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  • D E D I C A T O R I A

    Queremos dedicar esta obra a todos aquellos que, tanto en el pasado como en el presente, han consagrado lo

    mejor de su tiempo, de sus arduas labores y de sus esfuerzos y sacrificios personales a hacer de estos vol-

    menes una magnfica edicin.

    Es nuestro deseo ms ardiente el que esta obra sirva

    a todo el pblico de habla hispana, en todo el mundo,

    para familiarizarse ms con los santos, de modo que los

    heroicos ejemplos de su santidad, humildad, paciencia y dems virtudes, inspiren a todos en la bsqueda de una

    nueva esperanza y fortaleza para alcanzar una vida mejor y ms perfecta.

    JOHN W. CLUTE

    VIDAS DE LOS SANTOS DE BUTLER

    EDICIN COMPLETA EN CUATRO VOLMENES

    Traducida y adaptada al espaol por

    WIFREDO GUINEA, S. J. de la Segunda Edicin Inglesa revisada por

    HERBERT THURSTON, S. I. y

    DONALD ATTWATER

    VOLUMEN I

    ENERO FEBRERO MARZO ndice General en el Tomo IV

  • V I D A S D E L O S S A N T O S

    PUBLICADA POR

    C. I. - JOHN W. CLUTE, S. A.

    MXICO, D. F.

    TTULO EN INGLS: BUTLER'S LIVES OF THE SAINTS.

    EDITED, REVISED AND SPPLEMENTED BY HERBERT THURSTON, S.J. AND DONALD ATTWATER.

    PUBLISHED IN 1954 BY BURNS & OATES, LTD.

    LONDON, ENGLAND.

    PRIMERA EDICIN EN ESPAOL ENERO DE 1965

    10,000 EJEMPLARES.

    AUTOR: ALBAN BUTLER (DIFUNTO) TRADUCTOR: WIFREDO GUINEA, S J .

    OROZCO Y BERRA 180

    MXICO 4, D. F ^

    DERECHOS RESERVADOS A FAVOR DE

    COLLIER'S INTERNATIONAL - JOHN W. CLUTE, S. A.

    ABRAHAM GONZLEZ 3. MXICO 1, D. F.

    Nihil obstat: Armando Salcedo, S.J., Cens. Eccles.

    Imprim potest: Raphael Gmez Prez, S.J., Praep. Prov. Mexic. Merid. Mexici, 5 lun. an. I). 1964. Imprimatur: t Miguel Daro Miranda, Arz. Primado. Mxico, D. ., 29 de junio, 1964.

    PREFACIO DEL CARDENAL GARIBI RIVERA A LA EDICIN EN CASTELLANO DE "VIDAS DE LOS SANTOS"

    Una de las caractersticas ms marcadas del hombre actual es la ten-dencia a la exactitud. No nos conformamos ahora ni con los cculos apro-ximados en las ciencias fsico-qumicas, ni con las informaciones imprecisas en el campo de las comunicaciones humanas, ni con las verdades a medias en ninguno de los mbitos del saber humano.

    Y si en algn terreno esta tendencia se hace ms exigente, se es sin duda el de la historia.

    Las vidas de los santos no pueden ni deben quedar al margen de esta exigencia. Ms que ningn otro personaje histrico necesitan los santos ser iluminados por la luz de la verdad, pues no solamente van a ser enjui-ciados por los hombres actuales, sino que van a motivar y a delinear con su ejemplo la conducta futura de muchos de estos hombres.

    La obra de Alban Butler, revisada y complementada por el Padre Herbert Thurston, S.J., y Donald Attwater, traducida al castellano y adap-tada para Espaa y Amrica Latina por el Padre Wifredo Guinea, S.J-, nos parece satisfacer la justa demanda de exactitud histrica que exige nuestro tiempo.

    En cada una de las vidas que aparecen en sus cuatro volmenes se h a definido claramente lo que es historia en su sentido estricto y lo que es la leyenda; lo que consta en documentos dignos de crdito y lo que ha sido aadido o exagerado por una piedad ingenua que no pretenda hacer histo-ria, sino narraciones piadosas, de acuerdo con su poca.

  • Creemos que la edicin en castellano de esta obra ser de particular inters y utilidad para el pblico hispano y latinoamericano en el que ha habido exageraciones en las vidas de santos que, inconscientemente, trans-portamos al terreno de la Fe.

    Esperamos que cada uno de los que las lean, obtengan de su lectura una imagen mucho ms real y, por lo tanto, mucho ms atractiva de los santos, frutos selectos de la Iglesia.

    / - ^/kt-2- &**-**< )Lct~*~J

    Jos Cardenal Garibi Rivera.

    Guadalajara, Jal., fiesta de San Pascual Bailn, 17 de mayo, 1964.

    Arzobispo de Guadalajara.

    PREFACIO DEL CARDENAL SPELLMAN

    Por dos siglos, las "Vidas de los Santos" de Butler se han considerado como autorizada norma de los principales santos ms conocidos por los catlicos de habla inglesa. Esta ltima edicin, completamente revisada por el competente erudito, Sr. Donald Attwater, se ha hecho en vista de la creciente demanda de datos precisos sobre los elegidos propuestos a nuestra veneracin y emulacin.

    Encontraremos aqu una maravillosa constelacin de victorias de hom-bres, mujeres y nios, que se enfrentaron a dificultades y peligros y que, con su triunfo, hacen patente el cumplimiento del fin que Dios tuvo al crearnos. Despus de soportar heroicamente las pruebas y tormentos de este mundo, para la mayor honra y gloria de Dios, viene la recompensa de la eterna felicidad con El en el cielo.

    Hallaremos impresa aqu la odisea de hombres y mujeres que, autn-ticamente consagrados a buscar primero y ante todo, de manera incansable y triunfal, la voluntad santa de Dios, consiguieron la meta sublime, defi-nida inspiradamente por San Pablo como destino de toda la humanidad: "Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificacin".

    bosquejadas en diferentes medios de vida, encontramos aqu variadas vietas de hroes y heronas, que manifestaron su amor a Dios de modos lin diversos, que nos ofrecen amplias esperanzas y ayudas para la santidad.

    Estas pginas son testigos elocuentes de que la santidad se alcanza no precisamente mediante lo extraordinario, sino mediante lo ordinario, extra-ordinariamente realizado. El amor a Cristo es lo que definitivamente nos impulsa hacia nuestra meta final: la visin beatfica de Dios.

    Estos inspiradores relatos demuestran, adems, que la santidad la ms elevada y noble de todas las vocaciones no es privilegio raro de unos llantos, sino el destino de todos. Esta galera de santos ilustres confirma

  • el carcter democrtico del Reino de Dios, pues la santidad no es monopo-lio de razas ni profesiones. Estos volmenes demuestran hasta la evidencia que la santidad es una vocacin para todos y dondequiera.

    Espero firmemente que la diaria meditacin de las vidas de estos santos nos acerque ms el cielo y nos acerque ms al cielo.

    Arzobispo de Nueva York

    Fiesta de Todos los Santos 1955.

    c

    PREMBULO A LA SEGUNDA EDICIN INGLESA

    Hace ya ms de un cuarto de siglo que se le pidi al P . Herbert Thurston S.J. que revisara y actualizara las Vidas de los Santos de Butler. El primer volu-men, Enero, se public en 1926. A partir del segundo volumen, Febrero, (1930), el P. Thurston pidi ayuda a la Srita. Norah Leeson para la revisin, nueva redac-cin o resumen, de muchas biografas que aparecan en las Vidas de Butler. La Srita. Leeson colabor con el P. Thurston hasta el fin del volumen de Junio . . . A partir del volumen de Julio (1932), el presente editor (est hablando Donald Attwater), se encarg de hacer la preparacin de casi todo el texto y de las adi-ciones que se hicieron hasta el ltimo volumen (1938). El P. Thurston mismo escribi todas las notas bibliogrficas y otras notas al fin de cada "vida4 '. Los prin-cipios generales que se tomaron como norma para hacer el trabajo, los expresa el mismo P. Thurston en la introduccin que aparece despus de este prefacio.

    La nueva edicin (inglesa) en cuatro volmenes, abrevia la edicin 1926-38 (se intent reducirla en una dcima parte) . Por ejemplo, se han omitido por completo las exhortaciones piadosas que Butler pona al fin de cada da. Debemos reconocer que estas exhortaciones tenan la solidez escriturstica porpia de Butler, pero no podemos menos de reconocer que a menudo eran montonas y repetan las mismas ideas. El P. Thurston hace notar que "el propsito que tena Butler al escribir, era el provecho espiritual de sus lectores", no tememos afirmar que en nuestros das se alcanza mejor el mismo fin, haciendo que las vidas hablen por s mismas, ms bien que si aadimos exhortaciones directas y "moralizan-tes". Creemos que conduce ms eficazmente a la devocin una idea clara de la vida real de un santo, tal como nosotros y Butler intentamos darla, que una idea falsa o dudosa. Como el abad Fernand Cabrol escriba: "El conocimiento exacto de los hechos es la mejor ayuda a la verdadera piedad". Para hacer unas Vidas de los Santos perfectamente adaptadas a nuestro tiempo, tal como Butler lo hizo en el suyo, se necesitara empezar el trabajo desde el principio y esperar que viniera un Alban Butler o un Herbert Thurston. Hemos omitido en algunos meses las notas sobre santos poco conocidos o de veneracin incierta. El mismo P. Thurston expres esta idea en el prefacio al volumen de Diciembre.

    Por otro lado, hemos dado ms espacio a las nuevas beatificaciones y cano-nizaciones que han venido en los ltimos quince aos, as como a los antiguos santos que se haban omitido en la primera edicin. La obra original de Butler tena 1486 biografas; la presente contiene 2565 aproximadamente.

    Los cortes que se han hecho en el texto de la edicin 1926-38 varan desde una palabra hasta una pgina o ms. La falta de espacio nos ha forzado a volver a escribir pasajes enteros y aun una "vida" completa.*

    * Al hacer esto siempre he tenido presente el consejo de Alban Butler en su Discurso Introductorio. "Pocas veces hay que fiarse de los autores que pulen el estilo, o abrevian las historias de otros".

  • Ha sido una gran satisfaccin haber tenido la oportunidad de revisar la parte de Julio a Diciembre, que yo saba que no era satisfactoria y de haber logrado ajustara a los comentarios del P. Thurston y al texto de Enero a Junio, que fue escrita por l, o bajo una vigilancia suya ms directa de la que tuvieron mis propias colaboraciones. Las notas bibliogrficas y crticas se han dejado tal como el P . Thurston las escribi, exceptuando algunas modificaciones verba-les y abreviaciones, aunque hemos tratado de poner la bibliografa a la fecha (Mayo 1954). No ha sido posible revisar todas las publicaciones peridicas que han aparecido en varias lenguas desde el ao 1925, pero s se ha puesto atencin a la "Analecta Bollandiana" y he aadido una nueva bibliografa y obras similares. Entre stas, se han puesto varias "vidas populares" para la gene-ralidad de los lectores. Algunas notas del P. Thurston se han incorporado al fin del texto para conveniencia de los lectores ocasionales.

    En esta edicin se ha establecido un orden uniforme en la presentacin de las biografas.

    El primer santo (o fiesta) presenta la principal conmemoracin del da, segn el calendario de la iglesia occidental; las siguientes biografas estn en orden cronolgico. Existen pocas excepciones como Marzo 1, Junio 9, Julio 9, Septiembre 26. No es fcil descubrir el da preciso del mes en que deba entrar cada biografa. En general, he seguido el orden del P. Thurston (quien introdujo muchas alteraciones en las fechas). Se us la ltima edicin del Martirologium Romanum, 1930, (secunda post typicam) para la fecha de los santos canonizados, y para los beatos que no estn incluidos en el Martirologio se tuvo en cuenta, hasta donde fue posible, el da destinado a la celebracin litrgica local. Esta ltima regla no es siempre una gua satisfactoria, porque un mismo santo puede ser celebrado en varias dicesis en diferentes fechas. A los que pertenecen a rdenes religiosas he tratado de colocarlos en el da sealado por los calendarios de su Orden. En los casos de una beatificacin reciente, en los que no ha sido posible saber el da de la celebracin, lo he colocado en el da de la muerte del santo. Cuando la obra estaba en proceso, los Frailes Menores adoptaron un nuevo calendario; desgraciadamente fue tarde para hacer los cambios, excepto algunos de los ms importantes. Al principio de cada biografa se ha puesto el ttulo que se usa en la liturgia de Occidente para distinguir las diversas catego-ras de santos, excepto el ttulo de "confesor" que se ha omitido definitivamente; todo varn santo que no es mrtir, es confesor. Algunas veces, el ttulo descrip-tivo no concuerda con el nuevo Oficio vg: en Julio 29, a Flix " I I " se le nombra en el Martirologio Romano como "mrtir" y en las colectas del Misal y Brevia-rio, como "Papa y mrtir"; pero en realidad no fue ni Papa, ni mrtir.

