bomarzo: cambio temático universalista en m. mujica lainez

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1 Bomarzo: cambio temático universalista en M. Mujica Lainez. Lic. Sergio M. Fernández CIFFyH – UNC / CONICET 0. Introducción. Presentación del tema. Resulta conocido que luego de una primera etapa literaria abocada a abordar temáticas nacionales, Manuel Mujica Lainez produjo una etapa sobre temática universalista (Piña, 1974; Cruz, 1978; Vázquez, 1983; Schanzer, 1986; Villordo, 1991; entre otros). Así, después de escribir un par de libros de relatos breves que tienen por común denominador histórico-espacial a Buenos Aires (Aquí vivieron…,1949 y Misteriosa Buenos Aires, 1951), y las cuatro novelas que componen la denominada “Saga de la sociedad porteña”: Los Ídolos, 1952; La casa, 1954; Los viajeros, 1955 e Invitados en el paraíso, 1957, el escritor comenzó a producir obras que integran dicha temática universal. Abordó, particularmente, el Renacimiento italiano en Bomarzo (1962), y la Edad Media francesa en El Unicornio (1965). En esta instancia de investigación –enmarcada en un proyecto más vasto que la integra- nos ocupamos de comprender / explicar (Mozejko-Costa, 2007) condiciones objetivas que incidieron en ese radical cambio temático del autor. Una innovadora opción discursiva no percibida de manera positiva tanto por algunos agentes posicionados en el sistema literario de entonces (de la crítica, en particular), como por el público lector afín al autor. Observamos que la crítica tradicional se refirió con énfasis a una de esas condiciones que orientaron la práctica temática del agente hacia lo universalista: particularmente, la de uno de sus viajes por Europa (durante seis meses), y, más específicamente por Bomarzo (Italia), durante julio de 1958. 1. Problema de investigación e Hipótesis. 1.1. A partir del tema expuesto, nos preguntamos: ¿Cuáles fueron las condiciones objetivas que favorecieron una nueva opción temática por parte del agente social; es decir, el abandono de su recurrente práctica literaria sobre lo nacional y el comienzo del abordaje de lo universalista con Bomarzo? 1.2. Formulamos hipotéticamente que, La condición objetiva del viaje europeo durante seis meses en 1958, si bien fue importante, no resulta exclusivamente suficiente al momento de intentar comprender/explicar la opción temático-universalista de escritura que, con Bomarzo, inaugura el escritor. A partir de ciertas condiciones y características, A) del proceso social, del lugar del agente en el sistema literario (y teniendo en cuenta su trayectoria previa); así como B) de su simulacro textual y otras opciones discursivas, es que pueden comprenderse/explicarse intereses del agente, posibles de reconocer a través de huellas dejadas en su práctica literaria. Intereses que resultan diferenciales respecto a otros

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Un artículo sobre Bomarzo, de Manuel Mujica Lainez, respecto a cuáles fueron las condiciones objetivas que le permitieron al escritor inaugurar el "Ciclo universalista" en su trayectoria.

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    Bomarzo: cambio temtico universalista en M. Mujica Lainez.

    Lic. Sergio M. Fernndez CIFFyH UNC / CONICET

    0. Introduccin. Presentacin del tema.

    Resulta conocido que luego de una primera etapa literaria abocada a abordar temticas nacionales, Manuel Mujica Lainez produjo una etapa sobre temtica universalista (Pia, 1974; Cruz, 1978; Vzquez, 1983; Schanzer, 1986; Villordo, 1991; entre otros). As, despus de escribir un par de libros de relatos breves que tienen por comn denominador histrico-espacial a Buenos Aires (Aqu vivieron,1949 y Misteriosa Buenos Aires, 1951), y las cuatro novelas que componen la denominada Saga de la sociedad portea: Los dolos, 1952; La casa, 1954; Los viajeros, 1955 e Invitados en el paraso, 1957, el escritor comenz a producir obras que integran dicha temtica universal. Abord, particularmente, el Renacimiento italiano en Bomarzo (1962), y la Edad Media francesa en El Unicornio (1965). En esta instancia de investigacin enmarcada en un proyecto ms vasto que la integra- nos ocupamos de comprender / explicar (Mozejko-Costa, 2007) condiciones objetivas que incidieron en ese radical cambio temtico del autor. Una innovadora opcin discursiva no percibida de manera positiva tanto por algunos agentes posicionados en el sistema literario de entonces (de la crtica, en particular), como por el pblico lector afn al autor. Observamos que la crtica tradicional se refiri con nfasis a una de esas condiciones que orientaron la prctica temtica del agente hacia lo universalista: particularmente, la de uno de sus viajes por Europa (durante seis meses), y, ms especficamente por Bomarzo (Italia), durante julio de 1958.

    1. Problema de investigacin e Hiptesis.

    1.1. A partir del tema expuesto, nos preguntamos:

    Cules fueron las condiciones objetivas que favorecieron una nueva opcin temtica por parte del agente social; es decir, el abandono de su recurrente prctica literaria sobre lo nacional y el comienzo del abordaje de lo universalista con Bomarzo?

    1.2. Formulamos hipotticamente que,

    La condicin objetiva del viaje europeo durante seis meses en 1958, si bien fue importante, no resulta exclusivamente suficiente al momento de intentar comprender/explicar la opcin temtico-universalista de escritura que, con Bomarzo, inaugura el escritor. A partir de ciertas condiciones y caractersticas,

    A) del proceso social, del lugar del agente en el sistema literario (y teniendo en cuenta su trayectoria previa); as como

    B) de su simulacro textual y otras opciones discursivas,

    es que pueden comprenderse/explicarse intereses del agente, posibles de reconocer a travs de huellas dejadas en su prctica literaria. Intereses que resultan diferenciales respecto a otros

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    agentes, sus prcticas, estticas y temticas y que guardan un principio de coherencia en relacin al horizonte de posibles, desde el cual el agente concibe su entonces- nueva novela.

