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MESETAS Y BAJOS DE LA PATAGONIA CENTRAL EXTRAANDINA Alejandro Simeoni 1 La inversión del relieve

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MESETAS Y BAJOS DE LAPATAGONIA CENTRAL

EXTRAANDINA

Alejandro Simeoni1

La inversión del relieve

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Sitios de InterésGeológico

de la República Argentina

EDITORComisión Sitios de Interés Geológico de la República Argentina (CSIGA):

Gabriela Anselmi, Alberto Ardolino, Alicia Echevarría, Mariela Etcheverría, Mario Franchi,Silvia Lagorio, Hebe Lema, Fernando Miranda y Claudia Negro

COORDINACIÓNAlberto Ardolino y Hebe Lema

DISEÑO EDITORIALDaniel Rastelli

Referencia bibliográfica

Sitios de Interés Geológico de la República Argentina. CSIGA (Ed.) Institutode Geología y Recursos Minerales. Servicio Geológico Minero Argentino,

Anales 46, II, 461 págs., Buenos Aires. 2008.

ISSN 0328-2325Es propiedad del SEGEMAR • Prohibida su reproducción

Publicado con la colaboración de la Fundación Empremin

www.segemar.gov.ar | [email protected] | [email protected]

BUENOS AIRES - 2008

Av. General Paz 5445 (Colectora provincia)Edificio 25 - 1650 - San Martín - Buenos Aires

República Argentina

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INTRODUCCIÓN

La región de la Patagonia extraandina, des-de el río Colorado hasta Tierra del Fuego, pre-senta un relieve tan particular que ha llamadola atención de muchos estudiosos, desde el co-nocido Charles Darwin (1846) en adelante. Es quegran parte de esta enorme extensión presentaun paisaje de mesetas interminables coronadaspor gravas arenosas y, en menor medida, por ba-saltos. Se podría asegurar que es, en su tipo, lamás magnífica expresión del planeta (Figura 1a).

En el caso del sur de la provincia del Chubuty norte de la provincia de Santa Cruz, regióndenominada Cuenca cretácica del golfo San Jor-

RESUMEN

El característico paisaje de mesetas de la Patagonia central extraandina es en gran medida el resultado de procesos geológicos de

inversión de relieve, de enorme importancia durante los últimos cuatro o cinco millones de años. Esencialmente, estos procesosexplican por qué las actuales mesetas patagónicas - cuyas altitudes llegan a más de mil metros - constituían en el pasado los valles

o zonas bajas de una región montañosa por donde discurrían caudalosos ríos. Por el contrario, muchas de las actuales áreas bajas,

como por ejemplo las cuencas de los lagos Musters y Colhué Huapi, eran las máximas alturas de aquel paisaje antiguo.Un fenómeno asociado con estos cambios es lo que se denomina captura del valle de un río, por otro que fluye a un nivel

topográfico menor. El río Senguer, antiguamente uno de aquellos caudalosos ríos, fue capturado por otro en el paraje denomi-

nado Codo del Senguer. Cumplido ese proceso, el río Senguer comenzó a fluir por el nuevo cauce, dejando un valle abandona-do, conocido hoy como Valle Hermoso.

ABSTRACT

The plateau landscape typical of extra-Andean central Patagonia is mainly the result of geological processes of inversion relief,which was very important during the last four or five million years. Essentially, this process explains the reason why the current

Patagonian plateaus - whose altitudes are over a thousand meters - were once part of the valleys or low areas within a mountainous

region, crossed by numerous rivers. By contrast, many of the current low-lying areas, for instance the basins of the Musters andColhué Huapie lakes, represented the maximum heights of that old landscape.

A phenomenon associated with these changes is that of the so-called ‘capture’ of one river valley by another at a lower topographic

level. The Río Senguer, which was well-known as one of the greatest rivers of its time, was captured by another river at a placecalled Codo del Senguer. Following this process, the Río Senguer started to flow through the new river bed, leaving an abandoned

valley, currently known as Valle Hermoso.

MESETAS Y BAJOS DE LAPATAGONIA CENTRAL

EXTRAANDINA

Alejandro Simeoni1

La inversión del relieve

1. Departamento de Geología, Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.

ge, donde se ubican algunos de los yacimientospetrolíferos más importantes del país, estasmesetas adoptan una distribución extraña, bor-deando el golfo San Jorge y los lagos de la loca-lidad de Sarmiento.

Estas mesetas son el objeto de una parte deeste capítulo, pero la región tratada es más am-plia, abarcando una extensa franja del sur de laprovincia del Chubut y del norte de Santa Cruz,desde la cordillera de los Andes hasta el océanoAtlántico. En ella se reflejan los sucesos que hanacaecido y ocasionado profundas transformacio-nes en la geografía de la región durante los últi-mos cinco millones de años, un lapso breve com-parado con el tiempo que abarca la historia geo-

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Figura 1. a) Ubicación, topografía e hidrología general de la Patagonia central extraandina. Modelo de elevación digital(Shuttle Radar Topographyc Mission) representativo de la topografía.

b) Sistemas de niveles agradacionales aterrazados y estructuras plegadas. También, se indica la ubicación de los perfilestopográficos de la figura 2.

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lógica total de la región y del planeta. Lo quequeda en claro es que el paisaje que actualmen-te vemos allí -ríos, lagos, montañas y costa ma-rina- fue labrado desde hace unos pocos millo-nes de años. ¡Por cuántas transformaciones hapasado el planeta desde su nacimiento!

¿Qué fenómenos lograron modelar un relie-ve como éste? ¿Cuál fue el origen de estos ex-tensos depósitos de gravas que pueden seguirsesin interrupción a lo largo de 500 ó 600 kilóme-tros? Luego de numerosas hipótesis, la explica-ción más aceptada es que estos depósitos fue-ron originados por corrientes fluviales produci-das durante la fusión de los glaciares cordille-ranos, a las que denominamos fluvioglaciares,para emparentarlas con el fenómeno referido.

¿Pero por qué estas corrientes no desembo-caron en el golfo o se desviaron hacia el bajo deSarmiento? ¿Por qué mesetas de basalto tomanla forma de un cauce fluvial con sinuosidades ymeandros propios de un río? ¿Por qué existennumerosos bajos en medio de estas mesetas degravas o coladas de basalto, que no han sido re-llenadas por estos flujos? ¿Pudo ser el golfo SanJorge un gran bajo hidroeólico, es decir, ahon-dado por la acción del agua y el viento, antes deser inundado por el mar?

