boletín virtual n°2: “sociología económica”

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    SOCIOLOGA

    ECONMICA

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    INTRODUCCION

    Ecrita por GuillermoRochabrn Silva

    JUAN CARLOSZEVALLOS

    La formacin del

    mercado de fuerza detrabajo libre en la sierracentral.

    CARLOSBARRENECHEA

    la subcontratacin enel Per y sus efectos enlas relaciones laborales.

    NATALIABOLAOS

    Marx y el voluntariado

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    INTRODUCCIN

    SOCIOLOGAECONMICA

    _Guillermo Rochabrn Silva MSSc

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    Magister en Sociologa por la PontificiaUniversidad Catlica del Per. Ha sido profesorde Teora Sociolgica y Sociologa Econmicaen la Facultad de Ciencias Sociales de dichauniversidad*

    Estos trabajos han sido selec-cionados porque ademsde sus mritos propios de al-

    guna manera se sitan enpun-tos extremos. Veamos estomuy brevemente.

    Por una parte est la formacinde una fuerza de trabajo libreen la sierra central del Per, alo largo del siglo XX. Para Marxla existencia de un proletariadoes la condicin fundamentalpara la existencia del capital-

    ismo. La situacin es, empero,totalmente distinta cuando,como en la minera de cobrede la sierra central, capitalesindividuales requieren fuer-za de trabajo, en un contextodonde su mercanca el co-bre- no va a ser vendida, sinotransportada a una economaindustrial dnde ser compra-da y aprovechada como objetode trabajo (materia prima), ela-borada ah s- por un proleta-riado plenamente establecidoa lo largo de siglos, y en todala extensin de la rotacin delcapital. En cambio en el Peresos capitales individuales norequieren sino de una fuerzade trabajo establey calificada.

    Por circunstancias econmicasy polticas en la sierra slo eraposible conseguirla en tanto

    fuese libre; es decir, capazde ser contratada, y ello era elfactor escaso. Dicho en otrostrminos, se podra haber uti-lizado fuerza de trabajo servil,por ejemplo si los terratenien-tes se hubiesen transformadoen mineros, pero ello no ocu-rri; por lo tanto una nueva ac-tividad econmica slo podahacerse en los intersticios de

    estesistema. El trabajo de JuanCarlos Zevallos explora el siste-ma de enganche, como es-trategia utilizada para resolvereste problema1.

    Aqu el capital va en busca defuerza de trabajo. Por el con-trario, en la subcontratacin,examinada por Carlos Barre-nechea, el capital elude larelacin franca y formal con lafuerza de trabajo; por el con-trario se escabulle, se desdobla,se escinde entre la capacidadde dar rdenes y la capacidadde sancionar, al tiempo que di-luye su responsabilidad ante lasuerte del trabajador. Mientrasque en un inicio el capital re-

    clamaba la presencia franca yestable de la fuerza de trabajo,ahora los capitales se escon-

    den de lla, y as debilita pro-fundamente la fuerza colecti-va de sta.

    El ltimo extremo es el traba-jo de Natalia Bolaos, referidoa actividades que normal-mente seran pagadas, peroque en diversos casos sonrealizadas sin remuneracinmediante, sino que se llevan a

    cabo ya sea por vocacin, con-viccin, sentido del deber, etc.Cmo calzan estas activi-dades cuya extensin es bas-tante significativa- en la nocinde trabajo de Marx, y qu lashace posibles? Son una alter-nativa a la compra-venta defuerza de trabajo?

    Este puado de trabajos mues-tra la fertilidad y pertinencia deun clsico como Marx, siem-pre y cuando funcione comopunto de referencia a serpen-sado, y no como fuente de ci-tas clebres o de hiptesis ad-hoc.

    1 Un cauce diferente lo tuvo la explotacin del caucho, que tuvo lugar en la regin amaznica entre fines del siglo XIX y 1915 aproxi-madamente, donde la habilitacin inicial fue gradualmente convertida en relacin de esclavitud.

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    LA FORMACIN DELMERCADO DE FUERZA DE

    TRABAJO LIBRE EN LASIERRA CENTRAL

    _Juan Carlos ZevallosEstudiante de Sociologa PUCP

    gente proletario? Se respon-der esta pregunta subdivi-dindola en otras dos: Quprocesos propiciaron la apa-ricin y expansinde una fuer-za de trabajo libre en el centrodel Per? En qu medida esafuerza de trabajo ha quedadopermanentemente asalariada?En este sentido, este ensayose ocupa, por un lado, de ana-lizar el proceso de penetraciny consolidacin de la actividadminera capitalista dentro de laregin central (Cerro de Pasco,Huancavelica y Junn en esteestudio), predominantementeagrcola y ganadera, y su im-pacto en la formacin de unmercado de fuerza de trabajo.

    Primera parte. De la aparicin

    del mercado de fuerza traba-jo: 1880-1930En esta etapa describiremoslas condiciones (establecidaspor las necesidades de la em-presa minera y el desarrolloeconmico y demogrfico dela regin) que favorecieronel proceso de conversin delos mineros estacionales a es-tables. Proceso que tuvo un

    quiebre en 1930, a partir de lacrisis internacional.

    A finales del siglo XIX, ante unincipiente mercado de fuerzade trabajo libre, los capitalis-tas mineros (nacionales en sumayora) intentaron desarro-llarlo para as tener un contin-gente establede trabajadoresque pudieran capacitar y hacerms eficientes. Sin embargo,ninguno de los dos objetivos secumpli a cabalidad: no todoslos campesinos vendan volun-tariamente su fuerza de traba-jo a las minas, y los que iban notrabajaban ms de unos pocosmeses.Para paliar el primer problemase recurri al enganche, con-trato que consista en otorgarun sueldo adelantado al futu-ro trabajador para que ste lo

    retribuya con trabajo para laempresa por un tiempo de-terminado (Long 2001). Losenganchadores convencana personas que necesitabandinero -como los padrinos defiestas patronales, por ejem-plo- para contratarlos. Sin em-bargo, este mecanismo fueineficiente durante gran partede este periodo, sobre todo

    porque los salarios ofrecidosapenas aseguraban la subsis-

    1 Grupo de personas (con libertad poltica) que no posee alguna propiedad donde se puedan producir bienes que permitan su sub-sistencia o la de su familia.

    La explotacin minera enla sierra central fue un nue-vo impulso para el desarrolloeconmico del pas. Cerro dePasco, con sus inmensas vetaspolimetlicas, se convierte enuno de los centros ms impor-tantes de explotacin mineradesde finales del si-glo XIX ydurante todo el siglo XX gra-cias al incremento del preciode los metales, las nuevas tec-nologas disponibles y la pre-sencia de ingenieros de minas(Thorp y Bertram, 1988). Laexpansin minera, sin embar-go, se enfrent a un problemacentral: la falta de un merca-do de fuerza de trabajo libre1,pues la poblacin circundantese dedicaba a labores agro-pecuarias que no necesitaban

    de la existencia de dicho mer-cado. Es decir, trabajar paraotra persona no era una ac-tividad comn ni necesaria enla sierra central, salvo pocasexcepciones. Este hecho ocu-rri hasta las dcadas de 1930y 1940, en las que el contin-gente proletario que la mine-ra necesitaba, se estabiliza.

    Cabe preguntarse entoncescmo apareci este contin-

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    tencia del asalariado y no as

    la de su familia, por lo que ltampoco pudo generar exce-dentes importantes. El campe-sino-minero an dependa desu propia produccin agrco-la para poder subsistir, por loque mantuvo sus lazos con lacomunidad en que tena sustierras, no se proletariz. (DeWind 1985).

    Por otro lado, la temporalidaddel empleo se deba al predo-minio de la actividad agrope-cuaria en la vida econmicade los campesinos de la regincentral. Para ellos, la activi-dad minera se convirti en unpiso ecolgico ms (Contreras1985); es decir, el empleo enla mina estuvo determinadopor los ciclos agrcolas, y noal revs como ocurrira lue-go. Los campesinos buscaronempleo temporal en las minas

    porque esta les ofreca un sala-

    rio y tambin un mercado parasus productos. Esto cambiaracon la llegada de la Cerro dePasco Corporation y un con-junto de procesos en el mundocampesino.

    1902, la llegada de la Cerro de

    Pasco Mining Corporation

    La baja rentabilidad obtenidapor los capitalistas nacionales

    fue motivo para que la Cerrode Pasco Corporation (en ade-lante denominada la com-paa) se haga del 80% de lasconcesiones en Cerro de Pas-co en 1902 (Thorp y Bentham,1978: 81-82). Su llegada acelerde forma abrupta el procesode creacin de fuerza de tra-bajo libre en la regin central.Como seala Kruijt (1983), estoocurri, primero, porque de-mand mucha mayor fuerzade trabajo para incrementar su

    produccin y aprovechar los

    altos precios internacionalesde los metales. De 1920 a 1930el nmero de obreros pas de7,840 a 12,888 para satisfacer lademanda de fuerza de trabajoen sus centros de operacin:La Oroya, Cerro de Pasco,Casapalca, Morococha, Goylla-risquizga, Yauricocha (Grondin1978, 96). Segundo, porque lallegada del ferrocarril a Cerro

    de Pasco (construido por lamisma empresa) permiti in-crementar significativamentela cantidad de mineral trans-portado2. Tercero, porque lasnuevas tecnologas adoptadaspor la Cerro pronto requirieronde una fuerza de trabajo libre yestable, con distintos tipos deespecializacin.

    En este periodo se buscaronmineros con gran resistenciafsica por las caractersticas del

    2 Miller (1985) seala que en 1924 se transportaban 714 000 toneladas de mineral gracias al ferrocarril, frente a las 17 000 toneladastransportadas por animales de carga en 1900

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    trabajo. Fueron empleados enlos trabajos ms duros, comoel de extraccin, que se rea-lizaba en jornadas de 36 horas(Lvano 1967 citado por Kruijt1983) a ms de 4 mil m.s.n.m.La dureza de las condicionesen las que se realiza este tra-

    bajo desincentiv a los cam-pesinos/obreros, lo que generresistencia de su parte para asa-lariarse y, a la par, a los engan-chadores se les hizo ms difcilreclutar trabajadores (Bonilla1974). Frente a este escenario,cabra preguntarse entoncespor qu la resistencia a pro-letarizarse ceda?, qu ocu-rri en el campo en este peri-odo? A continuacin, sealaralgunos factores que tambindarn luces sobre la formacindel proletariado de la Cerro.Transformaciones sociales en

    las comunidades campesinas

    La fuerza de trabajo de la quese alimentaba la corporacinprovena en su gran mayora dela regin central, que compren-de los departamentos de Junn,Cerro de Pasco y Huancavelica.Por lo tanto, una mirada rpidaa los procesos que ah ocurran

    da luces acerca del proceso deconsolidacin de un mercadode fuerza de trabajo minera.Se trata del crecimiento de-mogrfico, el aumento de lapresin sobre la tierra que in-viabiliza una economa exclu-sivamente agrcola y la necesi-dad de adquirir dinero de partede los campesinos. Estos sonfactores de expulsin del cam-po que se desarrollan en esteperiodo, es decir, factores queobligan a los campesinos a in-cursionar en otras actividadeseconmicas no agrcolas.

