«caÑizos» «roscaderos» en la provincia dezaragoza

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«CAÑIZOS» y «ROSCADEROS» EN LA PROVINCIA DEZARAGOZA MARIA ELlSA SANCHEZ SANZ Las cañas que bordean las infini- tas acequias y canales que cruzan buena parte de los paisajes zarago- zanos crecen hasta los 800 m. sobre el nivel del mar y han sido utilizadas tanto para hacer con ellas empaliza- das (los «bardos» y «barreras» que frenan la violencia del cierzo que, a velocidades de más de 150 Km/h ., arrasaría los tallos tiemos de las hor- talizas cuidadas con esmero en Ta- razana, Borja, Mallén. Mediana. etc.), como para hacer palos de escoba en la famosa fábrica que Francisco Roba tenía en 1907 en la Plaza de San Feli- pe de Zaragoza. Y, desde luego, para elaborar las distintas clases y formas de cestos. con funcionalidades bien dispares que todavía perviven mila- grosamente en algunas casas. Pero la pieza más destacable y ca- racter ística de la cañicería zarago- zana es precisamente el ecañizos, que, con forma rectangular, se ha empleado prácticamente para todo . Razones de espacio me impiden abordar su estudio en todas y cada una de las facetas funcionales que presenta, por lo que me veo obligada a explicar únicamente su utilización en la arquitectura, acompañado de la chimenea, también de caña, que era realizada igualmente por los cañice- ros, adoptando una forma cilín- drica.EI «cañizo», no obstante, se ha empleado, además, para secar pro- ductos agrícolas, así como ciertos manjares del matapu erco , por esa virtud de hacer correr el aire cuando está apoyado o colgado de algún elemento. Hay, no obstante , otra pieza ces- tera, muy peculiar de la ribera del Ebro zaragozana, conocida como «roscadero». pero elaborada con mimbre negro (o sin pelar). que, aun- que tradicionalmente ha tenido y tiene todavía una función agrícola para transportar dentro de él hortalizas y verduras, ha sabido ser ligeramente variado en su estructura formal por los cesteros. para servir como para- peto a la hora de enfrentarse con los toros en las fiestas patronales de va- rios pueblos riberanos que han subli- mado esta «suerte de roscadero». haciendo de ese cesto el aliado más importante de las peñas de mozos cuando se enfrentan al astado. A estas tres piezas (ecañi zr» , «ces- taóoso chimenea y eroscaderos) como elementos identificadores de la cañi- cería-eestería zaragozana voy a refe- rirme en las siguientes breves notas. EL CAÑIZO El dominio de esta pieza de ceste- ría se da en Aragón ya desde siglos atrás, y aquellos hombres que los hi- cieron en otras épocas, como los de hoy. consiguieron un maridaje per- fecto entre el equipamiento arquitec- tónico y el respeto ecológico. Te- chos , «cielos rasos». tabiques, paredes exteriores o aleros. han sido las respuestas dadas por la historia. Con su adaptabilidad estructural y con su poco coste, el «cañizo» ha te- nido una difusión asombrosa. Es aleccionador comparar los ya- cimientos arqueológicos. por ejem- plo, de época celtibérica (Contrebia Belaisca -Botorrita- ) (1) o de Fuentes de Ebro -en los que apa- recieron fragmentos de yeso con se- ñales de cañas- con las casas abandonadas hace más de veinti- cinco años y comprobar que. en am- bas situaciones, se puede observar un hecho semejante: las masas de yeso custodiadas por la tierra -en el caso de las excavaciones- o las caídas en el suelo de las habitacio- nes y ya a la intemperie -en el caso de las casas destruidas- , presentan señales de que en ellas existieron elémentos de cohes ión con cañas (posiblemente en los dos casos se trate de ecañízoss). Las primeras muestras nos sirven para empezar a conocer un sistema constructivo de techumbre ya muy antiguo. Las se- gundas nos evidencian una muerte lenta. pero progresiva. y un aban- 29

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«CAÑIZOS»y «ROSCADEROS»EN LA PROVINCIADEZARAGOZAMARIA ELlSA SANCHEZ SANZ

Las cañas que bordean las infini­tas acequias y canales que cruzanbuena parte de los paisajes zarago­zanos crecen hasta los 800 m. sobreel nivel del mar y han sido utilizadastanto para hacer con ellas empaliza­das (los «bardos» y «barreras» quefrenan la violencia del cierzo que, avelocidades de más de 150 Km/h .,arrasaría los tallos tiemos de las hor­talizas cuidadas con esmero en Ta­razana, Borja, Mallén. Mediana. etc.),como para hacer palos de escoba enla famosa fábrica que Francisco Robatenía en 1907 en la Plaza de San Feli­pe de Zaragoza. Y, desde luego, paraelaborar las distintas clases y formasde cestos. con funcionalidades biendispares que todavía perviven mila­grosamente en algunas casas.

