caminos de pastoral biblica - 144

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  • FERNANDO TORRES M.

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    Caminos de pastoral bblica

    FERNANDO TORRES M.*

    RESUMEN

    E

    THEOLOGICA XAVERIANA 144 (2002) 641-662

    n el presente trabajo desarrollo los siguientes elementosconstitutivos de una pastoral bblica: Por qu? Desde dnde?Para qu? Cmo? En este ltimo aspecto, desplegamos sietecaminos de acuerdo con las orientaciones de la Dei Verbum yde La interpretacin de la Biblia en la Iglesia: Los fieles han detener fcil acceso a la Sagrada Escritura; leer e interpretar conel mismo espritu con que fue escrita; ministros de la Palabracapaces de ofrecer al pueblo de Dios el alimento de la Escritu-ra; leer y estudiar asiduamente la Escritura; que el tesoro dela revelacin encomendado a la Iglesia vaya llenando el cora-zn de los hombres; la idea de la unidad del pueblo de Dios,est profundamente enraizado en la Escritura.

    Palabras clave: Pastoral, Biblia, pastoral bblica, hermenutica b-blica, lectura comunitaria de la Biblia.

    Abstract

    The present paper develops the following constituent elementsof biblical pastoral: Why? Whence? For what purpose? How?In this respect, seven ways are explored in accordance with

    * Licenciado en Filosofa, Universidad Santo Toms de Bogot. Curso Intensivo de Bibliaen el Centro Ecumnico de Estudios Bblicos en So Paulo (Brasil). Licenciatura ymaestra en teologa en la Universidad Bblica Latinoamericana de San Jos (CostaRica). Actualmente, educador e investigador en el Equipo de Teologa Popular deDimensin Educativa. Autor, junto con Mario Peresson, del curso bblico Mi palabraest cerca de ti (1991) y Por caminos propios. Construccin pedaggica de la teologapopular (1999). Oficina: Calle 41 No. 13-41.

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    Dei Verbum and The interpretation of the Bible in the Church:Easy access to Sacred Scripture should be provided for all theChristian faithful; Holy Scripture must be read and interpreted inthe same spirit in which it was written; as many ministers ofthe divine word as possible (should) be able effectively toprovide the nourishment of the Scriptures for the people ofGod; diligent sacred reading and careful study; the treasureof revelation, entrusted to the Church, may more and more fillthe hearts of men; the idea of the unity of the people of Godis deeply rooted in Scripture.

    Key words: Bible, pastoral, biblical pastoral, biblicalhermeneutics, community reading of the Bible.

    La Palabra est bien cerca de t,est en tu boca y en tu coraznpara que la pongas en prctica.

    Deuteronomio, 30,14

    Poner la Palabra de Dios en la boca y el corazn del pueblo para que sta setraduzca en vida abundante, es tarea urgente a la que est convocada todapastoral bblica hoy. Es igualmente el esfuerzo de aprendizaje al que estllamado el mismo pueblo de Dios si quiere ponerse en sincero camino deldiscipulado de la Palabra. As lo testimonia la Sagrada Escritura: un puebloque procura, en medio de mltiples vicisitudes, la cercana tierna y desa-fiante de la Palabra de Dios. El imperativo pedaggico y el horizonte comu-nitario se hacen imprescindibles en los caminos de la pastoral bblica. As losuea y lo propone Dolores Aleixandre:

    ...un gran corro de hermanos y de hermanas, conscientes de nuestra condicinde aprendices torpes, pero voluntariosos, nos pondramos a escuchar juntos laPalabra. Y, como en un banquete fraterno, cada cual compartira lo que tiene yaprendera de los otros: experiencia, mtodo, atencin a la historia, conocimientossobre contextos, resonancia contemplativa, instrumentos de la ciencia bblica1

    Tras la realizacin de este sueo que compartimos, hemos tenido laoportunidad de acompaar y asesorar, con un significativo nivel de perma-nencia y continuidad, tres experiencias de lectura bblica comunitaria: Casitas

    1. ALEXANDRE, DOLORES, Pan en nuestra mesa. Lectura pastoral y orante de la Biblia, en SalTerrae, Vol .88, No. 008, Sal Terrae, Santander, 2000, p. 615.

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    bblicas, en el sur de Bogot2, la pastoral bblica de la parroquia San CarlosBorromeo, de la arquidicesis de Bogot3, y el proceso de Lectura urbana dela Biblia, que durante los ltimos cinco aos hemos venido cogestando en elColectivo Ecumnico de Biblistas, CEDEBI. A partir de estas experiencias meatrevo a sugerir caminos de pastoral bblica desde mi particular perspectivalaical y urbana.

    En la primera parte de este ensayo retomo del documento Asomos depastoral bblica algunos elementos constitutivos Por qu? Desde dnde?Para qu? Cmo? Todo esto, respecto de una pastoral bblica en un contextourbano. En la segunda parte propongo un itinerario pedaggico hacia laconstruccin de pequeas comunidades eclesiales arraigadas en la Palabra.Y en la tercera parte planteo algunos desafos apremiantes para la lecturacomunitaria de la Biblia en la actual hora de nuestro pas y de nuestrocontinente.

    Por razones de espacio slo desarrollar la primera parte. Lo restante,dado su amplitud y extensin, lo dejar para otra oportunidad.

    ALGUNOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE PASTORAL BBLICA

    Los caminos de la pastoral bblica en la Iglesia Catlica de Amrica Latina noson muchos, muy largos, ni muy profundos. Tanto as, que no encontramosen la tradicin del magisterio latinoamericano -fuera de pequeas ysecundarias alusiones- una orientacin o una directiva clara y concreta sobrepastoral bblica. El hecho de que el magisterio no la explicite ni la desarrolleno quiere decir que no exista en la prctica. Por el contrario. Dice muchoque siendo una experiencia rica y profunda en muchas comunidadeseclesiales a partir de la renovacin conciliar de los aos sesenta, el magisteriono haya asumido este renacer de la Palabra como un nuevo talanteevangelizador y como una nueva espiritualidad del pueblo de Dios. No essuficiente que algunas conferencias episcopales, por iniciativa propia y enmuchos casos aislada en relacin con el conjunto latinoamericano -como las

    2. Sobre esta experiencia escrib en Aprender la Palabra. Una aproximacin pedaggicaa la lectura comunitaria de la Biblia en Nuevas hermenuticas bblicas, RevistaAlternativas, 11/12, Editorial Lascasiana, Managua, 1998, pp. 75-92. Actualmente estamostrabajando en la sistematizacin de las Casitas Bblicas, a diez aos de caminata.

    3. La propuesta est desarrollada en el documento colectivo Asomos de pastoral bblica,Parroquia San Carlos Borromeo, Bogot, 2002.

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    de Mxico, Brasil, Argentina, Bolivia y Ecuador- en sus iglesias particulareshayan avanzado significativamente en este campo. Se necesita un consensoeclesial que exprese una opcin decidida por asumir y enriquecer en nuestrocontexto latinoamericano las orientaciones de la Dei Verbum (DV) y deldocumento La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (IBI) de la PontificiaComisin Bblica.

    En Amrica Latina, han sido otras expresiones eclesiales distintas almagisterio las que han abierto, desarrollado, incentivado y nutrido caminosde pastoral bblica. Entre otras, resaltamos las siguientes: el Centro Ecumnicode Estudios Bblicos, CEBI, del Brasil, que a partir de los aos setenta articula,explicita, divulga, profundiza y legitima la lectura bblica que el pueblo haceen las comunidades eclesiales de base; el proyecto Palabra-Vida, 1988-1993de la Confederacin Latinoamericana de Religiosos, CLAR, que a pesar dehaber sido intervenido por el magisterio, se multiplic en infinidad deiniciativas de la vida religiosa en la pastoral popular; la Federacin BblicaCatlica, FEBIC, que va asumiendo opciones de animacin y servicio de caraa los desafos del contexto latinoamericano4 y la Red Ecumnica BblicaLatinoamericana y Caribea, REBILAC, que desde 1987 articula, anima,promueve y capacita en la diversidad de la hermenutica bblica popular.

    Desde la academia teolgica-bblica es muy poco lo que encontramosen trminos de pastoral bblica y de animacin bblica de la pastoral.5 Dolo-res Aleixandre resalta la difcil y pobre relacin entre pastoral y Biblia enestos ambientes, lo que refleja en cierta manera el lugar secundario de lapastoral en los estudios y las investigaciones bblicas, as como el lugar se-cundario de la Biblia en la pastoral:

    El adjetivo pastoral aadido al sustantivo Biblia tiene para muchos un conte-nido levemente peyorativo, como si devaluara el producto, privndolo del rigorcientfico que debera ser su principal rasgo de identidad. Se nota mucho en eltono de condescendencia con que algunos lo pronuncian y que revela uninconfesado sentimiento de superioridad.6

    4. Lo que se ha hecho evidente en el ltimo encuentro latinoamericano de la FEBICrealizado en Los Teques, Venezuela, del 19 al 24 de abril de 1999. Ver memoria en larevista La Palabra hoy, 92/93, FEBIC-LAC, Bogot, 1999.

    5. Para ampliar la discusin sobre estas dos categoras ver MORA PAZ, CSAR, Biblia y pastoral,CELAM, Bogot, 1998.

    6. ALEIXANDRE, DOLORES, Pan, p. 615.

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    Esta es una situacin vergonzosa y escandalosa por cierto, de la que secomienza a salir cuando vemos cursos de pastoral bblica en el InstitutoTeolgico Pastoral para Amrica Latina, ITEPAL, del CELAM, del InstitutoSuperior de Pastoral Catequtica de Chile, CHATECHETICUM, o del InstitutoBblico-Pastoral Latinoamericano de la Universidad Minuto de Dios de Bogot.Desconocemos si algo similar est ocurriendo en los seminarios o en lasfacultades de teologa.

    Es la ya larga tradicin de la lectura bblica en las comunidadeseclesiales de base, en la catequesis, en los grupos de oracin y de misin,en la pastoral popular, en la pastoral social, en la defensa de los derechoshumanos, en la produccin de la espiritualidad ecoambiental, en lasexperiencias de la vida religiosa en insercin, en la articulacin de losmovimientos sociales, en la produccin y sistematizacin de la teologapopular, en las iniciativas ecumnicas por la paz, la defensa de la vida, luchacontra la impunidad, etc., donde vamos descubriendo una nueva relacinentre Biblia y pastoral. Esta relacin hace leer la Biblia de otras maneras, porotros sujetos, desde otros lugares sociales y con otro tipo de intencionalidades,lo cual produce resignificaciones y trasformaciones permanentes de la accinpastoral. Desde estas trayectorias surgen dinmicos caminos de pastoralbblica que pueden llegar a trasformar paulatinamente los tradicionalesparadigmas de pastoral, de teologa, de hermenutica, de espiritualidad yde poder en la Iglesia.

    Los siguientes elementos constitutivos de una pastoral bblica tienencomo teln de fondo el proceso sinodal vivido a partir de 1989 en laarquidicesis de Bogot7 y las nuevas construcciones de lo social, lo poltico,lo cultural y lo tico que la Constitucin de 1991 ha legitimado al interior dela sociedad colombiana.

    Por qu una pastoral bblica?