    B) Principales aspectos tericos y metodolgicos.

    Abordamos nuestra investigacin desde el doble mbito de la sociologa y del anlisis del discurso. En primer lugar, concebimos terica y metodolgicamente el discurso como un producto que nos permite reconstruir, mediante huellas, el proceso de produccin llevado a cabo por un agente social. Por un lado, hicimos particular constatacin de condiciones objetivas provenientes de tomas de posicin polticas que condicionaron prcticas culturales y literarias. Por otra parte, en un nivel de anlisis ms especfico, abordamos el agente social en tanto quien lleva a cabo su prctica desde una posicin que co-forma parte de una red de relaciones que da sentido tanto a ese sistema como a los envites pertinentes en ese juego (en nuestro caso, literario). Es desde ese mbito especfico, que el agente participa optando discursivamente y gestionando sus recursos. Definimos algunas de estas categoras, as como otras derivadas de las mismas:

    Entendemos por agente (social), no al () sujeto biogrfico que corresponde ms bien a una unidad construida por el tipo particular de textos biogrficos; tampoco es el sujeto emprico en su individualidad, aunque ste sea efectivamente su soporte biolgico. (Costa-Mozejko, 2002: 16)

    En cambio, lo caracterizamos segn la categora de lugar. Es decir,

    () el conjunto de propiedades eficientes que definen la competencia relativa de un sujeto social, dentro de un sistema de relaciones, en un momento/espacio dado, en el marco de la trayectoria. (Costa-Mozejko, 2002: 19; cursivas en el original).

    Desde esta perspectiva, no atendemos una dimensin de sujeto-en-s, sino que lo construimos como sujeto social; es decir, diferenciado con otros agentes, mediante la posesin o no posesin de aquellos recursos pertinentes y valorados en un sistema especfico de relaciones; en nuestro caso, literario: premios, adscripcin institucional, acceso editorial, ttulos, etc. (variables histricamente). Ahora, as como entendemos al agente por su competencia (insistimos, identidad social que resulta definida por su capacidad diferenciada de relacin respecto a otros agentes), concebimos tambin un enunciador:

    [un] sujeto construido en el texto, producto textual, resultado del trabajo realizado por el agente social, simulacro en cuya construccin es posible ver las opciones y estrategias discursivas del primero. (Costa-Mozejko, 2009: 26)

    En consecuencia, pensamos un sujeto desde dos niveles diferenciales: el de la identidad social (agente) y el de la identidad textual (enunciador). El agente, a travs de la construccin del enunciador, es el que da forma textual a un mundo, equivalente a lo enunciado, en nuestro caso, lo narrado. As, () el texto es resultado de opciones realizadas por el agente social

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    dentro del espacio de posibles discursivos, desde el espacio no-discursivo de posibles (es decir, desde su posicin relativa de poder. (Costa-Mozejko, 2009: 28; subrayados nuestros). Esos espacios de posibles suponen lmites y presiones (Cf. Williams, 2000: 107): no todo es posible para cualquiera de hacer o decir en un momento-espacio dado (libertad relativa, condicionada segn el lugar especfico en el marco regular del sistema de relaciones). No obstante, el agente siempre posee opciones, cierto margen para la estrategia: no est determinado (su prctica realizada no es su nica posible), pero tampoco sus opciones son el producto de posibilidades infinitas. As, () el texto analizado surge de la conjuncin de la necesidad y la estrategia. (Costa-Mozejko, 2002) Respecto a esa dimensin estratgica, actualizada en cada prctica del agente, cobr especial significancia tener en cuenta lo que denominamos gestin de la competencia1:

    A) En cuanto propiedad/recurso del agente social consistente en un saber usar, poner en valor, las dems propiedades y/o recursos de que dispone.

    B) En cuanto predisposiciones y orientaciones a usar y poner en valor ciertos recursos ms que otros, o de ciertas maneras ms que de otras. Es decir, preferencias en el uso de los recursos, resultados de los aprendizajes realizados en la propia trayectoria. (Cf. 2002: 28)

    Este desarrollo terico, postula un principio de coherencia entre lo definido como lugar del agente, su competencia, y las opciones realizadas en sus textos, durante el proceso de produccin. Epistmicamente, en lo que se refiere a comprender/explicar la prctica de un agente social reflexionamos aquello que sealaba Ricoeur:

    Si y es una buena razn para A de hacer x, y sera una buena razn para cualquiera suficientemente semejante a A para hacer x en circunstancias suficientemente semejantes. (Ricoeur, 1995:222; cit. en: Costa-Mozejko, 2007: 13)

    Lo interesante -conceptual y metodolgicamente- que sealan Costa y Mozejko a partir de la consideracin anterior es que,

    () [esas] razones, es decir, los elementos que permiten comprender/explicar la prctica, no hacen referencia a los individuos, sus representaciones y conciencia, sino a lo que el investigador puede inferir como razones teniendo en cuenta las condiciones objetivas dentro de las cuales el agente produce su accin, e independientemente de lo que l mismo pueda decir al respecto. (2007: 12)

    C) El agente social y su produccin discursiva.

