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REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS BOLETÍN DE LETRAS DEL REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS N. os 185-186 AÑO LXIX OVIEDO Enero 2015 Diciembre

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  • REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS

    BOLETÍN DE LETRASDEL REAL INSTITUTO

    DE ESTUDIOS ASTURIANOS

    N.os 185-186

    AÑO LXIX OVIEDO Enero 2015Diciembre

  • LA BIBLIOTECA DEL CASINO DE LLANES(1884-1985): UNA BIBLIOTECA POPULAR

    EN UN CASINO BURGUÉS

    THE CASINO DE LLANES’ LIBRARY (1884-1985):A PUBLIC LIBRARY IN A BOURGEOIS SOCIETY

    MANUEL DEL CAMPO CABEZAS DE HERRERA1

    RESUMEN: La Biblioteca del Casino de Llanes abrió sus puertas a todo tipo de público (1884) conuna voluntad formativa y de entretenimiento. Algunos socios no compartían este talante aper-turista y educador. Por ello, la biblioteca no permaneció abierta a todos durante mucho tiem-po, y cuando lo estuvo no logró el éxito esperado entre las clases bajas. Llegó a poseer unacolección bien nutrida para la época, por tratarse de la biblioteca de un casino burgués, querecibió generosas donaciones; incluso contó con algunos libros antiguos (siglos XVIII y pri-mera mitad del XIX). Permaneció abierta cerca de un siglo, exceptuando casi dos años du-rante la Guerra Civil. Siempre estuvo ligada al casino y sus libros no podían salir de la bi-blioteca. Lo que ayudó a evitar la fragmentación de la colección, que se conservó bastantecompleta hasta tiempos recientes. Pero, en los últimos años de existencia de la biblioteca, elcasino languidecía y la falta de control supuso la pérdida de aproximadamente la mitad dela colección. Entonces, gran parte de su edificio fue cedido al ayuntamiento. Tras el cierrede la biblioteca, la colección fue entregada a la Biblioteca Pública Municipal de Llanes.

    PALABRAS CLAVE: Bibliotecas populares, Casino de Llanes, bibliotecas públicas, lectura popular,sociedades recreativas, instrucción popular, indianos.

    ABSTRACT: Casino de Llanes Library opened to the public in 1884, for the purpose of educationand entertainment. This was not supported by all members. As a result the library did not re-

    1 Merecen un especial agradecimiento: mi novia, Ana Ruenes Rubiales, y su tía, María Jesús RuenesGarcía que me ayudaron a consultar parte de la documentación. También debemos agradecimientos alas siguientes personas: don Manuel Maya Conde y doña Matilde Mallén Herrero, exdirector y exa-manuense respectivamente, de El Oriente de Asturias, cuyo reciente cierre esperamos sea solo tem-poral; doña Ana Vázquez Honrubia, autora de la monografía del Casino de Llanes publicada por aquelperiódico; don Ramón Rodríguez Álvarez, presidente del RIDEA y director de la Biblioteca de la Uni-versidad de Oviedo; doña Carmen Acebo Gómez, responsable de la Biblioteca Pública Cardenal In-guanzo; don Ramón Sobrino de la Vega, presidente del Casino de Llanes en 1966 y 1967; don San-tiago Caravia Nogueras, jefe de la sección de Bibliografía Asturiana de la Biblioteca de Asturias; donSantiago Fernández Molpeceres, secretario del Ayuntamiento de Llanes; y don Ángel Argüelles Cres-po, ayudante del Archivo Histórico de Asturias.

    Boletín de Letras del RIDEA, 185-186 (2015): 219-258 ISSN: 0020-384X

  • main open to all for very long; and during this period it was not used very much by lowerclasses. The library could gather a good collection for its time, considering that it was the li-brary of a bourgeois society. It received generous donations; even owned some rare books(XVIII and 1st half of XIX centuries). It remained opened for about a century, except for almosttwo years during the Spanish Civil War. It was always connected with to the Casino de Llanesand books could not be taken out of the reading room. This helped to avoid the loss of books,so the collection remained quite complete until recent times. Nevertheless, in the last years oflibrary’s existence, the Casino struggled due to economic problems. Then the lack of controlcaused the loss of approximately half of library’s collection; and in the end most of the Casi-no building was given to the local council. After the library closure, the collection was in-corporated into the local public library.

    KEYWORDS: Public libraries, Casino de Llanes, bourgeois society, society libraries, lower-classinstruction, indianos.

    Recibido/Received: 09/12/2014Aceptado/Accepted: 08/07/2015

    1. El Casino de Llanes

    Cuenta el historiador local, Manuel García Mijares, que en Llanes existió casinodesde 1850, dato que repite Fermín Canella. Pero las fuentes que hoy barajamos no ha-cen referencia a fechas tan tempranas; al menos la sociedad no tenía, por aquel enton-ces, un carácter oficial2. A propósito de esta fundación, Canella nos indica que las dostertulias que existían anteriormente en la villa eran insuficientes. La fundación de la So-ciedad Casino de Llanes se produjo en 18673. Esta era una sociedad recreativa elitista,formada por la burguesía y la aristocracia locales, dentro de las cuales se incluían losadinerados indianos regresados de ultramar.

    En el artículo primero del reglamento primigenio de la sociedad, se afirma que «elobjeto de esta sociedad es puramente de recreo e instrucción»4. Si observamos el mis-mo artículo, ya reformado, en el nuevo Reglamento de 1911, nos daremos cuenta de queen este casino la faceta cultural no fue asunto baladí; algo que también corrobora el con-tenido de las actas de la sociedad.

    [...] Esta Sociedad o centro de reunión es puramente de recreo e instrucción y tiene porobjeto:1.º Proporcionar a los socios todo género de diversiones y recreos permitidos por la Ley,la moral y las buenas costumbres.

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    2 GARCÍA MIJARES, Manuel. Apuntes históricos genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres.[s. l.]: [s. n.], 1893 (Torrelavega: establecimiento tipográfico de El Dobra). Hemos consultado la ed.facs. Llanes: El Oriente de Asturias, 1990, pág. 457. CANELLA SECADES, Fermín. Historia de Llanesy su concejo. [Llanes]: [s. n.], 1896, pág. 202 (Llanes: estab. tip. de Ángel de Vega). Disponible enInternet: [consulta19/02/2013].

    3 Colección Casino de Llanes (en adelante CCLL): Libro de actas (1867-1897), junta directiva de 1867,sin fechar, s/p.; véase VÁZQUEZ HONRUBIA, Ana. El Casino de Llanes: algo más que cien años de his-toria. Llanes: El Oriente de Asturias, 2012, págs. 25 y ss.

    4 Casino de Llanes. Reglamento de la Sociedad Casino-Teatro de Llanes. [Llanes]: [s. n.], 1892 (Imp.de Manuel Toledo), s/p. Véase la versión digital del ejemplar que se custodia en la Biblioteca del Mu-seo Arqueológico de Asturias. Disponible en Internet: [consulta: 19/02/2013].

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  • 2.º Fomentar la cultura intelectual y moral por medio de libros científicos, literarios,revistas, periódicos, organización de veladas, conferencias y reuniones, que contribuyanal engrandecimiento, provecho y prestigio de la Sociedad5.

    Canella apuntó, «a esta Sociedad [Casino de Llanes] debe la Villa y Concejo la rea-lización de muchos pensamientos de progreso. Tiene escogida biblioteca pública, a laque puede asistir todo el mundo, como su nombre lo indica, y pequeño Teatro, abiertoen 1881»6.

    La sociedad se ubicó en diferentes pisos alquilados: desde 1881 en uno de nuevaplanta situado frente al ayuntamiento, en cuyo bajo se emplazó un café y en la partetrasera de la casa se construyó un «teatrito [...] capaz a contener trescientas y aún máspersonas cómodamente»7. Pero las deficiencias del edificio hicieron que el casino setrasladase en 1891 a «los pisos principales de las casas uno y tres de la calle del Cas-tillo», esta última había sido reedificada8. Ambas casas pertenecían al entonces presi-dente del casino (1890), Francisco Gavito Peláez, que sugirió el traslado, en vista deldescontento de muchos socios con el local anterior. Por último, se construyó un lujo-so edificio de estilo ecléctico, magnífico ejemplo de la arquitectura de indianos en Lla-nes, que sería el definitivo. Es obra del arquitecto Juan Álvarez Mendoza y fue inau-gurado en septiembre de 1912. Corrían los años de esplendor de la sociedad queduraron hasta el comienzo de la Guerra Civil. Entonces, el bando republicano o de iz-quierdas tomó el casino aunque no por mucho tiempo, porque el bando nacional o dederechas se hizo pronto con el control de Llanes (5 de septiembre de 1937). El casinofue convertido por unos meses en juzgado, y en él se hicieron consejos de guerra. Des-pués, se restableció la actividad del casino, se hizo un «expurgo» y se expulsó a vein-te socios, simpatizantes del Frente Popular o vinculados a él9. En aquel momento fue-ron necesarias reparaciones en el casino, ya que los daños ocasionados en el edificio ysu mobiliario durante el periodo bélico, se valoraron en 9860 pesetas, que fueron re-clamadas a la compañía aseguradora10.

    En 1956, el casino vivía una situación financiera delicada y solicitó un crédito hi-potecario11. Años más tarde, los problemas económicos se fueron agravando. Además,su sede necesitaba una restauración urgente. Finalmente, en 1984 la situación del ca-sino era insostenible, lo que llevó a la junta directiva a tomar la decisión de ceder eledificio al ayuntamiento de la localidad, salvo su planta baja. Esta cesión resultó per-judicial para la sociedad, que perdió el control del edificio y de sus bienes muebles.Entre ellos la biblioteca, ya muy menoscabada, puesto que había perdido aproximada-mente la mitad de sus libros. Esta fue depositada en la Biblioteca Municipal de Llanes.Desde entonces, la sociedad languidece, continúa operativa, pero ha visto muy mer-madas sus actividades.

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    5 CCLL: Libro de actas (1897-1943), a. 204, 23/3/1911.6 CANELLA SECADES, 1896, p. 202.7 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 28, 9/3/1881.8 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 63, 9/5/1890; a. 64, 14/5/1890 y a. 65, 18/5/1890.9 Sobre lo ocurrido en el casino durante la Guerra Civil, véase VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, págs. 277-

    281. Véase además la transcripción del acta 467 en: ÍD., págs. 280-281. CCLL: Libro de actas (1897-1943), a. 467, 1/5/1938.

    10 CCLL: Libro de actas (1897-1943), a. 486, 20/12/1940.11 Por valor de ochenta mil pesetas y amortizable en ocho años. CCLL: Libro de actas (1949-1961), a.

    692, 17/2/1956.