    El texto Declaraciones sinodales (1998), de la arquidicesis de Bogot, pararecoger los resultados del el Snodo, dice:

    7. Para un mayor acercamiento al proceso sinodal, ver Declaraciones sinodales, Arqui-dicesis de Bogot, Bogot, 1998, y Plan Global de Pastoral. Arquidicesis de Bogot,1999-2008, Arquidicesis de Bogot, Bogot, 1999.

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    TERCERA RESOLUCION: Punto de partida: Nuestra vida eclesial no ha tenido sufi-ciente fundamento en la Palabra de Dios. Es frecuente la distancia entre losesfuerzos en el anuncio de la Palabra y su incidencia en la vida prctica de laspersonas. Existe entre los fieles un deseo generalizado de acercarse, conocer ycomprender la Palabra de Dios como fuente primera de espiritualidad.

    A su vez, el mismo texto propone el camino para iniciar la correccinde esta falencia: Conocer y anunciar la Palabra de Dios de manera explcitay viva que suscite y alimente la fe, ilumine la existencia y sea fundamentode toda la vida eclesial.8 Del mismo modo, las resoluciones cuarta y quintainsisten en fortalecer el acercamiento a la Palabra de Dios en la Iglesiaarquidiocesana.

    Posteriormente, la misma arquidicesis, al indicar la manera como sepondran en prctica las resoluciones sinodales, especifica en el Plan Globalde Pastoral (2000-2008) este mismo afn a propsito del objetivo especficodel Campo de Arraigo en Jesucristo, Palabra de Vida:

    Desarrollar una Pastoral de la Palabra que articule el anuncio, la celebracin de lafe y el testimonio, de tal manera que suscite y fortalezca en todos la espirituali-dad cristiana y el sentido de pertenencia a la Iglesia, Sacramento de Misericor-dia.9

    Estas son las voces de cambio en el esquema pastoral que la Iglesia havenido alimentando por aos en la ciudad. En una palabra, lo que ha sidodicho por el sentir eclesial en Bogot es la urgente creacin de una pastoralbblica. Si se escucha con honradez este grito eclesial, se ha de admitir queaqu hay dos constataciones ineludibles: una, que la Iglesia de Bogot nuncaha tenido una pastoral bblica, entendida sta en toda la extensin del trmino,y dos, que si se piensa en verdad en la creacin y difusin de una autnticapastoral de la Palabra, necesariamente hay que entrar en un nuevo paradigmapastoral.

    Esta novedad va de la mano con la concepcin de una nueva manerade comprender y de vivir la espiritualidad cristiana en la gran ciudad. Dehecho, ya se ha elegido el camino: la espiritualidad samaritana, para hacerde Bogot la ciudad de la misericordia a la manera del Buen Samaritano(Lc. 10, 29-37). sta sera una nueva manera de ser creyentes, la samaritanidad,

    8. Declaraciones Sinodales, p. 43. El subrayado es nuestro.

    9. Plan Global de Pastoral, p. 69.

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    como resultado del encuentro vivencial con la Palabra de Dios, cuya lecturae interpretacin en comunidad, con el mismo espritu con que fue escrita(DV 12), llevara a la Iglesia a ponerse al servicio de las vctimas del camino,los pobres y los excluidos de la ciudad, a quienes Nuestro Seor Jesucristopreferencialmente les anuncia las Buenas Nuevas del Reino de Dios (Lc. 4,16-21).

    Comenzar a pensar y desarrollar una pastoral bblica para la ciudad,lleva a tener en cuenta, en el curso de la reflexin que este hecho amerita,por lo menos los siguientes asertos:

    - Toda la pastoral debe ser bblica. No en el sentido de usar la Bibliapara respaldar afirmaciones o programas pastorales, sino desde el aspectofundacional de lo pastoral, o la base sobre la que se soportan las accionespastorales. Los proyectos pastorales as concebidos son como las ramas quese adhieren al tronco: la pastoral de la Palabra es el tronco o la columnavertebral del conjunto pastoral que lo sostiene y le da vida.

    - Poner la Biblia como fundamento significa ir a lo esencial. Se tratade propiciar un verdadero encuentro personal y comunitario con la palabrade Dios. Una lectura comunitaria de la Biblia que vincule, de cara al texto, lavida de quienes se sienten interpelados por la Palabra y tambin en posibili-dad de interrogarla, a propsito de su quehacer y su compromiso con elotro, en la construccin de una sociedad ms justa.

    - El tipo de prctica bblica, que se ha privilegiado en la iglesiaarquidiocesana, exceptuando algunas experiencias valiosas que infortu-nadamente no se han articulado al grueso de la accin pastoral de conjunto,ha sido de cultura bblica o erudicin bblica que ha informado acercade la Biblia y ha dado una serie de conocimientos, como se vierte agua enun cntaro, y no se sabe para qu es, ni a dnde se debe llevar, sin tocar paranada la vida de las comunidades, y menos la vida de las personas o las es-tructuras sociales.

    - Esto es, la pastoral bblica no ha sido creada, ni pensada siquiera, comocolumna vertebral o como eje central de una serie de acciones eclesiales,que bien podran haber sido ms impactantes en la configuracin social dela ciudad desde el punto de vista evangelizador y lograr una presencia de laIglesia ms encaminada al servicio del Reino de Dios desde la perspectivade los pobres de la ciudad.

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    - Quizs tambin se necesita reconocer que la pastoral de la ciudad hasido ms de catecismo que de Palabra de Dios. Es ms notoria la influenciadel catecismo que un impacto de la Palabra llevada a la vida, por ejemplo. Esel fenmeno de lo kerigmtico como prioridad, opacando la experienciavital de la comunidad, que se nutre ante todo de la palabra como el alma(DV 21) de su quehacer, para luego s estructurar la reflexin teolgica quese hace tambin servidora de la Palabra, que se inspira en ella y respeta elsentido que la comunidad intrprete ha querido darle al texto.