Pero la pieza más destacable y ca­racter ística de la cañicería zarago­zana es precisamente el ecañizos,que, con forma rectangular, se haempleado prácticamente para todo .Razones de espacio me impidenabordar su estudio en todas y cadauna de las facetas funcionales quepresenta, por lo que me veo obligadaa explicar únicamente su utilizaciónen la arquitectura, acompañado de lachimenea, también de caña, que erarealizada igualmente por los cañice­ros, adoptando una forma cilín­drica.EI «cañizo», no obstante, se haempleado, además, para secar pro­ductos agrícolas, así como ciertosmanjares del matapu erco , por esavirtud de hacer correr el aire cuandoestá apoyado o colgado de algúnelemento.

Hay, no obstante , otra pieza ces­tera, muy peculiar de la ribera delEbro zaragozana, conocida como«roscadero». pero elaborada conmimbre negro (o sin pelar). que, aun­que tradicionalmente ha tenido y tienetodavía una función agrícola paratransportar dentro de él hortalizas yverduras, ha sabido ser ligeramentevariado en su estructura formal porlos cesteros. para servir como para­peto a la hora de enfrentarse con los

toros en las fiestas patronales de va­rios pueblos riberanos que han subli­mado esta «suerte de roscadero».haciendo de ese cesto el aliado másimportante de las peñas de mozoscuando se enfrentan al astado.

A estas tres piezas (ecañizr», «ces­taóoso chimenea y eroscaderos)comoelementos identificadores de la cañi­cería-eestería zaragozana voy a refe­rirme en las siguientes breves notas.

EL CAÑIZO

El dominio de esta pieza de ceste­ría se da en Aragón ya desde siglosatrás, y aquellos hombres que los hi­cieron en otras épocas, como los dehoy. consiguieron un maridaje per­fecto entre el equipamiento arquitec­tónico y el respeto ecológico. Te­chos , «cielos rasos». tabiques,paredes exteriores o aleros. han sidolas respuestas dadas por la historia.Con su adaptab ilidad estructural ycon su poco coste, el «cañizo» ha te­nido una difusión asombrosa.

Es aleccionador comparar los ya­cimientos arqueológicos. por ejem­plo, de época celtibérica (ContrebiaBelaisca -Botorrita- ) (1) o deFuentes de Ebro -en los que apa­recieron fragmentos de yeso con se­ñales de cañas- con las casasabandonadas hace más de veinti­cinco años y comprobar que. en am­bas situaciones, se puede observarun hecho semejante: las masas deyeso custodiadas por la tierra -en elcaso de las excavaciones- o lascaídas en el suelo de las habitacio­nes y ya a la intemperie -en el casode las casas destruidas-, presentanseñales de que en ellas exist ieronelémentos de cohes ión con cañas(posiblemente en los dos casos setrate de ecañízoss). Las primerasmuestras nos sirven para empezar aconocer un sistema constructivo detechumbre ya muy antiguo. Las se­gundas nos evidencian una muertelenta. pero progresiva. y un aban-

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Instrumental: Abñdores, razón, tijeras.

dono lamentable y evidente de técni­cas muy arcaicasque poco a poco sesustituyen por formas de construc­ción y materiales más modemos. Esdescorazonador ver una y otra vezlas muestras de improntas vegetales(fundamentalmente de ecañízoss) quehe podido documentar no solamenteentre las ruinas de muchas casas za­ragozanas sino también en los ver­tederos o escombreras a los que searrojan los restos de las obras cadavez que una familia decide remodelarsu hogar , sin que por ello se hayapodido demostrar que la uralita yotros métodos de cubric ión moder­nos hayan conseguido un sistema deaireación tan perfecto como el quepermite el «cañizo».

De forma general se puede decirque el «cañizo» es una estructurarectangular hecha de caña con latécnica cestera de «tejido en cerco»que oscila en cuanto a sus dimensio­nes entre 0,80-1 m. x 2-2,50 m.-con medidas intermedias (varíansegún localidades o tunciones)-. Esuna pieza suelta que puede llegar aformar una estructura muy grandejuntando varias unidades . Sus apli­caciones son infinitas, pero usado enalbañilería, ha servido como techo,«cielo raso», suelo, tabique, paredexterior y alero.

La elaboración de un «cañizo» esmuy semejante en casi todas las 10-

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calidades zaragozanas donde se ha­cen, aunque los instrumentales conlos que los cañiceras se ayudan tie­nen sus particularidades y reciben di­ferentes nombres.

Todos los profesionales coincidenen que no debe trabajarse la cañaverde , sino que se debe esperar atrabajarla cuando está «curada», porlo menos un año después de habersido cortada, primero, porque pesarámenos y se trabajará mucho mejor y,segundo, porque al estar seca «salta»muy bien al «rajarla».«La caña si estáblanda no hace juego; para ir bientiene que rebujerse» [Angel Pardo.Borja].