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  • 2. La Biblioteca del Casino de Llanes

    La Biblioteca del Casino de Llanes se menciona en los estudios sobre las bi-bliotecas asturianas desde las últimas décadas del siglo XIX hasta la Guerra Civil, pe-ro no ha recibido especial atención por parte de los investigadores12. El único estu-dio que existe sobre ella es muy reciente y forma parte de un libro dedicado alCasino de Llanes13. El poco interés suscitado por la biblioteca del casino, se debe aldesconocimiento de la información conservada sobre la misma en catálogos y otrasfuentes bibliográficas, y a no saber, o no tener claro, si se trataba de una bibliotecapública14. Además, esta ignorancia ha dado lugar a confusiones, como es el hecho decreer que esta biblioteca poseía menos de mil volúmenes15, información que GarcíaMijares extrajo del primer catálogo que data de 1891, pero como luego se verá, añosdespués superó holgadamente esa cifra. Por otra parte, esta no pertenece al tipo debiblioteca predominante, y también, más estudiado en Asturias: las bibliotecas de lasclases populares; que tuvieron una finalidad educativa y de recreo, y pertenecierongeneralmente a asociaciones obreras. Mientras, la biblioteca del casino pertenecía auna sociedad privada y elitista, como era el Casino de Llanes, aunque esto ha de sermatizado; porque la biblioteca, pese a la oposición de algunos socios, finalmente fuepública. Pese a ello, el acceso libre a la misma no se respetó por mucho tiempo. Noobstante, estamos ante un caso singular, pues rara vez una sociedad privada pone subiblioteca a disposición de todo tipo de público. No en vano, Fermín Canella señalóen su Historia de Llanes y su concejo, «En pocos concejos de Asturias se muestra,como en Llanes, potente y generosa la iniciativa particular»16. Otra característica quesingulariza a esta biblioteca es su longevidad, pues estuvo abierta durante práctica-mente un siglo, e incluso logró sobrevivir a la Guerra Civil. El pertenecer a una en-tidad privada, seguramente le ayudó en este sentido, además de que, en Llanes, elconflicto armado duró poco más de un año.

    Tras la Revolución Gloriosa, que derrocó a Isabel II, el gobierno provisional re-volucionario, además de proceder a la incautación de bienes pertenecientes la Iglesia,tomó medidas para favorecer la instrucción popular y las bibliotecas públicas. Enton-ces, las bibliotecas se consideraron un instrumento fundamental para la instrucción delpueblo, estas tuvieron dos variantes: por un lado, las bibliotecas escolares, y por otro,las bibliotecas populares (destinadas al pueblo llano), concedidas a otro tipo de centros,como ateneos, casinos, cárceles, etcétera (estas se empezaron a conceder a partir de1871)17. El fin último que ambas perseguían era elevar el nivel cultural de la población

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    12 Véanse: MATO DÍAZ, Ángel. La Atenas del Norte: ateneos, sociedades culturales y bibliotecas popu-lares en Asturias (1876-1937). Oviedo: KRK, 2008; este es el estudio más reciente de los realizadospor este autor, aunque posee otros sobre el mismo tema que iremos mencionando en las notas a pie;RODRÍGUEZ ÁLVAREZ, Ramón. «Las bibliotecas y la lectura en Asturias: una aproximación histórica».En Actas: I Congreso de Bibliografía Asturiana. Oviedo: Consejería de Educación, Cultura, Deportesy Juventud, 1989, págs. 525-528; GARCÍA EJARQUE, Luis. Historia de la lectura pública en España.Gijón: TREA, 2000, págs. 174-179.

    13 VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, págs. 46-66 principalmente. 14 Exceptuando la monografía de Vázquez Honrubia.15 Véase, MATO DÍAZ (comisario). Las bibliotecas Populares en Asturias: a la cultura por la lectura

    1869-1936 [exposición]. Oviedo: Consejería de Cultura, Comunicación social y Turismo, 2004, mapadesplegable, s/p.

    16 CANELLA SECADES, 1896, p. 201.17 GARCÍA EJARQUE, 2000, pág. 114.

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  • española y acabar con los altos índices de analfabetismo18. El ministro de Fomento, Jo-sé de Echegaray, llevó a cabo una política en favor de las bibliotecas populares que co-menzó con la Orden de 18 de septiembre de 1869, que fundó y dotó veinte bibliotecaspopulares, dos en cada distrito universitario19. Viñao Frago observó que se concedieronmás bibliotecas populares en los periodos de gobierno liberal, que en los de gobiernoconservador20.

    Las bibliotecas populares florecieron en Asturias en el último cuarto del siglo XIXy durante el siglo siguiente hasta la Guerra Civil. Etapa en la que se han contabilizado355 bibliotecas populares en la región, cifra que no tiene parangón en España, supe-rando incluso a Cataluña. Es entonces cuando se dio a Asturias el sobrenombre de la«Atenas del Norte»21. Las bibliotecas asturianas se caracterizaron por surgir de la ini-ciativa popular o privada, con poco apoyo estatal y de ellas se encargó personal pococualificado; por ello, la mayor parte tuvieron una corta existencia y generalmente re-quirieron «un gran esfuerzo económico por parte de los lectores». Sin embargo, las bi-bliotecas catalanas se caracterizaron por lo contrario: fueron promovidas desde el laMancomunidad de Cataluña, contaron con bibliotecarias profesionales y tuvieron unamayor vigencia temporal22.

    Centrándonos en la villa de Llanes, comprobamos que la biblioteca del Casino23

    fue la más precoz de las bibliotecas populares que se crearon en la localidad, siendoinaugurada en 1884. A ella siguieron otras como: la Biblioteca del Ayuntamiento(1885) que no sabemos si fue una biblioteca popular, pues no poseemos información so-bre ella; la Biblioteca de la Sociedad El Porvenir (1897)24; la Biblioteca Popular Circu-lante de Llanes (1920-1931); y la Biblioteca del Casino Republicano (inaugurada en1932)25. Pese a la escasez de datos sobre alguna de estas bibliotecas, todo apunta a que

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    18 En 1860, solo el 22,74% de la población de la provincia de Oviedo sabía leer y escribir. Con el pasode los años, la instrucción básica fue llegando cada vez a más gente, y en 1920 el mismo porcentajeera del 52,86%. Tomado de BOTREL, Jean-François. Libros, prensa y lectura en la España del sigloXIX. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez: Pirámide, 1993, pág. 316.

    19 Véanse: GARCÍA EJARQUE, 2000, págs. 97-112; GÓMEZ HERNÁNDEZ, José Antonio. «La preocupaciónpor la lectura pública en España: las bibliotecas «populares». De las Cortes de Cádiz al Plan de bi-bliotecas de María Moliner». Revista General de Información y Documentación. 1993, v. 3, n.º 2,págs. 55-94. Disponible en Internet: [con-sulta: 15/05/2013]; FERNÁNDEZ BAJÓN, María Teresa. «Disposiciones legislativas sobre políticas de ar-chivos y bibliotecas en la España del siglo XIX». Documentación de las Ciencias de la Información.2001, n.º 24, págs. 45-77. Disponible en Internet: [consulta: 15/05/2013].

    20 VIÑAO FRAGO, Antonio. «A la cultura por la lectura: Las Bibliotecas Populares (1869-1885)». En Cla-ses populares, cultura, educación. Siglos XIX y XX. Coloquio hispano-francés. Madrid: Casa de Ve-lázquez-UNED, 1989, pág. 304-306. Mato Díaz hace el mismo análisis referido solamente a las bi-bliotecas populares asturianas (1991, pág. 35).

    21 Ése es el título que da Mato Díaz a uno de sus libros, ya mencionado.22 MATO DÍAZ, 2004, p. 17.23 Mato Díaz la incluye entre las bibliotecas populares en el catálogo de exposición ya señalado (2004,

    pág. 68) pero no en otro libro posterior (2008, p. 240) en el que la biblioteca del casino de Llanes seconsigna entre las pertenecientes a sociedades culturales.

    24 MATO DÍAZ. La lectura popular en Asturias (1869-1936). Oviedo: Pentalfa, 1991, pág. 182.25 El día de la inauguración el casino estaba muy concurrido, en particular su biblioteca «de la cual, en

    su primer día de existencia, han salido ya más de cincuenta volúmenes para distintos pueblos del con-cejo». MAYA CONDE, Manuel (dir.). Llanes, siglo XX (1900-1950), Llanes: El Oriente de Asturias,2000, pág. 216.

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  • ninguna de estas colecciones sería tan reseñable como la del Casino de Llanes. Ademásde su mayor número de volúmenes, hay que tener en cuenta su larga vida que le per-mitió incrementar ostensiblemente su colección; de la que aún se conservan 1180 volú-menes en la Biblioteca Pública Cardenal Inguanzo. Si bien, conviene señalar que la Bi-blioteca del casino no permitía el préstamo de libros. Sin embargo, la Biblioteca de ElPorvenir tendría una clara voluntad de formar a las clases populares; y al menos en elcaso de la biblioteca circulante o la del Casino Republicano, se permitía el préstamo do-miciliario.

    2.1. Creación de la biblioteca

    No sabemos con precisión desde cuándo contó el casino con biblioteca, pero al me-nos ya existía antes de 1882, pues el 11 de marzo del mismo año se decidió arreglar la bi-blioteca, «en vista de su mal estado» y para ello se enviaron circulares tanto a personas dela localidad como de fuera de ella, con el propósito de conseguir más «obras literarias,científicas y de recreo»26. Además, se nombró una comisión compuesta por el vicepresi-dente y el secretario «para que se encargue de visar las obras existentes, proponer los re-paros que en ellas convengan y su buen orden y colocación»27. El casino, situado en un pi-so alquilado frente al ayuntamiento, contaba entonces con una sala de lectura de 18 por28 pies (5,04 × 7,84 m) donde se leería la prensa y que sería a su vez la biblioteca28. Res-pecto a su mobiliario, podemos señalar que el casino ya poseía un «armario para libros»anterior a la creación de la nueva biblioteca, y que en 1881 se compró «una mesa con trestableros para el gabinete de lectura»29.

    La biblioteca fue promovida por la burguesía reformista, entre la cual encontramosindianos y profesores. Conviene señalar que tras la dimisión de varios miembros de lajunta directiva anterior (entre ellos el presidente), se procedió a nombrar los cargos va-cantes en marzo de 1882. Finalmente quedó formada por: el presidente, Gabriel Junco(miembro de la masonería que emigró a Cuba a la edad de quince años, 1846)30; el te-sorero, Manuel Toledo Benito (masón; más tarde fue director de El Oriente de Astu-rias); el vicepresidente, José Saro Rojas; el primer vocal, Gaspar Sordo González; el se-gundo vocal, Félix Fernández Vega; el tercer vocal, Wenceslao Junco y el secretario,Ramón Sánchez Villa. Sordo, Saro y Sánchez serían «hombres de leyes y letras», losdos últimos poseían notables bibliotecas particulares31. La adhesión al proyecto por par-

    224 MANUEL DEL CAMPO CABEZAS DE HERRERA

    26 La creación de la biblioteca ya ha sido tratada por Ana Vázquez, que dio a conocer información to-mada de las actas del casino (VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, págs. 46-66). Nosotros referiremos todas lasactas de las que hemos extraído alguna noticia.