    - La principal tarea de la pastoral bblica es lograr que las comunidadeseclesiales hoy continen realizando el primer acto que desarroll la comu-nidad intrprete fundacional: confrontar la vida con la Palabra y por laexperiencia que este hecho ocasiona, interrogar a esa Palabra desde lasurgencias humanas, para luego, por la reflexin suscitada, volver a la historiapresente y producir ms vida, ponindose al servicio de la construccin delReino anunciado por Jess de Nazareth. La ausencia de comunidades eclesialesintrpretes, es quizs una de las razones por las cuales el Evangelio no daforma a la Iglesia ni a la sociedad bogotana.

    - La pastoral bblica se mueve alrededor de la escucha discipular de laPalabra, su posterior interpretacin y su efecto ineludible, la misin y elejercicio de la samaritanidad. Si la comunidad vive esta experiencia comotestimonio de vida, puede decirse que es una comunidad que catequiza yest al servicio del Reino de Dios. El esquema catequtico que se ha usadocon frecuencia, en cierta forma parece actuar al revs: la catequesis no seha puesto precisamente al servicio de la Palabra de Dios, como es lo ideal,sino ha puesto la Palabra al servicio de la catequesis y su cometido: producirla confesin de fe de los catequizandos, sin que sta necesariamente impli-que una experiencia vivencial de la Palabra.

    - La espiritualidad de la iglesia no est arraigada en la Palabra de Dioscomo fuente de fe, de vida y de esperanza. Una espiritualidad del pueblo deDios es precisamente una espiritualidad bblica, que desde la perspectivadel discipulado eclesial, lo anima, lo acompaa y lo fortalece a travs de susdiversos pozos: El xodo, la alianza, la profeca, la sabidura, la apocalptica,la samaritanidad y la pentecostalidad. Esta es una espiritualidad anti-idoltricaque urgimos en una sociedad cada vez ms colmada de dolos de muerte,de violencia y de opresin. As, Biblia y espiritualidad sern ejes articuladores

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    de toda teologa y toda pastoral que pretenda generar vida, solidaridad yesperanza en el pueblo de Dios.

    - Los gritos y clamores de los pobres de la ciudad an no conmueven elcorazn de la Iglesia. Siguen siendo, en el mejor de los casos, objeto deasistencia, de proteccin y de caridad. Son gritos y clamores cada vez mstumultuosos, como dijera el obispo mrtir Oscar Arnulfo Romero. Agrega-ramos, despus de una dcada de neoliberalismo, gritos y clamores deinmensas mayoras empobrecidas, desplazadas y excluidas. Una pastoralbblica a partir de gritos y clamores urbanos podr desatar al interior de laIglesia movimientos profticos de consuelo, refugio, solidaridad, denunciay esperanza en favor de la poblacin ms vulnerable y ms ultrajada.

    Desde dnde una pastoral bblica?

    - Desde la realidad de comunidades populares y de clase media urbanaempobrecidas, endeudadas y precarizadas por la imposicin de la polticaeconmica neoliberal, por la degradacin e intensificacin del conflictoarmado, por el fortalecimiento de la corrupcin, la impunidad, la delincuenciay la criminalidad y por el enorme y acelerado crecimiento de la deuda externa.

    - Desde las experiencias de poblaciones migrantes, desplazadas, cam-pesinas, indgenas, negras, indigentes, ambulantes, marginadas, a quienesse niega el derecho a construir ciudad y ciudadana, pero que a su vez resis-ten y luchan por alcanzarlo y trasformarlo a partir de sus memorias, identida-des, sueos, luchas, reivindicaciones y prcticas comunitarias.

    - Desde la comunidad como sujeto poltico, cultural y eclesial, cons-tructora y potencializadora de un nuevo proyecto de sociedad, de cultura yde Iglesia incluyente, pluralista, ecumnica y protagonista de una polticaurbana, de una tica civil y de una espiritualidad ciudadana del consenso, dela participacin, de la solidaridad y de la ultimidad de la vida.

    - Desde los criterios de lectura comunitaria de Jess, quien a partir dela vida, la fe y la esperanza de los pobres de Galilea, lee e interpreta laprofeca isaana, con el fin de producir el hoy de la Buena Nueva del Reinode Dios por stos esperada, soada y anhelada (Lc. 4, 16-20).

    - Desde la pedagoga de Jess, quien en el camino de Emas (Lc. 24, 13-35) acompaa, escucha, pregunta, corrige, interpreta, comparte, enva como

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    un proceso educativo a travs del cual la comunidad discipular pasa de lasituacin de ojos vendados a la situacin de ojos abiertos, lo que le per-mite no solo estar informada de los acontecimientos, sino tener las clavespara acceder, a partir de ellos, a la fe y a la esperanza.

    Para qu una pastoral bblica?

    La pastoral bblica es aquella accin eclesial que de una manera particularayuda al pueblo de Dios a hacer vida la Palabra. Poner la Palabra en la bocay en el corazn para ponerla en prctica constituye el fin, la pasin y el vigorde la pastoral bblica. Su trabajo es, a la manera del sembrador de la parbo-la, preparar y cuidar la tierra buena, lo que produce el treinta, el sesentay el ciento por uno; es decir, animar, acompaar y fortalecer a aqullas yaqullos que escuchando la Palabra y fortalecidos por el Espritu Santo, pro-curan amarla, acogerla y ponerla en prctica (Mc. 4,1-20) hoy, en pequeascomunidades eclesiales oyentes y servidoras de la Buena Nueva del Reinode Dios.

