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ABRUZO ITALIA Arte, culto y cultura

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w w w . A B R U Z Z O T U R I S M O . I T

A b r u z z o P r o m o z i o n e T u r i s m oC o r s o V i t t o r i o E m a n u e l e I I , 3 0 1 6 5 1 2 2 P e s c a r a I t a l y

t e l . + 3 9 . 0 8 5 . 4 2 9 . 0 0 1 - f a x + 3 9 . 0 8 5 . 2 9 8 . 2 4 6e - m a i l i n f o @ a b r u z z o t u r i s m o . i t

ABRUZO ITALIA

Arte, cultoy cultura

Abruzo, una región quesabe conservar

Las ruinas del pasado

Los antiguos burgosde Abruzo

El Abruzo de los castillos

La arquitectura religiosa

26101420

Las ermitas26Los caminos de la fe30El patrimonio artísticoy los museos36Las artesanías artísticas40

44 El folklore y las tradiciones

ABRUZO ITALIA 3

El encanto del Abruzo está, por sobre todas las cosas, en elmedido equilibrio entre la naturaleza que aún domina el paisaje yla presencia estratificada del hombre: he aquí, entonces, la teoríade los pequeños burgos que salpican el territorio, la fuerzaarquitectónica de iglesias, castillos y palacios, el valor de las obrasde arte, las múltiples expresiones de las artesanías artísticas, lasmilenarias tradiciones campesinas y pastoriles. Todo invita alvisitante atento y apasionado a la exploración del espacio abruzo,

a la búsqueda de aquellos aspectos característicos que hacen deeste territorio una región espléndida y, en cierta forma, única.Ante todo la naturaleza, que en el Abruzo es un recursoprotegido. Con la tercera parte del territorio destinada a losparques, la región no solo manifiesta una primacía cultural y civilen la protección del ambiente, sino que además se perfila comola mayor área naturalista de Europa, verdadero corazón verde delMediterráneo.ABRUZO,

una región que sabe conservar

El Abruzo es una región que sabeconservar: esta es la afirmación que mejorsintetiza la índole y el espíritu de estatierra. Al descubrir su extraordinariopaisaje natural, al recorrer las antiguas yseñoriales ciudades, así como losmilenarios burgos enclavados en lasmontañas, la impresión más inmediata querecibimos es la de una tierra que halogrado conservar muchas de suscaracterísticas originales, en las que unambiente íntegro y una presencia humanaremota demuestran que ha sabidoencontrarse el camino hacia un equilibriorecíproco y respetuoso.

ABRUZO ITALIA 3

El encanto del Abruzo está, por sobre todas las cosas, en elmedido equilibrio entre la naturaleza que aún domina el paisaje yla presencia estratificada del hombre: he aquí, entonces, la teoríade los pequeños burgos que salpican el territorio, la fuerzaarquitectónica de iglesias, castillos y palacios, el valor de las obrasde arte, las múltiples expresiones de las artesanías artísticas, lasmilenarias tradiciones campesinas y pastoriles. Todo invita alvisitante atento y apasionado a la exploración del espacio abruzo,

a la búsqueda de aquellos aspectos característicos que hacen deeste territorio una región espléndida y, en cierta forma, única.Ante todo la naturaleza, que en el Abruzo es un recursoprotegido. Con la tercera parte del territorio destinada a losparques, la región no solo manifiesta una primacía cultural y civilen la protección del ambiente, sino que además se perfila comola mayor área naturalista de Europa, verdadero corazón verde delMediterráneo.ABRUZO,

una región que sabe conservar

El Abruzo es una región que sabeconservar: esta es la afirmación que mejorsintetiza la índole y el espíritu de estatierra. Al descubrir su extraordinariopaisaje natural, al recorrer las antiguas yseñoriales ciudades, así como losmilenarios burgos enclavados en lasmontañas, la impresión más inmediata querecibimos es la de una tierra que halogrado conservar muchas de suscaracterísticas originales, en las que unambiente íntegro y una presencia humanaremota demuestran que ha sabidoencontrarse el camino hacia un equilibriorecíproco y respetuoso.

ABRUZO ITALIA 5

Esta capacidad extensiva de conservación de ambientes y paisajes,tanto naturales como antrópicos, ofrece al territorio abruzo en sutotalidad (y al conjunto de bienes culturales y ambientales quecustodia) el carácter –por cierto evidente para quien lo recorre- deverdadero y extenso museo, de “muestra permanente al aire libre” delos más variados temas: ecología, geología y geomorfología, historia dela antropización del territorio, de la urbanística antigua y de laarquitectura espontánea, historia de la agricultura y del paisaje,historia de la arquitectura militar y defensiva, de la arquitecturareligiosa, de los asentamientos monásticos, del apacentamiento.Cada uno de los tipos de monumentos y emersiones, sean castillos oburgos antiguos, centros históricos o construcciones aisladas, iglesias omonasterios, ermitas o asentamientos pastoriles, paisajes agrarios ode apacentamiento, monumentos naturales o biotopos, resultan nosolo numerosos, variados y bien conservados, sino y sobre todo, aúnampliamente insertados en el propio ambiente originario, es decir enel contexto -también éste bien conservado- en el cual tuvieronorigen. Es una característica rara y muy especial, porque cada una deestas emersiones deja comprender, a través de una simple mirada, lasrelaciones generadoras establecidas entre ellas y su ambiente: la iglesiacampestre y su senda, el castillo dominante y el territorio quecontrola, el asentamiento pastoril y el área de apacentamiento, latorre de guardia y su paso, el palacio feudal y su burgo, losasentamientos agrícolas y su condado, etc., en un juego de lecturaintegrada del paisaje de desconcertante y espectacular evidencia.

Abruzo, gran museo permanente al aire libre

En miras de sintetizar las características de la región, seguramente ladefinición más correcta es, justamente, la de antología del paisaje euro-mediterráneo, ya que dentro de los propios confines se concentra unavariedad de ambientes naturales y antrópicos que no puede serparagonada con la de ningún otro territorio igualmente limitado: unacosta mediterránea con hábitats de lo más variados (costa baja, costaalta, arenal con dunas, pantano, mancha litoraleña, acantilado, farallones,bajos litorales pedregosos); una faja colinar con ambientes que incluyentodos los grados de antropización, valiosas zonas húmedas (como oasisfluviales y lacustres) y salientes geológicas de gran interés; una vastísimazona serrana, a menudo íntegra desde el punto de vista naturalista,dueña de los más variados ambientes (selva, praderas, lagos de montaña,enormes altiplanos cársticos, cañones, cascadas, grutas, cimas y ambientesde altura de carácter decididamente alpino, glaciares, vulcanismos). Enesta sorprendente variedad de ambientes incontaminados y a menudosalvajes, viven raras y preciadas especies que los Parques del Abruzoprotegen celosamente, haciendo de la región un extraordinariolaboratorio biológico para la conservación de la naturaleza y de losecosistemas, hoy a la vanguardia en el mundo, por el coraje y ladeterminación de sus elecciones. El Abruzo ha sabido emplear estacapacidad de conservación, evidente en los ambientes naturales,mayormente en las áreas interiores y en favor de todos los patrimoniospropios: ciudades y pueblos, paisaje agrario, monumentos, bienesartísticos y culturales, tradiciones. Ignacio Silone, uno de los másprofundos intérpretes de la identidad regional escribió: “Los habitantesdel Abruzo han quedado unidos dentro de una comunidad con undestino del todo singular, caracterizada por una tenaz fidelidad a susformas económicas y sociales más allá de toda utilidad práctica, lo queresultaría inexplicable si no se tuviera en cuenta que el factor constantede su existencia es justamente el más primitivo y estable de loselementos: la Naturaleza”. Pocas pero extraordinarias palabras, densas deconceptos, para delinear como esta “capacidad de conservar” ahondesus propias raíces en un enfrentamiento milenario con un ambiente duroy difícil, capaz de transformarse rápidamente de madre en madrastra,evitando de empobrecerlo, y más bien aprovechándolo al máximo. Endefinitiva, es ese el secreto de esta región.

Abruzo, antología del paisaje mediterráneo

ABRUZO ITALIA 5

Esta capacidad extensiva de conservación de ambientes y paisajes,tanto naturales como antrópicos, ofrece al territorio abruzo en sutotalidad (y al conjunto de bienes culturales y ambientales quecustodia) el carácter –por cierto evidente para quien lo recorre- deverdadero y extenso museo, de “muestra permanente al aire libre” delos más variados temas: ecología, geología y geomorfología, historia dela antropización del territorio, de la urbanística antigua y de laarquitectura espontánea, historia de la agricultura y del paisaje,historia de la arquitectura militar y defensiva, de la arquitecturareligiosa, de los asentamientos monásticos, del apacentamiento.Cada uno de los tipos de monumentos y emersiones, sean castillos oburgos antiguos, centros históricos o construcciones aisladas, iglesias omonasterios, ermitas o asentamientos pastoriles, paisajes agrarios ode apacentamiento, monumentos naturales o biotopos, resultan nosolo numerosos, variados y bien conservados, sino y sobre todo, aúnampliamente insertados en el propio ambiente originario, es decir enel contexto -también éste bien conservado- en el cual tuvieronorigen. Es una característica rara y muy especial, porque cada una deestas emersiones deja comprender, a través de una simple mirada, lasrelaciones generadoras establecidas entre ellas y su ambiente: la iglesiacampestre y su senda, el castillo dominante y el territorio quecontrola, el asentamiento pastoril y el área de apacentamiento, latorre de guardia y su paso, el palacio feudal y su burgo, losasentamientos agrícolas y su condado, etc., en un juego de lecturaintegrada del paisaje de desconcertante y espectacular evidencia.

Abruzo, gran museo permanente al aire libre

En miras de sintetizar las características de la región, seguramente ladefinición más correcta es, justamente, la de antología del paisaje euro-mediterráneo, ya que dentro de los propios confines se concentra unavariedad de ambientes naturales y antrópicos que no puede serparagonada con la de ningún otro territorio igualmente limitado: unacosta mediterránea con hábitats de lo más variados (costa baja, costaalta, arenal con dunas, pantano, mancha litoraleña, acantilado, farallones,bajos litorales pedregosos); una faja colinar con ambientes que incluyentodos los grados de antropización, valiosas zonas húmedas (como oasisfluviales y lacustres) y salientes geológicas de gran interés; una vastísimazona serrana, a menudo íntegra desde el punto de vista naturalista,dueña de los más variados ambientes (selva, praderas, lagos de montaña,enormes altiplanos cársticos, cañones, cascadas, grutas, cimas y ambientesde altura de carácter decididamente alpino, glaciares, vulcanismos). Enesta sorprendente variedad de ambientes incontaminados y a menudosalvajes, viven raras y preciadas especies que los Parques del Abruzoprotegen celosamente, haciendo de la región un extraordinariolaboratorio biológico para la conservación de la naturaleza y de losecosistemas, hoy a la vanguardia en el mundo, por el coraje y ladeterminación de sus elecciones. El Abruzo ha sabido emplear estacapacidad de conservación, evidente en los ambientes naturales,mayormente en las áreas interiores y en favor de todos los patrimoniospropios: ciudades y pueblos, paisaje agrario, monumentos, bienesartísticos y culturales, tradiciones. Ignacio Silone, uno de los másprofundos intérpretes de la identidad regional escribió: “Los habitantesdel Abruzo han quedado unidos dentro de una comunidad con undestino del todo singular, caracterizada por una tenaz fidelidad a susformas económicas y sociales más allá de toda utilidad práctica, lo queresultaría inexplicable si no se tuviera en cuenta que el factor constantede su existencia es justamente el más primitivo y estable de loselementos: la Naturaleza”. Pocas pero extraordinarias palabras, densas deconceptos, para delinear como esta “capacidad de conservar” ahondesus propias raíces en un enfrentamiento milenario con un ambiente duroy difícil, capaz de transformarse rápidamente de madre en madrastra,evitando de empobrecerlo, y más bien aprovechándolo al máximo. Endefinitiva, es ese el secreto de esta región.

Abruzo, antología del paisaje mediterráneo

ABRUZO ITALIA 7

El solemne Guerrero de Capistrano, la enigmática estatua funerariade un príncipe itálico que vivió hace 2500 años (hoy conservadaen el Museo Arqueológico Nacional de Abruzo en Chieti) es elverdadero símbolo del Abruzo antiguo. Pero seguramente no es elúnico testimonio de los más de 500.000 años de presenciahumana estable e ininterrumpida en esta región. Desde losprimeros grupos de cazadores, que durante la Edad de la Piedramás antigua ya vivían en estas tierras, a las grandes tribus itálicas ya continuación, en la grande época de Roma, el Abruzo antiguofue un punto de encuentro de pueblos, gentes y culturasdiferentes. Esta ininterrumpida conmistión humana ha dejadohuellas importantes, huellas que hoy la arqueología estudia coninterés y que ofrece al visitante gracias a los ricos museos y a lasdecenas de sugestivos sitios al aire libre. Los testimonios másantiguos provienen de yacimientos y excavaciones cuyos restosson esencialmente conservados en los numerosos museosarqueológicos de la región, el Museo Arqueológico Nacional deAbruzo, en Chieti el más importante de todos. Un lugar que aún

despliega un encanto particular es el valle Giumentina, sobre laMajella, un antiguo lago que durante el Paleolítico hospedó uno delos primeros asentamientos humanos en Abruzo. Son numerosaslas grutas usadas por los hombres prehistóricos como refugio ocomo lugares de sepultura y ceremonias sagradas, como las de laMajella (bellísimas y abiertas al público, la Gruta dei Piccioni, en lasgargantas de Orta, cercanas a Bolognano, y la Gruta del Colle, enRapino), las grutas del Fucino, entre las cuales se destaca por subelleza la de Ortucchio, y la Gruta a Male de Assergi. Sin embargo,es en la Edad de los Metales (Edad de Bronce y Edad de Hierro),en la fatal articulación entre prehistoria y protohistoria, cuandopueden ser individuadas las matrices etnoculturales del Abruzo;con la llegada de los pueblos indoeuropeos nace el grupo depastores-agricultores guerreros del cual descenderán las tribusitálicas, tribus que más tarde se distribuirán sobre el territorioabruzo. Se afirma de este modo una economía mixta de tipo agro-pastoril, que se consolidará durante los siglos sucesivos,condicionada por la naturaleza serrana del territorio y

LAS RUINAS del pasado

ABRUZO ITALIA 7

El solemne Guerrero de Capistrano, la enigmática estatua funerariade un príncipe itálico que vivió hace 2500 años (hoy conservadaen el Museo Arqueológico Nacional de Abruzo en Chieti) es elverdadero símbolo del Abruzo antiguo. Pero seguramente no es elúnico testimonio de los más de 500.000 años de presenciahumana estable e ininterrumpida en esta región. Desde losprimeros grupos de cazadores, que durante la Edad de la Piedramás antigua ya vivían en estas tierras, a las grandes tribus itálicas ya continuación, en la grande época de Roma, el Abruzo antiguofue un punto de encuentro de pueblos, gentes y culturasdiferentes. Esta ininterrumpida conmistión humana ha dejadohuellas importantes, huellas que hoy la arqueología estudia coninterés y que ofrece al visitante gracias a los ricos museos y a lasdecenas de sugestivos sitios al aire libre. Los testimonios másantiguos provienen de yacimientos y excavaciones cuyos restosson esencialmente conservados en los numerosos museosarqueológicos de la región, el Museo Arqueológico Nacional deAbruzo, en Chieti el más importante de todos. Un lugar que aún

despliega un encanto particular es el valle Giumentina, sobre laMajella, un antiguo lago que durante el Paleolítico hospedó uno delos primeros asentamientos humanos en Abruzo. Son numerosaslas grutas usadas por los hombres prehistóricos como refugio ocomo lugares de sepultura y ceremonias sagradas, como las de laMajella (bellísimas y abiertas al público, la Gruta dei Piccioni, en lasgargantas de Orta, cercanas a Bolognano, y la Gruta del Colle, enRapino), las grutas del Fucino, entre las cuales se destaca por subelleza la de Ortucchio, y la Gruta a Male de Assergi. Sin embargo,es en la Edad de los Metales (Edad de Bronce y Edad de Hierro),en la fatal articulación entre prehistoria y protohistoria, cuandopueden ser individuadas las matrices etnoculturales del Abruzo;con la llegada de los pueblos indoeuropeos nace el grupo depastores-agricultores guerreros del cual descenderán las tribusitálicas, tribus que más tarde se distribuirán sobre el territorioabruzo. Se afirma de este modo una economía mixta de tipo agro-pastoril, que se consolidará durante los siglos sucesivos,condicionada por la naturaleza serrana del territorio y

LAS RUINAS del pasado

ABRUZO ITALIA 9

caracterizada por el apacentamiento trashumante. Si bien elGuerrero de Capestrano es el símbolo más espectacular ysignificativo de su orgullo de tribus indomables que hicieron frentea Roma, los testimonios más extraordinarios e interesantesprovienen de las numerosas necrópolis, que han devuelto enseresfunerarios magníficos y de gran importancia. Tiempo atrás, lanecrópolis protohistórica de Campovalano nos restituía losextraordinarios objetos que aún podemos admirar en el museo deCampli, hoy nuevas excavaciones están trayendo a la luz sitiosconservados de manera extraordinaria, como la aldea sobrepalafitos y la adyacente necrópolis prehistórica de Paludi deCelano, o la necrópolis de Fossa (AQ): aquí las tumbas de cámarade Edad Helenística custodiaban preciados e intactos lechosfunerarios revestidos en hueso, sin embargo las sepulturas másantiguas, aún perfectamente delimitadas por círculos y señaladascon filas de piedra ¡datan del siglo IX a.C.! Campovalano, Fossa,Amplero, Comino, Celano (solo por citar algunas) se hantransformado en baluartes para el estudio y la compresión de lascostumbres de nuestros orgullosos y belicosos progenitores, y susmagníficos restos dan una estupenda muestra en los respectivosmuseos. Dentro del territorio es menester visitar sus aldeasamuralladas, extensiones impresionantes de murallas levantadas

con enormes piedras: la más espectacular es Pallanum, en la mitaddel Val di Sangro, en Tornareccio, también son de gran sugestividadlos cercos itálicos de Colle Mitra, Alfedena, Castel di Sangro, Colledel Vento. Los itálicos se cuentan entre los primeros, más temiblesy peligrosos antagonistas de los romanos, a quienes se resistieronincansablemente, constituyendo la Liga Itálica con capital enCorfinio (cerca de Sulmona). Las bases de la identidad nacionalfueron colocadas en Abruzo donde, justamente, fue acuñado eltérmino Italia. Sin embargo, también para los itálicos el astrocreciente de Roma resultó imparable. Bajo el pleno dominioromano se desarrollarán ciudades soberbias, a menudo nacidassobre anteriores centros itálicos, con foros monumentales, termas,templos, teatros y anfiteatros, de los cuales aún pueden admirarselas ruinas. Entre las más sugestivas se cuentan Alba Fucens enAvezzano, Juvanum en el municipio de Montenerodomo, Peltuinumy Amiternum en los alrededores de L’Aquila. Muchas de estasciudades, con el declino del Imperio, sufrieron la destrucción y elabandono; sin embargo, sobre algunas de las más importantesestructuras urbanas romanas se estratificarían los futurosasentamientos medievales, para llegar hasta nosotros vivos eimportantes, hablamos de ciudades como Chieti, Lanciano, Atri,Penne, Teramo, Sulmona y Vasto.

