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Actas XIV Congreso AIH (Vol. III). Emilio J. GARCÍA-WIEDEMANN. «Campos de Castilla» y sus ...-

Campos de Castilla y sus «Proverbios y cantares»: tragedia y reafirmación

de la trayectoria emprendida. División temática

Emilio J. García-Wiedemann UNIVERSIDAD DE GRANADA

EN LOS POEMAS DE Campos de Castilla que siguen-unos con verosimilitud, otros con seguridad-a los primeros «Proverbios y cantares» que aparecen en 19091

, se advierte ese mismo pesimismo inicial. En conjunto, puede decirse que lo que resalta de los primeros «Proverbios y cantares» es la agresividad, la mordacidad y el carácter satírico. Es como si la primera salida del agujero del yo al mundo estuviera presidida por el desencanto y la rabia. Machado no puede negar la triste realidad geográfica y humana que le rodea: el campesino castellano que «en páramos malditos trabaja, sufre y yerra» (XCIX), vive en medios donde «abunda el hombre malo», y en los que una maldición parece presidir todo el ambiente: son tierras para el águila, un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín. (ibid.)

Y la oración del labriego restalla como un grito casi animal del hondo de la tierra:

35 ¡Señor, hoy paternal, ayer cruento, con doble faz de amor y de venganza, a ti, en un dado de tahúr al viento va mi oración, blasfemia y alabanza!

CI

O el pobre loco que «purga un pecado ajeno: la cordura, /la terrible cordura del idiota» y huye

Huye de la ciudad ... Pobres maldades, 20 misérrimas virtudes y quehaceres

1 Los veinte primeros «Proverbios y cantares», de los veintiocho que componen la serie en la primera edición de Campos de Castilla, habían sido ya publicados en los números 98 y 1O1 de La Lectura.

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de chulos aburridos, y ruindades de ociosos mercaderes.

EMILIO J. ÜARCÍA-WIEDEMANN

CVI

Una tierra maldita donde los Alvargonzález ponen en práctica su épica criminal, y donde el seminarista asesino (<<joven cuervo») es juzgado ante un público no mucho mejor que él:

Un pueblo, carne de horca, la severa justicia aguarda que castiga al malo.

CVlll

Pero pronto aparece la luz de la simpatía, que ya, de por vida, le va a vincular a aquella tierra porque allí hay hombres que tienen empeñada una lucha titánica por la existencia:

¡Las figuras del campo sobre el cielo! Dos lentos bueyes aran en un alcor, cuando el otoño empieza,

40 y entre las negras testas doblegadas bajo el pesado yugo, pende un cesto de juncos y retama, que es la cuna de un niño; y tras la yunta marcha

45 un hombre que se inclina hacia la tierra, y una mujer que en las abiertas zanjas arroja la semilla.

CXlll, W

Y el paisaje mismo llega ahora a los ojos de Machado con otros perfiles y coloraciones. Escenas como la de esa entrañable, patética, familia que lidia con la tierra, le reconcilian con el paisaje que ya no es contemplado como «tierras para el águila»:

Bajo una nube de carmín y llama, en el oro fluido y verdinoso del poniente, las sombras se agigantan.(/bid.)

hoy siento por vosotros, en el fondo del corazón, tristeza, tristeza que es amor! ¡Campos de Soria donde parece que las rocas sueñan, conmigo vais! ¡Colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas! ...

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CXlll, VII


CAMPOS DE CASTILLA . ..

125 ¡Alamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas; álamos que seréis mañana liras del viento perfumado en primavera; álamos del amor cerca del agua que corre y pasa y sueña, álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva!

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CXI/l, VI/l

Y el antiguo tema del olmo viejo, que se insinúa varias veces y que adquiere por fin en un poema forma inmortal. Ese patético viejo olmo, herido por el rayo. Patético, no por viejo, ni por herido, sino porque en medio de tanta destrucción le han salido unas pocas hojas verdes. Y esta anécdota abre para Machado la esperanza que puede tener por término a Leonor (escrito verosímilmente en la primavera de 1912), o que, por Leonor, puede tener una mayor trascendencia:

olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida,

30 otro milagro de la primavera. cxv

Es sabido que se traslada a Baeza tras la tragedia de su mujer, y que esta sombra lo acompañará en adelante, con mayor o menor intensidad, con mayor o menor desesperación o esperanza:

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

¡Eran tu voz y tu mano, en sueños, tan verdaderas! .. .

