botero campuzano (comp) (2007), estratagematerrorista (1)

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  • LA ESTRATAGEMA TERRORISTA

    Las ideas de Uribe

  • LA ESTRATAGEMA TERRORISTALas razones del Presidente Uribe para no aceptar la existencia

    de un conflicto armado interno en Colombia

    Las ideas de Uribe

    Libardo Botero Campuzano(Compilador)

    Fundacin Centro de Pensamiento Primero ColombiaFundacin Konrad Adenauer Stiftung

  • Fundacin

    Centro de Pensamiento Primero Colombia

    Jos Obdulio Gaviria

    Presidente

    Fernando Alameda Alvarado

    Director Ejecutivo

    Carlos Manuel Sierra Acero

    Secretario

    Claudia Lozano Beltrn

    Comit Editorial

    Ricardo Rojas Parra

    Director de Medios

    Gonzalo Espaa Arenas

    Comit Temtico

    Abel Coronado Gmez

    Director Poltico

    Roberto Muoz Torres

    Tesorero

    Marta Patricia Mora Hernndez

    Revisora Fiscal

    2007, Libardo Botero Campuzano / Compilador 2007, Centro de Pensamiento Primero ColombiaISBN : 978-958-98431-1-6Director Proyecto Editorial: Gonzalo EspaaCoordinadora Editorial: Claudia LozanoFoto portada: Carlos DuqueArmada electrnica: Marcela Robles

    Primera edicin: diciembre de 2007

    Impreso por Quebecor World Bogot S. A.

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

  • A la imperecedera memoria de Jairo Giraldo Rey, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la

    Agroindustria y la Fruticultura (Seccional Norte del Valle), desvelado promotor de la recuperacin de las empresas vincolas en beneficio de los trabajadores de la regin,

    abnegado luchador de la democracia y amigo de la paz, sacrificado el 5 de noviembre de 2007 en Toro (Valle).

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    La estratagema terrorista

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    Contenido

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    PrlogoCONSECUENCIAS DE UNA ERRADA DEFINICIN TERICA

    Jos Obdulio Gaviria Vlez

    Si la teora que sustenta una poltica es incorrecta, la prctica coger por atajos impredecibles. Por ejemplo: el Gobierno de Colombia y la Alta Comi-sionada de la ONU para los Derechos Humanos, incorrectamente, definieron nuestra situacin de violencia, en 1996, como conflicto interno armado de carcter poltico, econmico y social o guerra civil. El Presidente Samper nunca pens que esa mala definicin terica enviara al pas, irremisiblemente, a los profundos infiernos de la desconfianza internacional y el desnimo nacional; que ese sera el corolario evidente y necesario del sencillo silogismo que debieron plantearse antes de actuar.

    Samper, su Ministra de Relaciones Exteriores, sus asesores, pudieron hacer un alto en el camino para reflexionar sobre cmo definir nuestra situacin; sobre el porqu creca el ndice de homicidios y secuestros; sobre la destruccin de nuestra infraestructura, sobre el desplazamiento, sobre la lucha por el control de la renta de la coca y la amapola. Pero no. Esos funcionarios y la mayora de los acadmicos, analistas y periodistas, corrieron a acoger, ingenuamente, y como si fuera doctrina irrefutable, la definicin que haban promulgado a su favor los propios causantes de nuestra situacin: las Farc, el Eln y las Auc.

    Ese fue un triunfo esplendoroso de los criminales, y una humillante derrota estratgica para la sociedad y el gobierno colombianos. Y, lo que uno ms lamenta, es que un levsimo, superficial y hasta descuidado estudio de la situacin, habra permitido, a quienes se rindieron en el campo de batalla conceptual, salir airosos con slo hacer dos o tres movimientos de tropas argumentales. Les hubiera bastado, por ejemplo, consultar juiciosamente las enciclopedias sobre Guerra Civil, Conflicto Armado, Derecho Internacional Humanitario; o llamar a los expertos en el tema para que los guiaran; o estu-diar la historia y el discurso de los criminales que se hacan pasar en el esce-nario internacional por ejrcitos populares, de liberacin, o ejrcitos insur-gentes con apariencia de tener control sobre un territorio de Colombia.

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    La estratagema terrorista

    Qu bueno hubiera sido que los despistados funcionarios se hubieran tomado el trabajo de consultar a los pensadores de la izquierda colombiana, sobre el verdadero carcter de los actores del terrorismo; que hubieran ledo a Gerardo Molina, o el libro Resistencia Civil de Francisco Mosquera, fundador del MOIR, o entrevistado a aquellos que adelantaban una valiente lucha interna en el seno del Partido Comunista, como lvaro Delgado quien, precisamente, acaba de publicar Todo tiempo pasado fue peor, un libro en el que nos narra los episodios del desigual combate entre la civili-zacin y la barbarie.

    Un texto que recomiendo como gua para ayudar a aclarar dudas en el debate que plantea el ttulo de este libro, es Crmenes de Guerra (Lo que debemos saber). Se trata de una compilacin, dirigida por Roy Gutman y David Rieff, que resuelve, con elevado criterio y con sencillez pedaggica, todas las preguntas que debieron hacerse los atolondrados firmantes de aquel documento que nos declar en estado de guerra civil o conflicto interno armado.

    Pero, es que esos dos conceptos no son lo mismo!, ripostarn, irritados, los firmantes. S!, s son lo mismo! Y por creer que no lo son, se metieron y nos metieron en el berenjenal en que estuvimos hasta el 7 de agosto de 2002, cuando lleg el Presidente Uribe a poner orden en nuestra casa conceptual y en nuestro territorio material.

    Hagamos el ejercicio, abramos el texto Crmenes de Guerra en la pgina 226, en el apartado Guerra civil. El artculo lo firma un verdadero as en la materia, A.P.V Rogers. Dice:

    Los tratados sobre las leyes de la guerra fueron elaborados para guerras entre estados, no para guerras civiles (o conflictos armados internos, tal como se los denomina).

    Alguna duda? Rogers es conciente de las dificultades argumentales y de las repercusiones enormes que conlleva una declaratoria de estado de guerra civil, algo en lo que, parece, nadie cay en cuenta en Colombia, tanto que la revista Semana, por ejemplo, le espet desde una de sus cartulas al Presidente Uribe (y, por derecha, a este servidor) este belicoso titular: S hay guerra, seor Presidente!

    No saba Semana que una consecuencia automtica de esa declaratoria que no previeron los guerreristas histricos, es que si un pas con distur-bios relativamente graves, como los que ha tenido y tiene Colombia, decide autocalificarse en estado de guerra, cambian de inmediato las reglas de juego

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    Consecuencias de una errada definicin terica

    jurdicas: suspende la vigencia de su propio estatuto penal y activa el derecho internacional. As lo explica Rogers:

    No es fcil determinar cundo un enfrentamiento violento dentro de un Estado traspasa los lmites del derecho penal nacional y se convierte en un conflicto armado al que se puede aplicar el derecho internacional. Este podra ser el caso de un Estado que no quiere admitir que no tiene la situacin controlada y en el que los disidentes declaran que su causa es de inters internacional.

    Esa es la esencia del tira y jale entre la guerrilla (y, antes de su desmovili-zacin, de las Auc) con el actual gobierno. Y en ese tira y jale, Samper, Semana y muchos analistas se han alineado, advertida o inadvertidamente, con los terroristas. Las Farc se desgaitan exigiendo que se les reconozca el carcter de fuerza beligerante en una guerra civil. Uribe se los niega, porque no lo son. La oposicin a Uribe, en cambio, corre a aceptarlo, como si se tratara de una concesin cualquiera, como si ello no fuese para todos un jugarnos la vida, la honra y los bienes. Las Farc, es evidente, no controlan un territorio en el que tengan constituido un embrin de Estado, un principio de organizacin con los atributos de un gobierno, ejercido, aunque sea de una manera rstica y primi-tiva por un mando unificado. Si tuvieran control territorial, si una porcin de la poblacin colombiana, aunque fuera nfima, estuviese viviendo bajo un rgimen poltico establecido por las Farc, no habra ms remedio que recono-cerles su carcter de Estado en gestacin. En ese caso, tendramos un conflicto interno armado y al gobierno no le quedara alternativa distinta a aceptarlo. Pregunto a Semana y al Presidente Samper, lderes del reconocimiento para las Farc del carcter de fuerza beligerante: en dnde estn las Farc?, cul es su capital?, en qu poblado de Colombia un casero, un barrio, una manzana siquiera, ejercen poder permanente? No puede confundirse la capacidad de poner bombas, de asesinar alcaldes y concejales, de secuestrar y mantener a sus cautivos en el fondo de las selvas, con tener un control de territorio. Eso no es tener control sobre, sino estar escondidos en. Si se llamara control terri-torial al hecho de estar ejerciendo el crimen en un determinado sitio, habra que predicar que tienen control territorial los Maras de Centroamrica, los mafiosos de Mxico, Brasil y los del Norte del Valle.

    Solicitar estatus de fuerza beligerante para las Farc, es tan irracional como pedirles a sus cabecillas que respeten el DIH. Ni los Maras ni los capos mexicanos, brasileos, del Norte del Valle, ni los jefes de la banda terrorista Farc, son sujetos del derecho internacional. Lo son de nuestro estatuto penal

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    La estratagema terrorista

    o del de cada pas en el cual hayan cometido sus fechoras. Es de la esencia de su alma agredir a la sociedad: secuestrar, asesinar, controlar la renta de los productos ilcitos, robar combustible. Predicarles que se autoimpongan los lmites del DIH es como pedirle al tigre que se alimente con zanahorias, que pierda su naturaleza.

    Las prohibiciones del DIH a los contendientes en un conflicto interno armado, son otra faceta del problema que tambin desbarata la afirmacin de que estamos en guerra civil. Aunque hay que reconocer que padecemos graves disturbios, cosa que es esencialmente diferente.

    Nunca se atrevera nuestra fuerza pblica a exigir que se enmarque su accin dentro de Protocolo II de Ginebra sobre proteccin de la poblacin civil. Si lo hiciere, la Procuradura los destituira ipso facto y la Fiscala los metera a la crcel. El DIH es muy laxo, comparado con nuestro ordenamiento interno sobre derechos humanos. El DIH, por ejemplo, permite atacar los bienes que contribuyan al esfuerzo militar del enemigo y, por lo tanto, sean de impor-tancia tctica o estratgica. En Colombia nadie puede hacer eso y, si ocurre, el ciudadano tiene accin de reparacin. El principio de distincin, propio del DIH, suena estrambtico en un rgimen democrtico. Todo ciudadano, sea l guerrillero, ex Auc o narcotraficante, tiene derecho al debido proceso y a las ritualidades jurdicas. An en flagrancia, a ningn ciudadano se le puede tratar como enemigo, ni atacar como combatiente y, menos, utilizar como escudo. Sobra pedir a nuestra fuerza pblica que no trate a los criminales de los grupos armados ilegales por fuera de los procedimientos reglamentarios. Cuando ellos son capturados, no se les trata como combatientes, prisioneros, heridos, enfermos y nufragos (de acuerdo al DIH), sino como ciudadanos beneficiarios de todos los derechos y garantas. En Colombia rigen unos Cdigos Penal y de Procedimiento que son mil veces ms garantistas de los derechos de los ciudadanos que lo que es el laxo derecho internacional de la guerra o DIH. Los guerrilleros y paramilitares puestos fuera de accin por captura, son naturalmente tratados con humanidad y equidad, sin distincin de raza, color, religin, sexo o riqueza.