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caracterizada por el apacentamiento trashumante. Si bien elGuerrero de Capestrano es el símbolo más espectacular ysignificativo de su orgullo de tribus indomables que hicieron frentea Roma, los testimonios más extraordinarios e interesantesprovienen de las numerosas necrópolis, que han devuelto enseresfunerarios magníficos y de gran importancia. Tiempo atrás, lanecrópolis protohistórica de Campovalano nos restituía losextraordinarios objetos que aún podemos admirar en el museo deCampli, hoy nuevas excavaciones están trayendo a la luz sitiosconservados de manera extraordinaria, como la aldea sobrepalafitos y la adyacente necrópolis prehistórica de Paludi deCelano, o la necrópolis de Fossa (AQ): aquí las tumbas de cámarade Edad Helenística custodiaban preciados e intactos lechosfunerarios revestidos en hueso, sin embargo las sepulturas másantiguas, aún perfectamente delimitadas por círculos y señaladascon filas de piedra ¡datan del siglo IX a.C.! Campovalano, Fossa,Amplero, Comino, Celano (solo por citar algunas) se hantransformado en baluartes para el estudio y la compresión de lascostumbres de nuestros orgullosos y belicosos progenitores, y susmagníficos restos dan una estupenda muestra en los respectivosmuseos. Dentro del territorio es menester visitar sus aldeasamuralladas, extensiones impresionantes de murallas levantadas

con enormes piedras: la más espectacular es Pallanum, en la mitaddel Val di Sangro, en Tornareccio, también son de gran sugestividadlos cercos itálicos de Colle Mitra, Alfedena, Castel di Sangro, Colledel Vento. Los itálicos se cuentan entre los primeros, más temiblesy peligrosos antagonistas de los romanos, a quienes se resistieronincansablemente, constituyendo la Liga Itálica con capital enCorfinio (cerca de Sulmona). Las bases de la identidad nacionalfueron colocadas en Abruzo donde, justamente, fue acuñado eltérmino Italia. Sin embargo, también para los itálicos el astrocreciente de Roma resultó imparable. Bajo el pleno dominioromano se desarrollarán ciudades soberbias, a menudo nacidassobre anteriores centros itálicos, con foros monumentales, termas,templos, teatros y anfiteatros, de los cuales aún pueden admirarselas ruinas. Entre las más sugestivas se cuentan Alba Fucens enAvezzano, Juvanum en el municipio de Montenerodomo, Peltuinumy Amiternum en los alrededores de L’Aquila. Muchas de estasciudades, con el declino del Imperio, sufrieron la destrucción y elabandono; sin embargo, sobre algunas de las más importantesestructuras urbanas romanas se estratificarían los futurosasentamientos medievales, para llegar hasta nosotros vivos eimportantes, hablamos de ciudades como Chieti, Lanciano, Atri,Penne, Teramo, Sulmona y Vasto.

ABRUZO ITALIA 11

Los mil burgos de Abruzo: pequeñas aldeas constituidas por casas depiedra y ladrillos, pegadas unas a otras, con minúsculas callejuelas desubidas y bajadas; las puertas en madera sólida, con arquitrabeshistoriados con escudos de armas y fechas a menudo muy lejanas enel tiempo, con los escalones consumidos por siglos de regresos a casa,con arcadas y pasajes abovedados, con los cielorrasos ennegrecidospor el humo. Burgos como pequeñas familias de casas, habitadas a lolargo de los siglos por parientes, y amigos que permanecen amigos degeneración en generación, donde cada familia tiene un mote irónico ya menudo mordaz, que pasa en herencia a los descendientes hastaolvidar la razón por la cual lo recibió el abuelo del abuelo. Casi todoslos centros interiores abruzos, cerrados y enrocados en las montañas,han surgido al menos durante el Medioevo, sin embargo muchos deellos son bastante más antiguos, y resalen al período itálico-romano.Muchos de los prefijos toponímicos abruzos delatan estos antiguosorígenes, como Pesco (loma fortificada), Castro (centro habitadofortificado), Villa (burgo agrícola), Civita (ciudad), o revelan laascendencia longobarda, como Fara (feudo) o Scerne (arrozal, camposometido a correntía continua); en muchísimos casos, además, eltopónimo pone de manifiesto la naturaleza defensiva de los centros

habitados y su posición enrocada y encumbrada: Rocca, Castel, Penna,Pizzo, Colle. Es por lo tanto la Edad Media el período de “formación”del Abruzo que ha llegado hasta nosotros: en efecto, es durante lossiglos del Medioevo que la región asume ese aspecto tan único yparticular que ha sabido conservar sustancialmente inalterado hastahoy, y que hace que su paisaje sea tan particular, como suspendido enel tiempo. Completamente construidos en piedra viva y argamasa,con una exclusión total de la madera a la vista, los antiguos burgos dela montaña y de las áreas interiores abruzas expresan el apego a lapiedra tan característico de nuestra cultura mediterránea en materiade construcción. El resultado es a menudo impresionante: la perfectafusión entre la piedra desnuda de las montañas y los pueblos crecidosarraigados en las mismas hace que el mimetismo resulte total; lacomunión entre la naturaleza y las comunidades humanas semanifiesta desde el punto de vista físico, material. Las casas de piedradesnuda de los pueblos nos hablan de las continuas, apremiantes einagotables necesidades defensivas que caracterizaron el larguísimoMedioevo abruzo (que por razones históricas del todo particulares ylocales, en práctica se prolongó hasta fines del siglo XVIII). Casasadyacentes, una junto a otra, como formando una gran murallaprotectora y compacta, a guisa de fortaleza habitada, y por ellomismo conocidas como casas-muro; éstas se distinguen fácilmentepor sus pocas y minúsculas ventanas externas, siempre colocadas enlos pisos más altos. La estructura urbana es similar en todos los casos:generalmente en alto se encuentra el castillo, después la plaza y nomuy lejos la iglesia mayor, la parroquial; alrededor, descendiendo haciael valle, se ubican las casas, unidas para asegurarse protección, cadauna construida usando las paredes de las otras más elevadas. Elpueblo, con su conjunto de habitaciones y callejas estrechas, setransformaba en una unidad con el castillo en caso de ataqueenemigo. Si en las áreas internas triunfa la piedra, a medida que seviaja en dirección de la costa, explorando la franja de bellas colinas devocación agrícola que acompaña el descenso hacia el mar, se

Los antiguos burgos de Abruzo

ABRUZO ITALIA 11

Los mil burgos de Abruzo: pequeñas aldeas constituidas por casas depiedra y ladrillos, pegadas unas a otras, con minúsculas callejuelas desubidas y bajadas; las puertas en madera sólida, con arquitrabeshistoriados con escudos de armas y fechas a menudo muy lejanas enel tiempo, con los escalones consumidos por siglos de regresos a casa,con arcadas y pasajes abovedados, con los cielorrasos ennegrecidospor el humo. Burgos como pequeñas familias de casas, habitadas a lolargo de los siglos por parientes, y amigos que permanecen amigos degeneración en generación, donde cada familia tiene un mote irónico ya menudo mordaz, que pasa en herencia a los descendientes hastaolvidar la razón por la cual lo recibió el abuelo del abuelo. Casi todoslos centros interiores abruzos, cerrados y enrocados en las montañas,han surgido al menos durante el Medioevo, sin embargo muchos deellos son bastante más antiguos, y resalen al período itálico-romano.Muchos de los prefijos toponímicos abruzos delatan estos antiguosorígenes, como Pesco (loma fortificada), Castro (centro habitadofortificado), Villa (burgo agrícola), Civita (ciudad), o revelan laascendencia longobarda, como Fara (feudo) o Scerne (arrozal, camposometido a correntía continua); en muchísimos casos, además, eltopónimo pone de manifiesto la naturaleza defensiva de los centros

habitados y su posición enrocada y encumbrada: Rocca, Castel, Penna,Pizzo, Colle. Es por lo tanto la Edad Media el período de “formación”del Abruzo que ha llegado hasta nosotros: en efecto, es durante lossiglos del Medioevo que la región asume ese aspecto tan único yparticular que ha sabido conservar sustancialmente inalterado hastahoy, y que hace que su paisaje sea tan particular, como suspendido enel tiempo. Completamente construidos en piedra viva y argamasa,con una exclusión total de la madera a la vista, los antiguos burgos dela montaña y de las áreas interiores abruzas expresan el apego a lapiedra tan característico de nuestra cultura mediterránea en materiade construcción. El resultado es a menudo impresionante: la perfectafusión entre la piedra desnuda de las montañas y los pueblos crecidosarraigados en las mismas hace que el mimetismo resulte total; lacomunión entre la naturaleza y las comunidades humanas semanifiesta desde el punto de vista físico, material. Las casas de piedradesnuda de los pueblos nos hablan de las continuas, apremiantes einagotables necesidades defensivas que caracterizaron el larguísimoMedioevo abruzo (que por razones históricas del todo particulares ylocales, en práctica se prolongó hasta fines del siglo XVIII). Casasadyacentes, una junto a otra, como formando una gran murallaprotectora y compacta, a guisa de fortaleza habitada, y por ellomismo conocidas como casas-muro; éstas se distinguen fácilmentepor sus pocas y minúsculas ventanas externas, siempre colocadas enlos pisos más altos. La estructura urbana es similar en todos los casos:generalmente en alto se encuentra el castillo, después la plaza y nomuy lejos la iglesia mayor, la parroquial; alrededor, descendiendo haciael valle, se ubican las casas, unidas para asegurarse protección, cadauna construida usando las paredes de las otras más elevadas. Elpueblo, con su conjunto de habitaciones y callejas estrechas, setransformaba en una unidad con el castillo en caso de ataqueenemigo. Si en las áreas internas triunfa la piedra, a medida que seviaja en dirección de la costa, explorando la franja de bellas colinas devocación agrícola que acompaña el descenso hacia el mar, se

Los antiguos burgos de Abruzo

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lleva a descubrir placeres que se pensaban desaparecidos, donde lacocina y los productos típicos del lugar serán una sorpresa inolvidable.Un mundo “humano”, con ritmos antiguos, sin prisa, cálido -incluso enlas heladas noches invernales perfumadas de madera encendida enlos hogares- de un calor humano ya casi imposible de hallar, y por esomismo, realmente sin precio. No es para nada superficial repetir quela visita a un burgo abruzo es una experiencia que permite observarla vida con otra mirada, salir del ritmo de la ciudad y recobrar elpropio tiempo, redescubrir sensaciones perdidas como la de pasearentre las callejuelas envueltas por el perfume de la madera que arde,la salsa que cuece sobre el fuego, el pan recién horneado, las flores enlos balcones. Detenerse a conversar con alguien que no se conoce yrecibir una invitación para tomar un café, para saborear un dulcehecho en casa, a lo mejor para comer. Poder sentarse sobre unapiedra de la plaza, bajo el sol cálido de la primavera, charlando conlos ancianos, sumergidos en una agradable cháchara pueblerina ysentirse por un momento uno más del lugar. Y además el sabor:la posibilidad de degustar los platos tradicionales, que en el pueblorepresentan la cotidianidad en la mesa, preparados con productoslugareños. Y las artesanías, con pequeños talleres de maestros queofrecen objetos realizados a mano, siguiendo costumbres yelaboraciones seculares, nacidas precisamente entre aquellas moradas.

encuentran burgos donde las casas de piedra ceden gradualmente elpaso a aquellas de ladrillo. También los burgos del interior de la zonacolinar, e incluso aquellos que se asoman al mar como terrazas, tienenorígenes medievales, hasta a veces romanos e itálicos, pero suevolución ha sido más marcada y sensible respecto a la de lospueblos del interior. La costa favoreció intercambios y relacionescomerciales y el Renacimiento aquí se hizo sentir, dejando su huellaespecialmente en la arquitectura y la urbanística; pero lo ha hechosiempre con una gracia y una armonía que han sabido conservar elalma tradicional de estos lugares. Las murallas y puertas de lasciudades protegen deliciosos burgos caracterizados por el cálidocolor del ladrillo antiguo. Bellos palacetes nobiliarios, iglesias y casasprivadas se alternan sin interrupción hasta desembocar en las plazas, aveces amplias y bulliciosas, a veces minúsculas, recogidas entorno auna pequeña fuente. Hoy en día, visitar los antiguos burgos abruzossignifica entrar en un mundo suspendido en el tiempo, donde nosdamos cuenta de las horas que pasan solo gracias al tañido del relojdel campanario, donde para buscar a alguien o algo basta preguntar aquien se encuentra por la calle o golpear a cualquiera de las puertas,todas siempre con la llave en la bocallave, donde el “tú” es inmediatoy directo, donde el modo concreto de la gente no se está convueltas, sin sutilezas y formalidades, donde el ritmo de la vida local

Anversa degli AbruzziBugnaraCastel del MonteCastelliCittà Sant’AngeloCivitella del TrontoGuardiagreleIntrodacquaNavelliPacentroPescocostanzoPettorano sul GizioPietracamelaRocca San GiovanniS. Stefano di SessanioScannoTagliacozzoVillalago

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lleva a descubrir placeres que se pensaban desaparecidos, donde lacocina y los productos típicos del lugar serán una sorpresa inolvidable.Un mundo “humano”, con ritmos antiguos, sin prisa, cálido -incluso enlas heladas noches invernales perfumadas de madera encendida enlos hogares- de un calor humano ya casi imposible de hallar, y por esomismo, realmente sin precio. No es para nada superficial repetir quela visita a un burgo abruzo es una experiencia que permite observarla vida con otra mirada, salir del ritmo de la ciudad y recobrar elpropio tiempo, redescubrir sensaciones perdidas como la de pasearentre las callejuelas envueltas por el perfume de la madera que arde,la salsa que cuece sobre el fuego, el pan recién horneado, las flores enlos balcones. Detenerse a conversar con alguien que no se conoce yrecibir una invitación para tomar un café, para saborear un dulcehecho en casa, a lo mejor para comer. Poder sentarse sobre unapiedra de la plaza, bajo el sol cálido de la primavera, charlando conlos ancianos, sumergidos en una agradable cháchara pueblerina ysentirse por un momento uno más del lugar. Y además el sabor:la posibilidad de degustar los platos tradicionales, que en el pueblorepresentan la cotidianidad en la mesa, preparados con productoslugareños. Y las artesanías, con pequeños talleres de maestros queofrecen objetos realizados a mano, siguiendo costumbres yelaboraciones seculares, nacidas precisamente entre aquellas moradas.

encuentran burgos donde las casas de piedra ceden gradualmente elpaso a aquellas de ladrillo. También los burgos del interior de la zonacolinar, e incluso aquellos que se asoman al mar como terrazas, tienenorígenes medievales, hasta a veces romanos e itálicos, pero suevolución ha sido más marcada y sensible respecto a la de lospueblos del interior. La costa favoreció intercambios y relacionescomerciales y el Renacimiento aquí se hizo sentir, dejando su huellaespecialmente en la arquitectura y la urbanística; pero lo ha hechosiempre con una gracia y una armonía que han sabido conservar elalma tradicional de estos lugares. Las murallas y puertas de lasciudades protegen deliciosos burgos caracterizados por el cálidocolor del ladrillo antiguo. Bellos palacetes nobiliarios, iglesias y casasprivadas se alternan sin interrupción hasta desembocar en las plazas, aveces amplias y bulliciosas, a veces minúsculas, recogidas entorno auna pequeña fuente. Hoy en día, visitar los antiguos burgos abruzossignifica entrar en un mundo suspendido en el tiempo, donde nosdamos cuenta de las horas que pasan solo gracias al tañido del relojdel campanario, donde para buscar a alguien o algo basta preguntar aquien se encuentra por la calle o golpear a cualquiera de las puertas,todas siempre con la llave en la bocallave, donde el “tú” es inmediatoy directo, donde el modo concreto de la gente no se está convueltas, sin sutilezas y formalidades, donde el ritmo de la vida local

Anversa degli AbruzziBugnaraCastel del MonteCastelliCittà Sant’AngeloCivitella del TrontoGuardiagreleIntrodacquaNavelliPacentroPescocostanzoPettorano sul GizioPietracamelaRocca San GiovanniS. Stefano di SessanioScannoTagliacozzoVillalago

EL ABRUZO

No es casual que el Abruzo sea una de las pocas regionesitalianas habitadas ininterrumpidamente desde hace por lo menos300.000 años. Receptivo y benigno desde el punto de vista de losrecursos de supervivencia que ofrece desde siempre, perodefendido naturalmente y difícil de atravesar gracias a su fuerte ycompleja naturaleza montuosa, representa entonces un ejemploparadigmático de continuidad en los asentamientos humanos, alos que ha ofrecido constantemente los dos elementos esencialespara la supervivencia a largo plazo: comida y refugio, recursos y

protección. Por lo tanto, ya desde la prehistoria, el hombre hahecho del Abruzo uno de los teatros electivos para la existencia,evidentemente atraído por los recursos ambientales que estastierras sabían ofrecer : un clima estacionalmente muy variadogracias a sus altas cumbres, muchos cursos de agua, grandes selvasricas de fauna, angostos y protegidos valles, vastos altiplanos entrelas montañas, terrenos fértiles con lagos y llanuras. Por ello, lanaturaleza maternal y protectiva del territorio ha favorecido elasentamiento de las comunidades humanas, que desde la

antigüedad se han organizado en centros habitados estables, bienprovistos y defendidos. Los muchos cercos defensivos de la épocaitálica, como Pallanum, que domina el valle de Sangro, o el Colledel Vento, en Piano Vomano son una elocuente demostración. Conla caída del Imperio Romano, los largos siglos de pax romana quehabían reducido y sedado la natural belicosidad de los pueblositálicos cedieron el paso a un nuevo y largo período deinestabilidad política y militar, que generó en el territorio abruzouna miríada de castillos y burgos amurallados, certidumbre de

refugio para la población de las campiñas y de los pueblos en casode ataque o de peligro. Es por esa razón que cualquier carreterahoy se recorra en Abruzo, uno se encontrará siemprecordialmente vigilado por algún castillo. Los castillos, hayanpermanecido como ruinas románticas, o hayan sido restaurados yconvertidos en museos, representan una de las ofertas culturalesmás seductoras de la región y ofrecen una ocasión de itinerario atema en cualquier recorrido. Sus formas y tipos son muy variados,y en su conjunto constituyen un verdadero museo al aire libre de