    Ya que se me ha concedido el privilegio de revisar una parte considerable del trabajo de las Vidas de los Santos de Butler, creo oportuno expresar mi com-pleta sumisin a los criterios que tuvo el P. Thurston en cuanto al espritu segn el cual debe hacerse el trabajo de adaptacin, as como mi total acuerdo con l en la admiracin por Butler y por su obra.

    Como escrib yo mismo en el prefacio de Julio, puedo asegurar que comen-c el trabajo con bastantes prejuicios en contra de Butler. Pero estos prejuicios, debidos a la ignorancia, pronto fueron depuestos. Pensaba, como otros muchos que no haban ledo la obra con detenimiento, que Butler era un escritor sin crtica, crdulo y aburrido; pensaba que la obra era un eptome de escritos de

    esos hagigrafos que procuran por todos los medios posibles "edificar", las ms de las veces en un estilo barato y poco profundo. Cierto es que su estilo es montono, aunque esto no ensombrece el slido sentido didctico de sus exhorta-ciones. Pero ciertamente no es crdulo ni falto de crtica. Es un hagigrafo que trabaj con los medios con que se dispona en su tiempo. Si algunas veces narra milagros y otros eventos que ahora nosotros rechazamos por una u otra razn, no les da importancia extraordinaria, ni se esmera en multiplicar tales hechos. Para Butler, la santidad significa humildad y caridad, no hechos mara-villosos. Para ser justos, debemos admitir que su juicio crtico fall en un aspecto: ignor todo lo que fuera en contra de un santo y tambin todo lo que hubiera en favor de los oponentes al santo, ya fuera un hereje, pecador, o simple opo-nente. Esta actitud no puede tolerarse ms. En el caso de San Jernimo y Focio, sin pretender borrar del calendario al primero y canonizar al segundo, debemos reconocer que salvaguardamos ms la verdad, si admitimos que San Jernimo fue un hombre precipitado, de palabras duras y que Focio era un hombre virtuo-so y muy letrado. Igualmente, sera mejor decir que los partidarios que tenan razn en la controversia no se comportaron con dignidad y prudencia, y que los que estaban equivocados no siempre lo hicieron con mala intencin. Un santo, nada menos que San Francisco de Sales, escriba:

    No es en desdoro de un santo mostrar as sus faltas como su virtudes. Los hagigrafos que disimulan sus faltas, hacen mucho mal a todos, aun-que con ello pretendan dar mayor brillo a los santos . . . o por temor a disminuir la reverencia que tenemos por su santidad. La realidad no es como ellos piensan. Estos escritores hacen mal a los santos y a la posteridad. (Oeuvres, Annency ed., vol. x, p. 345.)

    El Padre Hiplito Delehaye, S.J., director de los Bolandistas, ha escrito una recensin que aparece en Analecta Bollandiana, vol. LVII (1939), sobre la edi-cin de las Vidas de Butler.

    Ah ennumera a los escritores que, desde los tiempos de la Leyenda Dorada del Beato Santiago de Vorgine, se han dedicado a adaptar las vidas de los santos a las necesidades del tiempo y de lugar. "Entre los ms recientes y mejor conocidos", dice, "comenzando por Ribadeneira, se pueden nombrar las obras de Roseweyde, Giry, Morin, Baillet, Butler, Godescard, hasta la deplorable com-pilacin de Mons. Gurin, al cual debemos los "Petits Bollandistes". Y aade: "La palma se la lleva Alban Butler . . ." Adems de estas palabras, podemos citar una apreciacin ms detallada del mismo P. Delehaye sobre el Padre HeAert Thurston:

    Sin lugar a dudas, el Padre Thurston es el "maestro" (savant) en la literatura hagiogrfica y materias afines, por su seguro mtodo crtico. Sus numerosos escritos en este campo lo mantienen en contacto con todos los entendidos que se interesan en esta rama de la ciencia; no hay otro con mejores cualidades que l para responder al delicado trabajo de refundir la antigua coleccin (scil., las Vidas de Butler), de manera que satisfaga la piedad; sin incurrir en el menosprecio de los lectores ex igentes . . . El comentario resumido que acostumbra dar, hace del nuevo "Butler" una obra cientfica que sirve para la piedad y para el estudioso.

  • Hablando en general de los escritos del Padre Thurston, el Padre De-lehaye, aade:

    En el vasto trabajo que despleg este hombre tan letrado, donde puso en juego sus extraordinarias cualidades de investigador y critico, casi siem-pre encontramos una relacin, directa o indirecta con nuestros estudios {scil., los Bolandistas). Tales son sus artculos sobre el origen de las fiestas catlicas y las devociones; y aquellos otros sobre los fenmenos maravillo-sos* que, con razn o sin ella, parecen sobrenaturales y que se encuentran tan frecuentemente en las vidas de los santos, como apariciones, estigmas, levitaciones; todo un mundo donde continuamente se encuentra uno al borde de la alucinacin y el fraude, en donde slo puede uno aventurarse a entrar con un gua seguro y experimentado.

    No haca mucho tiempo que estas palabras haban sido publicadas, cuando el P. Herbert Thurston fue llamado a recibir su recompensa el da 3 de noviem-bre de 1939, para ser seguido, dieciocho meses despus, por el autor de ellas, el Padre Delehaye. A propsito vendra aplicarles aquellas palabras de Alban Butler: "Los grandes hombres, los ms sabios, prudentes y juiciosos, los ms inteligentes y sinceros, los ms ajenos al inters o a la pasin, los ms desligados del mundo, aquellos cuya misma bondad era ya un milagro visible de la divina gracia, son en s mismos un testimonio de la verdad, de la revelacin y de la divinidad de la religin catlica. Su testimonio es tanto ms valioso, en cuanto lo mantienen dentro de un espritu de humildad y caridad, y en oposicin al orgullo y a todo humano inters".

    No puedo dejar este prefacio sin dar mis ms expresivas gracias al Padre Paul Grosjean, Bolandista, por haber ledo las pruebas de esta segunda edicin. El haberse tomado este trabajo, es un ejemplo ms del amplio espritu de servicio de la Sociedad Bolandista, cuya ciencia est a la disposicin del ms humilde estudiante, y cuyo inters va hasta el ms modesto trabajo en el campo de la ha-giografa y obras relacionadas con ella. Cualquier omisin o falta que se en-cuentre en esta edicin, debe atribuirse a m; gracias al Padre Grosjean no fueron muchas. A l debo numerosas correcciones y referencias. Gracias al tra-bajo de los bolandistas, el Padre Thurston fue capaz de aceptar esta formidable empresa de revisar el Butler. Gracias al Padre Grosjean, puedo presentar al pblico esta otra revisin con menos temor que el que sufriera, si no hubiera pasado ante sus ojos: ojos de un entendido que se han dedicado especialmente a la historia hagiolgica de la Gran Bretaa e Irlanda.

    DoNALD ATTWATER. FIESTA DE SAN BEDA EL VENERABLE

    27 de mayo, 1954.

    * En 1952 el P. Joseph Crehan, S.J., public una memoria del Padre Thurston, en donde se encuentra una valiosa bibliografa de sus escritos, desde el primer artculo que public en The Munth en 1787, hasta su muerte. El P. Crehan tambin ha publicado, en un solo volumen, los escritos que tienen relacin con la estigmatizacin, evitacin, y visiones especiales, tal como se manifiestan en las vidas de algunos santos y otros: The Physical Phenomena of Mysticism (1952).

    I N T R O D U C C I N

    La siguiente introduccin ha sido tomada de la edicin norteame-ricana de 1963, publicada por Kennedy and Sons. Se han selec-cionado y adaptado los prrafos ms pertinentes a la edicin que presentamos para el pblico de habla espaola. Tiene singular valor por compilar las principales ideas del P. Herbert Thurston, S.J., quien trabaj en la revisin del original de las Vidas de Butler.

    Esta obra no va dirigida a eruditos, aun cuando ellos puedan encontrarla til. Su objeto principal es presentar una relacin que proporcione datos cortos, fciles de leer y verdicos, de los principales santos que se veneran en la Iglesia occidental, o que por una u otra razn generalmente son ms conocidos a los lectores de habla inglesa.*

    La obra original fue publicada en Londres de 1756 a 1759 por el Rev. Alban Butler, con el ttulo de Vidas de los Santos. ** Butler muri en 1773, hace cerca de 200 aos. Desde entonces, la Iglesia ha ido enriqueciendo su lista honor-fica con muchos nombres nuevos. Por eso se encontrarn muchos otros santos en esta obra, que fueron canonizados despus de la muerte de Alban Butler. Ms an, se han incluido las nuevas Confirmaciones de Culto, (Confirmatio cultus) que equivalen a otras tantas nuevas beatificaciones. Este decreto, que se concede solamente despus de hecha la debida investigacin, corrobora autori-tativamente la veneracin de los siervos de Dios que vivieron antes de 1634, cuando entr en vigor el proceso de canonizacin instituido por Urbano VIII.

    As por ejemplo, "La Beatificacin de los Mrtires Ingleses" en 1886, no fue estrictamente una beatificacin. No hubo una ceremonia solemne en San Pedro, ni un documento papal, como bula o breve, sino simplemente una con-firmatio cultus, que proceda de la Sagrada Congregacin de Ritos y que fue publicada en 1886 con la aprobacin papal. El valor de este decreto equivale a una formal beatificacin. Queda pues confirmada, dentro de algunos lmites, la

    * La presente edicin se ha adaptado a los lectores latinos. ~ * E ttulo completo de la primera edicin, que apareci sin el nombre del autor,

    rru "The Lives of the Fathers, Martyrs and other Principal Saints; compiled from original monuments and other authentick records; illustrated ivith the remarks of judicious modern ciiticks and historians." ("Las Vidas de los Padres, mrtires y otros Santos importantes; tomadas de los monumentos originales y otros documentos autnticos; completadas con anota-ciones de los crticos modernos e historiadores"). El obispo Ward afirma que fue publicada "nominalmente en cuatro volmenes, pero en realidad fueron siete, en octavo"; Joseph Cuillow, por otro lado, afirma que fueron cinco volmenes. En realidad parece que slo fueron cuatro paginaciones, pero debido a que algunos tomos eran muy voluminosos, (ms de 1,000 pginas), los encuadernadores los dividieron en 2 partes y aadieron otra pagina-cin. Por sugerencia del obispo Canciller, algunas notas fueron suprimidas en la primera edicin; especialmente una larga disertacin sobre los escritos de San Juan Crisstomo. ^in embargo estas notas, se publicaron en la segunda edicin, que apareci en 12 tomos en Huilln, 1779-1780, despus de la muerte de iutler. Las notas existan en los manuscritos ni igiimles del nutor.

  • veneracin de cualquiera de los cincuenta y cuatro mrtires ah nombrados; se puede celebrar Misa en su honor y se le permite a los fieles llamar "beatos" a los siervos de Dios que aparecen en dicho documento, ya sea individual o co-lectivamente. Cuando reflexionamos en la fuerza de esta confirmado en la cual encontramos nombres tan connotados como los del Cardenal Fisher, Toms Moro, algunos monjes del Charterhouse de Londres, la Condesa de Salisbury (madre del Cardenal Pole) y el Padre Edmundo Campion S.J., para no hablar de otros muchos sacerdotes seculares, religiosos y laicos, cae de su peso que la lista de santos de Butler debe ser enriquecida por lo menos con media docena de nuevas biografas.