15 Vive, esperanza: ¡quién sabe lo que se traga la tierra!

CXIX

CXXII

Y veámosle, ya en Andalucía, queriendo recuperar la vida y la esperanza, con el telón de fondo de los roquedos y los encinares sorianos:

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10 en estos campos de mi Andalucía, ¡oh, tierra en que nací!, cantar quisiera.

cxxv

Aquí en Andalucía va afianzando el nuevo giro de su rumbo hacia un mundo de objetos que le interesan, unos para negarlos, otros para identificarse con ellos. El tipo de hombre al que en Soria rechazaba por su bestialidad elemental, lo rechaza ahora aquí en la figura de los señoritos de casino que «prisioneros en la Arcadia del presente» bostezan ante todo lo demás, o esconden, como D. Guido, su inanidad tras los cirios de las procesiones:

es una fruta vana de aquella España que pasó y no ha sido, esa que hoy tiene la cabeza cana.

CXXXI

Y ya, como colofón de esa crítica mordaz, más regeneracionista, quizá, que noventayochista, surge en él, con el aire de profecía, la esperanza que fue el impacto común de la generación en la que se encuadra:

15 Esa España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste;

hay un mañana estomagante escrito en la tarde pragmática y dulzona.

35 Mas otra España nace, la España del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza.

cxxxv

Cierto que este es un tema generacional, pero ninguno de su generación accedió a él tan vitalmente como Machado, ninguno más lo tomó, a la vez que como tabla de salvación de su pueblo, también como tabla de salvación de sí mismo. Y es igualmente aleccionador que, de los vivientes de su generación literaria, en los momentos trágicos de ese pueblo, él fue el único que, sin ninguna sombra, con toda nitidez, supo comprender el sentido profundo de los acontecimientos, y supo igualmente estar a la altura de la exigencia histórica.

Y, ya, los restantes, los nuevos «Proverbios y cantares» de Campos de Castilla, y, de entrada, aquel que expresa cómo un hombre sereno puede vivir en permanente intranquilidad, en constante descontento consigo mismo, con lo que sabe y no sabe, con lo que quiere y no quiere:



CAMPOS DE CASTILLA ...

No extrañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada; yo vivo en paz con los hombres y en guerra con mis entrañas.

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CXXXVI, XXIII

Esa profunda inquietud que él matiza y concreta, y que además generaliza como destino de los hombres:

Todo hombre tiene dos batallas que pelear: en sueños lucha con Dios; y despierto con el mar.

CXXXVI, XXVIII

En general, se observa, en esta segunda serie de «Proverbios y cantares», los contenidos en Campos de Castilla, una mayor presencia de los filosóficos que, con mayor o menor dificultad, permiten aventurar unas fuentes, si no de pensamiento directo, sí de inspiración. Temáticamente estos «Proverbios y cantares» podrían agruparse de esta manera:

1 º.- En razón de un rechazo del abstraccionismo y afirmación de todo lo vital, y el método de la intuición directa:

Quien prefiere lo vivo a lo pintado es el hombre que piensa, canta o sueña.

CXXXVI, XXVI

Se encuadra también aquí el que lleva por número CXXXVI, XXXV, en el que contrapone la metafísica abstracta que capta el pensamiento como «peces muertos», o la conciencia visionaria, intuitiva «que mira en el hondo acuario/ peces vivos/ fugitivos/ que no se pueden pescar ... »2 Y pertenece igualmente a este grupo el tema del camino:

2 Cfr. con el siguiente texto de Feuerbach: «[ ... ]Pues en la Mónada, que Leibniz convirtió en principio del mundo, tenemos nosotros su propia esencia objetivada, lo tenemos entero, en vida y sufrimiento. Como Jenófanes cantó de su dios, «es todo ojo, todo oído», así podemos decir de Leibniz: él no tenía espíritu, él mismo era todo espíritu, todo pensamiento, todo vida y actividad. Como el Universo, según su filosofía, se asemeja a un vivero de peces lleno de criaturas vivientes en el que cada gota de agua misma es de nuevo un vivero de peces, del mismo modo cada gota de sangre, cada átomo de él mismo es a su vez un pequeño Leibniz, y Leibniz mismo no era otra cosa que un Compositum, [ ... ]» [316-317] Los textos citados se encuentran en Ludwig Feuerbach, Abe/ardo y Heloísa y otros escritos de juventud, ed., traducción y estudio preliminar de José Luis García Rúa, Granada, Comares, 1995. La numeración que aparece entre corchetes se corresponde con la edición citada.



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Caminante, son tus huellas el camino y nada más; [ ... ]3

EMILIO J. ÜARCÍA-WIEDEMANN

CXXXVI, XXIX

Parece innegable en este caso la presencia, de una forma u otra, de Bergson en Machado4

: el vitalismo en general, la duración real irreversible, el intuicionismo y la meditación en clave de pensamiento vivo, son indudablemente temas que están en el pensador francés, si bien se irá citando en nota algún texto de Feuerbach5 que exhibe semejanza con estos temas.