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de los castillos

EL ABRUZO

No es casual que el Abruzo sea una de las pocas regionesitalianas habitadas ininterrumpidamente desde hace por lo menos300.000 años. Receptivo y benigno desde el punto de vista de losrecursos de supervivencia que ofrece desde siempre, perodefendido naturalmente y difícil de atravesar gracias a su fuerte ycompleja naturaleza montuosa, representa entonces un ejemploparadigmático de continuidad en los asentamientos humanos, alos que ha ofrecido constantemente los dos elementos esencialespara la supervivencia a largo plazo: comida y refugio, recursos y

protección. Por lo tanto, ya desde la prehistoria, el hombre hahecho del Abruzo uno de los teatros electivos para la existencia,evidentemente atraído por los recursos ambientales que estastierras sabían ofrecer : un clima estacionalmente muy variadogracias a sus altas cumbres, muchos cursos de agua, grandes selvasricas de fauna, angostos y protegidos valles, vastos altiplanos entrelas montañas, terrenos fértiles con lagos y llanuras. Por ello, lanaturaleza maternal y protectiva del territorio ha favorecido elasentamiento de las comunidades humanas, que desde la

antigüedad se han organizado en centros habitados estables, bienprovistos y defendidos. Los muchos cercos defensivos de la épocaitálica, como Pallanum, que domina el valle de Sangro, o el Colledel Vento, en Piano Vomano son una elocuente demostración. Conla caída del Imperio Romano, los largos siglos de pax romana quehabían reducido y sedado la natural belicosidad de los pueblositálicos cedieron el paso a un nuevo y largo período deinestabilidad política y militar, que generó en el territorio abruzouna miríada de castillos y burgos amurallados, certidumbre de

refugio para la población de las campiñas y de los pueblos en casode ataque o de peligro. Es por esa razón que cualquier carreterahoy se recorra en Abruzo, uno se encontrará siemprecordialmente vigilado por algún castillo. Los castillos, hayanpermanecido como ruinas románticas, o hayan sido restaurados yconvertidos en museos, representan una de las ofertas culturalesmás seductoras de la región y ofrecen una ocasión de itinerario atema en cualquier recorrido. Sus formas y tipos son muy variados,y en su conjunto constituyen un verdadero museo al aire libre de

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de los castillos

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arquitectura militar, con prácticamente todo tipo de configuración.Desde las torres más simples y arcaicas, aisladas a la vista, a las máspoderosas y “recientes” fortalezas de los siglos XVIII y XIX,pasando por torres cercadas, torres urbanas, castillos de todaforma y localización, burgos amurallados, ciudades fortificadas,cercos de defensa, muros urbanos, rocas, palacios, conventos ymasadas fortificados, torres costeras, fuertes, fortalezas. Cada tipo,cada fase y evolución histórica de la arquitectura militar defensivase encuentra representada en Abruzo, siempre con ejemplos debuen nivel, cuando no excepcionales. Existen además verdaderasrarezas, como la roca ribereña de Ortucchio, con su dársenafortificada, sobre las orillas del que fuera el lago Fucino; las torrestriangulares (casi únicas) de Polegra, en Bussi, y de Montegualtierien Teramo; los cercos de defensa de San Pío delle Camere yRoccacasale, con su rara posición de inclinación y su plantatriangular, con el torreón de planta cuadrangular que desde lapunta superior guía las murallas que se extienden hacia el valle,cerrando el área protegida y finalmente, uno de los más belloscastillos de Europa, tanto por su forma (perfecta, un verdaderoícono) como por su localización (aislado como un nido de águilaen la cumbre de un monte que domina un territorio vastísimo yespectacular): la Rocca di Calascio. El punto de fuerza general detodos ellos, sean ruinas de sugestiva atmósfera romántica oestructuras restauradas y funcionales, está constituido por superfecta integración con el paisaje, factor que caracteriza granparte de los monumentos abruzos. Es más, puede afirmarse quecasi todos los castillos abruzos junto a las propias murallasconservan también el propio contexto, el propio ambiente original.Esta es una prerrogativa muy significativa, dado que aún permitecaptar en modo completo la relación entre la estructura defensivay su territorio militar, resaltando intuitivamente su función histórica,su sentido.

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arquitectura militar, con prácticamente todo tipo de configuración.Desde las torres más simples y arcaicas, aisladas a la vista, a las máspoderosas y “recientes” fortalezas de los siglos XVIII y XIX,pasando por torres cercadas, torres urbanas, castillos de todaforma y localización, burgos amurallados, ciudades fortificadas,cercos de defensa, muros urbanos, rocas, palacios, conventos ymasadas fortificados, torres costeras, fuertes, fortalezas. Cada tipo,cada fase y evolución histórica de la arquitectura militar defensivase encuentra representada en Abruzo, siempre con ejemplos debuen nivel, cuando no excepcionales. Existen además verdaderasrarezas, como la roca ribereña de Ortucchio, con su dársenafortificada, sobre las orillas del que fuera el lago Fucino; las torrestriangulares (casi únicas) de Polegra, en Bussi, y de Montegualtierien Teramo; los cercos de defensa de San Pío delle Camere yRoccacasale, con su rara posición de inclinación y su plantatriangular, con el torreón de planta cuadrangular que desde lapunta superior guía las murallas que se extienden hacia el valle,cerrando el área protegida y finalmente, uno de los más belloscastillos de Europa, tanto por su forma (perfecta, un verdaderoícono) como por su localización (aislado como un nido de águilaen la cumbre de un monte que domina un territorio vastísimo yespectacular): la Rocca di Calascio. El punto de fuerza general detodos ellos, sean ruinas de sugestiva atmósfera romántica oestructuras restauradas y funcionales, está constituido por superfecta integración con el paisaje, factor que caracteriza granparte de los monumentos abruzos. Es más, puede afirmarse quecasi todos los castillos abruzos junto a las propias murallasconservan también el propio contexto, el propio ambiente original.Esta es una prerrogativa muy significativa, dado que aún permitecaptar en modo completo la relación entre la estructura defensivay su territorio militar, resaltando intuitivamente su función histórica,su sentido.

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La arquitectura

El Abruzo fue una de las primeras regiones italianas a vivir el impactovivificante de la cristianización e, inmediatamente después el golperevolucionario del monaquismo benedictino. Es más, puede afirmarseque dentro del cuadro severo de sus montañas y de las durascondiciones de vida que esas imponían, ha sido esencialmente elcristianismo el encargado de modelar el perfil cultural y espiritual delAbruzo. La decisiva importancia que tuvo esta cultura desde elMedioevo, respecto a la tradición laica y civil en la demarcación de laidentidad regional, no dependió solamente de la fuerte y primitivanaturaleza del Abruzo (que desde siempre ha obligado a sus habitantesa medirse con el misterio de la trascendencia) sino también y por sobretodo, de la ausencia de importantes cortes señoriales en la región, y de

la marginalidad política que asumió el territorio con respecto a loscentros de poder del Reino de Nápoles. Los feudatarios que sealternaban en sus castillos, casi siempre extranjeros y a menudo nisiquiera residentes, tuvieron una influencia limitada sobre la vida civil dela región; por lo tanto los efectivos centros propulsores de la historiaabruza no estuvieron en sus moradas, sino en los conventos y abadías.Por tal motivo, la arquitectura religiosa ha tenido en Abruzo una netaprevalencia sobre la arquitectura civil: preponderancia que es antes quenada cuantitativa, dado que el número de edificios religiosos de todotipo, urbanos y rurales, es enorme e incomparable respecto a losedificios civiles (sobre todo urbanos); pero también cualitativa, porquenuevamente fue el cristianismo a introducir y desarrollar, con una

religiosa

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La arquitectura

El Abruzo fue una de las primeras regiones italianas a vivir el impactovivificante de la cristianización e, inmediatamente después el golperevolucionario del monaquismo benedictino. Es más, puede afirmarseque dentro del cuadro severo de sus montañas y de las durascondiciones de vida que esas imponían, ha sido esencialmente elcristianismo el encargado de modelar el perfil cultural y espiritual delAbruzo. La decisiva importancia que tuvo esta cultura desde elMedioevo, respecto a la tradición laica y civil en la demarcación de laidentidad regional, no dependió solamente de la fuerte y primitivanaturaleza del Abruzo (que desde siempre ha obligado a sus habitantesa medirse con el misterio de la trascendencia) sino también y por sobretodo, de la ausencia de importantes cortes señoriales en la región, y de

la marginalidad política que asumió el territorio con respecto a loscentros de poder del Reino de Nápoles. Los feudatarios que sealternaban en sus castillos, casi siempre extranjeros y a menudo nisiquiera residentes, tuvieron una influencia limitada sobre la vida civil dela región; por lo tanto los efectivos centros propulsores de la historiaabruza no estuvieron en sus moradas, sino en los conventos y abadías.Por tal motivo, la arquitectura religiosa ha tenido en Abruzo una netaprevalencia sobre la arquitectura civil: preponderancia que es antes quenada cuantitativa, dado que el número de edificios religiosos de todotipo, urbanos y rurales, es enorme e incomparable respecto a losedificios civiles (sobre todo urbanos); pero también cualitativa, porquenuevamente fue el cristianismo a introducir y desarrollar, con una

religiosa

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originalidad verdaderamente local, los nuevos lenguajes y experiencias dela arquitectura europea. “Del convento de San Liberatore della Majella,entre los años 1007 y 1019, surgieron algunas corporaciones debenedictinos que difundieron en el barrio un tipo de arquitectura quefundía con simplicidad y originalidad elementos latinos y lombardos; en elsiglo XII, los monjes valvenses propagaron la arquitectura románica; mástarde, los cistercienses, llegados desde Francia, introdujeron las formasgóticas de Borgoña; hasta que en el siglo XIII florecieron numerosasescuelas locales, en competición artística entre ellas, por obra de lashermandades de Atri, Teramo, Chieti, L’Aquila, Sulmona, Lanciano yMarsica, que aun en la riqueza y diversidad o eclecticismo de estilo, y enausencia de marcadas individualidades, todavía hoy nos revelan un gustocomún muy elevado, un amor evidente por la sobriedad, la claridad, lafuerza”. (Ignacio Silone)Esta primacía se ha concretizado en una gran cantidad de monumentosreligiosos de absoluta importancia y belleza, a menudo tambiénconocidos a nivel internacional, bien distribuidos en los mayores centroshabitados, así como en los burgos más pequeños y remotos, y a vecesaislados y engarzados en el paisaje como verdaderas joyas del espíritu.Estos monumentos poseen aspectos y caracteres diferentes: pueden serorgullosas catedrales urbanas integradas con los mayores centroshistóricos, o bien pequeñas parroquias de pueblo, solitarias iglesias de loscaminos o de la campiña insertadas con armonía en el paisaje, místicosoratorios serranos o severos monasterios fortificados. De cualquiermanera, cada uno de ellos es un cofre de espiritualidad y de tesorosartísticos. Un patrimonio que tuvo origen sobre todo en la Edad Media,sostenido por las crecientes riquezas que la iglesia y la burguesía localpudieron emplear gracias a la actividad productiva más importante dela región: la Ganadería.

Las grandes iglesias urbanasPara cada comunidad, las iglesias urbanas han representado elinstrumento electivo para la expresión de todos sus valores: fe,cultura, riqueza, cohesión social, memoria colectiva. Resultaevidente el deseo de hacerlas magníficas e importantes. Además, ysistemáticamente, éstas han constituido en Abruzo la referenciacardinal para el orden y la articulación de los tejidos urbanos,mucho más que los palacios señoriales, muchos más que losedificios públicos. Un rol urbanístico primario, generador deequilibrio y orientación. Un caso emblemático, a nivel nosolamente local sino absoluto, es el desarrollo de la ciudad deL'Aquila, fundada y construida en pocas decenas de años de laprimera mitad del siglo XIII y desarrollada alrededor de tantasplazas e iglesias como eran los castillos (pueblos) que seconfederaron para darle vida.

Las iglesias “extra moenia” Las iglesias extra moenia (es decir “fuera de los muros”, o sea,externas a los centros habitados: y por ello especialmenteconventos, pero también iglesias campestres, capillas de los camino,oratorios aislados) representan, por su número y su calidad, unade las peculiaridades distintivas del Abruzo: en una tierra depastores trashumantes, habituados a recorrer el territorio en todaslas direcciones, las iglesias aisladas, diseminadas a lo largo de lasvías de comunicación eran no solo una ayuda y un consuelo, sinoun instrumento de vida y de trabajo.

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originalidad verdaderamente local, los nuevos lenguajes y experiencias dela arquitectura europea. “Del convento de San Liberatore della Majella,entre los años 1007 y 1019, surgieron algunas corporaciones debenedictinos que difundieron en el barrio un tipo de arquitectura quefundía con simplicidad y originalidad elementos latinos y lombardos; en elsiglo XII, los monjes valvenses propagaron la arquitectura románica; mástarde, los cistercienses, llegados desde Francia, introdujeron las formasgóticas de Borgoña; hasta que en el siglo XIII florecieron numerosasescuelas locales, en competición artística entre ellas, por obra de lashermandades de Atri, Teramo, Chieti, L’Aquila, Sulmona, Lanciano yMarsica, que aun en la riqueza y diversidad o eclecticismo de estilo, y enausencia de marcadas individualidades, todavía hoy nos revelan un gustocomún muy elevado, un amor evidente por la sobriedad, la claridad, lafuerza”. (Ignacio Silone)Esta primacía se ha concretizado en una gran cantidad de monumentosreligiosos de absoluta importancia y belleza, a menudo tambiénconocidos a nivel internacional, bien distribuidos en los mayores centroshabitados, así como en los burgos más pequeños y remotos, y a vecesaislados y engarzados en el paisaje como verdaderas joyas del espíritu.Estos monumentos poseen aspectos y caracteres diferentes: pueden serorgullosas catedrales urbanas integradas con los mayores centroshistóricos, o bien pequeñas parroquias de pueblo, solitarias iglesias de loscaminos o de la campiña insertadas con armonía en el paisaje, místicosoratorios serranos o severos monasterios fortificados. De cualquiermanera, cada uno de ellos es un cofre de espiritualidad y de tesorosartísticos. Un patrimonio que tuvo origen sobre todo en la Edad Media,sostenido por las crecientes riquezas que la iglesia y la burguesía localpudieron emplear gracias a la actividad productiva más importante dela región: la Ganadería.

Las grandes iglesias urbanasPara cada comunidad, las iglesias urbanas han representado elinstrumento electivo para la expresión de todos sus valores: fe,cultura, riqueza, cohesión social, memoria colectiva. Resultaevidente el deseo de hacerlas magníficas e importantes. Además, ysistemáticamente, éstas han constituido en Abruzo la referenciacardinal para el orden y la articulación de los tejidos urbanos,mucho más que los palacios señoriales, muchos más que losedificios públicos. Un rol urbanístico primario, generador deequilibrio y orientación. Un caso emblemático, a nivel nosolamente local sino absoluto, es el desarrollo de la ciudad deL'Aquila, fundada y construida en pocas decenas de años de laprimera mitad del siglo XIII y desarrollada alrededor de tantasplazas e iglesias como eran los castillos (pueblos) que seconfederaron para darle vida.

Las iglesias “extra moenia” Las iglesias extra moenia (es decir “fuera de los muros”, o sea,externas a los centros habitados: y por ello especialmenteconventos, pero también iglesias campestres, capillas de los camino,oratorios aislados) representan, por su número y su calidad, unade las peculiaridades distintivas del Abruzo: en una tierra depastores trashumantes, habituados a recorrer el territorio en todaslas direcciones, las iglesias aisladas, diseminadas a lo largo de lasvías de comunicación eran no solo una ayuda y un consuelo, sinoun instrumento de vida y de trabajo.

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Aspecto y componente peculiar de la religiosidad abruza en laEdad Media, época de la formación del Abruzo, fue el fenómenoeremítico, la particular vocación ascética del cristianismo abruzo. Setrata de una corriente de comportamiento espiritual que desde elmarco cristiano remonta vertiginosamente los milenios queconducen a las épocas más remotas y a los cultos más ancestrales.En efecto, es necesario evidenciar que el hostil ambiente serranodel Abruzo desde siempre obligó a sus habitantes a medirse conel misterio de la trascendencia. Durante millones de años, el pasarla propia existencia, generación tras generación, en constantedependencia del más primitivo y estable factor condicionante deesta región, su naturaleza fuerte y temible, de hecho había impresoen las antiguas poblaciones abruzas una relación de subordinaciónreligiosa y filial con ella. Teatro elegido de estos cultos eran las

grutas, úteros simbólicos de la Madre Tierra: sus grutas, escenariosprehistóricos de ritos ancestrales, y luego sus grandes santuariositálico-romanos, a partir de la alta Edad Media (época de lacristianización del Abruzo) han sido testigos de la entrada de lasprimeras comunidades de monjes y ermitaños, trazando de esemodo un cuadro realmente único de la continuidad del caráctersagrado de estos lugares. Es así como se articula una vasta red deermitas, santuarios y eremitorios de excepcional sugestión y, enciertos casos, aún hoy de difícil acceso. Sumergidas en la naturaleza,las ermitas de Abruzo son la meta de visitas que permaneceránindelebles en la memoria. En la inmensidad del propio terrenoserrano, perdidos en el silencio de la naturaleza más intacta,aparecen inesperadas ante los ojos de los visitantes, con imágenesde perfecta y mística serenidad.