    Imaginara alguien en sus cabales, no los escritores de ANNCOL, que estn locos de atar que sea necesario recordarle a la fuerza pblica colombiana, la prohibicin de toma de rehenes, o de someter a inanicin a los guerrilleros o los narcotraficantes; o de no recoger y cuidar a los heridos, enfermos y nufragos, o de trasladar poblaciones por razones discriminatorias, o de utilizar a ciudadanos como escudos humanos para proteger los objetivos militares de los ataques?

  • Consecuencias de una errada definicin terica

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    O, al revs: perder alguien el tiempo diciendo a las Farc o al Eln que no cometa esas tropelas si, precisamente, cometerlas es su razn de ser y de existir como bandas terroristas?

    Con fundamento en las anteriores consideraciones, en 2002, el Presidente Uribe redefini la poltica de seguridad para Colombia. El Estado, dijo, no hace la guerra sino que brinda seguridad a los asociados. Si en la posesin de 2002, los terroristas hicieron su agosto y masacraron a 20 habitantes de la Calle del Cartucho; en el agosto de 2006, luego de cuatro aos de vigencia de una nueva poltica, la posesin tena que transcurrir como transcurri: en santa paz. Martirios comunes en 2002, disminuyeron sustancialmente: el calvario del secuestro; los ataques terroristas; el desplazamiento forzado; las amenazas a alcaldes, concejales, sindicalistas, periodistas, etctera.

    Ahora bien: toda la anterior discusin no es bizantinismo. De la apli-cacin de una u otra teora se desprende que haya o no tranquilidad, convi-vencia y progreso. Con la irresponsable declaratoria de guerra civil, entre 1996 y 2002 cay dramticamente el crecimiento del PIB; aument la deuda externa (los intereses se encarecieron y los plazos se achiquitaron), baj la inversin extranjera, se dio la alarma a los viajeros para que no nos visitaran y a los cruceros para que no atracaran en Cartagena; disminuy el comercio externo y, engaado el gobierno con la posibilidad de una solu-cin poltica negociada, se dej libres a los terroristas para que hicieran y deshicieran.

    Con la nueva poltica, la de la lucha contra el terrorismo, la tendencia de todos esos factores se ha revertido. De ser un pas espanta capitales, pasamos a ser caza capitales. Consecuentemente, crece el PIB que debe mantenerse en un promedio superior al 6%; aumenta el empleo formal y, principalmente, el autoempleo, con el boom de la microempresa. Con una poltica trazada bajo la perspectiva de que no hay la tal guerra civil sino una amenaza terrorista, es factible que pronto lleguemos a un ingreso per capita que ronde los 4 mil dlares.

    Obsesionados con la idea de que estbamos en guerra, los conductores de la economa se sumieron en un mediterranismo, en el aislamiento de un Estado sin autoestima, cosa que nos cost una fuerte disminucin de nuestra presencia en los mercados internacionales, dado que en 1997, una vez nos declaramos en estado de guerra civil, las calificadoras internacionales de riesgo nos proclamaron pas peligroso para la inversin estable, slo digno de la inversin especulativa.

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    La estratagema terrorista

    Adems, cmo, si estbamos en guerra civil o conflicto armado interno, nos bamos a preocupar por firmar TLC? De lo nico que se hablaba con los embajadores, visitantes, organismos multilaterales, academia y periodistas, era del bendito conflicto y de su solucin negociada. Qu cuento de economa, de dobles calzadas para la competitividad, para conectar a Bogot, Medelln, Cali y Bucaramanga, con el Ro Magdalena y con los puertos martimos, si las carreteras fueron abandonadas a merced de los desmanes de un tal Romaa! A quin, estando en guerra civil, se le iba a ocurrir hablar de ingresar como miembros de pleno derecho al Plan Puebla-Panam, o atravesar el Tapn del Darin, o asociarnos con Chile, o integrarnos con el Pacfico?

    Hasta 2002, los nicos temas a tratar con los extranjeros eran el secuestro, los homicidios, la coca, la amapola, las armas ilegales, las crceles, la imposi-cin de visa a los colombianos.

    Hablando de una guerra civil aparente, perdimos la confianza inversionista, el mpetu productivo. Hoy, dedicados a trabajar, no a peinarles moos a los terroristas, se cubren nuevos frentes de la poltica social (Familias en Accin, Guardabosques, Sena, programas de alimentacin para nios y ancianos, entre muchos otros), nos dirigimos hacia cobertura plena de educacin bsica y media, a la universalizacin de la salud, llegaremos a un 34% de cobertura en educacin superior y estar pronto en marcha la revolucin del preescolar.

    Con seguridad democrtica hemos podido estrenar un modelo de creci-miento fundado en el capitalismo popular y democratizado y avanzar en una revolucin del microcrdito (500% de crecimiento de la cartera en 4 aos) lo que es un milagro que se estudia hoy en Harvard. Con seguridad democrtica avanza el acceso de los pobres y la clase media al capital, a la propiedad y al consumo y podemos soar con un inmenso incremento de la demanda y del ahorro interno.

    No es poca cosa la que se juega dando la pelea a los que insisten en definirnos en estado de guerra civil. Los que ganan con esa declaratoria son los violentos. Qu ganan los tericos? Nada. Slo les mueve la soberbia, pues tendran que reconocer que estuvieron equivocados durante dcadas y que un lder, lvaro Uribe Vlez, en un solo da de gobierno, desbarat todo su absurdo andamiaje terico. Y, como por ensalmo, toda la prctica cambi: regresaron los alcaldes a los consistorios, los policas a los cuarteles, los ciudadanos a sus trabajos.

    Es que, si la teora que sustenta una poltica es correcta, la prctica coge por senderos predecibles, como ocurre con los elementos cuando el cientfico los combina diestramente en su laboratorio.

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    Acerca de esta compilacin

    UN DEBATE DE CRUCIAL IMPORTANCIA PARA EL DESTINO DE LA NACIN

    Libardo Botero Campuzano

    Dentro de los mltiples tpicos que se debaten hoy en el pas, ste, sin duda, es uno de los ms lgidos. Promotor central de la polmica ha sido el Presidente lvaro Uribe Vlez, quien desde su primer mandato neg que existiera en el pas lo que se conoce en la jerga jurdica a nivel internacional como un conflicto armado interno. En ese sentido, ha manifestado el Presidente que lo que hace, adems de establecer un principio elemental y claro, es poner al pas a tono con la evolucin del pensamiento, la doctrina y los cambios jurdicos que en Europa en particular toman cuerpo, que rechazan el uso de la fuerza contra el ordena-miento democrtico, y califican sin equvocos como terrorista cualquier accin en ese sentido. Ha hablado entonces de amenaza terrorista para caracterizar el uso de la violencia no solo contra los civiles inermes, como sucede en nuestro caso a diario, sino contra el Estado legtimamente constituido.

    Se trata, claro est, no nicamente de un debate acadmico: el asunto tiene y va a tener en el futuro significativas repercusiones en el ordenamiento jurdico interno, en el comportamiento poltico, y hasta en las mismas rela-ciones internacionales.

    Con tal motivo a mediados de 2005 publicamos en la pgina Web RUMBOS*, en su primera edicin, una seleccin de documentos referidos al tema. El presente libro, lneas ms, lneas menos, es casi una rplica de aquella compilacin de hace dos aos.

    Desde el punto de vista temtico, la compilacin tiene una divisin simple en dos partes: la primera centrada en la tesis de la amenaza terrorista y la segunda en la tesis del conflicto armado interno.

    En este primer bloque, el ms voluminoso en virtud de la necesidad de dedicar mayor espacio a la novedosa concepcin, hemos reunido publicaciones que sustentan la necesidad de modificar las viejas categoras que han definido

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    La estratagema terrorista

    la violencia de grupos armados ilegales en Colombia con los calificativos de conflicto armado interno, conflicto social y armado o guerra civil.

    Dos pticas contemplan estos estudios. La una, rebatir de manera funda-mentada el cumplimiento en Colombia de los requisitos que tradicionalmente se han establecido para cada una de esas categoras. Y la otra, tal vez la ms importante, incorporar un elemento nuevo en la discusin: la existencia de un rgimen democrtico priva por entero de legitimidad, de justificacin, a cualquier accin armada contra el mismo. El derecho a levantarse contra la opresin, desde su promulgacin por la revolucin francesa hasta su incor-poracin por las Naciones Unidas en su carta fundamental, se refiere a eso, a regmenes opresores, antidemocrticos. Pero de ninguna manera tiene sentido consagrarlo o entenderlo como el derecho a atacar o vulnerar con violencia a un estado de derecho, legtimo y de origen democrtico.

    Incluimos en esta seleccin, antes que nada, dos intervenciones del presi-dente Uribe, una de mediados de 2003 y otra de 2005, donde explica con detenimiento el concepto de amenaza terrorista. A rengln seguido y antes de los estudios colombianos, hemos incorporado tres textos de dos intelectuales vascos de renombre: Fernando Savater y Edurne Uriarte. Desde esa regin martirizada por la violencia probablemente se han escrito las pginas ms lcidas contra el terrorismo, que han iluminado el cambio en el pensamiento y la jurisprudencia europea sobre el mismo. Centrndose en su caso, sin querer dar lecciones a nadie, los pensadores vascos sin embargo proporcionan los ms esclarecedores argumentos en este espinoso debate.

    En cuanto a estudios colombianos hemos escogido una larga pero sustan-ciosa lista de documentos, de la cual hacemos una sucinta resea, sin ceirnos de manera estricta al orden de su inclusin.

    Destacamos los cuatro ensayos del Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, que respaldan con amplitud la tesis del presidente Uribe y responden algunos de los interrogantes de la Oficina en Colombia del representante para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas o de funcionarios de la Comi-sin Internacional de la Cruz Roja. El ltimo de ellos decidimos adjuntarlo pues explica la decisin poltica del Presidente Uribe de reconocer la existencia del conflicto armado, contra sus convicciones, si ello facilita que el Eln entre a una autntica negociacin de paz con el gobierno. Sin embargo la ONU, a travs de otros altos funcionarios e instancias, ha tenido reconocimientos importantes para con el gobierno colombiano, como el afianzamiento de las instituciones democrticas, que no hemos dudado en incorporar en esta seccin.