Lo cierto es que formas planas de aspectosimilar, como los pedimentos, al pie de las se-rranías, las terrazas marinas, en la zona costeray los múltiples niveles de terrazas fluvioglacia-les, han configurado un paisaje con particulari-dades tales, que impiden una generalización oexplicación única para una región tan vasta comola Patagonia.

Trataremos de develar los interrogantes quesurgen al observar este paisaje con auxilio de lageomorfología, ciencia que describe e interpre-ta las formas del relieve. Para ello utilizamos,entre otros estudios, la teledetección (fotos aé-reas estereoscópicas e imágenes satelitales) quenos permite una visión regional espacial, consti-tuyendo una eficaz herramienta de apoyo paraanalizar la evolución del paisaje.

SÍNTESIS GEOLÓGICA REGIONAL

Las rocas más antiguas de la zona conside-rada están representadas por un pequeño aflo-ramiento del Paleozoico superior, en proximida-des de Nueva Lubecka, donde aflora el GrupoTepuel, de edad carbonífero-pérmica, compuestopor rocas oscuras de grano muy fino (pelitas),portadoras de fósiles.

PEDIMENTOS Y TERRAZASLos pedimentos son superficies de erosión, producto de lavajeen mantos y con suave pendiente desde las serranías hacia lasáreas más bajas. Están cubiertos generalmente por una delga-da capa de rodados que les da estabilidad frente a los agenteserosivos.Las terrazas fluviales y fluvioglaciales son topográficamenteplataformas, planos o escalones en los valles de los ríos querepresentan comúnmente los sucesivos niveles del piso o plani-cie del valle. Las fluvioglaciales se diferencian de las fluvialesen que los cauces se inician desde áreas glaciares, y los ríosque las generan son muy torrentosos y transportan gran canti-dad de sedimentos de tamaño grueso y muy grueso.Las terrazas marinas también son superficies planas quecorresponden, en términos generales, a antiguas playas quequedaron ‘colgadas’ al descender el nivel del mar.

Desarrollo de terrazas fluviales. En el bloque A se observa un ríoque fluye por un amplio valle relleno con sedimentos aluviales.Posteriormente, este río comienza a «cortar» o a profundizarestos sedimentos, al mismo tiempo que comienza a moverse late-ralmente y a suavizar o aplanar su nueva planicie de inundación(bloque B). Así aparece una terraza cuya superficie es el remanen-te de la planicie de inundación original y cuyos bordes sobre elmargen del nuevo valle están formados por abruptas escarpas.Éstas son cavadas por el curso del río en su divagar por la planiciede inundación.En el bloque C se ven más escalones o escarpas que delimitan elborde de distintas terrazas fluviales resultado de la erosión delrío en sucesivos estadíos de profundización. Los sedimentos queno quedaron cubiertos por los depósitos de gravas comienzan aerosionarse por acción del agua y el viento, comenzando la «in-versión del relieve».En el bloque D se observa que la erosión retrocedente de lascabeceras de los pequeños cursos produce el desvío o»captura»del curso principal. Entre los niveles de terraza, se observa laformación de conos aluviales

Al sur del río Deseado, en lo que se denomi-na Macizo del Deseado, una intensa actividadígnea, desarrollada durante la fracturación delsupercontinente Gondwana a mediados del Ju-rásico, generó extensas acumulaciones de ori-gen volcánico formadas por ignimbritas de com-posición riolítica, espesos bancos de aglomera-dos volcánicos y tobas, lapillitas y tufitas. Estas

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rocas son reunidas bajo el nombre de Grupo Ba-hía Laura. Su aspecto se aprecia en los magnífi-cos cañadones de colores rosados del río Pintu-ras, donde se encuentran las famosas pinturasrupestres de la Cueva de las Manos.

Por encima de estas acumulaciones volcáni-cas se disponen las formaciones Matasiete, Cas-tillo, Bajo Barreal y Laguna Palacios, integran-tes del conjunto rocoso más característico de laregión por su colorido, el llamado Grupo Chu-but, de edad cretácica superior. Se trata de de-pósitos de origen continental compuestos porareniscas, conglomerados y arcilitas, la mayoríade las veces mezclados con cenizas volcánicasgenerando las denominadas tufitas, aunque tam-bién hay bancos formados íntegramente por ce-nizas volcánicas, que una vez transformadas enroca reciben el nombre de tobas. Sus coloresson principalmente rojizos, verdosos, blanque-cinos, grises y morados. Estas rocas se encuen-tran en la sierra de San Bernardo, al noroestedel lago Colhué Huapi, y en la vertiente occi-dental de la pampa María Santísima. Al norte dela provincia de Santa Cruz afloran en el anticli-nal Los Perales y al sur del río Deseado.

En estas formaciones se han encontrado nu-merosos fósiles de flora y fauna, especialmentedinosaurios, característica por la cual estos es-tratos eran conocidos antiguamente con el nom-bre de «Estratos con dinosaurios». Su espesor enla zona del codo del río Senguer sobrepasa los1.000 metros. En subsuelo constituye los yaci-mientos de hidrocarburos de la Cuenca del Gol-fo San Jorge.

A comienzos del Paleógeno la región era re-corrida por numerosos ríos que atravesaban al-gunas zonas boscosas, con grandes árboles. Pocoa poco la región fue invadida por el mar. Lasrocas que representan este ambiente cambian-te constituyen la Formación Salamanca, que in-cluye areniscas fluviales verdosas, amarillentasy grises, que poseen numerosos troncos fósiles.Estas rocas están cubiertas por bancos de are-niscas calcáreas de origen marino costanero, conabundantes fósiles marinos como moluscos (os-tras y equinodermos) y también grandes dientesde tiburón. Unos 30 kilómetros al sur de Sar-miento, en las proximidades del cerro Abigarra-do, en estratos de la Formación Salamanca seencuentra la reserva natural de la provincia delChubut (Ley provincial número 2161) conocidacomo Bosque Petrificado Ormaechea, que se ilus-tra en la fotografía 1.

Durante el Paleoceno superior se retiró elllamado «mar salamanqueano» y se acumularonsedimentos continentales: arcillas tobáceas decolores abigarrados alternando con bancos deareniscas gruesas a finas, depositadas por ríos ylagunas. Presentan fósiles de troncos, tortugas ycocodrilos, y una importante fauna de mamífe-ros. El conjunto de rocas recibe el nombre deFormación Río Chico.