La realización de un «cañizo» con­lleva la selección de las cañas: rec­tas , largas y tinas -las que no sir­ven para hacer «cintas» o «gajos»­para ponerse de armazón; las finaspara reforzar, y las torcidas y gordaspara «rajarlas» y hacer de cada unade ellas tres y hasta cuatro tiras opartes (eclntass, «gajos», «correas»,etc .), que han de estar en remojounas cinco horas antes de ser traba­jadas o bien mojarse con una rega­dera unos cuantos minutos antes deusarlas, necesitándose un total apro­ximado de unas 55 cañas para cada«cañizo». Algunos cañiceros cortan amedida las cañas que van a servircomo «maestras» y «pilares» del «ca­ñizo». Pero otros emplean las cañasen toda su extensión o longitud y los«pilares» los cortan a una medidaconcreta después de haber sido fi­nalizado el «cañizo», en el momentoen que proceden a «igualarlo».

Ha habido , no obstante, dos for­mas de hacerlos, según se emplea­ran bastidores o no. La manera másrudimentaria, simple y elemental es­tuvo vigente hasta no hace muchosaños en el Bajo Aragón zaragozano,no contando con soportes donde ins­talar las cañas vert icales (<<gobier­nos», epulans», «cost lltaress), sinohaciéndolo en cinco agujeros o po-

Instrumental: Rajador de caña. Partidores de mimbre.

cetes en la tierra y siendo frecuenteque las mujeres de los cañiceros lesayudasen en toda esta actividad. Asíocurrió en Nonaspe, por ejemplo. Elnúmero de «pi lares», en este casocomo en el posterior, debe ser obli­gatoriamente impar, porque si no, al«tejer el cañizo», como la «cinta» dela caña «rajada» tiene que volver, lafibra saltaría.

Sin embargo, la forma más gene­ralizada , habitua l y plenamente asen­tada en el resto de Zaragoza fue ela­borar «cañizos» introduciendo cincocañas rectas (los «pilares» o ecostí­llass) y dos gruesas -las de los ex­tremos o emaestrass-> en las oque­dades de un bastidor (ebarco o«urdtdor»), poniéndoles hacia la mi­tad o arriba la «guía» o «medida» (ca­ñas que marcan la anchura del «ca­ñizo» para evitar que converjan lascañas «maestras» que se ret irarán unpoco después). Una caña se ata pordelante y otra por detrás. La de de­trás es la que está más próxima al«barco» y la de delante se pone apro­ximadamente hac ia el med io. Todoeste trabajo se comienza arrodillán­dose en el suelo o en cuclillas. To­man una «cinta» y se inicia la confec­ción del «primer anillo». Hacen la«sort ija» (en Belchite), elaborando asíla primera vuelta . Una vez realizadotodo esto, el armazón constituido seapoya sobre algún parapeto o contrala pared y siguen trabajando de pie.A partir de ahora se practica un «te­jido en cerco» con las cañas «raja­das» (ehacer la segunda cinta» enBelchite), calculándose al empezarloque el primer trozo de una «cinta» lle­gue de lado a lado, pasándola pordelante de un «pilar» y por detrás deotro, doblándose sobre las «maes­tras» y siguiendo el «tejido» haciaarriba. Las «cintas» no deben tenernudos para que no se rompan al dar­les la vuelta sobre las «maestras»: «Sicae un nudo al hacer la vuelta en lamaestra se corre la caña dos dedospara que no padezca». «La caña semete por donde se termina la puntadelgada y a pasar al otro lado. Siem­pre se comienza cuando se acaba lacaña por el medio, no por las maes­tres» [Joaquín Romea. Carenas]. Porel contrario , otros cañ iceras op inanque «ceaevez que se acaba una cintaes mejor meterla siempre en los pila­res de los extremos y continuar ade­lante; por los del medio también sepuede, pero el cañizo queda peor»[Manuel Palacin . Ateca] . El «tej ido»que van realizando se golpea con la«maza» para tup irlo.

Algunos cañiceros cuando sólo lesfalta , aproximadamente, un palmopara term inar el «cañizo» le quitan la«medida» y comienzan a «embutir» o

«envestir», acto de reforzarlo, me­tiendo junto a las cañas «maestras» y«pilares» algunas otras más finas demodo que puedan quedar distribui­das así en su armazón:

3 6 5 6 34 8 6 8 4

5 7 3 7 5

6 10 8 10 6

y se cierra el «cañizo». Para ellosuelen poner en los lados más estre­chos unas «trabas» u horquillas quellegan hasta más abajo de la mitad :cuatro tiras de caña que sirven para«coserlo», esto es , para que no sesuelte o deshaga. Con la «maza» o el«tarcíno» se «encabeza», «adoba» o«iguala». Pero otros cañiceros, en vezde ponerle «trabas» lo rematan con uncosido en aspa por arriba y por abajo.Finalmente, se procede a «esquilarlo»o limpiarlo con el «gaviñete» o la ti­jera .

Ten iendo el material preparado di­cen los profesionales que un «ca­ñizo» viene a costar hacerlo unos 35minutos y si se ponen «trabas», en­tonces se tarda otros 1O minutosmás, y también se cobra algo máscaro.

Joaquín Romea, cañicero de Ca­renas , cuenta que él puede llegar ahacer -teniendo todo el material yapreparado- 40 «cañizos» a 10 ho­ras , y que una vez , y só lo porapuesta, «tejió un cañizo» en nueveminutos y med io.