    En sus estudios de la Comu-nidad Campesina de Muqui-yayuyo, ubicada en el valledel Mantaro, Adams (1959) yGrondn (1978) sealan queel crecimiento demogrficoy la ley sobre herencia (quedeterminaba la divisin de la

    tierra en partes iguales entrelos descendientes) fueron lasprincipales causas del creci-miento del minifundismo. Estefenmeno devino en el em-pobrecimiento de las familias,pues la agricultura no asegurms su subsistencia. Si en 1900el promedio de hectreas porfamilia fue 1.5, para 1930 el pro-medio era de menos de 1 ha.(Grondn 1978, 89).

    Se observan entonces losprimeros condicionantes parala formacin de un mercado defuerza de trabajo, pues las fa-milias tuvieron que diversificarsus actividades econmicaspara asegurar su subsistencia.Los comuneros se vieron obli-

    gados a acudir masivamente a

    los centros de produccin de

    forma estacional para obtenerun complemento para el ingre-

    so familiar. Las opciones eranmigrar a las haciendas de lacosta, hacia Lima o los centrosmineros, pero lo limitado delas opciones, la cercana de lasminas y la presencia de los en-ganchadores, hicieron de estala opcin ms popular3.

    Por este motivo las minerasdieron salarios bajos que alobrero comn permitan ge-nerar un pequeo excedente yapenas lograr costear su sub-sistencia, no la de su familia. Eneste punto es importante pre-cisar que ofrecer salarios queno garanticen la subsistenciafamiliarcontradice la necesidadde la compaa de contar con

    trabajadores permanentes. Sinembargo, al tratarse de mano

    3 66% de encuestados migr a las minas entre 1910 y 1930. (Grondin 1978, 102)

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    de obra no calificada, emplea-da en trabajos fsicos duroscomo el de extraccin (que nocuenta con un sindicato queluche por alzas salariales), quecuenta con pocas oportuni-dades laborales; se esclareceparcialmente tal contradiccin,

    pues se trata de una poblacinque buscaba vender su fuerzade trabajo de forma estacio-nal. Se trata de un mercado defuerza de trabajo en formacin,en su periodo inicial. Es as quela necesidad de contar con en-ganchadores va desaparecien-do hacia la dcada de 1920. Sinembargo, an no desapareceel carcter estacional de losasalariados, por lo que an nose establece dicho mercado.

    Ahora bien, hubo un pequeogrupo de obreros y emplea-dos cuya situacin fue dife-rente gracias a que sus salariosfueron ms altos que el prome-dio y generaron un excedentelocal (al menos en el caso deMuquiyauyo) que dinamiz laeconoma local. Esto dio pie

    a la extensin de la artesanay comercio como actividadesalternativas, pues se fue cons-tituyendo un mercado para sudesarrollo.

    Por otro lado, Flores Galindo(1983) y De Wind (1985) coin-ciden en que el crecimiento de

    la actividad comercial hizo queel costo de vida y la necesidadde disponibilidad de dinerose incrementen. Esto habraocurrido por la presencia demineros, quienes ocasionaronprocesos de inflacin local queafectaron principalmente a los

    campesinos pobres no asala-riados. Por lo tanto, surge otrofactor de expulsin del campo:la necesidad creciente de dine-ro a nivel local.

    La demanda local de dinerocreci tambin por la ausen-cia de comuneros, quienes seencontraban trabajando en lasminas. Esto afect prcticascomo el intercambio recprocode trabajo para labores agrco-las, construccin de casas, en-tre otros; pues en esta ausenciano se poda intercambiar tra-bajo y se comenz a contratarpeones a cambio de di- nero4.Es decir, los comuneros que sequedaban en el campo debandisponer de dinero que antesno necesitaban, y que ademsposiblemente no tenan.

    Por otro lado, Long (2001)tambin atribuye la deman-da creciente de moneda almayor prestigio que conllevael consumo de bienes no pro-ducidos por uno mismo. Dichademanda, adems, afect a laorganizacin comunal y susprcticas; por ejemplo, la cons-truccin de la casa municipal

    de Muquiyayuyo en 1909 tuvoque ser postergada con moti-vo de que los brazos de la co-munidad se ausentaron a losminerales (Grondn 1978, 98).

    La contaminacin y la divisin

    ganadera de la Cerro.

    Los factores de expulsin delcampo tambin fueron conse-cuencia directa del accionar

    de la compaa; me refiero ala contaminacin fruto de susoperaciones en La Oroya, y ala compra de tierras de comu-

    nidades y haciendas en Pasco.Acerca de la primera, el fun-cionamiento de la fundicinde la Oroya (en 1922) ocasionel envenenamiento de las tie-rras ubicadas en un radio de32 kilmetros (Klaren 2004),las que tuvo que comprar

    (junto a los animales perju-dicados) a precios reducidosluego de una demanda im-puesta por los afectados -yque luego emple, por lo quesu compra es tomada comouna inversin a largo plazo. Lacontaminacin del ro Manta-ro, por su parte, redujo la pro-ductividad de las numerosascomunidades del valle respec-tivo, agudizando el problemade la subsistencia de los cam-pesinos descrita lneas arriba.

    La expansin de la divisinganadera de la compaa,por su parte, se realiz me-diante la ocupacin y compra(algunas veces en ese orden)de los terrenos adecuadospara el desarrollo ganaderoen la zona de puna del depar-

    tamento de Pasco. La expan-sin de tierras comenz tanpronto como las operacionesmineras, es as que para 1926,la Compaa haba adquiridocerca de treinta haciendas quecubran 270 000 hectreas(De Wind, 1985: 259).

    Esta estrategia de expansinfue particularmente violenta.

    Como seala Kapsoli (1975),en 1937 la compaa, graciasa un acuerdo con el Ministeriode Fomento, se adue de lasminas de carbn ubicadas enel territorio de la comunidadde Rancas. Para solucionar elproblema se firm un acuerdoentre el Estado, la comunidady la minera que beneficiaba aesta ltima, otorgndole las

    tierras. Cuando en 1960 los co-muneros invadieron las tierrasque le haban sido arrebata-das, fueron masacrados por

    Los factores deexpulsin del campotambin fueronconsecuencia directadel accionar de lacompaa; me refiero ala contaminacin frutode sus operacionesen La Oroya, y a lacompra de tierrasde comunidades yhaciendas en Pasco.

    4 Cabe preguntarse por qu no se desarroll el trabajo a cambio de especies.

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    las fuerzas estatales. El casode Rancas no fue el nico; laocupacin de tierras fue unaestrategia de expansin de ladivisin ganadera y, a la vez,fue un factor de expulsin delos campesinos y pastores,quienes al dejar o ver reducidas

    sus tierras se empobrecieron,y buscaron oportunidades mi-grando o asalarindose en loscentros mineros. Kapsoli (1975)Las haciendas de la Cerro,como sealan Kapsoli (1975)y De Wind (1985), fueron con-vertidas en empresas capitalis-tas. Su produccin era vendidaa los propios trabajadores a lamitad del precio solicitado enHuancayo, lo que les permitimantener bajos los sueldos,puesto que a los trabajadoresde la empresa se les beneficia-ba con productos baratos.

    En suma, los procesos quepropiciaron el asalariamien-to en esta etapa son 1) el cre-cimiento demogrfico queaumenta la presin sobre latierra, 2) la ineficiencia de

    una economa exclusivamenteagrcola para garantizar la sub-sistencia de las familias y 3) lademanda (cada vez mayor) dedinero por un proceso de in-flacin local y 4) la compra oinvasin de tierras de campesi-nos de parte de la empresa. Es-tos factores se alimentan entres, incrementando la necesidadde asalariarse y haciendo ce-

    der la resistencia al mismo.

    La crisis de 1929 llega y la com-paa reduce drsticamente elnmero de trabajadores, puescierra algunos centros mineros.Sin embargo, los pocos traba-jadores que conservan su em-pleo comienzan a formar ungrupo estable, el que creci enla siguiente etapa.

    Segunda parte. Sobre la tran-sicin previa a la consoli-dacin del contingente obreroestable: 1930-1945La siguiente etapa es una detransicin en la formacin defuerza de trabajo libre. Comola experiencia era valorada yrelativamente mejor remunera-da por la Compaa, hubo unaalta tendencia a contratar a losmismos obreros -an de for-ma estacional. Flores-Galindo(1983) nota, por un lado, ma-yor presencia de contratoscontinuos de un ao o ms apartir de 1925 y, por otro, queen 1930 ms del 50% de obre-ros en Morococha haban tra-bajado antes para la Cerro.

    Adems, con la apertura delcomplejo metalrgico de LaOroya y la consolidacin dela operatividad permanentede las minas de Morococha,Casapalca y Goyllarisquisga,la compaa necesit disponerde ms fuerza de trabajo per-manente y cada vez ms cali-ficada. Por lo tanto, tuvo que

    hacer ms atractivo el trabajominero para los campesinosde las comunidades aledaasa sus minas y las del valle delMantaro. Para este objetivo

    construy ciudades para asen-tar a las familias de los obreros.Se construyeron campamen-tos mineros, hospitales, cole-gios, mercantiles. Adems, seintrodujo un sistema de pre-mios (una leve mejora de suel-dos, aunque an insuficientespara subsistir), y se ofrecieronoportunidades para adquirircalificacin y conocimientos(Kruijt 1983). Con estos servi-cios se logr atraer poblacinestable a los centros mineros.

