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TRIBUNALES DE CONCIENCIA: UNA PROPUESTA PARA LA JUSTICIA
Y LA MEMORIA EN LA COYUNTURA ACTUAL.1
Ana Cristina Bracho Vallarino2
I. PRELIMINARES
Quiero agradecer la invitación a esta Jornada de Justicia
Municipal, Mujer, Poder Popular y Paz “NINOSKA QUEIPO
BRICEÑO”, tanto como el esfuerzo porque estos espacios en
Maracaibo no se detengan pese a todas las cosas que
sabemos han impactado la normalidad de nuestra ciudad.
En el día de hoy y con el consentimiento de los
organizadores, quiero hablarles de justicia pero
tomándome la libertad de salirme de los más habituales
1 Jornada de Justicia Municipal, Mujer, Poder Popular y Paz
NINOSKA QUEIPO BRICEÑO, Maracaibo, 2019. 2 Abogada Luz 2009, Magister Unicaen 2010.
Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa
de la Humanidad
límites con los que pensamos el tema. Por ello, como me
han planteado que se trata de unas jornadas que piensa la
justicia municipal, el poder popular y la paz, prefiero
intentar compartir con ustedes unas reflexiones que se
vienen desarrollando durante muchos meses en las
reuniones de la Red de Intelectuales, Artistas y
Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad así como
en otros movimientos, en especial en el que agrupa a los
Psicólogos por el Socialismo con el Movimiento Periodismo
Necesario.
En sentido estricto no trataré de actualizar ningún tema,
no incorporaré doctrina renovada o una sentencia de
consulta obligatoria que haya sido dictada en los últimos
meses por el Tribunal Supremo de Justicia. Quiero invitarles
a que pensemos juntos sobre la justicia, su valor en el
contexto que vivimos, cómo hacer justicia en marco de un
proceso de diálogo nacional así cómo cuál es nuestro rol
como ciudadanos individuales pero fundamentalmente
como Poder Popular en el marco de un proceso de acoso a
nuestra República.
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Tomando esos elementos, fijaremos algunas preguntas
para arrancar ¿cómo se defienden los pueblos? ¿Tienen que
pedir permiso para defenderse? ¿Qué hacen cuando los
sistemas de justicia formal los ignoran o los excluyen?
Y luego nos preguntaremos si existe un imperativo ético
de buscar hacer justicia por lo que ocurre en Venezuela, por
lo que nos hacen que, por tomar tan sólo una estimación de
Pascualina Curcio ya en marzo de 2019 había generado una
lesión patrimonial cuyo valor supera lo que necesitaríamos
para garantizar durante 26 años la importación de
alimentos y medicinas para satisfacer los derechos de 30
millones de habitantes.
Al recorrer ese camino nosotros vamos a mirar de frente
el tema de la justicia, principalmente en su faceta
internacional, en su comportamiento en los grandes
conflictos del mundo moderno y como cuando es negada,
por ejemplo, en el caso de Palestina, los pueblos se aferran
al menos a que lo ocurrido no se olvide, naciendo así toda
una reivindicación del derecho a la memoria.
II. JUSTIFICACIÓN
Este es un trabajo urgente en el momento que vivimos
porque si ocurriesen hechos que detuvieran en seco la
Revolución Bolivariana, todos los avances y la resistencia
del pueblo morirían bajo la inclemencia de la lectura de la
prensa internacional que aplanaría, disimularía las
complejas relaciones de causalidad de las cosas que
ocurren.
Sé que todos los que estamos aquí reunidos tenemos
dentro del corazón muchos nombres de enfermos que
empeoraron, que quizás murieron, por causas por las que
en este país antes del 2014 no se sufría tanto o no se moría.
Son ellos los nombres, de todos los de ustedes, de todos los
míos, a quienes con su permiso quiero dedicar esta
exposición en nuestra querida Maracaibo.
III. BUSCAR LA JUSTICIA
Cuando nosotros pensamos en los conflictos
internacionales y la justicia es fácil observar que la versión
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oficial así como las responsabilidades no se determina por
criterios objetivos. De una manera clara, Francisco de
Quevedo nos recuerda que “ningún vencido tiene justicia si
lo ha de juzgar su vencedor” que es una idea que no
podemos quitarnos de la mente si miramos cómo funciona
la justicia internacional.
