cap 5 masculinidades

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La masculinidad – Víctor J. Seidler Los hombres, la experiencia y el feminismo (experiencia de la masculinidad en tiempos del feminismo) La masculinidad no fue explorada durante la modernidad porque el hombre adoptó la voz imparcial de la razón (voz impersonalizada). Los hombres aprenden a aguantar cosas porque tienen que aprender a identificarse con una ausencia de necesidades emocionales y por lo tanto a centrar su vida en torno a las exigencias del trabajo (p. 104) El feminismo ha tratado de explicar la masculinidad en sus propios términos, muchas veces adoptando el discurso de que todo hombre es un violador en potencia que no es de fiar. Esto refuerza dos concepciones: 1) la noción kantiana de que la masculinidad como tal es algo animal y que debe frenarse mediante la razón, y 2) que las mujeres saben mejor cómo son los hombres que estos (superioridad moral). Esto es algo que resulta dañino porque resulta en una negación del hombre, negación que puede ser adoptada por ellos mismos al sentirse identificados con el feminismo por x o y razón. Una falla importante a notar en esta autonegación por parte del hombre feminista es que resulta en una falla por asumir responsabilidad por sí mismo. Por eso hay que repensar maneras de autonoconocimiento masculino y de métodos de relacionarse con las emociones, sentimientos y deseos sexuales, pero esto es algo que resulta imposible si se adopta la visión de que los hombres son “violadores en potencia”. El cambio en la concepción de la

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La masculinidad Vctor J. SeidlerLos hombres, la experiencia y el feminismo (experiencia de la masculinidad en tiempos del feminismo) La masculinidad no fue explorada durante la modernidad porque el hombre adopt la voz imparcial de la razn (voz impersonalizada). Los hombres aprenden a aguantar cosas porque tienen que aprender a identificarse con una ausencia de necesidades emocionales y por lo tanto a centrar su vida en torno a las exigencias del trabajo (p. 104)