Pero los cañiceras se que jan deque la gente no mira ya la calidad deuna pieza bien acabada y a veces nisiquiera la busca, sino que considerael precio y cada vez se ven obligadosa trabajar más «de batalla».

COMO TECHUMBRE

El «cañizo» empleado debajo de lastejas «per« cubrir el tejado», ha te­nido un uso prácticamente absolutopor tierras aragonesas. Estos teja­dos casi siempre responden a dosvert ientes, con vigas de madera quesujetan a los «cañizos»; sobre ellos seponía paja y encima se colocaban lastejas pegadas con barro. Por eso ,cuando las tejas se caen , a conse­cuencia del abandono de las vivien­das, lo pr imero que se ven son los«cañizos» puestos en disposicióntransversal respecto a las vigas .

La difusión que tiene , al menosformando parte de la techumbre, sepuede decir que es todo el territorioaragonés, pero sus mejores focos deelaboración están o han estado envarias localidades, siguiendo el curso

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ANTIGUO

...

,,

---~CARENA

PELADORES DE CAÑA

MODERNO

BORJA

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del Ebro y el de los cauces finales desus afluentes, en las zonas geográfi­cas donde abundan las cañas, bási­camente en la provincia de Zara­goza.

Es muy difícil localizar a todos y acada uno de los artesanos que loshan elaborado, porque práctica­mente cada pueblo ha ten ido un ca­ñicero o más de uno. Los datos, portanto, que a continuación figuran , noson exhaustivos, pero en lo que va desiglo he tenido noticia de la elabora­ción de «cañizos» en las sigu ienteslocalidades:

Ainzón (varios).Almunia de Doña Godina (varios).Aranda de Moncayo (Manu el To-

bajas Ruiz).Ariza (<<TIo Eulogio) y Pablo Toba-

[as).Ateca (Manuel Palacín).Bardallur (varios).Belchite (Manuel Vaquero).Borja (Angel Pardo Palacín y su

hijo).Calatayud (Sr. Rubio).Carenas (Joaquín Romea Este­

ban).

Caspe (Roque Martín y Felipe Li-ria).

Codos (Elías L1orente).Epila (varios).Fuentes de Ebro (varios).Grisén (Marcial Comín Capapé ).Huérmeda (Baltasar Guajardo

Guerrero y Gregorio Guajardo Sán­chez).

Lécera (varios).Litago (Fermín Rueda).Luna (Faustino y Mariano Vicén).Magallón (varios).Mallén (Salvador «Cachurre»).Montañana (varios).Nonaspe (Pedro Suñer).Pina de Ebro (varios).Qu into de Ebro (Monexport Ara-

gón , S. A.)Riela (varios).Rueda de Jalón (varios).Tabuenca (Andrés Román «Pisto­

lass).Tarazona (<<Tío Ciriaco» y «Tío Ca­

sñdos).Tosos (Gregorio Crespo y Fabián y

Bruno Muñoz).

Como «cielo raSOD

El «cielo raso» es igualmente un«cañizo», sólo que , en este caso,queda dentro del techo de una habi­tación, si bien «tejido» con la med iacaña hacia abajo para que pueda co­ger correctamente el yeso. Se va cla­vando a las maderas del techo a me­dida que lo «tejen». Una vez acabadose le da la «lucidura» de yeso o deescayo la y ..ya no se ves. De ahí quealgunos cañiceras , cuando la caña laiban a emplear para este trabajo , nomirasen la fase de la luna, es decirque no siempre la cortaban en men­guante, como era lo prudente, por­que no les importaba que se «que­rase», ya que al ir la caña tapada conel enlucido que se le aplicaba no po­dr ía descubrirse. También eran ne­cesarias «lías» de 12/12 para aplicaral ligamento de «cañizos» en los te­chos de las habitaciones .

COMO SUELOS

Otra finalidad del «cañizo» ha sidoutilizarlo como entrevigado de pisos ,por su resistencia al desgaste. Leo­poldo Torres Balbás , en 1940, reco­gió esta noticia relativa a algunospueblos zaragozanos de la ribera delEbro:

«El piso bajo suele tener pav i­mento de tierra o yeso , raramente delosas. En las otras plantas se cons­truyen los pisos con maderas de pinoo chopo, rollizos casi siempre , torci­dos o resquebrajados, que quedanaparentes y sin pintar; encima se co­locan fuertes cañas entretejidas, ca­paces de sostener el peso de unhombre , y luego , de pavimento, yesomezclado con aceite, formando unasup erficie continua y muy lisa , bas­tante resistente» (2).

COMO TABIQUE SY PAREDES EXTERIORES

Cuando no se contaba con medioseconómicos suf icientes para adquirir«tochos» o ladrillos, pero sí, en cam­bio, exist ían grandes cantidades decañas en la zona , eso perm itía utili ­zar los «cañizos» co mo soporte de lmortero en los tabiques de separa­ción interiores de las viviendas queluego se cubrían con otros materia­les preparados por los albañiles. Estesistema constructivo estuvo vigente,más o menos, hasta mediados de losaños sesenta en localidades zarago­zanas bajoaragonesas, donde los ri­gores climát icos no son muy pronun­ciados .