    27 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 34, 11/03/1882. 28 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 28, 9/03/1881.29 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 38, 20/10/1882.30 ALOS, Fernando de y DUQUE DE ESTRADA, Dolores. Emigración en el oriente de Asturias, 1845-1860

    y genealogías de indianos. Llanes: El Oriente de Asturias, 1992, pág. 77 (citado por VÁZQUEZ HON-RUBIA, 2012, págs. 47-48).

    31 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 30, 28/12/1881 y a. 33, 3/3/1882; VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012,págs. 47-49. GUERRA GARCÍA, Víctor. La masonería del oriente de Asturias. [s.l.]: masónica.es, 2009,págs. 104-106 (citado por VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, pág. 48).Manuel Toledo Benito (m. 1909): castellano de nacimiento, casado con una llanisca. Fue funcionariopúblico del Cuerpo de Telégrafos hasta su muerte, fundó y dirigió El Oriente de Asturias en su se-gunda época (1885). Destacó como periodista, que dominaba la gramática y la ortografía. Inició aso-ciaciones voluntarias en Llanes y promovió la cultura entre las capas bajas de la sociedad.

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  • te de los masones resulta algo natural: el interés por fomentar la cultura está dentro delos ideales de la masonería.

    El presidente del casino solicitó en una misiva al Ministro de Fomento, la conce-sión de una biblioteca popular para sociedad, el 25 de abril de 188232. Obtuvo la aquies-cencia del ministerio el 3 de mayo y dirigió al ministro una carta de agradecimiento eldía 10 del mismo mes33. En la primera de las cartas aparece escrito en el margen supe-rior «Sr. Posada». Este sería Ramón Huerta Posada34, quien hizo las gestiones oportu-nas para que el Ministerio de Fomento otorgase al casino una «biblioteca», y realizó un«generoso donativo de libros»; en agradecimiento se le nombró socio honorario35. Estaconcesión de la biblioteca se anunció el 18 de mayo del mismo año en La IlustraciónCantábrica:

    LLANES. Accediendo a lo solicitado por la junta directiva del Casino de esta villa, ladirección general de Instrucción pública, ha dispuesto que con destino a la biblioteca dedicha Sociedad, se forme una escogida colección de obras de las existentes en losdepósitos de libros del ministerio de Fomento, las cuales serán entregadas a la personaque, competentemente autorizada por el Casino, se presente a recogerlas en el negociadocorrespondiente36.

    En la junta celebrada dos días después, se discutió el tamaño y las condiciones quedebía tener la «estantería o armario» que albergaría la colección, pero se decidió espe-rar a recibir los libros para tratar este tema37.

    La biblioteca constaba de 320 volúmenes, 249 entregas y 1 hoja, según anotó Ale-jandro del Campo, persona autorizada por el casino para recogerla en el Negociado deBibliotecas Populares del Ministerio de Fomento. Dicho lote superaría el promedio deobras concedidas desde 1881 hasta 1885, pese a que la cifra dada fuera superior a la realde obras o títulos. Durante ese periodo, los lotes oscilaron «entre 128 y 328 obras, 1 y50 hojas y 1 y 1.117 cuadernos»38. Se entregaron tres catálogos de la biblioteca al jefede la biblioteca universitaria y provincial de Oviedo, para cotejar las obras recibidas,destinando: un ejemplar para depósito «en su secretaría [de la biblioteca universitaria]y otro en esa biblioteca [del casino]» y el tercero sería devuelto a la Dirección General

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    32 Véase la transcripción de la carta en el apéndice documental. En la primera ocasión, lo había hecho suantecesor en el cargo, Manuel García Mijares, a fecha de 27/3/1883 (AGA: caja 31/06639, ff. 7 [1884]y 9 [1883]).

    33 Archivo General de la Administración (AGA): caja 31/06639, Expediente de concesión de la Biblio-teca popular o lote de libros por la Dirección General de Instrucción Pública a favor del Casino de Lla-nes, f. 6.

    34 Ramón de la Huerta Posada (1833-1908): Estudió Derecho en la Universidad de Oviedo, después seestableció en Madrid, donde tuvo una larga y exitosa carrera en la administración pública, y por ellofue nombrado Jefe Superior de la Administración. Además, fue literato, escribió poesía y colaboró ennumerosas publicaciones periódicas; entre otras: La Ilustración Española y Americana y El Orientede Asturias.Para extractar las biografías de personajes llaniscos, hemos acudido fundamentalmente a la siguientepublicación: MAYA CONDE (dir.). Llaniscos de la A a la Z: diccionario biográfico. Llanes: El Orientede Asturias, 2 v., 2009-2011.

    35 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 35, 20/5/1882.36 La Ilustración Cantábrica: Revista Decenal Ilustrada, tomo IV, n.º 14, 18/5/1882. Disponible en In-

    ternet: [consulta: 10/3/2013].37 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 35, 20/5/1882.38 VIÑAO FRAGO, 1989, págs. 301-335 (citado por GARCÍA EJARQUE, 2000, pág. 109).

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  • de Instrucción Pública, Fomento de Bibliotecas. Desde esta se recuerda al casino que labiblioteca es una «propiedad inalienable» y que el casino debe velar por su conserva-ción y buen uso. Por último, se indica que en caso de disolución de la sociedad, la bi-blioteca se habría de poner «a disposición del Ministerio»39.

    En agosto de 1882, el presidente, Gabriel Junco, propuso en junta crear una comi-sión especial (compuesta por: Miguel Mantilla de Hoyos, Manuel García Mijares y Jo-sé Saro y Rojas40) destinada a la creación de la biblioteca, con la obligación de redactarun reglamento para ella. Lo que suscitó cierta controversia, pues Vicente Pérez Sierra41

    no consideraba oportuno tal nombramiento y creía que si ellos habían gestionado hastael momento la creación de la biblioteca, podrían continuar esta tarea; señalando ademásque existía un exceso de humildad por parte de la directiva al no considerarse compe-tente para aquel menester; finalmente no se aprobó dicha comisión. Otro asunto al quese aludió en la misma junta, fue, que algunas personas habían ofrecido colaboración pe-cuniaria «a condición de que la biblioteca fuera popular y tuvieran acceso en ella laspersonas que gustaren de la lectura de buenos libros con los nobles propósitos de am-pliar sus conocimientos». Esta idea no gustó a todos, y motivó una «ligera discusión»,pero finalmente fue aprobada, y debía someterse al reglamento de la biblioteca, aún porredactar. Seguramente esta iniciativa partió de algún indiano, pues estos eran gente deorigen humilde que había prosperado, pero que no había olvidado su procedencia. Ade-más, «se dio cuenta de algunos donativos de importancia hechos por varias personas au-sentes», pero no se anotaron. Aquel mismo día, Pérez Sierra hizo una curiosa sugeren-cia, quería que en el casino «figuren dignamente los retratos de los hijos de este pueblo,glorias de la patria. Recuerda al Sr. presidente su adhesión a esta idea y le excita a rea-lizarla»42. El entonces presidente, Gabriel Junco, dio su aquiescencia a la iniciativa, pe-ro no tenemos más noticias sobre la misma. Aquella sería una galería de retratos de lla-niscos ilustres, que emularía a la iconoteca asturiano-universitaria de la Universidad deOviedo. Esta fue comenzada en 1874 y finalmente destruida en el incendio de la uni-versidad ocurrido en la Revolución de 1934. Nótese que algunos socios del casino es-tudiaron en la Universidad de Oviedo. Parece probable que existieran lazos de amistadentre miembros de ambas instituciones, pues algunas personalidades de la universidadovetense, incluido su rector, asistieron como jurado a un concurso literario organizado

    226 MANUEL DEL CAMPO CABEZAS DE HERRERA

    39 AGA: caja 31/06639, ff. 4 y 5.40 Miguel Mantilla Hoyos (m. 1887): profesor vallisoletano que dirigió el colegio de la Encarnación de

    Llanes; gracias a su labor, el colegio adquirió notable fama y prestigio. Fue bibliotecario del casino en1886 y 1887.Manuel García Mijares (1821-1897): Se le considera el primer historiador de Llanes; villa a la que de-dicó, la monografía citada anteriormente. Pese a que recibió ofertas para trabajar en Cuba y Madrid,no quiso abandonar su villa natal. En ella desempeñó diferentes trabajos y fundó un comercio de lozay vidriería; también fue concejal. Colaboró en la prensa local: El Oriente de Asturias y El Correo deLlanes. Además, fue uno de los impulsores de la Biblioteca del Casino y presidió la sociedad en 1899. José Saro y Rojas (1846-1899): Abogado, escritor y alcalde llanisco, afiliado al partido Liberal. Cola-boró con Fermín Canella en la recopilación de información sobre Llanes para su obra Asturias. Presi-dió el Casino de Llanes en 1895.

    41 Vicente Pérez Sierra (1842-1896): fotógrafo, maestro y pedagogo zamorano afincado en Llanes. Es-cribió varios libros pedagógicos: El niño ante la sociedad o reglas de urbanidad (1871); Ortografíapráctica; Vocabulario lexicológico; Primera parte del instructor de lectura o método teórico-prácti-co (los tres últimos editados en 1876). Todos ellos fueron publicados en Valladolid y se conservan enla Biblioteca Nacional.

    42 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 36, 31/8/1882.

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  • por el casino en 1894. Curiosamente, ese año, el mismo Canella donaría a la bibliotecadel casino, un ejemplar de su discurso Iconoteca asturiano-universitaria43.

    Fue en octubre de 1882 cuando se aprobó el reglamento de la biblioteca, tras sus-citar un pequeño debate. Es probable que una vez más, no todos apoyasen el carácterpúblico de la biblioteca. Seguidamente, el tesorero dio cuenta de «sus gestiones paraconseguir en condiciones aceptables y lo más ventajosas los armarios o estantería pa-ra la biblioteca» pero al no existir acuerdo en este asunto, la junta decidió continuarlas gestiones con «la urjencia [sic] que precisa». Al cabo, se anunció que se había re-cibido una letra de 1036 pesos «a pérdida de cambio sobre Londres debida a la aten-ta circular que la junta les dirijió [sic] y como en contestación de aquellos amantes hi-jos de Llanes residentes en Méjico, con el objeto exclusivo de que se importe en labiblioteca». Al ser José Mijares Díaz uno de los más implicados en la recaudación dedicha cantidad, quien «trabajó y respondió con entusiasmo a este fin», se decidiónombrarle socio honorario en señal de agradecimiento. Así mismo se le envió unacarta para que comunicase dicha gratitud a los otros nueve benefactores44. En la si-guiente acta se informa de que la mencionada letra, al cambio les aportaba un mon-tante de 18.582 reales de vellón. Faustino Sobrino Díaz y Telesforo García45 fueronnombrados socios honorarios y se les encargaron unos diplomas o títulos de honor pa-ra estos y otros benefactores de la biblioteca, entre los que estaría el ya mencionado

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    43 CANELLA SECADES. Iconoteca asturiano-universitaria. Oviedo: Imp. y lit. de Vid., 1879, pág. 11. Dis-ponible en Internet: [consul-ta: 16/12/2013]. ÍD. Historia de la Universidad de Oviedo y noticias de los establecimientos de ense-ñanza de su distrito. 2.ª ed. Oviedo: Imprenta de Flórez y Gusano y C.ª, 1903, pág. 282 (ed. facs.Oviedo, 1995). Disponible en Internet: [consulta:16/12/2013].Se conservan algunas fotografías de la misma, véase: QUIJADA ESPINA, Ana; VÁZQUEZ-CANÓNICO COS-TALES, Sara; RODRÍGUEZ ÁLVAREZ, Ramón. Bienes culturales de la Universidad de Oviedo. Oviedo:Universidad de Oviedo, 2004, págs. 51-53. Disponible en Internet: [consulta: 16/12/2013].

