espacios han pasado a ser de uso y disfrute público,como la playa de la Villa Olímpica (Figura 21), además de la gran inversión en creación de plazas y calles

como espacios abiertos. Otra cosa es el consumo mercantilizado de espacios comerciales, discotecas y otrosequipamientos. En Barcelona, que tiene unas rentas medias relativamente altas y ausencia de graves conflictossociales, los espacios comerciales están abiertos a todos, aunque no siempre sea posible adquirir los bienes yservicios que se ofrecen ellos. Las ofertas de consumo y las culturales se dirigen a una demanda cada vezmás diversa y segmentada, por la creciente heterogeneidad del medio urbano. La ciudad toda se convierte en

un escaparate de consumo. Barcelona no ha podido escapar a ello, y se ha construido o permitido algunosequipamientos discutibles; por ejemplo, el complejo del Maremagnun en el puerto antiguo. Las vocescontrarias a ello en los años 1980, que pedían otra forma de organización de esos espacios portuariosganados para usos publicos, fueron desoidas o acalladas[19].

Figura 21. La playa de la Villa Olímpica, Barcelona, ganada para el ocio ciudadano. Foto Horacio Capel.

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La dimensión política del urbanismo

Cuando se habla del modelo Barcelona es al muncipio y a su gobierno municipal al que se alude: 97 km2

donde residen oficialmente 1,6 millones de habitantes (es decir, unas 300.000 personas menos que en1979)[20]. A este municipio se aplicaron las medidas de los años 1980, a la vez que otras similares, pero noidénticas, lo eran simultáneamente en algunos municipios de su entorno metropolitano.

El desplazamiento de industrias desde la ciudad central a los municipios periféricos, la creación en éstos deotras nuevas atraídas por el éxito de Barcelona permitió intensificar las relaciones en el interior del área

metropolitana y con Barcelona. A ello contribuyó también la expulsión de población por los altos precios dela vivienda en el municipio central y por la atracción de la industria y las nuevas centralidades metropolitanas.Es también esa Area metropolitana la que ahora ha de considerarse al hablar del modelo Barcelona. Perocon la dificultad de que no posee gobierno común ni un área bien definida.

La gobernabilidad del espacio metropolitano de Barcelona se encuentra influida por la fragmentación del

poder municipal más la diversidad de estructuras administrativas. El territorio municipal puede estar afectadopor decisiones tomadas por las siguientes instituciones: el Ayuntamiento, los órganos de gobierno de lasmancomunidades de servicios de la antigua Corporación Metropolitana de Barcelona, el Consejo Comarcaldel Barcelonés, la Diputación Provincial de Barcelona, la Generalitat de Cataluña de forma unitaria o a través

de sus diferentes Consejerías o Departamentos, el gobierno central de forma unitaria o a través de losdiferentes Ministerios, y la Comunidad Europea. Todo lo cual puede producir un solapamiento de decisiones,contradicciones y conflictos.

El Area metropolitana llegó a contar a partir de 1974 con un órgano de gobierno que incluía a 27 municipiosdentro de la Corporación Metropolitana de Barcelona, reorganizada en 1979 tras las primeras elecciones

municipales democráticas. Pero en abril de 1987 el gobierno de Cataluña suprimió dicha Corporación ydesde entonces ha habido solo gestión mancomunada de servicios a través de la Entidad Metropolitana deServicios Hidráulicos y de Tratamiento de Residuos, y de la Entidad Metropolitana de Transporte.

Todas las transformaciones que se han realizado en Barcelona durante los últimos 30 años han tenido comomarco general el Plan General Metropolitano (PGM) presentado en 1974, al final del franquismo, y

aprobado en 1976. A pesar del rechazo que provocó, y que se refleja todavía hoy en textos recientes delAyuntamiento[21], una parte de las actuaciones realizadas en estos años ha tenido que ver con objetivos queestaban ya definidos en el Plan de 1974. Por ejemplo, el de esponjar y disminuir la densidad de los tejidosexistentes, la limitación de altura, la recuperación del interior de las manzanas del ensanche, las reservas desuelo para zonas verdes y equipamientos. Pero esas actuaciones se realizaron, como hemos dicho, en un

momento en que dominaban las ideas "contra el plan", y cuando el planeamiento y el PGM eran vistos "comoun obstáculo a superar", lo que llevó a hacer una lectura del plan sin limitar "la libertad de encontraralternativas más adecuadas al espacio o al momento concreto", y realizando modificaciones parciales delmismo cuando era necesario. Una actitud que, por cierto, continúa todavía hoy.

A pesar de las declaraciones sobre la necesidad de reducir el crecimiento de la urbanización en elmuncipio[22], tanto el término municipal de Barcelona como los municipios periféricos han continuado suexpansión, una vez superada la etapa de crisis económica de la segunda mitad de los 70. En el interior delmunicipio de Barcelona la urbanización ha continuado extendiéndose: en los bordes internos, ocupandoespacios vacíos interiores y recalificando equipamientos; y en los bordes externos, avanzando en el límite de

la montaña de Collcerola, y sobre los sectores todavía desocupados de la Ribera del Besos, que se hanseguido urbanizando con el Forum y otras iniciativas. También se construyen ahora edificios elevados, queantes se habían rechazado. Lo cual tiene dos consecuencias negativas; por un lado el cambio del paisajeurbano tradicional, a veces lleno de reminiscencias e identidades históricas, que han sido prácticamente

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arrasadas (por ejemplo en el sector de Diagonal Mar y Poblenou)[23]. Por otro, esos edificios elevados vana generar problemas nuevos de circulación y aparcamiento que será difícil resolver. Si la apuesta por laciudad compacta y por la densificación, en lugar de la dispersión, es pertinente, no puede dejarse en manosdel sector inmobiliario, y se ha de tener una idea clara de los objetivos que se pretenden conseguir en cuanto

a densidad.

Al mismo tiempo ha proseguido el proceso de expansión en el conjunto del Área Metropolitana, un procesoque algunos autores han calificado de suburbialización[24].

La inversión municipal de Barcelona y las de la Generalidad y el Estado han permitido mejorar lasinfraestructuras de comunicaciones, lo cual aumenta la articulación del espacio metropolitano. Barcelona

cuenta con una red aceptable de comunicaciones públicas urbanas, metro y autobuses. Pero eldesplazamiento de la actividad a la periferia del área metropolitana sigue obligando a la utilización delautomóvil privado. Determinadas intervenciones básicas dependen del acuerdo de diversas instancias, enparticular la red de autopistas y la organización de los ferrocarriles de cercanías y de larga distancia. Algunasactuaciones como los cinturones de ronda, la construcción de vías rápidas, la opción por las zonas verdes

para desalentar la utilización de vehículos privados en la ciudad, y las ordenanzas municipales han contribuidoa mejorar la situación. Pero la intensificación de la circulación automóvil en Barcelona da lugar a unacontaminación muy grave que, podemos temer, afectará a la salud de los habitantes.

La reestructuración de la industria barcelonesa existente, el desplazamiento de instalaciones hacia la periferia

del Area metropolitana, la aceptación de las ideas sobre la postindustrialización condujeron a poner énfasisen la economía de los servicios, en la teciarización, en el turismo y en la cultura. La apuesta por lasactividades de producción del conocimiento ha sido grande, con énfasis en la medicina, biotecnología yelectrónica. En relación con ello ha habido iniciativas que son, sin duda, valiosas, pero que pueden estar malgestionadas. Tal vez un ejemplo paradigmático de ello sea la del 22 @, es decir la conversión del sector

industrial y residencial del Poblenou (calificado en el Plan General Metropolitano de 1974 como industrial o‘22a’) en un 22@ o de tecnologías del conocimiento. Cuando las nuevas tecnologías no llegan a este sector,son las oficinas públicas y privadas las que las sustituyen: sedes de entidades públicas por presión delayuntamiento, oficinas privadas, hoteles y viviendas de lujo.

Las recalificaciones y suspensiones cautelares de licencias industriales que se han hecho en Poblenou (y luego

en otros sectores, como la Marina de la Zona Franca) generan expectativas de plusvalías residenciales yterciarias, y afectan negativamente a la industria y a sus perspectivas de transformación, lo cual puedecontribuir también a expulsarla de Barcelona y a destruir el tejido social existente. Todo lo cual da lugar a uncambio de la composición social y provoca que el barrio sea ocupado por nuevos grupos sociales que

trabajan en actividades diferentes a las tradicionales. Es lo que ha podido ocurrir en algunas partes de CiutatVella y de Poblenou, y puede suceder en otros barrios.

¿Un cambio de énfasis o de modelo?

Son varios los autores que han considerado que el llamado modelo Barcelona ha cambiando sustancialmenteen los últimos tiempos (Figura 22). Para dichos autores la modificación se produce a partir de 1992. Tienen

razón en el significado de la fecha, aunque ese cambio se inició ya en años anteriores, concretamente desde laconcesión de los Juegos Olímpicos en 1986. La canalización de amplias inversiones hacia la preparación delos Juegos supuso una transformación del modelo anterior de actuación a pequeña escala y de equipamientode los barrios. Se pasó de las pequeñas actuaciones a los grandes proyectos, de la prioridad por los barriosy la calidad de vida de los vecinos a la competencia mundial. Ahora es toda la ciudad la que se equipa para

competir en el mercado global.

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Figura 22. El arquitecto Oriol Bohigas en el acto de presentación en el Ateneo Barcelonés –del que espresidente– del libro Can Ricart. Patrimoni, innovació i ciutadania, leyendo la obra (junio 2006). Foto Horacio

Capel.

Es seguro que había argumentos para ello y fuerte consenso social; también que los efectos fueron, engeneral, positivos para la ciudad. Los Juegos Olímpicos tuvieron una gran incidencia en Barcelona,especialmente en creación de infraestructuras. En aquellos años a nivel municipal la apuesta de Ayuntamientopor la competitividad internacional aportó una actitud favorable a la inversión de grandes grupos inmobiliarios

internacionales. Lo cual se consolidó posteriormente cuando se decidió impulsar otro gran acontecimientocomo el Forum de las Culturas 2004. El problema fue el desvanecimiento creciente del modelo anterior demayor contenido social. Se puede cuestionar, pues la coherencia de las prácticas de políticas públicasseguidas, aunque se presente así en los discursos.

Algunos de los protagonistas de los años 1980 estiman que el cambio en los 90 fue tan fuerte que puede

hablarse incluso de “un contramodelo que entra en contradicción con el anterior”[25]. Lo cual significótambién –consideran algunos- una “derechización política del modelo Barcelona, su desvirtuación, el fuerteimpacto del neoliberalismo”[26]. Las actuaciones de la última década han sido cada vez más en esa líneaneoliberal, tecnocrática, con fuerte participación de inmobiliarias de ámbito nacional e internacional.

La actitud de la elite política y profesional que dirigió las transformaciones de Barcelona en los años 1980, yen particular la de arquitectos, urbanistas y diseñadores ha sido también cuestionada. Algunas críticas sonverdaderamente demoledoras en lo que se refiere al grupo social a que nos estamos refiriendo[27].

No ha de extrañar que la situación se haya ido degradando con la continuidad en el poder, con el alejamientode los ideales de la transición política, y con la fuerza nueva y no cuestionada de la oligarquía capitalista vieja

y nueva. Especialmente significativo es el hecho de que un cierto número de técnicos municipales vinculadosal urbanismo, principalmente arquitectos, hayan pasado a trabajar en empresas privadas del sector

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inmobiliario. Los que habían defendido el espacio público y la actuación municipal en años pasados ponenahora sus conocimientos e informaciones al servicio de los intereses privados, algo que debería estarprohibido por una ley de incomptatibilidades. Arquitectos, y otros técnicos, que han tenido posiciones de

responsabilidad en organismos públicos poseen una información privilegiada sobre los objetivos que se hapropuesto la administración municipal, los medios con que cuenta, las insuficiencias, las formas de control einspección, los mecanismos sancionadores y otros muchos aspectos especialmente sensibles. Se trata deconocimientos muy preciosos para las empresas inmobiliarias que pretenden actuar en beneficio propio y noen el interés general.