Durante el Eoceno, Oligoceno y parte delMioceno la zona estuvo sometida a la casi per-manente lluvia de cenizas volcánicas, con fre-cuentes interrupciones durante las cuales se de-sarrollaban suelos con extensos pastizales, don-de se alimentaba y prosperaba una compleja

Fotografía 1. Bosque petrificado Ormachea, al sur de Sarmiento. En primer plano un tronco silicificado descubierto por laerosión. Al fondo formas erosivas en sedimentitas de la Formación Salamanca.

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fauna de mamíferos, de los que hay numerososfósiles. Su estudio convocó y convoca a gran can-tidad de investigadores del país y del extranje-ro, pues contiene un registro único de la evolu-ción de los mamíferos en Sudamérica durantegran parte del Cenozoico. De acuerdo con su ori-gen, por acumulación de cenizas volcánicas, lasrocas responden al nombre de tobas, que en oca-siones están intercaladas con areniscas, arcili-tas y una particular ceniza de grano muy finollamada chonita. Los geólogos y paleontólogosconocen esta unidad rocosa como Formación Sar-miento. Un afloramiento muy importante se en-cuentra en la denominada Gran Barranca, fren-te al lago Colhué Huapi, el que ha sido objetode estudios reiterados.

En la costa del golfo San Jorge, en las már-genes del valle Hermoso y del río Senguer y enla sierra de San Bernardo, en una posición topo-gráfica mucho más elevada que el resto de losafloramientos, se encuentran rocas que repre-sentan al «mar patagoniano», una nueva inun-dación marina que se produjo en muchos luga-res sincrónicamente o con posterioridad, duran-te el Mioceno, a los depósitos de la FormaciónSarmiento. Los sedimentos generados en estemar reciben distintos nombres según la zona,pero en general se los reconoce como Forma-ción Patagonia. Están representados por arenis-cas amarillentas verdosas que contienen varia-dos y numerosos fósiles marinos, entre los quese destacan bancos conteniendo grandes ostras.

Durante el Cenozoico también se produje-ron varios episodios ígneos. Algunos se manifes-taron en la superficie como extensas coladas debasaltos originadas en volcanes y otros se hanintruído en estado líquido entre las rocas sedi-mentarias sin llegar a la superficie, intercalán-dose como mantos entre las capas estratiformeso formando cuerpos globosos. Se destacan lascoladas de la meseta del lago Buenos Aires, lasdel macizo del Deseado y las de la sierra de SanBernardo. Entre los cuerpos, hoy aflorantes porla erosión, se encuentran los cerros Pastel yPuricelli, entre otros.

Una de las características más notable de laPatagonia, desde el pie de la cordillera hasta elmar, es la presencia de espesos mantos de can-tos rodados que ocupan la parte superior de to-das las grandes extensiones de superficies pla-nas que forman las altas mesetas, pero que tam-bién integran el material de antiguas costas demares y lagos, formando terrazas marinas y la-custres, y hasta constituyen los sedimentos deplaya actuales. Tal dispersión de rodados no es

común en la superficie de la tierra y constituyeuna singularidad geológica que llamó la aten-ción de numerosos investigadores desde muyantiguo.

Las primeras menciones de estos rodados seremontan a Charles Darwin (1846), quien reco-noció estos depósitos desde el río Colorado has-ta Tierra del Fuego, y los denominó GravelFormation. Para Darwin, las gravas provendríande las rocas erosionadas de la cordillera de losAndes y pensó en una distribución de las mismasdebida a la acción del oleaje marino. Posterior-mente, los estudiaron Doering (1882) y Mercerat(1893) quien los denominó Rodados Tehuelches.Florentino Ameghino (1896) los definió como For-mación Tehuelche, y Nordenskjöld (1899; 1905)introdujo, para nombrarlos, la denominación deRodados Patagónicos. Este autor planteó que sudispersión se debió a una acción combinada delos glaciares y los grandes ríos formados por suderretimiento, lo que se conoce como origenfluvioglaciar.

A partir de los anteriores, siguieron por va-rias décadas los trabajos de una serie de desta-cados investigadores y geólogos, como Windhau-sen, Roveretto, Frengüelli, Roth, Feruglio,Caldenius, Groeber, Polansky, Fidalgo, Flint yVolkheimer, entre otros, quienes adjudicaron dis-tintos orígenes y causas de dispersión a tan ex-tensos depósitos, variando las conjeturas entrelas actividades glaciar, fluvial, pedemontanta ymarina. Las últimas investigaciones sobre estetema fueron realizadas por Césari y otros auto-res (1986; 1988) y Césari y Simeoni (1994).

Las mesetas coronadas por depósitos de ro-dados están ubicadas a diferentes alturas. La máselevada y antigua es la pampa del Castillo, si-guiéndole la pampa Las Catalinas y la pampa Ma-ría Santísima. Varios niveles un poco más bajosse hallan sobre el valle Hermoso y luego, aúnmás abajo, tenemos niveles que bordean los la-gos Musters y Colhué Huapi. Finalmente, estánlos niveles actuales de los valles de los ríosSenguer y Chico. En otros sectores, niveles equi-valentes a algunos de los nombrados reciben otrasdenominaciones geográficas, como pampa deSalamanca, pampa Malaspina, meseta de Monte-mayor y meseta Espinosa, entre otros.

Los depósitos de rodados se disponen mayo-ritariamente sobre sedimentos terciarios y susespesores oscilan entre 2 y 20 metros. La com-posición litológica de los rodados corresponde,en su mayoría, a rocas volcánicas, siendo menorla proporción de derivados de rocas graníticas ymetamórficas. En los intersticios de los rodados

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Fotografía 2. Corte artificial en el nivel agradacional aterrazado I, pampa del Castillo, de 2,5 metros de potencia. Se observa elnivel superior de gravas con abundante contenido de material carbonático alóctono, sobre un banco de arenas y conglomerados.

Fotografía 3. Nivel agradacional aterrazado en la margen izquierda del río Senguer, cerca de Facundo. Las gravas están cu-biertas por una colada basáltica de 1 metro de espesor.

sería semejante a la de los basaltos o más anti-gua (Fotografía 3). Keidel (1917 a 1919), que es-tudió la zona sur de la provincia del Chubut ynorte de la provincia de Santa Cruz, establecióacertadamente edades de las capas de rodadosque abarcan desde el Plioceno al Cuaternario.

DE VALLES A MESETAS

Durante el Mioceno, la erosión de las mon-tañas recién ascendidas de la cordillerapatagónica, generó enormes depósitos de roca a

hay arena, la que también constituye, con sedi-mentos más finos, ocasionales camadas interca-ladas entre los estratos de rodados. Si bien losrodados prácticamente carecen de cohesión en-tre ellos, a veces están cementados por carbo-nato de calcio dejado por las aguas que circula-ron subterráneamente (Fotografía 2).