    No es posible, por otro lado, tener una obra exhaustiva. Existe un buen nmero de martirologios, listas de reliquias, y otros documentos sobre los cuales la Santa Sede, muy sabiamente, ha guardado silencio, a no ser en casos en que se le ha pedido expresamente que hable. La sola coleccin oriental y cltica de los llamados "santos" creara un formidable problema a cualquier bigrafo. En el "Martirologio de Gorman", una compilacin del siglo XII, se encuentran 72 santos con el nombre de Colman, y en una edicin reciente del Martirologium Romanum, hay 67 Flix. Ni siquiera se puede llamar exhaustiva la obra de 60 volmenes de los Bolandistas, llamada "Acta Sanctorum", quotquot loto orbe coluntur vel a catholicis scriptoribus celebrantur. (Actas de los santos que se veneran en todo el orbe o son celebrados por los escritores catlicos. Al fin del elogio de los santos de cada da, hay una lista de nombres bajo el ttulo de praetermissis aut in alios dies rejeci, (nombres "olvidados o puestos en otros das") . La razn por la cual estos nombres se han suprimido o pasado a otras fechas es, o porque su culto no ha sido aprobado, o porque faltan datos histricos de los personajes. En general, no es fcil saber si se justifica el ttulo de "Santos" o "Beatos" en algunos siervos de Dios, cuya fama de santidad no se extenda ms all de una localidad y era algunas veces slo ratificada tcitamente por un obispo.

    Tratamos de hacer una revisin que nos d en pocas palabras las biografas de esas personas, cuya santidad ha sido confirmada formalmente por la Santa Sede, o cuya veneracin se apoye en la liturgia de los primeros tiempos, como muestra de pblico reconocimiento. Desgraciadamente encontramos en no pocos casos que se ha tributado popular veneracin a personajes cuya vida real se desconoce; aunque la piadosa imaginacin de los hagigrafos a menudo hayan tratado de suplir los detalles de su vida. Ms an, se encuentran en el Martirolo-gio Romano nombres equivocados, debido algunas veces a los errores de los copistas de la edad media, e interpolaciones de simples leyendas prehistricas transformadas o decoradas con los colores cristianos. No hemos querido omitir todas estas leyendas que fueron tan queridas por los devotos creyentes de otros tiempos, aun cuando en ellas se encuentran extravagancias y novelescos detalles, por otro lado patentes a nuestros sensatos lectores. (Algunas personas toman estas biografas como una literatura didctica de espiritualidad).

    En cuanto a los santos de los primeros mil aos de la historia de la Iglesia, conocidos por sus virtudes o su martirio por el nombre de Cristo, no es fcil determinar quines de ellos deben reconocerse como santos, o como personajes histricos a los cuales aadieron el prefijo de "santos". En muchos casos de estos no existe una bula de canonizacin u otra aceptacin formal de la Iglesia;

    a lo ms, encontramos que fueron conmemorados en los Misales o en el martiro-logio oficial que se lee en la "Hora Pr ima" del Oficio Divino. Estos siervos de Dios gozan de una canonizacin que se llama "aequipolens" (virtual) ; una especie de ttulo de cortesa.

    El fin principal que Butler se propuso al escribir fue, sin duda, el aprove-chamiento espiritual de sus lectores; un extracto del prefacio de Butler en sus Vidas nos muestra el fin que tuvo al compilar su magnum opus. Dice entre otras cosas, con mucho acierto:

    "El ejemplo es el mejor mtodo, el ms fcil, y el que mejor se adapta a todas las circunstancias y caracteres para formar a los hombres en la virtud. El orgullo retrocede ante las amonestaciones; en cambio, el ejemplo instruye sin tomar el aire autoritario de un maestro; pues con el ejemplo, el hombre parece aconsejarse y ensearse a s mismo . . . En las vidas de los santos vemos practica-das las mximas ms perfectas del Evangelio y las virtudes ms heroicas, con-vertidas en objeto de nuestros sentidos como revestidas de cuerpo, y presenta-das con el ropaje ms atractivo . . ." Cuando vemos que muchas personas se santificaron siendo reyes, o soldados, o casados, o ermitaos, y que utilizaron las circunstancias mismas de su condicin como medios de virtud y penitencia, nos persuadimos de que la prctica de la perfeccin nos es posible tambin a nosotros en toda honesta profesin, y que lo nico que necesitamos es santificar nuestras ocupaciones con espritu de perfeccin y con fervorosos ejercicios de religin, y que no es preciso para hacernos santos el abandonar nuestro estado en el mundo. Aun cuando no podamos imitar todas las acciones de los santos, podemos aprender de ellos la prctica de la humildad, de la paciencia y de otras virtudes, de modo apropiado a nuestras circunstancias y estado de vida; y as, podemos pedir que participemos en las bendiciones y gloria de los santos. En un hermoso jardn se recoge un oloroso ramillete para aspirar su perfume todo el da, pues nosotros deberamos cortar algunas flores en la lectura, seleccionando las reflexiones piadosas y los sentimientos que ms nos conmuevan y repasarlos frecuentemente en el da; en esta forma, no nos suceder lo que aqul que, habindose mirado en un espejo, se fue olvidando de su propia imagen".

  • INTRODUCCIN A LA EDICIN EN ESPAOL DE LA OBRA DE ALBAN BUTLER

    "VIDAS DE LOS SANTOS"

    La urgencia de presentar a los hombres de hoy unas vidas de santos desnu-das de todo aquello con lo que la leyenda y la piedad de otros tiempos ha ido desfigurndolas, o en las que se ha hecho una distincin, clara y definida, entre lo histricamente cierto y lo que no pasa de ser una piadosa tradicin, queda suficientemente expuesta en la introduccin hecha a la edicin en ingls por el P . Herbert Thurston, S J .

    Con respecto a la edicin en castellano, que ahora presentamos por vez primera al pblico de habla hispana, queremos agregar algunas otras consi-deraciones.

    Hemos omitido las vidas de algunos santos sajones, totalmente desconocidos para los latinoamericanos, para dar cabida a otros santos latinos, ms populares entre nosotros y que no se encontraban en la obra de A. Butler.

    Se han aadido, asimismo, los santos cuya canonizacin ha sido decretada posteriormente a la aparicin de la obra en ingls.

    Por otra parte, dada la devocin tan sealada de los pueblos latinos de nuestro continente por la Santsima Virgen, as como por la multitud de personas que llevan el nombre de alguna de las advocaciones maanas, se ha incluido en esta edicin la historia de las principales denominaciones con las que se venera en tierras espaolas y americanas a Nuestra Seora.

    De modo que nuestra tarea se ha concretado, adems de una cuidadosa tra-duccin, a poner al da y a adaptar al pblico de habla espaola, con la misma acuciosidad y seriedad cientfica que caracteriza al texto original, la obra cuya versin creemos que vendr a llenar un lamentable hueco en nuestra literatura hagiogrfica.

    Podemos asegurar que no hemos omitido esfuerzo alguno para que la obra de Alban Butler, revisada y complementada por el P. Herbert Thurston, S.J., y Donald Attwater, extraordinaria por su rigorismo crtico y su solidez histrica, pueda llegar a todos los pueblos de Amrica Latina y a Espaa, convencidos de que: "El conocimiento exacto de los hechos es el fundamento ms firme de una devocin verdadera".

    WIFREDO GUINEA, S.J.

  • r

    CONTENIDO DEL VOLUMEN I

    ENERO

    1. Octava del Nacimiento de Nuestro Seor Jesucristo . San Concordio, Mrtir . . . . . . . San Almaquio o Telmaco, Mrtir . . . . . Santa Eufrosina, Virgen . . . . . . . San Eugendo u Oyendo, Abad . . . . . . San Fulgencio, Obispo de Ruspe . . . . . San Flix, Obispo de Bourges . . . . . . San Claro, Abad . . . . . . . . San Odiln, Abad . . . . . . . . San Hugolino de Gualdo . . . . . . . Beato Jos Tommasi, Cardenal . . . . . .

    2. El Santo Nombre de Jess . . . . . . . San Macario de Alejandra . . . . . . San Vicenciano . . . . . . . . . San Adalardo o Adelardo, Abad . . . . . San Gaspar del Bfalo . . . . . . . Beata Estfana Quinzani, Virgen . . . . .

    3. Santa Francisca Javier Cabrini, Virgen, Fundadora . San Antero, Papa y Mrtir . . . . . . San Gordio, Mrtir . . . . . . . . San Pedro Balsam, Mrtir . . . . . . . Santa Genoveva, Virgen . . . . . . . Santa Bertilia de Mareuil, Viuda . . . . .

    4. San Gregorio, Obispo de Langres . . . . . Santa Farailda, Virgen . . . . . . . San Rigoberto, Arzobispo de Reims . . . . . Beato Rogelio de- Ellant . . . . . . . Beata Angela de Foligno, Viuda . . . . . Beata Isabel Ana Bayley Seton, Viuda, Fundadora .

    5. San Telsforo, Papa y Mrtir Santa Apolinaiia, Virgen . . . . . . . Santa Sincltica, Virgen . . . . . . . San Simen, (o Simn) El Estilita . . . . . San Doroteo El Joven, Abad Beato Juan Nepomuceno Neuman, Obispo de Filadelfiu .

  • Enero]

    6. La Epifana de Nuestro Seor Jesucristo San Melanio, Obispo . . . . Santa Viltrudis, Viuda San Erminoldo, Abad San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia Beata Rafaela Mara, Virgen, Fundadora

    7. San Luciano de Antioqua, Mrtir San Valentn, Obispo San Tilo o Tiln San Aldrico, Obispo de Le Mans San Reinaldo . . . . San Canuto Lavard, Mrtir San Carlos de Sezze .

    8. San Apolinar, Obispo de Hierpolis San Paciente, Obispo de Metz . San Luciano de Beauvais, Mrtir San Severino de Nrico San Severino, Obispo de Septmpeda San Torfino, Obispo de Hamar

    9. Santa Marciana, Virgen, Mrtir . Santos Julin, Basilisa y compaeros, Mrtires San Pedro, Obispo de Sebaste . San Adrin, Abad de Canterbury Beata Alix Le Clercq, Virgen .

    10. San Marciano . . . . San Juan El Bueno, Obispo de Miln San Agatn, Papa San Pedro Orsolo . San Guillermo, Obispo de Bourges Beato Gregorio X, Papa .

    11. San Higinio, Papa . San Leucio, Obispo . San Palemn, Eremita Santa Honorata, Virgen . San Teodosio el Cenobiarca San Salvio, Obispo de Amiens .

    12. San Arcadio, Mrtir . Santos Tigrio y Eutropio, Mrtires Santa Cesara, Virgen San Victoriano, Abad San Antonio Pucci . Beata Margarita Hourgeoys, Virgen, Fundadora

    VIDAS DE LOS SANTOS PGINA

    47 50 51 51 51 52

    54 55 55 56 57 57 58

    58 60 60 61 62 62

    63 64 64 65 66

    70 70 70 71 72 73

    74 74 75 75 76 78

    78 79 80 80 81 82

    CONTENIDO

    13. San Potito, Mrtir Santos Hermilo y Estratnico, Mrtires . Santa Glafira, Virgen . . . . . San Agrecio, Obispo de Trveris Santos Gumersindo y Servideo, Mrtires . San Berno, Abad de Cluny . . . . Beato Godofredo de Kappenberg Beata Vernica de Binasco .

    14. San Hilario, Obispo de Poitiers, Doctor . San Flix de ola . . . . . . Santa Macrina la Grande, Viuda San Dacio, Obispo de Miln . . . . San Sabas, Arzobispo de Serbia Beato Odn de Novara . Beato Rogerio de Tod . . . . . Beato Odorico de Pordenone . . . . Beato Gil de Lorenzana . . . . .

    15. San Pablo el Ermitao . . . . . San Macario el Viejo . . . . . San Isidoro de Alejandra . San Juan Calibites . . . . . . Santa Ita, Virgen . . . . . . San Mauro, Abad . . . . . . Beato Pedro de Castelnau, Mrtir Beato Francisco de Capillas, Mrtir .

    16. San Marcelo I, Papa y Mrtir . . . . San Melas, Obispo . . . . . . Santa Priscila, Matrona . . . San Honorato, Obispo de Arles San Ticiano, Obispo . . . . . . San Enrique de Cocket . . San Berardo y Compaeros, Mrtires $ea to Ferreolo, Obispo de Grnoble, Mrtir . Beato Gonzalo de Amarante . . . .

    17. San Antonio Abad . . . . . . Santos Espeusipo, Eleusipo y Meleusipo, Mart San Julin Sabas . . . . . San Sabino, Obispo de Piacenza Santos Antonio, Mrulo y Juan Beata Roselina, Virgen . . . .

    18. La Ctedra de San Pedro en Roma . Santa Prisca, Virgen y Mrtir . San Leobardo, Recluso . . . .

  • y Compaeros.