    3.1. Su trayectoria previa a Bomarzo (c.1949 1957).

    No pudimos dejar de considerar la(s) variacin(es) de propiedades, recursos previos, as como la gestin estratgica de los mismos por parte del agente (en parte, a travs del anlisis de sus simulacros/enunciadores) al momento de comprender/explicar aquellas razones por las

    1 Es importante sealar que no estamos suponiendo necesariamente conciencia o decisin racional por parte del

    agente, an cuando ciertas categoras como opcin estratgica o gestin de la competencia, por sus nominaciones, puedan sugerirlo. En ese sentido, nos referimos a dimensin estratgica en tanto resulta coherente con la orientacin dada a una prctica (lo que supone un inters); sin que por eso resulte consciente y eficaz.

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    cuales M. Mujica Lainez opt por su cambio temtico-universalista. Entendimos, luego, que el mismo se explica y comprende en gran parte- en relacin a estas condiciones objetivas y opciones discursivas previas, en el marco de su trayectoria.

    3.1.1. Principales recursos iniciales: sociales, culturales e institucionales. Trayectoria literaria temprana.

    Resulta importante sealar que Mujica Lainez reuni una serie de recursos iniciales (heredados) y tempranos, que fueron capaces de diferenciarlo en relacin con otros escritores:

    A) su condicin socio-genealgica. a.1) Su padre, Manuel Mujica Faras, se gradu de abogado y se asoci con Julio A. Roca, hijo del presidente de la Repblica. En 1930, fue Ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires y amigo de Enrique Larreta, quien ser admirado por su hijo. Por otra parte, el primero de los Mujica en llegar a Argentina lo hizo en el s. XVIII y se cas con una descendiente de Juan de Garay, fundador en 1580 de Buenos Aires. El mismo agente en ms de una ocasin (en la construccin de su simulacro), refiri esta lnea genealgica paterna como su nota criolla (e.g. Cruz, 1996:25-26). a.2) Por parte de su madre, Luca Lainez Varela, tuvo ascendientes tales como Pedro Lainez Ocampo, casado con Bernabela Can y Andrade (descendiente del ltimo alcalde de primer voto del Cabildo de Buenos Aires, Mariano de Andrade). El hijo de ambos fue Bernab Lainez Can, primo hermano de Miguel Can y abuelo de Manuel Mujica Lainez. Tambin fue descendiente de Manuel Lainez fundador de El Diario, peridico conservador. (Cf. Cruz, 1978: 19 y Mujica Lainez, 1946: 56). a.3) Producto de su capital social, en gran medida heredado de su familia, conoci a algunos escritores reconocidos. Gracias a una de sus tres tas, Pepa Lainez, tuvo acceso a Alfonsina Storni, entre otros (Cf. Villordo, 1991: 79). Por otra parte, en la casaquinta de los Beccar Varela, parientes de Florencio Varela (tatarabuelo materno del escritor), tom contacto con Mndez Calzada, quien diriga entonces el Suplemento Literario de La Nacin; junto con la revista Sur, entonces, las instituciones de mayor prestigio cultural.2 B) Respecto a los recursos culturales que fue incorporando, queremos sealar, primero, su educacin entre 1923 y 1926 en Europa; particularmente en Pars, la mayor parte del tiempo, y ocho meses en la casa de unos tos en Londres (Villordo, 1991: 41). En segundo lugar, estos recursos fueron prontamente institucionalizados; accesos facilitados por sus relaciones sociales: C) Ingresos en condicin de periodista, as como a cargos pblicos oficiales: c.1. Primero, en La Razn en 1930, en la seccin Interior (Villordo, 1991: 83). c.2. Escribe tambin en La Fronda un temprano poema sarcstico a la cada de Yrigoyen (1930) y otro elegaco a la muerte de Uriburu (publicado en 1932); peridico conservador de Pancho Uriburu, quien era amigo de su padre (Cf. Cruz, 1978: 70 y Villordo, 1991: 86-90). c.3 Mientras tanto recibe en 1930, despus de la Revolucin de Septiembre, un cargo menor en una oficina del Ministerio de Agricultura y Ganadera (Villordo, 1991: 87). c.4. Luego, Adolfo Mitre, su amigo y bisnieto de Bartolom Mitre, convence a su padre (entonces director de La Nacin) para que Manuel Mujica Lainez se incorpore al diario como cronista (Ibd., p. 92) c.5. Para 1942, es nombrado Secretario de la SADE, hasta 1946 (Cf. Cruz, 1996).

    2 A quien ya haba conocido en la Fiesta de la Poesa que organizaba su ta Pepa Lainez. (Cf. Cruz, 1978: 77).

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    c.6. Ese mismo ao, Juan D. Pern lo destituye del cargo de periodista en el Ministerio de Relaciones Exteriores, con el que haba sido designado en 1940 (Cf. Villordo, 1991: 145) D) Primeras ediciones literarias: En 1936, el mismo ao que se cas con Ana de Alvear (bisnieta de Marcelo T. de Alvear), publica Glosas Castellanas, ensayos crtico-literarios sobre literatura espaola. En 1938, da a la prensa Don Galaz de Buenos Aires, novela de una epigonal esttica hispanista (influencia de Las glorias de don Ramiro de Larreta). Entre 1942 y 1946 publica sus tres biografas: Miguel Can (padre) (1942), Vida de Aniceto el Gallo (1943) y Vida de Anastasio el Pollo (1946). Tambin, escribe dos libros que tienen por comn denominador, tanto en la espacializacin como en lo histrico-temtico, a Buenos Aires: Canto a Buenos Aires (1943) y Estampas de Buenos Aires (1943). El pblico lector, entonces, comienza a asociar los libros de Mujica Lainez con temticas nacionales, y, ms en particular, porteas.