La edad de estos sedimentos es difícil deprecisar debido a la ausencia de fósiles, destrui-dos por la gran energía propia de ese ambientede depositación. Las dataciones de algunos ba-saltos que fluyeron sobre estos niveles, nos per-mite acotar la edad mínima de las gravas, que

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na, como testimonio de la glaciación, algunos blo-ques erráticos, grandes fragmentos rocosos queno son del lugar y que por su tamaño sólo podríanhaber sido transportados hasta allí por una masade hielo glaciario (Fotografía 4).

En los períodos interglaciales, el derreti-miento de los hielos formó enormes volúmenesde corrientes de agua que tenían la particulari-dad de descender, al principio, de una manerano encauzada, arrastrando las gravas y arenasacumuladas en las morenas, y distribuyéndolascomo mantos en las denominadas planicies delavado. Alejadas del frente del glaciar, las co-rrientes se encauzaron en amplios valles con ca-racterísticos diseños anastomosados. Estos cau-ces antiguos aún hoy se pueden percibir clara-mente en las fotografías aéreas e imágenes desatélites, resaltados por la vegetación arbustivaque se agrupa en las pequeñas depresiones de-jadas por las primitivas corrientes de agua.

sus pies, llamados depósitos de piedemonte, losque aportaron el material que, más tarde, con-formaría los Rodados Patagónicos. Parte de es-tos depósitos se conservan todavía en las mese-tas del Guenguel y de Chalía y en la pampa delPedrero, las que presentan pendientes más fuer-tes que el resto de las mesetas fluvioglaciares(Figura 2a).

Posteriormente, a fines del Mioceno y espe-cialmente durante el Plioceno y Pleistoceno, lacordillera se vio sometida a varias etapas deglaciaciones (entre siete y nueve) durante lascuales el nivel del mar descendió entre 100 y150 metros.

Los glaciares se extendieron hacia el este,sobrepasaron los límites de la cordillera y alcan-zaron las planicies extraandinas, situación eviden-ciada por las morenas frontales, sedimentos quelas lenguas de hielo acumularon en su avance ero-sivo. También pueden verse en la zona extraandi-

Figura 2. Distintos perfiles topográficos de la zona. a) Perfil este-oeste donde se observa la disposición de las gravas de lapampa del Pedrero, la faja plegada de la sierra de San Bernardo con sus rocas ígneas en la parte superior y la pampa del

Castillo. Nótese la profundidad del golfo San Jorge, relacionada con la altura de la pampa del Castillo y el espesor erosionado;b) En este perfil sudoeste-noreste se advierte la continuidad de la pendiente, desde pampa del Castillo hasta la península

Valdés, con bajos eólicos y la profundidad del golfo Nuevo (en la península Valdés); c) Perfil norte-sur, entre la sierra de SanBernardo y el macizo del Deseado, donde se ve la relación entre los sistemas de niveles agradacionales de los ríos Deseado

(SRD) y Senguer-Chico (SRS-Ch); d) Perfil de la meseta Espinosa y del golfo San Jorge. Se observa la concavidad del fondo delgolfo y el umbral poco profundo, indicativos de erosión hidroeólica; e) Perfil del río Deseado, de la meseta Espinosa y del GranBajo Oriental. Se percibe la inclinación secundaria de los niveles agradacionales aterrazados debida al ajuste isostático por el

volumen de sedimentos erosionados.

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Fotografía 4. Bloque errático de basalto olivínico con disyunción columnar, abandonado por los glaciares a unos 10 kilómetrosde lago Blanco.

San Jorge, el bajo de Sarmiento, donde se en-cuentran los lagos Musters y Colhué Huapi, y otrosbajos de la región, habrían sido altos topográficosen esa época, al igual que el sector de la sierrade San Bernardo y del Macizo del Deseado, queaún se mantienen como tales (Figura 3a y b).

Tenemos, entonces, la paradoja de que lascapas de rodados, que en la actualidad se en-cuentran a diferentes alturas tapizando la par-te superior de las altas mesetas, formaban lasantiguas planicies de los ríos que circulaban enlos fondos de los valles, en tanto que las actua-les zonas bajas constituían altos entre los cua-les discurrían las corrientes que depositaban losrodados. A este fenómeno se lo conoce comoinversión del relieve.

LA INVERSIÓN DEL RELIEVE

El depósito de los rodados se producía enforma coetánea con las diferentes etapas deavance y retroceso de las glaciaciones y las co-rrespondientes fluctuaciones del nivel del mar,además de un ascenso relativo sostenido del con-tinente por causas eustáticas. Los distintos ni-veles en los que estaban los valles fluviales don-de se distribuían los rodados, están relaciona-dos con los diferentes pulsos de ascenso conti-nental. Las gravas y arenas se depositaban enniveles cada vez más bajos, a medida que seproducían los pulsos de ascenso continental. Ladiferencia de altura entre las actuales mesetastestimonia cada uno de esos pulsos de ascenso.

A medida que se producía el ascenso regionalde la comarca, la erosión comenzó a actuar, des-bastando las formaciones cretácicas y cenozoicas

Si bien los mantos de grava se distribuyeronen la Patagonia desde la cordillera hasta la costa,algunas zonas, por su mayor altitud, no fueroncubiertas. Por ejemplo, la sierra de San Bernardoya se había erigido como alto topográfico haceunos 15 millones de años, durante el período Mio-ceno, y por lo tanto no fue cubierta por los alu-viones. Otro alto topográfico no cubierto por losrodados fue el Macizo del Deseado. En la figura 1se observan superficies planas, que se denomi-nan mesetas y pampas, como las mesetas deMontemayor y de Chalía, y las pampas deSalamanca y Alta, entre otras, que correspondena la disposición de los mantos de grava dentro dela zona que estamos considerando y que losgeomorfólogos denominan niveles agradacionalesaterrazados. En el oeste, se encuentran distri-buidos al pie de la zona cordillerana desde unpoco al norte de Nueva Lubecka, hasta el sur dela meseta del Lago Buenos Aires. En su carrerahacia el océano Atlántico, las corrientes de aguaque distribuyeron los rodados debieron sobrepa-sar una zona estrecha entre los altos de la sierrade San Bernardo y el Macizo del Deseado y esrazonable esperar que una vez superado el obs-táculo, estas corrientes se hubieran dirigido ha-cia el actual golfo San Jorge, si esta hubiera sidouna zona deprimida. Sin embargo, los primerosniveles se dirigieron hacia el noreste, dejando unaserie de depósitos que denominamos Sistema delSenguer-Chico. Más tarde, se produjo la divisiónde las corrientes con la aparición del Sistema delDeseado (Césari y otros, 1986), con orientaciónhacia el este-sureste, como muestra la figura 1b.