En estos momentos parece haber un nuevo cambio de énfasis en la política municipal, lo que tendría que vercon la sustitución de Joan Clos (que ha pasado a ministro de Industria en el gobierno español) por JordiHereu en octubre de 2006. El nuevo alcalde parece haber cambiado de política y trata de impulsar ahora laspequeñas reformas en todos los distritos, frente a la anterior opción por los macroproyectos concentrados enpocos distritos. Esa es al menos la opinión que se quiere difundir, según las informaciones dadas a la prensa

por los responsables municipales[28]. De todas maneras, en lo que no parece haber habido cambios es en laactitud ante la participación, un aspecto que se consideró esencial en el modelo Barcelona, aunque prontodespertó reticencias de las autoridades municipales.

La participación en Barcelona

En España el proceso participativo en el planeamiento urbanístico se realiza en la fase de alegaciones a los

planes elaborados. En el texto refundido de la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana de1976 se establecía que una vez aprobado inicialmente el plan o proyecto de urbanización se sometería ainformación pública por el plazo de un mes, y que “la Corporación u Organismo que hubiere aprobadoinicialmente el Plan, Programa o Proyecto en vista del resultado de la información pública lo aprobará

provisionalmente con las modificaciones que procedieren” (artº 41), sometiéndolo nuevamente a la autoridadu órgano competente para su aprobación definitiva. De manera similar se establece en los Reglamentoscorrespondientes y en la legislación posterior[29]. Los responsables municipales no tienen, pues, laobligación de contestar por escrito a las alegaciones que se presentan en relación con el urbanismo. Se trata,simplemente, de un procedimiento para tener sugerencias, que se consideran o no.

Desde las primeras elecciones democráticas de 1979 el Ayuntamiento de Barcelona apostó decididamentepor la participación, lo cual ha sido regulado por diferentes normas municipales. De todas maneras, elexamen de las mismas y de su aplicación práctica muestra que, a pesar de las buenas intenciones, éstas conmucha frecuencia se han quedado en simple retórica. Parece como si los políticos tuvieran miedo de laparticipación, en lo que se encuentran apoyados por algunos técnicos y académicos.

En diciembre de 1986 se aprobaron las Normas reguladoras de la organización de los distritos y una primeranormativa sobre la participación ciudadana. En un documento de noviembre de 2000 la participación sesiguió considerando una opción estratégica para Barcelona[30], concluyendo que gozaba “de buena salud”,por la gran cantidad de consejos de participación establecidos[31]. Se estimaba que calculando una medianade 30 entidades por consejo se obtendría

“una primera cifra orientativa de 990 entidades y si sumaramos los sectoriales de los distritos en una mediana de 7 pordistrito y de 15 entidades por consejo, saldría una cifra de 1.050 entidades, que sumadas a las anteriores daría un total de2.040 entidades, si bien es cierto que algunas asociaciones participan en más de algún consejo”.

Aunque eran generalmente consejos formales, solo con capaciad para realizar recomendaciones, un ciertonúmero de dichos consejos funcionaron bien, al menos en los primeros momentos; pero con el tiempoperdieron fuerza, y fueron suprimidos tras las elecciones de 2002.

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En los estudios realizados el balance no parece ser muy favorable. Según han constatado algunos

especialistas en ciencia política convertidos en asesores del Ayuntamiento (Joan Subirats, Joan Font, RicardGomá, y Quim Brugué), “a causa de la falta de criterios definidos y de la heterogeneidad de los mecanismos,se hace difícil valorar la representatividad de los que participan”; también se comprueba que “el ciudadanoindividual lo desconoce casi todo de estos instrumentos participativos”[32].

Las críticas o reticencias ante la participación, no se dan solo entre los políticos sino también entre los

académicos. Alguno de éstos, como Joan Subirats, ha señalado, con referencia sin duda a la experiencia deBarcelona, los peligros que tiene: la participación es lenta, es cara, es particularista (ya que los que participanfrecuentemente defienden intereses muy particulares, inmediatos y concretos) es exclusivista (frecuentementeson siempre los mismos y su representatividad es dudosa) y “erosiona la legitimidad de las instituciones: el

hecho de delegar o de compartir el proceso de toma de decisiones con los ciudadanos podría hacer pensaren una cierta pérdida de legitimidad institucional por parte de los electos o, como mínimo, una cierta cesiónde responsabilidad, al ser ellos los únicos responsables delante de los ciudadanos”[33].

Como resultado de esos estudios y reflexiones el Ayuntamiento de Barcelona insistió en que era precisodifundir la cultura de participación como “una opción voluntaria y consciente de un estilo determinado de

hacer y administrar política” y que era preciso “implicar a los ciudadanos en el uso de los servicios, perotambién en su planificación, programación y evaluación”. Al mismo tiempo, se señaló que hacía falta “abordaruna transformación dentro del movimiento asociativo; pasar de la simple cultura de la reivindicación a lacultura de la participación y la cooperación”, lo que quedaba reflejado en el llamado Decálogo de laparticipación: “es necesaria una profunda transformación del sector asociativo: de la reivindicación a la

implicación”[34].

Las Normas reguladoras de la participación ciudadana aprobadas en el Consejo Plenario de 22 denoviembre de 2002, se comprometieron nuevamente a garantizar la participación y a promoverlaactivamente, y apostaron decididamente “por la democracia participativa, como complemento y

profundización de la democracia representativa”. También se establecieron una serie de mecanismos paraello. El título cuarto sobre “Los procesos participativos” alude a que dichos procesos serán recogidos en las“Memorias participativas” y en los “Informes participativos”, y que constarán de tres fases: 1) de informacióny comunicación, “a través de los mecanismos que se consideren más adecuados”; 2) de aportacionesciudadanas, en las que el Ayuntamiento pone a disposición de la ciudadanía y las asociaciones “los canales y

los mecanismos participativos que se crean más pertinentes según los casos”; y 3) fase de devolución en laque el “Ayuntamiento da respuesta a las aportaciones ciudadanas a través de los canales y los mecanismosde participación que se hayan establecido”.

La ambigua redacción de esta normativa permite, sin duda, justificar de hecho cualquier actuación delAyuntamiento en relación con este proceso, ya que puede informar y convocar la participación por los

mecanismos que estime pertinentes, y se responde a través de los canales que se hayan establecido en cadacaso. Es una discrecionalidad excesiva que permite cualquier decisión en ese sentido.

En realidad ni las memorias e informes, si existen, se dan a conocer, ni las audiencias públicas (artº 26) estánbien reguladas y seriamente organizadas, ni la consulta ciudadana (artº 28) funciona normalmente. El

funcionamiento se limita, generalmente, a informar a los que asisten de las decisiones que se han adoptado.Los documentos no se muestran. Las reuniones tienen defectos graves de forma. No se fija un orden del día,ni se sabe quien participa, porque no se identifica a los participantes. No hay procedimientos para debatir ytomar decisiones.

El resultado de medidas poco meditadas se está viendo con el cuestionamiento de decisiones municipales por

parte de la población, incluso con el recurso a los tribunales de justicia contra determinadas decisiones. Lo

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cual ha dado lugar recientemente a varias sentencias contrarias al ayuntamiento. Lo que si, por un lado,muestra el correcto funcionamiento de las instituciones jurídicas refleja, por otro, la desorientación municipaly de los técnicos que intervienen en el urbanismo. En octubre de 2006 dos sentencias judiciales del Tribunal

Superior de Cataluña rechazaron sendas decisiones del Ayuntamiento: una la de construir un bloque de pisosen un solar de la calle Carabassa, en el patio posterior de una vieja casa señorial del siglo XVIII, proyectoque había sido aprobado por el consistorio en 2000 a pesar de la fuerte oposicion vecinal[35]; otra, el planurbanístico especial del Eix Llacuna del Poblenou, uno de los más importantes del 22@ y que había sido

aprobado por el Ayuntamiento en sesión de 25 de octubre de 2005[36]. No son los únicos problemas quevan a tener que solventarse en los tribunales, algunos de ellos por olvido municipal a la hora de tomardecisiones adecuadas para pedir el retracto o evitar que por silencio administrativo se beneficie a lapropiedad privada; una masía del siglo XIII ha visto aprobado el plan de los propietarios por silencioadministrativo, ya que el Ayuntamiento no fue capaz de responder a tiempo al plan presentado[37].

En general, da la impresión de que los políticos consideran que la participación es sobre todo informar,presentar las decisiones o las propuestas a grupos de ciudadanos, para que éstos las conozcan, asientan,consientan y hagan algunas correcciones de detalle. Las reuniones se consideran más de información yconsulta que de intervención de los asistentes y debate real de las propuestas alternativas que pudieranexistir. Cuando un participante hace críticas se le puede descalificar alegando que otros muchos no están de

acuerdo con ellas y que apoyan las propuestas de los técnicos municipales, aunque nadie sepa quienes son nise les identifique correctamente.

En Barcelona son muchos los ejemplos que podemos dar en ese sentido. Casos paradigmáticos de rechazoal diálogo pueden ser las actuaciones en relación con el 22@ y, en general, las que se han realizado en elPoblenou. Es especialmente significativa la actitud de los políticos y técnicos municipales en el caso del

recinto de la antigua fábrica textil de la familia Ricart, conocida como Can Ricart (Figura 23) Hablaremos deello a continuación.

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Figura 23. El recinto fabril de Can Ricart, Barcelona, diseñado por el arquitecto y académico Josep OriolBernadet (1853). Foto Horacio Capel.

El debate sobre el patrimonio histórico industrial del Poblenou y el caso de la fábrica de CanRicart

Quien entrara a la página web del Ayuntamiento de Barcelona el día 15 de noviembre encontraría estainformación: “Luz verde al Plan del Patrimonio y de mejora urbana de Can Ricart. Las propuestas definitivasamplían la protección de elementos industriales después de haber recogido aportaciones de entidades y

asociaciones”. En el texto se podía leer lo siguiente:

“Con las propuestas de las más de 400 entidades convocadas a participar en el proceso de propuestas definitiva del planincorporan alguna modificación respecto al documento inicial. Entre éstas, están la de constituir una comisión técnica queinformará sobre las actuaciones y los proyectos y la elaboración de un estudio completo sobre las intervenciones en losedificios y los elementos”

A continuación se dice que el Ayuntamiento apuesta por conservar la memoria industrial del recinto fabril deCan Ricart:

“Concretamente se respeta al 98 % de la superficie edificada del llamado levantamiento Fontseré, y se mantiene el 70 % deltotal de las edificaciones del recinto construidas hasta 1930. Equipamientos del barrio, espacios creativos, espaciosproductivos y viviendas de protección oficial serán los principales usos que se darán a las antiguas naves del recinto. Estacombinación de usos pretende impulsar un proceso de transformación social en este recinto y sus alrededores”.

Cualquiera que lea esa noticia sin mayor conocimiento del tema concluirá que el Ayuntamiento de Barcelonaes verdaderamente participativo y que gracias a ello se ha podido elaborar, con la colaboración de más de400 entidades, el plan de protección de un valioso patrimonio histórico industrial, que se recupera para

diversos usos ciudadanos.