    3.1.2. Los relatos breves y la construccin de su Nacin Prcer-familiar (1949-1951).

    Habida cuenta del lugar previo del agente, con Aqu vivieron (1949) y Misteriosa Buenos Aires (1950), Mujica Lainez comenz con la produccin de obras narrativas que han sido ms reconocidas, y ms significativas en el mercado editorial. Por ejemplo, y a diferencia de esto ltimo, Glosas Castellanas y Don Galaz de Buenos Aires haban sido ediciones de pequeas tiradas, de circulacin prcticamente ntima, y pagas por su padre (Villordo, 1991).

    En esos dos libros de relatos breves (de 1949 y 1951), M. Mujica Lainez recre ficcionalmente sucesos constituyentes sobre la historia de Argentina: las fundaciones respectivas de la ciudad de Buenos Aires, su Reconquista y Defensa durante las dos invasiones inglesas, los albores culturales en sus nacientes salones y libreras, etc.3 Respecto a sus hacedores, el enunciador-simulacro (quien sabe y desmitifica incluso a personajes histricos que creen o parecen saber) devela protagonismos histricos de sus personajes-ascendientes.

    Como recurso especfico al sistema de relaciones literario es importante sealar que a comienzos de 1950, Mujica Lainez obtuvo por Aqu vivieron el premio Faja de Honor de la SADE. En su discurso de recepcin, fuertemente politizado y anti-peronista sin explicitarlo, el escritor galardonado declar que Mientras se levante en Argentina una casa como la que nos cobija hoy, el espritu no deber temer. (La Nacin, 6 de enero de 1950).

    Mediante algunos de estos relatos histrico-ficcionales de temtica nacional -que terminan por recrear una verosmil tradicin selectiva parental4-, los enunciadores creados resultan estratgicamente coherentes con intereses del agente social; diferenciales con respecto a:

    a) su condicin social y toma de posicin literaria: su no identificacin con fracciones sociales-populares peronistas y escritores realistas que representan entonces temticas polticamente afines a sectores sociales sub-alternos).5

    3 Entre otros, nos referimos a relatos breves como: I. El hambre. 1536 (1951), IV. La fundadora, 1580 (1951),

    VIII. Los Reconquistadores. 1806 (1949), XXIX. La casa cerrada. 1807 (1951). 4 Entendemos tradicin selectiva, desde la propuesta culturalista de R. Williams, en tanto una versin

    intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y de un presente preconfigurado, que resulta poderosamente operativa dentro del proceso de definicin e identificacin cultural y social. (2000 :137) 5 Pensamos en aquellos escritores partcipes de proyectos como FORJA, ADEA Asociacin De Escritores

    Argentinos, por oposicin a la SADE- o la Revista pro-peronista Sexto Continente (Manuel Glvez, Leopoldo Marechal, Arturo Jauretche, entre los ms conocidos). Podramos rescatar que como denominador comn ponan en prctica una definicin de literatura entonces disidente, contra-hegemnica, la de () proponer un programa cultural y literario diametralmente opuesto al de Sur () un programa de integracin latinoamericana y un concepto de cultura no especializada, de ecos iluministas. (Avellaneda, 1983: 18)

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    b) su posicin relativa e ideolgicamente inclusiva, respecto a la filiacin con otros escritores provenientes de fracciones y valores liberales y de grupos portadores y potencialmente dadores por entonces de legitimidad (Sur, La Nacin y la SADE); c) su opcin estratgica de optar por un pasado lejano o mediato (histricamente de apogeo y permanencia hegemnica de sectores liberales tradicionales); a la vez que la exclusin o elipsis de relato(s) sobre el presente o pasado inmediato, respecto al momento en que el agente enuncia: Los ltimos aos expresos diegticamente en los subttulos del ltimo relato de cada libro, son: 1924, en Aqu vivieron (1949: 309) y 1904, en Misteriosa Buenos Aires (1951: 309).

    3.1.3. Construccin literaria de la sociedad portea decadente (1952-1957).

    Notbamos en la investigacin que el tope histrico-diegtico referido en esos dos libros que enaltecen la historia de la ciudad, y sus personajes hacedores (particularmente histrico-familiares), no llega a ser el ms temprano de los tiempos referidos en las novelas de la Saga de la sociedad portea6. En estas novelas, el enunciador construido relata historias que por su referencialidad, establecen una isotopa temporal verosmil con la de los gobiernos populares yrigoyenistas, primero, y peronistas despus.

    Advertimos que al acercarse a su presente histrico de enunciacin, M. Mujica Lainez cre una temtica de la decadencia social portea, sobre esas mismas capas liberales y tradicionales. Pero, a diferencia de sus dos libros de relatos breves, comprobbamos en su momento que el agente representaba recurrentemente en estas novelas personajes ficcionales alternos ya no familiares/histricos. Es decir, justamente por oposicin a aquella lejana temporal enaltecida y emptica, desde el punto de vista de sus enunciadores (primera sub-temtica nacional).7 Advertimos que tambin en esta saga, lo relatado no refiere literariamente la iso-crona del primer peronismo. Nuevamente el agente opt por negar, descartar discursivamente isotopas respecto a su presente histrico en relacin a digesis que abordaran dicho presente. Desde el punto de vista de la competencia del agente, verificamos que durante este lapso de su trayectoria, pudo reestructurar positivamente su cartera de recursos. En particular, aceleradamente, luego de acaecida la Revolucin Libertadora. Segn Cruz, Sobreviene la poca de los honores (1996: 136): a) Es nombrado oficialmente en diciembre de 1955 como Director General de Relaciones Culturales y Difusin, en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Agradece a los funcionarios de la Revolucin Libertadora. Mejora de manera considerable aquella posicin anterior, entonces como periodista de la misma institucin (y perdida tras la asuncin de Pern), (La Nacin, 13/12/1955); a.1.- En funcin de este cargo, y con los ttulos de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario, viaj en julio de 1956 a Per y luego a Ecuador. (Villordo, 1991: 207) b) Es designado Miembro de la Academia Argentina de Letras (1956). Al igual que las otras Academias, haba sido clausurada durante el periodo peronista. (Cf. Cruz, 1996: 136)