    No es lo que durante un tiempo se pens: slo esfuerzo de difusinde la Biblia y de capacitacin para aprenderla a manejar, accin a la que sele llam impropiamente apostolado bblico. Tampoco es lo que se hacequizs con muy buena voluntad, para informar sobre el libro de la Biblia,pues no se trata de cultivar una relacin especial con un libro, igualmenteespecial. Con razn nos dice Dolores Aleixandre que

    ...la relacin de un cristiano con la Biblia no es con un libro, sino con Alguien; yno se trata de tener fe en ese libro, sino de vivir a la escucha de ese Alguien quenos habla siempre, no slo a travs de los textos bblicos, sino, sobre todo, atravs de ese otro libro que es la creacin, la vida, la historia, los acontecimien-tos, toda la realidad humana.10

    Tenemos pues la tarea de construir pedaggicamente la actitud deldiscipulado cristiano de la Palabra de Dios, que no es otra que la permanen-te bsqueda-escucha-acogida del proceso de revelacin de Dios en la histo-ria. Este proceso, para Juan Luis Segundo es eminentemente educativo, puesse refiere a lo que la Dei Verbum llam pedagoga divina (DV 15):

    10. ALEIXANDRE, DOLORES, Pan, p. 619

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    La revelacin divina no es un depsito de informaciones correctas sino un proce-so pedaggico verdadero. La revelacin que Dios hace de s mismo y del hom-bre no consiste en acumular informaciones ciertas a ese respecto. Es un proceso,un crecimiento en humanidad, y en l el hombre no aprende cosas. Aprende aaprender.11

    Ms que aprender, saber y ensear Biblia, que es lo que comnmentese entiende por pastoral bblica, son precisamente esos crecimientos enhumanidad los que interesa producir y profundizar. Quizs esos procesosde humanizacin por donde trascurre la revelacin no han sido suficiente-mente explicitados o tenidos en cuenta en la reflexin teolgica y en laaccin pastoral. Lo cierto es que sin ellos nuestro trabajo pastoral no tieneningn sentido. La Biblia no estara al servicio de la vida sino que sta esta-ra supeditada a aqulla.

    Cmo hacer una pastoral bblica? Siete caminos...

    De acuerdo con las orientaciones de la Constitucin Conciliar Dei Verbum,proponemos siete caminos para desarrollar una pastoral bblica, de cara anuestras enormes urgencias de humanidad y de felicidad.

    1. Los fieles han de tener fcil acceso a la SagradaEscritura( DV 22)

    Si bien es cierto que un trabajo importante de la pastoral bblica es poner laBiblia en las manos del pueblo de Dios, buscando para ello el apoyo deeditoriales y entidades de difusin tanto catlicas como ecumnicas, lo msimportante, sin embargo, es hacer que la Biblia pase de las manos, a la bocay al corazn del pueblo.

    El antiguo Israel invent muchas maneras para grabar las Escriturasen el corazn (memorizacin) a travs de la tradicin oral, de la liturgia, delas enseanzas de los y las mayores, del movimiento rtmico del cuerpo, delas peregrinaciones, etc. As mismo, hoy inventamos nuestras propias mane-ras, entre otras, las siguientes:

    11. SEGUNDO, J.L., El dogma que libera. Fe, revelacin y magisterio dogmtico, Sal Terrae,Santander, 1989, p. 373. Sobre la fe como experiencia educativa, ver tambin el captuloV Aprender a aprender del libro de MATTHIAS PREISWERK, Educacin popular y teologa dela liberacin, San Jos, DEI, 1994, pp. 189-212.

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    - Leer y conversar en familia las lecturas bblicas de cada domingo.

    - A travs de diarios, agendas, almanaques, programas radiales y sitiosen internet hacer la lectura y meditacin diaria de la Biblia.

    - Entronizar la Biblia en las casas e invitar a la vecindad para leerlacomunitariamente.

    - Memorizar, relatar, pintar y escenificar relatos bblicos para ser com-partidos en grupos y comunidades.

    - Colocar en lugares visibles de los centros parroquiales y las casas co-munitarias el texto bblico de cada da.

    - Contar y escenificar relatos bblicos a las nias y a los nios.

    - Priorizar cantos e himnos bblicos en la liturgia.

    - Recordar y meditar relatos bblicos en el trabajo, en los viajes, en eldescanso.

    Se trata de acercar la Palabra a la boca, al odo y al corazn , es decir,a la vida del pueblo de Dios. La Palabra y la vida van juntas. No slo se tratade tener y leer la Biblia. Lo que se quiere es, ante todo, leer la vida a la luzde la Biblia, para vivir la vida conforme al querer de Dios. Esto es poner porobra la palabra., as como lo pide el apstol Santiago en su carta: ...a ponerpor obra la Palabra y a no contentarnos slo con orla engandonos a noso-tros mismos (St. 1,22).

    2. Leer e interpretar con el mismo espritucon que fue escrita (DV 12)

    Una de las solicitudes ms urgentes que el pueblo de Dios hace a la pastoralbblica es la de aprender a interpretar y aplicar a la vida las enseanzas de laBiblia. Hay un enorme inters y una gran necesidad de sacar de la Biblia lafuerza, el consuelo y la luz indispensable para afrontar el da a da con elsentido de la esperanza cristiana. El inters no es tan slo el de estudiar,conocer o saber muchas cosas sobre la Biblia. El objetivo principal de lainterpretacin es hacer mejor la vida con la ayuda de la Biblia. Para ello, lapastoral bblica propone los siguientes pasos:

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    A. De la vida a la Biblia o la vida antes del texto

    Al leer la Biblia, la comunidad pone delante de ella sus preguntas, sus pro-blemas, sus llantos, sus clamores y sus alegras. Es el lente presente atravs del cual lee y escucha la Biblia. Es la realidad a la cual busca volvercon claves bblicas que le permitan sentidos de fe, de amor y de esperan-za. Corresponde, siguiendo el relato El camino de Emas a la escucha, lapregunta, la conversacin, la compaa que Jess establece junto a los en-tristecidos y decepcionados discpulos (Lc. 24,13-24).

