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Talento, discreción y creatividad

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Ejea de los Caballeros. Del 28 de mayo al 17 de Julio de 2016Sala de Exposiciones de la Casa Parroquial

Motivos coyunturales impidieron que la ya clásica exposición que cada año organizamos, en coincidencia con la Festividad del Voto y con el objetivo de poner en valor a los artistas locales, se aplazara a otras fechas. En los últimos días de diciembre se conmemoraba el Centenario del Ferrocarril de Sádaba-Gallur y la efeméride justificó el cambio. Pero aquí estamos, retrasados que no retractados, presen-tando la exposición titulada “CONCHA ASÍN Y JUAN FONTECHA: Talento, discreción y creatividad”.

Los protagonistas, como el propio título indica, son Concha Asín y Juan Fontecha. Dos ejeanos -aunque Fontecha es extremeño de naci-miento, lleva asentado desde 1963 en Ejea- que vuelven a llenarnos de orgullo con una actividad artística llena de calidad y de sugeren-cias.

A Juan Fontecha lo conocemos fundamentalmente como escultor. Muchas de sus obras de gran formato ocupan diferentes espacios urbanos. Déjense sorprender por ellas cuando las encuentren paseando en el Parque, por el entorno de la Plaza de Toros o por la Ciu-dad del Agua y sepan que detrás de ellas está un artista al que vamos a poder conocer más a fondo con esta exposición en la que se muestran obras de pequeño formato pero alumbradas por el mismo espíritu creador de quien convierte la condición inerte de la piedra en cualidad formal y artística.

Concha Asín es una gran creadora y una gran creativa. Bien podríamos decir de ella que tiene un perfil artístico renacentista. Su rango de habilidades y conocimientos es tan amplio que la podemos ver haciendo escultura, modelado, joyería, mobiliario, diseño, dibujo, instala-ciones… Conoce las técnicas, los materiales, investiga, experimenta, recicla y todo ello, unido a sus grandes capacidades de ideación, le permiten transitar por campos muy diversos que podremos contemplar en la exposición que nos ocupa. Es, además, una gran maestra de las artes aplicadas. En la Hoya de Huesca trabaja con las gentes de la comarca y desarrolla con sus alumnos interesantes proyectos colectivos -vinculados al paisaje, a los valores, a la realidad- , de los que podremos ver en la exposición algunos ejemplos porque cons-tituyen sugerentes lecciones de arte y de pensamiento.

El título de la exposición une a los nombres propios de los artistas tres cualidades que comúnmente los identifican. Su talento y su creati-vidad quedan bien evidenciados en sus obras y podremos comprobarlo en una exposición que va a resultar muy especial y poco conven-cional. Pero hemos añadido también la cualidad de la discreción, que bien podría llamarse también humildad, sencillez. Juan Fontecha y Concha Asín son efectivamente así, talentosos, discretos, creativos. Y grandes.

Disfruten de esta nueva propuesta cultural que el Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros pone en marcha, no sólo para su deleite sino para que ese repetido término de la “ejeanidad” siga incorporando a su concepto nombres propios como los que dan vida a esta expo-sición.

Teresa Ladrero Parral. Alcaldesa de Ejea de los Caballeros.

Enseñar arte es mucho más que ser artista.

Durante muchos años, con su furgoneta y su mochila a cuestas, Concha ha compartido su creatividad y su ingenio con las personas de la Hoya de Huesca que se han acercado a sus cursos.

La tierra y los elementos naturales, propios de cada territorio, han estado siempre presentes en sus propuestas creativas, desde el respeto absoluto por lo que fue y lo que deseamos que siga siendo.

Concha ha sabido convertir lo viejo, visto como inútil en muchos casos, en útil y bonito, consciente de que la transformación de los objetos propicia también la transformación de las personas.

En las tardes rurales se entremezclan necesidades de compañía, de alegría, de protagonismo, de sentirnos únicos e importantes y, sobre todo, de sentirnos parte de una comunidad, que nos protege y nos necesita.

Concha es consciente de todo eso y, otorgándole al arte el poder que se merece, sabe acompañar con paciencia y dedicación cada uno de los procesos creativos de sus alumn@s para que estos cursos no solo den significado a los objetos creados o reutilizados, también den sentido y vida a sus creadoras y sus localidades.