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    Un debate de crucial importancia para el destino de la nacin

    De Eduardo Posada Carb ofrecemos dos ensayos: en el primero rebate la tesis de que en Colombia exista una guerra civil; en el segundo explora las lcidas proposiciones del filsofo espaol Fernando Savater sobre el terro-rismo, desarrolladas, como ya sealamos, con fundamento en la experiencia vasca. Del doctor Jos Obdulio Gaviria Vlez, uno de los artfices en nuestro medio del vuelco conceptual que reseamos, hemos incorporado varios frag-mentos de su libro Sofismas del terrorismo en Colombia. El profesor Alfonso Monsalve Solrzano nos ha cedido dos artculos publicados en la prensa, que hemos reunido en uno, cuyo contenido es un apretado resumen de uno de los aportes cruciales de su libro Legitimidad y soberana en Colombia. 1958-2003, publicado hace un poco ms de dos aos, consistente en demostrar que en el pas no existe lo que en la tradicin doctrinaria se conoce como guerra justa; por el contrario, si de usar el trmino guerra se tratara, habra que calificarla exactamente como guerra injusta. De Jaime Jaramillo Panesso, miembro de la Comisin de Paz de Antioquia por aos, y ahora de la Comi-sin Nacional de Reparacin y Reconciliacin, hemos escogido dos artculos, que no solo responden a ciertos funcionarios de la ONU sino a conocidas apreciaciones de la jerarqua eclesistica. Del catedrtico e historiador Daro Acevedo Carmona hemos escogido un escrito dirigido a sustentar la tesis de que en Colombia rige efectivamente una democracia, pese a sus imperfec-ciones, y que atentar contra ella no es revolucionario sino exactamente lo contrario: reaccionario. Tambin se ofrece un ensayo publicado en 2002 por Libardo Botero Campuzano sobre la violencia en Colombia, en el cual se rebaten conocidas tesis sobre la existencia de un conflicto social y armado y de la bsqueda de la paz con justicia social, lo mismo que el texto de un debate por televisin con el politlogo Jorge Giraldo sobre la misma materia. Aunque de una poca anterior finales de los ochenta del siglo pasado hemos credo conveniente incorporar dos ensayos de Francisco Mosquera sobre la naturaleza y orgenes de la violencia que desde entonces asolaba a Colombia, por su innegable inters, tratndose de un reconocido dirigente poltico y pensador de izquierda.

    Naturalmente, la novedosa tesis choca con preceptos del ordenamiento jurdico interno e internacional, y con ideas arraigadas sobre la materia. Sus contradictores giran alrededor de unos puntos sencillos: reiterar que en la normatividad vigente o los desarrollos doctrinarios de hace mucho tiempo se establecen equis o ye caractersticas para bautizar nuestra situacin como conflicto interno armado o como guerra civil. Pero casi ninguno centra sus

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    La estratagema terrorista

    disquisiciones sobre el factor central propuesto para definirla: si se justifica el ataque violento a una democracia legtima, as tenga falencias importantes.

    En ese sentido, el segundo bloque de documentos rene escritos que controvierten la idea de que vivimos una amenaza terrorista. Varios analistas persisten en el calificativo de conflicto armado interno, como el ex presidente Alfonso Lpez Michelsen, o ciertos funcionarios de las Naciones Unidas y la Cruz Roja. Eduardo Pizarro Leongmez reconoce buena parte de las razones del gobierno y aconseja asumir una posicin intermedia, supuestamente para evitar problemas con la comunidad internacional: la de que sufrimos un conflicto armado interno con degradacin terrorista. En cambio Alfredo Rangel, conocido politlogo, persiste en el mote de guerra civil repitiendo los cuatro factores que por decenios se han utilizado para bautizar as un estado de enfrentamiento armado de cierta envergadura. Solamente que por el nmero de muertos al ao lo presume de baja intensidad. Para darle algn asidero a la calificacin de guerra civil Rangel apela en este caso a una consideracin que casi nadie en Colombia acepta, y no se sabe de dnde extrae: la de que un 20% de la poblacin respalda a los alzados! Al menos Eduardo Pizarro reconoce con franqueza que la guerrilla no representa absolutamente a nadie en el pas. Del profesor Jaime Zuluaga, reconocido intelectual de izquierda, escogimos un escrito en que reitera las concepciones ms tradicionales de sus vertientes ms radicales, en cuanto a explicar y justificar la existencia de un conflicto interno armado en las desigualdades sociales y un rgimen poltico anti democrtico.

    Medelln, julio de 2007* La direccin de dicha pgina, donde se encuentran los artculos publicados entonces, es:

    www.fundacionrumbos.org

  • PRIMERA PARTE

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    DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA REPBLICA ANTE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

    San Jos de Costa Rica, 19 de junio de 2003 (CNE).- El siguiente es el discurso pronunciado por el presidente de la Repblica, lvaro Uribe Vlez ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en la visita que adelanta el mandatario a ese pas y en donde se reuni con su homlogo, Abel Pacheco.

    Aprovecho la feliz circunstancia de esta visita que de manera tan clida, acogedora, constructiva, se ha podido realizar a la Repblica de Costa Rica, por la excelente disposicin de su Gobierno y de su pueblo, y la circunstancia de que este pas, ejemplo democrtico del continente y del mundo, es sede permanente de la Corte.

    Y acudo tambin con el inmenso respeto por la tradicin de Colombia, que tengo que honrar, porque como muy bien usted lo ha resaltado en sus palabras, es una tradicin jurdica sin mancha.

    Y acudo en un momento de inmensas dificultades en Colombia para reiterar ante la Corte, y por intermedio de la Corte ante toda la organizacin de pases americanos y ante el mundo democrtico, los sufrimientos de Colombia y los esfuerzos gubernamentales.

    La violencia en Colombia ha destruido las familias, el empleo, las liber-tades. 34.000 asesinatos, 3.000 secuestros. Eso no tiene explicacin. Mucho menos justificacin.

    La decisin de este Gobierno es el rescate de la seguridad. La poltica la hemos denominado de Seguridad Democrtica, lo cual tiene dos significados: uno, en cuanto al universo de los beneficiarios de esta seguridad, y dos, en cuanto al mtodo.

    El universo de beneficiarios de esta seguridad est integrado por la totalidad de los colombianos, sean empresarios o trabajadores, directivos gremiales o directivos sindicales, maestros, periodistas, agricultores o campe-sinos, amigos de las ideas del Gobierno o crticos de las ideas del Gobierno.

    Ese universo beneficiario configura lo que llamamos la base social de una democracia sin lmite, plenamente pluralista.

  • 26

    La estratagema terrorista

    Y esta poltica de Seguridad es Democrtica por el mtodo: ejercer severa-mente la autoridad para restablecer el orden con apego irrestricto, incondicional, a los Derechos Humanos, a la Constitucin, al pluralismo democrtico.

    Por supuesto que genera controversias. Yo he dicho que no reconozco en los grupos violentos de Colombia la condicin de combatientes. Que mi Gobierno los seala como terroristas.

    Por qu lo he dicho? Lo he dicho por las condiciones propias de la demo-cracia colombiana. Lo he dicho por los mtodos de estos grupos. Lo he dicho por sus resultados. Y lo he dicho por sus recursos.

    Las condiciones propias de la democracia colombiana. Es una de las democracias ms antiguas del continente. Con una continuidad sorprendente en medio de las dificultades.

    Muchos politlogos internacionales se preguntan sorprendidos cmo ha habido continuidad democrtica en medio de este desafo terrorista. Pero la ha habido.

    Y es una democracia que todos los das se ha perfeccionado ms. Que cuando quiera que se haya detectado una talanquera al ejercicio democrtico, se ha superado. Es una democracia sin lmites. Sin veniales hostilidades a la expresin del pensamiento democrtico.

    Cuando hay un Estado constituido institucionalmente para garantizar el ejercicio pleno de la democracia, no se puede admitir la legitimidad de la oposicin armada.

    Dira yo que el reto del mundo contemporneo es derrotar el terrorismo ejercido por los grupos opositores o por el Estado. Y cuando el Estado est comprometido con la transparencia, nada implica ni justifica el terrorismo de los grupos opositores, sus acciones violentas.

    Colombia, por mi conducto, quiere decir hoy ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos que nuestro compromiso con el pluralismo democr-tico es total. Y por eso nuestra resistencia a la oposicin armada es total.

    Los mtodos de estos grupos, atroces. No combaten la Fuerza Pblica. Plantan el territorio de minas antipersonales. Basta mirar el cuadro dramtico de policas y soldados y de poblacin civil, todos lisiados por las acciones terroristas de estos grupos.

    Su fuente de financiacin: la droga, el secuestro. Ni en mi adolescencia ni mi juventud universitaria, una guerrilla en nombre de ideales polticos, ni en el ejercicio poltico de actividad pblica en mis aos de madurez, he visto una guerrilla corrompida por el poder corruptor de la droga.

  • 27

    Discurso del Presidente de la Repblica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos

    La misma que financia los mal llamados grupos paramilitares. La misma droga que amenaza con acabar con la ecologa, con la tica, con la democracia del continente.

    No se puede admitir dar legitimidad a una oposicin armada. No se puede reconocer en esa oposicin armada la calidad de combatiente, cuando su finan-ciacin principal es la droga y su segunda financiacin es la ms repugnante conducta contra la libertad humana: el secuestro.

    Sus resultados. Cuando leo los informes de Naciones Unidas, de algunas ONGs internacionales, sobre la situacin de pobreza y de inequidad en Colombia, el resultado no se puede negar, pero hay que preguntar cul es la causa.

    Era yo estudiante universitario y crea que en Colombia no bamos a lograr la paz hasta que no tuviramos pleno desarrollo de la justicia social. Los aos nos han hecho ver otra realidad. Esta violencia ha destruido las familias y la confianza inversionista. Esta violencia ha eliminado las races de millones de colombianos en su Patria. Esta violencia ha creado un pas en dispersin. Esta violencia no deja crecer la economa. Esta violencia no permite que haya recursos para el empleo. Estas acciones violentas impiden que haya recursos para la equidad social.

    Los resultados sociales de la violencia no tienen escenario peor comparable. Y los resultados democrticos. El cinismo de los grupos violentos de

    Colombia. Todava insisten en buscar audiencia internacional para engaar, como han engaado histricamente. Le han mentido al mundo por 40 50 aos.

    Ellos han ejercido como terroristas y han hablado como polticos sociales. Que se decidan. Que dejen esa hipocresa. Que dejen esa doble moral. Que no le hablen al mundo como polticos mientras actan en Colombia como terroristas.

    Las limitaciones de la democracia en Colombia no son limitaciones deri-vadas del Estado. Son limitaciones impuestas por los violentos.

    Colombia durante 100 aos luch por la eleccin popular de alcaldes, de gobernadores, por ampliar la democracia de base, la democracia local, la democracia regional.

    En esas pocas, la guerrilla deca que para hacer la paz se requera que el pueblo pudiera elegir sus autoridades inmediatas. Eso se concret en Colombia en 1988 y posteriormente con la Constitucin de 1991.

    Y la guerrilla, en lugar de haber depuesto sus armas, para haber dado una lucha ideolgica y poltica, y haber buscado el poder local o regional, ya lo estaba destruyendo por la va armada.