Tamb ién se emplearon los «entre-

tej idos» de cañas en los cerramien­tos correspondientes a zonas secun­darias de las fachadas en ciertasloca lidades. Junto al adobe y al tapialse pueden ver todavía en las paredesexteriores o fachadas de las casas ,los «encestados» de las plantas su­periores , conseguidos mediante «ca­ñizos» preparados con la parte ra­jada de la caña hacia el exterior,logrando que se adhiriesen a ella losrevocos que se les aplicaban para di­simularlo, o se les superponía un en­foscado de arena y cal, añad iendoencima , en varios casos , una capa decolor añil.

COMO ALEROS

Son salientes volados del tejadosobre la fachada sujetos por ménsu­las , modillones, etc. Sirven, deacuerdo con el régimen de lluvias onieves , para que el agua no resba lepor el frontis, sino para que la lancefuera de él y evitar así las humeda­des.

Son muy conocidos y bellísimos losaleros realizados con madera. Perotambién duran te el barroco pareceque se extendió el alero :

«hecho con cañizos y yeso , con elque se formó el saliente volado deltejado, en forma de escocia o go laegipcia, corrida o abierta por vanosgrandes o pequeños o se hicieron fa­jones en cuyos espacios intercaladosse situaron bóvedas de lunetas» (3).

Los que aún perv iven son, en rea­lidad, «cañizos» ut ilizados como so­porte de las tejas que , apoyados enlos pares de cub ierta, forman el sa­liente . A veces, el «cañizo» cubre lossotitos del alero, en el que puedenaparecer los canecillos de madera ytamb ién es posibl e que ese «cañizo»se cubra de yeso y forme una esco­cia. Todo ello, no obstante, le resultaalgo chocante a Guillermo J. Allane­gui, quien se pregunta por qué en unpaisaje tan seco como es el de esazona zaragozana en torno al Ebroaparecen unos aleros enormementesalientes en unas tierras donde ape­nas llueve (4).

EL «CAÑIZOI FUERA DE LA CASA

El «cañizo» (y en su defecto el en­trecruzamiento de cañas «rajadas»)fuera de su misión exc lus ivamenteconstructiva, tiene ot ras varias fun­ciones arquitectónicas o en relacióncon el adecentamiento urbanístico ,aunque en este caso fuera de la vi­vienda , si bien en relación con ella.

Una de esas funciones es em­plearlo en las puertas de las casas

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GUIA DE HACER CAÑIZOBELCHITE

para proteger las entradas contra elviento y dar sombra, principalmentepor la zona de Caspe y alrededores.

No hace muchos años , a media­dos de los 70, se pusieron de modalos sombra jos , hechos con cañas«rajadas» que, cosidas con alambreen máquinas especiales, se han fa­bricado en Grisén y se siguen elabo­rando en Quinto de Ebro. Estos ro­llos de cañas se extend íanhorizontalmente a la altura deseada.Así se cubrieron merenderos, apar­camientos de coches , terrazas derestaurantes, tiendas de campaña ,etc . La idea siguió avanzando y, desombrajos , ahora ya colocados ver­ticalmente, pasaron a ser setos y ais­lar en forma de valla el interior del ex­terior y no permitir la visualización delo que transcurre dentro de un «cha­let», piscina, etc.

En las poblaciones dond e hayabunda ncia de cañas es frecuentetambién ver algunos espacios, aco­tados, con una estructura rectangu­lar de cañas «rajadas» y «entreteji­das» para formar pequeñas jardinerascon rosa les, parras , algún delgadoarbusto, siempre por la parte traserade las casas.

y también las cañas, pero en estecaso enteras, se emplean como ele-

mento sustentante de ciertas plantastrepadoras o para evitar que lasgrandes hojas de algunas macetas secaigan hacia el suelo y sus tallos setronchen. Para ello, las mujeres cla­van dos o tres por tiesto y las exhi­ben en la entrada de las casas.

La otra función del «cañizo»es queen la provincia de Zaragoza -tam­bién en el resto de Aragón- cual­quier obra de albañilería que se pre­cie de cierta envergadura , presenteen el mismo tajo parapetos o vallasque dificulten seguir con la mirada losacontecimientos que tienen lugar ensu interior, si es que la obra se llevaa cabo en la planta baja de la edif i­cación.

Pero, cuando se trata de arreglaruna finca completa con más de trespisos.Ja fachada se cubre por com­pleto de «cañizos», llegándose a po­ner hasta un total de 50 ó 60 distri­buidos en cinco filas de a ocho ,cubriendo también los laterales conlos restantes, de modo que no sóloimpidan ver el trabajo que se hacedentro , sino que tamb ién sirven decierta protecc ión a los andamios ,acotando de paso una zona de peli­grosidad para los transeúntes . Losobreros afirman que trabajar así damayor comodidad y menos vért igocuando manejan los tablones, etc. Lafachada cubierta de «cañizos», porotra parte, permite el paso tamizadode la luz; en invierno resguarda delfrío y en verano transmite cierta co­rriente de aire no tan bochornosacomo si el sol directamente calen­tase los pisos. Si, además, todavía laobra no está muy avanzada y pue­den regar el suelo, el ambiente cli­mático es bastante aceptable.