Es un ejemplo del tipo de propaganda que realiza el Ayuntamiento y que enmascara el curso real de losacontecimientos. En realidad, durante dos años el Ayuntamiento ha ido a remolque de la presión ciudadana,que le ha obligado a cambiar el planeamiento original, que preveía la destrucción del recinto, excepto lachimenea. La actitud de la institución municipal ha sido tratar de desprestigiar y deslegitimar a los que han

realizado propuestas alternativas, y en particular al movimiento ciudadano del Poblenou y a diversosprofesionales e instituciones culturales y cívicas que han colaborado con él. Luego, en vista de la intensidadde la presión popular y de las razones que han ido esgrimiendo, apoyadas en numerosos estudios (losprimeros se publicaron hace ya seis años, y desde entonces se pueden citar una docena de ellos), han tratadode hacerlas suyas y presentarlas como iniciativa municipal. Según un aparente mecanismo participativo en el

que no se cumplen las mismas normas establecidas por el Ayuntamiento.

En el caso de Can Ricart y del Plan del Patrimonio, la fase de alegaciones abierta en 2006 dio lugar a lapresentación de, entre otras, dos bien significativas del movimiento ciudadano del Poblenou, que nomerecieron respuesta del Ayuntamiento. El día 13 de noviembre de 2006 una reunión formal convocada porel ayuntamiento a las 8 de la noche representó una parodia de lo que debe ser la participación[38]. El

desprecio por los ciudadanos es manifiesto y el simulacro de la participación queda al descubierto.

En realidad el debate ciudadano sobre Can Ricart y el Plan del Patrimonio del Poblenou tiene una grantrascendencia por la importancia del recinto industrial de la fábrica Ricart, con un edificio neoclásico diseñadopor el arquitecto y matemático Josep Oriol Bernadet y completado con la intervención del arquitecto Josep

Fontseré, por la localización en el conjunto del sector de Poblenou, y por significar el intento de una formanueva de hacer ciudad[39]. El Ayuntamiento ha mostrado una grave insensibilidad ante el patrimoniohistórico industrial existente, que daba variedad e identidad al barrio, y ha realizado sus actuaciones sin que

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existiera un plan del patrimonio bien elaborado, y apoyado en criterios sólidos y transparentes, que deberíahaber precedido a la toma de decisiones sobre el derribo de los edificios existentes. El movimiento

ciudadano, que había dado su confianza al Ayuntamiento, se alarmó tras la destrucción inesperada de unafábrica que estaba previsto proteger (Extractos Tánicos, en el Taulat) y la mutilación de otros recintos fabriles(como el de la Unión Metalúrgica); y fue entonces cuando se produjo la movilización ciudadana para salvarotras, en especial Can Ricart por sus indudables valores arquitectónicos y paisajísticos, y otros excelentesejemplos fabriles del Poblenou (Figuras 24-29).

Figura 24. “Exigimos espacios para vivir, levantamos espacios para convivir”, pintada de un movimiento juvenilen Poblenou, Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 25. Can Fabra, Barcelona: parte de una vieja fábrica textil convertida en un equipamiento cívico, en unbuen ejemplo de intervención municipal. Foto Horacio Capel.

Figura 26. Algunos ejemplos del valioso patrimonio industrial de Poblenou, Barcelona: la antigua fábrica degalletas Solsona. Foto Horacio Capel.

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Figura 27. Antigua fábrica de tejidos de Vicente Illa, en el Poblenou, Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 28. Los restos de la fábrica de harinas Gili (Can Gili Vell) en el Poblenou,Barcelona. Foto Horacio Capel.

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Figura 29. La variedad tipológica fabril de Poblenou, Barcelona, en vías de desaparición. Foto Horacio Capel.

El movimiento ciudadano, y en concreto el Grupo de Patrimonio del Forum de la Ribera del Besós, ante la

falta de criterios del Ayuntamiento respecto al patrimonio industrial presentó en 2003 un Plan de Patrimonioindustrial de Poblenou[40]. No hubo la menor reacción ante el mismo. Solo cuando el problema de CanRicart y del patrimonio fabril del Poblenou empezó a tener trascendencia pública y política se apresuraron apreparar un plan de protección, que fue aprobado el día 13 de noviembre de 2005, mucho después de losplazos que el mismo Ayuntamiento había establecido. El plan, sin embargo, está hecho apresuradamente y

utiliza materiales del Grupo del Patrimonio Industrial del Forum de la Ribera del Besòs, sin dignarse citar laprocedencia[41].

Las actuaciones que se han realizado en ese sector están destruyendo casi todos los espacios industriales,que eran muy importantes, algunos de los cuales daban acogida todavía a talleres y pequeñas industrias en

plena producción que se han visto obligadas a abandonar el barrio o a cerrar.

En su apuesta por las nuevas tecnologías, el Plan del 22@ no ha prestado atención a las necesidades de ladiversificación del espacio, y a la importancia de mantener algunas actividades y talleres industriales queexistían en el barrio, y que incluso realizaban actividades integradas en procesos productivos innovadores. Almismo tiempo, seguramente ante la inquietud por la evolución de dicho Plan, se ha acabado primando la

conversión en oficinas y viviendas.

La movilización ciudadana en defensa de Can Ricart, que ha levantado un amplio movimiento de simpatíalocal e internacional, implica la defensa de un patrimonio, de la historia y de la identidad de la ciudad; tambiénuna crítica a la gestión del 22@ y a la forma como se permite o impulsa la destrucción del tejido industrial delbarrio; y, sobre todo, la defensa de una cierta idea de cómo se ha de desarrollar la ciudad y se ha de

elaborar el urbanismo. Esta movilización ciudadana en defensa de la ciudad no solo no ha sido agradecida,como merecía, sino que ha recibido menosprecio, críticas y descalificaciones por parte de los responsables

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municipales, tanto técnicos como políticos. Alguno se ha atrevido a calificar a los miembros del movimientociudadano opositor como “antisistema”, lo que es una muestra o de su profunda desorientación o de su malafe.

La conservación del patrimonio industrial es importante para entender el presente y para proyectar el futuro.Para evitar la homogeneización. Porque con su destrucción se pierde diferencia, especificidad y diversidad.Porque sus muestras constituyen alternativas al modelo urbano uniformizador, y posibilidades diversas para lavida en la ciudad, condición para la supervivencia de la multiplicidad urbana[42].

Es verdaderamente sorprendente la incapacidad para imaginar nuevos usos de los edificios fabriles existentes

en Poblenou, para conservar los valores identitarios y simbólicos que acompañan a los edificios fabriles delbarrio, para percibir posibles alternativas, e imaginar nuevos usos para ellos a partir de las necesidadesactuales y futuras. La reutilización de espacios ya construidos y bastante flexibles para alojar actividadestradicionales y nuevas parece razonable. Son tan imprevisibles los cambios que pueden producirse en el

mundo y en las economías occidentales (por los problemas energéticos, la crisis ambiental y otrascircunstancias) que no estaría de más ser prudente a la hora de realizar las profundas transformaciones que sehan previsto en un área compleja y diversa como el Poblenou.

El día 24 de noviembre pasado el pleno del Ayuntamiento aprobó el plan de Can Ricart y el nuevo plan delpatrimonio industrial del Poblenou. Quien asistiera a dicho pleno, o a la retransmisión televisiva del mismo, no

saldría de su asombro. La sesión mostró el descaro de los políticos que forman el consistorio municipal.Hacen suyos los argumentos de los vecinos y profesionales sin citarlos. Se atreven a afirmar (como hizo elconcejal del distrito de Poblenou) que era resultado de un pacto con los vecinos, faltando a la verdad. Lateniente de alcalde, Sra. Mayol, afirmó que están salvando Can Ricart y que la aprobación del plan se hacíaporque “hay que acabar los procesos, lo que no significa que sea definitivo”.

A principios de diciembre el caso Can Ricart se mezcló con otro problema del Ayuntamiento de Barcelona.El 20 de noviembre había sido desalojado el recinto de una fábrica del Poblenou, ocupada desde hacía seisaños, y donde se había ido constituyendo una escuela de circo y otros espectáculos, bajo el nombre de LaMakabra, de una cierta aceptación entre los jóvenes. El desalojo tuvo gran repercusión en Barcelona, por el

hecho de que la ciudad es presentada como lugar de experimentación e innovación artística, sin que existanrealmente lugares para que los jóvenes puedan ensayar a bajo coste[43]. El 2 de diciembre los artistas deLa Makabra y otros jóvenes ocuparon Can Ricart, dispuestos a convertir el recinto en un lugar de actividadartística de carácter experimental. En los días siguientes el eco de esa acción ha sido muy grande enBarcelona, aunque ha contribuido a difuminar el objetivo principal del movimiento ciudadano en defensa de la

fábrica.

El caso de Can Ricart es especialmente significativo, pero no él único. Otros recintos fabriles de interéshistórico están siendo desmantelados para la construcción de viviendas y de oficinas. Entre ellos el de CanBatlló, antiguo espacio fabril donde todavía se alojan 174 empresas con 600 trabajadores; en 2007 seiniciarán obras de construcción de 1.377 viviendas (en su mayor parte libres y algunas protegidas), en un

sector de especial valor por su proximidad a la nueva Ciudad Judicial[44]. Por otro lado, la escasa atencióna los tejidos urbanos y sociales existentes se pone de manifiesto en otras actuaciones. Como la del sector deLa Satalía, en la falda de Montjuic que da al Poble Sec, en una zona de gran interés ambiental. En ese casose pretende destruir un conjunto de viviendas unifamiliares y otras de carácter popular construidas entre

finales del XIX y los años 1920, de gran interés tipológico y muy bien integradas en el paisaje, así comocaminos preexistentes, en algún caso de probable origen romano y, en todo caso, medieval, con el argumentode la prolongación de una calle de acceso a la montaña y la ampliación de la zona verde. La falacia de esteargumento se comprueba con solo recordar que la Montaña de Montjuic está siendo abusivamenteurbanizada por intereses privados (Hotel Miramar y aparcamientos), y que existen alternativas viarias y de

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actuación más cuidadosa. Curiosamente esos mismos argumentos no se utilizan en otros sectores burguesesde la ciudad, situados en la falda de Collcerola, donde no solamente no se amplía la zona verde (lo quepodría hacerse fácilmente por la gran cantidad de casas con jardín) sino que incluso se está destruyendo elmismo parque natural.

El nuevo urbanismo rechaza cada vez más la homogeneidad y valora los ambientes diversos, la variedad de

tramas, tipologías edificatorias y funciones. En lugar de ello, los políticos y arquitectos que dirigen elurbanismo municipal barcelonés parecen empeñados en homogeneizar, arrasar y construir una ciudad quecada vez se parece más a ciudades brasileñas o venezolanas con solo cien años de vida e intensocrecimiento, como no dejan de advertir los mismos asombrados visitantes que recorren ciertas partes de

Barcelona[45].

Da la impresión de que los problemas de la participación se ven afectados por las estrategias de los partidosque buscan controlar las asociaciones que se puedan ir constituyendo o el proceso participativo. Lo peor esel trato que dan a las personas que desean participar o que hacen propuestas, cuando éstas no coinciden conlas ideas previas que tienen políticos y técnicos, o con los intereses en los que están ya involucrados,

incluyendo los inmobiliarios. En ocasiones el empecinamiento de ciertos técnicos vinculados a los partidospor sacar adelante una decisión ya tomada produce la impresión de que se vincula a la defensa decompromisos previamente adquiridos, políticos o familiares.

Vale la pena añadir que ni el análisis y valoración de las actuaciones urbanísticas del 22@ ni, mucho menos,de Can Ricart han merecido la atención del colectivo o de la corporación de los arquitectos barceloneses. Lo

cual es especialmente lamentable no solo por su incapacidad para argumentar a favor de la conservación deun importante resto del patrimonio industrial, sino también por la que han tenido para presentar alternativasurbanísticas y edificatorias a las que han hecho públicas los miembros de la plataforma Salvem Can Ricart.Es seguro que la centralidad del lugar en que se levanta la fábrica, en el cruce de dos importantes calles como

son Diagonal y Pere IV (Figura 30), y la importancia de lo que estaba en debate requería una participaciónintensa de los arquitectos barceloneses. Que, con una o dos excepciones, no se hayan atrevido muestra laconfusión en que se encuentran, los intereses inmobiliarios a que están ligados y, tal vez, el miedo que lesamordaza.