    Enero]

    Beata Beatriz d'Este de Ferrara, Viuda Beata Cristina de Aquila, Virgen .

    19. Santos Mario, Marta, Audifaz y Abaco, Mrtires San Germnico, Mrtir . San Alberto de Cashel, Obispo . Santos Pablo, Geroncio, Genaro, Saturnino San Basiano, Obispo . . . . San Canuto de Dinamarca, Mrtir . San Enrique, Obispo de Upsala, Mrtir Beato Andrs de Peschiera Beato Bernardo de Corleone Beato Toms de Cori

    20. San Fabin, Papa y Mrtir San Sebastin, Mrtir San Nefito, Mrtir . San Eutimio el Grande, Abad Beato Benito de Coltiboni . Beato Desiderio o Didier, Obispo de Throuanne

    21. Santos Fructuoso, Augurio y Eulogio, Mrtires Santa Ins, Virgen, Mrtir San Patroclo, Mrtir . . . . . San Epifanio, Obispo de Pava . Beata Josefa de Beniganim, Virgen . Beato Juan Bautista Turpn de Cormier .

    22. San Vicente de Zaragoza, Mrtir . Santos Vicente, Oroncio y Vctor, Mrtires San Anastasio Persa, Mrtir . Santo Domingo de Sora, Abad . San Vicente Pallotti, Fundador .

    23. San Raimundo de Peafort San selas, Mrtir Santa Emerenciana, Virgen, Mrtir . Santos Clemente y Agatngelo, Mrtires . San Martirio . . . . ' San Juan el Limosnero, Patriarca de Alejandra San Ildefonso, Arzobispo de Toledo . San Bernardo, Arzobispo de Vienne . Beata Margarita de Ravena, Virgen .

    24. Nuestra Seora de la Paz, Patrona de El Salvador San Timoteo, Obispo, Mrtir . San Babilas o Babil, Obispo de Antioqua, Mrtir

    VIDAS D E LOS SANTOS

    PGIN\

    124 125

    125 125 126 127 127 128 129 129 130 131

    Mrtires

    131 132 134 134 136 136

    137 138 142 142 143 143

    145 147 147 150 150

    152 1 154 155 155 156 156 159 160 160

    161 162 164

    CONTENIDO [En

    San Feliciano, Obispo de Foligno, Mrtir San Macedonio . San Surano, Abad Beato Marcolino de Forli .

    25. La Conversin de San Pablo San Ananas San Artemio, Mrtir . Santos Juventino y Maximino, Mrtires San Publio, Abad San Apolo, Abad San Poppn, Abad

    26. San Policarpo, Obispo de Esmirna, Mrtir Santos Tegenes y Compaeros, Mrtires Santa Paula, Viuda . . . . San Alberico, Abad . . . . Santa Margarita de Hungra, Virgen .

    27. San Juan Crisstomo, Arzobispo de San Julin, Obispo de Le Mans . San Mario o Mayo, Abad San Vitaliano, Papa . . . .

    28. San Pedro Nolasco, Fundador . Santos Leucio, Tirso y Calinico, Mrtires San Juan de Rom, Abad . San Paulino, Patriarca de Aquileya . San Amadeo, Obispo de Lausana San Julin, Obispo de Cuenca San Pedro Toms, Patriarca Beato Antonio de Amndola Beata Mara de Pisa, Viuda Beato Julin Maunoir

    9 Bienaventurado Carlomagno

    29. San Francisco de Sales, Obispo de Ginebra, Doctor San Sabiniano, Mrtir . . . . . San Sulpicio Severo, Obispo de Bourges .

    30. Santa Martina, Virgen, Mrtir . San Barsimeo, Obispo de Edesa . Santa Aldegundis, Virgen . Santa Jacinta Mariscotti, Virgen Beato Sebastin Valfr

    Constantinopla, Doctor

    31. San Juan Bosco, Fundador 209

  • febrero] VIDAS DE LOS SANTOS

    Santa Trifenia, Mrtir San Metrano, Mrtir . Santos Ciro y Juan, Mrtires San Geminiano, Obispo . Santa Marcela, Viuda San Eusebio, Mrtir . San Francisco Javier Bianchi Beata Paula Gambara-Costa, Matrona

    F E B R E R O

    1. San Ignacio, Obispo de Antioqua, Mrtir . San Pionio, Mrtir San Severo, Obispo Santa Brgida, Abadesa de Kildare . San Juan de Cratcula, Obispo de Saint-Malo Beato Antonio El Peregrino Beato Enrique Morse, Mrtir .

    2. La Purificacin de Mara Santsima (Da de la Candelaria) Nuestra Seora de la Candelaria de Potos (Bolivia) Nuestra Seora de Nazareth (Brasil) . . . . Nuestra Seora de la Popa de la Galera, (Colombia) Nuestra Seora de San Juan de los Lagos (Mxico) Nuestra Seora de la Concepcin de "El Viejo" (Nicaragua) Nuestra Seora de Chap (Per) Santa Catalina de Ricci, Virgen Santa Juana de Lestonnac, Viuda, Fundadora .

    3. Nuestra Seora de la Concepcin de Suyapa (Honduras) San Celerino, Dicono, Mrtir . San Blas, Obispo de Sebaste, Mrtir . San Lorenzo, Obispo de Espoleto . San Lorenzo, Arzobispo de Canterbury Santa Margarita "de Inglaterra", Virgen Beato Simn de Cascia . Beato Juan Nelson, Mrtir . Beato Esteban Bellesini .

    4. Santos Filoromo y Fileas, Mrtires . San Andrs Corsini, Obispo de Fisole San Tefilo el Penitente . San Isidoro de Pelusium . San Nicols el Estudita, Abad . Santa Juana de Francia (o de Valois), Matrona, Fundadora San Gilberto de Sempringham, Fundador San Jos de Leonessa

    214 214 214 215 216 216 217 218

    220 225 226 227 231 231 232

    234 238 238 239 239 240 240 240 244

    246 247 247 249 249

    t250 C250 252 252

    252 254 256 256 257 257 258 259

    CONTENIDO [Febrero PGINA

    San Juan de Brito, Mrtir 260 Beato Raban o Rbano Mauro, Arzobispo de Mainz 262 Beato Toms Plumtree, Mrtir 263

    5. Santa gueda, Virgen, Mrtir 264 San Avito, Obispo de Vienne 265 Santos Indracto y Dominica, Mrtires 266 Santa Adelaida de Bellich, Virgen 266 Los Mrtires del Japn, I . 266 San Felipe de Jess, Mrtir 268

    6. San Tito, Obispo de Creta 269 Santa Dorotea, Virgen y Mrtir . . . . . . . . 270 San Amando, Obispo 271 San Guarino, Cardenal, Obispo de Palestrina . . . , , . 272 Santa Hildegunda, Viuda 273 Beato Raimundo de Fitero, Abad 273 Beato Angelo de Furcio 274

    7. San Romualdo, Abad, Fundador . . . . . . . . 274 San Adauco, Mrtir 276 San Teodoro de Heraclea, Mrtir 277 San Moiss, Obispo 278 San Ricardo, Rey 278 San Lucas, El Joven 279 Beato Rizzerio 280 Beato Antonio Stroncone . . . . . . . . . . 281 Beatos Santiago Sales y Guillermo Saltamocchio, Mrtires . . . 282 Beato Egidio Mara . . . . . . . . . . . 283 Beata Mara de la Providencia, Fundadora 284

    8. Santa Cointa, Mrtir 288 San Juan de Mata 289 San Niceto o Nizier, Obispo de Besancon 291

    San Esteban de Muret, Abad 291 Beato Pedro el gneo, Cardenal, Obispo . . . . . . . 292

    9. San Cirilo, Arzobispo de Alejandra, Doctor 293 Santa Apolonia, Virgen, Mrtir 296 San Nicforo, Mrtir . . . 297 San Sabino, Obispo de Canossa . . . . . . . . . 298 Beato Mariano Scoto . . . . . . . . . . . 299

    10. Santa Escolstica, Virgen 300 Santos Caralampio, Porfirio y Bato, Mrtires 301 Santa Sotera, Virgen, Mrtir . . . . . . . . . 302 Santa Austreberta, Virgen 302

  • Febrero]

    11.

    San Guillermo de Maleval Beato Hugo de Fosses . . . . Beata Clara de Rimini, Viuda .

    La Aparicin de Nuestra Seora en Lourdes La Virgen de Lourdes de Sucre, (Bolivia) . Santos Saturnino, Dativo y otros Mrtires . San Lucio, Obispo de Adrianpolis, Mrtir San Lzaro, Obispo de Miln . San Severino, Abad . . . . . San Gregorio II, Papa . . . . San Pascual I, Papa

    VIDAS D E LOS SANTOS PGINA

    304 304 306

    307 312 313 314 314 315 316 316

    12. Los Siete Santos Fundadores de la Orden de los Siervos de Mana Santa Marina, Virgen San Julin el Hospitalario San Melecio, Arzobispo de Antioqua San Benito de Aniane, Abad . Beatos Toms Hemerford y Compaeros, Mrtires

    13. San Agabo . . . . Santas Fusca y Maura, Mrtires San Polieucto, Mrtir San Martiniano, El Ermitao . Santa Ermengilda o Ermenilda, Abadesa, Viuda Beata Cristina de Espoleta Beata Eustoquio de Padua, Virgen Beata Arcngela Girlani, Virgen

    14. San Eleucadio, Obispo San Valentn, Mrtir San Abraham, Obispo de Carras San Marn, Abad San Auxencio . . . . San Antonino de Sorrento, Abad San Adolfo, Obispo de Osnabrck Beato Conrado de Baviera Beato Nicols Pullia . Beato Angelo de Gualdo Beato Juan Bautista de Almodvar

    15. Santos Faustino y Jovita, Mrtires Santa gape, Virgen, Mrtir . Santa Georgia, Virgen San Walfrido o Walfredo, Abad San Sigfrido, Obispo de Vaxjo . Beato Jordn de Sajonia .

    317 319 320 322 323 325

    327 327 328 328 329 330 331 332

    334 334 336 337 338

    ,338 339 340 340 340 341

    342 343 343 343 344 345

    CONTENIDO [Febrero PGINA

    Beato ngel de Borgo San Sepolcro (o de Scarpetti) . . . . 347 Beata Julia de Certaldo, Virgen . . . . . . . . 347 Beato Claudio de la Colombire . . . . . . . . 348

    16. San Onsimo, Mrtir . . . . . . . . . . 351 Santa Juliana, Virgen y Mrtir . . . . . . . . . 352 Santos Elias, Jeremas y Compaeros, Mrtires 352 Santa Viridiana, Virgen . . . . . . . . . . 353 Beata Felipa Mareri, Virgen . . . . . . . . . 354 Beata Eustoquio de Messina, Virgen 355 Beato Bernardo Scammacca . . . . . . . . . 355

    17. San Policronio, Obispo, Mrtir . . . . . . . . . 356 Santos Tedulo y Julin, Mrtires . . . . . . . . 357 San Fintano de Cloneenagh, Abad . . . . . . . . 358 San Silvino, Obispo . . . . . . . . . . . 359 Beato Reginaldo de Orlans . . . . . . . . . 360 Beato Andrs de Anagni . . . . . . . . . . 360 Beato Lucas Belludi . . . . . . . . . . . 361 Beato Pedro de Treia . . . . . . . . . . 362 Beato Guillermo Richardson, Mrtir . . . . . . . . 362 Los Mrtires de China, I . . . . . . . . . . 362

    18. San Simen, Obispo, Mrtir 366 Santos Len y Paregorio, Mrtires . . . . . . . . 367 Santos Mximo, Claudio, Prepedigna, Alejandro y Cucias, Mrtires . . 369 San Flaviano, Patriarca, Mrtir . . . . . . . . 369 San Eladio, Arzobispo de Toledo . . . . . . . . 371 San Coimano, Obispo de Lindisfarne . . . . . . . . 371 San Teotonio . . . . . . . . . . . . 373 Beato Guillermo Harrington, Mrtir 374

    19. Sau Auxibio, Obispo . . . . . . . . . . . 375 San Gabino, Mrtir . . . . . . . . . . . 376 San Quodvultdeus, Obispo . . . . . . . . . 376 San Beato de Libana . . . . . . . . . . 377 San Bonifacio, Obispo de Lausana . . . . . . . . 377 San Conrado de Piacenza . . . . . . . . . . 378 Beato Alvarez o Alvaro de Crdoba . . . . . . . . 379

    20. Santos Tiranio, Cenobio y otros Mrtires . . . . . . . 380 San Eleuterio, Obispo de Tournai . . . . . . . . 381 San Euquerio, Obispo de Orlans . . . . . . . . 382 Beata Isabel de Mantua, Virgen 382

    21. San Severiano, Obispo de Escitpolis, Mrtir . . . . . 383 Santos Vrulo, Secundino, Siricio, Flix, Srvulo, Saturnino, Fortunato y

  • Febrero]

    otros diecisis Mrtires San Germn de Granfel, Mrtir San Jorge, Obispo de Amastris . Beato Roberto Southwell, Mrtir Beato Noel Pinot, Mrtir .