Los «cañizos» en una obra no sólotoman una disposición vertical, sinoque, a veces , también pueden dis­ponerse horizontalmente sobre dostablones y volarlos de la fachada, amodo, ellos mismos, de andamio.

COMO SECADEROSDE PRODUCTOS AGRICOLASy OTROS

Aunque a mitad de camino entre laarquitectura y la agricultura, se ha devolver a cit ar en este lugar el «ca­ñizo», por la gran importancia quetiene como parte del secado de cier­tos productos que necesitan airearseextendidos sobre él o, sencillamente,por servir de agente de filtrado que através de su tejido permite circularuna corr iente cont inua de aire (~so­

bre cañizos las frutas respiran me­ioo).

El aire, siempre que sea fresco, hatenido unos poderes curativos inme-

. Cestaño. o chim enea colmena . arpa. o•gavea . para proteger árboles.

jorables para orear jamones o frutas,mientras que el sol ha secado orejo­nes o ha provocado el mejor desarro­llo de los gusanos de seda en su ca­pullo. Y, en ciertas ocasiones,algunos productos han requeridoconjuntamente de una combinaciónde aire y humo .

En Aragón, y, desde luego, en laprovincia de Zaragoza, no obstante.el uso del «cañizo», por su versatili­dad de funciones , está generalizadopara conseguir todas esas posibili­dades de aire, humo y sol.

Por lo que se refiere a los produc­tos agrícolas , en la zona orienta l y enun amplio marco de localidades quecubren toda la «franja», las «algorfas»o piso superior de las viviendas , casisiempre orientado a mediodía, es unespacio abierto en su parte frontalideado para que por él penetre el soly el aire. Cuando se desea secar al­mendras , cirue las, higos, manzanas,panizo, pasas , pimientos. uvas, etc .,éste es el mejor lugar de la casa , yunas veces colgados de las vigas deltejado (bajo los «cañizos») y ot ras de­positados sobre «cañizos» en el suelode esa «algorfa». se tiene la certezade que allí adquieren las cond icionesadecuadas.

En otras ocas iones , estos espa­cios superiores se cierran con «cañi­zos», tam izando la luz , pero permi­tiendo el paso del aire, aunque no el

del sol directo. Esta costumbre hatomado un auge espec ial en ciertasfábricas del Valle del Ebro (Zaldívar.Naragón, S. A.; B.M.• etc.) asenta­das en Gallur . en las que se des hi­drata la alfa lfa . Sus grandes navesestán dotadas de ventanas cerradascon «cañizos» como único medio deventilación.

Pero tamb ién los «cañizos» se po­nían por fuera de las ventanas, col­gantes, para sobre ellos co loca r lalana, los capullos del gusano de seday los ore jones, ut ilizando en estoscasos el sol como fuente de calor quesecase la lana húmeda o que fueradesecando la pulpa del melocotón,proceso muy empleado en todas laslocalidades bajoaragonesas zarago­zanas donde se produce esa fruta.Confiesan que éste es un método in­mejorable para que el aire que losdeseca pase por debajo.

Personas de cierta edad (60-70años) recordaban en Escatrón que ,antiguamente, el panizo se guardabaen unas empal izadas realizadas conseis «cañizos». cuat ro dispuestos ho­rizontalmente y otros dos vert icalespor sus lados. configurando un rec­tángulo , que hoy ha sido sustitu idopor cuatro maderos y una malla dealambre.

En Ard ísa, los higos y las acero llasse colocan en ristras en las ventanasy después los pasan a «cañizos». EnBorja o en Mallén, las ciruelas y losorejones de albaricoque se envuel­ven en papel y se cuelgan de hilos , obien se secan sobre «cañizos». EnMoyuela , las peras y las manzanas seponen en el suelo sobre una cama depaja y los higos se ponen en el gra­nero , encima de «cañizos». Incluso el«nostñlr» duro se ponía a secar so­bre «cañizos». También los tomates,los higos, las manzanas y las uvaspuestas sobre un «cañizo» «se guar­dan mejoo . En la zona de Tauste sehan hecho las «ceberas»de caña paraponer las cebollas al aire.

«Andanas» se llamaba a los «cañi­zos» volados que sobresalían de las

RUEDA Y CRUZ para hace r CESTAÑOS ochimeneas. Bardallur.

35

CASPE

,..

MAESTRA O BARCO DE HACER CAÑIZO

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fachadas de las casas sobre los quedesparramaban los «capeles» del gu­sano de seda. enmarañados con elembojo y las hojas de morera.

Pero poco a poco va cayendo endesuso, aunque todavía es frecuenteel uso de «cañizos» en varias casasde agricultores.

LA CHIMENEA

Es una pieza hecha en caña de unatradición también secular, al menospor varios pueblos paralelos al Ebroo al cauce final de alguno de susafluentes (Jalón y Martín , principal­mente).