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    La estratagema terrorista

    Los alcaldes amenazados en Colombia, que no pueden oficiar en los municipios donde fueron elegidos. Los gobernadores condicionados no lo son por el Estado, lo son por los grupos violentos.

    Estos cnicos de los grupos violentos que siguen pidiendo audiencia inter-nacional, para hablar como polticos cuando son miserables terroristas, son los que han limitado la democracia colombiana. La falta de gobernabilidad en muchas municipalidades no es por el Estado, es por los grupos violentos.

    Y muchos ciudadanos me preguntan: Y usted no los reconoce como combatientes? Entonces cmo los va a combatir?

    Los vamos a combatir como lo tiene que hacer un Estado de Derecho respetable, de acuerdo con la tradicin colombiana, limpiamente, de la mano de la Constitucin, con ajuste total a los Derechos Humanos.

    Colombia tiene un desafo. Colombia tiene el desafo de derrotar el terro-rismo y simultneamente de poder mirar al mundo con la conciencia tranquila, por haberlo hecho con total ajuste a los Derechos Humanos.

    Me preguntan muchos ciudadanos: Va Colombia a restringir sus liber-tades para desafiar el terrorismo? No.

    Quisiera repetir esto ante ustedes: quien examine bien el curso cotidiano de Colombia, encuentra que es el pas democrtico que tiene el mayor y el ms injusto desafo terrorista en el mundo y simultneamente la mayor libertad de prensa.

    Muchos pases, en otra poca todava reciente, han tenido que enfrentar el terrorismo. Entre las primeras medidas que han tomado para ser eficaces en esa lucha, han incluido la limitacin a la libertad de prensa.

    Esto no ha pasado por la mente del Estado colombiano. Nosotros vamos a derrotar el terrorismo con cumplimiento de los derechos humanos y sin restringir las libertades pblicas.

    Y muchos me preguntan: Hay posibilidad de paz? Claro.En el momento que estos grupos se definan, que abandonen la doble

    moral, que abandonen la actitud sibilina, la actitud de engao al mundo, de querer en el da ante las cmaras y ante los micrfonos hablar como polticos, para proceder en la noche como terroristas.

    El da que quieran sentarse a dialogar en medio de un cese de hostilidades y a buscar sinceramente la paz, en Colombia estamos listos para hacerlo con gran serenidad.

    Y me preguntan muchos: Cul es el papel de la Comunidad Interna-cional? Necesitamos de la Comunidad Internacional. Colombia ha estado abierta a la crtica de la Comunidad Internacional y ansiosa de su apoyo.

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    Discurso del Presidente de la Repblica ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos

    Hemos pedido que permanezca en el pas la misin del Alto Comisio-nado de las Naciones Unidas para Derechos Humanos, mantenemos un fluido dilogo con esa Oficina. En ocasiones hay desacuerdos que hay que mane-jarlos fraternamente, con las cartas sobre la mesa.

    Tenemos la presencia de todas las organizaciones de derechos humanos que quieren estar en Colombia y de todas las ONGs. La instruccin nuestra es protegerlas. Se mantiene el debate con el Gobierno y a nosotros nos parece que eso es sano para la democracia y elemental, cuando se ha dado de por medio el engao de los grupos violentos a la Comunidad Internacional y cuando aparece un Gobierno con la decisin de derrotar esos grupos.

    Recientemente los pases del Grupo de Ro tomaron una decisin juiciosa y pragmtica. Le pidieron a Naciones Unidas que ejerza sus buenos oficios para que la guerrilla colombiana se siente a dialogar con el Gobierno de Colombia, con un previo cese de hostilidades.

    Una decisin juiciosa: buscar el rgano supranacional por excelencia para que cumpla con esa tarea de buenos oficios y al mismo tiempo prctica, porque en el prrafo segundo de esa decisin, los pases del Grupo de Ro dicen que si llegare a fracasar esa misin de buenos oficios de las Naciones Unidas, Naciones Unidas y el Grupo de Ro y el Gobierno de Colombia buscarn alternativas.

    Me parece prctica. Porque el mundo no simplemente se puede quedar pidindole a la guerrilla que dialogue cuando ella no oye. El mundo democr-tico tiene que aconsejarla. Que defina: dialoga, resuelve este problema o se buscan alternativas.

    Esas alternativas no pueden ser exclusivas de Colombia. No voy a dar sino una razn de por qu no puede ser exclusiva de Colombia: porque es un peligro para el continente. Hoy se destruye la selva colombiana para sembrar droga y financiar estos grupos. Maana se puede destruir la parte amaznica del Per, o de Ecuador, o del Brasil, o de Venezuela.

    Hoy las minas quiebrapatas son contra los colombianos. Maana pueden ser contra los vecinos. Ya hay terroristas colombianos secuestrando en Ecuador, por lo cual se queja con toda justicia el Gobierno ecuatoriano. Y hay terroristas colom-bianos en Bolivia, por lo cual se queja con toda justicia el Gobierno boliviano.

    El terrorismo infatuado por la riqueza, el terrorismo delirante por la droga y su capacidad militar, es un terrorismo que no tiene lmites ticos ni fronte-rizos. Su desdn por el Estado es total. Y entonces le da lo mismo hoy atentar contra el Estado democrtico de Colombia y maana contra el Estado demo-crtico de cualquiera de los vecinos.

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    La estratagema terrorista

    Por eso necesitamos la participacin de la Comunidad Internacional. Y espero que la peticin del Grupo de Ro produzca una profunda reflexin en Naciones Unidas. Porque el papel que hemos visto los colombianos de Naciones Unidas es que critica mucho y resuelve muy poquito.

    Yo no le digo a Naciones Unidas que deje de criticar, pero le digo que se comprometa a resolver. A ratos Naciones Unidas da la impresin de que le tiene miedo a las descalificaciones que los grupos violentos de Colombia le hacen. Yo no creo que Naciones Unidas se pueda abstener de ayudarnos inicialmente en Colombia porque los grupos violentos la desconocen.

    Naciones Unidas tiene que escoger a quien le tiene que servir: si al miedo que le producen los grupos violentos de Colombia o a la necesidad del pueblo colombiano de que la Comunidad Internacional nos ayude para superar esta violencia.

    Y el tema no lo podemos hablar ms con subterfugios, hay que hablarlo con claridad. Por eso, seor Presidente, quiero darle mi saludo respetuoso y acatamiento a esta Corte.

    Yo soy consciente, desde el punto de vista de convicciones democrticas y del miramiento pragmtico al decurso de mi Nacin, que este problema nece-sita de lucha por parte del Estado y que esta estrategia de Seguridad Democr-tica es sostenible, y s es eficaz y s va de la mano de los Derechos Humanos.

    Entonces vengo aqu, a pedirle de manera descarnada, una revisin de fondo sobre su actitud frente al problema colombiano y a reiterar, de acuerdo con la tradicin jurdica de ese sufrido Estado de Derecho que es Colombia y de esa maltratada sociedad, la cooperacin del mundo, para resolver el problema.

    Muchas gracias, seor Presidente, y honorables magistrados.

    19 de junio de 2003 Fuente: www.presidencia.gov.co SNE

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    EXPOSICIN DEL PRESIDENTE URIBE EN EL FORO AMENAZA TERRORISTA O CONFLICTO INTERNO?

    Cha (Cundinamarca), 26 de abril (SNE). El presidente lvaro Uribe Vlez pronunci las siguientes palabras al intervenir en el foro Amenaza terrorista o conflicto interno?, organizado por la Universidad de la Sabana, acto en el cual respondi preguntas del auditorio.

    Me gusta este debate porque es una prueba ms del proceso de profundi-zacin de la democracia colombiana. Y ese es un referente necesario para cali-ficar esta accin violenta como expresin de un conflicto o como una amenaza terrorista. Qu bueno que esta democracia nos vaya igualando al Presidente de la Repblica con todos los panelistas! No creo que en los otros pases, donde se aplicaron doctrinas de seguridad, esto hubiera ocurrido.

    Y por eso, doctora Socorro (Ramrez, docente del Instituto de Estu-dios Polticos y Relaciones Internacionales de la Universidad de la Sabana), empiezo por decirle que hay profundas diferencias entre nuestra poltica de Seguridad Democrtica y la doctrina de la Seguridad Nacional, que auspici los Estados Unidos en algunas dcadas en el Continente, que se utiliz para perseguir disidentes, para acallar la oposicin, que omiti cualquier expresin de inters por la democracia.

    La poltica de Seguridad nuestra es Democrtica, justamente porque representa todo lo contrario: es una poltica para profundizar la democracia, para permitir que en esa democracia se practique el pluralismo, para proteger a todos los ciudadanos, independientemente de su identificacin o de sus dife-rencias ideolgicas con el Gobierno, independientemente de su estatus social o econmico. Para proteger por igual al lder sindical que al lder gremial, al empresario que al trabajador.

    Voy a hacer, apreciados estudiantes y profesores, unos comentarios a las exposiciones de mis tres distinguidos antecesores. Porque me parece que no contribuira al Foro si paso por alto esas intervenciones. Entonces le hice unas anotaciones y voy a tratar de que estos comentarios comprendan todos los puntos que ellos trataron.

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    La estratagema terrorista

    Empiezo por el doctor Csar Mauricio (Velsquez, decano de la facultad de Comunicacin Social y Periodismo de la Universidad de la Sabana). Dice que la extradicin es una dificultad para la solucin del problema que vive Colombia.

    Primero que todo, la poltica de Seguridad Democrtica y la calificacin que le damos a la accin de los violentos en Colombia, de accin terrorista, no excluye la solucin negociada. Pero hay un elemento prctico. A m me han preguntado en el pas y en el extranjero: cmo los califica de terroristas y simultneamente acepta negociar con ellos? Por eso se ha pedido el cese de hostilidades.

    El ltimo intento ha sido con el Eln. Hemos dicho: mientras ustedes estn en acciones violentas, esas acciones violentas ejercidas en un medio cuya democracia se profundiza todos los das, no pueden calificarse de manera distinta a acciones terroristas. Los gobiernos democrticos no pueden nego-ciar con acciones terroristas, por eso es necesario el cese de hostilidades.

    Y les hemos propuesto urgencia para el cese de hostilidades, como condi-cin para empezar un proceso de negociacin, sin que haya urgencia para el desarme, para la desmovilizacin. Creo que es una propuesta prctica, gene-rosa, que concilia o explica cmo una poltica cuyo polo determinante es la Seguridad Democrtica, es una poltica que no se cierra a la negociacin. Y los resultados estn a la vista, doctor Csar Mauricio, el discurso no los puede omitir y me extraa que usted los omita.