Angelita CaveroTécnico de Cultura de la Hoya de Huesca

Cuando nacemos nuestros padres con gran amor y en oca-siones, con acierto, deciden el nombre que vamos a llevar. Nunca un nombre estaría mejor definido como el de Con-cepción. Entre sus diversas acepciones, me gustaría desta-car una: “formación en la mente de una idea, una opinión o un proyecto”.

Concha es creadora de ideas y proyectos. En su larga tra-yectoria profesional podemos observar su polifacetismo; desde la escultura, la pintura, la joyería, la reutilización de materiales de desecho como elementos artísticos hasta su trabajo como maestra de artes aplicadas.

Su labor como docente tiene la finalidad de producir objetos útiles, funcionales y decorativos que aporten al mismo tiem-po elementos estéticos. En esta tarea se muestra generosa, fe de ello pueden dar nuestros pueblos, sus alumnos y sus amigos.

Me siento privilegiada en formar parte de ese grupo de ami-gos. Muchos han sido los cafés compartidos en torno a un proyecto particular o para nuestro pueblo. Muchas gracias amiga por hacer tantos sueños realidad.

Elena Laiglesia Casanova

En la interesante obra de Concha Asín, podemos ver una simbiosis perfecta entre lo que es artesanía y lo que es arte. La diversidad de materiales utilizados y las numerosas pie-zas que esta ejeana realiza, nos demuestra una creatividad y una inquietud artística que la define perfectamente como una creadora de texturas, perfiles y volúmenes.

Pinturas, barnices y resinas se adhieren a papel, madera y metal creando figuras y cuadros que llegan de una forma rotunda y sincera al espectador.

Concha se atreve también con el diseño de joyas: collares, sortijas, pendientes salen de sus manos demostrando, una vez más, el resultado de un trabajo bien hecho.

Es, en esencia, una muestra que merece ser vista, vivida y admirada.

Julio Luzán

Es difícil escribir de uno mismo, de lo bueno y lo malo de tu propia obra.

Cuando tengo un puntero, un lápiz o un pincel en mis manos, algo nace en ese instante.

No pretendo sorprender a nadie, pienso en mí mismo, para que mi espíritu se alimente de mi obra.

Me obligo a trabajar, a mirar al futuro. Solo que-da la derrota del vacío del tiempo perdido. En la juventud creo que perdí el tiempo que hoy me hace falta.

Me crié entre ovejas merinas,

y mastines de roncos ladridos,

vigilantes en las noches

y dormilones en los días.

Mi andadura por tierras extremeñas, la Campiña del Sur, se tragó mi niñez.

En la sombra de una encina,

dejé mi infancia enterrada,

el agua de los arroyos,

a la inocencia arrastraba.

Creo en el destino y es difícil huir de él. Mi afición al dibujo viene de muy lejos, cuántos dejé en las arenas y casetas pintadas con cal.

Hoy con la abundancia de materiales y la liber-tad es como si todo hubiera llegado a su fin, pero el arte se lleva en la sangre y tiene muchos

caminos. Mis peores enemigos son los listillos e ignorantes pero ninguno de ellos puede herir mi alma.

Tengo un corazón pétreo,

que los puede hacer callar,

lo fabriqué de granito,

teñido de eternidad.

Mis amigos Fernando Sanz Posa y Don Antonio Fernández Molina, se alegrarían de leer estas lí-neas.

Tampoco quiero olvidar a Sergio González, Pepe Carballo y a Moisés Veite. Más que amigos, her-manos.

Como buenos galleguistas quiero hacerles este homenaje en su lengua materna.

Eu recordo una brisiña,

de néboas lexanas.

Moítas pegadas miñas,

hoxe en terras amadas,

vestixio para séculos,

Meu peito,

unha caixa que gardo

o tesouro das amistades.

Juan Fontecha

He tenido la oportunidad de acercarme a Juan Fontecha con motivo de esta exposición. Mi esposa me invitó a visitar el taller de Juan y me pidió colaboración para seleccionar piezas y para dar soluciones expositivas a sus trabajos en la sala que compartiría con Concha Asín.

Pasamos una tarde en su taller y en su casa. Hablaba mucho, lo que me sor-prendió porque tenía de él una imagen preconcebida de hombre tímido y silen-cioso. Sin embargo, Juan Fontecha, ante sus obras -acabadas o en proceso- se torna comunicativo y entusiasta.