Son piezas de forma cilíndrica otroncocónica, con una altura de 1,50m. y con una boca que oscila entre0,25 y 0,30 m. de diámetro, tambiénelaboradas por los cañiceros, pero eneste caso empleando un instrumen­tal o bastidor no estático como elempleado para hacer «cañizos», sinocircular y que a través de un leve mo­vimiento permite dar formas redon­das.

El trabajo de hacer un «cestaño» ochimenea (que igualmente puedeservir de vaso de colmena o sarnascomo de protector de árboles o «gá­veas) comienza, como en el caso del«cañizo», con el corte de las cañas,pero ahora el bastidor es una «cruz»sobre la que se coloca una «rueda».El cañicero introduce varias cañasvert icales en los agujeros que pre­sentan la orillade la «rueda», se sientay comienza a «urdir» la pieza pa­sando los «gajos» o «cintas» de caña«rajada» un «pilar» sí y otro no.Cuando se le termina, en vez de se-

IBDES

guir con otra «cinta» en el «pilar»donde acabó, lo hace no en el si­guiente sino en el otro para que aldoblar no se le salga. Se levantacuando puede trabajar de pie y fina­liza el «cestaño» dándole dos dedosmás de anchura en la parte superior,intentando que quede algo másacampanado arriba, dejando así ter­minada la pieza que va a servir deestructura a las chimeneas de caña.Dicen algunos cañiceros que se vuel­ven «modorros» de tantas vueltascomo se debe dar a la «rueda» parafinalizarlas.

Estas chimeneas respondena unoscilindros de caña que se «lavaban»con yeso y que. naturalmente, resul­taban más económicas que las deobra.

Una vez hechas por los cañíceros ,se colocaban sobre el tejado y pordentro recubrían la caña con barro, aveces pisado con paja, y la encala­ban. Confiesan no ser peligrosas ,porque el hollínque sobre ellas se ibaacumulando con el paso del tiempolas volvía incombustibles. Por fuerase recubr ían de argamasa de cal yarena, de barro o de yeso, pero la ar­gamasa parece que no se adhierebien a la caña y por eso las escasaschimeneas que aún perviven hanperdido, por desprendimiento, partedel mortero o «lavado» que les apli­caban, quedando su entramado alaire.

Vecinos. ya mayores, de ciertas lo­calidades en el cauce final del Jalón,recordaban que estas chimeneas decaña fueron características, antigua­mente, de las cuevas-vivienda y va­rias aún se han conservado en Bar­dallur, en Epila o en Urrea de Jalón.

«Roscadero» en el «Museo de Artes y Tradiciones Populares» de la Universidad Autónomade Madñd.

En estas mismas localidades puedeverse tamb ién que alguna de esaschimeneas estuvo instalada sobrecasas con tejas curvas.

En Belchite recordaban haber he­cho uso , igualmente, de estas chi­meneas empleándose para ello losmismos cestos que los cañiceros leshacían como colmenas , que eran ci­líndricas, y si se untaban con barro(ehacer el tavados) servían perfecta­mente como chimeneas. Algo pare­cido sucedía en Fuentes de Ebro. Y,siguiendo Ebro abajo, las chimeneasde caña fueron características tam­bién de Pina de Ebro , de Quinto deEbro, Velilla de Ebro o Escatrón, lo­calidades donde aún es posible veralguna, medio destruida, encima desus tejados.

Finalmente, alejadas de este focociertamente importante en torno alvalle del Ebro , Antonio Serrano ob­servó que , en Pintano, se conser­vaba en varias casas el «hueco» delas «chimeneas», alguna de ellas he­cha de barro y cañas, dice, cubiertascon ladrillo y otras con pizarra (5).

LOS «ROSCADEROS»

Uno de los regocijos festivos másesperados por hombres y mozos, desiempre, han sido los espectáculostaurinos, en los que poder demost rara los «mirones» su arrojo y su valen­tía.

Entre las cuadrillas de profesiona­les, antiguamente existió la llamada«suerte del cestón», cons istente enintroducirse en un cesto que se de­jaba en mitad de la plaza. Asomán­dose por dentro y permaneciendo depie se le ponían las banderillas al torocuando éste pasaba por delante del

mozo. Cuenta Eliseo Serrano queesta costumbre se mantuvo en laPlaza de Zaragoza hasta 1791, vol­viendo a reanudarse en 1804 (6).

Otra forma de aguantar el embistedel astado, propia casi exc lusiva­mente de La Rioja y de Aragón , y to­davía practicada en varios pueblos dela Ribera del Ebro desde Logroño aZaragoza, es la de correr toros conun «roscadero», cesto de mimbre sinpelar, troncocón ico, de uso agrícola,pero al que se le prepara de formaespec ial y, en lugar de sus asas co­rrespond ientes, se le añade una am­plia boca tan abierta que le conf iereal cesto una forma acampanada, re­matándose con un grueso y fuerte«cordón». Al no tener asas, se hacenecesario dotarle de algún elementode agarre que permita sujetarle biencuando se produzca la embest ida deltoro. Ese agarradero aplicándole dospalos paralelos de madera de chopo ,uno, inmediatamente bajo la «boca»y el otro casi en el «culo». Además, sele ponen dos trozos de badana parano rasguñarse los brazos. Dos mo­zos se agarran a los palos y, colo­cándo se uno de ellos el fondo delcesto sobre el vientre, se acercan altoro procurando llamar su atenciónpara que embista. Fuentes de Ebrose puede considerar hoy por hoy lalocalidad «madre» donde esta cos­tumbre sigue ten iendo vigencia, ytamb ién el centro productor, porqueFranc isco Claver ía Giménez sigueelaborando varias docenas de «ros­caderos» todos los años para «correrlos toros» durante las fiestas del ve­rano de casi todos los pueblos de laRibera zaragozana.