    Este Gobierno, supuestamente de arrogancias militaristas, supuestamente segn sus palabras, que niega el dilogo, tiene hoy ms de 12 mil reinser-tados: 6 mil de los grupos paramilitares y 6 mil de las diferentes guerrillas. Y ese nmero es creciente y es muy importante compararlo histricamente. Cuando el M19 se reinsert, eran 280 guerrilleros. Sumndole los apoyos suban a 700, 800. Cuando el Epl se reinsert, eran 600 guerrilleros. Sumndole los apoyos eran 1.600, 2.000 personas. En la Corriente de Renovacin Socia-lista se reinsertaron 280. Sumen eso y comprenlo contra 12 mil reinsertados en este Gobierno. Que hay problemas en la reinsercin, por supuesto, pero el Gobierno ha procedido con toda la generosidad democrtica, con todo el afecto patritico a enfrentar el tema de la reinsercin, a dar todas las posibilidades, a financiarlo. Este ao la reinsercin nos puede costar 200 mil millones. Aqu, por ejemplo, para el desplazamiento haba un presupuesto anual de 25 mil millones de pesos. Este ao es de 180, 200 mil. Las Familias Guardabosques que es otra gran alternativa a los colombianos desorientados en la droga, que ya son 30, 33 mil, nos cuestan este ao tambin entre 150 y 200 mil millones de pesos.

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    Exposicin del Presidente Uribe en el ForoAmenaza Terrorista o Conflicto Interno?

    Esos tres proyectos, que los analistas de la inversin social desconocen, valen la suma de 240 millones de dlares este ao. Y eso demuestra el gran esfuerzo que est haciendo el Gobierno para que la accin militar que es un componente del concepto de Seguridad Democrtica y que es el polo determinante de esta poltica, no excluya lo que es procesos de negociacin, soluciones polticas, que todo desemboca, finalmente, en actos individuales o colectivos de reinsercin.

    La extradicin no es obstculo para procesos de pazEl tema de la extradicin. Uno tiene que escoger, si sigue unos caminos

    de dudas y de negociaciones turbias, que finalmente le han hecho mal al pas, o si evita que al pas lo sienten como un pas paria en el banquillo judicial. Si alguna duda hubo con relacin a algn aspecto de la Constitucin del 91, fue la manera como all se suprimi la extradicin. Si alguna cosa tuvo que hacer Colombia, y todava no sabemos hasta qu grado con autonoma, fue revivirla. No voy a cometer el error de poner a mi pas nuevamente de pas paria por entrar a hacer un manejo imprudente de la extradicin. Por eso hemos dicho que no es objeto de negociacin, que no es objeto de reforma constitucional en este Gobierno, que no es objeto de reforma legal. Y tambin hemos dicho que no es obstculo para procesos de paz.

    Y lo dijimos claramente, en un comunicado del 27 de abril del ao pasado, que hemos cumplido rigurosamente. Dijimos: la extradicin no es negociable, no podemos volver al pas un pas paria. Aquellos que de verdad quieran rectificar, que de verdad tengan actos de contricin sobre sus conductas, que quieran abandonar la droga, la tipificacin de delitos objeto de extradicin, tienen la oportunidad de hacerle una demostracin de sus reales intenciones a la comunidad nacional e internacional. Por eso ya tenemos un caso de una extradicin suspendida, pero sometida a esas condiciones.

    Entonces lo primero que quiero disiparle, doctor Csar Mauricio, es que no es vlido decir que la posicin de este Gobierno frente a la extradicin, es un obstculo para que haya procesos de paz en Colombia. Ahora, esa es una institucin que todos los das hay que desmitificar. Eso no se puede seguir manejando con ese frenes patritico. Nosotros todos los das estamos insti-tucionalmente ms internacionalizados. Yo no entiendo cmo se estimula que Colombia sea parte de la Corte Penal Internacional y simultneamente se quiere negar la extradicin. Yo no entiendo cmo se dice que estos delin-cuentes estn anclados en una organizacin internacional lo que les da cierta

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    La estratagema terrorista

    legitimidad para que el Gobierno no los denomine terroristas, sino para que se le denomine actores de un conflicto armado interno, se reconoce ese factor internacional y simultneamente se quiere negar la extradicin.

    Y Colombia, como parte de la comunidad internacional, tiene que entender que las obligaciones en la comunidad internacional hay que ejercerlas por todos los asociados, hay que cumplirlas por todos los asociados. Nosotros no podemos negar la extradicin aqu y pedir extradicin en los casos en los cuales requerimos pedirla. Por ejemplo, ahora estamos solicitando la extradi-cin ya la ha autorizado la Corte Suprema de Venezuela de un seor de la Farc a m no me gusta referirme a ellos por apodos, que est preso en una crcel de Venezuela.

    Hay un punto bien importante: dice el doctor Csar Mauricio que dominan el territorio. Dominaban. Este problema que estamos teniendo ahora en el Cauca es porque all llevaban 40 aos tranquilos. Este Gobierno encontr 16 pueblos del Cauca sin polica: Toribo, Tacuey, Jambal donde estamos ahora no tenan polica. Eso era domino total de estos seores. La selva donde tenemos la operacin Patriota, era de dominio total de estos seores. La circunferencia cundinamarquesa, alrededor de Bogot, se haba convertido en un dominio total de ellos y de las Auc. Y lo propio en la Sierra Nevada. Hoy todos esos grupos estn en disminucin, hacen intentos que nos hacen mucho dao y que algunos tratan de convertirlos en victorias polticas del terrorismo como el intento del Cauca, pero todos los das tienen menos posibilidades de dominio territorial. Del Cauca los vamos a sacar, como de todo el pas, y eso nos cuesta todas las dificultades del mundo.

    Ahora, lo que no puedo hacer en este Foro es traer una ideologa diferente a la que practico, ni un pensamiento diferente. S, yo soy un convencido que esta Patria necesita vivir sin droga, sin guerrilla y sin paramilitares. Y aqu se gastaron muchos aos, simplemente dndoles consejitos, y mientras les daban consejitos llegamos a tener una Nacin derrotada, sin crecimiento econmico, empobrecida, con su democracia sitiada, con 50 mil guerrilleros y 170 mil hectreas de droga.

    Creo en la democracia, pero la democracia no funciona sino a partir del ejercicio de la autoridad. Recuerdo al doctor Antonio Navarro Wolf (ex guerri-llero del M19 y hoy senador de la Repblica) alguna vez decir, que lo que hizo que el M19 tomara la decisin de negociar, fue que el Ejrcito los cop militarmente. Recuerdo a los salvadoreos decir: tomamos la decisin de negociar cuando nos dividimos al interior de la guerrilla y unos decan, no

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    tenemos ya perspectiva de avance militar y los otros decan, estamos derro-tados. Qu pas en el Cagun? Toda la buena fe del Gobierno colombiano de entonces, la guerrilla nunca tuvo all intencin seria de negociar. Eso lo apro-vecharon, simplemente, como una ventaja para poder avanzar. Avanzaron en droga, avanzaron en armamento, abusaron y maltrataron ms al pueblo colom-biano. Aplicaron aquel principio que tom Marx de Maquiavelo: cuando tu enemigo tenga un gesto de generosidad contigo, no lo tomes como un gesto de generosidad sino como una debilidad y golpalo. Entonces s, aqu estamos en el propsito de profundizar esta democracia, hay que defenderla! Mientras yo sea Presidente, doctor Csar Mauricio, no se la vamos a entregar. Tenemos todas las dificultades del mundo, como las que hemos tenido en el Cauca, pero los vamos sacar de all y de todos los sitios del territorio.

    Es que mi generacin no ha tenido un da de paz. Yo saludaba ahora a los jvenes de la Universidad y deca: y por qu ellos tienen que vivir lo mismo? Entonces, mientras mi generacin creci, se educ y se envejeci, lo que hicimos fue ver una gran cantidad de gobiernos con un discurso en el cual confundieron la civilidad con debilidad, despreocupado por los sectores sociales del pas y totalmente pendiente de darle satisfacciones al bandole-rismo. No, ese no es el cuento nuestro. Esos seores van a negociar cuando sientan que los van a derrotar. No crean que las negociaciones con ellos, sean guerrillas o paramilitares, son por mera liberalidad de ellos. Ah est el testi-monio del doctor Antonio Navarro, est el testimonio de los salvadoreos. Las autodefensas ilegales de Colombia no han llegado a este proceso de negocia-cin por mera liberalidad. La accin militar de este Gobierno ha sido impla-cable y ha tenido un efecto determinante en que unos sectores de las autode-fensas tengan voluntad de negociar hoy. Entonces, doctor Cesar Mauricio, a m me preocupa mucho que siga haciendo carrera la tesis de que el polo principal es una debilidad y una actitud totalmente concedente a estos grupos, porque eso no hace sino crecerlos. Usted lo dice con mucha bondad aqu en la universidad y ellos all se saben favorecer de sus palabras y aprovechan esas actitudes para crecerse y para martirizar ms al pueblo colombiano.

    Inversin social y seguridad democrticaLos desequilibrios sociales, eso y el tema democrtico me voy a referir

    a algunos puntos del doctor Eduardo Pizarro Leongmez (Presidente del Insti-tuto de Ciencias Polticas de la Universidad Nacional), hay que mirar qu es la causa de qu hoy.

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    La estratagema terrorista

    Yo veo algunos pases con desequilibrios sociales ms profundos que el nuestro sin estos fenmenos. La verdad es que la guerrilla que vimos nacer en los aos 60s, que tuvo una base ideolgica como lo dice el doctor Pizarro Leongmez, finalmente, en nombre de la reivindicacin de los pobres, lo que produjo fue el ahuyentamiento del capital. En compaa de los mal llamados paramilitares, desplazaron 2 millones de colombianos internamente, despla-zaron 4 millones de colombianos al exterior y llevaron este pas a una crisis fiscal, econmica y social que no se resume sino en este cuadrito clnico: Cuando el Presidente Barco termin, en el ao 90, el endeudamiento del pas era del 10, 12%. Cuando yo asum, 12 aos despus, era del 56%. En esa poca, prcticamente, las finanzas estaban en equilibrio. 12 aos despus yo recib un dficit del 4.2%. Entre los aos 1994 y 2000, el desempleo de jefes de hogar subi del 4% al 10, y el desempleo abierto subi del 7.5 a casi el 20%. Entonces aqu hay que empezar a mirar cules han sido en ese proceso de crculos viciosos, en los ltimos quinquenios, las causas determinantes de esta grav-sima situacin social del pas.

    Ahora, creo que el tema no hay que seguir dividindolo en trminos de izquierda o derecha. Doctora Socorro, yo no subestimo ningn gobierno demo-crtico. Lo que s creo es que es una equivocacin, cuando se ha adoptado la regla democrtica en toda Amrica Latina, tratar de hacer divisiones a los gobiernos con la vieja medicin de si son de izquierda o de derecha. Esa es una categorizacin totalmente obsoleta. Y se lo voy a decir por una cosa balad: mire usted los resultados econmicos de algunos gobiernos, supuestamente de izquierda, y comprelos con otros supuestamente de derecha. Cuando hay buen manejo no hay diferencia. Hay algunos gobiernos, supuestamente de izquierda en el continente con resultados sociales catastrficos y con menos inters en reformar el esquema social que algunos gobiernos supuestamente de derecha.