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Figura 30. La construcción del muro perimetral del nuevo parque diseñado por Jean Nouvel en el cruce deDiagonal y Pere IV, Barcelona. La importancia estratégica de esa encrucijada urbana habría requerido otraintervención que monumentalizara la plaza, en lugar de cerrar dicho espacio con un imponente muro dehormigón armado. Foto Horacio Capel.

Todo esto nos lleva a la última parte de nuestra exposición: necesitamos una nueva forma de construir la

ciudad.

III. Una nueva forma de construir la ciudad

Domina hoy una actitud pesimista sobre la ciudad, en la actual fase del capitalismo. El panorama que muchos

autores ofrecen sobre las características y la evolución de las ciudades contemporáneas no es precisamentemuy esperanzador. Por ejemplo, las intervenciones que hubo en los Diálogos que se organizaron en el Forumde la Cultura de Barcelona en 2004 fueron calificadas en las conclusiones como pesimistas[46], y uno de losorganizadores (Jordi Borja) no ha dudado en señalar que “presentaron un panorama muy crítico, casiapocalíptico de la ciudad de hoy”[47]. Una reciente obra de Mike Davis sobre The Planet Slum puede

representar esa línea de pensamiento, que, además, generalmente se limita a realizar diagnósticos hipercríticosy denuncias sin presentar propuesta alguna de solución[48].

Esos panoramas producen sin duda desesperanza. No se sabe bien qué hacer, por donde empezar. Sinembargo, necesitamos fuerzas para seguir la lucha para realizar cambios que cada vez son más urgentes. Una

larga historia de reflexión sobre la ciudad permite comprobar la antigüedad de esas visiones pesimistas, delos gritos amargos sobre la ciudad; pero también la existencia de otra tradición que percibe el medio urbanode una manera positiva, como el lugar de la innovación y del ascenso social, y que encuentra en el optimismoun camino de progreso y cambio social[49].

El balance de las transformaciones que ha conocido Barcelona en las últimas tres décadas permite, de

entrada, un cierto optimismo respecto a la posibilidad de mejorar la situación de las ciudades, de resolver los

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graves problemas que a veces tienen. Barcelona ha tenido una importante transformación y puede decirseque ha mejorado de manera general. Aunque hay que añadir que en un contexto muy favorable. Se ha hechoen una situación de estabilidad política, de existencia de un sistema democrático y de fuerte inversión pública,incluyendo la aportación del Estado y de la Unión Europea. Han existido grupos políticos y profesionales

preparados, atentos a lo que sucedía en otros países, y un tejido empresarial muy desarrollado y de largatradición. La ciudad posee las condiciones que favorecen el desarrollo endógeno: un medio local dinámico,con aptitud para la innovación y el crecimiento, una administración pública local y regional bien organizada,redes de cooperación entre empresas y organizaciones, de un talante emprendedor. La construccion yconceptualización del modelo Barcelona no habría sido posible sin una tradición cívica de modernidad, de

aspiración a ser una gran ciudad europea, de autoafirmación de la propia sociedad.

Naturalmente las dimensiones de los problemas que han de resolverse son igualmente decisivas. No es lomismo desarrollar políticas para solucionar los problemas en una gran ciudad que en una pequeña (cuyotamaño es diferente según los países: lo que en Brasil es una ciudad media es en España una gran ciudad).

Como hemos visto, no hay en realidad un modelo Barcelona. En todo caso habría dos, uno el urbanismo deurgencia de los 80 influido por la presión vecinal y la necesidad de atender los grandes déficits existentes; yotro el de los años finales de esa década y de los noventa, con el énfasis en grandes proyectos deinfraestructuras y reordenación urbana apoyados en grandes eventos (los Juegos Olímpicos y el Forum de lasCulturas) y con disminución de la presión popular (por aumento de las rentas, de los equipamientos y por la

normalización democrática que canalizó la lucha política hacia las instituciones representativas). Pero, sobre todo, en esos años 90 se observa un nuevo interés del capital privado por la ciudad y una mayor osadía en suactuación, una vez alejado ya el peligro de la izquierda que apareció en la transición. Instaurado en elgobierno de Cataluña un sólido poder político de la derecha nacionalista desde las primeras eleccionesautonómicas hasta 2004, y sustituido en el gobierno español el partido socialista por el derechista Partido

Popular en 1994, el campo de la inversión urbana parecía nuevamente propicio para la inversión privada.

A partir de la experiencia de las transformaciones de Barcelona podemos atrevernos a hacer algunaspropuestas para abordar los problemas de las ciudades.

La polis, la civitas y la urbs

La ciudad es a la vez urbs, civitas y polis. Pero en la aproximación a los problemas que existen en ella espreciso considerar primero la polis, luego la civitas, finalmente la urbs, justamente al contrario de lo quepiensan arquitectos e ingenieros.

Primero la polis

Ante todo la polis, la dimensión política y administrativa, la legalidad, la estructura jurídica. Al contrario queen la polis griega (donde los ciudadanos eran unos privilegiados, frente a los metecos y los esclavos), en laciudad actual se ha de partir de la igualdad legal y de la ciudadanía universal. Lo cual significa democracia yparticipación efectiva.

El mundo es cada vez más urbano. Los problemas de la ciudad son ya los problemas del mundo actual ysobre todo los del futuro. Nos dirigimos a la Ciudad Universal, a la Pantópolis. En ella se ha de replantear elpapel de las ciudades centrales.

Hablar de la polis es hablar de la administración de la ciudad, de la organización y del gobierno de losmunicipios y de las áreas metropolitanas; y, sin duda, también de otras realidades aún mayores, las regiones

metropolitanas, que se extienden de forma más amplia; por ejemplo, en el caso de Barcelona, hasta incluir

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entre 150 y 200 municipios, según la delimitación que se adopte.

Los problemas son diversos, así como, sobre todo, las preguntas que debemos hacernos. Tales como lassiguientes.

¿Es mejor la existencia de un marco de gobierno unitario del área metropolitana o debe mantenerse laautonomía municipal con acuerdos intermunicipales para gestionar servicios concretos?

¿Hasta donde debe llegar un área metropolitana y cuántos municipios deben integrarse en ella? ¿Son

realidades diferentes el área metropolitana y la región metropolitana?

¿Cómo se verán afectados (se supone que negativamente) los muncipios no incluidos en el áreametropolitana que se defina?

¿Qué papel ha de tener la ciudad principal? ¿Que autonomía tendrán las ciudades medias incluidas en un áreametropolitana?

¿Debe llevar el nombre de la ciudad principal o conviene proponer otros nuevos para reconocer lasdiferentes centralidades existentes en su interior?

¿Qué relaciones se han de establecer entre la ciudad principal y los muncipios menores y periféricos?

¿Cómo debe constituirse el gobierno de las áreas metropolitanas: por elección directa de sus habitantes o deforma indirecta a partir de los representantes municipales?

¿Cómo se articulan las relaciones entre el gobierno del área metropolitana (si existe) y los de carácterregional, de la Comunidad Autónoma y el Estado central (cada uno con sus propios organismos deplanificación y sus estrategias para desarrollarla)?

¿Pueden firmar las ciudades acuerdos directamente con organismos internacionales o bien deben realizarlos através del Estado?

¿Qué autonomía financiera y tributaria deben tener los municipios y las áreas metropolitanas?

El principio fundamental de la democracia es la igualdad de todos los ciudadanos. Los partidos que tienen unamplio electorado en las áreas rurales, tienden a premiar a éstas dándoles mayor peso en las elecciones. EnCataluña un diputado de Barcelona necesita para salir elegido muchos más votos que uno de las comarcasrurales.

Sin duda es una política electoral inaceptable. Pero de manera similar debe rechazarse dar un plus derepresentación o un mayor peso político a las ciudades. Desde una perspectiva democrática no puedenadmitirse la idea de una pretendida Europa de las Ciudades, en la que las grandes áreas urbanas tendrían unavoz destacada.

Hablar del modelo Barcelona cuando nos estamos refiriendo a una realidad urbana que rebasa ampliamente

sus límites municipales es, sin duda, una hipermagnificación del centro y simultáneamente una desvalorizaciónde la periferia. Niega, de alguna manera, legitimidad a esa periferia que, sin embargo, acoge a la mayor partede la población del área metropolitana. Casi se justifican con ello las andanadas provocadoras del arquitectoRem Koolhaas contra la hipertrofia del centro y de la identidad central[50]. En ese sentido han de ser

bienvenidos tanto la nueva visibilidad que adquieren las centralidades de las ciudades medias y pequeñasintegradas en el área metropolitana como el movimiento hacia la aparición de nuevas centralidades terciarias

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que antes no existían. Unas y otras significan una mayor cercanía y accesibilidad a los sevicios que allí seofrecen.

Las fuerzas urbanizadoras han adquirido gran vigor y autonomía; unas veces por el crecimiento de la

población, otras por la demanda creciente de bienestar (que supone, por ejemplo, estándares más elevadospara la vivienda), y siempre por la búsqueda desaforada de beneficio económico de los agentes que dirigen laurbanización. A ello se unen la necesidad de nuevas infraestructuras de transporte y sus servicios auxiliares(desde estaciones de ferrocarril y las áreas de maniobra ferroviaria a las gasolineras), los equipamientosproductivos (fábricas, polígonos industriales, parques tecnológicos, las oficinas), las ofertas de ocio (centros

comerciales, parques temáticos...), los espacios funcionales a la urbanización (desde los basureros a loscementerios). Todo ello va dando lugar a una urbanización que ocupa crecientemente el territorio, no siemprede manera continua. Esa necesidad constante de nuevos espacios para la ciudad se observa, por ejemplo, enla región metropolitana de Barcelona, donde en los últimos 25 años la urbanización del suelo se ha dobladomientras que la población ha permanecido estable[51].

Se está configurando también una nueva jerarquía de servicios que no puede ser explicada plenamente por lateoría de los lugares centrales. Las nuevas redes de comunicaciones van generando mayor isotropía, aunquesiguen existiendo ejes privilegiados (en relación con autopistas y vías férreas), y aumenta el número decentros, algunos de creación artificial como resultado de estrategias inmobiliarias y no de una lenta

cristalización en ciudades. Sin duda la nueva organización es consecuencia de la inversión de capitales y de labúsqueda de beneficio, y puede defenderse que eso tiene efectos positivos y negativos. En todo caso,siempre es posible intentar ordenar mejor esa evolución, lo que debe hacerse a través del planeamientodirigido por la administración pública.

Los estudios sobre redes de ciudades han mostrado el creciente peso de las decisiones tomadas en ciudades

exteriores, sean capitales metropolitanas, nacionales o internacionales, y la pérdida de autonomía de losespacios locales y regionales. La imbricación entre lo local y lo global es hoy muy intensa y mayor que encualquier otro momento del pasado.

En la nueva fase de urbanización generalizada las regiones metropolitanas no tendrán un solo centroidentitario, La invasión de los centros históricos por el turismo convierte a éstos en simualcros urbanos al

servicio de los visitantes, que a veces no son capaces de distinguirlos de un parque temático. Pero a pesar detodo, los centros históricos son necesarios, y su atractivo muestra que cumplen una función simbólica muyimportante. Aunque las áreas urbanas lleguen a configurarse como la Ciudad Genérica de la que ha habladoKoolhaas, no por ello el centro histórico y el patrimonio serán menos necesarios. A través de él nos

enraizamos con la historia, tenemos o adquirimos el sentido de la continuidad. En ese espacio urbano cadavez más extenso y ampliamente ocupado por edificios recientes hechos para renovarse continuamente, tantasveces como sea necesario (por los cambios funcionales o las exigencias de beneficio)[52], el centro siguesiendo una referencia importante, una señal de identidad como referencia estable, como amarre psicológico. Pero ¿lo será para todos?, ¿también para los recién llegados, esos nómadas inmigrantes que no saben bien

donde recalarán finalmente o si volverán a sus tierras de origen?