    B. La Biblia despus de la vida

    La comunidad necesita descubrir que lo que la Escritura dice tiene que vercon su situacin concreta, le ofrece las claves para hallarle sentido hoy a lapropia vida. Efectivamente, requiere esforzarse para descubrir qu dice laEscritura. En Emas, Jess explica las Escrituras a partir de lo que de l decanpara que los discpulos vieran con otros ojos lo que acababa de suceder enJerusaln (Lc. 24, 25-27). As la comunidad puede discernir los aspectos dela situacin presente que el texto bblico ilumina o pone en cuestin (IBI,IV,2).

    C. De la Biblia a la vida o la vida despus del texto

    Despus de la lectura y escucha del texto viene lo que la comunidad estbuscando, deseando y necesitando desde el mismo comienzo del procesointerpretativo. Al aproximarse a la Biblia, la comunidad busca lo que Diosquiere para ella hoy. El sentido del texto bblico le ofrece los elementosque pueden hacer evolucionar la situacin presente de un modo fecundo(IBI IV,2). En Emas, la explicacin que Jess hace de las Escrituras junto conel compartir el pan, produce comunin, reconocimiento, anuncio y misin(Lc. 24, 28-35).

    Es posible desarrollar estos tres pasos si existe una comunidad dispuestaa hacerse discpula de la Palabra. La comunidad intrprete, a la manera delos caminantes de Emas, participa de una experiencia espiritual comn (dejarque Jess se acerque, escuche, acompae, interpele), reconstruye unamemoria y un relato comn (algo nuevo que contar a otros), desarrollainiciativas comunes (poder y capacidad de decisin y accin) y posee unnuevo proyecto comn (el regreso, el reencuentro, el Pentecosts). Sin

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    comunidades discpulas no tendremos comunidades intrpretes. Sincomunidades intrpretes no tendremos comunidades samaritanas-misioneras.La pastoral bblica siembra semillas de comunidades discpulas en cada unode los grupos que inician la lectura, escucha e interpretacin de la Palabracon el mismo espritu con que fue escrita, y este Espritu no es otro que elEspritu Santo, que inspir y gui a las comunidades autoras de los textossagrados, el mismo que hoy inspira y gua a las comunidades intrpretes(Jn. 14,26).

    3. Ministros de la Palabra capaces de ofrecer al pueblode Dios el alimento de la Escritura (DV 23)

    La pastoral bblica ha nacido en Amrica Latina de la mano de ministras yministros laicos de la Palabra de Dios. Son conocidos los delegados campe-sinos de la Palabra en Centroamrica y en nuestro contexto colombiano lasanimadoras y animadores de la lectura comunitaria de la Biblia. Se trata, entodos los casos, de un laicado:

    - que ama y gusta de la Biblia como Palabra de Dios fuente de vida, defe y esperanza;

    - que comparte y ensea la Palabra aprendida, a otras personas de lacomunidad;

    - que encuentra en la Palabra su fuerza, su luz, su consuelo y su alientocotidiano;

    - que hace vida la Palabra a travs de su testimonio personal, familiar ysocial;

    - que escucha, lee y estudia asiduamente la Palabra de Dios;

    - que desarrolla la sensibilidad y la solidaridad social;

    - que descubre, afirma y nutre su vocacin y su misin laical.

    Sin ellas y ellos no es posible una pastoral bblica en la lnea de lanueva evangelizacin. Podemos decir que hoy existe un nuevo ministeriode la Palabra gracias a la iniciativa y la persistencia de mujeres y hombresque desde la realidad laical descubren y viven su pasin y amor por la Pala-bra de Dios, se esfuerzan por llevar una vida lo ms conforme a sus orienta-ciones y llevan a otros laicos y laicas a encender los corazones en el amora Dios (DV, 23).

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    Se capacitan como ministras y ministros de la Palabra de Dios a travsde diversos medios que no solamente estn a su alcance sino que ademspertenecen al mundo del laicado, como:

    - el esfuerzo por vivir la Palabra plenamente en sus experiencias perso-nales, familiares y sociales;

    - la participacin y animacin de comunidades discpulas de la Palabra;

    - la constante preocupacin por el estudio y la reflexin en grupos yescuelas bblicas;

    - la animacin litrgica y catequtica;

    - la opcin por desarrollar hermenuticas bblicas especficas einculturadas;

    - la preocupacin por responder a las bsquedas y a las preguntas de lacomunidad;

    - el empeo por articular y animar las redes ecumnicas del movimien-to bblico;

    - la disponibilidad para asumir la formacin acadmica especializadaen el campo bblico;

    - la relacin de dilogo y aprecio con biblistas y exgetas.

    La capacidad de ofrecer al pueblo de Dios el alimento de la Escrituraest dada por el testimonio, el compromiso, la espiritualidad y el serviciocomunitario que viven las ministras y ministros de la Palabra de Dios. Laidoneidad, antes de ser intelectual, es espiritual y testimonial. No se com-parte con el pueblo el alimento de la Escritura si antes no se hace un esfuer-zo sincero por hacerla vida. Nadie ensea la Palabra sin hacer un esfuerzopor aprenderla y vivirla en comunidad.