Ahora, eso no quiere decir que los hechos que cometen
los antiguos vencedores, hoy poderes hegemónicos
anclados en la ONU no sean delitos. Primero porque en
cierto modo, al menos en los discursos de los juicios de
Nuremberg y en los tribunales especiales que
posteriormente se crearon se dejó de manifiesto que existía
una deuda con la humanidad anclada en la necesidad de
construir un sistema de justicia penal objetiva, de hechos,
que superara que las responsabilidades se determinen
preguntando quién y no qué.
De lo que nosotros rescatamos una frase de Robert
Jackson actuando como Fiscal en los Juicios de Nuremberg en la
que afirmó que “si ciertos actos de violación de tratados son
crímenes, se trata de crímenes, sin importar que los cometa USA o
Alemania” para empezar a mirar que las dificultades que
tengan los Estados para lograr actos jurisdiccionales no
pueden interpretarse como la imposibilidad, previamente
establecida, de los pueblos de intentar conseguirla.
La lucha por la justicia, ahora entendida como un
derecho humano fundamental, es entonces un camino
irrenunciable en el que no deberían hacerse
discriminaciones prohibidas en el corpus jurídico
internacional porque todas las personas tienen igual
dignidad y derechos, por ende, el mismo derecho a la
justicia.
Desde aquellas frases hasta ahora, el Derecho Penal
Internacional avanzó notablemente, en especial desde que
se adoptó el Estatuto de Roma que determinó los grandes
delitos que pueden cometerse, distinguiendo genocidio,
crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crimen
de agresión, y, se creó la Corte Penal Internacional con la
vocación de constituir un organismo internacional
pretendidamente universal para tratar esta materia.
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Ese documento marcó sin duda un momento de la
historia del Derecho Internacional determinado por la
ilusión de la codificación y una presunta estabilidad que
sería característica de la globalización y del fin de la guerra
fría. Sin embargo, esas ideas cambiarían prontamente
cuando tras el 11 de septiembre de 2002, comienza una
crisis muy aguda que nos demuestra que es la fuerza y no el
derecho lo que determina el comportamiento de los sujetos
internacionales.
Según la Corte Penal Internacional, en su página web,
actualizada hasta 2015, 123 países habían firmado el
Estatuto De Roma de la Corte Penal Internacional,
quedando dividido por zonas geográficas, así: países
africanos, países asiáticos, Europa del Este, Latinoamérica y
el Caribe y Europa del Oeste y otros países. Una de las ideas
que dirigió aquella Asamblea de los Estados Partes fue
convertir a la Corte en un organismo realmente
internacional.
Entre los países que en el presente no forman parte de
la Corte Penal Internacional porque no ratificaron los
documentos o denunciaron posteriormente el tratado están
Estados Unidos, China, India o Rusia, Malasia, Filipinas y
Burundi. Esto en el contexto que la Corte Penal
Internacional es acusada de ser un organismo oneroso e
ineficiente, un tribunal para condenar africanos y que actúa
bajo la amenaza directa de ser sancionada por Estados
Unidos si juzga a sus nacionales o a sus aliados en la
ejecución de sus planes internacionales.
IV. ¿QUÉ PASA EN VENEZUELA?
Voces autorizadas como la de Alfred De Zayas, antiguo
Relator de la ONU, consideran que los actos que ejecuta o
concierta los Estados Unidos sobre Venezuela son crímenes
de lesa humanidad, que es uno de los delitos que engloban
más acciones porque este se comete a través de actos
intencionales que generan grandes sufrimientos o atentan
contra la integridad física, la salud física o mental de las
personas.
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Es descarada en este tema la admisión abierta de los
voceros norteamericanos de que las estrategias que están
aplicando tienen como finalidad generar el sufrimiento, así
lo dijo en 2018 Marco Rubio o las declaraciones de
Brownfield de como ellos asumían el presente como una
agonía para Venezuela. La naturaleza de lo que ocurre
como un producto deseado, diseñado en un laboratorio,
durante años también ha sido reconocida por Mike Pompeo
que declaró en marzo que pasaron años fabricando la
situación que finalmente tomó cuerpo cuando lograron
contar con la figura de Juan Guaidó.