La apuesta por la competitividad con otras ciudades en el mercado mundial está llevando a muchas a ponerénfasis en los mismos productos aparentemente atractivos: patrimonio histórico y cultural, museos, ferias,congresos, grandes acontecimientos culturales (como exposiciones internacionales), o deportivos (JuegosOlimpicos, campeonatos del mundo), festivales, oferta cultural en sentido amplio (desde la música de cámara

a la música étnica, o desde las exposiciones de artistas consagrados al manga). Finalmente todo acaba porasemejarse; y la demanda puede saturarse, en espera de los cien millones de turistas chinos con los que nosaniman o nos amenazan.

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En todo caso, y vale la pena insistir en ello, la organización de la ciudad del futuro exige el planeamiento[53].

Hemos de considerar superada la etapa contra el plan y pensar en organizar nuevos marcos de planeamientopara señalar objetivos y dar coherencia a las actuaciones.

En la actual situación económica habrá que estimular la colaboración del sector público con el privado. Peroeso no debe hacerse desde una posición de debilidad de los gobiernos municipales, sino desde una posición

de fuerza que parta del conocimiento de la estructura de la propiedad, de los cambios en la misma y de lasplusvalías que pueden obtenerse con los permisos de construcción y los índices de edificabilidad. Todo elloexige una legislación general adecuada, no solo sobre los aspectos específicamente urbanísticos, sinoespecialmente sobre los fiscales y tributarios.

El estado liberal del siglo XIX asignó a los municipios un papel esencial en la provisión de servicios sociales,

desde la educación a la beneficencia y la sanidad. Pero no le facilitó recursos suficientes para ello. A lo largodel XX esas funciones se han ido reafirmando pero cada vez más el estado ha ido ampliando su intervenciónen la provisión de dichos servicios a través de las políticas educativas, de sanidad, de vivienda y otrascontroladas por la política y los recursos estatales. La autonomía y la capacidad de los gobiernos municipalesy metropolitanos es reducida y se limita a algunos pocos campos, donde cumple funciones subsidiarias,

aunque fundamentales para el orden social.

La separación entre las atribuciones estatales y las locales resta capacidad de acción a los gobiernos localesy metropolitanos y provoca distorsiones. El problema esencial es que los conflictos sociales y económicos seexpresan a escala local, pero son frecuentemente el resultado de factores cuyo control escapa a los

gobiernos de este nivel.

La civitas, los ciudadanos

En segundo lugar, se ha de actuar y tener objetivos claros en relación con la civitas. El marco jurídico afecta

a la ciudadanía y a la igualdad. A partir de ahí, la ciudad ha de construirse para el bienestar de losciudadanos. Con sensibilidad a las necesidades de la población de menores recursos.

Se hace necesario la construcción de vivienda protegida para grupos de rentas bajas , en régimen depropiedad o de alquiler a largo plazo, pero siempre con controles estrictos sobre la transferencia detitularidad, de forma que las plusvalías queden en todo caso para la colectividad. Aunque es algo que en

principio parece difícil en una sociedad capitalista, existen, sin embargo, posibilidades jurídicas en esesentido, a través, por ejemplo, de la legislación fiscal.

Frente a la obsesión por dar a las ciudades visibilidad mundial, tenemos necesidad de prestar atención

prioritaria a los ciudadanos, no a los turistas y visitantes. La ciudad se ha de pensar y construir para losprimeros, no para ser vista y consumida por los segundos.

Se ha de garantizar el acceso a la enseñanza, y la conversión de ésta en un lugar de coincidencia de grupos

sociales diversos, para la educación en la ciudadanía. Lo que significa una escuela pública de calidad y para

todos. La escuela y la enseñanza secundaria son el instrumento esencial de socialización para la convivencia ypara la igualdad de oportunidades.

Se ha de garantizar el acceso a los espacios públicos, y se ha de luchar legalmente contra la fragmentación de

la ciudad a través del cerramiento de barrios o grupos de edificios. La valoración de la calle, de las plazas yde los espacios públicos en general como lugares de encuentro y de uso libre es esencial; pero también debe

tener sus normas y limitaciones. Ante todo, esos espacios no deben privatizarse para el negocio privado,

como se hace a veces con la instalación abusiva de mesas para bares y restaurantes. Al mismo tiempo, la

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convivencia exige civismo, buenas formas, educación, en definitiva todo lo que antes se conocía comourbanidad, y que hay que reivindicar de nuevo. Por ejemplo, la costumbre de lo que en España se conoce

como ‘el botellón’, es decir el utilizar el espacio público para consumir bebidas alcohólicas hasta altas horasde la noche, ha dado lugar a abusos inaceptables, tanto en lo que se refiere al comportamiento de quienes lo

hacen como por las molestias que causa al resto de los ciudadanos. Se ha perdido el sentido de la mesura y

los jóvenes reaccionan de mala manera cuando la policía, ante las protestas de los vecinos de un lugar,decide intervenir y prohibir el uso indiscriminado de los espacios públicos. Es urgente difundir a través de la

televisión y los medios de comunicación unos valores diferentes a los que ahora se difunden, y que ponganénfasis en el respeto a los otros, la contención, el trabajo, y no simplemente el derecho a la diversión y el

todo vale. El ideal urbano de mezcla y convivencia, de heterogeneidad social, de funciones y de usos exige

que la mezcla no sea explosiva, que facilite efectivamente la relación y el intercambio.

Las dudas e incertidumbres sobre el futuro de la ciudad son, en realidad, dudas sobre el futuro de lasociedad y la economía actual, reflejadas de forma eminente en la ciudad. Los espacios urbanos han sido

desde el comienzo de la historia los que han permitido la movilidad social y escapar a la pobreza. Esa función

la siguen teniendo todavía las ciudades, lo que explica el permanente aflujo de inmigrantes de procedenciasdiversas, tanto rurales como de otras ciudades pequeñas de regiones con dificultades.

En general ha mejorado los niveles de vida, pero también es cierto que las diferencias sociales se agudizan

por la escandalosa y creciente acumulación de riqueza en manos de unos pocos. Además esas diferencias sehacen más perceptibles por la proximidad de la residencia y la evidencia de los contrastes. Aunque las

mayores diferencias de dan a escala mundial, las más hirientes se hacen sentir en las áreas urbanas, donde

también son mucho más visibles y se conoce mejor la grave situación de los colectivos marginados o másdébiles (inmigrantres, personas de edad...). La visibilidad es aquí mayor por el acceso a la información y la

capacidad para hacer manifiesto el conflicto y la protesta. Por eso el malestar de la sociedad puedeagudizarse.

Las descripciones que se hacen sobre ese malestar urbano son a veces manifiestamente insatisfactorias. Noporque no exista, sino porque no es específicamente urbano sino más general, aunque sea más visible en las

ciudades. Los mecanismos económicos capitalistas dominan de forma general y alcanzan directa oindirectamente hasta los rincones más apartados del planeta, pero se agudizan o se hacen más evidentes en

las ciudades: el miedo, el aislamiento, la competencia, la homogenización de los territorios y las conductas, la

fragmentación, las dificultades de integración, la exclusión (sentida o real), las alianzas entre autoridades yagentes económicos de diverso tipo, etc. Pero también hay en ellas mayores posibilidades de ascenso social,

de contactos por proximidad, de acceso a la cultura, de intercambio de conocimientos.

La ciudad sigue siendo lo que era siempre: un lugar donde las relaciones espacio-tiempo se comprimen y

donde existe el máximo de posibilidades de comunicación y movilidad, en sentido social y físico. Desde elsiglo XIX todo ello se ha multiplicado por la existencia de nuevos medios técnicos (ferrocarril, telégrafo,

teléfono, automóvil...) y todavía más con la revolución informática y la difusión de ordenadores y la conexióna internet.

Ha cambiado desde luego la extensión y las características físicas de la urbanización, cada vez más difundida

y amplia. Ha habido, sin duda, una intensificación de la urbanización, un cambio cuantitativo, pero no un

cambio de naturaleza. Tal vez el problema fundamental sea la acumulación de energía y de recursos y eldespilfarro que se produce, lo que exige un cambio radical, que solo puede realizarse por la actuación de los

poderes públicos.

Finalmente la urbs, el urbanismo

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Finalmente se llega a la organización física de la urbs. Lo cual ha de plantearse una vez definidos los

objetivos de lo que ha de ser la polis y la civitas. La forma física no es determinante, sino que se organiza en

relación con dichos objetivos.

Las ciudades tienen morfologías diferentes y son además, se repite hoy, de geometría variable. Cada vez másespacio se convierte en urbano, incluso los espacios naturales integrados en las áreas metropolitanas y

dedicados al uso y disfrute de los ciudadanos.

La forma está determinada. Tantas veces se ha repetido, que se olvida que el espacio físico construido es un

producto social. La definición y construcción de las grandes infraestructuras (tarea de los ingenieros) y lasintervenciones en calles, edificios, zonas libres, áreas verdes (objeto del trabajo del arquitecto) se realizan

siempre en relación con los objetivos asignados. Siendo así, la conclusión es evidente: primero los objetivossociales y políticos, luego el urbanismo y la construcción de la ciudad. Esas tareas deben ponerse al servicio

de las necesidades sociales: de la búsqueda de la igualdad, de la equidad, de la disminución de la

segregación, del civismo y la educación.

Arquitectos e ingenieros han tenido y tienen, sin duda, un peso excesivo en las propuestas y los planes. Seconsideran depositarios del saber técnico, lo cual va unido frecuentemente a una actitud de autocomplacencia

y escasa atención a las demandas ciudadanas. Es cierto que en los años 1970 y 80 en España algunos

defendieron el compromiso social de la arquitectura, y tuvieron posiciones críticas. Pero en la décadasiguiente la mayor parte parecen haber perdido toda capacidad crítica, al menos en su actitud pública. Las

numerosas actuaciones urbanísticas desacertadas –sin contar los edificios de escasa calidad que se hanconstruido– no merecen generalmente ninguna censura de los colectivos de arquitectos individuales (Colegios

profesionales o Escuelas de Arquitectura), ni de la mayoría de estos profesionales. Más bien se dedican a

descalificar a cualquiera que se atreva a disentir de su trabajo.

La arquitectura actual apuesta frecuentemente por edificios elevados y por construcciones icónicas, queconstituyan símbolos reconocibles de la ciudad. Muchas ciudades pugnan por construir obras de gran

impacto, reconocidas internacionalmente, y encargadas a arquitectos prestigiosos. También Barcelona haseguido recientemente esa tendencia (Figura 31-32). Para algunos de esos edificios y operaciones

urbanísticas se han realizado concursos públicos, sobre cuya transparencia se han expresado serias dudas,

aludiendo a pactos previos y a justificaciones retóricas de decisiones ya tomadas[54].

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Figura 31. La Torre Agbar (Aguas de Barcelona), de Jean Nouvel, un nuevo icono de la ciudad de Barcelona,levantado en un entorno que no ha sido ordenado y que contrasta fuertemente –tanto en los edificios antiguoscomo en los nuevos– con dicha construcción. Foto Horacio Capel.

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Figura 32. La nueva arquitectura urbana, irresponsable por sus alardes innecesarios ycostosos (sede corporativa de Gas Natural en la Barceloneta, Barcelona). Foto HoracioCapel.