    De regreso al caso de Muqui-yauyo, si bien muchos cam-pesinos/obreros regresan asus tierras luego de la crisisde 1929, la agricultura pierde

    espacio como actividad cen-tral. Si en el periodo ante-rior la minera era un trabajocomplementario al agrcola, enesta etapa la agricultura fue uncomplemento al ingreso con-seguido por otras fuentes. Unaparte cada vez ms importantede la poblacin no viva msnica o principalmente de laagricultura. No solo la economa

    se diversificaba, sino que seestructuraba en forma distinta(Grondin, 1978: 130). Surgieronnuevos grupos de poder localcomo negociantes, artesanos y

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    profesionales; en general, se dauna nueva estratificacin segnla ocupacin. Cuando en 1934la compaa convoca traba-jadores nuevamente, muchosdeciden regresar a ella, repro-duciendo nuevamente unaestructura econmica familiar

    diversificada que, al parecer,haba sido normalizada, puesles brind estabilidad graciasal ingreso fijo obtenido en lasminas sin necesidad de romperel nexo con el lugar de origen(Grondin, 1978: 138).

    Tercera parte. De la consoli-dacin de la fuerza de trabajolibre. 1945 en adelante.El deseado contingente de tra-bajadores estables comenz aaparecer luego de la crisis del29, pero no es hasta despusde la Segunda Guerra Mundialque la dificultad para reclutartrabajadores desaparece, prin-cipalmente por cuatro moti-vos: la explosin demogrfica,la mejora de la produccin porinnovacin tecnolgica, la me-jora de los salarios para el per-

    sonal permanente y la legis-lacin obrera (De Wind 1985).La Cerro aprovech la ofertade fuerza de trabajo para ca-pacitar a los trabajadores -enmecnica, carpintera, electri-cidad- y para solicitar ms re-quisitos para seleccionarlos. Seexigieron requisitos culturales(que hablen espaol), mdicos(no sufrir ninguna enfermedad

    en los pulmones, con lo quefueron descartados muchos extrabajadores mineros, para dis-minuir costos por asegurarlos),y polticos (no haber participa-do en huelgas, ni pertenecer ala lista negra5).

    Aprovechando los precios al-tos de los metales, la empresa,increment su productividad

    mediante programas para laintensificacin de la produc-tividad, la que incluy mejoras

    tecnolgicas como la intensi-ficacin de la mecanizacin,sobre todo por la introduccin

    de la minera a tajo abierto.Este incremento de la pro-ductividad permiti las me-joras salariales que se dieronen esta etapa. Por otro lado,para aumentar la productivi-dad la compaa tambin con-trat ms personal calificadoy con experiencia. Adems,se otorgaron ms derechos ymejores sueldos al personalcon 5, 10 15 aos de servicio.

    Legislacin del trabajo y sindi-catosUn motivo central en la expli-cacin de la estabilizacin deun gran grupo de obreros esla aparicin de la legislacinlaboral en 1945, que normaspectos como la fundacin yreconocimiento de sindicatos,procedimientos huelgusticos,

    reglamentacin de la estabili-dad laboral, y procedimientosde despido y jubilacin queimponan compensacionespara el ex trabajador. (Kruijt1983). El Estado entraba a nor-mar asuntos laborales a travsdel recin creado Ministerio deTrabajo. La existencia de estainstitucin es significativa pors sola, pues antes era solo un

    rgano del Ministerio de Fo-mento.

    La sindicalizacin cobr ma-yor poder en esta etapa. Si bienlos intentos de formar sindica-tos provienen de 1918, es solo apartir de 1945 que el sindicatoobrero cobra fuerza e incenti-va incrementos salariales. Estopor dos motivos: primero, por

    la existencia de un contingentede trabajadores no estaciona-les que debe luchar por sala-rios altos que aseguren la sub-sistencia familiar; segundo, lalegislacin laboral regularizala situacin del sindicato: lograsu reconocimiento por el Esta-do y la compaa.

    En esta etapa la demanda porsalarios ms altos es impor-tantsima, pues al estar cadavez ms separados de laboresagrcolas, los obreros necesi-tan salarios ms altos ya quedependen exclusivamente desu sueldo para garantizar lasupervivencia de su familia.Un grupo cada vez mayor deobreros ya no dispone de ac-tividades agrcolas que incre-menten los ingresos familiares.

    Es en este escenario en quelas luchas obreras por mejorassalariales cobra tal importan-cia, hecho que no poda ocurrirantes, pues solo en este mo-mento es pertinente referirse ala existencia de un contingenteproletario permanente.

    Con esto no se sugiere que los

    salarios obreros hayan cubier-to la subsistencia familiar. Long(2001: 97) seala que en 1948este objetivo an no se logra-ba, por lo que se deba buscarotras fuentes de ingreso comoartesana o pequeos nego-cios. Recin en 1972 los salarioscubrieron las necesidades m-nimas familiares, y con dificul-tad pues los gastos en alimen-

    tos y ropa comprendan casi latotalidad del mismo.

    Los obreros necesitansalarios ms altosya que dependen

    exclusivamente de susueldo para garantizarla supervivencia de sufamilia. Un grupo cada

    vez mayor de obrerosya no dispone de

    actividades agrcolasque incrementen losingresos familiares.

    5 Lista en la que figuraban quienes haban participado en alguna protesta contra la compaa o en los intentos por formar un sindi-cato.

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    Desconexin con el campo?Con el correr de los aos, la ten-dencia a abandonar las laboresagrcolas se acenta, tambinfruto de la explosin demogr-fica y la mejora de salarios dela compaa; sin embargo, estealejamiento del campo no estotal. Kruijt (1983) seala quelos trabajadores de los centrosmineros tendan a regresar a

    sus pueblos natales luego desu cese. Durante el tiempo decontrato, el nexo de los obre-ros con sus pueblos de origense reflejaba en la asistenciaa las festividades, su partici-pacin como organizadores ocomo padrinos. Incluso, sealael mismo autor, en 1970 visitano autorizada al pueblo natalera una falta que el 37% de los

    obreros haba cometido por lomenos una vez. El mismo nom-bre de la categora es llamati-vo, y su existencia evidencia elnexo vivo entre el centro mi-nero industrial y el campo. Esnecesario aclarar que este nexono implica necesariamente quelos trabajadores continen re-alizando labores agrcolas, sinopor el contrario, para 1972, el68% de los trabajadores dela Cerro tena un record inin-terrumpido de trabajo. (Kruijt1983). Al parecer, se trat msde un lazo cultural que de unoeconmico.

    Otro hecho importante acercade la relacin con el campo esque los obreros, al regresar asus lugares de origen, por ju-bilacin, invertan parte de susueldo en mejorar la produc-cin agrcola, comprar nuevosinsumos y la construccin desus casas (Long 2001). Esteautor sita esta observacinen 1960, y complejiza la rela-

    cin entre labores agrcolas yminero-industriales, pues hacemenos ntida la diferencia en-tre una fuerza de trabajo pro-letaria y una propietaria, yaque los obreros volveran a sercampesinos en otra etapa desus vidas.

    ***

    Como hemos visto, el merca-

    do de fuerza de trabajo ascomo la escisin entre propie-dad y trabajo- va apareciendogracias, por un lado, al esfuer-zo de los mismos capitalis-tas mineros (construccin deciudades, incremento de suel-dos, polucin y compra detierras comunales); por otro, alos procesos demogrficos enlas comunidades. Hechos quedesembocan en la insuficien-cia de la economa tradicionalpara garantizar la subsistenciafamiliar, por lo que muchos co-muneros necesitaron vendersu fuerza de trabajo. Es as que

    surge y crece el mercado defuerza de trabajo libre, indis-pensable para el desarrollo dela economa capitalista

    En este sentido, la escisin en-tre propiedad y trabajo (la rup-tura del nexo entre el hombre y

    sus medios de produccin) esun proceso que se desarrolladesde fines del siglo XIX en elque coexisten la fuerza de tra-bajo proletaria de la Cerro (per-manente) y la campesina/obre-ra (estacional). Dicha escisintiene un punto de quiebre enlos aos 50, cuando los sala-rios sufren incrementos con-siderables, la legislacin laboralda estabilidad a los obreros ensu centro de trabajo y prote-ge la formacin de sindicatosy la negociacin colectiva. Esas que en la dcada de 1970los salarios permitieron la sub-sistencia familiar. Estos facto-res habran incentivado el es-tablecimiento permanente defamilias en los campamentosmineros. Hecho que no implicaque se rompa todo nexo con el

    lugar de origen, pero el mismoadquiere un carcter culturalo social (fiestas, visitas fami-liares) y relega su importanciaeconmica o la elimina.

    Las nuevas familias obrerasse hacen totalmente depen-dientes de la venta de su fuer-za de trabajo, de la capacidadadquisitiva del salario que per-

    ciben. Y, en tanto se sumergenen la lgica de mercado, sonafectados directamente poruna serie factores como la de-terminacin de la oferta y lademanda en la valorizacin delos recursos, la impersonalidadde las transacciones, tener aldinero como nico medio detransaccin, entre otros.

    La penetracin del capitalismopermiti a los campesinos aacceder a fuentes alternativasde financiamiento, lo que lue-go dio espacio para la com-

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    plejizacin de la estructurasocial local mediante la diver-sificacin de las ocupaciones(transporte, artesana, comer-cio) y la modificacin del siste-ma de dominacin poltica enpueblos y ciudades. (Alberti,1974) Otro proceso importante

    son los cambios sufridos porlas instituciones, por ejemplo,el trabajo comunal y el inter-cambio recproco de trabajoson prcticamente desplaza-dos por la ausencia de los co-muneros que migran para tra-bajar a cambio de un salario.