En la actualidad, el toro se corr econ el cesto «a pelo», pero alguno sancianos me contaron que, antigua-

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mente, el «roscadero» empleado serellenaba de ropas viejas y, colo­cando el «culo» del cesto a la alturadel abdomen, llamaban al toro yaguantaban el empuje, llevando trasdel primer hombre, una ristra deveinte mozos, asidos unos a otrospor la cintura. El «roscadero» siem­pre se habíade presentar de frente alnovillo y todos los mozos habían depermaneceren línea recta para que eltoro acometiera frontalmente y con­seguir que ninguno de los hombresfuera agredido por los costados.

Hoy existen pequeñas variantes.En primer lugar, porque esta forma deenfrentarse a los toros ya no se hacepor docenas o veintenas de hom­bres, sino por grupos de 4 o de 5únicamente. En segundo lugar, por­que de hacerse en la plaza del pue­blo ha pasado a hacerse en el ruedode una plaza de Toros. Y, en tercerlugar, porque lo que fue una simplediversión, en la actualidad se ha con­vertido en una competición que con­lleva concursos regionales. Estacompetición consiste en contabilizar,durante tres minutos, las embestidasde una vaquilla a un «roscadero»sosten ido por cuatro mozos , mien­tras un quinto debe hacerse con lares y manejar la para que entre osalga de un círculo marcado en laPlaza, aunque no hay una reglamen­tación que indique hasta dónde tieneque penetrar la cornamenta del ani­mal dentro del «roscadero» para quela embestida pueda considerarsecomo válida. La denominación deeroscadeross se ha ampliado tam­bién a los mozos que sujetan el ces­tón de mimbre y estas competicionesse han extendido ya no sólo por laRibera del Ebro, sino que cada vezson más frecuentes por Calatayud,Cariñena, Ejea de los Caballeros,Luna, Rivas y otros pueblos de lasCinco Villas, etc . Incluso puede ha­ber apuestas de por medio.

La situación actual de estas pie­zas, tan zaragozanas, bascula entrela demanda de ecañlzoss, todavía

muy vigente en las obras de albañi­lería o como elementos potencial­mente decorativos, y su total aban­dono como forma const ructivatradicional, quedando todavía varioscañiceras que los hacen. El «ces­taño» (o chimenea) ha dejado de ela­borarse por completo. El «rosca­dero», en cambio, ante lapotenciación de este tipo de festejos,y por haberse convert ido en unaforma de concurso , tiende a refor­zarseen su uso, con la desventajadeque muy pocos cesteros (FranciscoClavería y pocos más), debido a ladecadencia del oficio, están dispues­tos a hacerlos, pese a que las cua­drillas los paguen bien. Sus avanza­das edades apenas les permitentrabajabar. El ofic io de cestero portierras zaragozanas está práct ica­mente desinstituc ionalizado, exclu­yendo algunos cesteros gitanos quesiguen trabajando el mimbre, peroque se han especializado en otro tipode piezas, lo que no descarta quecomiencen a admitir próximos encar­gos en la línea de piezas como el«roscadero».

BIBLlOGRAFIA

(1) DIAZ SANZ, M. A., Y MEDRANOMARQUES, M.: «Las áreas fabriles deContrebia Belaísca (Botorrita, Zaragoza):una unidad de produ cción». Teruel:SAE.T., 1986, p. 190. ARQUEOLOGIAESPACIAL. Coloquio sobre microespa­cío.(2) TORRES BALBAS , Leopoldo: La vi­vienda popular en España [En «Folklore yCostumbres de España»] (Barcelona: Ed.A. Martín, 19), tomo 11I , p. 433.(3) ALVARO ZAMORA, M.' Isabel: VozAlero [En «Gran Enciclopedia Arago­nesas] (Zaragoza: Unali, 19).(4) ALLANEGUI BURRIEL, G. J .: Arqui­tectura popular en AragÓrJ (Zaragoza: Li­brería General, 1979), p. 82 (Col. Aragón,34).(5) SERRANO MONTALVO, Antonio: AltaZaragoza. Viajes por la piel de Aragón.(Zaragoza: Excmo. Ayuntamiento, 1977),p. 56 (Cuadernos de Zaragoza. 21).(6) SERRANO MARTIN, Elíseo: Tradicio­nes festivas zaragozanas. Historia de losFestejos Populares en Zaragoza. (Zara­goza : Excmo . Ayuntam iento . 1981), p.127.