La obsesión por los edificios icónicos va unida a una preocupación excesiva por el diseño urbano, un campo

en el que hay aportaciones interesantes, pero que muchas veces está en manos de publicistas y especialistasen mercadotecnia. Es algo de lo que algunos arquitectos con amplia experiencia en el planeamiento han

podido acusar también al modelo Barcelona, considerando que éste “lleva implícito una estrategia comercial

que en la ciudad se traduce, entre otras cosas, en una invasión de objetos innecesarios, generado porplanteamientos y actitudes que desvirtúan e incluso ridiculizan el concepto de lo público”[55]. En una

situación de graves problemas económicos a escala mundial se hace necesaria, efectivamente, una actitud deeconomía y contención en el gasto, evitando el despilfarro y la obsesión por el diseño que lleva llenar la

ciudad de objetos inútiles, mal concebidos o innecesarios. Y por parte de los arquitectos debería conducir a

una mayor valoración de la arquitectura popular y atención a las necesidades de los ciudadanos[56].

Urbanismo a partir del diálogo

Hemos de poner en marcha una nueva forma de construir la ciudad. Barcelona no es un modelo en ese

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sentido. Pero la tradición de luchas populares y de debates ciudadanos permite señalar algunas vías para elfuturo.

Cambiar las formas de construir la ciudad significa que, frente al papel de los técnicos que pretenden

controlar el saber y que diseñan los planes para que los ciudadanos introduzcan detalles, es preciso que el

plan se realice después de escuchar las demandas ciudadanas, y en diálogo con ellas.

Sobre todo, hace falta una mayor atención a las voces de los vecinos. Es necesario escucharlosfrecuentemente, y no sólo con ocasión de las elecciones. Falta también coordinación. A veces el urbanismo

es desarrollado por departamentos diferentes, que pueden estar en manos de partidos políticos distintos, con

problemas de coordinación. Hay asimismo dificultades en las relaciones institucionales entre el nivel local, elintermedio (de los estados en Brasil, de las Comunidades Autónomas en España) y el del conjunto del

Estado. En España el nivel intermedio tiene transferidas todas las competencias generales de urbanismo.Cada partido despliega sus propias estrategias a partir de las zonas de poder político-administrativo que ha

conseguido.

En la legislación actual sobre planeamiento urbano la publicidad en las fases de exposición pública es muy

reducida. Debe darse un mayor tiempo de información para poder presentar alegaciones en relación con lasiniciativas urbanísticas; teniendo en cuenta la trascendencia de las decisiones en este campo, es

imprescindible ampliar el tiempo que establece la normativa, clarificar el lenguaje y conceder ayuda técnica alas asociaciones de vecinos para que puedan estudiar las implicaciones de los proyectos. Ha de darse un

nuevo papel, más intenso, a los movimientos sociales.

Diálogo significa exigir a los políticos una respuesta a las demandas que se hacen. El diálogo debe convertirse

en una forma habitual de gestión de la ciudad, y va creando competencia cívica[57]. Es a partir de esa basedel diálogo que los profesionales del urbanismo pueden orientarse para que, armados con su conocimiento

profesional y técnico, puedan proponer soluciones concretas. Éstas deberán ser todavía debatidas con los

ciudadanos antes de su plasmación final en un proyecto.

La presión popular tiene una importancia decisiva. La tuvo en las transformaciones de Barcelona, comohemos visto. Pero tras la normalización política del país, se empezó a acusar a las asociaciones y al

movimiento vecinal de falta de representatividad. Se trata de una acusación que hay que tomar en serio, ya

que puede corresponder a la realidad. Pero eso significa simplemente que se debe pensar seriamente enorganizar la participación ciudadana en los asuntos locales mucho más allá del derecho al voto en las

elecciones.

La democracia exige, ante todo, de mecanismos formales como los que ya existen. Es algo indispensable, yconviene decirlo en países y ante grupos políticos que a veces descalifican la democracia representativa

como simple democracia formal, sin contenido ninguno.

Pero es evidente que la democracia es algo más que eso. Y especialmente ha de ser algo más a la escala

local, en la que se plantean problemas que afectan más directamente a la vida cotidiana de los ciudadanos.

Los políticos elegidos por los ciudadanos reciben un mandato legítimo que les obliga a tomar decisiones ydirimir entre posiciones diversas. Pero no se trata de una carta blanca para hacer lo que quieran durante

cuatro años, entre elección y elección. Ni tampoco de que puedan tomar las decisiones contando solo con la

opinión de técnicos que se consideran depositarios del saber, y que, desde luego, no han sido elegidos porlos votantes.

A los políticos su elección les obliga a mucho: a contar con la opinión de los ciudadanos ante los problemas

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concretos que se presentan, a estimular la presentación de opiniones y alternativas, a evaluarlas, a dialogar.

Es una necesidad ante los proyectos concretos urbanísticos, cuya importancia tanto se ha ponderado en

estos últimos años. Pero mucho más al elaborar planes generales, hoy que nuevamente vuelve a sentirse lanecesidad de hacerlos.

Dialogar signfica tratar de descubrir la opinión de los ciudadanos, individualmente y agrupados en

asociaciones, entre las que las de vecinos tienen un papel importante; y debatir y negociar para obtener

consensos respecto a las soluciones.

Sin duda hay el peligro de la manipulación de los colectivos y de la defensa de intereses particulares, degrupos de vecinos afectados por una operación de las inmobiliarias, de los propietarios, de los industriales.

Pero es lógico que suceda así, ya que la sociedad es muy compleja y con intereses contradictorios. En todo

caso, hay que saber valorar lo que defienden los distintos agentes y actores; por ejemplo, tal vez no se debaacabar culpabilizando a los pequeños propietarios o a los vecinos que se oponen a un proyecto concreto y

demandan mayores indemnizaciones, especialmente cuando se puede comprobar que lo que no se admite deellos lo van a obtener con creces las inmobiliarias y otros agentes que acaban beneficiándose de las

operaciones urbanísticas.

En muchos casos, puestos a defender unos intereses, será mejor que sean los de los pequeños actores. Por

ejemplo, los vecinos que han colonizado determinadas áreas de viviendas populares unifamiliares y que hanvivido allí durante décadas, y se ven de pronto amenzados de expropiación, o simplemente expropiados, por

la avaricia de las grandes inmobiliarias y la ceguera de los técnicos y los políticos (Figura 33).

Figura 33. Restos de viviendas unifamiliares de carácter popular destruidas para la prolongación de la AvenidaDiagonal y las operaciones inmobiliarias que le han acompañado, Barcelona. Foto Horacio Capel.

Se necesita otra vez el planeamiento. Algo alejado del viejo planeamiento urbanístico que entró en cuestión

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con la crisis de los años 1970, y que todavía actuaba en aquellos años –y lo ha seguido haciendo– con las

herramientas puestas a punto en los años 1920 y 30.

Existen hoy a nuestra disposición instrumentos mucho más poderosos que permiten realizar simulaciones,

diseñar “escenarios” distintos y presentarlos gráficamente, utilizar la teoría de juegos. Es importante descubrirpreviamente los intereses enfrentados, en particular la estructutra de la propiedad, los agentes que van a

beneficiarse de las operaciones, las reserva de suelo acumuladas previamente por algunos de ellos; pero almismo tiempo, es imprescindible conocer el tejido social existente para, eventualmente, defenderlo y

protegerlo, por su valor para proyectos de futuro. Las operaciones urbanísticas afectan a espacios y

personas concretas. Sobre ellas hay expectativas de beneficio, enfrentados a proyectos de vida individual ycolectiva con capacidad de permanencia y, a la vez, de transformación no traumática.

Ya estamos lejos de esa situación en que el planeamiento podía hacerse con dibujantes (por ejemplo,

arquitectos) y abogados. Es un proceso mucho más complejo en el que no sobran los científicos sociales y

de las otras ramas de la ciencia. Y donde hacen falta políticos atentos, educados y con capacidad de diálogoy negociación. Pero, sobre todo, donde han de estar presentes los vecinos, los ciudadanos afectados, que

han de definirse acerca de los objetivos del plan, y deben exigir que se les presenten con nitidez, sin ningúntipo de manipulación, tergiversación u ocultación de datos.

La planificación es imprescindible, aunque sea difícil. A pesar del dominio de la economía de mercado en sus

demandas y urgencias concretas, y de la estrategia de los políticos locales, interesados básicamente en

acciones visibles durante el periodo para el que han sido elegidos, la planificación necesita de objetivos ymetas a largo plazo en situaciones de elevada y cada vez mayor complejidad. La definición del interés general

plantea graves problemas por los intereses concretos de los distintos agentes en presencia, pero por esomismo se hace más necesaria y urgente.

Especialmente es esencial todo ello en los planes urbanisticos más amplios y de mayores consecuenciassociales. Lo esencial es la claridad de los objetivos y al acuerdo sobre ellos, lo que desde luego puede no ser

fácil de conseguir, pero para eso se les paga a politicos y a técnicos.

El argumento de que el trazado de las infraestructuras, por ejemplo, requiere un saber técnico y ha de dejarseen manos de los profesionales preparados es solo parcialmente cierto. Lo requiere, sin duda, pero para

trazar las redes por donde los ciudadanos y sus representantes les digan que debe hacerse. También requiere

saber técnico la construcción de edificios, pero eso no significa que se puedan construir en cualquier lugar ycon cualquier tamaño o tipología (Figuras 34-35).

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Figura 34. El post-estructuralismo en la política barcelonesa y el inesperado triunfo de Jacques Derrida: ladeconstrucción, del análisis conceptual al urbanismo. Foto Horacio Capel.

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Figura 35. El significado real de la metáfora: la deconstrucción como sinónimo de derribo, en este caso ladestrucción de un espacio unitario y de valor histórico, la plaza de España de Barcelona, para construir eledificio de una comisaría, que tal vez estará ‘en diálogo’ con el cercano hotel Plaza. Foto Horacio Capel.

No es seguro de que los que hoy hacen el urbanismo estén preparados para este nuevo planeamiento. Poreso es imprescindible la colaboración de otros técnicos de diferentes campos de la ciencia. Se trata de un

planeamiento urbano flexible, que debe estar dispuesto a revisar sus objetivos cada cierto tiempo y ante

cambios imprevistos, con las correspondientes consultas a los ciudadanos[58].

Desde luego, una cosa es la intervención en los tejidos urbanos ya existentes, y otra la planificación de laexpansión sobre áreas no urbanizadas. En éstas debe admitirse y estimularse la imaginación y la iniciativa de

los arquitectos y deben explorarse formas nuevas de construcción de la ciudad. Aunque sin considerar ese

espacio periférico como una tabula rasa en la que no existen preexistencias. Generalmente las hay, y debentenerse en cuenta en el planeamiento. Es ahi donde los valores naturales ecológicos, ambientales,

paisajisticos, la propiedad, las actividades o los restos históricos han de valorarse[59].

Si todo ello es ya muy complejo, mucho más lo es intervenir y planificar el tejido urbano construido, donde la

complejidad es todavía mayor y las preexistencias han de ser el punto de partida para el planeamiento,intentando respetar ambientes que pueden tener unos valores históricos e identitarios y con capacidad de

permencia y nuevos usos económicos y sociales. Y donde la población residente ha podido crear redessociales que son más valiosas que el mismo espacio construido.

El desinterés por la cosa pública (o por las ofertas que se hacen) que tienen los jóvenes y numerosos

ciudadanos, reflejado por ejemplo en las cifras de abstención en las elecciones, indica algo que amenaza

incluso la salud de la democracia en nuestros países. Es en el ámbito local donde hay que empezar aencontrar soluciones, en relación con los problemas más inmediatos. No tendría inconveniente en afirmar que

el futuro de nuestras democracias depende en buena parte de que seamos capaces de poner a puntomecanismos serios de participación a ese nivel local.

Es algo de lo que parecen estar tomando consciencia incluso los grupos que poseen el poder. La idea de queel futuro de las sociedades democráticas “va a depender cada vez más del desarrollo de una sociedad civil

activa” no es ya solo un lema de la izquierda, sino más general[60]. Efectivamente, la actual situación en quese delega en unos elegidos las decisiones durante cuatro años contribuye a la desmovilización, tal vez a escala

general pero desde luego en el ámbito ciudadano. Es ahí donde se han de poner a punto urgentemente

mecanismos rigurosos de participación.