    Mi llamado de atencin a los colombianos es que no sigamos cayendo en esa trampa. Adoptada la regla democrtica, hay que medir todos estos movimientos, hay que medir a los gobiernos en la regin, en funcin creo de cinco variables: la transparencia, la seguridad, el respeto a las libertades pblicas, la cohesin social y el respeto a las instituciones. Por ejemplo, mis crticos dicen: Uribe derechista, militarista, etctera. Este es un Gobierno totalmente sometido a instituciones. Yo no puedo ir a imponer un programa de televisin, eso aqu lo define una Comisin independiente. Yo no puedo decir: las tarifas de energa son estas, hay una Comisin Reguladora. Cuando releo a Bobbio, que no alcanz a entrar en sus disquisiciones sobre izquierda y

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    Exposicin del Presidente Uribe en el ForoAmenaza Terrorista o Conflicto Interno?

    derecha, en el significado de la solidez institucional, pienso: si Bobbio estu-viera examinando el tema dira: hoy ser de derecha es apropiarse de las insti-tuciones, reconocerlas y ser ms progresista, es respetarlas. Paradjicamente este Gobierno es ms respetuoso de la solidez institucional, que supuestos gobiernos de izquierda, donde se da un fenmeno de destruccin de institu-ciones, un fenmeno de monopolizacin de poder, que niega la virtud demo-crtica de esos gobiernos.

    Rechazo internacional al terrorismoMe voy a referir a los cinco elementos que trajo el doctor Eduardo. l

    dice que el conflicto ha sufrido participacin internacional, creo que todos los das ms rechazo internacional. Es distinta la participacin internacional al rechazo internacional. Cuando haca esos viajes como gobernador de Antio-quia al extranjero, y lo que refera la doctora Socorro, recuerdo que esas emba-jadas nuestras eran muertas de miedo de atacar a estos bandidos.

    Lo que pasa es que Colombia no haba hecho un esfuerzo por tener apoyo a una poltica de Seguridad. Haba hecho esfuerzos por tener una poltica de dilogo, haba hecho esfuerzos por tener apoyo a la poltica de la zona de distensin del Cagun, se hizo un esfuerzo con el Plan Colombia para atacar la droga, porque venamos con unos procesos de cooperacin con los Estados Unidos, que los consideraban insuficientes. Yo veo que en Europa hay un rechazo hoy en un nivel que no lo haba. En este Gobierno, en Europa se declar terrorista al Eln, en los Estados Unidos todos estn declarados terro-ristas, en Amrica Latina el rechazo es creciente. Mire, cmo es de impor-tante haber odo y haber visto la prctica en el esquema de cooperacin con Colombia, del rechazo al terrorismo colombiano en los gobiernos de Ecuador, de Per. Cmo es de importante haber odo al presidente Lula hace pocas semanas, en la reunin de Venezuela, rechazar ese terrorismo. Cmo es de importante ver este proceso positivo de Venezuela, que confiamos que sea de la mayor utilidad para Colombia. Entonces rogara revisar ese concepto. Ms que una internacionalizacin hay hoy un rechazo, un creciente rechazo que bastante nos ayuda.

    Tuvo races ideolgicas, no lo discuto doctor Eduardo, ms an, le agre-gara esto: era yo estudiante de la universidad pblica, a principios de los aos 70s en Medelln, veamos en un extremo una guerrilla ideolgica y en otro extremo el narcotrfico, simplemente mercenario. Lo que no alcanzamos a anticipar es que 30, 40 aos despus fueran a estar juntos. Increble lo que

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    le ha tocado ver a mi generacin! Yo no cre. A nosotros nos dividan all a ver quines se afiliaban a la lnea de Cuba o a la lnea Mosc o la lnea Pekn. Ahora que fui a la Universidad de Pekn me sorprendi, dije mire, la vida es un prodigio: recibir yo, que era una especie de voz disidente en ese movimiento estudiantil, y que enfrentaba las tendencias mayoritarias con toda conviccin, recibir un Honoris Causa en la universidad de Pekn.

    Es bien importante el tema, eso nos desviara a ver el tema evolutivo de las sociedades. Con Jos Obdulio Gaviria (asesor presidencial) veamos que all no se muri el comunismo por otra razn, no se muri el esquema. Mientras en otras partes mantuvieron ese dogmatismo sobre la lucha violenta de clases y la instauracin de la dictadura del proletariado, all se valieron de las tesis evolucionistas de Mao Tse Tung: detrs de cada contradiccin hay que resolver otra. Mao Tse Tung no vio un horizonte finito, sino infinito. Deca: no sabremos cundo se van a agotar las contradicciones. Los otros tericos del marxismo s lo vean. Y venan un horizonte finito donde bamos a llegar a la plenitud de la dicha, una vez se eliminara la sociedad de clases y se instaurara totalmente el comunismo. Y Deng Xiao Ping, con un gran pragmatismo, dijo: no, mire, nosotros no podemos tener aqu un socialismo pobre sino de ricos, hay que hacer compatible la economa de mercado con nuestra economa planificada y hay que abrir esto a la inversin extranjera. Esos procesos evolucionistas se han dado en Colombia pero al revs. Aqu, este proceso de unas guerrillas con unas bases ideolgicas que no se puede desconocer las tuvieron, cedi para abandonar totalmente la ideologa, les queda muy poquito y para evolucionar hacia el enriquecimiento a travs de la droga y hacia el mercenarismo, prolongado por supuesto, eso no se lo discuto, de baja intensidad.

    Le voy a proponer una discusin, doctor Eduardo: yo no creo que se pueda seguir midiendo el tema de homicidios en Colombia, diciendo que el 15% lo cometen estos grupos y el resto es por diferentes causas y por diferentes actores. Estos grupos han sido asesinos directos o indirectos. Las comunas de Medelln aprendieron a matar y sus profesores fueron la guerrilla, el narcotrfico y el ltimo que entr en escena, el paramilitarismo. La poltica de Seguridad Democrtica, las dificultades que tenemos, no nos pueden hacer desfallecer. Esto lo vamos a ganar, que no quepa la menor duda. Por eso acudo a estos foros, tambin animado con un propsito. Unas dificultades de orden pblico no son para darles el triunfo poltico a estos delincuentes.

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    Aqu hay que persistir, perseverar, que es lo que le ha faltado a Colombia! Y el Gobierno tiene que dar ejemplo de compromiso para derrotarlos. Ellos solamente van a negociar el da que sientan que de verdad los podemos derrotar. Aunque lo disimulen. Es posible que con otro Gobierno digan: s negociamos, porque ya sienten una debilidad proveniente del anterior que los obliga a negociar, as digan que negocian por simpata con el nuevo. En esto hay que poner mucho cuidado en los delitos que se le imputan. Porque lo que usted dice, algunos lo han utilizado para subestimar la capacidad de dao en la sociedad de estos grupos. Para decir: no, es que aqu hay tantos homicidios, pero estos grupos solamente son responsables del 15%.

    Mire, nosotros hemos visto, como consecuencia de nuestra poltica de Seguridad Democrtica, una gran reduccin del homicidio en Colombia. En el ao 2003, en relacin con el 2002, el homicidio se redujo en Colombia un 20 %. En el 2004, en relacin con el 2003, se redujo un 14%. Y este ao se ha reducido, en relacin con el mismo periodo del ao pasado, un 24%. En Bogot, este ao, por ejemplo, hemos tenido cosas buenas y malas. Bogot este ao lleva cero secuestro extorsivo. A m ni me gusta decirlo, porque eso parece un desafo, pero no es casual. Entre el 2002 y el 2003 la reduccin del secuestro en Colombia fue del 27%. En el 2004 del 34%, en relacin con el 2003. Y en lo que va corrido de este ao hay una nueva reduccin del secuestro del 60%.

    Sin embargo, mientras en el consolidado nacional el homicidio se ha disminuido un 24%, Bogot lleva 80, 85 homicidios ms, en lo cual tenemos que trabajar para revertir esa tendencia. Eso nos causa inmensa angustia, que viene de una base ms baja de Bogot. Y qu hemos visto? A medida que hemos venido desarticulando jefes milicianos aqu se deca que no haba milicias y era una ciudad plagada de las milicias Antonio Nario de la Farc. Y a medida que hemos venido encarcelando jefes de autodefensas, uno de los factores que ha contribuido a este incremento en algunas partes de Bogot (el homicidio), es que esos grupos hoy no tienen jefe y estn en un proceso de atomizacin. Hay que combatirlos hasta devolverle plenamente a la ciudad la tranquilidad! Y esos homicidios en Bogot, las estadsticas no los contabiliza como homicidios imputables a estos grupos. Para hacer, muchachos, simple y claro: estos grupos han sido, en unos casos, asesinos directos, y en otros casos profesores del asesinato. Yo, de la edad de ustedes, tengo el recuerdo de haber visto dos escuelas de asesinato en mi ciudad, en Medelln: la escuela de asesi-nato de la guerrilla y la escuela de asesinato del narcotrfico y posteriormente apareci una tercera, la de los paramilitares.

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    La estratagema terrorista

    Dice el doctor Eduardo que el pas ha sufrido de creciente degradacin terrorista. Ah hay que considerar otro tema para ver si es terrorista o no: miremos esta accin frente a la democracia colombiana, porque, simplificando, estos grupos en muchos momentos de sus proposiciones ideolgicas, le propu-sieron al pas una serie de reivindicaciones sociales y le propusieron al pas una lucha contra una democracia cerrada. Qu pas en materia social? Su resul-tado fue todo lo contrario. Agudizaron profundamente la pobreza, condujeron al pas a grados de miseria tremendos, que nos vamos a demorar en superar.

    Viendo la sociedad china, con todas las dificultades del mundo a pesar de todos los avances, dira que Colombia, uno la puede ver en dos grandes grupos: un 52% en qu aguda pobreza que hay que reivindicar, y pregunt-monos quin ha sido el culpable de ese 52% de pobreza? El otro 48%. El otro 48% vive en un modelo relativamente justo, presentable en cualquier parte del mundo. El empresariado colombiano paga tasas de contribucin a la seguridad social ms altas que en muchos pases de supuestos gobiernos de izquierda. Las tasas contributivas de Colombia, especialmente en los ltimos aos, son ms altas que en muchos pases con gobiernos supuestamente de izquierda. Hay todos los elementos de juicio para decir: la pobreza de un 52%, la culpa no la tiene el otro 48%. Ese 48% hace un gran esfuerzo en lo fiscal y en lo social. No es sino comparar un trabajador de Bogot del sector informal, callejero, con un trabajador de salario mnimo de una empresa organizada. El trabajador del salario mnimo de una empresa organizada vive con relativas y aceptables garantas frente al informal, y tiene seguridad social y deriva dos veces y medio lo que deriva el informal. Creo que en los ltimos lustros, en las ltimas dcadas, el factor determinante para llegar a ese 52% de pobreza, ha sido la accin del terrorismo.

    De las garantas retricas a las garantas efectivasFrente a la democracia. En Amrica Latina hubo muchas guerrillas

    todos las conocemos, conflictos internos. Esas guerrillas lucharon contra dictaduras militares o contra dictaduras civiles, contra regmenes donde se concentraba en una persona o en un grupito el poder militar, el poder poltico, el poder econmico; caso Somoza, etctera, las dictaduras del Cono Sur. Y eso le dio algn halo de legitimidad a esas luchas, en Colombia no. En Colombia hay una democracia en profundizacin.