La explicación a esta disposición de las co-rrientes, la podemos encontrar imaginando quetambién la zona del Gran Bajo Oriental, el golfo

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Mesetas y bajos de la Patagonia central extraandina

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CAUSAS DE LOS CAMBIOS DEL NIVEL DEL MARConceptualmente, las causas de los cambios globales del niveldel mar pueden ser de origen climático (cambiosglacieustáticos), que implica un cambio en el volumen delagua del océano, y de origen tectónico (cambios tecto-eustáticos), que conduce a un cambio en el volumen y tamañode las cuencas oceánicas. Los cambios del nivel del marglacieustáticos están relacionados con el crecimiento y re-tracción de los casquetes polares como consecuencia de loscambios climáticos. Por ejemplo, el deshielo total del hieloantártico conduciría a un ascenso generalizado del nivel delmar de hasta 60 metros.

Figura 3. Hipótesis de la evolución paleogeográfica de la región. a) Plioceno: sistema del río Senguer-Chico con desarrollo dela planicie fluvioglaciar I; b) Pleistoceno: formación de bajos aislados y desarrollo de la planicie fluvioglaciar II; c) Pleistoceno:sistema del río Deseado con los niveles agradacionales aterrazados I y II; d) Pleistoceno alto: formación del conjunto internodel río Deseado; e) Holoceno: avances del mar sobre los extremos del golfo San Jorge y profundización del bajo en su zona

central. Generación de bajos profundos en Sarmiento y captura del río Senguer; f) Vista actual de la región con el modelo deelevación digital, con colores relativos a las alturas topográficas.

que no habían quedado cubiertas por los aluvio-nes. Como son rocas muy friables (es decir, fácil-mente desmenuzables) son más vulnerables a laerosión hídrica y eólica que los mantos de gravas,los que se preservaron y a su vez también res-guardaron los mantos friables cretácicos y ceno-zoicos subyacentes. De esta forma, los ampliosvalles con depósitos de gravas en su lecho fueronmuy resistentes a la erosión y quedaron comozonas altas, mientras que los rasgos inicialmenteelevados, compuestos por afloramientos de ro-cas sedimentarias desmenuzables resultaron,comparativamente, fáciles de ser rebajados porla erosión, invirtiéndose el relieve.

El bajo Slápeliz, de unos 200 metros de pro-fundidad, denota un adelgazamiento de la capa

de gravas en su entorno, lo que afirma la hipó-tesis de que eran elementos positivos al momentoen que se depositaban los aluviones (Figura 4).

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La inversión del relieve también se produjocon las efusiones de lavas que actuaron, igualque los rodados, como mantos protectores deun subyacente blando. Los basaltos, un tipo delava, fluyeron por los valles y rellenaron las par-tes bajas del relieve. La erosión actuó en formadiferencial rebajando las paredes del valle queencauzaron los basaltos y dejando elevada lazona central del valle cubierta por la dura rocavolcánica. De esta forma, quedaron mesetas ba-sálticas alargadas y sinuosas sobre un relievebajo, barrido por el agua y el viento.

La erosión actúa con intensidad también enla actualidad. La Patagonia extraandina centraltiene un régimen de lluvias promedio de 170milímetros por año, con extremos de 90 a 350milímetros por año, concentradas en otoño-in-vierno, momento en el que se produce la activaerosión hídrica sobre los sedimentos. El vientoreina principalmente en primavera-verano, es-tación seca, con máximos entre 100 y 200 kiló-metros por hora y con una frecuencia destaca-ble a nivel mundial. De esta manera, los sedi-mentos arrastrados por la acción hídrica sonerosionados con facilidad de los cauces secos ycuencas centrípetas.

LOS NIVELES AGRADACIONALESATERRAZADOS

La altitud relativa de los niveles agradacio-nales aterrazados y su antigüedad están direc-tamente relacionadas. Generalmente, cuantomás alto es un nivel, mayor es su edad. Hay queconsiderar que un nivel, desde su nacimiento y

durante su recorrido, tiene una pendiente simi-lar a la del valle fluvial original, por lo que unmismo nivel tiene diferentes alturas sobre el ni-vel del mar según donde se lo mida. Los nivelesmás jóvenes, ubicados más abajo, acompañanesa pendiente en su recorrido. Como se habíaesbozado más arriba, los niveles pueden ser agru-pados según las corrientes de agua que disper-saron las arenas y gravas, en dos sistemas prin-cipales: los de los ríos Senguer y Chico, y los delrío Deseado.

Los niveles agradacionales aterrazadosdel río Senguer-Chico y la captura delrío Senguer

Si distinguimos los diferentes niveles connúmeros romanos, desde los primeros que seformaron hasta los últimos, el nivel I representael más antiguo exponente de los depósitosfluvioglaciares y está constituido, al oeste, porlas mesetas del Guenguel y de Chalía, de unos1.300 metros sobre el nivel del mar, y al estepor la pampa del Castillo, con pendiente haciael noreste de 0.13% y 750 metros sobre el niveldel mar. El mismo nivel se extiende por las de-nominadas pampas de Salamanca y Malaspina ymeseta de Montemayor, hasta confluir en la zonadel río Chubut y península Valdés (al norte de lazona enmarcada en este trabajo, sobre la costaatlántica) con mesetas de alturas de 200 a me-nos de 100 metros, y que se representa en lasfiguras 2b y 5. Limita al este, en su tramo másaustral, con una barranca disectada por profun-dos y largos cañadones orientados hacia el cen-tro del Gran Bajo Oriental. Más al norte, la ba-rranca desciende desde el borde de las pampasdel Castillo, de Salamanca, Malaspina y de me-seta de Montemayor hacia la costa. Al oeste li-mita con el nivel II en la porción más austral, ycon la barranca que desciende al valle del ríoChico. En estas barrancas se desarrollan variasformas que el ojo del geomorfólogo logra iden-tificar y de esta manera puede tener un mayordetalle sobre la historia de la región. Según dis-tintos investigadores, su edad estaría compren-dida entre el Mioceno superior y el Plioceno. Seapoya sobre las Formaciones Santa Cruz o Pata-gonia.