    44 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 37, 3/10/1882.45 Faustino Sobrino (1827-1883): Indiano de origen llanisco, que gracias a sus negocios de hilados y teji-

    dos de algodón en México, amasó una importante fortuna. Fue un gran benefactor de Llanes, pues nosolo hizo un importante donativo destinado a la creación de la Biblioteca del Casino (1882), sino quetambién apoyó junto a su cuñado, José Parres Piñera, la creación de una escuela de primera y segundaenseñanza en Llanes (el colegio de la Encarnación); inaugurada en 1873. Así mismo, destinaba cadaaño importantes sumas de dinero a obras caritativas. Perteneció al Casino Español de México.Telesforo García Roiz (1844-1918): Periodista cántabro emigrado a México. Debido a su formaciónintelectual, pudo codearse con la élite política e industrial del país; además era hábil para los negocios.Fue amigo de Emilio Castelar y un personaje influyente dentro de la colonia española en México. Pre-sidió el Casino Español de México (1893-1894), desde el que apoyó diferentes causas solidarias en fa-vor de su patria chica. Conviene destacar que el Casino Español se fundó en 1862 y desde entoncescontó con biblioteca. Esta albergaba 446 volúmenes en 1867. García Roiz fue redactor de La Iberia(1872-1873) y fundó los siguientes periódicos: La colonia española (1873), La Libertad (1878) y a suregreso a España escribió en El Centinela Español; este último era defensor de los intereses españoles enMéxico. Véanse: Biografía de Telesforo García Roiz [en línea]. [consulta: 20/12/2013]; LEDEZMA, Juan Manuel. «Telesforo García:un emigrante montañés en el Porfiriato». En América Latina: La autonomía de una región. Actas delCongreso Internacional XV Encuentro CEEIB. Madrid: Trama, 2012. Disponible en Internet: [consulta: 20/12/2013]y Casino Español de México, Web del Casino Español de México [en línea]. [México]. [consulta: 20/12/2013].

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  • José Mijares Díaz46. Telesforo García había hecho propaganda «para el fomento de labiblioteca» y se había comprometido a enviar gratuitamente el periódico mexicano LaLibertad, del que era director. Mientras, Faustino Sobrino, también residente en Méxi-co, había hecho un donativo importante en metálico.

    Por otra parte, un tal Juan García, presentó un plano de la futura estantería de labiblioteca, del que la junta decidió «modificar algunos detalles referentes a sus propor-ciones de estensión [sic], adorno y comodidad». Esta sería una gran librería, con ochoestantes en altura (A-H), divididas a su vez en siete tablas a lo ancho, donde los librosestaban ordenados mediante un «número de orden», desde arriba hacia abajo, como sedesprende del catálogo de la biblioteca de 1951-1952. Este no sería un numerus cu-rrens, puesto que, en este primer momento la colección estaba ordenada por materias47.El número era consignado en la parte externa del libro en un tejuelo. Este sistema notiene sentido en una colección que es susceptible de ser ampliada, de hecho el orden yahabía sido modificado en el segundo catálogo. Huelga decir que los bibliotecarios notenían ninguna formación específica.

    El 3 de enero de 1883, se creó una nueva junta directiva, y el tesorero aportó suscuentas: se habían recolectado 20.582 reales para la biblioteca, de los cuales se habíangastado 2325, por lo que restaban 18.257 reales. Así mismo se hizo entrega del proyectode reglamento para la biblioteca a la nueva directiva48.

    El 1 de marzo de 1883, el director de la sociedad, José de Marcos Llera, señaló quetenía el objeto de «llevar a cabo en breve plazo la formación de la biblioteca», la juntageneral tenía la voluntad de escoger en la próxima sesión (que se celebraría el día 5 delmismo mes) una comisión de socios «que a juicio de la directiva son más aptos para laelección de las obras que han de adquirirse», formada por: Miguel Mantilla, José Nes-pral, Juan Risco, Emilio Sagarminaga, Tomás Álvarez Moran, Alberto Ríos y Rojas,Ramón María Labra, Manuel Vega y Marcos, Eusebio Tornadijo, Manuel Toledo, Ga-briel Junco y Antonio Saro49. Estos serían los encargados de elegir las obras para «com-pletar la Biblioteca, haciendo presente las cantidades que existen para ese objeto, do-nadas por algunos amantes del progreso e ilustración popular». En la junta celebrada el5 de marzo, algunos socios, recriminaron a la directiva que derivase la selección y com-pra de libros en la comisión. Pero el presidente, en nombre de la junta directiva, expli-có que no podía satisfacerles «por no considerarse competentes», por lo que «declina-ban tan honroso cargo en personas que creía muy dignas de él, por tener muchas de ellastítulos académicos u otros motivos, mientras que en la directiva no hay quien los ten-ga». Conviene señalar que algunos de los miembros de la comisión fueron los primerosbibliotecarios del casino. Finalmente, la comisión fue aprobada; también se habló sobrelas condiciones de la adquisición de libros y Eusebio Tornadijo propuso encargar la ta-

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    46 Los diplomas se encargaron a Eusebio Tornadijo, al que se le pagaron 200 reales. CCLL: Libro de ac-tas (1867-1897), a. 38, 20/10/1882.

    47 Como se puede comprobar en el primer catálogo de 1891, donde cada materia tiene todos sus núme-ros correlativos.

    48 Existe una errata en el acta, se anotó que el gasto fue de 2310 reales, pero bajo el diez leemos el vein-ticinco tachado, por tanto serían 2325. CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 40, 3/1/1883.

    49 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 42, 1/3/1883.Emilio Gómez Sagarminaga (m. 1919): nació en Reinosa, fue profesor del Colegio de la Encarnación,donde ocupó las cátedras de: Matemáticas, Física, Química y Meteorología. Fue bibliotecario del ca-sino los años: 1889, 1893, 1897 y también de la sociedad El Porvenir el último año.Eusebio Tornadijo: «latonero de oficio, con gran afición y dotes para el teatro». Fue un hombre polifacé-tico, dotado para: la escenografía, la mecánica, la pintura y la música. VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, pág. 31.

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  • rea de encuadernarlos a un socio que se dedicaba a ese oficio, este sería el periodista yeditor Manuel Toledo. Preocupaba el tiempo que pudiese tardar en entregar los librosencuadernados, por lo que Tornadijo afirmó que su compañero (que no estaba presen-te) tardaría lo mismo que si lo hicieran en Madrid; ante lo cual se le encargó esa tarea.No se precisó si los libros se debían adquirir «en rústica o encuadernados», sencilla-mente, se entregarían a Toledo para que los encuadernase, siempre que la sociedad pu-diera afrontar este gasto. En la misma junta, un socio solicitó que se le dejasen leer loslibros ya adquiridos, pero se denegó su petición, por no estar aprobado aún el regla-mento de la biblioteca50.

    El 3 de diciembre de 1883 se aprobó «sin discusión y por unanimidad» el regla-mento de la biblioteca y se eligieron los periódicos que se comprarían durante el año si-guiente. Se acordó, a propuesta del vicepresidente, Manuel García Mijares que la bi-blioteca se inaugurase el uno de enero, pues para entonces ya se habrían terminado lostrabajos en la misma; al conserje se le pagarían diez pesetas mensuales por «la custo-dia» de la biblioteca, hasta que fuera nombrado el bibliotecario. Finalmente, se reco-mienda a la comisión bibliotecaria que «procure ultimar los catálogos, ordenar y colo-car las obras en los estantes, para que todo se halle dispuesto para primero de eneropróximo en que ha de abrirse al público»51.

    El 31 de diciembre de 1883, se eligió a la directiva para el nuevo año, con cierta po-lémica. Se elegían: presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y tres vocales, uno deellos sería el bibliotecario. El problema fue que en la votación, algunos socios no habíanescrito la palabra bibliotecario en la papeleta, sino solamente vocal. Al empezar el recuen-to, el presidente, Manuel García Mijares, señaló que se tomaría como voto para el biblio-tecario, el vocal que figurase en primer lugar en cada papeleta, aunque no se especificaseesta función. Hecho el recuento de este modo, salió elegido bibliotecario el vocal que másvotos obtuvo, Andrés Romano (30 votos); mientras que las del segundo candidato, ManuelToledo (11 votos), tenía un mayor número de votos que detallaban la función de bibliote-cario. Esto suscitó la protesta de José Nespral, pero no se repitió la votación, porque el pre-sidente señaló que ya se había advertido la manera de hacer el recuento de papeletas antesde realizar el escrutinio. Además del bibliotecario, había que nombrar un encargado de labiblioteca, que recibiría una remuneración aún por detallar, este no sería elegido hasta quela biblioteca (o colección) estuviese «por completo organizada», mientras seguiría desem-peñando esta tarea el conserje52.

    Como se había anunciado, la biblioteca se abrió al público el 1 de enero de 1884,noticia que recogió el periódico local, El Oriente de Asturias y también el Reglamentode la biblioteca (publicado en 1892)53. Al día siguiente, el tesorero saliente entregó alnuevo, los 503 reales, resto de los 675 que a su vez le había entregado al primero su an-tecesor «por cuenta a la biblioteca»54.

    El 7 de febrero de 1884, el presidente Antonio Teresa, solicitó por segunda vez alMinisterio que se les enviasen las obras incompletas, adjuntando una relación de las

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    50 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 43, 5/3/1883.51 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 49, 3/12/1883.52 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 52, 31/12/1883.53 Reglamento de la Biblioteca del Casino de Llanes [Llanes: s. n.], 1892 (imp. de Manuel Toledo). El

    ejemplar consultado se custodia en la Biblioteca del Museo Arqueológico de Asturias. Disponible enInternet: [consulta:19/2/2013]. MAYA CONDE (dir.). Llanes, siglo XIX. Llanes: El Oriente de Asturias, 2003, pág. 187.

    54 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 53, 2/1/1884.

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  • mismas55. Curiosamente, la respuesta a la primera se envió dos días después, justo an-tes de haber recibido la segunda. Antonio Teresa calificó la biblioteca de «modesto pe-ro provechoso centro de enseñanza popular», y añadió: «Me permito confiadamentedarle anticipadas gracias en nombre de los asociados que represento, y de estos jóvenesartesanos e industriales que acuden solícitos a este Centro de instrucción para adquirir-la». A lo que el Ministerio respondió: «no es posible acceder a sus deseos por que lostomos y cuadernos que reclama pertenecen a obras que han cesado de publicarse o quese hallan en curso de publicación [...]», por lo que no se encontraban en el depósito delibros del Ministerio.