El feminismo ha tratado de explicar la masculinidad en sus propios trminos, muchas veces adoptando el discurso de que todo hombre es un violador en potencia que no es de fiar. Esto refuerza dos concepciones: 1) la nocin kantiana de que la masculinidad como tal es algo animal y que debe frenarse mediante la razn, y 2) que las mujeres saben mejor cmo son los hombres que estos (superioridad moral). Esto es algo que resulta daino porque resulta en una negacin del hombre, negacin que puede ser adoptada por ellos mismos al sentirse identificados con el feminismo por x o y razn.Una falla importante a notar en esta autonegacin por parte del hombre feminista es que resulta en una falla por asumir responsabilidad por s mismo. Por eso hay que repensar maneras de autonoconocimiento masculino y de mtodos de relacionarse con las emociones, sentimientos y deseos sexuales, pero esto es algo que resulta imposible si se adopta la visin de que los hombres son violadores en potencia. El cambio en la concepcin de la masculinidad por parte de los mismos hombres es un proceso lento que no puede constituirse de golpe sino mediante un cambio en la hegemona a travs de la cultura. En otro nivel suele haber temor tcito hacia las mujeres y la sexualidad femenina en que dicho temor y hostilidad no son reconocidos por los hombres, los cuales solo evaden las problemticas de ser polticamente incorrectos como evasin de sus sentimientos verdaderos hacia el gnero femenino.Hay que aceptar todo el rango emotivo del hombre; muchos hombres se identifican con el feminismo al verlo como una buena manera de legitimizar la expresin de sus sentimientos, pero niegan emociones como la ira y el resentimiento ya que son considerados por algunas feministas como opresivos para las mujeres y como manifestaciones de una masculinidad bizantina y falocntrica. Recelo del autor ante la concepcin del hombre feminista Los problemas intelectuales sobre el lugar que ocupan os estudios del hombre no se pueden resolver diciendo que corresponde al feminismo establecer las prioridades de estudio mientras que corresponde a los hombres trabajar en las respuestas (p. 111)Desde los inicios del feminismo las mujeres han pedido que los hombres asuman responsabilidad de su persona, pero muchas veces no quieren que stos tomen partido en sus debates feministas porque consideraban que esto divida a las mujeres. Tenemos que considerar las diferencias biolgicas entre hombres y mujeres (tpicamente no reconocidas en las CCSS). Tambin hay que considerar las diferencias entre hombres de distintas razas, estratos econmicos, culturas y las necesidades que stos pueden estas satisfaciendo al cumplir con funciones como la paternidad.Otra cuestin importante a abordar es el anlisis crtico de la heterosexualidad como una orientacin sexual legtima, ya que hay personas que argumentan que la nica forma aceptable de sexualidad es aquella en la que no hay ereccin, o al menos no hay penetracin. Esta es una concepcin de la opresin patriarcal llevada al absurdo filosfico; lo que se debe hacer no es desacreditar una experiencia humana natural como es la heterosexualidad, sino dialogar con otras formas de experimentar la sexualidad para lograr una comprensin mutua y nos logremos librar de la discriminacin en base a las preferencias sexuales particulares de cada uno. Hay algo equivocado respecto de una posicin terica que afirma que existe algo errneo o defectuoso o inadecuado en la masculinidad misma, pues cancela la posibilidad de que los hombres cambien su experiencia como hombres. (p. 117)Hay que combatir la lgica de algunas feministas de que stas tienen una superioridad moral porque los hombres somos privilegiados y no podemos comprender la opresin que ellas sufren. Tambin hay que combatir la idea de que el hombre es el causante de la subordinacin de la mujer y de su desdicha y opresin, ya que no es ste como tal, sino el sistema en que estamos inmersos, lo que lo determina. Y ste tambin afecta a los hombres, por lo que se vuelve irrazonable buscar que los hombres tengan que adecuar su comportamiento a reglas y definiciones externas determinadas por agentes externos a stos.El hombre, el poder y la teora social.La sociologa nos dice que la masculinidad no es algo dado biolgicamente sino que es construida socialmente. La visin dominante en la academia adopta el discurso contrario, y ambas concepciones tienen la ventaja de que pueden evitar los problemas de mtodo que han surgido de la teora feminista. En primer lugar, estas teoras eluden la tensin entre la experiencia que los hombres tienen de s mismos y la manera en que se supone que deben estar en la cultura dominante. En segundo lugar, al hablar de esta tensin en trminos de construcciones sociales mermamos la confianza de las personas en su propia experiencia y en las maneras en que pueden llegar a definir lo que quieren para s mismos y colectivamente. En tercer lugar, se desplaza el tema de la responsabilidad, porque es la sociedad le proporciona a los individuos tanto el papel social como la construccin. (t eres hombre y ser hombre significa esto). Estas pautas no son exclusivas de los hombres y tienen que ser especificadas claramente en relacin con la clase, la raza, la etnia, la edad y la preferencia sexual.El tema de la responsabilidad es importante porque se educa al hombre para que alguien satisfaga sus necesidades, por lo que consideramos esto un derecho y no un elemento de una relacin de poder y subordinacin determinada por el gnero. Una cuarta pauta a considerar es que estas concepciones de la masculinidad no toman en cuenta las contradicciones que existen en la experiencia de los hombres. Los hombres que han sido educados en una cultura moral protestan dan por hecho invariablemente que todo es posible siempre que trabajen lo suficiente por conseguirlo. Se trata de un mito muy arraigado y tambin nocivo. La visin de la masculinidad como algo socialmente construido asume una posicin demasiado lejana y exteriorizada que no ayuda a esclarecer el carcter de estas contradicciones ni aclara cmo los hombres individuales elaboran estos por s mismos. El cambio del hombre tendr que formar parte de un movimiento por el cambio que transforme la organizacin de los poderes institucionales y de las formas de las relaciones personales. Por eso lo micro no puede separarse de lo macro. Esta es una percepcin feminista importante que los hombres corren el peligro de perder si toman su punto de partido terico no del interior de la poltica sexual, sino de los marcos cientficos sociales establecidos. (p. 129) Un estudio de los hombres y la masculinidad producir sus propias preocupaciones metodolgicas; estas cuestiones no siempre coincidirn con la teora feminista y tampoco podemos decir de antemano cules podran ser. No pueden ser juzgadas de acuerdo con los criterios feministas preexistentes, pero si estn firmemente basadas tambin profundizarn nuestra comprensin de las fuentes de opresin y subordinacin de la mujer. (p. 130)