    6 Nos referimos a las novelas Los dolos (1953), La casa (1954), Los viajeros (1955) e Invitados en El Paraso

    (1957). La crtica, y el mismo escritor, se refirieron en ocasiones a la caracterstica cclica de las mismas, en la medida en que algunos de los personajes reaparecan en una u otra de las obras. 7 Hemos trabajado en detalle las caractersticas especficas de estas dos sub-temticas nacionales, as como

    condiciones de su produccin, en: Sergio M. Fernndez, M. Mujica Lainez: De la Nacin Prcer-Familiar a la Recreacin de la Sociedad Portea Decadente (1949-1957), en: Revista Recial, N1, CIFFyH, UNC, 2010. URL: http://publicaciones.ffyh.unc.edu.ar/index.php/recial.

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    c) Tambin resulta honrado como Miembro de la Academia Argentina de Arte. d) Obtencin del Gran Premio de Honor de la SADE, en septiembre de 1957. En esa ocasin institucional, refuerza la construccin de su simulacro-enunciador: respecto al de ser un escritor enamorado de Buenos Aires. A la vez, se (auto)inscribe en esa tradicin selectiva de agentes afines a ese citadino amor-tpico: Si traigo aqu mi devocin de enamorado de Buenos Aires, advierto que Borges, Fernndez Moreno y Mallea me precedieron en la entrega de esa llama que ilumina. (La Nacin, 07/09/1957) e) Obtiene el Segundo Premio Nacional de Literatura por Los dolos (1953), en diciembre de 1957. Distincin que fue representativa del perodo 54-56. Esta edicin del premio pretendi para algunos ser reparadora respecto al parntesis de recesin institucional peronista.8

    3.2. Del proceso de escritura de Bomarzo (c.1958 1962).

    3.2.1. A los efectos de comprender/explicar la opcin universalista del agente, advertimos la necesidad de tener en cuenta las condiciones objetivas anteriores, en relacin con otras del periodo 1958-1962, y la trayectoria del agente (de prestigio creciente hasta entonces):

    A- Respecto a las condiciones del proceso social, en lo poltico, el llamado acuerdo Pern-Frondizi, la candidatura de Arturo Frondizi a la presidencia de la nacin con el apoyo de capas peronistas populares, su asuncin al poder el 1 de mayo de 1958, y ciertos aspectos de su gestin, fueron condiciones estructuralmente sentidas (Williams, 2000) como una amenaza de re-institucionalizacin del peronismo9, por escritores provenientes de sectores tradicionales, liberales y conservadores -como fue el caso de Manuel Mujica Lainez. Esto tuvo condicionamientos en la reestructuracin de los recursos del agente:

    a.1) Renuncia inmediata a su cargo oficial como Director General de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores (conferido en diciembre de 1955; tres meses despus de acaecida la Revolucin Libertadora). a.2) Viaje prolongado por Europa; posible luego de la renuncia al cargo oficial anteriormente mencionado. Exilio cultural consistente en estadas en varios pases: Francia, Inglaterra, Grecia e Italia. Visita la localidad de Bomarzo el 13 de julio de 1958, junto con sus amigos: el pintor Miguel Ocampo (entonces agregado cultural en Roma) y Guillermo Whitelow, joven poeta amigo. Estos viajes y estancias constituyeron una condicin favorecedora, pero no determinante en(por)-s-misma, de las opciones literarias que se concretan en las dos novelas de temtica universal-europea que siguen: Bomarzo (1962), primero y luego El Unicornio (1965).

    B) La Revolucin Cubana de 1959; tuvo incidencia en tomas de posicin de agentes literarios que podramos pensar -grosso modo - en trminos de:

    8 Durante su gobierno de facto, Pedro Aramburu firm un decreto el 29 de octubre de 1957, mediante el cual la

    Direccin General de Cultura, dependiente del Ministerio de Educacin y Justicia, otorgara los premios que laudaran a agentes de distintos campos (Literatura, Ciencias Naturales y Biolgicas, etc.), con el objeto de, segn La Nacin, () dar as oportunidad de aspirar a las distinciones a todos aquellos autores que por razones conocidas no pudieron hacerlo durante el rgimen depuesto [sic.] (1957, 6 de Noviembre) 9 Condiciones y tomas de posicin que resultara complejo comprender en trminos meramente econmicos. Al

    respecto, Daniel James sostiene que Desde la perspectiva que privilegia lo econmico, el cuadro estadstico revela que la Argentina haba alcanzado adecuados niveles de desarrollo () Entonces lo que llama la atencin es que el nivel de conflicto poltico y social va mucho ms all de lo esperado y, por eso, se privilegian [en su estudio] las zonas de tensin que articulan el conflicto poltico, social y cultural. (2003: 13)

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    o La puesta en prctica de una literatura que asuma su intervencin y compromiso poltico-cultural empleando categoras, entonces en boga, como liberacin nacional, hombre nuevo latinoamericano (tal el caso del denominado realismo socialista de Alejo Carpentier o Lezama Lima), por una parte,

    o Por otra parte, casos ms o menos polarizados de repliegue cultural y artstico respecto a la anterior tendencia de compromiso social; consistentes en la puesta en prctica de una esttica cuyos envites se materializaron en obras particulares que compartieron el paradigma de bellas letras10.