2º.- Los temas del «pasar» y el «permanecer». La concepción de la vida como ser y no ser simultáneamente, dan lugar, como en Heráclito, a un pesimismo que aquí se entrevera con afirmaciones de carácter vital, práctico y solidario. Cierto que en Bergson hay también mucho de Heráclito, pero el predominio de la nota pesimista hace más bien pensar en la fuente griega o en alguna otra del nihilismo moderno:

Fe empirista. Ni somos ni seremos. Todo nuestro vivir es emprestado. Nada trajimos; nada llevaremos.6

¿Dices que nada se crea? No te importe, con el barro de la tierra haz una copa para que beba tu hermano.7

CXXXVI, XXXVI

CXXXVI, XXXVII

3 «¡De qué diferente manera obra el espíritu! Libre y sin preocupaciones recorre su camino siguiendo sólo su infalible varita mágica que todavía le permite descubrir las fuentes de la vida eterna bajo el suelo, sobre el que el vulgo anda pisoteando a ciegas sin sospechar los tesoros que encierra. Anda hoy derecho y mañana encorvado, como tenga a bien hacerlo, y nunca siguiendo la gran carretera sobre la que la multitud marcha en estrechas filas, [ ... ].» [340]

4 Cfr. A. Sánchez Barbudo, El pensamiento de Antonio Machado, Madrid, Guadarrama, 1974, pp. 62-63, que cita de manera positiva la opinión de Clavería que afirma esa influencia, y a la vez limitándolo con la indicación de que el primer concepto de «heterogeneidad» en Machado procede seguramente de Bergson, como opuesto a homogeneidad. Pero el 2º concepto de «heterogeneidad» en Machado-dice-el que significa «Otredad» ya no tiene nada que ver con Bergson. Afirmación ésta, a nuestro juicio, muy acertada. Cfr. también Eugenio Frutos, «El primer Bergson en Antonio Machado», Revista de Filosofía, Madrid, 1960, 19, pág. 121, n. 9, que presenta el «idealismo objetivo» de Platón como contrario al «subjetivismo moderno».

5 En otros trabajos he tenido la oportunidad de cotejar algunos textos machadianos y feuerbachianos.

6 «Es puro, lo confieso,/ el cristianismo que enseñáis vosotros, /pero, por eso mismo, ni color ni sabor en él se aprecia.» [238].

«Si un cangrejo parásito no fueras, saber debías/ que únicamente la naturaleza crea; que sólo ella es origen.» [190].

7 «¿Medroso inquieres, místico,/ la forma en que te veas tú libre del pecado?/ ¡Mandria, holgón! ¡Dale duro al trabajo!/ El trabajo redime los pecados.» [217] Cfr. [127]; [173].



CAMPOS DE CASTIUA ...

¿Dices que nada se crea? Alfarero a tus cacharros. Haz tu copa y no te importe si no puedes hacer barro.8

¿Dices que nada se pierde? Si esta copa de cristal se me rompe, nunca en ella beberé, nunca jamás9

Dices que nada se pierde y acaso dices verdad; pero todo lo perdemos, y todo nos perderá. 10

CXXXVI, XXXVIII

CXXXVI, XLII

CXXXVI, XLIII

Y ahora reúne el tema heraclitano con el tema bergsoniano o de otras fuentes:

Todo pasa y todo queda; pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar11

•

CXXXVI,XLN

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3º.- Se observan vacilaciones en la actitud de valoración: se afirma la objetividad de la verdad o se afirma que lo fundamental nos permanece desconocido, lo cual no es contradictorio con lo anterior, pero sí denota una concesión al escepticismo:

8 Cfr. [127]; [173]; [217]. 9

[ ••. ]«pienso, luego soy todos los hombres», puede en efecto ser también tomada como pre-cepto supremo mandato y como principio absoluto de la doctrina de las costumbres. Pues por el hecho de que, cuando pienso, no estoy segregado y separado del otro, también, cuando obro, debo tender a no estar separado de ese otro, de forma que aquella unidad, que, desde la eternidad y por sí misma, no causada por mi acción ni por mi conciencia, tiene lugar en el pensamiento, aparezca, se exwese y se muestre en mí mismo, que soy singular y separado del Otro. [ ... ].» [127].

0 ldem. [127] «Por el punto de vista, que es histórico y crítico, / al fin han demostrado fácticamente al

mundo/ que jamás sale agua del vino.» [173]. 11 «Encanto prodigioso a la vida del hombre / sólo lo proporciona / su pasajero ser

únicamente:/ el ser de paso es el rey del mundo. [184].



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La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés. 12

Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed.