    4. Leer y estudiar asiduamente la Escritura (DV 25)

    San Agustn advierte el peligro de convertirnos en predicadores vacos dela Palabra que no la escuchan por dentro. La pastoral bblica requiere delectores y lectoras de la Palabra que la escuchen por dentro y la lean pordetrs de las palabras si queremos hacerla vida, ensearla y predicarla. Noqueremos leer superficialmente, queremos leer la Escritura en profundidad,sumergirnos en ella con el fin de encontrar lo que Dios quiere decirnos anosotros hoy. Tambin san Pablo nos pone alerta al decirnos que la letra

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    mata y el Espritu vivifica (2Co. 3,6). Leemos la Escritura no para dependerde la letra sino para alimentar la libertad y la creatividad que el Espritu noscomunica mediante su lectura.

    Leer y estudiar asiduamente la Escritura es imprescindible, si quere-mos adquirir la ciencia suprema de Jesucristo (Flp. 3,8), pues como dicesan Jernimo, desconocer la Escritura es desconocer a Cristo. Mal hara-mos pretender anunciar a Jesucristo si no lo conocemos. Para alcanzar estecometido en la Iglesia necesitamos:

    - amplia y permanente difusin de Biblias;

    - organizar grupos de lectura, meditacin y estudio bblico;

    - promover la lectura diaria de la Biblia;

    - constituir escuelas bblicas en cada una de las parroquias y centros depastoral;

    - fundamentar bblicamente la catequesis y la homila;

    - incentivar la formacin de biblistas laicos.

    Leemos y escuchamos la Escritura a partir de nuestra vida, nuestra rea-lidad, nuestras preguntas y nuestros problemas. Al sumergirnos en el textobblico vamos descubriendo que detrs de l hay Alguien que nos mira, noshabla y nos gua. Nos vamos confrontando con el Dios vivo que acta en lacreacin, en la historia, en las culturas, en la conciencia personal. En la lec-tura y estudio de la Biblia podemos experimentar por anticipado algo sobrelo cual el apstol Pablo escribi a la comunidad cristiana de Corinto: Ahoravemos como enigmas en un espejo, entonces veremos cara a cara. Ahoraconozco a medias, entonces conocer tan bien como soy conocido. (1Co.13,12). La Biblia no es slo un libro que leemos: es el nico libro que nos leey nos conoce. As establecemos una relacin ntima entre nosotros comolectores y lectoras de la Biblia y la Biblia como sujeto que se dirige a noso-tros y nos comprende mejor que a nosotros mismos. Este es el misterio de lalectura y el estudio asiduo de la Escritura.

    5. La lectura de la Sagrada Escritura debe acompaarla oracin (DV 26)

    El Concilio insiste en acompaar la lectura de la Sagrada Escritura con laoracin. Parece obvio, pero en la Iglesia no siempre ha sido as: hemos

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    tenido mucha Biblia sin oracin y mucha oracin sin Biblia. Establecer lantima vinculacin entre el texto bblico y la oracin, y entre sta y la accin,es una tarea fundamental de la pastoral bblica, si queremos que la Palabrade Dios llegue a ser sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sushijos, alimento del alma, fuente lmpida y perenne de vida espiritual (DV21).

    La Biblia es alimento espiritual para quienes luchan y se esfuerzan daa da por ser mejores seres humanos. No es para quienes se limitan a reunirseen crculos de oracin para su propia edificacin, ni para quienes se dedicana su estudio como fin en s mismo. La lucha por la trasformacin personal yla trasformacin del mundo requiere ser alimentada cotidianamente por laSagrada Escritura.

    La lectura de la Biblia debe acompaar la oracin para que se realiceel dilogo de Dios con los seres humanos, pues como dice san Ambrosio, aDios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus Pala-bras. Este cotidiano hablar con Dios y escuchar a Dios es necesario paraservir y comunicarnos espiritualmente con la comunidad, pues este servicioy esta comunicacin es respuesta a la Palabra de Dios descubierta en laEscritura bajo la inspiracin del Espritu Santo. Nuestro servicio a la comuni-dad es fruto maduro de nuestro encuentro orante con la Palabra de Dios.

    Al vincular Palabra-oracin-accin buscamos:

    - disponernos espiritualmente para la accin y el compromiso;

    - interpretar la palabra desde el querer de Dios para nosotros hoy;

    - confirmar y contrastar en la Palabra lo que vivimos cotidianamente;

    - buscar en la comunidad un mismo sentir con un solo corazn y unasola alma (Hch. 4,32);

    - pasar la Palabra de la boca y odo al corazn y de all a la accin;

    - fortalecer nuestro espritu ante la adversidad, el dolor, la persecuciny el martirio;

    - interiorizar el querer de Dios en nuestra alma y en nuestros sentimien-tos;

    - desarrollar acciones coherentes con el espritu de la Biblia y con elsentir de la Iglesia.

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    La tradicin de la Iglesia nos ofrece algunos medios para hacer unalectura orante de la Biblia al servicio de la nueva evangelizacin:

    - La Lectio Divina: es una lectura individual o comunitaria, de un pasajems o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, yque se desarrolla bajo la mocin del Espritu su meditacin, oracin ycontemplacin (IBI, IV C 2)

    - El grupo de oracin: reunin de personas que mediante la oracin dealabanza y de intercesin a partir de la lectura de la Palabra de Dios ydel dilogo participativo, desarrollan enseanzas y prcticas que leslleva a la constitucin de koinonas.

    - El rosario bblico: meditacin de los pasajes bblicos de gozo, dolor ygloria que resumen la vida de Jess a travs de la repeticin de oracio-nes con el fin de interiorizar el evangelio en la vida de las personas.

    - Los retiros espirituales: tiempo de silencio para la meditacin, reflexin,lectura bblica y oracin, con el fin de revisar, sanar y corregir la vidapersonal a partir del encuentro y la escucha ntima con Dios.

    - La lectura y meditacin diaria de los textos bblicos del leccionario.