    2.2. Las normas de la biblioteca

    El Reglamento de la biblioteca, aprobado en 1883, se compone de diecisiete ar-tículos, más uno adicional, divididos en cuatro títulos: De la Biblioteca (art. 1-5), Dela Sociedad (sección primera De los socios [art. 6-8] y sección segunda Del público[art. 9-12]), Del encargado de la Biblioteca (art. 13-15) y Prevenciones generales(art. 16-17)56.

    El primer artículo especifica qué documentos son los que conforman la biblioteca:«los libros y folletos de todas clases impresos o manuscritos», tanto los que poseía en-tonces el casino, como los que obtuviese en el futuro mediante compra o donación. Seincluyen, además, «los periódicos ilustrados y Gaceta de Madrid a que el Casino está oestuviera suscripto, los cuales se coleccionarán por meses y años». La biblioteca estabaal cuidado del conserje de la sociedad o de la persona que este designase, bajo la su-pervisión y «vigilancia» del bibliotecario (art. 2). El mismo artículo establece el deberde los socios de poner en conocimiento del bibliotecario «cualquiera falta que en la Bi-blioteca adviertan, a fin de que la corrija desde luego si es fundada». No estaba permi-tido que los libros salieran de la biblioteca, por lo que únicamente se permitía su con-sulta en la misma sala (art. 8).

    Según estipula el tercer artículo, los libros «se clasificarán y colocarán en estantesde madera» de los que solo se podrán retirar para «su lectura o examen». Como se de-talla en el artículo cuarto, en la mesa de la biblioteca, estaría de manera permanente elcatálogo de libros y un «recado de escribir», que haría las veces de papeleta de pedidode documentos. En un lugar destacado de la sala figuraría un cuadro con los nombresde los donantes (ya fuera en metálico o en libros).

    En lo tocante al tipo de lectores de la biblioteca, cabe señalar, que el artículo quin-to establece que esta es «pública», algo que no agradaba a algunos socios, ya que así

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    55 En la primera ocasión, lo había hecho su antecesor en el cargo, Manuel García Mijares, a fecha de27/12/1883 (AGA: caja 31/06639, ff. 7 [2.ª carta. 1884] y 9 [1.ª carta. 1883]). La segunda carta tieneel sello de entrada del Ministerio del día 9/2/1884, y en ella se indica que ya se había hecho la mismasolicitud en la primera de diciembre de 1883 (AGA: caja 31/06639, f. 7). Por su parte, la contestacióndel Ministerio tiene el sello de salida del Ministerio del 7/2/1884 (AGA: caja 31/06639, f. 3,5/2/1884). Las obras incompletas eran las siguientes: «tomo 1.º de la Historia de Galicia-Murguía; to-mo 1.º Manual de artes industriales; tomo 1.º Museo de la Industria; tomo 1.º y 2.º de la colección depiezas literarias selectas castellanas, mandadas formar y anotar de Real Órden; tomo 4.º de la obra ti-tulada: Opúsculos de D. Juan Bravo Murillo; cuaderno 3.º de las Doloras de Campoamor ilustradas;cuaderno 1.º de Trajes y armas de los españoles desde los tiempos primitivos-Franco. Danvila y Co-llado; desde el cuaderno 108 en adelante del Diccionario etimológico de Roque Barcia» (AGA: caja31/06639, ff. 8 y 10, 3/5/1882).

    56 Reglamento de la Biblioteca del Casino de Llanes, 1892, s/p. (Véase nota 53).

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  • perdía su carácter privado y elitista57. Nótese, que para dar de alta a un socio nuevo, sehacía una votación, y este debía ser aceptado por la mayoría de los socios votantes58. Elsiguiente artículo del reglamento, señala que todos los socios tienen derecho a utilizar-la durante su horario de apertura, por lo que estaría destinada a todos los miembros dela sociedad, sin distinción de sexo, que fueran mayores de catorce años. Estos pediríanlos libros al encargado de la biblioteca, disponiendo del mencionado catálogo, y una vezterminada la lectura, se los devolverían a aquel para que los colocase en su sitio «sindemora», según reza el artículo séptimo. Además, el artículo octavo del reglamento, in-dica la imposibilidad de sacar libros de la biblioteca.

    La biblioteca estaba abierta todos los días del año, con el siguiente horario: de dieza doce de la mañana y de seis a ocho de la tarde (art. 9). De manera excepcional, el pre-sidente del casino podría autorizar la entrada a los lectores que no pudiesen acudir du-rante el horario establecido, debido a sus ocupaciones (art. 10). Se establece incluso elprotocolo a seguir en caso de estar todos los asientos de la biblioteca ocupados, los lec-tores que acudieran a esta, ante la circunstancia expresada «esperarán en la antesala eirán ocupando por riguroso turno de antigüedad los asientos que vaquen» (art. 12).

    La biblioteca permanecería siempre al cuidado de un encargado, que «ha de saberleer y escribir y ser mayor de veinte años» (art. 13). Y se le asignaban diferentes obli-gaciones: 1.º limpiar y tener colocados los muebles de la biblioteca a la hora de apertu-ra; 2.º comunicar al bibliotecario o presidente de la sociedad, las infracciones que re-glamentarias «cometidas por socios o por otras personas»; 3.º auxiliar a la juntadirectiva del casino en los casos en los que fuera necesario, al igual que al biblioteca-rio; y 4.º cumplir los demás deberes impuestos por el reglamento (art. 14). Mientras nose nombrase «encargado», desempeñaría sus funciones el conserje del casino, como ad-vierte el artículo segundo (art. 15).

    El capítulo sobre las prevenciones generales detalla la obligación de los lectores deestar en completo silencio y no fumar (art. 16), y también trata las infracciones cometidaspor los usuarios de la biblioteca. Los infractores serían reconvenidos en la primera oca-sión, se les prohibiría la entrada durante quince días si cometieran una segunda falta, y enel caso de una tercera falta, se aplicaría la anterior prohibición pero de manera indefinida,hasta que la infracción fuera resuelta por la junta directiva (art. 17).

    El artículo adicional establece «la biblioteca es propia de la Sociedad, pero deningún modo podrá enagenarla [sic] ni dedicarla a otro objeto extraño a su funda-ción. En caso de disolverse la sociedad, la última Junta Directiva la entregará a laautoridad local en concepto de depósito y previos inventarios». Esto no fue respeta-do, y la biblioteca finalmente salió de los muros del casino, algo que trataremos lue-go con más detalle.

    Por último, el artículo adicional recoge la aprobación del reglamento en la juntaextraordinaria del 3 de diciembre de 1883, y se señala que por estar a la espera de nom-brar un encargado, se escoge al conserje para realizar sus funciones, pagándole por elaumento de trabajo diez pesetas.

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    57 Esta información ya fue apuntada por: VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, pág. 53.58 Este sistema se llevaba a la práctica mediante un voto secreto: el votante depositaba una bola blanca,

    si estaba a favor de la admisión del candidato a socio, o una bola negra, si estaba en contra. Antigua-mente, según nos relató D. Ramón Sobrino de la Vega, el aspirante a socio que recibiese cinco votosnegativos no era aceptado. Más adelante, se pasó a aceptar a los socios por mayoría simple, es decir,que los votos positivos superasen a los negativos.

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  • Por otra parte, el Reglamento del Casino de Llanes, publicado en 1892, tenía unbreve artículo (art. 28) dedicado al bibliotecario y sus funciones59. Que será sustituidopor dos nuevos artículos, más exhaustivos, en el Reglamento del Casino de 1911. Estosdos artículos resumen las obligaciones del bibliotecario, ya vistas.

    Artículo 32: El Bibliotecario tendrá a su cargo la dirección del gabinete de lectura,cuidando esté provisto de periódicos, revistas ilustradas nacionales y extranjeras, que creaconveniente la Directiva, a propuesta suya.Ordenará que el escritorio esté siempre en condiciones para que los socios puedanutilizarlo cuando lo estimen conveniente. Por ningún motivo permitirá la extracción delibros, periódicos y demás documentos existentes en la Biblioteca y gabinete de lectura,para examinarlos o leerlos fuera de dicho local y recomendará que en la expresadadependencia no se realice ningún acto que pueda molestar o distraer a los lectores operturbar el silencio que siempre debe guardarse en ella.Artículo 33: En el sitio más adecuado se fijaría un cuadro con el Reglamento que ha deobservarse en el servicio de la Biblioteca, para la entrega y devolución de los libros, acuyas disposiciones se ajustarán todos los socios. Formará el Bibliotecario una relación ocatálogo de las obras de que conste la Biblioteca, añadiendo las que vayan adquiriéndoseasí como de las publicaciones a que la Sociedad se haya suscrito60.

    Sin embargo, hay un aspecto relevante del artículo 28 omitido en los de 1911 queacabamos de ver: aquel otorgaba potestad al bibliotecario «para espulsar de la bibliote-ca al individuo que sin pertenecer a la Sociedad no guarde allí la debida composturadespués de amonestado una vez»61.

    2.3. Formación y análisis de la colección

    El casino se fundó en 1867, y con los años fue formando una biblioteca con unamodesta colección, a la que se unieron los libros escogidos que envió el Ministerio deFomento en 188262, que luego fue completada por las compras realizadas por la comi-sión bibliotecaria y algunas donaciones. Pero, no fue hasta 1883 cuando se constituyódefinitivamente la nueva biblioteca, con reglamento propio, encargado y bibliotecario.

    Contamos con tres catálogos de la biblioteca, confeccionados por los biblioteca-rios del casino en años bastante distantes entre sí, que nos aportan valiosa informaciónde la colección; permitiéndonos analizar la evolución de la misma y profundizar en suconocimiento. El primero y el segundo fueron publicados, y el último, es mecanogra-fiado. El primero (1891), realizado cuando el casino se acababa de trasladar a los nú-meros uno y tres de la calle del Castillo, fue publicado en 1892, junto con el Reglamentode la biblioteca y consta de 979 volúmenes63; el segundo, de 1911, que fue elaborado

    232 MANUEL DEL CAMPO CABEZAS DE HERRERA

    59 Este reglamento es una modificación de otro anterior, fue publicado y tuvo una tirada de 200 ejem-plares [CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 69, 24/9/1891]. Véase nota 4.

    60 No nos consta que este reglamento haya sido publicado. CCLL: Libro de actas (1897-1943), a. 204,23/3/1911.

    61 Sobre este asunto véase nota 130.62 MATO DÍAZ, 2008, pág. 184.63 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Cirino. Catálogo de la Biblioteca del Casino de Llanes: Llanes, 22 de sep-

    tiembre de 1891. En Reglamento de la Biblioteca del Casino de Llanes, [Llanes: s. n.], 1892 (imp. deManuel Toledo), pp. 11-64. Disponible en: [consulta: 19/2/2013]. El acta 69 recoge el acuerdo de impresión del «índicede volúmenes de la biblioteca del Casino» [CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 69, 24/9/1891].