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Las ermitas

En las laderas septentrionales de la Majella, enraizada comoun pueblo mejicano en las rocas del cañón del Espíritu Santo,en el territorio de Roccamorice, se encuentra la ermita másespectacular del Abruzo, San Bartolomé en Legio. Elrecorrido de acercamiento al cañón y a su ermita estáseñalado por antiguas cruces de hierro. Una vez pasada latercera cruz, el acceso a la ermita se produce a través de ungran agujero en la roca, con los escalones esculpidos en lapiedra desnuda. Bajo el amparo de una cresta compactaaparece entonces, con un efecto sorprendente, la fachada dela pequeña capilla, engarzada en la muela que corta la paredrocosa como si fuera una terraza. Desde la capilla dosescalinatas empinadas llevan al sugestivo pedregal subyacente,también éste erosionado en la roca desnuda. Las vicisitudes de esta ermita están estrechamente ligadas ala famosa figura de Pietro Angeleri, el ermitaño de la Majellaque en 1294 subió al solio pontificio bajo el nombre deCelestino V, quien en la segunda mitad del siglo XIII más deuna vez escaló estas rocas para retirarse en oración junto asus discípulos. En su interior, la pequeña iglesia está casitotalmente excavada en la roca, siendo su único muro lapared exterior. En un nicho sobre el altar del siglo XVI está

colocada la estatua de madera pintada de San Bartolomé, unaobra dieciochesca modesta, y sin embargo objeto de granveneración, no solo por parte de los fieles del lugar. Todos losaños, por la mañana del 25 de agosto, centenares de fielesllegan a la pequeña iglesia, y después de oír misa, llevan laestatua del santo en procesión hasta la iglesia parroquial deRoccamorice, donde es objeto de grandes celebraciones.Los devotos evocan a San Bartolomé también en otrosmomentos del año, tomando prestado el cuchillo de laestatua, usándolo para conjurar enfermedades y pidiendo porla intercesión del santo. Sin embargo, el culto populartambién se relaciona con los presuntos poderes curativos ymilagrosos del agua que proviene del manantial que seencuentra en el fondo del cañón. Desde una puertecilla juntoal altar puede accederse a una pequeña habitación usadacomo sacristía, en pasado también usada como refugio porlos ermitaños. Saliendo por la parte posterior, nos asomamosal cautivante marco de las terrazas que dan al cañón. Nonmuy lejos, debajo de otro refugio en roca similar a aquel de laermita, excavaciones arqueológicas han descubierto lapresencia de una aldea de la Edad de Piedra, que data delperíodo Neolítico.

LA ERMITA DESAN BARTOLOMÉ DE LEGIO

Aspecto y componente peculiar de la religiosidad abruza en laEdad Media, época de la formación del Abruzo, fue el fenómenoeremítico, la particular vocación ascética del cristianismo abruzo. Setrata de una corriente de comportamiento espiritual que desde elmarco cristiano remonta vertiginosamente los milenios queconducen a las épocas más remotas y a los cultos más ancestrales.En efecto, es necesario evidenciar que el hostil ambiente serranodel Abruzo desde siempre obligó a sus habitantes a medirse conel misterio de la trascendencia. Durante millones de años, el pasarla propia existencia, generación tras generación, en constantedependencia del más primitivo y estable factor condicionante deesta región, su naturaleza fuerte y temible, de hecho había impresoen las antiguas poblaciones abruzas una relación de subordinaciónreligiosa y filial con ella. Teatro elegido de estos cultos eran las

grutas, úteros simbólicos de la Madre Tierra: sus grutas, escenariosprehistóricos de ritos ancestrales, y luego sus grandes santuariositálico-romanos, a partir de la alta Edad Media (época de lacristianización del Abruzo) han sido testigos de la entrada de lasprimeras comunidades de monjes y ermitaños, trazando de esemodo un cuadro realmente único de la continuidad del caráctersagrado de estos lugares. Es así como se articula una vasta red deermitas, santuarios y eremitorios de excepcional sugestión y, enciertos casos, aún hoy de difícil acceso. Sumergidas en la naturaleza,las ermitas de Abruzo son la meta de visitas que permaneceránindelebles en la memoria. En la inmensidad del propio terrenoserrano, perdidos en el silencio de la naturaleza más intacta,aparecen inesperadas ante los ojos de los visitantes, con imágenesde perfecta y mística serenidad.

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Las ermitas

En las laderas septentrionales de la Majella, enraizada comoun pueblo mejicano en las rocas del cañón del Espíritu Santo,en el territorio de Roccamorice, se encuentra la ermita másespectacular del Abruzo, San Bartolomé en Legio. Elrecorrido de acercamiento al cañón y a su ermita estáseñalado por antiguas cruces de hierro. Una vez pasada latercera cruz, el acceso a la ermita se produce a través de ungran agujero en la roca, con los escalones esculpidos en lapiedra desnuda. Bajo el amparo de una cresta compactaaparece entonces, con un efecto sorprendente, la fachada dela pequeña capilla, engarzada en la muela que corta la paredrocosa como si fuera una terraza. Desde la capilla dosescalinatas empinadas llevan al sugestivo pedregal subyacente,también éste erosionado en la roca desnuda. Las vicisitudes de esta ermita están estrechamente ligadas ala famosa figura de Pietro Angeleri, el ermitaño de la Majellaque en 1294 subió al solio pontificio bajo el nombre deCelestino V, quien en la segunda mitad del siglo XIII más deuna vez escaló estas rocas para retirarse en oración junto asus discípulos. En su interior, la pequeña iglesia está casitotalmente excavada en la roca, siendo su único muro lapared exterior. En un nicho sobre el altar del siglo XVI está

colocada la estatua de madera pintada de San Bartolomé, unaobra dieciochesca modesta, y sin embargo objeto de granveneración, no solo por parte de los fieles del lugar. Todos losaños, por la mañana del 25 de agosto, centenares de fielesllegan a la pequeña iglesia, y después de oír misa, llevan laestatua del santo en procesión hasta la iglesia parroquial deRoccamorice, donde es objeto de grandes celebraciones.Los devotos evocan a San Bartolomé también en otrosmomentos del año, tomando prestado el cuchillo de laestatua, usándolo para conjurar enfermedades y pidiendo porla intercesión del santo. Sin embargo, el culto populartambién se relaciona con los presuntos poderes curativos ymilagrosos del agua que proviene del manantial que seencuentra en el fondo del cañón. Desde una puertecilla juntoal altar puede accederse a una pequeña habitación usadacomo sacristía, en pasado también usada como refugio porlos ermitaños. Saliendo por la parte posterior, nos asomamosal cautivante marco de las terrazas que dan al cañón. Nonmuy lejos, debajo de otro refugio en roca similar a aquel de laermita, excavaciones arqueológicas han descubierto lapresencia de una aldea de la Edad de Piedra, que data delperíodo Neolítico.

LA ERMITA DESAN BARTOLOMÉ DE LEGIO

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Descubriendo las ermitas de AbruzoLa más célebre de todas es la del Espíritu Santo en Majella, en losalrededores de Roccamorice, monumento nacional de rara belleza porla perfecta integración entre la arquitectura y la naturaleza. Fundadaalrededor del año 1244, constituye el primer asentamiento estable deCelestino en la Majella. En un período posterior fue ampliada ytotalmente reconstruida, sacando provecho de la conformación de lavertiginosa pared de roca que se cierne sobre la misma; su estructura,en bloques de piedra, se funde amigablemente con el relieve natural,aprovechando de entrantes y salientes. De ese modo se forma unaunidad entre la ermita y la montaña, símbolo de la fusión ideal de ladivinidad y la naturaleza. Una hermosa fachada ofrece acceso a lapequeña iglesia y a los locales adyacentes, mientras que a la derecha, untúnel conduce al resto del complejo que se extiende en varios pisos,culminando en algunas habitaciones, llamadas "casa del Príncipe”, y en

una capilla al final de la Scala Santa. A poca distancia, más abajo delmismo cañón, encontramos la ermita de San Bartolomé en Legio,minúscula y ganada al interior de una larga muela rocosa. También esespectacular el acceso, ya que se produce a través de una escalinatacavada en la piedra viva que agujerea el techo rocoso de la muela. Vistadesde la vertiente opuesta, maravilla por el extraordinario parecido conlas aldeas rupestres de los indos Pueblo americanos. San Onofrio alMorrone es la ermita celestiniana más conocida gracias a suespectacular posición, enclavada en un lado del Morrone, verdaderonido de águila que se asoma al Valle Peligna. Se alcanza después demedia hora de ascenso a lo largo de una cómoda escalinata excavadaen la roca, que inicia junto al santuario itálico y romano de ErcoleCurino. En el gran complejo recomendamos ver el oratorio, con susfrescos del 1300 entre los cuales es el más famoso el retrato deCelestino sobre la pared izquierda, además de la celda y la gruta del

Santo que se abren debajo de la iglesia, y la terraza con vistas al GranSasso y al Sirente. Naturalmente en Abruzo existen muchas otrasermitas, igualmente sugestivas e interesantes; y no todas ellasnecesariamente relacionadas a la historia del Papa Celestino. La de SanOnofrio, sobre Serramonacesca, casi con seguridad dependía de lacercana abadía benedictina de San Liberatore y fue construida entre lossiglos XI y XIV. La pequeña iglesia solitaria surge en la cumbre delimpracticable cañón de San Onofrio, protegida por un enorme macizoque la cubre casi como si fuera un cobertizo que sale desde lavegetación. Las ermitas de San Juan y San Onofrio a Orfento son lasmás aisladas y emocionantes de alcanzar. Al culto de San MiguelArcángel han sido dedicadas numerosas ermitas de la región, entre ellas,una muy interesante es la de la Gruta San Ángel en Palombaro, pocoskilómetros fuera del pueblo y a la que se llega fácilmente en coche,sumergiéndose en el atractivo escenario del cañón de Palombaro. Entre

los montes de la Laga las gargantas del río Salinello dividen la montañade Fiori de aquella de Campli y, en las escarpadas paredes de laestrecha gola se abren numerosas grutas en pasado habitadas porermitaños, la más famosa de ellas es la de San Ángel de Ripe deCivitella del Tronto. En las faldas del Gran Sasso se encuentran algunasermitas relacionadas con Fray Nicola, las más famosas son Santa María aPagliara y Santa Colomba, sobre la Isola di Gran Sasso. El culto a lasaguas une las ermitas de la Sorgente di San Franco, sobre Assergi y lade San Miguel en Bominaco. Mención aparte merece la gran ermita deSan Venancio, en Raiano, suspendida como un puente entre las paredesestrechas de la garganta homónima, a lo largo del curso del río Aterno.Algunas leyendas sacras interesantes animan desde hace siglos las visitasa ermitas cuales Santo Domingo en Villalago, que se asoma al hermosolago artificial homónimo, y San Ángel, a los pies de Liscia, en Vasto, queaún guarda un popular culto a las aguas y las rocas.

ABRUZO ITALIA 29

Descubriendo las ermitas de AbruzoLa más célebre de todas es la del Espíritu Santo en Majella, en losalrededores de Roccamorice, monumento nacional de rara belleza porla perfecta integración entre la arquitectura y la naturaleza. Fundadaalrededor del año 1244, constituye el primer asentamiento estable deCelestino en la Majella. En un período posterior fue ampliada ytotalmente reconstruida, sacando provecho de la conformación de lavertiginosa pared de roca que se cierne sobre la misma; su estructura,en bloques de piedra, se funde amigablemente con el relieve natural,aprovechando de entrantes y salientes. De ese modo se forma unaunidad entre la ermita y la montaña, símbolo de la fusión ideal de ladivinidad y la naturaleza. Una hermosa fachada ofrece acceso a lapequeña iglesia y a los locales adyacentes, mientras que a la derecha, untúnel conduce al resto del complejo que se extiende en varios pisos,culminando en algunas habitaciones, llamadas "casa del Príncipe”, y en

una capilla al final de la Scala Santa. A poca distancia, más abajo delmismo cañón, encontramos la ermita de San Bartolomé en Legio,minúscula y ganada al interior de una larga muela rocosa. También esespectacular el acceso, ya que se produce a través de una escalinatacavada en la piedra viva que agujerea el techo rocoso de la muela. Vistadesde la vertiente opuesta, maravilla por el extraordinario parecido conlas aldeas rupestres de los indos Pueblo americanos. San Onofrio alMorrone es la ermita celestiniana más conocida gracias a suespectacular posición, enclavada en un lado del Morrone, verdaderonido de águila que se asoma al Valle Peligna. Se alcanza después demedia hora de ascenso a lo largo de una cómoda escalinata excavadaen la roca, que inicia junto al santuario itálico y romano de ErcoleCurino. En el gran complejo recomendamos ver el oratorio, con susfrescos del 1300 entre los cuales es el más famoso el retrato deCelestino sobre la pared izquierda, además de la celda y la gruta del

Santo que se abren debajo de la iglesia, y la terraza con vistas al GranSasso y al Sirente. Naturalmente en Abruzo existen muchas otrasermitas, igualmente sugestivas e interesantes; y no todas ellasnecesariamente relacionadas a la historia del Papa Celestino. La de SanOnofrio, sobre Serramonacesca, casi con seguridad dependía de lacercana abadía benedictina de San Liberatore y fue construida entre lossiglos XI y XIV. La pequeña iglesia solitaria surge en la cumbre delimpracticable cañón de San Onofrio, protegida por un enorme macizoque la cubre casi como si fuera un cobertizo que sale desde lavegetación. Las ermitas de San Juan y San Onofrio a Orfento son lasmás aisladas y emocionantes de alcanzar. Al culto de San MiguelArcángel han sido dedicadas numerosas ermitas de la región, entre ellas,una muy interesante es la de la Gruta San Ángel en Palombaro, pocoskilómetros fuera del pueblo y a la que se llega fácilmente en coche,sumergiéndose en el atractivo escenario del cañón de Palombaro. Entre

los montes de la Laga las gargantas del río Salinello dividen la montañade Fiori de aquella de Campli y, en las escarpadas paredes de laestrecha gola se abren numerosas grutas en pasado habitadas porermitaños, la más famosa de ellas es la de San Ángel de Ripe deCivitella del Tronto. En las faldas del Gran Sasso se encuentran algunasermitas relacionadas con Fray Nicola, las más famosas son Santa María aPagliara y Santa Colomba, sobre la Isola di Gran Sasso. El culto a lasaguas une las ermitas de la Sorgente di San Franco, sobre Assergi y lade San Miguel en Bominaco. Mención aparte merece la gran ermita deSan Venancio, en Raiano, suspendida como un puente entre las paredesestrechas de la garganta homónima, a lo largo del curso del río Aterno.Algunas leyendas sacras interesantes animan desde hace siglos las visitasa ermitas cuales Santo Domingo en Villalago, que se asoma al hermosolago artificial homónimo, y San Ángel, a los pies de Liscia, en Vasto, queaún guarda un popular culto a las aguas y las rocas.

ABRUZO ITALIA 31

Los caminos de la fe

Muchos visitantes del Abruzo llegan a estas tierras con el deseo de conocer sus lugares de fe. Junto a lossantuarios más célebres dedicados al Milagro Eucarístico de Lanciano, al Rostro Santo de Manoppello, aSan Gabriel de Isola del Gran Sasso, a la Virgen de los Milagros de Casalbordino (inmortalizado porGabriel D’Annunzio en la tragedia “El triunfo de la muerte”), a la Virgen de la Libera de Pratola Peligna,decenas de otros santuarios y lugares de culto menores llenan el territorio de esta región, cuya naturalezafuerte y primitiva desde siempre ha empujado a sus habitantes a medirse con el misterio de latrascendencia. Con la cristianización del territorio abruzo, en sus grutas -teatro prehistórico de ritosancestrales- se asiste a la llegada de las primeras comunidades de monjes y anacoretas, mientras que sobresus grandes santuarios itálico-romanos fueron edificadas muchas de las más importantes abadías de laregión: San Juan en Venere, San Clemente a Casauria, San Liberatore a Maiella y Santa María Arabona. Esasí que se delinea aquel cuadro verdaderamente único de continuidad en el carácter sagrado de loslugares, representación de uno de los elementos distintivos de esta región tan tenazmente conservadorade las propias tradiciones, incluso las más lejanas y ancestrales. En todos los centros del Abruzo llama laatención el nutrido calendario de fiestas patronales y religiosas. Son particularmente sugestivas lascelebraciones de la Semana Santa en Chieti, las de Pascua en Sulmona, las celebraciones en honor de SanPedro Celestino que tienen como centro la basílica de Santa María de Collemaggio durante la Fiesta de laPerdonanza en L’Aquila. En cambio, los ritos en honor a San Antonio Abad y Santo Domingo, aún vivos enmuchos centros de la montaña, ofrecen carácter y atmósferas particulares. En honor al primero sebendicen animales y se encienden todo tipo de fuegos, como las famosas farchie; para celebrar al segundo,en Cocullo y otros centros se tienen los antiguos ritos de los serpari (festival de serpientes). Se trata demanifestaciones de la religiosidad popular que invitan tanto a los fieles como a los visitantes laicosdeseosos de unirse a las tradiciones y a la historia. Anualmente, en Isola del Gran Sasso se reúnen decenas

Campli es hoy un tranquilo burgo somontano a los pies delos Montes Gemelli, primeras alturas de la Laga, sin embargo,hace siglos era uno de los más importantes centros delterritorio de confín entre Teramo y Ascoli Piceno, entre elReino Borbónico y el Estado Pontificio. Ciudad próspera yacomodada, sede de ricas cofradías de artesanos ycomerciantes y, gracias a su posición, poseedora deprivilegios eclesiásticos como el Obispado, Campli cuentacon un pasado que ha dejado importantes testimonios de susesplendores, como la Scala Santa (Escalera Santa). La ScalaSanta se encuentra al costado de la plaza principal, detrásdel Palazzo Farnese. Su alma son 28 escalones en madera deroble que deben subirse de rodillas -las mujeres con lacabeza cubierta- rezando y pidiendo el perdón de los propios

LA SCALA SANTA DE CAMPLI

La Perdonanza es el primer Jubileo de la cristiandad, instituido porla Bula del Papa Celestino V un mes después de su coronación enL'Aquila, en la Basílica de Collemaggio, el 29 de agosto de 1924. ElPapa Celestino deseaba ver absueltos de toda culpa y pecado atodos aquellos que, verdaderamente arrepentidos y confesados,hubieran visitado la iglesia de S. María de Collemaggio en lasolemnidad anual de la Decapitación de S. Juan Bautista, desde lavíspera del 28 hasta la víspera del 29 de agosto. Cada año, lamisma tiene inicio con la apertura de la “Puerta Santa” (¡la únicafuera de Roma!) de la Basílica de Collemaggio por parte de uncardenal designado por la Santa Sede. La apertura de la PuertaSanta, la noche del 28 de agosto, es precedida por un largo desfilehistórico (aproximadamente 1.000 figurantes con atuendos deépoca, en representación del grupo histórico del Municipio de

L’Aquila, de otros grupos de ciudades italianas, de exponentes deadministraciones y del representante del Gobierno), que, en lasprimeras horas de la tarde, se dirige desde el Palacio Municipalhacia Collemaggio. Es singular que tal evento religioso sea desdesu origen mismo –hace más de siete siglos- convocado cada añopor el alcalde de L’Aquila y no por el arzobispo. Esto se debe alhecho de que la Bula de la Perdonanza es celosamente custodiada,desde su emanación el 29 de setiembre de 1924, por lasautoridades civiles. Los personajes más importantes de laprocesión son la Dama della Bolla, que lleva el estuche en el cualhasta 1997 se conservaba la Bula del Perdón (después de surestauración, en manos del Instituto Central del Libro de Roma,justamente en tal año, el documento papal fue conducidoseparadamente a la Basílica de Collemaggio, como lo indicaran los

restauradores mismos), y elGiovin Signore, que lleva larama de olivo con la cual elcardenal golpea tres veces laPuerta Santa, ordenando, deesta manera, su apertura.También la rama, como laBula y las llaves de la PuertaSanta de la Basílica deCollemaggio (la iglesia es depropiedad del Municipio) seconservan en la caja decaudales de la Torre Cívica.