Las consecuencias de estos actos son palpables para
cada uno de nosotros en nuestra cotidianidad y algunas
estimaciones incluso han sido publicadas en medios de
comunicación estadounidenses entre los que destacan
algunas publicaciones del New York Times. Entre estas
publicaciones queremos destacar aquellas que
reprodujeron el estudio de Mark Weisbrot y Jeffreys Sachs
que estimaron que las sanciones impuestas hasta ese
momento eran la causa de la muerte de al menos 40.000
venezolanos desde que, se han ido imponiendo al país.
Es importante que nosotros veamos en esto como las
acciones coercitivas unilaterales han sido cada vez más
amplias, más generales, más frecuentes hasta el punto
mayor al que llegamos en agosto de 2019 que, con la quinta
orden ejecutiva adoptada desde 2015 Venezuela entra a un
estadio que USA ha denominado la “cuarentena general”, lo
que para no detenernos significa haber llegado a un estadio
donde las acciones son más intensas y que compartimos
con pocos países del mundo.
Dicho eso, recordamos el carácter de las acciones
coercitivas unilaterales como una figura anómala en el
Derecho Internacional donde las relaciones se basan –en la
teoría- en la igualdad jurídica de los Estados que impide a
un sujeto que estimo para el derecho igual a otro, sin
ninguna relación de jerarquía sobre el otro, castigarle.
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V. DE LAS ACCIONES UNILATERALES EN GENERAL
Los actos unilaterales han sido objeto de examen por la
doctrina internacional desde hace varias décadas; uno de
los primeros trabajos sobre el tema fue de Anzilotti en
1929;1 desde entonces, los estudios de autores de renombre
como Pfluger, Venturini, Biscottini, Degan, Suy,
Guggenheim, Cahier, y de hispanoamericanos como
Barberis, Villagrán Krammer y Miaja de la Muela reflejan la
importancia y la atención que se le ha prestado al tema.
Por otra parte, los tribunales internacionales han
también considerado algunos de esos actos y
comportamientos unilaterales del Estado; inicialmente en la
decisión sobre Groenlandia Oriental, por la Corte
Permanente de Justicia Internacional (CPJI) en 1933.3 En
esa ocasión, la corte concluyó que Noruega no podía, sobre
la base de la declaración formulada por el ministro de
relaciones exteriores, Ihlen, poner dificultades al ejercicio
de la soberanía de Dinamarca sobre el territorio de
Groenlandia Oriental. La Corte estimó que la declaración
Ihlen era vinculante jurídicamente; que constituía una
promesa, quizás un reconocimiento, y en cualquier caso era
una declaración unilateral, un acto unilateral de naturaleza
jurídica.
En el mismo sentido, los actos unilaterales fueron
discutidos en las decisiones de la Corte Internacional de
Justicia (CIJ) en 1974 sobre los ensayos nucleares, cuando
Nueva Zelanda y Australia solicitaron a la Corte que
declarara que los ensayos nucleares que realizaba Francia
en el Pacífico eran contrarios al derecho internacional y por
ende debían cesar. La Corte concluyó entonces que las
declaraciones de las autoridades francesas eran vinculantes
jurídicamente y que no había dudas en cuanto a la
capacidad de estas personalidades para obligar o
comprometer al Estado en sus relaciones internacionales.
Esta decisión, que se refiere a uno de los actos
unilaterales materiales, la promesa, ha facilitado el estudio
del tema, pues la corte reconoció que las declaraciones
unilaterales pueden comprometer jurídicamente al Estado,
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que pueden ser oponibles al Estado autor, además de que su
forma no es determinante, pues son manifestaciones de
voluntad que deben ser claras, con objeto preciso y hechas
públicas, que se les otorgue notoriedad.
VI. LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA
El 3 de octubre de 2018, la Corte Internacional de
Justicia (CIJ) fue noticia cuando pronunció una sentencia
decidiendo parcialmente a favor de la República Islámica de
Irán y estableciendo que las sanciones impuestas por
Washington, que condicionan la adquisición o entrada de
bienes necesarios para la atención humanitaria de la
población así como a la aviación civil iraní, son contrarias al
Derecho Internacional.