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  • por Ramón Novoa de los Ríos, contiene 1059 vol.64; y el tercero, doble (de autores y de ma-terias), confeccionado en los años 1951-1952 formado por 229065, es el más completo, por-que no sólo aporta el autor y el título de cada obra, sino también el año de edición66. Portanto, estamos ante una colección que creció de manera progresiva desde finales de sigloXIX hasta mediado el siglo XX, como demuestra el gráfico 1 del apéndice documental.

    El primero de los catálogos (1891) nos muestra la colección de la biblioteca, forma-da por: los libros de la biblioteca primitiva, los donados por el Ministerio de Fomento(1882), y por último, algunos libros donados entre la fecha de recepción de la biblioteca delMinisterio y el año en que fue confeccionado el catálogo (1891). Como luego se demos-trará, el criterio de selección de los libros por parte del Ministerio, no fue el mismo que lue-go siguió el casino, a través de sus bibliotecarios, para aumentar la colección mediantecompras en los años siguientes. Este primer catálogo está organizado por materias, y al serrealizado a finales del siglo XIX, algunas de ellas no se corresponden con las que emplea-ríamos hoy, por lo que hemos creído oportuno introducir pequeñas modificaciones (que de-tallaremos), para explicar la división por materias de la colección.

    Como demuestra el gráfico 2, en esta colección de finales del siglo XIX, la materiaque tuvo más peso fue Historia (193 vol.), le siguen: Novela (123); Sección de Juris-prudencia (109), que aglutinaba también Política y Administración; Literatura y artes(98), que comprende historia literaria y teoría y técnica literarias. Las siguientes mate-rias en importancia fueron Agricultura (70 vol.) y Ciencias físico-químicas y naturales(63). Conviene señalar que dentro de la categoría Novela encontramos: 38 volúmenesde María del Pilar Sinués, 26 de Benito Pérez Galdós, 21 de José Selgas Carrasco y 11de Antonio de Trueba67; que juntos sumaban 96 de los 123 volúmenes que comprendíanlas novelas, lo que indica que la selección de las novelas no fue muy cuidada, y cuantomenos, adolecía de variedad.

    Las bibliotecas populares no poseían libros adecuados para la instrucción popular.Sus lotes de libros se formaban con: obras del Ministerio de Fomento que «fueran úti-les y propias para las bibliotecas populares», «libros elementales de educación» de losdiferentes negociados de la Dirección General de Instrucción Pública, obras cedidas porlas Academias y corporaciones dependientes del Ministerio de Fomento, obras con lasque las entidades receptoras pudieran contribuir y obras donadas por sus autores y edi-tores68. Rastreando este tipo de obras en el Catálogo de la Biblioteca de 1891, encon-tramos varias obras del Ministerio de Fomento (5) y de las Direcciones Generales deInstrucción Pública (1) y de Obras Públicas (4)69. También figuran libros de cada una

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    64 Archivo del Oriente de Asturias: NOVOA DE LOS RÍOS, Ramón. Catálogo de la Biblioteca del Casinode Llanes. Llanes: imprenta y papelería Las Novedades, 1911, 42 págs.

    65 Biblioteca Municipal Cardenal Inguanzo (en adelante, BMCI): Catálogo mecanografiado de la Bi-blioteca del Casino de Llanes, 1951-1952, 2 v. Fue elaborado por Emilio Sobrino Mier (bibliotecarioen 1950 y 1951) al que se le agradeció el «haber confeccionado los catálogos de las obras existentesen la Biblioteca» [CCLL: Libro de actas (1949-1961), a. 658, 31/12/1953, f. 70 v.]. El cómputo quedamos está basado en el catálogo de materias, más exhaustivo que el de autores.

    66 Además incluye: número de volúmenes, números de estante y tabla, y número de orden. 67 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, 1892, págs. 39-43.68 Orden de 29 de septiembre de 1869. Entre los autores que donaron libros, encontramos personalida-

    des de la enseñanza, de la literatura y de la política, como: Fermín Canella, Francisco Giner de los Ríos,Manuel Alonso Martínez, Felipe Picatoste, etc. (VIÑAO FRAGO, 1989, págs. 322 y 323).

    69 Véase nota 62. Los títulos por orden de citación son: Proyecto de bases para la reorganización de tri-bunales; Aranceles judiciales; Ley de enjuiciamiento civil; Tres relaciones de antigüedades peruanas;Estudios sobre la Exposición vinícola nacional de 1877; Estadística general de primera enseñanza;

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  • de estas instituciones: Comisión de Códigos, Real Academia de la Historia, ArchivoHistórico (Madrid), Real Academia Española (2), Observatorio Real Astronómico, Cír-culo de Bellas Artes (Madrid), Instituto Geográfico, Junta de Agricultura70. Existe ade-más una cantidad excesiva de obras sobre jurisprudencia y administración pública. Quepudieron proceder de los organismos públicos ya comentados o de donaciones de susautores. Felipe Picatoste, fue jefe del Negociado del Ministerio de Fomento, y uno delos principales impulsores de las bibliotecas populares. Este autor donó libros destina-dos a esa causa, al igual que Manuel Alonso Martínez, también representado en la co-lección71. La biblioteca poseía tres obras de Picatoste, Diccionario popular de la lenguacastellana (editado en 1882, año en que se concedió la biblioteca), un Manual de foto-grafía (editado en 1882) y La Estética en la Naturaleza, en la Ciencia y en el Arte (edi-tado en 1881). Del jurista y político Alonso Martínez, la biblioteca poseyó La familia:memoria leída en la Academia de Ciencias Morales y Políticas, que al igual que las an-teriores, aparece en el Catálogo de 1891. Por lo tanto creemos que todas estas obras ce-didas por instituciones o por sus autores, se encontraban entre las que envió el Ministe-rio de Fomento para la creación de la biblioteca.

    Si reunimos las materias de otro modo, más acorde a nuestra terminología actual,observamos que las Humanidades están claramente a la cabeza con 335 volúmenes,donde se incluyen: Historia (193 vol.), Historia de la literatura (incluye teoría y técnicaliterarias) y Artes (98), Filosofía (29) y Geografía (15); después tenemos la Literaturacon 196 vol., –entendiendo por esta, la suma de: novela (123), poseía dramática o tea-tro (26) y poesía (47)–, la siguiente materia en importancia es Agricultura, industria ycomercio con 121 vol.; y las Ciencias sociales con 109 (Derecho, política y adminis-tración). Las materias restantes son: Ciencias naturales, 63 vol.; Religión y moral, 41;Ciencias exactas, 30; Idiomas, 25; Medicina, 15; y otros, que comprendería varias ma-terias con menos de quince volúmenes, 44 en total (Ciencias recreativas, Juegos y lec-turas ligeras, Viajes, Almanaques y catálogos).

    En líneas generales se observa cómo la colección primitiva no era la más adecua-da para una biblioteca popular. Por ello, la colección fue evolucionando con el paso delos años. Curiosamente, en 1891 la literatura (poesía y teatro incluidos) constituía sóloun 20% de la colección, pero en 1951-1952 este porcentaje ascendió al 39,7%.

    El segundo catálogo (abril de 1911) se confeccionó probablemente en el momen-to inmediatamente anterior al traslado de los libros al edificio definitivo, cuya bibliote-ca tiene las siguientes dimensiones: 3,85 × 8,28 m, bastante similares a las del primeredificio alquilado, ya vistas. Sin embargo, no sabemos nada de la sala de lectura del pi-so de la calle del Castillo, que seguramente reutilizó la librería preexistente. En la bi-blioteca definitiva, probablemente se encargó mobiliario nuevo para la sala, ya que nose escatimó en gastos para amueblar y decorar el edificio. Además, la gran librería pri-mitiva solo podría ser colocada en uno de los lados largos de la sala, que tiene la puer-ta de acceso justo en su centro, lo que, cuanto menos, dificultaría su adaptación al nue-

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    Carta de las carreteras de España en 1881; Carta de los ferro-carriles de España en 1881; Situaciónde las carreteras del Estado en 1870; Situación de los ferro-carriles del Estado en 1880, 1881 y 1882.

    70 Títulos publicados por dichas instituciones según el orden de citación: Proyecto de Código penal; Losrestos de Colón; Índice de los documentos del monasterio de Sahagún; Diccionario de la lengua cas-tellana; Gramática castellana; Instrucción sobre el eclipse de sol de 1860; Apuntes de la 1.ª y 2.ª Ex-posición (1880 y 1881); Trabajos sobre la determinación del metro y kilogramo internacionales; Ca-tálogo oficial sobre la Exposición de ganados de Santander de 1878.

    71 Véase nota 68.

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  • vo espacio. El otro lado, está completamente cubierto por los tres grandes ventanales dela fachada. Así mismo, los lados cortos del rectángulo, son demasiado cortos y además,cada uno de ellos tiene una puerta en el centro, lo que los hace aún menos prácticos pa-ra colocar estanterías. Nos consta72 que la biblioteca tuvo dos largas mesas colocadas enel sentido longitudinal de la sala, paralelas a la fachada, una a cada lado, con sillones aambos lados. Detrás de estas mesas, en la pared opuesta a la fachada, y a ambos ladosde la puerta de entrada (en el centro) estarían las altas estanterías con sus libros. Estastenían cerraduras. Si nos situamos en la puerta de entrada de la biblioteca, a mano iz-quierda, encontramos en el extremo de la sala (lado corto) una puerta que da acceso auna habitación de dimensiones más reducidas (4,22 × 4, 86 m). Sabemos que esta es-tancia albergaba los libros de mayor antigüedad y valor, en ella se encontraba tambiénla Enciclopedia Espasa, en su propio mueble.

    El conserje se encargaba de la biblioteca, en cuyas mesas se leía la prensa; cuan-do se quería leer un libro, se avisaba al conserje para que este lo cogiese del armario.Las mujeres, pese a tener derecho a acudir a la biblioteca según el antiguo reglamento,en la práctica apenas tendrían protagonismo, incluso en los últimos tiempos de la mis-ma73. Nótese que el casino era un lugar de sociabilidad masculina, y las mujeres soloparticipaban en los bailes y las veladas teatrales.

    La nueva sede que el casino poseía en propiedad, estaba ricamente decorada y labiblioteca no era una excepción. En su techo encontramos pintados diferentes ele-mentos como: una cenefa (compuesta por lazos y motivos vegetales) que recorre to-da la sala; cuatro antorchas encendidas sobre soles en las esquinas, que simbolizan laluz de la razón que ilumina nuestra mente, gracias a la lectura y al estudio; y cuatrocartelas sobre medallones con los nombres de cuatro escritores74. Estos se enfrentandos a dos: «Lope» y «Cervantes», se oponen a: «Quintana» y «Argüelles». Esta co-locación supone la comparación de Lope de Vega y Miguel de Cervantes (los dos es-critores clásicos españoles más ilustres), con dos escritores de su tiempo: Manuel Jo-sé Quintana (1772-1857) y Agustín Argüelles (1776-1844). El primero, poeta ypolítico madrileño, está considerado uno de los padres del liberalismo en España. Sepreocupó especialmente por la enseñanza pública. El segundo, escritor y político, fuetambién un liberal moderado, y uno de los protagonistas de las Cortes de Cádiz, queparticipó en la redacción de la Constitución de 1812. Desempeñó un papel destacadodentro de la masonería75, a la que también pertenecieron algunos socios del Casino deLlanes, ya mencionados. Los dos personajes fueron escritores y políticos progresis-tas, por lo que constituirían un ejemplo a seguir para los burgueses liberales que im-pulsaron la creación de la biblioteca.