    Miren el gobierno de la Seguridad Democrtica: las elecciones del 2003 son bien importantes para analizarlas. Candidatos de partidos de izquierda,

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    supuestamente, de partidos alternativos a los tradicionales, de partidos que venan de antiguas guerrillas, tuvieron en Colombia, por primera vez, garan-tas efectivas. Siempre tenan garantas retricas. Es bien importante el examen de esta aseveracin y quisiera que los profesores universitarios la vieran y la examinaran. En las elecciones del 2003, con la Seguridad Democrtica, el pas empez a hacer el trnsito de las garantas polticas retricas a las garantas efectivas. Antes haba las mismas garantas retricas, pero los mataban.

    A este Gobierno no se le puede atribuir, como excusa para no creer en la democracia, lo que pas con la UP (Unin Patritica). Me he propuesto la tarea de que la Fuerza Pblica sienta que no es la Fuerza Pblica de Uribe sino de la Constitucin, para proteger por igual a los colombianos, sean mis crticos o mis seguidores. Creo que los congresistas de oposicin nunca haban tenido un discurso ms radical que el que han tenido contra este Gobierno y nunca! haban tenido una proteccin ms efectiva que la que han tenido frente a este Gobierno. Muchos de los intelectuales que han combatido, acremente, mi carrera poltica, han regresado al pas. Paradojas de la vida. En el Gobierno segn el cual, segn ellos, deberan estar desterrados, ha sido el Gobierno que les ha posibilitado regresar al pas.

    El referendo del 2003: tuvieron ms espacios televisivos opositores y abstencionistas que el Gobierno. No tuvo un solo punto populista. Ah estamos bregando a enmendar en el Congreso ese problema de pensiones tan grave. El Gobierno no pudo sino ganar uno de los puntos del referendo. Ustedes se imaginan qu hubiera pasado donde el Gobierno los hubiera ganado todos y le hubieran imputado al Gobierno los vicios que el Gobierno le imput al Consejo Electoral? Es que el Consejo Electoral desconoci esto. El Consejo Electoral, para definir el censo electoral, sum cdulas de quienes no podan votar: de 38 mil militares, de 500 mil muertos. Qu hizo el Gobierno?: lo reclam en pblico y en privado. El Consejo Electoral no desconoci esos hechos, dijo que no poda cambiar las reglas de juego para enterrar el referendo. Y las reglas de juego nos las dejaron conocer a las 9 de la noche del viernes anterior al refe-rendo. Viol este Gobierno las instituciones?: no, las respet a pesar de sus equivocaciones. Pero eso hay que reivindicarlo como algo demostrativo de la profundizacin de la democracia en el Gobierno de la Seguridad Democrtica.

    Entonces, cul es mi tesis all? Mi tesis es la siguiente: quienes quieren legitimarse como actores de un conflicto armado, tuvieron en algn momento una orientacin ideolgica en procura de reivindicaciones sociales. El resul-tado de su accin violenta ha sido lo peor, ha sido lo contrario, ha sido causa

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    determinante de la profundizacin de la miseria y de la inequidad. Hablaron en nombre de la apertura democrtica y han sido los verdugos de la demo-cracia. Recuerdo, antes de la aprobacin en Colombia de la eleccin popular de alcaldes, que la Farc haca llegar a las universidades, a los directorios pol-ticos, a las curules del Congreso, a muchas partes, unos comunicados justi-ficando su lucha armada porque en Colombia no haba eleccin popular de alcaldes. Y el pas la aprob. Y aos despus, en la Constitucin del 91 aprob la eleccin popular de gobernadores y aprob una gran cantidad de meca-nismos de democracia directa, de democracia de participacin. Un buen equi-librio entre democracia representativa y participativa.

    Qu hicieron estos grupos, cul fue su respuesta?: matar alcaldes, coac-cionar alcaldes. Los alcaldes del Cauca, si no hacan lo que la Farc les orde-naban, los mataban. Esta lucha del Cauca no es un reverdecer de la Farc, sino que la Fuerza Pblica ha empezado a entrar all. La Fuerza Pblica ha hecho presencia en 16 municipios donde no haba presencia, y estos seores se sentan all, intocables, invulnerables. Cuando este Gobierno lleg, casi 400 alcaldes no podan despachar en sus municipios. Recuerdo que al amanecer del 8 de agosto de 2002, al da siguiente de mi posesin, llegu a Valledupar antes de las 6 de la maana. Qu encontr all? Un colectivo secuestrado, una economa quebrada, una agricultura sin posibilidades de sembrar una mata, unas carreteras totalmente bloqueadas por estos grupos. Y compartidos: en un pedacito los paramilitares, en otro pedacito la guerrilla.

    Qu fue lo primero que hicimos? Empezar a destaponar esas carreteras, devolverles a los colombianos la posibilidad de viajar por ellas. Ese es un factor importantsimo de la integracin de nacin, del concepto de nacin, del sentido de pertenencia de cada uno al colectivo, un factor importantsimo para la economa. Y por la tarde vol a Florencia, encontr todos los alcaldes del Caquet guardados en Florencia, porque la guerrilla nos los dejaba actuar en sus municipios. Hoy, si me equivoco, no me equivoco en ms de uno, dos casos, todos los alcaldes de Colombia, del ms diverso origen poltico, con la proteccin del Estado, estn actuando en sus municipios, y les hemos respetado su campo.

    Si hay algo bien importante en esta democracia es cmo hemos manejado la gobernabilidad con gobernantes popularmente elegidos, con ideas contra-rias al Gobierno. Se ha manejado con total respeto, con total espritu de coope-racin. Algn da le voy a decir al seor Alcalde de Bogot que cuente cmo le ha ido con el Gobierno Nacional en todos los temas que me ha planteado. No hemos tenido sino respeto, prudencia, espritu de cooperacin. Ese esfuer-

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    cito de todos los fines de semanas en los Consejos Comunales de Gobierno, entre las muchas cosas que busca, busca legitimar esta democracia. Integrar al gobernante nacional con el gobernante local, a la comunidad con todos los niveles de Gobierno. Construir gobernabilidad democrtica.

    Cuando hay ese proceso democrtico, la accin armada contra l es terro-rismo. Me he puesto a investigar y me gustara que los investigadores aqu presentes profundizaran ese tema, uno en la vida poltica no puede ser el mejor investigador. Pero me he preguntado muchas veces: por qu los ingleses no le dieron el estatus de actores legtimos de un conflicto a los seores del IRA? Por qu los espaoles no se lo han dado a los seores de la ETA? Entre muchas explicaciones he encontrado la siguiente: las democracias europeas definen como terrorismo el uso o la mera amenaza de uso de fuerza por razones econ-micas, ideolgicas, religiosas, polticas. Y me pregunto: y por qu? Porque ellos son orgullosos de su democracia y dicen: si tenemos una democracia que super regmenes fascistas, limitaciones, toda suerte de restricciones, una democracia pura y profunda, no debemos legitimar a quienes atenten por la va armada contra esa democracia.

    Por eso he dicho: en Colombia hay un problema social muy grave que tenemos que resolver, pero la accin de los violentos no la podemos enmarcar ni definir como una accin dentro de un conflicto armado interno. Es una amenaza terrorista contra un Estado que est profundizando la democracia pluralista. No creo que haya que aceptarles todas las vas. Que se ganen una alcalda a votos! Y que el Estado no deje que se repita lo de la UP!, que ha sido una constante en mi Gobierno. He dicho en todas partes, en privado y en pblico, a la Polica y al Ejrcito: hay que cuidar por igual a Juan Hurtado, representante de Risaralda, el ms entusiasta defensor de mis ideas, o al doctor Wilson Borja, el ms duro crtico de mis ideas. Y eso se ha visto no solo en la teora y en mi discurso sino en la prctica.

    Yo cuid, con toda la dedicacin personal, los diputados de la UP, siendo gobernador de Antioquia! Los mataban en todo el pas y all no los mataron. Recuerdo que alguna vez me acusaron en Europa de que haba asesinado a los sindicalistas, los trabajadores de la gobernacin de Antioquia. Todos esos libros que han producido all para deformar la realidad colombiana. Y me estaban esperando con esa acusacin en un Foro en la Universidad de Londres y all estn todos vivos. Si ustedes no creen que yo soy un hombre de bien, por lo menos entonces vayan a preguntar si las vctimas existen como vctimas o como seres gozando plenamente sus libertades.

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    Este no es un cuento que me he inventado ahora. Yo he sido partidario de una accin fuerte para que las nuevas generaciones puedan vivir tranquilas en este pas y dejar de seguir consintiendo a estos bandidos, pero al mismo tiempo soy tan convencido de esa accin de seguridad y de autoridad como de la necesidad de profundizar la democracia. Y cuando eso se ve en la prctica, doctor Eduardo y doctora Socorro, el atentado contra la democracia no tiene sino un calificativo, que es terrorismo.

    Doctora Socorro, yo no he inscrito esta lucha en las dinmicas interna-cionales de lucha contra el terrorismo. Ayer me entregaron en Espaa de paso, de regreso un libro, voy a ver en qu momento lo leo, que iguala a la Farc con Al Queda y otros grupos, que se acaba de publicar. He tenido el buen cuidado de pedir toda la cooperacin internacional, de llamar la atencin sobre los riesgos para nuestros vecinos, pero no he inscrito esta lucha nuestra en las corrientes internacionales de lucha contra el terrorismo. A m no me avergenzan las cosas de las que estoy convencido. Yo soy un pecador al que no avergenza darse la bendicin. A m no me avergenza decir que debemos tener una alianza con los Estados Unidos y profundizarla. A m no me aver-genza defender el esquema social de economa privada.

    En el discurso poltico colombiano ha habido mucha hipocresa sobre esos temas, pero mire cmo hemos sido de cuidadosos: antes que empezar la negociacin del TLC con los Estados Unidos, hicimos la negociacin CanMercosur, y ms que una seal de comercio eso fue una seal poltica de nuestra apertura hacia todos los pases. Yo no he tenido inconveniente en pedirle al Presidente Castro, en privado y en pblico, que me ayude frente al Eln. Y la actitud del Eln frente a Cuba y de la Farc frente a Cuba, demuestra que ellos hoy tienen no apoyo internacional, sino rechazo. Ese es un punto bien importante. Yo no tuve inconveniente en pedirle al Presidente Castro que me ayudara a superar el reciente impasse con la hermana Rep-blica de Venezuela. Yo creo que no hay un solo elemento de juicio para probar la afirmacin de que Uribe ha insertado la lucha contra los terro-ristas colombianos en las luchas universales contra el terrorismo. Porque yo soy cuidadoso! Si bien hemos tenido aqu unos problemas judiciales con gentes aparentemente vinculadas a otros grupos terroristas internacionales, hay que tener muy presente lo que aconsejaba Lincoln: Yo no voy a poner a mi Patria a luchar contra todo el terrorismo, primero tenemos que poder con los de aqu. O sea que en eso hemos tenido todos los cuidados, doctora Socorro.