Con ello, rápidamente Teherán celebró lo que se
presentó como un triunfo de su diplomacia y Estados
Unidos amenazó a la justicia universal señalando que
actuaba sin jurisdicción. Para nosotros en Venezuela, esta
decisión nos plantea un debate necesario.
¿Podemos los venezolanos emular la batalla
jurisdiccional de Teherán? ¿Podrá traernos beneficios?
¿Realmente son las sanciones absolutamente rechazadas
por los sujetos del Derecho Internacional? Son preguntas
urgentes para nosotros y será nuestro propósito esta vez
intentar responder a ellas.
La Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya
(Países Bajos), es el principal órgano judicial de las
Naciones Unidas. La Corte resuelve controversias jurídicas
entre los Estados partes y emite opiniones consultivas para
las Naciones Unidas y sus organismos especializados. Su
Estatuto forma parte de la Carta de las Naciones Unidas.
Pueden recurrir a la Corte todos los Estados partes en su
Estatuto, que incluye a todos los Miembros de las Naciones
Unidas. Solo los Estados pueden ser partes en los casos que
se sometan a la Corte. Las personas físicas y jurídicas y las
organizaciones internacionales no pueden recurrir a la
Corte.
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La Corte desempeña una doble misión: el arreglo de las
controversias de orden jurídico entre los Estados que le
sean sometidas por estos (procedimiento contencioso) y la
emisión de dictámenes consultivos sobre cuestiones
jurídicas que le sometan los órganos u organismos de las
Naciones Unidas (procedimiento consultivo).
Al respecto es importante recordar que Venezuela
históricamente no ha aceptado, ni aceptará esa jurisdicción
en tanto estima que esto pondría en riesgo la integridad
territorial en el marco de las usuales maniobras de la
República Cooperativa de Guyana de tomar ese espacio
para debatir su soberanía sobre nuestro territorio
Esequibo. Por lo que nosotros vemos improbable que la
República adelante una estrategia judicial como la que ha
desarrollado Teherán.
Entonces parece que esta opción se desecha por pensar
que “es mejor dejar quieto lo que está quieto” y por ello
debemos proseguir buscando maneras de hacer justicia,
abriéndonos a considerarla desde la óptica de los pueblos y
no de la conveniencia para los gobiernos.
VII. Tribunales de Conciencia: la experiencia de
Russelll
Es allí donde debemos mirar que también existen otras
formas de juzgar, otros espacios, cuya función simbólica
deja en la historia la claridad que ciertos modos de
proceder merecieron la denuncia y el rechazo en tiempo
presente. Esta idea es la que se conoce como tribunales de
conciencia que tienen como función hacer visible y calificar
en términos de derecho aquellas situaciones en las que se
denuncian crímenes contra la humanidad.
Estos temas se han desarrollado desde que celebró el
denominado Tribunal Russelll–Sartre como una Corte
Internacional de Conciencia, un juzgado ético y moral de
opinión contra crímenes de lesa humanidad. Fue
constituido por primera vez en el contexto de la guerra de
Vietnam, sesionó por primera vez en la ciudad de
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Estocolmo en noviembre de 1966 con la participación del
propio fundador el Conde Lord Russelll y secundado por el
filósofo existencialista francés Paul Sartre, Simone
Beauvoir, Julio Cortázar, Lázaro Cárdenas – expresidente
de México, Tariq Alí y Lelio Basso , así también una larga
lista de catedráticos, historiadores, investigadores,
científicos, juristas y representantes genuinos de la
conciencia universal.
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP)2 nace
formalmente en Boloña en 1979 como una continuación
directa de la experiencia del Tribunal Russelll II sobre las
dictaduras en América Latina (1974-1976), promovido por
Lelio Basso3 para denunciar los crímenes cometidos por los
regímenes militares en la región. Mediante la voluntad del
pueblo y de las víctimas de América Latina, el carácter
ocasional del Tribunal Russelll se transformó en un foro
permanente de denuncia para las comunidades que
experimentasen la ausencia y la impotencia del derecho
internacional.