    C) La condicin anterior (de implicancias latinoamericanas), comprobamos, favoreci y profundiz en el sistema de relaciones literario argentino de esta poca, aquella puja acerca del sentido y definicin de la prctica literaria, ms an, sobre su funcin: si literatura en trminos de bellas letras, sin otra funcin que la belleza en s, u otra que va emergiendo durante la segunda mitad de la dcada del 50 y consolidndose durante los 60, de mayor realismo, compromiso y vitalismo sociales (opuesto al denunciado miedo a vivir de la primera, segn palabras de David Vias). Prcticas literarias que se asumieron francamente como interventoras de la realidad social nacional, y que pusieron en discusin la definicin misma de las instancias o instituciones consagratorias (ya no slo La Nacin, Sur o SADE). Por ejemplo, tuvimos en cuenta la importancia institucional latinoamericanista que comenzar a tener Casa de las Amricas, a partir de 1959; as como su premio homnimo consagratorio. En particular, en el sistema de relaciones rioplatense, atendimos aquellas pujas ejemplares como las de Adelaida Gigli escribiendo crticamente sobre la sensibilidad cosmopolita de Victoria Ocampo, David Vias atendiendo polmicamente las narrativas de Marechal, Mujica Lainez y Silvina Bullrich (Cf. Contorno, N3, septiembre de 1954); o la de Mario Benedetti escribiendo sobre la Saga Argentina de Mujica Lainez y criticando los ya desusados elogios de Vicente Barbieri y Eduardo Gonzlez Lanuza (1956). Como dato especfico, respecto a nuestro escritor y en el marco de esa disputa por definir la literatura argentina por una toma de posicin u otra, Rodolfo Pandolfi, en septiembre de 1955 a travs de Contorno, se refiri y tom partido:

    Cuando a Mujica Linez le preguntaron en un reportaje [revista Esto es, 2-11-54]: Debe nuestra literatura tender a ser expresin de nacionalidad?, contest afirmativamente sin burlarse, suponemos-, y agreg: Pero eso no significa que un gran escritor argentino no pueda tomar temas extranjeros. Qu entiende el seor Mujica Lainez por literatura nacional?

    (Pandolfi, 1955: 37, cursivas en original).

    3.2.2. Bomarzo, su prctica literaria como opcin temtico-universalista.

    Antes de referir el anlisis de esta prctica discursiva, exponemos una breve resea sobre la novela. Bomarzo, narrada en primera persona del singular, refiere ficcionalmente aunque con una presencia importante de tpicos histricos, geogrficos, etc., verosmiles-, la larga y enigmtica vida del renacentista duque de Bomarzo, Pier Francesco Orsini. A l se debi,

    10 Claudio Zeiger, en un reciente ensayo que no casualmente titula El paraso argentino (2011), trabaja

    particularidades de la obra de algunos de estos escritores practicantes de esta definicin de literatura, en la poca: a Mallea, cuyo lugar resulta inevitable, le siguen en el anlisis, la plyade constituida por Manuel Mujica Lainez, Silvina Bullrich, Oscar Hermes Villordo, Beatriz Guido, entre otros.

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    histricamente, una creacin escultrica muy singular: los monstruos de piedra del Sacro Bosque de Bomarzo. A lo largo de la novela de casi 700 pginas- el enunciador-Duque refiere su aparente vida eterna (segn el vaticinio de una carta astral): su participacin en hechos histricos decisivos para Italia y Europa en conjuncin con personajes histricos y artistas tambin significativos: su combate en la batalla de Lepanto y su all conocimiento personal del hidalgo Miguel de Cervantes; su amistad con Benvenuto Cellini; un encuentro con discpulos de Paracelso; la asistencia al casamiento de Alejandro Mdicis en Florencia; su participacin en la guerra de Enrique II de Francia contra Carlos V, etc., etc. As, a medida que la historia transcurre, nos enteramos de aspectos fugaces incluso del s. XX, referidos y vividos por el secular duque. No obstante, hacia el final de la novela nos enteramos por su propia palabra que l muri, envenenado por su sobrino, mediante el contenido de un cliz aunque en el siglo XVI. Entonces, en el penltimo prrafo, el enigma aparentemente contradictorio, consistente en quien relata su propia muerte ocurrida en el Cinquecento, pero que vivi y por eso sabe cuestiones contemporneas, se resuelve:

    Yo he gozado del inescrutable privilegio, siglos ms tarde y con ello se cumpli, sutilmente, la promesa de Sandro Benedetto [autor de la carta astral], porque quien recuerda no ha muerto-, de recuperar la vida distante de Vicino Orsini, en mi memoria, cuando fui hace poco, hace tres aos, a Bomarzo, con un poeta y un pintor () En una ciudad vasta y sonora, situada en el opuesto hemisferio, en una ciudad que no podra ser ms diferente al villorrio de Bomarzo [Buenos Aires] () rescat mi historia () y reivindicaba, da a da y detalle a detalle, mi vida pasada, la vida que continuaba viva en m.

    (Mujica Lainez, 1962 [2007]: 695-696; cursivas nuestras).