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    La droga no agota la dinmica de estos grupos. Doctora Socorro, yo creo que hoy s. Si no tuvieran la financiacin de la droga, hace mucho rato habran negociado porque se les habra debilitado lo suficiente, como para que entendieran la necesidad de la negociacin.

    Sobre todo que cualquiera que quiera discrepar en Colombia hoy tiene todas las alternativas democrticas. Cuando yo hablaba de esas cinco caracte-rsticas para medir una democracia me refera a la de las libertades pblicas. Puede decirse que este Gobierno ha censurado una sola ctedra? Puede decirse que este Gobierno ha afectado la investigacin en la universidad pblica? Puede decirse que este Gobierno ha maltratado un solo medio de comunicacin? He llegado hasta a tener el buen cuidado de no decirle a las empresas estatales que le quiten patrocinio a noticieros de oposicin. Cuando as se procede, se gana toda legitimidad para decir: frente a una democracia profunda, que todos los das quiere ser una democracia ms viva, no se puede aceptar legitimidad en la lucha armada contra ella. Lo nico que hay que hacer es sealarlos de terroristas. Y quitarles ese calificativo cuando tengan un gesto de buena fe y faciliten un proceso de paz.

    Amenaza regional? Claro, claro, mire, algunos de nuestros vecinos por qu nos imponen visas? Porque los que van all a secuestrar son los nuestros, y no es la gente de bien de Colombia, sino los de estos grupos. Los sacamos de un departamento de Colombia y nos ha tocado ver lo siguiente: mientras en ese departamento en algn momento hay cero secuestros, en el estado del pas vecino, por esos mismos grupos, hay 50 secuestrados. Todos le dicen a uno: mire es que les tenemos que imponer visas para que no se vengan esos grupos de Colombia que tanto dao nos hacen aqu. Yo les digo: hombre, por Dios, ellos son los que llegan sin visa, la restriccin de la visa no afecta sino a la gente bien, pero la utilizan como pretexto. Claro que es una amenaza a la seguridad regional, claro que es una amenaza amaznica. Es que estos grupos destruyeron un milln 700 mil hectreas de selva tropical en Colombia para sembrar droga. Colombia tiene 118 parques naturales y la gran amenaza de esos parques es la tala de su bosque para sembrar droga. Cmo no va a ser una amenaza amaznica? Claro que la es. En el Ecuador ya tienen cinco o siete mil hectreas de droga, ah cerca de la frontera. En un decir amn, en un descuidito, les pasa lo de Colombia.

    Aqu se deca: no nos preocupemos por el consumo, que la poblacin colombiana no es consumidora. Hoy tenemos el problema de ms de un milln de consumidores. No nos preocupemos por la siembra, que aqu hay trfico, pero aqu no hay siembra. Llegamos a tener 170 mil hectreas, todava tenemos

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    el problema de 86 mil hectreas de droga. Eso les puede pasar a los vecinos. Cmo no nos vamos a preocupar si esa unidad amaznica la afectan o con la tala de bosques o con la contaminacin de los ros? Pregntenle a los campe-sinos ms viejos del Putumayo y a los que estn all del lado de los otros pases, qu les ha tocado en su ciclo vital? Encontraron una Amazona virgen, y con la llegada de todos estos grupos y la droga, han visto la contaminacin de los ros, la desaparicin de especies de fauna, de especies de flora. Cmo se ha acabado la diversidad de los peces. Cmo no va a ser un factor de preocupacin? Ahora, eso no puede ser objeto de la proposicin de una contradiccin entre la comu-nidad amaznica y los Estados Unidos, de ninguna manera. Es que el tema ecolgico no se puede proponer en esos trminos. El tema ecolgico nos inte-resa a todos. El tratado que estamos negociando con los Estados Unidos es el primer tratado de comercio donde un pas, en este caso Colombia, propone unas salvaguardias en temas ambientales para la utilizacin de esas materias primas. Nosotros no le hemos pasado a los vecinos la responsabilidad de la Seguridad Democrtica. Nosotros la ejercemos, lo que pasa es que si entre todos no nos colaboramos, hoy por mi maana por ellos, hoy por nosotros maana por ellos. Ellos han sentido lo que es la presencia de estos grupos all.

    Dinmica bilateral, no dilogo regional. Ya le deca, nosotros tenemos una alianza con los Estados Unidos, le pido a este pas que la mantenga y la profun-dice, y abiertamente, abiertamente, no podemos tener hipocresa en el discurso. Ustedes creen que yo puedo decir un discurso aqu y otro en la Universidad Nacional? O decirle maana a la seora Rice al odo: aydenos, apyenos, qu bueno, y aqu venir a renegar de los Estados Unidos? Hay que tener consis-tencia, decir lo mismo en toda parte. A m me parece til esa alianza con los Estados Unidos, como la estoy buscando con China. Usted sabe qu le dije al Gobierno chino y que da en la Universidad de Pekn? Nosotros nos sentimos muy orgullosos con esta alianza con los Estados Unidos, y qu bueno poder decir que estamos muy orgullosos de una eventual alianza con ustedes. Eso tiene una expresin democrtica importantsima. Es la bsqueda de este pas de la alianza con todos los pueblos del mundo. Aqu estamos en una alianza, pero en una alianza democrtica, grande. Y por eso abnenme ese pasito, de que antes de habernos embarcado en el TLC, negociamos el tratado de la Comunidad Andina con Mercosur.

    Pero debe haber aqu muchas inquietudes, cuestionamientos, preguntas y les he tomado mucho tiempo. Entonces si hay espacio de unas preguntas de los panelistas, objeciones o de quienes estn en el pblico.

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    Participante: Cules son los rditos que espera usted, como Presidente, conductor de la poltica de Seguridad Democrtica, de utilizar el trmino de terroristas para referirse a la guerrilla, rditos con miras a la pacificacin del pas?

    Presidente Uribe: Primero, para hacer una proposicin hay que tener una causa justa. Cul es la justeza de nuestra causa? Nuestra devocin por la demo-cracia. Entonces qu rdito? Cuando uno puede decir: hay una democracia operante y hay una accin armada destructora, la comunidad internacional tiene que poner ambos elementos en la balanza. Creo que es ms fcil para la comu-nidad internacional apoyarnos, cuando ven que nuestra democracia es defen-sable. Y apoyarnos, o por lo menos negarse a seguir dndole acogida al discurso del otro lado, cuando ven que aqu, a partir de una democracia operante, se les seala de terroristas. Y cuando advierten adems que eso no obstaculiza que cuando haya un cese de hostilidades, se pueda negociar.

    Participante: Hablando sobre el control que debe tener usted como cabeza de las Fuerzas Militares, y sobre lo que ha sucedido con el Plan Patriota, que se ve un retn militar y un retn la guerrilla, quisiera saber cmo ve usted el control que tiene sobre las Fuerzas Militares, debido a los problemas geogr-ficos colombianos.

    Presidente Uribe: Los problemas geogrficos colombianos son inmensos. El pas tiene todava, por fortuna, 578 mil kilmetros de selva. Djeme hacer una desviacin que es importante: sabe cul es una de las preguntas que hace la comunidad internacional? Por qu si toda esa geografa suramericana tiene cobre, nquel en grandes cantidades, Colombia no? El terrorismo no lo ha dejado buscar. Por qu si Ecuador produce 600 mil barriles diarios de petrleo y Venezuela tres millones y Colombia est en la mitad, por qu no hay petrleo en Colombia? Porque el 87% del territorio no se ha explorado. Y qu pas? Aqu no quiso venir la gente a explorar petrleo por miedo al terrorismo.

    Control sobre las Fuerzas Militares: el Presidente de la Repblica tiene que asumir el liderazgo. Yo procuro ejercerlo todos los das. A toda hora, mujer, con total devocin. Ese es un elemento importante. Yo trato, con mi conducta, con mi devocin, con mi dedicacin al tema, que los policas me sientan otro polica y los soldados otro soldado. Lo que pasa es que esto no es fcil ni produce milagros de la noche a la maana. Y tenemos dificultades. Pero, mira, una de las cosas importantes es la siguiente: en la medida que vamos avanzando en la selva, van a tener ms dificultades para alimentar el terrorismo urbano. Porque nada ganamos con perseguir las milicias de Mede-

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    lln, si los grupos terroristas estn intactos en la selva. Simplemente, miliciano preso, miliciano remplazado. He ah una de las consecuencias importantes de esa poltica. Nada ganamos con controlar unas carreteras, si no controlamos la retaguardia. Nosotros hemos propuesto en la poltica de Seguridad Democr-tica el concepto democrtico que la distingue de la vieja doctrina de la segu-ridad nacional, el control territorial que estamos haciendo en el Cauca con muchas dificultades, porque all tenan ellos posiciones, hoy no tienen, all tienen que estar hoy permanentemente movilizndose de una parte a otra, el aislamiento y el desabastecimiento, la confianza ciudadana. Y por otro lado hemos propuesto, en la tctica, afectarles las reas campamentarias, los corre-dores de movilidad y la retaguardia. Y en esta ltima, la selva ha sido un papel muy importante. Una retaguardia muy importante para ellos.

    Participante: Una pregunta relacionada con el Protocolo II de Ginebra: qu sucede si, con estos grupos terroristas, declaramos una amenaza terro-rista con ese Protocolo para nuestro pas?

    Presidente Uribe:No lo han cumplido. T los puedes declarar hijos de la congregacin mariana y no te cumplen esos protocolos. Entonces, aqu lo importante es que nuestra poltica sea eficaz y transparente. La de ellos no ha sido transparente, llevan embolatando con cuentos al pas 40 aos de que van a cumplir con el derecho humanitario y no lo han cumplido. Lo importante es que nuestra poltica sea definida con una total voluntad poltica, agresiva y al mismo tiempo transparente. A m me preocupa ms la transparencia de nuestra Fuerza Pblica, que la ilusin de que ellos cumplan con los tratados humanitarios.

    Participante: En su Gobierno qu papel cumplen los jvenes en la reconstruccin del pas, primero que todo?

    Presidente Uribe: La verdad es que lo primero que uno quisiera es que la generacin de ustedes pueda vivir feliz en Colombia. Que no le toque lo de la generacin nuestra, Eduardo o Socorro. Ustedes recuerdan algn da que hayamos podido vivir en plena paz en nuestra generacin? Nunca. Yo no quiero eso para la generacin de ustedes.

    Lo segundo: el inters del Gobierno es darles instrumentos. Por eso la poltica de la Revolucin Educativa que, a pesar de todo lo que falta, ha avanzado mucho en cobertura, en calidad los exmenes a los egresados, los concursos a los profesores, etctera, en capacitacin tcnica con ese formi-dable crecimiento del Sena. Estamos mirando a ver cmo avanza mejor en investigacin y en pertinencia.

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    Participante: Nosotros en un grupo universitario tenemos un proyecto