    Llama la atencin la siguienteparticularidad del caso de lasierra central: la relacin deinterdependencia y conflic-to entre el modo de produc-

    BIBLIOGRAFA

    Alberti, Giorgio.Poder y conflicto social en el valle del Mantaro. Lima: IEP. 1974Adams, Richard. A community in the andes: problems and progress in Muquiyauyo. Seattle: University

    of Washington Press. 1959Bonilla, Heraclio. El minero de los andes.Lima: IEP. 1974Contreras, Carlos.Campesinado y minera en la sierra central en el siglo XIX. En Allpanchis No26. Cusco:Instituto de Pastoral Andina. 1985De Wind, Adrian.De campesinos a mineros. El trasfondo de las huelgas en las minas del Per. EnAllpanchis No26. Cusco: Instituto de Pastoral Andina. 1985Fisher, John.Minas y mineros en el Per colonial. Lima: IEP. 1977Flores Galindo, Alberto.Los mineros de la Cerro de Pasco.1900-1930. Lima: Pontificia UniversidadCatlica: Fondo editorial. 1983Grondin, Marcelo. Comunidad andina: explotacin calculada. Santo Domingo. 1978Kapsoli, Wilfredo. Los movimientos campesinos en Cerro de Pasco 1800-1963. Huancayo. Instituto deEstudios Andinos. 1975Klaren, Peter (2004). Nacin y sociedad en la historia del Per. Lima: IEPKruijt, Dirk.Estado, clase obrera y empresa transnacional. El caso de la minera peruana, 1900-1980.Mexico: Siglo veintiuno editores. 1983Long, Norman. Mineros campesinos y empresarios en la sierra central del Per.Lima: IEP, 2001Miller, Rory. Railways and economic development in Central Peri, 1890-1930. En Social and Economicchange in modern Peru. Liverpool: Centre for Latin-American Studies-University of Liverpool. 1985Thorp, Rosemary y Geoffrey Bertram.Per, 1890-1977:Crecimiento y polticas en una economa abierta.Lima: Mosca Azul. 1988

    cin capitalista y la economacampesina. Conflicto porqueel desarrollo de la mineracapitalista ocasion la des-truccin de tierras de cul-tivo, contaminacin del roprincipal que las alimenta-ba (Mantaro) y el desplaza-

    miento de la poblacin deactividades agropecuarias amineras o industriales. Interde-pendencia porque en un primermomento los salarios bajos ha-cen que la actividad minera secomplemente con la agrcolapara garantizar la superviven-cia de la fuerza de trabajo dela que depende la Compaa.Luego porque las familias di-versifican sus fuentes de ingre-so y el trabajo minero pasa aser un elemento esencial de la

    economa campesina, pues ladinamiz mediante el capitalque los obreros invierten ensus localidades en distintos ru-bros. Finalmente cabe pregun-tarse si el ingreso de capitalesque dinamicen la economalocal habra neutralizado la mi-

    gracin hacia centros urbanoso mineros o si, por otro lado, lahabra fomentado al mostrarsecomo una va exitosa de acu-mulacin de capital.__

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    LA SUBCONTRATACIN ENEL PER Y SUS EFECTOS

    EN LAS RELACIONESLABORALES._Carlos Barrenechea

    Estudiante de Ciencia Poltica PUCP.

    La subcontratacin, comoforma de adquisicin defuerza de trabajo por parte delas empresas, es un fenmenoque sigue tomando cada vezms fuerza, teniendo comopunto central para su difusinla serie de reformas llevadaspor Alberto Fujimori duran-te su gobierno. Si bien hacefalta ms investigacin sobreeste tema, podemos recurrira algunos datos para dar cuen-

    ta de la magnitud de estefenmeno1.En el sector minero, uno delos ms importantes para laeconoma del pas2, pode-mos ver un ejemplo claro de

    los efectos de la normati-va laboral sobre el uso de la

    subcontratacin, tal como sepuede constatar en el siguien-te cuadro.Adquisicin de fuerza de tra-bajo en el sector minero

    Como podemos ver en los l-timos cuatro aos, el uso de lasubcontratacin supera la mi-tad del total de los trabajadores

    del sector, llegando el 2012 al71.2%. Es as que se hace nece-sario la investigacin de estefenmeno, y cmo es que stealtera las relaciones de poderentre los trabajadores y la em-

    presa capitalista, en el proce-so productivo planteado por

    Karl Marx en El Capital, labor alque este trabajo busca aproxi-marse. Para ello proceder ahacer una descripcin de lasreformas que modificaron estamodalidad de contratacin, so-bre todo a partir del momentoen que sta toma mayor im-pulso; es decir el gobierno deAlberto Fujimori. Luego harun anlisis del efecto de estas

    reformas y cmo alteran la re-lacin entre la fuerza de traba-jo asalariada y los capitalistasdueos de las empresas usua-rias. Finalmente, para terminarsealar algunas conclusiones.

    1 Se hace necesario el desarrollo de indicadores sobre la cantidad de personas que trabajan bajo esta modalidad, as como de otrosque se pueden desprender, o que se relacionan con estos.

    2 El sector minero representa el 75% de las inversiones totales realizadas en el pas (MEM, 2013, pg. 6). Los productos minerosmetlicos, no metlicos, de joyera y metal mecnicos, en conjunto representan el 62% del total de las ventas del pas (MEM, 2013,pg. 64). Las regiones recibieron 5,018 millones de soles por Canon minero, 521 millones de soles por regalas, y 162 millones desoles por derecho de vigencia

    3 Elaboracin propia (MEM, 2013, pg 114)..

    AoTotal Trabajadores

    en el sectorTrabajadoresContratados

    TrabajadoresSubcontratados

    2009

    126,083 58,987 67,0962010

    165,531 67,575 97,956

    2011

    175,330 73,257 102,073

    2012

    206,078 59,254 146,824

    Fuente: Ministerio de Energa y Minas. Anuario Minero 2012 (MEM, 2013, pg. 102)3.

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    1) Fujimori: FlexibilizacinLaboral y Subcontratacin

    1.1)Contexto

    La situacin econmica y labo-ral a fines del primer gobiernode Alan Garca se encontrabaen contexto de crisis econmi-

    ca: alta inflacin, dficit fiscal,recesin econmica, cada delPBI, etc. El aspecto laboral es-taba afectado por la precarie-dad del empleo, reduccin encapacidad adquisitiva de lostrabajadores, reduccin de lostrabajadores sindicalizados,etc.

    El discurso liberal sealaba que

    adems de hacerse necesariala disminucin del rol del Es-tado, reducindose a los rolesde salud, educacin y defensa,se deba desregular la excesivanormativa laboral, para devol-ver el equilibrio al mercado la-boral, y permitir a empresariosy trabajadores desenvolversecon libertad en el escenariolaboral. La flexibilizacin la-

    boral era entonces la respuesta(Canessa,1999, pg. 91).

    Dadas las condiciones delmomento, el discurso libe-ral obtiene una gran fuerza enimportantes sectores de la so-ciedad, en contraposicin almodelo de Estado interventory planificador, el cual era vistocomo uno de los principalesmotivos que devinieron en laprofunda crisis. Es as que enel debate previo a las eleccio-nes presidenciales de 1990, seda un enfrentamiento entreel liberalismo, respaldado porVargas Llosa, en oposicin alpopulismo de Fujimori. Esteltimo gana las elecciones, sinembargo, tras ser elegido sealinea con la propuesta liberal.Resulta importante sealar que

    no hubo mayor debate sobrelas posibles consecuencias delajuste estructural y la flexibili-zacin laboral, el xito tenidoen Chile por estas reformas era

    argumento suficiente para re-plicarlas. Por otro lado, Fuji-mori, una vez elegido viaja aEstados Unidos a reunirse conlos presidentes de los orga-nismos multinacionales: FondoMonetario Internacional, BancoMundial, y Banco Interamerica-

    no de Desarrollo. Estos prome-ten su respaldo para la rein-sercin de Per en el circuitoeconmico internacional, sieste aplica un ajuste estructu-ral en el pas, as como la flexibi-lizacin laboral, como parte deste. Tal como seala Canessa,esto pone fin a casi medio si-glo de una forma de estructu-rar las relaciones laborales, apartir de un modelo de Estadointerventor (1999, pg. 93).

    Es as que las reformas de flexi-xibilizacin laboral se inician enfebrero de 1991, por medio deun conjunto de Decretos Le-gislativos. Carlos Boloa, Mini-nistro de Economa y Finanzas,dijo entonces: el objetivo dela reforma en el mercado labo-ral es su flexibilizacin, tanto

    a travs de la libre entrada osalida de este (libertad parareducir y aumentar personal),como de la libre determinacinde los salarios y la reduccin delos costes laborales. Se requiereacabar con el poder monopli-co de los sindicatos en las ne-gociaciones de las condicionesde trabajo y en el uso de lahuelga como mecanismo de

    negociacin (Miranda, 2005,pg. 7). La flexibilizacin ten-dra como objetivos a medianoplazo el aumento del empleo, yjunto con este, el aumento dela capacidad adquisitiva de lostrabajadores una vez pasen losefectos inmediatos del ajuste.

    La Subcontratacin y susreformas

    Entendemos por subcon-tratacin o tercerizacin, la re-lacin de trabajo en la que unaempresa en cumplimiento deun contrato comercial- pro-

    vee trabajadores a otra, conel objetivo de que esta ltimasea quien dirija y controle suprestacin de servicios (Gue-rra, 2013, pg. 52).

    Esto supone tres actores: laempresa usuaria, la interme-diadora, y el trabajador. La re-lacin laboral, sin embargo, seda entre los dos ltimos; deeste modo, la intermediariapone a los trabajadores a dis-posicin de la empresa usuaria,sin que esto implique la consti-tucin de un vnculo jurdicoentre la empresa usuaria y eltrabajador. De esta manera setraspasa a la empresa usuariala direccin y fiscalizacin de lalabor de los trabajadores, perola capacidad de sancionarlosse mantiene en manos de la in-termediadora (ibdem).

    En el caso peruano dentro delas empresas intermediadoraspodemos identificar las coo-perativas de trabajadores y las

    empresas de servicios. A con-tinuacin veremos cmo seregularon estas a partir de lasreformas implementadas porFujimori.

    Carlos Boloa, Ministrode Economa y Finanzas,

    dijo entonces: elobjetivo de la reforma

    en el mercado laboral essu flexibilizacin, tanto atravs de la libre entrada

    o salida de este (libertadpara reducir y aumentar

    personal), como de lalibre determinacin de

    los salarios y la reduccinde los costes laborales.Se requiere acabar con

    el poder monoplicode los sindicatos en las

    negociaciones de las

    condiciones de trabajoy en el uso de la huelgacomo mecanismo de

    negociacin

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    La ley N 15260 del ao 1964haba instituido la figura jurdi-ca de las cooperativas de tra-bajadores. Esta situacin esmodificada el 21 de mayo de1981 por el decreto Legisla-tivo N 85 Ley General deCooperativas-. La idea de lascooperativas era brindar tra-bajo a sus socios, exceptun-dolos de la legislacin laboral.La ley N24514 Ley de Esta-

    bilidad Laboral- promulgada el4 de junio de 1986 seala quelas empresas de servicios y lascooperativas estaban prohibi-das de otorgar servicios de em-pleos permanentes, a menosque se tratase de activi- dadescomplementarias: limpie-za, seguridad, etc. Iniciado elgobierno de Fujimori se da elDecreto Legislativo N 728

    Ley de Fomento del Empleo-publicado el 12 de noviembrede 1991, el cual permiti a lascooperativas brindar serviciossin importar que la labor fuerapermanente o complementa-ria. Se sealaba adems quelos contratos entre las coope-rativas y las empresas usua-rias no podan exceder los tresaos, tras los cuales se poda

    renovar contrato de acuerdomutuo. Se defini adems queel personal contratado por me-dio de cooperativas no podaexceder el 20% del personal

    de la empresa usuaria (1999,pg. 139). Esto gener impor-tantes cambios, porque lasempresas usuarias podan ha-cer uso de esta normativa parareemplazar a sus trabajadorespor cooperativistas, pues estostrabajadores estaban excep-tuados de la legislacin laboral,ahorrndoles diferentes costoscomo las compensaciones portiempo de servicio, seguridad

    social, etc.