Por consiguiente, el TPP es una iniciativa formulada
desde abajo y como consecuencia de la necesidad de crear
una herramienta de investigación y análisis independiente
para el desarrollo cognitivo, cultural y doctrinal necesario
para iniciar el proceso de liberación y justicia de los
pueblos. El trabajo del TPP se distingue por su carácter
subsidiario. Como el Tribunal Russelll, la existencia del
Tribunal Permanente de los Pueblos se debe, incluso hoy en
día, a la ausencia de un tribunal internacional competente
para pronunciarse sobre las alegaciones y reclamos de
individuos concebidos en su dimensión colectiva.
El Tribunal en su larga trayectoria de promoción y
defensa de los derechos humanos, ha superado el
funcionamiento de los tribunales nacionales e
internacionales existentes logrando liberar la facultad de
juzgamiento de su subordinación a la cuestión de la pena y
facilitando su vinculación a la producción de verdad
histórica, de memoria y, en cierto sentido, de reparación
ética y moral.
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En su acto de instalación Lord Russell dejó constancia
de la ausencia de poder coercitivo de los veredictos que
emanen del mismo; así como del imperativo categórico de
fundamentar y sustanciar sus pronunciamientos en
evidencias, registros, data estadística, documentación,
testimoniales y exámenes forenses fiables.
VIII. LLAMADO A LA CONCIENCIA DEL MUNDO
Impregnados en este espíritu, en mayo de 2019, la
REDH-Venezuela publicó un documento denominado
Llamado a la conciencia del mundo por Venezuela con el
que comienza el esfuerzo para la constitución de un
Tribunal de Conciencia sobre la asfixia que se le aplica a
Venezuela.
Nosotras y nosotros, apelamos a ustedes, ciudadanas y ciudadanos de todos los países del mundo que son personas preocupadas por la libertad y la justicia social y que como nosotras y nosotros comparten la idea de que todos los seres humanos tienen derecho a vivir y somos igualmente libres y dignos. Lo hacemos cuando sabemos que ustedes sentirán que las instituciones internacionales y la prensa les han dicho la verdad sobre la República Bolivariana de Venezuela y han actuado en apego a los ideales de la Carta de la ONU y de los Pactos que fijan los
Derechos Humanos.
Lo hacemos porque sabemos que les han mentido y que no les han dado la oportunidad de saber en realidad qué es Venezuela, qué viene ocurriendo y por qué durante todos estos años solo se ha deformado la imagen de nuestro país.
Por eso no se les ha dicho que para crear la situación que se vive y para que se siga agravando, se han tomado medidas coercitivas ejecutadas por bancos, grandes industrias y corporaciones financieras y mediáticas, así como otras acciones realizadas directamente por gobiernos. En especial por el Gobierno de Estados Unidos que se ha propuesto sancionar y aislar al país hasta que las formas del Gobierno y su ejercicio sean sencillamente inviables. Con estos elementos, lo que ocurre en Venezuela ha sido valorado por algunos expertos, como Alfred de Zayas, como crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, como él mismo lo ha advertido, los escenarios donde estos actos se conocen están cerrados a recibir información sobre lo que ocurre en Venezuela.
A ustedes nos dirigimos, a quienes sentimos hermanas y hermanos de los pueblos, a los fines de contarles la verdad y solicitar que rechacen desde la fibra que a todos los humanos nos une en una sola familia, los actos que se vienen ejecutando sobre Venezuela y que nos acompañen en el reclamo de justicia en nombre de un pueblo digno y libre que resiste:
Venezuela es un país habitado por treinta y dos (32) millones de personas, ubicado sobre tierras extraordinariamente ricas en petróleo, gas, oro y agua. Somos el pueblo donde se inició el proceso de Independencia de América del Sur y hemos llevado un intenso proceso revolucionario que ha intentado ser revertido desde el primer momento por los sucesivos gobiernos de Washington. Sumado a estos hechos relevantes, Venezuela ha demostrado en más de 20 elecciones, durante y después de dos intentos de golpe de Estado su voluntad de tener un Gobierno popular, socialista y antiimperialista.