    22. La Ctedra de San Pedro . San Papas, Obispo . Santos Talasio y Limneo . Santa Margarita de Cortona

    23. San Pedro Damin, Cardenal y Obispo de Ostia. Santa Marta de Astorga, Virgen, Mrtir San Sereno, Mrtir . San Alejandro Akimetes . San Dositeo . . . . . Santa Milburga, Abadesa, Virgen San Lzaro, Monje . . . .

    24. San Matas, Apstol . . . . Santos Montano, Lucio y Compaeros Mrtires San Pretxtate Obispo de Rouen, Mrtir San Etelberto de Kent

    25. Santos Victorino y Compaeros, Mrtires San Cesario de Nazianzo . San Tarasio, Patriarca de Constantinopla San Gerlando, Obispo de Girgenti . Beato Constancio de Fabriano . Beato Sebastin de Aparicio .

    26. San Nstor, Obispo de Magido, Mrtir San Alejandro, Obispo de Alejandra . San Porfirio, Obispo de Gaza . San Vctor el Ermitao . Beato Len de Saint-Bertin, Abad . Beata Isabel de Francia, Virgen

    27. San Gabriel de la Dolorosa . Santos Julin, Cronin y Besas, Mrtires San Leandro, Obispo de Sevilla . San Baldomero . . . . . San Juan de Gorze, Abad Beata Ana Line, Mrtir .

    28. Mrtires de la Peste de Alejandra . San Proterio, Patriarca de Alejandra, Mrti

    VIDAS DE LOS SANTOS

    PGINA

    383 384 385 386 390

    391 394 395 396

    Doctor 399 401 402 403 404 405 406

    407 408 411 412

    413 414 415 417 417 418

    419 420 421

    . 423 424 425

    426 428 429 430 430 431

    432 433

    CONTENIDO [Marzo

    PGINA Santos Romn y Lupicino, Abades 433 San Hilario, Papa 434 Beata Vilana de Florencia, Matrona . . . . . . . . 435 Beata Eduviges de Polonia, Matrona . . . . . . . . 436 Beata Antonia de Florencia, Viuda . . . . . . . . 437 Beata Luisa Albertoni, Viuda . . . . . . . . . 438

    M A R Z O

    1. Santa Eudoxia, Mrtir . . . . . . . . . . 440 San David, Obispo . . . . . . . . . . . 440 San Flix (III) , Papa . 4 4 3 San Albino, Obispo de Angers . . . . . . . . . 443 San Rosendo, Obispo de Dumium . . . . . . . . 444 Beato Rogelio Le Fort, Arzobispo de Bourges . . . . . . 445 Beato Cristbal de Miln 446

    2. Los Mrtires de los Lombardos . . . . . . . . . 447 Beato Carlos el Bueno, Mrtir . . . . . . . . . 447 Beata Ins de Bohemia, Virgen . . . . . . . . 449 Beato Enrique Suso . . . . . . . . . . . 450

    3. Santos Marino y Astirio, Mrtires . . . . . . . . 453 Santos Emeterio y Caledonio, Mrtires . . . . . . . 454 San Anselmo de Nonntola, Abad . . . . . . . . 454 Santa Cunegunda o Cunegundis, Viuda . . . . . . . 454 San Gervino, Abad . . . . . . . . . . . 456 Beato Pedro Renato (o Rene) Roque, Mrtir . . . . . . 457 Beata Teresa Verzeri, Virgen, Fundadora . . . . . . . 457 Beato Inocencio Berzio . . . . . . . . . . 459

    4. Santos Basilio, Eugenio, Agatodoro y Compaeros, Mrtires . . . 460 San Casimiro de Polonia . . . . . . . . . . 460 San Lucio I, Papa . . . . . . . . . . . 462

    Santos Adrin y Compaeros, Mrtires . . . . . . . 462 San Pedro de Cava, Obispo de Policastro . . . . . . . 463 Beata Plcida Viel, Virgen . . . . .' . . . . 464

    5. Santos Adrin y Eubulo, Mrtires . . . . . . . . 465 San Focas de Antioqua, Mrtir . . . . . . . . 466 ' San Eusebio de Cremona . . . . . . . . . . 466 San Gersimo, Abad . . . . . . . . . . 467 San Virgilio, Arzobispo de Arles . . . . . . . . 468 San Juan Jos de la Cruz . . . . . . . . . . 469

    6. Santas Perpetua, Felicitas y Compaeros Mrtires 471 San Conon el. Jardinero, Mrtir . . . . . . . . 477

  • Marzo] VIDAS D E LOS SANTOS PGINA

    San Crodegango, Obispo de Metz . San Olegario, Arzobispo de Tarragona San Cirilo de Constantinopla . . . . Santa Coleta, Virgen Beato Jordn de Pisa

    7. Santo Toms de Aquino, Doctor San Pablo el Simple San Teofilacto (o Tefilo), Obispo de Nicomedia

    8. San Juan de Dios, Fundador . San Poncio . . . . . Santos Filemn y Apolonio, Mrtires San Senn, Obispo . . . . San Julin, Arzobispo de Toledo . San Veremundo, Abad San Esteban de Obazine, Abad Beato Vicente, Obispo de Cracovia .

    9. Santa Francisca Romana, Viuda San Paciano, Obispo de Barcelona . San Gregorio, Obispo de Nissa . Santa Catalina de Bolonia, Virgen . Santo Domingo Savio

    10. Los Cuarenta Mrtires de Sebaste . Santos Codrato y Compaeros, Mrtires San Macario, Obispo de Jerusaln . San Simplicio, Papa . . . . Santa Anastasia Patricia, Virgen San talo, Abad . . . . Beato Juan de Valleumbrosa . Beato Juan Ogilvie, Mrtir

    11. Santos Trfimo y Talo, Mrtires San Constantino, Mrtir . San Sofronio, Patriarca de Jerusaln . San Benito, Arzobispo de Miln San Eulogio de Crdoba, Mrtir Santa urea u Oria, Virgen . Santa Teresa Margarita Redi, Virgen . Beato Juan Bautista Fabriano. Beatos Juan Larke, Germn Gardiner y Juan Ireland, Mrtires

    12. San Gregorio Magno, Papa y Doctor San Maximiliano, Mrtir . . . . . . . . Sanios Pedro, Gorgonio y Doroteo, Mrtires .

    478 480 481 482 484

    485 489 491

    492 495 495 497 497 498 499 500

    501 504 505 508 511

    513 516 516 517 517 518 519 520

    ,524 525 525 526 527 529 529 530 530

    531 537 539

    CONTENIDO

    San Pablo Aureliano, Obispo de Len San Tefano o Tefanes el Cronista, Abad San Bernardo de Cpua, Obispo de Galeno Santa Fina o Serafina, Virgen . Beata Justina de Arezzo, Virgen Beato Nicols Owen, Mrtir .

    13. Santa Eufrasia, Virgen San Geraldo de Mayo, Abad . San Nicforo, Patriarca de Constantinopl San Ansovino, Obispo de Camerino . Santos Rodrigo y Salomn, Mrtires . Beato Pedro II de Cava, Abad Beato Agnello (o Angelo) de Pisa .

    14. San Leobinus o Lubin, Obispo de Chartres San Eustaquio, Mrtir Santa Matilde, Viuda Beato Jaime, Arzobispo de aples .

    15. San Longinos, Mrtir Santa Matrona, Virgen y Mrtir San Especioso . . . . . San Probo, Obispo . . . . Santa Lucrecia, Virgen y Mrtir Santa Luisa de Marillac, Viuda San Clemente Hofbauer . Beato Plcido Riccardi

    16. Santos Hilario, Obispo y Taciano, Dicono y Compaeros San Abraham Kidunaia Santa Eusebia, Abadesa San Heriberto, Arzobispo de Colonia Beato Juan, Obispo de Vicenza, Mrtir Beato Torello Beatos Juan Amias y Roberto Dalby, Mrtires

    17. San Patricio, Arzobispo de Armagh . San Jos de Arimatea . . . . Los Mrtires de Serapeum San Agrcola, Obispo de Chalon-Sur-Sane Santa Gertrudis de Nivelles, Virgen . San Pablo de Chipre . . . . Beato Juan Sarkander, Mrtir .

    18. San Cirilo, Arzobispo de Jerusaln, Doctor San Alejandro, Obispo de Jerusaln, Mrtir

    [Marzo

    PGINA

    Mrtires

  • Marzo]

    Santos Trfimo y Eucarpo, Mrtires . San Narciso, Obispo San Anselmo, Obispo de Lucca San Salvador de Horta . Beato Cristian, Abad de Mellifont .

    19. San Jos, Esposo de la Virgen . San Juan de Panaca, Abad Santos Landoaldo o Landelino y Compaeros Beato Isnardo de Chiampo Beato Andrs de Siena .

    20. Santa Fotina y Compaeros, Mrtires San Martn, Arzobispo de Braga San Cutberto, Obispo de Lindisfarne San Wulfrano, Arzobispo de Sens . Los Mrtires del Mar Saba Beato Ambrosio de Siena . Beato Juan de Parma Beato Mauricio de Hungra Beato Marco de Montegallo Beato Bautista de Mantua Beato Hiplito Galantini .

    21. San Benito, Abad y Patriarca . San Serapin, Obispo de Thmuis San Enda, Abad, y Santa Fanchea, Virgen Beata Santuccia, Matrona .

    22. San Epafrodito, Obispo . San Pablo de Narbona San Basilio de Ancira, Mrtir . San Deogracias, Obispo de Cartago . San Zacaras, Papa . . . . San Nicols Von Fle Beato Hugolino de Cortona

    23. Santos Victoriano y Compaeros, Mrtires San Benito el Ermitao . . . . San Toribio de Mogrovejo, Obispo . San Jos Oriol . . . . .

    24. San Gabriel Arcngel . . . . San Aldemar, Abad . . . . . Santa Catalina de Vadstena, Virgen . San Simen de Trento y San Guillermo de Norwich El Bealo Diego de Cdiz . . . . .

    VIDAS DE LOS SANTOS

    PGINA

    595 596 597 598 599

    599 603 603 604 605

    605 606 606 611 612 613 615 617 617 618 619

    620 625 626 627

    627 628 628 629 630 631 634

    634 635 635 638

    639 640 640 643 644

    CONTENIDO [Marzo PGINA

    25. La Anunciacin de la Santsima Virgen . . . . . . . 645 El Buen Ladrn . . . . . . . . . . . 648 San Irineo, Obispo de Sirmio, Mrtir . . . . . . . 649 San Baroncio 650 San Hermelando, Abad . . . . . . . . . . 650 Santa Luca Filippini 651 El Beato Toms . . . . . . . . . . . 652 Beata Margarita Clitherow, Mrtir 653

    26. San Cstulo, Mrtir 656 San Flix, Obispo de Trveris . . . . . . . . . 657 San Braulio, Obispo de Zaragoza . . . . . . . . 657 San Basilio el Joven . . . . . . . . . . . 658

    27. San Juan Damasceno, Doctor . . . . . . . . . . 659 San Juan de Egipto . . . . . . . . . . . 661 San Ruperto, Obispo de Salzburgo . . . . . . . . 662 Beato Guillermo Templier, Obispo de Poitiers . . . . . . 663

    28. San Juan de Capistrano . . . . . . . . . . 664 San Gontrn . . . . . . . . . . . . 667 San Tutilo 667

    29. Santos Jons y Baraquicio, Mrtires . . . . . . . . 668 Santos Marco, Obispo de Aretusa, y Cirilo, Mrtir . . . . . 669 San Bertoldo 670 San Ludolfo, Obispo de Ratzeburgo 671

    30. San Rgulo, Obispo de Senlis 671 San Juan Clmaco, Abad . . . . . . . . . . 672 San Zsimo, Obispo de Siracusa 673 El Beato Dodo 674 Beato Amadeo IX de Saboya 675 Beato Leonardo Murialdo, Fundador 676

    31. Santa Balbina, Virgen 677 San Acacio, Obispo . . . . . . . . . . . 678 San Benjamn, Mrtir . . . . . . . . . . 679 San Guido de Pomposa, Abad 679 Beata Juana de Toulouse, Virgen . . . . . . . . 680 Beato Buenaventura de Forli . . . . . . . . . 681

    ndice . 683

  • c:

    ABREVIATURAS BIBLIOGRFICAS Acta SanctorumAs, sin ninguna otra especificacin, se refiere al Acta Sanctorum de los

    Bolandistas. BHG.Biblioteca Hagiogrfica Griega de los Bolandistas. BHL.Biblioteca Hagiogrfica Latina de los Bolandistas. BHO.Biblioteca Hagiogrfica Oriental de los Bolandistas. Burton and Pollen, LEM.Lives oj the English Martyrs, segunda serie, editada por E.H.