El nivel II tiene unos 650-600 metros sobreel nivel del mar, unos 100 metros más abajo queel nivel I. Lo componen, de oeste a este, laspampas de las Mesetas y del Setenta, y al este elnivel de Las Catalinas que acompaña la direc-ción del nivel I (Figura 5). La dirección de las

Figura 4. Esquema donde se muestra la capa de rodados quese adelgaza en el entorno de una elevación, al adaptarse sudepósito al relieve previo. En este caso, las rocas elevadas,más desmenuzables, fueron fácilmente erosionadas por laacción del agua y el viento y formaron un bajo, como el deSlápeliz. Este fenómeno se denomina inversión del relieve yes muy común en la Patagonia. Una de las evidencias de queel bajo mencionado fue previamente una forma positiva es

el adelgazamiento de las capas de rodados que se observa alacercarnos a su borde.

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Figura 5. Bosquejo que ejemplifica la distribución de los dos sistemas de niveles agradacionales aterrazados. Los de colorescastaños, amarillos, grises y verde corresponden al sistema del río Senguer-Chico. El nivel VIII (verde) representa al valle del

río Senguer antes de la captura, actual valle Hermoso. Luego de la captura el río formó los dos niveles grises (IX, X) y el abani-co aluvial de Sarmiento. Las direcciones del río Senguer, primero al sudeste y luego al noreste, bordeaban una zona alta. La

inversión del relieve y la formación del bajo de Sarmiento provocó la captura del Senguer por un río perteneciente al sistemafluvial centrípeto del bajo. Los niveles de colores violáceos y lilas corresponden al sistema del Deseado, que comenzó a fun-

cionar cuando el sistema del Senguer-Chico se desplazaba ya sobre el nivel IV.

bordeando el anticlinal Los Perales, que era unalto topográfico en el momento de formarse elnivel. En esta zona se observan una serie de la-

corrientes, que quedaron impresas en las pam-pas durante el depósito del nivel II, era hacia eleste-sureste, para luego girar hacia el noreste

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bre la que corría el río Senguer en el momentoen que fue capturado y que se encuentra ac-tualmente a 430 metros sobre el nivel del mar.

Antes de la captura, en la zona de los ac-tuales lagos de Sarmiento se habría producidopor erosión una gran depresión sin salida, el bajode Sarmiento, como se observa en la figura 6,actualmente a 245 metros sobre el nivel del mar,quedando al descubierto en sus paredes, las to-bas con mamíferos de la Formación Sarmiento,el bosque petrificado de la Formación Salamancay algunos cuerpos subvolcánicos, llamados asíporque no alcanzaron la superficie durante suformación. Para dar una idea de la cantidad dematerial erosionado, se ha calculado que en lazona del gran bajo se han desbastado, principal-mente por acción del viento, unos 600 metrosde espesor de rocas. La deflación y la acciónerosiva de las aguas que descendían hacia el bajo,a través de sus numerosos cañadones, producíanel ahondamiento y expansión lateral del bajo,hasta que algunos cañadones interceptaron elcurso del Senguer, provocando su brusco desvíoal noreste en el paraje denominado codo delSenguer. El río abandonó su antiguo cauce, elvalle Hermoso, y comenzó a llenar el gran bajo,formando un lago de enormes proporciones (Fi-gura 6 y fotografía 5). Evidencias de esto son lascostas de gravas retrabajadas por el oleaje re-conocidas al este del lago Colhué Huapi, a 80metros sobre el nivel actual del mismo.

Los niveles IX y X se depositaron duranteesta etapa. El primitivo lago aumentó su nivelhasta desbordar por la zona sudeste del lagoColhué Huapi, dando nacimiento al río Chico,que con renovada fuerza erosiva siguió en la di-rección del valle original, aunque a un nivel in-ferior, emplazado en un notable lineamiento dedirección noreste (Figura 6).

gunas alineadas, en lo que se denomina «bordede las lagunas». Esta alineación es indicativa deuno de los antiguos paleocauces fluviales quedrenaba las aguas cordilleranas en la direcciónde la dispersión de las gravas. El paleocaucebordea el anticlinal Los Perales, hoy transfor-mado en un bajo por la erosión, quedando ex-puestas las formaciones cretácicas y cenozoicas.

El nivel III está representado por las pampasVerdún y María Santísima, que se hallan a unos540 metros sobre el nivel del mar. Todo el desa-güe glacifluvial proveniente del lago Buenos Ai-res todavía drenaba hacia el noreste (Figura 5),ya que no se había definido aún la corriente delrío Deseado. Algunos cauces antiguos, como eldel cañadón Salado, de régimen efímero, comien-zan con una dirección este-sudeste sobre la pam-pa Verdún, para luego describir una llamativacurva hasta desembocar en el amplio valle Her-moso. Este nivel limita con relictos de erosióndel nivel superior (los cerros El Guadal de 675metros y Setenta de 672 metros).

El nivel IV se produjo en el momento en quelas aguas del deshielo de los glaciares ubicadosal oeste, en la posición de los lagos Buenos Airesy Posadas-Pueyrredón, se dividían. Una corrien-te seguía la dirección habitual hacia el noreste,a través del valle Hermoso. La otra, que llama-mos sistema del río Deseado, se abría caminohacia el este-sudeste, a un nivel topográfico me-nor, depositando los sedimentos de la mesetaEspinosa (Figura 5), de 340 metros sobre el niveldel mar, evidenciando la enorme circulación deaguas. El nivel IV se encuentra bien representa-do en la zona de río Mayo y al suroeste del cododel río Senguer.

Sobre el valle Hermoso, además del nivel IV,se desarrollaron los niveles V, VI, VII y VIII, re-presentando este último la planicie aluvial so-

Fotografía 5. Aspecto del bajo de Sarmiento. Vista al noreste desde el valle Hermoso. Se observa el cerro Negro, relicto ígneode la gran erosión hidroeólica. Al fondo, el lago Colhué Huapi.

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La erosión, ocasionada por este cambio denivel, arrastró gran cantidad de sedimentos grue-sos que se depositaron en forma de un gran aba-nico aluvial, donde hoy se emplaza la ciudad deSarmiento y su zona agropecuaria, como se veen la figura 6.

La captura del valle del río Senguer por otrorío más joven y vigoroso, de mayor poder erosi-vo, también ocasionó el rejuvenecimiento delvalle aguas arriba del codo del Senguer. El reju-venecimiento implicó una profundización delcauce del río y un aumento en la inclinación delas pendientes laterales del valle, fenómeno quefue progresando aguas arriba y que se llama ero-sión retrocedente. La onda erosiva llega hoyhasta la zona de La Angostura, cercana a laafluencia del cañadón Tacho, lugar donde aúnconserva el ancho que tenía antes de la captura(Fotografía 6).

