breve comentario las batallas en el desierto
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Sobre la obra de José Emilio PachecoTRANSCRIPT
Pérez Dorantes, Liliana
Literatura iberoamericana III
Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco
Como si fuera un cuadro de costumbres, la historia de Las batallas… es un reflejo de la vida
social de los años ‘40. Se trata de un discurso directo libre, narrada principalmente en voz de
Carlos siendo adulto, pero el protagonista y los ojos del mundo es Carlos niño; él lleva una vida
común y correspondiente a la de cualquier niño, al que sólo le interesa jugar, pero todo cambia
cuando conoce a la mamá de su mejor amigo Jim y se enamora de ella.
Se podría hablar de dos fases en la infancia de Carlos, la primera es la inocente, donde
disfruta todas las cosas que se hay en la Ciudad; y como en algún tiempo fue con Francia, las
películas, el ocio, la cultura popular e incluso el idioma se va mezclando con la cultura de
Estados Unidos. Asimismo, las guerras son simplemente para Carlos un tema de juego y lo que
está de moda en su escuela, jamás se preocupa por entender los conflictos políticos, pero hay que
destacar la violencia que siempre está latente en el juego y tradicional entre los compañeros de la
primaria.
El cambio llega con el enamoramiento de Carlos y la declaración hacia Mariana; y como
si fuera un árabe contra los judíos, como una marca distintiva, empiezan las batallas contra su
vida social y familiar. Aquí empieza una segunda etapa, la del pequeño monstruo de mamá.
Carlos se da cuenta de que todo lo que creía saber sobre su corta vida cambia drásticamente.
Salvo el protagonista, nunca nadie sabe qué es lo que realmente pasó el día que se le declaró a la
madre de Jim, y sin embargo, su familia lo empieza a desdeñar por un chisme inventado por la
gente de su barrio. Pero de alguna manera, Carlos niño luchaba por su amor.
De nueva cuenta, como en La región más transparente, el testigo primordial de la historia
es la ciudad, llena de posibilidades y aventuras, como si fuera un espacio de juegos para Carlos.
La Ciudad de México es en este relato moderna, multicultural e internacional, pero queda de
nueva cuenta relegada la antigua cultura nativa, que ya sólo estaría presente como un mito
creado. No es más que la apariencia del querer ser y compararse con las naciones centrales. Lo
único que queda es la familia. Se ha dejado atrás la Revolución Mexicana, pero sigue un
estancamiento económico-social, perteneciente al alemanismo.