boletin perseverancia
TRANSCRIPT
COMUNIDAD NORMALISTA BUSCANDO CALIDAD DE VIDA
¿ Qué es la perseverancia?
Para ser perseverantes...
La perseverancia es el aliento o la fuerza interior que nos permite llevar a buen
término las cosas que emprendemos. Los que son perseverantes tienen una
alta motivación y un profundo sentido
del compromiso que les impiden abando-
nar las tareas que comienzan, los ani-
man a trabajar hasta el final. Para ser
perseverantes es una gran ayuda ser
disciplinados y decididos. La perseve-
rancia es una gran cualidad común a
las personas de carácter sólido, muchas
de ellas líderes en su campo de acción,
que lejos de amilanarse frente a las difi-
cultades o a la adversidad, se engrande-
cen y redoblan sus esfuerzos, con gran
determinación, para conseguir los objeti-
vos que se han fijado. Si creemos en lo
que hacemos y nos armamos de paciencia para sortear los obstáculos que se
nos presentan en el camino, si no perdemos nuestras metas y luchamos contra
el cansancio o el desánimo, sentiremos una incomparable satisfacción cuando
tengamos ante nosotros el fruto de nuestro esfuerzo.
Ejercitemos diariamente nuestra fuerza de voluntad lu-
chando contra la pereza, la negligencia y el descuido.
Formemos en los niños y niñas una gran disciplina para
que puedan persistir en sus deseos, fortaleza de carácter
para que no se derrumben frente a sus obstáculos y una
buena dosis de claridad que les permita comprender que
en un mundo donde la competencia es tan grande sólo
tienen éxito quienes más se preparan y más persisten-
cia tienen.
PERSEVERANCIA
Contenido:
¿Qué es la perseve-rancia?
1
Para ser perseveran-tes
1
La inconstancia 2
Obstáculos para la inconstancia
2
Demóstenes, el ora-dor tartamudo.
3
Curiosidades 4
Sopa de letras 4
"En la vida nunca
bajes los brazos, por-que el hombre mas
grande del mundo
murió con los brazos
en alto"...
Agosto 28– septiembre 21
Boletín Nº5
Obstáculos para la perseverancia
La inconstancia está asociada a la falta de clari-
dad y a la incapacidad de terminar las cosas que
se empiezan. Las personas inconstantes no asu-
men con la debida seriedad sus compromisos, y
suelen abandonar a mitad de camino o recién
comenzadas las actividades que emprenden. Su
fuerza de voluntad es escasa, y se dejan llevar
con facilidad por sus estados de ánimo. Las du-
das, las vacilaciones, los titubeos, los aplaza-
mientos son característicos de su manera de tra-
bajar y en la mayoría de los casos echan a per-
der sus esfuerzos. Para culminar debidamente
un trabajo es necesario hacer acopio de pacien-
cia, constancia y determinación, de las cuales
carecen las personas inconstantes, quienes rara vez sienten la pro-
funda satisfacción de la labor cumplida y terminan perdiéndose en la
frustración o la mediocridad.
La inconstancia
Los engañosos modelos de éxito y de trabajo que ofrecen algu-
nos triunfadores precoces, que hacen creer a los jóvenes que
hay formas fáciles, placenteras y rápidas de ganar dinero, como
parecen demostrarlo sus ídolos a través de los medios de comu-
nicación.
Los adolescentes que, como consecuencia de lo anterior, bus-
can explotar su belleza física para conseguir fama y dinero rá-
pidamente, olvidándose de los valores que se inculcan a través
del esfuerzo, la disciplina y el trabajo.
Página 2 Comunidad normalista buscando calidad de vida
‘”Los perseverantes son pacientes, disciplinados,
decididos, valientes, responsables.”
‘’Los inconstantes son faltos de voluntad,
caprichosos, impacientes,
indecisos, mediocres.’’
Demóstenes, el orador tartamudo
Demóstenes (384 a C– 322 a C)
El joven Demóstenes soñaba con ser un gran orador, sin embargo este propósito
parecía una locura desde todo punto de vista. Su trabajo era humilde, y de exte-
nuantes horas a la intemperie.
No tenía el dinero para pagar a sus maestros, ni ningún tipo de conocimientos.
Además tenía otra gran limitación: Era tartamudo.
Demóstenes sabía que la persistencia y la tenacidad hacen milagros y, cultivan-
do estas virtudes, pudo asistir a los discursos de los oradores y filósofos más
prominentes de la época.
Hasta tuvo la oportunidad de ver al mismísimo Platón exponer sus teorías.
Ansioso por empezar, no perdió tiempo en preparar su primer discurso.