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Es un país que fue declarado por Estados Unidos “amenaza inusual y extraordinaria”, lo que acumuló en su rechazo más de 10 millones de firmas; que ha sido perseguido financieramente de un modo que ha generado pérdidas por un monto que estimamos supera el dinero que hubiese requerido este mismo país para dar educación universalmente durante 26 años, en todos sus niveles y en condiciones óptimas; es un país que está siendo perseguido internacionalmente, dejando de lado los principios consagrados en el Derecho de Ginebra y en el Derecho de La Haya, los principios constitutivos de los organismos internacionales, hasta llegar a sufrir que el Banco de Londres le confiscara sus ahorros en oro, y que Estados Unidos diera la administración de sus bienes a personas que no han sido nombradas por las autoridades legítimamente electas.
De igual forma, es un lugar donde se está jugando la noción misma de la democracia, no para el país sino en su concepto, en tanto pretende determinarse que puede un sujeto que no se ha presentado a elecciones presidenciales, por ende, que nadie eligió, declararse Presidente sobre la base de tener el aval de Washington.
Pero sobre todo, en Venezuela somos 32 millones de personas. Una población a la cual se le amenaza diariamente, a través de declaraciones de prensa y comunicaciones digitales de voceros de Estados Unidos que señalan que no escatimarán esfuerzos para torcer el brazo de Caracas; para maximizar el dolor de los venezolanos, para lograr una América libre de bolivarianismo y sobre la que dicen, como si fuera la política internacional una saga de ciencia ficción, usarán toda la fuerza y tecnología disponible.
Antes de ser sancionada, Venezuela había alcanzado la tasa más alta de alfabetización de la región, la mayor escolaridad universitaria, nuestro mejor desarrollo deportivo, alcanzamos el menor nivel de desigualdad y el mayor nivel de desarrollo humano y nos abrimos a brindar petróleo y oportunidades a personas de pueblos más pobres como los de los países de Centroamérica y el Caribe.
Pero mientras esto no fue contado, según la retórica de la prensa internacional, en Venezuela desde el año 2016 se da una “crisis humanitaria”, argumento insostenible porque en el país, incluso pese a la crisis, no se han alcanzado los niveles de hambre y miseria que la caracterizan. Omitiendo que, por el contrario, en este país diariamente se libra una batalla para evitar el hambre mientras se nos imponen medidas coercitivas unilaterales, se cometen actos de agresión y actos terroristas, como la destrucción parcial del sistema eléctrico venezolano. Las corporaciones mediáticas internacionales omiten que cada día miles de mujeres y hombres del pueblo siembran y distribuyen alimentos casa a casa, junto al Gobierno, y emplean su ingenio para mantener los servicios públicos en marcha.
Venezuela también somos las madres de jóvenes que en el año 2017 fueron quemados vivos por parecer chavistas y de cuya muerte no existen si quiera reseñas internacionales, por ser responsabilidad, con toda evidencia, de factores contrarios al Gobierno.
Estos elementos nos permiten poner en su conocimiento que en Venezuela existe un pueblo que clama porque se le reconozca la capacidad de tener Derecho, que no se anulen sus derechos por la vía de la asfixia financiera y, finalmente, que haya justicia para los miles de casos que deben ser conocidos por el mundo.
Por eso, nuestra intención es pedir su apoyo para que se convoque y accione ante el Tribunal Russelll u otras instancias, que permitan que las voces del pueblo venezolano sean escuchadas, se deje constancia del sufrimiento que viene padeciendo nuestro país por acciones que están proscritas por el Derecho Internacional Público y que atentan contra la idea de que los pueblos pueden definir su forma de gobierno y deben ser respetadas sus decisiones por todas las demás naciones.
Lo hacemos porque queremos que las angustias que tenemos por vivir todos los días bajo la amenaza latente de una invasión militar, cuando aumentan la muerte y la enfermedad por causas prevenibles que podrían evitarse si el país pudiera disponer de sus recursos y participar
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en los mercados internacionales, no queden en el olvido porque entendemos que la única manera que tiene el mundo de ser un mejor lugar es que, aun siendo oprimidos, los pueblos nos negamos a que nos opriman y actuamos en consecuencia a pesar de la permanente mentira mediática de las grandes corporaciones transnacionales.