    Burton and J.H. Pollen. Camm, LEM.Lives of the English Martyrs, primera serie, editada por Bede Camm. CMH.Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, por H. Delehaye, sobre el Acta

    Sanctorum, Noviembre, volumen n , 2 ' parte. DAC.Dictionnaire d'Archologie chrtienne el de Liturgie, editado por F. Cabrol y H.

    Leclercq. DCB.A dictionary of Chrislian Biography, editado por William Smith y Henry Wace. DHG.Dictionnaire d'Histoire et de Gographie ecclesiastiques, editado por A. Baudrillart DNB.The Dictionary of National Biography, editado por Leslie Stephen et ai. DTC.Dictionnaire de Thologie Catholique, editado por A. Vacant et al, KSS.Kalendars of Scottish Saints, editado por A.P. Frobes. LBS.Lives of British Saints, por S. Baring-Gould y John Fisher. LIS.Lives of Irish Saints, por John O'Hanlon. Mabillon.Acta Sanctorum Ordinis Sancti Benedicti, editado por J. Mabillon. MGH.Monumenta Germaniae Histrica, editado por G.H. Pertz et al. MMP.Memoires of Missionary Priests, by Richard Challoner, con referencia a la edicin

    1924, editada por J.H. Pollen. PG.Patrologa graeca, editada por J.P. Migne. PL.Patrologa latina, editada por J.P. Migne. REPSJ.Records of the English Province of the Society of Jess, editada por Henry Foley. Ruinar*Acta primorum martirum sincera et selecta, editada por T. Ruinart. Stanton's Menology.A Menology of England and Wales, por Richard Stanton. VSH.Vitae Sanctorum Hiberniae, editada por Charles Plumer.

    Al citar la obra del Padre Delehaye, Les origines du cuite des martyrs, nos referimos ii la segunda edicin revisada, del ao 1933.

    Existe una traduccin al ingls de la obra Les lgendes hagiographiques, ("The Legends of the Saints") del Padre Delehaye, hecha por la Sra. V.M. Crawford sobre la primera edicin. La tercera edicin francesa (1927) es edicin revisada y por tanto algunas veces hacemos referencia a ella.

    El ttulo ingls que aqu citamos como "Lon, L'Aureole sraphique {English transla-lion)", es "Lives of the Saints and Blessed of the Three Orders of St Francis" (1885-87), por el P. Lon (Vieu) de Clary. Una edicin corregida y aumentada de esta obra se co-menz a publicar en el ao 1951: Aureola Serfica, en italiano, por el Padre G.C. Guzzo. Kn el ao 195

  • ABREVIATURAS VIDAS DE LOS SANTOS

    No se ha juzgado necesario dar las referencias de obras tan conocidas como Dictionary of Christian Biography, los Dictionnaires publicados por Letouzey, y la Histoire de l'Eglise, aunque de ellas hacemos referencia en las notas bibliogrficas.

    Debemos hacer caer en la cuenta al lector, de una vez por todas, que tratndose de los santos y beatos modernos, la ms segura fuente de informacin sobre el aspecto espiritual de sus vidas, es el summarium de virtutibus, junto con las notas crticas del Promotor fidei, los cuales estn publicados en el proceso de beatificacin. Para los dems santos nombrados en el Martirologio Romano, puede hacerse referencia al Acta Sanctorum, Decembris Propy-laeum: Martirologium Romanum ad forman editionis typicae scholiis historiis instructum (1940). Esta gran obra trae un abundante comentario sobre los nombres incluidos en el Martirologio Romano, que enmienda, donde es necesario, las conclusiones que se encontra-ban en el antiguo Acta Sanctorum de sesenta volmenes. Esta obra da por adelantado un material que se encontrar redactado con mayor amplitud en los siguientes volmenes que estn por publicarse. Esta obra es indispensable para cualquier estudio serio y para referencia.

    Llamamos la atencin del lector sobre las siguientes obras generales de reciente pu-blicacin: R.-F. AGRAIN, L'Hagiographie: ses sources, ses mthodes, son histoire (Pars 1953). Vies des saints et des bienheureux, de los RR.PP. Benedictinos. Enero-Diciembre, 12 vol-

    menes. Especialmente los seis ltimos volmenes. E. G. BOWEN, The Settlements of the Celtio Saints in Wales (University of Wales Press,

    Cardiff, 1954). E. DEKKERS, Clavis Patrum Latinorum (Bruges, 1951). La mejor gula para las ediciones de

    los Padres desde Tertuliano hasta Beda. J. DELORME, Chronologie des civilisations (Presses Universitaires de France, 1949). A. EHRHARD (continuada por el P. Heseler), Ueberlieferung und Bestand der hagiographis-

    chen Literatur der griechischen Kirche. Tres volmenes en Texte and Untersuchungen (Leipzig,. 1937-1943).

    E. GRIFFE, La Gaule chrtienne a L'poque romaine, volumen i (Pars 1947). Desde el principio al fin del siglo cuarto.

    A. HAMMAN, La Geste du sang (Pars, 1953). Traduccin de los textos autnticos de los procesos de los mrtires.

    R. JANIN, Les glises et les monasteres (de Constantinopla), volumen ni , en La Gographie ecclcssiatisque de l'empire byzantin, Parte I (Pars, 1954). Esta obra es importante por el estudio del culto de las reliquias de los santos.

    Menologium cisterciense a monachis ordinis cisterciensis strictioris observatiae composi-tum... (Westmalle, 1952). Adems, en relacin a algunos sitios importantes de Francia, el trabajo de J. Hubert y

    de F. Benoit (Arles), M. de Laugardiere (Bourges), J. de la Martiniere (Orlans), J. Perrin (Sens) y, especialmente Rene Louis (Auxerre). En la Revue d'histoire ecclsiastique (Lou-vaine), son de importante valor las recensiones de libros y las bibliografas (que vienen en un suplemento separado).

    VIDAS DE LOS SANTOS DE BUTLER

  • i

    /snnnnnrYa E N E R O

    1 1 OCTAVA DEL NACIMIENTO DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO

    EN la Ley Antigua la circuncisin era un sacramento y constitua la primera observancia legal que Dios haba impuesto al pueblo escogido entre todos como depositario de Su revelacin. Dicho pueblo estaba formado por los

    descendientes de Abraham, a quien Dios haba ordenado la circuncisin varios siglos antes de confiar a Moiss la Ley en el Monte Sina. La circuncisin tena dos finalidades: en primer lugar, era una marca que distingua al pueblo esco-gido del resto de la humanidad; en segundo lugar, constitua el sello de la alianza entre Dios y Abraham, por la cual Dios se comprometa a bendecir al Patriarca y a su Posteridad, y sta a su vez quedaba obligada, por un pacto sagrado, a ser el pueblo de Dios y a guardar estrictamente sus leyes. As pues la circuncisin era un sacramento de iniciacin en el servicio divino, a la vez que una promesa de creer y obrar de acuerdo con la revelacin y los deseos de Dios.

    La ley de la circuncisin estuvo en vigor hasta la muerte de Jesucristo; por ello convena que nuestro Salvador, que haba nacido bajo la Ley y que haba venido para ensearnos la obediencia a Dios, se sometiera a ella para cumplir toda justicia. As, Jess fue "sometido a la Ley" es decir, fue circun-cidado para redimir a quienes se hallaban bajo el peso de la Ley, librndoles de esa esclavitud, y para dar la libertad a quienes vivan en la servidumbre. El bautismo, que Cristo instituy para reemplazar la circuncisin, nos hace hijos adoptivos de Dios.

    El da en que fue circuncidado, Nuestro Seor recibi el nombre de Jess, que significa Salvador, como lo haba ordenado el ngel antes de que Mara concibiera. El Evangelio menciona la razn de ser de dicho nombre: "Porque va a salvar a su pueblo del pecado". Jess iba a redimirnos con los ms atroces sufrimientos, humillndose, como dice San Pablo, no slo hasta la muerte sino bstala muerte en la cruz. Por ello Dios le exalt y le dio un nombre sobre todo nombre, y al nombre de Jess se dobla toda rodilla. Con esto concuerda lo que Cristo dijo de S mismo: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra".

    Desde el punto de vista litrgico, podemos distinguir cuatro elementos en la fiesta que la Iglesia celebra el primer da del ao. Se trata, en primer lugar, de la octava de Navidad, probablemente como consecuencia de esto, se hace una conmemoracin especial de la Virgen Madre, cuya eminente participacin en este misterio no poda celebrarse dignamente en la misma festividad. En se-gundo lugar, los antiguos misales y otros documentos conservan la huella del espritu de penitencia con que se celebraba este da, a lo que parece como una manifestacin de protesta contra los escndalos y excesos con que los paganos empezaban el ao. En tercer lugar, el Salvador fue circuncidado al octavo da de su nacimiento;' este acontecimiento exiga por s mismo una celebracin.

  • Enero 1] VIDAS DE LOS SANTOS

    En el estado actual de las investigaciones litrgicas, la primera mencin que conocemos de esta festividad se encuentra en el Leccionario de Vctor de Capua. Este documento, que da testimonio de las costumbres de Italia del sur en el ao 546, tiene un introito De circumcisione Domini y seala como lectura del da el pasaje de San Pablo a los Romanos (XV, 4-14), en el que llama al Seor "Ministro de la verdadera circuncisin por la que Dios confirma las pro-mesas hechas a nuestros padres". Un poco despus, en el canon 17 del Concilio de Tours (567 P.C.), se nos dice que, desde la Navidad hasta la Epifana, todos los das eran festivos, excepto el triduo (probablemente del 1 al 3 de enero), "durante el cual nuestros padres, para desarraigar la costumbre pagana, ordenaron que el 1* de enero hubiese una celebracin privada de las letanas, lo cual no impedira el canto de los salmos en las iglesias, y que la Misa de la Circuncisin se celebrase a la hora octava". Debe advertirse que, adems de la referencia a la Misa de la Circuncisin, la palabra litaniae, en esa poca, estaba relacionada con las prcticas penitenciales. Algo ms tarde, en el arque-tipo del martirologio que se conoce con el nombre de Hieronymianum, que data aproximadamente del ao 600, encontramos nuevamente una mencin de la Circuncisin, as como en casi todos los calendarios, martirologios, leccionarios, y otros libros del servicio litrgico del siglo VII y siguientes. La liturgia roma-na actual no conserva ninguna huella de los esfuerzos de la Iglesia primitiva por lograr que los cristianos recientemente convertidos no tomasen parte en los ritos y excesos paganos del ao nuevo, sin embargo, los llamados sacramentarlos "Gelasianos", ms o menos modificados por los usos que prevalecan en las Galias, en Alemania y en Espaa, hablan constantemente de la segunda Misa de este da ad prohibendum ab idolis, es decir, contra las prcticas de los id-latras. Todas las oraciones de dicha Misa repetan la peticin de que, quienes haban recibido la gracia de la adoracin perfecta en la fe cristiana, tuviesen el valor de volver las espaldas con decisin a sus antiguas y detestables costum-bres paganas. Cabe hacer notar que, aun antes de que la Iglesia pensara en establecer una fiesta litrgica relacionada con el primer da del ao, San Agus-tn exhortaba ya a sus oyentes, en un sermn predicado en esa fecha, a comportarse como cristianos en medio de los excesos que cometan los gentiles en esa temporada.