El derecho de los ciudadanos a participar en las elecciones pero también en las decisiones que les afectan esindudable. Es así como pueden sentirse protagonistas de la vida pública. Es imprescindible que esa

participación se extienda ampliamente, mediante los procesos participativos, las reuniones y las consultas

sobre cuestiones concretas. Especialmente es importante en relación con la elaboración y el seguimiento delos planes urbanísticos.

Las autoridades municipales han de tener una actitud abierta ante las demandas de los ciudadano, incluyendo

las de los movimientos antisistema. Se han de escuchar sus voces, dialogar con ellos, y considerar seriamentesus propuestas. Por ejemplo, las del movimiento okupa, la de los jóvenes airados por la situación en que se

encuentran (laborales, salariales, de vivienda, etc.) o las de aquellos que proponen nuevas formas de vida y

de relación social.

Ha de pensarse imaginativamente en la organización de nuevas formas de participación en todas las esferas

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de la vida urbana y prestar atención a las reivindicaciones ciudadanas. Posiblemente no todas podrán seratendidas por la administración pública, pero necesitan encontrar interlocutores abiertos y dialogantes. En

general, la población es más razonable de lo que los políticos suponen, y es capaz de entender las dificultadeso imposibilidades que existen, siempre que se presenten adecuadamente las alternativas, los obstáculos y los

recursos disponibles. Técnicos y politicos se creen muchas veces superiores al resto de la población, sin

tener en cuenta que en las sociedades maduras los índices de formación son elevados y se encuentrafrecuentemente niveles de cualificación que pueden ser superiores a los que ellos poseen y, además, con un

mayor conocimiento de la realidad. En todo caso, profundizar la participación no significa cesión deresponsabilidad, ni cuestionar o erosionar el marco institucional. Se trata precisamente de lo contrario;

contribuye a una mayor legitimidad de dicho marco, siempre que los políticos municipales tomen

decididamente la iniciativa del proceso y no vayan a remolque de las reivindicaciones ciudadanas

En la situación actual muchas competencias escapan a los poderes municipales. Eso los ciudadanos puedenentenderlo. Pero a través de los debates en relación con la ciudad, y con la construcción del urbanismo, se

tienen posibilidades de negociación y acuerdo, de integración ciudadana en la búsqueda del bienestar y la

convivencia de todos los que comparten un espacio urbano. También en situaciones de crisis, de desempleo,de emergencia, el ámbito urbano puede desarrollar más fácilmente mecanismos de solidaridad para atender

con generosidad las necesidades de los conciudadanos,

Muchos de los actuales mecanismos para encauzar los procesos participativos son instrumentos de

propaganda del poder local para afianzarse en él. Los ejemplos de Barcelona y de otras ciudades catalanaslo demuestran. No se requieren más expertos en participación, ni observatorios. Lo que hace falta es

voluntad política para ponerlos en marcha, desarrollarlos con sentido común y verdadero interés porcontrastar opiniones y con un debate riguroso que no se proponga desde la prepotencia y la autoridad mal

entendida. Se necesita también decisión para ir introduciendo mejoras, según se vean sus resultados y la

satisfacción de los ciudadanos. Conviene insistir en la importancia de la transparencia de la gestión y de losmecanismos de participación, y en la necesidad de que sean realmente eficaces para que los ciudadanos

tomen conciencia de su utilidad. La participación ha de concebirse como un proceso continuo, con objetivosa largo y medio plazo, pero también dirigido a solucionar problemas concretos e inmediatos.

No hay modelos. Brasil, en particular, no los necesita, ya que algunas iniciativas de este país se han

convertido en referencias para otras ciudades del mundo; como las que se refieren al presupuesto

participativo o a las que se han introducido en el Estatuto da Cidade[61]. Cada ciudad debe partir de supropia situación, pensar en las soluciones a partir de ella, tratando de conocer lo que se ha hecho en otros

lugares, para aprovecharse de esas experiencias previas[62]. Las teorías científicas explicativas han de ser el

punto de partida para la reflexión, siempre que se utilicen con la mente abierta, sin sacralizaciones. Lautilización de conceptualizaciones como ciudad postindustrial, postfordismo, centro-periferia, y otras, las

alusiones canónicas al desarrollo sostenible no deben convertirse en recetas técnicas –y, mucho menos,políticas– que impidan la reflexión crítica y lúcida sobre la propia realidad urbana que se pretende modificar.

Profundizar en la democracia, incorporar al movimiento ciudadano a la construcción de la ciudad, poner a los

técnicos y a los políticos en su lugar, al servicio de los ciudadanos, de sus aspiraciones y de sus necesidades

es la tarea que tenemos ante nosotros.

Notas

[1] Texto de la conferencia del autor en el X Congreso Internacional sobre Poder Local. Desenvolvimento e Gestâo Socialde Territorios, celebrada en Salvador, Brasil, 13 diciembre 2006

[2] Véase, por ejemplo, el libro coordinado por R. López de Lucio (1999) sobre 20 años de Ayuntamientos democráticos enMadrid, y en especial el prólogo de Fernando de Terán.

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[3] Buchanan 1992, Borja 1995, Marshall 2000 y 2004, Monclús 2003, Montaner 2004, Busquets 2004, Capel 2005 y otros quecitaremos en las notas siguientes.

[4] Bohigas 2005; un comentario a dicho artículo puede verse en Capel 2006.

[5] Trabajos significativos de la primera fase fueron los de Bohigas 1986 y Borja 1988; el Ayuntamiento de Barcelona(Ajuntament 1994, 1996, 1999, 2000 y 2003) y diferentes técnicos y académicos han presentado de forma positiva los rasgosde ese modelo en diversas publicaciones, entre las cuales las incluidas en la colección “Aula Abierta”; entre ellos los deSantacana 1992, Esteban 1999, Longo 1999, Subirós 1999, Raventós 2000, Mackay 2000, Truño 2000, Valls 2001, Olivella2001, Oliva 2003, Lahosa y Molina 2003, Torres 2004.

[6] Marshall 2000 y 2004.

[7] Ha sido una referencia para propuestas de revitalización de las ciudades británicas (la de Richard Rogers por encargo deTony Blair; Rogers 1999 y 2004) y de otras de diferentes países iberoamericanos.

[8] Entre los cuales Jordi Borja a través del despacho Jordi Borja Urban Technology Consulting S.L. Tan interesante comoconocer quiénes vendieron el modelo Barcelona es saber quiénes lo compraron y porqué; véase en eso sentido, y conreferencia al impacto del modelo en Rio de Janeiro, la comunicación presentada por Pedro de Novais (2006) en este mismoCongreso sobre Poder Local.

[9] En los últimos meses se multiplican las reuniones de empresarios que reflexionan sobre el posible agotamiento delmodelo Barcelona

[10] Delgado 2005; también Unió Temporal d’Escribes 2004.

[11] Entre esos autores crecientemente críticos sobre un modelo que él mismo contribuyó a aplicar y difundir se encuentraJordi Borja (Véase Borja y Muixí 2004). Otro, el arquitecto Oriol Bohigas, cree que se ha podido utilizar la expresión “paraconseguir fácilmente prestigios publicitarios o soporte político”. También estima que lo que se ha hecho en la ciudad deBarcelona es un proceso, interesante, pero no un modelo, porque “no ha sido una línea continua sino más biencontradictoria”; y considera que “no pertenecen al mismo modelo la Villa Olímpica y Diagonal Mar” (Bohigas 2005).

[12] Véase Busquets 2004.

[13] Una presentación cartográfica de los cambios en Busquets 2003; una publicación da también cuenta de algunos deesos cambios y de las actuaciones realizadas recientes, con excelentes ilustraciones, Foment Ciutat Vella 2005.

[14] Sirva de ejemplo el edificio en la plaza de Sant Agusti Vell, en el chaflán entre Carders y Tantarantana.

[15] Las declaraciones de Josep Lluís Mateo (en Serra 2005) lo confirman, ya que afirma, en efecto, de forma explícita que“la lógica de los grandes derribos probablemente no ha sido la más interesante”; y a continuación critica a los que hanintervenido en ese sector: “claramente, lo que no han sido interesantes son las nuevas arquitecturas que han salido de losderribos, que son de una gran banalidad”

[16] López Sánchez 1986, Heeren 2002.

[17] “Un emisario de la ONU denuncia que la especulación en España es desenfrenada”, La Vanguardia 2 de diciembre2006, p. 14.

[18] En los quince años que van de 1991 a 2005 el Patronato ha construido un total de 4.451 viviendas en Barcelona, pero enese total están incluidas 2.554 viviendas que corresponden a las remodelaciones de barrios y a promociones destinadas alos afectados por operaciones urbanísticas; lo que deja las siguientes cifras para otras actuaciones: 235 para promocionesde protección oficial (para una lista general de personas sin vivienda de toda la ciudad), 491 para apartamentos conservicios para gente mayor y 1.171 apartamentos de alquiler para jóvenes. Los datos proceden de Habitatge públic aBarcelona. L'aportació del Patronat Municipal de l'Habitatge, 1991-2005 (Habitatge 2006, Annex p. 251), un balance delos quince años de actuaciones del Patronato, convertido en una lujosa obra de propaganda con declaraciones generalessobre la sostenibilidad y el respeto al entorno (según el presidente del Patronato, “se han introducido criterios deconstrucción sostenible basados en conceptos arquitectónicos de adaptación y respeto al entorno”) que se vencuestionadas por la colección de fotos de edificios y las justificaciones retóricas que hacen los arquitectos sobre losedificios construidos.

[19] Puede citarse en ese sentido la campaña de movilización vecinal Salvem el Port Vell para presentar otra alternativa,expresada en un acto público con la intervención de Manuel Vázquez Motalbán, Mercedes Tajer y Ferran Sagarra, entre

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otros, celebrado en 1987.

[20] Ventura 2002, p. 66.

[21] En la declaración sobre la participación ciudadana como opción estratégica se alude a “las lucha contra el intento deaprobación del Plan General Metropolitano, también llamado Plan Comarcal, que se da en Barcelona y su área metropolitanaen los años 70, dando un peso determinante al movimiento asociativo”, Ajuntament de Barcelona 2002, p. 2.

[22] Véase, por ejemplo, lo que se decía en un balance de 1983 (CMB, 1983, p. 5): “Barcelona ha alcanzado prácticamente lasaturación de su término, y frena radicalmente el proceso de crecimiento, parte del cual se desplaza hacia los municipiosvecinos”.

[23] Un artículo de la arquitecta y geógrafa brasileña Ester Limonad (2005) puede servir de ejemplo de la sorpresa que tienenlos que visitan este sector de Barcelona, y muestra la reacción que provoca.

[24] Como muestra los estudios que existen sobre la expansión de la urbanización en la provincia de Barcelona, entre loscuales los de Monclús 1998, Francesc Muñoz 2004, Herce Vallejo 2004 y otros.

[25] Borja 2006, p. 8.

[26] Balibrea 2006, p. 10. Es en ese momento cuando, según esa autora, llega el paso del modelo a la marca Barcelona, y lahegemonía de ésta.