La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH)-Capítulo Venezuela.
Colectivo Psicólogos y Psicólogas por el Socialismo
Movimiento Periodismo Necesario
Movimiento Constitucionalismo Bolivariano
Contactos:
@humanidadenred
Desde entonces, la Red de Intelectuales en Defensa de la
Humanidad realiza las diligencias necesarias para contactar
el Comité Promotor, la Fundación Russelll así como para
sumar voluntades a este documento, principalmente en el
extranjero.
IX. TRIBUNAL DE LA CONCIENCIA HUGO CHÁVEZ
Adicionalmente e esto, en el marco del XXV Foro de São
Paulo, celebrado en Caracas a finales de julio de 2019, la
Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad aprobó un
documento en el que incluye el respaldo a la conformación
de un tribunal de conciencia sobre el caso venezolano. Esta
propuesta nacida en el capítulo venezolano es un llamado a
la acción.
Es en esta línea donde la Red de Intelectuales en
Defensa de la Humanidad pretende intervenir apoyando el
llamado a un Tribunal De La Conciencia Hugo Chávez, que
busca dotar a los pueblos desde sus propios movimientos
de maneras de articular la demanda de justicia. verdad y
memoria que, siendo DERECHOS HUMANOS, suelen ser negados
a todos los países que se enfrentan a los intereses
hegemónicos que siguen dominando las instancias
internacionales.
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Es una idea que nace de los postulados de la democracia
participativa y protagónica donde la carga de hacer justicia
no recae exclusivamente en el Estado sino que el pueblo
también debe luchar por ella, pues es éste el único soberano
así como la verdadera víctima. En tanto las acciones
coercitivas unilaterales se viven dentro del país como la
muerte de personas por causas que pudieron ser evitadas –
y venían siendo evitadas por la Revolución-, la enfermedad
y en general la precarización.
Este acuerdo de la Red de Intelectuales en Defensa de la
Humanidad es un segundo paso puesto que originalmente
el capítulo venezolano acompañado por el Movimiento
Periodismo Necesario, Psicólogos y psicólogas por el
Socialismo y el Movimiento Constitucionalismo Bolivariano,
lanzaron el “Llamado a la Conciencia del Mundo por
Venezuela” con la intención de solicitar que se convocase a
un Tribunal Russelll para el caso de Venezuela o alguna otra
entidad capaz de levantar un registro de lo que ocurre en
Venezuela y de las responsabilidades directas en ello.
Siendo que la maduración de la idea, el contacto con
personas relacionadas con la experiencia del Tribunal
Russelll evidenciaron que es idóneo empezar el ejercicio
desde los espacios locales, donde se comience el camino
para la memoria y la justicia, lo que aspiramos realizar con
la misma máxima que justificó la convocatoria de aquél.
De igual forma, como en el caso de las convocatorias al
Tribunal Russelll, estimamos que la verdadera eficacia, la
fuerza más auténtica de la propuesta no reside en el efecto
inmediato y circunstancial de sus reuniones, sino en la labor
de información universal que lleva a cabo sobre la base de
lo que escucha y concluye. El cual, en este caso, tendrá
además un valor agregado porque lo pensamos como una
instancia nuestroamericana, como aquellas que no fue
posible terminar desde los Estados en la década ganada
pero que cada vez le hacen más falta a nuestro Continente.
Con este propósito en el presente se avanza en la
construcción de un documento estatutario para el mismo
así como en la convocatoria a primeros ejercicios en el
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marco de las comunidades, comunas y consejos comunales,
para que puedan realizarse estos ejercicios de
empoderamiento, reflexión y memoria de la coyuntura
actual en Venezuela.-
"Por esos muertos, nuestros muertos, pido castigo.
Para los que de sangre salpicaron la Patria, pido
castigo. Para el verdugo que mandó esta muerte,
pido castigo. Para el traidor que ascendió sobre el
crimen, pido castigo. Para el que dio la orden de
agonía, pido castigo. Para los que defendieron este
crimen, pido castigo".
Pablo Neruda