    Por otro lado, en cuanto a lacondicin de las empresas deservicios, se dan importantescambios. Al igual que con lascooperativas de trabajadores,se las modifica por DecretoLegislativo N728. Se esta-blecen dos tipos de estas em-presas: las temporales y las

    complementarias. Las prime-ras son aquellas contratadaspara la prestacin de serviciosen beneficio de terceros conel fin de colaborar temporal-mente en el desarrollo de susactividades. La prestacin deservicios es cumplida por per-sonas naturales, contratadasdirectamente por la empresade servicios temporales, la cual

    tiene con respecto de stas elcarcter de empleador. (1999,pg. 140). Las complementa-rias seran aquellas cuyas ac-tividades principales es la de

    poner a disposicin de otrasempresas, actividades comple-mentarias de mantenimiento,limpieza, vigilancia, seguridady otras de carcter especializa-do (ibdem). Las empresas deservicios temporales, al igualque las cooperativas de traba-

    jadores, cumplen con el rol deprestar fuerza de trabajo paraactividades del mismo rubrode la empresa usuaria. Al igualque con las cooperativas, seestableci como tope el 20%del personal.

    Posteriormente, el 28 de juliode 1995, en el segundo gobier-no de Fujimori, las condicionesde estas empresas se modifi-can por medio de la reforma ala Ley de Fomento al Empleo,Ley N 26513. Ella entre otrascosas, estableci que tanto lascooperativas como las empre-sas de servicios deban otorgara sus trabajadores los benefi-cios sociales establecidos en elrgimen laboral de la actividadprivada. As se busc mejorarlas condiciones de los subcon-

    tratados, quienes eran tratadosde manera inferior, a pesar derealizar labores anlogas a tra-bajadores contratados direc-tamente. Sin embargo, a pesarde estas modificaciones, estascondiciones persistieron puessigui existiendo un trato dife-renciado e inferior a los sub-contratados.

    Esta situacin se volvi a mo-dificar por medio de la segun-da reforma a la Ley de Fo-mento al Empleo (DecretosLegislativos Nos. 855 y 871).En ese sentido, respecto a lassubcontrataciones, se modifi-caron dos cosas. La primerafue que tanto las cooperativasde trabajadores como las em-presas de servicios, estaran

    sujetas a la contribucin alFondo Nacional de Vivienda(FONAVI). La segunda modi-ficacin fue que se ampli ellmite del total de trabajadores

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    de este tipo que las empresasusuarias podan adquirir, pa-sando del 20% del total de lostrabajadores de la empresa, al50% de sta. Adems, en elcaso de los cooperativistas, sesuprimi la comparacin contrabajadores anlogos para

    definir la remuneracin.

    Finalmente, por ahora, estasituacin ser modificada trasel fin del gobierno de Fujimori,por medio de la Ley N 27626,que regula la actividad de lasempresas especiales de servi-cios y de las cooperativas detrabajadores. Esta Ley entr envigencia desde el 10 de enerodel 2002, buscando modificarla anterior regulacin tan per-misiva. As la reforma modifi-ca el lmite establecido para lacantidad de este tipo de per-sonal que puede ser contrata-do por la empresa usuaria, re-gresndola nuevamente al 20%del total de los trabajadoresde la empresa. Sin embar-go, especifica que este lmiteno aplicar para los servicios

    complementarios o especia-lizados, siempre que la empre-sa intermediaria asuma plenaautonoma tcnica, as comotoda la responsabilidad en eldesenvolvimiento de las acti-

    vidades. Adems define cincomodalidades bajo las cualeslas empresas que brindan ser-vicios de intermediacin, de-ben ser inscritas:

    Empresas de serviciostemporales

    Son aquellas entidades quedesplazan a su personal a laempresa usuaria para el de-sarrollo de labores tempo-rales, sean estas principaleso secundarias, bajo el poderde direccin de esta ltima.Los supuestos habitantes secorresponden con los con-tratos de naturaleza oca-sional y de suplencia.

    Empresas de servicios com-plementariosSe trata de personas jurdi-cas que destacan sus traba-jadores a la empresa usuariapara el desarrollo de laboressecundarias, es decir, parala realizacin de actividadesno vinculadas con la activi-dad principal, cuya ausenciao falta de ejecucin no inte-

    rrumpe la actividad empre-sarial. En este supuesto laempresa usuaria carece delas facultades que emanandel poder de direccin.

    Empresas de servicios es-pecializadosSe encargan de brindar ser-vicios de alta especializacinde carcter auxiliar, no vin-culados a la actividad prin-cipal de la empresa usua-ria, por lo que esta ltima no

    ejerce poder de direccin al-guna sobre los trabajadoresdestacados.

    Cooperativas de trabajotemporalSon aquellas constituidas es-pecficamente para destacara sus socios trabajadores alas empresas usuarias con lafinalidad que estos desarro-llen labores temporales co-rrespondientes con los con-tratos de naturaleza oca-sional o de suplencia.

    Cooperativas de trabajo yfomento del empleoSe constituyen especfica-mente para destacar a sussocios trabajadores a lasempresas usuarias con lafinalidad que estos presten

    servicios secundarios, decarcter complementarioo especializado. (Guerra,2013, pg. 58)

    2) El Efecto de las Subcon-trataciones en las Rela-ciones Laborales:

    De lo anterior, se desprendeque el contrato suscrito por el

    trabajador es con la empresaintermediaria. De este modosta es responsable tanto delos derechos como de los de-beres que asume cualquierempleador. Sin embargo eltrabajador se encuentra en laprctica bajo la direccin de laempresa usuaria, pues es staquien lo supervisa cotidiana-mente, y de hecho en ciertomodo tambin est sujeto alas sanciones de sta, pues fi-nalmente las sanciones que lostrabajadores reciban depende-

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    siguiente, tal como seala JuanGorelli, este mecanismo haceposible lo imposible, pues faci-lita externalizar aquello quepor definicin no es externa-lizable en Derecho del Trabajo:la estipulacin misma del con-trato de trabajo (Gorelli, 2009,pg. 148).

    Esto afecta a los subcontra-tados, pero tambin los otrostrabajadores de las empre-sas son potencialmente afec-tados, tanto individualmente,reduciendo su poder por elriesgo de ser desplazados desus puestos por subcontra-tados, como su poder colec-tivo, por la prdida de traba-jadores que podran engrosar

    el sindicato del que formanparte, en caso este exista.

    Entonces, se afectan las rela-ciones tanto individuales comocolectivas, ya que hay una diso-ciacin de la articulacin entre

    el carcter jurdico y econmi-

    co tal cual se desarrolla tradi-cionalmente entre trabajador

    y empleador. Normalmente elempleador es la misma em-presa donde y para la cual de-sarrollan sus labores, mientrasque ahora es otra empresa laque los emplea. A diferenciade como se espera tradicio-nalmente, los trabajadores quepertenecen a un mismo cicloproductivo pueden estar suje-tos a contratos con diferentesempresas, y por consiguiente,estar sujetos por condicioneslaborales muy diferentes en-tre s. Es por esta autonomaeconmica y jurdica de ambasempresas, que la usuaria se li-bera de las responsabilidadeslaborales que devienen de un

    contrato directo con el traba-jador. Esto se reflejar en unareduccin de los costos parala empresa usuaria, no solopor estar libre de las respon-sabilidades laborales con lossubcontratados, sino ademsporque la empresa terceriza-

    dora ofrecer una fuerza detrabajo que realizar la mismalabor por menor costo, puesel sueldo que paga a sus tra-bajadores no est definidopor el proceso productivo quedesarrolla la empresa usua-ria, sino por los acuerdos a losque llegan los trabajadores enel contrato celebrado con la in-termediaria. Esto lo podemosobservar en el siguiente grfi-co.

    As, la subcontratacin generaincentivos para las empresasusuarias, en detrimento de lostrabajadores, pues adems deque buscarn reemplazar todala fuerza de trabajo posible4, enla medida que no son respon-

    Sueldos en el sector minero segn tipo de contratacin 2011

    Fuente: Ministerio de Energa y Minas. Anuario Minero 2011 (MEM, 2012, pg. 76).

    4 Recordar que siempre que las empresas de servicios complementarios o especializados puedan demostrar autonoma tcnica yplena responsabilidad en el desenvolvimiento de las actividades, no aplicar el tope de 20% de subcontratados sobre el personaltotal de los trabajadores de la empresa.

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    sables jurdicos de los subcon-tratados, no tendrn incenti-vos para brindar las mismascondiciones laborales que parasus trabajadores directos, conquienes si guardan una respon-sabilidad no solo econmica,sino tambin jurdica. En la mis-

    ma medida, la empresa inter-mediaria buscar reducir cos-tos para asegurar su margende ganancia, tampoco asegu-rar las mejores condicioneslaborales. Esta situacin sepuede observar por ejemplo,en los 65 accidentes mortalesque ocurrieron en las empre-sas del sector minero duranteel 2010. De estos, el 32% de losaccidentes mortales, ocurrie-ron a trabajadores contratados

    directamente por las empre-sas, mientras que el 68% deestos accidentes ocurren a tra-bajadores contratados por me-dio de una empresa interme-diaria (Guerra, 2013, pg. 107).