Se habló de escribir unos pequeños textos para el catálogo de la exposición. Juan dijo que él escribiría uno sobre sí mismo y me invitó a que yo lo hiciera también. Me cuesta decir no y aquí me tienen, en una tarea que no es mi fuerte, hablando de este hombre y de este artista sugerente y un punto misterioso.

Fontecha es un autodidacta puro. Como los aprendices antiguos, sus orígenes es-tán en la cantera, en los talleres al aire, donde aprendió a conocer los materiales, sus propiedades, la dureza de las piedras, las herramientas manuales y mecánicas. Un aprendiz puede quedarse en la técnica, puede quedarse en un buen cantero, puede ser un excelente profesional; sin embargo, Juan Fontecha había nacido con el don que tienen los artistas, con la cualidad y la virtud de la creación.

Qué lástima que este hombre-artista no tuviera la oportunidad de ir más allá, de estudiar artes, de comunicarse con los círculos creativos, con galeristas, con profesionales del arte. Podría haber ocupado un lugar relevante en el mundo de la escultura, estoy casi seguro. Hubo momentos en que otro artista y crítico, Antonio Fernández Molina, lo puso en el camino de la proyección artística y su amigo, Fernando Sanz Posa, lo admiró y lo apoyó incondicionalmente. Pero el mundo del Arte –como el de la vida- es difícil y sinuoso. No siempre triunfan los mejores ni salen a la luz los virtuosos. La oportunidad y la fortuna no están a ve-ces donde deberían estar y dejan que el talento sobreviva en espacios discretos y silenciosos.

Porque sí, discreto y silencioso es el trabajo que Juan Fontecha despliega, día a día, incansable y metódico. No se despista, ama lo que hace, lo necesita para vivir. Esculpir es una disciplina cotidiana para este hombre tímido y reservado, el alimento imprescindible de quien necesita pocas cosas materiales pero para quien la creación es una inquietud, como el pan nuestro de cada día.

Su obra como escultor está inspirada en la misma naturaleza, en la observación de las piedras, de esos fragmentos esparcidos en las cercanías de las canteras o simplemente encontradas al azar en un paseo. Las propias piedras -su color, su textura, sus vetas- le sugieren formas, como si vivieran latentes dentro de ellas, formas atractivas y sugerentes que materializan las consignas de su ima-ginación.

A la exposición vienen piezas de pequeño formato. Nuestros recursos no nos permiten otro planteamiento pero yo invito a quienes aún no hubieran recabado en ello, a que paseen por el Parque Central, por el entorno de la Ciudad del Agua y Aquagraria, que se acerquen hasta la Plaza de Toros o visiten algún esta-blecimiento hostelero de nuestra localidad, para encontrarse con piezas de gran formato esculpidas por Juan Fontecha. De su observación obtendrán multitud de sugerencias porque esas piedras, animadas por la mano del artista a una forma y a un significado, forman parte de nuestro paisaje urbano y de nuestra identidad.

Entre la selección de piezas elegidas para la exposición, las hay de granito, de arenisca, de madera… y, en su conjunto, nos permitirán volver a admirar a este Juan Fontecha que vive y trabaja tan discretamente, metido a fondo en su oficio, sin otras distracciones que su disciplina.

En estos días de contacto con Juan, a buen seguro que no lo he conocido a fondo, pero sí he apreciado a un hombre con una gran vida interior, nutrida de sencillez y quizá de demasiada soledad. Me gustaría que la experiencia de esta exposición lo acercara un poco más a la gente, al contacto con sus conciuda-danos, a la comunicación de sus sentimientos. Sé que él también escribe, para sí mismo probablemente. Pero creo que a veces debemos salir de nosotros mismos y encontrarnos con los demás. Nutrirnos de compañía, de buena com-pañía, de esa compañía inspiradora y generadora de felicidad. Y si acaso, volver a nuestras soledades, a esas soledades que ayudan al artista a crear.

Estoy convencido de que esta exposición beneficiará a Juan Fontecha en un doble sentido: en el artístico y en el personal. Para mi ha sido un placer cono-cerlo y colaborar en el montaje de sus obras. Mucha suerte, Juan.

Ángel Marcos Martínez.