    Por consiguiente, es absolutamente seguro que el deseo de proteger a los miembros dbiles de la comunidad cristiana contra la contaminacin de las ce-lebraciones del ao nuevo, fue uno de los principales motivos que tuvo la Iglesia para instituir la fiesta en este da. Las palabras de San Agustn nos hacen sospechar que l se daba muy bien cuenta de cuan intil era imponer un ayuno general, precisamente en un da que era de fiesta para el resto del mundo. La naturaleza humana se hubiese rebelado contra exigencias superiores a sus fuer-

    f> zas. Lo nico prctico que se poda hacer, era aplicar los principios de pastores tan sabios como San Gregorio Taumaturgo y San Gregorio el Grande: cuando los usos paganos haban penetrado demasiado profundamente en las costumbres populares, la manera de combatir o neutralizar los efectos del mal consista en establecer una festividad cristiana que sustituyese a la festividad pagana. En conjunto, queda la impresin de que fuera de Roma en Galia, Germania, Espaa, y aun en Miln y en el sur de Italia se llev al cabo un esfuerzo por exaltar el misterio de la Circuncisin, con la esperanza de colmar la imagi-nacin popular y hacer olvidar n los vividores las supersticiones paganas. Sin

    SAN ALMAQUIO O TELEMACO [Enero 1

    embargo, en la misma Roma no existen huellas de referencias a la Circunci-sin, sino hasta en una poca relativamente tarda. La liturgia del da en nuestro misal actual, al mismo tiempo que se hace eco de los sentimientos propios de la Natividad, como era de esperarse en la octava de dicha fiesta, se refiere de manera muy marcada a la Madre de Dios, por ejemplo, en la colecta. Por qu esta importante mencin de Nuestra Seora el primer da del ao? Como lo indicamos ms arriba, tal vez es simplemente el resultado de su ntima relacin con el misterio de la Encarnacin; pero hay razones para creer que la liturgia de este da es la de la octava de Navidad, tal como se celebraba en la antigua baslica romana de Santa Mara la Antigua (cf. D. Bnner en la bibliografa). En todo caso, ya sea que en dicha iglesia se celebra-ra el primero del ao una fiesta como antdoto a las orgas paganas, o con algn otro fin, los esfuerzos desgraciadamente slo obtuvieron un xito parcial, ya que los escandalosos excesos sobrevivieron, aun en la llamada "Fiesta de los Locos". Los mejores hombres de la Iglesia protestaron contra tales excesos durante toda la Edad Media, pero generalmente sus protestas resultaron intiles.

    Cf. Abbot Cabrol, Les origines liturgiques (1906), pp. 203-210; tambin la Revue du clerg fraileis, enero, 1906, pp. 262 ss., y DAC, s.v. Circoncisin; F. Bnger, Geschich-te der Neujahrsfeiern der Kirche (1909); D. Bnner, La fte ancienne de la Circuncisin, en La Vie et les Arts Liturgiques, enero, 1924; G. Morin en Ancdota Maredsolana, vol. I, pp. 426-428. Ver tambin Mansi, Concilla, vol. ix, p. 796; Maasen, Concilla Merov., p. 126; San Agustn, sermn 198 en Migne, PL, vol. xxxvm. c, 1025: > W. de Grneisen, Ste. Marie Antique, pp. 94, 493. Hay en nuestro artculo una referencia al Hieronymianum, al que tendremos que referirnos frecuentemente. Se trata del Martirologio de Jernimo, llamado as por haber sido errneamente atribuido a San Jernimo. Dicha obra fue imitada por todos los calendarios de mrtires y de santos. Es una compilacin hecha en Italia en la segunda mitad del siglo V; el manuscrito en el que se fundan todas las copias actualmente conocidas es una recensin hecha en la Galia, alrededor del ao 600. El comentario del P. Delehaye sobre el Hieronymianum se encuentra en Acta Sanctorum, noviembre, vol. n pt. 2.

    SAN CONCORDIO, MRTIR (C. 178 p.c.)

    EN EL REINADO de Marco Aurelio, el subdicono Concordio fue aprehendido en el desierto. Ante su juez Torcuato, gobernador de Umbra, que resida en-tonces en Espoleta, nuestro mrtir no sucumbi, ni a las promesas, ni a las amegazas. Apaleado en el primer interrogatorio y descoyuntado en el potro en el segundo, Concordio cantaba gozosamente en medio de sus tormentos: "Gloria a Ti Seor Jess!" Tres das ms tarde, Torcuato dio la orden de deca-pitarle, si no ofreca sacrificios a un dolo que un sacerdote, acompaado por dos soldados, deba presentarle en su prisin. El santo mostr su indignacin escupiendo al dolo; acto seguido, uno de los soldados le decapit.

    Ver sus actas en Acta Sanctorum, V de enero; tambin Tillemont, Mmoires vol. ii, p. 439.

    SAN ALMAQUIO O TELEMACO, MRTIR (C. 400 p.c.)

    TODO LO o un sabemos de este interesante personaje proviene de dos breves reseas. La primera de ellas se halla en la "Historia Eclesistica" de Teodoreto

    \

  • Enero 1] VIDAS D E LOS SANTOS

    (lib. v, c. 26) , la segunda en el antiguo "Martirologio de Jernimo", del que hablamos en la bibliografa de la Circuncisin. Teodoreto nos dice que el empe-rador Honorio suprimi los combates en el circo, a raz del incidente que vamos a relatar: "Un asceta llamado Telmaco haba venido del oriente a Roma, animado por una santa ambicin. En el momento en que se llevaban al cabo en el circo los abominables juegos, Telmaco penetr en el estadio, se present en la arena e intent separar a los gladiadores. Los espectadores, furio-sos al ver interrumpida su diversin e instigados por el demonio, que gusta de ver correr la sangre, mataron a pedradas al mensajero de la paz. Al ente-rarse de lo ocurrido, el excelente emperador puso a Telmaco en la gloriosa lista de los mrtires y aboli las criminales justas de los gladiadores".

    La resea del "Martirologio de San Jernimo", conservada hasta nuestros das en el "Martirologio Romano", dice textualmente: "Primero de e n e r o . . . La festividad de Almaquio, quien, habiendo dicho: "Hoy es el octavo da del Seor, cesad de adorar a los dolos y de ofrecer sacrificios impuros", fue deca-pitado por los gladiadores, por orden de Alipio, prefecto de la ciudad. Contra la opinin de l)om Germain Morin, quien se inclina a ver en este martirio un simple eco de la leyenda fantstica del dragn del foro romano, el P . 'H. Dele-haye, bolandista, piensa que se trata de un martirio histrico y considera que, a pesar de ciertas dificultades en cuanto a las aclaraciones, el verdadero nom-bre del mrtir fue Almaquio y que su martirio tuvo lugar hacia el ao 400.

    Ver Analecta Bollandiana, vol. xxxm (1914), pp. 421-428. Cf. Morin, en la Revue Bndictine, vol. xxxi (1914), pp. 321-326, y CMH, p. 21.

    SANTA EUFROSINA, VIRGEN (siglo v? )

    Los GRIEGOS llaman a Santa Eufrosina "nuestra madre" y la tienen en gran honor. Sin embargo, no poseemos ninguna narracin autntica de su vida. Lo que ha llegado hasta nosotros, como "su historia", es una simple rplica de la vida de Santa Pelagia, tal como aparece, para uso de los lectores occiden-tales, en las "Vitae Patruum" y en la "Leyenda Dorada". Ahora bien, esa vida de Santa Pelagia es un cuento creado por la imaginacin popular que, con ligeras variantes, pas a embellecer las historias de Santa Marina, Santa Apo-linaria, Santa Teodora, etc.

    Segn esa fbula, Santa Eufrosina o Eufrosine fue hija de Pafnucio, rico y piadoso ciudadano de Alejandra. Pafnucio y su mujer no tuvieron descen-dencia durante largo tiempo; Eufrosina vino finalmente a alegrar su vida, gracias a las oraciones de un santo monje a cuya intercesin se haban enco-mendado. La nia era extraordinariamente bella y sus padres le dieron ese nombre para conmemorar el gozo que su nacimiento les haba producido. La madre muri cuando Eufrosina tena once aos. Su padre se dedic a buscarle marido y la prometi a un joven muy rico. Eufrosina no parece haber puesto ningn reparo al principio; pero, a raz de una entrevista con el santo monje que haba orado antes de su nacimiento, empez a sentir el llamamiento ha-cia una vida ms alta y la despreocupacin por las cosas de este mundo. En seal de ello, Eufrosina se desprendi de sus joyas y las regal a los pobres; ces, adems, de tratar con jvenes de su edad y frecuentaba nicamente a an-cianas de piedad reconocida; finalmente, se dice que para perder su atractivo,

    4

    SANTA EUFROSINA [Enero 1

    dej de lavarse el rostro "aun con agua fra". Todo ello no pareci haber im-presionado gran cosa a su padre, que, sin preocuparse de la hija, parti a un retiro de tres das en honor del santo fundador de un monasterio del que l era bienhechor. En cuanto el padre se alej, Eufrosina envi a una sirvienta de confianza a pedir una entrevista al santo monje. Cuando Eufrosina confi a ste el llamamiento divino que senta en su alma, el monje respondi con las palabras del Seor: "Quien no es capaz de dejar a su padre, a su madre, a sus hermanos y todas las cosas por el Reino de los Cielos, no es mi discpulo". Eufrosina manifest al monje que tema despertar la clera de su padre y que ella era la nica heredera de su fortuna, a lo que el monje replic que su padre encontrara entre los pobres y los enfermos numerosos herederos. Vencida su resistencia, Eufrosina pidi al monje que la admitiera en religin, cosa que ste hizo inmediatamente.

    Cuando termin la entrevista y Eufrosina empez a reflexionar, lleg a la conclusin de que no podra librarse de la ira de su padre en ningn convento de la regin, porque ste la descubrira seguramente y la llevara a casa por fuerza. As pues, Eufrosina se disfraz de hombre y huy de noche, en tanto que su padre se hallaba todava ausente. Sin saberlo, Eufrosina llam a la puerta del monasterio que su padre frecuentaba; el superior se maravill de la juvenil belleza del visitante. Eufrosina le dijo que se llamaba Esmaragdo y que haba formado parte de la corte; que vena huyendo de las diversiones del mundo y de las intrigas cortesanas y que deseaba consagrar su vida a la oracin en la paz del monasterio. El abad qued grandemente edificado y acep-t recibirla en el monasterio, a condicin de que se sometiera a la direccin de un monje antiguo, dada su evidente falta de experiencia en la disciplina de la vida religiosa. Eufrosina replic que no slo estaba dispuesta a aceptar la direc-cin de un maestro de perfeccin sino de muchos. Nadie sospech nunca que se trataba de una mujer, y Eufrosina hizo grandes progresos en la virtud. No le faltaron dificultades y tentaciones, pero sali triunfante de ellas. Como su belle-za y su encanto resultaban una causa de distraccin para los otros monjes, Eufrosina se retir a una celda solitaria, en la que slo reciba a quienes necesitaban de sus consejos. Su fama de santidad y sabidura se fue extendien-do cada vez ms y, al cabo de un tiempo, su padre, desesperado de haberla perdido, pidi permiso de consultar al venerable asceta Esmaragdo. Eufrosina le reconoci, pero l no sospech que fuera ella, pues su rostro estaba casi totalmente cubierto y las asperezas de la vida religiosa lo haban cambiado. Kiftrosina le dio gran consolacin espiritual, pero no le revel su identidad, sino muchos aos despus, cuando se hallaba ya en el lecho de muerte. Al mo-rir Eufrosina, su padre se retir del mundo y vivi diez aos en la celda que ella haba ocupado.

    Ver Delehaye, Les lgendes hagiographiques (1927), pp. 189-192, y Quentin, Les martirologes historiques, pp. 165-166. Aunque hay en el Martirologio Romano una conme-moracin de Eufrosina el primero de enero, y los Carmelitas sostienen que perteneci a su orden y celebran su fiesta el 2 de enero, hay razones muy serias para dudar de la exis-tencia de Kufrosina. En su caso no existe ningn culto local que permita situar el origen de lu leyenda. Los sinaxarios griegos conmemoran a Santa Eufrosina el 25 de septiembre; por el contrario, en la mayora de los martirologios latinos su elogio aparece el l 9 de moro. El Arla Sanrtorum narra su vida el 11 de febrero. La Analecta Bollandiana (vol. II, pp. l%-20!>) public una biografa griega; en I!LII (un. 2722-2726) se encuentra el catlogo de las vcrsionCH latinas. El tono de todos estos documentos es claramente legen-

    5

  • Enero 1] VIDAS D E LOS SANTOS

    dario. Sin embargo, parece que ha habido algunos casos autnticos de mujeres que, disfra-zadas de hombres, vivieron en monasterios para hombres, sin ser descubiertas durante algn tiempo. Tal es el caso, del que existen pruebas ms o menos contemporneas, de Hildegunda, quien muri en la abada cisterciense de Schonau, el 20 de abril de 1188; pero el problema de su santidad es muy diferente.