    3.2.3. Sobre la opcin universalista y el viaje a Bomarzo.

    Esta conjuncin del simulacro-enunciador (con el que se identifica el agente) y la temtica renacentista-europea, es decir la gnesis de su nueva opcin discursiva, fue expuesta por el escritor varios aos despus a Mara Esther Vzquez:

    Entonces [durante la primera visita al Sacro Bosque de los Monstruos, en 1958], en ese momento, les asegur [a Miguel Ocampo, pintor y agregado cultural en Roma y Guillermo Whitelow, poeta amigo] que de este Pier Francesco Orsini, del cual se sabe tan poco, yo iba a contar la historia y me dijeron que era un disparate que un argentino hiciera eso.11 Pero yo insist que la iba a escribir y que se las iba a dedicar a ellos dos y as lo hice. (1986: 85; cursivas nuestras).

    3.2.4. Sobre la autopercepcin de s mismo (simulacro-del agente) y su inicial prctica literaria de temtica universalista.

    11 Notamos, y verificamos, en esta declaracin espontnea del escritor en el marco de una entrevista, cmo estaba

    arraigado todava a fines de los aos 50 en Argentina, el mandato implcito en el sistema de relaciones literario de homologar produccin literaria (argentina) con temtica literaria (sobre) Argentina.

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    Con respecto a esta cuestin, en una carta a Victoria Ocampo, fechada el 17 de marzo de 1965 -a dos aos y meses de haber publicado Bomarzo y casi a medio ao de publicar su prxima novela, El unicornio (1965)- Mujica Lainez construye su simulacro como el de aquel que posee suficientes trayectoria y recursos como para poder cambiar de opcin temtica:

    Entiendo que a esta altura de la carrera he ganado el derecho de escribir acerca de lo que me da la gana [conciencia parcial de su lugar y propiedades alcanzadas]. He publicado diez libros sobre Buenos Aires y su gente. Basta ya; basta por ahora, en todo caso. (Mujica Lainez, 1965; Cit. en Sur, 1986: 66-69)

    Por otra parte, sin duda, la toma de posicin de Mujica Lainez al optar por un cambio radical temtico, entre 1958 y 1962, desafi aquel enunciatario que iba consolidndose en ese lapso (en tanto constructo imaginario de lector; o, en otros trminos, lector implcito). Segn Noem Ulla,

    Podemos decir que la escritura de algunos textos de los aos sesenta procur un lector implcito, cuyas mayores expectativas fueron el reencuentro de la mmesis o de la representacin de los referentes sociales y polticos que el discurso literario comprometido en el sentido sartreano- implicaba. (1996: 19)

    En ese sentido, la puja en el sistema literario por la definicin de literatura y su prctica (deberamos decir literatura argentina), avanzada la dcada del 50 y luego en los aos 60, tambin coadyuva a comprender/explicar esta opcin esteticistauniversal de este agente, por oposicin a temticas y estticas nacionales-(nacionalistas?)-comprometidas. Ms an, si tenemos en cuenta que dicha opcin universalista ocurri durante ese proceso socio-poltico frondicista del que result desencantado a priori, por el apoyo explcito que le otorg el peronismo a Frondizi a travs de su exiliado lder, Pern. Una huella discursiva acerca de la opcin temtico-universalista del agente, en detrimento de su produccin temtico-nacional, durante ese presente histrico frondicista axiolgicamente sentido como alterno, puede encontrarse en esa renuncia transitoria confesada a Victoria Ocampo: Basta ya; basta por ahora, en todo caso (Ver ut. supra; cursivas nuestras).

    D) Conclusiones.

    4.1. A nivel de anlisis de discurso:

    El agente gestiona su competencia, a travs de la construccin de su enunciador: el que sabe y puede-decir, ahora sobre el Renacimiento italiano y aspectos de la historia europea:

    As como M. Mujica Lainez supo producir sus simulacros de agente, creando enunciadores omniscientes que saben las cuestiones decisivas de la Historia de Buenos Aires, y que revelan el hacer indispensable de personajes filiados genealgicamente con el agente y su familia,

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    ahora, el enunciador que construye en primera persona del singular, en muchos pasajes en clave auto-ficcional12, se asumir como protagonista de los principales aconteceres, as como revelador de enigmas histricos del Renacimiento Italiano en Bomarzo (quien sabe con exclusividad y de manera directa, porque vivi all y vio). En consecuencia, el escritor produce un simulacro (auto)ficcional en conjuncin con la Historia y cultura europeo-occidental del Siglo XVI.

    Como macro-opcin verosimilizante, y subsidiaria de la estrategia anterior, puso en juego a travs de ese enunciador construido en primera persona del singular, un saber erudito sobre la poca literariamente referida.

    4.2. A nivel sociolgico, se comprende/explica lo anterior en la medida en que,

    La prctica del agente consiste en su gestin orientada a construir un competente simulacro-enunciador: Pier-Francesco-Orsini/Manuel-Mujica-Lainez. Homologa as estratgica y verosmilmente los dos personajes. Esto, en consecuencia, le resulta diferencial: Respecto a una temtica nacional y portea (de las que haba referido literariamente su

    temporalidad hasta un cercano pre-peronismo, axiolgicamente alterno), y que ahora tiene por referente extra-discursivo el presente de un pas y una ciudad con los cuales no se identifica durante ese proceso social en el que produjo la enunciacin de la novela (1958-1962). Esto se explica/comprende, no solamente por la condicin objetiva del viaje (tradicionalmente para la crtica el principio de explicacin predominante), sino por lo menos a condiciones objetivas que hemos analizado en el marco de su trayectoria. En particular, las que impactaron negativamente en cuanto lugar del agente: en particular, el mandato frondizista sentido estructuralmente como la posibilidad de retorno potencial y por ende- factible de Pern, ayuda a comprender/explicar la desmotivacin del escritor de proseguir una temtica nacional. Ratifica as, una vez ms, la toma de posicin de no escribir sobre un presente nacional que axiolgicamente le resulta negativo (el mismo que abordan otros escritores -con valoracin positiva-, y de los que se quiere diferenciar claramente)13:

    A su vez, el inters diferencial del agente, respecto a esos otros escritores, resulta coherente habida cuenta de su tradicin y sector social familiares, formacin, y otras propiedades analizadas y referidas en este artculo.