LA PUERTA SANTA EN L’AQUILA

pecados. La recompensapara los fieles es laabsolución, y en algunosdías del año la IndulgenciaPlenaria, que tiene elmismo valor de la que seobtiene rezando sobre lamás famosa Scala Santa deRoma, en la Basílica de SanJuan de Letrán. Es unmonumento rico desimbologías que motivancada uno de sus elementos.

El tener que subir de rodillas, observados por las seisexcepcionales pinturas -tres a la derecha y tres a la izquierdade la escalera, que hablan de momentos salientes de laPasión de Cristo-, lleva a los fieles a recorrer las etapas deJesús hacia la Cruz, reviviendo simbólicamente susufrimiento. El último escalón conduce al Sancta Sanctorumdonde se encuentra el altar del Salvador, el Cristo SalvatorMundi, que libera al pecador de su peso. Luego de haberrendido un homenaje simbólico al Papa Clemente y a SantaElena, casi reyes con los esplendidos colores de sus retratosde tamaño natural, el creyente purificado en su almadesciende hacia la luz del día, ahora de pie, acompañado porlas escenas alegres de la Resurrección y observado porsonrientes angelitos que se asoman desde el techo.

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Los caminos de la fe

Muchos visitantes del Abruzo llegan a estas tierras con el deseo de conocer sus lugares de fe. Junto a lossantuarios más célebres dedicados al Milagro Eucarístico de Lanciano, al Rostro Santo de Manoppello, aSan Gabriel de Isola del Gran Sasso, a la Virgen de los Milagros de Casalbordino (inmortalizado porGabriel D’Annunzio en la tragedia “El triunfo de la muerte”), a la Virgen de la Libera de Pratola Peligna,decenas de otros santuarios y lugares de culto menores llenan el territorio de esta región, cuya naturalezafuerte y primitiva desde siempre ha empujado a sus habitantes a medirse con el misterio de latrascendencia. Con la cristianización del territorio abruzo, en sus grutas -teatro prehistórico de ritosancestrales- se asiste a la llegada de las primeras comunidades de monjes y anacoretas, mientras que sobresus grandes santuarios itálico-romanos fueron edificadas muchas de las más importantes abadías de laregión: San Juan en Venere, San Clemente a Casauria, San Liberatore a Maiella y Santa María Arabona. Esasí que se delinea aquel cuadro verdaderamente único de continuidad en el carácter sagrado de loslugares, representación de uno de los elementos distintivos de esta región tan tenazmente conservadorade las propias tradiciones, incluso las más lejanas y ancestrales. En todos los centros del Abruzo llama laatención el nutrido calendario de fiestas patronales y religiosas. Son particularmente sugestivas lascelebraciones de la Semana Santa en Chieti, las de Pascua en Sulmona, las celebraciones en honor de SanPedro Celestino que tienen como centro la basílica de Santa María de Collemaggio durante la Fiesta de laPerdonanza en L’Aquila. En cambio, los ritos en honor a San Antonio Abad y Santo Domingo, aún vivos enmuchos centros de la montaña, ofrecen carácter y atmósferas particulares. En honor al primero sebendicen animales y se encienden todo tipo de fuegos, como las famosas farchie; para celebrar al segundo,en Cocullo y otros centros se tienen los antiguos ritos de los serpari (festival de serpientes). Se trata demanifestaciones de la religiosidad popular que invitan tanto a los fieles como a los visitantes laicosdeseosos de unirse a las tradiciones y a la historia. Anualmente, en Isola del Gran Sasso se reúnen decenas

Campli es hoy un tranquilo burgo somontano a los pies delos Montes Gemelli, primeras alturas de la Laga, sin embargo,hace siglos era uno de los más importantes centros delterritorio de confín entre Teramo y Ascoli Piceno, entre elReino Borbónico y el Estado Pontificio. Ciudad próspera yacomodada, sede de ricas cofradías de artesanos ycomerciantes y, gracias a su posición, poseedora deprivilegios eclesiásticos como el Obispado, Campli cuentacon un pasado que ha dejado importantes testimonios de susesplendores, como la Scala Santa (Escalera Santa). La ScalaSanta se encuentra al costado de la plaza principal, detrásdel Palazzo Farnese. Su alma son 28 escalones en madera deroble que deben subirse de rodillas -las mujeres con lacabeza cubierta- rezando y pidiendo el perdón de los propios

LA SCALA SANTA DE CAMPLI

La Perdonanza es el primer Jubileo de la cristiandad, instituido porla Bula del Papa Celestino V un mes después de su coronación enL'Aquila, en la Basílica de Collemaggio, el 29 de agosto de 1924. ElPapa Celestino deseaba ver absueltos de toda culpa y pecado atodos aquellos que, verdaderamente arrepentidos y confesados,hubieran visitado la iglesia de S. María de Collemaggio en lasolemnidad anual de la Decapitación de S. Juan Bautista, desde lavíspera del 28 hasta la víspera del 29 de agosto. Cada año, lamisma tiene inicio con la apertura de la “Puerta Santa” (¡la únicafuera de Roma!) de la Basílica de Collemaggio por parte de uncardenal designado por la Santa Sede. La apertura de la PuertaSanta, la noche del 28 de agosto, es precedida por un largo desfilehistórico (aproximadamente 1.000 figurantes con atuendos deépoca, en representación del grupo histórico del Municipio de

L’Aquila, de otros grupos de ciudades italianas, de exponentes deadministraciones y del representante del Gobierno), que, en lasprimeras horas de la tarde, se dirige desde el Palacio Municipalhacia Collemaggio. Es singular que tal evento religioso sea desdesu origen mismo –hace más de siete siglos- convocado cada añopor el alcalde de L’Aquila y no por el arzobispo. Esto se debe alhecho de que la Bula de la Perdonanza es celosamente custodiada,desde su emanación el 29 de setiembre de 1924, por lasautoridades civiles. Los personajes más importantes de laprocesión son la Dama della Bolla, que lleva el estuche en el cualhasta 1997 se conservaba la Bula del Perdón (después de surestauración, en manos del Instituto Central del Libro de Roma,justamente en tal año, el documento papal fue conducidoseparadamente a la Basílica de Collemaggio, como lo indicaran los

restauradores mismos), y elGiovin Signore, que lleva larama de olivo con la cual elcardenal golpea tres veces laPuerta Santa, ordenando, deesta manera, su apertura.También la rama, como laBula y las llaves de la PuertaSanta de la Basílica deCollemaggio (la iglesia es depropiedad del Municipio) seconservan en la caja decaudales de la Torre Cívica.

LA PUERTA SANTA EN L’AQUILA

pecados. La recompensapara los fieles es laabsolución, y en algunosdías del año la IndulgenciaPlenaria, que tiene elmismo valor de la que seobtiene rezando sobre lamás famosa Scala Santa deRoma, en la Basílica de SanJuan de Letrán. Es unmonumento rico desimbologías que motivancada uno de sus elementos.

El tener que subir de rodillas, observados por las seisexcepcionales pinturas -tres a la derecha y tres a la izquierdade la escalera, que hablan de momentos salientes de laPasión de Cristo-, lleva a los fieles a recorrer las etapas deJesús hacia la Cruz, reviviendo simbólicamente susufrimiento. El último escalón conduce al Sancta Sanctorumdonde se encuentra el altar del Salvador, el Cristo SalvatorMundi, que libera al pecador de su peso. Luego de haberrendido un homenaje simbólico al Papa Clemente y a SantaElena, casi reyes con los esplendidos colores de sus retratosde tamaño natural, el creyente purificado en su almadesciende hacia la luz del día, ahora de pie, acompañado porlas escenas alegres de la Resurrección y observado porsonrientes angelitos que se asoman desde el techo.

ABRUZO ITALIA 33

de miles de jóvenes para rezar sobre la tumba de San Gabriel de la Dolorosa, protector de los jóvenescatólicos, santo que dedicó su vida a la Iglesia, con una abnegación y una serenidad tal que se loidentifica como el santo de la alegría y de la sonrisa. A pocos kilómetros encontramos Campli, con su“Scala Santa”. En L’Aquila, ciudad de arte de las 99 iglesias y las 99 fuentes, encontramos, entre otras, laespléndida Basílica de Collemaggio, que une su nombre a una de las personalidades más importantes dela historia de la Iglesia y de la religiosidad abruza: el ermitaño Pietro da Morrone, coronado papa comoCelestino V en 1294. En el incontaminado Valle Roveto, en Balsorano, descubrimos uno de los másfamosos santuarios dentro de una gruta, la Gruta de San Ángel, utilizada como lugar de culto ya en laépoca imperial romana; aunque los primeros indicios de manifestaciones cristianas se remontan al sigloXI. En el valle Peligna, desde Sulmona hasta el Monte Morrone, son diversos los testimonios decontinuidad ininterrumpida del carácter sacro de estos lugares, a partir de la Edad Media hasta nuestrosdías. Sulmona, ciudad del ilustre poeta latino Ovidio, y del Papa Inocencio VII, sede de numerosos lugaresde culto, del complejo de la Santísima Anunciada del 1320 y de la Abadía Morronese o Badia di SantoSpirito, edificada por el Papa Celestino V en 1259 como casa madre de la orden monástica de losCelestinos. En la ladera “peligna” del Monte Morrone encontramos la ermita de San Onofrio, enclavada,como un nido de águila, en la abrupta pared rocosa, construida por Pietro de Morrone en 1241, y apocos kilómetros de distancia, el sugestivo vía cruxis, de 15 estaciones, realizado en honor del beatoMariano de Roccacasale, a quien el Papa Juan Pablo II denominara símbolo de acogida y hospitalidadhacia los peregrinos. A lo largo de una de las sendas que desde L’Aquila conducía a Foggia se encuentrala Abadía de San Clemente a Casauria, edificada en el 871 por el emperador Ludovico II. En cambio, enManopello, es posible admirar el velo sagrado de la Verónica, imagen aqueropita, es decir no realizada

A los pies de la ladera septentrional de laMajella, en las cercanías del burgo históricode Manoppello, el santuario del SantoRostro recibe la visita de los fieles durantetodo el año y es meta de peregrinaje elsegundo domingo de mayo. Construidoentre 1617 y 1638, y reconstruido en buenaparte durante el 1900, custodia un tenuemanto que representa la imagen de unrostro masculino con cabellos largos y barbadividida, considerado el rostro de Cristo.Esta imagen (que además posee lacaracterística, única al mundo, de ser visibleen modo idéntico por ambos lados) esconocida como "el Velo de la Verónica"(vera icona o verdadero ícono). Según latradición, habría sido entregada en 1506 porun ángel con semblanza de peregrino alcientífico Giacomo Antonio Leonelli deManoppello. En realidad, la imagenaparecida milagrosamente al pie de laMajella ya había sido descripta con anterioridad en Tierra Santa por algunos cronistas medievales, después había sidoexpuesta en la Basílica de San Pedro, durante el Año Santo del 1300, a tal punto que el mismo Dante Alighieri la mencionaen el canto XXXI del Paraíso (vv. 103-111): allí se encontraba en una capilla, demolida en 1608, circunstancia en la que fuerarobada mediante la ruptura del vidrio del relicario. Según los recientes estudios del profesor H. Pfeiffer, esta reliquiaconstituiría, junto a la Síndone de Turín, el único ejemplo conocido de imagen aqueropita de Cristo, o sea no pintada pormano humana, y considerada, junto al Santo Sudario, uno de los dos rostros originales de Cristo.

En el centro de Lanciano (la antigua Anxanum), la iglesiade San Francisco, construida en 1258, de estilorománico-borgoñón y reconstruida siguiendo formasbarrocas a mitad del siglo XVIII, conserva el testimoniodel milagro eucarístico más antiguo del mundo católico.Alrededor del 1700, en la iglesia de San Legonciano, unmonje basilio manifestó dudas sobre la presencia real deCristo en la Eucaristía. Sin embargo, durante la Misa, lahostia y el vino consagrados verdaderamente setransformaron en carne y sangre. Custodiadas primeropor los Basilios, después por los Benedictinos yfinalmente por los Hermanos Menores Conventuales,ambas reliquias hoy son conservadas respectivamente enun ostensorio de escuela napolitana (1713) y en un cálizde cristal. Hoy, como antes, las reliquias consisten encinco gotas de sangre coagulada y en una sutilmembrana de carne resultado de la transformación dela hostia. Los exámenes histológicos realizados en 1971 yen 1981 en el hospital de Arezzo han demostrado que setrata de sangre y tejido cardíaco humano que nunca hansido tratados para su conservación. El santuario delMilagro Eucarístico recibe todos los años decenas demillones de fieles.

EL MILAGRO EUCARÍSTICO EN LANCIANO

EL SANTO ROSTRO DE MANOPPELLO

ABRUZO ITALIA 33

de miles de jóvenes para rezar sobre la tumba de San Gabriel de la Dolorosa, protector de los jóvenescatólicos, santo que dedicó su vida a la Iglesia, con una abnegación y una serenidad tal que se loidentifica como el santo de la alegría y de la sonrisa. A pocos kilómetros encontramos Campli, con su“Scala Santa”. En L’Aquila, ciudad de arte de las 99 iglesias y las 99 fuentes, encontramos, entre otras, laespléndida Basílica de Collemaggio, que une su nombre a una de las personalidades más importantes dela historia de la Iglesia y de la religiosidad abruza: el ermitaño Pietro da Morrone, coronado papa comoCelestino V en 1294. En el incontaminado Valle Roveto, en Balsorano, descubrimos uno de los másfamosos santuarios dentro de una gruta, la Gruta de San Ángel, utilizada como lugar de culto ya en laépoca imperial romana; aunque los primeros indicios de manifestaciones cristianas se remontan al sigloXI. En el valle Peligna, desde Sulmona hasta el Monte Morrone, son diversos los testimonios decontinuidad ininterrumpida del carácter sacro de estos lugares, a partir de la Edad Media hasta nuestrosdías. Sulmona, ciudad del ilustre poeta latino Ovidio, y del Papa Inocencio VII, sede de numerosos lugaresde culto, del complejo de la Santísima Anunciada del 1320 y de la Abadía Morronese o Badia di SantoSpirito, edificada por el Papa Celestino V en 1259 como casa madre de la orden monástica de losCelestinos. En la ladera “peligna” del Monte Morrone encontramos la ermita de San Onofrio, enclavada,como un nido de águila, en la abrupta pared rocosa, construida por Pietro de Morrone en 1241, y apocos kilómetros de distancia, el sugestivo vía cruxis, de 15 estaciones, realizado en honor del beatoMariano de Roccacasale, a quien el Papa Juan Pablo II denominara símbolo de acogida y hospitalidadhacia los peregrinos. A lo largo de una de las sendas que desde L’Aquila conducía a Foggia se encuentrala Abadía de San Clemente a Casauria, edificada en el 871 por el emperador Ludovico II. En cambio, enManopello, es posible admirar el velo sagrado de la Verónica, imagen aqueropita, es decir no realizada

A los pies de la ladera septentrional de laMajella, en las cercanías del burgo históricode Manoppello, el santuario del SantoRostro recibe la visita de los fieles durantetodo el año y es meta de peregrinaje elsegundo domingo de mayo. Construidoentre 1617 y 1638, y reconstruido en buenaparte durante el 1900, custodia un tenuemanto que representa la imagen de unrostro masculino con cabellos largos y barbadividida, considerado el rostro de Cristo.Esta imagen (que además posee lacaracterística, única al mundo, de ser visibleen modo idéntico por ambos lados) esconocida como "el Velo de la Verónica"(vera icona o verdadero ícono). Según latradición, habría sido entregada en 1506 porun ángel con semblanza de peregrino alcientífico Giacomo Antonio Leonelli deManoppello. En realidad, la imagenaparecida milagrosamente al pie de laMajella ya había sido descripta con anterioridad en Tierra Santa por algunos cronistas medievales, después había sidoexpuesta en la Basílica de San Pedro, durante el Año Santo del 1300, a tal punto que el mismo Dante Alighieri la mencionaen el canto XXXI del Paraíso (vv. 103-111): allí se encontraba en una capilla, demolida en 1608, circunstancia en la que fuerarobada mediante la ruptura del vidrio del relicario. Según los recientes estudios del profesor H. Pfeiffer, esta reliquiaconstituiría, junto a la Síndone de Turín, el único ejemplo conocido de imagen aqueropita de Cristo, o sea no pintada pormano humana, y considerada, junto al Santo Sudario, uno de los dos rostros originales de Cristo.

En el centro de Lanciano (la antigua Anxanum), la iglesiade San Francisco, construida en 1258, de estilorománico-borgoñón y reconstruida siguiendo formasbarrocas a mitad del siglo XVIII, conserva el testimoniodel milagro eucarístico más antiguo del mundo católico.Alrededor del 1700, en la iglesia de San Legonciano, unmonje basilio manifestó dudas sobre la presencia real deCristo en la Eucaristía. Sin embargo, durante la Misa, lahostia y el vino consagrados verdaderamente setransformaron en carne y sangre. Custodiadas primeropor los Basilios, después por los Benedictinos yfinalmente por los Hermanos Menores Conventuales,ambas reliquias hoy son conservadas respectivamente enun ostensorio de escuela napolitana (1713) y en un cálizde cristal. Hoy, como antes, las reliquias consisten encinco gotas de sangre coagulada y en una sutilmembrana de carne resultado de la transformación dela hostia. Los exámenes histológicos realizados en 1971 yen 1981 en el hospital de Arezzo han demostrado que setrata de sangre y tejido cardíaco humano que nunca hansido tratados para su conservación. El santuario delMilagro Eucarístico recibe todos los años decenas demillones de fieles.