    Un aspecto clave de cmo

    afecta este tipo de contrata-ciones las relaciones laborales,es que al eliminar la estabilidadlaboral, se elimina en buenamedida las condiciones ma-teriales para la sindicalizacin(Manky, 2011, pg. 128). En-tonces, la subcontratacinincide en el poder colectivocon el que cuentan los traba-jadores, afectando sobre todoa sus principales medios paraejercer medidas de presin,

    como lo son la conformacinde organismos sindicales, lahuelga, y la negociacin colec-tiva. Una de estas trabas, es ladificultad cuantitativa para laconcrecin de una huelga. Porla relacin de los trabajadoressubcontratados con la empre-

    sa usuaria, stos no se encon-trarn incentivados a partici-par en una huelga. Por un lado,por la inestabilidad laboral quetienen, por la que pueden serreemplazados fcilmente; ypor otro, cuando son subcon-tratados por cooperativas oempresas de servicios tempo-rales, ya que su trabajo con esaempresa es temporal, no tienenmayor inters por la mejora delas condiciones, ms que ase-gurar su propia situacin. Deesta manera, al mantener unimportante sector de los traba-jadores en sus actividades, unahuelga se hace menos efectiva,pues no se genera el impactodeseado en el nivel de produc-tividad de la empresa usuaria.

    Otro problema es la dificultad

    cuantitativa para la consti-tucin de un organismo sindi-cal, o el debilitamiento de al-guno ya existente. Esto puesal tener una menor cantidadde trabajadores sindicalizados,ya sea tanto por imposibilidad,falta de incentivos para sindi-calizarse, o porque sus intere-ses son diferentes, se reducirel tamao del sindicato, lo que

    significar menos poder paranegociar con la empresa.

    De igual manera esto afec-ta la capacidad de negocia-cin colectiva, pues dificultala eleccin de la comisin ne-gociadora, as como complicala determinacin de un pliegode reclamos. Adems, al divid-irse ms la poblacin de tra-

    bajadores de una empresa, sepueden conformar diferentesorganizaciones sindicales,

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    fragmentando tambin de estamanera la representatividad deestas. A esto se debe agregarque la subcontratacin gene-ra dificultad para identificar lacontraparte en el proceso denegociacin colectiva, huelga,etc., pues existen dos empresas.

    Finalmente otro aspecto queresulta interesante mencio-nar, es el efecto de las per-cepciones de los trabajadoressubcontratados en relacina los contratados, sobre lasindicalizacin. Balbi (1995,pg. 109-113) seala los traba-jadores eventuales5tienen unapercepcin negativa de lostrabajadores estables y sindi-calizados, pues a diferenciade los primeros, los establesno muestran mayor inters encalificarse, debido a su estabi-lidad laboral. A esto se suma,que los trabajadores even-tuales se sentiran discrimina-dos, pues los estables percibenmayores sueldos, a pesar detrabajar con menor intensidad.Adems, un importante sector

    de los trabajadores eventualespercibe que los sindicatos solodefienden los intereses de lostrabajadores estables, y quelos resultados de las negocia-ciones colectivas no los bene-fician. Es as, que en conjunto,los trabajadores eventuales nose sentiran incentivados parasindicalizarse, sino que en-contraran en obtener mejores

    calificaciones el mejor caminopara asegurar, individualmente,sus intereses laborales.

    3) Conclusiones

    Como podemos observar, lasubcontratacin tiene un im-portante efecto en las rela-ciones laborales que se desa-rrollan entre las empresas y la

    fuerza de trabajo. Sobre todovemos esto, en cmo las rela-ciones de poder se vuelven msasimtricas, incrementando elpoder de las empresas que ha-cen uso de empresas terceriza-doras, en detrimento del poderperdido tanto por cada traba-

    jador individualmente, comopor los trabajadores de mane-ra colectiva. Se debe sealar,que si bien se ha hablado delcaso peruano, el fenmenode la subcontratacin y flexi-bilizacin laboral, forma par-te de un proceso que se dioa lo largo del mundo. Si bienhasta antes de la dcada de1970, a lo largo del mundo sehaba desarrollado un progre-sivo avance en normativa la-boral en defensa del traba-jador, a partir de la crisis dedicha dcada se da un impor-tante giro en esta3, en la que eltrabajador deja de ser el cen-tro de atencin, y pasa a serlo

    la empresa. Esta ltima resultaimportante para los Estadosno solo por los ingresos fis-cales que genera, sino tambinpor la creacin de empleos, locual resulta fundamental paraaliviar la carga del Estado. Sinembargo, el nuevo enfoque de

    la normativa laboral no se cen-tra en proteger al trabajador,sino el trabajo (Gutirrez, 1990,pg. 122) y en promover elcrecimiento de este, tal comovimos en el caso peruano.

    Es aqu donde se da el quiebrede las relaciones de produccintal como las entendemos tradi-cionalmente, quiebre que no seexplica en trminos de eficien-cia de la fuerza de trabajo, ni deeficiencia empresarial, sino queresulta un asunto de poder. Dereducir el poder de los traba-jadores, sobre todo de maneracolectiva, debilitando su ca-pacidad de negociacin, de or-ganizarse colectivamente, desindicalizarse, etc. Es as que elmermado poder de los traba-jadores, reducido por modali-

    dades como la subcontratacinjunto con otras medidas deflexibilizacin laboral, explicaen parte el por qu los traba-jadores no han podido con-trarrestar dichas modalidades.

    Por ltimo, debemos sealaradems, que solo hemos habla-do de la mayor asimetra entreel poder del capitalista y de los

    trabajadores, generada por lasubcontratacin, en el caso Pe-ruano. Si tomamos en cuentatodas las reformas que se handado a partir del gobierno deAlberto Fujimori, para flexibili-zar otros temas como el de losdespidos, las contrataciones, lanormatividad sobre sindicatos,negociacin colectiva, huelgas,contrataciones temporales,

    etc. nos daremos cuenta que4 Balbi habla de trabajadores eventuales y de trabajadores estables sindicalizados, los cuales para motivos de este artculo seran los

    subcontratados y los contratados sin intermediarios, respectivamente.

    5 Para ver ms sobre las transformaciones en el mbito laboral, poderes, prcticas estatales, etc. que se dieron como resultado de lacrisis de 1970, ir a Harvey 1990, Cap. 7.

    Como podemosobservar, la

    subcontratacin tieneun importante efecto enlas relaciones laborales

    que se desarrollanentre las empresas yla fuerza de trabajo.

    Sobre todo vemos esto,en cmo las relaciones

    de poder se vuelvenms asimtricas,

    incrementando el poderde las empresas quehacen uso de empresas

    tercerizadoras, endetrimento del poder

    perdido tanto porcada trabajador

    individualmente, comopor los trabajadores de

    manera colectiva

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    MINISTERIO DE ENERGA Y MINAS 2013 Anuario Minero 2012MEM. LimaMIRANDA, Guillermo 2005Informalidad laboral y la accin estatalen el Per. Buenos Aires: Consejo Interamericano para el DesarrolloIntegral OEA.

    la relacin de poder se vuelvems asimtrica aun. Todo estopromovido desde una pro-puesta neoliberal, que en Perha calado con gran fuerza, yque casi no cuenta con con-trapesos, obteniendo en ciertopunto una dinmica propia, y

    a la vez explicativa de muchosde los fenmenos que vivimosactualmente.__

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    MARX Y EL VOLUNTARIADO_Natalia Bolaos

    Estudiante de Sociologa PUCP

    Para Marx el trabajo es lo quenos hace humanos. Es unaactividad consciente orientadahacia un fin donde, a travs desus fuerzas corpreas, el hom-bre transforma la naturalezay a la vez transforma su natu-raleza propia, mediando, regu-lando y controlando su meta-bolismo con ella. Los hombresson lo que producen y cmo lohacen, as como las relacionessociales que esto conlleva. Eltrabajo es una necesidad delhombre, y no solo un mediopara sobrevivir. Sin embargo,la sociedad capitalista hace deltrabajo una mercanca, algoque se compra para as apro-piarse del valor que genera. Altrabajador se le paga lo quecuesta cubrir las necesidadesbsicas para reproducir sufuerza de trabajo, por lo que elhombre se ve forzado a traba-

    jar a cambio de una remune-racin que le permita vivir, auncuando el trabajo que hace nosea de su eleccin.

    El trabajo voluntario, por otrolado, es ofrecido por decisinpropia y libre. Lo consideramostrabajo y no solo actividadporque, adems de incorporarlas caractersticas del traba-

    jo descritas arriba, crea valor.Mientras que el trabajo se pre-senta en la Economa Polticanicamente bajo el aspectode actividad lucrativa (Marx,

    2010: 7), el voluntariado pre-senta una nueva perspectiva.

    El trabajo de los voluntarios noproduce bienes en forma demercancas, pero s servicios enforma de capacidades gene-radas en los beneficiarios. Apesar de que el valor generadono se le devuelve al trabajadoren forma de remuneracineconmica directa, s obtieneotros tipos de retribuciones,ya sean de prestigio al ponersu trabajo voluntario en el CV,de experiencia, de empodera-miento, o de gratificacin per-sonal al sentir que contribuye aun fin mayor. Este ltimo punto,podra verse como una versin,o un inicio, del ideal marxianodel trabajo como realizacindel hombre. En particular, estcaracterizado por un deseode contribuir al bien comn,libremente y con espritu de

    solidaridad, sin esperar a cam-bio ninguna recompensa mate-rial (UNV, 2011).Sin embargoes importante analizar deteni-damente el trabajo voluntarioy a quienes lo realizan, paraver en qu medida se aleja delsistema capitalista y en qumedida lo perpeta.Definimosprimero el trabajo voluntariocomo trabajo ofrecido sin ser

    exigido y sin que se espere unequivalente monetario a cam-

    bio. Nos planteamos las sigui-entes preguntas:

    1. En un mundo capitalistadonde predominan las re-

    laciones monetarias, quhace posible que se realiceun trabajo no remunerado?

    2. De dnde nace el deseode hacer trabajo volunta-rio? Es decir, cules sonlas motivaciones de su re-alizacin?

    3. Qu lugar ocupa el tra-bajo voluntario dentro delcapitalismo?, significa unagrieta en ste?

    Para responder a estas pregun-tas, tomamos un estudio decaso: un grupo de voluntariosque trabajan con la ONG Buil-ding Dignity, o Centro para elDesarrollo con Dignidad (CED-ED), en La Encantada, Villa ElSalvador. Es una organizacinnorteamericana cuya misin

    es mejorar la oferta educativade la zona, formar y capaci-tar lderes locales, y apoyar undesarrollo generado en, y lide-rado por, los miembros de lacomunidad. Naci hace 3 aoscon dos estadounidenses y unperuano local, y ha crecido alpunto de que recibe numero-sos voluntarios extranjeros,locales, y de otras partes de

    Lima a travs de programas fi-nanciados por organizacionesinternacionales y de contac-tos locales con grupos de vo-luntariado. La informacin se

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    obtuvo a base de entrevistasa los dirigentes de la ONG y alos voluntarios participantes, ya travs de observacin parti-cipante.