    5. Bibliografa.

    5.1. Obras del escritor citadas y/o analizadas.

    - Mujica Lainez, Manuel. (1936) Glosas Castellanas, Buenos Aires. Librera y Editorial de La Facultad.

    - ----------------------------- (1938) Don Galaz de Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta Francisco Colombo.

    12 Eg.: Entre otros, la construccin del personaje Diana Orsini, abuela del duque, y sus experiencias personales

    compartidas con l, tienen paralelismos (auto)biogrficos con la relacin de Mujica Lainez y su muy querida abuela materna (Cf. Mujica Lainez, en: Vzquez, 1983: 89). 13

    Vale recordar al respecto el optimismo que motiv la asuncin de Frondizi a algunos escritores progresistas, como Ismael Vias, agente de importancia por entonces del grupo de Contorno.

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    - ----------------------------- (1942) Miguel Can (padre): Un romntico porteo. Buenos Aires, C.E.P.A.

    - ----------------------------- (1943) Vida de Aniceto el Gallo (Hilario Ascasubi), Buenos Aires, Emec, 1943.

    - ----------------------------- (1946) Estampas de Buenos Aires, Buenos Aires, Sudamericana. - ---------------------------- (1949) Aqu vivieron, Historias de una quinta de San Isidro, 1583-

    1924, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1951) Misteriosa Buenos Aires, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1953) Los dolos, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1954) La casa, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1955) Los viajeros, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1957) Invitados en El Paraso, Buenos Aires, Sudamericana. - ----------------------------- (1962) [2007] Bomarzo, Buenos Aires, Sudamericana.

    5.2. Textos tericos, historiogrficos, crticos e histrico-literarios.

    - A.A.V.V. Revista Contorno, N 3, setiembre de 1954, Buenos Aires. - Benedetti, Mario (1956) La saga argentina de Mujica Lainez, en Marcha, 25 de mayo de

    1956, Montevideo. - Avellaneda, Andrs. (1983) El habla de la ideologa. Modos de rplica literaria en la

    Argentina contempornea. Buenos Aires, Sudamericana S.A. - Bourdieu, Pierre (1995) Respuestas, Mxico, Grijalbo. - Costa, Ricardo (2009) Acerca de la comprensin / explicacin. Una aproximacin desde M.

    Weber. Indito. - Costa, Ricardo (Comp.) y Mozejko, D. Teresa (Dirs.) (2002) Lugares del decir, Rosario, Homo

    Sapiens. - ------------------------------------- (Dirs.) (2007) Lugares del decir 2. Homo Sapiens, Rosario. - ------------------------------------- (2009) Gestin de las prcticas: Opciones discursivas, Rosario,

    Homo Sapiens. - Cruz, Jorge (1978) y (1996) Genio y figura de Manuel Mujica Linez, Buenos Aires, Eudeba. - El Gran Premio de Honor. En: La Nacin, 7 de setiembre de 1957. - Entreg sus premios literarios de 1949 la Sociedad de Escritores. En: La Nacin, 6 de enero

    de 1950. - James, Daniel (2003) Introduccin. En: Daniel James (Director), Nueva Historia Argentina.

    Violencia, proscripcin y autoritarismo (1955-1976). Tomo IX, Sudamericana, Buenos Aires. - Los Premios Nacionales de Cultura, En: La Nacin, 6 de noviembre de 1957. - Pandolfi, Rodolfo M. (1955) Mujica Lainez y el gran cambio, en Contorno Ns. 5-6,

    Dedicado a la novela argentina, septiembre de 1955, pp. 36-38. - Pia, Cristina (1974) Historia, realidad y ficcin en la narrativa de Manuel Mujica Lainez; publicado en Clarn, 26 de diciembre de 1974, en: Textos crticos, Sur (N 358-359, pp. 173-186), enero-diciembre 1986, Buenos Aires. -Ricouer, Paul (1995) Tiempo y narracin. Configuracin del tiempo en el relato histrico. Mxico, Siglo XXI. - Schanzer, George O. (1986) The Persistente of Human Passions: Manuel Mujica Lainezs

    Satirical Neomodernism, London, Tamesis Books Limited. - Tomaron ayer posesin dos funcionarios. En: La Nacin, 13 de diciembre de 1955.

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    - Ulla, Noem. (1996) La Insurreccin Literaria. De lo coloquial en la narrativa rioplatense de 1960 y 1970. Torres Agero Editor, Buenos Aires.

    - Vzquez, Mara Esther (1983) El mundo de Manuel Mujica Lainez. Conversaciones con Mara Esther Vzquez, Buenos Aires, Editorial de Belgrano.

    -Villordo, Oscar Hermes (1991) Manucho. Una vida de Mujica Lainez, Buenos Aires, Ed. Planeta.

    - Williams, Raymond (2000) Marxismo y Literatura, Barcelona, Pennsula. - Zeiger, Claudio. (2011) El paraso argentino. Emec, Buenos Aires.