EL MILAGRO EUCARÍSTICO EN LANCIANO

EL SANTO ROSTRO DE MANOPPELLO

Durante siglos, la región Abruzo ha desempeñado un rolhistórico-geográfico esencial en la conexión entre Europa y elMediterráneo: central en la península, cercano a Roma, pasajeobligado entre las regiones del centro y del sur, el Abruzo hasido fundamental también en el proceso de evangelización. Apartir de los testimonios históricos del paso de peregrinos ycruzados, en las vías romanas y en los antiguos senderos, sedelinea el primer recorrido abruzo de la red continental delos "Caminos de Europa", un gran circuito turísticointernacional sobre las huellas de los peregrinos, en búsquedade las raíces históricas de la Europa moderna. El Camino deTomás, que nace a partir de la presencia en Abruzo de losrestos sagrados del Apóstol Tomás, custodiadas desde el 1258

en la Catedral deOrtona, se caracterizapor la espiritualidad delos lugares y lospersonajes que seencuentran durante elrecorrido. Una nueva ysugestiva oportunidadpara conocer la regiónen el marco de unitinerario que puede serrecorrido en automóvil,pero también, en algunostramos, a pie o enbicicleta, como desdehace siglos sucede con elCamino de Santiago, yque se funda en lanecesidad primaria depercibir el valor del

lugar, mediante el alto en el camino y el conocimiento, paradespués retomar la vía. El Camino abruzo, que a través delmagnífico paisaje de la región toca las más importantescúspides de la fe y la cultura, está caracterizado por el temade la duda: la duda de Tomás frente a la resurrección de Jesús,la duda del monje basiliano sobre la transustanciacióneucarística, y que ve transformarse la Santa Hostia en carne yel vino en sangre (Milagro Eucarístico de Lanciano). De todosmodos, el Camino permite también percibir la profundidadde la espiritualidad ascética y contemplativa de Celestino V,que en el Abruzo encontró el ambiente ideal paradesarrollarla, y dejarse envolver por los más grandesmisterios de la cristiandad, como el Santo Rostro, imagen norealizada por la mano del hombre, y la Aparición de la VirgenMaría. Se puede también recorrer con el Camino, una sentiday profunda vía de la devoción, visitando los santuariosmarianos y aquellos dedicados a San Gabriel de la Dolorosa ySan Camilo de Lellis. Con el Camino de Tomás, el viaje aldescubrimiento del territorio se transforma en unaexperiencia única e irrepetible en la cual la naturaleza, laespiritualidad y la fe alientan un recorrido personal derecogimiento y reflexión.

EL CAMINO DEL APÓSTOL TOMÁSABRUZO ITALIA 35

por mano humana. Además del Santuario, en Manoppello es también posible visitar la Abadía de SantaMaría de Arabona, joya de la arquitectura cisterciense. De gran devoción popular es la figura de SanCamilo De Lellis, nacido en Bucchianico, que dedicó su vida a asistir y reconfortar enfermos, creandouna revolución en el mundo de la asistencia a los convalecientes. Fundador de la Orden de losCamilianos, San Camilo -junto a San Juan de Dios- es el padrón universal de los enfermos, losconvalecientes y los hospitales. Los Tálamos, sugestivos cuadros bíblicos vivientes en honor de la VirgenNegra o del Refugio, son representados en Orsona el martes de Pascua y el día de Ferragosto (15 deagosto). La ciudad hospeda también el Convento de la Santísima Anunciada, del 1148. En Lanciano, laiglesia de San Francisco conserva el primer Milagro Eucarístico de la historia cristiana, ocurrido en elsiglo VIII. Es también sugestivo el recorrido arqueológico subterráneo que une el Puente de Diocleciano-sobre el cual descansa la Catedral dedicada a la Virgen del Puente- al complejo de San Legonciano y ala iglesia de San Francisco. Es interesante señalar el Museo Diocesano que conserva importantestestimonios de arte sacro. En Casalbordino, el Santuario de la Virgen de los Milagros, que une susorígenes con la aparición milagrosa de la Beata Virgen ocurrida el día de Pentecostés del 1576, cada añorecibe millones de peregrinos que llegan desde todo el país. En Vasto es fuerte la devoción por la VirgenCoronada, a partir de un milagroso episodio del 1738. En la iglesia de Santa María Mayor se conservauna valiosa reliquia: una espina de la corona de Cristo que donara Pío IV a Alfonso de Ávalos y quecada Viernes Santo se recubre de pelusa blanca. Un gran patrimonio cultural y religioso que desde hacealgunos años recibe siempre más promoción y organización, gracias a las actividades conjuntas de laregión, las provincias, los municipios y las arquidiócesis de los territorios interesados.

Durante siglos, la región Abruzo ha desempeñado un rolhistórico-geográfico esencial en la conexión entre Europa y elMediterráneo: central en la península, cercano a Roma, pasajeobligado entre las regiones del centro y del sur, el Abruzo hasido fundamental también en el proceso de evangelización. Apartir de los testimonios históricos del paso de peregrinos ycruzados, en las vías romanas y en los antiguos senderos, sedelinea el primer recorrido abruzo de la red continental delos "Caminos de Europa", un gran circuito turísticointernacional sobre las huellas de los peregrinos, en búsquedade las raíces históricas de la Europa moderna. El Camino deTomás, que nace a partir de la presencia en Abruzo de losrestos sagrados del Apóstol Tomás, custodiadas desde el 1258

en la Catedral deOrtona, se caracterizapor la espiritualidad delos lugares y lospersonajes que seencuentran durante elrecorrido. Una nueva ysugestiva oportunidadpara conocer la regiónen el marco de unitinerario que puede serrecorrido en automóvil,pero también, en algunostramos, a pie o enbicicleta, como desdehace siglos sucede con elCamino de Santiago, yque se funda en lanecesidad primaria depercibir el valor del

lugar, mediante el alto en el camino y el conocimiento, paradespués retomar la vía. El Camino abruzo, que a través delmagnífico paisaje de la región toca las más importantescúspides de la fe y la cultura, está caracterizado por el temade la duda: la duda de Tomás frente a la resurrección de Jesús,la duda del monje basiliano sobre la transustanciacióneucarística, y que ve transformarse la Santa Hostia en carne yel vino en sangre (Milagro Eucarístico de Lanciano). De todosmodos, el Camino permite también percibir la profundidadde la espiritualidad ascética y contemplativa de Celestino V,que en el Abruzo encontró el ambiente ideal paradesarrollarla, y dejarse envolver por los más grandesmisterios de la cristiandad, como el Santo Rostro, imagen norealizada por la mano del hombre, y la Aparición de la VirgenMaría. Se puede también recorrer con el Camino, una sentiday profunda vía de la devoción, visitando los santuariosmarianos y aquellos dedicados a San Gabriel de la Dolorosa ySan Camilo de Lellis. Con el Camino de Tomás, el viaje aldescubrimiento del territorio se transforma en unaexperiencia única e irrepetible en la cual la naturaleza, laespiritualidad y la fe alientan un recorrido personal derecogimiento y reflexión.

EL CAMINO DEL APÓSTOL TOMÁSABRUZO ITALIA 35

por mano humana. Además del Santuario, en Manoppello es también posible visitar la Abadía de SantaMaría de Arabona, joya de la arquitectura cisterciense. De gran devoción popular es la figura de SanCamilo De Lellis, nacido en Bucchianico, que dedicó su vida a asistir y reconfortar enfermos, creandouna revolución en el mundo de la asistencia a los convalecientes. Fundador de la Orden de losCamilianos, San Camilo -junto a San Juan de Dios- es el padrón universal de los enfermos, losconvalecientes y los hospitales. Los Tálamos, sugestivos cuadros bíblicos vivientes en honor de la VirgenNegra o del Refugio, son representados en Orsona el martes de Pascua y el día de Ferragosto (15 deagosto). La ciudad hospeda también el Convento de la Santísima Anunciada, del 1148. En Lanciano, laiglesia de San Francisco conserva el primer Milagro Eucarístico de la historia cristiana, ocurrido en elsiglo VIII. Es también sugestivo el recorrido arqueológico subterráneo que une el Puente de Diocleciano-sobre el cual descansa la Catedral dedicada a la Virgen del Puente- al complejo de San Legonciano y ala iglesia de San Francisco. Es interesante señalar el Museo Diocesano que conserva importantestestimonios de arte sacro. En Casalbordino, el Santuario de la Virgen de los Milagros, que une susorígenes con la aparición milagrosa de la Beata Virgen ocurrida el día de Pentecostés del 1576, cada añorecibe millones de peregrinos que llegan desde todo el país. En Vasto es fuerte la devoción por la VirgenCoronada, a partir de un milagroso episodio del 1738. En la iglesia de Santa María Mayor se conservauna valiosa reliquia: una espina de la corona de Cristo que donara Pío IV a Alfonso de Ávalos y quecada Viernes Santo se recubre de pelusa blanca. Un gran patrimonio cultural y religioso que desde hacealgunos años recibe siempre más promoción y organización, gracias a las actividades conjuntas de laregión, las provincias, los municipios y las arquidiócesis de los territorios interesados.

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El patrimonioartístico y los museos

Su larga historia ha dejado al Abruzo una herencia de incontablestesoros artísticos; tesoros que, quizás mejor que otras regiones, elAbruzo ha sabido conservar como un patrimonio excepcional, yasea por la naturaleza tozuda de los habitantes, por laconformación particular del territorio como por el largoaislamiento gozado durante siglos. Muchos de estos tesoros sonlos monumentos, las iglesias, los palacios, los sitios arqueológicosque salpican todo el territorio, los burgos y los centros mayores;sin embargo, gran parte de tales reliquias son objetos de arte:cuadros, estatuas, joyas, instrumentos de uso cotidiano,decoraciones, expuestos en abundancia en los tantos museos dela región. Existen además estructuras museológicas especializadas,dedicadas a especiales aspectos del territorio, estructurasnaturalistas, o bien especializadas en tipos específicos de artesanía,en grandes personajes, en típicas elaboraciones alimentarias. Endefinitiva, incluso en lo concerniente a los museos, en Abruzo haymucho por ver.

Museos artísticos Sin duda alguna, los más clásicos son los museos artísticos,especialmente de arte sacro, que en esta región ofrecen uncatálogo casi infinito de preciosidades. La propuesta museológicaes amplia y está bien difundida, con estructuras expositivas a

menudo montadas en monumentos que son en sí mismos fuentede atracción para el visitante. El más famoso de todos es elMuseo Nacional de Abruzo, ubicado en el poderoso CastelloCinquecentesco, conocido como Fuerte Español, en el centro deL'Aquila. Son también importantes el Museo Capitular de Atri, elMuseo Nacional de Arte Sacra de la Marsica de Celano, losMuseos Cívicos de Sulmona, de Penne, de Lanciano y de Vasto.

Museos de la cerámica de CastelliSon notables también los museos abruzos exclusivamentededicados a la cerámica de Castelli, donde se exponen centenaresde obras maestras en mayólica artística, producida en el pequeñoburgo serrano a partir del 1500. En Castelli se encuentran dos deestas estructuras expositivas, allí pueden visitarse el rico Museo dela Cerámica, que custodia piezas extraordinarias como el originalcielorraso de la Cona de San Donato, montado en el bello exconvento de los Franciscanos, y la Colección Internacional deCerámica de Arte Contemporáneo, en el Instituto Estatal de Arte,con un gran número de obras de arte moderna de cerámica. EnChieti, el Museo de Arte "Costantino Barbella" presenta unainteresante colección de mayólicas abruzas, así como pinturas ybronces. En Loreto Apruntino puede visitarse la ColecciónAcerbo de las Cerámicas Históricas Abruzas, extraordinaria

colección privada, preparada por el barón Giacomo Acerbo, conmás de 600 piezas históricas de cerámica de Castelli. Finalmenteen Pescara, en las bonitas habitaciones de Villa Urania se exponela Colección Paparella Treccia-Devlet, que recoge numerosas ypreciadas piezas de mayólica castellana.

Museos de arte modernoSiempre en el ámbito artístico, Abruzo ofrece numerosos museosdedicados al arte moderno y contemporáneo, como la PinacotecaMunicipal "Vincenzo Bindi" y el Museo del Esplendor deGiulianova; la Pinacoteca "Michele e Basilio Cascella" en Ortona; elMuseo de la Casa Natal de Gabriel D’Annunzio en Pescara; el

Museo Cívico "Basilio Cascella" también en Pescara; la PinacotecaCívica “Costantino Barbella” de Chieti.

Museos arqueológicosLos museos arqueológicos representan otro plato fuerte de laoferta museológica abruza; numerosos, presentes en todo elterritorio e increíblemente ricos de restos extraordinarios, sobretodo itálicos y romanos, que provienen de las decenas denecrópolis de la región y de las excavaciones de numerosasciudades romanas. Sin dudas, el Museo Arqueológico Nacional deAbruzo de Chieti es el más reconocido, el mismo custodia elsímbolo del Abruzo: la célebre estatua itálica del Guerrero de

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El patrimonioartístico y los museos

Su larga historia ha dejado al Abruzo una herencia de incontablestesoros artísticos; tesoros que, quizás mejor que otras regiones, elAbruzo ha sabido conservar como un patrimonio excepcional, yasea por la naturaleza tozuda de los habitantes, por laconformación particular del territorio como por el largoaislamiento gozado durante siglos. Muchos de estos tesoros sonlos monumentos, las iglesias, los palacios, los sitios arqueológicosque salpican todo el territorio, los burgos y los centros mayores;sin embargo, gran parte de tales reliquias son objetos de arte:cuadros, estatuas, joyas, instrumentos de uso cotidiano,decoraciones, expuestos en abundancia en los tantos museos dela región. Existen además estructuras museológicas especializadas,dedicadas a especiales aspectos del territorio, estructurasnaturalistas, o bien especializadas en tipos específicos de artesanía,en grandes personajes, en típicas elaboraciones alimentarias. Endefinitiva, incluso en lo concerniente a los museos, en Abruzo haymucho por ver.

Museos artísticos Sin duda alguna, los más clásicos son los museos artísticos,especialmente de arte sacro, que en esta región ofrecen uncatálogo casi infinito de preciosidades. La propuesta museológicaes amplia y está bien difundida, con estructuras expositivas a

menudo montadas en monumentos que son en sí mismos fuentede atracción para el visitante. El más famoso de todos es elMuseo Nacional de Abruzo, ubicado en el poderoso CastelloCinquecentesco, conocido como Fuerte Español, en el centro deL'Aquila. Son también importantes el Museo Capitular de Atri, elMuseo Nacional de Arte Sacra de la Marsica de Celano, losMuseos Cívicos de Sulmona, de Penne, de Lanciano y de Vasto.

Museos de la cerámica de CastelliSon notables también los museos abruzos exclusivamentededicados a la cerámica de Castelli, donde se exponen centenaresde obras maestras en mayólica artística, producida en el pequeñoburgo serrano a partir del 1500. En Castelli se encuentran dos deestas estructuras expositivas, allí pueden visitarse el rico Museo dela Cerámica, que custodia piezas extraordinarias como el originalcielorraso de la Cona de San Donato, montado en el bello exconvento de los Franciscanos, y la Colección Internacional deCerámica de Arte Contemporáneo, en el Instituto Estatal de Arte,con un gran número de obras de arte moderna de cerámica. EnChieti, el Museo de Arte "Costantino Barbella" presenta unainteresante colección de mayólicas abruzas, así como pinturas ybronces. En Loreto Apruntino puede visitarse la ColecciónAcerbo de las Cerámicas Históricas Abruzas, extraordinaria

colección privada, preparada por el barón Giacomo Acerbo, conmás de 600 piezas históricas de cerámica de Castelli. Finalmenteen Pescara, en las bonitas habitaciones de Villa Urania se exponela Colección Paparella Treccia-Devlet, que recoge numerosas ypreciadas piezas de mayólica castellana.

Museos de arte modernoSiempre en el ámbito artístico, Abruzo ofrece numerosos museosdedicados al arte moderno y contemporáneo, como la PinacotecaMunicipal "Vincenzo Bindi" y el Museo del Esplendor deGiulianova; la Pinacoteca "Michele e Basilio Cascella" en Ortona; elMuseo de la Casa Natal de Gabriel D’Annunzio en Pescara; el

Museo Cívico "Basilio Cascella" también en Pescara; la PinacotecaCívica “Costantino Barbella” de Chieti.

Museos arqueológicosLos museos arqueológicos representan otro plato fuerte de laoferta museológica abruza; numerosos, presentes en todo elterritorio e increíblemente ricos de restos extraordinarios, sobretodo itálicos y romanos, que provienen de las decenas denecrópolis de la región y de las excavaciones de numerosasciudades romanas. Sin dudas, el Museo Arqueológico Nacional deAbruzo de Chieti es el más reconocido, el mismo custodia elsímbolo del Abruzo: la célebre estatua itálica del Guerrero de

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Capestrano. En Chieti se encuentra también el MuseoArqueológico de la Civitella. En el burgo de Campli puedevisitarse el rico Museo Nacional Arqueológico que exponecentenares de restos de la inmensa necrópolis itálica de lacercana Campovalano. En Crecchio se halla el Museo del AbruzoBizantino y Alto Medieval, en Teramo puede visitarse el granMuseo Cívico Arqueológico y finalmente, en Vasto encontramos elhistórico Palazzo d’Avalos que hospeda el Museo Cívico con unavasta sección arqueológica. La colección “Torlonia di Antichità delFulcino” conservada en el castillo Piccolonimi de Celano y elMuseo de la Prehistoria del Abruzo de Celano.

Museos etnográficosSin duda, el más célebre e interesante es el Museo de los Pueblosde Abruzo, ubicado en el centro histórico de Pescara, en lasgrandes habitaciones del ex Baño Penal Borbónico. Comprendeuna sección arqueológica, pero su fuerte es la riqueza de losmateriales y lo completo de su didáctica, ofreciendo un cuadro

extremadamente eficaz y exhaustivo de la historia socio-económica y cultural de la región, desde sus orígenes hastanuestros días. El Museo de las Tradiciones y Artes Campesinas dePicciano ofrece un interesante recorrido de descubrimiento delos utensilios y los oficios de la civilización campesina del Abruzo.Los museos etnográficos más específicos son el Centro deDocumentación Permanente sobre las Casas de Tierra Cruda deCasalincontrada; el Museo Cívico Difuso de Castel del Monte quecuenta con cinco casas antiguas donde han sido reconstruidosambientes dedicados a la vida del pueblo y al trabajo agro-pastoril; el pequeño pero rico Museo de las Tradiciones Popularesde Fano Adriano; el Museo de la Lana de Scanno; el Museo de lasTradiciones Artesanales de Tossicia.

Museos naturalistasUna naturaleza tan rica y protegida como la abruza y su paisaje,tan variada y sugestiva, es bien contada y explicada a numerososturistas gracias a los tantos museos de carácter naturalista.

Muchos de ellos unidos a parques y reservas naturales, de loscuales tienen a menudo también la función de centros de visita,ofrecen a la audiencia todas las informaciones necesarias paradisfrutar concienzudamente de las maravillas naturales que seestán a punto de conocer. Otros museos, en cambio, seespecializan en temas específicos, y por lo tanto están dedicados aaspectos particulares de la naturaleza abruza. Muy conocidos yrecurridos son, en especial, los sistemas de museos de los tresParques Nacionales abruzos, el Museo Natural "Paolo Barrasso"de Caramanico Terme, el grande Museo Natural Arqueológico"Maurizio Locati" de Lama dei Peligni, el Museo Natural-Antropológico de la Reserva Natural Zompo lo Schioppo deMorino y el Museo Natural “Nicola De Leone” centro de visitadel Oasis de Penne.