    La colección en tiempos del segundo catálogo (1911), estaba formada por más demil volúmenes (concretamente 1059), lo que constituía una cantidad de libros relevan-te para una biblioteca popular en aquellas fechas76. No olvidemos que estas bibliotecasapenas contaban con apoyo económico y solían tener una corta existencia; a excepciónde las catalanas.

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    72 Debemos esta información a D. Ramón Sobrino de la Vega, presidente del casino en los años 1966 y 1967.73 Agradecemos a D. Ramón Sobrino de la Vega sus comentarios sobre este tema.74 Estas pinturas se están deteriorando a gran velocidad, debido a las filtraciones que tiene el edificio.75 La biblioteca contó con una biografía suya, escrita por Evaristo Escalera, que aparece en el primer Ca-

    tálogo de 1891. Sobre la vinculación de Argüelles con la masonería, véase GUERRA GARCÍA, 2009,págs. 79-81.

    76 Véase MATO DÍAZ, 2004, mapa desplegable, s/p.

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  • El nuevo catálogo emplea dieciocho materias, las mismas que el anterior, con la sal-vedad de la categoría Almanaques y catálogos, que se suprime. Muchas materias apenassufren variaciones reseñables77. Sí debemos tener en cuenta que la sección de Jurispru-dencia aumentó sobremanera (incluye Política y administración), 131 volúmenes (total240). Pero esto se debe a la inclusión en la colección de los 115 volúmenes del Diario desesiones de las Cortes (años 1810-1853 y 1876-1881). Si exceptuamos dicha obra el in-cremento sería leve (de 16 volúmenes). No encontramos grandes cambios respecto al ca-tálogo anterior, tanto las materias que crecen, como las que disminuyen su número de li-bros lo hacen ligeramente. Los mayores aumentos se produjeron en: Novela, aumentó 25v. (total 148); Literatura y artes, 22 (120); Juegos y lecturas ligeras, 13 (26); e Historia 6(199). Los mayores descensos se produjeron en: Ciencias físico-químicas y naturales, 23(total 40); Agricultura, 21 (49); Religión y moral, 18 (23); Poesía dramática o teatro, 15(11); Industria 11 (35); Poesía lírica y épica 9 (38); y Ciencias exactas, 6 (24).

    Entonces se produjo un ligero aumento en las obras literarias en general, especial-mente de las novelas; como esta materia aumentó sobremanera en el siguiente catálogo(1951-1952), no sería raro que ya empezase a despertar el interés de los lectores. El ca-so del espectacular aumento de libros de ciencias sociales, cuya causa ya ha sido co-mentada, no nos parece significativo. También se adquirieron o recibieron más obrassobre historia de la literatura, técnica literaria y artes. Así mismo las obras de temáticacientífica no solo no aumentaron, sino que disminuyeron. Lo mismo ocurrió con lasobras de teatro. Esto es llamativo porque en Llanes había mucha afición al teatro78 y elcasino contaba con una sección de declamación. No sabemos si esta tuvo algo que vercon el descenso de obras teatrales en la colección. En conclusión, podemos deducir queen el transcurso de los veinte años que separan los dos catálogos (1891-1911), fueronadquiriendo un mayor peso en la colección las obras literarias o de entretenimiento (se-rían las más leídas), en detrimento de las meramente científicas, con una mayor carác-ter formativo. Estos datos deben ser tomados con reservas, porque la biblioteca del ca-sino, se nutrió con frecuencia de donaciones, de modo que no necesariamente las obraseran elegidas y adquiridas por el bibliotecario. En ocasiones eran los socios los que so-licitaban la compra de determinados libros, con el beneplácito del bibliotecario.

    El último Catálogo de 1951-1952 es cuarenta años posterior al segundo. Está peorelaborado que los anteriores: tiene una cantidad excesiva de materias (cuarenta y una)que las hace poco útiles (algunas tienen sólo uno o dos libros) y no es riguroso. Porejemplo: repite alguna obra en diferentes materias, contiene errores en la transcripciónde apellidos y en la ordenación alfabética de estos. Es doble, tiene un catálogo alfabé-tico de materias y otro de autores. Incorpora como novedad el año de edición de los li-bros, aunque solo en el catálogo de materias. Como el catálogo no es fiable, solo pode-mos extraer de él algunas conclusiones generales.

    La primera conclusión a la que llegamos, es el espectacular aumento que sufrió laLiteratura (narrativa, principalmente novela) que pasó de 148 volúmenes en 1911, a 705en 1951-1952. En 1914 recibió un importante impulso que después se analizará (enton-ces la biblioteca contaba con unos 1300 volúmenes), que cambió la tendencia anterior,cuando en la colección predominaban las ciencias humanas, gracias a la importanciaque tenía la Historia en la colección. Este incremento de la Literatura, durante la pri-mera mitad del siglo XX, se debería a una cuestión práctica: los libros científicos per-

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    77 Véase el gráfico 2 en el apéndice documental.78 VÁZQUEZ HONRUBIA. Llanes, teatro y variedades (1923-1938). Llanes: El Oriente de Asturias, 2004.

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  • dieron peso en la colección y aumentó en gran medida la literatura, porque sería másdemandada. Esta era la tónica general en este tipo de bibliotecas populares, compues-tas mayoritariamente por obras literarias79.

    En 1951-1952 la biblioteca posee un total de 2290 volúmenes (cifra aproximada yalgo abultada, pues se repiten algunos libros en diferentes materias), la Literatura es la ma-teria principal con 705 volúmenes, seguida muy de lejos por la Historia (368 v.), sin con-tar las Biografías (82) que en los catálogos anteriores no constituían una materia. Las si-guientes materias en importancia son: Diccionarios (133), Teatro y Poesía, ambas con uncentenar de libros cada una, aproximadamente. El aumento del número de obras de teatropuede deberse a la existencia de la sección de declamación del casino, cuyos miembroseran actores aficionados que representaban obras teatrales.

    El autor mejor representado en la biblioteca era Benito Pérez Galdós con 82 volú-menes, seguido de: Pío Baroja con 44, María Pilar Sinués con 34, Vicente Blasco Ibá-ñez con 26 y Armando Palacio Valdés con 24. Los escritores: José María Pereda, Azo-rín, Jacinto Benavente y Valle Inclán están próximos al veintenar de volúmenes.También formaban parte de la colección los autores coetáneos asturianos de más re-nombre: además del mencionado Palacio Valdés, Ramón Pérez de Ayala (11) y Leo-poldo Alas (10)80. Mato Díaz analiza los autores más representados en seis bibliotecaspopulares asturianas, obteniendo resultados parecidos en las primeras posiciones (ex-ceptuando a Sinués que ni siquiera aparece en el cuadro); Galdós suele estar a la cabe-za, seguido por Blasco Ibáñez o por Pío Baroja; poco después se sitúa, Palacio Valdés,primero de los autores asturianos del cuadro81.

    Parece probable que los escritores mejor representados en la colección fueran losmás leídos, aunque no necesariamente. Al comprobar cuáles eran los autores más leí-dos en otras bibliotecas populares asturianas vemos las coincidencias: Blasco Ibáñez,Palacio Valdés, Galdós y Pío Baroja, solían estar en las primeras posiciones, no ocurrelo mismo con Sinués82. En conclusión, parece bastante probable que los escritores me-jor representados en la colección del casino fuesen también los más leídos, con la posi-ble excepción de Sinués, cuyos libros llegaron seguramente al casino, en gran medida,como integrantes de la colección entregada por el Ministerio de Fomento.

    Merece la pena señalar alguna de las particularidades de esta colección. Pese a seruna biblioteca creada a finales del siglo XIX, poseía algunos libros antiguos (uno del si-glo XVII y ocho del siglo XVIII) y también de la primera mitad del siglo XIX. Entre los li-bros antiguos, destacaba la temprana edición del Teatro Crítico Universal (1735) defray Benito Jerónimo Feijoo en siete volúmenes. Resulta llamativo que el casino pose-yese cuatro obras del filósofo asturiano fray Ceferino González, quizás provenientes deuna donación83. Es muy interesante la pequeña colección de manuales de oficios (unos

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    79 Sirvan de ejemplo las bibliotecas asturianas y catalanas (véase MATO DÍAZ, 1991, cuadro 6.2, p. 145).En dicho cuadro se observa que la materia más leída es siempre la Literatura, seguida, la mayoría delas veces, de Geografía-Historia. Lo mismo ocurre en la Biblioteca del Casino de Llanes, según su úl-timo catálogo (1951-1952).

    80 Hemos hecho el cómputo de volúmenes por autor en ambos catálogos (de materias y de autores) y cuan-do no han coincidido las cifras (prueba de su poco rigor) hemos tomado la más alta. Véase nota 65.

    81 MATO DÍAZ. «La lectura valorada: las bibliotecas populares en Asturias». En Biblioteca en guerra.Madrid: Biblioteca Nacional, 2005, págs. 71-100 (cuadro, pág. 87).

    82 MATO DÍAZ, 1991, págs. 106-111, 135 y 146.83 Estudios religiosos, filosóficos, científicos y sociales (1873, 2 v.); Filosofía elemental (1881, 2 v.);

    Historia de la Filosofía (1878, 3 v.); Estudios sobre la filosofía de Santo Tomás (1864, 3 v.). Los dosúltimos aún se conservan en la Biblioteca Cardenal Inguanzo.

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  • veinticinco) editados en la segunda mitad del siglo XIX, que estaban destinados al apren-dizaje de los obreros y artesanos84. Varios libros sobre fotografía: Tratado práctico defotografía o sea química fotográfica (1864) de Barreswill y Davanne; y el Manual defotografía de Felipe Picatoste (1882).

    Finalmente resaltaremos que la vinculación del casino con México se hizo patente enla colección de la biblioteca desde un primer momento, mediante los libros donados por losindianos. En 1891 la biblioteca poseía las siguientes obras: Historia de México, Diserta-ciones sobre la Historia de México, ambas de Lucas Alamán; Historia de América de Ro-bertson; Historia de la Conquista de México de Antonio de Solís en dos volúmenes (porduplicado, una edición moderna y otra antigua [acaso del siglo XVII o XVIII]); Manual debiografía mexicana de Marcos Arroniz; Historia de la conquista del Perú de William H.Prescott; Tres relaciones de antigüedades peruanas, publicada por el Ministerio de Fo-mento; Vidas y retratos de los presidentes de los Estados Unidos de Evert A. Duyckinck;y Las insurrecciones en Cuba por Justo Zaragoza.