    La informacin obtenida hasido analizada a partir de lasformas y categoras que ex-pone Marx en El Capital: venta(u ofrecimiento) de la fuerzade trabajo como mercanca;trabajo objetivado en dinero oen algn otro equivalente nomonetario que satisface dis-tintas necesidades; exceden-te (de tiempo y/o dinero); lasrelaciones (mercantiles y so-ciales) que se derivan del vol-untariado; el valor generadopor el trabajo, tanto para quienlo realiza como para quien sebeneficia de l; y la alienacin

    en el trabajo implcita en lasmotivaciones.

    1. En un mundo capitalista

    donde predominan las rela-

    ciones monetarias, qu hace

    posible que se realice un

    trabajo no remunerado?

    Sera imposible que, inmersosen el capitalismo y las rela-

    ciones monetarias, se genera-lizase el trabajo no remunera-do, sin cambiar drsticamentelas relaciones sociales. El vo-luntario necesita dinero para

    sobrevivir en la sociedad capi-talista, para satisfacer necesi-dades materiales como comi-da, abrigo, y refugio. Es poreso que el trabajo voluntariosiempre va acompaado deun sustento econmico exte-rior, lo cual se ve en quienesparticipan en CEDED. Son tresdirectores: Jess, uno de losdirectores fundadores, ha teni-do posiciones de liderazgo enVilla El Salvador y actualmentedirige programas de radio enuna estacin local de donderecibe un salario. Emily, la fun-dadora estadounidense, reali-za consultoras en economay desarrollo para el Banco In-teramericano de Desarrollo.Vemos que el trabajo deEmily y de Jess en CEDED noes totalmente gratuito: es de-

    cir, reciben un salario. Sin em-bargo, Emily indica que es unaremuneracin muy baja, y quesin el apoyo econmico quele brindan sus consultoras nopodra solventar sus gastos.Se ve tambin el distinto valorque su trabajo genera: por unlado, sus consultoras generanun valor de cambio, el cual ellarecibe en forma de dinero. Por

    otro lado, su trabajo en CEDEDgenera un valor de uso que esdisfrutado por los beneficiariosen tanto reciben ayuda con sustareas, talleres de liderazgo,

    o capacitaciones. Julia, final-mente, trabaja como directo-ra de programas en CEDEDgracias a una subvencin dePrinceton, organizacin quebeca a una persona cada aopara atender a la ONG. De estemodo, aunque su trabajo no

    reciba un pago por parte deCEDED, s recibe un salario porparte de la beca de Princeton,cubriendo as sus necesidades.

    Se encuentran tambin los vo-luntarios que no reciben nin-guna compensacin monetariapor su trabajo en CEDED. Acencontramos a Aldo, jovenestudiante talo-peruano quevino a Lima a visitar familia ensus vacaciones universitarias ybusc asociaciones de volun-tariado en internet, algo quehacer durante el da (Bolaos,2013). Su vida de universita-rio implica que recibe dinerode sus padres para cubrir susnecesidades, y en sus vaca-ciones nicamente busca ocu-par su tiempo. Igual es la situ-acin de Mikey, estadounidense

    estudiando en Lima a travsde un instituto de intercambiouniversitario que no solo orga-niza programas de intercambiosino que tambin pone a losestu- diantes en contacto conorganizaciones donde puedenprestar servicios de volunta-riado. As, Mikey dedica partede su dinero, ya sea proporcio-nado por sus padres, prsta-

    mos estudiantiles o ahorrospropios, a su desempeo comovoluntario. Por ltimo estel grupo de estudiantes nor-teamericanos con especialidaden Estudios Globales que hanvenido a CEDED para realizartrabajo voluntario, pagandosus propios pasajes y estada.

    Por otro lado, estn los volun-

    tarios que trabajan. Abby esuna canadiense que vino aLima cuando su esposo obtu-vo un puesto de trabajo. Traba-ja como profesora de ingls y

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    es este salario, junto con el desu esposo, lo que permite quededique su tiempo excedenteal voluntariado. Cathy es tam-bin una estadounidense quetrabaja en su embajada, con unsalario fijo, y que en su tiempolibre ayuda ofreciendo tutora

    en CEDED. Finalmente estRoxana, profesora escolar quetambin se cachuelea de dis-tintas formas porque su salariode docente no le alcanza paracubrir sus necesidades. Ella seinvolucr con CEDED a travsde una organizacin de artesdramticas en Villa El Salvador,donde realizaba trabajo volun-tario: no me pagaban, perolo haca porque me gustaba(Bolaos, 2013). As, aun cuan-do considera que su sueldo nole da suficiente para llevar lacalidad de vida que quisiera,igual dona su tiempo y trabajoa esta ONG.

    Finalmente hacemos un casoespecial de los voluntarios lo-cales de Villa El Salvador. Es-tanislao es un joven que vive

    cerca del Centro y que estudiadiseo en un instituto. Su fa-milia lo mantiene y paga porsus estudios, por lo que le esposible ayudar brindando tall-eres de arte. Roco es tambinuna joven de La Encantadaque asisti a los talleres deliderazgo y ahora estudia far-macutica en la UniversidadAlas Peruanas; en su tiempo

    libre ayuda brindando tutoraen matemticas y ciencias. Fi-nalmente est Jesusa, seoraque vende chocotejas en LaEncantada, y que brinda ta-lleres con otras seoras de lalocalidad, como preparacinde dulces y diseo de mue-cas artesanales, organizndo-las y ensendoles a elaborarestos productos para luego

    vender y generar ingresos quese reparten entre ellas.Lo que tienen en comn lamayora de estas personas esque el voluntariado no es su

    nica ocupacin, sino que lohacen con su tiempo libre. As,lo que ofrecen es no solo tra-bajo concreto, sino su tiempo.No son dueos de su tiempo,ya que tienen trabajos que sson remunerados en forma desalario, pero en su tiempo de

    ocio, el cual s les pertenece,tiempo excedente, el volun-tariado forma parte de su lla-mada recuperacin de fuerzade trabajo. La recuperacinno implica nicamente comery dormir para recuperar lasfuerzas fsicas, sino que incluyeactividades que llenen a unode manera espiritual.

    De esta manera los voluntarios,y en particular quienes traba-jan, estn sujetos al empleadoren tanto y en cuanto vendensus fuerzas de trabajo a cam-bio de un salario que les per-mite cubrir sus necesidades.Mas entre estas necesidadesse ubica el voluntariado comoforma de ayuda al prjimo ycomo auto-realizacin (inclusocuando la motivacin incluye

    razones de crecimiento per-sonal, como ya se indic); esuna necesidad que no es unamercanca y, por lo tanto, no sepuede comprar.

    2. De dnde nace el deseo

    de hacer trabajo voluntario?

    Cules son las motivaciones

    de su realizacin?

    Las razones que dieron losvoluntarios sobre sus motiva-ciones fueron varias. Comen-zamos con la fundadora, quienaunque recibe un salario mni-mo est eligiendo este trabajoen vez de otras posibilidadesms gratificantes econmica-mente. Emily co-fund BuildingDignity el 2008, y el proyectose convirti en su sueo. Mien-

    tras estudiaba una maestra enel extranjero, vena a Lima ensus vacaciones para supervi-sar la construccin y crecimien-to de CEDED, sacrificando la

    posibilidad de viajar a otroslugares. Tiene un compromi-so con el Centro; es como subeb y quiere verlo crecer.Me sera mucho ms cmodovivir en Miraflores, y salir conmis amigos en Lima. Pero esome quitara legitimidad ante la

    gente de La Encantada (Bo-laos, 2013). Como graduadade Oxford y becada mltiple,podra trabajar para una em-presa privada y ganar muchodinero, pero se contenta conobtener lo necesario para re-cuperar su fuerza de trabajo ycontinuar con su proyecto.

    Para Julia y los estudiantes deintercambio o de la Universi-dad de Minnesota, las motiva-ciones son personales, ademsdel compromiso con el cambio.La beca de Julia le ayuda aganar experiencia enseandoy en proyectos de desarrollo,as como para incluir en su CV.En cuanto a los estudiantesde Minnesota, su voluntariadocuenta como crditos para uncurso; reciben, entonces, una

    recompensa acadmica, ascomo experiencia en temas desu especialidad.

    El comn denominador entrelos voluntarios que trabajan esla motivacin de darle sentidoa sus vidas. En cambio paralos voluntarios locales la moti-vacin es el compromiso msconcreto con su comunidad

    (...) el voluntariadocomo forma de

    ayuda al prjimoy como auto-

    realizacin; es unanecesidad que no

    es una mercanca y,por lo tanto, no se

    puede comprar.

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    y el desarrollo que visualizan.Dos fueron participantes enel taller de liderazgo, y ahoraestudian en centros de edu-cacin superior en Lima, algomuy lejano a las posibilidadeseconmicas y educativas deLa Encantada. Aunque es su

    posicin econmica ventajosala que les permite estudiar, sonsus valores y principios perso-nales los que los orientan haciala solidaridad, la cual ven comouna alternativa al orden socialexistente.

    Marx escribe en una carta a supadre: La principal gua quedebe dirigirnos en la eleccinde profesin es el bienestarde la sociedad y nuestra pro-pia perfeccin La naturalezahumana est constituida detal modo, que slo podemosatender a nuestra propia per-feccin trabajando por la per-feccin y el bien de los dems(Marx, 1925).Se ve la preocu-pacin de Marx con el carctersolidario y comunitario del tra-bajo Esta idea de trabajar por

    el bienestar de la sociedadse ve reflejada en las declara-ciones de algunos voluntarios,cuyas motivaciones eran brin-dar la seguridad y apoyo a losnios en sus tareas (Mikey),promover el desarrollo de losadolescentes y darles lideaz-go para transmitir a la comu-nidad (Roco), generar respe-to y apoyo moral a los nios

    para que aprendan bien en elcolegio y puedan estudiar enla universidad y salir de estascondiciones (Roxana).