[27] Nos limitaremos a citar una de ellas: “desde posiciones de poder politico y poder del know-how y del capital cultural,impone implacablemente sus criterios estéticos, catalanistas y modernizadores en las transformaciones física de la ciudad[Narotzcky p. 247-251, Mc Neill p. 156-167], en ocasiones notables contra la voluntad y los criterios de los afectadoscuando éstos osaron contradecirles. En consecuencia, lo que decía hacerse en nombre y por bien de la ciudadanía, ennombre y por bien de la democratización espacio-social, en nombre y por bien de la integración barcelonesa en el contextoeuropeo, se hizo ya desde el principio sin la colaboración y la consulta continuada y directa de la ciudadanía, Si hubodemocratización del consumo de los nuevos y recuperados espacios , que sin duda en muchas ocasiones beneficiaron a losciudadanos, no lo hubo de los mecanismos de producción... Y así más que un modelo de participación social para elpensamiento o la historia de los movimientos sociales urbanos desde la izquierda, con respecto a esta cuestión, Barcelonaes modelo de cómo neutralizar a las bases sociales en la adquisición del consenso ayudándose de la cultura para ello”(Balibrea 2006, p. 19); otros autores han podido referirse también al “despotismo ilustrado” de estos grupos de políticos yprofesionales barceloneses (MacNeill 1999, p. 156; cit, por Balibrea).

[28] “Barcelona afronta más de 400 pequeñas obras”, La Vanguardia, 22 noviembre 2006, Vivir, p. 3. Según el primerteniente de alcalde, Xavier Casas, “Es una política de destinar más recursos al espacio público y al mantenimiento, que es loque se define como proximidad… No es que hayamos renunciado a proyectos de envergadura… pero sí que se puedeinterpretar como un cambio de filosofía”.

[29] Reglamento de Planeamiento para el Desarrollo y Aplicación de la Ley, 1978, artículos 110, 116, 125, 128, 138 1 47, dondese señala el plazo de un mes para la información pública y que las alegaciones se incorporarán al expediente, para que lasautoridades decidan “las determinaciones que deban adoptarse”. Esta normativa ha estado vigente durante buena parte delperiodo estudiado, y en esos aspectos no ha habido cambios esenciales en la legislación promulgada durante el gobiernodel Partido Popular. Respecto a la legislación catalana, véase Textos 2005, artículo 81 (“Tratamiento de los planes directoresurbanísticos”), 81.2, donde se reitera que el plazo para información pública es de un mes.

[30] Ajuntament de Barcelona 2002.

[31] Un total de doce consejos, a saber: Económico y Social, Municipal de Bienestar Social, de Mujeres, Asesor de laTercera Edad, de Deportes, Escolar, de Consumo, de la Juventud, de Convivencia, Defensa y Protección de los Animales,del Medio Ambiente y Sostenibilidad, de Circulación Disciplina y Seguridad Vial, de Seguridad Urbana, de Asociaciones,de Emigraciones, de Juventud, de Normalización Lingüística, Tributario, de Cooperación Internacional, del Pueblo Gitano,Comisión Cívica de la Bicicleta, Mesa cívica de la Energía, Forum Ciudad y Comercio.

[32] Brugué, Font y Gomá 1998, citado en Ajuntament de Barcelona 2000, p. 7.

[33] Subirats, cit. en Ajuntament de Barcelona 2000, p. 11.

[34] Ajuntament de Barcelona 2002, p. 13 y 16; en el estudio de Brugué, Font y Gomá, antes citado (nota 22) se afirma quetodo el mundo coincide en señalar un importante cambio, desde “una actitud permanentemente reivindicativa a una conimportantes espacios de colaboración entre administración y entidades”.

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55/65www.ub.edu/geocrit/sn/sn-233.htm

[35] La sociedad Estrucfort 2000 había adquirido ese terreno para construir pisos, lo que, atendiendo las reclamacionesvecinales, ha sido rechazado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en una sentencia que deja sin valor laaprobación municipal por “vulnerar las disposiciones sobre volumetrías establecidas en el Plan Especial de Protección delPatrimonio arquitectónico Artístico”. El ayuntamiento, que ya ha permitido el derribo de una parte del viejo palacio, tiene elproyecto de edificar ese patio posterior para dedicarlo a guardería, no se sabe si destruyendo los restos que aún existen(Información de D. Canals en El País 8 de noviembre de 2006, Cataluña, p. 34: (“El TSJC anula un proyecto urbanístico queavaló el Consistorio de Barcelona. Las movilizaciones vecinales obligaron a retirar el plan de la calle de En Carabassa”).

[36] La reclamación se hizo porque “el ayuntamiento vulneró la normativa urbanística por modificar la zonificación desuperficie calificada de equipamiento a zona verde, ajustes que debían haber sido aprobados por la Subcomisión deUrbanismo y no por éste. El ayuntamiento se ve también obligado en este caso a resolver las cuestiones que señala eltribunal, y tal vez recurra ante el Tribunal Supremo" (El País 10 de noviembre 2006, Cataluña, p. 37).

[37] Se trata del caso del plan de Can Fargas en Horta, aprobado en el pleno municipal de 24 de noviembre de 2006, y quedio lugar a protestas ciudadanas (La Vanguardia, 25 de noviembre 2006). Aunque el proyecto tuvo que ser aprobadodebido al silencio administrativo, el Ayuntamiento acordó iniciar los trámites de expropiación de la masía para convertirla enescuela de música. La plataforma Salvem Can Fargas ha pedido la creación de una comisión de investigación interna delAyuntamiento para depurar responsabilidades, y considera que ha habido negligencia (La Vanguardia, 29 de noviembre2006, Vivir, p. 3).

[38] La reunión del Plan de Patrimonio del Poblenou el día 13 de noviembre de 2006, fue convocada a las 8 de la noche:consistió en una simple información de las decisiones adoptadas (incluyendo la proyección de un Power Point) y seresolvió en dos horas, finalizando abruptamente apagando las luces y dando prisa a los participantes para queabandonaran el edificio.

[39] Pueden verse en ese sentido, entre otros, los trabajos del Grup de Patrimoni Industrial del Foro de la Ribera del Besòs2005, a y b; Tatjer Mir 2005, a y b; Tatjer, Urbiola y Grup de Patrimoni Industrial 2005. Un libro reciente recoge una parte dela documentación generada en relación a esta lucha, Forum Ribera Besòs 2006. Debe señalarse, en relación con la defensade este recinto y el debate de los problemas del Poblenou, la importante labor realizada por Joan Roca, Salvador Clarós,Mercedes Tatjer, junto con la Asociación de Vecinos del Poblenou así como con trabajadores, pequeños empresarios,colectivos de artistas y entidades del barrio, agrupados en la plataforma Salvem Can Ricart.

[40] Grup de Patrimoni Industrial del Foro de la Ribera del Besòs 2005, a y b.

[41] La Modificació del Pla especial de Protecció del Patrimoni Arquitectònic Històricartístic de la Ciutat de Barcelona.Districte de Sant Martí. Patrimoni del Poblenou (Modificació 2006) incluye, por ejemplo (entre otros que podríamosindicar), en la página 103 el “Dibuix de la façana central de Can Ricart de l’arquitecte Josep Oriol Bernadet, 1853” sin indicarla fuente archivística; en realidad, reproducen la figura incluida en el trabajo de M. Tatjer, M. Urbiola y Grup de PatrimoniIndustrial del Forum Ribera Besòs (2005) que sus autores habían compuesto a partir de la documentación de archivo, comopuede descubrirse por dos discontinuidades existentes en la figura y que no están en el original.

[42] Véase en ese sentido Costa Moreira 2004.

[43] El periódico La Vanguardia (3 de diciembre 2006, p. 1 y 2), al dar noticia de la ocupación de Can Ricart escribe que “ladesaparición de La Makabra ha reabierto el debate entre los detractores del movimiento ocupa y los defensores de lasformas de cultura urbana alternativas como la que presuntamente se venía desarrollando en aquel espacio”.

[44] “La reforma de Can Batlló encara su recta final sin haber pactado con los talleres”, La Vanguardia 26 de octubre 2006,Vivir, p. 3.

[45] Véase, por ejemplo Limonad 2005.

[46] Forum Barcelona 2004. “Conclusiones de los Diálogos sobre Ciudades en el Foro Urbano 2004”<http://www.barcelona2004.org>

[47] Borja 2006, con una relación de los autores que ofrecieron ese panorama (David Harvey, Neil Smith, Richard Sennent yotros).

[48] El libro ha sido traducido al portugués este mismo año, y se ha publicado con un postfacio de Erminia Moricone, quehace oportunas matizaciones a la obra (Davis 2006).

[49] Capel, Gritos amargos sobre la ciudad, 1998.

[50]Koolhaas 2006.

24/07/12 CAPEL, Horacio. El debate sobre la construcción de la ciudad y el llamado"Modelo Barcelona".

56/65www.ub.edu/geocrit/sn/sn-233.htm

[51] Borja 2006, p. 4, y nota 15.

[52] “Si (la ciudad) se queda vieja, simplemente se autdestruye y se renueva. Es igual de emocionante”, ha escrito Koolhaas(2006, p. 12), hablando de la Ciudad Genérica.

[53] Capel 2004.

[54] El arquitecto Oriol Bohigas (en Contra la incontinencia urbana. Reconsideración moral de la arquitectura y laciudad ha hablado incluso de "una corrupción bien camuflada".

[55] Delgado Pérez 2005.

[56] Uno de los arquitectos que colabora en un estudio sobre la actuación del Patronato Municipal de la Vivienda deBarcelona suscita la siguiente cuestión: “muchos arquitectos nos hemos planteado en un momento u otro si se puede hacerarquitectura en edificios de pisos” (Joaquín Español, “Apología de l'ofici”, en Habitatge, 2006, p. 27). La pregunta dejaboquiabierto al lector que no pertenece al oficio, porque es probable que el 90 por ciento, o más, de la actividad de estosprofesionales se dedique a la construcción de viviendas. Lo cual queda confirmado por el mismo autor, que recuerda “loque decía un filósofo con conocimiento de causa: la arquitectura es el arte de nuestra residencia en la tierra y, si es así, lacasa suburbana o el piso urbano son precisamente el paradigma de la manera actual de habitar el mundo”. Encontrar enellos la duda de si eso es arquitectura nos permite comprender el sentimiento de frustración que les embarga al construirvivienda social: “los arquitectos sabemos que no podemos esperar la gloria en estos proyectos”.

[57] Ramírez, 1998 y ss.

[58] Véase, por ejemplo, Ascher 2001.

[59] Capel 1994.

[60] Por ejemplo, ha sido recientemente una afirmación del presidente de la Fundación Bertelsmann en un congresoorganizado por dicha empresa privada alemana y presidido por el futuro rey de España, el príncipe Felipe; los participantes(entre los que había ex-presidentes y ex-primeros ministros de varias naciones) constataron que “los poderes públicos nopueden resolver por sí solos todos los problemas”, y afirmaron que cada vez “están más alejadas las figuras del ciudadanoy las del político profesional”, lo que exige impulsar la participación ciudadana (“Expertos reclaman mayor compromisocívico de gobernantes y ciudadanos”, El País, 24 de noviembre de 2006, p. 58. El I Congreso Diálogo y Acción. Empresa,Sociedad y Fundaciones ante el desafío del futuro, organizado por la Fundación Bertelsmann).

[61] Véase en ese sentido Genro 2003.

[62] Por ejemplo, en el caso de Salvador podría ser útil un urbanismo de urgencia que empezara por la periferia, invirtiendopara mejorarla y construir los equipamientos que faltan, estimular la participación de las asociaciones vecinales, desarrollarel transporte público (y obligar a los políticos a usarlo), actuar contra la privatización del espacio (por ejemplo el de laplaya), pensar en los peatones y no solo en la circulación de los automóviles (lo que debería llevar a la mejora de las acerasy a la construcción de pasos preferentes para cruzar las calles), mejorar el paisaje urbano, intervenir en los miradores quedan hacia el mar, impidiendo la realización de obras que dificultan la vista (por ejemplo en el Mirante dos Aflittos, y en losque hay a ambos lados del Teatro Vila Velha) etc. Un buen ejemplo de la privatización del espacio en Salvador puede ser labanda que da al mar en la Avenida Sete de Setembre: una muralla de grandes (a veces monstruosos) edificios que dandirectamente sobre el acantilado, sin permitir un paseo que permita a los ciudadanos pasear y ver el mar.

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