EMILIO J. GARCÍA-WIEDEMANN

CXXXVI,XXX

CXXXVI, XLI

4º.- Y ya, como ejemplo del mayor peso de los paradigmas filosóficos en esa serie de «Proverbios y cantares», dos alusiones importantes: una a Kant, otra a Platón. Pero, a la vez, dos alusiones llenas de ironía reticente que no permiten por sí mismas sacar conclusiones incontrovertibles. En general, hay en todas las citas de Machado a Kant una zumbonería que permite suponer que nuestro autor hereda toda la crítica antikantia-na desde Fichte y Hegel (Kantismo sin Kant. El espíritu kantiano sin su letra), coincidiendo igualmente con Feuerbach que, aún salvando a Kant, le culpa de ser padre de todo el «funesto racionalismo» posterior. En cuanto a Platón, hay por él en Machado una simpatía de fondo que nunca consigue concretar, pues las partes de atractivo que las doctrinas del griego pudieran tener para él no resistían la contradicción con temas queridos para Machado y recurrentes en su obra, como el tema de la nada:

Dicen que el ave divina trocada en pobre gallina, [ ... ]13

CXXXVI-XXXIX

12 «Que la razón es una o infinita-pues es lo mismo-se comprueba también en el hecho de que, incluso en la vida ordinaria y en la costumbre vulgar de los hombres, todo enunciado, todo juicio, [ ... ], no sólo contiene sino que también expresa la infinitud. Fuera lo que fuese aquello sobre lo que yo hago un juicio, al decir: esto es así y no de otra manera, aunque yo esté aludiendo a ciertas cosas singulares, sin embargo las estoy afirmando sin ninguna clase de condición ni restricción, sin ninguna consideración de la razón de otro cualquiera, que, en aquello que yo afirmo, tenga una opinión contraria a la mía.[ ... ] Y esto se deriva del hecho de que cualquier verdad determinada contiene la verdad misma entera y total; pues, en efecto, algo verdadero no podría ser verdadero si la verdad misma no lo constituyera; pues, si no estuviera la verdad una, universal y total en aquello que es verdadero, y si no fuera ella misma aquella que es y debe ser, porque algo pudiera ser verdadero por sí mismo y no por ella, y, por lo mismo, fuera de la verdad de una hubiera otra verdad, tampoco algo verdadero podría ser verdadero porque sería verdadero sin verdad.[ ... ]» [129-130].

13 Cfr. A. Sánchez Barbudo, op. cit., pp. 61 ss., que piensa, sin fundamento, que el poema supone una crítica a Kant «por su racionalismo» y una esperanza machadiana de poder volver a tomar en mano el hacer metafísico.

«Si se talan los bosques / si se hace la montaña igual al llano, / así, naturalmente, resulta el mundo iluminado y claro.» [175]



CAMPOS DE CASTIUA ... 263

5º.- En el trayecto al afuera, y en medio de la labilidad en que se mueven los fundamentos de los discursos filosóficos hay recurrencias de las situaciones anteriores, en las que el terreno interior le fallaba bajo los pies, o afirmaciones de ceguera radical por una mala posición de la luz:

Ya noto, al paso que me tomo viejo, que en el inmenso espejo, [ ••• ] 14

Luz del alma, luz divina, faro, antorcha, estrella, sol.. . Un hombre a tientas camina; lleva a la espalda un farol.

CXXXVI, XLIX

CXXXVI, LI

6º.- Hay finalmente una afirmación de sublimación del amor, primera manifestación de la gran importancia que la Erótica va a jugar en el pensamiento de Machado, y una igualmente vital afirmación de una fe que se quiere razonada, fundamentada, pero que es fe en último término, porque la vía de acceso a ella es antes el sentimiento que la razón:

Las abejas de las flores sacan miel, y melodía del amor, los ruiseñores; Dante y yo-perdón señores-, trocamos-perdón Lucía-, el amor en Teología15

•

¡Oh fe del meditabundo! ¡Oh fe después del pensar! Sólo si viene un corazón al mundo rebosa el vaso humano y se hincha el mar16

•

CXXXVI,XXV

CXXXVI, XXXII

14 «Del ser en la su cara externa / el uno con el otro están pegados, J y esa cara devuelve, como espejo, su propia faz al yo / que lo hondo disuelve, en todo caso, pues aquello, dejando J de ser despojo humano, / sólo sustancia y ser muestra hacia afuera. /La lección es que lo hondo de las cosas/ del yo abomina siempre.» [202].

15 «También la teología me muestra ahora, como a su cirujano, / muchas cosas que gusta ocultar por vergüenza.» [148].

16 «Ya la cobarde raza edificar no sabe catedrales ni templos, /y por eso del corazón el saco /es para Dios el templo todavía.» [172].


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