budismo camino a la sabiduria

3
Hábitos que dificultan la paz interior. Por dejadez o inconsciencia (y movidos por nuestros engaños), a veces nos permitimos reaccionar de maneras negativas (gritar a nuestros hijos o enfadarnos, criticar a los compañeros de trabajo o a nuestra pareja, autocompadecernos, etc.) sin caer en la cuenta de que estamos creando hábitos de comportamiento que se irán repitiendo más y más veces por inercia, no favoreciendo en nada nuestra perseguida alegría y paz interior. Toma nota y sé consciente cuando estas actitudes aparecen, detente un momento, si puedes, y recuerda tus auténticos objetivos (ser feliz, que las personas que amas y todas aquellas que te rodean sean felices). Échale sentido del humor. Y con el tiempo la vida será más y más fácil, conforme tu mente deje de boicotearte para convertirse en tu aliada. El enemigo más persistente: el enfado. El enfado es uno de los engaños más comunes y destructivos que nos afecta casi todos los días. Nos solemos enfadar cuándo no conseguimos lo que queremos o cuando nos tenemos que enfrentar con lo que no nos gusta. Existen innumerables situaciones en las que podemos enfadarnos con facilidad y las consecuencias son obvias: cuando nos enfadamos perdemos nuestra paz interior y felicidad y nos sentimos incómodos e inquietos, aumenta nuestro malestar, no podemos controlar nuestras emociones y se obstaculiza nuestro progreso espiritual. Perdemos el sentido común y no somos razonables. Incluso dañamos a quienes queremos ya sea física o verbalmente, con el deterioro que ello conlleva en nuestras relaciones. Superar el enfado no es una meta inalcanzable. Nuestros pensamientos surgen debido al poder de la familiaridad, cuando nos acostumbramos a hacer algo adquirimos destreza en ello. Para ello debemos observar nuestra mente con

Upload: jesslit

Post on 09-Dec-2015

224 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Un Aporte a la sabiduria oriental

TRANSCRIPT

Page 1: Budismo Camino a La Sabiduria

Hábitos que dificultan la paz interior.Por dejadez o inconsciencia (y movidos por nuestros engaños), a veces nos permitimos reaccionar de maneras negativas (gritar a nuestros hijos o enfadarnos, criticar a los compañeros de trabajo o a nuestra pareja, autocompadecernos, etc.) sin caer en la cuenta de que estamos creando hábitos de comportamiento que se irán repitiendo más y más veces por inercia, no favoreciendo en nada nuestra perseguida alegría y paz interior.Toma nota y sé consciente cuando estas actitudes aparecen, detente un momento, si puedes, y recuerda tus auténticos objetivos (ser feliz, que las personas que amas y todas aquellas que te rodean sean felices). Échale sentido del humor. Y con el tiempo la vida será más y más fácil, conforme tu mente deje de boicotearte para convertirse en tu aliada. El enemigo más persistente: el enfado. El enfado es uno de los engaños más comunes y destructivos que nos afecta casi todos los días. Nos solemos enfadar cuándo no conseguimos lo que queremos o cuando nos tenemos que enfrentar con lo que no nos gusta. Existen innumerables situaciones en las que podemos enfadarnos con facilidad y las consecuencias son obvias: cuando nos enfadamos perdemos nuestra paz interior y felicidad y nos sentimos incómodos e inquietos, aumenta nuestro malestar, no podemos controlar nuestras emociones y se obstaculiza nuestro progreso espiritual. Perdemos el sentido común y no somos razonables. Incluso dañamos a quienes queremos ya sea física o verbalmente, con el deterioro que ello conlleva en nuestras relaciones.Superar el enfado no es una meta inalcanzable. Nuestros pensamientos surgen debido al poder de la familiaridad, cuando nos acostumbramos a hacer algo adquirimos destreza en ello. Para ello debemos observar nuestra mente con atención en todo momento, y será más fácil reconocerlo en cuanto surja.

Cuándo nos demos cuenta de que nos vamos a enfadar, hemos de recordar las consecuencias de hacerlo.

En vez de culpar las circunstancias externas o a los demás, hemos de considerar que nuestra falta de aceptación y consiguiente enfado son las causas de nuestro malestar.

El auténtico antídoto del enfado es la paciencia. Otra forma de reaccionar ante las dificultades: aceptar por completo cualquier

circunstancia en la que nos encontramos. Shantideva, antiguo maestro budista indio, decía: "si algo tiene solución, ¿por que

ser desdichados? Y si no la tiene, tampoco hay razón para serlo". Cuándo estemos con nuestros familiares y amigos, podemos recordar la bondad

que recibimos de ellos.

Page 2: Budismo Camino a La Sabiduria

Si aceptamos a los demás tal y como son, sin juzgarlos, mejoraremos nuestras relaciones y controlaremos nuestras actitudes de enfado y crítica.

Shantideva también decía que en momentos de mucho enfado es mejor quedarnos como un trozo de madera que actuar movidos por una actitud destructiva. En ese momento nos podemos aislar, relajar nuestro cuerpo y con él calmar la mente.

Si rechazamos las dificultades y nos enfadamos, no hacemos más que empeorar la situación.

-Alegrarnos de las buenas cualidades de los demás y de su buena fortuna nos ayudará a desarrollar potenciales similares a la vez que superamos la envidia.

Controlar el enfado no es reprimirlo. Tomar una fuerte determinación de no enfadarnos teniendo en cuenta sus

consecuencias será de gran ayuda. Al principio podemos hacerlo durante unas horas, con el tiempo durante días.

Paciencia no es resignación. Con paciencia podemos mejorar lo que deseemos y comunicarnos mejor con quiénes nos rodean.