Museos temáticosAbruzo ofrece, además, la posibilidad de visitar otros museos queno se enmarcan dentro de los cánones clásicos, resultando por lo

tanto curiosos y sorprendentes. Es el caso de Chieti, con elMuseo de la Historia de las Ciencias Biomédicas, o de L’Aquilacon el Museo de Espeleología “V. Rivera”; Civitella del Tronto conel Museo Histórico de las Armas y de los Mapas de la Fortaleza;Loreto Aprutino con sus dos museos dedicados al aceite de oliva;Ortona, con el Museo Musical de Abruzo y el Museo de la Batalla,que evoca la terrible batalla de la Segunda Guerra Mundial quehizo de esta ciudad “la Stalingrado de Italia”, como dijera Churchill.En Pescina se encuentran el Centro de Estudios “Ignacio Silone” yel Museo Mazzarino, dedicado al cardenal primer ministro deFrancia. Sulmona hospeda un inusual Museo del Arte y laTecnología Confitera y un hermoso Museo de la Imagen.Interesante por la variedad de restos expuestos es el Museo deCiencias Naturales y Humanas de San Giuliano en L'Aquila.

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Capestrano. En Chieti se encuentra también el MuseoArqueológico de la Civitella. En el burgo de Campli puedevisitarse el rico Museo Nacional Arqueológico que exponecentenares de restos de la inmensa necrópolis itálica de lacercana Campovalano. En Crecchio se halla el Museo del AbruzoBizantino y Alto Medieval, en Teramo puede visitarse el granMuseo Cívico Arqueológico y finalmente, en Vasto encontramos elhistórico Palazzo d’Avalos que hospeda el Museo Cívico con unavasta sección arqueológica. La colección “Torlonia di Antichità delFulcino” conservada en el castillo Piccolonimi de Celano y elMuseo de la Prehistoria del Abruzo de Celano.

Museos etnográficosSin duda, el más célebre e interesante es el Museo de los Pueblosde Abruzo, ubicado en el centro histórico de Pescara, en lasgrandes habitaciones del ex Baño Penal Borbónico. Comprendeuna sección arqueológica, pero su fuerte es la riqueza de losmateriales y lo completo de su didáctica, ofreciendo un cuadro

extremadamente eficaz y exhaustivo de la historia socio-económica y cultural de la región, desde sus orígenes hastanuestros días. El Museo de las Tradiciones y Artes Campesinas dePicciano ofrece un interesante recorrido de descubrimiento delos utensilios y los oficios de la civilización campesina del Abruzo.Los museos etnográficos más específicos son el Centro deDocumentación Permanente sobre las Casas de Tierra Cruda deCasalincontrada; el Museo Cívico Difuso de Castel del Monte quecuenta con cinco casas antiguas donde han sido reconstruidosambientes dedicados a la vida del pueblo y al trabajo agro-pastoril; el pequeño pero rico Museo de las Tradiciones Popularesde Fano Adriano; el Museo de la Lana de Scanno; el Museo de lasTradiciones Artesanales de Tossicia.

Museos naturalistasUna naturaleza tan rica y protegida como la abruza y su paisaje,tan variada y sugestiva, es bien contada y explicada a numerososturistas gracias a los tantos museos de carácter naturalista.

Muchos de ellos unidos a parques y reservas naturales, de loscuales tienen a menudo también la función de centros de visita,ofrecen a la audiencia todas las informaciones necesarias paradisfrutar concienzudamente de las maravillas naturales que seestán a punto de conocer. Otros museos, en cambio, seespecializan en temas específicos, y por lo tanto están dedicados aaspectos particulares de la naturaleza abruza. Muy conocidos yrecurridos son, en especial, los sistemas de museos de los tresParques Nacionales abruzos, el Museo Natural "Paolo Barrasso"de Caramanico Terme, el grande Museo Natural Arqueológico"Maurizio Locati" de Lama dei Peligni, el Museo Natural-Antropológico de la Reserva Natural Zompo lo Schioppo deMorino y el Museo Natural “Nicola De Leone” centro de visitadel Oasis de Penne.

Museos temáticosAbruzo ofrece, además, la posibilidad de visitar otros museos queno se enmarcan dentro de los cánones clásicos, resultando por lo

tanto curiosos y sorprendentes. Es el caso de Chieti, con elMuseo de la Historia de las Ciencias Biomédicas, o de L’Aquilacon el Museo de Espeleología “V. Rivera”; Civitella del Tronto conel Museo Histórico de las Armas y de los Mapas de la Fortaleza;Loreto Aprutino con sus dos museos dedicados al aceite de oliva;Ortona, con el Museo Musical de Abruzo y el Museo de la Batalla,que evoca la terrible batalla de la Segunda Guerra Mundial quehizo de esta ciudad “la Stalingrado de Italia”, como dijera Churchill.En Pescina se encuentran el Centro de Estudios “Ignacio Silone” yel Museo Mazzarino, dedicado al cardenal primer ministro deFrancia. Sulmona hospeda un inusual Museo del Arte y laTecnología Confitera y un hermoso Museo de la Imagen.Interesante por la variedad de restos expuestos es el Museo deCiencias Naturales y Humanas de San Giuliano en L'Aquila.

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Las artesaníasartísticas

La capacidad de conservar memorias y tradiciones del pasado,junto a una clara propensión al hacer y al saber hacer, hacen delAbruzo un lugar original e interesante también desde el puntode vista de las artesanías artísticas, una industria robusta yfloreciente en la región, con tradiciones de excelencia también anivel internacional. Es el caso de la mayólica de Castelli, quedurante el Renacimiento, y luego en la época barroca, adornabalos comedores y los salones de representación de las cortesprincipescas de toda Europa, y que hoy pueden apreciarse enlos más importantes museos del mundo, desde el BritishMuseum al Ermitage; o de la orfebrería, donde ya sobresalían losantepasados itálicos, como lo demuestran las espléndidasdecoraciones funerarias de sus necrópolis, y que puso demanifiesto el genio de Nicola di Guardiagrele, quien junto aBenvenuto Cellini fuera el mayor artesano italiano de lametalurgia artística. Los largos siglos de aislamiento protegido,

encerrado entre sus montes, también han transformado elAbruzo en un protagonista silencioso aunque original de undesarrollo expresivo propio en el campo de las artes aplicadas ypopulares, creando formas y modelos decorativos originales,autóctonos, que poco deben a territorios y tradiciones vecinas,sino que a menudo se entrelazan con estilemas artísticos delpropio pasado, recuperando formas y ornamentos ancestralesnunca olvidados. Todavía hoy, la característica distintiva de laartesanía de calidad de la región, que une todas susproducciones, es justamente la de estar teñida de un evidentedespliegue de etnicidad, de originalidad local, aborigen. Siguiendolas características de toda la tradición italiana, todos losmateriales y tecnologías tradicionales se ven representados en elpanorama de las artesanías artísticas y de calidad abruza:cerámica, hierro, madera, piedra, cobre, metales preciosos, cuero,tejidos, hilados.

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Las artesaníasartísticas

La capacidad de conservar memorias y tradiciones del pasado,junto a una clara propensión al hacer y al saber hacer, hacen delAbruzo un lugar original e interesante también desde el puntode vista de las artesanías artísticas, una industria robusta yfloreciente en la región, con tradiciones de excelencia también anivel internacional. Es el caso de la mayólica de Castelli, quedurante el Renacimiento, y luego en la época barroca, adornabalos comedores y los salones de representación de las cortesprincipescas de toda Europa, y que hoy pueden apreciarse enlos más importantes museos del mundo, desde el BritishMuseum al Ermitage; o de la orfebrería, donde ya sobresalían losantepasados itálicos, como lo demuestran las espléndidasdecoraciones funerarias de sus necrópolis, y que puso demanifiesto el genio de Nicola di Guardiagrele, quien junto aBenvenuto Cellini fuera el mayor artesano italiano de lametalurgia artística. Los largos siglos de aislamiento protegido,

encerrado entre sus montes, también han transformado elAbruzo en un protagonista silencioso aunque original de undesarrollo expresivo propio en el campo de las artes aplicadas ypopulares, creando formas y modelos decorativos originales,autóctonos, que poco deben a territorios y tradiciones vecinas,sino que a menudo se entrelazan con estilemas artísticos delpropio pasado, recuperando formas y ornamentos ancestralesnunca olvidados. Todavía hoy, la característica distintiva de laartesanía de calidad de la región, que une todas susproducciones, es justamente la de estar teñida de un evidentedespliegue de etnicidad, de originalidad local, aborigen. Siguiendolas características de toda la tradición italiana, todos losmateriales y tecnologías tradicionales se ven representados en elpanorama de las artesanías artísticas y de calidad abruza:cerámica, hierro, madera, piedra, cobre, metales preciosos, cuero,tejidos, hilados.

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CerámicaEl arte de la cerámica se practica en Abruzo desde su invención,sin embargo es a partir del Renacimiento que un pequeño ypintoresco burgo en las faldas del Gran Sasso, Castello, ha hechofamosa la región, desarrollando una de las más cultas y refinadasproducciones de mayólica en Italia, dando lugar a una serie detipos formales y decorativos específicos de sus hornos y sushacedores (como los Pompeyanos), hoy expuestas en los museosmás importantes del mundo. En Castelli, durante todos estossiglos, la tradición y el arte de la mayólica nunca se vieroninterrumpidos: siguen más vivos que nunca y se transmiten conuna muy variada oferta de formas y decoraciones. Castelli, no hasido el único centro abruzo de producción de cerámica:excelentes trabajos realizados a mano salían de los hornos deAnversa degli Abruzzi, Tagliacozzo, Lanciano, Bussi, Torre de’ Passeri,Atri, L’Aquila, Rapino, Palena. Hoy en día una buena producción seconserva en Rapino, en las faldas de la Majella, dondeencontramos un bello museo y algunos talleres artesanales.

Oro y plataEn el Renacimiento la orfebrería alcanzó sus mayores niveles,con la figura extraordinaria de Nicola da Guardiagrele y con losexcelentes talleres de Sulmona y de L’Aquila. Junto a esta grantradición áulica, el mayor florecimiento se dio en el campo delas joyas y collares populares, produciendo modelos de riquezaextraordinaria, de gran belleza y originalidad, en unacompetencia simbólica entre los talleres de Pescocostanzo,Guardiagrele, Orsogna, Scanno, Sulmona, L’Aquila, Casoli. Entrelas elaboraciones más típicas se destaca la filigrana, utilizada enbroches, aretes, medallones, colgantes; así como también, los

trabajos en láminas repujadas en tondo, para realizar las cuentasde importantes collares, gargantillas y las “manine”: anillos decompromiso típicos de las zonas abruzas internas que a menudose regalan los novios. Entre las joyas más representativas secuentan las orgullosas Sciacquajje, grandes aretes con forma demedia luna, finamente cincelados y enriquecidos con colgantes; laPresentosa, el grande medallón colgante, símbolo del amor,realizado en filigrana y lámina repujada, con corazones enlazados;la Cannatora, elegante collar gargantilla con cuentas hechas enfiligrana o en lámina repujada en tondo. El arte de la orfebreríarepresenta hoy la forma de artesanía artística más pujante ydifundida de la región, con producciones excelentes enPescocostanzo, Scanno, Guardiagrele, Orsogna, Castel di Sangro,L’Aquila, Sulmona, Pescara, Francavilla.

Cobre y hierro forjadoLa elaboración del hierro y del cobre posee una tradición antiguaen Abruzo, testimoniada en toda la región con una homogeneidadregular. En hierro forjado se producen especialmente cabeceras decama, lámparas colgantes, barandas, portones, rejas, enseñas,morillos y otros instrumentos para el hogar, marcos y espejos,candelabros y objetos de decoración. Con el cobre batido seproducen especialmente ollas y sartenes, cucharones y calderas,pero especialmente las clásicas cuencas o ánforas, los grandesrecipientes con manijas, antes usados por las mujeres para tomarel agua en la fuente y transportadas en equilibrio sobre la cabeza.La capital abruza de la artesanía del cobre batido y del hierroforjado es Guardiagrele, ciudadela medieval a los pies de la Majella,sin embargo encontramos producciones de gran calidad tambiénen Pescocostanzo, Lanciano, Ortona, Vasto, Tossicìa, Scanno.

PiedraLa blanca piedra caliza de la Majella es conocida por los tonoscálidos que le regala la pátina del tiempo, y es protagonistaabsoluta de muchas de las más bellas y antiguas arquitecturasabruzas. Hoy, como hace miles de años, los excavadores y lospedreros conservan un importante rol en la economía dealgunos centros a los pies de la “montaña madre” del Abruzo, enparticular en Lettomanoppello, Pretoro, Pennapiedimonte yPacentro. La arenisca de los Montes de la Laga es más tierna yfácil de excavar, lo que ha permitido el desarrollo de unaartesanía que produce chimeneas, jambas e intradoses, ménsulas,capiteles, pisos y empedrados, además de elementos y objetosde decoración.

TejidosLa lana, desde siempre disponible en abundancia en Abruzo, hadado a la tejeduría un rol continuamente importante en laeconomía artesanal de la región. Las tarante, coloradísimasmantas de lana producidas en Taranta Peligna, aún hoy realizadassiguiendo diseños antiguos, son famosas en toda Italia. Entre losproductos más difundidos y conocidos de la artesanía textilabruza encontramos los muy elegantes encajes de bolillo dePescocostanzo y de Scanno, también producidos en L'Aquila,Nucchianico y Canzano.

Instrumentos musicalesAdemás de algunos mecánicos Luthiers activos en la región,entre los instrumentos abruzos tradicionales, sin duda el másconocido es el organillo (llamado con su nombre dialectal ‘ddu‘bbotte, literalmente “dos golpes”, indicando el movimiento

continuo de ida y vuelta que se ejerce sobre el fuelle parahacerlo sonar), pequeño acordeón producido especialmente enTeramo, muy utilizado para alegrar cada fiesta popular de laregión.

MaderaLa riqueza de la materia prima ofrecida por la amplitud de losbosques de la región ha permitido el desarrollo de una densatradición en la elaboración de la madera: maseras, arcones, sillas,mesas, bargueños, y también morteros y tazones, cucharones ycucharas, trinchantes y palos de amasar, además de la famosachitarra usada para cortar los espaguetis de masa hecha en casa,que aún se usa en muchas casas abruzas, a menudo decoradacon dibujos y figuras del pasado remoto y de la tradiciónpastoril. Pretoro y Arischia son dos de los centros donde estearte aún sigue vivo, sin embargo, la artesanía típica de la maderase encuentra en casi todos los burgos abruzos de la montaña.

Marroquinería y cueroTierra de ganaderos desde el alba de la historia, el Abruzo,naturalmente conserva una artesanía importante también eneste sector. En las manos expertas de los maestros, la materiaprima se transforma en bolsos, carteras y cinturones producidosen muchos centros de la región. Es interesante la tradición de latalabartería en la ciudad de L’Aquila, sus talabarteros sonregulares proveedores de la casa real inglesa.

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CerámicaEl arte de la cerámica se practica en Abruzo desde su invención,sin embargo es a partir del Renacimiento que un pequeño ypintoresco burgo en las faldas del Gran Sasso, Castello, ha hechofamosa la región, desarrollando una de las más cultas y refinadasproducciones de mayólica en Italia, dando lugar a una serie detipos formales y decorativos específicos de sus hornos y sushacedores (como los Pompeyanos), hoy expuestas en los museosmás importantes del mundo. En Castelli, durante todos estossiglos, la tradición y el arte de la mayólica nunca se vieroninterrumpidos: siguen más vivos que nunca y se transmiten conuna muy variada oferta de formas y decoraciones. Castelli, no hasido el único centro abruzo de producción de cerámica:excelentes trabajos realizados a mano salían de los hornos deAnversa degli Abruzzi, Tagliacozzo, Lanciano, Bussi, Torre de’ Passeri,Atri, L’Aquila, Rapino, Palena. Hoy en día una buena producción seconserva en Rapino, en las faldas de la Majella, dondeencontramos un bello museo y algunos talleres artesanales.

Oro y plataEn el Renacimiento la orfebrería alcanzó sus mayores niveles,con la figura extraordinaria de Nicola da Guardiagrele y con losexcelentes talleres de Sulmona y de L’Aquila. Junto a esta grantradición áulica, el mayor florecimiento se dio en el campo delas joyas y collares populares, produciendo modelos de riquezaextraordinaria, de gran belleza y originalidad, en unacompetencia simbólica entre los talleres de Pescocostanzo,Guardiagrele, Orsogna, Scanno, Sulmona, L’Aquila, Casoli. Entrelas elaboraciones más típicas se destaca la filigrana, utilizada enbroches, aretes, medallones, colgantes; así como también, los

trabajos en láminas repujadas en tondo, para realizar las cuentasde importantes collares, gargantillas y las “manine”: anillos decompromiso típicos de las zonas abruzas internas que a menudose regalan los novios. Entre las joyas más representativas secuentan las orgullosas Sciacquajje, grandes aretes con forma demedia luna, finamente cincelados y enriquecidos con colgantes; laPresentosa, el grande medallón colgante, símbolo del amor,realizado en filigrana y lámina repujada, con corazones enlazados;la Cannatora, elegante collar gargantilla con cuentas hechas enfiligrana o en lámina repujada en tondo. El arte de la orfebreríarepresenta hoy la forma de artesanía artística más pujante ydifundida de la región, con producciones excelentes enPescocostanzo, Scanno, Guardiagrele, Orsogna, Castel di Sangro,L’Aquila, Sulmona, Pescara, Francavilla.

Cobre y hierro forjadoLa elaboración del hierro y del cobre posee una tradición antiguaen Abruzo, testimoniada en toda la región con una homogeneidadregular. En hierro forjado se producen especialmente cabeceras decama, lámparas colgantes, barandas, portones, rejas, enseñas,morillos y otros instrumentos para el hogar, marcos y espejos,candelabros y objetos de decoración. Con el cobre batido seproducen especialmente ollas y sartenes, cucharones y calderas,pero especialmente las clásicas cuencas o ánforas, los grandesrecipientes con manijas, antes usados por las mujeres para tomarel agua en la fuente y transportadas en equilibrio sobre la cabeza.La capital abruza de la artesanía del cobre batido y del hierroforjado es Guardiagrele, ciudadela medieval a los pies de la Majella,sin embargo encontramos producciones de gran calidad tambiénen Pescocostanzo, Lanciano, Ortona, Vasto, Tossicìa, Scanno.