    SAN EUGENDO u OYENDO, ABAD (C. 510 p.c.)

    A LA MUERTE de los santos hermanos Romano y Lupicino, fundadores de la abada de Condat, bajo cuya direccin haba sido educado desde los siete aos, Eugendo fue nombrado coadjutor de Minausio, quien les haba sucedido en el cargo. Cuando Minausio fue depuesto, Eugendo pas a ocupar el puesto de abad del famoso monasterio. Su vida fue muy austera y estaba tan apartado de las pasiones, que pareca incapaz de experimentar la ira. Eugendo, que no rea nunca y sin embargo, llevaba la alegra reflejada en el rostro, era muy versado en griego, en latn, en el conocimiento de la Sagrada Escritura, y fue un gran promotor de los estudios en su monasterio; a pesar de ello, todos los ruegos no consiguieron persuadirle a aceptar la ordenacin sacerdotal. La bio-grafa de los primeros abades de Condat consigna el hecho de que, habindose incendiado el monasterio que San Romano haba construido con troncos de rboles, Eugendo construy un nuevo monasterio de piedra, as como una ele-gante iglesia consagrada a los santos Pedro, Pablo y Andrs. Eugendo viva en constante oracin, y su devocin no hizo sino aumentar durante su ltima enfermedad. Habiendo convocado a aqul de sus hermanos que l haba nom-brado para ungir a los enfermos, Eugendo le pidi, segn la costumbre de la poca, que le ungiera el pecho, y entreg su alma a Dios cinco das ms tarde, hacia el ao 510, a los sesenta y uno de edad. De l tom el nombre de Saint-O-yend la famosa abada de Condat, a siete leguas de Ginebra; dicho nombre fue cambiado por el de Saint-Claude en el siglo XIII , en honor del obispo de Besangon cuya fiesta se celebra el 6 de junio.

    Ver la vida de San Eugendo, escrita por uno de sus contemporneos y discpulos, cuya edicin crtica fue editada por Bruno Krusch en MGH., Scriptores Merov., vol. m, pp. 154-166. En la introduccin de esta edicin crtica, as como en un estudio sobre La falsification des vies des saints bourgondes (Mlanges Julien Havet, pp. 39-56), Krusch opina que dicha biografa es una falsificacin de fecha muy posterior; pero Mons. L. Duchesne, en Mlanges d'archologie et d'histoire" (1898), vol. xvm, pp. 3-16, ha probado con xito su autenticidad y su veracidad.

    SAN FULGENCIO, OBISPO DE RUSPE (533 p.c.)

    FABIO CLAUDIO Gordiano Fulgencio descenda de una noble familia senatorial de Cartago. Naci el ao 468, treinta aos despus de que los vndalos haban

    e desmembrado a frica del Imperio Romano. Su madre, Mariana, que ha-

    ba quedado viuda desde joven, se ocup de la educacin de Fulgencio y de su hermano. Bajo su direccin, Fulgencio aprendi el griego siendo todava nio, y lleg a hablarlo tan perfectamente como su propia lengua. Tambin se consagr al estudio del latn. Sin embargo, saba combinar los estudios con los negocios, ya que tom por su cuenta la administracin de los bienes fami-liares para evitar a su madre ese trabajo. Todos le respetaban por su pruden-cia, su conducta ejemplar, su carcter amable y sobre todo por la gran defe-

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    SAN FULGENCIO [Enero 1

    rencia con la que trataba a su madre. Fue elegido procurador, es decir vicegobernador y receptor general de impuestos de Byzacena. Pero la vida mun-dana le fatig muy pronto y, justamente alarmado ante sus peligros, Fulgencio se arm contra ellos con la lectura espiritual, la oracin y el ayuno riguroso y las frecuentes visitas a los monasterios. Todo esto y la lectura de un sermn de San Agustn sobre el Salmo treinta y seis, en el que el santo doctor habla del mundo y de la corta duracin de la existencia humana, hicieron brotar en l un ardiente deseo de abrazar la vida religiosa.

    Unerico, rey arriano, haba expulsado de sus dicesis a la mayora de los obispos ortodoxos. Uno de ellos, llamado Fausto, haba fundado un monasterio en Byzacena. A l se dirigi el noble joven en busca de consejo; pero Fausto, observando su dbil constitucin, le desaconsej la vida religiosa con palabras bastante duras: "Primero aprende a vivir en el mundo sin entregarte a sus placeres. Crees acaso que es tan fcil el paso de una vida cmoda como la tuya, a una vida de severo ayuno y pobre vestido como la nuestra? C-mo podras acostumbrarte a nuestras vigilias y penitencias?" Fulgencio replic modestamente: "Aqul que me ha llamado a servirle me dar tambin el valor y la fuerza necesarios". Esta respuesta humilde y decidida movi a Fausto a admitirle a prueba. El santo contaba entonces veintids aos. La noticia de un suceso tan inesperado sorprendi y edific a todo el pas. Pero Mariana, su ma-dre, acudi prestamente a las puertas del monasterio, gritando: "Fausto, devul-veme a mi hijo y a la ciudad su gobernador. La iglesia protege a las viudas; cmo te atreves, pues, a robarme a mi hijo, siendo yo una viuda sin consue-lo?" Todos los argumentos de Fausto no bastaron para calmarla. Naturalmente, esto fue una prueba dursima para Fulgencio, pero Fausto aprob su vocacin y le recomend a los monjes. Como la persecucin se recrudeciera, Fausto tuvo que retirarse a otra ciudad; nuestro santo se present, pues, a un monasterio vecino, cuyo abad le propuso inmediatamente la direccin del convento. Tal proposicin sorprendi a Fulgencio, pero finalmente qued convenido que am-bos ejerceran conjuntamente las funciones de superior. La armona con la que los dos abades gobernaron el monasterio durante seis aos, fue admirable; jams surgi dificultad alguna entre ellos y cada uno trataba de acomodarse a la voluntad del otro. En tanto que Flix se ocupaba de la direccin de los asuntos temporales, Fulgencio se encargaba de la predicacin y la instruccin.

    El ao 499, una violenta irrupcin de las tribus de Numidia oblig a los dos abades a buscar refugio en Sicca Veneria, ciudad de la provincia procn-s u l * de frica. Ah, un sacerdote arriano les hizo arrestar y flagelar, porque predicaban la consustancialidad del Hijo de Dios. Al ver que los verdugos se ocupaban primero de Fulgencio, Flix grit: "Dejad en paz a este pobre her-mano mo, que es demasiado delicado para soportar vuestras brutalidades, y ocupaos de m que soy fuerte". Los verdugos, al or esto, se arrojaron sobre Flix, quien soport la tortura con extraordinario valor. Cuando lleg su turno, Fulgencio sufri con paciencia la flagelacin; pero, sintiendo que la pena se haca insoportable, para ganar un momento de respiro indic al juez que tena una declaracin que hacer. El juez dio a los verdugos la orden de interrumpir la tortura, y Fulgencio empez a narrar sus viajes de un modo fascinante. El cruel y fantico juez, que esperaba una abdicacin de la fe y no un relato de viajes, orden que recomenzara la tortura. Finalmente los dos confesores de la fe fueron puestos en libertad, con los vestidos desgarrados, el cuerpo des-

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  • Enero 1] VIDAS DE LOS SANTOS

    trozado y la cabeza rapada, de suerte que los mismos arranos se avergonzaron de tal crueldad y su obispo prometi castigar al sacerdote que les haba entre-gado a la tortura, a condicin de que Fulgencio se encargara de actuar como acusador en el juicio. Fulgencio respondi que el cristiano no tiene derecho a tratar de vengarse y que hay una bienaventuranza relativa al perdn de las injurias.

    Fulgencio se embarc con rumbo a Alejandra, a donde le llevaba el deseo de visitar a los ascetas del desierto de Egipto, famosos por la santidad y aspe-reza de sus vidas; pero en Sicilia, Eulalio, abad de Siracusa, disuadi a Ful-gencio de continuar su viaje, asegurndole que "una odiosa disensin haba apartado a Egipto de la comunin de Pedro", es decir, que los herejes pulula-ban en Egipto y que vivir ah era enfrentar la alternativa de unirse en co-munin con ellos o privarse de los sacramentos. Renunciando, pues, a su pro-yecto de visitar Alejandra, Fulgencio se embarc para Roma, a donde quera ir a orar en la tumba de los apstoles. Un da vio a Teodorico, rey de Italia, sentado en el trono y rodeado del senado y la corte. "Ah exclam Fulgen -cio cuan bella debe ser la Jerusaln celestial, si la Roma terrenal es tan hermosa, y qu gloria debe Dios dar a sus santos en el cielo, si viste con tal esplendor a los amadores de la vanidad.'" Este acontecimiento tuvo lugar en la segunda mitad del ao 500, en el momento de la primera entrada del rey en Roma.

    Fulgencio volvi a su patria poco despus y construy un espacioso monas-terio en Byzacena, pero l mismo se retir a una celda en las proximidades del mar. Fausto; su obispo, le oblig a reasumir el gobierno del monasterio. Al mis-mo tiempo, muchas ciudades le deseaban como obispo, porque haba mltiples sedes vacantes a consecuencia del edicto por el que el rey Tarasimundo haba prohibido la consagracin de obispos ortodoxos. Una de dichas sedes vacantes era la de Ruspe, la actual poblacin de Kudiat Rosfa en Tnez. Fulgencio fue arrancado de su retiro y consagrado obispo en 508.

    Su nueva dignidad no modific su estilo de vida. Jams revisti el orarium especie de estola que usaban entonces los obispos, ni dej su spera tnica, que le cubra lo mismo en invierno que en verano. Algunas veces iba descalzo; nunca se desnudaba para dormir, y jams falt al oficio de medianoche. Slo cuando estaba enfermo, aceptaba un poco de vino en el agua que beba y nun-ca pudieron persuadirle a comer un poco de carne. Su modestia, bondad y humildad le ganaban el afecto de todos, aun del ambicioso dicono Flix, que se haba opuesto a su eleccin y a quien el santo trat con cordial caridafi. Su amor a la soledad le movi a construir un monasterio en las proximidades de su casa, en Ruspe; pero antes de que pudiera terminarlo, el rey Trasimundo le desterr a Cerdea, junto con otros sesenta obispos ortodoxos. Aunque era el ms joven de los desterrados, Fulgencio hablaba y escriba por ellos en todas las ocasiones difciles. El caritativo Papa San Smaco enviaba cada ao dinero y vestidos a estos campeones de la fe. Se conserva todava una carta de San Smaco en la que les consuela y reconforta. Por la misma poca, les envi tambin unas reliquias de los santos Nazario y Romano, "para que el ejemplo y proteccin de estos generosos soldados de Cristo animen a los confesores a pelear valientemente las batallas del Seor".

    Con otros compaeros, San Fulgencio transform en Cagliari una casa en monasterio. El sitio se convirti inmediatamente en un refugio para todos

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    SAN FULGENCIO [Enero 1

    los afligidos y necesitados de consejo. En dicho retiro, el santo compuso nume-rosos tratados para la instruccin de los fieles de frica. Al enterarse el rey Trasimundo de que Fulgencio era el principal apoyo y abogado de la comuni-dad, le mand llamar y le expuso sus objeciones contra la fe; el santo respondi a ellas, segn parece, en su libro titulado "Respuesta a Diez Objeciones". El rey admir su humildad y su ciencia, y la causa de la fe sali triunfante gracias a las respuestas de Fulgencio. Para evitar que el xito se repitiera, eli rey le exigi que no divulgara las respuestas a sus nuevas objeciones, pero Fulgencio se neg a responder, si no se le autorizaba a conservar una copia. Escribi, pues, al rey una amplia y modesta refutacin del arrianismo, que ha llegado hasta nosotros con el ttulo de "Tres Libros al Rey Trasimundo". La obra result del gusto del rey, qui