    Las actas del casino son la principal fuente sobre la evolución de la biblioteca, enellas se recoge información sobre la formación de la colección, donativos y adquisicio-nes de libros y otras vicisitudes relacionadas con la biblioteca85. Desgraciadamente, na-da sabemos sobre cuáles eran los libros más leídos, ni cuál era la afluencia de lectoresa la biblioteca, aunque ya hemos hecho algunas conjeturas al respecto, que completare-mos más adelante.

    En la junta del 3 de enero 1885, se agradeció a José Mijares Díaz sus gestiones en lacapital mexicana para «la constitución de la biblioteca», y su donativo de un mapa de larepública mexicana. Seguidamente, se agradeció a José Nespral, miembro de la comisiónbibliotecaria, «su actividad y acierto en la designación y compra de las obras de que secompone esta Biblioteca»86. La biblioteca contó con otros diecinueve benefactores, resi-dentes en México que recaudaron 250 pesetas para la biblioteca87; a los que habría que su-mar los ya mencionados Faustino Sobrino Díaz y Telesforo García.

    La siguiente junta nos aporta esta información: el bibliotecario Miguel Mantilla so-licitó que se permitiese sacar libros sobre artes y oficios de la biblioteca, para los alum-nos de la Escuela de artesanos, establecida en horario nocturno en la escuela de la villa:

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    84 Existe una selección de títulos destacados de la colección en VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, págs. 60-66.85 Se conservan las actas de la sociedad desde el año 1867 hasta la actualidad; exceptuando las com-

    prendidas entre el 1/1/1943 (acta 501) y el 28/5/1949 (acta 559) por el extravío de su libro.86 Ese mismo día fue nombrado bibliotecario José Nespral, fue el segundo bibliotecario que tuvo el ca-

    sino. CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 54, 3/1/1885.Fray José Nespral: Cuenta García Mijares que fue teólogo y director del Colegio de San Pedro y San-ta María de Cardoso (parroquia de Hontoria, Llanes). La fundación del colegio, se debió a la últimavoluntad del indiano Francisco del Hoyo, que cedió para ello su casa solariega. También fundó otroen La Habana, donde falleció. Se inauguró el 17 de octubre de 1888, era escuela de primera enseñan-za, con la especialidad de comercio, de cuya cátedra se encargó el mismo Nespral. Estaba destinado aniños pobres (de ambos sexos) del valle de San Jorge; poseía además dos maestros de primeras letras,uno por cada sexo. (GARCÍA MIJARES, 1990, págs. 408-409 y 442).

    87 Todos los donantes eran residentes en San Juan Bautista de Tabasco (México): 50 pesetas José Cue;30 José González Lamadrid; 25 José Fernández; 25 Román Mestas; 12,50 Hermógenes Cue; 15 Isi-doro de Mucha; 10 Rafael González; 10 Rafael G. Villar; 5 José Herrería; 10 José Bernot; 5 José A.Cue; 5 Pedro Torno; 5 Antonio Rodríguez; 10 Antonio Alcaide; 5 Eusebio García; 5 Joaquín Roma-no; 5 Pedro Gutiérrez; 12,50 Agustín Escajadillo; 5 Luis Beuló. El Oriente de Asturias, 5/12/1885 (ci-tado por VÁZQUEZ HONRUBIA, 2012, pág. 68). Los indianos de la misma localidad también recauda-ron fondos para la Sociedad de Socorros mutuos El Porvenir en 1907. El Oriente de Asturias,31/8/1907 (citado por SÁNCHEZ CASTRO, 2007, pág. 300; véase nota 122).

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  • ...y por la temporada de su esistencia [sic] [Escuela de artesanos], toda vez que seobserva, la falta de concurrencia de los referidos artesanos a la insinuada Biblioteca, yapor falta de tiempo o por cortedad, y no hallarse al alcanze [sic] para alternar con otraspersonas que a la misma concurran; respondiendo dicho Sr. Mantilla de su devolución88.

    La Escuela de artesanos se ubicaba en el colegio de la Encarnación, del que Man-tilla era director89. Este permiso facilitaría a los estudiantes el acceso a la colección, sol-ventando los problemas de horario y de espacio que tenía la biblioteca. Finalmente, elpermiso fue denegado, por ir en contra del reglamento, que no permitía sacar libros dela sala de lectura90. Aquel año la biblioteca recibió libros donados por los señores: JoséMijares, Lorenzo Noriega, Román Romano91 y Rafael Espino.

    Algunos años después (1894), El Correo de Llanes publicó un artículo relativo adicha Escuela de artesanos que alude a la biblioteca del casino:

    [...] En el Casino existe una biblioteca bastante numerosa y de obras escogidas. Abiertatodo el dia y parte de la noche, a ella puede acudir, si quiere, lo mismo el pobre que elrico. Es un establecimiento democrático que por eso se titula Biblioteca pública.¿Dónde están esos relojeros, pintores, destajistas, canteros y carpinteros tan aficionadosa la lectura? ¿Dónde se meten? ¿Por qué nadie los encuentra en la Biblioteca? Que digan,los que frecuentan ese local, si han visto desde su fundación muchos obreros, hojeandosiquiera alguno de esos libros que esperan con paciencia inalterable, hace ya largos años,que algún pobre les pida limosna y se acerque a ellos para pasar un rato entretenido contan amenos y buenos amigos92.

    Lo que nos demuestra que, pese a las buenas intenciones de algunos socios, la bi-blioteca sería muy poco frecuentada por los artesanos y obreros en general. El artículo in-tenta desprestigiar las iniciativas en favor de los pobres, llevadas a cabo por las clases al-tas, como la Escuela de artesanos y la Biblioteca del casino, por considerarlas ineficaces.

    En enero de 1891, se realizó el traslado de la sociedad a su nueva sede en la calle delCastillo, y la junta directiva decidió colocar un letrero en el gabinete de lectura que indi-case la prohibición de sacar revistas y libros del local93. En septiembre del mismo año, sedecidió «imprimir el índice de todos los volúmenes que comprende la biblioteca», y se elo-gió y agradeció el trabajo realizado al vocal bibliotecario Cirino Fernández94.

    Conocemos algunas donaciones de libros en los primeros años de la biblioteca,gracias a las actas del casino y a la prensa local. Entre las primeras donaciones están lasde dos intelectuales destacados de la región:

    Por un lado, Ciriaco Miguel Vigil95, dona en 1894, ejemplares de sus siguientes«obras literarias y científicas»: Asturias monumental, epigráfica y diplomática; Colección

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    88 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 55, 31/12/1885.89 Sobre Miguel Mantilla Hoyos, véase nota 40.90 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 55, 31/12/1885.91 Román Romano (1831- ): nació en Llanes y emigró siendo joven a América. Allí trabajó en las empresas

    mercantiles de su hermano José. A su regreso fue alcalde de Llanes, y destacó por su generosidad con suvilla, costeó reformas en el colegio de la Encarnación y donó el edificio del macelo municipal.

    92 El Correo de Llanes, 30/9/1894. Disponible en Internet: [consulta:16/12/2013].

    93 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 68, 20/1/1891.94 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a., 69, 24/9/1891.95 Ciriaco Miguel Vigil (1819-1903): historiador y paleógrafo asturiano nacido en Oviedo. Destacó co-

    mo estudioso de las antigüedades, siendo una autoridad en ese campo. Realizó una labor meritoria co-

    Boletín de Letras del RIDEA, 185-186 (2015): 219-258

  • histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo; Noticias biográfico-genealógicasde Pedro Menéndez de Avilés, primer adelantado y conquistador de la Florida; Apun-tes heráldicos; «de las cuales es dignísimo autor dando en ellas pruebas evidentes y ga-llardas de su no común erudición en cuanto se refiere a las cosas de Asturias; y cre-yendo que por este servicio meritísimo se habría hecho justamente acreedor a la másalta distinción que puede otorgar la Sociedad, propuso se le nombrase Socio de honor».Este nombramiento fue aceptado y, a continuación, se dio cuenta de los libros que elvocal bibliotecario y catedrático del Colegio de la Encarnación, Acisclo Muñiz y Vigil,había regalado a la biblioteca: Memorias del levantamiento de Asturias en 1808 de Ra-món Álvarez Valdés, El conde de Villamediana de Emilio Cotarelo y Mori, Manual deagricultura práctica para la provincia de Oviedo de José González Llana y Tractatusde incompabilitate de Hermenegildo de Rojas96.

    Por otro lado, Fermín Canella Secades, catedrático de la Universidad de Oviedo,de la que llegó a ser rector, donó el mismo año las siguientes obras: Artículos, discur-sos, viajes, recuerdos de Joaquín García Caveda; Cuadro comprensivo de senadores,diputados, consejeros, etc., de la provincia, obra de Ciriaco Miguel Vigil; Estudios deAsturias = Cartafueyos d’Asturies; La Iconoteca asturiano-universitaria: discurso; yOviedo: guía; todas ellas salidas de la pluma del donante97. Así mismo, Canella fuenombrado «socio de honor y mérito del casino»98.

    Fermín Canella protagonizó un importante acontecimiento cultural celebrado porel casino llanisco pocos años antes; en 1891 se organizó un concurso público en el quese premiaría con mil quinientas pesetas al autor que escribiera la Historia de Llanes másmeritoria, «desde la carta [puebla] o antes hasta nuestros días»99. Las bases fueron pu-blicadas en El Imparcial el 26 de mayo de 1892 y se daba un plazo de dos años parapresentar los trabajos. El jurado lo compusieron personas muy destacadas de la culturaasturiana: empezando por el rector de la Universidad de Oviedo, Félix Aramburu y Zu-loaga, los catedráticos: Guillermo Estrada Villaverde, el propio Fermín Canella Seca-des, Inocencio de la Vallina y Subirana, Justo Álvarez Amandi; y «los escritores deasuntos o estudios asturianos», Ciriaco Miguel Vigil, José de la Roza y Cabal, y Ber-nardo Acebedo Huelves100. El premio se falló el verano de 1894 a favor del profesor Ca-

    240 MANUEL DEL CAMPO CABEZAS DE HERRERA

    mo recopilador de documentos y material epigráfico. Fue vocal y secretario de la Comisión Provincialde Monumentos Históricos y Artísticos de Oviedo. Perteneció a las Reales Academias de San Fer-nando y de la Historia.El casino agradeció a Ángel de Vega García el haber encuadernado desinteresadamente: «los dos to-mos de “Asturias monumental, epigráfica y diplomática” y el de la “Colección histórico-diplomáticadel Ayuntamiento de Oviedo”». CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 83, 10/3/1894.

    96 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 81, 24/1/1894. Estas donaciones también fueron recogidas en: El Co-rreo de Llanes, 15/1/1894. Disponible en Internet: [consulta: 16/12/2013].

    97 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 96, 28/10/1894. Estas donaciones también fueron recogidas en:El Correo de Llanes, 25/10/1894. Disponible en Internet: [consulta:16/12/2013].

    98 CCLL: Libro de actas (1867-1897), a. 98, 20/12/1894. Noticia recogida en El Correo de Llanes,25/12/1894. Disponible en Internet: [consulta: 16/12/2013].

    99 CCLL: Libro de ac