PiedraLa blanca piedra caliza de la Majella es conocida por los tonoscálidos que le regala la pátina del tiempo, y es protagonistaabsoluta de muchas de las más bellas y antiguas arquitecturasabruzas. Hoy, como hace miles de años, los excavadores y lospedreros conservan un importante rol en la economía dealgunos centros a los pies de la “montaña madre” del Abruzo, enparticular en Lettomanoppello, Pretoro, Pennapiedimonte yPacentro. La arenisca de los Montes de la Laga es más tierna yfácil de excavar, lo que ha permitido el desarrollo de unaartesanía que produce chimeneas, jambas e intradoses, ménsulas,capiteles, pisos y empedrados, además de elementos y objetosde decoración.

TejidosLa lana, desde siempre disponible en abundancia en Abruzo, hadado a la tejeduría un rol continuamente importante en laeconomía artesanal de la región. Las tarante, coloradísimasmantas de lana producidas en Taranta Peligna, aún hoy realizadassiguiendo diseños antiguos, son famosas en toda Italia. Entre losproductos más difundidos y conocidos de la artesanía textilabruza encontramos los muy elegantes encajes de bolillo dePescocostanzo y de Scanno, también producidos en L'Aquila,Nucchianico y Canzano.

Instrumentos musicalesAdemás de algunos mecánicos Luthiers activos en la región,entre los instrumentos abruzos tradicionales, sin duda el másconocido es el organillo (llamado con su nombre dialectal ‘ddu‘bbotte, literalmente “dos golpes”, indicando el movimiento

continuo de ida y vuelta que se ejerce sobre el fuelle parahacerlo sonar), pequeño acordeón producido especialmente enTeramo, muy utilizado para alegrar cada fiesta popular de laregión.

MaderaLa riqueza de la materia prima ofrecida por la amplitud de losbosques de la región ha permitido el desarrollo de una densatradición en la elaboración de la madera: maseras, arcones, sillas,mesas, bargueños, y también morteros y tazones, cucharones ycucharas, trinchantes y palos de amasar, además de la famosachitarra usada para cortar los espaguetis de masa hecha en casa,que aún se usa en muchas casas abruzas, a menudo decoradacon dibujos y figuras del pasado remoto y de la tradiciónpastoril. Pretoro y Arischia son dos de los centros donde estearte aún sigue vivo, sin embargo, la artesanía típica de la maderase encuentra en casi todos los burgos abruzos de la montaña.

Marroquinería y cueroTierra de ganaderos desde el alba de la historia, el Abruzo,naturalmente conserva una artesanía importante también eneste sector. En las manos expertas de los maestros, la materiaprima se transforma en bolsos, carteras y cinturones producidosen muchos centros de la región. Es interesante la tradición de latalabartería en la ciudad de L’Aquila, sus talabarteros sonregulares proveedores de la casa real inglesa.

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El folklore y lastradiciones

En cada estación del año y en cada pueblo y ciudad de Abruzo,durante los 12 meses se suceden tradiciones y fiestas del folkloreque involucran comunidades enteras. Generalmente de muyantiguo origen, en estos rituales conviven desde siempre unadevoción cristiana sincera junto a inmemorables cultos paganos.Para los visitantes, estas celebraciones representan una ocasión dediversión (con las bandas, los juegos populares, los spari, es decir lapirotecnia, que generalmente se suceden hasta muy tarde por lanoche), así como también un momento de intensa fascinación enpos del “descubrimiento” de ritos ancestrales como las farchie deFara Filiorum Petri o los serpari de Cocullo. El ciclo de las tradiciones populares se abre durante la primavera,con las representaciones sacras de la Semana Santa. El domingo dePascua, en Sulmona, se celebra la representación de la “Madonnache scappa”: manifestación sacra con su momento clave durante elmediodía de Pascua, en la amplia y sugestiva plaza Garibaldi,cuando la Virgen “corre” al encuentro del Hijo resucitado. El hilo

LAS FARCHIE DE FARA FILIORUM PETRI

Fara Filiorum Petri, centro histórico de origen longobardoque aún conserva intactos muchos edificios antiguos, debe sufama a la fiesta tradicional de las farchie, que se desarrolladurante la solemnidad de San Antonio Abad, en enero. Loshabitantes de Fara festejan durante la fiesta de San AntonioAbad dando fuego a las farchie, enormes fardas de caña conuna circunferencia de más de un metro y una altura que aveces supera los diez. Las mismas deben su nombre a lapalabra de origen árabe afaca, es decir antorcha. El uso delfuego como elemento simbólico en los ritos relacionados conel culto a San Antonio Abad es común en todo elMediterráneo, pero las farchie de Fara se distinguen por loimponente de las construcciones, por la gran participacióndel pueblo que se precipita para asistir a la manifestación ypor su número, que corresponde al de los doce barrios en losque se divide el pueblo. Esta tradición tiene sus raíces en losrituales agrícolas precristianos, probablemente a partir delculto al fuego sagrado, ritual de purificación y renacimiento,celebrado por las poblaciones rurales del Abruzo antiguo,que más tarde ha encontrado alimento en un sucesohistórico del cual se apropia la tradición popular. Todo sedesarrolló entre el 1798 y el 1799: el ejército francés, llegadoa Italia siguiendo las huellas de la revolución, avanzaba congran paso a lo largo de la península. Hacia el mes dediciembre de 1798 se encuentra en las puertas de Abruzo,más precisamente en el territorio teramano de Civitella delTronto. Las tropas francesas no temen al ejército borbónicoque trata de resistir y, sin demasiada dificultad, avanzan hacia

el sur. El día de la víspera de Navidad de aquel año hacen suingreso en Chieti. El interior de la provincia teatina organizauna resistencia que culminará con la masacre deGuardiagrele, sobre cuyo camino se encuentra Fara FiliorumPreti, y donde los habitantes esperan, atrincherados en lascasas, la invasión del enemigo. La noche del 16 de enero de1799 tiene lugar el milagro: el bosque que rodea el pueblo deFara, entonces feudo de los príncipes Colonna, se prendefuego, las plantas que arden al atardecer asumen el aspectode enormes guerreros. Los franceses, frente a un espectáculode tal magnitud, prefieren capear el pueblo y dirigirse haciaotros centros, mientras que los habitantes de Fara atribuyeneste milagro a la intercesión de San Antonio Abad. Desde esemomento, aquel prodigioso incendio es recreadosimbólicamente por los habitantes de los doce barrios, cada16 de enero, con el incendio de las farchie. Algunos días antesde la fiesta, cada barrio empieza a construir su farchia. Existela tradición por la cual las cañas deban ser robadas, por lotanto, desde los primeros días de enero, los jóvenes delpueblo se procuran la materia prima en los camposcircundantes de Pretoro, Roccamontepiano, Cascanditella,San Martino sulla Marrucina, Bucchianico, mientras otrojóvenes las custodian. Durante las frías noches de enero lagente se reúne para construir los gigantes. En las primerashoras de la tarde del 16 de ese mes, los barrios comienzan atransportar las farchie delante de la pequeña iglesia dedicadaa San Antonio. En el pasado eran transportadas en carros,hoy en día se usan tractores, sin embargo, la atmósfera defiesta no ha cambiado, y compromete tanto a grandes comoa niños. Numerosos organistas que cantan las oraciones deSan Antonio acompañan las fases de preparación de la fiesta.Con la ayuda de cuerdas, delante de la iglesia, se alzan lasfarchie a las que se prende fuego, mientras explotan lospequeños triquitraques colocados en su interior. Cuando caela noche, las torres de caña encendidas ofrecen unespectáculo inolvidable. La velada transcurre entre cantos,bailes y momentos de gran alegría, durante la misma sesaborean vino y bizcochos. Cuando el fuego ha consumidocasi todas las cañas, la fiesta continua en cada barrio, dondelos habitantes se reúnen alrededor de los restos de la propiafarchia y recogen los tizones apagados que conservan comoreliquias.

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El folklore y lastradiciones

En cada estación del año y en cada pueblo y ciudad de Abruzo,durante los 12 meses se suceden tradiciones y fiestas del folkloreque involucran comunidades enteras. Generalmente de muyantiguo origen, en estos rituales conviven desde siempre unadevoción cristiana sincera junto a inmemorables cultos paganos.Para los visitantes, estas celebraciones representan una ocasión dediversión (con las bandas, los juegos populares, los spari, es decir lapirotecnia, que generalmente se suceden hasta muy tarde por lanoche), así como también un momento de intensa fascinación enpos del “descubrimiento” de ritos ancestrales como las farchie deFara Filiorum Petri o los serpari de Cocullo. El ciclo de las tradiciones populares se abre durante la primavera,con las representaciones sacras de la Semana Santa. El domingo dePascua, en Sulmona, se celebra la representación de la “Madonnache scappa”: manifestación sacra con su momento clave durante elmediodía de Pascua, en la amplia y sugestiva plaza Garibaldi,cuando la Virgen “corre” al encuentro del Hijo resucitado. El hilo

LAS FARCHIE DE FARA FILIORUM PETRI

Fara Filiorum Petri, centro histórico de origen longobardoque aún conserva intactos muchos edificios antiguos, debe sufama a la fiesta tradicional de las farchie, que se desarrolladurante la solemnidad de San Antonio Abad, en enero. Loshabitantes de Fara festejan durante la fiesta de San AntonioAbad dando fuego a las farchie, enormes fardas de caña conuna circunferencia de más de un metro y una altura que aveces supera los diez. Las mismas deben su nombre a lapalabra de origen árabe afaca, es decir antorcha. El uso delfuego como elemento simbólico en los ritos relacionados conel culto a San Antonio Abad es común en todo elMediterráneo, pero las farchie de Fara se distinguen por loimponente de las construcciones, por la gran participacióndel pueblo que se precipita para asistir a la manifestación ypor su número, que corresponde al de los doce barrios en losque se divide el pueblo. Esta tradición tiene sus raíces en losrituales agrícolas precristianos, probablemente a partir delculto al fuego sagrado, ritual de purificación y renacimiento,celebrado por las poblaciones rurales del Abruzo antiguo,que más tarde ha encontrado alimento en un sucesohistórico del cual se apropia la tradición popular. Todo sedesarrolló entre el 1798 y el 1799: el ejército francés, llegadoa Italia siguiendo las huellas de la revolución, avanzaba congran paso a lo largo de la península. Hacia el mes dediciembre de 1798 se encuentra en las puertas de Abruzo,más precisamente en el territorio teramano de Civitella delTronto. Las tropas francesas no temen al ejército borbónicoque trata de resistir y, sin demasiada dificultad, avanzan hacia

el sur. El día de la víspera de Navidad de aquel año hacen suingreso en Chieti. El interior de la provincia teatina organizauna resistencia que culminará con la masacre deGuardiagrele, sobre cuyo camino se encuentra Fara FiliorumPreti, y donde los habitantes esperan, atrincherados en lascasas, la invasión del enemigo. La noche del 16 de enero de1799 tiene lugar el milagro: el bosque que rodea el pueblo deFara, entonces feudo de los príncipes Colonna, se prendefuego, las plantas que arden al atardecer asumen el aspectode enormes guerreros. Los franceses, frente a un espectáculode tal magnitud, prefieren capear el pueblo y dirigirse haciaotros centros, mientras que los habitantes de Fara atribuyeneste milagro a la intercesión de San Antonio Abad. Desde esemomento, aquel prodigioso incendio es recreadosimbólicamente por los habitantes de los doce barrios, cada16 de enero, con el incendio de las farchie. Algunos días antesde la fiesta, cada barrio empieza a construir su farchia. Existela tradición por la cual las cañas deban ser robadas, por lotanto, desde los primeros días de enero, los jóvenes delpueblo se procuran la materia prima en los camposcircundantes de Pretoro, Roccamontepiano, Cascanditella,San Martino sulla Marrucina, Bucchianico, mientras otrojóvenes las custodian. Durante las frías noches de enero lagente se reúne para construir los gigantes. En las primerashoras de la tarde del 16 de ese mes, los barrios comienzan atransportar las farchie delante de la pequeña iglesia dedicadaa San Antonio. En el pasado eran transportadas en carros,hoy en día se usan tractores, sin embargo, la atmósfera defiesta no ha cambiado, y compromete tanto a grandes comoa niños. Numerosos organistas que cantan las oraciones deSan Antonio acompañan las fases de preparación de la fiesta.Con la ayuda de cuerdas, delante de la iglesia, se alzan lasfarchie a las que se prende fuego, mientras explotan lospequeños triquitraques colocados en su interior. Cuando caela noche, las torres de caña encendidas ofrecen unespectáculo inolvidable. La velada transcurre entre cantos,bailes y momentos de gran alegría, durante la misma sesaborean vino y bizcochos. Cuando el fuego ha consumidocasi todas las cañas, la fiesta continua en cada barrio, dondelos habitantes se reúnen alrededor de los restos de la propiafarchia y recogen los tizones apagados que conservan comoreliquias.

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que une el folklore y las tradiciones populares abruzas a la historiay la cultura de su gente es todavía más evidente en lasrepresentaciones que se suceden durante el mes de mayo, enespecial aquellas relacionadas con el culto de S. Domingo, quetienen lugar en Villalago, Pretoro, Palombaro, Villamagna, Lama deiPeligni, Pizzoferrato. Sin embargo, es en Cocullo que se celebra, elprimer jueves del mes, la más espectacular, filmada por todas lastelevisiones del mundo, durante la cual la estatua del santo esllevada en procesión literalmente cubierta de serpientes. Siempreen mayo, el lunes de Pentecostés, en Loreto Apruntino se celebradesde hace siglos el ritual de origen pagana de la genuflexión delbuey, que desde el 700 ha sido asociado con la fiesta de S. Zopito,patrón del pueblo. El verano presenta fiestas patronales, fiestaspopulares gastronómicas, sugestivas procesiones sobre el mar (quetienen lugar en casi todos los centros costeros). La manifestaciónestival más importante es la que tiene lugar el 28 y 29 de agostoen L’Aquila: La Perdonanza Celestiniana, a la cual participanperegrinos provenientes de todas partes del mundo. Las

manifestaciones invernales tienen al fuego por comúndenominador, con su valor mágico y propiciatorio. Se enciendengrandes fuegos durante todo el solsticio de invierno, para darcalor a la “madre tierra” y para iluminar las largas y heladasnoches de los pueblos abruzos. El efecto es mágico, dado que laatmósfera que se crea proyecta, a quien se encuentre viviendoesta experiencia, dentro de una dimensión de sueño en la queel tiempo se detiene. Así ocurre en Scanno, en donde el oncede noviembre, fiesta de S. Martín, se encienden las Glorie; enPescasseroli, la noche de Navidad, cuando en la plaza frente a laiglesia se enciende la Tomba; en Alfedenta y Ateleta, donde el 17de enero, fiesta de San Antonio Abad, se encienden enormeshogueras en las plazas; o en Fara Filiorum Petri, donde el 16 deenero y siempre en honor a S. Antonio Abad, protector delhogar y de los animales, se encienden las Farchie, enormesantorchas de caña.

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que une el folklore y las tradiciones populares abruzas a la historiay la cultura de su gente es todavía más evidente en lasrepresentaciones que se suceden durante el mes de mayo, enespecial aquellas relacionadas con el culto de S. Domingo, quetienen lugar en Villalago, Pretoro, Palombaro, Villamagna, Lama deiPeligni, Pizzoferrato. Sin embargo, es en Cocullo que se celebra, elprimer jueves del mes, la más espectacular, filmada por todas lastelevisiones del mundo, durante la cual la estatua del santo esllevada en procesión literalmente cubierta de serpientes. Siempreen mayo, el lunes de Pentecostés, en Loreto Apruntino se celebradesde hace siglos el ritual de origen pagana de la genuflexión delbuey, que desde el 700 ha sido asociado con la fiesta de S. Zopito,patrón del pueblo. El verano presenta fiestas patronales, fiestaspopulares gastronómicas, sugestivas procesiones sobre el mar (quetienen lugar en casi todos los centros costeros). La manifestaciónestival más importante es la que tiene lugar el 28 y 29 de agostoen L’Aquila: La Perdonanza Celestiniana, a la cual participanperegrinos provenientes de todas partes del mundo. Las

manifestaciones invernales tienen al fuego por comúndenominador, con su valor mágico y propiciatorio. Se enciendengrandes fuegos durante todo el solsticio de invierno, para darcalor a la “madre tierra” y para iluminar las largas y heladasnoches de los pueblos abruzos. El efecto es mágico, dado que laatmósfera que se crea proyecta, a quien se encuentre viviendoesta experiencia, dentro de una dimensión de sueño en la queel tiempo se detiene. Así ocurre en Scanno, en donde el oncede noviembre, fiesta de S. Martín, se encienden las Glorie; enPescasseroli, la noche de Navidad, cuando en la plaza frente a laiglesia se enciende la Tomba; en Alfedenta y Ateleta, donde el 17de enero, fiesta de San Antonio Abad, se encienden enormeshogueras en las plazas; o en Fara Filiorum Petri, donde el 16 deenero y siempre en honor a S. Antonio Abad, protector delhogar y de los animales, se encienden las Farchie, enormesantorchas de caña.

ERMITAS DE ABRUZO

BURGOS DE ABRUZO

Castel del Monte

Città Sant’Angelo

Civitelladel Tronto

Guardiagrele

Anversadegli Abruzzi

Navelli

Pacentro

Pescocostanzo

Pietracamela

Rocca San Giovanni

S. Stefanodi Sessanio

Scanno

Tagliacozzo

San Bartolomeo in Legio

Santo Spirito a Maiella

Bugnara

Introdacqua

Pettoranosul Gizio

Castelli

Villalago

Santo Onofrio al Morrone

Sant’Onofrio (Serramonacesca)

San Giovanni

Santo Onofrio all’Orfento

Grotta Sant’Angelo

Palombaro

Sant’Angelo di Ripe

Santa Maria a PagliataSanta Colomba

Sorgente di S. Franco

Bominaco

San Michele

San Domenico

San Venanzio

LisciaSant’Angelo

Realización editorial y textos: CARSA SA. © Abruzo Promoción del Turismo, 2007. Todos los derechos reservados.Fotografías: archivo Carsa Ediciones y archivo APTR Abruzo. (A. Angelozzi, M. Anselmi, S. Ardito, V. Battista, C. Carella, G. Cocco, M. Congeduti, S. D’Ambrosio, L. D’Angelo,L. Del Monaco, M. Di Martino, G. Di Paolo, F. Fontemaggi, A. Gandolfi, V. Giannella, P. Jammarrone, G. Lattanzi, J. Martinet, E. Micati, M. Minoliti, R. Monasterio, R. Naar, Mr. Pellegrini,Ms. Pellegrini, P. Raschiatore, S. Servili, G. Tavano, M. Vitale); archivo Parco Sirente-Velino.

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