Su entusiasmo duro poco: La presentación fue un desastre. A la tercera frase fue
interrumpido por los gritos de protesta de la audiencia:
- ¿Para qué nos repite diez veces la misma frase?
-dijo un hombre seguido de las carcajadas del público.
- ¡Hable más alto! -exclamó otro-. No se escucha,
¡ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!
Las burlas acentuaron el nerviosismo y el tartamudeo de Demóstenes, quien se retiró entre los abucheos sin
siquiera terminar su discurso.
Cualquier otra persona hubiera olvidado sus sueños para siempre. Fueron muchos los que le aconsejaron -y
muchos otros los que lo humillaron- para que desistiera de tan absurdo propósito. En vez de sentirse desani-
mado, Demóstenes tomaba esas afirmaciones como un desafió, como un juego que él quería ganar. Usaba la
frustración para agrandarse, para llenarse de fuerza, para mirar más lejos. Sabía que los premios de la vida
eran para quienes tenían la paciencia y persistencia de saber crecer.
- Tengo que trabajar en mi estilo.- se decía a sí
mismo.
Así fue que se embarcó en la aventura de hacer todo lo necesario para superar las adversas circunstancias
que lo rodeaban.
Se afeitó la cabeza, para así resistir la tentación de salir a las calles. De este modo, día a día, se aislaba hasta
el amanecer practicando. En los atardeceres corría por las playas, gritándole al sol con todas sus fuerzas,
para así ejercitar sus pulmones. Más entrada la noche, se llenaba la boca con piedras y se ponía un cuchillo
afilado entre los dientes para forzarse a hablar sin tartamudear.
Al regresar a la casa se paraba durante horas frente a un espejo para mejorar su postura y sus gestos.
Así pasaron meses y años, antes de que de que reapareciera de nuevo ante la asamblea defendiendo con éxito
a un fabricante de lámparas, a quien sus ingratos hijos le querían arrebatar su patrimonio.
En esta ocasión la seguridad, la elocuencia y la sabiduría de Demóstenes fue ovacionada por el público hasta
el cansancio.
Demóstenes fue posteriormente elegido como embajador de
la ciudad. Su persistencia convirtió las piedras del camino en las rocas sobre las cuales levantó sus sueños.
Página 3 Boletín Nº5
Tú lo sabes: cuando realmente has sido
persistente y has mantenido tu compromiso, muchas veces en tu vida, has convertido en
posible lo imposible. Nunca lo olvides.
La perseverancia de estos personajes hizo la diferen-cia. Woody Allen: Guionista premiado por la Academia, producir, director, actor, no logró aprobar en producción cinematográfica en la Universidad de Nueva York.
Malcolm Forbes: Editor en jefe de la revista FORBES, una de las principales publicaciones del mundo, no logró integrar el equipo de THE PRINCETONIAN, el periódico de la Universidad de Princeton. León Uris: autor, erudito y filósofo, reprobado en inglés tres veces en la escuela secundaria. "Me alegro de que el inglés no tenga nada que ver con la literatura", dijo.
Liv Ullman: dos veces nominada por la Academia como mejor actriz, fracasó en la prueba para integrar la Escuela de Teatro de Norwaly... los profesores dijeron que no tenía talento. Albert Einstein: físico y premio Nobel, reprobó sus exámenes de ingreso en la Universidad y era un mal estudiante en mate-máticas.
Sabías que ...
EQUIPO DINAMIZADOR
COORDINACIÓN DE CONVIVEN-CIA: Edith Alicia Cerra Acosta
COORDINACIÓN DE BÁSICA PRI-MARIA: Paola Andrea Tobar Marín
DOCENTE COORDINADORA DEL PROYECTO: Luz Marina Triana Co-rrea
DOCENTES DE BASICA PRIMA-RIA: Margarita Rojas (Pre-escolar 03), Shirley Gutiérrez Jiménez (2°), Adriana Carolina Hernández Alba (3°), Yesenia Luengas Suárez (4°), Enith Zurlliny Arrieta Walteros (5°)
DOCENTES DE ETICA SECUNDA-RIA: Gloria Díaz (11°, 10°), Isabel Martínez (9°).
Doc. Audrey Tamayo (8° y 6°), Miriam Sánchez (7°).
ESTUDIANTES: Formación Com-plementaria Otras Modalidades 3°Semestre y 11° grado
Bibliografía El Libro de los Valores. CASA EDITORIAL EL TIEMPO. Bogotá , 2.002. 122 -127 pp.
“Sin Prisa, pero sin descanso”
-Johann Wolfang Van Goethe