    Por otro lado, como ya se men-cion, tienen motivaciones decrecimiento personal y espi-ritual. Para Roco, es gratifi-cante ayudar a aprender []Me siento parte de la misin

    de ayudar a los nios en suspreocupaciones, y ver las bue-nas notas cuando aprenden(Bolaos, 2013). A Cathy legusta que aunque no entien-

    da mucho espaol, igual quiereestar ah porque ve la pasin yla lucha por la mejora; eso laabsorbe y la atrae a CEDED.Por su parte, Aldo valora lasnuevas amistades que ha crea-do ah, as como su aporte: veraprender a los nios es inolvi-

    dable (Bolaos, 2013).

    3. Qu lugar ocupa el trabajo

    voluntario de CEDED dentro

    de una forma de vida domi-

    nada por elcapitalismo, y enqu medida significa una gri-

    eta en ste?

    El trabajo de voluntariado noes un trabajo abstracto capi-talista, una labor obligada quese necesita desempear paraobtener una remuneracinmonetaria; es un hacer, un tra-bajo concreto, enmarcado enla solidaridad y horizontalidadque lo caracteriza. Es trabajoespecfico, concreto, porquelos voluntarios parten de sushabilidades, de lo que saben/pueden hacer, y le agregan lavoluntad de ofrecerlo sin pedir

    nada a cambio. Es valor de uso.El trabajo es determinado porlas relaciones sociales que ste

    implica. Al ser voluntario, nose trata de la fuerza de trabajocomo mercanca, tal y como elcapitalismo lo determina im-plicando una compra y ven-ta. Es una relacin diferente:se ofrece la fuerza de trabajo,ya no por su valor monetario,

    por el precio en el equivalentedinerario, sino por su valor deuso, siendo una forma distintaque se ve al tomar en cuentalas motivaciones de los volun-tarios. De esta manera, la fuer-za de trabajo que cada volun-tario trae se convierte en tra-

    bajo concreto, medido ya no demanera cuantitativa en trmi-nos de horas de trabajo, sino demanera cualitativa en trminosde los beneficios que perso-nales y externos que produce.

    Se genera una grieta en elcapitalismo, en trminos deHolloway, donde lo importanteno es qu se hace, sino cmo.Las personas y su trabajo yano son medios para un fin, sinoun fin en s, y se contraponenel compaerismo y la solidari-

    dad a las relaciones mercan-tiles. Una grieta es la creacinperfectamente comn de unespacio o momento en el queafirmamos un tipo diferentede hacer (Holloway, 2012: 112),una forma diferente de rela-cionamiento entre las perso-nas (bid.: 92).

    El trabajo realizado en CEDED

    no implica relaciones capita-listas donde se compra fuer-za de trabajo y se paga pormenos que el valor que stagenera, creando plusvalor parael comprador. El salario es bajopara quienes lo reciben e in-existente para los voluntarios,por lo que el valor de su tra-bajo no es apropiado por uncapitalista dueo de los me-

    dios de produccin, sino que esinvertido en los objetivos quetiene la organizacin: desarro-llo para la comunidad. Es decir,este trabajo no se mide en va-

    Es una relacindiferente: se

    ofrece la fuerza detrabajo, ya no porsu valor monetario,

    por el precio enel equivalente

    dinerario, sino porsu valor de uso,

    siendo una formadistinta que se ve altomar en cuenta lasmotivaciones de los

    voluntarios.

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    lor de cambio, sino en valor deuso para los beneficiarios de

    CEDED. Las relaciones entrelos productos, entre el trabajoofrecido por los voluntarios, yla ONG y los beneficiarios, sondistintas a las relaciones capi-talistas donde el obrero bus-ca nicamente su salario. Aclos beneficios son buscadosy percibidos por todos, tantolos voluntarios como aqullospara quienes se trabaja.

    Cabe enfatizar que CEDED,como organizacin sin finesde lucro, presenta una nue-va concepcin a la nocin deplusvalor y plustrabajo. Elplusvalor que generan Emilyy Jess como asalariados, sibien es apropiado por la ONG,contribuye a los objetivos dela organizacin, as como a susobjetivos como directores y, a

    la vez, asalariados de la misma.Marx habla de la enajenacinque ocurre en el capitalismo,

    donde el hombre como pro-ductor es alienado su actividad

    y del producto de sta. Para losvoluntarios que tienen ademsun trabajo remunerado, ocurreque este trabajo no les bastavitalmente. No trabajan paras mismos, para satisfacer suspropias necesidades directa-mente, sino para recibir un sa-lario, por lo que dicho trabajoles es ajeno. De igual manera,lo que su trabajo produce es

    tambin ajeno, ya que no lespertenece y no pueden usar-lo para satisfacer sus necesi-dades primarias. Todo estocambia en CEDED, donde eltrabajo es propio de quien lorealiza, y el producto lo per-cibe directamente y sirve paracubrir la necesidad motivadorade ese trabajo. Se ve que tantolos voluntarios como quienesreciben un pago monetario es-

    tn en contacto directo con elproducto de su trabajo. Ya noes una labor obligatoria con

    fuente:difusin

    una connotacin negativa, sinoun hacer que los llena espiri-

    tualmente y cuyo valor perci-ben directamente. Asimismo,el trabajo ya no es una laborque se debe realizar para ob-tener dinero de subsistencia,sino una eleccin gratificante.

    Conclusiones

    Surge, entonces, la pregunta:

    Cmo se diferencia el trabajorealizado en forma de volun-tariado, del trabajo como meramercanca en una sociedadcapitalista? Erik Wright ofreceuna visin del sistema socialasemejndolo a un ecosistema,con distintas partes que inter-actan. Pueden estar en equi-librio, pero pueden tambintener partes que amenazanesta estabilidad. As, una

    economa puede ser descri-ta como capitalista porque elcapitalismo es la forma domi-

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    nuevas capacidades, o cuandolos graduados del taller de li-derazgo regresan como volun-tarios comprometidos. Por unlado, la labor de CEDED tieneun aire de reformismo, ya quebusca generar oportunidadesde educacin, crecimiento y

    emprendedurismopara que losparticipantes tengan mejoresoportunidades al insertarseen el mundo laboral. Comodijo Jesusa, busca hacer ma-mitas empresarias que pon-gan su pequeo negocio, esoes lo bueno y lo nico. Apo-yar a jvenes emprendedores.Como dice el dicho, no le despescado; haz que pesquen. Ascomienzan con capital, ganansu porcentaje, crece el capital,y aprenden a surgir, a crecer(Bolaos, 2013).

    CEDED es visto como unaforma de insertar a los resi-dentes de La Encantada en laeconoma capitalista que porel momento parece tenerlosolvidados. El Estado comoproveedor de servicios llega de

    forma limitada, especialmentea travs de un sistema educa-tivo deficiente. Esta insuficien-cia abre el espacio para nuevasentidades que se presentancomo protagonistas del cam-bio social (Gutirrez, 2001:73), ofreciendo proyectos dediversos tipos entre los que seencuentran los programas dedesarrollo. CEDED forma par-

    te del surgimiento de mltiplesactores del tercer sector de laeconoma, organizaciones sinfines de lucro buscan impul-sar propuestas en beneficiode terceros sobre aspectos otemas descuidados o deficien-temente trabajados [por el Es-tado] (Bobadilla, 2005: 38).De esta manera, con la ayuda

    del trabajo voluntario, se bus-ca cubrir los vacos del merca-do que el Estado no atiende,finalmente reproduciendo yperpetuando un sistema queresulta en exclusiones.Pero por otro lado, CEDED esuna grieta en el capitalismo

    debido a su forma de hacer ylas relaciones que implica. Es-tas relaciones no son capita-listas: los voluntarios ofrecensu trabajo sin recibir un equi-valente dinerario, sino algunacontraparte ya sea en formade autosatisfaccin, experien-cia y prestigio laboral o crdi-tos universitarios, o la dichade haber ayudado. Su trabajogenera un valor de uso y no unvalor de cambio, y no se ena-jenan del producto sino quelo ven crecer (Wright, 2013).Mientras que no est explci-to el rechazo al capitalismo ensu totalidad, s est implcito elcuestionamiento al orden so-cial en el simple hecho de quelos voluntarios y los beneficia-rios reconozcan la necesidadde la ONG. Las utopas reales

    no pueden desplazar muy lejosal capitalismo, sino que abrenun espacio dentro de l, unaalternativa al modo capitalis-ta de trabajar por una ganan-cia monetaria: una alternati-va al cash nexus. En trminosde Holloway, es una grieta enel sistema, pues el trabajo sehace como fin en s: los volun-tarios hacen lo que les gusta y

    gratifica, y de paso ayudan aquienes lo necesitan.__

    nante, pero puede haber otrasformas econmicas que ocu-pan nichos dentro de esteecosistema (Wright, 2013). Enbase a esto propone utopasreales, donde se concibe unmundo social alternativo queexprese ideales emancipato-rios y busque innovacionessociales que puedan recrearseen el mundo actual y que nospuedan llevar hacia dicha alter-nativa. Esto se distingue de lasreformas que solamente bus-can mejorar las institucionesexistentes y neutralizar eldao que puedan provocar.

    En CEDED, la forma de realizarlas actividades es innovadora alhacerse de manera voluntaria yno capitalista, donde el trabajono es remunerado con dinero

    para quien lo realiza sino quesu valor es dirigido hacia otrosen pos de su desarrollo. Aun-que por el momento no tenganuna evaluacin metdica delos resultados, las mejoras edu-cativas y de liderazgo son per-cibidas en el da-a-da, cuandolos nios entienden sus tareas,cuando las madres aprenden

    CEDED es una grietaen el capitalismodebido a su forma dehacer y las relacionesque implica. Estasrelaciones no soncapitalistas: losvoluntarios ofrecensu trabajo sin recibirun equivalentedinerario (...)

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    BIBLIOGRAFA

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    Catlica del Per, Facultad de Ciencias SocialesGUTIERREZ RESA, Antonio 2001 Sociologa y tica delvoluntariado. Marco terico. s/l: GOBIERNO DE ESPAA:MINISTERIO DE EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL. Revista DelMinisterio de Trabajo y Asuntos Sociales. pp.71-86. Consulta: 15 dejulio del 2013.Holloway, John 2012 Agrietar el capitalismo: El hacer contra eltrabajo. Lima: Programa Democracia y Transformacin Global.MARX, Karl 2010 [1844] El salario En: Manuscritos econmicos

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    Entrevistas

    BOLAOS, Natalia 2013 Conversacin con voluntarios de CEDED.Entrevista grupal del 5 de junio a Abby, Aldo, Cathy, Emily, Julia,Mikey, Roco, Roxana, y Estanislao.

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