El valle Hermoso, o Zanjón del Valle Hermo-so, constituye un valle abandonado con las di-mensiones correspondientes a un gran río, elantiguo Senguer, que desaguaba las aguas pro-venientes del derretimiento de los glaciares deuna extensa zona cordillerana. En la actualidadcanaliza esporádicamente sólo aguas de lluviazonales.

Los niveles agradacionales aterrazadosdel río Deseado

En la actualidad el lago Buenos Aires desa-gua hacia el océano Pacífico. En el pasado, lapresencia de los grandes glaciares en la zonacordillerana impedían que tal cosa sucediera ylos grandes volúmenes de agua desaguaban ha-cia el océano Atlántico. Al principio, como ha-bíamos visto, las corrientes se dirigían al nor-este pero en un momento se produjo un des-doblamiento de ellas, parte de las cuales to-maron una dirección este-sudeste, siguiendoaproximadamente el actual curso del río De-seado y depositando varios aluviones aterra-zados en distintos niveles (Figura 5). Césari yotros (1986 y 1988) estudiaron los depósitos eidentificaron tres niveles a ambos lados delrío Deseado, más un conjunto interno com-puesto por varios subniveles y la planicie aluvialactual. Si bien las alturas de los niveles sonmenores a las del sistema Senguer-Chico, lascaracterísticas sedimentarias y morfológicasson muy similares (Figura 2c).

El nivel I es equivalente al nivel El Cordón,de Feruglio (1950). Tiene pequeños subniveles yestá desmembrado por la erosión en siete frag-

Figura 6. Detalle de cómo ocurrió la captura del río Senguer.En la zona de Sarmiento se formó, por inversión del relieve,una depresión o bajo (1 A), coincidiendo su parte más pro-funda con la actual posición de los lagos Musters y ColhuéHuapi. Esta cuenca tenía numerosos ríos o cañadones que

confluían hacia su centro, ayudando al viento a suprofundización y expansión lateral. Uno de ellos, señalado

con una flecha de un tono más azulado (1 B), avanzóerosionando sus cabeceras hasta interceptar el curso del río

Senguer, provocando su desvío en el paraje denominadocodo del Senguer (2 C). El río abandonó su antiguo cauce (2

D, en puntos rojos) y comenzó a inundar el gran bajo. El lagoaumentó su nivel hasta desbordar por el sudeste del lagoColhué Huapi, dando nacimiento al río Chico. La erosiónocasionada por el torrente del río Senguer arrastró gran

cantidad de sedimentos gruesos que se depositaron en formade un gran abanico aluvial, donde hoy se emplazan la ciudad

de Sarmiento y su zona agropecuaria (3, en amarillo).

mentos. Comprende la meseta Espinosa, con al-turas de 350 metros.

El nivel II es equivalente a la pampa Alta, deFeruglio (1950). Tiene unos 320 metros y se pre-senta como un valle abandonado entre dos te-rrazas del nivel I. Es el nivel donde se asientanlas localidades de Las Heras, Pico Truncado y FitzRoy. Se extiende desde las cercanías del lagoBuenos Aires hasta proximidades de puertoMazarredo.

El nivel III (equivalente a La Angostura, te-rraza del cerro Alonso, de Feruglio, 1950) se de-

Edición CSIGA

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sarrolla con alturas de 180 a 100 metros y co-rresponde al nivel de Jaramillo.

El conjunto interno (niveles IV y V) compren-de una faja de subniveles discontinuos, con po-cas diferencias de alturas, y la planicie aluvialactual (Figura 5). Desde que el lago Buenos Ai-res comenzó a desaguar hacia el océano Pacíficodebido a la fusión del glaciar, el valle del ríoDeseado quedó sobredimensionado, surcado porun río que es alimentado por los ríos Pinturas yFénix Grande y por cañadones que desciendendesde las áreas elevadas situadas al norte y surde su cauce, y cuyas aguas terminan en la ríadel Deseado.

DEL ALTO SAN JORGE AL ACTUALGOLFO SAN JORGE

Hemos visto cómo la acción erosiva del aguay del viento puede desbastar apilamientos derocas sedimentarias de cientos de metros, talcomo describimos en la zona de Sarmiento don-de se han eliminado estratos rocosos de más de600 metros de espesor. En la actualidad, estefenómeno se observa en las salinas de la penín-sula Valdés, que son bajos con cotas de 40 me-tros bajo el nivel del mar. Otro ejemplo es elGran Bajo de San Julián, en la provincia de San-ta Cruz, de 1.400 kilómetros cuadrados de ex-tensión y con una profundidad de 400 metrosrespecto a las rocas del entorno, y con una cotade casi 100 metros bajo el nivel del mar. Paraque una región se convierta en un bajo se nece-

sitan algunas combinaciones de elementos queaquí se hallan presentes: que las rocas sean degrano fino y fácilmente desmenuzables; que nohayan tenido o se haya eliminado la cubierta duraprotectora; que el nivel freático de las aguassubterráneas permanezca bajo, de manera queel fondo de la cuenca permanezca seco y no seforme una laguna, pues ésta sería un límite parala erosión eólica, y que la temporada anual defuertes vientos coincida con el nivel freáticobajo.

De esta forma, en el área elevada que de-nominamos «Alto San Jorge», se formó un granbajo, el golfo San Jorge, cuyo borde oriental seencuentra erosionado y sumergido. Revisandolos mapas batimétricos del golfo, se puede ob-servar que las mayores profundidades se en-cuentran próximas a su centro, en el orden delos -150 metros. Si nos internamos mar aden-tro, llegamos a una zona más elevada, llamadaumbral, donde la profundidad oscila entre -50y -80 metros, que hace de cierre al golfo, comose ve en la figura 2d. Se descarta la acción deloleaje como generadora de esta forma de ero-sión, pues si así fuese se hubiera generado unaplataforma casi horizontal (Césari y otros,1986).

El mismo esquema se observa en los golfosNuevo y San José (en la península Valdés), conel centro profundo y su umbral elevado. Es evi-dente que la acción hidroeólica ha tenido quelabrar estos grandes bajos antes de que el marlos invadiera, tal como lo vemos hoy en el GranBajo Oriental (Figura 2e). Estas deducciones

Fotografía 6. Vista al este de un recodo del río Senguer, encajonado entre basaltos en la zona de La Angostura, cercana a laconfluencia del río Senguer y el cañadón Tacho. En último plano, la sierra de San Bernardo.

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podrían comprobarse mediante toma de mues-tras de sedimentos en los puntos clave de estosgolfos.