    - La ruminatio o meditacin: en silencio y soledad para mascullar orumiar un texto bblico a media voz, hasta grabarlo en la memoria.Lo que hemos odo, memorizado e interiorizado, lo recordamos y lorecitamos para nosotros mismos una y otra vez.

    - La contemplacin de conos bblicos: a partir de la luz interior de losconos aprendemos a vernos a nosotros mismos desde una realidadtrascendente y a incluirnos en el mundo trasfigurado. Al mismo tiem-po que miramos los conos, Dios retratado en ellos comienza a mi-rarnos y a dirigirse a nosotros.

    - El bibliodrama: incorporacin del relato bblico a travs del gesto, delmovimiento, de la danza, de la emocin, del tacto con lo que el cuer-po expresa nuevos sentidos del texto.

    6. Que el tesoro de la revelacin encomendado a la Iglesiavaya llenando el corazn de los hombres (DV 26)

    Durante mucho tiempo se trat de definir la naturaleza de la revelacin apartir de verdades intelectuales que comprende y ensea la Iglesia, y selleg a identificar lo que debe ser credo y vivido con dogmas y catecismos.

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    La constitucin Dei Verbum, del Concilio Vaticano II, da en su captulo prime-ro una nueva orientacin a partir de la cual la revelacin va a ser considera-da como un proceso educativo, dinmico, vivo y trasformador, a saber:

    - Por iniciativa amorosa Dios se revela a s mismo y nos manifiesta suvoluntad (Ef. 1,9).

    - En la medida en que aceptamos y aprendemos el proyecto de Dios, losseres humanos accedemos y participamos de la naturaleza divina(Ef. 2,18; 2P. 1,4).

    - Como en una conversacin amistosa (Ex. 33,11; Jn. 15,14-15), Dios y lahumanidad construyen una vida de comunin.

    - Mediante acciones y palabras estrechamente unidas entre s se realizala salvacin humana y se manifiesta la verdad profunda de Dios se-gn lo testimoni Cristo mediador y plenitud de toda revelacin.

    Que la pastoral bblica dedique todos sus esfuerzos para que esta di-nmica pedaggica de la revelacin llene efectivamente los corazones hu-manos implica:

    - Ms que dar respuestas a las bsquedas religiosas de los seres huma-nos, ayudar a elaborar preguntas que acerquen esas bsquedas a laverdad que Dios quiere revelar.

    - Ms que ensear verdades sobre Dios, contribuir al crecimiento de lohumano a un nivel ms humano, a tal punto que se aproxime a lodivino.

    - Ms que limitarse a decir si o no a lo que Dios revela, construirprocesos educativos para desarrollar sensibilidades e intencionalidadesconvergentes con el querer de Dios.

    - Ms que buscar el querer de Dios para nosotros hoy en signos celes-tiales, discernir lo que es presencia o revelacin de Dios en las obrasy palabras histricas que acierten de la mejor manera posible con lasmiras y prioridades de Dios.

    Si la revelacin de Dios no es un depsito de informacionesteolgicas sino un verdadero proceso educativo, entonces la pastoral bblicaser una permanente educacin en la fe mediante la cual procurar que este

    proceso llene y trasforme el corazn humano.

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    7. La idea de la unidad del pueblo de Dios, estprofundamente enraizado en la Escritura (IBI IV-C-4)

    Nuestro catolicismo ha sido constituido a partir de la negacin de la diversi-dad religiosa. Esto nos ha hecho antiecumnicos. An no hemos construidorelaciones de respeto y solidaridad con otras religiones en nuestra sociedad,ni siquiera entre quienes conformamos la familia cristiana.

    Dado que nuestra regla de fe basada en la Biblia es comn a las igle-sias cristianas y que la Biblia es fundamental para la relaciones de los cristia-nos con los creyentes de otras religiones, la pastoral bblica est llamada asuscitar, animar y acompaar la opcin, la actitud y el espritu ecumnico enla comunidad catlica a travs de iniciativas como las siguientes:

    - Estimular el uso de traducciones ecumnicas de la Biblia, como la BibliaDios habla hoy, pues un texto comn ayuda a una lectura y comprensincomunes.

    - Promover los estudios bblicos ecumnicos, pues una exgesis comncontribuye a la convergencia en la interpretacin de las Escrituras.

    - Aprovechar al mximo el espritu ecumnico de la constitucin conci-liar Dei Verbum (1965) y del Documento de la Pontificia ComisinBblica, La interpretacin de la Biblia en la Iglesia (1993).

    - Animar la lectura ecumnica de la Biblia en las familias, en las comu-nidades parroquiales y en los grupos vecinales.

    - Participar en las jornadas ecumnicas de oracin por la unidad de loscristianos y en las acciones ecumnicas por la defensa y promocinde la vida, la justicia y la paz.

    - Pasar de la competencia religiosa que nos agrede y nos divide, a laconvivencia y al dilogo que nos enriquece y nos enaltece.

    El ciego de Betsaida necesit doble accin sanadora de Jess sobresus ojos para comenzar a ver perfectamente (Mc. 8,22-26). Una y otra vez, lapastoral bblica pondr sobre los ojos del pueblo la luz de la Palabra, paraque vea claramente todas las cosas con las claves del Reino de Dios. Paraello no sobra cerciorarse, no vaya a ser que por ir demasiado a prisa, resultela visin opaca, deforme y superficial. Que estos asomos constitutivos deuna pastoral bblica contribuyan a recuperar en nuestras comunidadeseclesiales esta luz de Dios que nos hace libres, esta visin divina para escu-

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    driar los signos de los tiempos, esta mirada larga para construir hoysobre roca la casa de la vida, la justicia y la paz que anhelamos y soamos.Para esto son los caminos de pastoral bblica que proponemos y que ya esta-mos trascurriendo.

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