Las terrazas marinas de la costapatagónica entre Puerto Deseado yCamarones

Feruglio (1950) describió 6 niveles de terra-zas marinas o playas elevadas, entre Puerto De-seado y Camarones, asignándoles edades entreel Plioceno superior y el Holoceno.

• Terraza del cerro Laciar (170-186 metrossobre el nivel del mar); cabo Buen Tiempo(131-138 metros)

• Terraza de la estancia Cabo Tres Puntas ydel cerro Blanco (115-140 metros); estanciaDarwin (65-70 metros)

• Terraza de Camarones, cabo Dos Bahías yfaro Cabo Raso (40-95 metros)

• Terraza del Escarpado Norte - Puerto De-seado (30-40 metros)

• Terraza de Puerto Mazarredo (15-30 metros)• Terraza de Comodoro Rivadavia (6-19 me-

tros)

Más allá de la precisión en la cronología y lacorrelación de estos depósitos, que seguirá sien-do tema de estudios y debates entre especialis-tas, surge una deducción interesante de estosdatos: la zona central del golfo -Comodoro Riva-davia- registra sólo el último nivel de playas ele-vadas (Césari y otros, 1986). Este hecho refuerzala idea de que la zona del golfo habría sido unelemento positivo desde la regresión del marpatagoniano.

SÍNTESIS

Compaginando los datos comentados másarriba, podemos imaginar la siguiente secuenciade acontecimientos: las corrientes originadas conmotivo de los primeros eventos interglaciales,aproximadamente durante el Plioceno inferior,se encauzaron entre el Macizo del Deseado, el«Alto San Jorge» y el «Alto de Sarmiento» conrumbo final noreste, transportando enormes can-tidades de rodados generados por la erosión enel área cordillerana, como se ve en la figura 3a.Los terrenos topográficamente elevados, cons-tituidos por rocas blandas desmenuzables, comoel anticlinal Los Perales, el «Alto» Slápeliz, jun-to con amplias zonas de Sarmiento (más de 4.000

kilómetros cuadrados) y de San Jorge (unos33.000 kilómetros cuadrados), comenzaron aerosionarse fundamentalmente por acción delviento y se fueron generando profundos bajosendorreicos (Figura 3b).

Al tiempo que se sucedían las glaciaciones ylos períodos interglaciales, el continente sufrióascensos, que condicionaron la formación de ni-veles de terrazas más bajas.

Aproximadamente durante el Plioceno su-perior, las corrientes provenientes de los lagosBuenos Aires y Posadas-Pueyrredón se abrieronpaso hacia el este-sudeste, separándose de lascorrientes que provenían de la zona sur de lacordillera de Chubut, que seguían en direcciónnoreste. En el Pleistoceno se instalaron en elsistema del río Deseado los niveles agradacio-nales aterrazados I, II y III (Figura 3c y 5), y en elPleistoceno alto, el conjunto interno de este río(Figura 3 d).

Posiblemente entre el final del Pleistocenoy comienzos del Holoceno, el río Senguer fuecapturado, abandonó el valle Hermoso y formóun gran lago en el bajo de Sarmiento, hasta des-bordar, reencauzándose por el río Chico. Los su-cesivos cambios del nivel del mar generaron pla-yas elevadas o terrazas marinas sobre una costacercana a la actual en las zonas extremas delgolfo San Jorge, mientras se profundizaba la ero-sión en su centro (Figura 3e). Por último, el marpenetró en el gran bajo de San Jorge configu-rando la costa actual (Figura 3f).

LOS FUTUROS GOLFOS

Actualmente observamos cambios climáti-cos tendientes al calentamiento global por elefecto invernadero, con el consecuente derreti-miento de los hielos glaciares y la tendencia a laelevación del nivel del mar. Asimismo, la regióntiende a una sequía progresiva, que podemosmonitorear por medio de registros satelitales.Un claro ejemplo de ello es la dramática retrac-ción del 80% de la superficie normal de los lagosColhué Huapi y Blanco en el año 2.000 (alimen-tados por las precipitaciones cordilleranas), per-mitiendo con ello la continuación de la erosióneólica de su lecho.

Tal como la atípica ría de San Julián (al surde la zona enmarcada en este trabajo), que noes un valle sino un bajo hidroeólico inundadopor el mar, los profundos bajos costeros ubica-dos en la península Valdés y el Gran Bajo de SanJulián, cuyos fondos tienen hoy varios metros

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UBICÁNDOSE EN EL TIEMPO

por debajo del nivel del mar, como también elGran Bajo Oriental (con cota sobre el nivel delmar, pero sometido a intensa erosión), serán,con el paso del tiempo, anegados por el mar ypasarán a constituir nuevos golfos marinos enuna Patagonia cada vez más árida.

MEDIDAS DE PROTECCIÓN

Para evitar la aceleración de estos proce-sos, debemos hacer un uso racional del agua yun manejo adecuado de los recursos naturales,evitando la desertificación que viene de la manode acciones antropogénicas, como el sobre-pastoreo de los campos por el ganado ovino ycaprino, la remoción de suelos durante la explo-tación petrolera y el manejo descontrolado delagua dulce para riego de pasturas.

Existen proyectos en curso, como la cons-trucción de una represa en el codo del Senguer,que afectaría drásticamente el comportamientodel lago Colhué Huapi, generando un importantí-simo proceso de erosión eólica en el fondo dellago seco. Otros proyectos consisten en la provi-sión de agua para explotación petrolera en elnorte de la provincia de Santa Cruz y para con-sumo humano de todas las localidades del nortede esa provincia. También en esta zona existenpropuestas de riego de posibles cultivos. El es-tudio responsable del impacto ambiental de to-dos estos emprendimientos, generalmente afec-tados por importantes intereses regionales yparticulares, es un requisito indispensable parapreservar el delicado equilibrio hidrológico dela región. Roto este equilibrio, deberemos en-frentarnos con irreversibles consecuenciasecológicas y socio-económicas.

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AGRADECIMIENTOS

Este capítulo es una síntesis y actualizaciónde los trabajos de Césari y otros (1986; 1988 y1994) realizados en la cátedra de Geomorfologíade la Universidad Nacional de la Patagonia, encolaboración con Omar Césari y Carlos Berós. Aambos compañeros de cátedra mi agradecimien-to por las horas compartidas observando y via-jando por la hermosa Patagonia.

TRABAJOS CITADOS

Ameghino, F., 1896. Notas sobre cuestiones degeología y paleontología argentina. Boletín delInstituto Geográfico Argentino, 17: 87-119.Buenos Aires.

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